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D ecir que para sabernos vivos sólo basta contemplar el mosaico multicolor de la
naturaleza y aspirar su aire impregnado de la savia primigenia, es tanto como
afirmar que el sentido de la trascendencia de la vida rebota continuamente entre los
muros de la impasible realidad que nos contiene. La búsqueda de su función de ser
como condición primordial de la conciencia no puede concebirse únicamente desde la
circunstancia que ocupa en sí. Una estricta definición de ser vivo, brindada por Carl
Sagan, lo describe como «cualquier sistema capaz de reproducirse, mutar y de
reproducir sus mutaciones». En un tono más filosófico que técnico, los griegos
proponían que no es mortal quien muere, sino quien conoce y acepta la certeza de su
muerte y por lo tanto manifiesta una reacción hacia ésta.
Antes que establecer cuál corriente filosófica posee el mayor grado de certeza, es preciso reconocer
el afán de trascendencia individual como común denominador entre ellas. No obstante la sugerida
intervención divina para avenirnos vida eterna en el establecimiento de un orden universal cuya
comprensión no nos será asequible en tanto no hayamos cruzado el umbral de nuestra muerte, lo
cierto es que ésta, más que tranquilizarnos, continúa infundiéndonos de latente zozobra. La razón
bien podría explicarse en la manera como enfocamos nuestra percepción de la realidad: ¿Vemos al
mundo tal cual es, o como de acuerdo a nuestras costumbres y creencias debería de ser?
Las antiguas escrituras nos invitan a creer que «la mejor arma del diablo es el
engaño». No olvidemos que, en ocasiones, también lo es de la esperanza.
Ágora 1
Emile Cioran ADRIÁN FRANCO
ver nada?
estar aquí y aún estando aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer
Tormento
2 Ágora
El pesimista debe inventarse cada día nuevas
razones de existir: es una víctima del «sentido» de
la vida. C omo una inesperada desgarradura impuesta al fino
telar de los sistemas metafísicos y filosóficos, la obra
de Emile Michel Cioran (Rumania, 1911-1995) infunde a la
Fuera de la dilatación del yo, fruto de la parálisis
general, no existe ningún remedio contra las crisis
del abatimiento, contra la asfixia de la nada, historia del pensamiento humano —a manera de paradójico
contra el horror de no ser más que un alma dentro
de un salivazo. rescate en el instante previo a la lucidez de la caída— una
Don Quijote representa la juventud de una loable sensación de agotamiento. Así como Nietzsche anuló la
civilización: él se inventaba acontecimientos;
nosotros no sabemos como escapar a los que nos idea de dios, Foucault criticó la razón teórica del racionalismo
acosan.
cartesiano, Habermas hace lo propio con las tres esferas
Dichosos esos frailes que, al final de la Edad
Media, corrían de ciudad en ciudad anunciando el básicas de Kant —ciencia, moral y estética— en la función de
fin del mundo. Poco les importaba que sus
profecías tardaran en cumplirse. Podían reintegrarlas hacia un positivismo por la emancipación de la
desmandarse, dar rienda suelta a sus terrores,
descargarlos sobre las muchedumbres; terapéutica verdad en poder del Estado, del mismo modo que Marx
ilusoria en una época como la nuestra, en la que el
pánico, introducido en las costumbres, ha perdido concibe a la filosofía como sistema integral armónico sucesor
sus virtudes.
de las religiones, la transición de la filosofía clásica a la
El prejuicio del honor es propio de las
civilizaciones rudimentarias. Cesa con la modernidad podría sintetizarse en un factor común: la
aparición de la lucidez, con el reinado de los
cobardes, de aquellos que, habiéndolo deconstrucción de paradigmas mediante la crítica analítica y
«comprendido» todo, no tienen ya nada que
defender. su consecuente abolición de la grandiosidad estética. Y es
Nadie puede conservar su soledad si no sabe precisamente en este punto, en el umbral indeciso de la
hacerse odioso.
posmodernidad en ciernes, donde Cioran toma su lugar en el
Constituye una gran injuria contra el hombre
pensar que para destruirse necesita una ayuda, un universo pensante, no como emisario de una panacea
destino... ¿No ha gastado ya lo mejor de su talento
en liquidar su propia leyenda? En ese rechazo de ideológica, sino más bien como la llave de una nueva caja de
durar, en ese horror de sí mismo, reside su excusa
o, como se decía antes, su «grandeza». Pandora en cuyo interior, tan oscura y pesimista como el
Si la Historia tuviera una finalidad, qué abismo de la deconstrucción de la filosofía, se distingue la
lamentable sería el destino de quienes no hemos
hecho nada en la vida. Pero en medio del absurdo contradicción de todo mediante una desmoralización en cuya
general nos alzamos triunfadores, piltrafas
ineficaces, canallas orgullosos de haber tenido violenta claridad conjuga la fatalidad de seguir existiendo, con
razón.
la fuerza vital de una literatura en cuyo estremecimiento nos
Tanto he mimado la idea de la fatalidad, a costa
de tan grandes sacrificios la he alimentado, que ha redescubrimos vivos. Cuando se le cuestionó si estaba en
acabado por encarnarse: de la abstracción que era,
ahora palpita irguiéndose ante mí, aplastándome desacuerdo con todo lo acontecido desde 1920, Cioran, lúcido
con toda la vida que le he dado.
y elocuente, respondió, «No, desde Adán».
Antes se pasaba con gravedad de una
contradicción a otra; ahora sufrimos tantas a la Maestro del aforismo como forma de expresión
vez que no sabemos ya por cuál interesarnos ni
cuál resolver. proporcional a la agudeza de su pensamiento, a Cioran se lo
Una naturaleza religiosa se define menos por sus podría reconocer como una perspicaz contradicción de sí
convicciones que por su necesidad de prolongar
sus sufrimientos más allá de la muerte. mismo, protagonista clave en la cada vez mayor desavenencia
Silogismos de la amargura (1952) del hombre ante sí y ante su dios.
Ágora 3
Esclavo Albedrío JOSÉ FÉLIX BONILLA SÁNCHEZ
No conoció su final, no supo del jaque «No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino
fulminante; pero hubo muchas cosas que no saben que un rigor adamantino
sí supo (o creyó saber), entre las que se sujeta su albedrío y su jornada»
pueden mencionar las siguientes. J. L. Borges
—Están a punto de acabar con todos los del —Alfiles, ¿quién sino yo les ha brindado ese
frente. glorioso nombre y los ha mantenido aquí, en mi
—Pues bien, si así tiene que ser, que mueran cercanía? Ustedes son y serán mis más preciados
con dignidad, con orgullo. guerreros, y ahora que todos nuestros batallones han
sido destruidos, se los digo: vayan, acaben con nuestros
—¿Y usted? ¿Qué va a pasar con usted? enemigos. Estén tranquilos, pues la reina y yo
—No se preocupen, aún hay escuadrones cubriremos sus espaldas.
dispuestos a defenderme. Y si ustedes pelean con valor Helos ahí, obedientes como siempre. Si les
hasta el final servirá de ejemplo para ellos, de modo dijera «cuélguense por mí» ¿acaso lo pensarían dos
que, si es preciso, mueran también por mí. veces? Ahora me parece que todo esto sucede sólo para
—Como ordene Su Majestad. que se pueda manifestar y magnificar mi gloria y mi
grandeza. ¡Qué más da la vida de tantos y tantos
Así me gusta, que no opongan resistencia a mis hombres como ellos!
órdenes. No se preocupen, pronto serán —¡Acaben con los enemigos, mis gloriosos
recompensados, sus esfuerzos se verán coronados y su guerreros!
recompensa durará eternamente.
—¿Pero qué sucede? ¿Qué escándalo es ese? Han estado siempre cerca, en cualquier
momento podrían convertirse en mis enemigos; de
—Una de las torres que usted mandó levantar hecho, ya casi puedo considerarlos así. ¡Ah, qué grande
ha sido destruida y la otra está en grave peligro. soy! ¡Ahora entiendo por qué han de morir! Su hora ha
—Pase lo que pase continúen luchando; no llegado, me siento como si ello dependiera de mí, como
hay hacia dónde retroceder. si sus destinos estuvieran aquí, en mis propias manos.
Ágora
4 Ágora
¿Qué es la muerte cuando soy yo quien la
controla? Me había parecido antes tan grande, pero ahora
la he empequeñecido y le digo: toma primero a estos,
luego a aquellos, por mi gloria, ¿lo oyes?, ¡por mi gloria!;
¡hasta tú trabajas para mí! ¡Oh, cuánta grandeza! ¡Qué
momentos estoy viviendo, qué sensaciones!
José Félix Bonilla Sánchez (Jerez, Zac., 1975) Lic. en Psicología por la
Universidad Autónoma de Zacatecas. Publicó Esclavo Albedrío en la revista
Res Et Verba (Noviembre, 2007).
¿Por qué?
ADSO EDUARDO GUTIÉRREZ ESPINOZA
L a niña preguntó a su madre en la cocina: ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué existe la
guerra? ¿Por qué el Universo es infinito? ¿Por qué Dios eligió a María y no a
Magdalena? ¿Por qué el cielo es azul? ¿Por qué mi abuela es anciana? ¿Por qué juegas a las
luchitas con mi papá en las noches? ¿Por qué los bebés vienen de París? ¿Por qué se llama
Jesús el niño Dios? ¿Por qué los ángeles no tienen sexo? ¿Por qué la maestra está bizca?
¿Por qué…? La madre apuñaló varias veces a su hija. En el suelo, la niña preguntó ¿Por qué
hiciste eso? ¿Por qué me duele tanto?...
Ágora 5
Vox Populi RODRIGO ALEMANY
hijo de Tlaloc
hijo de Huitzilopochtli
hijo de Coyolchauqui
hijo del tiempo y los abrazos
hijo del amor y de la muerte
teonanacatl
soy un duende azul con capuchón rojo
en la hoguera de la vida
como charqui fumo la pipa de la paz
y me alimento de hortalizas
Quitzé
jaguar y destierro
terreno nuevo
Lacalhá lluvia ocelote
jaguar y Quetzales
ofrendo mi moi a los cinco puntos cardinales
ofrendo mi cáñamo a los cinco puntos cardinales
ofrendo la hoja de coca a los cinco puntos cardinales
diaguita inca alacalufe y mapuche
hijo de Pedro de Valdivia dejo mis armas antiguas…
Ágora 7
Campo de
refugiados de la barbarie del olvido
MAURICIO CHALONS
*
8 Ágora
que murieron camino de su exilio. No queda la mínima
duda del sufrimiento que cada familia ha padecido sin
distinción de grupo al que perteneciera, pues la mayor
desgracia de esa guerra fue, es y será el que todos eran
eslavos; aquí no se puede hablar de diferencias étnicas,
quien lo mencione no tiene la más mínima idea de lo
que habla. En lo físico es casi imposible distinguir a
unos de otros; las únicas diferencias que se pueden
percibir, por ejemplo, al cruzar la zona serbia, es por
los letreros de las carreteras, escritos en cirílico, o
cuando nos cruzamos con una bandera bosnia, croata o
serbia durante el camino, o por la creencia religiosa
que profesan.
Cada día que paso en los pueblos y provincias de
Bosnia-Herzegovina me recuerda lo afortunado que
soy al tener un techo, sin disparos de obuses, morteros
o fusiles de asalto kaláshnikov en las calles o paredes
de las casas derruidas o a medio reconstruir, de tener
agua caliente en el grifo, comida y los diversos
servicios que el “primer mundo europeo” me ofrece
(aunque no siempre de la calidad que presupone el
costo de los mismos).
Las familias de Kravica, unas doce o quince en
promedio, sobreviven con aproximadamente treinta
euros al mes (unos 500 pesos mexicanos), los chicos
van a la escuela en condiciones muy difíciles y la gran
mayoría de los adultos malviven del cultivo para
Café
demandante, ávida de ofertas para elegir en un caldo de cultivo donde la libertad de (predispuestos, además, a repetir la
L
pensamiento y elección, más que un objetivo, fungen como un bien, es decir, la misma historia). Partiendo de la idea
lucha por ser se desarrolla con mayor ahínco en la arena del tener. La respuesta, tal de que a la patria se la considera un
iterario
como lo proponen las diversas corrientes existencialistas, se encuentra en el arquetipo de virtud para exaltar el
individuo y lo que éste decide hacer con su propia libertad, en tanto sea conciente y orgullo ciudadano, ¿es sano infundirle
responsable de sus fundamentos, sus motivaciones y los alcances de sus de un cariz incuestionable cuando la
consecuencias, y es quizá ésta la variable indicada para predeterminar el valor historia que precede a ésta influye en
ontológico del tejido social contemporáneo: en un mundo saturado por información el carácter de sus individuos, que a su
a la que es posible acceder con —literalmente— tan solo extender la mano, vez es determinante en los
¿estamos dispuestos a asumir el grado de responsabilidad implícito en el mecanismos de convivencia social en
conocimiento de todo ello? los cuales se desarrollan? Si
pudiéramos elegir en vez de heredar
la identidad de nación a la cual
pertenecemos, seríamos quizá más
La muerte cuidadosos en juzgar la historia y sus
protagonistas, tal como en la vida
adulta juzgamos también a nuestros
V isto a sí mismo como una entidad no transitoria, sino perdurable, el ser humano, de manera
sistemática en cualquier época y geografía, ha depositado la finalidad de su existencia más
allá del umbral de su tiempo y circunstancia física; proyecta no sólo el sentido del ser más allá
padres. No podemos elegir el lugar del
mundo en el que habremos de nacer; el
de las barreras del mundo terrenal; concibe también mecanismos en cuya función reside una reto, sin embargo, estriba en ser
promesa compensatoria contrapuesta a las vicisitudes acumuladas a lo largo de su vida. Al paso capaces de construir un presente que
de la historia de las civilizaciones hasta nuestros días, la relación intrínseca entre el individuo y redunde en el legado de una historia
su propia muerte ha quedado supeditada, y en algunos casos hasta institucionalizada, a la acorde al ideal social de una identidad
tradición espiritual que le compete y a pesar de las nulas evidencias (estadísticamente patriótica virtuosa, congruente y
despreciables) sobre cualquier posibilidad de prolongación de la conciencia más allá del mundo verdadera.
físico. Sea un paraíso, un infierno o la cíclica reencarnación del alma, ninguna de estas posibilidades puede dejar de considerársele como algo distinto a
una antigua tradición que, no obstante haber perdurado milenios, sería una equivocación considerarlos verdaderos sin contar antes con evidencias claras
que sustenten dichas tesis por el simple hecho de representar una forma antigua de pensamiento. Hipótesis reconfortantes diseñadas para brindar alivio,
no certeza, ante la anunciada finitud de nuestra existencia, no hacen sino trasladar a un espacio intangible el propósito de la existencia misma. No cabe
duda que una buena parte del instinto de supervivencia del ser humano estriba en el manejo emocional de la inminencia de su muerte, y que el uso del mito
Patriotismo
como paradigma universal ha probado su efectividad en el plano individual y comunitario, en tanto su fundamento esté basado en la promesa de una vida
mejor. Sin embargo, ¿no es ésta una forma de despreciar el mundo y la vida misma, lo que tenemos por seguro aquí y ahora? Si son el mito y la tradición
y globalización Plaza Principal #10 Altos
C e n t r o H i s t ó r i c o
espiritual medios para aliviar la inminencia de un destino despreciado, su finalidad fundamental se circunscribe entonces en la sola tarea de intuir el J e r e z , Z a c a t e c a s
sentido oculto del instante de la muerte. Quizá, desprovistos de influencias culturales y costumbres religiosas, la búsqueda individual del significado de http://foro_cafe.blogspot.com
nuestra existencia se enfoque hacia la vida misma: Decidir con plena libertad para qué vivimos y lo que haremos con el tiempo que dispongamos de vida,
bien puede resultar en una experiencia trascendental en la que la muerte juegue un papel igualmente primordial, pero en un terreno secundario.
Adoración del Alma MANUEL DEL RIEGO
L a delicia de tus besos cesa, las caricias de tus dedos ya no tengo, la confusión
regresa a mis sentidos, tú regresas a la ausencia.
Palabras que te dije con mensaje cierto, las recibes con lectura errónea.
Para amarte sé que sólo tengo lo que siento. Lo que digo no es congruente con
lo que tú aprecias. Yo pensé que no soy macho y lo sostengo, es la forma en que
elaboro mis mensajes, la que ha hecho que percibas lo que no pretendo.
Cabello Negro
C abello negro, manos de seda, ojos que hablan lo que los labios callan.
Administras lo que sientes, no dices lo que piensas. Pactas distancias y ahorras malestares…
Ojos desgarrados por el sudor del llanto, humedales del alma, cantos mudos, añoranzas ciegas…
Y tú no estás conmigo.
Ágora 13
por la puerta del hospital después de recibir 11 balazos en el
tórax, y he visto morir a gente con una sola bala en la misma
región; he visto negligencias médicas que no tienen
repercusión alguna en la mejoría del paciente, y excelentes
manejos que no bastan para preservar la vida. En ocasiones
se realizan exhaustivos protocolos de investigación para
determinar las causas exactas de una defunción, y siempre
existen casos que se salen de todo parámetro y explicación
científica.
Existe un abismo infinito de posibilidades, la medicina
no es ni será nunca una ciencia exacta, y menos cuando
intenta explicar la muerte y sus razones. La muerte no se
puede limitar a una definición, es más compleja, se puede
estudiar lo que existe alrededor de ella y sus posibles causas,
se han desarrollado medidas paliativas físicas, sociales y
emocionales para el control del dolor, y específicas en la
atención del moribundo, fármacos especializados en
pacientes desahuciados para brindar una mejor calidad de
vida el tiempo que ésta dure, se puede también ayudar a la
familia del fallecido durante el duelo, pero nunca se tendrá
un control sobre la muerte, pues ésta no se encuentra sujeta a
una ciencia ni al tiempo; es lo único seguro que tenemos al
nacer. Mientras algunos tratan de provocarla, otros le temen,
la retan o la evaden, algunos creen burlarla, otros intentan a
toda costa llegar sanos y salvos a las cercanías de su final,
pero todos mueren tarde o temprano. Y por más cerca que
esté uno de la muerte y se enfrente a ella constantemente,
ésta seguirá siendo impactante. Independientemente de las
creencias o ideologías que cada persona tenga sobre lo que
hay o no después de la vida, la muerte en sí seguirá siendo un
terreno desconocido. ¿Qué sabes tú de la muerte?, me
pregunté cuando me disponía a escribir estas líneas, y la
respuesta fue y sigue siendo la misma, creo muchas cosas
acerca de ésta pero la realidad es que nada sé; es un absoluto
misterio.
Ágora 15
No es mi intención asustarlos con mi relato; sólo
cuento esto porque necesito dejar el testimonio. En
especial porque me considero un escéptico frente a la
idea de una vida más allá de nuestro entorno material.
No creo, o creo que no creo en el espíritu o ánima,
más que como una manifestación de complejos
fenómenos físico/químicos en el cerebro. ¿Nuestra
conciencia de ser?, algo que desaparece cuando
terminan nuestras funciones vitales. Sin embargo,
anoche, mientras trabajaba con la computadora en el
cuarto, percibí un silencio profundo. Le hablé a Cholo
quien se había quedado dormido en la sala. No acudió
a mi llamada. Era raro, así que salí del cuarto, me
encaminé a la estancia y lo encontré en la alfombra.
No me sorprendió comprobar que ya no respiraba, ni
sentir su cuerpo frío. Lo abracé y lloré en silencio.
Decidí enterrarlo al día siguiente en los terrenos donde
pastan sus amigas. Como a las tres me fui a acostar,
aún sin sueño. Luego de un rato escuché sus pisadas,
inconfundibles sobre la loseta vinílica del piso. Fue a
la cocina, oí su lengua chasqueando con el agua de su
bebedero. Después enfiló por el pasillo hacia mi
cuarto. Entró y llegó hasta mi cama. No quise voltear.
No tenía miedo, pero me imaginé que era parte del
trato. Verlo habría sido excesivo quizá. Subió a la
cama, sentí su peso sobre el colchón; junto a mis pies
como acostumbraba hacerlo. Mis lágrimas silenciosas
emergieron de nuevo. Mi amigo regresó a despedirse
de mí.
Enrique Layna (Cd. de México, 1965) Estudió Periodismo en la UNAM pero no lo ejerce, vende
joyería de plata para sobrevivir. Ha publicado algunos artículos en modalidad de freelance en periódicos
como el desaparecido El Nacional y en Milenio. También fue redactor de la revista Poster Rock Power.
Ha tomado talleres de narrativa con Doris Camarena, Ricardo Bernal, Edmée Pardo y Guillermo
Samperio. Publica irregularmente su periodiquito de No-verdades El hijo del ajolote con sus textos,
cuyo tercer número está próximo a aparecer, también participó en las antologías Cupido negro, cuentos
de amor y desdicha, Homenaje a Bukowski y El amor en cada esquina, todas publicadas por El Café
Literario Editores. En internet Axxón le publicó algún cuento y el portal Los forjadores hace poco dio a
conocer otros dos de sus relatos de factura reciente.
16 Ágora
Sólo una carta (2.0) A.M. : P.M.
Andrés Méndez Palacios Macedo (Cd. de México) Oriundo de la Candelaria en Coyoacán, empezó su trabajo
como escritor dentro de las extintas publicaciones Inesperada Fuga y en el periódico Nosotros. Condujo la
cápsula cultural Fuga Auditiva dentro del programa Cambiemos Juntos. Pertenece al consejo editorial del
colectivo Café Literario. Ha publicado también en las revistas Cinecartelera, de Cinépolis, Cinefilia y Revista
del Café Literario; en los libros: Homenaje a Bukowski de la colección La Tanda Literaria y El amor en cada
esquina, Coedición del Café Literario, Ars Ludis y Serendipia, Revisteros. Actualmente compila el trabajo de
poesía colectivo http:/Poesía Cero en coedición con Generación Espontánea. Ágora 17
Réquiem para mi abuelo
ANDRÉS BRISEÑO HERNÁNDEZ
I
Hoy hace una semana y un día que no escribo. Hoy lo hago mientras escucho
un trueno que grita el cielo.
Hoy hace 9 meses y 22 días que murió mi abuelo y aún tengo lágrimas para él.
Más que mi abuelo era mi padre: ¡Es que me duele como un padre, como un
hijo, como un brazo, como un dedo!
Quizá, si no lo hubiera visto tendido, cubierto por una sábana, no tendría este
nudo en la garganta. Quizá, si no lo hubiera besado en la frente, me sentiría vacío,
amargo, árido.
II
No sé. Tal vez nunca hubo una casa, sino una mera mezcla de ideas que
se fueron compactando hasta dar con esto: un lugar que apenas nace.
A este último lo veo en cada cosa que toco y que veo aquí en Sarabia.
Lo huelo en las papas de mi abuela, en su corral ahora sin vacas; lo siento en
todas partes: en su cuarto, en su taller, en su camioneta roja. Le lloro en su
perro el Fierros que recién se ha muerto de tristeza.
Ágora 18
III
Mi abuelo es dulce y bueno como el pan de azúcar. Es la raíz, el
principio, el pilar donde descansa su descendencia. Nos aferramos todos a la
columna, la abrazamos con nuestros pobres brazos. La detenemos también
para que no caiga.
Página 20
Calvin: Predestinado. Nietzsche: Sobredosis de auto poder.
Cassirer: Aglomeración de causas simbólicas. Ockham: Afeitándose sin necesidad.
Comte: Negativismo. Parménides: Despiste del camino por visión doble.
Copérnico: Víctima de una revolución. Pascal: Por las apuestas del pecado.
Chomsky: Transformación degenerativa. Popper: Paso en falso.
Darwin: Inadaptación social. Pirrón: Escepticemia.
Dawkins: Genes suicidas. Pitágoras: Se le fracturó la hipotenusa.
Demócrito: Atomizado. Quine: Se le desligó la variable.
Empédocles: Accidente del ciclo cósmico. Rawls: Ignorancia expuesta a los elementos.
Epicteto: Crimen pasional. Rorty: Deficiencia de fundamentos..
Epicuro: Nada preocupante. Rousseau: Por contrato laboral.
Freud: Desliz inconsciente. Russell: Afeitándose con la navaja de Ockham.
Galileo: Inmovilidad súbita. Schelling: Ataque de nervios ocasionado por la complejidad de
Hegel: Sobredosis de crack. la vida.
Heidegger: Falta de tiempo para llegar-allí. Schlick: Protocolo colapsado
Heisenberg: Causas inciertas. Schopenhauer: Falta de voluntad de vida.
Heráclito: Ahogado dos veces en el mismo lugar. Shoemaker: Pérdida súbita de identidad.
Hobbes: Causas desagradables Sexto Empírico: Suspensión excesiva del juicio.
Hume: Confluencia repentina de pasiones. Spinoza: Abuso de sustancias.
Kant: Encontró los medios para su propio final. Unamuno: Trágica pérdida de sentido.
Kiergegaard: Salto al vacío. Weber: Exceso de trabajo.
Kuhn: Pérdida súbita del paradigma. Wolf: Reacción alérgica a la santificación.
Lacan: Carencia irreversible Zenón de Elea: Arrollado por una tortuga.
Fuente:
D. H. Mellor
Profesor Emérito de Filosofía.
Facultad de Filosofía de la
20 Ágora Universidad de Cambridge.
Capuchino y
Frapuchino
Baguette
A nuestros lectores:
Les informamos que Ágora se
distribuye de manera gratuita en los
siguientes lugares:
próximamente