Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
arqueológico
Heriberto Rangel
Maestría en Educación
Unipamplona 2008
“Los Sonámbulos no distinguen entre la realidad y el deseo. Su realidad más amplia, más
tangible, más corporal es el deseo. Me muevo porque deseo1.”
De esta manera el currículo aparece ahora como una arena de luchas, como escenario de
posibilidades entre la hegemonía y las alternativas, como un campo en construcción.
Ahora, para dar cuenta desde este espacio reconfigurante del deseo y la arqueología me
propongo visibilizar las tensiones del campo curricular propuestas por López dentro del Programa
de Fonoaudiología de la Universidad de Pamplona, sin embargo, conviene de antemano enunciar
las ocho “regiones concretas del campo curricular en Colombia”3, según López; a saber:
1. La tensión que se presenta entre lo oficial y lo privado
2. La necesidad de minimizar la distancia entre la formulación y la materialización de los
procesos académicos en la educación superior
3. La tensión esencial entre la tradición y la innovación
4. La tensión entre el campo de producción del conocimiento y el campo de
recontextualización pedagógica
5. La tensión generada por las institucionalides del curriculum
1
RUY SANCHEZ, ALBERTO. Los jardines secretos de Mogador. Alfaguara, México: 2001. Pág. 53
2
Del computadora de eliana
3
LOPEZ JIMENEZ, NELSON. La de-construcción curricular. Magisterio, Bogotá: 0000. Pág. 107
6. La necesidad de convertir los intereses regulativos en piedra angular de la formación,
ubicando en su real dimensión los intereses instruccionales
7. La tensión relacionada con la pertinencia social y la pertinencia académica del proceso
curricular de cara al concepto de región
8. La tensión estructural entre los alumnos que están en las facultades de educación y las
normales superiores y los que quieren ser profesionales de la educación.
Esta última tensión debe articularse a la realidad temática del texto, así, conviene enunciarla
como: “La tensión estructural entre l@s alumn@s, aun cuando prefiero la categoría estudiante,
que están en las facultades de salud y l@s que quieren ser profesionales en Fonoaudiología”. Las
demás descritas por López se ajustan perfectamente a la condición educativa del nivel superior
en Colombia y por lo tanto al caso de análisis. Ahora bien, para conservar el norte arqueológico
de está líneas es necesario hacer visibles los enunciados determinantes del accionar de l@s
miembr@s del programa de Fonoaudiología de la Universidad de Pamplona en contraste con su
Thelos formativo entendido como discurso hegemónico del poder, en este sentido es importante
resaltar el valor de la categoría “discurso” como indicador de veracidad de lo posible y lo
indecible, es decir, en su comprensión foucaultiana desde el orden del discurso 4, haciendo
visibles en este proceso las tensiones del campo.
Se obvian aquí las tensiones de la inversión propuestas por López de cara a la naturaleza del
caso de análisis, pues la Universidad de Pamplona gestiona más del 70% de sus recursos de
funcionamiento e inversión.
4
En esta categoría el texto se separa de las propuestas de López quien construye el discurso como campo
meramente enunciativo poco o nada relacionado con las dinámicas de actuación social, aquí aparece como
una construcción genealógica de los grupos sociales en juego dentro del campo.
5
http://www.labaudio.blogspot.com/; y, http://fonoclick.blogspot.com/
Nótese que el enunciado disciplinar surge de la percepción de l@s docentes sobre sus propias
capacidades de acceso a este nivel, delimitándose así tres grupos de poder en lucha dentro del
currículo como campo: Audición, Lenguaje, y, Habla. La última se presenta como el nivel de
énfasis del programa, por lo tanto, aparece como la institucionalidad del curriculum desde donde
se define incluso la filiación hacia una escuela de pensamiento dentro de la profesión, la
Norteamericana. Al mismo tiempo la inmanencia de este enunciado da cuenta de la percepción
del colectivo sobre la pertinencia de su actuación, de la temporalidad de la propuesta formativa
y de integración de la praxis, ello en función de la realidad de esta profesión, especialmente en
la provincia, colmada por un debilitamiento disciplinar de cara a la exigencias de un mercado de
prestación de servicios en salud pleno de la necesidad, demanda en realidad, de evidencia y
resultados tangibles.
El deseo emerge en este nivel como orientación deontológica, como identidad profesional entre
el colectivo de docentes y estudiantes de cara a la necesidad de cambio, aparece entonces como
pulsión constructiva de tu/mi/nuestro lugar en la profesión y en la historia, en boca del
estudiantado “somos mejores porque sistematizamos, pero… todavía nos falta”, luego, la
recontextualización del saber más allá de las fronteras de la didáctica, desfiguradas en la pobre
formación del profesor(a) en el particular, es un acto de compromiso con un colectivo de
enunciación en emergencia, es pues una representación del deseo.
Es un hecho que las asignaturas del plan de estudios están distribuidas por afinidad disciplinar,
pretendiendo tejer 7 ejes temáticos así: (a) Introducción a la Vida Universitaria, se encuentran
aquí las asignaturas denominadas universitarias como: Cátedra Faría, Habilidades
Comunicativas, etcétera; (b) Estructura y Función Humana, agrupa al componente denomina
institucionalmente como “básicas en salud”, anatomía general, anatomía de énfasis; (c)
Desordenes de la Comunicación Humana, desarrolla la revisión patológica de la función
comunicativa, definiendo una concepción de salud, en el sentido clásico como ausencia de
enfermedad6; (d) Terapéutica, agrupa la formación profesional agencia las competencias
profesionales relacionadas con la atención, denominadas por el colectivo como “competencia
clínica”; (e) Enfasís: Cuidado Colectivo, da cuenta de otras formas de atención diferentes a la
“clínica” tradicional, el consultorio; (f) Enfasís: Management, se orienta hacia las habilidades de
gestión; (g) SELF, ofrece al estudiante la posibilidad de vinculares a una investigación, una
especialización, o, realizar una pasantía.
L@s docentes del programa perciben el proceso como un momento evaluativo, final, realidad
que los estudiantes perciben y reconfiguran al tenor de rito de iniciación toda vez que el proceso
demanda la presentación de un texto y su defensa ante un auditorio de docentes y estudiantes,
luego, calificativos como “stress”, “miedo”, “solo se es estudiante del programa cuando se
sistematiza, antes solo se está matriculado en él”, son las realidades enunciativas del trabajo, y,
aunque en los niveles superiores, semestres más avanzados, l@s estudiantes usan y sacan
provecho de los datos recogidos históricamente dirigiéndoles hacia la construcción de proyectos
emergentes de atención su valor como producción contextualizada y reorganizadora de contexto,
e, incluso su idea de garante articulación regional se desdibuja en la práctica cuando solo se le
atribuyen propiedades y valor evaluativo. Luego el deseo de saber que debería encarnarse en
este acto se convierte en rito de iniciación parturiento y doloroso limitando el desarrollo de este
hacia la investigación.
Ahora, los campos y las tensiones dentro del programa empiezan a mostrase, a insinuarse,
alrededor de una idea fija, un campo de fondo que constantemente hace presencia en todos “la
clínica”, escenario multiforme y esquivo que se presenta en estudiantes y docentes como
“responsabilidad”, “atención”, “razón”, esta última en tanto ausencia de error, por lo que sin
duda, las preguntas a la clínica son mucho más complejas y comprometedoras que las hechas al
currículo, más cuando bien sabe disfrazarse por igual de “academia” para moverse en los
mismos ejes y por la misma razón, “resistir”, por lo tanto, en oposición a la resistencia el “deseo”
de construir colectivos, pertinencias, emergencias, alternativas, emociones...
6
Esta conceptualización se opone a la propuesta por el mismo programa en su plan educativo donde se
entiende por salud un “Conjunto de variaciones ininterumpidas asociadas al ciclo vital de hombres y mujeres
en tanto percepción individual y colectiva de valor sujeta a las construcciones sociales de bienestar y calidad
de vida”
Entonces, el lugar del deseo en el campo curricular se encarna en las voces todas de las
oposiciones, falta por lo tanto dirigirlo como en el sonámbulo hacia el movimiento, hacia el norte
de las responsabilidades de la universidad y el programa, por lo cual la pregunta ¿cómo? emerge
en tanto urgencia ontológica, mientras en respuesta solo es posible afirmar: DESEAR, DESEAR,
MIL VECES DESEAR.