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Profesora Maureen Ahern
Español 855
7 de febrero del 2000
La "Relación de la jornada de Cíbola" o el lamento de un soldado
Pedro de Castañeda de Nájera, el soldado, pudo haber quedado
en el olvido de la historia como tantos otros cristianos que
vinieron al Nuevo Mundo a buscar fortuna y prosperidad después de
que Cristóbal Colón abrió la ruta para cruzar el Océano Atlántico.
Pero no fue así, porque allá por la década de los mil quinientos
sesentas tomó una decisión que lo convertiría en el autor de "la
narración más completa" como la califica Ahern ("La narración
cartográfica" 51) sobre la expedición de Francisco Vásquez de
Coronado por el actual suroeste estadounidense, llevada a cabo
entre 1540 y 1542.
La "Relación de la jornada de Cíbola" fue escrita, como su
autor señala en en Prohemio, unos veinte años después de
finalizada la exploración por las tierras nuevas. Para Charles W.
Polzer, esto constituye una tremenda limitación del texto y, en
general, de los documentos sobre este viaje: "the accounts depend
on distant memory" (37) y por esta razón no satisfacen el interés
del estudioso de la historia que aprecia más los datos frescos de
un diario o de un recuento inmediato de los hechos. Sin embargo,
se podría entrar en discusión con Polzer y cito palabras de Eric
Heyne: "there is never one version of any event that is the best
for all purposes" (488). A Polzer le preocupa la fidelidad
geográfica de los documentos, tal vez eso sea un punto que no
pueda exigírseles. Todo recuento de hechos reales está animado por
un propósito y escrito desde una perspectiva particular (Heyne
489). Hayden White, en sus reflexiones metahistóricas,
considera que todo texto histórico es un trabajo literario:
[H]istorical narratives are not only models of past events and
processes, but also metaphorical statements which
suggest a relation of similitude between such events and
processes and the story types that we conventionally use
to endow the events of our lives with culturally
sanctioned meanings. (88)
Yuri M. Lotman, desde la semiótica de la cultura, llega a
conclusiones similares sobre la similitud entre el texto histórico
y el propiamente literario (242). Una acotación de este teórico,
que me parece importante antes de entrar a la "Relación de la
jornada de Cíbola", dice así: "if a narrative about reality
requires a plot (or plots) this in no ways means that plots are
inmanent to reality". (223)
Quiero enlazar lo que para Polzer es una limitación con esta
concepción literaria de las narraciones históricas. ¿No podría
considerarse que el paso del tiempo, en el caso del soldado
Castañeda, se ha encargado, de cierta manera, de dar forma y
sentido unitarios a los hechos vividos, de dar un argumento a las
experiencias fragmentarias del recordado viaje? La "Relación" de
Castañeda, propongo en estas páginas, puede leerse, a partir del
Prohemio, como la enunciación de un lamento por lo que pudo haber
sido y no fue: por no haber conquistado, colonizado o poblado
aquellas zonas visitadas en la expedición de Vásquez de Coronado.
El final del Prohemio de Castañeda, que será mi punto de
partida para leer su narración, me hace pensar en un refrán que
reza "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde". Sus palabras,
aunque en tercera persona y referidas "á todos aquellos, o á los
más" que fueron a la expedición, parecen traducir sus propios y
personales sentimientos:
Lloran sus coraçones por aber perdido tal oportunidad de tiempo y,
como sea sierto que ben más los hombres cuando se suben
á la talanquera que cuando andan en el coso, agora que
están fuera cognoçen y entienden los rumbos y el aparejo
donde se hallavan (...) deléitanse en contar lo que
bieron y aún lo que entienden que perdieron, especial
aquellos que se hallan pobres oy tanto como cuando allá
fueron. (63)
La nostalgia lo mueve a contar lo vivido, a recordar lo
perdido, y en su recuento de los hechos, de los lugares, de las
costumbres, de las maravillas y de las dificultades, Pedro de
Castañeda va proveyendo las explicaciones pertinentes. En el
capítulo séptimo de la tercera parte, ya cerca del final de la
"Relación", el autor da noticia del lugar desde donde escribe y de
su particular situación: "en esta villa de Culiacán, donde yo a el
presente escribo esta relaçión y notiçia, (...) biniendo en
probeça y neçesidad, y en esta ora más, por estar la tierra más
probe y alcançada que nunca lo fue." (140)
¿Cómo explica Castañeda esta triste situación? A lo largo del
texto hay referencias claras a dos sujetos a quienes el soldado y
el cristiano Pedro de Castañeda de Nájera hace responsables de su
propio y personal destino: el general Francisco Vásquez de
Coronado, quien estuvo al mando de la expedición, y Dios
Todopoderoso, cuya voluntad es la instancia última que mueve la
tierra.
David Weber, en su libro The Spanish Frontier in North
America, explica como la voluntad divina es un componente
fundamental de la mentalidad española de la época: "Spaniards
believed in a supreme being who favored them, and they often
explained their successes as well as their failures as
manifestations of their god's will." (20) Otro aspecto que Weber
destaca es que los líderes españoles estaban dotados de autoridad
para actuar en forma rápida y concertada (20).
Vásquez de Coronado, efectivamente, era para Castañeda "el
autor de todo" (68), el que decidía sobre la ruta que tomar, sobre
la gente que enviar a explorar, sobre la gente que dejar en un
punto fijo. Y todos le debían obediencia a este "cavallero de
Salamanca" (65), porque así lo juraron sobre los Evangelios (71).
No obstante, a los ojos del autor, Francisco Vásquez no hizo buen
uso de la autoridad con que fue investido: "ni él supo conserbar
aquel estado ni la governación que tenía" (68), advierte al lector
en el capítulo cuarto de la primera parte y confirma en la tercera
parte de la "Relación de la jornada de Cíbola":
El general caminó, dexando por todas partes gentes que no le
querían seguir, y llegó a México con menos de çien
hombres a dar cuenta a el visorey Don Antonio de
Mendoça. No fue dél bien recebido, aunque dio sus
descargos. Y desde allí perdió reputaçión y governó poco
tiempo la governaçión (...) (138).
En la versión de Castañeda, todo iba bien en los
descubrimientos incluso la violencia hasta antes de que el
general marchara, con algunos elegidos, en demanda de Quivira. "Y
así, poco a poco, se fue asegurando toda la comarca" (97), es
decir, el dominio de los españoles se hacía sentir en las regiones
visitadas y violentamente tomadas. Porque, como indica Maureen
Ahern en su ensayo sobre "Los espacios orales y culturales", el
ejército de Coronado, a la vez que tenía muy buena reputación, "se
mostró tan capaz de cometer masacres y saqueos a escala mayor"
(196).
La expedición de Vásquez de Coronado a Quivira fue complicada
y agotadora, porque el guía que llevaban el indio bautizado como
El Turco intentó perderlos. Mas las noticias del general, al
volver, eran halagüeñas para "el campo" o sea para todos los
soldados que formaban el cuerpo de la expedición: " decía traía
notiçias de grandes poblaciones y ríos poderossíssimos, y que la
tierra era muy pareciente a la de España en las frutas y yerbas y
temporales" (108). La primera parte de la "Relación" finaliza con
esa ilusión de llegar todos a Quivira donde el general no encontró
oro ni plata porque según el indio Xabe "no entró en la tierra
adentro, que no osó por ser muy poblado y no se hallar poderoso"
(107).
En la segunda parte del texto, que Ahern ha trabajado en su
ensayo "La narración cartográfica de La Relación de la jornada de
Cíbola", Castañeda se encarga de describir la geografía y las
costumbres de los lugares visitados durante la expedición. Sin
embargo, en el capítulo final se filtra el lamento. Cito a Ahern:
Castañeda no puede contener un amargo comentario sobre el abandono
de la empresa por parte de Vásquez de Coronado, "tan sin
causa ni raçón", esto debido al hecho de que ni Coronado
ni De Soto habían poblado el territorio del que da fe el
narrador: tierras ricas, densas poblaciones y anchos
ríos. La causa ha de ser, según él, la providencia de la
divina voluntad de Dios (...). (59)
En la tercera parte, el autor recurre nuevamente a la
voluntad divina para contar sobre el desafortunado accidente del
general, "cuya cura fue larga y temida" (132): "Y como ninguna
cosa está en esta vida a la dispusiçión de los hombres, sino a la
ordenaçión de Dios Todopoderoso, fue su voluntad que los nuestros
no se efectuasen (...)" (131)
El accidente, visto como intervención divina en la vida
humana, desencadenó el regreso de la expedición a la Nueva España,
aunque no sin desatar discusiones entre los altos jefes que "no
obedecían al general como solían." (132) La justificación que da
Vásquez de Coronado a su ejército es que "no se avía hallado cosa
rica ni avía poblado en lo descubierto donde se pudiesen haçer
repartimientos a todo el campo." (132)
El mal sabor de boca con que adereza su narración el soldado
me hace pensar en un sentido diferente al propuesto por Carmen de
Mora, quien enfatiza la labor desmitificadora del cronista, cuyo
"texto es una crítica a la credulidad inmotivada que acarreó el
desastre de la expedición" (905). En mi opinión, el "desastre" que
relata Castañeda fue renunciar a la expedición, fue no llegar a
Quivira, fue no poblar "ese territorio tan extraordinario", como
dice Ahern ("La narración" 60). La "Relación" posee,
efectivamente, una carga crítica importante, pero contra la
actuación de Francisco Vásquez y contra la voluntad de Dios "quel
sabe el cómo y cuándo estas tierras serán descubiertas y para
quién está guardada la buena ventura." (144)
El soldado Castañeda de Nájera, miembro quizá de la
retaguardia del "campo", al sentarse a escribir su versión de los
hechos les imprimió el sentido de lamento, desde su pobreza,
porque su vida hubiera podido ser mejor si las voluntades de los
que mandan Dios y Francisco Vásquez de Coronado hubiesen tomado
otro rumbo. El cronista Castañeda de Nájera, desde su nostalgia y
desde las memorias fragmentadas sobre el viaje hacia tierra nueva,
supo plasmar la percepción del soldado como súbdito que debe
obediencia a las instancias superiores. Su "Relación", sin
embargo, es un testimonio del poder de la palabra que ha
trascendido siglos para hablar con autoridad sobre los "casos
acontecidos en la jornada de Cíbola" (61).
Obras citadas
Ahern, Maureen. "La Relación de la jornada de Cíbola: los espacios
orales y culturales." Conquista y contraconquista: la escritura
del Nuevo Mundo. Eds. Julio Ortega y José Amor y Vásquez. México:
El Colegio de México, 1994. 18799.
. "La narración cartográfica de La Relación de la jornada de
Cíbola." Literatura de viajes: el Viejo Mundo y el Nuevo. Coord.
Salvador García Castañeda. España: Castalia, 1999. 5160.
Castañeda Nájera, Pedro de. "Relación de la jornada de Cíbola."
Las siete ciudades de Cíbola: Textos y testimonios sobre la
expedición de Vásquez Coronado. Ed. Carmen de Mora. Sevilla:
Alfar, 1992. 57144.
Heine, Eric. "Toward a Theory of Literary Nonfiction." Modern
Fiction Studies. 33.3 (1987): 47990.
Lotman, Yuri M. Universe of the Mind: A Semiotic Theory of
Culture. Bloomington: Indiana UP, 1990.
Mora, Carmen de. "Códigos culturales en la Relación de la jornada
de Cíbola de Pedro Castañeda Nájera." Nueva Revista de Filología
Hispánica 39.2 (1991): 90112.
Polzer, S.J., Charles W. "The Coronado Documents: Their
Limitations." The Coronado Expedition to Tierra Nueva: The 1540
1542 Route Across the Southwest. Eds. Richard Flint and Shirley
Cushing Flint. Niwot, Co: UP of Colorado, 1997. 3643.
Weber, David J. The Spanish Frontier in North America. New Haven:
Yale UP, 1992.
White, Hayden. Tropics of Discourse: Essays in Cultural Criticism.
Baltimore: The Johns Hopkins UP, 1978.