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Artículo publicado en: revista voces [cee ped. En historia y cs.

Sociales, universidad de
valparaíso], n°3, año ii (noviembre 2008). Viña del mar.

LAS CITAS DEL PRESIDENTE MAO TSE-TUNG: UN ROJO


SOUVENIR DE LA HISTORIA CHINA.
Por Pablo Ampuero Ruiz

“Servimos al pueblo y por eso no tememos


que se nos señalen y critiquen los defectos
que tengamos. Cualquiera, sea quien fuere,
puede señalárnoslos. Si tiene razón, los
corregiremos. Si lo que propone beneficia
al pueblo, actuaremos de acuerdo con ello”.

Mao Zedong, (Mao 1972, 177)

INTRODUCCIÓN

China está hoy en el centro del mundo, más allá de su comentado crecimiento
económico, producto de los recientes Juegos Olímpicos y Paraolímpicos de Beijing 2008. Al
parecer, lo que ha querido demostrar el gobierno chino, y en esto convergen varios análisis
de los medios internacionales, es el éxito del desarrollo de su política de apertura que, desde
1978 a la fecha, desde Deng Xiaoping hasta Hu Jintao, la han posicionado como una
emergente potencia económica mundial. Este relativo “éxito” de las transformaciones
político-económicas chinas quedaron más que comprobadas, para el mundo entero, con el
desplante financiero, tecnológico y artístico de la ceremonia de apertura. Beijing 2008 es el
testimonio más visible para los ojos internacionales críticos de que en China algo sucedió y
sigue sucediendo, es el manifiesto de un país que se construyó a partir de una gran
convulsión interna cuyas huellas dejaron el Guomindang1 (GMD), el Partido Comunista
Chino (PCC) y el propio Mao Zedong2 y que, después del Gran Salto Adelante, de la Gran

1
En la antigua transcripción se escribía Kuomintang (KMT), según la nueva transcripción se escribe
Guomindang (GMD). El GMD es el Partido Nacionalista de China, que tras ser desplazado del
continente, se constituyó como gobierno en Taiwán, hasta hoy, conformando la República de China,
cuya capital es Taipéi. Hasta hoy la República Popular de China (RPC) la disputa como su vigésimo
tercera provincia.
2
Mao Zedong (nueva transcripción) o Mao Tse-Tung (antigua transcripción) corresponde al mismo
personaje. En este trabajo alterno entre ambas, para no modificar las fuentes citadas.

[1]
Revolución Cultural Proletaria, del quiebre de las relaciones con la Unión Soviética, de los
sucesos de Tiananmen 1989 y del retorno de Hong Kong, por nombrar algunos eventos
importantes de su historia contemporánea, hoy se alza como una de las mayores potencias
del mercado internacional, del gran capital mundial, de las inversiones extranjeras, bajo un
discurso que apela “al bienestar del pueblo” publicitado por el Partido Comunista Chino que
lo conduce y dice representar.

Mientras avanzo en la lectura del popularmente conocido “Libro Rojo de Mao”,


puedo dar cuenta que el presente chino está muy alejado de los anhelos, ampliamente
documentados y comentados, de un pueblo convulsionado contra el “viejo orden”, y que
Mao buscaría ilustrar entre sus sinogramas con precisión en el análisis y con la disciplina y
genialidad que siempre se resaltan en sus biografías. El texto mismo es un reflejo de la
inquietud revolucionaria china, y representa un trozo de la historia de aquel dragón rojo del
lejano Oriente, cuya valentía y disciplina derrocaron siglos de orden imperial. Desplazó a
Qin Shi Huandi, el primer emperador; a Pu Yi, el último; y expulsó a la República del GMD,
sobre Chiang Kai-Shek; y a las fuerzas niponas, estableciendo un determinante punto de
inflexión histórico que nació de la convicción y el fusil, buscando construir la “nueva China”,
buscando escribir la nueva historia de la República Popular de China.

CONTEXTO HISTÓRICO

El texto ve la luz en 1966, enmarcado en una situación política donde la adoración de


la figura de Mao constituía doctrina, surge en el seno del Ejército Popular de Liberación
(EPL) para su adoctrinamiento, y corresponde a una recopilación de citas realizadas por Lin
Biao3, líder del EPL, y veterano de la Revolución y de la Guerra de Corea, quien produce esta
obra con el fin de “ayudar a las grandes masas a estudiar aún mejor el pensamiento de Mao
Tse-tung” (Lin Piao [comp.], 1967), ya que “el camarada Mao Tse-tung es el más grande
marxista-leninista de nuestra época. Ha heredado, defendido y desarrollado de manera genial y
creadora y en todos sus aspectos el marxismo-leninismo, elevándolo a una etapa
completamente nueva” (Lin Piao [comp.], 1967). Por tanto, y algo que me resulta muy
particular, “la tarea más fundamental –según Lin Biao – en el trabajo político e ideológico de
nuestro Partido es mantener siempre en alto la gran bandera roja del pensamiento de Mao
Tse-tung, armar a todo el pueblo con el pensamiento de Mao Tse-tung y, en todo tipo de
trabajo, colocar al mando firmemente el pensamiento de Mao Tse-tung” (Lin Piao [comp.],
1967)4. Lin veía en la publicación de este texto una forma “para impulsar la
revolucionarización ideológica” (Lin Piao [comp.], 1967) del pueblo chino, para que las
3
Lin Biao según la transcripción de hoy en día, la antigua era Lin Piao. Es el mismo sujeto, sin
embargo, en este trabajo alterno entre ambas según la época en que fue transcrita la fuente.
4
Me resulta de particular interés constatar las tres referencias al nombre de Mao Tse-tung en este
fragmento que cito, y las veintitrés referencias, en las formas de Mao Tse-tung o Presidente Mao, que
realiza Lin Biao en las pequeñas cinco planas del Prefacio a la Segunda Edición. Deja una sensación
mística en torno a la figura y realza en exceso su magnificencia.

[2]
grandes masas estuvieran preparadas mientras construyen la “nueva China”. Hasta aquí, el
texto persigue un fin noble, de difusión y preparación ideológica de las masas, sin embargo,
la historia dirá otra cosa.

El texto es publicado el mismo año en que se inicia la Gran Revolución Cultural


Proletaria China (GRCP). Liu Shaoqi era el Jefe de Estado y Deng Xiaoping era Secretario
General del Partido Comunista Chino (PCC). Mao se encontraba fuera de la administración
del Estado al ser desplazado por el Comité Central (CC) del PCC, producto de su avanzada
edad y del fracaso de sendos proyectos sociales y políticos, como el Gran Salto Adelante,
proceso que debía llevar a la industrialización del gigante asiático y que terminó en una
hambruna inconmensurable. Mao creía necesario un proceso de rectificación ideológica y de
recambio generacional, al identificar la conformación de un nuevo grupo social en China,
una burocracia gerontocrática que estaba acumulando ciertos privilegios, aburguesándose y
constituyéndose como clase del poder. Dentro de este sector, veía que Liu y Deng no serían
continuadores de la Revolución, ya que ellos pertenecían al sector Reformista del PCC, los
veía como los Jruschev de Oriente, por tanto, recuperarían la vía capitalista que ya se había
superado, en consecuencia, era inaceptable. Paralelo a esto, Lin Biao publica este compendio
de citas que ensalzan la figura del Presidente Mao, pero desde una visión peculiar, según
Cavedish y Gray, “las cuatrocientas citas breves que lo componen no pueden representar todos
los aspectos de la amplia producción escrita de Mao, y también es posible que la selección se
incline hacia alguna cuestión particular, acaso más representativa de Lin Piao que de Mao”
(Cavendish y Gray 1970, 73), lo que a mi juicio permite inferir un fin implícito: lograr escalar
en la estructura de poder bajo la sombra de su personaje. Un dato interesante es que una vez
desplazados Liu y Deng del poder y del Partido, en 1966, y tras el IX Congreso del PCC
(1969), se resuelve, en medio de discusiones, el retorno de Mao al cargo de Presidente y Lin
como vicepresidente y sucesor, sin embargo, en 1970 Mao abole la magistratura máxima
desplazando de la estructura de poder a Lin Biao, quien se rebela contra el régimen, sin
lograr su cometido, terminando sus días al “caer en desgracia” cuando cae el avión en el cual
viajaba en la frontera rusa. Tiempo después la magistratura sería repuesta.

“Las Citas del presidente Mao Tse-Tung” es el segundo libro más vendido después de
la Biblia (Taylor, D. W. s/a), y constituyó el texto esencial y obligatorio de los
revolucionarios en la Gran Revolución Cultural Proletaria. Producto de los objetivos de Lin
Biao y Jiang Qing, la esposa de Mao, en la GRCP, el pensamiento del histórico líder se
constituyó en oficial tras del fin del proceso y se inicia la práctica sobre-idealizante de la
imagen del Presidente, y la degeneración de su ideología. Desde que Deng Xiaoping llega al
poder chino en 1978, la Revolución Cultural es mirada como una derrota, y ha sido
paulatinamente deslegitimada. Dado el duro lenguaje que alberga, como base ideológica del
pensar revolucionario chino, el Libro Rojo, ha llegado a transformarse hoy en una mercancía
al servicio del turismo, en un souvenir más, similar a un estampado del “che” Guevara en una
polera o a las piochas y medallas de la desaparecida Unión Soviética.

[3]
ENSEÑANDO A LAS MASAS: LA TEORÍA

Las “Citas del Presidente Mao Tse-Tung” se estructuran desde los planteamientos más
teóricos a los más prácticos, inicia con las citas relacionadas al Partido Comunista, la Lucha
de Clases, el Socialismo y el Comunismo, y culmina con las relativas a la Disciplina, los
Cuadros, los Jóvenes, las Mujeres y el Estudio. Esta recopilación alberga las bases más
importantes de la teoría marxista leninista oriental y del análisis de los escenarios políticos y
de la realidad social china.

Entre los capítulos más teóricos, resulta interesante encontrarse con incisivas y
agresivas citas respecto a la importancia revolucionaria del PCC como las siguientes:

“Para hacer la revolución, se necesita un partido revolucionario. Sin un


partido revolucionario construido conforme a la teoría revolucionaria marxista-
leninista y al estilo revolucionario marxista-leninista, es imposible conducir a la
clase obrera y las amplias masas populares a la victoria sobre el imperialismo y
sus lacayos” (1)5.

“El Partido Comunista de China es el núcleo dirigente del pueblo chino. Sin
este núcleo, la causa del socialismo no puede triunfar” (2).

“Un Partido disciplinado, pertrechado con la teoría marxista-leninista y


que practica la autocrítica y se mantiene ligado a las masas populares, un
ejército dirigido por tal Partido, un frente único de todas las clases
revolucionarias y grupos revolucionarios dirigido por tal Partido: éstas son las
tres armas principales con que hemos derrotado al enemigo” (3)6.

Esta fantástica visión evidencia el convencimiento teórico de la necesidad de crear


aquel partido conditio sine qua non del socialismo y de la victoria per se, tal como lo creía
Lenin, pero esta vez sería Mao el principal cultivador, lo que se refleja muy bien en la
caracterización que realiza Fairbank: “tan grande había sido la contribución de Mao a la
configuración del PCCh que éste podía considerarse como obra suya” (Fairbank 1996).

Mao estructura un “pensar el Partido” de manera profunda continua y permanente,


es usual que entre las citas, año tras año, el líder comunista chino hable “Sobre la
rectificación de las ideas erróneas en el Partido” (1929), o de “El papel del Partido Comunista
de China en la guerra nacional” (1938), o de “La revolución china y el Partido Comunista de
China” (1939), o dirá “Rectifiquemos el estilo de trabajo en el Partido” (1942), o “Sobre el
tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo” (1957), entre otros muchos
escritos símiles. Pensar el Partido significó nunca olvidar el objetivo, fortalecer el trabajo de

5
Solo pondré el número de página, ya que todas las referencias a seguir provienen de “Las Citas del
Presidente Mao Tse-Tung”.
6
Resalté dos conceptos que me parecen importantes desde el punto de vista de la discusión siempre
latente sobre qué significan, que el mismo Mao define y que Lin integra en el texto.

[4]
cuadros y el centralismo democrático, planificar la política interna y externa del Gobierno y
del PCC, y evitar virajes al reformismo, con el fin de superar la superestructura burguesa y
alcanzar el socialismo.

Más allá, sin embargo, de pensar el Partido, estaba analizar la propia realidad que se
observaba, y pensar la propia historia que se construía, al respecto, y encabezando el II
Capítulo, “Clases y Lucha de Clases”, se encuentra una cita fundamental:

“Las clases luchan, unas clases salen victoriosas, otras quedan eliminadas.
Así es la historia, así es la historia de la civilización de los últimos milenios.
Interpretar la historia desde este punto de vista es materialismo histórico;
sostener el punto de vista opuesto es idealismo histórico” (9).

A mi juicio, un máxima trascendente que desnuda el pensar de Mao. Más allá de la


nueva fraseología para hablar del concepto de lucha de clases que acuñó Marx, y de la
claridad con la cual se expresa, la cosmovisión de este líder comunista chino estaba cargada
del conocimiento y de la conciencia de la opresión de los últimos milenios7, y era un asunto
que había que superar, por eso, en el sentido de lograr el objetivo, dice:

“ ’¿No quieren ustedes abolir el Poder estatal?’ Sí, queremos, pero no


ahora; no podemos hacerlo todavía. ¿Por qué? Porque aún existe el imperialismo,
porque aún existe la reacción interna, porque aún hay clases en el país. Nuestra
tarea actual es fortalecer el aparato del Estado del pueblo – principalmente el
ejército popular, la policía popular y los tribunales populares – a fin de consolidar
la defensa nacional y proteger los intereses del pueblo” (39).

El preciso análisis de la realidad, y la condición misma de la lucha de clases llevó a


Mao a sostener en 1938 la cita más fundamental del adoctrinamiento revolucionario:

“Todos los comunistas tienen que comprender esta verdad: ‘El Poder nace
del fusil’” (66).

De aquí que sea necesaria la subordinación del Ejército de Liberación Nacional al


PCC, o de la Guardia Roja al alero de la dirección de la Revolución Cultural. De aquí que sea
necesario romper, quemar y destruir, incluso a punta de fusil, todo orden anterior, todo
vestigio de la opresión de los últimos milenios, a fin de consolidar la defensa nacional y
proteger los intereses del pueblo.

El fusil como fuente del Poder es la culminación teórica del análisis de la realidad y
del aprendizaje a través del materialismo histórico. El fusil es el punto de inflexión entre el
viejo orden feudal, explotador y jerárquico, y la nueva China, socialista y con centralismo
democrático, donde nace el Poder de ese grupo social relegado a la obediencia y a la

7
¿Decir los últimos milenios no es lo mismo que decir desde siempre?

[5]
opresión. El fusil es la herramienta con la cual se construye (conquista) y mantiene la
libertad.

ENSEÑANDO A LAS MASAS: LA PRÁCTICA

Uno de los aspectos más interesantes de la obra, es el exhaustivo tratamiento que


realiza el pensador de acciones cotidianas o de cuestionamientos que siquiera el mismo
Marx había dado respuesta. Estos planteamientos que sostiene el Presidente Mao, y la razón
de por qué Lin Biao los integra en el escrito, se relacionan directamente con el afán de
superar las visiones y costumbres “tradicionales”, lo que en la Revolución Cultural fue muy
importante. Desgraciadamente, esta noción de superar las visiones y costumbres
“tradicionales” culminó en una degeneración teórica y práctica, con consecuencias como la
destrucción de algunos recuerdos tangibles con alto valor histórico, por ejemplo, la tumba
de Confucio.

Más allá de analizar las citas referentes al trabajo y pensamiento que debiera tener el
Partido, me interesan las citas referentes al quehacer común del pueblo chino, que no
escapa jamás de la relación con el Partido. En el capítulo XXII, “Métodos de Pensamiento y de
Trabajo”, es posible verificar nociones fenomenales del pensamiento de Mao, por ejemplo la
siguiente:

“En los terrenos de la lucha por la producción y de la experimentación


científica, la humanidad está en constante progreso y la naturaleza en constante
desarrollo; nunca se quedan en un nivel determinado. Por lo tanto, el hombre
necesita sintetizar constantemente sus experiencias, y descubre, inventa, crea y
avanza” (216).

El pensador resume aquí su perspectiva de una humanidad que actúa en la historia,


por tanto configura una teoría del recuerdo basada en la necesidad del hombre por
sintetizar, descubrir, inventar, crear y avanzar, lo que me parece es la base sobre la cual erige
sus planteamientos sobre lo cotidiano, sobre lo que se recuerda y olvida en el día a día, una
posición muy cercana a la tradición china del taoísmo.

Otra cita muy interesante del capítulo, y relativa, explícitamente, a disciplinas del
conocimiento humano, es la siguiente:

“Las ciencias naturales son una de las armas del hombre en la lucha por
su libertad. Con el fin de lograr la libertad dentro de la sociedad, el hombre utiliza
la ciencia social para comprenderla, transformarla y realizar la revolución social.
Con el objeto de lograr la libertad en la naturaleza, el hombre utiliza las ciencias
naturales para comprenderla, conquistarla y transformarla, y así logrará la
libertad en ella” (217-218).

[6]
La seguridad con que Mao asevera lo anterior, nos da cuenta del convencimiento que
él tenía sobre el rol social de la disciplinas del conocimiento humano. Hay un escrito de
1930, llamado “Contra el Culto a los Libros”, en el cual critica la práctica de la reproducción
autómata del conocimiento adquirido en los libros y condena el distanciamiento del sujeto
con la realidad social, con argumentos como el anterior, con argumentos que señalan la
necesidad de investigar y practicar lo teorizado, de investigar en la práctica social, para
comprobar si se está pensando bien o no, lo cual significaba aportar, poner al servicio del
pueblo las disciplinas del conocimiento humano. Lo que a Mao le interesaba era crear el
conocimiento proletario.

Sin embargo, Mao no sólo se refirió a cómo aplicar los estudios del conocimiento
humano, sino también de otras nociones, como la disciplina misma, por ejemplo:

A nivel popular: “En el seno del pueblo no se puede prescindir de la


libertad, ni tampoco de la disciplina; no se puede prescindir de la democracia, ni
tampoco del centralismo. Esta unidad de democracia y centralismo, y de libertad y
disciplina, constituye nuestro centralismo democrático. Bajo este sistema, el
pueblo disfruta de amplia democracia y libertad, pero al mismo tiempo debe
mantenerse dentro de los límites de la disciplina socialista” (269-270).

A nivel del Partido: “La disciplina del Partido exige, entre otras cosas, que
la minoría se someta a la mayoría. La minoría, aun en el caso de que su opinión
haya sido rechazada, debe apoyar la decisión aprobada por la mayoría. Si lo
estima necesario, puede volver a presentar el asunto en la reunión siguiente para
su consideración, pero de ningún modo debe actuar en contra de la decisión ya
adoptada” (270-271).

Y a nivel militar: “Las Tres Reglas Cardinales de Disciplina son las


siguientes:
1) Obedecer las órdenes en todas las acciones.
2) No tomar a las masas ni una sola aguja ni una sola hebra de hilo.
3) Entregar todas las cosas capturadas.

Las Ocho Advertencias son las siguientes:


1) Hablar con cortesía.
2) Pagar con honradez lo que se compre.
3) Devolver toda cosa solicitada en préstamo.
4) Indemnizar por todo objeto dañado.
5) No pegar ni injuriar a la gente.
6) No estropear los cultivos.
7) No tomarse libertades con las mujeres.
8) No maltratar a los prisioneros” (271-271).

[7]
Estas tres citas reflejan el funcionar del centralismo democrático y la valoración de
ciertas buenas prácticas sociales. Resulta interesante notar que en la última, lo que se
describe es una especie de escala de valores, que sería interesante analizar, en profundidad,
desde una perspectiva histórica y/o filosófica.

Relacionado con la misma disciplina, y acerca de la relación entre la praxis del


Partido Comunista y el pueblo, hay una cita que es fundamental:

“El Partido Comunista no teme a la crítica porque somos marxistas, la


verdad está de nuestro lado, y las masas básicas, los obreros y campesinos, están
con nosotros” (274).

La cita sostiene que la crítica hacia el PCC es posible, ya que la verdad está a su
favor, por ser marxistas, además de tener amplio apoyo popular. Me parece una cita incisiva,
agresiva y, por sobre todo, osada, ya que sostiene que la verdad radica en el amplio grupo
social que representaría el Partido Comunista Chino, y que la estructura de poder burgués
sería la mentira. Por lo tanto, le da a la verdad una dimensión cuantitativa, “las masas
básicas, los obreros y campesinos, están con nosotros”, y una dimensión cualitativa, “somos
marxistas”. Esta lógica trae a colación la dinámica de recuerdo y olvido, ya que Mao trae a la
memoria la soberanía del pueblo, justificada en estas dos nociones de la verdad, y que la
soberanía burguesa, para mantenerse en el poder, busca olvidar con su mentira.

Otros temas que tocó Mao, relativos a la práctica, se plasman en las siguientes citas:

Referente a los comunistas: “El comunista debe ser sincero y franco, leal
y activo, poner los intereses de la revolución por encima de su propia vida y
subordinar sus intereses personales a los de la revolución. En cualquier momento
y dondequiera que esté, ha de adherirse a los principios justos y luchar
infatigablemente contra todas las ideas y acciones erróneas, a fin de consolidar la
vida colectiva del Partido y su ligazón con las masas; ha de preocuparse más por
el Partido y las masas que por ningún individuo, y más por los demás que por sí
mismo. Sólo una persona así es digna de llamarse comunista” (285).

Referente a los jóvenes: ¿Cómo juzgar si un joven es revolucionario?


¿Cómo discernirlo? Solo hay un criterio: si está dispuesto a fundirse, y se funde en
la práctica, con las grandes masas obreras y campesinas. Es revolucionario si lo
quiere hacer y lo hace; de otro modo es no-revolucionario o contrarrevolucionario.
Si se identifica hoy con las masas obreras y campesinas, es hoy revolucionario; si
mañana deja de hacerlo o pasa a oprimir a la gente sencilla, se transformará en
no-revolucionario o en contrarrevolucionario” (310).

Referente a las mujeres: “Con el fin de construir una gran sociedad


socialista, es de suma importancia movilizar a las grandes masas de mujeres para
que se incorporen a las actividades productivas. En la producción, hombres y

[8]
mujeres deben recibir igual salario por igual trabajo. Sólo en el proceso de la
transformación socialista de la sociedad en su conjunto, se podrá alcanzar una
auténtica igualdad entre ambos sexos” (317).

Referente a la Cultura y el Arte: “En el mundo actual, toda cultura, toda


literatura y arte pertenecen a una clase determinada y están subordinados a una
línea política determinada. No existe, en realidad, arte por el arte, ni arte que esté
por encima de las clases, ni arte que se desarrolle al margen de la política o sea
independiente de ella. La literatura y el arte proletarios son parte de la causa de la
revolución proletaria en su conjunto; son, como decía Lenin, engranajes y
tornillos del mecanismo general de la revolución” (319).

Finalmente, sobre el Estudio: “Hay dos maneras de aprender de otros.


Una es la dogmática, que consiste en copiarlo todo, sea o no aplicable a las
condiciones de nuestro país. Esta no es una buena actitud. La otra es hacer
funcionar nuestras cabezas y aprender lo que se adapte a nuestras condiciones, es
decir, asimilar cuanta experiencia nos sea útil. Esta es la actitud que debemos
adoptar” (326-327).

Cada una de estas últimas citas corresponde a visiones de Mao Zedong sobre aquel
campo, al hablar sobre los comunistas, habla sobre un paradigma ideal de comunista, de
revolucionario al servicio del pueblo, de un privilegio de la comunidad por sobre el
individuo; cuando trata sobre los jóvenes, trata sobre las aspiraciones de este grupo social
lleno de sueños y expectativas, que, históricamente, no vivió la Larga Marcha o la misma
Guerra Civil, pero igual se sentía revolucionaria – la juventud – y constituyó las filas de las
guardias rojas que lucharon en la Revolución Cultural. Al hablar de las mujeres, justifica la
necesidad de su liberación, Mao creía en la igualdad de sexos, y las involucró
profundamente en la construcción de la nueva China, sin ir más lejos, su esposa, Jiang Qing,
fue una importante y controversial figura política de este país. Desde el otro prisma, Mao,
tanto en el caso de la Cultura y el Arte, como en el del Estudio, los vincula a su función
política, y estructura ciertos parámetros de cómo debe apreciarse y criticarse el arte y de
cómo se debe estudiar y aplicar lo estudiado, lo cual podría tomarse como una búsqueda por
limitar las opiniones, pero sería un juicio demasiado superficial, ya que éstas nociones se
encuentran estrechamente relacionadas con la dinámica de la superestructura y de la
estructura, se vincula al superar las visiones y costumbres “tradicionales”, y que sería
interesante profundizar, sin embargo, debemos tener claro que el objetivo del “Libro Rojo”
fue el adoctrinamiento del ejército en el Pensamiento de Mao Zedong.

[9]
REFLEXIONES FINALES

Al parecer Mao habló de todo, y eso es lo que se evidencia en este libro de bolsillo,
que consta de 33 capítulos de temas de teóricos a prácticos. La compilación de citas de Mao
Zedong que hace Lin Biao es un texto muy interesante que nos relata, en cada una de sus
máximas, la evolución del pensar de este importante dirigente político del siglo XX en
función de los análisis que realiza sobre la realidad china y las proyecciones ante los
escenarios políticos. Es una importante pieza histórica del gigante asiático, del marxismo y
del mundo. Viajar por sus páginas nos enriquece con todo ese misticismo que rodea al
mundo chino, nos abre las puertas para ingresar al conocimiento de una realidad que no
resulta de interés para el paradigma del saber occidental, nos acerca a la visión oriental del
marxismo, y nos ayuda, de gran manera, a comprender la actual realidad política y
económica del dragón rojo. Sin embargo, si se pretende estudiar seriamente, hay que tener
presente por qué nace este pequeño libro, y quién fue Mao y Lin. A lo que voy, hay que
separar a Mao de los maoístas, de manera que se pueda analizar y comprender la obra en su
totalidad.

Campesino y ayudante de bibliotecario en una universidad de Beijing, donde conoció


el pensar de Lenin, Mao Zedong fue un sujeto que se entregó a la transformación de su
realidad desde un primer momento. La fundación del PCC, la Larga Marcha, la Guerra Civil,
la Proclamación de la República Popular de China en 1949, el Gran Salto Adelante y la
Revolución Cultural son acontecimientos fundamentales de la Historia China que tienen su
nombre como concepto clave. Mao enfrentó una realidad teóricamente adversa, evadido por
Stalin y combatido por los estadounidenses, sacó a su país adelante, con grandes esfuerzos,
incluso con millones de muertos a consecuencia de graves problemas de planificación, China
se irguió, poderosa, en su realidad contra quienes buscaban destruirla. Este libro sintetiza la
consecuencia de este hombre, que fue muy acertado en sus razonamientos, a pesar de
equivocarse gravemente con algunas políticas demasiado aceleradas. Este libro es, también,
historia, pieza infaltable del rompecabezas de la Revolución Cultural, y que a partir de 1978,
con la doctrina del socialismo con particularidades chinas, de Deng Xiaoping, comienza a
desaparecer como instrumento político, y se empieza a situar en los costados de los
boulevares, en las ferias y en los comercios, donde, al lado de un banderín, de un llavero o de
una pegatina, está el Libro de Mao: un rojo souvenir de la Historia China.

[10]
BIBLIOGRAFÍA

Cavendish, P., y J. Gray. La Revolución Cultural China. Barcelona: Ariel, 1970.

Fairbank, John King. China, una nueva historia. Barcelona: Andrés Bello, 1996.

Lin Piao (Compilador). Citas del Presidente Mao Tse-Tung. Pekín: Ediciones en Lenguas
Extranjeras, 1967.

Mao Tse-Tung. «Servir al Pueblo.» En Obras Escogidas t. III, de Mao Tse-Tung. Pekín:
Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1972.

Taylor, D. W. The Booklist Center. s/a.


http://home.comcast.net/~antaylor1/bestsellingbooks.html (último acceso: 11 de Agosto de
2008).

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