Vous êtes sur la page 1sur 95

Firmado digitalmente por

Alex
Alex Caldera
Nombre de
reconocimiento (DN):
cn=Alex Caldera, o, ou,

Caldera email=profalexcaldera@ya
hoo.it, c=MX
Fecha: 2007.09.23 22:50:05
-05'00'

Instituciones y Reforma Electoral: Un repaso a las


bases institucionales del cambio político en
Aguascalientes. 1947-2004

Alex Ricardo Caldera Ortega (2005)


Índice

Introducción..............................................................................................2

Capítulo 1. Repaso teórico para el estudio de la institucionalización


democrática ..............................................................................................5

Capítulo 2. Institucionalización de las reglas democráticas en


México: Organismos Electorales y la marcha hacia su autonomía. ..13
Un recuento histórico .....................................................................................18

Capítulo 3. Instituciones y Reformas Electorales en Aguascalientes


.................................................................................................................34
Antecedentes ..................................................................................................35
Centralización y descentralización en la función electoral ..................37
Primeras reformas a la legislación electoral local .................................42
Primeros pasos hacia la autonomía de las instituciones electorales.46
El proceso de liberación política en Aguascalientes.................................50
Más allá de la función electoral, las reformas al régimen de partidos
de 1979 ........................................................................................................53
Reformas de 1985 y 1991 .........................................................................55
El cambio político en Aguascalientes..........................................................65
La reforma del inicio de la alternancia ....................................................65
1998: un paso decisivo a la autonomía del órgano electoral ..............71
2000: La Codificación Electoral y el Instituto Estatal Electoral ..........75
El marco institucional electoral actual .....................................................80

Capítulo 4. A manera de conclusión.....................................................86

Bibliografía..............................................................................................93

Códigos y Leyes.....................................................................................94

1
Introducción

Aguascalientes a finales de la década pasada vivió una transformación política


significativa. En 1998 la titularidad del Ejecutivo estatal quedó en manos de un
partido diferente al Partido Revolucionario Institucional. En la arena electoral, la
jornada del dos de agosto arrojó los resultados a favor del Partido Acción
Nacional, partido que ya en la elección intermedia de 1995 había obtenido tres
Ayuntamientos, entre ellos el de la ciudad capital y la mayoría en el Congreso
local. Posterior, en el 2001, se verifica una elección intermedia que deja
constancia que en Aguascalientes la alternancia es una realidad y que una
dinámica multipartidista está por consolidarse: el PRI recupera algunos
municipios antes perdidos, el PAN ratifica únicamente su triunfo en la capital y,
la sorpresa es el triunfo del PVEM y el PT en dos municipios, Rincón de Romos y
San José de Gracia, respectivamente. La elección para gobernador de 2004 se
presenta como una elección enormemente favorecedora para el PAN, ya que no
sólo se lleva abrumadoramente la primera magistratura, sino que gana diez de las
once alcaldías y la mayoría absoluta en el Congreso local.
Seguramente son muchos los factores que confluyeron para que esta
situación de cambio político se diera en Aguascalientes, muchas son las preguntas
a las cuales hay que dar respuesta por parte de los interesados en tener una visión
clara de estos fenómenos políticos. La realidad que hoy vive el Aguascalientes es
compleja, concentremos la atención pues, en cuestiones particulares.
El propósito de este trabajo es centrar la atención en las condiciones del
entramado institucional electoral que permitieron el cambio político en
Aguascalientes. Además, describir el papel que este entramado jugó, evaluar su
funcionamiento y evaluar el grado en el que éste favorece al proceso general de
institucionalización del régimen democrático en Aguascalientes.

2
El presente análisis se aborda desde las teorías neoinstitucionalistas, las
cuales son una aproximación a la realidad social a partir del estudio particular de
las reglas del juego (estructuras institucionales formales e informales) de la
sociedad y, se interesa por estudiar el origen de dichas instituciones y el proceso
de cambio a lo largo del tiempo.1 Este enfoque nos permite estudiar el fenómeno
del cambio político en Aguascalientes a partir de las condiciones estructurales que
para éste fueron preparando los actores políticos, tanto para ir diseñando un
entramado institucional más acorde a la nueva realidad de pluralidad y
complejidad política, como para ir liberalizando la presión política a un régimen
que nacional y localmente estaba en franca desarticulación.

El trabajo está dividido en dos partes. La primera abarca el primer y


segundo capítulos. Esta primera parte es un enmarque teórico e histórico para el
análisis que se presenta en la segunda parte, compuesta por dos capítulos. En el
primer capítulo se aborda el marco conceptual de las transiciones democráticas
contemporáneas, para después abordar el contexto general de transformación
política que vivió el país en el último cuarto del siglo XX. El desarrollo de esta
parte hace énfasis en el desempeño del entramado institucional de la contienda
político-electoral y su influencia en el proceso general de institucionalización del
régimen democrático en México.

La segunda parte de dos capítulos se concentra en la situación local. El


tercer capítulo, el más extenso de todos, es un repaso histórico de las
transformaciones político-electorales ocurridas en Aguascalientes. Para ello me

1
Al hablar de instituciones los autores neoinstitucionalistas se refieren a ellas no solamente en su
sentido propiamente formal de organizaciones o estructuras institucionales, sino también los
lineamientos informales que moldean la conducta de los individuos James G. March y Johan P.
Olsen, El redescubrimiento de las instituciones. La base organizativa de la política, México,
Fondo de Cultura Económica, Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública,
A.C. 1997 [1989].

3
valgo de un repaso de la evolución jurídica-institucional y un análisis del contexto
político que envolvía a cada una de estas fases, haciendo énfasis en la etapa en la
que inicia y se consolida el proceso de cambio político en Aguascalientes, es
decir, desde 1995 hasta 2004. El último capítulo, que se presenta como a manera
de conclusión, es solamente una reflexión personal de los retos y el camino que
debe seguir la reforma político-electoral en un futuro próximo.

Un estudio como el que se pretende desarrollar aquí, requiere de un


esfuerzo grande en un periodo de iguales proporciones, pues los elementos de
análisis son muchos y la información que proporciona el objeto de estudio es
basta para su análisis, es por ello que considero que el presente trabajo es sólo un
primer paso para trabajos más completos acerca de las bases institucionales del
cambio político en Aguascalientes.

Alex Ricardo Caldera Ortega,


Aguascalientes, Ags. Otoño de 2005.

4
Capítulo 1
Repaso teórico para el estudio de la institucionalización
democrática

En los sistemas políticos del mundo contemporáneo, la idea generalizada de la


adopción de la democracia como mejor régimen de gobierno es prácticamente
reciente, sobre todo, más ampliamente en el último cuarto del siglo XX. A pesar
de las ya avanzadas trayectorias en la experiencia democrática de países como
Estados Unidos, Inglaterra y Francia, la experiencia acumulada no ha bastado
para que el camino hacia la construcción democrática de los países en vías de
desarrollo democrático, como los de Latinoamérica, se allane y llegue a
consolidarse del todo.1

El proceso de construcción de los acuerdos, mecanismos y estructuras para


el desarrollo de un clima político acorde a un escenario más plural y de respeto,
ha sido realmente complicado. Los procesos de transición democrática se
caracterizan por la ausencia de reglas del juego político claramente determinadas,
lo que supone una ardua contienda entre los actores para definirlas.2 En este
sentido, se ve a las democracias como “las soluciones al conflicto social que

1
Con esta misma reflexión podría estarse pensando que es ingenuo que se pretenda “consolidar
del todo” el régimen democrático, ya que ni los países llamados del primer mundo lo han hecho, y
menos con lo polarizado que ahora está después del 11-S y de la invasión a Irak a principios de
2004, en donde la posición del los EUA con la bandera de “lucha contra el terrorismo” incluso ha
llevado a restringir libertades de facto tanto a ciudadanos norteamericanos, como a extranjeros.
2
El concepto que generalmente se acepta por los analistas de transición política es el que hace
referencia al intervalo que se extiende entre el fin de un régimen autoritario al inicio de otro
democrático. Guillermo O’Donnell, Philippe Schmitter, Transitions from authoritarian rule.
Tentative conclusions about uncertain democracies, The John Hopkins University press, 1986.

5
requieren de un complejo desarrollo institucional para consolidarse...”.3 La
transición a la democracia debe ser entendida como un proceso histórico, que
conlleva un desarrollo complejo de entramados político-institucionales para
alcanzar la rutina de lo que se conoce como comportamiento democrático. Así, el
desarrollo institucional sirve para gestionar políticamente los conflictos derivados
de la pluralidad.

Hasta aquí se puede entender que la institucionalización de la democracia


es la constitución de reglas del juego consideradas por la mayoría de los entes
políticos y, que por lo tanto, son acatadas de manera autónoma por periodos
prolongados. Conjuntamente a este término de institucionalización se debe tomar
en cuenta el concepto de consolidación, que se refiere en general a las
condiciones mediante las cuales será difícil derrocar el nuevo orden democrático,
por lo que, éste tendrá mayores posibilidades de prevalecer frente a la
animadversión de algunos actores políticos y sectores sociales que, o no
consideren a la democracia como el mejor régimen posible, o dentro de sus
propias reglas democráticas resulten perdedores en la pugna por el poder.4
Tomando en cuenta los dos procesos mencionados, la institucionalización hace
referencia también a la fuerza que adquieren las reglas y procedimientos del juego
democrático, por encima de la decisión de uno o varios actores relevantes de no
continuar con el juego, o de pasar por alto una decisión dentro de está dinámica
democrática que no les convenga o les sea desfavorable.

Así se puede decir, que el continium democrático depende de la voluntad


de los actores. Pero si las instituciones han cobrado fuerza suficiente, a los

3
Jorge Javier Romero, La Democracia y sus Instituciones, Colección temas de la democracia,
Ensayos no. 5, Instituto Federal Electoral, México, 1998, p. 23.
4
José Antonio Crespo, Institucionalización Autoritaria y Consolidación Democrática: El caso de
México, Documentos de Trabajo del, CIDE, División de Estudios Políticos, número 47, México,
D.F., 1997.

6
perdedores en las contiendas político-electorales no les quedará otra que aceptar
los resultados parciales y esperar a un nuevo intento en una nueva oportunidad. Es
importante por ello el peso que adquieran las instituciones formales, pues
constituyen el marco general que da certidumbre a los actores inmersos en la
contienda política.

Para Samuel Huntington buena parte de los conflictos políticos, sociales y


la inestabilidad de los países en construcción democrática radica en la ausencia o
presencia de instituciones firmes para enfrentar esta transición.5 Él se pregunta
acerca de la causa de la violencia y la inestabilidad, y contesta que “la tesis
primordial (...) es que constituyeron en gran parte resultado del rápido cambio
social y la veloz movilización política de nuevos grupos, junto con el lento
desarrollo de las instituciones políticas” lo que llevó al fracaso a los países donde
no se consolido la democracia. Hay pues una línea directa entre estabilidad
política, orden social y nivel de institucionalización de las reglas del juego
democrático.

Al hablar de institucionalización en general, se hace referencia a la fuerza


de las reglas, no a su tipo o contenido. Así, la institucionalización es para todo
tipo de régimen. Evidentemente en la democracia, el conjunto de reglas que se
consolidan tiene la característica de ser equitativas para todos los contendientes,
lo que implica que las reglas tengan legitimidad y aceptación por casi todos los
actores, lo que le da carácter de posibilidades mayores de permanencia. Para
comprender el por qué surgen estos arreglos, es necesario tomar en cuenta que se
dan sobre la base de la medición de fuerzas de los actores relevantes y las
coaliciones de éstos. Como lo plantean Schmitter y O’Donnell:

5
Samuel Huntington, El orden político en las sociedades en cambio, Editorial Paidós, Estado y
Sociedad, Barcelona, 1997.

7
Lo característico de la transición es que en su transcurso las reglas del
juego no están definidas. No sólo se hallan en un flujo permanente sino
además, por lo general son objeto de una ardua contienda; los actores no
sólo luchan por satisfacer sus intereses inmediatos y/o aquellos que dicen
representar, sino también por definir las reglas y procedimientos cuya
configuración determinará probablemente quiénes serán en el futuro los
perdedores y los ganadores. En verdad, estas reglas emergentes definirán
en gran medida los recursos que legítimamente pueden aplicarse en la
arena política y en los actores a los que se permitirá participar en ella.6

En este escenario, en principio se consideran dos tipos de actores o bloques


relevantes: (a) Los actores que defienden las reglas vigentes; (b) Los que desean
sustituirlo por una democracia. Al considerar estos dos tipos de actores hay que
tener en cuenta la confrontación de intereses, pudiendo haber varios tipos de
desenlaces posibles en esta circunstancia:

1) Que se cambie significativamente las reglas del juego por unas más
equitativas;

2) Que se continúe jugando con las mismas reglas;

3) Que los adversarios no lleguen a ningún acuerdo al respecto y entren en


conflicto abierto.

Y en este sentido hay que destacar dos variables de entre otras, de las cuales
dependerá el desenlace: (a) La fuerza relativa de los actores o bloques políticos
relevantes que es de índole objetiva; (b) La percepción que de esa relación de
fuerza tanga cada uno de los dos bloques, que es de tipo subjetiva.

En lo que hace a la fuerza relativa de los bloques, existen tres


posibilidades básicas:

6
Guillermo O’Donnell, Philippe Schmitter, Op. cit., 1986, p. 19-20.

8
1) Que la fuerza del bloque a favor del cambio sea mayor que la del bloque
que se antepone a él;

2) Que este segundo sea más fuerte que el bloque que desea la democracia, y;

3) Que exista un equilibrio entre ambos bloques, de modo que no pueda


determinarse cuál de los dos triunfará en caso de enfrentamiento abierto, y
que por lo tanto resulte en general menos costoso el acuerdo que la
confrontación.

Claro que hay graduación entre estas tres posibilidades. Evidentemente, en la


primera situación la tendencia natural juega a favor de la democracia con poca o
ninguna participación de la élite dominante; la segunda, a favor del continuismo;
y el tercero, a favor de una democracia con ciertas garantías para que la élite en el
poder, en la cuál se contempla su participación en el nuevo juego democrático y
se acepta la posibilidad de su triunfo.7 Desde está última perspectiva Schmitter y
O’Donnell, señalan:

Ningún grupo social o político es lo suficientemente predominante como


para imponer a los otros su ‘proyecto ideal’ y típicamente el resultado de
esto es una ‘segunda alternativa’ con la que ninguna de los actores se
identifica por completo y que no es la que ninguno de ellos anhelaba, pero
entorno de la cuál todos concuerdan y participan (...) Irónicamente, estos
pactos modernos han conducido al sistema político hacia la democracia
por medios no democráticos.8

En los países de transición democrática que se da este tercer escenario (equilibrio


de poderes) se sacrifica lo espectacular del cambio, para mayores posibilidades de
consolidación democrática. La relación de fuerzas entre actores y bloques rivales,
y la percepción que ellos tengan de fuerza relativa, juegan estas variables a favor

7
José Antonio Crespo, Op. cit., p. 5-7.
8
Guillermo O’Donnell, Philippe Schmitter, Op. cit., 1986, p. 64-65.

9
de la democracia, primero el equilibrio de poderes, y la claridad que sobre ello
tengan los mismos. En segundo término viene la mayor fuerza de los demócratas,
pero la aceptación por parte de la élite autoritaria. Y en tercer lugar, la mayor
fuerza de los demócratas y su utilización para derrocar por la fuerza y la violencia
al régimen autoritario por que éste no acepta su debilidad.

Otras combinaciones no podrían dar la salida hacia la consolidación de un


régimen democrático, sino a la restauración del régimen autoritario, a un retroceso
acompañado con la represión y la guerra civil.

Específicamente, los proyectos de liberalización impulsados por fuerzas


del establishment autoritario son invariablemente intentos de apertura
controladores del espacio político. Se trata pues, de dar salida (output) a las
demandas (input), para estabilizar y ampliar las bases de apoyo al sistema y
mantener la estabilidad del mismo. Este proceso de liberalización sería la antesala
del proceso propiamente dicho de democratización, que en términos de lo
señalado por Jorge Javier Romero:

...incluye la creación de nuevas identidades políticas —de carácter


ciudadano, aun cuando representen intereses específicos de grupos
sociales diferenciados— se puede ir produciendo en el marco de
situaciones autoritarias de larga duración, en donde las nuevas realidades
encuentren grandes dificultades para su expresión y para su acción
colectiva.9

Ya iniciado el proceso de democratización, poco a poco, diferentes grupos


democratizadores empiezan a encontrar cause para su acción, se empieza a dejar
algunos espacios en manos de estos grupos y se abre una posibilidad real de
transformación de todo el entramado institucional.

9
Jorge Javier Romero, Op. cit, p. 82.

10
Con esto se abre también la necesidad de discutir el problema del diseño
del entramado institucional acorde a esta nueva dinámica de apertura a la
pluralidad. La primera cuestión a la cual hay que hacer frente es al tipo de
instituciones que puede generar el acuerdo de los actores o bloques relevantes y
que éstas garanticen neutralidad de las estructuras estatales. La clave es el
equilibrio, donde el Estado no se ve convertido en un tercero en discordia, con sus
intereses propios, sino como agente de coalición entre diversas fuerzas políticas.
Lo segundo es encontrar el tipo de instituciones que puedan ofrecer a los actores o
bloques políticos relevantes una visión del futuro, pues en caso de no encontrar
cauce a sus demandas e intereses particulares o al no verse favorecidos en la
contienda político-electoral en una ocasión, se tenga la perspectiva y la confianza
que en otra nueva oportunidad se verán favorecidos.

Para garantizar el acatamiento autónomo de las reglas por parte de los


actores y bloques relevantes, requieren de la generación de instituciones
consideradas equitativas por todos, donde las reglas, custodiadas por todos de
forma descentralizada, le ponen algo de certeza a lo que generalmente en el
ambiente es incierto. Romero lo pone en estos términos:

No sólo se trata de generar instituciones que garanticen la independencia


de la judicatura, por ejemplo, o la equidad de las normas electorales, sino
también se hace necesaria la creación de una burocracia no patrimonial,
neutra políticamente tanto en sus métodos de selección de personal como
en su actuación.10

Por sí sólo, este diseño de nuevo entramado institucional no basta para consolidar
la democracia, se requiere además de aspectos culturales y psicológicos no sólo

10
Ibid, p. 11.

11
de los actores y de los bloques relevantes en general, sino de la ciudadanía en
general, es decir, el desarrollo de la llamada cultura cívica.

Como se puede percibir, el proceso de consolidación democrática no es


empresa sencilla, requiere procesos complejos, determinados por el
enfrentamiento político, el acuerdo y la negociación entre una diversidad de
actores con intereses muchas veces dispersos, por lo que las condiciones para el
cambio a partir del acuerdo sólo se construye con el tiempo. Precisamente es lo
que ha sucedido en México en por lo menos más de treinta años: un proceso de
liberalización política iniciado con reformas electorales, que han ido
transformando el escenario de convivencia y competencia electoral adecuándose a
uno más plural y competitivo, pero que hasta el momento no ha logrado
consolidarse en una democratización plena, que haya trastocado la vida cotidiana
de los ciudadanos y sus posibilidades frente al ejercicio del gobierno.

Lo siguiente es un somero repaso a este proceso vivido en nuestro país, lo


cual hasta ahora se convertido en un largo y sinuoso camino hacia la
democratización mexicana.

12
Capítulo 2
Institucionalización de las reglas democráticas en
México: Organismos Electorales y la marcha hacia su
autonomía.

En México, como en todos los países que se transita de una condición en la que el
régimen es considerado como autoritario a uno democrático, la marcha no ha sido
fácil y a la vez ha sido lenta. Ello implicó el enfrentamiento histórico de las
diferentes fuerzas del sistema político, pasando por un prolongado ciclo de
surgimiento, consolidación y desgaste de un régimen de partido único y la
posterior transición hacia uno sistema político más plural que apenas empieza a
consolidarse.11

A la par de ello ha sido necesario un proceso de construcción de


instrumento jurídico-organizacional para crear un entramado institucional que este
de acuerdo con la pluralización del sistema político. Esto ha implicado un pacto
entre los actores políticos para construir las nuevas reglas. La pieza angular de
este entramado ha sido la consolidación de un organismo electoral acorde a las
circunstancias de competencia política dotado de autonomía e independencia de la
injerencia gubernamental, particularmente desde el Ejecutivo, así como de un
conjunto de instrumentos jurídicos que han venido a dar certidumbre en la
competencia electoral.

11
Se utiliza la distinción clásica que hace Giovanni Sartori entre sistema de partido único y
hegemónico, distinguiéndose éste de aquél en que, pese a disfrutar también de un monopolio de
poder, comparte el escenario partidista electoral con otros legalmente reconocidos aunque
carezcan de la fuerza competente para tener la oportunidad de pasar a formar parte del gobierno
por la vía institucional, haciendo además la distinción con respecto a un sistema de partidos
competitivo. Giovanni Sartori, Partidos y sistemas de partidos: marco para un análisis, Alianza
Editorial, Madrid, 2000.

13
La consolidación de este nuevo entramado institucional en el caso
mexicano, ha conjugado los elementos antes descritos tratando de alcanzar la
democratización del país. El centro de atención en la transición política mexicana
ha sido el cambio y construcción de las reglas del juego político-electoral.12 Está
claro que los procesos de transición a la democracia implican la combinación de
diversos factores de cambio y reforma en el conjunto de instituciones y reglas que
definen el arreglo jurídico- político, incluso más allá de los simple político-
electoral, como por ejemplo, la necesidad de mayores contrapesos al poder
presidencial sobre todo desde el Legislativo y el Judicial, descentralizar el poder
del gobierno central, fortalecer el sistema de partidos, erradicar el corporativismo
estatal de servicio al régimen, etcétera, pero en el caso particular de México, la
cuestión electoral —en esencia la que tiene que ver con el respeto al sufragio y la
equidad en la contienda—, ha sido una demanda central de las fuerzas opositoras
al régimen de partido hegemónico. Lo anterior ha dado un carácter sui generis a
las condiciones generales del sistema político mexicano, a diferencia de las
condiciones preexistentes en otros países del mundo que transitan o han transitado
hacia la democracia.13

12
Considerar que la base de la transición política en México ha sido la reforma electoral no es
caprichoso, ni tampoco ni puede ser considerado secundario. Para algunos autores esto es
exagerado, o resulta erróneo y sólo conviene a intereses de “los partidarios del gradualismo o del
reformismo controlado, que en su tiempo apoyaron las iniciativas del expresidente Salinas de
Gortari y ahora del Presidente Zedillo, [con él] buscan legitimar la estrategia del cambio Oficial”.
Cesar Cansino considera que “convertir a la ‘ciudadanización’ del IFE como el eje indiscutible de
la democratización del país es más un recurso ideológico, y en consecuencia retórico, que
efectivo”. Cesar Cansino, La ‘ciudadanización’ del IFE: Realidades y Quimeras, en Cansino,
César (coord.), Después del PRI: Las elecciones de 1997 y los escenarios de la Transición en
México, CEPCOM, México, 1998, pp. 37-38.
13
Sobre todo César Cansino hace referencia a las experiencias en otros países de Europa y de
América Latina que han transitado a la democracia y no han centrado este proceso de
establecimiento de organismos electorales (Colegios Electorales, en sus palabras) independientes
y ciudadanizados, lo cual pasa en estos países ha segundo término. Pero además, tomemos en
cuenta que el precepto inicial de la lucha revolucionaria de 1910 iniciada por Francisco I. Madero,

14
El sistema de partido hegemónico en México, en mucho había basado su
legitimidad en la celebración de elecciones regulares (sin contratiempos en cuanto
a su regularidad), y en la participación, muchas veces “leal”, de la oposición
partidista.

El autoritarismo mexicano no se expresó en la figura de un personaje


dictatorial autoritario de manera expresa o en la forma de una dictadura militar,
sino en la forma de un sistema político de partido único con forma estructural y
organizacional sui generis, dentro de un régimen formalmente presidencial,
republicano y federal, pero desvirtuado a partir de lo central de la figura
presidencial y de su partido hacia un sistema político hegemónico, de partido
único y presidencialismo exacerbado.14

El partido oficial en sus distintas etapas (PNR: 1929-38, PRM: 1938-46,


PRI: 1946- 2000) constituyó una estructura efectivísima para la reproducción del
control y la sujeción por parte del régimen sobre todos los elementos del sistema
político, lo cuál representó una maquinaria sin precedente para la expresión de
control a través del corporativismo, clientelismo y, a su vez, del fraude, violación
e imposición electoral en todos los niveles gubernamentales que sembró en el

fue en relación con la cuestión meramente sucesoria y electoral y en esencia al respeto del sufragio
ciudadano (“Sufragio efectivo, no reelección”).
14
Par esta relación y consideración del papel central tanto de la institución presidencial como la
del partido oficial en el sistema político mexicano, ver el trabajo pionero de la ciencia política en
México de Daniel Cosío Villegas, El Sistema Político Mexicano, Joaquín Mortiz, 1972.
El escritor peruano Mario Vargas Llosa se había referido al régimen mexicano como la expresión
paradigmática de una “Dictadura Perfecta”, pues ésta se había ejercido a través de un partido y no
a través de una persona o de un cuerpo militar, seguramente haciendo referencia a lo dicho por el
mismo Sartori al hacer la diferencia entre Dictadura Antigua y Dictadura Moderna, pues plantea
que estas últimas son las que se ejercen a través de los partidos. La Jornada, 30 de agosto de 1990.

15
imaginario colectivo el sentimiento de desconfianza tanto en las instituciones
políticas como en las reglas electorales.15

Además es necesaria la consideración de que la institucionalización


alcanzada por el régimen autoritario mexicano era bastante fuerte, pues ésta fue
capaz de ser sumamente compleja y flexible para adaptarse a distintas
circunstancias y desafíos que tuvo que enfrentar en diversas etapas. Dicha
capacidad sólo se vio minada ante los conflictos generados por los movimientos
de los años cincuenta, tal como el de los ferrocarrileros, o el de los médicos, y los
posteriores de los sesenta y principios de los setenta con los movimientos
estudiantiles (1968 y 1971) y el surgimiento de tensiones a partir de la aparición
de la guerrilla urbana y rural ante lo que casi siempre la respuesta del régimen fue
violenta y autoritaria.

A pesar de estos movimientos, el régimen supo controlar de manera


gradual el proceso de liberalización política que requería el status quo, y lo puso
en posibilidad de que algunas de sus estructuras o instituciones subsistieran
incluso hasta ahora en un contexto más competitivo y equilibrado de las fuerzas
políticas.16

Dentro de este proceso de liberalización política gradual, es cuando el


tema de la reforma político-electoral asume su carácter central. Este proceso inicia
su largo camino en la concreción de la reforma política de 1977 y sus sucesivas
reformas, intensificándose el debate sobre la composición de los organismos
electorales luego de la polémica y extrema experiencia del proceso electoral de
1988, pues si bien la reforma política de 1977 había abierto el debate a la
15
La desconfianza en el arbitro y en las reglas de la contienda político-electoral son propias de los
regímenes subdesarrollados democráticamente, pero en le caso mexicano esto revestía de peculiar
y extrema importancia por lo mencionado anteriormente.
16
Para mayor discusión acerca del institucionalismo autoritario mexicano, ver a José Antonio
Crespo, Op. cit, p. 9-12.

16
construcción de reglas del juego mucho más claras y limpias, es hasta 1988
cuando la legitimidad de los organismos electorales se ve más ensombrecida por
el retroceso que significó la reforma de 1987 en términos de equidad en la
representatividad y equilibrio de las fuerzas políticas en posibilidades de competir
electoralmente.

Precisamente 1988 fue el ‘parteaguas’ para una mayor exigencia de ir más


allá en términos de institucionalizar reglas del juego democrático acordes a la
pluralidad, lo que se tradujo posteriormente en más reformas (1989-90, 1993-94,
1996) para la construcción de un entramado institucional más equilibrado con el
ideal de competencia. La constante fue la creación de una institución (el
organismo electoral) que además de dar certeza, legalidad, independencia,
imparcialidad y objetividad a la organización de las elecciones, sea a su vez
técnica y operativamente eficiente. 17

Estos principios rectores de actuación del organismo electoral están


ligados con el concepto central propuesto en este trabajo, es decir, el de la
“institucionalización de las reglas democráticas”. Precisamente, al alcanzar
certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad a partir del diseño
institucional, se puede hablar de una maduración institucional importante.

Al principio, se dijo que la intención de este trabajo es desarrollar el


concepto de institucionalización en dos aspectos: primero, en el contexto general
de la institucionalización de las reglas democráticas a través del proceso de
transición del régimen autoritario a otro democrático, y en un segundo momento,
el proceso de institucionalización propio de los organismos electorales, entendido
éste como la forma como los propios organismos se convierten en espacios en los

17
Estos son los principios rectores que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
(1997) le confiere a la autoridad electoral (Instituto Federal Electora), en su artículo 41, fracción
III.

17
cuales los actores políticos convergen, compiten e interactúan, y en los cuales su
comportamiento y expectativas de defender sus intereses se ven enmarcados en un
conjunto de mecanismos y estructuras formales e informales que dan certidumbre
(sobre todo las de carácter formal) en cuanto a las condiciones de competencia
electoral. Los mecanismos y estructuras formales son la base para la aceptación,
por parte de los actores y bloques políticos, de las reglas del juego democrático.

Un recuento histórico
El proceso de dar a México de un entramado institucional en materia electoral que
esté a la altura de las nuevas condiciones de competencia democrática ha sido
duro, lento, sorpresivo, incierto y muy peculiar. Ya se decía antes que el hecho de
que está discusión de los organismos electorales esté en el centro del debate de la
transición mexicana a la democracia es efectivamente importante.

Durante los primeros años de vida independiente del país y, por todo el
siglo XIX, la discusión política y electoral, sobre todo lo concerniente al quién
debía de administrar dicha función, no fue en ningún sentido central y prioritaria,
pues se vivía en una inestabilidad constante entre invasiones extranjeras y
sucesiones del poder por vía de las armas y el derramamiento de sangre.

La autoridad electoral existente en la primera legislación de este tiempo de


vida independiente (según la Constitución de Apatzingán de 1814, y su
antecedente La de Cádiz de 1812) era totalmente descentralizada, a cargo de
autoridades municipales y organismos locales: juntas, asambleas o colegios
electorales de parroquia, de partido y provinciales; así como de juntas primarias
(municipales), secundarias (de partido o distrito), y terciarias (departamentales o
estatales).

18
Según las leyes electorales posteriores (1820 a 1856), como la Ley
Orgánica de 1857, se siguió casi con la misma estructura, sólo suprimiendo
algunas instancias de elección indirecta como las terciarias. Todavía para la Ley
Electoral de 1912 se seguía virtualmente sujetos a autoridades municipales y
locales, aún y cuando se estableció la elección directa para diputados y senadores,
y en 1917 se extiende a la elección para Presidente de la República.

Hasta 1946 la Ley Electoral Federal logró concentrar la función electoral


para la jurisdicción federal, se creo un organismo federal electoral denominado
Comisión Federal de Vigilancia Electoral, al cuál se le asignó la vigilancia del
proceso electoral, integrada esta comisión por dos comisionados del Poder
Ejecutivo Federal (el secretario de Gobernación quién la presidiría y otro
miembro del gabinete); dos miembros del Poder Legislativo (un diputado y un
senador, comisionados por sus propias cámaras o por la Comisión Permanente), y
dos comisionados de los partidos nacionales.

En la ley electoral de 1951, el órgano electoral es la Comisión Federal


Electoral, que junto a comisiones locales y comités distritales, mesas directivas de
casilla y Registro Nacional de Electores tenían a su cargo la preparación,
desarrollo y vigilancia del proceso electoral en los términos que el sistema
político hegemónico y no competitivo permitía.

En 1963 se da una reforma electoral importante para el sistema de partidos


en México, ya que se crea la posibilidad de que en la Cámara de Diputados
federal existiera representación partidista más allá de la hegemónica priísta. Se
introduce para lo anterior la figura de los “diputados de partido”, que era una
forma de integrar una representación aunque sea mínima de partidos de oposición
en parte del Poder Legislativo, aún y con la inexistencia de competitividad
electoral real. Las reformas de ese año establecieron además prerrogativas a favor

19
de los partidos bajo tres modalidades: exenciones fiscales, franquicias postales y
telegráficas, y acceso a radio y televisión en tiempos de campaña.

En 1973 la reforma electoral da al Estado, los ciudadanos y los partidos


políticos nacionales la coorresponsabilidad de preparación, vigilancia y desarrollo
del proceso electoral, la Comisión Federal Electoral queda integrada en la forma
descrita anteriormente, con la incipiente innovación de que todos los partidos
políticos nacionales podían tener un comisionado.18

En 1977 se da una reforma significativa para el sistema electoral en


particular y para el sistema político en su conjunto. Aunque no se advierten
cambios relevantes a la autoridad electoral, sí se dan cambios importantes al
sistema de partidos, modificándolo y ampliándolo al permitir la creación nuevas
figuras para la competencia electoral: el registro condicionado y definitivo, así
como las modificaciones al sistema electoral en cuanto a la composición de la
Cámara de Diputados.

Los cambios al sistema electoral amplían el número de representantes den


la Cámara de Diputados, pasando a 400 miembros, y se introduce una
composición mixta, conservando 300 para su elección bajo el principio de
mayoría relativa, y dejando 100 para su designación mediante el principio de
19
representación proporcional.

Siendo esta una reforma impulsada desde el mismo gobierno, a través de


la Secretaría de Gobernación,20 para ‘distensar’ la presión hacia el sistema político

18
Estos datos históricos pueden ser consultados en: “Los sistemas electorales en México”,
Enciclopedia Parlamentaria, Congreso de la Unión, México, 1997, pp. 391-453. Y en el Libro
Tercero (Del Instituto Federal Electoral), Código Federal de Instituciones y Procedimientos
Electorales (COFIPE) Comentado, 1991, Secretaria de Gobernación, p.p. 159-179.
19
Ya en 1963 se había introducido la figura de Diputados de Partido lo que posibilitó el acceso a
este espacio a los partidos minoritarios de ese entonces. PAN, PPS, PARM.
20
Siendo el artífice de esta reforma el propio Secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles.

20
por parte de movimientos populares, guerrilla rural y guerrilla urbana, se dio la
posibilidad a muchas de estas fuerzas —sobre todo las provenientes de la
izquierda mexicana como por ejemplo el Partido Comunista— de competir
legalmente.

Es precisamente esta ampliación en la pluralidad que incrementa la


relevancia y rol político del organismo electoral, al otorgarle a éste el papel de
mediador e interlocutor del gobierno con las distintas fuerzas políticas. El
organismo estaría compuesto tal y como estaba establecido en 1973, pero con la
novedad de que ahora estarían representados también los partidos políticos
emergentes de esta etapa.21

Otro elemento importante para esta reforma fue el crear una instancia de
vigilancia, el Comité Técnico y de Vigilancia del Registro Nacional de Electores,
presidido por el secretario general del Registro, tres representantes de las
entidades del gobierno federal a cargo de las estadísticas, la informática y los
estudios del territorio nacional, y con representantes de cada uno de los partidos
políticos nacionales. Este órgano tenía como principal función la de actualización
del padrón nacional.

En términos constitucionales esta reforma también definió que los partidos


políticos debían contar con prerrogativas “en forma equitativa, durante los
procesos electorales, con un mínimo de elementos para sus actividades
encaminadas a la obtención del sufragio electoral”, así como de acceso
permanente a la radio y televisión.22

21
Esto obligó al los legisladores a dotarle al presidente la Comisión, perteneciente a la Secretaría
de Gobernación, voto de calidad en caso de empate.
22
Eso sí, ni la Constitución o la Ley Electoral de 1977, definieron cuáles eran esos mínimos
elementos con los que debían contar los partidos, ni la forma de otorgar los tiempos de la radio y
la televisión.

21
Se puede considerar que las etapas por las que el organismo electoral había
vivido hasta este momento histórico de 1977, tenía como constantes tres aspectos:
la centralización como medio para garantizar el desarrollo del acto electoral; el
propósito de encuadrar las corrientes de opinión en organismos nacionales,
permanentes y estables; y por último, la búsqueda de un medio que, sin alterar
sustancialmente el régimen de gobierno estatuido en la Constitución, permitiera la
participación en las tareas legislativas federales y estatales de los partidos
minoritarios.23

Cada uno de estos proceso de reforma política fueron impulsados


invariablemente desde el mismo gobierno, todas de una manera que los intereses
particulares de la élite gobernante no se lesionaran, ni hubiera posibilidades de
constituir una autoridad electoral por lo menos imparcial y equitativa.

A partir de la reforma de 1987 y la respectiva elección presidencial de


1988, la discusión sobre la adecuación de la legislación y diseño institucional
electoral cobra una importancia relevante en la vida política nacional, y es una
nueva coyuntura crítica para que la legislación en esta materia se encaminara a
representar una forma más equitativa y democrática. En 1987 el Código Federal
Electoral (COFEL) considera la fuerza electoral de los partidos en la integración
de la Comisión Federal Electoral, además de los comisionados del Poder
Ejecutivo y Legislativo (Secretario de Gobernación, un diputado y un senador),
cada partido que hubiese alcanzado el 3% de la votación nacional efectiva en la
última elección federal para diputados de mayoría, tenía derecho a un
comisionado; los que hubiesen alcanzado entre el 3% y el 6% contarían con uno
más, y los que alcanzaran más del 6% obtenían un comisionado más por cada 3%

23
Luis Medina, Evolución electoral en México contemporáneo, en Reforma Política Gaceta
informativa de la Comisión Federal Electoral, Serie Ensayos, número 5, México, 1978, p. 7.

22
adicional, sin poder tener más allá de 16 comisionados cada uno de los partidos
políticos. En esta integración de la Comisión todos tenían el derecho a voz y voto.

Lo anterior hizo que el PRI contará con 16 votos de 31 (entre los restantes
se encontraban los votos del secretario de gobernación y de los comisionados del
Poder Legislativo), lo que representó un retroceso en materia de representatividad
que se había podido mantener en algunas de las legislaciones electorales
precedentes. Esto fue uno de los elementos esenciales que contribuyeron a que la
elección presidencial de 1988 contara con grandes márgenes de desconfianza y de
cuestionamientos por parte de las demás fuerzas políticas y de la ciudadanía en
general.

En realidad se trataba de un problema de legitimidad cuestionada, debido a


la incredulidad social sobre los resultados electorales de ese año, factor de
discordia entre el PRI, el PAN y el entonces Frente Democrático Nacional. El
problema tiene su origen en ese desequilibrio, por que como afirmó Roger Bartra:
“Los votos en México no se cuentan, se negocian, se transmutan, se proclaman, se
inventan y se destruyen”.24

Lo importante de la reforma de 1987 fue que por primera vez se definió la


posibilidad de que los partidos políticos recibieran financiamiento público,
otorgándolo sobre la base de un costo mínimo de las campañas electorales, y por
supuesto, del porcentaje de votos obtenido por parte de los partidos políticos en
elecciones recientes. Seguramente se puede decir, que este elemento también
ayudó a acrecentar la competitividad del proceso electoral de 1988, lo cual es
necesario considerar.

24
Citado por Carlos Martínez Assad, “El IFE y la ciudadanización de la política” en Este País,
número 95, febrero 1999, México, p. 32.

23
El sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1989-94) se inicia con una
convocatoria presidencial a un Acuerdo para la Ampliación de Nuestra Vida
Democrática, que en enero de 1989 se concreta en una consulta pública, y en abril
de 1990 en reforma constitucional, en agosto de ese año se cristaliza en una nueva
legislación secundaria: el Código Federal de Instituciones y Procedimientos
Electorales (COFIPE).

La consecuencia más importante de esta reforma fue la creación del


Instituto Federal Electoral (IFE), organismo definido por la propia ley como
autónomo, que por su estructura y modo de funcionamiento permitiría una
operación política de mayor importancia: la progresiva incorporación de los
partidos en cada uno de los eslabones y en cada una de las decisiones de
organización electoral, posibilitando su seguimiento y monitoreo político. El
instituto nació con el propósito de institucionalizar y profesionalizar la función
electoral, crear un servicio de carrera y prestigiar una actividad que no gozaba
para nada de buena reputación.

En esta primera etapa del IFE, la introducción del equilibrio y la dosis de


confianza se manifestó a través de la inclusión para su integración al máximo
órgano de dirección del Instituto, el Consejo General (encargado de las funciones
de dirección), de personalidades sin predisposición partidista: los consejeros
magistrados (6 en total) quienes eran propuestos por el Presidente de la República
y aprobado por las dos terceras partes de la Cámara de Diputados. Así, el Consejo
general del IFE quedaba conformado por los consejeros magistrados, el secretario
de gobernación (que presidía el Consejo), dos diputados y dos senadores (uno de
la mayoría y otro de la primera minoría)25 y un número variable de representantes

25
Este término de primer minoría, se crea en esta reforma, pues en el senado se establece que 32
de los 128 senadores, serían designados por esta nueva modalidad (uno por cada entidad de la
República), se puede inferir que por ser el PAN históricamente esta primera minoría, ellos eran los

24
partidistas que se fijaba de acuerdo con la votación anterior (de 1.5 a 10%, un
consejero; entre 10 y 20%, dos consejeros; entre 20 y 30%, tres y, en el tope
máximo, cuatro consejeros con más de 30%. Con está fórmula se celebran las
elecciones intermedias federales de 1991.

Es hasta la aparición del IFE, que se toma en cuenta la creación de todo un


aparato administrativo formal para llevar a cabo las tareas de preparación y
organización de las elecciones, siendo éste totalmente independiente de la
estructura formal (dependencias, secretarías) del gobierno federal, se establece un
Servicio Profesional Electoral con su respectivo estatuto, lo cuál busca la
profesionalización e independencia de este cuerpo administrativo-burocrático.

En el ámbito central, estas funciones ejecutivas estarían depositadas en


una Junta General Ejecutiva, integrada por ocho funcionarios: el director y
secretario general y seis directivos ejecutivos de las direcciones correspondientes
que conforman esta estructura de ejecución del instituto (Registro Federal de
Electores, Organización Electoral, Prerrogativas y Partidos Políticos, Servicio
Profesional Electoral, Administración, y Capacitación Electoral y Educación
Cívica). En las instancias locales y distritales estas funciones serían
responsabilidad de las juntas locales y distritales ejecutivas y los cinco vocales
(Ejecutivo, Secretario, del Registro Federal de Electores, de Organización
Electoral, y de Capacitación Electoral y Educación Cívica). Los vocales
ejecutivos, además de sus receptivas funciones ejecutivas integrarían las juntas.

En materia de vigilancia en el ámbito central se establece la Comisión


Nacional de Vigilancia integrada por un representante de cada partido político, el
Director Ejecutivo del Registro Federal de Electores, un Secretario nombrado por

beneficiarios directos de esta reforma, y por ende este haya sido uno de los costos por parte del
gobierno para que se diera la reforma.

25
el Servicio Profesional Electoral y un representante del Instituto Nacional de
Estadística, Geografía e Informática (INEGI).

En cuanto al financiamiento público a los partidos políticos esta reforma


de 1990 lo distribuye de forma diferenciada a partir de tres tipos de actividades: a)
la electoral, b) las generales como entidades de interés público, c) por subrogación
del Estado de las contribuciones que los legisladores habrían de aportar para el
sostenimiento de sus partidos políticos y, d) por actividades específicas como
entidades de interés público.

En 1993 hubo otra reforma que trató de aumentar el número de consejeros


a 9, pero que quedó nulificada pues el artículo transitorio de esta reforma nunca se
tradujo en la práctica. Sin embargo, en la misma mediada que la competitividad
electoral se acentuó, otras y muy diversas insatisfacciones y argumentos fueron
surgiendo para insistir en ir más allá. La discusión fue una de las más complejas;
la consigna de ‘desparcializar’ tomó cuerpo concreto, y conformó un consenso
(Pacto para la Paz, la Justicia y la Democracia de enero de 1994) que, incluso,
inventó dos verbos: se trataba de ‘despartidizar’, al tiempo que se ‘ciudadanizaba’
el órgano electoral.26

Se dio en este sentido un paso más en la reforma política, cada partido


tendría un solo representante y dejaron de tener voto en el Consejo General (sólo
voz); al propio tiempo los consejeros magistrados se convirtieron en consejeros
ciudadanos, personas que no necesariamente debían ser abogados (como la figura
anterior de los magistrados) pero además propuestos, ya no por el Presidente, sino
por las fracciones de los partidos en la Cámara de Diputados aprobados par las
dos terceras partes de ellos. Como los representantes de los partidos políticos se

26
1994 año de gran inestabilidad política, por el levantamiento Zapatista en el sureste Mexicano
(Chiapas) a principio del año, y la muerte del candidato presidencial del PRI el 23 de marzo.

26
les quitó el derecho a voto y se dejó su representatividad de un consejero por cada
partido acreditado, el peso relativo de los consejeros ciudadanos se incrementó
sustancialmente hasta conformar la mayoría en el órgano electoral superior. La
presencia de los consejeros representantes de ambas cámaras y la presencia del
Secretario de Gobernación como presidente del Consejo permanecieron
intocadas.27

Es importante señalar que una de las reformas consistió en elevar a rango


constitucional el calificativo de autónomo al organismo público encargado de la
organización de las elecciones.28 Además se incluyó como otro de los principios
rectores la independencia, la cuál encuentra significado “en tanto no estar
subordinados más que a la ley; independencia en cuanto a la capacidad de acción
y decisión; independencia, finalmente, como instrumento y vía para acceder a la
legitimación y credibilidad de los órganos y procesos electorales”.29

Sin embargo, todavía se habían dejado cuestiones pendientes, y se


pudieron localizar fallas estructurales, pues los Consejeros Ciudadanos del
Consejo General estaban, en la práctica, totalmente ajenos a lo que ocurría en las
estructuras operativas. En los Consejos locales y distritales del IFE no existía la
figura del Consejero Ciudadano, por el contrario, subsistió para estas elecciones la
vieja figura, quienes era nombrado por los consejos locales, a propuesta de los
gobiernos de los estados.

27
Las reformas en esta ocasión en lo general fueron aprobadas por todas las fuerzas políticas, en
lo particular no lo fue así.
28
La autonomía electoral es el “ejercicio privativo de autoridad con plena facultades
administrativas y jurisdiccionales, que sin sujeción jerárquica, establece la Constitución y las leyes
de un Estado, para sus organismos electorales”. Diccionario electoral, Instituto Interamericano de
Derechos Humanos, CAPEL, Costa Rica, 1989, p. 39.
29
Farías Mackey, Luis, “Los organismos electorales de 1994”, en Gérman Pérez Fernández del
Castillo, Arturo Alvarado M. y Arturo Sánchez Gutiérrez, La voz de los votos: Análisis crítico de
las elecciones de 1994, Edit, Porrúa, México, 1995., p. 118.

27
Se celebró así la elección presidencial de 1994, elección por demás
peculiar sobre todo por estos elementos que se han mencionado, además de los
acontecimientos políticos en los que el contexto de dicha elección se llevó a cabo.
Debido a esto, las elecciones generaron una gran expectativa, y se presentó la
mayor asistencia a las urnas que la historia electoral del país había registrado
hasta el momento, casi el 80% de los electores registrados lo hizo, a pesar de esto
y de la elevada competencia que se suscitó, el candidato presidencial oficial
incrementó su apoyo y ganó con cerca de poco más del 50% del total de votos
emitidos lo que significó cerca de 17 millones de votos, lo que dio al discurso
oficial una buena dosis de legitimidad. El sexenio del presidente Ernesto Zedillo
inició con la solemne promesa presidencial de impulsar los consensos necesarios
entre las principales fuerzas políticas del país para arribar a una reforma electoral
que, ahora sí, sería definitiva. En su discurso de toma de posesión dijo: “Ha
llegado el momento de que la democracia abarque todos los ámbitos de la
convivencia social”.30 Con lo cuál aceptaba tácitamente que la democracia aún no
abarcaba el ámbito del sistema electoral y de partidos.
Después de esto vinieron año y medio de negociaciones entre las
principales fuerzas políticas y el gobierno. Acercamientos, rupturas, retiro de
algunos partidos de la mesa de negociación, caracterizaron a los veinte meses
siguientes, al final de los cuáles se produjo el consenso en torno a la reforma
constitucional.

De la misma manera que las anteriores reformas, en lo general existía el


consenso, pero en lo particular, no. En esta ocasión, el desacuerdo se centró sobre
todo en algunos puntos sobre la inequidad en la contienda electoral, en lo
referente al financiamiento de los partidos políticos, y el acceso de estos a los

30
Ernesto Zedillo, “Discurso de toma de posesión”, La Jornada, 1 de diciembre de 1996.

28
medios masivos de comunicación, la ruptura general se suscitó, y el PRI sólo tuvo
que votar en la Cámara todas las reformas a la legislación secundaria.

Pero para entender un poco más el contexto político general de la situación


que enmarcaban estos desencuentros entre el PRI y las principales fuerzas
opositoras, hay que tomar en cuenta el creciente peso político y capacidad de
presión que adquirían tanto el PAN como el PRD en este tiempo alrededor de
todo el año de 1995, debido a que en las elecciones locales en diferentes estados
de la República, el PAN por ejemplo, ganó tres gobernaturas de las cinco en
disputa ese año, además del incremento en presencia y representatividad en
Congresos locales e importantes Ayuntamientos.31 Y por parte del PRD su
capacidad de movilización y presión se manifestaba a partir de sus
cuestionamientos, protestas y acciones de “resistencia civil” que originaban los
resultados electorales en Tabasco (1994) y en Yucatán (1995), además de la
actitud del Gobierno Federal con respecto al conflicto de Chiapas.32

La relevancia total de está reforma radica en la salida definitiva del Poder


Ejecutivo de la conformación del Instituto, el Secretario de Gobernación (que
históricamente había fungido como presidente del máximo órgano de dirección
del organismo electoral) sale definitivamente con lo que el proceso de
ciudadanización se institucionaliza. Aunque el sustantivo de ciudadanos aparece
como último elemento de esta nueva definición, era importante el cambio
sustancial que entonces se dio por que el Consejo General, como órgano superior

31
El PRI sólo ganó en Yucatán y en Michoacán, el PAN en Jalisco, Baja California y Guanajuato.
Es importante mencionar aquí situaciones de tensión política que originaron conflictos como el de
Huejotzingo, Puebla donde en principio se le había dado el triunfo a Acción Nacional, pero que
después de los respectivos recursos de inconformidad tanto del PRI como del PFCRN, se resolvió
modificar el computo final de la elección, dando el triunfo al PRI por 28 votos.
32
En el conflicto de Tabasco resalta la toma de posos petroleros de PEMEX por parte del PRD
local encabezado por Andrés Manuel López Obrador quien había sido el candidato a gobernador
por ese partido en competencia contra Roberto Madrazo candidato triunfador del PRI.

29
de dirección el cual ahora se integraría por un “consejero presidente y ocho
consejeros electorales (ya no llamados ciudadanos), y concurrirían, con voz pero
sin voto, los consejeros del Poder Legislativo, los representantes de los partidos
políticos y un secretario ejecutivo”.33 Elegidos por el voto de las dos terceras
partes de la Cámara de Diputados, tanto el consejero presidente como los
consejeros electorales permanecerían en el cargo 7 años. La figura de Secretario
Ejecutivo se creaba fusionando las atribuciones de los anteriores director y
secretario generales, el cual debería ser nombrado por las dos terceras partes del
Consejo General a propuesta del consejero presidente. Prevaleció, no obstante, la
participación de los partidos políticos para la postulación de los consejeros
electorales y las candidaturas fueron consensadas, e incluso se establecieron
cuotas —de manera informal— de acuerdo a la fortaleza electoral que cada
partido se atribuyó. Es innegable que los partidos políticos tienen el derecho
constitucional de participar en los procesos político-electorales, pese a eso, los
ciudadanos que asumieron el cargo de consejeros electorales fueron producto de
la negociación entre los partidos y el gobierno, como trascendió a la opinión
pública.

Un elemento importante de mencionar aquí, que se generó a partir de las


reformas a la propia estructura del Instituto, es la que tienen que ver con la
capacidad de la estructura directiva a la cual se le atribuyeron una gran cantidad
de duplicidades, redundancias o excesos en sus funciones que han provocado la
burocratización tanto del Consejo General como de sus órganos ejecutivos y
técnicos en la realización de sus tareas. Con el propósito de supervisar el
desempeño de los directores ejecutivos de la Junta General, los integrantes del
Consejo General disponen de la creación de comisiones (integradas por

33
Artículo 41, fracc. III de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, IFE,
México, 1997, p. 41.

30
consejeros electorales y el respectivo director del área que corresponda a dicha
comisión, fungiendo como presidente alguno de los consejeros integrantes, y el
director del área se constituyó como secretario técnico de la comisión), señaladas
en el párrafo 2 del artículo 80 del COFIPE. En la génesis de estas comisiones, la
reforma política edificó una estructura paralela a los órganos ejecutivos que, más
que coadyuvar en la eficiencia operativa del Instituto, duplica la labor operativa
del IFE, es decir, los consejeros electorales tienen una vía alterna y permanente
que les permite fiscalizar las disposiciones que se aprueban en el seno del Consejo
General y la forma en que se instrumentan por los órganos operativos. En otras
palabras, un exceso de funciones.34

En 1997, se celebró la contienda electoral con el mayor grado de


legitimidad que haya gozado una elección federal en la historia del país hasta ese
momento. Fue una elección intermedia, en la que el PRI perdió la mayoría
absoluta en la Cámara de Diputados, y en la elección del primer Jefe del Gobierno
del Distrito Federal la perdió ante el Partido de la Revolución Democrática
encabezado por la figura de Cuauthémoc Cárdenas. El reacomodo de fuerzas
políticas en el país se dio claramente.

Todo lo anterior apuntaló a que se diera otra dinámica muy distinta en el


país. Los fenómenos de gobierno dividido y compartido se vivieron a escala
nacional mostrando que el sistema político mexicano había cambiado,
convirtiéndose en uno eminentemente plural y competitivo. La conflictividad fue
evidente, pero ahora se llevó a los espacios institucionalizados del Estado.

34
Para mayor detalle de este problema ver Edgar Salcedo, “La duplicidad en el IFE”, en Voz y
Voto, número 68, octubre de 1998, México, pp. 19-21.Y sobre todo Andreas Schedler, "Las
comisiones y la pirámide: notas sobre la conflictiva recentralización del poder en el IFE”, en
Política y Gobierno, vol. 1, 1999, revista del CIDE, México, D.F., pp. 187 – 222.

31
Ese marco institucional fue el que hizo posible el cambio de partido en la
Presidencia de la República en el año 2000. Vicente Fox Quezada, empresario
guanajuatense, diputado federal y gobernador de su estado natal, mediante una
campaña mediática exitosa de más de tres años que dio fin al predominio del PRI
en las elecciones federales a través del fenómeno de “voto útil”.

Las reformas electorales desarrolladas por más de veinte años en el país


llevaron a México a ser reconocido en el mundo como un país democrático con
instituciones político-electorales confiables y eficaces. Incluso, motivo de
enseñanza y adaptación a escala internacional.

Esto demuestra que la base de la transición democrática en el país ha sido


la reforma electoral. Sin bien las experiencias en otros países, en donde sé a
transitado a la democracia se ha dado bajo otras formas, y el proceso de
construcción de reglas electorales más equitativas y democráticas no ha sido
nodal, las peculiaridades de la política mexicana lo han hecho importante y
fundamental aquí.

El proceso de transición a la democracia en México pasó por la etapa


previa de liberalización política, pues el grado de institucionalización del régimen
autoritario en nuestro país era muy elevado, y el cálculo de las élites gobernantes
fue el de que la ceder para construir instituciones fuertes electoralmente, esto les
podría ayudar a subsistir a la democratización inevitable del país. Este proceso ha
sido lento, duro, y, el costo ha sido alto por parte de las fuerzas políticas y
sociales democratizadoras, igual ha costado represión y en algunos casos hasta
conflictos mayores. Además los cambios que se han suscitado durante toda la
última mitad del siglo XX de manera internacional, han puesto de manifiesto que
la democracia es el mejor régimen, pues los costos de desarrollo y bienestar se
reducen con ella.

32
Para México a partir de todo el recuento anterior, ha significado un mejor
reconocimiento extranjero en cuanto a su vida democrática, pero también hacia el
interior se ha abonado a la confianza de los mexicanos en los valores
democráticos y la conciencia que sólo la vía institucional, legal y democrática es
la mejor para la convivencia y el desarrollo de México.

33
Capítulo 3
Instituciones y Reformas Electorales en Aguascalientes

En Aguascalientes, como en todo el país, el proceso llamado de transición


democrática se ha fincado sobre la base de la reforma electoral. Después de 1977,
cuando en el orden nacional se concretó la reforma impulsada por el entonces
Secretario de Gobernación lopezportillista, Jesús Reyes Heroles, en el orden local
también se promovieron cambios de la misma magnitud en las instituciones
electorales correspondientes. Posterior a esto, en los ochenta y noventa, la misma
adecuación y transformación del marco institucional electoral impulsado
nacionalmente también se repitió en los estados de la república mexicana.

La reforma electoral es el cambio del conjunto de reglas que rigen el


desarrollo de los procesos comiciales en un régimen político democrático, y en
México ésta ha sido la práctica política por la cual se ha transitado del sistema de
partido único a uno de tipo multipartidista. Diversas reformas desde 1977,
pasando por 1987, 1990, 1993, 1994 y hasta la más completa en 1996 fueron
moldeando el conjunto de instituciones político-electorales que hasta hoy han
permitido la configuración de un sistema de partidos más competitivo y plural en
todo el país. En Aguascalientes se ha vivido un proceso de institucionalización del
régimen democrático igualmente arduo y sinuoso como el sucedido en todo el
sistema político mexicano. Las reformas electorales más importantes en
Aguascalientes han sido las de 1974, 1979, 1985, 1991, 1994, 1997 y 2000.

Sobre el eje de crear un órgano electoral local fuerte, autónomo,


permanente e independiente, y un instrumento legal eficaz, generador de

34
confianza y certidumbre, las reformas electorales de las dos últimas décadas son
esenciales para explicar el cambio político de Aguascalientes.

El objetivo de esta parte del trabajo es hacer un breve recuento de las


reformas electorales en el ámbito local, sin dejar de hacer referencia al contexto
nacional y a las consecuencias políticas de dichas reformas en los procesos
comiciales locales.

Antecedentes
Aguascalientes, posterior a la revolución mexicana, vivió un proceso de
institucionalización del sistema de partido único y de presidencialismo fuerte. La
necesidad del Estado mexicano de centralizar la vida política mexicana fue
eficazmente aplicada en cada uno de los rincones del país, y Aguascalientes no
fue la excepción.

A partir de la década de los veinte, después de lo agitado y devastador del


periodo revolucionario, se comenzó un periodo de reorganización del poder
estatal y de las fuerzas políticas relevantes de la sociedad. La fundación del
Partido Nacional Revolucionario (PNR) en 1929, significó la fusión de muchas de
las fuerzas locales, organizadas todas en torno a esta nueva forma de acceso y
estructuración del poder en el estado. A pesar de la presencia peculiar de fuerzas
sociales y políticas en Aguascalientes, tales como los ferrocarrileros, la tendencia
fue también la de homogeneización de la política.

Todas las fuerzas locales se organizaron en torno al partido oficial y a la


estructura gubernamental del estado. Casi todos tuvieron cabida en esas
estructuras, las pugnas y enfrentamientos políticos se dieron básicamente entre
facciones del mismo partido que representaban la lucha por el poder de los

35
caudillos locales.35 Lo anterior, no sólo se reflejó en pugnas electorales, sino en
pugnas ante el ejercicio gubernamental.36 Todo se suscitaba al interior de la clase
política del partido único, la posibilidad real de competencia a través de otras
fuerzas políticas partidistas no existía, no eran una alternativa real de
participación, sino únicamente una posibilidad de disidencia o, en su caso, una vía
de alineación con el mismo régimen.

Los procesos electorales en este sentido se caracterizaban por ser —en la


mayoría de los casos— meros trámites de legitimación del poder estatal. La
violencia en algunos casos afloró en las jornadas electorales y postelectorales. La
relación con el centro también jugaba un papel preponderante en la conformación
de la interacción política estatal, tanto el poder del Presidente de la República, y
de las decisiones tomadas por el comité nacional del partido (en sus diferentes
etapas PNR; PRM y PRI) incidieron en muchas de las formas que adoptó el poder
local en Aguascalientes.

Es así como se puede decir que el papel de los procesos electorales en la


conformación de la autoridad formal en el estado siempre jugó un papel de
segundo orden, lo cual ha tenido que ir cambiando poco a poco a través de un
proceso lento y complicado, sucedido realmente de manera reciente.

Inherente a esta realidad histórica del estado y del país, el entramado


institucional electoral ha tenido que ir evolucionando de manera incremental para
estar acorde con una realidad política plural y cada vez más democrática. Las
características de este entramado han ido de la mano con el proceso más general
de cambio social, económico, cultural y obviamente político. Lo que ha sucedido
35
Véase Andrés Reyes Rodríguez, Nudos de Poder. Liderazgo Político en Aguascalientes.
Principio y fin de un ciclo político 1920-1998, UAA, 2004.
36
Un ejemplo representativo de esto durante la primera mitad del siglo XX en Aguascalientes fue
el enfrentamiento entre las facciones encabezadas por Rafael Quevedo Morán y Enrique Osornio
Camarena.

36
en términos nacionales también ha influido en el rumbo y sentido del cambio
político en Aguascalientes, donde básicamente se ha optado por el “isomorfismo
institucional”, aunque con resultados particulares, dado las circunstancias propias
de la correlación de fuerzas locales, y las características específicas del sistema
político hidrocálido.37

Centralización y descentralización en la función electoral


Al reconocerse a Aguascalientes como un estado más del Estado Mexicano, e
incluírsele como tal en la Constitución de 1857, automáticamente ejerció su
jurisdicción sobre la entidad la Ley Orgánica Electoral de ese año, la cual, al
igual que sus reglamentaciones electorales antecesoras, era una legislación
nacional totalmente descentralizada a cargo de autoridades municipales y
organismos locales, que a través de juntas primarias (municipales) y secundarias
(de partido o de distrito) se operaba la función electoral.38

Por primera vez se cuenta con instancias electorales totalmente


secularizadas, separadas de toda intervención de la iglesia,39 pero lo importante de
subrayar aquí, es el carácter descentralizado de la estructura electoral en el país,
ya que la cosa cambiaría radicalmente producto de la revolución mexicana. El
periodo porfirista significó la muestra más fehaciente de lo irregular de las
elecciones y su papel intrascendente para estructurar el poder político del país, al
controlar Porfirio Díaz, por varias vías, a los Jefes Políticos y caciques locales de

37
El “isomorfismo institucional” es la tendencia de las organizaciones a adoptar fórmulas
institucionales aceptadas y consolidadas en entornos diferentes que sirven de referencia para el
propio cambio institucional. Véase a Paul J. DiMaggio y Walter W. Powell (Coomp.), El Nuevo
Institucionalismo en el Análisis Organizacional, Nuevas Lecturas de Política y Gobierno, Colegio
Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública, Fondo de Cultura Económica, México,
1999.
38
En esta ley se suprimen las instancias terciarias (departamentales o estatales).
39
Recuérdese que se trata de una legislación electoral sujeta a la primera Constitución Liberal de
México.

37
todas las entidades del país. La lógica prevaleciente era la de “más administración
y menos política” pues lo importante era el orden y el progreso antes que una vida
democrática

Tanto la Ley Electoral de 1912 —legislación que normó la elección


presidencial donde Francisco I. Madero resultó electo—, como la de 1928 —que
reguló los comicios presidenciales donde Álvaro Obregón conseguía su reelección
antes de su asesinato—, refrendaban que las autoridades electorales siguieran
descentralizadas en cada una de las entidades del país. En cada entidad, el
Consejo de Listas Electorales, antecesor del Registro Nacional de Electores, era el
organismo más sobresaliente de la función electoral, integrado por nueve personas
que eran elegidas mediante sorteo de entre candidaturas propuestas por los
ayuntamientos de cada entidad. A su vez, estas instancias estatales eran auxiliadas
por Consejos Distritales en los que los representantes de los partidos y los
candidatos independientes tenían un papel determinante.40

Los municipios se encargaban de dar a conocer las listas electorales, de


delimitar los distritos electorales, registrar los candidatos, expedir credenciales e
imprimir boletas, así como designar los instaladores de casillas. Los integrantes
de las mesas de casilla se elegían por votación el día de la jornada electoral de
entre los electores presentes a la hora de la apertura, y finalmente el conteo se
daba por grupos de presidentes de casilla, las cuales en ese momento se
convertían en Juntas Computadoras, finalizando su función al expedir los
certificados a los candidatos ganadores e integrando el expediente
41
correspondiente para enviarlos al Colegio Electoral.

40
Andrés Reyes Rodríguez, ¿Elecciones o Designaciones? 50 años de Historia Electorales
Aguascalientes, Instituto Cultural de Aguascalientes, 1993, p. 132.
41
Juan Molinar Horcacitas, El Tiempo de la Legitimidad: Elecciones, Autoritarismo y Democracia
en México, Cal y Arena, México, 1991, p. 23-25.

38
En Aguascalientes, la ley electoral de 1920 mencionaba el derecho que
tenían los ciudadanos para elegir quince diputados del Congreso local cada dos
años, y un gobernador cada cuatro. Para la organización electoral describía el
proceso anteriormente mencionado y en cuanto a los partidos políticos
contendientes definía los requisitos mínimos para ser reconocidos para
contender.42

Reformas electorales al ordenamiento electoral local aparecieron en 1928,


1930 y 1943. Vale la pena resaltar la de 1930 que propuso al Congreso del Estado
para que se constituyera en Colegio Electoral y designara una comisión de tres
diputados para revisar el trabajo de las Juntas Computadoras y declarara la validez
o nulidad de las elecciones en un plazo no mayor de cinco días. A su vez la de
1943 modificó los periodos gubernamentales de gobernador y presidentes
municipales, pasando de cuatro a seis años para el primero, y de dos a tres años
para los segundos.43

La gran reforma de 1946 crea la Ley Federal Electoral. Esta nueva


legislación centralizó la función electoral para los comicios de Presidente de la

42
Requisitos: Una asamblea mínima de cien ciudadanos, contar con programa político, no contar
con denominación religiosa, publicar ocho semanarios antes de la elección y registrar los
candidatos en fecha establecida por la propia ley. Algo para resaltar era que el partido político no
era la única posibilidad de presentar candidaturas, sino que existía la posibilidad de hacerlo de
manera independiente, cumpliendo los requisitos mencionados y con la firma de cincuenta
ciudadanos Andrés Reyes Rodríguez, Op. cit, 1993, p. 132.
43
En el orden nacional la extensión del periodo gubernamental de Presidente de la República se
había dado desde 1934, siendo Lázaro Cárdenas el primer presidente de México con un periodo
sexenal. Para Aguascalientes, el primero gobernador de seis años fue el Ingeniero José María
Rodríguez en el periodo 1944-1950. El primer presidente municipal de Aguascalientes que logro
cumplir su encargo de tres años fue Luis Ortega Duglas, quien asumió el cargo el 1 de enero de
1948 y lo dejó el 31 de diciembre de 1950. Andrés Reyes Rodríguez, Op cit., 2004, pp. 179-181.

39
República y Congreso de la Unión, así los estados tuvieron que legislar más
ampliamente en la materia para normar sus propios comicios.44

Es así como en Aguascalientes, el 6 de julio 1947, teniendo como


gobernador al ingeniero Jesús María Rodríguez, se crea la Ley para la Elección de
Gobernador del Estado, Diputados al Congreso Local, Presidentes, Munícipes y
Síndicos de los Ayuntamientos, la cual en su capitulo segundo concerniente a los
organismos electorales, establece que “la preparación, desarrollo y vigilancia del
proceso electoral a que se refiere esta Ley, estará a cargo de una Comisión Estatal,
y de los Comités Municipales del Padrón y Vigilancia Electorales”.45

En cuanto a su conformación, la Comisión Estatal del Padrón y Vigilancia


Electorales, se integró por un representante del Ejecutivo que fungía como
presidente, un representante del Congreso del Estado designado por el
Gobernador, un representante de los Ayuntamientos del estado que era designado
por mayoría de votos por los propios Ayuntamientos y dos representantes de los
partidos políticos que contaban con registro en el estado en esos momentos, así
como un notario público que fungía como secretario de la Comisión y era
designado por los representantes en su conjunto. Se nombraba también los
respectivos suplentes. Los representantes de los partidos eran propuestos por los
partidos mismos y la junta decidía cuales de los representantes de los partidos
formarían parte de la Comisión. Se especificaba que se debía de cuidar que los
representantes de los partidos políticos fueran “los más importantes, de carácter

44
Para algunos autores con la Ley Federal Electoral del 6 de enero de 1946 se inicia la época
moderna del sistema electoral mexicano, instaurando con ello de “un eje cronológico que marcó
un antes y un después en la historia de dicho fenómeno”. Juan Molinar Horcacitas, Op. cit., 1991.
45
Artículo 4, Ley para la Elección de Gobernador del Estado, Diputados al Congreso Local,
Presidentes, Munícipes y Síndicos de los Ayuntamientos, Aguascalientes, 1947.

40
nacional, de ideología y programas diversos y que no sostengan las mismas
candidaturas”.46

Ya en esta primera conformación del organismo electoral local, se


presenta las características que favorecían a los intereses del gobierno y del
régimen, al contar con el mayor número de representantes en la conformación de
la Comisión, lo cual permitía la toma de decisiones a favor de sus estrategias, con
altos márgenes de discrecionalidad.

Ente sus principales atribuciones estaban las de expedir el reglamento para


su propio funcionamiento, así como el de los Comités Municipales, cuya
conformación la decidía la Comisión. Estos Comités Municipales se integraban
con tres ciudadanos vecinos de la municipalidad correspondiente, así como con
dos representantes de los partidos políticos y un notario público que fungía como
secretario. El presidente lo designaba la Comisión Estatal de entre los ciudadanos
que integraban el Comité Municipal, y aunque se podría decir que estos miembros
integrantes les daban carácter “ciudadanizado” a estos organismos, se aseguraba
en el nombramiento por parte de la Comisión que estas personas estuvieran
íntimamente ligadas a los intereses del sistema.47

Las funciones de los Comités Municipales del Padrón y Vigilancia eran


muchas y de crucial importancia, lo que le permitía jugar un papel activo en la
organización del proceso electoral. Entre las cuales estaba la de acatar el
reglamento formulado por la Comisión Estatal y demás normas que en los casos
especiales dictase dicha Comisión, publicar los padrones y lista de electores
correspondientes en las localidades de su circunscripción, designación de los

46
Para que pudiera funcionar la Comisión era necesario la presencia cuando menos de cuatro de
sus miembros. La convocatoria para que estuviera reunida la Comisión era para tres meses antes
de la elección para iniciar los trabajos correspondientes. Artículos 6 y 7, Ibid.
47
Artículos 8 al 11, Ibid.

41
ciudadanos que debían integrar las mesas directivas de casilla, señalar el número
de éstas y el lugar de sus instalación, designación de los ciudadanos que debían
actuar como empadronadores, hacer la división del Municipio en secciones
electorales para la instalación de las casillas. Los partidos políticos proponían, de
común acuerdo y haciendo caso del llamado que hacían para tal efecto los
Comités Municipales, a los ciudadanos que debían conformar las mesas directivas
de casilla.48

Primeras reformas a la legislación electoral local


Si bien es cierto que las primeras reformas al organismo electoral se dan hasta
1959, no puede dejarse de lado el conjunto de reformas que se llevaron a cabo
para ampliar el voto de los ciudadanos hidrocálidos.

En México, el periodo comprendido entre las décadas de los cuarenta y


cincuenta se caracteriza por ser de modernización, que en el orden del sistema
político la tendencia fue a ampliar su capacidad de gestión e inclusión de
participación de más actores sociales. En 1948 en Aguascalientes, el gobernador
Jesús María Rodríguez, mediante decreto número 76, notifica la posibilidad de
participación de la mujer en elecciones municipales en igual de condiciones que
los hombres, en tanto su derecho a votar y ser votadas. Después Adolfo Ruiz
Cortínez en 1953 decreta ese mismo derecho de voto pasivo y activo a la mujer
para todas las elecciones nacionales. En Aguascalientes Benito Palomino Dena,
siendo gobernador sustituto del estado, mediante el decreto número 20 de fecha
23 de mayo de 1954 reconoce los derechos políticos de la mujer para ser ejercido
de forma amplia también en las elecciones para gobernador y diputados locales, lo
que significó un paso definitivo para la modernización del sistema político local.49

48
Artículo 13 y 14, Ibid.
49
Periódico Oficial del Estado de Aguascalientes, no. 21, 23 de mayo de 1954.

42
El texto de la legislación electoral local además precisó que los electores
hidrocálidos eran los ciudadanos originarios o vecinos del estado que contarán
con dieciocho años si eran casados y veintiuno si eran solteros.50

Otra reforma importante es la de 1953 que, por un lado, imposibilita al


gobernador del estado vetar las resoluciones del Congreso en tanto este actúe
como Colegio Electoral o Gran Jurado, y por otro lo faculta a realizar la división
territorial de los distritos electorales locales, además de ampliar la composición
del Congreso pasando de siete a ocho miembros.51

Para 1959, el gobernador Luis Ortega Douglas, expide una serie de


reformas a la legislación electoral en las que el organismo electoral no sufre
cambios importantes en cuanto a su composición y atribuciones básicas. El único
cambio significativo fue en torno al nombramiento del representante del Congreso
local, quien ya no fue designado por el gobernador, sino por el propio Congreso.
Esto no significó un avance democrático evidentemente, pues si bien el Congreso
es colegiado en sus decisiones, la composición del mismo era aún monopartidista.

Tanto en la ley de 1947 y esta de 1959 no se establecía con claridad el


procedimiento para nombrar los suplentes de los integrantes de la Comisión
Estatal, el artículo 5° de esta última ley solamente decía: “...Al instalarse la
Comisión, el Gobierno, el Congreso, los Ayuntamientos y los Partidos Políticos
designarán, respectivamente, un suplente por cada uno de los miembros de la
propia comisión...”, pero no establecía claramente el procedimiento a seguir.

Los Comités Municipales del Padrón y Vigilancia Electorales no sufren


ningún cambio, pero, al igual que la ley de 1947, no se establece claramente el

Benito Palomino Dena había sido nombrado gobernador sustituto el 21 de julio de 1953 ante la
deceso de Edmundo Gámez Orozco quien había muerto dieciocho días antes.
50
Artículo 20, Op. cit, 1947.
51
Periódico Oficial del Estado de Aguascalientes, 3 de abril de 1953.

43
procedimiento por el cual se designa a los miembros ciudadanos de cada uno de
estos comités.

La única reforma a los Comités Municipales fue la de suprimirle las


funciones de nombrar a los empadronadores, y se le asigna la facultad de nombrar
a los escrutadores, sin mencionar su procedimiento.52

Sucesivas reformas se hicieron en 1965 y 1968, donde para el caso de la


primera resalta la consideración de partidos políticos estatales, estableciendo todo
una reglamentación para su formación, reconocimiento y funcionamiento.53
Obviamente la dinámica del sistema política nacional y local de partido
dominante, no incentivó la formación de estos partidos políticos locales, pues la
posibilidad de competitividad efectiva era casi nula.54

En 1971 se presentan nuevas adiciones a la legislación electoral de entre


las cuales la reforma más relevante es aquella que otorga el derecho al voto a
todos los ciudadanos mexicanos originarios o vecinos de Aguascalientes mayores
de dieciocho años. Esta reforma es parte de la actitud asumida por el régimen
priísta de Luis Echeverría después de los acontecimientos del movimiento
estudiantil de 1968, que buscaron dar salida al enfrentamiento con amplios
sectores juveniles del país.55

52
Artículo 13, fracción v, Ley para la Elección de Gobernador del Estado, Diputados al Congreso
Local, Presidentes, Munícipes y Síndicos de los Ayuntamientos, 1959.
53
Capítulo III, De los Partidos Políticos, artículos del 17 al 19, Ley para la Elección de
Gobernador del Estado, Diputados al Congreso Local, Presidentes, Munícipes y Síndicos de los
Ayuntamientos, 1965, 1968, 1971 y 1974. Hasta la Ley Electoral de 1976 se sigue considerando la
posibilidad de los partidos políticos estatales.
54
Se hace necesario una investigación sobre la evolución del sistema de partidos en
Aguascalientes que considere los efectos y posibilidades reales de esta reglamentación para el
reconocimiento de partidos políticos locales que se estableció en 1965 y tuvo vigencia hasta 1979.
55
La reforma que estandarizó la edad para poder votar de hombre y mujeres, independientemente
de que estuvieran casados o no, la publicó el gobernador Francisco Guel Jiménez, en el Decreto

44
En cuanto a las instituciones electorales, a la Comisión Estatal y los
Comités Municipales del Padrón y Vigilancia, se les asignó la atribución de
designar a los jefes de manzana, de acera y de áreas rurales necesarios como
auxiliares en la preparación de los comicios.

Las reformas incluidas a la legislación electoral en 1974 agregaron como


responsable de la preparación, desarrollo y vigilancia del proceso electoral, aparte
de los organismos ya referidos, a las Mesas Directivas de Casillas.

En cuánto a la composición de los organismos electorales, tanto para la


Comisión Estatal como para los Comités Municipales, fue importante el hecho
que se integraran un representante por cada partido acreditado localmente, y no
solamente dos representantes de la totalidad de los partidos como era antes.56 La
mayor presencia de los partidos de oposición —únicamente reconocidos el PAN,
el PPS y el PARM— en los órganos electorales no se tradujo en mayor equilibrio
de representación, ya que además de los representantes del PRI en los consejos,
también seguían jugando un papel importante el notario público y los
representantes del Congreso y de los Ayuntamientos, todos con filiación
expresamente priísta.

Por otra parte en ese mismo 1974, y más bien haciendo referencia a la
reforma del artículo 17 de la Constitución local (artículo 17 bis), once años
después que en términos nacionales se creo la figura de diputados de partido, la
cual posibilitó poco a poco ir abriendo a la oposición la representación
parlamentaria local.

número 63, publicado en el número 21 del Periódico Oficial del Estado de fecha 11 de abril de
1971.
56
Artículo 5, fracción v, Ley para la Elección de Gobernador del Estado, Diputados al Congreso
Local, Presidentes, Munícipes y Síndicos de los Ayuntamientos, 1974.

45
Aunque en las comicios locales de 1974 para diputados locales el PAN ya
representaba el 18.5% de los votos emitidos, frente al 80.6 del PRI, esto no se vio
reflejado en la composición e la XLIX Legislatura (1974-1977).57 La creación de
los diputados de partidos si bien se dio en ese año, dicha representación se hizo
realidad hasta la siguiente legislatura (L, 1977-1980), llevando J. Guadalupe
Mauricio Salas por el PPS y a Pedro Castellón Briones del PARM (después
suplido por Guillermo Delgado López) a convertirse en los primeros legisladores
de oposición del sistema de partidos contemporáneo. El PAN no participó con
candidatos a diputados de mayoría relativa en la elección de 1977, seguramente
como eco de la crisis institucional que vivía ese instituto político desde el año
anterior cuando tampoco presentó candidato a Presidente de la República.

Primeros pasos hacia la autonomía de las instituciones electorales


El 24 de octubre de 1976 se expide por el entonces gobernador del estado, el
profesor Refugio Esparza Reyes, una nueva legislación electoral contenida en la
ya desde entonces llamada Ley Electoral del Estado de Aguascalientes; una
norma electoral visiblemente más elaborada y completa con respecto a lo que
corresponde al establecimiento de los derechos y obligaciones de los ciudadanos,
de las etapas y elementos del proceso electoral, y a la regulación de los partidos
políticos.

En cuanto a los encargados de la preparación, vigilancia y desarrollo del


proceso electoral menciona conjuntamente al Estado, los ciudadanos y los
partidos políticos como los responsables conjuntos.58 Tanto al Estado, como a los
ciudadanos y los partidos políticos los integra para el cumplimiento de esta
función en la Comisión Estatal Electoral, las Comisiones Distritales Electorales,

57
Véase, Andrés Reyes Rodríguez, Op cit., 1993, p. 121 y Op. cit., 2004, p. 471.
58
Artículo 55, Ley Electoral del Estado de Aguascalientes, 1976.

46
los Comités Municipales Electorales y, se incluye, a las Mesas Directivas de
Casilla.

A la Comisión Estatal Electoral le otorga el status de organismo autónomo


con personalidad jurídica propia, con funciones expresas de coordinación,
preparación, desarrollo y vigilancia del proceso electoral en todo el estado de
Aguascalientes. Su residencia la estableció en la capital.

A partir de este momento, la integración del órgano electoral es con


Comisionados: Uno por parte del Poder Ejecutivo (específicamente el Secretario
General de Gobierno), uno por parte del Legislativo (designado por el Congreso
mismo o la Diputación Permanente, según fuera el caso), uno por parte de los
Ayuntamientos (designado por mayoría de votos por los propios Ayuntamientos),
y uno por cada partido político que contará con registro estatal. Establece la
existencia de los respectivos suplentes, y en ausencia del Comisionado del Poder
Ejecutivo prevé la participación del Oficial Mayor del Gobierno. La presidencia
de la Comisión recaía en el Secretario General de Gobierno, y la Secretaría a un
notario público de la ciudad de Aguascalientes, que la propia Comisión
designaba.59 No se trataba de un órgano electoral permanente, pues la ley
determinada que una vez cumplido con el proceso electoral, el único que
permanecería en funciones era el presidente.

59
El plazo para que los Ayuntamientos, el Congreso y los partidos políticos nombrarán a sus
comisionados ante la Comisión Estatal Electoral, y poder empezar los trabajos relativos al proceso
electoral, estaba determinado para que a más tardar el día treinta de enero del año de la elección
estuvieran nombrados. La junta de instalación estaba definida para el diez de febrero y para que
pudiera sesionar la Comisión era necesario la presencia de cuatro de sus integrantes, entre los
cuales debería estar tanto el presidente y un comisionado representante de alguno de los poderes
representados. Todos los acuerdos debían ser por mayoría de votos, contando con voto de calidad
el presidente en caso de empate. A partir del primero de octubre, una vez concluido el proceso
electoral, el único que permanecería en funciones era el presidente de la Comisión.

47
Tanto las Comisiones Distritales y Comités Municipales Electorales se les
encargó la preparación, desarrollo y vigilancia del proceso electoral en sus
respectivas circunscripciones. En el caso específico de las Comisiones Distritales
Electorales se les daba el carácter de organismos de carácter permanente. Tanto
para las Comisiones Distritales como para los Comités Municipales su residencia
se indica que esta se establecía de acuerdo a las cabeceras tanto municipales como
distritales respectivas. De igual forma las Comisiones Distritales y los Comités
Municipales fueron integrados por tres comisionados designados por la propia
Comisión Estatal Electoral y de entre ellos se nombraba al presidente,
estableciendo únicamente que para poder ser comisionado se requería ser
ciudadano con ejercicio pleno de sus derechos políticos, ser nativo del distrito o
municipio (según sea el caso) respectivo o con residencia no menor a un año,
tener honesto modo de vivir, no desempeñar algún cargo público, y ser de
reconocida probidad y poseer conocimientos suficientes para el desempeño de sus
funciones.60

La participación del Ejecutivo en la preparación de las elecciones en este


ordenamiento se definía expresamente activa, lo cual queda muy claro a partir de
lo establecido en el artículo 82 de la ley:

Se autoriza al Ejecutivo del Estado para celebrar los convenios necesarios


con las Secretarías de Estado correspondientes, a fin de que los
organismos electorales estatales, gocen de las franquicias postales,
telegráficas y de transportación indispensables, de conformidad a los
ordenamientos legales.61

Lo anterior sólo se resalta para dejar claro que a pesar de que la legislación trata
de delinear avances importantes en materia de “neutralidad” en la organización
60
Artículos 64 al 75, Ley Electoral del Estado de Aguascalientes, 1976.
61
Artículo 82, Ibid.

48
electoral, diseñando un organismo por lo menos definido jurídicamente autónomo
del gobierno estatal, la dependencia con respecto al Ejecutivo es aún en ese
momento clara.

En esta ley electoral se mencionan las funciones del registro de electores


como propias de la Comisión Estatal Electoral, para ello contempla el
establecimiento de un a oficina llamada Registro Estatal de Electores. A este
organismo se le da el status de institución de función permanente, encargada de
efectuar, clasificar y mantener actualizada la inscripción de los ciudadanos en el
Padrón Electoral. La conformación se integraba a partir de un director, nombrado
por el propio presidente de la Comisión Estatal Electoral y por funcionarios y
empleados de confianza que nombraba el propio director, con la aprobación del
Presidente de la Comisión.

El Registro Estatal Electoral debía contar con delegaciones en cada uno de


los Distritos Electorales y en todos los Municipios del estado. Se le otorgaba
autonomía administrativa, pero debía cumplir con las disposiciones dictadas por
la Comisión Estatal Electoral. Los recursos eran aprobados por el Presidente de la
Comisión a partir del presupuesto anual asignado.62

Entre sus principales funciones estaban desde la de expedir un credencial


de elector, mantener y perfeccionar el registro de electores, elaboración de las
listas nominales de electores, entre otras. Además se estableció los convenios de
colaboración que debían de existir entre el Registro Estatal de Electores, el
Registro Civil (sus Oficiales y Jueces), y con las dependencias de gobierno del
estado y de los ayuntamientos, para la obtención de la información en el primer
caso de suspensión de derechos y defunciones, y con los segundos, para
cuestiones concernientes a la demografía del estado. Para lo anterior se establecía

62
Artículos 84 al 89, Ibid.

49
que todos los funcionarios y empleados del estado y municipio eran auxiliares del
Registro Estatal de Electores y que estaban obligados a prestar su cooperación
cuando fuera necesario.63

Como se puede observar hasta aquí, las reformas de 1976 tenían todo el
propósito de ir adecuando las instituciones electorales a un nuevo contexto
político que exigía mayor sistematización y responsabilidad autónoma en la
organización electoral, así como equilibrio en la representación y la oportunidad
de que las fuerzas políticas participaran en la definición de las reglas del juego
electoral. El avance fue claro, pero aún insuficiente para generar confianza en la
ciudadanía y aumentar las posibilidades de competitividad en el sistema de
partidos local.

El proceso de liberación política en Aguascalientes


Según se define por los teóricos de la transición, la liberalización política “es un
proceso de apertura gradual y controlada de un régimen autoritario, puesto en
marcha por la propia élite en el poder como respuesta institucional a la
emergencia que ha puesto en riesgo la estabilidad o la propia continuidad del
régimen”,64 y eso es exactamente como se puede entender el proceso de reformas
políticas iniciadas en 1977 en el orden nacional, con la creación de la Ley Federal
de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LFOPPE).

Desde 1968, el sistema político de partido hegemónico que había


funcionado desde 1940 con cierta estabilidad política, económica y social,
empezó a mostrar su incapacidad para responder a los nuevos tiempos exigentes
63
Artículos 90 al 92, Ibid.
64
“A través de este proceso se flexibilizan, en una dirección supuestamente democrática, los
límites tradicionales impuestos al pluralismo social y de partidos, y a la competencia política, pero
sin extenderse ni reconocerse plenamente sus prerrogativas”. Cesar Cansino, La transición
mexicana. 1977-2000, México, Centro de Estudios de Política Comparada, A.C., 2000.

50
de mayor pluralidad y apertura. El movimiento estudiantil y la respuesta
autoritaria a ello por parte del Estado, desencadenó un periodo de crisis expresado
de varias formas, entre ellas guerrilla urbana y rural, lo cual llevó al gobierno a
decidir comenzar una etapa clara de liberalización política.65

El punto álgido de la manifestación de la crisis fue la elección presidencial


de 1976, la cual presentó a un solo candidato oficial a los comicios, José López
Portillo. La reforma política era eminente. En abril de 1977, el gobierno inició
consultas públicas para empezar a discutir la posible reforma a desarrollarse. Dos
propósitos se tenían que cumplir con la reforma: revitalizar el sistema de partidos
y ofrecer una opción de acción política legítima tanto a los que habían rechazado
como a los que habían optado por la violencia.66

Inspirada en la reforma electoral de 1977, el gobernador Refugio Esparza


Reyes expide en 1979 nuevas reformas locales precisamente antes de la
renovación de todos los poderes estatales.

En términos de autonomía y mayor representación política en los


organismos electorales locales ya se habían dado pasos adelante desde las
reformas a la Ley Estatal Electoral de tres años antes, pero la de 1979 trató de
adecuarla a la nueva configuración del sistema de partidos que la LOPPE
incentivaba en todo el país.

Se refrenda el carácter autónomo de la Comisión Estatal Electoral y su


personalidad jurídica propia, introduciéndole únicamente el carácter de organismo

65
Además, las fallas por parte de la élite gubernamental en materia económica también habían
iniciado una escalonada inconformidad empresarial hacia la política del presidente Luis
Echeverría, que también elevaba los niveles de crisis del sistema político.
66
“La Reforma Política de 1977”, Cámara de Diputados, Museo Legislativo “Los Sentimientos de
la Nación”: http://www.cddhcu.gob.mx/museo/s_nues11.htm

51
permanente.67 Se específica como Presidente de la Comisión al Secretario General
de Gobierno.68 La conformación de la Comisión seguía contando con un notario
público como secretario designado por el conjunto de comisionados, así como con
dos vocales designados —uno por el Ejecutivo y otro por los Ayuntamientos de la
entidad—, dos comisionados del Poder Legislativos nombrados por el Congreso,
y un comisionado por cada uno de los partidos políticos nacionales reconocidos, y
por un delegado estatal del Registro Nacional de Electores.69

A pesar de los cambios sustanciales en la conformación de la comisión, el


control del gobierno y del PRI seguía siendo evidente. Al presidir la Comisión el
Secretario General de Gobierno la dependencia con respecto al gobernador era
obvia, pero se reforzaba con la suma del comisionado del Ejecutivo y de los
ayuntamientos que todos eran emanados del mismo partido. Todos los notarios
públicos eran a fines al gobierno, pues su cargo de fedatarios se debía
directamente al favor del gobernador; los comisionados del Poder Legislativo
también eran emanados del PRI, partido que además tenía otro comisionado de
entre los que representaban al conjunto de partidos con registro nacional.

Desaparece el Registro Estatal de Electores, pues seguramente se dieron


cuenta acerca de la duplicidad de funciones que significaba contar con una oficina
de este tipo de carácter esencialmente local.

En cuanto a las Comisiones Distritales y los Comités Municipales


Electorales se especifican algunas reformas importantes. Las Comisiones
Distritales Electorales se integrarían a partir de una composición similar a la de la
Comisión Estatal, estructurada a partir de la base del nombramiento de un

67
Artículo 46, Ley Estatal Electoral, 1979.
68
Sus ausencias serían suplidas por el Oficial Mayor del Gobierno del Estado.
69
El delegado del Registro Nacional Electoral solo tenía voz, pero no voto en el seno de la
Comisión. Artículo 47, Ibid.

52
presidente, un secretario, dos vocales comisionados por la Comisión Estatal
Electoral y por un comisionado por cada uno de los partidos políticos nacionales
registrados, todos ellos con voz y voto.70 El procedimiento para nombrar a los
funcionarios de estas Comisiones se daba a partir de las propuestas de ciudadanos
para integrarlas que hacían el delegado del Registro Nacional de Electores y los
vocales de la Comisión Estatal Electoral. Los Comités Municipales Electorales se
integraban de la misma manera que las Comisiones Distritales, con funciones y
jurisdicción en sus respectivas circunscripciones. La única diferencia es que estos
segundos no tenía el carácter de permanentes como lo tenían los primeros.71

Más allá de la función electoral, las reformas al régimen de partidos


de 1979
La reforma de 1979 a la legislación electoral local, planteó un nuevo diseño al
sistema de partidos local. Las reformas electorales mexicanas de 1977 al diseñar
un marco más amplio y novedoso para el fortalecimiento del sistema de partidos
nacional, llevaron a considerar en el ámbito local la supresión de la figura de
partidos estatales, los cuales nunca se constituyeron. Como se decía
anteriormente, el escenario de partido oficial fuerte y corporativismo imposibilitó
el ánimo de actores políticos hidrocálidos para aventurarse a crear opciones
políticas locales. Los demás partidos políticos nacionales, tenían también bien
arraigada su presencian entre pequeñísimos sectores de la clase política
hidrocálida.

70
Artículos 54 al 68, Ibid.
71
Los requisitos para poder desempeñar los cargos en todas las Comisiones eran similares: se
pedía ser ciudadano en pleno goce de los derechos políticos, ser nativo del distrito o del municipio
según sea el caso o que su residencia en el estado no fuera menor a un año, tener un modo honesto
de vivir, y no desempeñar cargo o empleo público de cualquier ámbito de gobierno, y ser de
reconocida probidad. Artículos 59 y 66, Ibid.

53
Hasta antes de 1977 en términos nacionales, sólo el PAN (1939), el PPS
(1948) y el PARM (1954) tenían registro. Después de las reformas de 1977
nuevas opciones políticas obtuvieron su reconocimiento a través de la figura del
“registro condicionado”, en esa ocasión, y para competir en la elección federal de
1979, el Partido Demócrata Mexicano (PDM), el Partido Comunista Mexicano
(PCM) y el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) obtuvieron tal registro.

Para compensar lo anterior y con el fin de incentivar una liberalización


política como estaba sucediendo desde el ámbito nacional, en la Ley Electoral de
Aguascalientes de 1979 se incluyó un apartado dedicado a los derechos,
obligaciones y prerrogativas de los partidos políticos, sin duda esto último
elemento importante para permitir una mayor presencia de partidos diferentes al
PRI en la región.

Un cambio trascendental para el régimen de partidos y la funcionalidad


general del sistema político local fue la introducción de la figura de la
representación proporcional tanto para la composición del Congreso local como
de la composición de los Ayuntamientos.72

Para el caso del Congreso eran hasta cuatro los diputados de


representación proporcional que debían otorgársele a la oposición política de
Aguascalientes e integrarse con los doce restantes de mayoría relativa, que el PRI
seguro conseguía. José Macías Medina y José García Muñoz (sustituido después
por Gerardo Raygoza Rosales) del PAN, Delfino López Flores del PST y Juan
Manuel Lomelí de Luna del PDM fueron los primeros diputados de
representación proporcional en el Congreso local de Aguascalientes (LI
Legislatura). Desde entonces, el cambio político en Aguascalientes era cosa

72
Decreto no. 30, Periódico Oficial del Estado de Aguascalientes. No. 25, 18 de junio de 1978.

54
segura e incontenible. La oposición con representación significaría una voz plural
que le daría otra fisonomía al papel del Legislativo en el sistema político local.

En los Ayuntamientos la inclusión de los regidores de representación


proporcional fue radical, ya que se estableció que en el municipio de la capital y
los municipios con una población mayor a doscientos mil electores, el Presidente
Municipal y los Síndicos serían elegidos si su partido político hubiese tenido el
mayor número de votos, pero el conjunto de demás regidores serían repartidos
bajo el principio proporcional.

Por otro lado, se permitieron las coaliciones y las candidaturas comunes,


cuestión sin duda novedosa y motivada por el crecimiento de opciones políticas
en el espectro del sistema de partidos.

El tema de las prerrogativas quedó limitado a la reserva de espacios para


colocar bastidores y mamparas para que los partidos políticos fijaran sus carteles,
así como la “disposición de locales para celebrar reuniones públicas tendientes a
obtener la adhesión popular en las cabeceras de los distritos electorales
uninominales”.73

Reformas de 1985 y 1991


El gobernador Rodolfo Landeros Gallegos vuelva a expedir reformas a la
legislación electoral el 12 de mayo de 1985, precisamente antes de una nueva
elección general en Aguascalientes.

En cuanto al carácter y función del organismo electoral local no hubo


cambio importante con respecto a 1979. Sólo en su integración hubo cambios que
favorecieron a los intereses del gobierno y de su partido para que tuvieran mayor
peso, pues el número de comisionados por el lado del Ejecutivo se aumentó a dos,

73
Artículo 41, Ley Electoral del Estado de Aguascalientes, 1979.

55
al igual que el de los comisionados de los Ayuntamientos.74 La suplencia del
Presidente, ya no recaía en el Oficial Mayor del gobierno estatal, sino en el
Subsecretario General de Gobierno.

En cuanto a la integración de las Comisiones Distritales y los Comités


Municipales Electorales se reforma indicando que para los dos casos consiste en
un presidente, un secretario y ocho comisionados que designe la Comisión Estatal
Electoral, así como un comisionado por cada uno de los partidos políticos
nacionales registrados.75

Un cambio trascendente fue el traslado del día de la elección, la cual


históricamente se venía celebrando el primer domingo de agosto del año
correspondiente, y a partir de estas reformas se pretendía que se llevaran a cabo el
primer domingo de octubre.

En el apartado de prerrogativas a los partidos políticos se adicionó la


posibilidad de que éstos tuvieran acceso de forma permanente a espacios en radio
y televisión de acuerdo a las disposiciones generales, las modalidades, formas y
requisitos que determinara la Comisión Estatal Electoral, y de acuerdo a la
legislación federal.76 Ésta es una conquista lograda por los partidos desde 1977 en
términos nacionales, pero en el ámbito local sólo se logró definir sólo hasta 1985.

El Poder Legislativo siguió integrando por doce diputados de mayoría


relativa y por cuatro de representación proporcional. En este mismo sentido
especialmente resalta la corrección que se hace al sistema de conformación de los
ayuntamientos, referente a los integrantes de representación proporcional, pues
ahora sólo tres regidores del conjunto de este cuerpo colegiado de gobierno serían

74
Artículos 46, 47, 49 y 51, Ley Electoral del Estado de Aguascalientes, 1985.
75
El carácter permanente de los organismos electorales sólo se les seguía otorgando a la Comisión
Estatal y a las Comisiones Distritales Electorales. Artículo 46, y artículos del 54 al 77, Ibid.
76
Artículo 41, Ibid.

56
electos bajo esta fórmula de entre los partidos políticos que no hubiesen obtenido
el triunfo.

La reforma 1985 fue muy limitada, reflejaba el último intento del régimen
priísta por retardar los pasos decisivos para una liberalización política más
profunda, trataba de contener el mayor número de cartas a su favor. Así se celebró
la elección local de 1986, donde el PRI tuvo un contundente triunfo todavía con
cerca del 70% de los votos, pero el PAN y el conjunto de lo oposición crecía en
presencia por lo menos de manera importante desde 1983. Para 1989 la oposición
en su conjunto ya representaba casi la mitad del total de votos para el PRI.77

En el marco de la importante reforma electoral federal de 1990, después de


las controvertidas elecciones presidenciales de 1988 y la necesidad de generar un
marco legal e institucional más confiable,78 se crea en el orden nacional el Código
Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) y con ello la
instauración del Instituto Federal Electoral (IFE), organismo electoral federal de
mayor autonomía por su composición y estructura, y que significaría la primera
de algunas otras reformas que vinieron a fortalecer la confianza en materia
electoral para los comicios venideros.

77
Votos del PRI, el PAN y el resto de la oposición (1983 – 1989):
Año PRI PAN R. de Oposición
1983 101,930 42,228 12,789
1986 135,690 33,506 20,053
1989 88,890 30,255 9,899
Fuente: Andrés Reyes, Op. cit., 1993, pp. 124-125.
78
La elección presidencial del 6 de julio de 1988 para muchos es el punto más álgido de la crisis
del régimen priísta, donde al finalizar la jornada electoral “se cayó el sistema” otorgando el triunfo
al candidato del PRI Carlos Salinas de Gortari, después de darle la voltereta a la tendencia
electoral donde el candidato del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas, iba al frente
del conteo.

57
En el ámbito local, producto de estos importantes avances en materia de
transformación institucional electoral nacional, el 18 de junio de 1990 se integró
una comisión especial que coordinó la consulta pública donde se discutió los
temas relevantes para una nueva reforma electoral, acorde a los nuevos tiempos.79
Los temas base eran: organización y geografía electoral, organizaciones políticas,
actos preparatorios y jornada electoral.80

Entre julio y septiembre de ese año se organizaron diez sesiones públicas,


cuyo resultado final se sintetizó en cinco recomendaciones básicas:

1) Aumento del número de diputados. Pasar de doce diputados de mayoría


relativa y cuatro de representación proporcional, a dieciséis del mayoría
relativa y siete de representación proporcional, donde ocho de los primeros
corresponderían al municipio de la capital y los restantes seis repartidos
uno por cada municipio;
2) Confirmación de la Cámara de Diputados como Colegio Electoral;
3) A propuesta del gobernador, la legislatura nombraría a los
comisionados magistrados que integrarían la Comisión Estatal y los
magistrados del Tribunal Local Electoral;
4) La organización de la elecciones definida como función política
compartida entre el poder Ejecutivo y Legislativo, con la participación de
los partidos políticos y los ciudadanos, y;
5) La ley electoral sería el principal instrumento de reglamentación de las
actividades a desarrollar.

El 2 de junio de 1991, a partir de lo anterior, se expide por el entonces gobernador


Miguel Ángel Barberena Vega el nuevo ordenamiento electoral que vendría a
regular la elección para gobernador de 1992.

79
La Comisión especial estuvo integrada por dos miembros del Poder Ejecutivo, dos del
Legislativo, dos de las Presidencias Municipales y uno de cada partido político nacional con
presencia en Aguascalientes. Carlos Reyes Sahagún, La Ley Electoral de Aguascalientes, mimeo,
1991.
80
Carlos Reyes, Ibid.

58
Se define que la organización de las elecciones estatales es una función
pública que se ejercía por los Poderes Legislativo y Ejecutivo, con la
participación de los partidos políticos y los ciudadanos. Los organismos
electorales responsables de este ejercicio seguían siendo la Comisión Estatal
Electoral, las Comisiones Distritales Electorales, los Comités Municipales
Electorales y las Mesas Directivas de Casilla.81

Al igual que al organismo electoral federal a la Comisión Estatal Electoral


se le otorgaba el carácter de organismo público autónomo, permanente y con
personalidad jurídica propia, depositario del ejercicio de la función estatal de
organizar las elecciones. De igual forma como en el orden federal, se establecen
como principios rectores del organismo local la certeza, la legalidad, la
imparcialidad y la objetividad.82

En cuanto la integración de la Comisión hubo cambios significativos


también acordes a la reforma federal: seguía contando con la presencia de un
comisionado del Ejecutivo, además de dos comisionados del Legislativo, dos
comisionados por los Ayuntamientos que corresponderían uno al municipio de la
capital y uno a los municipios del área rural, un representante por cada uno de los
partidos políticos acreditados en el estado, y la novedad en este sentido sería la
integración de cuatro figuras llamados “Comisionados Magistrados”.

Los Comisionados Magistrados eran una figura que también se incluía en


la conformación del Consejo General del IFE, y que representó un avance para
que en la integración de la instancia de dirección del organismo electoral contará
con márgenes mayores de autonomía. Para ser nombrado comisionado magistrado
81
Artículo 31, Ley Electoral del Estado de Aguascalientes, 1991.
82
Se establece como residencia la capital del Estado, la cuál se debía reunir dentro los primeros
diez días del mes de abril del año de la elección, con el objeto, decía, de preparar el proceso
electoral. A partir de esa fecha sesionaría por lo menos una vez al mes, y cuando fuera concluido
el proceso se reuniría únicamente cuando fuera convocado por su presidente. Artículo 33, Ibid.

59
se establecían requisitos específicos —criterios similares de los que se pedía en la
legislación federal—, en los cuales se pedía que los ciudadanos elegidos debían
ser ciudadanos mexicanos en pleno goce de sus derechos políticos y civiles;
vecino del estado; estar inscrito en el padrón electoral y contar con credencial
para votar; poseer título de licenciado en derecho con antigüedad mínima de cinco
años; no haber sido condenado por delito alguno intencional; y no desempeñar ni
haber desempeñado el cargo de presidente del Comité Ejecutivo Estatal o
equivalente de un partido político en los últimos cinco años anteriores a la fecha
de la designación. La duración de su encargo sería de ocho años, pudiendo ser
reelectos una sola vez. Y la retribución que recibirían sería el equivalente a la de
un magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado.83

En cuanto al nombramiento de los comisionados magistrados, estos serían


propuestos al Congreso local por el gobernador y serían electos por el voto de las
dos terceras partes de los miembros presentes, y si en una primera votación no se
obtuviese esa mayoría, se procedería a designarlos mediante insaculación.

Se establecía además que cuando los representantes de los partidos


políticos excedieran de seis, por cada nuevo representante que se integrará, se
nombraría un comisionado magistrado más. Otro elemento importante que se
integró y que constituyó un avance en la evolución del organismo electoral y en
su proceso de institucionalización, fue la del nombramiento de un secretario
técnico.

En la conformación del organismo y para la toma de decisiones en el seno


del mismo se establecía que todos los integrantes tendrían derecho a voz y a voto.
Así también se estableció que un vocal del Instituto Federal Electoral podría
asistir a las sesiones de la Comisión sólo con derecho a voz.

83
Artículo 37, Ibid.

60
Otro elemento que también vino a tratar de consolidar al organismo fue la
consideración de que la Comisión debía contar con el personal administrativo y
profesional necesario para el cumplimiento de sus funciones, el que debía
sujetarse a las normas estatutarias correspondientes.84

Ya no sería el Secretario General de Gobierno quien presidiera la


Comisión, sino que en ésta ocasión se estableció que el Comisando del Poder
Ejecutivo sería designado por el gobernador, nombramiento para quien debía
fungir como presidente. Los comisionados del Poder Legislativo, serían
diputados, uno de ellos propuesto por la mayoría del Congreso, y el otro sería
designado de entre la propuesta de la minoría parlamentaria.

Los comisionados de las Ayuntamientos del área rural eran elegidos


mediante la mayoría de los presidentes municipales. Se daba la libertad a los
partidos políticos de designar sus propios representantes y renovarlos cuándo ellos
quisieran. El secretario técnico tendría que ser designado por el presidente de la
Comisión Estatal Electoral.85

En esta legislación electoral se establecían específicamente las funciones


tanto del presidente como del secretario técnico por separado de las generales del
resto de los demás integrantes de la Comisión Estatal Electoral, situación que
plantea mayor especificación y sistematización al trabajo operativo del organismo
electoral.86

En cuanto a las Comisiones Distritales y Comités Municipales establece


que son los organismos responsables de organizar las elecciones en sus

84
Artículo 34, Ibid.
85
Por cada Comisionado o representante se establecía que debía existir su respectivo suplente, y
en caso de ausencia del Presidente, el Secretario Técnico tenía la facultad de sustituirlo. Artículos
35 y 36, Ibid.
86
Artículos del 38 al 40, Ibid.

61
respectivas circunscripciones.87 La integración estaba definida a partir de un
presidente, un secretario y ocho comisionados, todos ellos designados por la
Comisión Estatal Electoral, además por los representantes de los partidos
políticos. En las sesiones podría asistir un representante del Instituto Federal
Electoral, sólo con derecho a voz.88

Muchas de las funciones que antes despeñaba en su conjunto la Comisión


Estatal Electoral, como es el caso del registro de los candidatos a diputados, de las
formulas a Ayuntamientos en los Municipios, así como expedir las constancias de
mayoría a los candidatos triunfantes en el proceso electoral, se atribuyeron desde
este momento a las respectivas Comisiones Distritales y Comités Municipales
Electorales.

Con este marco institucional, mucho más estructurado, se celebraron las


elecciones locales en 1992.89 A pesar de los avances registrados hasta aquí, el
ambiente de desconfianza seguía persistiendo, hubo señalamientos por parte de la
oposición de desventajas en el uso de recursos financieros en las campañas y la
disposición de medios escritos y electrónicos de comunicación, así como de uso
indiscriminado de recursos provenientes del erario público para favorecer las
candidaturas del PRI. Se señaló que aunque se contaba con una legislación que en
teoría era más clara, todavía el proceso de toma de decisiones para diseñar las
reglas del juego de la contienda política seguía favoreciendo al gobierno y su
partido, además que no desmantelaba la posibilidad del clientelismo electoral,
todavía muy presente:

87
Artículos 41 y 47, Ibid.
88
Artículos 43 y 49, Ibid.
89
El resultado electoral para la elección de gobernador de 1992 fue el siguiente:
PRI PAN R. de Oposición
141,175 37,324 11,812
Fuente: Instituto Estatal Electoral, 2005.

62
La nueva Ley no establecía los límites de participación del ciudadano que
es militante y gobernante. Este detalle fue importante si se considera que
la campaña de Otto Granados tuvo como eje conductor la gestoría, una
actividad donde el electorado difícilmente se acercaría a un partido de
oposición a tramitar la necesidad sabiendo que el PRI, de hecho, tenía el
monopolio de esta actividad casi sin restricciones legales de ninguna
especie. Las ventajas para el PRI se expresaron en otros ámbitos, como en
la designación del dirigente de la Comisión Estatal Electoral...90

El hecho que el gobernador en turno todavía tuviera la facultad de nombrar al


presidente de la Comisión, hacia desconfiar a la oposición de que los intereses a
los que a fin de cuentas obedeciera fueran los del mismo gobernador y su partido.
Lo mismo sucedió con los demás integrantes de la Comisión, el peso de los
representantes afines al PRI fue aún la mayoría: Un secretario técnico nombrado
por el presidente (nombrado a su vez por el gobernador), un representante del
Legislativo priísta, además los dos representantes de los Ayuntamientos, además
del representante partidista.

Evidentemente esta es una legislación mucho más elaborada, la influencia


del diseño legal e institucional que en términos nacionales se estaba dando con el
COFIPE y el IFE, era directa. Hay elementos que antes no estaban considerados,
tales como: una definición clara de lo que es la campaña electoral,91 el
procedimiento para la integración y funcionamiento de las Mesas Directiva de
Casilla, el registro de los representantes de los partidos políticos, sus obligaciones

90
Andrés Reyes Rodríguez, Op. cit., 2004, p. 296.
91
“La campaña electoral, para los efectos de esta Ley, es el conjunto de actividades llevadas a
cabo por los candidatos de los partidos políticos nacionales, las coaliciones y los candidatos
registrados para la obtención del voto. Deberán propiciar la exposición, desarrollo y discusión ante
el electorado, de los programas y acciones fijados por los partidos políticos en sus documentos
básicos y, particularmente, en la plataforma electoral que para la elección en cuestión hubieren
registrado”. Artículo 89, Ibid.

63
y derechos el día de la jornada electoral, la publicación de resultados electorales,
y la actuación de los Actuarios Electorales.92

Desde este momento, los partidos políticos nacionales no tendrían que


acreditarse ante la Secretaría General de Gobierno, sino ante la Comisión Estatal
Electoral, lo que claramente fortaleció la autoridad de esta última ante los actores
partidistas locales, no sólo en torno a las actividades del proceso electoral, sino en
su ejercicio político cotidiano.

El sistema de representación se modificó al integrar ahora al Poder


Legislativo con dieciséis diputados electos por el principio de mayoría relativa,
mediante el sistema de distritos electorales uninominales, donde ocho
corresponderían a la capital del estado, y los otro ocho a cada uno de los
municipios restantes, además de siete diputados de representación proporcional,
mediante el sistema de listas votadas en una circunscripción plurinominal cuya
demarcación era el mismo estado.93 Un año después, en 1992, se aprobó la
creación de dos nuevos municipios —San Francisco de los Romo y El Llano—,
con lo que al Congreso se le adicionaron dos diputados más de mayoría relativa.
Por esta razón, la LV Legislatura estuvo integrada por veinticinco diputados.

A los Ayuntamiento se les ratificó su composición a partir de fórmulas


encabezadas por el presidente municipal, síndicos de regidores electos por el
principio de mayoría relativa, y hasta por tres regidores de representación
proporcional, pero diferenciando el número de integrantes al establecer que para

92
Los Actuarios Electorales se integraban como auxiliares de las autoridades electorales en el
desarrollo de sus actividades, de manera previa y el mismo día de la elección. Título segundo,
Ibid, 1991.
93
Artículo 9, Ibid.

64
la capital le corresponderían diez regidores y dos síndicos, y para el resto de los
municipios del estado, cinco regidores y un síndico.94

El cambio político en Aguascalientes


La reforma del inicio de la alternancia
En 1994 se celebró una elección presidencial realmente reñida. Las condiciones
específicas en el marco institucional electoral federal habían evolucionado aun
punto tal que el reconocimiento internacional se había manifestado en muchas
ocasiones. Ernesto Zedillo y sus más de 17 millones de votos en todo el país
vinieron a dar nuevos bríos a la legitimidad del sistema político mexicano
encabezado por la institución presidencial y el Partido Revolucionario
Institucional, pero las condiciones particulares de cada entidad, aunado a la crisis
política y económica de ese año, aceleraron el cambio político registrado en
muchas partes del país.

Aguascalientes no fue la excepción, la elección del 5 de agosto de 1995


significó el inicio de la alternancia y el desmantelamiento del sistema político de
partido dominante. El Partido Acción Nacional triunfó en los municipios de
Aguascalientes, Calvillo, Cosío y Rincón de Romos, consiguiendo además la
mayoría relativa en el Congreso local, inaugurando en este sentido el primer
gobierno dividido después de la hegemonía priísta que por cerca de cincuenta
años había prevalecido en Aguascalientes.

Los acuerdos nacionales entre las distintas fuerzas políticas para construir
condiciones cada vez más democráticas, y que modificaron la legislación electoral
federal en 1994, contagiaron el clima político local e inspiraron a los partidos para

94
Artículo 11, Ibid.

65
hacer los mismo en Aguascalientes.95 Así, el 6 de noviembre del mismo 1994 se
suscribió un acuerdo entre los partidos representados en el Congreso local en la
que se convocaba a una “Consulta Pública para la Reforma del Estado”, la cual
contó con una amplia participación de actores del ámbito político, académico y
social de Aguascalientes.96 El resultado de la consulta fue analizado por el
Congreso y las reformas fueron publicadas el 15 de enero de 1995.

La función pública de organizar las elecciones se sigue otorgando al Poder


Legislativo y al Poder Ejecutivo, los partidos políticos y los ciudadanos. Los
nombres de los organismos electorales locales responsables del ejercicio de esta
función cambiaron a: Consejo Estatal Electoral (CEE), Consejos Distritales
Electorales y Consejos Municipales Electorales, y Mesas Directivas de Casilla.97
El Consejo Estatal Electoral mantuvo su carácter público, autónomo, y
personalidad jurídica propia que ya se le había otorgado en la otrora Comisión, así
como sus principios rectores.

El CEE se integró en está primer a ocasión por siete “consejeros


ciudadanos”, de los cuales uno representaba al Poder Ejecutivo. A parte también
lo integraron con dos consejeros del Poder Legislativo, y un consejero
representante de cada uno de los partidos políticos acreditados en el estado. Se
estableció además, como ocurría en la anterior legislación, que por cada nuevo
consejero represente de los partidos políticos al exceder el número de siete, se

95
Después del levantamiento zapatista en Chiapas y del asesinato del candidato presidencial
priísta Luis Donaldo Colosio, la principal consigna por las fuerzas políticas fue la de
‘desparcializar’ el órgano electoral, a partir de ello se logró el consenso a través del Pacto para la
Paz, la Justicia y la Democracia de enero de 1994, que incluso, inventó dos verbos: se trataba de
‘despartidizar’ la función electoral, al tiempo que se ‘ciudadanizaba’ el órgano electoral.
96
Los foros se realizaron en el Palacio Legislativo del 9 al 16 de diciembre de 1994. Congreso del
Estado de Aguascalientes, “Presentación”, Constitución Política del Estado y Ley Electoral de
Aguascalientes, Consejo Estatal Electoral de Aguascalientes, México, 1995.
97
Artículo 37, Ley Electoral del Estado de Aguascalientes, 1995.

66
nombraría un nuevo consejero ciudadano. Se integró la presencia de un secretario
técnico y un vocal del IFE, todos con derecho voz y a voto, con excepción del
vocal del IFE y los consejeros representantes de los partidos políticos, quienes
sólo tendrían derecho a voz en la sesiones del CEE. Se vuelve hacer mención del
cuerpo administrativo y profesional que el CEE debería de contar para el
cumplimiento de sus funciones, el cual debería estar sujeto también a las normas
estatutarias correspondientes. 98

El consejero del Poder Ejecutivo sería designado por el Gobernador de


entre los consejeros ciudadanos, y él fungiría como presidente del CEE. Los
consejeros del Poder legislativo serían dos diputados, uno de la fracción
parlamentaria mayoritaria y el otro nombrado por la primera minoría.99 Los
consejeros ciudadanos serían propuestos por el Congreso, electos mediante el
voto de las dos terceras partes de los miembros del pleno, nombrando cuatro
suplentes generales. Si en una primera votación no se obtenía la mayoría
requerida, se procedería al nombramiento por medio de insaculación.

Para poder ser nombrado consejero ciudadano, lo candidatos debían


cumplir los siguientes requisitos: ser ciudadano mexicano en pleno goce de sus
derechos políticos y civiles, nacido en Aguascalientes, o con una vecindad
mínima anterior al día de su designación de cinco años; estar inscrito en padrón
electoral y contar con la respectiva credencial para votar con fotografía; tener
treinta años o más el día de la designación; poseer título a nivel licenciatura con
antigüedad mínima de cinco años; no haber sido condenado por delito intencional

98
La residencia permanece en la capital del Estado, y se señala el mes de marzo, durante sus diez
primeros días como el tiempo para que empiece a funcionar para la preparación del proceso
electoral. Se sesionaría una vez por mes desde la fecha de su instalación —los primeros diez días
del mes de marzo del año de la elección— y hasta que se termine proceso electoral, y después de
este periodo se sesionaría cada ves que el presidente del CEE lo determine, o fuera convocado por
la mayoría de los miembros. Artículos 39 y 40, Ibid.
99
Artículo 41, Ibid.

67
alguno; no desempeñar en ese momento ni haber desempeñado cargo en el comité
ejecutivo estatal o equivalente, de un partido político o cualquier otro tipo de
organización social en los últimos cinco años anteriores a la fecha de la
designación; no tener ni haber tenido cargo alguno de elección popular, en los
últimos cinco años anteriores a la fecha de la designación ; y ser de reconocida
honorabilidad.100

Los representantes de los partidos políticos serían nombrados por los


propios partidos. El caso de las ausencias del presidente, la suplencia recaía en el
secretario técnico.

Cuatro cosas resultan innovadoras: El CEE debía fijar el ámbito territorial


de los distritos uninominales y sus cabeceras; declarar la validez para la elección
de diputados de representación proporcional; acreditar a observadores electorales
así como a visitantes nacionales y extranjeros para vigilar todo el proceso
electoral y;101 la posibilidad de establecer los topes de gastos de campaña de la
elección de Gobernador, Ayuntamientos y Diputados.

Los Consejos Distritales y Municipales Electorales estarían integrados por


un presidente, un secretario y siete consejeros ciudadanos, con derecho a voz y
voto, todos ellos designados por el CEE. Se sumaría un representante de cada uno
de los partidos políticos, sólo con derecho a voz, al igual que el representante del
IFE.102 Estos consejos conservaron las funciones de recibir y dar el registro a los

100
Artículo 43, Ibid.
101
La Ley Electoral debió de conceptulizar la figura del Observador Electoral, quien
específicamente sería el “ciudadano mexicano empadronado en el Estado de Aguascalientes, que
acreditado por el Consejo Estatal Electoral participe con ese carácter en los actos de preparación y
desarrollo de los procesos electorales estatales”. Artículo 6, Ibid.
102
Para ser miembros de estos Consejos, únicamente se solicitaba ser ciudadanos en ejercicio de
sus derechos políticos, ser nativo del Estado o con una residencia no menor de tres años al día de
la jornada electoral, ser de reconocida honorabilidad y poseer suficientes conocimientos para el
desempeño de sus funciones.

68
candidatos de sus circunscripciones y el de otorgar las constancias respectivas a
los triunfadores de cada elección.103

Más allá de las reformas a los órganos electorales resalta el regreso del
primer domingo de agosto como fecha para celebrar las elecciones, y los cambios
relevantes al Legislativo en torno a su composición y funciones en materia
electoral, fechas de instalación y periodos ordinarios de sesiones, integración de
los Ayuntamientos, y facultades y obligaciones del gobernador en torno a los
procesos electorales.

Desde este momento, el Congreso del Estado estaría integrado por los
dieciocho diputados de mayoría relativa —ya contemplados desde la anterior
reforma y producto de la integración de los dos nuevos municipios—, pero ahora
sería nueve los diputados de representación proporcional para sumar un total de
veintisiete legisladores locales.104

El Congreso a partir de este momento únicamente se convertiría en


Colegio Electoral para calificar la elección de gobernador, aunque el CEE le
tocaría entregar la constancia de mayoría. En ese mismo sentido se le encargó a la
Diputación Permanente recibir el expediente de la elección para gobernador, para
el sólo efecto de turnarlo al pleno erigido en Colegio Electoral para su
calificación.105

La fecha de instalación del Congreso quedó para cada tres años el 15 de


noviembre, con dos periodos ordinarios de sesiones cada año. El primer periodo
correspondiente al primer año iniciaría ese 15 de noviembre y hasta el 31 de

103
Artículos 77 al 50, Ibis.
104
Para poder acceder a los diputados de representación proporcional los partidos políticos debían
inscribir candidatos en por lo menos doce de los dieciocho distritos uninominales y una votación
mínima del 2% del total.
105
Artículo 17-D y artículo 29-V, Constitución Política del Estado de Aguascalientes, 1995.

69
enero. El segundo y tercer año del periodo constitucional, el Congreso debía estar
reunido para celebrar su primer periodo el 15 de octubre y hasta el 31 de
diciembre terminaría, y el segundo periodo del 15 de abril al 30 de junio.106

Para el caso de los Ayuntamientos se estableció que para el municipio de


Aguascalientes le corresponderían diez regidores y dos síndicos por el principio
de mayoría relativa, y hasta seis regidores de representación proporcional
distribuidos únicamente entre los partidos políticos que no hubieras obtenido el
triunfo (tres más que la legislación anterior), y para el caso del resto de los
municipios cinco regidores y un síndico de mayoría relativa y hasta tres regidores
de representación proporcional también para los partidos minoritarios.107

Merece mención a parte la consideración en la legislación electoral del


financiamiento público a los partidos políticos. Ya se mencionaba en el apartado
anterior que una de las principales críticas al diseño institucional electoral con el
que se participó en 1992, fue que la condiciones de competitividad habían sido
aún muy inequitativas, favoreciendo a los candidatos del PRI.

Para esta reforma que serviría de marco para la elección intermedia de


1995 se incluyó un apartado dedicado al financiamiento público. Las
disposiciones generales para esto consideraban que el Congreso debía aprobar la
partida en el presupuesto de egresos del Estado, el cual se determinaría por el
CEE, a partir del costo estimado para la realización de la última campaña
electoral. El reparto del monto estimado tendría la siguiente estructura: 5% para
cada uno de los partidos que hayan obtenido el 2% o más de la votación total
emitida en la última elección para diputados; y la cantidad restante se distribuiría
106
Anteriormente la Constitución Política de Aguascalientes establecía que la fecha de instalación
del Congreso era el primero de noviembre del año de la elección, con un solo periodo ordinario de
sesiones comprendido ente el primero de noviembre y el 15 de marzo. Constitución Política del
Estado de Aguascalientes, 1985.
107
Artículo 17, Ley Electoral del Estado de Aguascalientes, 1995.

70
de acuerdo al porcentaje de votos alcanzado por los partidos en la elección
inmediata anterior.

El resultado significó toda una revolución que llevó a un nuevo equilibrio


político y que por naturaleza tendría que ser diferente ante esta correlación de
fuerzas, nuevos actores con poder de decisión en una de las principales
instituciones del sistema política como lo es el Congreso,108 y gobiernos
municipales con otro perfil, incluyendo el de la capital —el cual concentra más
del 75% de la actividad económica, y por ende social y política—, darían un
escenario diferente al que se venía presentado. La dinámica transformadora en lo
político que se fue generando con las reformas electorales de los últimos veinte
años, estaban configurando en este momento un nuevo escenario político

1998: un paso decisivo a la autonomía del órgano electoral


Aguascalientes en 1998 confirmó el cambio político iniciado en las elecciones
anteriores. Los resultados electorales de 1998 son contundentes. El PAN ganó con
abrumadora mayoría con respecto al PRI y los demás contendientes.109 A parte de
lograr el triunfo en la primera magistratura del Estado, el PAN en Aguascalientes
ganó —aunque de una manera más cerrada— la mayoría de los Ayuntamientos,
con excepción de Rincón de Romos, el Llano, Cosío, San José de Gracia y
Pabellón de Arteaga en los cuales el PRI recuperó terreno y mantuvo otros.

108
En la LVI legislatura (1995-1998), el PAN logró obtener catorce diputados, ya que triunfó en
siete de los ocho distritos uninominales del municipio de Aguascalientes, así como los distritos de
Calvillo, Cosío y Rincón de Romos, por lo que se le asignaron cuatro diputados de representación
proporcional. El PRI al ganar en el resto de los ocho distritos uninominales y al asignarle tres de
representación proporcional llegó a once diputados. La reforma electoral, al incluir un aumento de
la representación a veintisiete diputados —dos más—, los restantes tres diputados de
representación proporcional se les entregaron al PRD, al PT y al Partido Cardenista.
109
El resultado electoral para la elección de gobernador en 1998 fue:
PRI PAN R. de Oposición
130,592 182,362 30,294
Fuente: Instituto Estatal Electoral, 2005.

71
Acción Nacional obtuvo la mayoría en el Congreso local, con doce diputados de
mayoría relativa y cuatro por el principio de representación proporcional para un
total de dieciséis, en cambio el PRI obtuvo seis diputados de mayoría relativa,
más cuatro de representación proporcional para llegar a diez, y el PRD obtuvo un
escaño por el principio de representación proporcional.

Antes, en 1996, nacionalmente se había concretado la llamada “Reforma


Electoral Definitiva”, en la cual se da un paso sumamente importante hacia la
consolidación democrática al otorgarle al organismo electoral federal mayor
autonomía, lo cual directamente trató de incidir en la confianza ciudadana.

El principal cambio en esta reforma fue la salida definitiva del Secretario


de Gobernación del Consejo General del IFE, y en ese sentido, la influencia
directa del gobierno en las elecciones. Desde ese momento el presidente del
Consejo sería elegido por los mismos miembros del Consejo General, los
Consejeros Electorales.

Muchas de estas reformas, por su trascendencia, fueron adoptadas por los


estados, sobre todo en materia de “ciudadanización” del órgano electoral y de
financiamiento hacia los partidos políticos. En este último sentido, la base fue
consolidar el sistema de financiamiento público sobre el privado.

En Aguascalientes, la reforma con respecto al organismo electoral local


siguió las siguientes directrices:

Al Consejo Estatal Electoral aparte de otorgar le el carácter de autónomo y


público, se menciona que su funcionamiento deberá ser bajo los principios de
certeza, legalidad, imparcialidad, independencia y objetividad.110

110
La independencia encuentra significado en tanto no estar subordinados más que a la ley;
independencia en cuanto a la capacidad de acción y decisión; independencia, finalmente, como

72
El Consejo estaría integrado por siete “Consejeros Ciudadanos” que
durarían en su cargo dos años (reelegibles para un periodo más);111 un consejero
presidente que sería electo por los propios miembros del Consejo, de entre los
propios consejeros ciudadanos que lo integran; un consejero representante de cada
uno de los partidos políticos nacionales acreditados ante el CEE; un secretario
técnico (que deberá cumplir con los requisitos de elegibilidad de los consejeros
ciudadanos), y un vocal del IFE. Todos los consejeros incluido el presidente
concurren con voz y voto, los demás integrantes concurren sólo con voz. El
presidente tiene voto de calidad.112

Los consejeros ciudadanos se elegirían por mayoría calificada de los


miembros del Congreso local, de entre las propuestas que le presentan los mismos
diputados. Si en la primera votación no se obtuviera esa mayoría, se podría
ratificar por medio de mayoría absoluta a los anteriores Consejeros, y sí tampoco
se logra esa mayoría se procedería a designarlos mediante insaculación. El
Secretario técnico sería elegido por el propio Consejo a partir de una terna que
presenta el presidente del Consejo.113

Los Consejos Distritales y Municipales Electorales se les otorgó el


carácter de autónomos en su funcionamiento y de independencia en sus

instrumento y vía para acceder a la legitimación y credibilidad de los órganos y procesos


electorales.
111
“Los consejeros ciudadanos debían ser personas de espíritu cívico que, en el marco de la
imparcialidad, serían conocedores de la política pero ‘apartidarios’, a la vez conocedores de las
leyes electorales”. Tulio Arroyo y Juan J. Morales, El nuevo rol de los consejeros ciudadanos en
la función electoral, mimeo, 1998.
112
Artículo 40, Ley Electoral del Estado de Aguascalientes, 1998.
113
Por cada propietario de los consejeros ciudadanos se elegiría también su suplente. Artículo 41,
Ibid.

73
decisiones. En cuanto a las características de su integración y funciones no se
cambia nada con respecto a la legislación anterior.114

El financiamiento público también sufrió cambios importantes,


evidentemente influenciado por la reforma nacional de 1996. Se determinó que el
financiamiento estaría compuesto por dos partes: la primara del 25%, destinada al
fortalecimiento de los partidos; y la segunda del 75%, a distribuirse según el
criterio de estricta proporcionalidad a las votaciones obtenidas por cada partido
político en la elección anterior. La primera parte del 25% se distribuiría de manera
equitativa entre todos los partidos políticos registrados. La segunda porción, se
distribuiría de manera diferenciada: el 36% de los recursos se enterraría a los
partidos de manera proporcional, de acuerdo a los resultados electorales de la
elección inmediata anterior para Gobernador; el 32% también proporcionalmente
pero a partir de la elección anterior de Diputados; y el 32% a partir de la elección
de Ayuntamientos.115

El financiamiento privado no podía sobre pasar el 10% del monto del


financiamiento público estatal. Esto último es de trascendencia, ya que se
confirmaba la importancia del financiamiento público sobre el privado, tal y como
se había considerado para el orden federal recientemente, tratando de buscar
controlar más la procedencia de los recursos utilizados en las contiendas
electorales, y en ese sentido asegurar que los intereses en disputa no fueran a
comprometerse a intereses privados. Para ello también se estableció en la
legislación que el CEE nombraría una Comisión de Fiscalización de los Recursos,
de entre sus integrantes, para llevar a cabo esta importante tarea.

114
Artículos del 47 al 59, Ibid.
115
Artículo 28, Ibid.

74
En términos de la justicia electoral, se crea Tribunal Local Electoral del
Poder Judicial del Estado, haciendo como en el orden nacional: regresar la
función de impartición de justicia al cuerpo judicial del estado para su “no” uso
político, ya que la solución de los conflictos electorales ha transitado del sistema
político, pasando por el sistema administrativo para llegar en la actualidad a un
sistema jurisdiccional de solución a los litigios electorales.

2000: La Codificación Electoral y el Instituto Estatal Electoral


El candidato panista Vicente Fox Quezada triunfó en las elecciones presidenciales
del 2 de julio de 2000, terminado así con una historia de más de setenta años de
prominencia nacional de un sólo partido. El tortuoso camino de la reforma
electoral en México iniciada en 1977 y que se prolongó hasta 1996, fue el marco
institucional que permitió un clima de confianza y tranquilidad con lo que se
desarrolló esta elección histórica.

Aguascalientes que ya había pasado por esto a escala local, con le triunfo
del empresario Felipe González en 1998, incitaba a impulsar transformaciones al
marco institucional electoral. Es así como el 28 de octubre de 2000 se publicó el
nuevo Código Estatal Electoral del Estado de Aguascalientes, con reformas
importantes y trascendentales.

La primera de ellas tiene que ver con la transformación del Consejo Estatal
Electoral, en el ahora Instituto Estatal Electoral (IEE). El status de Instituto
supondría un nivel mayor de sistematicidad de las funciones del organismo
electoral, y por ende mayor independencia y autonomía. Al IEE se le define como
organismo público ciudadanizado, de carácter permanente, autónomo en su
funcionamiento e independiente en sus decisiones, con personalidad jurídica y
patrimonio propio, depositario de la función pública electoral, que actuaría bajo

75
los principios rectores de certeza, legalidad, imparcialidad, independencia y
objetividad.

El Consejo General del IEE se integraría por siete consejeros ciudadanos


que durarían en el encargo siete años. El Congreso reemplazaría cada año al
consejero ciudadano con mayor antigüedad en su encargo.116 Se nombraría un
consejero presidente electo por el pleno del Consejo General de entre los propios
consejeros ciudadanos, quienes además debían nombrar un secretario técnico para
apoyar al propio Consejo. También, los partidos políticos designarían un
representante ante el Consejo General, quienes concurrirían con voz, pero no con
voto. El IFE designaría un vocal, quien también sólo concurriría con voz.117

Al Instituto para su funcionamiento se estableció que contaría


permanentemente con dos órganos ejecutivos y técnicos para el apoyo en sus
funciones: la Dirección de Capacitación y Educación Cívica, así como con una
Dirección Administrativa.118 En este mismo sentido se establecieron las bases
para la organización del servicio profesional electoral, al cual se le debería diseñar
un reglamento específico, diseñado por la Secretaría Técnica y procurado por la
Dirección Administrativa.

Los Consejos Distritales y Municipales Electorales serían los órganos


responsables de organizar las elecciones en sus respectivas demarcaciones, con
integración y funcionamiento sólo para el proceso electoral. Las especificidades
de esto eran muy similares a las que se venían manejando en las anteriores
legislaciones electorales. Sólo se especifican con más detalle las facultades y

116
Los consejeros ciudadanos debían estar nombrados por el Congreso por mayoría calificada.
Artículo 65, Código Electoral del Estado de Aguascalientes, 2000.
117
Artículo 64, Ibid.
118
Artículo 71, Ibid.

76
atribuciones tanto del presidente, como del secretario de los correspondientes
Consejos Distritales o Municipales.119

Por tratarse de un Código que trata de agrupar varios elementos jurídicos e


institucionales de la función y procedimientos electorales, éste en definitiva es un
ordenamiento legal mucho más completo que los anteriores instrumentos. En este
sentido también es necesario resaltar las siguientes innovaciones:

Se amplía la aplicación del Código no sólo al organismo electoral en su


conjunto (IEE y su Consejo General, Consejos Distritales y Municipales, y Mesas
Directivas de Casilla), sino al Congreso local, al Supremo Tribunal de Justicia del
Estado y al Tribunal Local Electoral del Poder Judicial del Estado.

Se amplia la normativización de las actividades de los observadores


electorales locales, nacionales e internacionales, de forma más clara y precisa.

Se crea una normativización para el uso del Referéndum y Plebiscito,


aunque aún muy general e imprecisa.120

Se amplía la representación política en los municipios de más de treinta


mil habitantes a seis regidores y un síndico de mayoría relativa, con hasta seis
regidores de representación proporcional, y para los demás municipios de cinco
regidores y un síndico, con tres regidores de representación proporcional. Para el
caso de la capital queda como estaba antes, con diez regidores y dos síndicos, con
hasta seis regidores de representación proporcional.

Para el fortalecimiento del sistema de partidos se refuerza el sistema de


prerrogativas de acceso a la radio y televisión al establecer el derecho de 60

119
Del artículo 75 al 89, Ibid.
120
Artículo 12 y del artículo 114 al 118, Ibid.

77
minutos mensuales para cada partido en tiempo de transmisión en época de
campaña y de 45 minutos en año no electoral.

En la parte del financiamiento, fiscalización y topes de campaña se


establece una normativización más amplia:

(a) Para el financiamiento público se especifican los tiempos en los que el IEE
deberá entregar a la Secretaría de Finazas el estudio correspondiente al
monto de lo que se prevé pudiera ser entregado a los partidos, dicha fecha
se establece para el mes de septiembre de cada ejercicio presupuestal. El
financiamiento público estaría estructurado en dos porciones: la primera
del 30% distribuida igualitariamente entre los partidos que hubiesen
obtenido el 2% de la votación en la elección local pasada, y la segunda del
70% entregada a los partidos de forma proporcional de acuerdo a los
resultados electorales de los comicios para Gobernador, Diputados y
Ayuntamientos, correspondiendo a cada una el 36, 32 y 32 %
respectivamente. El dinero a los partidos políticos se les sería entregado en
cantidades parciales mensuales al representante del partido ante el
Consejo. En año electoral, el financiamiento se incrementaría un 50%,
aplicando para su distribución el mismo criterio de proporcionalidad
definido anteriormente.121 El financiamiento privado no podría superar el
10 % del financiamiento público.

(b) Se considera el autofinanciamiento para los partidos políticos. El


autofinanciamiento es considerado aquel recurso que pueden hacerse
llegar los partidos a través de las cuotas de sus militantes, obligatorias o
voluntarias, u obtenidos a través de actividades tales como sorteos,

121
Artículos del 41 al 46, Ibid.

78
publicaciones, rendimientos financieros. El autofinanciamiento no podría
superar el 50% del financiamiento público estatal.122

(c) A efecto de fiscalizar se mantiene la Comisión de Fiscalización de los


Recursos por parte del IEE, licitando el trabajo operativo a un despacho
privado de auditores. Al Consejo General le tocaría establecer las
sanciones respectivas a los partidos que hubiesen caído en irregularidades.

(d) En cuanto a los gastos de campaña, se establece que los rubros en los que
se dividirían estos sería: propaganda electoral, financiamiento de
actividades de campaña, y gastos de propaganda de prensa, radio y
televisión. Los topes máximos se calcularían a partir de multiplicar por el
2.5 el costo mínimo determinado por el Consejo General del IEE para
cada una de las campañas de Gobernador, Diputados y Ayuntamientos.
Aquellos partidos que sobrepasarán el tope máximo se harían acreedores a
las sanciones establecidas por el propio Consejo.

Mención a parte se merece la Ley del Sistema de Medios de Impugnación en


Materia Electoral del Estado de Aguascalientes, ya que este ordenamiento es un
complejo conjunto de instrumentos para darle mayor certidumbre y legalidad a los
procesos electorales. Sin duda, un gran avance del marco institucional electoral en
Aguascalientes para dar solución a los litigios electorales. A partir de este
momento, al lado de unas reglas comunes, aplicables a todos los medios de
impugnación en su trámite, sustanciación, resolución y notificación, aparecen
reglas específicas aplicables a cada uno de los procedimientos impugnativos.

122
Artículo 47, Ibid.

79
El marco institucional electoral actual
Previo a la elección general local de 2004, el gobernador Felipe González publica
nuevas reformas a la legislación electoral. La aprobación por parte del Congreso
local se dio el 12 de septiembre de 2003. Si bien el Código Electoral de 2000 era
un instrumento legal mucho más amplio de lo que se había tenido antes, se
dejaron oír varias voces de los actores políticos en el sentido de que era necesario
avanzar en pequeñas cuestiones que en las negociaciones anteriores no habían
podido ser consideradas y que sobre todo limitaban la participación de los
ciudadanos, y era necesario profundizar en ciertos aspectos que tanto autoridades,
como candidatos y partidos debían observar en el proceso electoral.

El proceso electoral de 2001 había confirmado la pluralidad política del


estado, con lo que se produjo una LVIII Legislatura de gobierno dividido,123 lo
que dio pie a un debate mucho más intenso y profundo, y en ese ánimo se negoció
una nueva legislación electoral.

De la actual legislación electoral resaltan las siguientes innovaciones:

Los siete consejeros ciudadanos del IEE duraran en su encargo cuatro


años, pudiendo ser reelectos por una sola ocasión. Por todo lo demás queda igual
que el Código anterior, incluso la ambigüedad para el nombramiento de los
suplentes.

Se agrega la Dirección Jurídica como órgano ejecutivo y técnico del IEE,


sumándose a la actividad ya realizada por la Dirección de Capacitación y

123
La LVIII Legislatura estuvo conformada por diez diputados del PAN, producto de sus siete
triunfos en distritos uninominales y sus tres legisladores de representación proporcional; doce del
PRI, producto de sus nueve triunfos en distritos de mayoría y sus tres diputados de representación
proporcional; dos diputados del PVEM, producto de su triunfo en el municipio de Rincón de
Romos, más su diputado de representación proporcional correspondiente; lo mismo que para el
PT, quien obtuvo la mayoría en el municipio de San José de Gracia y obtuvo su diputado extra de
representación, y el PRD, partido que sólo se le entregó un diputado de representación
proporcional.

80
Educación Cívica y la Dirección Administrativa. A su vez, se describen las
atribuciones específicas de cada una de estas instancias organizacionales y la
forma de nombrar a sus titulares, quien están exentos de pertenecer al servicio
profesional electoral.

Se suprimen los Consejos Municipales Electorales como organismos


intermedios entre el Consejo General y las Mesas Directivas de Casilla. Se
conservan únicamente los Consejos Distritales Electorales quienes deberán
validar tanto el cómputo de la elección para diputado, como las municipales, con
excepción de la capital que le tocaría ditrectamente al Consejo General del IEE.

La aplicación del Código se extiende a las Agencias del Ministerio


Público Especial para los Delitos Electorales y a los Tribunales del Fuero Común,
además de los actores ya mencionados en el anterior Código (IEE, Congreso,
Supremo Tribunal de Justicia, Tribunal Local Electoral), ya que esté nuevo
Código deroga la Ley del Sistema de Medios de Impugnación en Materia
Electoral para incluir sus figuras y procedimientos en el mismo instrumento.

Se norma de manera más amplia el apartado de prerrogativas y acceso a la


radio y televisión, especificando el tiempo a otorgar por las televisoras y
radiodifusoras a cada partido político (60 minutos mensuales), y obligando a los
mismos partidos a utilizar por lo menos la mitad del tiempo disponible en difundir
los contendidos de sus plataformas electorales. Se específica el tiempo mínimo de
duración de los promocionales (20 segundos) en radio y televisión, y se especifica
que los tiempos designados para la difusión de los mensajes de los partidos y del
propio IEE tienen preferencia en el tiempo estatal en radio y televisión oficiales.
Una cuestión importante es la limitación que se da a los partidos políticos para

81
asignar sólo el 20% del financiamiento público en contratación directa de
transmisión de promocionales en radio y televisión.124

En cuanto al financiamiento público, el privado, el autofinanciamiento y la


fiscalización hay transformaciones en varios aspectos:

(e) La base para realizar el cálculo de los montos a entregar a los partidos
políticos. A partir de este momento el cálculo se hace considerando los
costos mínimos de una campaña para Diputado multiplicando por el
número de integrantes del Congreso, de una campaña para Gobernador del
Estado, y de una campaña para integrar un Ayuntamiento multiplicado por
el número de municipios en Aguascalientes. Para sacar el monto del
proyecto de financiamiento público se hace la suma del resultado de la
operación anterior, multiplicada por el número de partidos políticos
acreditados en el estado.125

(f) La fecha para que el presidente del IEE entregue al gobernador el proyecto
de presupuesto de operación del órgano electoral y del financiamiento
público. Primero el presidente del IEE somete a consideración el proyecto
al Consejo General en el mes de agosto de cada año. Después de
aprobado, el presidente envía al Ejecutivo el proyecto para ser considerado
el Presupuesto de egresos, a más tardar el mes de septiembre.

(g) El porcentaje de las porciones en las que está dividido el financiamiento


público también cambia. La primera, destinada a fortalecer el sistema de
partidos, sería ahora del 35%, la cual se entrega de forma igualitaria a los
partidos políticos que hubiesen obtenido el 2.5% de la votación en la

124
Artículo 26, Código Electoral del Estado de Aguascalientes, 2003.
125
El responsable de hacer el estudio es el presidente del IEE, quien tomará como base los costos
mínimos para cada tipo de campaña aprobados para el año inmediato anterior, deflactándolos con
el índice nacional de precios al consumidor. Artículo 28, Ibid.

82
elección local inmediata anterior. En este mismo rubro, se prevén dos
cosas que antes no estaban consideradas: a los partidos políticos que no
alcanzarán este porcentaje mínimo de votación, de la porción señalada se
calcula un 5%, el cual se les quitará y les será entregado a los demás
partidos, y en el caso de registro de nuevos partidos políticos nacionales, a
estos se considera que se les entregará el 1% calculado con respecto al
monto de esta primera porción de 35%. La segunda, del 65%, sería
entregada a los partidos políticos de acuerdo a los resultados electorales de
los comicios inmediatos anteriores para Diputados de mayoría relativa.126
Se considera además, que aquellos partidos políticos que no registren
candidatos en por lo menos 6 municipios para renovar Ayuntamientos y en
12 distritos uninominales en la elección de diputados, no se les será
entregado su financiamiento público.

(h) En caso de la pérdida de registro de algún partido político nacional, se


considera que el financiamiento público estatal queda suspendido de
inmediato.

(i) Se define más ampliamente lo que se considera financiamiento privado. Se


considera hay dos modalidades de financiamiento privado: el hecho por la
militancia y el de simpatizantes. Para el primero de ellos se señala todo un
conjunto de disposiciones que los partidos deben instrumentar al interior
para tener claridad en torno a los montos que se aportan por esta vía. Lo
mismo ocurre con disposiciones que los partidos deben observar para el
registro del financiamiento por parte de personas físicas o morales
simpatizantes.127

126
Artículo 30, Ibid.
127
Artículos 35 y 36, Ibid.

83
(j) El autofinanciamiento se especifica como todos aquellos ingresos que los
partidos obtengan de sus actividades promocionales, tales como
conferencias, espectáculos, juegos y sorteos, eventos culturales, ventas
editoriales, de bienes y propaganda utilitaria, entre otros.128

(k) En torno a los topes de gastos de campaña también se profundiza en los


procedimientos que deberán seguir las autoridades electorales para
determinar los topes máximos. Se especifican los elementos que
comprenderán los topes máximos, tales como los gastos en propaganda,
gastos operativos de campaña y los gastos de propaganda en prensa, radio,
televisión, Internet y medios cibernéticos. Se especifica y diferencia
además el cálculo de los topes para las elecciones de Gobernador,
Diputados y Ayuntamientos, así como la especificación de la fechas para
que el IEE las determine.129

(l) En la parte de fiscalización, el Código también se vuelve más específico


en torno a las cuestiones operativas para su concreción. Determina que la
Comisión de Fiscalización de los Recursos del IEE esté integrada con tres
consejeros ciudadanos quienes fungirán como presidente, secretario y
vocal. Se determinan ciertos criterios que los partidos deben observar para
que se de la fiscalización del origen, monto y destino de los recursos, así
como las reglas del procedimiento para la presentación y revisión de los
informes de los partidos.130

Se regula la posibilidad de acreditar y financiar públicamente a las Asociaciones


Políticas Estatales. Se reconoce a estas como formas de agrupación ciudadana
para coadyuvar al desarrollo de la vida democrática y la cultura política, así como
128
Artículo 39, Ibid.
129
Artículos del 40 al 44, Ibid.
130
Artículos del 45 al 49, Ibid.

84
la creación de una opinión pública más informada. En este sentido se específica el
procedimiento para obtener el registro como agrupación política estatal, el cual
consiste a grosso modo, en presentar una acta constitutiva, debidamente
protocolizada ante notario, especificando estructura orgánica y funcional, contar
con un mínimo de 700 asociados inscritos en el padrón electoral, los cuales
deberán acreditarse en Asamblea General de la asociación ante notario, contar con
órgano directivo en el orden estatal, con delegaciones en por lo menos 6
municipios y, de disponer de Declaración de Principios y Estatutos, sí como con
una denominación distinta a toda agrupación o partido existente. Se considera que
una vez obtenido el registro se gozará del régimen fiscal previsto para los
partidos, y del financiamiento público, para el cual se constituirá un fondo del
0.5% del financiamiento público estatal anual que reciben los partidos políticos
para el sostenimiento de sus actividades ordinarias. Ninguna agrupación podrá
obtener más del 20% del fondo del financiamiento. El financiamiento privado se
regirá igual que el de los partidos políticos.131

131
Artículos del 58 al 63, Ibid.

85
Capítulo 4
A manera de conclusión
Durante décadas, el cambio político en México, y sin duda también en
Aguascalientes, ha estado sustentado en la reforma electoral. El cambio en las
reglas de la competencia electoral es el que ha guiado la transición política
mexicana en los últimos treinta años, aunque los reclamos de mayor
transparencia, competitividad y democracia han estado presentes en casi toda la
historia política de México. Desde las reformas de la segunda mitad de la década
de los noventa se hablaba de “reformas definitivas”, pero ahora hay nuevos
reclamos de adecuación de las instituciones electorales del país.

Se habla ahora de “reformas de segunda generación”. Los procesos


electorales posteriores a 1997 se vieron favorecidos por organismos electorales
“ciudadanizados”, disposición de los partidos políticos más equilibrada de
financiamiento público, prerrogativas y acceso a medios de difusión, que sin duda
llevaron al cambio político registrado en el 2000. Pero ahora, después del proceso
electoral federal de 2003, o de los locales de 2001 y 2004, en donde se ha
observado una clara disminución de los índices de participación —en alguna
medida relacionado con un sentimiento ciudadano de descalificación hacia la
política a partir de una serie de escándalos por el uso indebido de recursos
públicos por parte de los partidos políticos nacionales—, la nueva realidad que
plantea este escenario político exige reformar el marco institucional para hacer
frente a los nuevos fenómenos de descalificación del sistema electoral, tales
como: regulación de precampañas, mejor fiscalización del uso de recursos
públicos, acceso más equitativo a tiempos televisivos y radiofónicos, acortar los
tiempos de campañas, y eficientizar la administración electoral.

86
La reforma electoral se hace apremiante además porque una dinámica
negativa está dominando los procesos políticos, y es que los actores están más
preocupados por los procesos electorales venideros y dejan de lado la discusión de
los temas relevantes cotidianos y el mejoramiento de las políticas públicas, es
decir, los políticos se han olvidado de gobernar. Los actores políticos están
desbocados por la sucesión adelantada, y pretenden no estar regulados por nada.
El resultado es claro: “mucha política y pocas o nulas políticas públicas”.132

La política en México ha incorporado nuevas actitudes, valores, nuevas


creencias y símbolos. En ese sentido, otro de los elementos negativos de los
procesos políticos actuales, es la exaltación a la imagen mediática construida
ficticiamente, la cual está privilegiando el uso de la mercadotecnia política, antes
que la discusión de programas políticos. Esto está debilitando a los partidos
políticos e incentivando la exaltación de la personalidad y los liderazgos
mesiánicos.

El problema con las precampañas son producto de estas dos dinámicas


negativas antes descritas. Los gastos excesivos e inauditables por la autoridad
electoral están lastimado seriamente la credibilidad de los procesos electorales por
parte de la ciudadanía, quien cada vez está más convencida de que la democracia
no la llevará a ningún lado si las cosas no cambian, y nuevas reglas e instituciones
son delineadas para asegurar que la propia democracia sea un vehículo efectivo
para mejorar su calidad de vida y bienestar.

El encarecimiento de la política también es un problema en sí mismo. Esta


situación ha sido resultado de nuestra aspiración pasada de tener procesos
electorales más competitivos, equitativos y libres de sospecha, pero bajo la mala

132
Juan Luis Hernández, “Las reformas al circuito electoral”, en revista Este País, julio 2004,
México, p. 14.

87
perspectiva de privilegiar lo económico, o mejor dicho, sacrificarlo. En los
procesos electorales de la última década en Aguascalientes, el aumento
desmesurado y continuo en el costo de los organismos electorales, del
financiamiento de los partidos políticos ha sido una constante, y la problemática
se ha tratado de atenuar y resumir en la consideración de que “la democracia
cuesta, y cuesta mucho”.133

Los objetivos de una reforma electoral sensata debe cubrir tres aspectos: 1)
el mejorar las condiciones de transparencia y rendición de cuentas; 2) reducir el
costo de la democracia, y; 3) generar condiciones que incentiven los diálogos y
acuerdos.

De entrada se debe decir, que estos planteamientos, que genéricamente se


engloban en el asunto del financiamiento de los partidos políticos, deben estar
contendidos en el texto constitucional local. Pero seguramente la pregunta sería la
siguiente: ¿Por qué, si podrían estar contenidos en la legislación secundaria del
Código Electoral de Aguascalientes? Pues el contenerlos en el texto constitucional
se aseguraría su respeto cabal y se dejaría de lado la interpretación partidista tanto
en los cuerpos legislativos como en los deliberativos de los organismos
electorales.

Por ejemplo, en lo relativo al mejoramiento de las condiciones de


transparencia y rendición de cuentas es necesario introducir una definición clara
de “precampañas”. Deben ser consideradas expresamente “procesos internos de
selección de candidatos de los partidos políticos”, y se debe especificar qué se
podrá hacer dentro de esos proceso internos, con lo cual se desprende que el texto
constitucional podría aclarar que “los procesos internos de selección de

133
Juan Carlos Gómez Martínez, “¿Cuál debe ser el costo de nuestra democracia?”, en revista
Este País, febrero de 2005, México, p. 22.

88
candidatos que realicen los partidos políticos se ajustarán a la legislación
electoral, y a las normas internas de esos partidos registradas ante los organismos
electorales”.

Las precampañas que anteceden a los procesos internos deben ser


reguladas directamente por el Instituto Estatal Electoral, específicamente en la
contraloría de su financiamiento. Esto ha sido altamente polémico, pues se piensa
que la regulación de precampañas afecta las libertades de asociación y expresión.
Pero es necesario que se regulen estas acciones, pues de lo contrario se está
contribuyendo con la desvirtuación de la política y la desconfianza de la
población. El IEE tiene que tener elementos de seguimiento y fiscalización de
precandidaturas, inclusive las independientes, ya que en ello se está poniendo en
juego recursos para promover ideas, compromisos y valores, muchas veces
provenientes del erario público.

En torno al fortalecimiento de las facultades de fiscalización del


organismo electoral local, la propuesta es prohibir expresamente la difusión de
propaganda y publicidad públicas en los órdenes de gobierno estatal y municipal
durante los procesos electorales. Este es un asunto ampliamente debatido, pero es
necesaria su prohibición clara y expresa desde el texto constitucional.

En relación al segundo objetivo, el de reducir el costo de la democracia, es


necesario eliminar el financiamiento privado. Quizá esto podría parecer más
polémico aún, pero es claro que los márgenes que tienen hoy los partidos políticos
y sus candidatos para hacer uso de recursos propios son manipulados y mucho de
lo que realmente se gasta por esta vía es inmensamente superior a lo declarado
ante la autoridad electoral.

El mayor gasto de las campañas actuales está en la contratación de espacio


de difusión en televisión y radio. Las principales beneficiarias con el aumento del

89
costo de nuestra democracia han sido los grandes consorcios televisivos y
radiofónicos, con lo cual se hace necesario reformas radicales y claras. La
contratación de tiempos de difusión de mensajes de los partidos políticos y sus
candidatos en campaña debe ser hecha por la autoridad electoral, distribuyendo
los tiempos de forma equitativa y un pequeño porcentaje diferencial de acuerdo a
la fuerza electoral de los partidos en elecciones locales recientes.

El tiempo de duración de las campañas está ligado a lo anterior, dado que


campañas más cortas harán consecuentes menores usos de tiempos en radio y
televisión. Las campañas para Gobernador podrían reducirse a 60 días, y las
campañas para Ayuntamientos y Diputados locales a 45. El día de conclusión de
las campañas podría establecerse para un día antes de la elección, con ningún
problema en el resultado final.

Debe existir un mecanismo de financiamiento público encaminado al


sostenimiento de las actividades ordinarias de los partidos políticos claro y
operativamente accesible. La ley debe señalar un monto del financiamiento
público, calculado sobre la base de un porcentaje determinado con el salario
mínimo vigente en Aguascalientes (a diciembre del último año), multiplicado por
el número de ciudadanos que integran el padrón electoral, y de dicha cantidad
resultante el 40% será distribuido de forma equitativa entre los partidos políticos
reconocidos en el estado, y el resto distribuido de acuerdo a la fuerza electoral
demostrado en la última elección.

El porcentaje de financiamiento para actividades de obtención del voto en


referencia a la elección general, es decir, donde se elige conjuntamente a
Gobernador, Diputados y Ayuntamientos, deberá incrementarse 50%, y para el
caso de elección intermedia (donde se elige sólo a diputados y ayuntamientos), el
incrementó sólo deberá ser del 35%.

90
Además, habría que señalar expresamente el porcentaje que se reintegraría
a los partidos políticos por concepto de gastos anuales por actividades relativas a
educación, capacitación, investigación y tareas editoriales, el cual podría ser del
50% del costo de los gastos ordinario.

Por último, en cuanto al objetivo de generar condiciones para incentivar el


diálogo y la consecución de acuerdos interpartidistas, es necesario primero,
empatar las elecciones locales con las federales. Tal y como está ahora, los años
de elección federal determinan también la agenda local, la posibilidad de acuerdos
legislativos y la colaboración en la formulación e implantación de políticas entre
el estado y los municipios. En Aguascalientes por década se celebran actualmente
siete elecciones, entre locales y federales, lo cual en términos reales desgasta a la
ciudadanía y aumenta los gastos operativos tanto de organismos electorales, como
de partidos políticos. Además, en términos de la dinámica del sistema político,
este empate de elecciones ayudará a desincentivar el ‘trapecismo’ de muchos
actores políticos locales.

Ligado a esto, también sería importante considerar la reelección de


presidentes municipales, ya que la posibilidad de gestiones municipales de más
largo alcance ayudará positivamente al desarrollo de la región y de la población
en términos directos. Esta reelección podría limitarse a tres periodos, lo cual se
verá si es útil a lo largo del tiempo.

En sí, estas son algunas de las propuestas que se podrían sumar a otras
para mejor el desempeño de nuestro entramado institucional electoral en
Aguascalientes. La vida política tanto del país como del estado se satura por la
dinámica político-electoral, como por las anomalías que se desprenden de ella al
no existir límites al comportamiento desbocado y pasional de los actores

91
partidarios.134 El nuevo diseño institucional para la política hidrocálida requiere
un contenido de viabilidad y congruencia.

La política no debe ser la expresión encarnizada por la lucha de los cargos


de elección popular. Claro que la democracia requiere de proceso electorales, pero
no se termina ahí; de hecho el principal problema es que nos hemos quedado en
contemplar la necesidad de ampliar el especio de participación política sólo en las
urnas electorales, sin ir más allá, o hacer algo para evitar que nuestra democracia
electoral sólo haya contribuido a fortalecer la ‘partidocracia’, politizar las
políticas públicas y absolutizar el costo político.135

Hoy necesitamos fincar la democratización en la reducción de los costos


de nuestra democracia, teniendo procesos electorales más austeros, que le envíe
un claro mensaje a la ciudadanía: la política, a través de las elecciones, no es otra
cosa más que la posibilidad de promover la construcción de un Aguascalientes y
un país, desde la diferencia, la pluralidad, en la arena de las instituciones y en un
marco de gobernabilidad democrática.

134
Juan Luis Hernández, Op. cit. P. 14.
135
Ibid.

92
Bibliografía
Arroyo, Tulio y Juan J. Morales, El nuevo rol de los consejeros ciudadanos en la
función electoral, mimeo, 1998.
Cansino, Cesar (coord.), Después del PRI: Las elecciones de 1997 y los
escenarios de la Transición en México, Centro de Estudios de Política
Comparada, A.C. México, 1998.
_____________, La transición mexicana. 1977-2000, México, Centro de Estudios
de Política Comparada, A.C., 2000.
Congreso de la Unión, “Los sistemas electorales en México”, en Enciclopedia
Parlamentaria, México, 1997, pp. 391-453.
Crespo, José Antonio, Institucionalización Autoritaria y Consolidación
Democrática: El caso de México, Documentos de Trabajo del, CIDE,
División de Estudios Políticos, número 47, México, D.F., 1997.
DiMaggio, Paul J. y Walter W. Powell (Coomp.), El Nuevo Institucionalismo en
el Análisis Organizacional, Nuevas Lecturas de Política y Gobierno,
Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública, Fondo
de Cultura Económica, México, 1999.
Gómez Martínez, Juan Carlos, “¿Cuál debe ser el costo de nuestra democracia?”,
en revista Este País, febrero de 2005, México
Hernández, Juan Luis, “Las reformas al circuito electoral”, en revista Este País,
julio 2004, México.
Huntington, Samuel, El orden político en las sociedades en cambio, Editorial
Paidós, Estado y Sociedad, Barcelona, 1997.
Instituto Interamericano de Derechos Humanos, CAPEL, Diccionario Electoral,
Costa Rica, 1989.
March, James G y Johan P. Olsen, “The New Institutionalism: Organizational
Factors in Political Life”, en American Political Sciences Review, U.S.A.,
1984.
____________________, El redescubrimiento de las instituciones. La base
organizativa de la política, México, Fondo de Cultura Económica,
Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública, A.C.,
1997 [1989].
Martínez Assad, Carlos, “El IFE y la ciudadanización de la política”, en Este
País, número 95, febrero 1999, México.

93
Medina, Luis, Evolución electoral en México contemporáneo, en Reforma
Política Gaceta informativa de la Comisión Federal Electoral, Serie
Ensayos, número 5, México, 1978.
Molinar Horcacitas, Juan, El Tiempo de la Legitimidad: Elecciones,
Autoritarismo y Democracia en México, Cal y Arena, México, 1991.
O’Donnell, Guillermo y Philippe Schmitter, Transitions from authoritarian rule:
Tentative conclusions about uncertain democracies, The John Hopkins
University Press, 1986.
Reyes Rodríguez, Andrés, ¿Elecciones o Designaciones? 50 años de Historia
Electorales Aguascalientes, Instituto Cultural de Aguascalientes, 1993.
_____________________, Nudos de Poder. Liderazgo Político en
Aguascalientes. Principio y fin de un ciclo político 1920-1998,
Universidad Autónoma de Aguascalientes, 2004.
Reyes Sahagún, Carlos, La Ley Electoral de Aguascalientes, mimeo, 1991.
Romero, Jorge Javier, La Democracia y sus Instituciones, Colección temas de la
democracia, Ensayos no. 5, Instituto Federal Electoral, México, 1998.
Salcedo, Edgar, “La duplicidad en el IFE”, en Voz y Voto, número 68, octubre de
1998, México, pp. 19-21.
Sartori, Giovanni, Partidos y sistemas de partidos: marco para un análisis,
Alianza Editorial, Madrid, 2000.
Schedler, Andreas, "Las comisiones y la pirámide: notas sobre la conflictiva
recentralización del poder en el IFE”, en Política y Gobierno, vol. 1,
1999, revista del CIDE, México, D.F., pp. 187 – 222.

Códigos y Leyes
Código Electoral del Estado de Aguascalientes, 2000, 2004.
Constitución Política del Estado de Aguascalientes, varas ediciones.
Ley para la Elección de Gobernador del Estado, Diputados al Congreso Local,
Presidentes, Munícipes y Síndicos de los Ayuntamientos, Aguascalientes, 1947,
1959, 1965, 1968, 1971, 1974.
Ley Electoral del Estado de Aguascalientes, 1976, 1979, 1985, 1991, 1995, 1998.
Periódico Oficial del Estado de Aguascalientes, varios.

94

Vous aimerez peut-être aussi