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Casullo, Nicolés Peronismo ; militancia y critica : 1973-2008. - 14, ed. Buenos Aires : Colihue, 2008. 296 p. ; 23x16 cm.- (Pufaladas. Mayor) ISBN 978-950-563-97 1-7 1. Teorfas politicas. Ideologia. 1. Titulo CDD 320.5 Director de coleccién: Horacio Gonzalez Disefto de coleccién: Estudio Lima+Roca © EDICIONES COLIHUE S.R.L. Av, Diaz Vélez 5125 (C1405DCG) Buenos Aires - Argentina ecolihue@colihue.com.ar www.colihue.com.ar 1.S.B.N.: 978-950-563-97 1-7 Hecho el depésito que marca la ley 11.723 IMPRESO EN LA ARGENTINA - PRINTED IN ARGENTINA Introduccién ( EL MITO PERONISTA) Fl Petiso en curda provenia de las bocacalles nocturnas del Abasto. De una oscuridad sin reposeras ni banquitos a esa hora en las puertas de los zaguanes. Los drboles altas y Srondosos le sumaban sombra al contorno de su humanidad. Lo anunciaba un rechinar de las ramas en el desfiladero otonal de Lavalle. Barrio clasemediero de herencia tana, casas de bajos y altos, algunos propietarios de autos, varias sirvientas entrerrianas como en mi casa, changadores tucumanos en plena madrugada, y adentro, en la cantina el varin del tango que bajaba de su coche recién a las diez de la noche con otros dos tipos. Aunque eso era adentro, siempre igual junte al mostrador, la tarima y el micréfono con el guitarrista al lado. Nada que ver con la esquina de enfrente haciendo dngulo: nada que ver con nosotros sobre baldosas marcadas, conocidas, parientes. Un poco mds adelante carros y chatas en hilera interminable y esos bultos agazapados con camisetas de frisa cargando los cachos de bananas hasta los agujeros de los sétanos. Silbidos sin senas, viento ululando contra las paredes gigantes del mercado de las que nadie supo jamds que eran artdecé ni preguntd nunca por sus formas curvas, vidrios en cuadri- culado, figuras antiguas. No habia todavia fotos sepia de ellos mismos trabajando, ni ellos imaginaban esa escena detenida en otro siglo XXI venidero sobre las paredes de un shopping. EL Petiso llegaba parecido a todos los dias. Pasos arrastrados, respiracién herida dentro de su sobretodo marrén con la corbata grasienta y absolutamente mamado. Irrecono- ciendo cualquier referencia, emergido de las noches del 56 por Zadicarné camino a su pieza para detenerse antes como una estatua frente a nosotros en la esquina, detrds la voz de Julio Sosa en la cantina, Habta perdido el trabajo en el ministerio, después y por croto lo abandond su mujer, esa fulana rubia que se volvié a Misiones con los dos hijos. Interrumpia su camino para senalarnos el frontispicio con un dedo y llenarse de aire la boca hacia un eructo que jamds le salid, pero si el viva Perén descascarado, fuerte, como hablando con alguien al que tuviera a cinco metros, con ese nombre Pern en los labios que aturdia el aire del final de Almagro. Un tono arrastrado que sentia- mos no era para mujeres ni para las muchachas ya dormidas. Su voz baja y cavernosa desvirgaba el mundo. Pero avios antes y una cuadra mds lejos de esa esquina de Lavalle, por el desfiladero de Bulnes con las bombitas quemadas, con los drboles sin luz, solian flotar entre los cables secos las caras de otros granujas que el barrio arrinconaba en Guardia Vieja. Ahi estaban ellos supe desde siempre, no sabiendo muy bien lo que en realidad sabia con ese dato. Escuchar cémo robaban lena, cocinaban a carbon y se sentaban sin sillas en las piezas. Nadie pasaba de noche por ahi, y de dia de vez en cuando: las cuatro esquinas eran como un paraje distinto, los pibes cubiertos de rona jugaban con el agua del cordin, desde la puerta de los conventillos creo también pude ver, de muy chico, las casas de los peronistas como les decian. Tedos abi, aleabuetes, chorros, escapados, gremialistas de las estibas, un delegado de los carteros, chiquilinas putas invitando desde fas puertas cancel segiin comentaba el farmacéutico del chalet. Pobres ninas, pensaba mi abuela la vasca, como si incretblemente la abuela hubiese hablado con ellas, como si supiese que hactan, cuando desde el porton de los gitanos contaba mi tia se podia ver adentro colgada la foto de Evita, la cancerosa. Caminaba de la mano de mi padre y al llegar a Guardia Vieja siempre aparectan los negros. Una tarde el viento arremoliné la basura de los tachos, un grito inmenso vino de ninguna parte, fue una mujer y presenti que estaba enferma en algunos de los conventillos, tia Elena apuré el paso, me arrastré por el empedrado con olor a bosta. También estaban esos tipos que a la madrugada se quedaban solos cuando hasta la fonda habia cerrado. Alguien conté una vez delante de mt que se juntaban en La calle, no en la vereda, sentados en cajones vactos de frutas para cantar la marchita, y mi padre en la sala de casa que bajaba el disco de Beethoven, que pedia silencio, que nos calldsemos zescuchan?, son los de Guardia Vieja. Los ‘sin historia” hacen la historia. Asi pensé mucho después a principios de los 70. Desde Marx y contra Marx, aunque esto tiltimo mds bien quedaba en confidencia con respecto al hombre de Tréveris que si en realidad no habia descubierto ninguna ecuacién cientifica sobre el rencor de clases, habia logrado lo mds importante, convencer a las generaciones que asi lo hizo. Pero en el caso del peronismo peor, ademds de sin historia reconocida por ninguno de los tomos -como pueblo alejado de la Bastilla- también sin nombre alld por el 56: impronunciable, no identidad, no clase, no lenguaje, no sujetos, no ciudadanos. Lo Innombrable dirta la santa Iglesia en la Edad Media. Simplemente adictos. La adicctén de las masas era un hecho curioso. Provocaba la tentactén no de sanar a esas mayorias sino de envolverlas como una partida de merca confiscada por “la libertadora”. Habia resultado un veneno contraido sin que la sociedad lo hubiese ad- vertido adecuadamente. A tiempo. Era una obnubilacin firmacopolitica producto de delegados de fabrica, dealers que traficaban desde sitios obnubilados de la modernidad industrial: desde ese lugar de las dnimas que nos devolvia al Petiso ebrio y con memoria tartamuda, queriendo reiniciar la marcha pero también quedarse. Con un repertorio de frases hechas. La adiccién no podia ser sobre el ballet, la plastica o el perfume de las rosas. En este caso hubiesen sido masas reencantadoras de atardeceres urbanos, también por el Abasto. No: si se era adicto la posibilidad de tal figura no podia desaprovecharse eligiendo lo rumoroso, el estio, el cielo estrellado. Se era adicto a un tirano, cosa que insertaba nuestra historia ~ya de por st “asidtica” segiin Sarmiento~ en las pesadillas de Cleopatra suspirando por algtin héroe de la Roma primordial. Pero ademds profuugo, es decir tinano envilecido por el oprobio del que fugé de la tinica batalla donde debié comparecer. El adicto no se relaciona con ningtin telos de la historia. Ni siquiera con su rostro en el espejo, solo con su destino que es mutismo o demencia, a las dos cosas. Su lenguaje es intraducible a teoria politica ni siquiera de dificil pronunciacién. El adicto se incrusta en la sociedad, se estrella y ocupa la ranura que él mismo produce, un escondrijo cuyas travestas responden a elecciones personales manidticas de las que las ciencias huyen despavoridas, 0 astutas. El adicto no tiene teoria social, vendié su alma por droga ideologica, se frota el alma ritmicamente en los mingitorios clandestinos nacionales. Contrajo la politica por falta de vitaminas. Se caga en dios. Como el Petiso ;Por qué? ;Cémo fue posible? La adiccién resultaba un mundo de puentes invisibles que unia al cabecita tucumano con el fascismo desmedido de los dandys de Filippo Marinetti en los 10, como también podia des-unir para siempre al obrero de su verdadera conciencia bibliogrifica de clase desde Engels en adelante. 2Como habia sido? 2Cémo habia sido eso, virgen santa? Unir antipadas insoportables, desvincular lo que debiera ser idéntico a las letras, considerar que la tinica opcién de la Argentina era el vicio lascivo por un préfigo. Préfugo porque previamente fue tirano que regald cocinas y se paseé con una cabaretera resentida. Ese paradigma de mezcla significaba en la imaginacion de las familias de Almagro algo similar a haberle dejado leer a los crios una edicin de Billiken Porno Sex durante una década no de gobierno, sino de una encamada con Lucifer. De esa faena entre sdbanas de la historia surgia el Petiso en estado de borrachera absoluta durante aquellos atios libertadores. La noche lo apantaba, su garganta empezaba a guardar los anos del espanto, y ese nombre en sus labios solta paralizar las miradas, los vidos: a nosotros abi en la esquina a la espera de escucharlo mds 0 menos a esa hora. Ese nombre pronunciado, ese nombre cancelado del idioma, Perén, hundido detrds de las paredes, quemado en ceremonia de Tucumdn y Salguero en una fogata de diarios, ‘fotos y libros de lectura, el nombre regresaba con ef Petiso en la esquina. Ese nombre de un general era una borrasca repentina que cubria las baldosas, también la voz del tanguero arrancaba el tiempo del tiempo hacia el pasado, aunque con mis diez anos no entendia chmo. Ese nombre arrastraba mds alld de la esquine hacia un mundo de avis despavoridos, de silencios, rumores, aguinaldos, inspectores, carnets de afiliacion, historias malditas, diarios prohibidos, camiones llenos de cabecitas sobornadas, negros infradotados, caravanas del diecisiete, y ella muerta, Ese nombre para la buena vecindad italiano espariola de Almagro no tenia lugar en el aire, en las piezas, en los diarios, no tenia sitio en los anos venideros, ni manana, ni dias por delante ni imagen por venir. Ena el sonido atroz de los negros de a montones, era tin mundo telararia que abrazaba un apellido abandonado, un hijo saturnal, un Nerén de las pampas y ademds trenes de pan dulce comidos por las ratas, hoteles de carniceros en Playa Grande, sacristias en lamas y Cristos incendiados que gemian, familias probas denunciadas y requisadas, mundo de reinas proletarias todas rameritas, fiestas nacionales de vagos, fogatas con parquet, quejidos de las hembras los veintiséis de julio Norando por la yegua, mundo con rostros de jovencitas de la ues violadas arriba de una motoneta, de huracanes en plazas céntricas, muchedumbres de camisas blancas regaladas, aquelarres obreros y también nazis desembarcados por el sur y un fuego vomitado por las nubes para escribir alld en lo alto en lo més alto el nombre de esos dos satanes en matrimonio, Mundo que solo regresaba como chillidos inaudibles en la boca del Petiso que venia de la cuadra anterior, desde esa boca de lobo donde la ausencia municipal de faroles convertia a la noche en «algo previo a la razon, a los datos, a la cordura, a los apareceres: que transformaba esa cuadra agazapada en algo espeluznante, en ladrones hijos de las siete tetas, cuadra de Bulnes que debié dar origen a toda la resistencia peronista como muchos atios después lo descubri lo aluciné lo let y lo confirmé en la biblioteca de la Universidad de Duke en North Caroline subrayando puntillosamente libros argentinos primera edicion sobre la cegeté negra en madrugadas de insomnios. Pero no, a lo mejor tampoco, lo mids seguro es que no. Nada que ver. Cualquier cosa. No tiene goyete. El Petiso era sencillamente un curda, un peronacho. 1 {Qué espectros de tiempos, de voces, de insomnios coutuvieron esos actos de haberme sentado solitario tantas veces a escribir sobre el peronismo como mili- tante, como un, asi nos llamabamos, cuadro politico? Como un intelectual en el exilio ligado a una historia ya casi extinguida de jévenes, de citas en esquinas, de reuniones, de calles cumultuosas y plazas llenas, de muertos también, después. Ritual, entre el mundo de signos y los signos del mundo. ;Tuvieron que ver entre ellos tales signos? ;Pero qué es tener que ver, en una vieja historia que se vivid como de la revolucién? Su parco y supuesto amanecer, su verborrigico ocaso. Ceremonia de compromiso intelectual: escritura. Es decir, soledad que buscé que el resto de las cosas se apagasen para encandilar solo un espacio de luz diurna 0 nocturna sobre una mesa, sobre una maquina. Faena de revisiones, cuentahoras de cigarrillos, cafés que se enfrfan en sus tazas, entripados politicos, tensiones ideolégicas, critica historiogrifica, pregunta socioldgica, teoria cultural, periodismo analitico, anhelo filoséfico, Uno escribié y leyd. Leyé en diarios y revistas, en pasquines sibanas, en pe- riddicos gremiales, en documentos internos, en panfletos explicativos, en fichas universitarias, también en libros de editores desconocidos. Leyé sobre el peronismo. Uno también escribié {En compaiiia de quign escribid, sin querer develar nunca esa imaginaria, indiscernible silueta del otro lado del escricorio? Fue una forma de la politica, de la literatura, de la critica, de la lucha idecoldgica, de las diatribas de un campo cultural, también practicas que fijaban las viejas crénicas de revoluciones 10 por venir o derrotadas, de destierros fugaces o eternos. Todo menos una escritura académica, profesoral, de “rea investigativa’. Las palabras reposan debajo de un manto de silencio, vuelven al callado principio, a ese instante irrecuperable donde el peronismo reaparecta en la vigilia intima previa al texto. Previa a mis frases, a los renglones, como un fondo de historia para contar toda la historia nacional. Tales palabras después desaparecen, no volvieron, Nunca volvieron. A no ser que uno se tome el trabajo inaudito de buscarlas, desenterrarlas de las diversas publicaciones, de reunirlas en un libro de texto, imaginarlas que fueron antes hojas mecanografiadas y tuvieron sus borrosos y olvidados dias de labranza. Contar del peronismo, hablarlo, masticar sus palabras como una escena irreal donde una comunidad organizada iria a postergar infinitamente su consumacién, para convertirse en algo mucho mayor que la tierra prometida de los trabajado- res. Ser la forma tremendamente herida y sangrante del pais, de su historia. El peronismo, un papel de calcar sobre la silueta de la Argentina para pensar pueblo, lucha, lider, politica, finalmente derrota y terror de Estado. El peronismo como las palabras escritas y las palabras en blanco. Palabras ausentes, palabras por venit, palabras que llegaban de un imaginario horizonte que subjetivamente sitiaba a la historia, la atrapaba para las palabras. El peronismo como lo que siempre falta por decir sobre un suerio de extraiias figuras, voces, siluetas que ondulan hacia los vértices de la imagen, historia de héroes y mandingas. Retino en este libro palabras escritas durante afios. Fragmentos de una historia personal casi desvanecida en muchos de sus detalles, como la carta a un compafiero de célula a mediados de los afios 70, o la mirada hacia un pasado politico argentino en una serie publicada desde mi escritorio de la seccién politica en el diario La Opinién en 1973. Muchas otras paginas ~creo las mas significativas— pertenecen al exilio en México, textos trabajados para la revista Controversia hace veinticinco aitos. También columnas de anilisis aparecidas —de vuelta en el pais en la revista Primera Plana en 1984, y ensayos para las revistas Unidos, La Mirada y Lezama y Pagina 12 durante los 80 y los 90. Finalmente trabajos redactados sobre algo mas cercano y presente como resulta el tiempo del gobierno kirchnerista. De este pasado de problemas y mundos de ideas que entretejieron parte de mi biografia habitando el peronismo, me interesé en la seleccién sobre todo el tiempo de la reflexién critica, porque tocé en su momento al complejo tinglado de la historia “que nos qued6” para rehacer. O al menos para testimoniar a partir del fracaso de lo que habia prometido una politica popular arribado marzo de 1973. Tiempo por lo tanto de cuestionamientos y revisiones a una historia, que desde la inmensa catastrofe politica en adelante se prolongé con distintos escritos donde no solo busqué grupalmente pensar las pérdidas y los evanescentes nuevos afios venideros. A la vez traté de reconocer el fin evidente de un tiempo politico y cultural afuera y adentro de nuestras subjetividades peronistas afectadas. il Un mundo, una concatenacién de sentidos nacionales, una edad milicance se despidié vertiginosamente en 1976 de los alfabetos politicos ¢ idcolégicos aprendi- dos. Pocas veces la experiencia de vivir le dijo tan abruptamente a una generacion politica ¢ ideolégica que aquello, concluido a sangre y fuego, habia sido en lo personal y en lo colectivo la ardiente juventud de nuestras vidas. Una Argentina pensada, vivida, ucopizada, Eso habia pasado, eso cra el pasado: un movimiento popular de liberacién, Perdn, revolucién, vanguardias, sindicalismo combatiente, clase obrera, izquierda peronista, lider del pueblo, lucha armada, derrotas, edades dictatoriales sudamericanas, crisis tedricas del marxismo, ocaso de la revolucién proletaria, repensar la democracia. Tales resultaron los temas revisados y publicados en tres décadas con lentes que pretendieron ser severos. :Dénde quedaron dentro de nosotros esas resonancias? Huellas entonces, arqueologia del vivir politico. Es este destiempo entre aquellos sentidos idos y los nuevos sentidos ocupantes del sentido ahora, es este destiempo el que devela que toda verdad intensa, escrita, atrincherada, polémica, critica, in- mersa en el conflicto social, ncialmente del fragor. De las tempestades y los desiertos insondables que se acumulan por detris de cada uno de aquellos presentes que se vivieron y solian ocuparlo mental y sentimentalmente todo. Son siempre felatos primeros y tiltimos. Primordiales y epilogantes. Estos textos son también parte de tiempos peronistas celebrantes y aciagos. Pero curiosamente es esa faceta “de un pretérito” abismado que persiste, que se esconde en cada frase, Jo que también respira, se esparce y dice cosas ahora en lo que ha quedado vacio y mudo de energia. ¢ nutre ¢ 2 Pienso en los afios de algunos de estos textos: 1973, 1974, 1979, 1984, 1988, 1990, 1992, 2002, 2005, 2007. Hago referencia entonces al mito en una historia argentina. Pero discutido desde una critica que se pregunta por la critica efectiva, por la condicién de la critica, por el estado de la critica. Que se plantea qué es critica politico intelectual navegando en un océano de palabras bien intencionadas, virtuosas, pedagégicas, “objetivas”, “serias”, o heroicas, demagdgicas, negadoras, anacrénicas, “revolucionarias”. El peronismo remite sobre todo y sustancialmente a su mitoldgica. No a esa palabra, mito, desprovista de sus marcas concretas. Si a lo mitico como sustancia de politica y justicia en la piel y en la carne, sustancia de valores que inunda el inmenso espacio de una historia extendida como brazos y piernas abiertas, esta- queadas. Cuerpo de una comunidad impedida, negada, rechazada. Cuerpo en la inmensidad geogrifica nacional que nace como crénica moderna sin cuerpos. Pampa vacia con cuerpos muertos, cuerpos olvidados, cuerpos sacados de escena, 2 cuetpos espectrales que necesitan después llegar de afuera, de Europa. El peronismo es mito del cuerpo social, Cuerpo de otra tez, cuerpo criollo que llega del interior, del sitio de las batallas por la patria primera, pero como cuerpo social retrasado en la post-independencia. Entre 1930 y 40: cuerpo racial, cuerpo cultural, cuerpo politico, cuerpo proletario, cuerpo de una clase. Mito: composicidn de relatos a la manera de los Inicios frente a los ojos y oidos platénicos. Relatos “sobre dioses, seres divinos, héroes y muertos habitantes del mas alla” dice en el Fedén. Pero lo mitico peronista: un haz arremolinado de relatos puestos siempre frente al logos filosofico de otra clase culta, de ese duefio burgués poseedor de la patria “anterior”, inquisidor y refutador en cuanto a cémo fueron de yerdad las cosas. Mito peronista entonces, desde un principio, que narra, se narra y es narrado también por su contrapartida social ineludible, Por un relato de dominio raciona- lista liberal racista represor. Esto es, aquella otra argumentacién que lo cife y lo comprucba, Es en su incapacidad peronista de completar lo social, de totalizarlo, es en su pretender un pleno y no lograrlo, es en su estacura conflctiva, juzgada y martirizada desde donde el mito peronista potente-impotente alimenta indefini- damente la trama intelectual que acompana “su cuerpo” como asombro politico y filoséfico. Asombro culto y del medio pelo de que la Argentina esté atravesada por ese deseo abarcativo, imperioso, inclemente de lo subalterno, de los “pobres en escolaridad”, por llenar la historia toda, no ya una plaza. Un bolcheviquismo nativo que en su tiempo amenaz6 con otra historia. El mito peronista sin duda fue parte de una constelacién narrativa mayor, de un sistema césmico de asteroides argentinos y forineos: de discursividades que orbitaban otras estrellas. Fue parte de una constelacién de revoluciones mundiales de masas, a las que en nuestro pais el peronismo acabé resemantizando de una manera alquimica, vidente, criolla, desprolija, aparente y también al desnudo en cuanto a las consistencias de la realidad nacional. Mito que reactualizé y puso en carne viva al resto de los otros mitos instituidos por el poder, Lo nacional, lo social, Perdn, la democracia, lo liberal, lo catélico, lo obrero, lo comunista, lo popular, la prensa, la libertad, lo extranjero y lo propio abandonaron cenaculos conceptuales doctos, cuentisticas selectas, minorias militances, bibliotecas exclusivas o bibliotecas populares socialistas, familias patricias, civismos burgueses, y pasaron a discutirse en titulares dramiaticos de diarios, reuniones sindicales, circulos barriales, unidades bésicas juveniles y mesas de almuerzo domingueros de la clase media baja. Infinitos pareceres acumulé en décadas el peronismo. Por lo general estas con- sideraciones lo transformaban casi fatalmente en un fendmeno mirado desde una vereda de enfrente: desde un efecto distancia a cargo del enunciador de sus pécimas secretas o calamidades. Aun en los textos de los que fueron parte de su causa, el peronismo aparecié impreso generalmente desde una higiénica despertenencia 13 analitica que en todo caso valorizaba las hipétesis expuestas. Las desfanatizaba, permitia llevarlo al paredén o aliviaba de complejidades que podian involucrar inconvenientemente. A medida que la travesia nacional indicé que el peronismo se transformaba en un firmamento de nubes bajas y pregnantes no ya de una dé- cada sino de la historia toda, se fue convirtiendo en objeto de una tercera persona analitica que procuraba reconstruir sus esquivas siluetas, revisarlas con tajantes reflectores de luz fria. Lo politicamente més genuino en caracteres nacionales, cobré la silueta de algo que obligaba a ser transformado en objeto, a ponerlo afuera hasta por los propios peronistas. El peronismo fue también una monografia a pensar sin sosiego. Su propia fuerza mitica daba la sensacién de que exigié esa distancia, que obligé a un movimiento ineludible: salir del mito como condicién para hablarlo, Después de todo, el 17 de octubre, los subsuelos de la patria, Evita, Peron, “ese tiempo” asi encodillado como nostalgia o escarnio, esa década de protagonismo trabajador, proletario, ese drama ininteligible de comunismo disfrazado o fascismo en el Plata, contuvo -en su extrafeza— la forma argentina de sentir lo argentino. Contuvo ese “algo” que siempre proviene hacia el pais, como una inmigracién que siempre esti “arribando a puerto” para armar y pensar nuestro litigio moderno nacional. También el peronismo “Ilegé de”. EI tiempo y la distancia que ese mito propone estan en la justa medida de lo inmedible. “Se hizo presente”, y a la vez repuso el lugar de la historia popular can- celada. El mito se entroniza y escapa de manera permanente. Como si cabalmente fuese puro mito, esto ¢s, estableciese su relato, su historia, su confin, su absoluta autonomia, sus dioses incompartibles, como un tronar cerrado en si mismo que “invadi” la patria. Un pais que habfa sido ~antes de eso— rpidamente historio- grafiado y Ilevado al marmol por la cultura liberal expandida sobre las clases altas y medias. El peronismo con su lider pegado a su suerte nunca dejé desde entonces de ser la cuestién de las cuestiones. Una criatura en la mirada examinadora de sus exorcistas, carceleros y también desde aquel “nosotros” de sus izquierdas nacionales pensantes. Finalmente, un encadenamiento de transfiguraciones inscriptas en el agua de la historia. Cuanto més dificil y denso se volvié comprender lo que era ese movimiento (definir en lo que pasaba a convertirse ese ser politico, entender lo que al parecer seguia siendo desde el primer dia, aventurar lo que seria en cada “de ahora en mas”) mds conjeturales y encantadas fueron las escrituras -hoy deshe- chas— sobre su existencia. Cuanto mas se habitaba “dentro de él” para reivindicarlo desde una pertenencia, mas arreciaba ese lugar que prometia establecer su verdad desde un supuesto afuera de él, “objetivador”. La narracién sobre sus narraciones no tiene fin, a no ser que suprimamos la historia nacional como tinica forma de guarecernos. 4 Para varias generaciones que después fueron “las sesenteras”, el peronismo fue la forma familiar, la infancia ineludible, de empezar a reconocer la politica. EL peronismo, Perén, fueron vocablos de una particular agitacién en las voces de los mayores, en sus gestos, miradas, definiciones, cavilaciones y sobre todo odios. Odios de dificil caradura sobre “eso”, 0 sobre “esos”, multitud en las plazas, en las calles, que permitian que el peronismo fuese. Las alusiones o formulas descriptivas del peronismo estuvieron siempre ahi, seguian estando como extrafias palabras nacionales maternas y paternas. Luego, como datos dlgidos, tumefactos, intimos, sin ley fija, en errancia: palabras de “los otros” o de los propios, de mayorias o de poderes indignados, de referencias que precedieron, performaron y destinaron la relacién y el lugar de los posicionamientos desde abuclos, padres y madres que se sinticron aludidos por la bestia obrera. Imagenes y lenguajes de la nifiez, murmullo de fondo, frases despectivas, leyendas de amor profundo, personajes de foros anti- guas, rostros despreciados, Evitas guardadas por mi madre trabajadora, bestiarios, guerra vecinal de clases. Es decir, una suerte de historia colmada. El principio, la fuente, el comienzo explicativo del peronismo en la existencia de alguien que luego escribid sobre sus dones o sus lacras, seria similar a esos telones de fondo superpuestos que se agolpan en los bastidores de un gran teatro. Siempre hay, en el peronismo, un teldn escondido detris del que se ve. Detris de ese es otto, y esté otro: siempre uno més, detras de los que entornan y cobijan la trama presente. Siempre existiria una escenografia invisible mas atras, que habilita pensar los claroscuros de la fibula de la fibula de la fibula, lo mitico. Siempre hay una escena més profunda todavia, encriptada, tan cierta como inhallable y que guarda la accién primordial. Esa que sostuvo el enigma ya trazado para cuando se desplegase el tiltimo acto de la urdiembre escénica nacional: el pueblo en el poder. Esa escena casi post historica que legitima y condena cada uno de los parlamen- tos previos y retiene el sentido final de una crénica contra el caos de la injustici Hablo de la dimensién mitica que atenaza y ala vez desentumece a la cultura y ala politica, hablo del mito del peronismo. Esto es, hablo de las narraciones inmersas en una gran narracién, que lo constituyeron entre fervientes adeptos ¢ inclaudicables opositores, entre peronistas y antiperonistas. La organizacién de este libro, su progresion de ensayos, columnas periodisticas, articulos amparados por el devenir de ese mito, permiten aproximarnos a otra perspectiva mas plena de lo que resulté ser el acontecimiento politico popular. Un “ser” peronista profundamente discutible, perpetuamente proteico a los ojos de cada interlocutor frente a realidades donde siempre imperaron las palabras lealtad, traicion, caudillo, claudicantes, martires, infiltrados, héroes y villanos. Contra es: planicie “a la vista” de actores y horizontes nobles o por demas dudosos que im- pedian cualquier utopia de pureza al que ingresaba a sus filas, el peronismo pese a todo era siempre mas, mucho mis fecundo ¢ insoportable que el mundo analitico 15 que lo escudrifiaba. Mas democritico y vertical que las teorias dicotémicas, mas resistente y claudicance que las explicaciones binarias, més libertario y clientelista que los esquematismos de lectura, mds cultural que politico cuando se plantaba politicamente. Mas politico que cultural cuando actuaba como memoria inclasifi- cable del explotado. Mas inimputable que iluminado, més asible en sus multitudes que los responsos tedricos de la izquierda, que la premisa intelectual a secas, que la violencia reductora a cargo de bibliografias que no lo admitian o expulsaban. Esta historia escritural, discursiva, a la vera del peronismo —historia de un pero- nismo siempre fugado del “concepto adecuado”= precisamente fre la riqueza de la propia raz6n conceptual en su recorrido politico nacional. Fecundidad del debate, dela critica politico intelectual, de lo mitico y antimitico que lo circund6 siempre, desde 1955 en adelante sobre todo. Antes habia sido, durante una década. Después pasé a ser dicho, como fatalidad. Pero finalmente el peronismo fue tremendamente decible, imputable, definible, pensable, condenable, reinterpretable, reflexionable, objeto de racionalidades. Posibilidad incomparable de actuacién de la razon amiga © enemiga. “El peronismo” lo explicaba casi todo. Fue algo asi como una gigan- tesca criatura inerme, a la intemperie, por demds expresiva, furibunda y endeble tanto por izquierda como por derecha: expuesto a un desnudo permanente donde, precisamente, en cada ocasién quedaba “radiografiado del todo y para siempre”. Y efectivamente las fotografias del peronismo con una intencionalidad de rayos x, los fotogramas de su interminable pelicula sobre la real politica popular, fueron las argamasas mas decisivas del mito que atravesé medio siglo moderno. Permitié -como nada antes~ cl habla, el dogos, la ratio enunciativa. El sueho intelectual de la politica. Si elijo ahora la publicacién de estos textos que tienen al peronismo, o a una vision peronista de izquierda intelectual nacional y critica como eje inspirador y ordenador de un sentido histérico de lo popular, es porque en ese recorrido de articulos que abarcan mas de 30 aios persisten las pulsiones del mito peronista refugiado en los peronismos “reales”. Laten en estos tiltimos de una manera mas auténtica /as razones del pasado de una identidad politica. Aquello que realmente contuvo ~en su momento— como diamantizacién de lo social, como pesadilla de las encrucijadas, como letra viva que impugné o rehizo el cariz. de sus intervenciones fuertes y mesiénicas en la crénica argentina. El significado de esta presente hilacién de paginas que reflejan distintas situa- ciones objetivas y subjetivas durante mas de tres décadas, seria un dar cuenta que tales trabajos resultan, para este presente, lo totalmente tapiado por nuestra propia biografia de escrituras posteriores. Por mi propia letra. Por esa tensidn de sepultar palabras con nuevas palabras y mas palabras como légica de la vida politico inte- lectual, hasta que se pierde todo rastro de uno mismo como grafia de discusién critica sucedida. Textos entonces de una militancia, plena o distante. Escrituras 16 para un mundo hecho de activistas, cuadros, compaiieros y lectores politizados de un universo imaginado basicamente como las izquierdas. Pueden ser miradas interesadas sobre la historia politica nacional, que tienen como nticleo de raz6n interpretativa la experiencia del movimiento de masas del 45; el dato ordenador desde donde se busca reinser#bir la historia, el pasado, los sentidos, con otra codificacién. Sin duda historiografia oficial liberal y revisionismo histérico peronista fue una fuerte disputa en aquella encrucijada politica de los setenta signada por banderas de liberacién popular y nacional. Se disputaba también quién se quedaba con el poder de la historia, como se expropiaban metaféricamente Jos manuales escolares, como lo popular precisaba su memoria, otra memoria, Las cronicas que escribi sobre los comicios nacionales desde el siglo XIX respiran una intencionalidad periodistica idcolégica que tuvo como soporte un diario, pero como sentido no tanto la informacién pulcra de una profesién supuestamente objetiva, sino una contrasefia: una agenda y debate para bases militants barriales poco antes de aquellas elecciones democriticas cruciales del 73. Pueden también ser, estas paginas del libro, reflexiones entre dos compafteros de un mismo Ambito de militancia con respecto al drama de la relacién entre caudillo histérico, vanguardia revolucionaria y proyecto politico popular. Pueden set los andlisis de la relacidn entre izquierda peronista y sindicatos como puerta de entrada para una profunda revision critica luego de la derrota del peronismo en el 76 y el artibo de la dictadura. Politica, sindicalismo y perspectivas de cambio histérico en el pais habian sido un tripode sobre el que se discutia desde 1952 en adelante, y atravesaba toda la crénica de la resistencia, la biografia del peronismo en su larga itinerario como movimiento proscripto. Pueden ser posicionamientos criticos para una polémica con socialistas marxistas, 0 conceptualizaciones duras contra una politica nacional fracasada, argumentaciones para instalar una nueva edad de ideas desde planteos democriticos, desde recuperaciones de.sentidos po- pulares extraviados por la ceguera revolucionaria del peronismo armado. Pueden ser los muchos enfoques de disconformidad, desconsuelo y rechazo que con que busqué refiejar la realidad del peronismo derrotado y cumefacto de los aftos 80, de los afios 90, o intervenciones reflexivas sobre la mis cercana actualidad post crisis del 2001. Las escrituras de este libro parecieran querer tocar siempre lo improbable de tantear de una vez y para siempre, un fondo argentino a partir de una palabra: peronismo. 3 Lo que importaria ahora es la disolvencia de una loza de escrituras que cubrie- ron estas viejas escrituras: formaciones calcareas escondidas por capas de vocablos, hangares negros donde duerme las muchas historias 0 miradas sobre un drama 7 politico. Los suefios de las palabras enunciadas en cada oportunidad conciben todo menos sus fronteras, desusos y olvidos. Lo vigente sin embrago a esta altura, creo, ¢s lo que llamo mitico de una crénica peronista acaecida y las discursividades que se propuso, lo mitico como lo que queda a pensar. No para gloria o escarnio, para renacimiento o epitafio, no volcanico ni activo, sino a partir del derrumbe ~ilevantable ya— de esa historia tal cual debis ser y de muchas comprensiones que sitiaron dicha historia. Hablo de lo que se enuncié sobre el peronismo y desde el peronismo. La revolucién nacional, la revolucién en la nacién. Resta adentrarse con pico y con pala de una critica mortificante ahora, hacia ese miicleo inerte, ruinoso, en medio de este existir tardio que vivimos del pais, en medio de esta extrafia conciencia de todos “los después” que nativamente nos habitan. En medio de estas cenizas de irradiaciones donde los espititus de la historia se poblaron alguna vez de sonori- dades hondas: patria, pueblo trabajador, caudillo, masas, nacién en armas, mov miento, octubre, clase descamisada, exilio, proscripcidn, estratega, lucha, guerra, resistencia, burocracia, conciliacién, muertos, héroes, guerrilla, asesinatos, aparatos exterminadores. Y después, pletérico, también el menemismo peronista como la risa inclemente de los dioses mofindose de sus propias leyendas, destripando una gesta ya casi cadavérica debajo del vuelo de los cuervo: Las deconstrucciones son como un tiempo propicio para el desocultamiento de una infinita verdad postergada que aletea exhausta: para desollar al mito en pos de un descifrar el ethos de una sociedad politica. En todo caso la larga decadencia del peronismo permitié abrumadoramente ir liberando las verdades que una ma- ciza lucha utépica impedia develar. Pero a condicién de situar a las revelaciones también como algo contenido en la semilla de esa misma mitica originaria conde nada a despellejarse a si misma: las almas indispuestas del movimiento nacional. Finalmente la lucha fue siempre entre historia y mito peronista. El desafio critico intelectual. Entre las figuras, las excepcionalidades, las creencias, el amor a un hombre y a una mujer, la fiesta, la catdstrofe, en tensién contra la catarara de la historia social y politica mas expresa y concreta. Una politica de reforma y justicia de alcance hist6rico. Cargas del mito peronista en tanto inmenso magma bajo los pies del argen- tino, y desde las cuales el pais hace sesenta afios que lo habla como lo tinico que habla siempre mucho. Que lo actia también, aun cuando quiere (cuando quiso) escapar de esa conversacién, de ese tejido lingitistico que remice a un tiempo de los 40 advenido modernamente y nacionalmente “inmemorial”. Esto es, tiempo festivo o traumitico del pueblo, experimentado cada vez como “reiteracién de los comienzos”. Tiempo que sobrevolé mas tarde fancasmaticamente cada una de las actualidades. El peronismo fue durante 30 aitios (1945-1975) democracia de masas en las calles, una energia suprasocial comunitaria que seré aludida mas adelante. 18 Mito. Espacio entonces permanente de una “atemporalidad peronista” donde la tragedia de una historia fue encontrando luego su forma narrativa religante: la instalacién ritual de la escena primera y las gestas madres que la parieron en tiempos “inocentes” todavia, tiempos estupefactos todavia en aquella ciudad de Buenos Aires culturalmente pueblerina de los 40. Espacio de un pueblo que entra a escena, de un pueblo nunca querido asi por la sociedad blanca conservadora de derecha y de izquierda. Donde ese pueblo “bajo” encontré la corporizacién y ala vez, més tarde, el perpetuo hallazgo identitario para un dispositive de anamnesis, para una reminiscencia que requiere siempre lo comunitario, que demanda lo politico: recordarse en un dia, en una plaza después siempre vacia durante aitos, reencontrarse con una comunién, en una comunidad, con un hombre después siempre lejos. Esto ¢s, peronismo, presencia de cuerpos agolpados, a la vista, apifiados, ellos muchos avanzando. Presencia de lo utépico y lo fatidico en la historia, posibilidad de darle forma y sentido a las cruentas violencias de los imaginarios sociales. De volver a discutir de otra forma, desde el 45, lo politico, el caudillo, la Ley, la de- mocracia, las instituciones, lo representativo, la izquierda, la derecha, las distintas ciudadanias. De confrontar desde el 45 con los propietarios de lo simbélico: cada nombre de las cosas, cada nocién de cultura. La capacidad politica de disputar el catiz de la verdad, de configurar los rostros y poderes adversarios, de exponer al aire los brutales o disimulados odios y racismos de las ideologias dominantes. Lo mitico peronista pasé a forjar la escena toda nacional con el relato de cuando las cosas aparecieron en el 45 de una vez y para siempre, pero sobre todo cuando se estructuré de manera politica plena en nuestro caso el universo nacional de fondo maniqueo peronismo-antiperonismo. Ya sea para recuperar el dato primordial popu- Jara partir de una jornada de la edad heroica con sus significados, o para participar en lo mitico desde las antipodas: desde la conciencia infausta de la aparicién de un flagelo masivo que tergiversé el pais “Originario” o las secuencias de una nacién mas antigua. Punto de partida, explicacion y participacion desde su propio relato, el mito peronista posibilité y amparé ambas instancias identificadoras, referenciales, de pertenencia. Se irguié para ambas laderas, y también despefié por las mismas laderas a muchas generaciones militantes, culturales, intelectuales y estéticas durante medio siglo empecinadas en consumarlo o desmontarlo a como diese lugar. 4 Cuando se habla en este caso sin embargo del mito peronista no se busca pre- cisamente una operacién desarticuladora, de desforestacién, a partir de algun logos racionalista a secas con la clisica pretensién de desmitologizar epistémicamente una politica para encontrar, detris de su “selva” de narcéticos ¢ irracionalidades, 19 el niicleo de una sabiduria social pisoteada por los sinsentidos de una sociedad popular que supuestamente seria acarreada de manera pastoril desde 1946. La nocién de mito peronista utilizada en esta reflexi6n —que ampara los textos del presente libro— intenta situarse en Ia sencilla y a la vez abismal vigencia de una determinada historia, la peronista, ya transcurrida casi del todo. Cita en ella los encordados ideolégicos que concurrieron para un acontecimiento popular reinau- gurante de lo sociopolitico argentino hace mas de 50 afios. Reconoce, ahora como acto critico reflexivo, la duplicacién de perspectivas que culturalmente nos circunda en este presente civilizatorio siglo XXI donde las mayores novedades parecen ser los regresos de ciertos pasados simbdlicos, ayeres que explicarian las cosas de una actualidad con muy poco verbo propio. Por lo tanto estamos situados en un magma de tiempos confundidos, en pos de asumir nuestra actualidad histérica transida a su vez por la experiencia o sensacion del “retiro de la historia”. Se hace historia, se relata historia, se noveliza historia, se informatiza historia, curiosamente para una modernidad que se habria quedado sin proyecto histérico. O dicho de otra forma: se viven descomunalmente las evidencias deconstructivas de las miticas modernas que compusieron también al peronismo: justicia, progreso, democracia industrial, socialismo, sociedad sin clases, postcapi- talismo, Se asiste a una experiencia intelectual y tedrica donde se hace manifiesta, con demasiada frecuencia ahora, una inédita vivencia de convivir con el original y la copia. O con ni una ni otra cosa. El movimiento popular peronista zes o fue? @Remite a politica o a historia? ;Esté su actualidad en las calles o en los libros? ;Vuel- ve a haber tensin dentro de él entre historia y mito, entre politica y mesianismo? {0 solo permanecen sus restos ilustrados y/o mafiosos como tiltimo fulgor de una politica en retirada como representacidn hueca de la representacién real? El propio peronismo aparece con sus vetustas légicas populares que en una época instituyeron el escenario de la politica del pueblo con su caudillo, ahora ya como una inscripcién “antigua”, anacronica a la incierta y mutante sociedad subaleerna del presente. Esta pérdida de potencia originaria también juega culturalmente para reconvertirlo en un cotizado artefacto util como mito apagado que funciona desde las antipodas de lo que fue su experiencia politica genuina. Para una vacua explicacién de las cosas, para su vigencia como ruina o referente de consumo simbélico ya sin resonancia en lo venidero. ;Podra reaparecer? Dicho de otra manera: se convive en una actualidad de lo sido, donde todo y nada vuelven “a ser como”, y a la vez mucho es “como si volviese a ser”. Se habita una tardomodernidad con sus estribaciones expuestas, a la vista. Lo que exige visualizar no solamente la politica en la historia de estos dias. También, y en la misma medida, una historia sobre el nudo de lo politico constituyente de las cosas que nos rodean. No ya “qué es”, sino sobre todo “qué fue” el peronismo. Ante la incertidumbre de la historia, de sus actores, ismos y valores, aparece como substituto 20 la prehistoria del presente. El esfuerzo politico arqueoldgico interpretativo es un movimiento de retroceso critico que busca adelantar explicaciones ausentes, nuevas: quebrar la rutina del actual tiempo politico ¢ ideolégico que impera rotundo en su capacidad nihilizadora. Lo iluminante en términos intelectuales seria el suefio de plasmar la inactualidad de un asunto: un destiempo explicativo, una palabra que nadie en verdad demanda diria Roland Barthes, un texto que le vuelve a discutir los tiempos a esta “eternidad” de un presente post. Hacer reingresar el peronismo a la discusién fuerte. EI mito peronista deviene la posibilidad de un tiltimo gran relato politico tar- dio en la intencionalidad de los hechos institucionales. Y también sumerge en la conciencia de narnaciones explicativas finales sobre su vida, sus épocas, sus dramas, sus figuras, sus poderes, pécimas, ungiientos y talismanes. El transcurso histérico irreversible legitima la figura mitica. Las distancias epocales de décadas abren una ria literaria inédita sobre “aquellos tiempos”. La inclemencia ensayistica desespera por toparse con lo casi apaciguado. El pasado necesita hablar, testimoniar, dar fe de que el presente no es solo bruma, Hlovizna cultural, festejo o nostalgia, sino algo poblado de un sentido abarcador, comunitario. Reanudar el pasado de la historia es a veces el esfuerzo de preguntarse por la historia que viene. ;Qué hay atrés que sigue latiendo? La critica a la mitica moderna implica un esfuerzo de distancia, y ala ver la confesin de que nada queda fuera de las mitolégicas que tejieron la historia, aun Ia propia teoria contraideolégica, académico racionalista, con su capacidad carcelera muchas veces. Por ende, referir al mito pretende dejar de lado la ejecucién al mito con relacion a las ya tan desgastadas astucias al uso que se aplicaron para ajusticiarlo. Y que procuraron mis su condena que su re-conocimiento como historia real, incontras- table, fallida, equivocada, fanatizada. Hoy habriamos penetrado intelectualmente en una comprensién de muchos fucuros pasados, dimensién de lo tardio como crénica critica sobre lo moderno que se vive. De seguir bajo los viejos referentes de la modernidad, ya todo se habria vivido, y queda la repeticién o el miedo a repetir to siniestro, De romper con tales discursividades modernas guias, no se sabe en cambio qué se pasa a vivir. Desde tal sitio del presente se sabe que la actualidad del mito es siempre lo que sigue especialmente aguardando (nos), porque en definitiva su desintegracién seria el fin de los relatos en términos existenciales, culturales y tedricos. Su constitucion nacional es la forma de su ser en nosotros, y con nosotros: es la nica historia. Su energia solar. La historia que lo contiene y nos contiene de uno u otto lado de la barricada. No hay afuera del mito en tltima instancia. A lo sumo la evidencia de no entenderlo: de no entender nada, ni siquiera la indole de las trincheras y las retéricas que se habitan y lidian en las refriegas con respecto al peronismo. El logos es tambign hijo de dioses inefables y creadores. 21 Segtin Didtima, a quien Sécrates cita y recita, es desde el mito donde broran Jos discursos de la historia y la verdad, los relatos ascendentes artistico, teérico, politico, religioso, moral y filoséfico. Desde el mito se asciende, desde las propias cosmovisiones que el mito fertiliza, desde el deseo de verdad y justicia que estable- ce, desde la forma sublimada a la que aspira. Asi cuenta la mujer de Mantinea. El amor filoséfico que discierne y alcanza sabiduria de verdad, también estuvo y esta contenido en el mitico amor de los amantes iniciales, en el oscuro pozo de la vida y en las violencias de la historia. Parafraseando en nuestro caso: es desde la mitica peronista que se engarzan estos textos en libro, lo que significa en muchos sentidos aceptar que el plexo de toda razén discursiva politica -procurando afirmaciones, preguntas y respuestas sobre violencia, poder, legalidad, justicia, soberania, Esta- do- parte de haber habitado y jams despedirse del todo de un natalicio mitico. Por esto mismo esta tiltima dimensién vital comunitaria no puede ser interpre- table unilateralmente como una escena oscura, como un lazo heroico irracional: el excluyente evento primordial que regresa ciego una y otra vera la historia y sus razones. Tampoco como la explicacién sin fundamento légico, el puro tiempo del conflicto, las fuerzas desatadas, las simbologias temerarias de una historia, el inconsciente colectivo sin regulacién, las estéticas mas all4 del bien y del ial. ‘Todo esto tiltimo, desdramatizado ~y también el racionalismo reglista dominante y socialmente exclusor que busca encorsetarlo de manera negativa- es precisamente la historia del mito en estado de contradiccién, tensiones, conflictos, discursivida- des, culturas de una cultura. Historia y memoria politica popular. Sobre todo la posibilidad de la propia politica como una éntica liberadora de lo politico. Mitica es la fuerza de un pensar y actuar contra lo verdaderamente irracional que es siempre el poder triunfante que implanta su violencia social y expresamente verbal. El dominio histérico. Mitico es un actuar ya sea de modo resistente, reivin- dicativo, quilidsico, militante, gestionante, intelectual, literario, exaltado, critico, estético, renunciante o descarnado. Es decir: lo politicamente metafisico como idea de historia a labrar, en tanto horizonte y sentido repuestos contra la historia mala. La politica como un curso supremo de justicia humana. Existe un memorial mitico en la condicién humana de todos los tiempos: mito de la memoria contra la muerte, mito de la espera mesidnica, mito de la travesia hacia la ciudad celeste, mito salvifico en el cuerpo divino, mito de la segunda venida del Hijo con sones tribunalicios, mito de la ilustracién cientifica de la humanidad, mito de la romantizacién magica de la vida, mito marxista de la revolucién industrial it terrumpida, mito de la libertad esencial del individuo liberal, mito del anarquismo antiestatal, mito del comunismo como pasaje a la comunidad verdadera, del fascis- mo como nuevo orden moral productive represor, de la raza aria purificadora, de la utopia técnica resolutiva. Mitos irradiadores y en cenizas, elitistas y populares, de la liberacién y de lo tanatico, renovadores y conservadores, pasados y presentes. 22 Complejos son los caminos que llevan a indagar la historia que prohijé, alimento _ysostuvo el mito peronista con su caudillo en los balcones o expatriado, internarse en la enramada de su dtbol genealégico cultural y politico en la modernidad so- ciocultural de un pais complementario al Imperio. Es decir, tarea de develacién critica de aquellos espacios y experiencias sociales favorables y confrontadoras que idad de una historia popular de lucha, los lenguajes que vertebran una cultura politica en el habla cotidiana, las ideas de destino y epopeya por la justicia. En definitiva, las dimensiones del mito en tanto hueso vertebral reestructurante de la Argentina. La materialidad de una conguista laboral no se transforma senci- Hamente en mito, como piensa la cultura culta de la cultura del pobre y necesitado. Es la politica en estado de accién comunitaria excepcional la que cobija ese dato laboral, Io sittia en los antecedents, crispaciones y vacios de una historia, y lo catapulta hacia una capacidad cultural moderna de corte mitico. ;Cuales serian las condiciones hist6ricas del mito peronista? edificaron los elementos referenciales mayores, las texturas de posibil a.- Patria extraviada. Puede rastrearse en el hecho de una historia nacional de pronto ocluida a fines del XIX por la modernizacién del pais a cargo de una elite que le re-instituye perfil a la Argentina a partir de un logaritmo de conveniencia econdmica con el exterior. Lo que genera idcologias, argumentos ¢ invenciones calladas de una patria original perdida, de un pucblo en armas extraviado como legado identitario ya en desuso. Lo popular excluido. La justicia social suspendida. {Cuindo regresaria el pueblo? b.- Espacio ausente. Puede tantearse en la masiva experiencia migradora pro- veniente del brutal destierro europeo, amplio sector social sobre el que codavia imperaba, en los afios 40” del siglo XX, imaginarios no lejanos de terror social, de lo humillante de miserias materiales vividas y superadas con los viajes y destierros. Universo de ideologias reacias a entender y reconocerse nuevamente en una histo- ria siniestra ya padecida en carne propia y signada por la condicién de “pobres’, “muertos de hambre”, por las margenes de la ciudad. Mundo social blanco en la Argentina clase media, que de manera traumédtica por una parte dejé ausente de mo estamento popular in-culto criollo referencia, se desidentificd de un amplis con respecto a “una cultura’, y agiganté su rechazo de ese justicialismo que ponia en cuestién nada menos que el orden, la moral y las referencias del pais clegido como exilio. Pais que hacia ingresar, con el peronismo, amenazas de desplazamientos sociales, de reacomodamientos de clases, de nuevas légicas interpretativas de un violento nosotros blancos y morales, y “ellos”. ;Quiénes son ellos? c.- Historia vaciada. Puede anticiparse en visiones, simbologias y estetizacio- nes politicas de una modernizacién argentina liberal en extremo acelerada. Casi decretada en dos década (1880-1900). Y que instala educativamente desde lo estatal ideologias duras y exclusoras de “la historia salvaje” del XIX, plantea un 23 criollismo literariamente neutralizado, lo fantasmatico del orillero como resto social, los vicios del caudillismo decimonsénico, la barbarie gaucha como ana- cronismo desplazado por una raza blanca fordnea y “laborios2” cal cual fo habia fabulado en textos y cumplido en actos la racionalizacién liberal. La instalacién de Ja Argentina moderna como pais pensado inteleccual-empresariamente. Con un ejército garante de la nacién capitalista, una republica de inmensidades geogrificas vacias y “pacificadas” a golpe de “remigrons” y leyes de ciudadania. Esto es, existe una fragilidad ideolgica patricia a partir de una modernizacién como teorema mas econémico-pragmitico-rentista que histérico cultural integral, Una historia dominante ahuecada a la manera de una ciudad Potemkin como fachada para un Centenario, Una historia desahuciada de mitos populares y nacionales profundos y cilidos sobre la comarca politica y sobre el pasado biogtifico del pueblo “de las gestas” (como salmoneaban los romanticos decimonénicos). Se abre entonces una endeblez.histético cultural sobre la que se desplegaré el peronismo descamisado como necesidad de una mitologfa de asentamiento politico nacional. La historia se lena ya no de efemérides y aniversarios escolares, sino de masas, de muchedumbtes, de multitudes: de cuerpos trabajadores reunidos politicamente y a la vista. ;De donde vienen mis manos y mi rostro? d.- Fuera y dentro de la ley. Pucde deducirse de un pais que fined su mo- dernizaci6n capitalista agroexportadora en un abuso juridico de los “dentro de la ley” y los “fuera de la ley”, ¢ implanté socialmente la condicién de condenados de la historia, de destituidos de reconocimiento a los criollos federales vencidos, indigenas 0 extranjeros. Una operatoria juridica destitutiva que operé con eficacia ideolégica y con fuerza mitica en cuanto a singularizar no solo a una Argentina liberal, sino también sin indios, montoneras, gauchaje pendenciero ni masas cam- pesinas, ni anarquistas, dcratas, comunistas. Lo subalterno, la nocién de pueblo, se estructura asi desde el vamos a fines del XIX como objeto de ley penal, como ausencia de sujeto reconocido, como colectivo vigilado. Luego, como respuesta a esta codificacién politica exclusora de lo plebeyo, emerge la rebelién y res de un sujeto popular hacia una actuacién fuera de los modos y lindes politicos institucionales. El mito peronista como deslizandose del sistema demoliberal a la alle, la plaza, el sindicato, el barrio obrero, hacia un “movimiento sin partido”. 2émo descriminalizar la politica popular? c.- Modernismo popular. Puede seguirse el hilo del mito de la politica po- pular, con rclacién a la problematica metrépolis-suburbios-masas, trabajadoras y ciudadanas. Dilema que hace las veces de termémetro en cuanto a la actualizacién de las subjetividades-identidades de la modernidad argentina. El peronismo del 45 entonces, entendido como episodio de vanguardia urbana y ruptura socio- historica cierta, exige una renovacién discursiva de todos los actores y también inaugura la conciencia de lo viejo: de un mundo que se convirtid, a partir de ese istencia 24 acontecer, en pasado politico. Modetnismo que se inscribe en la figura de un lider carismatico modernizador, de un caudillo insustituible artifice de la estructura- cidn de la obra politica de masas. De un nuevo “arte” de gobernar y conducir en ruptura con lo tradicional. Desde este punto de vista de mentalidades sociales en conflicto o mutacién, la escena cultural de la metrépoli-masas deciene el sinfin de la historia, y expone en los detalles peronistas un extrafio modernismo politico como configuracién mitica epocal. Escenas en secuencia: al liberalismo criunfante de la Vieja Aldea le habia sucedido el yrigoyenismo como re-democratizacin plebeya de la Cizdad Burguesa. Pero fuc el peronismo desde 1943 al 55 con su atado de ideologias estatistas, industrialistas, militarista, nacionalistas, futuristas, socialistas, fascistas, comunistas (modernismos de alta vigencia en la primera mitad del si el “movimiento de la nacién” que encuentra la ecuacién representativa de justicia para la novisima Urbe de masas trabajadoras cercando y ocupando una suerte de “casco histérico”. El mito peronista ancla como movimiento popular-sindical en el epicentro del teatro de la historia, desde el cual se asiste al gravoso y a la agraviante deslimitacién y desbordes entre culturas enunciadoras de lo que debia ser el pais. Palimpsestos, :c6mo reescribo lo escrito? f.- Politica, memoria y verdad. Puede inferirse en la retroalimentacién del propio mito a partir de la caida del peronismo en el 55. Entendiendo dicho pro- ceso como a forja desde la nueva escena social de un pasado decible, camultuosa y antagénicamente compartido, una historia identitaria. Confrontan las memorias de la patria. La década peronista dejada atris instalé las ideologias de un drama historico que implanté otra medida y calculo del pais y sus secuencias: las un pasado re-inaugurado, ahora si enunciable como teodicea, conflicto, historias que exponen a amigos y enemigos. Esto es, el mito peronista permitid, desde la aspereza politica, la reaparicién del sentido en cuanto a qué crénica de comunidad 0 para la comunidad, 0 hacia la comunidad. Relatos del bien y del mal ocurridos, que puso fin a dos pretéritos cancelados, a dos nartaciones principales silenciadas durante la primera mitad del siglo XX: la del criollo vencido culturalmente, la del inmigeante que encerré el cariz catastrofico de su procedencia. El peronismo expone memoria hist6rica, la grita y la reclama en el marco de una nueva opresién, en lo sérdido y lo siniestro de una crénica que lo prohibe. Expone las tramas y manejos politicos y culturales de un poder oligirquico. Aparece como posibilidad de respuesta a la pregunta tantas veces sin respuesta ;cudl es la verdadera historia? Esta, la popular, es la historia verdadera. 5 “Tenemos algunos de los escarpados senderos de la montafia que convergen para la comprensién del mito peronista. Caminos para aproximar explicaciones sobre 25 media centuria de vida nacional. Tres fueron tas columnas graniticas propias, soste- nes del mito que irrumpié (como aquello que en las sagas cristianas aparece como “el dia lumninoso”) en el proceso histérico argentino. El pueblo en su demanda de justicia, el caudillo como guia ordenador, la nacional como otra cronica refundante de la sociedad contra sus enemigos. El mito, en lo sustancial fusiona como relato hegeménico el encuentro entre una experiencia de justicia protagonizada por los sin voz, que el lider configura, expresa, como palabra concreta contra los que impiden que esa patria popular se realice: lo que permite un nuevo tipo de comprensién de la soberania, de la democracia, de la institucionalidad y de la historia del pais. La cultura politica que despliega socialmente el peronismo es la verdadera pre- sencia del peronismo en Ia historia, por encima de sus propios fallidos dirigentes, incapacidades y circunstancias oscuras del justicialismo. El concepto de ciudadania, de democracia, de memoria histérica, de replica, de re-comprensién de los poderes, de formas y sentidos del conflicto politico, de posicionamientos de derecha ¢ izquierda, de facetas conservadoras y progresistas en el plano del pensamiento argentino, este pleno de reformulacin de significados en lo nacional es fruto del peronismo como potencialidad de narraciones que se asientan en una cronica de lucha de clases, de lucha de intereses nacionales y forineos. Hacia atris y hacia delante el peronismo opera entonces como la posibilidad de otro origen de las cuestiones y de otra consecucién del proceso social: como otra historia ya en marcha hacia otra historia. La carga mitica se evidencia en esta permanente creacién de un pueblo a partir de s{ mismo, generacién de una idea, de una conciencia palpable en disimiles y mul- tiples circunstancias: pueblo que se autocrea en tanto sujeto politico y actor central de sus necesidades. Sujeto socialmente mayoritario que jugé en la escena peronista con una unidad de concepcidn basica, fuerte, para hacer inteligible lo sustancial del todo y la contienda, valores y sentimientos, conductas y propésitos que se sustraen cn lo que politicamente importa—a las politicas de un dominio cultural. A su vez este poder irrradiador ¢ identificador peronista vivid sus limites, vaivenes, apostasias y frustraciones de la propia lucha politica, de las miserias del peronismo, sus com- praventas, sus insuperables contradicciones, sus saqueos dirigenciales. Lo mitico fue una narracién extraordinaria con que se revistieron estas nociones con relacién a un determinado tiempo politico: al tiempo del Estado capitalista industrializador-redistribuidor de la riqueza. El encuentro entre cultura y politica asume por lo tanto desde el peronismo la idea de lo categérico, de lo excepcional y, peligrosamente, de lo exclusor de “la otra parte” en términos de patria y antipatria. EI mito peronista explica, aclara y proyecta de una manera inédita la historia del bien y del mal, de los amantes y malversadores de la nacién. La experiencia de la dicha y la desdicha social. En sentido contrario, para la sociedad que se sintié bajo el papel de victima del mito, este también aparece hospedindola, configuréndola no sin tragicidad, 26 definiendo esa historia en la mayor amplitud abarcativa y explicativa, en sentido negativo, intruso, desnaturalizador, epidémico, irracional, perverso, amenazante. El encuentro profundo entre cultura y politica que destila lo mitico condena a un perpetuo regreso a lo finalmente intraducible del encono social que persiste, sobrevive y reaparece cuando las retéricas argumentales no tiene fuerza propia para disimularlo. Es decir, lo intraducible de peronismo-antiperonismo conforma universos sensibles de imaginarios, de memorias, de clases sociales, que rehuyen la condicién expresa de la politica, universos que instalan cuerpos fantasmales navegantes de zonas existenciales que se sienten sin defensa, violentadas en su intimidad. El mito peronista cobija también lo que la Argentina no puede nunca decirse a si misma de su particular historia. Lo que el argentino no puede decirse de esa cronologia que lo habita y remite al gauchaje, a las guerras intestinas, a una lejana campifia europea de expulsados, o a los progroms rusos, y a la resultante de esta extrafia “América” sureiia que tardfamente gesté la experiencia “latinoameri- cana” del cabecita negra, del morocho, del negro, del criollo obrero urbano invasor de ciudades ahora fabriles, industriales, burocraticas, gremiales, asambleisticas, de masas “ideologizadas”. Lo providencial ocurrido, el peronismo, aparece como desorden/orden del estado de las cosas en lo publico y lo privado. Lo nacional y la justicia, metas planteadas ahora desde la sociedad subalterna organizada, actuante, sindical -un yo de masas inédito con un liderazgo- instauraron profundas mutaciones de Jos mundos de simbologias de la sociedad sobre si misma. Metamorfosis que se convertirdn en litigios a lo largo de todos los frentes de la vida social, para un pais (ya para mediados de los 40) modernamente constituido en su peculiar autocer- cioramiento burgués dominante que se siente de pronto trastocado. Conflictos con un decisivo componente de clases, provocado por la emergencia neta de la politica obrera. Pero sobre todo, conflicto que se despliega y cotaliza a partir de la potencia cultural del mito que reasigna otros lugares de comprensién a todos los actores entrados a escena (paisaje societal mas rico, complejo y traumatico que una lectura simplificadora de clase). El mito en este caso es obrerista en sentido lato, y a la vez su idiosincrasia “pero- nista” reviste a esa presencia trabajadora de atributos que des-orientan una lectura simplemente sobre proletarios. El peronista es un sujeto mucho mis producto de ese mito, del mundo simbélico cultural que lo sitiia en la escena, que del explotado a secas por las relaciones de produccién, de ahi que para la dominacién histérica le haya sido siempre mucho mis soportable y dentro de su ligica la idea de una izquierda obrera “socialista”, marxista reformista, que la singularidad del peronista como representacién interpretable dentro de un juego social. El peronista seria finalmente “indescifrable”, producto de una mitolégica mas que de identificables secuencias histéricas. 27 6 El mito peronista opera entonces en dos planos que parecieran velarse mu- tuamente. El de los hechos verificables, sociales, politicos, educativos, sanitarios, reivindicativos. Lo que se inscribe fehacientemente, facticamente en la historia argentina como programas de sus gobiernos, y que en general no sirven del todo como datos ciertos de la confrontacién amigo-enemigo. Y otro plano, el de las representaciones, el de los significados ¢ imaginarios exasperados por una carga cultural inmedible puesta subrepticiamente en accién, que trabaja como retumbe politico con vida propia. El plano conciente-inconsciente. El plano de la mayor capacidad narratolégica del mito, que opera como una dimensién termémetro sobre el sentido de la sociedad que se habita. “La narracién del peronismo” adquiere asi, por si sola, una envergadura hi- perbolizada, de drama inconciliable en la figura popularizada del antiperonisca, del gorila, figura consustancial al peronismo. El llamado gorila es parte de ese peronismo en tanto cuerpo mitolégico que lo completa, en tanto extremo que necesita la ceremonia mitica de su repeticién, donde ambos contendientes cumplen Jo asignado en el Principio. En este sentido el antiperonista pertenece sobre todo a este segundo plano, ¢l de las representaciones crispadas, y se instituyé siempre en los meandros del mito. Fl relato lo cobija como actor insustituible de la propia vigencia de esta cultura politica popular. Es en el campo de los relatos expresos “sobre el peronismo” (narratologia antiperonista en forma de “bestiario del sujeto pobre tanto material como intelectualmente”) donde discurre la posibilidad de una inteligibilidad cultural de la Argentina. El mito peronista pone en juego permanentemente una dimension: la suerte 0 naufragio de la sociedad en si. Es una confrontacién cultural que buscé sepultar cualquier estrategia de partidos politicos como referentes maximos de una demo- cracia republicana, convirtiendo a estas operatorias en secundarias finalmente. ‘Transformandolas en precatio “pretexto politico” con respecto a una realidad mayor, profunda, desde siempre, ya trazada politicamente, “peronistamente”, de esperanza, represalia o miedo social. Una realidad de historia aceptada o historia rechazada, que siempre contiene un fuerte plus que escapa al esfuerzo de la representacién, escapa a sus reaseguros, a las razones expuestas, y por lo tanto se vuelve trigica, sin resolucién oportuna ni superadora ni conciliadora. En esta imposibilidad de representacidn adecuada de si mismo, el relato mitico (desde sus contendientes inconciliables en ultimo término) condena a repeticién gran parte del conflicto, pero a la vez desentumece constantemente el habla politico nacional a partir del nacimiento/renacimiento por dar cuenta de qué pais es este pais. Reinicia y reitera el antes y el después, la democracia cierta y la falsa, la resis- tencia y la subversion, la lealtad y la obsecuencia, los pasados y sus reparaciones, 28 lo popular y lo antipopular, la republica y la patria, la lucha y la reconciliacién, el discurso del como decir y del como no decit, la obediencia y la critica, los tipos confrontantes de memorias piiblicas y privadas, los miedos y sus cadenas filiares, los divergentes lenguajes analiticos, las distintas procedencias comprensivas, las metas utépico-inclusoras y exclusoras en el conjunto social. El mito peronista, paradojalmente, parecicra brotar de una légica de teodicea insorteable que no disuelve ni diluye jams las aguas del mal y del bien como disputa de la politica: parte la historia en dos en su promesa de reunir finalmente a la comunidad. Y en esa herida profunda que se abre permanentemente es donde la Argentina encuentra el drama de su identidad, inexplicable para el forastero: “el pais del peronismo”. 7 La oscuridad del mito. No se puede soslayar ese rostro indiscernible que hace al mito politico moderno en las sociedades de masas, y donde basicamente la irra- cionalidad se revestirfa con una carga de violencias disimiles que desfonda en su liberacién— los reaseguros més precisos de la historia, muchas veces el propio contrato social de convivencia, Esto es, mitologia que puede cambiar los cursos del hombre, defenderlo de tempestades ¢ injusticias, pero también barbarizar la historia y hasta jaquear el pensamiento sobre la propia y posible comunidad. Nuestra actual reflexién te6rica, filoséfica, politica ¢ historica, como inédita arqueologia de lo moderno, explora esa idea de oscuridad como una suerte de “adjetivacién imposible” que refiere ese pujar del mito, esa potencialidad que violenta subjetividades y conductas y las lleva a feisticas, estéticas ¢ irracionalidades que irradian energia mas alld de la propia naturaleza de los hombres y las ideas en un encuadre histérico. Los roménticos io del XIX poetizaron esa misteriosa inefabilidad del mito que lo convertia en su principio y en su final en una demitirgica socivestética leida como creacién politica del pueblo y de sus intelec- tuales: la sociedad del mito. George Sorel, cien afios més tarde, llevé lo mitico a violencia proletaria imprescindible, Para Sorel eran las aplacadas ideas de los socialistas reformistas las premisas “harto oscuras”, a causa de una terminologia arcaica que fantasmagorizaba o velaba la realidad. Por el contrario, a diferencia de esa oscuridad de los parlamentaristas ilustrados, el mito para la lucha revolu- cionaria consistia, segiin Sorel, en una suerte de potencia gestiltica, un fantdstico que atraviesa y organiza el guid de lo social. Una literatura carnalizada en suefios 0 recuerdos colectivos que alumbra un horizonte imaginario, exige una violencia partera y esconde en su vientre mitico la historia futura: la huelga revolucionaria, la insutreccién general del oprimido, la otra sociedad. Pero no a la manera de un indefectible “almanaque astrolégico”. Si como el acaecer concreto de lo politica en lucha en medio de los conflictos. alemanes en el in 29 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. Argentina contra sus antagonistas populares, romantizadores, misticos, redentores, reparadores, nacionalistas y mesidnicos hablando en nombre del pueblo. Relatos antiperonistas que suturaron con odio y violencia, con politicas extremas de “amigos y enemigos”, con represiones inéditas, los inmensos huecos y desperdicios de un tiempo “racional”, liberal, que quiso restringir filosofica y militarmente la politica aun vodevil de razén pura, de ley moral, a una fria libertad préctica individual, a una neutralidad antropologizadora desde el mercado capitalista rector, a una ética de los poseedores. En los entretejidos del mito comparecen por lo tanto dos vio- lencias sociales que alcanzan la posibilidad de pronunciar, de enunciar, de expresar sus razones contrapuestas, que encierran los pasos consecutivos de una historia nacional que también se desarrollé desde el fuego intransferible de las represen- taciones culturales instaladas. La violencia del opresor histérico, la violencia del oprimido buscando cambiar esa histo! Sobre los rescoldos de aquel “antiguo” mito peronista se sostiene, 0 se sigue astillando, la actualidad del PJ. Estas dos letras mayiisculas inconfundibles que remiten al Partido Justicialista y surcan diariamente titulares de los diarios, y con las cuales es dificil darse hoy por enterado de su preciso significado politico. Es- combros de una mitica. Ahora: formas del tardoperonismo, del posperonismo, del retroperonismo, de un debatido transperonismo. Extraito juego de opacidades: en Ja historia vieja, hace 30 afios, el PJ fue como la sigla a contrapelo de la potencial revoluci6n del pueblo. El partido aparecia como claudicacién de la utopia. Cueva de burgueses acomodaticios. Una nominacién casi despreciada en la lucha de resistencia politica, gremial, terrorista: “lo que no hacia falta” en la mitologia movimientista, el “andamio bur- gués claudicante”. El partido fue una obra en construcci6n interminable sobre la que el propio lider postergaba su inauguracion. Representé las luces de un alerta sobre el posible final fallido de una empresa de cambio nacional. El partido con- sistia en pensarlo como el fin del mito. Secundarizado por lo sindical, marginado por el movimientismo, prohibido en la “democtacia’, resistido por las izquierdas revolucionarias de la resistencia, en el mito anidé la irresolucién del peronismo nstitucional, como partido popular con respecto al propio sistema democritico al que habia jaqueado social y culturalmente con la entrada de una politica obrera aescena, pero frente al cual no habia resuelto ni su adecuacién ni su postular una alternativa clara. La profunda democratizacién que representé ef peronismo en la vida nacional jamés coincid politico y dogmatico de la replica liberal burguesa argentina. Esta defeccidn del partido politico propio en cuanto a resolver su historia en la historia parte de un mito que cita en cambio la milenaria imagen del Pastor y su rebahto~ contribuyo al recelo popular con respecto a la honestidad de la propia politica peronista organizada con relacidn a los “sin poder”, a esas bases que com- en buenos términos con el andamiaje ideolégico, 33 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. lucha frente a los poderes informativos y comunicacionales dominantes. Secuencias de otro peronismo, el perseguido ¢ inesperado para la dominacién restauradora: su transformacién en la Gnica historia popular irreversible. Efectivamente “el pueblo” era “el peronismo” como una abroquelada sinoni- mia, Como una lucha ya no solo entre programaticas nacionales mayores, sino en el corazén de lo cultural: en el lenguaje cotidiano de la vida. En esa jerga, en ese idioma, en ese decir, en ese enunciar el mundo de las cosas, el peronista sustancié la politica. “Jefe” era lo que el dominio llamaba tirano o dictador. “Abanderada” era aquella tildada de cabaretera, puta y yegua. “General” era aquel que los militares degradaron. “Tiempo del pueblo” la época denunciada como dictadura. “Compa- fieros” los terroristas, subversivos y presos politicos. “Obediencia” la caracterizada como obsecuenc A diferencia de otras corrientes ideoldgicas renuentes a revalidar “la amplitud” de cultura por sobre la coherencia y disciplina politica programatica como lo fueron los marxismos cientificos, el peronismo, desde su existencia como mito inexpugnable, ciegos”, de memorias concretas de la felicidad, de tramas filiares del aguante, de vocabularios y dichos propios, solidaridades inexpugnables, fiesta en las plazas pasadas y venideras, y decisivo “acatamiento al jefe". Cultura de una politica. Politica de una cultura. El mito fogues como un alto horno en plena fragua esa forma cultural de la politica abierta, sin frontera, sin linea divisoria, sin portales de entradas ni guardianes de la puerta: los que se suntaban entrando por cualquier costado sin alambrada ni tranquera, eran peronistas. Esto acontecié con la gene- racién de los 60 y 70, pasaban a formar parte y fuerza de un destino, con todo lo que tiene este pasaje hacia una identidad y una historia incandescente, turbia, equivoca, fertilizadora, contradictoria, perpetuamente irresuelta. La politica popular estuvo signada desde 1955 por periferias barriogremiales, reuniones caseras, cocinas peronistas, patios o salas gremiales, clubes sociales, uni- dades bisicas camufladas, parroquias disimuladoras, cursos mentirosos, quermeses aparentes, donde el sobreentendido, el guitio, el echado, el desocupado, el persegui- do, el busto de Evita escondido, los motes, lenguajes cifrados, los pseudénimos de las cosas, los cancioneros, contrasefias espontineas, recuerdos, silencios, respuestas desorientadoras, cintas de Perén, tonadas silbadas, costumbres y pertenencias de clase impregnaron una politica prohibida. Politica vigorizada con emocionalidades y escudos animicos de una historia popular: se traté de retener en el alma, asi me dijo un dia un viejo resistente, los “dias de sol peronista”. Esta peronizacién de la vida en las afueras de “la politica” expresa (prohibida durante dos décadas) lastimé a la vez de manera concreta la relacién entre los sectores subalternos y las formas democriticas instituidas por la dominacién histérica. Lamentablemente para el propio peronismo, la democracia institucional pasé a ser “cosa de ellos”. iz0 permanentemente ¢je en esa cultura cuajada de “sentimientos 37 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 10 Desaparecida en la actualidad la ambicion de un saber totalizador que oriente a la historia de manera ldgica como aquellas providencias celestes 0 ciencias del XIX, tampoco se percibe la supervivencia de un orden supremo progresivo a cumplir bajo una tecnoracionalidad ilustrada fundadora de valores de perfeccionamiento humano. La actual tardomodernidad nos despidié de las filosofias de la historia, de las grandes metafisicas, de objetivos inexorables de las crénicas sociales, de éti- cas y morales universalizables en base a una razén “humanista” que concluyé tan hipotética, ciega a si misma y depredadora como sus objetos de critica. Por lo tanto cl vaciamiento o debilidad extrema de aquello que todavia se de- signa como niicleo de razén histérica, o sentido de lo real como proceso dialéctico superador, la falacia de una razén propictaria de las verdades, pone en profunda crisis cualquier suma tebrica y los otrora grandes pedestales fundantes. Los campos indagadores llevan, desde hace mucho tiempo, a que el tinico ser que puede ser comprendido como instituyente de significado base es el lenguaje y sus fragiles relativismos. Y nada mas alla, filosdficamente, del lenguaje, a no ser lo inefable, lo trascendente, lo indecible. (Lo que importa, pensé Wittgenstein.) Sitos en este paraje entonces, en esta actualidad posontolégica, reaparece el evento mitico como lo que siempre fue: un suceso lingitistico narrative, un gran relato superlativo, una literatura “sagrada”, una verdad colectiva. Una palabra que impone el sentido, a la vez rodeada por la nada. El mito regresa también como una post-interpretacion de su propia trayectoria cumplida, pensado desde una “posmo- dernidad” de la politica. Pensado desde la conciencia de que la modernidad fue una portentosa feistica en la teleologia de una historia a realizarse bajo conocimiento, ciencia, leyes del progreso, valores y procederes tan maylisculos como secularizados. Pensado, mito y politica, desde perspectivas que hoy se redefinen con multiples interrogantes, incertezas, defraudaciones y catastrofes histérica Se dijo: en el propio seno del mito estuvo incluido primordialmente el logos que buscaria destriparlo. Atraparlo, entenderlo, distanciarlo, en todo caso amarlo como tal. En cl propio mito se agazapé la imprescindible racionalidad que lo interpelaria, que lo desarticularia, destruiria, veneraria. Logos vampitico, para gestar desde el vientre, desde las venas y la sangre del mito las metafisicas critico utépicas, los significados substitutas, las filosofias y ciencias, las discursividades remas, la edad de los maestros técnicas, las artes sociales fiscalizadas, el saber bajo y discipulos, el tiempo de la universidad y ef libro. Se puede convenir, por lo tanto, que el mito —como relato-inicio— se suprimié asi mismo en los relatos desmitificadores, se disimuld en sus verdugos, se replegs sobre aquella secuencia originaria que supuestamente le daba vida como recurso y lugar de la verdad inconstatable, “no cientifica”: el mito en tanto calidad de verdad 41 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. Parte | CENIZAS DE LOS 70 Y VERSIONES DE UNA HISTORIA Selecciono de toda una etapa de militancia que va de 1968 a 1975, el tiempo tal vez mds utdpico, el que se agolpa en el camino hacia las elecciones desde mediados de 1972 en adelante, comicios a los cuales lama como despedida una dictadura fallida, acorralada, desbordada por las tuchas sindicales, por varias puebladas que conmocio- nan la atmésfera nacional, y por el accionar en crecimiento de las guerrillas peronistas y marxistas contra el gobierno de las fuerzas armadas que cuentan con la simpatia de gran parte de la poblacién. A nivel de las politicas partidarias solo el peronismo Jaquea realmente al régimen castrense que busca negociar con Perdn en el exilio. Ese epilogo dictatorial me encuentra en militancia y ademds trabajando en la seccién po- litica nacional del diario La Opinion dirigido por Jacobo Timermann, que mantiene una venta de cincuenta mil ejemplares diarios. En el contexto de ese camino hacia las urnas de marzo de 1973 convengo con el Negro Pasquini Durdn, jefe de la secci una serie de articulos extensos como historia apretada de las elecciones nacionales en la Argentina desde el siglo XIX a la fecha, tema que también converso con sectores de juventud peronista cercanos, quienes acuerdan la idea de que esos trabajos sobre el ‘pasado sirvan a los efectos de discusin en las bases militantes en unidades bdsicas, De esta articulacién de tareas surge una docena de escritos que me llevan tardes enteras en la redaccién consultando bibliografia, apartado de otras tareas y calcinando teclas de la Remington en busca de un estilo directo y de impacto, Articulos a toda pagina que encuentran desde el optimismo y el entusiasmo de la etapa un tercer interlocutor para el debate, las cartas que comienzo a recibir de companeros presos politicos de Villa Devoto que tercian en las interpretaciones. Y ademas dos 0 tres lamados de Jacobo para que me aproxime a su despacho de director para entregarme misivas recibidas de Srondicistas, radicales, comunistas y hasta peronistas en desacuerdo con mis textos. Estos recuerdos entrelazados de distintos actores motivan la elecctin de esta serie que a la vez refleja una lectura politica de época: esquemdtica, dura, revisionista, propagandistica, de barricada, pletorica de confianza en los cursos venideros y revestida de periodismo caliente, en cuanto a la interpretacién antiliberal del pretérito nacional. Vision que esgrimié la izquierda peronista como una de las dimensiones significativas que también entraban en juego en el proceso por la democracia y la liberacién, el conflicto sobre la historia entre una politica popular y una politica oligdrquica dominante. Es decir, la disputa por el pasado, por la memoria, por la historiografia, como wna cosa para nada 45 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. Ocampo. Gana Celman (1886). En la resistencia se unen Mitre, Alem y A. del Valle. En 1889 se funda la Unién Civica de la Juventud. En abril del 90 la Unién Civica, herencia de la anterior. 1890: Revolucién fracasada. Cae Juarez Celman. Mitre pacta con Roca y se postula a presidente. Se rompe la Unién Civica y nace Ja Unién Civica Radical (antiacuerdista) y la Unién Civica Nacional (mitrista). Aqui se debe detener, con algo de arbitrariedad sin duda, este lapso de historia. Habiamos dicho en un principio que no solo el fraude era la pauta de esta politica, sino el terror. La represion contra las masas populares. Durante el 60 y el 71 esta se dio contra el sector del pueblo impotable para la politica de entrega: las montoneras del interior. El Chacho Pefaloza, Felipe Yarda, Santos Guallama, comandantes de la patria en armas que atin quedaban y que necesitaron ser exterminados entre Inglaterra y la oligarquia portefia. 1900 traerd un renacer de ese pueblo olvidado por el fraude y el degitello mitrisca. El pais aumenta en corto lapso la poblacién en un 116%. La clase, obrera, de un capitalismo dependiente, brota con el anarcosin- dicalismo y sus banderas rojas. Casi extranjero, posiblemente no haya entendido demasiado al pais ni su historia, pero recupera el legado montonero: la violencia, como respuesta a tanto terror de los doctores y latifundistas. La pequefa burguesia, consolidandose, busca también su porcién de poder: Hena el espectro popular, vacio tanto tiempo. Encuentra en la Unién Civica Radical las reivindicaciones que hardin reacomodar al sistema y a sus duefios. El Partido Socialista se funda en 1894 y emergerd con sus demandas, denuncias y leyes sociales. El segundo momento del pueblo comienza a nacer, fundamentalmente en las ensangrentadas barricadas anarquistas, ya en este siglo. El sistema deberd reacomodarse. Hipélito Yrigoyen, asumiré, aun con todas las contradicciones y limitaciones de su partido esa segunda oleada popular que busca, desde hace mucho, un pais que realmente le pertenezca. [3 de febrero de 1973.] El voto secreto y obligatorio permite el triunfo radical de Hipdlito Yrigoyen El 3 de enero de 1912 La Nacién transcribe un parrafo de Le Temps de Paris: “Los progresos de la capital argentina en los tiltimos tiempos son algo realmente maravilloso. Paris tiene algo que aprender de tan colosal adelanto”. Esta Belle Epoque que los franceses nos querian hacer compartir, tenia aqui muy pocos cultores y si un trasfondo revulsivo de miseria que desvelaba a mas de un “doctor”. Un mes después de ese elogio se aprobaba la Ley Saenz Pefta: voto secreto y obligatorio con padrones realizados por el ejército y sistema de lista incompleta que permitiria la representacién de la minoria en las cémaras. 49 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. dice representarlo. Esta es una parodia electoral mas grosera que en la época de Yrigoyen”. Llega el dia de las elecciones, Triunfa el Partido Democratico Nacio- nal (Justo-Roca) con 234 electores. Segundo la Alianza (Torre-Repetto) con 124 electores. Punto nodal de nuestra historia, esta coyuntura, dara lugar, aunque no lo pretenda, a un pais que estallara 15 afios mas tarde, pero sera histéricamente con otra “chusma”: la obrera, multitudinaria. Un revulsivo que avanza siempre por debajo y no sabe histéricamente ser otra cosa que clase. [8 de febrero de 1973.] Juan Perén da a conocer un documento con los Fundamentos politicos del GOU El 24 de diciembre de 1942 el coronel Juan Domingo Perén no reflexionaba precisamente en la proximidad de los festejos navidefios. Esa maitana, luego de releer detenidamente un manuscrito del cual era unico autor, lo deposité sobre la mesa, mird por la ventana de su departamento de Arenales y Coronel Diaz y decidié marcar seis nh’meros —memorizados— en su teléfono. Llamaba a su oficina, donde calculaba se encontraria su interlocutor: el coronel Domingo A. Mercante. La conversacién se inicié con un fugaz. equivoco por parte de este tiltimo, quien ademis de reprocharle amistosamente a Perdn que la vispera de Navidad no era una fecha propicia para escuchar la lectura de un documento por teléfono, confundié el posible caricter de ese escrito. =No, esto es otra cosa ~interrumpié Perén- atiéndame bien. Por largos minutos eloyente recepcioné la vor entusiasmada. El texto hacia una detallada descripcién de la necesidad de unir al Ejército, jerarquizar definitivamente sus cuadros y conquistar nuevas metas para el pais mediante el concutso de las FRA. “Era el documento inicial del GOU” le conté Mercante a Félix Luna muchos atos después, y postula a ora beve fase'un partloular inicio deaqualla Logie vnilitar’y un peecion one bro mentor en cuanto a la ideologia que la inspird. Seguin sus palabras, el padre pensante de aquella cofredia del GOU- resulta ser el posteriormence Ider del Movimiento politico mayoritarie que cobija cl pais en los iiltimos 25 aiios. Sin embargo la polémica sobre la historia de esa hermandad militar, en lo que se refiere a sus menos conocidas caracteristicas, se inicia en este punto de la trama. Gontran de Gitemes (seudénimo) relata la constitucién de un primitivo GOU, inspirado por los tenientes coroneles Miguel Angel Montes y Urbano de la Vega, con postulados bastantes similares a los que aparecian en el mencionado escrito de Perén, pero con un pequefio detalle diferenciador: que este coronel absoluta- mente nada tenia que ver con esa secta original. El mismo bidgrafo sostiene que luego existié una segunda ecapa del GOU, donde otro grupo de militares copé la 57 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. Sin embargo en esa jornada del 17 Peron habia retornado (de Martin Garcia) y sus millares de adictos pudieron expresar la fe en su carismatico conductor. Sesenta dias més tarde de esa fecha nos encontramos con un diciembre de 1945, donde una camparia electoral, en plena marcha, se prepara para el acto comicial a realizarse en el verano (24 de febrero). Desde uno de los sectores de fuerzas politicas, un bisico grito apuntala el proceso: Peron presidente. Otro de los Partidos -la UCR~ hacia contados dias finalizaba sus elecciones internas, en las cuales habia triunfado la vieja guardia (el unionismo) aunque por escasa diferencia de votos sobre el bisofio “Movimiento de Intransigencia y Renovacién” que ya era una realidad dentro del radicalismo. Exceptuando a la derecha liberal conservadora (que habla decidido concurrit por su cuenta a las urnas), precisamente esa el Partido Radical con su virtual for- mula Taborini-Mosca- el que encabeza el Frente Democritico. Este Pacto con los partidos Comunistas, Socialistas, Demécrata Progresistas, sectores Universitarios amplios, de la clase media y una gran gama de instituciones tradicionales, habia nacido privilegiindose como opcidn “no totalitaria” (en ese tiempo interpretada fundamentalmente como opcidn “anti-nazi-peronista”). El candidato imposible Diciembre se presentaba entonces como un mes politico definitorio, Aras habfan quedado las impresiones de un 17 de Octubre, atribuido, segdin el Partido Comunista, al “malén peronista”, al “malevaje peronista... barbaro y desatado”, alista, para quien la fecha habia sido producto :| radicalismo lo observé siempre como un espectaculo de vergiienza que nunca habia presenciado la Naci6n”. Frente a aquel surgimiento inesperado de un pueblo distinto en las calles, atin no catalogado, para tranquilidad del sistema la Unién Demoeritica organizé la primera respuesta masiva. Un acto en Plaza Congreso a celebrarse el 8 de diciembre, bajo la consigna de “Por la Libertad, contra el Nazismo”. Todas las estructuras partidarias, asi como también el 90% de los medios de comunicacién, se excitaban mutuamente en pos de creer en un pais no adicto al coronel Perén. En este sentido el acto seria la primera muestra concluyente y lapi- daria. Con estos signos se fue preanunciando desde diez dias antes. Se comunicd con evidente anticipacién la lista de los oradores. Ellos eran: Néstor Grancellicha por la Juventud, José Peter por el sector obrero, Alberto Gerchunoff por los Inte- lectuales, Enrique Mosca por la UCR, Amedo Alvarez por el P. Comunista, Alicia Moreau de Justo por la Mujer, José P. Tamborini por la UCR, J. J. Diaz Arana por fa Democracia Progresista y Alfredo Palacios por el Partido Socialista, Mientras Hegaba la jornada se reiteraron las visitas al Ministerio del Interior por parte de los asimilable a la version del Partido Soci de “un resentimiento de furia demonjaca”. 61 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. pagos, sino que salva financieramente a la oligarquia de grandes hacendados como tales. Solo un sector agrario se opone tenazmente al proyecto industrialista: el de los terratenientes “criadores”, quienes perjudicados por el pacto Roca-Runciman, en- contrarin en ef radicalismo y la democracia progresista a los voceros politicos de sus quejas, de su reivindicacién del librecambio y el desarrollo hacia afuera. Sucede que el despegue industrial tardio de un pais dependiente, provocard peculiares alianzas y enfrentamientos de fracciones en la clase dominante. Surgido el proyecto en la época imperialista de concentracién monopélica, la constitucién de esa industrializacién fue su fiel reflejo. De entrada fue monopélica: en 1939 el 0,2% de los propietarios controlaban el 65% de la industria y el 50% de las fuerzas productivas, con un aporte de capital monopélico fordneo que superaba —en 1935- el 50% de la inversidn otal (4300 millones pesos). Sobre una desmovilizacién y apoliticismo de la clase obrera los gobiernos con- servadores del P. Democratico Nacional (Justo y Ortiz) salvaron el quebranto finan- ciero de las élites dominantes, descargando la crisis sobre el trabajador. La mano de obra barata, el despido, la falta de leyes sociales, la gran masa de desocupados que facilitaron el salario de hambre, signaron esa época. El socialismo y el radicalismo (que levanta su abstencién electoral en 1935) solo pudieron, finalmente, convali- dar el fraude con un parlamentarismo infructuoso y ambivalente. El casi siempre clandestino partido Comunista pas6 de acusar en el 30 de fascistaa Uriburu, Justo, Alvear, Ytigoyen, al socialismo y al anarquismo, a considerar luego que toda burguesia era democratica y progresista y necesaria de integrar frentes contra el fascismo en Europa, A mediados de la década, con este panorama, se va perfilando lo que en el 45 seria la Unién Democritica y su enemigo ptiblico N° |: un coronel. El peronismo E117 de octubre de 1945 el proletariado llega a las calles del centro de la capital. No viene a extasiarse con el afrancesado templo urbano de la burguesia. Son miles, que en una sola tarde se concentran y velan las inicas armas que tienen: su miseria de explotados. Aguardan que su lider -Perén— les confirme la propia historia de ka patria de donde provenian. “Este es el pueblo” ~dice el coronel desde los balcones de la Casa Rosada~ “Yo sé -agrega~ que nunca habria de traicionarme”. Habla entonces la multitud. Es un coro: “Nunca, nunca!”. Son ellos ahora, los que le confirman, a aquel coronel, otra historia del pais: la del futuro. La Segunda Guerra Mundial produce un aflojamiento de los lazos de depen- dencia, pero agudiza una crisis interna jamds resuelta desde el 30. Pero como habia sucedido ya otras veces, la encrucijada interimperial se reproduciré artificiosamente en el ambito nacional, producto de nuestra ancestral satelizacidn. En ese trasplante, las potencias fordneas rectoras en lo econémico, encontrarin sus voceros verndculos 65 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. del neoimperialismo (1950) omite la objetividad de esa interpretacién. Procura el desarrollo capitalista de uno de los polos de dicho sistema: el dependiente. Este debe acceder al “modelo” de sociedad alcanzado por el otro polo: potencias centrales. No reconoce el proceso histérico dialéctico que llev6 a cada polo de la ecuacién inter- nacional para ser lo que es, en funcién del otro. Al omitir ese antagonismo funda el desarrollo del pais dependiente en la recepcién del capital fordénco (monopélico). Dicha “ayuda” permitiria el avance (unilateral) del pais “retrasado”, hasta que des- aparezcan las diferencias regionales del sistema capitalista y todas las naciones estén cn un pie de igualdad en el mercado mundial, sin necesidad de salir del modo de produccién citado. Por ende el eje a superar no es Centro-Periferia, sino un problema interno: “estructuras arcaicas” vs. “modernidad capitalista”, Internamente tampoco se visualiza el problema de clases con intereses enfrentados, Se busca el desarrollo pesado en la creencia de que los centros imperiales estén interesados en alentarlo y construir un mundo econémico igualitario. Gobierno, Conintes y urnas Podria decitse, ironizando un poco la historia, que aquel 1° de mayo de 1958 Frondizi no asumié la presidencia, sino la forma en como podria ser derrocado. Una bidgrafa de la trayectoria del presidente —Nelly Casas~ cuenta que en el ambiente partidario, cuando los jefes més antiguos de las tres armas (1958) fueron a buscar a Frondizi, flotaba la duda de silo Hlevarian a la Casa Rosada a recibir la banda de mandatario, o lo portarfan a prisidn, Ese estado de animo de sus propios acdlitos simboliza lo que serian sus cuatro afios de gobierno. El presidente estaba ubicado en el punto nodal de una encrucijada que reconocia tres vectores: las FEAA. que aceptan el resultado de los comicios, pero basicamente “gorilas” no perdonarian el pacto con Perén y el Movimiento peronista, desalojado tres afios atsis. El otro sector de fuerza era precisamente el peronismo y su lider exiliado, que muy pronto rompen con el gobierno de Frondizi y lo enfrentan desde distintos niveles. El cercer protagonista, la izquierda que avalé su candidatura al poco tiempo se transformara enemiga, sin por aso aliviar a Frondizi del rétulo de “procomunista” con lo que las FEAA. también lo jaqueaban. A nivel interno de la UCRI dos lineas se perfilan con sus respectivos conflictos. El sector frigerista, padre del desarrollismo, que buscé integrar, contradictoriamente, a un peronismo sin Perén, Otro sector de cariz netamente radical, que se opuso a muchas medidas econémicas del clan Frigerio, y que encabezado por el ministro Vitolo y vinculaciones con las FE.AA. opinaba que no existian posibilidades de integrar un peronismo sin su lider, y por lo tanto habia que aceptar la realidad del enfrentamiento. Ya el 16/9/58 Perén le escribe a su Jefe de Operaciones ~Cooke~: “es menester abandonar toda accién politica que no esté encaminada a agitar a las masas, que son 81 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. Y Ongania viajaba precisamente hacia el gran pais del norte, lider absoluto, ya en la década del 60, de ese “mundo libre”. Como centro imperial del sistema capitalista dos condiciones le resultaban absolutamente necesarias: expandir su poder econémico y ser la guardia armada de ese mundo y modo de produccién que domina. Se habia unificado, internamente en EE.UU., su engranaje indus- trial-militar. La economia de USA accederé la etapa de la gran concentracién. 200 corporaciones se apoderan de 1900 empresas absorben el 20% del toral de ganancias estadounidenses. Nacen los conglomera- dos multinacionales. Cada conglomerado (fusion de empresas) fabricar desde peines hasta aviones supersénicos. El gigantismo y la diversificacion permiten sortear las crisis ciclicas del sistema, Falla un mercado pero el déficit es compen- sado por el éxito de otros. La inversién miltiple evita riesgos. La diversificacién debe imperativamente ser también geognifica. Cientos de subsidiarias copan los mercados de paises dependientes, No atenderan las necesidades nacionales sino los dictados de la metrdpoli. En las colonias se reproduce el esquema. Las firmas multinacionales monopolizan el mercado. Su poder financiero global le permite el auténtico control, més alla de si tienen el 51% de las acciones de nuestras em- presas. La desnacionalizacién emprende el derrotero hacia su. punto culminante. Pero EE.UU. debe ademis defender su mundo “libre y occidental”. Cuenta el general Shoup (1963). “Mantenemos 1.517.000” ameri 119 paises. Los tratados militares nos permiten intervenir en 48 naciones. El ntimero de paises que reciben nuestra ayuda bélica aumenté de 14 en 1950 a 69 en 1963, Eso importa una ayuda de 50.000 millones de délares anuales. En todas estas cifras esta excluida Vietnam”. El 14 de marzo de 1963 regresa Ongania de EE.UU. después de hacer escala en Panam para interiorizarse de las tareas del Centro de Entrenamiento en Ticticas Antiguerrilleras. Podria decitse que ya casi es el hombre elegido por EE.UU. para sus nuevos proyectos para América Latina. en seis afios. Solo 5 corporaciones anos uniformados en ‘Tres atios despues empezaremos a saberlo. Ongania habia alcanzado su notoriedad a lo largo de1962 convirtiéndose en primera figura del sector “azul” del ejército. Ese aio en las PEAA. hizo crisis un (0 que se acrastraba desde el 55. Simplificando puede decirse que los “que- dantistas” de aquel entonces, supergorilas, resultaron ser los “colorados” del 62. Infanterfa y Artilleria del Ejército, junto con Marina, eran sus baluartes. Cabezas del golpe que derroca a Frondizi y se encuentra con la artimaia de Guido, quien Hega primero que el general Poggi a jurar como presidente sustituto. Los “azules” basicamente Campo de Mayo (caballeria: Pistarini, Alsogaray, Ongania, Levingston y Lanusse) pasan a ser legalistas, respaldan el “paréntesis Guido”. Algo fundamental Unifica a las dos tendencias por encima de diferencias que las Ilevardn al enfrenta- miento armado entre ellas, sobre todo en septiembre del 62: su antiperonismo con diferentes grados, su anticomunismo. Mientras los “colorados” (Cornejo, Saravia, con 85 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. parte de la totalidad del espectro politico. Por tiltimo, el factor mas importante, la CGT, habia lanzado en 1964 su Plan de Lucha, por el cual en dos meses fueron ocupadas, pacificamente, 1000 plantas industriales. La CGT era la canalizacién gremial del Movimiento peronista. Ese Movimiento vivia en 1964-65 una de sus horas mis criticas, en cuanto a la estructura que le habia permitido resistir diez aiios de proscripcién politica del Movimiento, el reinado sindical de Augusto Vandor. Un gremialista, que més alli de sus caracteristicas personales, simboliza el inevitable derrotero de ese sector intermedio. Burocritico, erosionado por la “desperonizacién” por el “integracionismo” y cada vez més palpable freno de los reclamos de las bases. Dos episodios se destacarin en Ja trayectoria de Vandor. EI “Retorno de Perén” (1964) fracasado segiin el propio lider justicialista “por traicién” del Lobo. En este acontecimiento Vandor se jugé a ganar a dos puntas. Si se lograba el retorno (sin ningin tipo de movilizacin popular) él era artifice y heredero de un liderazgo histérico. $i fallaba el retorno, perdia “el mito Perén” y Vandor se encontraba con muchas posibilidades de monopolizar, desde aqui, la conduccién del Movimiento. El segundo hecho fue el acto electoral mendocino. A esa altura ya las “62” habian estallado y engendrado, en ruptura, las “62 de Pie” con José Alonso a la cabeza. En los comicios de Mendoza, Vandor se abre de la estrategia de Perén apoya a su candidato politico. En la trenzada pierde. Comienza lentamente a declinar su estrella, pero no ese nuevo emergente dentro del sindicalismo: la estela vandorista, que arreciaré, creceria junto al golpismo (Ongania 1966) y adquiriré a ultranza su condicion negociadora, “factor de poder”, jugadora en muchas circunstancias a dos puntas: Perén-gobierno. Le escribe J. W. Cooke a Perdn en 1964: “Los burécratas se legalizaron, hicieron su reorganizacién y ahora se consideran consagrados por las bases”. Agrega: “La retaguardia durante la lucha popular pasa a constituirse en vanguardia de toda negociacion”. Para las elecciones del 14 de marzo de 1965 para renovar diputados se presen- tan 22 partidos en todo el pais. El comunismo no obtiene personeria. En enero UDELPA ini a” de la UCRP y el presidente Illia. Frondizi, desde su ya creado MID acusa sobre el ‘deficit presupuestarlo y la desmedida emisién monetatia’. En un acto castrense dice el Comandante en Jefe Ongania: “Habra elecciones y todo sera normal. No ocurriré de ninguna manera lo de 1962, aquello fue un desastre institucional”. La UCRI, por intermedio de Allende propone un “programa de emergencia” para paliar la situacién cconémica. El Partido Comunista apoya a la Unién Popular (peronismo) baséndose en lo que considera “por fin” un “giro a la izquierda” de dicho Movimiento. En elecciones anticipadas gana la UCRP en Formosa, La Rioja, Caramarca. Al concluir la campatia electoral expresa el ministro politico a la campaiia con duras criticas de Aramburu a la “politica ditig 89 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. militancia con lo calido de la vida. No con la forma seca de una naranja exprimida, como vefamos en esos tiempos a tantos asteroides y anacoretas del activismo mar- 2 recitando contra el populismo. La reunién de dmbito del otro dia por el con- trario fue tensa. Dura. Cada vez menos dialogante y mas urgida de decisiones cor- tantes. De tareas imperiosas. Cada ver mas alejada de dirimir opiniones controver- siales sobre lo politico y nuestra existencia en una politica. A esta altura se me con- fanden un poco los tantos. Pero ya es una costumbre que controlo, Hablo sobre el tenor de nuestro compromiso. Si con la historia de un pueblo. O con nuestros afios de militancia pasados. O con un peronismo por dems infectado. O con un partido de cuadros ya casi clasista leninista. O con un viejo caudillo que nos suelta la mano. O con nuestra condicién cada vez més rodeada de enemigos de la causa. Debe ser con todo esto junto la cosa. Con respecto a Perén la pregunta de R. fue como una respuesta suya anticipada. Te dije que a lo mejor escribia algo al respecto y te inte- resé la idea. Una escritura al ritmo caliente de la maquina. Como cuando te piden una nota de cierre y casi no volvés atris porque no hay tiempo. No hay tiempo, eso es. No queda tiempo en este tiempo. Y esta noche pienso en la escasa posibilidad que tenemos de tener tiempo. Otres tiempos. De hablar a fondo de nuestras vidas (znuestras?) incrustadas en un proceso nacional profundamente insatisfactorio que llamamos liberacién. O lucha popular. Peronismo. Socialismo, Lucha antiimperia~ lista. Proyecto revolucionario. ;Qué mis? También en reuniones anteriores se espar- cid un silencio mayor que el ntimero de frases invertidas. Como si el no poder hablar de temas se hubiese convertido en no querer hacerlo. Después de todo de arriba siempre bajan mensajes. Ordenes. Criterios. Decisiones que reflejan una inmensa impotencia en cuanto a entender la coyuncura en la cual se intenta hacer pie. Peron contrarrevolucionario? No es la primera vez que lo escucho, Santucho solia decir eso alla por el 71. En todo caso nada cenemos que ver con Santucho. Somos miembros de una organizacién de cuadros y combatientes que pretende el socialismo en la Argentina. Que pensé que el pueblo definié desde hace muchos afios cual es la identidad politica y cultural de sus luchas, de sus memorias, De sus cicatrices. De sus epopeyas. De su unidad frente a los enemigos histéricos. De su capacidad y conciencia hoy para poner el pecho, resistir, reclamar su futuro, No sentirse victima sino sujeto de lucha. Somos partes del pueblo peronista y su lider, decfamos hasta hace un rato. Partes, particulas adelantadas. Resulta difi compaiieros fraternos frente a este mundo de responsables arriba de uno. Que pien- san por todos sin dar muestras casi nunca de pensar con sabiduria. La vez pasada quise decir que esta ¢s una etapa sobre todo del peronismo. De ese pueblo con su caudillo, Por mis lacras, traidores, asesinos y mierdas que deambulen, ahora ya no en dl Ilano sino en gobierno. Una larga etapa del peronismo, con nosotros como claro apoyo critico al gobierno. Eso dije y algunos dijimos. Estariamos en un tiempo con algo mucho mis vasto y peronista que nosotros con nuestras fiebres milicianas. | volver a una charla de 93 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. cuencia directa de la politica de Perén conductor. Eso dice el documento. ;Sans- ctito? A todo esto un caudillo que pretende conducir unipersonalmente, se con- tradice con un proyecto de vanguardia. El de la organizacién revolucionaria. Proyecto que necesita pasar a set la verdadera conductora estratégica de las fuerzas peronistas. Este enfrentamiento provoca que Perén nos esté entregando al sistema represor atados de pies y manos. En circunstancias en que tanto los sectores poli- ticos gorilas liberales, la burocracia sindical y la burguesia nacional pretenden aniquilarnos, Que desaparezcamos como proyecto. Tal estado de cosas no obliga, sin embargo, segiin el documento, a revisar nuestra actuacién. En una coyuncura donde todos quieren aniquilarnos. Sino a acumular poder militar de manera ace- lerada, Para construir el meollo de nuestra politica de aqui en mas dentro de una democracia que tiene a Perén como presidente, Construir el ejército del pueblo. Palabras mds, palabras menos. Esto lo hemos comentado sin hincarle el diente a fondo. Este es el corazin del escrito que bajé. Curiosamente el documento de diciembre fue tomado y entendido en cada una de dispares maneras superpuestas. En principio como un destino al parecer indiscutible. También un alivio, porque pone fin a una politica de la simulaci6n que se habia vuelto insoportable. Falsa. Angustiante. Ahora ya somos del todo exclusivamente montoneros. A la par re- sulté un asombro dificil de pronunciar. O el epilogo de una crisis cada vez mas profunda. Para otros, un equivoco a desenredar. Para la gran mayoria de compa- fieros con los cuales “horizontalmente” hablé, algo légico a aceptar dentro de la mecinica de la obediencia, Para algunos sin embargo, un disparate. Pero mas alld de esta variacién, lo cierto es que nadie dijo de manera terminante lo que habia acontecido. El fin de una historia politica. La nuestra. Pero el fin de una historia entendida en su significado de derrota politica inapelable. Y esto es lo que debe hacerse conciencia minima. Lo que defeccion6, leyendo realmente el documento, es el sentido politico de nuestra inscripcién en el movimiento nacional. El porqué de montoneros. Y de toda la interpretacién que se hizo en estos afios sobre nuestra concepcién revolucionaria, En el marco de una conduccidn estratégica. Por lo tanto se trata de entender lo que sucedid, Més alli en un principio de concordar © no concordar con la caracterizacién sobre el caudillo. El tema es que murié la nervadura politica de la revolucion pensada. Si uno estuviese en el campo literario, y no politico como estamos, se preguntaria, ;dénde quedé el relato de nuestra liberacién social? ;En armar un ejercito paralelo e indispuesto a la presidencia del caudillo regresado a su patria? ;Armarlo antes de que este aproveche el sistema democritico liberal para exterminarnos? Fracaso entonces de una comprensién de la historia, que disuelve a esta tiltima en tanto futuro. Relato que de pronto se desperoniza sin darse cuenta. Y que le dice a una generacién militante: a despero- nizarse. Esto ¢s lo que hay que entender que sucedid. Y luego, la figura de Peron que cabe discutir. Como si en el final de un drama, se regresase a su mas inmacu- lado y primer principio. Quién es Perén? Se pregunta nada menos que la conduc- 7 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. nunca. Si no es desde las virtudes y miserias del peronismo y su anciano caudillo zcual revolucién? Pienso: ninguna. Hoy, absolutamente ninguna. Nos quedaria en cambio, si sobrevivimos en cuerpo y alma, una tarea filoséfico politica més solita- ria: gqué era Perén? La historia, quebrada, da paso a contar la historia, ;Serd esa nuestra historia? ;Seremos su historia? ;La del caudillo? Confieso, esto es literatu- ra. Pero de la mejor madera que puedo dar esta noche. ;Quién era este tipo? Se preguntan ahora centenares de células militantes. Han leido el documento. Quién era? Estamos en su escritura. Estamos en su legado. Fl esti ea los meandros de nuestra infancia. En incomprensibles iluminaciones adolescentes, Estamos cn su destino. Y en la idea de la muerte cercana de nosotros mismos. Idea que tan fre- cuentemente nos recorre y contra la que me rebelo. Nunca pude defender a Peron misticamente. Nunca lo hice. Nunca lo vivi com ese caudillo supremo que tuvo en su portafolio la respuesta final a la adivinanza argentina. Nunca pensé pelotu- damente que fuese el inmaculado ¢ infalible conductor. Moisés II en el desierto nativo. Y por eso Ilegué a quererlo profundamente. Demasiado humano fue el viejo, en una implacable carrera de obstéculos. Mucho menos pienso ahora que es la cabeza de la hidra. Cabeza de la sinarquia internacional que nos disputa el cetro con arteras intenciones. Que busca nuestro sacrificio ritual. Presiento que nos queda entonces, ahora o después, discutir sobre Perén. Dicho de otra manera: discutirnos. ;Cudnto viviré? ;Cudnto vivird dentro de nosotros? ;Cudnto en la historia? ;Cuanto desde sus mascaras, perfiles, personajes, disfraces, facetas, edades? 20 se disolverd con nuestra generacién sin casi dejar rastros? Sin duda estamos todavia conmovidos por ese documento de virtual ruptura. Algunos lo niegan. Otros lo explican. Otros como yo lo piensan como una frontera sobre la que ¢: tamos parados. Frontera para pensar el peronismo desde la propia militancia Desde la accién politica y la praxis colectiva que define nuestras vidas. ;Quién es ese fulano que no conociamos de verdad? Viene de muy lejos por cierto, Desde aquellos remotos tiempos del fragote que volted 2 Yrigoyen, donde contaba con 35 anos. Sin duda una edad vital ya interviniente. Desde la década infame, el germanismo militar. El ascenso del fascismo. Con sus clases de estrategia bélica. Su viaje a Italia. Su fugaz visica a Alemania. Et periplo de un tipico surefio inte- lectual, hijo del Plata. Pero en este caso como infrecuente soldado del ejército. No escritor, no bohemio, no oligarcén. Escudrifador de una entreguerras. Elegante. Dandy alo mejor con sus botines marrones y blancos. De alma uniformada. Quién fue ese? pareciera que ahora se pregunta nuestra historia orgénica. ;Cémo pens6 un tiempo de guerras potenciales? ;Cémo habra pensado la guerra espaftola, los Estados fuertes, el destino latinoamericano? ;Cémo elucubré intimamente una tercera posicién entre liberalismo y comunismo? ;Con quién la convers6 alla y aqui? Hasta el GOU, el golpe del 43, la Secretaria, los sindicatos. Un mundo imprevisible que se abrié como un crater biografico, Repentino pero pensado extensamente. Coronel populista de la mano de varios socialistas. Apoyado por 101 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a partir de una experiencia gremial y politica que difiere notoriamente de la llevada a cabo en el periodo 1943-1946, permitiré concretizar (por sobre cualquier otro factor) el proceso opositor del Movimiento peronista durante la llamada resistencia. Al mismo tiempo la trascendencia del gremialismo peronista verifica en esos afios un fenémeno de burocratizacién de practicas, que desembocard mas tarde en una etapa donde la mayor parte de las luchas obreras incluirin referencias contra las conducciones cegetistas. Tal burocratizacién, si bien puede remirir a la compleja articulacién ideolégica que dio vida a este gremialismo en 1943-1946 (y también a su funcién-expresién durante los gobiernos peronistas de 1946-1955), reconoce sobre todo, ya en esta nueva etapa que se analiza, la inédita encrucijada econdmica y politica de la Ar- gentina; las circunstancias que atravesé el peronismo y el rol, como sindicalismo integrado peculiarmente en el entretejido superestructural, que propone el capital monopolista. Las condiciones de aparicién de un discurso politico que cucstiona a esta burocracia sindical -surgido desde el propio peronismo- se hace presente a partir de esta dominante contradiccién que le confiere una primera inteligibilidad al conflicto: poder politico de fuerzas productoras organizadas, gestionade por una dirigencia que desvirtéa y carcome la potencialidad de su propio vector de inci- dencia -lo sindical~ en circunstancias de un mayor nivel reivindicativo expresado por las bases. Llegados los afios 1969-1973 el cuestionamiento a esta burocraci: tematizar una lectura. Esta caracterizacién estara vertebrada a un discurso politico més amplio, que pretende realizarse comio proyecto estratégico: el del peronismo revolucionario. La aparicién de la guerrilla peronista comienza a incidir gravi tantemente en esta estrategia, incorporando, conjuntamente con otros grupos de juventud peronista, gran parte de aquella hereacia critica de un peronismo radi- calizado que se habia ido gestando en el Movimiento nacional (desde 1956 hasta 1968) como aporte relevante para este nuevo momento. El objetivo de este trabajo es rastrear ciertas concepciones de corte sindical, situadas en el interior del peronismo revolucionario, desde 1956 hasta 1973. E tanto estos limites de tarea, y teniendo en cuenta la escasez de datos para tal registro, Ja intencién es reflexionar —a manera de apuntes criticos— sobre las lecturas que de lo sindical peronista va construyendo el peronismo revolucionario. Indudablemente se tiene conciencia de la complejidad que plantea un discurso de perfil revolucionario en sus metas histéricas, que se conforma a lo largo de un extenso cielo de luchas y a la manera de un vasto, heterogéneo y pragmitico texto que, durante largo tiempo, ni siquiera hablé como alrernativa univoca de una buscard sis En estrategia. La dificultad que plantea esta disgregacién sin embargo no disminuye su importancia. A nadie escapa el dilema de situar dicho discurso atravesado por 105 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. hecho, “sindicalista”, cor: lo cual vuelve al punto de partida del dilema, aunque le permite un transito de “solucién”. Propone a los dirigentes obreros gremiales como conduccién del Movimiento. Dice Cooke: “La organicidad que ahora se requiere [...] se logrard verticalmente de arriba hacia abajo”.’ “Los dirigentes sindicales tiene muchas fallas, pero también los méritos principales: son representativos” “No es admisible que (los gremialistas) que hicieron posible la coyuntura favorable desaparezcan de la conduccién del Movimiento”. Solo la practica obrera, segtin Cooke, producira la ruptura ideoldgica necesaria en el Movimiento. Solo la conduccién obrera del Movimiento, permitird la merma decisiva de las ideologias gremialistas en la clase. Cooke parte desde los datos cons- titutivos del Movimiento nacional. Esa realidad le permite pensar una determinada arquitectura del conjunto antidominante, aunque no resolver las formas en que puede realizarse una conduccién hegeménica de la clase obrera. Lo sindical, por ese entonces, se encuentra en un periodo, donde el espacio de disputa entre capital y trabajo se vertebra con una especial lucha de cardcter politico: la reconquista de un poder superestructural, la institucién gremial Piensa Cooke: “Seria una utopia pretender Ilevar a la clase obrera a una huelga general revolucionaria duradera, mientras ¢l Movimiento politico no haya avanzado mis y se haya puesto en una linea paralela al Movimiento gremial”* Es decir: el dilema politico no se resuelve con la simple incorporacién de obreros dirigentes a no lo analiza con claridad, fa conduccién del Movimiento, y esto Cooke todavi: aunque adquiere una correcta concepcién desgremializadora del bloque popular constituido. Concepcién correcta en tanto que, inequivocamente movimientista, sin embargo su lectura obrerista de la resistencia le impedird ~ahora y en su trayi toria posterior— una posicién antisindicalista neta, aun reconociendo el “cancer” burocritico. El sindicalismo no fue nunca el centro neurilgico de sus problema- ticas conceptuales, auin en esta nueva etapa donde las politicas de acumulacion capitalista con el peronismo desarticulado y en el llano, le otorgan a lo sindical un gravitante papel en la lucha. Para el Cooke de esta etapa, el Movimiento peronista en tanto implica social y politi-amence el modelo de revolucién nacional iniciada—contiene, sin embargo, en su contradictoria especificidad, la intelegibilidad suficiente. No se remite, pues, ala realidad 4e las articulaciones ideoldgicas de clases que trascienden al Movimiento. Expresa: “I'l partido Justicialista puede ser el camino para que la corrupcién penetre en el Movin iento: no nos olvidemos que las mismas acechanzas se ciernen sobre nuestro Moviraiento obrero”.” Esto lo escrite Cooke en enero de 1959. El plano “mora!” que intercala entre lo politico y lo sivdical es una especifica ideologizacién de fa derrota peronista (1955), con la que s* traté de explicar, intuitivamente, la desmembracién de un determinado frente de intereses de clases. Pero el recrudecimiento de este tipo de 109 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. acatamiento histérico, Solo la presencia de una “superconduccién revolucionaria” (pensada en el espacio que ocupa el lider de masas), puede decidir una conduccién revolucionaria no segregada falsamente por lo gremial ni impedida por los politicos ni, en términos globales, sepultada por lo burocritico. “Llamo burocracia, en términos generales, a los dirigentes no revolucionarios”, dice Cooke. ¥ agreg: “los sindicatos, aunque jueguen en la prictica un papel revolucionario, no son 6rganos revolucionarios [...] En un momento en que el régimen se vea en peligro inminente, disolverd los sindicatos (...] :Por qué hay dirigentes sindicales que negocian con los gobiernos para no perder el sindicato? Porque no hay una linea partidaria [...j entonces hay que mantener el sindicato porque nadic les tendré en cuenta el gesto, y mas bien los eliminaran de cualquier posicién politica’. “Papel” revolucionario y posibilidad revolucionaria. Cooke plantea, a partir del problema sindical, una dificultad més amplia y profnda. La condicién “natural” al sistema del gremialismo, lo habilita en determinadas circunstancias, sin embargo, para un rol de ruptura. Para el pensamiento de Cooke, ig 1almente es una presencia inaca- bada. No obstante la instancia “no natural”, lo politico orginico no existe sin la clase obrera peronista, Por lo tanto, el Movimiento es el espacio de sintesis a lograr. Para Cooke, la negociacién gremial y la defensa explicita de lo gremial, como institucién, no admite una lectura sobre el eje “leales” y “traidores”. Aunque es consciente de la etapa de integracionismo sindical, del progresivo acuerdo estado- empresarios-sindicatos mayores y de la consolidacién del “aparato” gremial, desde su 6ptica las formas particularmente claudicatorias que conlleva la insticucionalizacién sindical —los limites sindicales— no es lo determinante en el analisi Por el contrario, el problema para Cooke radica en cémo invalidar el camino gremial que apunta hacia un laborismo partidista, invalidando entonces la posi- ble segregacién, en ese combate, de una lectura “sindical revolucionaria”. No lo resuelve. :De dénde puede emerger una “linea revolucionaria” que desplace esta problemiatica? Det lider. Haciendo referencia a esta etapa, argumenta Roberto Carri: “el reformism, de los dirigentes sindicales es solo un aspecto de la formu- lacidn, Si no hubiesen actuado de esa manera ficilmente podrian haber sido desplazados por Perdn, y cl Movimiento sindical no hubiera tenido la envergadura y el arraigo popular que realmente tuvo y que pese a las sucesivas derroras todavia tiene (...]. Mientras no exista un organismo que reemplace a los sindicatos., estos mantendrin su papel como vanguardia del Movimiento popular””. 113 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. las contradicciones gremiales sobre un plano de disputa global, donde se perfila st tendencia politico-sindical intentando hegemonizar al peronismo. A diferencia de afios anteriores, los dos sectores gremiales se encuentran ahora movilizados por politicas de integracionismo sindical, que fraccione: capitaliscas -cn acclerado proceso de concentracién- proponen como proyecto de relativa estabilidad social convenida entre patrones y fuerzas productoras. Le escribe Cooke a Pern en, 1965: “Cada dirigente se mete o trata de meterse en alguno de los golpes militares [...] pero no son solo los rezagados trogloditas quienes estin en eso [...] también conducciones gremiales ortodoxas, activistas (...] Hemos llegado al fondo del drama presente (...] La forma como se da la politica argentina ha puesto, una ver mas, la solucion tinicamente en sus manos (...] Usted no tiene le- galidad, cl Movimiento no tiene legalidad, pero la burocracia si tiene legalidad””. La izquierda peronista, a partir de una experiencia donde percibe que el sin- dicalisino “conduce” Ia politica del peronismo, encontrard en la contradiccién legalidad-ilegalidad una de sus interpretaciones para cuestionar el poder cegetista burocratizado. Una nueva versién que cuestiona el valor “legalidad” en proyectos de corte revolucionario, pero donde subyace al discurso la controversia ideoldgica instalada entre gremialismo revolucionarista (que pone en cuestidn su propia ins- titucionalidad sin plantear concretas formas superadoras) y el sindicalismo de corte laborista (que hace de la institucionalizacién su bisico poder de presencia). Esta variable interpretativa que se profundizaré con los aftos, crea un nuevo cono de sombras en zar perspectivas~ tiende a confundir las consectencias que acarrea la legalidad de un ideologismo de pricticas de poder (burocracia) con los sentidos de la logica legalidad de una conquista obrera (poder de negociacién contractual con el capital, convenido entre ambas partes). En todo caso, el conflicto remite a aquella anterior articulacién ideolégica de anilisis, donde las caracteristicas del sindicalismo fueron leidas en un campo no situado en su compleja especificidad: el de los modelos orginicos y estratégicos para la conquista politica del poder del sistema. Lo cierto, sin embargo, es que el sindicalismo peronist: hace politica desde su capacidad gremial y signa de una manera drastica el derrotery del Movimiento, ya sea desde su oposicién golpi (radical), ya sea en sus expectativas de alianza con el futuro elenco militar gobernante (Ongania) El anilisis de Cooke, ahora mas radicalizado pero sin perder coherencia con anteriores posiciones, se desvinculara del antivandorismo que, segin él, alienta tna larvada oposicién a las masas obre:s politizadas sindicalmente. Dice Cooke: “Persiste el escamoteo de lo historicamente vilido, sustituido por discusiones falsas sobre temas inoperantes [...] Por eso rechazamos la falsa antinomia Vandor [...] De la misma manera, desde el vando contrario (al vandorismo) se plantea un enfrentamiento de ‘la lealta to la disputa politica opacando su mirada al homogenei- a al gobierno constitucional del d sctor Ili ‘ramini d’ contra la traicién. Los cultores del famoso monstruo 117 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. delegada, secretaria, son factores vistos como parte de la desintegracién ideolégica y moral de la conduccién politica de las fuerzas productoras, a partir de la integracién ideolégica que reproducen los mecanismos del poaer hegeménico del sistema. No obstante, la CGTA no produce una lectura acabada de las multiples formas de coercién e integracién que ejerce la dominacién del capital en la Argentina. Como correlato, el lema de lucha: “la voluntad organizada del pueblo”, no se plasmara en ningtin contrapoder cualitativamente superior de organicidad obrera, que responda a los objetivos de una lucha estratégica, mas alld del histérico para- guas del Movimiento. Correcto en cuanto a sindicalismo representative honesto y radicalizado. Enrelequia en cuanto a qué organicidad propia para la transicion historica liberadora. Lo sindical, la organicidad obrera en términos de defensa, no competencia y reivindicacién econémica, es tan correctamente valorado como no reformulado. No florece un modelo obrero, democratico-politico como negacion concreta de los convencionalismos gremiales. En los hechos, y desde posturas mas claramente clasistas y basistas, la CGTA expresard una variante mas del revoluciona- rismo gremial: pretender objetivos extragremiales apuntando hacia el poder, desde una institucionalidad inmodificada y tal vez, afortunadamente, no modificada para las necesidades gremiales obreras. “La voluntad organizada del pueblo” permanece como abstraccién. En realidad, si aquella esta organizada, lo esta gremialmente: a través de personerias, comisiones delegadas y secretariados. Si bien es cierto que la postura que busca antagonizar dos tipos de conduccién gremial es vilida, no alcanza para reformular el modelo que traba el proyscto revolucionario del Movimiento. El periodo de la llamada resistencia popular le otorga al sindicalismo una re- levancia historica particular, que produce un proceso de ruptura con respecto al armado ideolégico del periodo 1944-1955. El vandorismo, como la CGTA, son dos exponentes del modo como inflexiona la conciencia politica de las clases trabajadoras en relacidn al modelo peronista, no ya sustentado en el Estado sino en la identidad de conciencia de las fuerzas populares. La realidad del peronismo, como Movimiento, ¢s lo que traba ¢ impide una resolucién desde lo gremial del dilema politico. Pero tanto el vandorismo como la CGTA, frente a la dificil correspondencia entre forma sindical y forma politica, parten en forma espontdnea y correcta, de una intencién que nos remite al problema de conciencia de clase a inculcar, como estadio superador de la “falsa conciencia”. El proceso de masas peronista generé una conciencia histérica popular. La resis- tencia no reprodujo limitaciones sino que teformuld esa experiencia de masas. El momento politico a resolver, por lo tanto, es el orginico: su estrategia con relacién al Estado-poder capitalista dependiente. El reformismo obrerista propone un disetio ordenador que trata de concluir con aquella forma abarcadora de generacién de conciencia politica movimientista, 121 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. La aproximacién a un televamiento de esta indole (y no reducido al tema sindical) abriria diversas puertas de reflexi6n, Una de ellas, acercarnos a una més objetiva comprensién de las razones ~coherentes o incoherent s— que proyecta- ron una extensa historia combativa, cuestionadora, gremial, guerrillera, hacia un acelerado desemboque de rotunda preeminencia montonera, instancia esta tiltima reducida de cuadros, sin registros politico-biogrsficos en el Movimiento y vinculada aeste en los tramos finales de una resistencia (1969-1973). Otra cuestién seria analizar hasta qué punto Ia aluvional entrada de sectores medios juveniles politizados se constituyé en una etapa circunstancial del peronis- mo, mvis que en coptinuadora de una compleja linea de cuestionamiento dentro del Movimiento que se remonta a 1956. Es decir, si fue un intento de relacion efectiva con la clase obrera peronista, 0 el encabalgamiento transitorio sobre un discurso (entre otros) critico socialista emergido desde el Movimiento, Esto tiltimo significaria basicamente, al montonerismo como expresién casi exclusiva de estas masas circunstancialmente entradas, La profundizacién sobre esta encrucijada ideolégico-politica ayudaria también a interiorizar la trayectoria del peronismo revolucionario y sus objetivos significados, con relacién a la actual realidad del Movimiento y a las perspectivas nacionales en el presente y cn el futuro argentino. Regresando a las lecturas sobre lo sindical, la indagacién del discurso del pe- ronismo revolucionario nos permite sefialar, ahora, distintos planos y momentos de contradicciones y antagonismos verificables. * El gremialismo como instancia revolucionari tanto mecanismo institucional del sistema. . Los limites de lo sindical en * La posibilidad del poder superestructural de lo sindical como progresiva cuita politica de transformacién social. Fl alternativismo frente a las inadecuadas estructuras organizativas y modos de funcionamiento del Movimiento. + El “reformismo politico” como lectura inteligibilidad de lo gremial. Lo gremial como tinica instancia concreta de conciencia obrera politizada en el peronismo. * La no salida desde lo sindical, como producto de la claudicacién moral de su cal, como producto de un déficit ditigencia burocratizada. El falso camino ideolégico de peronismo en su conjunto. * Necesidad de articular la lucha sindical en el proceso politico transformador. La desvinculacién de la estrategia gremial respecto de la estrategia politica. * La “negativa” ilegalidad sindical frente a la ilegalidad politica. La capacidad sindical frente a la desarticulacién politica en circunstancias de reflujo de masas. * Representatividad: la identidad peronisca de la burocracia. Irrepresentatividad: la no-identidad. Este panorama de cémo emergen las contradicciones en un discurso politico no ¢s estético ni homogéneo. En este sentido solo realiza y hace visible su significado 125 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. actuacién— seftalan la desvinculacién casi absoluta entre organizacién guerrillera peronista y sindicalismo peronista. SINDICATOS PROYECTO GUERRILLERO Legalidad Hegalidad Espacio de fibrica Clandestinidad Gremialismo Operatividad comando Clase obrera organizada Organizacién-"pueblo” Reivindicaciones laborales Lucha militar “No representatividad” “Representatividad” * “Dirigencia infilerada” “Dirigencia popular” “Traicién” “Lealtad “No peronismo” “Peronismo” “Reformismo” “Revolucién” ENEMIGO ESTRATEGICO FUERZA PROPIA E] presente trabajo, en tanto ordenamiento de apuntes criticos sobre el pe- ronismo revolucionario, concluye con esta lectura provisoria pero expositora del conflicto teérico, politico ¢ ideoldgico, Esta tiltima “fotografia” critica da cuenta del desemboque de un discurso en su momento de comprobada incidencia sobre los sectores de la izquierda popular (1972-1975), aunque también, tiempo este tiltimo donde los anilisis deberdin verificar como de paulatino fracaso, no militar en ese entonces, pero si ya politico, de ese discurso armado. La cuestién sindical necesita, para acceder més adecuadamente a un plano de discusién tedrica, de ciertos rastreos a través de los cuales recuperar el campo in- transferible de su historia: el problema dado. Desde esta perspectiva se hace preciso un anilisis del discurso sindical peronista como expresién orgiinica, desde 1955 hasta el presente. Se necesita también una caracterizacién del actual marco eco- némico, social y politico argentino, para inscribir en el mismo la cuestién gremial en el presente. Se requiere, ademés, de un reencuentro productivo con lo teérico sindical en sus edades mas significativas inmersas en el sistema capitalista. Desde lo tedrico-politico, el discurso peronista revolucionario es mas lo que encubre en cuanto al sentido de su propia préctica de (y con) lo gremial, que lo que despeja como espacios de comprensidn objetiva sobre dicha realidad. Recono- ciendo que lo mis decisivo en su gestacién como discurso guertillero y su punto de referencia més significativo en los atios posteriores, se proclamé al menos con relacién al Movimiento obrero peronista, aquel espacio comiin, aquella supuesta proximidad a pensar y a articular, no permiti, sin embargo, sino todo lo contrario, situar con correccién el problema. Los tiltimos tramos de historia seftalan, como se vio, la mas aguda desorientacién y desencuentro. 129 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. El peronismo y las democracias Recorridos los primeros pasos de lo que la dictadura planted como la apertura politica, una inmediata aclaracién por parte del gobierno militar y voceros periodis- ticos afines, hizo referencia a la definitiva inadecuacién del peronismo “conocido” para el futuro reordenamiento democritico. El general Videla fue el encargado de abrir el juego en esta minicampatia “espon- tinea” a pocos dias de conocerse las “Bases para la Reorgani no hubiesen sido claras en cuanto a su espiritu marginador de formas y contenidos idealdgicos y politicos. Dijo Videla que “el Partido Peronista tal cual como es hoy, al cristalizarse como lo hemos conocido, si mantiene la tesitura de un culto a la personalidad, a la demagogia, si no es un partido responsable para vivir en demo- cracia, sino adecua sus ideas y se agrupa en un sistema partidario democratico, no totalitario, no personalista, no tendré cabida en el régimen democratico””. Pocos dias después, el histéricamente antiperonista diario La Prensa editorializa- ba las palabras de Videla, apuntando la necesidad “de ponerse de acuerdo sobre la forma de mangjar el cadtico Movimiento”. Aclaraba que “la democratizacion” del mismo, palabra en boca de algunos dirigentes peronistas, “no eta el tinico vocablo tomado a préstamo a la ideologia liberal”. Y concluia el editorial, anotando que dicha “democratizacién era una ocurrencia circunstancial, antes que la categoria de un proyecto sustantivo destinado a mudar la entrafia del partido dictatorial". Anunciado formalmente el “tiempo de diilogo” por la Junta militar, el pero- nismo volvia a ser situado en el centro de la historia politica del pais, en este caso desde las propias voces pertenecientes 0 adictas al modelo dictatorial. Nuevamente un proyecto, atin haciendo referencia a la democracia de manera opaca y distorsio- nante, no podia soslayar, ni siquiera técticamente, la presencia politica que hace inteligible el problema democritico en la Argentina: el peronismo. También el nacionalismo elitista y de corte fascista, que se nuclea en la revista Cabildo, buscé exponer sus perspectivas. Cabildo en realidad confronta con lo recién citado por La Prensa, y sintetiza otra clisica vertiente antiperonista de la dominacién de clases en la Argentina. Dice la revista: zacién”, como si estas “Los tres aitos de cuatro gobiernos peronistas (1973-1976) objetivamente considerados, son el mejor ejemplo de democracia liberal que hubo en nuestra historia. Se niciaron con una mayoria del 70% del electorado, excepcional aqui y en cualquier parte del mundo (y contra el apararo gubernamental). Lo demis fue impecable: divisién estricta entre los tres poderes, respeto incondicional a la libertad de prensa —que en su totalidad no era adicta-, acatamiento a la ley aunque hubiese sido sancionada por auroridades inconstitucionales, observancia estricta a la Constitucién, primera ex- 133 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. en una identidad de rechazo de dificil registro y que emerge de los espontineos tacticismos con que retorna la palabra cuando la realidad lo permite. 9) Necesita una democratizacién gremial que permita concluir con la burocracia como poder de “presién’” politica. 10) El Movimiento debe adscribir su biografia en coheren- cia con la légica histérica de un ordenamiento politico. Dejar de ser bésicamente un “hecho de masas” (que se define a partir de las respuestas 0 conciencias de las clases trabajadoras en el proceso de luchas de clases), para pasar a auto-leerse desde una ideologia politica que diluya esa dimensién, en tanto para el dominio aquellas causas carecen de registro, forman parte de una configuracién “magica” desprovista de verdad. Segiin el general Galtieri, el peronismo, 11) debe abandonar sus formas y estruc- turas conocidas que concretaron un consenso y una presencia de las mayorias. Lo politico organizado debe remititse ala racionalidad del despliegue estatal, supuesta partera de “la politica” en tanto democracia, y 12) El peronismo debe hacerse astutamente consciente de que la “lucha” de las FEAA., cuvieron como objetivo readaptar profundamente a esa realidad de masas llamada peronismo. Peronismo y modelo de dominacién La muerte de Perén, la violencia de los antagonismos internos, el no calculado lopezrreguismo, la confundida exasperacién de la izquierda, la “potencia-impoten- cia’ de la dirigencia sindical, las contrapuestas politicas econémicas, las hegeménicas tendencias desmovilizadoras, la disgregacién del gobierno y su anodino derroca- miento con el pueblo como simple espectador, fueron desde 1973 a 1976 algunos datos incuestionables de la crisis, ~por cierto mas extensa— del peronismo. Pero hoy el peronismo, a diferencia de otras coyunturas donde sus sectores avanzados politicamente elaboraban y sistematizaban “con certeza” la indole con- tradictoria del Movimiento -sus posibilidades y limites— sufre también el desmem- bramiento y el interrogante critico de ese espacio de lucha e interpretaci6n. Y lo que es mas importante: la desarticulacién profunda de esa izquierda no significa solo su retroceso en cuanto a su incidencia sobre ef conjunto, sino que se hace presente como su crisis de identidad. Particularizada. Intransferible, en sus sentidos funda- mentales. Por una parte, su historia concreta desembocd como proyecto enajenado del Movimiento peronista de masas. Por otra parte, su comprensién (en el més vasto significado del término) del peronismo no coincidié con el peronismo, ni en lo que hace a su capacidad liberadora puesta a prueba desde 1973 a 1976, pero tampoco =y mas decisivo atin— en lo que hace hoy al inalterado peronismo de las masas, a pesar del fracaso, en 1976, de “ese peronismo” pensado por st izquicrda. A partir de aqui, puede existir un salto ciego: “somos peronistas”, En la critica al montonerismo reducimos (obviamos) que nuestro peronismo tuvo siempre y 137 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ocurtidas? Especificando més la pregunta: los sectoves mas insertos en la lucha, ;se fueron distanciando de las profundas referencias que establecié un Movimiento nacional histérico, o fue buscando una mayor compenetracién, con los significados de esa presencia? Dicho de otra manera: las citcunstancias politicas, ideolégicas y sociales, zalentaron o desalentaron en el peronismo mas activo un pensamiento politico que tuviese en cuenta, primordialmente, /as formas y los contenidos que, desde su conformacién popular planted el Movimiento con respecto a la cuestion del poder y las formas de hegemonia? La intencién de las preguntas es plantear el problema desde un punto de vista que podriamos denominar de teoria politica: uno de los déficit més agudo, creo, de la izquierda peronista, que basica y equivocadamente y por influencia del “materia- lismo histérico verndculo” se preocupé en quedar “bien parada” frente al marxismo, reivindicando su proyecto a nivel socioeconémico, cuando el marxismo invalidaba al peronismo precisamente a ese mismo nivel. Como si “ganar” esa disputa fuera la “luz de la historia”, luz supuestamente partera de “la politica”. En realidad, esta ultima, la politica, siempre fue una cabal ausencia en el marxismo argentino, y una mitificacion —mds que una compenetracin~ en la izquierda peronista. Es importante rescatar, frente a este dilema, el pensamiento de un Cooke bas- tante olvidado, el de 1957, cuando actuaba como delegado personal de Peron y como autoridad maxima del Movimiento en el pais. En primer lugar, porque en dicha etapa Cooke reflexiona extensamente (desde la cotidianidad de un poder politico en la resistencia) sobre el problema de los significados y la organizacién politica el Movimiento. Y lo hace desde una intencién estratégica, teniendo en claro que lo que estaba en juego era la permanencia o el cambio de un sistema social y no el simple regreso de Perdn a la Casa Rosada. En segundo lugat, porque el Cooke del 57 busca infructuosamente poner en prictica una linea organizativa (articularla con el conflicto nacional), desde una indiscutible experiencia de lucha peronista contra el Estado militarizado. En la etapa de estos escritos de Cooke, van perfilindose —con menor 0 mayor claboracién de parte de miicleos militantes~ una serie de autocriticas y discusiones na riesgo de esquematizar, en dos tendencias. Por una parte encontramos que deri en Cooke la preocupacién por recuperar un peronismo, que él piensa revoluciona- rio, desde la dispar respuesta del Movimiento frente a los nuevos acontecimientos. Por otra parte, al fin de la primera resistencia y sobre todo desde la carcel de la segunda (Conintes), se da el progresive nacimiento de corrientes que ven la ne- cesidad de una divisoria de aguas para superar las flaquezas en la lucha. Divisoria de aguas que parte de la idea del objetivo estratégico que se pretende conquistar ~socialismo- como forma de resolver lo que en términos concretos el Movimiento no tendria formulado: precisamente su objetivo estratégico. Este objetivo debe “reglar”, con mayor o menor premura, lo contradictorio y hasta antagénico que 145,

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