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15. ANACOLUTOS:
montañas, se le alegró el corazón. Algunos huéspedes que aquí la han leído, les ha
contentado mucho. Quien lo contrario dijere, le haré yo conocer que miente. El
ventero, que no conocía a don Quijote, tan admirado le tenían sus locuras como su
liberalidad. Puede creerse que todos estos anacolutos desaparecen si consideramos
que los posibles sujetos son complementos directos sin la preposición a, como podía
suceder en el Siglo de Oro. En algunos casos, puede pensarse que la a está embebida (a
algunos, 'algunos'). Por fin, como se ve en los refranes (quien a buen árbol se arrima,
buena sombra le cobija), puede pensarse en un relativo referido a persona, sin a, en
función de complemento directo.
15.4.) Hay veces en las que el aparente sujeto se relaciona a través de un relativo
lejanamente con la oración principal: dio orden a todos sus criados del modo que
habían de tratar a D. Quijote, el cual, cuando llegó con la Duquesa a las puertas del
castillo, al instante salieron del lacayos.
1. - Definición:
b)- Alteración o desviación del desarrollo sintáctico de una oración, con lo que se
rompe el orden gramatical. Es muy frecuente en el lenguaje coloquial. Normalmente es
un vicio de dicción, por lo que se debe evitar. Pero son muchos los escritores que lo han
FILOLOGÍA HISPÁNICA Juan Gutiérrez Cuadrado
HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA II Trabajo sobre la lengua de El Quijote
2. – Impresión de realismo:
El anacoluto, por su definición más literaria, nos permite una aproximación al habla,
que por definición se vincula a la lengua. Una de las muchas maestrías de Cervantes es
la de llevar más allá la complexión de la lengua española.
Jorge Manrique:
desde la autoría hacia los que también sienten como él (y uno de ellos sí
es Jorge Manrique) y es importante para ver ese anacoluto que vamos
rastreando para emular, para excitar la sensibilidad del oidor, una
simbiosis sentimentalmente profunda... y todo con el poder de la lengua
escrita:
“Aquél de buenos abrigos
amado, por virtuoso
de la gente,
el maestre Don Rodrigo
Manrique, tanto famoso
e tan valiente;
sus hechos grandes e claros
non cumple que los alabe.”
Nebrija:
Lope de Vega:
Martín de Riquer:
Auerbach:
Ángel Rosenblat:
3. – Conclusión:
4. – Bibliografía:
Don Juan Manuel, El Conde Lucanor, ed. Guillermo Serés, Ed. Crítica, Barcelona,
1994.
Rafael Lapesa, Historia de la Lengua Española, Ed. Gredos, Madrid, 1981 (9º ed.).
José Antonio Maravall, La cultura del Barroco. Análisis de una estructura histórica,
Ed. Ariel, Barcelona, 2002 (9ª).
Jorge Manrique, Poesía, ed. Jesús-Manuel Alda Tesán, Ed. Cátedra, Madrid, 2001.
Fray Luis de León, Poesía, ed. de Juan Alcina, Ed. Cátedra, Madrid, 2000.