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Después pasamos a vivir a la finca que estaba a solo diez minutos del casco
urbano y ubicada frente al batallón del ejército. Llegue a la escuela, donde
la educación era netamente tradicional y se corregía a los estudiantes con
azotes con barritas de café, todavía se lo recuerdo a la esposa de un tío que
fue mi profesora de primero, se estudiaba todo el día, mañana y tarde, se
recibía el almuerzo al medio día. Académicamente recuerdo que tenía una
letra deficiente y me realizaban las correcciones pertinentes, de los patios
de juegos si que acuerdo, habían tres, 2 pequeños y uno grande donde
jugaban los mayores, señores casi como mi papa y mi mama. En las horas
libres se realizaba tertulia donde la abuela, ella contaban todo tipo de
historias de suspenso, terror y susto (del diablo, apariciones, castigos
divinos como el del niño que trato mal a su madre y se lo comió la tierra),
tratándonos y lograba educarnos a través del terror y el miedo de sus
historias. También con mis amigos jugábamos en la finca, Corríamos con el
perro y cuando se moría llorábamos y le realizábamos las respectivas
honras fúnebres, nos subíamos en los arboles a coger guayabas y naranjas
que habían dentro de la finca y con las caucheras nos convertíamos en
verdaderos cazadores, (hasta que mi mama nos veía) en fin nunca escuche
nada sobre el conflicto que tiene Colombia, me imagino que eran tan
evidentes que nunca sospeche nada de ellos.
A partir de allí comienza una odisea educativa familiar, en segundo de
primaria por falta de docentes me enviaron a donde la abuela paterna al
municipio de planadas a terminar el año lectivo. Al ver esta situación mi
padre y en miras de proporcionarle un futuro mejor a sus hijos, decide
enviarnos a la ciudad, donde encontraríamos colegios y universidades para
continuar el estudio, llegamos a Cajamarca y estudie en el colegio Bienestar
y mis dos hermanas semi- internas en el Colegio Rosario, concluía el
segundo de primaria y tan solo estuvimos seis meses y nos trasladamos
para Armenia, recuerdo que estudiaba en un colegio oficial y me gustaba ir
a la casa de una hermana a leer y a ver diferentes cuentos que eran
comentados en cassetes. También recuerdo que los sábados eran de castigo
hasta que me aprendiera las tablas de multiplicar y me dejaban en el patio
sin poder ver los programas de la televisión, como los Superamigos, flash,
los pitufos y gargamen, el capitán planeta, el llanero solitario, el auto
fantástico, el súper agente 86, el hombre increíble, la mujer biónica, el
correcaminos, automan, lobo de aire y por supuesto los duques de hazard y
su comandante rosco, entre otros, pero fue una buena estrategia pronto
recitaba las tablas de multiplicar al derecho y al revés.