Vous êtes sur la page 1sur 5

La estación espacial Horizonte está situada en las proximidades del cinturón de asteroides.

Iniciado
como un proyecto cientifico para la investigación de Ceres a raiz de los descubrimientos de una antigua
civilización en las profundidades de Marte actualmente está controlado por los militares de la Liga de
Naciones.

40 años atrás el gobierno de Marte declaró su independencia con respecto a las naciones terrestres que
controlaban sus recursos, esto llevó a un conflicto armado de dimensiones espaciales donde se aplicó
un gran desarrollo armamentistico en cuanto a estrategia espacial y equipo G-0. Finalmente Marte se
erigió en nación independiente y firmó su ingreso en la liga, con la creación de un ejercito neutral común
a todas las naciones que debía mantener la paz espacial, velando por la seguridad de todo tripulante
o navío.

A este ejercito pertenecen los protagonistas de esta historia y con la llegada de la mayoría de ellos a
la estación Horizonte y el primer encuentro entre ellos comienza lo que más tarde se dio en llamar el
Exodo.

Kenshiro y Juo Yian llegaron a Horizonte en el último transbordador que esta recibió... aunque nadie
sabía eso cuando se realizaron las maniobras de atraque, nadie supuso que no llegarían a desconectar
la pasarela.

El joven recluta y el veterano piloto de


pruebas no tenían nada en común, nada
que les distinguiese entre el resto de sol-
dados, salvo quizás la terrible cicatriz
que desfigura el rostro del piloto chino,
fruto de un peligroso accidente.

A su llegada fueron destinados a la 4ª


División Mecanizada donde la teniente
Natasha Barinova les informó de como
estaba distribuida la estación, su fun-
ción y les dio algunos detalles para su
estancia allí. No sería hasta la mañana
siguiente que comenzasen su servicio en
la estación de modo que aprovecharon
las horas que les quedaban libres para
comenzar a relacionarse con sus compa-
ñeros en un bar cercano al barrio donde
les asignaron las viviendas.

Alli conocieron a la alférez Tsurugi Mai-


ko, su superior directa, una peculiar mili-
tar con la que estuvieron conversando y Natasha Barinova
bebiendo, junto a Roberto Garcia, alférez del cuerpo de ingenieros destinado a su misma División. Ken-
shiro, por supuesto, tan solo recibio un vaso de leche de una bromista Maiko. Aunque esto permitió al
joven estar en perfectas condiciones cuando Barinova les informo de que el comandante había decidido
adelantar las maniobras del día siguiente debido a que la pieza que querían emplear iba a ser instalada
en la estación al día siguiente, cosa que el resto tuvo que solucionar con métodos poco ortodoxos o sencil-
lamente pilotando con cierto malestar en el cuerpo.

Las maniobras, en resumidas cuentas, permitieron demostrar a los nuevos su manejo de la Infantería
Mecanizada y relacionarse entre ellos. Lamentablemente muy pronto, tras las maniobras, la situación
dio un brusco giro. Las alarmas de la estación comenzaron a sonar, la teniente Barinova no lograba re-
cibir información de lo sucedido y guió a sus pilotos con ella hasta el elevador de vehículos que les llevó
hasta el nivel en alerta. Este era un barrio residencial que estaba bajo alerta por una brecha al exterior.
Las pantallas de seguridad ya habían cerrado la apertura pero dentro del complejo de Horizonte había
una enorme maquina de guerra, de más de quince metros destruyendo cuanto había a su alrededor.

La enorme criatura mecanizada no parecía obra de


ninguna corporación conocida, aunque evidentemente
tenía similitudes con los mecha humanos más allá de su
gran escala. Solo Juo Yian había visto algo similar y es
que el Comandante Sagara le había mostrado en ex-
clusiva un prototipo que tendría que probar en las si-
guientes semanas, un mecha de combate a una escala
similar.

Los soldados trataron de evacuar a cuanta gente fuese


posible ya que el gigante estaba destruyendo y asesi-
nando a cuanto tenía a su alcance, su espada de en-
ergía cortaba las estructuras como mantequilla y de su
pecho surgían potentes descargas, precisas y mortales.
Mientras esto sucedía una descarga de misiles impactó
en el enemigo, mientras que de otra zona surgían diver-
sas maquinas de combate de la Liga.

Atacantes de la Estación Horizonte


A pesar de todos los esfuerzos de las tropas de la Liga los blindajes del gigante mecánico eran demasiado
resistentes y su potencia de fuego ampliamente superior, el mando de la estación ordenó la evacuación...
una orden impensable hacía tan solo media hora.

Tratando de huir de una muerte segura el grupo se topo con el comandante Sagara que les instó a di-
rigirse a las naves de evacuación, informándoles de que la estación estaba bajo el ataque de numerosas
unidades enemigas, no solo la que habían visto, procedentes según sus datos, del mismísimo Ceres. Era
completamente imposible enviar el aviso hacia Marte o la Tierra debido a que el cinturón de aster-
oides secundario les colocaba en una sombra de señal, aislados en sus comunicaciones la única forma
de advertir al mundo de este peligro era salir de allí con la información. En este punto el comandante
les informó de que uno de los rumores que habían conocido era un hecho... el proyecto Ares debía ser
puesto a salvo.
Infanteria Pesada

La salida de estos protagonistas forzosos de la his-


toria no fue fácil pero solo queda decir que junto a
la teniente Barinova y el comandante Sagara, un
veterano de las guerras revolucionarias de Marte,
alcanzaron el hangar secreto donde la huella
genética del comandante les permito acceder al
lugar con un gigante enemigo tratando de acabar
con sus vidas. En una terrible explosión tanto el co-
mandante como la teniente saltaron por los aires
y los soldados entraron en el proyecto Ares, una
corbeta de guerra de última generación con un
avanzado sistema de inteligencia artificial.

A pesar de que el proyecto estaba lejos de su fi-


nalización Ares poseía capacidad para derribar a
numerosos de esas unidades enemigas que esta-
ban causando estragos entre las naves que trata-
ban de huir. Por suerte la habilidad del ingeniero
Garcia, la determinación de Tsurugi al mando de
la nave y la destreza como piloto de Juo Yian a
pesar de su incapacidad de atenerse a las ordenes
y la colaboración del joven soldado Kenshiro lograron que Ares reactivase buena parte de sus sistemas y
escapase de la gigant-
esca nave nodriza del
enemigo que destruía
con sus potentísimas
armas la estación
Horizonte acabando
de ese modo con casi
diez millones de vidas,
el número de militares,
científicos y civiles que
habitaban en la gran
metrópolis en que se
había convertido aquel
lugar...

Blindados de la Liga
De ese modo comenzó el Éxodo pero en esa época nadie podía haberlo dicho, nadie podía saber lo que
sucedería tomando esta terrible confrontación como inicio.

Proyecto Ares (quedaos con el diseño, no con la escala :p)

Vous aimerez peut-être aussi