Vous êtes sur la page 1sur 19
CapiruLo 6 ANSCOMBRE Y DUCROT Y LA TEORIA DE LA ARGUMENTACION 1. Puntos de partida, — 2. La teoria de Ia argumentaci6n, 2.1. Qué es ar- gumentar? 22. Argumentacién logica y argumentacion ‘discursiva. 53. Marcadores argumentativas. 24, Las escalas argumentativas y los topoi. — 3. Algunas consecuencias En los capitulos precedentes hemos revisado las propuestas que than ido abriendo el camino a los estudios pragmaticos dentro de una ‘perspectiva lingiistica. Hemos visto cémo algunas teorias pragmaticas mnfan el énfasis en caracterizar las condiciones de emisién que de- frminan el tipo de acto ilocutivo realizado por un determinado enun- iado en una situacién comunicativa; y vimos también cémo otras se entran en cl estudio de los contenidos que un enunciado puede trans- \itir de manera implicita. Todas ellas tienen algo en comin: repre- an puntos diferentes dentro de la linea fundamental del desarro- de la pragmatica anglosajona. Fl presente capitulo quiere abrir un paréntesis para introducir una perspectiva algo diferente, sobre todo desde el punto de vista del ob- ‘estudiado, pero también desde la tradicién lingiiistica en que se rca: como veremos, la teoria de la argumentacién se centrara en iertos tipos de adecuacién contextual, y Jo haré dentro de una tradi- i6n francesa. Los trabajos de J. C. Anscombre y 0. Ducrot (ya sea en olaboraciGn, ya por separado) constituyen las bases de este enfoque. |. Puntos de partida Como acabamos de decir, la pragmatica inglesa se ha ocupado en mer de relieve el caracter de accién que subyace a toda comunica- 92 INTRODUCCION A LA PRAGMATICA cidn lingiistica y los principios que determinan la adecuacién de los enunciadlos a la situacion externa en que Se emiten (determinando, asi, las condiciones que rigen su interpretaci6n). La teoria de Anscombre y Ducrot, en cambio, tiene mas que ver con los principios que deter: minan la adecuaci6n de los enunciados con respecto al contexto lin gaistico en que aparecen (es decir, lo que es o no adecuado como con- tinuaci6n a una determinada frase), y representa el enfoque einterno» y discursivo. En efecto, en el discurso, es habitual que se encadenen dos 0 mas oraciones con una direccion ilocutiva concreta. Uno de estos tipos de encadenamientos es el que se define como ‘argumentacién. Por el momento, basta con la idea intuitiva de que ar- gumentar es aducir argumentos a favor de una determinada conch- si6n, Lo que quieren mostrar Anscombre y Ducrot es que los princi- pios que rigen los encadenamientos argumentativos dependen funda- mentalmente de la propia estructura lingtlistica de los enunciados, y no s6lo de sti contenido. El punto central de la teorfa va a ser, por tan- to, mostrar cuailes son Jos elementos, las reglas y los principios que de- terminan la organizaci6n externa y la interpretacion de las argumen- taciones, La suya es, pues, una orientaci6n tedrica radicalmente distinta de cualquiera de las contempladas hasta ahora, ya que su objetivo es ana- lizar de qué manera la forma lingifstica influye o determina los enca~ denamientos posibles y una parte de la interpreticién. En este senti- do, Anscombre y Duerot intentaran mostrar que el Ingar idéneo para tratar tales fenémenos es una seméntica ampliada, que abarque tam- bién a la pragmatica 0, al menos, a una parte de la pragmatica. 2. La teoria de la argumentacién 24. QUE ES ARGUMENTAR? Por argumentacién se han venido entendiendo al menos dos cosas diferentes, dependiendo de a qué ambito se ligara el término: desde una perspectiva retérica, la argumentacién comprende el conjunto de estrategias que organizan el discurso persuasivo; desde una perspecti- va légica, una argumentacién es un tipo de razonamiento. El conteni- do especifico que adquiere la palabra argumentacion dentro del mar co te6rico de Anscombre y Ducrot tiene cierta relacién con los dos sentidos descritos, pero su alcance es algo mas restringido. Para ellos, arguinentar es bésicamente dar razones a favor de_una conclusi6n: TA TEORIA DE LA. ARGUMENTACION 93 ‘un emisor hace una argumentacién cuando presenta un enunciade (0 un conjunto de enunciados) £, [argumentos] para hacer admitir otto enun- ciado (0 conjunto de enunciados) £, [conclusion] [Anscombre y Duerot, 1983: 8). Mirando las cosas desde otro Angulo, puede decirse que la argu: ‘mentacion es un tipo particular de relacién discursiva que liga a uno varios argumentos con una conclusion. Ahora bien, el término argumentar no debe entenderse como ‘de- mostrar formalmente la validez de una conclusién, o la veracidad de una aserci6n’. La expresién-clave —subrayada por los propios auto- Tes—, que opone su concepcién a la de la logica, es hacer admitir: se trata de presentar algo como si fuera una buena raz6n para llegar a una conclusién determinada; pero no se afirma que lo sea realmente. De hecho, las leyes discursivas que determinan qué tipo de enun- ciado cuenta como un argumento a favor de una conclusion pueden alejarse bastante de las de la légica clésica, como se pone de mani- fiesto en Anscombre y Ducrot (1978-79). Un encadenamiento como el de la respuesta de B en (1) resulta contradictorio desde un punto de vista estrictamente légico: (1) A: —gEsta ya la cena? B: —Si, casi. La respuesta afirmativa Sf implica necesariamente la cena esta lis- ta, y casi, por su parte, conduce a la interpretacién contraria (la cena no esid lista), de modo que se incurre en una contradicci6n légica. Sin embargo, la secuencia es perfectamente aceptable desde un punto de vista argumentativo. Por tanto, para que un enunciado aparezca pre- sentado como argumento no es imprescindible que sea efectivamente un buen argumento. En segundo lugar, es necesaria otra precisién. Lo que puede contar como un buen argumento desde el punto de vista l6gico puede en cam- bio no serlo desde el punto de vista de la argumentacién discursiva: 2) a 4Marfa es muy lista: habla inglés, chino e incluso francés }. Maria es muy lista: habla inglés, francés e incluso chino Si slo interesara el contenido de los argumentos, y si el hablar idiomas se considera como una prucba de inteligencia, tanto (2)a como (2)b deberian ser exactamente iguales; sin embargo, el encade- namiento de (2)a resulta extrafto, y el de (2)b perfectamente normal. Como sefialan Anscombre y Ducrot (1983: 8)

Vous aimerez peut-être aussi