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Actitud

Una sonrisa en tu rostro


Las cosas que vives día a día ponen en relación dos
elementos. Por un lado están los acontecimientos
tareas y actividades por otro, la forma en que tú los
llevas a cabo los enfrentas o respondes a ellos. La
variedad de reacciones que puedes tener es muy
amplia y ese conjunto es lo que llamamos actitud.
Veamos un ejemplo cercano: El salón de clases el
ambiente es el mismo para ti y tus compañeros la
maestra o el maestro imparten la misma clase para
todos incluso, por el uniforme; tu y tus compañeros
parecen semejantes. Sin embargo cada uno tiene
actitudes distintas con respecto a las situación:
algunos participan constantemente y otros nunca
algunos son muy disciplinados y otros siempre esta
distraídos; algunos son muy simpáticos y amigables,
otros son callados y peleoneros algunos son generoso
y otros egoístas; algunos son bondadosos y otros no
las experiencias
Las experiencias que viven dependen de condiciones
que comparten otro pero también de su propia forma
de manejarlas. Sin un alumno llega de mal humor a la
escuela lo que podemos llamar una “Actitud negativa”,
el día será difícil para el y sus compañeros. Pero si
llega contento y ofrece una sonrisa, un día común se
vuelve extraordinario. Esa es una “Actitud positiva”,
por lo beneficios que significa.
La hora de las grandes
pruebas
En las actividades normales los efectos de una buena
actitud son inmediatos: una actitud compresiva te
ayuda a conseguir amigos, Una actitud amable
permite que los otros te ayuden, una actitud valiente
te apoya para superar los obstáculos. A la larga, esto
suma de buenas actitudes a una forma positiva. En
contraste, las actitudes descorteses, incomprensivas y
groseras hacen que las personas vivan tristes y solas.
La importancia de las actitudes se vuelven aun mayor
cundo enfrentamos cosas que no pueden cambiarse,
como un acontecimiento triste, una falla que hemos
cometido la muerte de una persona querida. En estos
casos la actitud negativa seria solo llorar ya enojarte.
La actitud positiva consistirá en comprender que si
esos problemas no tienen remedio, tú puedes cambiar
la forma en que los miras y convertirlos en
oportunidades de crecimientos. Por ejemplo dos
alumnas reprueban una materia. Una de ellas se
queda amargada por lo que se ocurrió y dar todo por
perdido. La otra sabe que tiene una nueva posibilidad
y se empeña en no repetir los errores del año pasado.
¿Quién sale ganando? La segunda alumna, pues con
su actitud convirtió el hecho de reprobar en un
aprendizaje. Recuérdalo siempre:
De tu actitud depende el éxito o el fracaso en tu vida.

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