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Yo Nabucodonosor

-A-
Testificaré la historia
De algo que me sucedió,
No es un cuento ni novela
Ni una simple narración
Porque ambas son mentiras
Y mentiroso no soy.

Soy un hombre muy famoso


¿Mi nombre? Nabucodonosor
yo fui rey en babilonia
cuyo símbolo es un león.
Conquisté un gran territorio
Que mi ejercito engulló
Matando a diestra y siniestra
A todo el opositor
Que se atreviera siquiera
A levantarme la voz.

Yo derroté a los judíos,


Y deje en desolación
A Jerusalén, la hermosa
Que en ruinas toda quedó.
Los utensilios del templo
Ofrecí a Baal-peor
En pago de la promesa
Por hacerme emperador.

-B-
De los jóvenes cautivos
Algunos escogí yo
Para educarlos en las ciencias
Que regían en mi nación.
Sadrac, Mesac y Abed-nego
Fueron tres de lo mejor
Que como estudiantes estaban
Siempre en el cuadro de honor.

Había otro jovencito


un tal Daniel... creo yo
que con los tres ya nombrados
no quiso probar ración
de comida que les daba
para su alimentación.

Junto con el jefe eunuco


Pronto se confabuló
Y en el lapso de diez días
Sólo legumbres comió.
Por cierto, el experimento,
Positivo resultó
Pues el rostro de estos “chamos”
Más robusto pareció
Y en un “test” de inteligencia
En letras, ciencia y visión
Alcanzarón los muchachos
La más alta puntuación
Pues, además de ser honestos,
Confiaban siempre en su Dios.
¿Qué pasó con los manjares
que a ellos les enviaba yo?
Creo que Melsar el eunuco
Seguro... se los comió.
Aquí no termina todo.
Ahora viene lo mejor.

-C–
Resulta que una noche
Un sueño me perturbó
Y a la mañana siguiente el mismo se me olvidó.
Mande a llamar a caldeo, astrólogo, mago y encantador
Pä que del sueño olvidado
Me dieran recordación
Y como no quería dudas también su interpretación

Yo,debido a mi carácter
De demócrata que soy
Les ofrecí que escogieran
La verdad o... el paredón.
Todos ellos se alarmaron
Y hasta un infarto les dio
Porque tan grave problema
No encontraban solución.
¡Ten misericordia oh Rey¡
porque a tu sueño en cuestión
no hay quien te lo recuerde
ni le de interpretación
salvo los dioses que habitan
quizá en la celeste región.

Esto me hizo enojar


Y se encendió mi furor
Y ordené que los matara
Al capitán Arioc.
Pero este encontró a Daniel
Cuando a su casa llegó,
Quien le pregunto extrañado:
¿Por qué tanta agitación?
¿Es que no oyes las noticias?
El capitán contestó;
¿No has visto los corri-corri
ni te ha llegado el rumor
del decreto que hacer noche
dio Nabucodonosor
ordenando que a los sabios
de todita la nación
yo les diera matarile,
matari-lerí-lerón?
Y como el rey está bravo en su rabio él exclamó:
¡oh sabios de Babilonia¡
ya no tenéis más opción,
no me digaís mas mentiras
ni me pidaís dilación
pues nada tengo de idiota
un niño tampoco soy
por eso les digo a todos:
¡Mi paciencia se acabó¡.

Mas Daniel prudentemente


Mirando el rostro de Arioc
Le brindo un café y le dijo:
¡Dame un chance por favor¡
que junto a mis compañeros
ya me pondré en oración
y juntos le pediremos
a Jehová nuestro señor
que sobre este misterio
emita resolución.

Muy pronto Daniel obtuvo


respuesta a su petición
y al lado del capitán
a mi presencia llegó,
y me dijo: “Por su sueño
no se preocupe señor
pues hay un dios en los cielos
el cuál nada me ocultó,
y toda tu pesadilla
el me la reveló”

Como tú querías saber


Si el futuro era mejor
Dios, quien revela misterios
De esta forma te mostró
Y en tu sueños tú veías
Un coloso gigantón;
Su cabeza era de oro,
Pecho y brazos, plata son,
Vientres y muslos de bronce
Piernas y pies, barro y hierro se ligó
Eso fue lo que soñaste
Y lo que te perturbó.

Ahora te enseñaré
Cual es su interpretación
No es que en toda Babilonia,
Yo sea el sabio mejor,
Sino porque fue Jehová
El Gran Dios revelador
Quien ha dado la respuesta
Para tu interrogación:

“Tu eres el rey de reyes


con poder, fuerza y vigor
tú eres esa cabeza
que de oro se cubrió.
Después de ti vendrá otro
De calidad inferior,
Y luego un reino de bronce,
¿y el de hierro?...posterior.
sus pies ...una mezcolanza
de difícil ligazón
puesto que el barro y el hierro
jamás permiten unión.
Es por eso que este reino no admite comparación;
Será fuerte, será frágil
Pues no se ligan los dos
Puesto que es de alianza humana
Donde no estará presente Dios.

Pero justo en esos días


Que este esté reino en función
El Señor desde los cielos
mandará un gobernador
que todos los otros reinos
en polvo los convirtió.
Y el será el Soberano
El único regidor
Que reinará para siempre
Sobre toda la creación.
Así que el dios de lo Alto
Me reveló esta visión,
La que en sí es verdadera
Y fiel su interpretación.

Yo me postré humillado
Ante el profeta Daniel
Y ordene que le brindarán
Muchos honores también
Y de toda la provincia
Gobernador le nombré;
Y Sadrac, Mesac y Abed-nego
Allí estaban con él.

-D–
¿Yo soy Nabucodonosor?
Recuerden, ¡Soy un gran Rey!
Y una estatua muy grandiosa
De mi imagen mandé hacer.
Y ordené que consejeros,
Jueces y oidores también
Al igual que capitanes,
Sátapras y no se qué
Se conectarán en Dura
El día que la dediqué,
Y le dije al pregonero
Que a tal efecto llamé
Que le ordenara a los pueblos,
Nación y lengua también
Que al sonar de la bocina
Se arrodillarán al pie de la estatua que en el campo
En mi nombre levanté.

Mas, tres hombres insolentes...


Los amigos de Daniel
No hicieron caso al mandato,
Ni les importó mi ley,
por eso, en un horno ardiente
sin compasión los lancé
y en chicharrón se volvieran
como debería ser,
para que así aprendieran
como debería ser,
para que así aprendieran
mi mandato obedecer
es mas, los até tan fuerte
que no se podían mover.
Por cierto que han dicho horno
Siete veces calenté.
Pues quería asegurarme
De nunca volverlos a ver.

Pero... ¿Qué cosa curiosa?


Lo que en realidad pasó:
Resulta que la candela
Que hasta los guardia mató
A Sadrac, Mesac y abed-nego
Ni siquiera chamuscó,
Y debo confesarles
Algo que me sorprendió,
Fue que vi a un cuarto hombre
Con rostro de hijo de Dios
Que paseaba por las llamas
En franca conversación
En medio de esa candela
Que ni un pelo les quemó.

Por eso ordené


Que salieran del fogón
Y vinieran hacia mi
Pá concederles perdón
Y así constatar el fuego
Que sus ropas respetó
No surte ningún efecto
Si Dios es el protector.
En vista de eso ordené
que en todo pueblo y nación,
a nadie se le ocurriera
blasfemar contra el Señor
pues, el ser descuartizado
sería la pena menor.

-E-
¡Yo soy Nabucodonosor!
Aquel gran rey y señor
Que por sus grandes riquezas
Su corazón agrandó.
Nuevamente tuve un sueño
Como la vez anterior
Que ni sabios ni caldeos
Encontraron solución.
Desde luego, fue Daniel
Ese profeta de dios
El que le encontró la clave
Al sueño que me asombró.

Esta vez soñé un árbol


De la tierra retoñó
Y su altura fue tan grande
Que hasta el cielo llegó
Su follaje lucía hermoso,
Frutos abundantes dio,
A las bestias daba sombra
Y a las aves anidó.
Pero de pronto señores
Algo grave sucedió
Porque un vigilante santo
Desde el cielo descendió
Y sin pensarlo dos veces,
Exclamando a viva voz,
A las bestias y a las aves
Conjuntamente espantó,
Y sin piedad ni clemencia
Al bello árbol taló.

Dejo solo sus raíces


Que al suelo firme fijó
Con atadura de hierro
Que causaron estupor
Y su corazón de hombre
En bestia se le cambió
Y pasarían siete tiempos
Sin que tuviera razón.
La sentencia es por decreto
Y santa resolución
Y sabrían los vivientes
Que el Altísimo es Señor
Y es quién gobierna al mundo
Porque El es su Creador.

Al escuchar este sueño


Que mi boca refirió
Daniel se quedo tan serió
Que hasta a mi me preocupó.
Y casi por una hora
Atónito se quedó.
Su mente estaba turbada
Por la tremenda impresión
Y la gran interrogante
Que tal sueño le causo.

“Tu eres, rey ese árbol


que el vigilante cortó
y que pastos como bestia
se te dará por ración,
por lo tanto, si no quieres
vivir esa situación,
te sugiero que me escuches
el consejo que te doy
así que abre tus oídos
y presta mucha atención:
redime ya tus pecados
y bienes haz por montón
y así paz y alegría
tendrás en prolongación”

¡Yo soy Nabucodonosor!


Ese gran rey y señor
Que a Daniel ni le hice caso
Y muy poco me importó
Su perplejidad sincera
Ni el consejo que me dio
Por eso al cabo de un año,
Estando yo en el balcón
De mi elegante palacio
Que el la ciudad tengo yo
Miraba a la Babilonia fruto de mi creación
Con sus jardines colgantes
Que causaron sensación
Y pensé que como un niño
En mi mandato creció
Y dije pá mis adentros,
Muy orondo, sin rubor...
¡no es esta Babilonia
que mi genio edificó¡
me sentí muy orgulloso
me pecho se me agrandó
reposado en lo mas alto,
muy seguro...sin temor

-F-
En ese mismo momento
En que henchido estaba yo
Me sobrevino un desmayo
Y allí perdí la razón
Y sufrí la locatera
Del cual Daniel me advirtió
Y sin que me diera cuenta
El reinó se me quitó
Y con las bestias del campo
Me fue dada habitación.
De comida...gamelote
Como a un buey se me trato
E igual que plumas de águila
El pelo a mi me creció
Y me dicen que las uñas
Parecían garras de halcón.

Más cuando cumplí siete años


En esta cruel situación
Alcé mis ojos al cielo
Y a Jehová pedí perdón.
El, en ese mismo instante
Me devolvió la razón
Y con corazón humilde
Glorifique a mi Señor,
Porque ahora si era mío
Pues, tan terrible lección
No quería repetir,
Ni tonto que fuera yo.
Al deponer la actitud
Que mantenía anterior
Mayor gloria me fue dada,
Doble dignidad y honor
Y el reino que antes tenía
Pronto se me devolvió

-G-
Ahora yo testifico
Que Jehová si que es un Dios
Que escucha a aquel que le busca
Con sencillo corazón.
Jehová sólo es el Altísimo
El grande y único Dios
Que de todo el universo
Posee total control.
A el se puede invocar
Ante cualquier situación
Porque El si es un Rey de Reyes
Sin ningún competidor.
El se merece la gloria
El se merece el honor
El se merece la alabanza
El se merece mi canción,
Pues sus caminos son justos
El al soberbio humillo
Y ciertamente es un loco
Quien no le tenga por Dios.
Lo dijo por experiencia...
¡Yo Nabucodonosor!

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