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Cultura, Historia, Filosofía y Arte

Año 1 | Número 3 | Otoño 2008

Grupo Cultural Ouroboros


directorio Índice
DIRECCIÓ N EDITORIAL & DISEÑ O
Adrián Franco 1 OTOÑO 2008 por Adrián Franco
Andrés Briseño
Manuel del Riego 2 EMILE CIORAN por Adrián Franco

CONSEJO EDITORIAL 4 ESCLAVO ALBEDRÍO por José Félix Bonilla Sánchez


Rodrigo Alemany
Mauricio Chalons
Filiberto García 5 ¿POR QUÉ? por Adso Eduardo Gutiérrez Espinoza
Jorge Hinojosa
Miguel Mouriño 6 VOX POPULI por Rodrigo Alemany

ARTE GRÁ FICO 7 LA PERSPECTIVA CELESTE por Carmen Izquierdo


Van Gogh Museum, Amsterdam: portada Álvarez
Jorge Hinojosa: contraportada
Luis Gerardo Monsiváis Guzmán: pp. 1, 8 CAMPO DE REFUGIADOS DE KRAVICA: LA
6, 13, 14, 15, 16, 17, 18 BARBARIE DEL OLVIDO por Mauricio Chalons
Juan Antonio Monsiváis Guzmán: pp. 4,
5, 7, 12, 19
Mauricio Chalons: pp. 8, 9 10 CAFÉ LITERARIO
12 ADORACIÓN DEL ALMA, CABELLO NEGRO por
Los textos y arte gráfico Manuel del Riego
aquí publicados son en su totalidad
responsabilidad de su autores.
© Van Gogh Museum 13 CONSIDERACIONES SOBRE LA COTIDIANA
© Jorge Hinojosa MUERTE por Patricia Ochoa Sánchez
© Luis Gerardo Monsiváis Guzmán
© Juan Antonio Monsiváis Guzmán
© Adrián Franco 15 CHOLO por Enrique Layna
© José Félix Bonilla Sánchez
© Adso Eduardo Gutiérrez Espinoza 17 SÓLO UNA CARTA (2.0) por Andrés Méndez Palacios
© Rodrigo Alemany
Macedo
© Carmen Izquierdo Álvarez
© Mauricio Chalons
© Manuel del Riego 18 RÉQUIEM PARA MI ABUELO por Andrés Briseño
© Patricia Ochoa Sánchez Hernández
© Enrique Layna
© Andrés Méndez Palacios Macedo
© Andrés Briseño Hernández
20 CAUSAS DE MUERTE EN LA FILOSOFÍA
© D.H. Mellhor

ARTE GRÁ FICO


Ágora Luis Gerardo Monsiváis Guzmán (Moroleón, Gto., 1985) Diseñador
Año 1, No. 3, Otoño 2008 Gráfico por la UNIVER, Zacatecas. Ha publicado obra gráfica en la revista
Publicación trimestral del Puntos Suspensivos (Zacatecas).
Grupo Cultural Ouroboros. Juan Antonio Monsiváis Guzmán, Cheto (Celaya, Gto., 1987)
Los artículos no firmados son Actualmente estudia diseño de moda en la Universidad de Durango
responsabilidad de los editores. campus Zacatecas.
Registro en trámite. Ágora 1
PORTADA: CRÁ NEO CON CIGARRILLO ENCENDIDO (1886)
Vincent Van Gogh (1853-1890)
COMENTARIOS, SUGERENCIAS
Y COLABORACIONES
CONTRAPORTADA: ÁNGEL (2004)
Jorge Hinojosa (Cd. de México, 1975) Lic. en Artes Plásticas por la
http://agora-revista.blogspot.com Universidad de Guanajuato. Ha expuesto obra pictográfica y fotográfica
ouroborosmx@yahoo.com en Guanajuato, Guadalajara y Monterrey, donde actualmente reside.
«La muerte no es nada para
nosotros, porque mientras vivimos,
no existe la muerte, y cuando la
muerte existe, ya no somos»
Epicuro
(341 a.C.-270 a.C.)
Otoño 2008
ADRIÁN FRANCO

D ecir que para sabernos vivos sólo basta contemplar el mosaico multicolor de la
naturaleza y aspirar su aire impregnado de la savia primigenia, es tanto como
afirmar que el sentido de la trascendencia de la vida rebota continuamente entre los
muros de la impasible realidad que nos contiene. La búsqueda de su función de ser
como condición primordial de la conciencia no puede concebirse únicamente desde la
circunstancia que ocupa en sí. Una estricta definición de ser vivo, brindada por Carl
Sagan, lo describe como «cualquier sistema capaz de reproducirse, mutar y de
reproducir sus mutaciones». En un tono más filosófico que técnico, los griegos
proponían que no es mortal quien muere, sino quien conoce y acepta la certeza de su
muerte y por lo tanto manifiesta una reacción hacia ésta.

Si bien Platón señala una contradicción en el temor humano hacia la muerte


(dado que nada conocemos de ésta y por lo tanto el saber infundado acarrea un
temor igualmente inconsistente), Aristóteles racionaliza el sentido de la vida ante
su temporalidad mediante elementos éticos que no alcanzan a fundamentar una
razón más que en el orden universal determinado por un tipo de voluntad divina.
Más tarde San Agustín establece el camino de la fe cristiana como ruta racional
infalible en la búsqueda del significado del ser, y mil seiscientos años después el
existencialismo revierte esta consideración al colocar al individuo en el centro
de las decisiones que determinan la función de su propia existencia.

Antes que establecer cuál corriente filosófica posee el mayor grado de certeza, es preciso reconocer
el afán de trascendencia individual como común denominador entre ellas. No obstante la sugerida
intervención divina para avenirnos vida eterna en el establecimiento de un orden universal cuya
comprensión no nos será asequible en tanto no hayamos cruzado el umbral de nuestra muerte, lo
cierto es que ésta, más que tranquilizarnos, continúa infundiéndonos de latente zozobra. La razón
bien podría explicarse en la manera como enfocamos nuestra percepción de la realidad: ¿Vemos al
mundo tal cual es, o como de acuerdo a nuestras costumbres y creencias debería de ser?

Si el fin último de nuestra existencia terrenal se basa en la búsqueda de la


trascendencia mediante las decisiones asumidas, y si éstas a su vez dependerán de
nuestra lectura de la realidad, resulta entonces elemental la pulcritud de nuestro juicio
en la interpretación de la misma para así adoptar, de manera racional, un equilibrado
código de certezas en vez de un cúmulo de mitos infundados para brindar su justo
valor a la vida antes que dilucidar el fondo oculto tras umbral de la muerte.

Cuestionar nuestras creencias antes que confirmarlas en testimonios de improbable


procedencia, concederle al azar el papel que invariablemente ocupa en una serie de
eventos cualquiera, dudar racionalmente de nuestros sentidos al interpretar la
realidad en tanto que nuestra capacidad de percepción es fisiológicamente limitada, y
sobre todo —y en todo momento— evitar la sobre simplificación de nuestros
pensamientos haciéndonos de más de una primera impresión de las cosas, son
hábitos que más que deshumanizarnos, brindan grados de certeza por encima de lo
intuitivo no obstante lo reconfortante que éste pudiera resultar.

Las antiguas escrituras nos invitan a creer que «la mejor arma del diablo es el
engaño». No olvidemos que, en ocasiones, también lo es de la esperanza.

Ágora 1
Emile Cioran ADRIÁN FRANCO

L a soledad es insoportable, a solas conmigo mismo, a

solas con mis pensamientos.

No sé cómo distraerlos, cómo atontarlos para que no me

atormenten. Surge entonces la rabia ante la impotencia, y la

agresividad es un pequeño paso que doy en ese estado.

Sentirse solo y estar solo no es lo mismo, pero en mi caso, sí,

me siento solo aún cuando no estoy solo, pero lo siento mucho

más cuando esa soledad es también física.

¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven

en un sueño de idiotas del que no quieren despertar (cosa que no

les reprocho), o soy yo el estúpido que cree ver demasiado, sin

ver nada?

Sea cual sea la respuesta, puedo decir que nunca he pedido

estar aquí y aún estando aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer

ruido, sin que se note mi ausencia, como si nunca hubiera estado.

Y de esa manera, sentir la ilusión de no haber existido nunca.

Tormento

2 Ágora
El pesimista debe inventarse cada día nuevas
razones de existir: es una víctima del «sentido» de
la vida. C omo una inesperada desgarradura impuesta al fino
telar de los sistemas metafísicos y filosóficos, la obra
de Emile Michel Cioran (Rumania, 1911-1995) infunde a la
Fuera de la dilatación del yo, fruto de la parálisis
general, no existe ningún remedio contra las crisis
del abatimiento, contra la asfixia de la nada, historia del pensamiento humano —a manera de paradójico
contra el horror de no ser más que un alma dentro
de un salivazo. rescate en el instante previo a la lucidez de la caída— una
Don Quijote representa la juventud de una loable sensación de agotamiento. Así como Nietzsche anuló la
civilización: él se inventaba acontecimientos;
nosotros no sabemos como escapar a los que nos idea de dios, Foucault criticó la razón teórica del racionalismo
acosan.
cartesiano, Habermas hace lo propio con las tres esferas
Dichosos esos frailes que, al final de la Edad
Media, corrían de ciudad en ciudad anunciando el básicas de Kant —ciencia, moral y estética— en la función de
fin del mundo. Poco les importaba que sus
profecías tardaran en cumplirse. Podían reintegrarlas hacia un positivismo por la emancipación de la
desmandarse, dar rienda suelta a sus terrores,
descargarlos sobre las muchedumbres; terapéutica verdad en poder del Estado, del mismo modo que Marx
ilusoria en una época como la nuestra, en la que el
pánico, introducido en las costumbres, ha perdido concibe a la filosofía como sistema integral armónico sucesor
sus virtudes.
de las religiones, la transición de la filosofía clásica a la
El prejuicio del honor es propio de las
civilizaciones rudimentarias. Cesa con la modernidad podría sintetizarse en un factor común: la
aparición de la lucidez, con el reinado de los
cobardes, de aquellos que, habiéndolo deconstrucción de paradigmas mediante la crítica analítica y
«comprendido» todo, no tienen ya nada que
defender. su consecuente abolición de la grandiosidad estética. Y es
Nadie puede conservar su soledad si no sabe precisamente en este punto, en el umbral indeciso de la
hacerse odioso.
posmodernidad en ciernes, donde Cioran toma su lugar en el
Constituye una gran injuria contra el hombre
pensar que para destruirse necesita una ayuda, un universo pensante, no como emisario de una panacea
destino... ¿No ha gastado ya lo mejor de su talento
en liquidar su propia leyenda? En ese rechazo de ideológica, sino más bien como la llave de una nueva caja de
durar, en ese horror de sí mismo, reside su excusa
o, como se decía antes, su «grandeza». Pandora en cuyo interior, tan oscura y pesimista como el
Si la Historia tuviera una finalidad, qué abismo de la deconstrucción de la filosofía, se distingue la
lamentable sería el destino de quienes no hemos
hecho nada en la vida. Pero en medio del absurdo contradicción de todo mediante una desmoralización en cuya
general nos alzamos triunfadores, piltrafas
ineficaces, canallas orgullosos de haber tenido violenta claridad conjuga la fatalidad de seguir existiendo, con
razón.
la fuerza vital de una literatura en cuyo estremecimiento nos
Tanto he mimado la idea de la fatalidad, a costa
de tan grandes sacrificios la he alimentado, que ha redescubrimos vivos. Cuando se le cuestionó si estaba en
acabado por encarnarse: de la abstracción que era,
ahora palpita irguiéndose ante mí, aplastándome desacuerdo con todo lo acontecido desde 1920, Cioran, lúcido
con toda la vida que le he dado.
y elocuente, respondió, «No, desde Adán».
Antes se pasaba con gravedad de una
contradicción a otra; ahora sufrimos tantas a la Maestro del aforismo como forma de expresión
vez que no sabemos ya por cuál interesarnos ni
cuál resolver. proporcional a la agudeza de su pensamiento, a Cioran se lo
Una naturaleza religiosa se define menos por sus podría reconocer como una perspicaz contradicción de sí
convicciones que por su necesidad de prolongar
sus sufrimientos más allá de la muerte. mismo, protagonista clave en la cada vez mayor desavenencia
Silogismos de la amargura (1952) del hombre ante sí y ante su dios.

Ágora 3
Esclavo Albedrío JOSÉ FÉLIX BONILLA SÁNCHEZ

No conoció su final, no supo del jaque «No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino
fulminante; pero hubo muchas cosas que no saben que un rigor adamantino
sí supo (o creyó saber), entre las que se sujeta su albedrío y su jornada»
pueden mencionar las siguientes. J. L. Borges

V ayan al frente; yo permaneceré en la


retaguardia para protegerlos. Y luchen
con esmero; puede que su vida esté de por medio.
No permitiré que invadan mi espacio, sólo yo
debo quedar resguardado en caso necesario; no puede
haber más que un rey, de otro modo no sería tal.
Debo infundirles ánimo; al fin y al cabo, Aunque no recuerdo cómo es que llegué a ser
cuando mueran ni cuenta se darán. Por otra parte, lo que soy, sé que debió ser algo grandioso, y es esa
nunca sabrán que su lucha fue por mí, por protegerme, grandeza la que me hará perdurar. No puedo terminar
cuidarme, complacerme. así, de pronto, como todos ellos. Pobres, lo bueno es
Qué extraño que así les suceda. Y pensar que que desconocen su miseria; si conocieran la verdad no
probablemente se crean libres; siempre les conmino: quiero ni pensar lo que ocurriría.
«vamos a buscar la libertad», pero no les digo que la Yo existo por encima de todos, puedo saber lo
hayamos encontrado ya o que la habremos de hallar que está pasando. Ahora mismo puedo ver a ese caballo
después. Así son felices, trabajando por mí, luchando caer y sé que aquel otro habrá de correr esa misma
por mí, viviendo… suerte tarde o temprano, pues para la gloria de uno solo
es necesario el sufrimiento de muchos otros, y ellos así
—Su Majestad, perdón por sacarlo de sus lo aceptan con resignación; qué más pueden hacer. Y si
meditaciones, pero hay un asunto delicado que se rebelaran contra mí, ¿acaso creen que les espera otra
demanda su atención. suerte, pensarían que en verdad tienen un aliado,
—¿Qué sucede? alguien para protegerlos?

—Están a punto de acabar con todos los del —Alfiles, ¿quién sino yo les ha brindado ese
frente. glorioso nombre y los ha mantenido aquí, en mi
—Pues bien, si así tiene que ser, que mueran cercanía? Ustedes son y serán mis más preciados
con dignidad, con orgullo. guerreros, y ahora que todos nuestros batallones han
sido destruidos, se los digo: vayan, acaben con nuestros
—¿Y usted? ¿Qué va a pasar con usted? enemigos. Estén tranquilos, pues la reina y yo
—No se preocupen, aún hay escuadrones cubriremos sus espaldas.
dispuestos a defenderme. Y si ustedes pelean con valor Helos ahí, obedientes como siempre. Si les
hasta el final servirá de ejemplo para ellos, de modo dijera «cuélguense por mí» ¿acaso lo pensarían dos
que, si es preciso, mueran también por mí. veces? Ahora me parece que todo esto sucede sólo para
—Como ordene Su Majestad. que se pueda manifestar y magnificar mi gloria y mi
grandeza. ¡Qué más da la vida de tantos y tantos
Así me gusta, que no opongan resistencia a mis hombres como ellos!
órdenes. No se preocupen, pronto serán —¡Acaben con los enemigos, mis gloriosos
recompensados, sus esfuerzos se verán coronados y su guerreros!
recompensa durará eternamente.
—¿Pero qué sucede? ¿Qué escándalo es ese? Han estado siempre cerca, en cualquier
momento podrían convertirse en mis enemigos; de
—Una de las torres que usted mandó levantar hecho, ya casi puedo considerarlos así. ¡Ah, qué grande
ha sido destruida y la otra está en grave peligro. soy! ¡Ahora entiendo por qué han de morir! Su hora ha
—Pase lo que pase continúen luchando; no llegado, me siento como si ello dependiera de mí, como
hay hacia dónde retroceder. si sus destinos estuvieran aquí, en mis propias manos.

Ágora
4 Ágora
¿Qué es la muerte cuando soy yo quien la
controla? Me había parecido antes tan grande, pero ahora
la he empequeñecido y le digo: toma primero a estos,
luego a aquellos, por mi gloria, ¿lo oyes?, ¡por mi gloria!;
¡hasta tú trabajas para mí! ¡Oh, cuánta grandeza! ¡Qué
momentos estoy viviendo, qué sensaciones!

Pero qué veo. —Mujer mía, lo siento, pensaba


librarte pero tú misma has visto que estando más cerca de
mí se han lanzado en tu contra. No temas, si mueres,
formarás parte de mi grandeza.
¡Ahí caes!, ¿pero qué sucede?, no me ha dolido.
¿Cómo puedo explicarme este suceso inesperado? ¡Ah!,
era inevitable; no se consiguen grandes cosas sin antes
haber perdido otras.

Ahora vienen hacia mí; suponen que me


defenderé como los demás, que voy a utilizar mis manos
para pelear; ignoran que mi fuerza reside en otro sitio.
Seguramente creen que mi lentitud es signo de debilidad.
Desconocen que mi poder radica en mi razón.

—Acérquense, vean lo débil que estoy. No, no


tengan miedo de escucharme, ¿qué les puede pasar?
¿Ríen? Sí, es necesario que, como los demás, piensen que
su muerte es meritoria, heroica.

¿Alguien más quiere jugarme?

José Félix Bonilla Sánchez (Jerez, Zac., 1975) Lic. en Psicología por la
Universidad Autónoma de Zacatecas. Publicó Esclavo Albedrío en la revista
Res Et Verba (Noviembre, 2007).

¿Por qué?
ADSO EDUARDO GUTIÉRREZ ESPINOZA

L a niña preguntó a su madre en la cocina: ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué existe la
guerra? ¿Por qué el Universo es infinito? ¿Por qué Dios eligió a María y no a
Magdalena? ¿Por qué el cielo es azul? ¿Por qué mi abuela es anciana? ¿Por qué juegas a las
luchitas con mi papá en las noches? ¿Por qué los bebés vienen de París? ¿Por qué se llama
Jesús el niño Dios? ¿Por qué los ángeles no tienen sexo? ¿Por qué la maestra está bizca?
¿Por qué…? La madre apuñaló varias veces a su hija. En el suelo, la niña preguntó ¿Por qué
hiciste eso? ¿Por qué me duele tanto?...

Adso Eduardo Gutiérrez Esponoza (Zacatecas, Zac., 1988) Estudia en la Unidad


Académica de Letras de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Asistió al taller literario
de Alejandro García. Su trabajo se ve reflejado en Tiempo mixto y Antología del
Equinoccio, publicaciones auspiciadas por la Universidad Autónoma de Guanajuato.

Ágora 5
Vox Populi RODRIGO ALEMANY

a Rogelio de la Fuente y Orietta

hijo de Pedro de Valdivia


hijo de Atahualpa
hijo de Lautaro
hijo de Tupac Amaru
tupac Yupanqui
hijo del indio Seatl
hijo de Nezahualcoyotl
en la hoguera de huesos y cofradías
en la ofrenda de tributos al sol
inti tupac Yupanqui incahuasi
inti dios solar
sangriento y efímero

hijo de Tlaloc
hijo de Huitzilopochtli
hijo de Coyolchauqui
hijo del tiempo y los abrazos
hijo del amor y de la muerte
teonanacatl
soy un duende azul con capuchón rojo
en la hoguera de la vida
como charqui fumo la pipa de la paz
y me alimento de hortalizas
Quitzé
jaguar y destierro
terreno nuevo
Lacalhá lluvia ocelote
jaguar y Quetzales
ofrendo mi moi a los cinco puntos cardinales
ofrendo mi cáñamo a los cinco puntos cardinales
ofrendo la hoja de coca a los cinco puntos cardinales
diaguita inca alacalufe y mapuche
hijo de Pedro de Valdivia dejo mis armas antiguas…

Rodrigo Alemany (Santiago de Chile, 1969) Poeta, en 1995 publicó el libro


Viajero No. 5, con Editorial Aldus. Ha participado en distintos encuentros de
6 Ágora poesía y ha sido publicado en diferentes revistas literarias de México.
La Perspectiva Celeste
CARMEN IZQUIERDO ÁLVAREZ

S e despertó muy temprano. La luz del día inundó la


estancia amplia y desnuda.
misma secuencia. Intentó asomarse a través del sueño
al inicio de la caída de la tela y contemplar las pinzas
imaginarias que sostenían el tejido resistente, que ahora
Se desperezó suavemente, mientras se miraba en el
espejo de la vida e interpretaba gestos aprendidos. Su caía cada vez más deprisa. Abrió los ojos agitada, movió
rostro nada excepcional cobraba entonces una belleza las manos intentando sujetar aquella tela que caía sin
singular, rara y casi perfecta en conjunto con su cuerpo. remedio. Comprendió que su posición en el sueño no era
Se deslizó hasta la ventana y contempló el paisaje quieto, la adecuada para llegar al inicio. Había actuado
adornado de verdes y azules e irisado de cromatismos demasiado rápido. Volvió a dormirse y soñó que soñaba
indefinidos. ¿Dónde se hallaba? El recuerdo había en un ser que era ella y que contemplaba el origen de la
desaparecido poco a poco; las formas perdían sus tela azul. Pero esta vez le asustó la posible visión y se
contornos hasta convertirse en obligó a despertar. Lo intentó de
sustancias maleables. Sólo ella nuevo, dejándose llevar por el ser que
permanecía en medio del paisaje, soñando soñaba que se elevaba hacia
mirando siempre a través de la la tela azul, atravesándola, mientras
ventana, preguntándose por el origen ésta seguía su vertiginosa caída.
de su pensamiento y de su ser. Se Sintió un zumbido en los oídos y el
recordaba desde ese mismo instante. corazón le latió muy deprisa. No
Su existencia había comenzado podía ser cierto. Por un instante
entonces. intentó regresar al primer sueño,
donde todavía seguía cayendo la tela y
A l a n o c h e c e r, d o r m i r í a
ella la esperaba aterrada. Pero el
plácidamente; luego ya nunca más
segundo sueño le impedía descender.
recordaría el sueño y su significado.
Se sintió estallar y luego dividirse en
Permaneció sentada durante mucho
múltiples seres que generaban otros
tiempo, mirando a su alrededor,
sueños, y en cada uno de ellos podía
respirando el aire azul que pasaba
observar la caída desde perspectivas
junto a su rostro, rozándola,
diferentes. De pronto, se unificaba en
acariciándola y meciéndola en
un solo ser y contemplaba el vacío. Al
silencio. Deseaba sentirse así
mirar hacia arriba, vio cómo la tela se deslizaba hacia
siempre. Sin embargo, recordaba un vago sueño que se
abajo y tras ella muchas otras se disponían a descender. Y
repetía una y otra vez. Se acarició el rostro y unas
todas eran azules y transparentes.
lágrimas brotaron de sus ojos. Presentía que el sueño era
un imposible y que si intentaba descifrarlo siempre Sintió una infinita tristeza. Comprendió que nunca
regresaría al punto de partida. contemplaría las primeras pinzas que sujetaban la tela
originaria, el cielo primigenio. Algunas lágrimas brotaron
¿Quién soy yo? Yo soy de donde nacen las piedras
de sus ojos y le despertaron del estado febril en que se
originarias y el cielo estalla constantemente creando
hallaba. Sólo podría contemplar un trozo de cada uno de
minerales que cruzan el universo buscando un lugar
los innumerables cielos.
donde morir. Soy el ser que se creó de la nada y fue
transportado a una nebulosa vacía que yo llené de vida. Y se dio la vuelta, por fin, mientras su madre sentía las
Antes, el universo y yo éramos uno. Pero ahora, ¿hacia últimas contracciones. Al salir, lloró desconsoladamente.
dónde me dirijo? Ahora sería difícil encontrar la perspectiva celeste.

Soñó que el cielo era una gran tela fuerte, compacta,


Carmen Izquierdo Álvarez (L´Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 1961)
que se deslizaba lentamente hasta rozar la tierra. Entonces Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Ha
se despertó. No quería sentirse desprotegida, sin un cielo colaborado para diversas editoriales españolas como redactora y técnica
editorial. Actualmente trabaja como especialista en edición para Random
que la cubriera. Pero al poco tiempo volvió a soñar con la House Mondadori, España. Contacto: carmenizquierdoalvarez@yahoo.es

Ágora 7
Campo de
refugiados de la barbarie del olvido
MAURICIO CHALONS
*

Kravica «Odio los cadáveres de los imperios,


apestan como ninguna otra cosa»
Rebecca West, Black lamb and grey fallen

K ravica es un pequeño valle


enclavado entre húmedas
montañas de la República Serbia de Bosnia,
donde el frío nos recuerda a cada paso la
miseria y abandono impuesto a todos
aquellos que padecieron en carne propia la
nociva experiencia de la guerra: los civiles.
Lentamente nuestros pasos se pierden en
la semioscuridad del atardecer. Estremece
darse cuenta de que el tiempo parece detenido
entre las casas de madera, donde los pobres
entregan lo mejor de sí al extraño venido de
tierras lejanas, fantasmales en la memoria de
la gente, aunque la referencia del nombre de
México trae consigo el recuerdo a un abuelo
que tiernamente tararea “El rey” y con una sonrisa en recuerdan la tierna facultad de recrearnos ante lo
los labios pronuncia, entre tímido y cariñoso, la palabra desconocido, de ser felices con pocas cosas, sólo con
“tequila”, refiriéndose a nuestra bebida nacional como un gesto, una sonrisa, un dulce, facultad que los
«dobra, súper, ¡muy buena! mayores, a veces, hemos perdido irremediablemente
Un vaso de rakia no sólo da calor —tan fuerte en algún lugar y momento de nuestra vida. Como
como la bebida nacional de sus primos hermanos rusos, contraste, en todas las zonas visitadas por mí en
el vodka, y tan eslavo como el mismo—, sino que Bosnia, los niños todos juegan a la guerra, un detalle
permite romper las diferencias lingüísticas y que no deja de ser desolador.
culturales, nos brinda la oportunidad de adentrarnos en «En esta guerra todos hemos perdido, nadie ha
la cultura de una nación que, a pesar de las visibles ganado», relata Momir, sobreviviente de la guerra civil
diferencias políticas y religiosas, tiene también vicios y que asoló la antigua Yugoslavia a mediados de los años
virtudes comunes: bebidas como la pivo —cerveza—, noventa, comentario que a lo largo de la República
la rakia y comidas como el asado de cordero —pecenje Serbia de Bosnia y la federación de Bosnia-
(léase “pechenye”)—, el cevap, etc. Aquí uno Herzegovina he podido escuchar en labios de ex
comprende el viejo dicho veteranos de guerra y
de “beber como cosaco”, civiles de este país
y se disfruta del deporte enclavado en la zona de
nacional tanto de bosnios los Balcanes —palabra
como de croatas y de origen turco que
serbios: el ajedrez. significa montaña—.
Los niños persiguen Las abuelas relatan con
al que viene de fuera con el dolor reflejado en sus
una sonrisa en los labios rostros la pérdida de un
preguntando «kako se hijo, un nieto, una nuera,
zoves?» —¿cómo te los terribles momentos
llamas?—, seguido de un del tener que huir entre
«dobar dan» —buenas las montañas para salvar
tardes—. Ellos, siempre la vida, el terror de
gentiles e inocentes, nos escuchar los lamentos y
estertores de aquellos

8 Ágora
que murieron camino de su exilio. No queda la mínima
duda del sufrimiento que cada familia ha padecido sin
distinción de grupo al que perteneciera, pues la mayor
desgracia de esa guerra fue, es y será el que todos eran
eslavos; aquí no se puede hablar de diferencias étnicas,
quien lo mencione no tiene la más mínima idea de lo
que habla. En lo físico es casi imposible distinguir a
unos de otros; las únicas diferencias que se pueden
percibir, por ejemplo, al cruzar la zona serbia, es por
los letreros de las carreteras, escritos en cirílico, o
cuando nos cruzamos con una bandera bosnia, croata o
serbia durante el camino, o por la creencia religiosa
que profesan.
Cada día que paso en los pueblos y provincias de
Bosnia-Herzegovina me recuerda lo afortunado que
soy al tener un techo, sin disparos de obuses, morteros
o fusiles de asalto kaláshnikov en las calles o paredes
de las casas derruidas o a medio reconstruir, de tener
agua caliente en el grifo, comida y los diversos
servicios que el “primer mundo europeo” me ofrece
(aunque no siempre de la calidad que presupone el
costo de los mismos).
Las familias de Kravica, unas doce o quince en
promedio, sobreviven con aproximadamente treinta
euros al mes (unos 500 pesos mexicanos), los chicos
van a la escuela en condiciones muy difíciles y la gran
mayoría de los adultos malviven del cultivo para

autoconsumo, además de la pesca en los ríos, lo cual


permite enriquecer un poco la dieta familiar.
Mi llegada coincide con el primer cumpleaños del
pequeño Mijaíl; los padres del pequeño me invitan a
probar un pastel hecho por su tía y a tomar con ellos una
Jelen Pivo, la cerveza nacional serbia. No puedo negar
que ambas cosas me han sabido a gloria, tanto por su
exquisitez como por el gesto de los anfitriones de
compartir sus ya de por sí precarias provisiones con un
extranjero que, por lo demás, habla muy poco su
idioma, pero entre serbio, inglés y francés nos vamos
entendiendo, permitiéndome además conocer un poco
de la tierna intimidad de sus vidas.
El crepúsculo marca el fin de mi estancia en el
campo de refugiados de Kravica y el inicio de la
segunda parte de mi viaje a los confines de la Serbia
profunda y terrible en Bosnia. El destino me depara
sorpresas que desde este día han marcado mi vida y mi
profesión. Dovidenja Kravica! ¡Hasta pronto, Kravica!

Mauricio Chalons (Tapachula, Chiapas, 1970) Fotoperiodista y poeta,


egresado del Club Fotográfico de México. Ha sido expositor en México y
Chile, colaborador en diversos medios impresos en México, Estados
Unidos, y actualmente en fotoperiodistes.org, en Cataluña, España; es
además corresponsal de la revista The Billionaire, en Europa. Contacto:
maikupresse@yahoo.fr

* Originalmente publicado por The Billionaire (Octubre-Noviembre, 2008) Ágora 9


Existencialismo y vida moderna
S i el proceso de conformación de la identidad individual estriba en el cúmulo de
experiencias adquiridas conjugado con la cantidad (y calidad) de la información
mediante la cual aprendemos a interpretar la realidad que nos rodea, ¿es entonces válido
suponer que, además de las condiciones familiares, económicas y ambientales bajo las cuales
se desarrolla el individuo, la nacionalidad de éste influye también en su carácter, la visión de
A nte la duda, el vacío, la búsqueda infructuosa de una entelequia acorde al equilibrio de una
sistematizada racionalidad, surge un paréntesis autocontemplativo en el que, más que afirmar o
descartar una definición reconfortante del ser, es el hueco mismo quien se nos presenta como la antesala
sí mismo y su confianza? Somos seres sociales, y como tales, el instinto de pertenencia tribal
de los primeros grupos humanos perdura hasta nuestros días manifestado en núcleos
concéntricos que bien pueden clasificarse desde lo familiar hasta la identidad colectiva de la
hacia la búsqueda de una respuesta a nuestra condición estrictamente individual, libre y escéptica, nación a la que pertenecemos (sin dejar de lado aspectos económicos, de raza, cultura,
inmune a códigos éticos que sugieran el cimiento y cúspide de una virtud moral concebida fuera de los religión, etc.). Si bien la personalidad individual se va desarrollando a partir de nuevas
límites de la capacidad de elegir. Antes que heredar una verdad para vivir, es preciso adoptar una idea en experiencias, también es cierto que existen elementos heredados que resultan igualmente
sí misma verdadera para quien se halle dispuesto a abrirse un camino propio en vez de andar la senda determinantes en la escala de valores personales. Traslademos la atención a aquellos
delimitada por modelos morales llamados por costumbre universales, aún cuando no fueron diseñados elementos correspondientes a la historia que precede al país al que pertenecemos, e
ni especificados para hacer del individuo juez ante su diferenciación rigurosamente personal del bien y infundamos de ésta al carácter colectivo de los ciudadanos; veremos entonces que las
del mal basado en la sumatoria de los diversos factores de su experiencia de vida. La elección moral, características esenciales de la historia pasada, remota o reciente, posee una determinada
entonces, toma su lugar en el conjunto universo de posibilidades del libre albedrío, y así, por más influencia sobre los pilares que sostienen la identidad individual, creando así características
subjetivo que pudiera parecer el propósito ideal por el cual un individuo está dispuesto a vivir (o incluso comunes que, en su conjunto, constituyen la identidad predominante de los pueblos. Así, los
a morir), el juicio sobre éste carece de trascendencia si sólo se le aborda desde el ángulo de un observador hijos de una nación conquistadora heredan el cariz de conquistadores, tal como en la infancia
inmóvil, ajeno del sentido primordial de la voluntad del otro. Son estas cuestiones las que inspiraron el seguimos el modelo de conducta del círculo inmediato al que pertenecemos. De igual modo,
movimiento filosófico más influyente de los siglos XIX y XX, si bien, desde Platón, una historia nacional de derrota,
nociones en pos de la perfección moral han sido puestas sobre la mesa de la traición y deslealtad conlleva
discusión del sentido ontológico del ser humano. ¿Y nuestro tiempo? Cuál es el pesimismo y desconfianza en el
sentido de la búsqueda existencialista para una sociedad moderna, tecnificada, carácter de sus herederos

Café
demandante, ávida de ofertas para elegir en un caldo de cultivo donde la libertad de (predispuestos, además, a repetir la

L
pensamiento y elección, más que un objetivo, fungen como un bien, es decir, la misma historia). Partiendo de la idea
lucha por ser se desarrolla con mayor ahínco en la arena del tener. La respuesta, tal de que a la patria se la considera un

iterario
como lo proponen las diversas corrientes existencialistas, se encuentra en el arquetipo de virtud para exaltar el
individuo y lo que éste decide hacer con su propia libertad, en tanto sea conciente y orgullo ciudadano, ¿es sano infundirle
responsable de sus fundamentos, sus motivaciones y los alcances de sus de un cariz incuestionable cuando la
consecuencias, y es quizá ésta la variable indicada para predeterminar el valor historia que precede a ésta influye en
ontológico del tejido social contemporáneo: en un mundo saturado por información el carácter de sus individuos, que a su
a la que es posible acceder con —literalmente— tan solo extender la mano, vez es determinante en los
¿estamos dispuestos a asumir el grado de responsabilidad implícito en el mecanismos de convivencia social en
conocimiento de todo ello? los cuales se desarrollan? Si
pudiéramos elegir en vez de heredar
la identidad de nación a la cual
pertenecemos, seríamos quizá más
La muerte cuidadosos en juzgar la historia y sus
protagonistas, tal como en la vida
adulta juzgamos también a nuestros
V isto a sí mismo como una entidad no transitoria, sino perdurable, el ser humano, de manera
sistemática en cualquier época y geografía, ha depositado la finalidad de su existencia más
allá del umbral de su tiempo y circunstancia física; proyecta no sólo el sentido del ser más allá
padres. No podemos elegir el lugar del
mundo en el que habremos de nacer; el
de las barreras del mundo terrenal; concibe también mecanismos en cuya función reside una reto, sin embargo, estriba en ser
promesa compensatoria contrapuesta a las vicisitudes acumuladas a lo largo de su vida. Al paso capaces de construir un presente que
de la historia de las civilizaciones hasta nuestros días, la relación intrínseca entre el individuo y redunde en el legado de una historia
su propia muerte ha quedado supeditada, y en algunos casos hasta institucionalizada, a la acorde al ideal social de una identidad
tradición espiritual que le compete y a pesar de las nulas evidencias (estadísticamente patriótica virtuosa, congruente y
despreciables) sobre cualquier posibilidad de prolongación de la conciencia más allá del mundo verdadera.
físico. Sea un paraíso, un infierno o la cíclica reencarnación del alma, ninguna de estas posibilidades puede dejar de considerársele como algo distinto a
una antigua tradición que, no obstante haber perdurado milenios, sería una equivocación considerarlos verdaderos sin contar antes con evidencias claras
que sustenten dichas tesis por el simple hecho de representar una forma antigua de pensamiento. Hipótesis reconfortantes diseñadas para brindar alivio,
no certeza, ante la anunciada finitud de nuestra existencia, no hacen sino trasladar a un espacio intangible el propósito de la existencia misma. No cabe
duda que una buena parte del instinto de supervivencia del ser humano estriba en el manejo emocional de la inminencia de su muerte, y que el uso del mito
Patriotismo
como paradigma universal ha probado su efectividad en el plano individual y comunitario, en tanto su fundamento esté basado en la promesa de una vida
mejor. Sin embargo, ¿no es ésta una forma de despreciar el mundo y la vida misma, lo que tenemos por seguro aquí y ahora? Si son el mito y la tradición
y globalización Plaza Principal #10 Altos
C e n t r o H i s t ó r i c o
espiritual medios para aliviar la inminencia de un destino despreciado, su finalidad fundamental se circunscribe entonces en la sola tarea de intuir el J e r e z , Z a c a t e c a s
sentido oculto del instante de la muerte. Quizá, desprovistos de influencias culturales y costumbres religiosas, la búsqueda individual del significado de http://foro_cafe.blogspot.com
nuestra existencia se enfoque hacia la vida misma: Decidir con plena libertad para qué vivimos y lo que haremos con el tiempo que dispongamos de vida,
bien puede resultar en una experiencia trascendental en la que la muerte juegue un papel igualmente primordial, pero en un terreno secundario.
Adoración del Alma MANUEL DEL RIEGO

L a delicia de tus besos cesa, las caricias de tus dedos ya no tengo, la confusión
regresa a mis sentidos, tú regresas a la ausencia.

Palabras que te dije con mensaje cierto, las recibes con lectura errónea.

Para amarte sé que sólo tengo lo que siento. Lo que digo no es congruente con
lo que tú aprecias. Yo pensé que no soy macho y lo sostengo, es la forma en que
elaboro mis mensajes, la que ha hecho que percibas lo que no pretendo.

Cabello Negro
C abello negro, manos de seda, ojos que hablan lo que los labios callan.

Administras lo que sientes, no dices lo que piensas. Pactas distancias y ahorras malestares…

Corazón cicatrizado dices. Yo creo que está sangrante.

Ojos desgarrados por el sudor del llanto, humedales del alma, cantos mudos, añoranzas ciegas…

Y tú no estás conmigo.

Manuel del Riego Mexicano


12 Ágora
Consideraciones sobre
la cotidiana muerte PATRICIA OCHOA SÁNCHEZ

«Cada instante de la vida


es un paso hacia la muerte»
Pierre Corneille

E ntre la multitud vi a una mujer diminuta, débil


y encorvada que apenas y podía respirar en su
asiento, tenía media cara cubierta por una máscara
algún otro lugar. Lo que me conflictuaba era considerar
que tuve la oportunidad de salvar su vida y no lo hice,
un ego que constantemente nos invade en esta
conectada a una toma de oxígeno del servicio de profesión.
urgencias del Seguro Social. No había camillas Como médico he presenciado la muerte de muchas
disponibles esa noche; el servicio estaba saturado y los personas en diversas circunstancias, conozco a
médicos caminaban de un lugar a otro con cinco o seis innumerables médicos que viven una lucha constante
pacientes en la cabeza. contra la muerte, como si ésta en verdad pudiera
A pesar del medicamento que una de las enfermeras evitarse y más aún, como si un médico poseyera ese
añadió al gas que respiraba, el semblante de la mujer no poder. Escucho comentarios continuos de personas
lucía nada bien, sus labios seguían azules, sus ojos que me preguntan, ¿cómo manejas la culpa cuando se
perdidos, su aliento agotado. En aquel entonces yo era te muere un paciente?, y yo respondo que he
una estudiante, me encontraba realizando mis prácticas acompañado a muchos en el proceso de su enfermedad
clínicas y sólo obedecía órdenes. De pronto oí una voz, y los he visto sanar, y también he estado ahí cuando
nunca supe de quién fue: «Doctora, tome un otros pacientes mueren, y en ninguno de los dos casos
electrocardiograma a esa paciente», acto seguido pedí he sido yo la causa del hecho en sí, ni culpable ni héroe.
ayuda a la enfermera para trasladar a otro paciente a La situación puede ser la misma, pero la percepción es
una silla y dejar libre la cama donde acosté a la mujer. distinta, existe una gran diferencia entre ayudar
Mientras colocaba los electrodos en su pecho, la simplemente en lo que uno puede, o sentir que se debe
paciente me tomó de la bata con una energía violenta tener el control absoluto de la situación; por eso la
que no me explico de dónde sacó, me jaló fuertemente muerte llega de improviso, en ocasiones, contra todo
hasta que quedé a unos cuantos centímetros de sus ojos pronóstico médico, y viceversa. La vida también toma
y me dijo gritando: «¡Doctora, me estoy muriendo!» por sorpresa a muchos moribundos, si no ¿cómo se
Cayó inconciente. En sus ojos, fijos y abiertos, no explica el hecho de que ante dos pacientes del mismo
había otra cosa que certeza. Varios médicos se sexo, edad, diagnóstico, igual tratamiento y en general
apresuraron, realizamos todas las maniobras de bajo las mismas circunstancias, uno viva y otro no? El
reanimación conocidas pero la muerte fue inevitable. médico no realiza ni más ni menos en cada caso, y la
Me quedé observándola, parecía anciana, aunque en familia de un paciente lo considera salvador por hacer
realidad nunca supe si lo era. Tal vez la muerte le llegó exactamente lo mismo por lo cual los familiares del
de golpe transformando sus facciones en poco tiempo. otro lo llamaron asesino. Entonces, ¿no resulta un tanto
Noches enteras después del suceso continué viendo irónico suponer que el médico tiene en sus manos el
claramente los ojos de esa mujer. Repasaba una y otra poder de la vida? Creo que existe un concepto erróneo
vez los hechos: su diagnóstico inicial no era correcto. en muchas personas, e incluso en los mismos médicos;
¿Qué doctor la vio primero? ¿Qué fue lo que sucedió? la vida no está en nuestras manos, nunca lo ha estado.
¿Qué pude haber hecho por ella? Lo único que pude Es cierto que la negligencia médica existe, lo
asertar fue que bajo ninguna circunstancia desee que mismo que el homicidio en las calles. Una persona le
muriera, sólo quería ayudar, pero nada de lo que yo puede quitar la vida a otra, pero aún así he comprobado
pensara cambiaría el hecho; luego consideré que si la que cuando esa persona debe vivir, vivirá con, sin, y a
paciente no hubiera estado ahí, igual hubiera muerto en pesar del médico. He visto personas salir caminando

Ágora 13
por la puerta del hospital después de recibir 11 balazos en el
tórax, y he visto morir a gente con una sola bala en la misma
región; he visto negligencias médicas que no tienen
repercusión alguna en la mejoría del paciente, y excelentes
manejos que no bastan para preservar la vida. En ocasiones
se realizan exhaustivos protocolos de investigación para
determinar las causas exactas de una defunción, y siempre
existen casos que se salen de todo parámetro y explicación
científica.
Existe un abismo infinito de posibilidades, la medicina
no es ni será nunca una ciencia exacta, y menos cuando
intenta explicar la muerte y sus razones. La muerte no se
puede limitar a una definición, es más compleja, se puede
estudiar lo que existe alrededor de ella y sus posibles causas,
se han desarrollado medidas paliativas físicas, sociales y
emocionales para el control del dolor, y específicas en la
atención del moribundo, fármacos especializados en
pacientes desahuciados para brindar una mejor calidad de
vida el tiempo que ésta dure, se puede también ayudar a la
familia del fallecido durante el duelo, pero nunca se tendrá
un control sobre la muerte, pues ésta no se encuentra sujeta a
una ciencia ni al tiempo; es lo único seguro que tenemos al
nacer. Mientras algunos tratan de provocarla, otros le temen,
la retan o la evaden, algunos creen burlarla, otros intentan a
toda costa llegar sanos y salvos a las cercanías de su final,
pero todos mueren tarde o temprano. Y por más cerca que
esté uno de la muerte y se enfrente a ella constantemente,
ésta seguirá siendo impactante. Independientemente de las
creencias o ideologías que cada persona tenga sobre lo que
hay o no después de la vida, la muerte en sí seguirá siendo un
terreno desconocido. ¿Qué sabes tú de la muerte?, me
pregunté cuando me disponía a escribir estas líneas, y la
respuesta fue y sigue siendo la misma, creo muchas cosas
acerca de ésta pero la realidad es que nada sé; es un absoluto
misterio.

Patricia Ochoa Sánchez (Guadalajara, Jal.) Es Médico Cirujano por la


Universidad Autónoma de Guadalajara. Actualmente cursa la Maestría en
14 Ágora Cirugía Estética.
ENRIQUE LAYNA
Cholo
L o quería mucho. Cuando se es un solitario
uno se aferra a lo único que tiene. Cholo era
mi perro. Hijo de Laura y de Ramón. Laura era una
labrador negra, llegó con Heike de Alemania, Ramón
por su parte era un mestizo mexicano, claro: un perro
corriente. Cuando preñó a Laura, me ofrecieron un
cachorro. Me pareció buena idea. La camada fue de
seis perritos. Yo escogí uno café como el papá, pero
antes del destete desapareció en los amplios terrenos
en los que se ubica la casa. Eran terrenos sin
divisiones físicas, compartidos con otras familias,
con otros perros llegados de quién sabe dónde, y eran
además el territorio por donde circulaban los coches
de todos; quizá terminó bajo las llantas de alguno. Su
cadáver nunca fue encontrado. Tal vez se lo
comieron los gatos, o las ratas o los otros perros;
aunque dicen que no se comen entre ellos pero ya
con hambre quién sabe. Me deprimí. Era una época
en la que nada me salía bien. Me pareció un mal
augurio. Como el buen infante que sigo siendo le
llamé a una amiga para que me aconsejara. Ella me
dijo que los otros cachorros seguían necesitando de
alguien que los adoptara y cuidara. Me siento
ridículo contando esto pero así ocurrió. Me
convenció y escogí uno negro como su madre.
Cholo: un ladrador. Se desarrolló bien y casi todo fue
perfecto si exceptuamos su lento aprendizaje, en
especial lo referente a que mi pequeño departamento
no era un gran baño donde podía orinar y defecar Ya no voy a aburrirlos con las aventuras que
cada treinta minutos sobre camas, alfombra y vivimos durante dieciséis años: sus peleas, sus
sillones. Otra situación desagradable la pasamos novias, su miedo al mar que descubrimos
cuando a los cuatro meses enfermó. No quería cuando me lo llevé a Tecolutla, su difícil
comer, respiraba con dificultad y después de unas relación con la gata de los del 104. Tampoco
horas ya casi ni se movía. El veterinario diagnosticó detallaré cómo un taxi le fracturó la pata trasera
envenenamiento. No era descabellado: el vecino de izquierda, ni su coprofagia que lo empujaba a
la planta baja ponía veneno para ratas en los jardines ser fan de las vacas de los alrededores de la
cercanos al edificio. Con lo goloso que siempre fue unidad habitacional. Las adoraba, como los
el hijo de Laura, seguramente se tragó algo que le hindúes. En su madurez y durante sus últimos
pareció un manjar aderezado con raticida. Luego de años siguió siendo un perro sano. Cholo murió
dos días y dos noches en vela se recuperó. de muerte natural.

Ágora 15
No es mi intención asustarlos con mi relato; sólo
cuento esto porque necesito dejar el testimonio. En
especial porque me considero un escéptico frente a la
idea de una vida más allá de nuestro entorno material.
No creo, o creo que no creo en el espíritu o ánima,
más que como una manifestación de complejos
fenómenos físico/químicos en el cerebro. ¿Nuestra
conciencia de ser?, algo que desaparece cuando
terminan nuestras funciones vitales. Sin embargo,
anoche, mientras trabajaba con la computadora en el
cuarto, percibí un silencio profundo. Le hablé a Cholo
quien se había quedado dormido en la sala. No acudió
a mi llamada. Era raro, así que salí del cuarto, me
encaminé a la estancia y lo encontré en la alfombra.
No me sorprendió comprobar que ya no respiraba, ni
sentir su cuerpo frío. Lo abracé y lloré en silencio.
Decidí enterrarlo al día siguiente en los terrenos donde
pastan sus amigas. Como a las tres me fui a acostar,
aún sin sueño. Luego de un rato escuché sus pisadas,
inconfundibles sobre la loseta vinílica del piso. Fue a
la cocina, oí su lengua chasqueando con el agua de su
bebedero. Después enfiló por el pasillo hacia mi
cuarto. Entró y llegó hasta mi cama. No quise voltear.
No tenía miedo, pero me imaginé que era parte del
trato. Verlo habría sido excesivo quizá. Subió a la
cama, sentí su peso sobre el colchón; junto a mis pies
como acostumbraba hacerlo. Mis lágrimas silenciosas
emergieron de nuevo. Mi amigo regresó a despedirse
de mí.

Enrique Layna (Cd. de México, 1965) Estudió Periodismo en la UNAM pero no lo ejerce, vende
joyería de plata para sobrevivir. Ha publicado algunos artículos en modalidad de freelance en periódicos
como el desaparecido El Nacional y en Milenio. También fue redactor de la revista Poster Rock Power.
Ha tomado talleres de narrativa con Doris Camarena, Ricardo Bernal, Edmée Pardo y Guillermo
Samperio. Publica irregularmente su periodiquito de No-verdades El hijo del ajolote con sus textos,
cuyo tercer número está próximo a aparecer, también participó en las antologías Cupido negro, cuentos
de amor y desdicha, Homenaje a Bukowski y El amor en cada esquina, todas publicadas por El Café
Literario Editores. En internet Axxón le publicó algún cuento y el portal Los forjadores hace poco dio a
conocer otros dos de sus relatos de factura reciente.
16 Ágora
Sólo una carta (2.0) A.M. : P.M.

«Envy is the bond between the hopeful and the damned»


Pink Floyd

M e fascina que me amenaces con quererte suicidar y no es que no te crea, yo te


sé capaz. Pero me das una increíble sensación de poder: yo mantengo latente
tu hilo de plata, sólo yo decido entre tu muerte y tu vida. Si te digo «te amo», aunque no
me creas, quedarás complacida, dejarás tus pataletas sobreactuadas y vendrás a
recostarte a mi lado. Y si digo «mátate», te irás con tu rabieta contenida mientras me
complazco con la idea de que obedecerás. Por eso te tengo aún a mi lado, porque con tus
desplantes me entregas tu vida.
Hay días en que saboreo la idea de tu muerte. No porque ya no soporte tus delirios,
sólo es curiosidad; el morbo atrayente de verte caer. Me tumbo en el suelo haciéndote
compañía, junto a tu cuerpo inerte —te abrazo, tú lo haces también— y yo mientras
tanto, impávido, mirando a la nada del techo con sus eventuales carcomidas. Resulta
entretenido pensar si este gesto proviene del ocio, del amor o de la hipocresía, porque
bien se sabe que fingir pena, así como su contraparte, la caridad, es bien aceptado en
sociedad. Y tengo tanta ansiedad de saber el por qué de mis reacciones que hasta ganas
me dan de ayudarte en tu fúnebre labor.
¿Y si descubriese que mis actos surgen de la más profunda visceralidad? Sería
sublime encontrar el amor entre tu sangre; el amor que existió hace años, el que
enterraste hace tanto tiempo entre tus huesos. Pero han pasado muchos otoños, sus
hojas han caído sobre los dos, haciéndonos este par de personajes con el script de un
sacrificio mutuo y continuo. No sé por qué seguimos juntos y aún así, todavía te quiero a
mi lado.
Cuando te veo, siento envidia. Tú, que te puedes desconectar del mundo y andas
desnuda de alma y cuerpo. Sin horarios, sin tráfico ni estrés. Todo lo que haces es vivir
en tu sufrimiento, gozar tu locura. Andas gimiendo por toda la casa sin que nadie te
reclame, gritas sin apenarte. No hay reglas en tu mundo. No hay mundo en tu mundo. Ni
gente, ni absurdos sentimientos que te vinculen a los demás. Libre, vives libre y con
libre demanda de antidepresivos.
Mas sé que aún con mi enfermedad, el terrible padecimiento de la cordura, tú
también me envidias. Te encantaría regresar al sometimiento de ser “damita de
sociedad”: a las tardes de café con tus amigas y a las compras de outlet; al esclavizante
mundo de los niños y su infinita voluntad de pedir todo. A las tardes de sillón y
televisión, a la comida dietética para mantener la línea, y a los jueves de spa. Y cuando
me envidies, te dominaré, con todo y tu esencia libre y tu ser superior.
Sé que tú también me sometes y eso es mejor. No todos pueden jugar el mismo día
el rol de rey y súbdito. Tal vez por eso nos seguimos sentando juntos en el jardín todas
las tardes de regreso de mi trabajo con las manos accidentalmente entrelazadas.

Andrés Méndez Palacios Macedo (Cd. de México) Oriundo de la Candelaria en Coyoacán, empezó su trabajo
como escritor dentro de las extintas publicaciones Inesperada Fuga y en el periódico Nosotros. Condujo la
cápsula cultural Fuga Auditiva dentro del programa Cambiemos Juntos. Pertenece al consejo editorial del
colectivo Café Literario. Ha publicado también en las revistas Cinecartelera, de Cinépolis, Cinefilia y Revista
del Café Literario; en los libros: Homenaje a Bukowski de la colección La Tanda Literaria y El amor en cada
esquina, Coedición del Café Literario, Ars Ludis y Serendipia, Revisteros. Actualmente compila el trabajo de
poesía colectivo http:/Poesía Cero en coedición con Generación Espontánea. Ágora 17
Réquiem para mi abuelo
ANDRÉS BRISEÑO HERNÁNDEZ

I
Hoy hace una semana y un día que no escribo. Hoy lo hago mientras escucho
un trueno que grita el cielo.

Hoy hace 9 meses y 22 días que murió mi abuelo y aún tengo lágrimas para él.

Más que mi abuelo era mi padre: ¡Es que me duele como un padre, como un
hijo, como un brazo, como un dedo!

Mi abuelo murió en un hospital, en una cama fría. Yo quisiera que hubiera


muerto entre flores, entre piedras de río, entre mazorcas, entre espuma.

Quizá, si no lo hubiera visto tendido, cubierto por una sábana, no tendría este
nudo en la garganta. Quizá, si no lo hubiera besado en la frente, me sentiría vacío,
amargo, árido.

II

La casa de mi abuelo ha cambiado. Cambió con su muerte, pero


también estuvo cambiando durante toda su vida.

No sé. Tal vez nunca hubo una casa, sino una mera mezcla de ideas que
se fueron compactando hasta dar con esto: un lugar que apenas nace.

Hay un antes y un después tras la partida de mi abuelo. No es solamente


un Pedro Hernández vivo y un Pedro Hernández muerto. Es un abuelo tangible,
el que anduvo por el mundo, y otro revestido de recuerdos, el que anda entre
los corazones, entre las ideas y el sentimiento.

A este último lo veo en cada cosa que toco y que veo aquí en Sarabia.
Lo huelo en las papas de mi abuela, en su corral ahora sin vacas; lo siento en
todas partes: en su cuarto, en su taller, en su camioneta roja. Le lloro en su
perro el Fierros que recién se ha muerto de tristeza.

Ágora 18
III
Mi abuelo es dulce y bueno como el pan de azúcar. Es la raíz, el
principio, el pilar donde descansa su descendencia. Nos aferramos todos a la
columna, la abrazamos con nuestros pobres brazos. La detenemos también
para que no caiga.

Pero no es necesario. Podríamos desmoronarnos todos como un


adobe, y él seguiría erguido como la cantera.

Mi abuelo es dulce y bueno como el pan de azúcar. Claro como una


fuente, presente como esta casa que apenas descubro.

¿Dónde están el árbol del patio, la cocina vieja, el billar, los


futbolitos, tus perros el Fierros y el Caminante?

Todas esas cosas eran mi abuelo, pedazos de su cuerpo. Ahora hay


otra cosa, otro espacio, nuevo y desconocido, que lo ha traído mi abuelo el
del recuerdo.

Habrá que empezar a vivirlo, a conocerlo. Habrá que querer lo nuevo


y lo viejo.

En uno y otro, para siempre, persistirá el sabor a pan de azúcar, a luz,


a vida, a cielo.

Andrés Briseño Hernández (Jerez, Zac., 1981) Lic. en Letras por la


Universidad Autónoma de Zacatecas. Ha publicado en diversos
diaros, y en 2001 en la antología Premio Trópico de Cáncer a la
Creatividad Literaria, mismo que ganó en 2002. Publicó el libro Letras
Blancas Letras Negras. En 2006 participó en el Taller Regional de
Aguascalientes, impartido por Mario Bellatín. Ágora 19
Causas de muerte en la filosofía
«Caballeros, es un hecho que cada filósofo de altura, durante los últimos dos siglos,
ha sido asesinado o, cuando menos, ha estado muy cerca de serlo, tanto así que si
un hombre se autonombrara filósofo sin jamás haber visto su vida amenazada, den
por seguro que no hay nada interesante en él; y en contra de la filosofía de Locke
en particular, creo que es una reclamo sin respuesta (como si necesitáramos de uno)
decir que, a pesar de haber llevado consigo su garganta a lo largo de setenta y dos Thomas de Quincey
años, ningún hombre condescendió nunca en cortarla» Murder Considered as One of the Fine Arts

El siguiente listado, iniciado por Stiv Fleishman, se compone nuevas y revisadas


adiciones, sugeridas por otros filósofos e incluidas por D. H. Mellor.

¿De qué murió...


Abelardo: Por una monja. Leibniz: Monadonucleosis.
Adorno: Salchicha Frankfurt en mal estado. Levinas: De otro modo.
Anaximandro: Confluencia simultánea de infinitas Levi-Strauss: Devorado por nativos.
causas. Locke: Ni idea.
Anselmo: Aquello mayor de lo cual nadie puede morirse. Maquiavelo: Intrigas menores.
Aristóteles: Excesiva moderación. Maimónides: Perplejidad por la descompajinación de su Guía.
Agustín de Hipona: Ataque de hipo. Malebranche: Causas ocasionales.
Austin: Acto performativo mal ejecutado. Marcuse: Ataque multi-dimensional.
Ayer: Causas inverificables. Maritain: Causas connaturales.
Bergson: Élan mortal. Marx: Falta de capital.
Berkeley: Descuido divino. Merleau-Ponty: Apagón.
Bradley: Absolutamente de todo. Mill: Causas completamente inútiles.

Página 20
Calvin: Predestinado. Nietzsche: Sobredosis de auto poder.
Cassirer: Aglomeración de causas simbólicas. Ockham: Afeitándose sin necesidad.
Comte: Negativismo. Parménides: Despiste del camino por visión doble.
Copérnico: Víctima de una revolución. Pascal: Por las apuestas del pecado.
Chomsky: Transformación degenerativa. Popper: Paso en falso.
Darwin: Inadaptación social. Pirrón: Escepticemia.
Dawkins: Genes suicidas. Pitágoras: Se le fracturó la hipotenusa.
Demócrito: Atomizado. Quine: Se le desligó la variable.
Empédocles: Accidente del ciclo cósmico. Rawls: Ignorancia expuesta a los elementos.
Epicteto: Crimen pasional. Rorty: Deficiencia de fundamentos..
Epicuro: Nada preocupante. Rousseau: Por contrato laboral.
Freud: Desliz inconsciente. Russell: Afeitándose con la navaja de Ockham.
Galileo: Inmovilidad súbita. Schelling: Ataque de nervios ocasionado por la complejidad de
Hegel: Sobredosis de crack. la vida.
Heidegger: Falta de tiempo para llegar-allí. Schlick: Protocolo colapsado
Heisenberg: Causas inciertas. Schopenhauer: Falta de voluntad de vida.
Heráclito: Ahogado dos veces en el mismo lugar. Shoemaker: Pérdida súbita de identidad.
Hobbes: Causas desagradables Sexto Empírico: Suspensión excesiva del juicio.
Hume: Confluencia repentina de pasiones. Spinoza: Abuso de sustancias.
Kant: Encontró los medios para su propio final. Unamuno: Trágica pérdida de sentido.
Kiergegaard: Salto al vacío. Weber: Exceso de trabajo.
Kuhn: Pérdida súbita del paradigma. Wolf: Reacción alérgica a la santificación.
Lacan: Carencia irreversible Zenón de Elea: Arrollado por una tortuga.
Fuente:
D. H. Mellor
Profesor Emérito de Filosofía.
Facultad de Filosofía de la
20 Ágora Universidad de Cambridge.
Capuchino y
Frapuchino
Baguette

Portal Humboldt #16


Centro Histórico
Jerez, Zacatecas
Tel. (044) 494 406 23 42

A nuestros lectores:
Les informamos que Ágora se
distribuye de manera gratuita en los
siguientes lugares:
próximamente

Museo Casa de León Trotsky


Av. Río Churubusco #410
Col. del Carmen Coyoacán, México D.F.
Tels. 56 58 87 32 55 54 06 87
http://museocasadeleontrotsky.blogspot.com

Plaza Principal #10, Altos


Centro Histórico, Jerez, Zacatecas
http://foro_cafe.blogspot.com

Librería y Cafetería Cronos


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Centro Histórico, Jerez, Zacatecas
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Invierno 2008
grupo
cultural
ouroboros

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