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LAS CLÁUSULAS DE INFINITIVO EXCEPCIONAL

Prof. Esteban Vázquez Cano


Departamento de Lengua castellana y Literatura
IES Pedro Alfonso de Orellana

Existen en español tal variedad de estructuras sintácticas cuya belleza organizativa sirve
en muchas ocasiones como pretexto para explicar en clase fenómenos más abarcadores y
productivos que parten de la identificación de sucesos periféricos. Con ello, y en palabras
más sencillas, queremos decir que lo aparentemente simple conlleva en muchas ocasiones
estructuras de gran complejidad cuya aprehensión demuestra un alto nivel de conocimiento
proyectable a otras esferas del saber (lingüístico o no).

Traemos aquí una simple estructura del español heredada del latín (de los casos latinos)
cuyo análisis ha preocupado a los lingüistas en diferentes momentos. La estructura es tan
sencilla que la proferimos innumerables veces en innumerables contextos:

a) Veo a Juan copiar en todos mis exámenes b) Obligué a mi empleado a coger vacaciones

Si hacemos un breve recorrido por las aproximaciones más tradicionales podemos observar
que se ha considerado en el Esbozo de la Academia (1973) como secuencias de infinitivo no
concertado [al no corresponder su referencia a la persona del verbo principal; en este caso la
primera persona del singular (yo)]. Más recientemente, se han analizado desde presupuestos
generativistas y cognitivistas (Héctor Campos “Transitividad e intransitividad” en Gramática
descriptiva de la lengua española Demonte V. y Bosque I. 1999)

Desde nuestro punto de vista, consideramos que el análisis más preciso es el basado en
consideraciones cognitivas y generativas que toman en consideración la simbiosis entre
módulos de interfaz sintáctica e interfaz de categorización de la realidad – es decir- desde
postulados que aúnan la estructura sintáctica con la forma de categorizar el mundo desde
posturas cognitivas.

Más que el análisis sintáctico que les corresponde que no resulta demasiado complejo
traemos a este artículo dos consideraciones que nos parecen las más significativas para el
nivel de enseñanza en las que se propone su análisis: la etapa de Bachillerato. Esta estructura
tan común del español hace cuestionar dos principios máximos de nuestra gramática escolar
que proyectamos frecuentemente en nuestras clases: los infinitivos son formas no personales
y por lo tanto no tienen persona y basado en los conceptos de categoría y función; a cada
categoría le corresponde una única función en la oración.

Pues bien, esos dos axiomas escolares se truncan cuando uno reflexiona sobre la estructura
y se da cuenta de que primero: el sujeto del infinitivo de las dos oraciones-ejemplo (a-b)
tienen como sujeto a (Juan y mi empleado) respectivamente. Por lo que no es cierto que el
infinitivo sea siempre una forma no personal; y segundo: los fragmentos en negrita tienen
una doble función en la oración; por un lado, son objeto directo del verbo principal (veo y
obligue) respectivamente, y por otra, sujeto del infinitivo (copiar y coger).

Con estas simples matizaciones podemos insertar en nuestras explicaciones en clase


ulteriores conceptos como la referencialidad y la duplicidad de funciones (aspectos de
reflexión lingüística que no están tan alejados de los utilizados por otras áreas [baste citar el
ejemplo del Principio de incertidumbre de Heisenberg en Física y sus analogías con el
concepto de referencialidad pragmático]

Estas consideraciones de abstracción y reflexión sobre estructuras sintácticas peculiares nos


habilitan como profesores para poder contemplar objetivos generales de nuestras áreas y
capacidades terminales de la etapa educativa desde una óptica diferente e interdisciplinar.
Participamos de una concepción didáctica muy clara:
Partir de lo cotidiano para explicar lo complejo

Por cierto, les dejo una pregunta:

¿Por qué hubo gente que dedicó una tesis doctoral a esta simple oración:
María dice que viene?

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