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FILOLOGÍA HISPÁNICA Juan Gutiérrez Cuadrado

HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA II Trabajo sobre Quevedo

HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA II

Trabajo sobre un texto de Quevedo

Comentario: SOBRE UN TEXTO DE FRANCISCO DE QUEVEDO


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Nota: Aquí he desarrollado mucho más la lengua del Barroco. Este es el motivo por el que San Juan de
la Cruz y Santa Teresa de Jesús y Miguel de Cervantes son autores españoles conocidos y admirados y
tratados por la literatura universal y las literaturas comparadas de forma tan elocuente.

6.3.6. Francisco de Quevedo1. Carta al duque de Osuna (1615i)

Ilustrissimo y excelentissimoii Señor.

Relacion i nuevas i uisitas2iii,

Sigueseiv lav grandeza de las bodasvi de la Reyna de Francia dejando aparte la


grandeza del señor duque de Lermavii que fue igual al animo con que hazeviii todas sus
cosas. No cuento a v.exª el numero de azemilas3 ni digo lo acostumbrado de cordones4

1
Quevedo fue uno de los grandes autores del Barroco, quien dio a la lengua de las tendencias barrocas los
módulos estilísticas que necesitaban. El barroquismo triunfaba y era grato al público, que ya no tan
neófito. Sobre el tema decía Fray Jerónimo de San José, quien creía en la innovación: “bien está que no
cambien los términos consagrados por la religión y los de carácter jurídico; pero en lo demás del estilo y
del lenguaje corriente no hay que atar los ingenios y la elocuencia a la grosería del hablar antiguo”. Fray
Jerónimo elogia la lengua del Siglo de Oro como la más elevada expresión castiza compuesta por gran
erudición. Esta mezcla de gran estilo y de gran acervo cultural popular la podemos encontrar en el
presente texto, traído a comentario, tanto en los diferentes niveles de la lengua como en el recurso
retórico que analizaremos al final del estudio.
2
Uisita: de cumplido, o de cumplimiento. 1. La que se hace como muestra de cortesía y respeto.
3
Acémila: del ár. az-zamila, la bestia de carga. 1. f. Mula o macho de carga. 2. [f.]Cierto tributo que se
pagaba antiguamente. 3. [f.]fig. asno, persona ruda.
4
Cordon: del fr. cordon. 1. m. Cuerda, por lo común redonda, de seda, lino, lana u otra materia filiforme.
2. [m.]Cuerda con que se ciñen el hábito los religiosos de algunas órdenes.
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de seda reposteros5 bordados y garrotes6 de plata por ser cosaix tan çierta. Dio librea7 a
toda su casa la misma del Rey aquellos ajedrezitos que v. exªxxi a bistoxii en las alegrias
de la casa de Borgoña. Llevo consigo al marques mi señor almirante i al duque de Cea i
estos tres señores se vistieron por si i por sus criados porque fueron mas ricos que todos
i no dieron librea. Llevo al duque de Sesas que vino con granxiii casa de caballeriza i
recamara8 ixiv hizo entrada de zabuco en el pueblo. Trujoxv consigo a Lope de Vega cosa
que el conde de Olivares imito de suerte que biniendo en el propio acompañamiento
trujo vn par de poetas sobre apuesta amenazando con su relazion. Io estube por escribir
vn romanze en esta guisaxvi mas tropeze en la envajada9:

a la orilla de vn Marques
sentado estaua un poeta
que andan con Reyes i condes
los que andauan con obejas.

El Conde de Villamor hizo demostrazion grande porque fue a acompañar a su


exª con librea esplendida. Vn caualleroxvii particular de Balladolid quexviii así se mandó
nombrar Don Tal Portocarrero enbistiendosele las bodas en el cuerpo como los diablosxix
se bistio a si i a sus criados de su mayorazgo cosa quexx le contradijeron los años por
uenir i la ganaxxi de comer i saco la mas rica i mejor librea en gran perjuiicio de su
estomago i acreedores. El duque de Maqueda vino con mucha jente i muii luzido
acompañando a su exª mas no trujo poeta cosa que se noto. Desposaronse los Reyes a
los dieziseis de octubrexxii en la yglesia mayor de Burgos. Desposandose por el Rey de
Francia el señor duque de Lerma. Hizo la Reina renuncia de los estados y Reynos i
aquella noche en Burgos sacaron candiles10 que en castellano dizenxxiii poner
luminarias11. Vboxxiv cohetes i toros que corrieron ellos a los caualleros porque eran los

5
Repostero: del lat. repositorius, que sirve para reponer y guardar. 2. m. El que tenía a su cargo, en los
palacios de los antiguos reyes y señores, el orden y custodia de los objetos pertenecientes a un ramo de
servicio, como el de cama, de estrado, etc. 3. [m.]Paño cuadrado o rectangular, con emblemas heráldicos.
Mayor. 1. Antiguamente, en la casa real de Castilla, jefe a cuyo cargo estaba el mando y gobierno de todo
lo perteneciente al ramo de repostería y de los empleados de ella, y era persona de las principales familias
de la monarquía.
6
Garrote: del fr. garrot. 1. m. Palo grueso y fuerte que puede manejarse a modo de bastón.
7
Librea: del fr. livrée. 1. f. Traje que los príncipes, señores y algunas otras personas o entidades dan a sus
criados; por lo común, uniforme y con distintivos. 2. [f.]Vestido uniforme que usaban las cuadrillas de
caballeros en los festejos públicos. 3. [f.]fig. Paje o criado que usa librea. 4. [f.]Mont. Pelaje de los
venados y otras reses.
8
Recamara: 1. f. Cuarto después de la cámara, o habitación principal, destinado para guardar los vestidos
o alhajas. 2. Repuesto de alhajas o muebles de las casas ricas. 3. Muebles o alhajas que se destinan al
servicio doméstico de un personaje, especialmente yendo de camino.
9
Envajada: del occit. ambaissada. 1. f. Mensaje para tratar algún asunto de importancia. Se usa con
preferencia refiriéndose a los que se envían recíprocamente los jefes de Estado por medio de sus
embajadores.
10
Candil: del lat. candela, a través del mozár. qindil. 1. m. Utensilio para alumbrar, dotado de un
recipiente de aceite y torcida y una varilla con gancho para colgarlo. 2. [m.]Lamparilla manual de aceite,
usada antiguamente, en forma de taza cubierta, que tenía en su borde superior, por un lado, la piquera o
mechero, y por el otro el asa. 8. [m.]ant. velón, lámpara de metal.
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de Burgos i salieron ignominiosamente12xxv de la plaza. Quienxxvi lo hizo mejor fue vn
primo mio don Juan de Alvaradoxxvii a quien mato el toro dos cauallos sin que el toro se
pudiese quejar del nixxviii entendiese que traia rejon13 ni que venia enzima. Las libreas
son asi: sayos14 relumbrantes capas reluzientes calza15 amarilla gorras preziosas lapides
de diferente color. Bibe Diosxxix que no me puse el vestido que v.exª me dio porque no
me lexxx quitasen a pedazos sin ser santoxxxi. Es çierto que se aturdieranxxxii los mas
avnque vbo mucha riqueza i broches. Preuienensexxxiii vn juego de cañas que cuesta mas
de catorze mil escudos16. En Madrid se quedan preuiniendo los rejidores para caer
delante de la princesa y rodar en su seruizio. Repartensexxxiv las fiestasxxxv por los
ofiçios17 i aguardan a su majestad en Madrid a los diez de diciembre.

40 leído los ringlonesxxxvi.[...]

11
Luminaria: del lat. luminaria, pl. de luminare, -is. 1. f. Luz que se pone en ventanas, balcones, torres y
calles en señal de fiesta y regocijo público. Ú. m. en pl. 2. [f.]Luz que arde continuamente en las iglesias
delante del Santísimo Sacramento. 3. [f.]pl. Lo que se daba a los ministros y criados del rey para el gasto
que debían hacer las noches de luminarias públicas.
12
Ignominiosamente: 1. adv. m. Con ignominia. Ignominia: del lat. ignominia. 1. f. Afrenta pública.
13
Rejon: de reja1. 1. m. Barra de hierro cortante que remata en punta. 2. [m.]Especie de puñal. 3. [m.]Púa
del trompo. 4. [m.]Tauromaquia. Asta de madera, de metro y medio de largo aproximadamente, con una
cuchilla de acero en la punta, y que sirve para rejonear.
14
Sayo: del lat. sagum. 1. m. Prenda de vestir holgada y sin botones que cubría el cuerpo hasta la rodilla.
2. [m.]familiar. Cualquier vestido. bobo.1. Vestido estrecho, entero, abotonado, que usaban comúnmente
los graciosos en los entremeses.
15
Calza: del lat. calceus, calzado. 1. f. Prenda de vestir que, según los tiempos, cubría, ciñéndolos, el
muslo y la pierna, o bien, en forma holgada, solo el muslo o la mayor parte de él. Ú. m. en pl. 2. [f.]Liga o
cinta con que se suele señalar a algunos animales para distinguirlos de otros de la misma especie. 3. [f.]
Cuña con que se calza. 4. [f.]braga1, especie de calzones anchos. 5. [f.]familiar. media.
16
Escudo: del latín scutum. 3. [m.] Moneda antigua de oro. 4. [m.] peso duro, antigua moneda de plata.
5. [m.] Moneda de plata que valía diez reales de vellón y que sirvió de unidad monetaria.
17
Oficio: del latín officium. 2. [m.]Cargo, ministerio. 6. [m.]Cualquiera de los cuartos que en palacio
estaban destinados a preparar el servicio de los reyes. 7. [m.]Comunicación escrita, referente a los asuntos
del servicio público en las dependencias del Estado, y por ext., la que media entre individuos de varias
corporaciones particulares sobre asuntos concernientes a ellas. 9. [m.]Rezo diario a que los eclesiásticos
están obligados, compuesto de maitines, laudes, etc. 13. [m.]plural. Funciones de iglesia, y más
particularmente las de Semana Santa. De boca. 1. En palacio, cualquiera de los cargos que tenían
relación con la mesa de los reyes.
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i
1615: Entre la segunda mitad del siglo XVI y la primera del siglo XVII se determinó el paso del
sistema fonológico medieval al sistema fonológico moderno. Como dijo, nos vamos a centrar en los
aspectos morfológicos y sintácticos; sin embargo vamos a comentar algún hecho relevante de la
retórica y de la ortografía. Sólo mencionar como característica general de la ortografía de la época
que existían aún grafías que ya no representaban los mismos fonemas que antaño. Las parejas de c o
ç y z; -ss- y –s-; x,y,g,j; i alternando con y; pueden haberse reducido a una única realización
fonética (como las fricativas, que se acababan ya de ensordecerse) o podrán, por otro lado, acabar
de fijarse con la aparición de la Real Academia, que preceptuará los contextos correctos para cada
oposición. Reglará i vs. y; z vs. c; c vs. ç; u vs. v; b vs. u, etc.
ii
Ilustrissimo y excelentissimo: En morfología, entre los sufijos que se utilizan merece la pena
destacar el empleo relativamente frecuente que hace Cervantes del superlativo -isimo, considerado
un rasgo culto en el siglo XVI. Muchos otros autores también lo utilizaban, como aquí Quevedo. Es
frecuente su uso como se puede apreciar, tanto aquí como en El Quijote. A lo largo del siglo XVII
ya se había consolidado como sufijo morfológico de grado superlativo.

Uisitas: Ortográficamente, la vacilación o inseguridad entre <u> y <v> es un rasgo ya presente


iii

en la época de Alfonso X; no obstante, durante los siglos XVI y XVII se venía empleando el mismo
sistema. El Siglo de Oro mantenía la oposición entre o las distribuciones desajustadas de <u> y <v>
que representaban, a veces, el fonema de vocal posterior, alta, cerrada y redondeada /u/ y, a veces, el
fonema consonántico obstruyente, no continuo, labial, anterior, oral, no sonorante, sonoro, coronal
/b/.
iv
Siguese: El pronombre átono no podía colocarse ante el verbo después de pausa ni cuando
precedieran sólo las conjunciones e o mas. El auxiliar en Berceo ya iniciaba frase, pero con el
pronombre se tardó muchos siglos; así pues, se colocaba en una posición enclítica, y era ya
característico del dialecto constitutivo leonés (casos como dióme: es un tipo de colocación
arcaizante). La forma proclítica del pronombre átono no tendía a ocupar la posición inicial.
v
La: Morfológicamente, el artículo la fue considerado en esta época, como el característico del
género femenino. Substituye lentamente al artículo el en los casos como el espada, el otra, etc. Ya
sólo quedarán casos de la ante vocal a- o, sobre todo, ante a- tónica como en el águila. En El
Quijote aún pueden encontrarse casos de el ante palabras femeninas por el carácter arcaizante de la
lengua de don Quijote. En el texto de Quevedo no encontramos ningún uso de la ante palabra
masculina.
vi
De las bodas: En cuanto a la morfología es la de plural pero con un significado de singular
enfático o expresivo (casos similares suceden con algunos sustantivos que tienen plural en cuanto a
la forma, pero no en cuanto al sentido, como puede ser con: pechos –referido al pecho-, infiernos –
referido al infierno-.

Dejando aparte: Podríamos tratarlo como un inicio retórico. Podría ser como una pequeña
vii

captatio benevolentiae. Estaría utilizando un recurso archiconocido por la retórica escolástica y la


antigua grecolatina. Entraríamos en el género epidíptico de la retórica de alabanza, tan propia para
escalar posiciones como sucedió a Cicerón y tan propia del género de texto que estamos tratando:
una crónica de sociedad.

Haze: Las formas verbales de hacer ya han dejado de lado la ortografía arcaizante con f- inicial.
viii

Además, observamos que ortográficamente el sonido interdental fricativo sordo se escribía con <z>
en las diferentes formas de este verbo (si hemos observado bien) de todo el texto. Se observa en esta
época que las formas con f- inicial desaparecen de una manera total a partir de 1551. Pese a todo, en
las décadas centrales del siglo XVI, y aun en las primeras décadas del siglo XVII, existía una fuerte
dualidad entre formas ortográficas innovadoras y formas de tendencia conservadora.
ix
Cosa tan cierta: Sintácticamente, nos encontramos con una oración de infinitivo donde el sujeto
es singular. No obstante, el caso de cosa es que se refiere a toda una enumeración anterior que la
toma como singular, como si de un conjunto se tratase, y se establece una concordancia intuitiva, en
lugar de gramatical, entre cosa y su descomposición anterior en varias cosas enumeradas.
x
V.exª: Es un caso de nueva creación morfológica . El uso en el tratamiento de cortesía del vos se
fue devaluando hasta el punto de no inferirse apenas trato de inferioridad y pasar a ser casi de
familiaridad. Así pues, se creo una nueva fórmula con vuestra merced o vuestra señoría o vuestra
excelencia para la cortesía. De todos modos fue desgastándose de nuevo, por tan elevada longitud, y
se redujo paulatinamente a las formas de vuesarced, vusiría y vuecelencia, respectivamente. Y que
terminarán por dar usted, usía y vuecencia. Quevedo utiliza aquí el trato de vuestra excelencia
abreviado, y lo alterna con el de la abreviatura de su excelencia, que vemos más abajo, referido a
una tercera persona.

Ajedrezitos: Morfológicamente, el sufijo que más venía utilizándose en el Siglo de Oro era el de
xi

–illo. No obstante, la presencia de –ito en autores del siglo XVII culminó con su elevación a sufijo
diminutivo predominante en Santa Teresa y a un meritorio segundo lugar en Pedro Calderón de la
Barca. En el siglo XIX acabaría por desbancar a –illo de su posición predominante como
diminutivo.

Bisto: Fonológicamente, encontramos en Quevedo la distinción antigua entre los fonemas /b/
xii

oclusivo (-b- en la grafía) y /B/ fricativo (-u- o –v- en la grafía). Mateo Alemán, en 1609, constata,
sin embargo, como labiodental la articulación de /B/ dando lugar a [v] (labiodental, fricativo,
sonoro).

Gran: Por lo que respecta a la morfología de los adjetivos antepuestos, se apocopaban de forma
xiii

habitual ya en el Siglo de Oro, tal y como se hace hoy en día. Pero, del mismo modo, es normal y
frecuente que varios adjetivos que se apocopan en la actualidad cuando se anteponen, aparezcan sin
apocopar en el Siglo de Oro: podría encontrarse “grande espada”, “grande alma”, etc. sin excesivos
problemas (tal y como podemos comprobar en El Quijote)
xiv
i: Queda claro que, ortográficamente, Quevedo se decanta claramente por la forma gramatical de
la conjunción copulativa <i>. Incluso en el caso aquí anotado, ante palabra que empieza con [i],
escribe <i>. En este texto no ocurre, pero en otros autores y textos, puede encontrarse la alternancia
en la escritura, de la conjunción coordinante copulativa, entre las grafías de <e> o <y> o <i>.
xv
Trujo: En la morfología verbal, por lo que respecta al verbo traer, vemos que se utilizan aquí los
pretéritos perfectos fuertes, tan característicos de la influencia del astur-leonés (aunque la extensión
puede abrazar muchas otras zonas septentrionales). Sobre esto decía Juan de Valdés en los inicios
del Renacimiento (quien los rehusaba): “porque los que se precian de escrivir [sic] bien tienen esta
manera de hablar por mala y reprobada”. En el Auto del repelón y en el teatro pastoril se ponían
estos pretéritos en boca de rústicos. Cabe recordar que el caso de traer/truje, hoy rústico, era
normal en el Siglo de Oro, mucho más frecuente que trajo. En realidad, la forma troje/truje se
debe a analogía con las vacilaciones que sufrían otros verbos como podimos/pudimos; uvo/ovo;
tuvo/tovo; supo/sopo; plugo/plogo, donde la forma con –u- (heredada del perfecto en –ui del latín, y
que arrastró consigo a otras formas) se consideraba la correcta, y con la –o- era rústica (detalle que
utiliza Cervantes para caracterizar a algunos personajes como rústicos en El Quijote). En este caso,
trajo era la forma menos utilizada.
Guisa: las formas más utilizadas para expresar el modo son las de manera, modo. Ya está en
xvi

desuso y aparece en algunos diálogos con intención arcaizante, en diferentes locuciones adverbiales
y conjuntivas. De todos modos, hoy continúa utilizándose en mayor o menor medida. Es curioso el
caso del canal televisivo de Antena 3, donde aparece “de esta guisa” por doquier: en los
informativos, en programas de cotilleos, en concursos, en programas infantiles (y lo curioso es que
sólo ocurre en este canal; y que lo utilizan tanto que han conseguido elevarlo a un rasgo, que más
que rústico, ejemplifica la fingida erudición del inculto.

Vn cauallero: Un caso doble de irregularidades en la ortografía entre <u> y <v>. Y que la Real
xvii

Academia a partir de 1713 intentará consensuar y reglar.

Que: Sintácticamente, observamos que en esta frase, como ya sucedía en la primera frase del
xviii

texto, encontramos dos conjunciones que. Esta repetición permite que la gran parrafada en la que se
convierte tamaña frase quede más esclarecida. En El Quijote también aparecen repeticiones de la
conjunción que.

Los diablos: en la morfología es el mismo caso de uso de plural enfático con un sentido de
xix

singular como el de las bodas.


xx
Que: ver nota sobre la repetición de la conjunción que que se encuentra más arriba.

La gana de comer: Morfológicamente difiere del uso con el que hoy utilizamos esta expresión.
xxi

Quevedo la utiliza en singular como atendiendo al singular de hambre. Hoy, sin embargo, se utiliza
en plural por el mismo motivo enfático con el que aquí hemos visto que se utilizaban los sintagmas
plurales de los diablos o las bodas, enfático.
xxii
A los dieziseis de octubre: Sintácticamente hablamos de una elipsis (son las omisiones de
palabras que se sobreentienden por el contexto o porque otras se refieren a ellas).En el Siglo de Oro
son frecuentes. Era el gusto de la época. En este caso sabemos que la palabra omitida es la de días.
Sin embargo, en multitud de ocasiones el uso era algo arbitrario y distaba en exceso el pronombre
que refería a un término del mismo término, y provocaba, así, ambigüedades. Este mismo caso lo
encontramos en este mismo texto al final, en la línea 32.
xxiii
Dizen poner luminarias: Es una construcción sintáctica en la que encontramos un verbo en
plural, que funciona como un verbo impersonal. El que parecería ser el sujeto, parece ser el agente
de una pasiva refleja en singular como en la construcción plausible de “en castellano se dice poner
luminarias”.

Vbo: Además del hecho ortográfico de <v> en lugar de <u>, nos encontramos con otra
xxiv

inseguridad relacionada con la h- inicial (en los casos de f- latina inicial o de aspiradas árabes se
tendió a hacerlas desaparecer provocó, nuevamente, inseguridades ortográficas).

Ignominiosamente: Sobre los adverbios en –mente, cabe decir que hay muchos formados con
xxv

regularidad a partir de la base morfológica de los respectivos adjetivos. En algunos casos, los
adverbios acabados en –mente, parecen tener un significado especial. Por lo que respecta al grupo
culto consonántico –gn-, debemos decir que en esta época se intentaba respetar la forma del
cultismo latino pero que alternaba con la ortografía basada en la pronunciación, y en consecuencia
con la simplificación del grupo consonántico, romance (en la que no se pronunciaba –g- como
admitía Juan de Valdés).

Quien: En la morfología pronominal que observamos en El Quijote, aparecen casos de


xxvi

pronombre relativo referido a un antecedente plural tanto para cosa como para no humano (rasgo
imprescindible hoy en día). Sin embargo en El Quijote también hay usos correctos como lo son en
la actualidad, con antecedentes +humanos. En este caso, en el texto de Quevedo, el uso de este
relativo es completamente acorde a la normativa actual.

Juan de Alvarado: Sintácticamente, la oración en la que se focaliza la persona de Juan de


xxvii

Alvarado está introducida por un pronombre relativo que se relaciona, a través de la repetición de
otro pronombre relativo, con una función sintáctica de complemento indirecto de beneficiario (o
casi como un dativo posesivo), con la oración principal de “el toro mato”. Existen casos en los que
el aparente sujeto animado se relaciona a través de un relativo lejano con la oración principal. En
otras ocasiones suelen enumerarse otros tipos de anacolutos, difíciles de clasificar (como lo podría
ser éste). Se relacionan, en general, con las siguientes cuestiones: repetición de conjunciones (que,
y ), repetición de diversas palabras o fragmentos de frase, construcciones extrañas, etc. En general,
cada caso exige una explicación distinta. En otros casos puede tratarse de repeticiones retóricas y no
deben rechazarse. Cabe destacar, como ya lo hicimos en otras dos ocasiones, la numerosa presencia
y repetición en esta frase, además, de la conjunción que.

Ni: Sintaxis. Observamos que en la primera proposición introducida por el que no aparece la
xxviii

partícula ni y sí, en cambio, lo hace en la proposición siguiente ni que venia... En la coordinación


negativa se omite la partícula ni en el primer miembro. Debemos presuponer la versión sin que el
toro ni se pudiese quejar del ni entendiese que...

Bibe Dios: Como vimos más arriba, este caso puede ser también un detalle retórico. Sin
xxix

embargo, éste es de otro tipo. Como vimos en el inicio, la captatio benevolentiae es un recurso del
exordio del discurso altamente elaborado y tratado. En este caso, el recurso retórico es de un
carácter altamente popular y coloquial. Podría ser similar a los giros o expresiones tales como ¡Voto
a tal!, que viene a ser un juramento eufemístico por “voto a Dios”, o como ¡Cuerpo de Dios!,
¡Cuerpo del mundo!. En los autores del Barroco español se consigue esta fusión tan exquisita entre
la alta erudición retórica y la más pura expresión castiza sin desentonar. Este rasgo lo comentaba
Erich Auerbach en su obra Mimesis, como ya le comenté en el trabajo anterior. Él lo analiza en
Cervantes; yo, en el trabajo anterior lo analicé para Fray Luis de León, quien hace un excelente uso
de ambas propiedades del lenguaje, y también lo hice para los anacolutos en El Quijote.

Le: Sintaxis. El uso del complemento indirecto le (que sirve tanto para el masculino como para el
xxx

femenino) como complemento directo masculino de persona (le en lugar de lo) aparece en
castellano desde la primera época. En los siglos XVI y XVII, está muy arraigado en la corte y es
muy frecuente en El Quijote. Y en este caso se trata de un leísmo de complemento directo
masculino de cosa: se refiere a vestido que le ha regalado el duque de Osuna.

Sin ser santo: Retórica. En este punto finalizaría lo iniciado con Bibe Dios. Un giro popular, un
xxxi

dicho.

Aturdieran: Sintaxis. El imperfecto de subjuntivo (tipo amase, comiese) podía utilizarse como si
xxxii

funcionase con un sentido de futuro del pasado en oraciones subordinadas de complemento directo
dependientes de verbos de entendimiento, sentido o lengua, en finales o temporales. Pero, el
imperfecto de subjuntivo (tipo amara, comiera) también es una forma polifuncional; funcionaba
tanto con el sentido de en muchos casos pluscuamperfecto de subjuntivo ('se hubieran aturdido')
como compitiendo con amase en casi todos los casos.
xxxiii
Preuienense: es el mismo caso de morfología pronominal que en el caso de Siguese. El
pronombre átono ocupa una posición enclítica. No se colocaba proclíticamente tras pausa. Ver
Siguese.
xxxiv
Repartense: es el mismo caso de morfología pronominal que Siguese y Preuienense.
Las fiestas: Otro aspecto relacionado con la morfología. 10. [f.]plural. Vacaciones que se
xxxv

guardan en la fiesta de Pascua y otras solemnes. En pasando[sic] estas FIESTAS se despachará tal
negocio. Puede participar del uso de los plurales con carácter enfático. Ver las bodas y los diablos.

Ringlones: Ortográficamente, en el texto no se encuentran, apenas, ninguna vacilación de


xxxvi

timbre en vocales átonas. Excepto en esta palabra (si bien lo hemos visto), todas las vocales están
correctamente escritas. La aparición de la imprenta hizo homogeneizar las diferentes tendencias y
dar por vulgares unas tendencias y como modernas otras. Los editores actuaban, de igual modo,
como correctores para contrarrestar la espontaneidad del escritor o la, ya cada vez menos en este
siglo XVII, amplias divergencias en los timbres de las palabras. Este texto destacaría por una muy
correcta, desde el punto de vista actual, ortografía en este sentido vocálico. Es por este motivo que
nos hemos tenido que allegar a la línea 40 para poder comentar este punto, que ya nos parece una
gran fijación de la lengua.

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