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2ª Edición 1975.
Delegación Nacional de la Juventud.
Obra declarada de texto para la enseñanza de Educación Cívico-Social y Política, 1er
curso, 1er Grado de Formación Profesional.
• Colaboraron como autores en esta obra: Miguel Bernad Rato, José Aráujo Sánchez,
Félix Enrique García, Joaquín Fernández Fernández, Serafín García Zarandieta, José Antonio
Delgado, Miguel Buñuel.
• Fotografías: Archivo Doncel.
• Cubierta: García Sánchez.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS -2-
índice
EL ORDEN SOCIAL
I. El orden social ................................................................................................................7
1. Dimensión social del hombre
2. La sociedad
3. Elementos de las relaciones sociales
4. El orden social
LA JUSTICIA SOCIAL
VI. La justicia social ...........................................................................................................24
1. Noción de la justicia
2. Noción de la justicia social
3. Justicia y orden social
4. La cuestión social
5. Estado y justicia social
3. Promoción social
4. Justa distribución de la riqueza
LA ACTIVIDAD ECONÓMICA
IX. La producción...............................................................................................................36
1. La actividad económica
2. Bienes y necesidades
3. Bienes libres y bienes económicos
4. El orden de los bienes
5. Producción y oferta
6. El mercado
2. Transformaciones o cambios
XXI. El neocapitalismo.....................................................................................................78
1. Neocapitalismo europeo
2. El Estado y el neocapitalismo
3. Crítica del sistema liberal capitalista
EL MOVIMIENTO NACIONAL
XXIV. Los movimientos sociales en España ......................................................................88
1. La sociedad española desde 1800 hasta 1868
2. Evolución de la sociedad española en este período
3. La sociedad española en el último tercio del siglo XIX
4. Los movimientos sindicales antes de 1936
XXV. El nacionalsindicalismo.............................................................................................91
1. Sus orígenes
2. Afirmaciones políticas
3. Panorama económico
4. Doctrinas económicas
5. La empresa y el sindicato vertical
6. Subsistencia de la propiedad personal familiar
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7. Consideraciones finales
Vocabulario ......................................................................................................................117
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El orden social
I. El orden social
II. La organización social
III. Las tensiones sociales
IV. Fundamentos del Estado español
V. Estructura del Estado español
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I El orden social
1. Dimensión social del hombre.—2. La sociedad.—3. Elementos de las relaciones
sociales.—4. El orden social.
El hombre, para tomar conciencia de su propia personalidad*, necesita de otros, ya que sin
esta relación no puede obtener una completa conciencia de sí mismo. Es decir, el hombre
necesita verse semejante a los demás y a la vez distinto de ellos. De ahi su individualidad, su
propia forma de ser.
c) Aspecto interpersonal
Pero el hombre, además de su desarrollo biológico y de la conciencia de sí mismo,
necesita para desarrollarse plenamente influir en los demás y ser influido por ellos. Así se logra
el progreso.
Y es que los hombres, al vivir relacionados entre sí, se influyen recíprocamente,
perfeccionándose a sí mismos y perfeccionando a los demás. Pensemos como las opiniones,
los inventos, las creaciones... de unos influyen en el resto.
2. La sociedad
La sociedad* es el resultado de todas las actividades del hombre que tienden hacia los
demás. El hombre, al relacionarse con los otros, crea unos lazos a los que llamamos relaciones
sociales. El conjunto de estas relaciones, creadas por la actividad del hombre, constituye la
sociedad.
La sociedad humana se diferencia de las sociedades animales en que éstas se regulan
instintivamente, repitiendo las mismas formas, y en la regu-larización de la sociedad humana
intervienen la libertad y la razón, con lo que se origina una sociedad progresiva, capaz de
conseguir fórmulas más perfectas de convivencia. Por ejemplo, la organización de un
hormiguero, de una colmena, siempre es igual, mientras que la organización de una ciudad ha
cambiado y está cambiando continuamente desde su fundación.
Frente a la concepción integral de la sociedad, ya formulada, existen otras concepciones
como las teorías individualista y colectivista de la sociedad.
Para la teoría individualista, la sociedad es sólo un nombre que no responde a ninguna
realidad; lo único que existen son los individuos.
La teoría colectivista, por el contrario, admite que sólo existe la sociedad, y los individuos
aislados sólo son elementos subordinados a ella.
Ambas teorías, como ya dijimos al principio, al destacar el elemento individual o social
sobre el otro, impiden concebir y realizar los fines sociales*, al proponer como únicos fines la
utilidad del individuo aislado, sin relacionar los fines interindividuales o la utilidad social.
En una concepción integral de la sociedad han de armonizarse la utilidad o el fin de cada
individuo, con la utilidad de todos los miembros que la integran. En definitiva, lo que se
pretende armonizar en la sociedad es el fin individual (la perfección del hombre), con el fin
social (la perfección de la comunidad integrada por todos y cada uno de sus miembros).
crían el ganado, otros hacen los tejidos... En la sociedad actual civilizada se ha llegado a
una división del trabajo muy fragmentada y especializada, que ha logrado un progreso
tecnológico rápido e intenso.
Valores y normas sociales
Los valores aceptados y estabilizados socialmente se reflejan en las normas* sociales.
Estas normas regulan la conducta del hombre en sus relaciones con los demás. La violación de
las normas sociales lleva siempre consigo una sanción: o la simple desaprobación de los
demás miembros de la sociedad o el castigo previsto por las leyes.
Los usos sociales* son las normas que nacen de una repetición de actos socialmente
aceptados y cuya violación sólo acarrea la desaprobación de los demás hombres.
Las normas jurídicas* son aquellas que nacen como una declaración expresa de la
autoridad y cuya infracción trae como consecuencia un castigo, al ser estas normas impuestas
obligatoriamente a todos los que forman parte de la sociedad.
Las normas jurídicas regulan los derechos y deberes de cada miembro de la sociedad,
dando a cada uno lo suyo, lo justo. El Derecho * constituye, por ello, una ordenación de la vida
social con fuerza vinculante. Esta ordenación o normas jurídicas, en cierto modo, están
impuestas por la naturaleza de las cosas, orientando la conducta de los hombres, haciéndoles
elegir el bien y rechazar el mal, y entonces constituye lo que se llama Derecho natural*. Pero,
aparte de esto, las normas de la vida social las establece el hombre, y éstas constituyen el
Derecho humano o positivo.
El Derecho positivo*, para que sea tal derecho, ha de estar inspirado en los principios de la
ley natural. Ejemplo de ley natural: no matarás. Ejemplo de ley positiva: «El que matare a otro
será castigado...» Aunque no toda norma positiva coincida con la natural. Por ejemplo: la
norma de circular en carretera por la derecha no está inspirada en ningún principio de la ley
natural.
Como consecuencia de todo esto, cada miembro de la sociedad debe conocer las
obligaciones que tiene que cumplir y cuáles son sus derechos, y ello se refleja en la regulación
social*, en las normas jurídicas que rigen en su sociedad.
En el Estado español, como en cualquier Estado, existen una leyes que constituyen el
fundamento de la convivencia nacional, lo que se llaman Leyes Constitucionales y, en España,
Leyes Fundamentales. Junto a ellas hay otras leyes que regulan la vida ordinaria de los
hombres, como la ley de caza o el código de la circulación.
Las Leyes Fundamentales que contienen los principios y las bases de la convivencia
nacional española son las siguientes:
— Ley de Principios del Movimiento Nacional.
— Fuero de los Españoles.
— Fuero del Trabajo.
— Ley Orgánica del Estado.
— Ley Constitutiva de las Cortes Españolas.
— Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado.
— Ley de Referéndum Nacional.
Poder y autoridad
Para que la vida social sea posible, los hombres admiten la posición y la función del que
manda o ejerce el poder.
En todo grupo social podemos reconocer a los que mandan y los que obedecen: el padre y
los hijos, el capitán y los soldados, el alcalde y los vecinos...
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Cuando el ejercicio del poder es reconocido y aceptado por los miembros de la sociedad,
recibe el nombre de autoridad.
El ejercicio del poder, a través de la autoridad, constituye una función social, que, para su
legitimidad, ha de tener en cuenta los fines sociales.
Así, pues, poder, autoridad, función social y fin social, en su conjunto, da lugar a la
conformación del orden social*.
4. El orden social
La vida en sociedad exige un orden y una adecuación constante de las relaciones que la
integran, para que las actividades de los hombres puedan alcanzar los fines sociales en un
conjunto armónico.
El orden social, como todo orden, no es estático, sino esencialmente dinámico. El propio
orden exige que haya cambio para lograr la armonía y proporción social, cuando varíe
cualquiera de los elementos de las relaciones sociales.
En la sociedad, el orden no puede consistir en mantener permanentemente una situación
determinada. Por el contrario, el orden reclama que toda forma de sociedad se desarrolle para
poder responder a las necesidades de la realidad social de cada momento.
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II La organización social
En realidad, más que una forma de organización social, es una aspiración o tendencia de
las sociedades evolucionadas.
Formas de organización determinadas por el sistema económico
Las formas de explotación de los recursos económicos y la actividad económica
predominante a la que se dedican los individuos de una sociedad determinan, en cierto
grado, la propia organización social. Podemos ver cómo la organización social es diferente en
las sociedades primitivas de recolectores, en las agrícolas y ganaderas, en las mercantiles y en
las sociedades industriales.
a) Sociedad de recolectores y cazadores
Esta forma de organización social es la más primitiva de las conocidas y se basa en la
recolección de los productos de la tierra, que el hombre no cultiva, y en la caza de los animales
no domesticados.
Su organización social es muy simple, no llega a sobrepasar las estructuras familiares y es
nómada*.
b) Sociedad agrícola y ganadera
Esta organización social alcanza una mayor complejidad, es ya una sociedad establecida
de modo fijo sobre un territorio, es sedentaria* y su estructura más amplia que la familia.
Origina la tribu y la aldea.
Su organización social está basada sobre el cultivo de la tierra y la explotación de los
animales domésticos.
c) Sociedad mercantil
La sociedad mercantil se basa en el intercambio de los productos, en el comercio y lleva
consigo el desarrollo del transporte.
Su organización social es más amplia y compleja que las anteriores y origina los burgos o
ciudades, que llegan a tener una estrecha relación entre sí.
d) Sociedad industrial
Esta forma de organización social nace con el invento y desarrollo de la máquina de vapor,
que origina la multiplicación de los bienes, la concentración de las poblaciones en
determinados lugares y las nuevas relaciones sociales (empresarios-trabajadores).
El desarrollo industrial, basado en la producción en cadena, producirá un crecimiento
desmesurado de los núcleos urbanos y el despoblamiento de las zonas rurales.
Formas de organización determinadas por la movilidad social
Otro factor de la organización social es la movilidad de la misma. De acuerdo con este
elemento de la movilidad social, podemos destacar dos tipos de organización social: sociedad
estamental y sociedad abierta.
a) Sociedad estamental
Se caracteriza por la división y separación rígida de sus componentes y es de tipo primitivo.
Cada uno de sus miembros tiene una posición y función muy definida. El señor guerrea o caza
y el siervo explota la tierra.
Los distintos estamentos* sociales se encuentran aislados entre sí, sin posibilidad alguna
de que un miembro de un estamento pase a otro distinto. En este tipo de sociedad los
integrantes de cada estamento se dedican a una actividad determinada que les viene impuesta
socialmente, e incluso la admiten como natural.
b) Sociedad abierta
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4. Grupos sociales
Se define al grupo social como conjunto de individuos relacionados por una determinada
posición, intereses, valores o sentimientos.
Las personas, al relacionarse en una determinada posición (alcalde-vecino), persiguiendo
unos mismos intereses comunes (alumbrado de las calles, festejos), ateniéndose también a
unos valores comunes (mejora de la calidad de la vida) e impulsados por sentimientos
compartidos (costumbres, folklore) constituyen un grupo social (el municipio, en este caso).
Existen muy variadas clasificaciones de grupos sociales atendiendo a diversos criterios.
Así, por ejemplo, tenemos:
— Grupos voluntarios (una asociación juvenil), y grupos necesarios (la familia).
— Grupos primarios (la familia), grupos secundarios (un club de fútbol).
— Grupos simples (un matrimonio), y compuestos (la nación).
— Grupos naturales (la ciudad), y grupos artificiales (una sociedad cultural).
Cualquiera de los grupos sociales conocidos pertenece simultáneamente a varias de estas
clasificaciones y no se excluyen entre sí.
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3. El cambio social
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Ya ha quedado dicho que la sociedad, el orden social, es un sistema dinámico que exige su
constante adaptación para encontrar el equilibrio entre los distintos factores sociales. Cuando
varía o se modifica alguno de los elementos sociales se altera el mismo sistema social, que
cambia en el fondo aunque se mantenga la misma organización.
Al hablar del cambio social es necesario hacer tres consideraciones en torno al origen y
ritmo* del cambio, así como de las actitudes frente al mismo.
Origen del cambio social
A este respecto puede distinguirse entre el cambio que se origina desde dentro de la
sociedad y el que se origina desde fuera de ella.
Ejemplo de cambio interno fue el sufrido por la sociedad inglesa como consecuencia de su
propia revolución industrial, y, de cambio externo, el que están sufriendo las sociedades
tradicionales y subdesarrolladas (los pueblos africanos) al contado de la tecnología de las
sociedades desarrolladas.
El ritmo del cambio social
El cambio social puede producirse de una forma lenta, como ocurrió con las sociedades
europeas antes de la revolución industrial, o, por el contrario, puede producirse rápidamente,
como está ocurriendo en las sociedades desarrolladas desde hace cien años, motivado por los
progresos constantes de la invención, tecnología e industria.
Actitudes frente al cambio social
Ante el cambio social son posibles diversas actitudes que vamos a intentar resumir: a) Una
primera actitud consiste en ignorarlo, no querer enterarse, pretender que los cambios no tienen
importancia, no existen en la realidad.
b) Esta actitud es más terminante: el cambio existe pero es malo. Esta actitud puede
reflejarse en las frases conocidas «siempre se cambia para peor» o «más vale malo conocido
que bueno por conocer».
c) La tercera actitud, que podemos calificar como «progresismo ingenuo» es la contraria
de la anterior. Todo cambio es bueno, todo lo nuevo es para mejorar.
d) Por último, ante el cambio se puede tener una actitud abierta, «prudentemente
optimista». Esta es la actitud del hombre realista y moderno, la del que sabe que muchos
cambios son necesarios, que no desconoce el riesgo de los mismos, pero intenta realizarlos o
seguirlos del modo más útil para la sociedad.
4. Factores del cambio social
El problema del porqué se ha realizado el cambio se relaciona estrechamente con los
factores de las tensiones sociales. Vamos a señalar algunos de estos factores:
a) Los deseos y decisiones de los individuos constituyen un factor importante del cambio.
Por ejemplo, la decisión de reducir la familia, con pocos hijos, en los países del norte y centro
de Europa ha producido un cambio de sus sociedades.
b) Los actos individuales influidos al variar las condiciones sociales. Ejemplo, las
migraciones* de los hombres hacia las ciudades, al ofrecerles éstas mejores condiciones de
vida y trabajo, ha producido el paso de una sociedad rural a otra urbana.
c) Los deseos y decisiones de los grupos sociales enfrentados por aspiraciones distintas y
opuestas. Por ejemplo, las luchas sociales entre patronos, que buscan su beneficio, y
trabajadores, que pretenden mejores salarios y condiciones de trabajo, originan un nuevo tipo
de sociedad.
d) Las influencias externas a la sociedad pueden determinar importantes cambios.
Ejemplo, la conquista de una sociedad por otra (la conquista romana o la invasión árabe en
España), o los contactos culturales (influencias fenicias en las costas mediterráneas españolas)
determinan cambios importantes en la sociedad.
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1. El Estado en general
Todo estado se fundamenta en: un territorio, extensión de superficie terrestre con unos
límites llamados fronteras; una población, conjunto de personas que pueblan ese territorio y
que son subditos de esa organización ; y, el poder, conformado por un grupo de personas que
dirigen la organización de ese Estado.
El Estado defiende lo que es suyo y para eso une sus fuerzas armadas, mantiene la paz
interior, hace carreteras, crea escuelas, etc. En definitiva, se puede decir que el Estado es el
ordenador de la sociedad.
2. El Estado nacional
La mayoría de los Estados actuales tienen como base de su organización una sola nación
y por esta razón se denominan Estados Nacionales. Pero ¿qué es nación? Para el filósofo
Bergson «nación es como una misión». Sin embargo, José Antonio Primo de Rivera la define
con mayor exactitud: «Nación es una unidad de destino en lo universal», o sea, una unidad que
no acentúa su diferencia con respecto a los demás y que se impone la tarea de realizar valores
en el orden social, político, cultural y religioso con el fin de perfeccionar costumbres o
conductas válidas y utilizables para todos.
6. Leyes Fundamentales
El régimen político español posee como base constitucional las Leyes Fundamentales del
Reino.
El nuevo régimen político español surgió tras la Cruzada de 1936-1939 y paulatinamente
fue estructurando las bases de tipo político, social y jurídico de la convivencia nacional. Los
documentos en donde han ido recogiéndose estas bases son las Leyes Fundamentales. Las
Leyes Fundamentales son normas que gozan de mayor permanencia que las demás y para
modificarlas es necesario un referéndum * nacional.
I. Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958).
En ella se fijan las bases doctrinales, orgánicas y programáticas de nuestra convivencia
política. Esta Ley por su carácter especial es inalterable, es decir no puede modificarse o
derogarse.
II. Fuero de los Españoles (1945).
III. Fuero del Trabajo (1938).
IV. Ley Orgánica del Estado (1967)
V. Ley Constitutiva de las Cortes (1942)
VI. Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947).
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3. Cortes Españolas
Las Cortes son una gran Asamblea de procuradores que representan al pueblo español y
su misión es la de asumir esa representación popular de la nación en la resolución de asuntos
de gran importancia. La función primordial de las Cortes es la función legislativa.
Composición de las Cortes
Orgánicamente la comunidad nacional es el conjunto de tres entidades naturales: Familia,
Municipio y Sindicato, a las que la Ley añade otra cuarta entidad, el Movimiento.
Las Cortes están constituidas por procuradores elegidos a través de estos cauces y la
forman cuatro grupos mayores y cuatro grupos menores. Los grupos mayores son:
— Grupo del Movimiento, Consejeros Nacionales.
— Grupo Sindical.
— Grupo Local.
— Grupo Familiar.
Los grupos menores son:
— Designados por el Jefe del Estado.
— Grupo cultural.
— Altos cargos.
— Colegios profesionales y asociaciones.
Funciones de las Cortes
— Elaborar las Leyes en las Comisiones y aprobarlas o rechazarlas en el Pleno sin
perjuicio de la posterior sanción por parte del Jefe del Estado.
— Aprobar los presupuestos del Estado y los Planes de Desarrollo.
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— El Jefe del Estado debe recabar la previa autorización de las Cortes para declarar la
guerra o acordar la paz y ratificación de los tratados que afecten a nuestra soberanía o
integridad del territorio.
5. Administración de Justicia
La Administración de Justicia está compuesta por órganos jerárquicamente establecidos. El
órgano judicial de mayor categoría es el Tribunal Supremo de Justicia. Su jurisdicción abarca
toda la Nación y tiene su sede en Madrid.
El Tribunal Supremo tiene la misión de conocer los recursos extraordinarios que hayan sido
promovidos contra las sentencias dictadas por los Tribunales.
En un escalón inmediatamente inferior al Tribunal Supremo se encuentran las
Audiencias Territoriales, cuya jurisdicción abarca, para cada una de ellas, unas determinadas
demarcaciones geográficas. Existen 15 Audiencias Territoriales en España.
Después de las Audiencias Territoriales están las Audiencias Provinciales, las cuales
entienden fundamentalmente en materia penal. Hay una por provincia.
Hasta este escalón de las Audiencias Provinciales, los órganos judiciales son colegiados,
integrados por varios jueces, que reciben el nombre de magistrados.
Siguen en el orden descendente los juzgados de Primera Instancia (en lo civil) e Instrucción
(en lo penal). Son órganos unipersonales, cuya jurisdicción abarca un «partido judicial» o un
solo Municipio, si es grande. A veces, hay varios juzgados en el mismo Municipio, debido al
elevado número de habitantes.
En el último peldaño de esta escala se encuentran los jueces de paz, que tienen su esfera
de actuación en los pueblos pequeños y en asuntos de menor importancia.
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La justicia social
VI. La justicia social
VII Política social
VIII Justicia social española
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VI La justicia social
1. Noción de la justicia
En la lección primera decíamos que las normas jurídicas regulan los derechos* y deberes*
de cada miembro de la sociedad, dando a cada uno lo suyo, lo justo. Aludíamos con ello a un
factor fundamental en toda convivencia humana: la Justicia.
La noción de justicia brota de lo más profundo del ser del hombre como un sentimiento de
necesidad, como algo que la propia naturaleza humana no puede por menos exigir.
En un sentido amplio, justicia es rectitud. De ahí que se llame justo al hombre que obra
rectamente. La justicia es, ante todo, una rectitud de las acciones de los hombres. Por ello el
calificativo de «justo» se aplica primero a las obras, y después, de modo secundario o
derivativo, se aplica también al sujeto que las realiza. En este sentido la justicia es el hábito*
por el cual el hombre quiere y obra rectamente.
La justicia es proporción, conformidad, adaptación de las acciones humanas. Esta
proporción exige que se ajusten las acciones a su propio fin. La justicia es adecuación de la
conducta humana a las exigencias esenciales de su naturaleza racional y social. La justicia
viene a ser, de este modo, el ideal que perseguimos.
Y todo ello exige, a su vez, la relación* o referencia a otro.-Lo propio de la justicia es la
ordenación de los actos del hombre respecto a los otros hombres.
Si la justicia regula las acciones de los hombres en su relación con otros dentro de la
sociedad, se puede afirmar que las acciones externas constituyen la materia propia, el
verdadero objeto de la justicia.
«La justicia es la virtud que consiste en dar a cada uno lo suyo». Por «lo suyo» se debe
entender lo que corresponde a cada uno, a los otros, según una exigencia, un derecho. Así, «lo
suyo», lo que corresponde al que se muere de hambre no es su hambre, sino el pan que
necesita aunque sea de otro. Dar a cada uno lo suyo equivale, pues, a dar a cada uno su
derecho, lo que le es debido, a reconocerle aquello que está ordenado al bien inmediato de su
naturaleza individual para el cumplimiento del fin social.
La justicia, cuando regula las relaciones entre los miembros del grupo social, es decir, de
hombre a hombre, y en un plano de igualdad, entre iguales, recibe el nombre de justicia
conmutativa. Ella, al regular las relaciones privadas de individuo a individuo, establece la
proporción entre lo que se ha de dar y lo que se ha de recibir según un criterio de estricta
igualdad.
2. Noción de la justicia social
Decíamos que la justicia mide también las relaciones entre los miembros del grupo social y
los demás, es decir las relaciones del nombre y la sociedad. A esta función de la justicia se
llama justicia social.
La justicia social regula las relaciones de la sociedad con cada uno de sus miembros,
satisfaciendo el derecho de todo hombre a que reciba de los otros lo que le es debido por su
dignidad de persona humana.
La sociedad y cada grupo social debe organizarse de manera que a cada grupo y a cada
uno de sus miembros corresponda aquella parte del bien social a que tiene derecho,
garantizando la satisfacción de los bienes y derechos que exige la dignidad de la persona
humana, y de aquellos bienes a los que tiene derecho en proporción a los esfuerzos o servicios
prestados a los demás.
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4. La cuestión social
Si bien la idea de justicia es una y permanente a través de todos los tiempos y en todas las
organizaciones sociales, no es menos cierto que algunos aspectos de la misma adquieren
especial relieve en determinados momentos históricos y en determinadas organizaciones
sociales.
De esta forma, aunque los aspectos sociales de la justicia fueron destacados por los
antiguos pensadores griegos, sólo adquiere la justicia social su importante trascendencia en la
aplicación a la vida económico-social con el nacimiento de los movimientos obreros, al
destacarse los aspectos o exigencias de igualdad real entre los distintos miembros de la
sociedad.
La igualdad de oportunidades fue un principio, pero la realidad fue la desigualdad en las
posibilidades de la vida. El hombre que había sido llamado a vivir en igualdad con los otros
hombres se encontró, en el siglo xix y en las sociedades individualistas e industrializadas, de
hecho, en una situación desigual. La sociedad liberal dio origen de esta forma a una serie de
problemas, denominados la cuestión social.
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La cuestión social se configura por la combinación de dos factores: el primero, que consiste
en que los hombres que se estiman iguales se encuentran en una situación social desigual; y,
el segundo, que esta situación social desigual se considera injusta.
La desigualdad social, en el presente momento histórico, es considerada como injusticia.
En otras épocas anteriores la desigualdad social se admitía como algo natural (la esclavitud
entre griegos y romanos, los estamentos en las sociedades medievales...). Pero en la
actualidad no puede justificarse la desigualdad. Por ello la cuestión social es problema de
nuestro tiempo.
3. La igualdad de oportunidades
La idea de la igualdad de los hombres no ha sido siempre aceptada como algo natural.
Durante mucho tiempo, se pensó que los hombres eran naturalmente desiguales, que la
desigualdad era lo normal, lo justo.
En las sociedad clásicas de Grecia y Roma, el orden social se basaba en la división de los
hombres entre libres y esclavos.
Sólo el hombre libre era ciudadano, y como tal participaba del gobierno de la ciudad, era
propietario y gozaba de la posibilidad de adquirir una cultura.
El esclavo, por el contrario, era quien se encargaba de producir las cosas que necesitaba el
hombre libre. El esclavo, al ser propiedad del hombre libre, no tenía derecho alguno, ni
oportunidad de promoción o de cultura. No existía, en suma, igualdad de oportunidades entre el
hombre esclavo y el libre.
La llegada y difusión del cristianismo dio un giro total a esta teoría de la desigualdad
natural. El cristianismo define la igualdad de todos los hombres por cuanto los hombres son
hijos de Dios, y creados a su imagen y semejanza. Esta afirmación traerá como consecuencia,
que, al tener todos los hombres igual naturaleza, se reconozca que deban tener los mismos
derechos y las mismas posibilidades. No obstante, aún pasarían muchos siglos hasta que estas
ideas cristianas de igualdad natural entre los hombres fuesen totalmente aceptadas.
En la Edad Media, la sociedad se ordena en unos estamentos perfectamente
estructurados. Cada hombre pertenece a algunos de los estamentos sociales (noble, clérigo,
siervo, artesano) y la igualdad de oportunidades queda reducida a los miembros del propio
estamento para promocionarse dentro de él (así el artesano podrá, con el dominio de la técnica
de su oficio, ganar riquezas, ampliar su taller, adquirir fama incluso, pero no llegará a ser
noble). Vemos que tampoco existía en la práctica una verdadera igualdad de oportunidades.
Con el liberalismo* se proclamaría el principio de igualdad ante la ley, rompiendo
definitivamente con la sociedad estamental. El libre juego de las libertades individuales,
proclamadas por el liberalismo, determinó el nacimiento de las clases sociales.
Por clase social se entiende los distintos grupos que componen una sociedad, y que están
formados por todos los individuos que poseen una semejante formación, el mismo género de
vida, similares sentimientos y sobre todo ejercen la misma o parecida actividad profesional y
tienen análogo nivel económico.
El orden social en el que las clases sociales se insertan aparece como una sociedad
abierta. Pero a nivel de clase, en la práctica continua cerrado, ya que los miembros de una
misma clase, al tener intereses comunes, llegan a defender sus posiciones sociales, políticas y
económicas, excluyendo de la participación de los bienes sociales que detentan a los demás
miembros de la sociedad, los de otras clases sociales.
Ante esta situación, el Estado, por imperativos de justicia social, tuvo que ocuparse de la
realización del principio de igualdad de oportunidades. De esta forma el Estado trata de
conseguir que todos los individuos, en especial los miembros de las clases inferiores, puedan
alcanzar la posición y realizar la función que corresponda a su capacidad y esfuerzo.
4. La promoción social
La realidad social ha demostrado frecuentemente que no es suficiente con que el Estado
garantice la igualdad de oportunidades. Es necesario que asuma también las tareas de la
promoción social.
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La promoción social es la posibilidad efectiva y concreta para cada uno de los miembros de
la sociedad de alcanzar cualquier situación o posición dentro de ella.
La promoción social comprende una doble dimensión, la cultural y la profesional.
El aprendizaje, el estudio, la adquisición de unos conocimientos generales y unas técnicas
profesionales, exige una capacidad personal, pero también un ambiente propicio, unos medios
adecuados, y sobre todo que este ambiente y estos medios estén al alcance de todos los
miembros de la sociedad.
Es, pues, un postulado de la promoción social que la participación de la cultura no se
realice a través de la clase social de origen, sino que se desarrolle directa y abiertamente, sin
más limitaciones que la pertenencia a la propia sociedad y las aptitudes* personales.
En su dimensión profesional, la promoción social aspira, por un lado, a que cada hombre
dentro de su profesión pueda llegar a los puestos más altos; y, por otro, a facilitar el paso de
una profesión a otra, posibilitando que el hombre alcance la más acorde con su vocación y
aptitudes.
1. Justicia e igualdad
Vamos a considerar algunos de los aspectos más destacables de la justicia e igualdad
social según aparecen en el momento actual de la realidad española.
En el preámbulo del Fuero del Trabajo, una de nuestras Leyes Fundamentales, aparece ya
claramente esta preocupación por la justicia social: «La voluntad de poner la riqueza al servicio
del pueblo español».
Y la igualdad está también expresamente definida dentro del campo de lo social al declarar:
«El trabajo, como deber social, será exigido inexcusablemente, en cualquiera de sus formas, a
todos los españoles no impedidos (Fuero del Trabajo, c. 1.5).
Esta igualdad y justicia sociales no sólo figuran como aspiraciones o principios generales
en nuestras Leyes Fundamentales, sino que en ellas mismas se determinan ya los medios
concretos para conseguir su realización práctica. Así, en el mismo Fuero del Trabajo se
establece: «A través del Sindicato, el Estado cuidará de conocer si las condiciones económicas
y de todo orden en que se realiza el trabajo son las que en justicia corresponden al trabajador»
(F. T. III 5).
La misión del Sindicato español de velar por la implantación de la justicia e igualdad social
exige de éste un constante perfeccionamiento para poder desempeñar mejor esta tarea,
procurando ser cada vez más auténticamente representativo y eficaz. >En este sentido, el
sindicato deberá exigir del gobierno la adecuación constante de los salarios al coste de la vida.
No sólo corresponde al sindicato velar por la justicia social. También en el Fuero del
Trabajo se establece la creación de un órgano especial con dicho cometido: «Se creará una
nueva Magistratura del Trabajo, con sujeción al principio de que esta función de justicia
corresponde al Estado» (c. VII).
Por último, en los Principios del Movimiento Nacional, que constituyen la síntesis
fundamental de las aspiraciones y directrices de nuestro sistema político y de su Constitución,
se hace constar taxativamente: «El ideal cristiano de la justicia social reflejado en el Fuero del
Trabajo, inspirará la política y las leyes» (Principio IX).
Y, más expresamente, en el Principio XI, al tratar de los elementos que constituyen la
empresa (hombres y medios) se establece: «Las relaciones entre los elementos de aquella (la
empresa) deben basarse en la justicia y en la recíproca lealtad, y los valores económicos
estarán subordinados a los de orden humano y social».
Cómo se llevan a cabo en la práctica estos principios, aplicados a diferentes campos
concretos, es lo que se va a tratar a continuación desde tres aspectos: la igualdad de
oportunidades, la promoción social y la justa distribución de la riqueza.
2. Igualdad de oportunidades
El principio de igualdad de oportunidades tiene sus dos campos de acción más importante
en lo laboral y en lo cultural.
En el campo laboral
«Todos los españoles tienen derecho al trabajo», declara el capítulo VIII del Fuero de los
Españoles. En la actualidad diversas instituciones y medios tienen como misión asegurar el
cumplimiento de esta declaración. Entre ellas podemos citar: primero, las oficinas de colocación
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sindical, que tienen como misión poner a disposición de los trabajadores aquellos puestos
vacantes que estén de acuerdo con sus aptitudes'* profesionales; segundo, cuando no existan
puestos de trabajo suficientes el Estado promueve la creación de nuevos puestos, bien
asumiendo directamente una actividad productiva (Instituto Nacional de Industria, planes de
obras públicas), bien estimulando la iniciativa privada por medio de concesión de beneficios
especiales (Polos de Desarrollo, zonas de localización preferente, actividades primadas, etc.);
por último, cuando no es posible la creación de nuevos puestos, el Estado garantiza una
retribución a los trabajadores en paro a través de un subsidio*: el subsidio de paro.
En cuanto a la igualdad en las condiciones del trabajo se establece: «El Estado se
compromete a ejercer una acción constante y eficaz en defensa del trabajador, su vida y su
trabajo. Limitará convenientemente la duración de la jornada para que no sea excesiva y
otorgará al trabajo toda suerte de garantía de orden defensivo y humanitario» (F. T. II. 1).
Para garantizar la igualdad en las relaciones laborales, el Estado, en cumplimiento de los
principios formulados, tiene establecido, entre otros, los siguientes medios:
a) Establecer las condiciones mínimas laborables, a través de la Ley del Contrato de
Trabajo y las reglamentaciones laborales, que exige la igualdad de las partes contratantes.
b) En la Ley de Convenios Colectivos el Estado promueve la igualdad de trabajadores y
empresarios para la negociación de mejoras por encima de las condiciones mínimas, llegando
incluso, cuando la negociación no concluye satisfactoriamente para ambas partes, a imponer
una norma obligatoria, llamada norma de obligado cumplimiento.
c) Así la Magistratura del Trabajo es órgano independiente para resolver las controversias
específicamente laborales.
d) La Inspección del Ministerio de Trabajo para velar por el cumplimiento de las normas
laborales y contractuales, entre otros aspectos.
e) Como conclusión de esta igualdad en las relaciones laborales el Estado establece la
seguridad y continuidad en el trabajo, impidiendo el despido injusto (F. T. III. 6).
El Estado, velando por el descanso como una de las condiciones fundamentales de todo
trabajador como hombre, establece: «Todo trabajador tendrá derecho a unas vacaciones
anuales retribuidas para proporcionarle un merecido reposo, organizándose al efecto las
instituciones que aseguran el mejor cumplimiento de ésta disposición.»
También en los apartado 1 y 2 del mismo capítulo se establece la limitación de la duración
de la jornada laboral y el descanso semanal. Para procurar la calidad del descanso de los
trabajadores el mismo Estado ha creado instituciones que promueven el turismo social y el
empleo del tiempo libre, como la Obra Sindical de Educación y Descanso.
Otro de los logros de nuestra Constitución es el haber perfeccionado el papel de la
seguridad social de los trabajadores: «El Estado español garantiza a los trabajadores la
seguridad y amparo en el infortunio y les reconoce el derecho a la asistencia en los casos de
vejez, muerte, enfermedad, maternidad, accidente de trabajo, invalidez, paro forzoso y demás
riesgos que puedan ser objeto de seguro social» (F. E. 28).
El Instituto Nacional de Previsión, los Montepíos y Mutualidades, entre otras, son
instituciones que tienen encomendadas la cobertura de los riesgos sociales. Entre estos
riesgos se encuentran especialmente desarrollados los de asistencia médica y farmacéutica
(Seguro de Enfermedad), jubilación e invalidez (subsidios), atenciones a la familia del
trabajador (orfandad, viudedad y ayuda familiar).
En el campo cultural
En el campo cultural la igualdad de oportunidades también constituye una preocupación de
nuestras Leyes Fundamentales.
«Todos los españoles tienen derecho a recibir educación e instrucción. El Estado velará
para que ningún talento se malogre por falta de medios económicos» (F. E. 5.°). «Todos los
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 32 -
españoles tienen derecho a una educación general y profesional, que nunca podrá dejar de
recibirse por falta de oportunidades para el acceso a la cultura» (L. P. M. N. IX).
En este sentido está clarísima la línea de la nueva Ley General de Educación que
establece la obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza en los niveles de la Educación General
Básica y la Formación Profesional de primer grado, previéndose incluso la extensión de la
gratuidad a los restantes niveles educativos.
El sistema de becas, ayudas y subvenciones para el estudio de todos aquellos que
carezcan de medios económicos, se lleva a cabo a través de diversos cauces. El más
importante de ellos es el Patronato de Igualdad de Oportunidades (P.I.O.) que anualmente
convoca concursos para la concesión de estas ayudas. Como último logro se encuentra, en la
convocatoria para el curso escolar 1974/75, establecer para la continuidad en el disfrute de la
beca las mismas condiciones académicas que a los demás alumnos para la continuidad en sus
estudios. Junto a la actuación del Patronato de Igualdad de Oportunidades, cabe destacar la
del Seguro Escolar, Organización Sindical, Mutualidades Laborales y de Funcionarios de las
distintas Delegaciones del Movimiento, etc.
3. Promoción social
La eficaz aplicación del principio de igualdad de oportunidades, colocó a España bajo el
signo de la promoción social. Ciertamente, una vez sobrepasada la etapa de reconstrucción
nacional, el nuevo Estado del Movimiento Nacional se fijó como meta de su política social la
elevación del nivel cultural de los trabajadores y de sus hijos, y la mejora de su bienestar
personal, familiar y social.
Los postulados de la promoción social, elevación del nivel de vida del trabajador, el acceso
a la propiedad, la capacitación y educación técnica del productor, se establecen en el Fuero del
Trabajo (III. 3.° y V. 2.°) y en el Fuero de los Españoles (artículo 31).
Las realizaciones españolas llevadas a cabo en esta materia son múltiples. Entre ellas
vamos a destacar las más importantes:
a) El acceso a la propiedad se realiza a través de la difusión de la propiedad del hogar
familiar, mediante la política de construcción y protección oficial a la vivienda realizada por el
Instituto Nacional de la Vivienda. La protección al patrimonio familiar que es inembargable. La
política de acceso a la propiedad de la tierra de aquellos que la cultivan por medio de los
planes de colonización; la protección a los cultivadores directos de la tierra para llegar a ser sus
propietarios. Las facilidades para adquirir cualquier forma de propiedad a través de los créditos
o préstamos oficiales.
b) La participación en la gestión de la empresa es otro principio establecido en nuestras
leyes laborales que tuvo su primer expresión en el Fuero del Trabajo. Los trabajadores habrán
de estar informados por la Empresa de la marcha de la producción (F. T. III. 7).
c) Las Universidades Laborales, dependientes del Ministerio de Trabajo, constituyen un
servicio de promoción social, pues su razón de ser es proporcionar y garantizar a los
trabajadores y a sus hijos la participación en la cultura, y, con ello, la participación en el
desarrollo político, en el desarrollo económico y en el desarrollo social.
d) Las becas-salario, aportación generosa de la Seguridad Social a la promoción integral,
constituyen una ayuda que cubre no sólo los gastos derivados de la educación, sino también
supone el pago de la equivalencia de un salario que el beneficiario no puede aportar a su
familia.
e) La formación y promoción profesional del trabajador se realiza por el Programa de
Promoción Profesional Obrera (P.P.O.), facilitando el perfeccionamiento profesional del
trabajador que exige las nuevas técnicas y conocimientos, así como el acceso a las nuevas
profesiones que requiere la sociedad de nuestros días y las ansias de promoción social de
nuestros trabajadores.
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Los cauces efectivos de la participación en los beneficios de la empresa los constituyen los
Jurados de Empresas, creados en 1947; las empresas cooperativas y la nueva experiencia
social que son las Sociedades Anónimas Laborales.
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La actividad económica
IX. La producción
X. Factores de la producción
XI. La empresa
XII. Sectores y magnitudes económicas
XIII. La actividad económica en España
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IX La producción
1. La actividad económica
La actividad económica no es un mundo reservado a los hombres de empresa o a los
economistas. Todos realizamos actividades que tienen mucho que ver con la economía. Tanto,
que son la economía misma.
Elijamos como ejemplo una actividad cualquiera de las que habitual-mente realizamos: ir al
cine. Tomamos la decisión de ir al cine porque suponemos que nos va a gustar la película,
porque nos merecen confianza los protagonistas o porque alguien nos ha convencido de que
es buena.
Pero hay otro aspecto de esta actividad que no podemos ignorar: hemos tenido que pagar
en la taquilla, y este aspecto ha tenido su importancia en la elección del local (no cuesta lo
mismo un cine que otro), en la elección de la localidad y en la renuncia a otras posibles
actividades.
Pues bien, este aspecto tan corriente del pago por un servicio con la renuncia a otras
actividades constituye la actividad económica, que, en definitiva, se reduce a alcanzar unos
fines con medios limitados.
La limitación es el verdadero determinante de la actividad económica. No es necesario que
intervenga el dinero; lo fundamental es que los medios que se utilizan son limitados, escasos.
2. Bienes y necesidades
Bien, en economía, es todo aquello que posee las propiedades de ser apto para satisfacer,
directa o indirectamente, una necesidad humana.
¿Y qué es una necesidad? La palabra necesidad nos trae inmediatamente a la imaginación
la idea de algo preciso, indispensable, idea totalmente correcta y amparada por la autoridad de
la Academia de la Lengua. Sin embargo, en términos económicos, su sentido es mucho más
amplio. Cuando tenemos que viajar de un lugar a otro, decimos que tenemos necesidad del
transporte, aunque realicemos el viaje por gusto. Cuando nuestro traje está deslucido y
queremos cambiarlo decimos que tenemos necesidad de un traje. En economía se llama
necesidad al deseo de tener algo que uno cree que le hace falta. De este modo surge la
demanda*.
El hombre satisface sus necesidades con bienes. Si estos son bienes libres no tiene
porque preocuparse en producirlos ni en adquirirlos. Pero, frecuentemente, los bienes son
escasos. El hombre no dispone de ellos en el lugar, la forma o el instante en que los necesita.
Tiene que transformarlos.
Las transformaciones que se efectúan de los bienes no suponen necesariamente una
modificación de las propiedades de las cosas.
Entre otras, se efectúan las siguientes transformaciones:
a) Cambio en las propiedades o en la forma de los bienes. Así, la conversión del hilo en
tejido.
b) Desplazamiento del bien. Este, que se encuentra alejado del consumidor, en otra
ciudad, nación o continente, e incluso dentro de la misma ciudad, es llevado a dicho
consumidor por algún medio. Es lo que se llama transporte.
c) Selección. Por ejemplo, se separan diversos tipos de naranjas o de minerales, para
distintos consumidores.
d) Conservación. En determinados casos, el bien se encuentra precisamente en la misma
situación geográfica que la necesidad, pero esta no se ha producido aún, por lo cual el bien se
debe conservar. Es el caso de las cámaras para conservar huevos, carne, pescado o verduras.
Es el caso también de toda clase de almacenes en que se guardan mercancías para atender
futuras necesidades. A esto se llama transporte en el tiempo.
En el tráfico de bienes se encuentran algunos que ya están dispuestos para satisfacer de
inmediato una necesidad, unos pueden ser directamente consumidos, en tanto que otros deben
ser sometidos a un gran número de transformaciones para que puedan ser consumidos.
La ciencia económica ha clasificado los bienes según el número de transformaciones
necesarias para que puedan satisfacer determinadas necesidades :
Bienes de primer orden: Los que ya están dispuestos para satisfacer directamente una
necesidad. El pan para comer, el reloj para saber la hora, el automóvil para viajar.
Bienes de segundo orden: Son los que necesitan una transformación para convertirse en
bienes de primer orden. La harina para producir pan, el metal para el reloj, la chapa de acero
para el automóvil.
Bienes de tercer orden: Son los que con una transformación se convierten en bienes de
segundo orden. El trigo para la harina, el mineral para el metal, el acero en lingotes para la
chapa.
Bienes de orden «n»: En general, se llaman bienes de orden «n» aquellos que sirven para
obtener bienes de orden n-1.
Es interesante destacar que un mismo bien puede ser de uno u otro orden según el
proceso de producción en que está incluido. Así, el azúcar que, expendida en un comercio de
comestibles es un bien de primer orden, pasa a ser de segundo orden en una pastelería.
La producción es la transformación de un bien cualquiera en otro de orden inferior.
Algunos procesos de producción requieren una sola transformación y otros necesitan
múltiples transformaciones. Su objetivo es siempre el mismo : acercar los bienes al
consumidor.
5. Producción y oferta
La producción es la transformación de bienes con el fin de adecuarlos a la satisfacción de
las necesidades de la sociedad.
La producción tiene como meta final la oferta*. Se produce para ofrecer y se ofrece lo que
se ha producido.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 38 -
6. El mercado
Mercado en sentido físico es el lugar donde vendedores y compradores se reúnen para
intercambiar bienes o servicios.
Mercado en concepto amplio es el acto de poner en relación la oferta y la demanda de
bienes económicos sin necesidad de que las partes contratantes se encuentren físicamente
presentes. Los comerciantes pueden hallarse repartidos en el ámbito de una población, región
o país y aún así constituir mercado ya sea mediante ferias, reuniones, publicación de listas de
precios, exposiciones, etc.
Los requisitos para que exista mercado son: bienes, precios, vendedores y compradores.
Los elementos más importantes que pueden considerarse en el mercado son los
siguientes:
Las relaciones externas del mercado. Cuando el mercado es autónomo, por esta
característica de la autonomía surge la libertad de cambio. Es lo que se denomina mercado
libre. Por el contrario, cuando un factor extraño al mercado impone en las transacciones
cantidades, precios o ambas cosas a la vez, no existe el principio de libertad de cambio y
entonces el mercado se denomina regulado o intervenido.
La contextura interna del mercado. Es probable que la estructura del mercado permita que
todos los sujetos se pongan en estrecha relación de modo que cada comprador conozca todas
las propuestas de todos los vendedores y que cada vendedor conozca todas las propuestas de
los compradores. En este caso el mercado posee la propiedad de transparencia y se rige por el
principio de unidad de precio. En el caso de que falte dicha transparencia se dice que el
mercado presenta fricciones o rozamientos.
Los elementos reales del mercado. Cuando las propiedades de las mercancías están
perfectamente definidas y delimitadas, de modo que en ella no se establezcan diferencias, el
mercado posee la propiedad de la homogeneidad de la mercancía, y por ello se denomina
mercado perfecto. Cuando no existe tal uniformidad el mercado se ll«ma imperfecto.
Elementos personales en cuanto a los sujetos integrantes del mercado. Si cada sujeto
considera el precio como independiente de su actuación y opina que dicho precio se forma por
la acción conjunta de las fuerzas que concurren en el mercado, sin que ningún sujeto pueda
modificar dicho precio, en este supuesto rige el principio de independencia del precio y el
mercado se llama normal. Sin embargo, en el caso de que un sujeto pueda actuar sobre el
precio o el volumen de transacciones no existe tal principio y el mercado se llama forzado.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 39 -
X Factores de la producción
2. El trabajo
Directa o indirectamente, el hombre está presente en todo proceso de producción. Su
intervención, ya sea con la utilización de la fuerza física, ya por la aplicación de su capacidad
mental, es el trabajo. El trabajo es pues, el primer factor de la producción y el factor más
importante, por múltiples razones.
El trabajo es toda actividad del hombre voluntariamente prestada y aplicada al mundo
exterior con vistas a su realización personal y a la producción de bienes para la sociedad. El
hombre, en compensación de la prestación de su trabajo, recibe una remuneración,
generalmente denominada salario. Según las ocasiones o la forma particular del trabajo, recibe
también los nombres de sueldo, honorarios, prima, semanada o jornal.
Cuando manejamos el bolígrafo, tomamos un bocadillo o vamos al cine, si nos detenemos
a pensar podemos fácilmente comprender que en la producción de los bienes que estamos
consumiendo o utilizando se encuentra incorporada una gran cantidad de trabajo procedente
de los lugares más insospechados del globo. Este trabajo se ha incorporado unas veces
directamente en el mismo bien y otras veces en la maquinaria necesaria para su producción. La
vida económica actual no sería posible sin una división mundial del trabajo y un intercambio
cada vez más amplio de los productos fruto del trabajo humano.
3. La tierra o naturaleza
Es el segundo de los factores originarios de la producción. Recibe indistintamente ambos
nombres: tierra o naturaleza. Está constituida por todos aquellos bienes que se encuentran en
el universo sin haber sido producidos por la mano del hombre.
La tierra de labor (haciendo abstracción de las transformaciones efectuadas por el
hombre), los ríos, manantiales, el mar, la pesca, la caza, el aire (en calma o en movimiento),
son formas del factor tierra.
La historia y las transacciones económicas entre los hombres han determinado que exista
un derecho de propiedad sobre la tierra que, en gran parte, tiene hoy sus propietarios. Estos
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 41 -
propietarios de la tierra perciben por el uso de este factor de la producción un beneficio que se
llama renta* de la tierra.
A su vez, los factores que integran la formación de las rentas son:
— Retribución del trabajo.
— Interés del capital.
— Beneficio del empresario.
5. La empresa
Naturalmente el trabajo, la tierra y el capital producen los bienes pero existe otro factor de
gran importancia en la producción: la empresa. La empresa es un factor de la producción cuyo
cometido consiste en la combinación del trabajo, la tierra y el capital para la producción de los
bienes necesarios a la sociedad.
La empresa necesita para funcionar de los tres factores: trabajo, tierra y capital. De estos
factores, la tierra y el capital son útiles, se utilizan para producir. Pero el otro factor, el trabajo,
tiene una característica especial: nace de la capacidad del hombre y éste no es útil, es digno,
precisamente, por ser hombre. Por consiguiente la tierra y el capital son elementos inertes en la
empresa y los hombres que participan en la misma con su trabajo elementos vivos
constituyentes de una comunidad.
Dentro de la actividad económica, cada empresa se mueve como una unidad que participa
en el mercado, comprando bienes para producir otros. En esta unidad conviven los hombres
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 42 -
que la constituyen. Por otra parte, la existencia de esta unidad es consecuencia de la misma
naturaleza humana que la requiere para la producción de los bienes que necesita para la
realización de su trabajo. Por ello, sin que deje de ser cierta la definición anterior, se la puede
mejorar con la siguiente: La empresa es una unidad de convivencia en cuyo seno el hombre
proyecta su trabajo sobre el capital y la tierra para la producción de los bienes necesarios a la
sociedad.
La empresa adquiere en el mercado los productos que necesita. Abona, entre otros gastos,
el interés del capital y el salario del trabajo. Vende los bienes producidos. La diferencia que
queda es la renta de la empresa que se llama beneficio. Cuando las cosas van mal y los gastos
son mayores que los ingresos, en lugar de beneficio existe una pérdida. Es decir, que la renta
del empresario puede ser positiva o negativa, mayor o menor según haya sido su acierto en
combinar los factores de la producción.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 43 -
XI La empresa
2. La dimensión de la empresa
Debido a la especialización del trabajo, las empresas se hacen cada vez más grandes, con
lo que su dimensión * aumenta. A medida que aumenta la dimensión van disminuyendo los
costes, por lo que estas empresas pueden vender más barato o bien pueden mejorar la calidad
sin aumento de los precios. Ahora bien, las empresas pequeñas no pueden competir con
las grandes en calidad y precios. Y este proceso va eliminando a las pequeñas empresas del
mercado.
Sin embargo, existen unos límites al crecimiento de las empresas, que son distintos según
la actividad económica a que se dediquen. Esto es debido a que, al aumentar la dimensión y el
número de trabajadores, aumentan también los problemas de organización y control,
llegándose a un punto en que su coste es mayor que los beneficios obtenidos por el aumento
de la dimensión.
Se llama dimensión mínima de la empresa aquella por debajo de la cual sólo se producirán
pérdidas.
Se llama dimensión máxima de la empresa aquella por encima de la cual no puede crecer
sin experimentar pérdidas.
Por consiguiente hay una dimensión mínima y una dimensión máxima para cada tipo de
actividad económica y estas dimensiones varían con el tiempo, a medida que se aplican
nuevos procedimientos técnicos. Las empresas que tengan una dimensión superior a la mínima
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 44 -
3. La titularidad de la empresa
La empresa combina los factores de la producción, pero ¿quién es el titular de la empresa?
Preguntar quien es el titular de la empresa es lo mismo que preguntar quien es el empresario,
es decir, el responsable de combinar esos factores y el que, en última instancia, va a tener un
beneficio si se han combinado bien o una pérdida en caso contrario.
Las formas más comunes que en la actualidad tiene la titularidad de la empresa son las
siguientes:
a) Empresario individual
Es aquel que gestiona por su cuenta la empresa, percibiendo los beneficios y respondiendo
con su patrimonio* personal de las pérdidas.
b) Sociedad mercantil
Es un grupo de personas que gestionan colectivamente la empresa, distribuyéndose los
beneficios o las pérdidas proporcionalmente a la cantidad de dinero invertida por cada uno de
ellos. Para poder hacer efectiva la gestión, los socios eligen un consejo de administración. El
sistema para elegirlo es la votación, siendo los votos proporcionados a la participación de cada
socio en el capital de la sociedad. Este consejo de administración suele designar una persona,
llamada gerente, que dirige la empresa por cuenta y riesgo de sus socios.
Los tipos más corrientes de sociedades mercantiles son:
Sociedad regular colectiva (S.R.C.), en la que los socios responden con todo su patrimonio
de las pérdidas que pueda experimentar la empresa.
Sociedad de responsabilidad limitada (S.R.L. o S.L.), en la que los socios sólo responden
de las pérdidas hasta el límite de capital convenido al constituir la sociedad.
Sociedad anónima (S.A.), en la que los socios, además de responder de las pérdidas sólo
hasta el límite de su participación en la sociedad, expresada en unos títulos llamados acciones,
pueden vender libremente estas acciones a cualquier persona.
c) Sociedad cooperativa
Es un grupo de personas que gestionan colectivamente una empresa de la cual son
usuarios, distribuyéndose los beneficios o las pérdidas en proporción al uso que hayan hecho
de la empresa.
En la sociedad cooperativa, llamada también simplemente cooperativa, los socios eligen a
una junta rectora por el principio de «un hombre, un voto». Ésta junta rectora tiene funciones
similares a las del consejo de administración de las sociedades mercantiles y suele también
designar una persona llamada director o gerente, que dirige la empresa por cuenta y riesgo de
los socios, también llamados cooperadores o cooperativistas.
Los tipos más corrientes de cooperativas son los siguientes:
Cooperativas de consumo. Son agrupaciones de consumidores que se reúnen para crear
un establecimiento que suministra bienes de consumo a los propios socios. Se reparten los
posibles beneficios entre ellos mismos en proporción a los bienes consumidos. De esta
manera, los consumidores compran a bajo precio, ya que no existe el beneficio mercantil de los
intermediarios.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 45 -
2. El producto nacional
Se llama producto nacional al valor de los bienes producidos durante un año por los
ciudadanos de un país.
A simple vista, parece que para obtener el producto nacional de un país bastaría sumar el
valor de la producción de todas y cada una de las empresas del mismo. Sin embargo, si se
hiciese así resultaría que el valor de algunos bienes se sumaría varias veces. Por ejemplo, el
valor en pesetas de la producción de algunos bienes en España en 1970 fue el siguiente:
Hierro 2.304.022.000
Acero 44.993.595.000
Automóviles 43.569.417.000
Total 90.867.029.000
Sumando las tres producciones, da un total de más de noventa mil millones de pesetas.
Pero cuando la empresa automovilística vende un coche, incluye en su precio el valor del acero
y lo mismo hace la empresa siderúrgica con el valor del hierro cuando vende el acero. Si se
procediese simplemente a sumar las tres cantidades, como hemos hecho, resultaría que el
precio del hierro se habría contado tres veces.
Para calcular el producto nacional se suma el valor de la producción de todas las empresas
nacionales, después de haberle restado el valor de las compras efectuadas.
Una parte de la producción del país se debe destinar cada año a reponer la parte del
capital que durante el año se ha gastado o se ha retirado por vieja. Si no se hiciese así, cada
año habría menos capital y por lo tanto, menos producción. Las cantidades destinadas a este
fin se llaman amortizaciones.
Se llama producto nacional bruto (se representa en siglas por P.N.B.) al producto nacional
antes de restarle las amortizaciones.
Se llama producto nacional neto (se le representa en sigla por P.N.N.) al producto nacional
después de restadas las amortizaciones.
En todos los países, las empresas deben pagar al Estado unos impuestos llamados
impuestos indirectos, en proporción a los bienes producidos por ellas. El importe de estos
impuestos indirectos se aumenta al precio de los productos, de manera que al final los pagan
los consumidores. De ahí su denominación de indirectos, porque los pagan las personas pero
no directamente, sino a través de sus compras a las empresas.
El producto nacional neto toma distintos valores según se calcule con impuestos o sin ellos.
Si no se le restan los impuestos indirectos se le llama producto nacional neto a los precios de
mercado. Si se le restan, su valor será menor y se llama producto nacional neto al coste de los
factores.
3. La renta nacional
Se denomina renta nacional a la suma de las rentas percibidas por los factores de la
producción de un país.
Recordemos cuales son las rentas de los factores de la producción:
Factor Renta que percibe
Trabajo salario
Tierra renta de la tierra
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Capital interés
Empresa beneficio
Para hallar la renta nacional bastará, pues, sumar todos los salarios, rentas de la tierra,
intereses y beneficios de los factores nacionales.
Observemos una interesante relación. Hemos visto que el producto nacional se hallaba
sumando el valor de los bienes producidos por todas las empresas del país después de haberle
restado a cada una de ellas el valor de las compras realizadas. También vimos que el beneficio
era la diferencia que quedaba a la empresa después de restarle los ingresos percibidos por las
ventas, las amortizaciones, los impuestos indirectos, los salarios, los intereses y las rentas de
la tierra. Es decir:
compras de productos + amortizaciones + impuestos indirectos + salarios + intereses +
rentas de la tierra + beneficios = ventas
Pues bien, si al valor de las ventas se le resta el de las compras para obtener el producto
nacional bruto, al producto nacional bruto se le restan las amortizaciones para obtener el
producto nacional neto a los precios de mercado y a éste último se le restan los impuestos
indirectos para obtener el producto nacional neto al costo de los factores, resulta que:
P.N.N. (p.f.) = salarios + intereses + rentas de la tierra + beneficios.
O lo que es lo mismo, que el valor de la renta nacional es el mismo que el del producto
nacional neto a los precios de los factores. Esta identidad es lógica. Por una parte, el valor de
la producción va a parar a manos de los factores de la producción en forma de rentas y por la
otra, estos gastan sus rentas precisamente en adquirir los productos que no habrían alcanzado
ningún valor si no hubieran sido vendidos precisamente a las personas que disponen de
rentas para gastárselas.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 49 -
2. El comercio exterior
Ninguna nación, ni siquiera las que gozan de una gran extensión y población como China,
Rusia y los Estados Unidos de América, pueden producir todo lo que necesitan. Siempre hay
países que producen mejor algunos bienes, sea porque las condiciones naturales del país
reúnen mejores condiciones, como es el caso de la fruta y las hortalizas en España o el café y
el azúcar en América, sea porque la población trabajadora ha alcanzado una alta perfección
técnica, como ocurre con la fabricación de instrumentos de precisión en Suiza. En otras
ocasiones, el producto se da en exclusiva en unos pocos países, como el mercurio en España,
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 50 -
Italia y Rusia, o el petróleo en los países árabes, Venezuela, Estados Unidos de América y
Rusia. El caso es que, como decíamos antes, es siempre necesario importar artículos
extranjeros.
En ocasiones, aunque no sea absolutamente necesario, es más conveniente importar
ciertos artículos que producirlos en el país. Este caso se da cuando el coste de producción
medido en horas de trabajo es superior dentro de la nación. Por ejemplo, para España es más
conveniente importar carbón con las divisas obtenidas por la exportación de barcos, que
extraerlo de las minas españolas. Mientras que un barco se construye en España con menos
horas de trabajo que en la mayoría de los países, para extraer una tonelada de carbón se
emplea el doble o el triple de horas de trabajo que en Polonia o Rusia.
Este razonamiento tan elemental había sido ignorado en España durante más de sesenta
años. Desde finales del siglo pasado España quiso cerrarse al comercio exterior pretendiendo
fabricarlo todo en el país. La consecuencia fue el retraso económico y el estancamiento.
Mientras que en los países más abiertos al comercio exterior mejoraba la calidad de los
productos y la competitividad de las empresas, en España las calidades permanecían
deficientes y las empresas continuaban mal organizadas por falta de una competencia exterior.
A partir del año 1959 se dictaron una serie de medidas conocidas con el nombre de Plan
de Estabilización. Con ellas, la economía española se abrió al comercio exterior,
experimentándose una notable variación que ha influido favorablemente en todos los sectores
económicos.
En la actualidad, las importaciones* más importantes que se realizan en España son las de
artículos fabricados (máquinas, calderas, etc.), combustibles y materias primas. Los productos
fabricados son necesarios para el desarrollo industrial. Cualquier instalación de una nueva
industria necesita maquinaria española pero también extranjera. La importación de
combustibles es imprescindible a causa de la casi inexistencia en España de petróleo y el bajo
nivel productivo de las minas de carbón. La industria y los transportes no pueden funcionar sin
energía y ésta se ha de producir con los combustibles importados.
Las principales exportaciones* españolas son las que figuran en el siguiente cuadro:
3. La empresa en España
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 51 -
La propiedad
como derecho natural
XIV. La propiedad como derecho natural
XV. Subordinación de la propiedad al bien común
XVI. La propiedad en nuestras leyes fundamentales
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 53 -
subjetivo: «la facultad o posibilidad, reconocida por la ley, que una persona tiene para exigir de
otra o de otras un determinado comportamiento, o para hacer o no hacer ella determinada
acción».
Es decir, que el derecho subjetivo existe porque previamente lo ha reconocido así el
derecho objetivo —tanto natural como positivo—. Cuando el vendedor «tiene derecho
subjetivo» a exigir del comprador el pago del precio, es porque el derecho objetivo ha
establecido antes que el comprador está obligado & pagar el precio al vendedor. (Tanto el
derecho natural como el derecho positivo establecen esta obligación.)
destruirla, aun alegando que «es suya»? ¿No lesiona con ello el interés general al perder un
elemento del patrimonio artístico? ¿Puede el dueño de una industria, que produce bienes útiles
para satisfacer las necesidades humanas, arruinar aquélla o cerrarla por su simple voluntad,
con el perjuicio para los trabajadores de la misma? En ambos ejemplos deducimos claramente
que no, porque esa posibilidad de disponer de la cosa que tiene el propietario se halla limitada,
en el primer caso, por una necesidad cultural y artística común; y, en el segundo, por una
función social inmediata que realiza la industria en su tarea de producción.
5. El derecho a la propiedad
Ya hemos visto qué es la propiedad. Hemos visto también su carácter excluyeme hacia los
demás, que se hallan obligados a respetar la relación directa que el propietario tiene con la
cosa de la que es dueño. Veamos ahora cómo se da el derecho a la propiedad del hombre
sobre las cosas.
El hombre, en la vida de cada día, necesita satisfacer una serie de necesidades: debe
alimentarse, ha de disponer de una vivienda, precisa vestirse y abrigarse, e, incluso, debe
cubrir otras necesidades no materiales en sí mismas, pero sí cultivadoras de su espíritu, su
inteligencia y su cultura, como leer un libro o informarse de los acontecimientos de su país o del
mundo. Entonces, para satisfacer esas necesidades, la persona debe disponer de los
elementos que puedan satisfacer esas necesidades: el alimento, la vivienda, el vestido, el
libro... Pero, además, debe disponer de ellas con la mayor amplitud de disposición posible, sin
que se halle coartado o limitado en ese uso directo. Debe tener, en suma, derecho a disponer
de esas cosas.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 56 -
Lógicamente, cada día el hombre debe realizar una serie de actividades que le permitan
tender a esa perfección que es su último fin, entendiendo por perfección la satisfacción de sus
necesidades materiales y espirituales. Entonces se deduce fácilmente que las leyes habrán de
posibilitar el acceso de la persona a esas cosas que necesita. Y, además, las leyes deberán
proteger al hombre cuando disponga de esas cosas, determinando el respeto de los demás.
Podemos decir, por tanto, que el derecho a la propiedad se compone de dos elementos:
a) Interno, entendido como posibilidad de apropiación del hombre hacia las cosas que
satisfacen sus necesidades.
b) Externo, estableciendo la protección del hombre en la pacífica posesión de las cosas de
las que es dueño.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 57 -
XV Subordinación
de la propiedad al bien común
4. La época que arranca del siglo xix, a raíz de lo que en derecho se conoce como época
de la codificación, que, respetando el concepto unitario de la propiedad como conjunto de
facultades en favor del dueño, introduce determinadas limitaciones. Pero estas limitaciones —
reflejadas en el Código Civil español— no tienen un sentido social, colectivo, porque la época
de la codificación coincide con la idea filosófica del «liberalismo», que exalta al individuo,
aislándolo del contorno social en que se mueve.
Estas limitaciones siguen teniendo, por tanto, un carácter individual, próximo e inmediato.
Así, una de las más claras limitaciones de la propiedad en el Código Civil la constituye el
conjunto de servidumbres que pueden afectar a la cosa. Por ejemplo, en una finca que carezca
de acceso desde la carretera o camino, el dueño de otra lindante deberá permitir el paso a la
primera: he aquí una limitación, al obligarle la ley a que pueda pasar por su finca el propietario
de la otra que carece de acceso directo.
A las cuatro etapas históricas señaladas podemos añadir una quinta, la de nuestro tiempo,
donde los derechos privados de la persona no son algo absoluto, sino dirigido a un orden social
o colectivo.
privar al propietario de la cosa para obtener un beneficio que alcance al mayor número de
personas. Es lo que se llama la función social correctora de la propiedad.
La razón es que un interés social o colectivo próximo y a veces, urgente, mueve a
expropiar, es decir, a quitar la propiedad de una cosa a la persona que hasta entonces fue su
dueño. Y de la expropiación se encarga necesariamente el Estado, el cual procede a la misma
por causa social justificada, y mediante una compensación a tenor de una valoración
denominada justiprecio.
Fácilmente se comprenderá la justificación de la actividad expropia-toria con un ejemplo:
¿quién no conoce las autopistas, o las autovías, o, incluso, las cómodas y modernas
carreteras? Todas buscan la línea recta en su trazado, porque ello reduce riesgos, permite
mayor velocidad y un menor tiempo en llegar de un sitio a otro. Pues bien: los terrenos sobre
los que pasa la autopista, o la carretera, han sido expropiados, es decir, se ha privado de su
propiedad a los dueños de esas tierras.
instrumentos de trabajo, como arma eficaz que el hombre tiene para librar la diaria batalla de la
existencia, deben ser también suyos en lo posible. Y la heredad familiar, la tierra que el hombre
cultiva, deben ser asimismo protegidos: los poblados del I.R.Y. D.A. (Instituto de Reforma y
Desarrollo Agrario) son un ejemplo de esta preocupación o mandato de las Leyes
Fundamentales; en estos poblados se crea ese patrimonio familiar, que debe permitir a cada
familia un sistema racional de cultivos, una mejora en la producción ganadera y, en
consecuencia, un bienestar mayor.
Por último, la inembargabilidad del patrimonio familiar, establecida en esta Declaración
XII del Fuero del Trabajo y recogida en las leyes. Cuando a una persona se le embargan sus
bienes en virtud de la sentencia de un juez, hay una serie de ellos que nunca pueden serlo.
(Recordemos que el embargo es la orden judicial para que sean vendidos en pública subasta
los bienes de una persona que debía una cantidad de dinero a otra, según se ha determinado
en la sentencia de un juez. Con el importe de la venta de los bienes se atenderá al pago de la
deuda.) Pues bien: el artículo 1.449 de la Ley de Enjuiciamiento Civil —la ley que señala el
procedimiento judicial— establece que no se embargará nunca «el lecho cotidiano del deudor,
de su cónyuge e hijos, las ropas del preciso uso de los mismos, los instrumentos necesarios
para el arte u oficio a que aquél (el deudor) pueda estar dedicado...». Y luego se establecen
unos porcentajes para el embargo o retención del salario; pero esta retención no es total, sino
parcial y proporcional a la cuantía de aquél. Es decir, que aun en estos casos en que una
sentencia judicial ha establecido la existencia de una deuda y la necesidad de embargar los
bienes del deudor, a éste se le dejan los bienes que más directamente constituyen su
patrimonio inmediato y aquellos otros que han de permitirle continuar su trabajo.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 63 -
1. El concepto de crisis
La palabra «crisis» se aplica, prácticamente, a casi todos los valores que califican a nuestra
sociedad: «crisis de la persona», «crisis de la familia», «crisis de la sociedad». Su significación
es amplia, desde la estrictamente médica —«tal enfermedad ha hecho crisis»— hasta la más
extendida, según la cual se trata del «momento decisivo de alguna idea, que produce una
mutación o cambio de consecuencias importantes».
Señala Fraga Iribarne cómo ante la idea general de «crisis» cabe adoptar, al menos, dos
actitudes: la catastrófica, según la cual «el mundo está roto y se está haciendo añicos», o, con
mayor serenidad, la que concibe la crisis como una era de reforma de evolución o
transformación.
Para comprender los porqués de nuestro tiempo de crisis, debemos analizar, con ánimo
esperanzado, las causas u orígenes de este cambio, que, referido a «lo económico» y «lo
social», se producen.
2. Transformaciones o cambios
Siguiendo a Fraga Iribarne, vamos a ver cuáles han sido las distintas transformaciones o
cambios que en el orden colectivo, social, político y económico, se han producido:
1. Evolución religiosa
Tiene sus orígenes en la Revolución Francesa como raíz más próxima, y se concreta en la
separación de la Iglesia y el Estado en Francia. Fórmula atacada en principio, y luego puesta
como solución por el Concilio Vaticano II. Entre una y otra actitud —la «preconciliar» y la
«postconciliar»— hay todo un entorno histórico y social.
Por otro lado, una «aceleración» muy rápida hace crujir en muchas ocasiones no sólo los
sectores sociales, sino la comprensión de los hombres, en ocasiones no excesivamente
preparados para ese «retorno a lo evangélico» propugnado por la reforma eclesiástica y
teológica del Vaticano II.
2. Nueva filosofía
Al estallar la Revolución Francesa, la filosofía tradicional había sido sustituida por un
positivismo*, un utilitarismo y un pragmatismo que, en muchas ocasiones, pretendía más una
supresión radical de lo anterior que una real construcción de esquemas válidos para el
pensamiento humano.
Y, así, la filosofía se adscribió a sistemas doctrinarios particularistas, que fueron
combinándose según los intereses de unos y otros hasta llegar a «la miseria de la filosofía».
Ello condujo, como denota Ortega, a la especialización excesiva, tecnificada en extremo, sin la
compensación de la adecuada cultura a la que la filosofía debía y podía dar apoyo suficiente.
3. Aumento demográfico *
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 65 -
Una serie de hallazgos comenzaron a producir en Europa, a partir del año 1700, y con un
ritmo acelerado a partir de 1800, un gran aumento de la población. Los progresos médicos
fueron aumentando la duración de la vida media en los individuos y el decrecimiento de la
mortalidad infantil fue tan intenso que Europa pasó a tener, de 118 millones de habitantes en
1700, a unos 187 millones en 1800. La proporción aumenta vertiginosamente, y en 1850 son ya
266 millones, para alcanzar los 400 en 1900. Dos guerras mundiales en lo que va del siglo xx y
todas sus calamidades y asesinatos en masa no han impedido que en la actualidad Europa
rebase los 600 millones de habitantes.
Naturalmente, este aumento enorme de población desbordó todos los cuadros y
estructuras económicas, sociales y políticas. Lo más importante es que, frente a los pequeños
grupos primarios —estamentales y gremiales—, se origina el problema del control y gobierno
de masas. Grandes masas de hombres tuvieron que emigrar a nuevas zonas industriales o
coloniales, desvinculándose de su paisaje, su folklore y su tradición.
4. Progreso técnico
Desde finales del siglo XVIII comienzan a producirse grandes progresos y descubrimientos
técnicos. La sustitución de las herramientas por las máquinas y la invención de aparatos
capaces de mover éstas con nuevas fuentes de energía ahora liberadas o descubiertas (el
vapor, el petróleo y la electricidad). Los progresos de la siderurgia, de la industria textil, etc.,
permiten pasar rápidamente del artesanado al sistema de «fábrica» y al maqumismo.
Al mismo tiempo, los perfeccionamientos técnicos modificaban el sistema de transportes,
permitiendo las redes de ferrocarriles, mejores carreteras, sistemas de canales, etc. Lo mismo
puede decirse de los «medios de comunicación» de noticias, de datos y de acontecimientos:
anotemos la invención sucesiva del telégrafo, el teléfono, la radiotelegrafía, el teletipo y la
televisión.
Todos estos avances han modificado asimismo la estructura social, y que, incluso, de una
«sociedad industrial» iniciada en el siglo xix hemos pasado ya, y estamos viviendo, una
«sociedad tecnológica».
5. Cambio económico
El progreso técnico fue una de las causas más directas y poderosas, pero no la única, del
cambio económico. Porque, en realidad, este cambio tiene cuatro aspectos que conviene
diferenciar :
a) Industrial, en que los nuevos medios técnicos permiten la producción en serie de
artículos de todas clases, abaratando su costo y logrando una mayor perfección del producto.
Pero ello va unido al control de las materias primas y fuentes de energía, lo que desencadena
una concentración de los recursos financieros (el dinero) en unas pocas manos.
b) Agrícola, con nuevos métodos de cultivo, el descubrimiento de los abonos minerales y la
aplicación de maquinaria a la agricultura.
c) El financiero no fue menor. Los sistemas monetarios comienzan a basarse en un patrón-
oro, que a través de la enorme expansión de los bancos, se hace elástico a través del papel-
moneda y, posteriormente origina todo un sistema crediticio que le permite a toda esta
«organización» bancada el dominio de las fuentes financieras.
d) El comercio, por último, llega a convertirse en un torrente continuo de compras y ventas
de todos a todos. El mercado semanal, asentado en una localización geográfica permanente,
deja paso a los grandes mercados mundiales, con complejos mecanismos de defensa de los
productos nacionales, grandes almacenes, ventas al por mayor, importación y exportación...
todo lo cual ha convertido a nuestra época en la era del vender por vender. Y —todo hay que
decirlo— muchas veces la del comprar por comprar: por consumir.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 66 -
6. Evolución político-social
Las transformaciones o evoluciones que han quedado expuestas tenían que producir,
lógicamente, profundos cambios en la sociedad y en la vida política de ésta. Pero convendrá,
para una mayor claridad, analizar cada elemento o línea fundamental que ha originado estos
cambios:
a) Transformación ecológica. Supone la aparición de las grandes ciudades, inimaginables
hace poco más de dos siglos. Las «áreas metropolitanas» superan ya el simple concepto de
«ciudad» o «núcleo de población grande».
b) Transformación de la estructura social. El antiguo sistema de élites* o grupo dirigentes,
surgidos de un sistema aristocrático de sangre o hereditario, es sustituido por las nuevas élites
del capital, esto es, del dinero, y de las grandes industrias, constituyendo oligarquías* y
monopolios * de férreo poder económico y político.
c) Transformación constitucional. El principio de la monarquía absoluta, según el cual el
Rey recibe el Poder de la Providencia y con él actúa sobre el pueblo, es sustituido por el
principio de legalidad democrática, como un intento de construir el Estado desde abajo,
partiendo de unos derechos individuales cuyo reconocimiento y garantía quedan asegurados
no ya en la voluntad de una persona, sino en una ley especial, denominada Constitución. Pero
esa concepción individualista del hombre, típica del Estado liberal del siglo xix que sustituye a
la idea teocrática*, no ampara la dignidad de la persona, a la que se aseguran unas libertades
formales o externas pero no se remedia la miseria de grandes masas trabajadores, ni se les
otorgan mecanismos de actuación solidaria. Por eso, modernamente, el Estado es
intervencionista en la vida pública colectiva. El Estado moderno tiene una doctrina y una moral,
y con arreglo a ella dirige la vida social mediante las leyes. d) Transformación en el sistema
internacional. A partir del Congreso de Viena, los bloques, dentro y fuera de Europa, van a
marcar zonas y áreas de enfren-tamiento entre las naciones. Las dos guerras mundiales (1914-
18 y 1939-45) han supuesto el derrumbamiento, no sólo de los regímenes políticos derrotados,
sino la liquidación del colonialismo y la aparición de un Tercer mundo * compuesto por
naciones nuevas y, por tanto, jóvenes.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 67 -
sobre ellas, destaca claramente el triunfo de la burguesía * ante las nuevas situaciones político-
sociales que se dan en Europa.
El tránsito de una estructura a otra se consigue cuando los altos cargos dejan de reclutarse
entre los altos estamentos; cuando se produce un aburguesamiento de la aristocracia, que
participa en empresas mercantiles e industriales ante el escaso rendimiento de sus bienes
agrícolas. Por fin, el paso decisivo lo constituye la supresión de los privilegios estamentales,
tales como los mayorazgos*, que permitían la concentración de los recursos agrícolas en el
primogénito de cada generación.
La sociedad de clases, de estilo burgués, que se afianza en Europa a lo largo del siglo xix,
tiene sus fundamentos doctrinales en los principios del liberalismo. Los fundamentos jurídicos
estribarán en la igualdad formal o teórica ante la ley.
Por otra parte, en la Europa de comienzos del siglo xix aparece el nacionalismo como
aglutinante de los Estados, que intentan así, en muchas ocasiones, ocultar las desigualdades
reales de las clases sociales integradas en la nación. El fundamento del nacionalismo se
encuentra en razones étnicas*, histórico-políticas y hasta la romántica tesis que propugnaba el
monolingüismo como dato justificador.
El nacionalismo entró en la historia con la Revolución Francesa y fuertemente ligado a los
principios liberales burgueses.
El salario continúa muy bajo en la mayoría de los oficios, y se está muy lejos del pleno
empleo. Hay un paro obrero crónico y la inmensa y continuada emigración de «los pobres»
atestigua la pervivencia de una pobreza masiva.
El trabajo permanece en situación de manifiesta inferioridad, incluso en los países
europeos más evolucionados. La concentración de capital es muy grande: en 1913, la riqueza
nacional de Gran Bretaña, en su 85 por 100, se halla en manos del 5 por 100 de su población.
El empresario comienza a estudiar atentamente un problema económico: dividir el trabajo
para acrecentar sus ganancias. En estas condiciones, el maqumismo permite aumentar la
producción y reducir el personal obrero. Dicho en otras palabras: el trabajo individual, personal,
de un obrero o de otro, con distintos rendimientos, debe ser sustituido por el trabajo de la
máquina, a la que vigila otro obrero, pero éste especializado.
La agitación social es evidente a finales del siglo xíx. O parte del socialismo de Estado, o
propugna un cooperativismo en cierto modo separado de la fuerza política y legal del Estado.
Carlos Marx ha planteado un materialismo histórico, según el cual la lucha de clases es el único
medio de alcanzarla dictadura del proletariado. La división de los marxistas arranca de los
anarquistas de Bakunin y Proudhon y de los comunistas de Lenin.
Al terminar el siglo, en Europa, el sindicalismo rechaza la acción política o se adhiere
francamente a un programa reformista más que revolucionario en aquellos países —Inglaterra,
Alemania, Estados Unidos— donde ha visto aumentar notablemente sus efectivos. Ello no
quiere decir que en el sindicalismo no existan diversas tendencias, como en Alemania, donde
se divide en la cristiana, liberal y socialista.
El «trade-unionismo» respalda al partido laborista británico, y desaprueba la acción directa
que preconizan Tillet y Mann. La misma línea se sigue en Bélgica, Holanda y Austria, donde las
organizaciones confesionales rechazan todo llamamiento a la violencia.
Francia ofrece el espectáculo de un sindicalismo que, por desconfianza hacia el socialismo
político marxista, practica una acción absolutamente autónoma en el marco de la
Confederación General del Trabajo. La C.G.T. francesa, que afirma estar más cerca del
anarquismo que del marxismo —recordemos la escisión de Bakunin, creador del anarquismo—,
emprende una clara acción laboral, propugnando la unión de los trabajadores.
En España, en 1888, Pablo Iglesias funda el Partido Socialista Obrero Español, y,
juntamente, la Unión General de Trabajadores. Más tarde, ya en 1911, se constituye en toda
España la Confederación Nacional del Trabajo, que toma posiciones frente a la U.G.T. El
socialismo arraiga entre las masas obreras de la industria pesada del Norte (Asturias y
Vizcaya), pero alcanza escaso éxito entre el proletariado del resto del país, los cuales siguen
apegados al anarco-sindicalismo más o menos terrorista y caótico.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 70 -
1. Los cambios del siglo XX .—2. Los cambios económicos y sociales.—3. Las estructuras
sociales.
actuación que en la segunda mitad del siglo xix y primer tercio del xx caracterizaban al poder
del dinero. El establecimiento de impuestos sobre las rentas, las invocaciones al ahorro y la
ingerencia del Estado en el campo del crédito le permiten controlar la distribución, regular las
inversiones, fijar los precios y orientar la producción, apoyar o desinteresarse por tal o cual
actividad, modificar el reparto de la renta entre los diversos grupos sociales y tomar en sus
manos —o intentarlo, al menos— la economía del país.
La planificación económica ya nadie la discute, y en nuestro país son buen ejemplo los
sucesivos Planes de Desarrollo, donde existe una previsión para el futuro inmediato de cuatro
años.
Junto al cambio económico, y en estrecha relación con ello, se observa una decadencia del
«internacionalismo» socialista, al adaptarse los movimientos sociales a la situación y estructura
real de cada país. Las naciones más desarrolladas, las naciones «opulentas» no han hecho
prácticamente nada para estabilizar el precio de las materias primas y de los productos
agrícolas que constituyen el único recurso de los países subdesarrollados para ayudarles a
diversificar su producción y crear industrias de transformación. Este sería el único medio de
remediar su desequilibrio, que la pujanza demográfica agrava cada día. Con algunas
excepciones, los países más industrializados son los que más se han beneficiado del enorme
incremento del potencial industrial en los últimos treinta años.
La desigualdad económica-social se acentúa en lugar de atenuarse: el 15 por 100 de la
población del mundo no soviético posee el 62 por 100 de la renta mundial, mientras que la gran
mayoría del mundo carece de lo necesario.
En los últimos treinta años, uno de los hechos más característicos ha sido la reacción
contra esta desigualdad. Ninguna clase acepta que se la proclame inferior, ni reconoce la
superioridad de otra. Por otra parte, los derechos reconocidos en las Constituciones de viejo
corte decimonónico son solamente formales, cuando no simplemente teóricos, sin verificación
en la realidad. La aspiración es que esos derechos y esas libertades, para ejercerlos, precisan
de un nivel de vida —educativo, económico— suficiente. De lo contrario, el contraste entre la
igualdad política y jurídica por una parte y la «irritante desigualdad» económica y social por
otra, producen el sentimiento de que la estructura social es injusta.
cualquiera que sea la importancia o interés social de los productos. El mercado, con su
arbitrariedad, decide los precios y la relación entre la oferta y la demanda.
Aunque las declaraciones políticas de las Constituciones del siglo xix —copiadas
íntegramente en muchas de las actuales— establecían la teórica igualdad de los hombres, lo
cierto es que ciencias auxiliares, como la sociometría, demostraban la creación y aumento de
las barreras sociales entre las distintas clases. Esta sociometría ha podido hacer mensurables
conceptos como el de distinción social, que, traducido al lenguaje de nuestro país, es lo que se
llama el «prestigio social». Ambos conceptos —similares, por lo demás— iban creando
barreras: en la educación, en la urbanística, en la vida total.
El marxismo ha pretendido montar una nueva interpretación de la sociedad. Clase social,
en tesis del ruso Bujarin, es «un conjunto de personas que juegan un papel análogo en la
producción y tienen en el proceso productivo relaciones idénticas con otras personas, estando
estas relaciones expresadas también en las cosas».
Pero el dogmatismo marxista le ha llevado a su propia contradicción y ha identificado
marxismo —que es, a fin de cuentas, una tesis político-socio-económica— con comunismo,
que es un intento de realización efectiva de las tesis marxistas. Por eso, un defecto del
marxismo de hoy es el de identificar como burgués todo lo que es enemigo del Partido
Comunista, desconociendo los muy distintos problemas que las clases sociales tienen en la
sociedad de nuestros días.
Pero incluso en la propia Unión Soviética, ya en 1937—una generación después de la
revolución—, habían reaparecido las clases sociales, quizá con mayor virulencia que en el
esquema tradicional de «ricos», «pobres» y «medio-pobres» (por otro nombre, clases medias).
Timasheff estimaba que en la Rusia de 1937 se podía señalar con toda seguridad una clase
alta, subdividida en dos categorías, lo que totalizaba un 13 por 100 de la población total,
netamente separada de la masa de obreros y campesinos.
Resulta, por tanto, que la estructura clasista sigue vigente, incluso burlándose del mayor
experimento hecho en contra suya: el marxismo. Porque ningún planteamiento que no surja de
la propia sociedad y de la específica consideración del hombre en su profunda dimensión como
persona, conseguirá otra cosa que masificar a los individuos, o aislarlos frente a unas
estructuras de poder político que, a pesar de declaraciones formales, impidan la comunicación
de anhelos y de intereses.
Por último, hemos de enlazar los conceptos de clase y de nación. Aun superando el
concepto exclusivista de un nacionalismo excluyente, y dentro de la armonía que los países del
mundo deben buscar, el concepto de nación arranca ya de la Edad Moderna. Luego vendrá el
concepto de clase, pero en nuestros días ambas corrientes —la de clase y la de nación— se
equilibran en algún sentido, y de su misma tensión resulta buena parte del planteamiento de
algunos de los problemas más típicos de la coyuntura político-social presente. El contraste es,
al mismo tiempo, lo bastante fuerte para que los nacionalismos extremos, o el clasismo puro de
tipo marxista, sean ya insostenibles. Rusia ha tenido que volver a la idea nacional, y la
dialéctica clasista ha llegado hasta Inglaterra.
Nación y clase, en definitiva, desembocan en la política, en el ámbito de las relaciones de
poder. Pero, a su vez, toda política arranca de una estructura social, se mueve dentro de sus
límites y sirve a fines que están previamente dados por todo un mundo de valores e intereses
que son ya tradición, vida social.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 73 -
1. Antecedentes históricos
La burguesía, durante el período del antiguo régimen *, había impuesto su criterio político
propio, al hacerse cargo, frente a las clases privilegiadas de la nobleza y el clero, de la
dirección del mundo económico. Esta burguesía se enfrentará a estas clases privilegiadas
como elementos que afectaban de modo negativo a su gestión económica y que les impedía el
acceso a los cargos públicos hereditarios en la administración y el ejército.
El régimen gremial, protegido hasta entonces por la intervención del Estado, irá perdiendo
paulatinamente su virtualidad, y las teorías mercantilistas* dejarán su lugar al libre-cambismo* y
libertad de trabajo.
Dos hechos históricos representarán el momento decisivo del cambio que se avecina: la
Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica y la Revolución Francesa.
En el texto de la «Declaración Unánime de los Trece Estados Unidos de América», se
observa al respecto algunos rasgos significativo, cuando dice: «Sostenemos como verdades
evidentes que todos los hombres nacen iguales, que están dotados por su Creador de ciertos
derechos inalienables, entre los cuales se cuentan el derecho de la Vida, a la Libertad y al
alcance de la Felicidad.»
Del mismo modo, en la «Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano», se
aprecian los mismos rasgos significativos, en su artículo 1.° que dice: «Los hombres nacen y
permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales no pueden estar fundadas
más que en la utilidad común.»
2. Caracteres generales
Básicamente, el liberalismo como sistema político se define como la «forma de
organización de la libertad».
Aunque el término libertad resulta de tal amplitud y vaguedad, que no sirve demasiado para
clarificar y definir un sistema político, ya que la libertad es comúnmente utilizada como fórmula
necesaria y apetecible por sistemas tan poco parecidos, como pueden serlo el comunismo ruso
o las distintas formas de dictadura.
La libertad —define el liberalismo— existe cuando todos los individuos pueden llegar a
decisiones mediante el uso de sus propias facultades críticas, y en la medida en que pueden
actuar, sobre la base de las decisiones a que han llegado.
La libertad, por lo tanto, implica:
— Unas capacidades individuales que le permiten tomar decisiones.
— Unas condiciones externas que hacen posible esta capacidad de obrar.
Esto no significa que los liberales mantengan el principio de la libertad absoluta, sin
limitaciones, sino que atendiendo a las relaciones entre los hombres, introduce un nuevo
principio: la tolerancia. La norma social genérica es «la actuación de todos los hombres de un
modo tolerante y moderado dentro del engranaje de unas instituciones, que garantizarán el
ejercicio de la máxima libertad».
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 75 -
3. Liberalismo político
Su expresión política es la democracia parlamentaria y el gobierno representativo.
Según los ideólogos del liberalismo, el primer principio del sistema exige que se gobierne
sobre la base de la deliberación, en una asamblea de representantes libremente elegidos, y
una distribución equitativa del poder entre los miembros de la comunidad nacional,
acompañada de una gran tolerancia para todos los disidentes u opositores.
El segundo principio de la ideología liberal es el de la igualdad, pero no entendida en el
sentido de la uniformidad humana, sino como idéntica posibilidad para actuar. La igualdad es
referida únicamente a «igualdad de derechos» para todos los ciudadanos.
La garantía de la libertad y de la igualdad de derechos para todos se complementa con un
modo de actuar de carácter individualista. Individualismo que determina uno de sus mayores
males: el egoísmo individualista enfrentado en la mayor parte de los casos a los intereses de la
colectividad.
Los postulados generales del liberalismo político son:
1. Libertad personal, que incluye el habeas corpus*, el juicio por jurados*, la estricta
observancia de los procedimientos legales, la abolición de la servidumbre y esclavitud, etc.
2. Libertad de pensamiento y, en consecuencia, de expresión, pues el hombre desarrolla
su libertad en la medida en que puede expresarla.
3. Libertad política, que incluye el sufragio libre* y la libre elección de candidatos, la
libertad de asociación y la libertad de reunión.
4. Igualdad moral, que significa en este caso, la abolición de los privilegios y la igualdad de
oportunidades para todos los miembros de la comunidad: educación, trabajo, religión, etc.
5. Gobierno constitucional, que representa la limitación del ejercicio de gobierno por una
serie de normas de rango superior, votadas por todos los ciudadanos como garantía de sus
derechos; la división de poderes políticos en legislativo, judicial y ejecutivo; la limitación de
derechos, tanto de las mayorías como de las minorías; independencia de la judicatura *; y un
procedimiento establecido para la pacífica aprobación, revisión y derogación de las leyes.
4. Liberalismo económico
Propugna la libertad económica, en el sentido de la mayor difusión posible de los medios
de producción, de su libre uso y de un mercado libre regido exclusivamente por las leyes de la
oferta y la demanda*. Y la no intervención del Estado en el libre juego económico.
La riqueza de las naciones, frente a la teoría mercantilistas fundamentada en la
supremacía de la balanza de pagos * y la abundancia de las reservas de oro y plata de un país,
está basada en su capacidad productiva. ...
Otro fundamento del sistema es el concepto de las armonías económicas, consistente en la
existencia de unas leyes invariables en todo libre juego económico, lo que permite la corrección
automática de todos aquellos fenómenos que afectan al equilibrio, sin necesidad de un
intervencionismo de las instituciones públicas.
de las riquezas. Ricardo creó la teoría natural de los salarios, consistente en la inferencia de
precios-salarios, después de demostrar que una subida de salarios repercute inmediatamente
en una elevación de los precios y viceversa, establece el concepto de salario natural*.
3. Con la personalidad de John Stuart Mili, se cierra el primer ciclo del liberalismo
económico. Es el período que podemos considerar del humanismo, dentro de la dostrina liberal.
Hizo su primera objeción al «no intervencionismo» del Estado en la distribución de los bienes
producidos. Sin embargo, siguió fiel a la doctrina del «laissez faire» en materia de relaciones de
producción. Del mismo modo, se muestra partidario de la relación oferta demanda como
sistema ideal para el establecimiento de la cuantía de los salarios.
6. Capitalismo
No constituye un sistema político en sentido estricto, sino un sistema económico. Sus
fundamentos ideológicos se desprenden de la ideología liberal. Su desarrollo implacable ha
hecho de la fuerza económica un factor condicionante de la gestión política, haciendo válido el
principio de que el «poder económico genera poder político». A partir de ese momento el
«capital» será elemento fundamental del ejercicio del poder.
Su nacimiento hay que relacionarlo con el momento histórico en el que la industria
desplaza de su papel fundamental a la agricultura y el comercio, como fórmulas de creación de
riqueza, pasando al primer plano del universo productivo.
Las diferentes épocas del capitalismo son coetáneas* de los descubrimientos tecnológicos
debidos al desarrollo de las ciencias positivas*:
1. A mediados del siglo XVIII. Maquinaria textil, manufactura del hierro, máquina de vapor.
2. Mediados del siglo XIX. El acero desplaza al hierro: industria siderúrgica; ferrocarriles,
buques de vapor y productos químicos.
3. Comienzos del siglo XX. Período de la energía: electricidad y petróleo: motores de
explosión.
4. Época actual. Desarrollo de la electrónica y la energía nuclear.
La aceleración de los descubrimientos científicos impone un fuerte ritmo en los procesos
económicos de la industria: creación de nuevas industrias y renovación continua de los equipos
o medios de producción. La consecuencia inmediata para hacer frente a las exigencias de la
nueva situación, es la concentración cada vez mayor de capitales. El capital pasa a ser
elemento fundamental de la nueva economía.
7. Capitalismo financiero
Se mueve únicamente dentro de la órbita del capital, a través de las formas de financiación
de los procesos productivos.
En esta estructura superior de la producción, la capitalización inicia un tipo de juego
económico a través de la Bolsa*, consistente en el intercambio de acciones, respaldadas en el
beneficio posible que cada acción percibirá al final de los ciclos de producción, en forma de
dividendos correspondientes al capital invertido.
Este juego económico de la compra-venta de acciones, de acuerdo con sus cotizaciones
en la Bolsa, se convierte en el fiel reflejo de la salud económica de una empresa determinada y
hasta la de todo un país.
En los comienzos de este siglo, este capitalismo alcanzó un explendor inusitado, llegando a
crear un fácil e ideal espejismo de la riqueza. Todo el mundo, con poco dinero, podría en un
margen reducido de tiempo conseguir una fortuna con el simple juego de la compra-venta de
acciones. La regla no podría ser más simple y a la vez más difícil: consistía simplemente en
comprar acciones que se encontrasen en baja cotización de mercado y esperar a vender
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 77 -
cuando éstas subieran. Los beneficios de la operación «siempre ventajosa» eran nuevamente
invertidos en otras acciones. Pero todo ello no dejaba de ser un juego, por añadidura peligroso.
Así, la gran crisis económica de 1929 en la Bolsa de Nueva York, que no sólo afectó a
Norteamérica, sino al resto del mundo serviría para que, frente a la tesis del liberalismo
económico del equilibrio de las fuerzas productivas y la armonía económica, y la existencia de
las leyes invisibles de control que impedirían los desfases a través de la corrección automática,
se viese la necesidad de la intervención del Estado como poder moderador.
8. Capitalismo industrial
Su finalidad es el beneficio a través del aumento de la productividad, apoyado en el
crecimiento de la demanda de mercado: el consumo.
Y se basa en un crecimiento masivo del consumo que avala la producción cuantitativa y en
serie, y esto repercute en los costes de modo favorable, abaratándolos, y por consiguiente, en
unos precios más bajos para el consumo.
La competencia, que en los primeros momentos era el fundamento de la estabilidad de
precios, tiende cada vez más a las grandes concentraciones de carácter monopolista; es el
caso de los grandes «trust»* y los «holding»*, que impiden o limitan la competencia destructiva
para el beneficio y estabilidad del sistema.
Pero las tendencias monopolistas obligan a los diferentes Estados de signo liberal a
continuas intervenciones a través de leyes que impidan todas aquellas prácticas que eliminen o
restrinjan la competencia.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 78 -
XXI El neocapitalismo
1. Neocapitalismo europeo
El capitalismo europeo, a diferencia del americano, se inicia sobre la fuerza expansiva de
los amplios mercados exteriores que representaban sus territorios coloniales.
La nota más destacada del llamado «estado de bienestar social europeo» (neocapitalismo)
es el carácter reformista de las situaciones sociales, frente a las situaciones de injusticia social
que había producido el primitivo capitalismo, y acuciado por la expansión de las doctrinas
socialistas que hace peligrar el mantenimiento del sistema.
Sin renunciar al mercado como criterio de organización económica, se apropia del principio
socialista de la planificación centralizada* y la introduce en el sistema. Los tres pilares que lo
sustentan son:
— La demanda del consumo.
— La oferta de producción.
— La dinámica empresarial.
La demanda del consumo
Ante las fluctuaciones del mercado de consumidores, el neocapitalismo no permanece
estático, sino que se introduce en él creando sistemas para la formación de nuevos mercados o
ampliación de los existentes.
Ha nacido una nueva ciencia, el «marketing»*, que estudia la naturaleza y dinámica de los
mercados, sus leyes y estructuras. Para poder influir en el consumo, se crean los sistemas de
publicidad dirigida, que no sólo tienden a crear una imagen más o menos idealizada del
producto que se pretende vender, sino que hace sentir su necesidad.
Se ha creado con ello, una nueva imagen de la sociedad ideal: la sociedad del consumo.
La oferta de producción
El sector productivo ha experimentado, en los últimos tiempos, fuertes transformaciones.
Independientemente de los mercados y su evolución, en la formación de precios intervienen
una serie de factores que es necesario destacar:
— Rentas del capital.
— Rentas del trabajo.
— Materias primas.
— Renovación tecnológica: investigación.
Rentas del capital
Como norma general, el capital acude siempre a aquellos campos en los que puede
obtener mayores beneficios. Esto origina una gran movilidad de los mercados de capitales, que
a veces no sólo se trasladan de uno a otro campo productivo, sino que salta las propias
barreras nacionales, internacionalizándose. Este capital internacionalizado llega a dominar, de
acuerdo con sus intereses, amplios mercados de diferentes países, determinando en muchos
casos la evolución de los precios internacionales y dejando a los mercados nacionales
totalmente supeditados a su determinación.
La tendencia del máximo beneficio y en el menor tiempo, ocasiona la total descapitalización
de sectores que aún siendo necesarios resultan deficitarios por estar supeditados al principio
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 79 -
de utilidad pública y obliga al Estado a una intervención para su mantenimiento. El Estado crea
la empresa pública como fórmula ideal para cubrir estas deficiencias. A título de ejemplo
enumeramos una serie de sectores en los que viene a ser clásica la intervención del Estado:
transporte, beneficiencia, educación, obras públicas, investigación espacial.
Rentas del trabajo
En forma generalmente de salarios imponen ante la continua subida del nivel de vida, un
alza constante que incrementa los costos de la producción.
El trabajo se hace cada día más especializado y exige mayores esfuerzos de los
trabajadores para poder adaptarse a las diferentes funciones que las nuevas técnicas exigen,
por lo que sus retribuciones han de ser más elevadas.
Cuantitativamente, el mercado de trabajo pasa a veces por fuertes presiones de la
demanda que obliga a una importación de trabajadores de otros países menos desarrollados.
En otros momentos de crisis económica, se produce el fantasma de paro y el Estado ha de
intervenir a través de las obras públicas o los subsidios de paro*.
Materias primas
Las materias primas son un factor importante en el desarrollo económico. Los países
productores de las mismas, pertenecientes a las áreas menos desarrolladas, controlan la oferta
a fin de obtener una elevación de los precios internacionales y poder de este modo acumular
los capitales necesarios para iniciar su despegue económico.
Últimamente hemos asistido a la fuerte elevación de los precios de los crudos petrolíferos y
sus repercusiones en la economía de los países industriales en forma de elevación general de
precios.
Renovación tecnológica
La investigación en el seno de la industria es un elemento que cada vez se hace más
imprescindible para su evolución. El pago de «royalties»* grava considerablemente los costos
de producción y conduce a un tipo de dependencia tecnológica que imposibilita un más rápido
ritmo de crecimiento y de competitividad internacional. Por eso todas las empresas tienen que
invertir parte de sus beneficios en sus propios gabinetes de investigación o contribuir en una
parte de los costos, de las instituciones que el Estado mantiene para este fin.
El perfeccionamiento de los equipos es un elemento que exige también continuos
desembolsos de capital, pues la competencia internacional obliga de modo permanente a la
renovación de técnicas y productos.
La dinámica empresarial
Consecuencia de todo lo expuesto es la exigencia de nuevas fórmulas de gestión
empresarial. Al propietario-gestor han venido a sustituirle los directores-gerentes que conocen
todas las técnicas de organización y se rodean de todo un equipo de dirección compuesto de
los más variados especialistas: ingenieros, abogados, psicólogos, técnicos de mercados...
2. El Estado y el neocapitalismo
Frente a las primitivas tesis liberales de su no intervención, pasa a ser elemento
imprescindible de la ordenación económica.
Se ha podido apreciar en los últimos años, cómo el Estado se convertía en auténtico motor
del desarrollo económico a través de la planificación indicativa de sus planes de desarrollo.
El Estado de los sistemas neocapitalistas interviene además a través de la creación de las
empresas públicas en la financiación de ciertos sectores que son de utilidad general, o por
crédito a largo y medio plazo a la empresa privada para que invierta en determinadas
condiciones, ejemplo: los polos de desarrollo*.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 80 -
1. Antecedentes históricos
Algunos de los principios de la ideología socialista, en su aplicación práctica, ya existieron
en algunos pueblos antiguos donde se mostraba frecuentemente la propiedad en común. En
Grecia, concretamente en Esparta, persiste el tipo de vida comunitaria hasta el final del período
helénico. En la Edad Media la organización agrícola de los feudos y de las órdenes monásticas
ofrece características que tienen gran analogía con el tipo de organizaciones propugnadas por
el socialismo.
Los ideales de vida comunitaria aparecen bajo la forma de utopía. Ejemplos son «La
República» de Platón, «La Utopía» de Tomás Moro, «La ciudad del sol» de Campanella.
A finales del siglo xvm tienen lugar dos acontecimientos de vital importancia para el
desarrollo del pensamiento socialista: La revolución industrial y la Revolución Francesa.
La revolución industrial
Hacia 1760, gracias a los descubrimientos científicos y sus aplicaciones técnicas, se inicia
en Gran Bretaña la era del maquinismo, con lo que se produce la primera gran revolución en el
mundo moderno y su consiguiente nueva constitución del orden político, económico y social. La
revolución industrial supuso:
1. Mejora de la producción y las comunicaciones.
2. Crecimiento de la población debido, aparte del descenso de mortalidad, al aumento
del nivel de vida.
3. Trasvase de mano de obra entre los distintos sectores de la producción.
4. La formación de grandes núcleos urbanos como consecuencia de la migración a los
centros industriales.
5. Se establece un nuevo sistema de estratificación social* debido al intercambio del factor
trabajo en los diferentes sectores.
6. Las nuevas y más constantes relaciones sociales aceleran el cambio social.
La Revolución Francesa
Francia, hasta el momento de la revolución es un país netamente cortesano en la capital y
feudal en la zona rural. Esto da lugar a que los gravámenes de todo tipo vengan siendo
soportados por los menos fuertes económicamente. Está establecido un sistema de
diferenciación de clases altamente acusado. Sin embargo, son los estamentos hasta entonces
privilegiados —clero y nobleza— quienes van a ser el motor de arranque de la Revolución. Las
causas de la revolución francesa se pueden resumir:
1. Debilitación del poder feudal con el acceso a la propiedad territorial de la burguesía y de
una parte del campesinado.
2. Auge del comercio que se encontraba en manos de la burguesía.
3. Los precios y los salarios sufrieron alzas excesivas y discordantes que acrecentaron la
miseria de las masas.
4. La rápida propagación de las ideas sociales, favorecidas por la creación de sociedades
ilustradas.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 82 -
2. Socialismo utópico
Entre los teóricos del socialismo se distinguen dos clases: los utópicos y los científicos.
Mientras los utópicos se basan en un naturalismo e incluso en concepciones religiosas y
abogan por un humanitarismo social, los científicos se basan en la concepción materialista de
la historia y propugnan la lucha de clases.
A continuación vamos a tratar las teorías de los utópicos, con su derivación al anarquismo,
pasando por el cooperativismo. Dejemos para la lección siguiente las teorías de los científicos :
el marxismo, con su derivación al comunismo, pasando por el colectivismo.
Saint Simón (1760-1825). La base de su doctrina se halla en la idea de que la tarea y deber
esencial del hombre es el trabajo y que en el nuevo orden social no se tendría consideración a
ningún hombre, sino en proporción al servicio que mediante su trabajo prestase a la
comunidad. Su gran contribución a la teoría socialista estriba en afirmar que la sociedad, a
través del Estado, transformado y controlado por los productores debe planificar y organizar el
uso de los medios de producción a fin de marchar a la par con los descubrimientos científicos.
Fourier (1772-1837). Sus teorías sociales, al igual que en Saint Simón, están
estrechamente relacionadas con sus concepciones religiosas. Para que reine la armonía en el
mundo político y económico propone el establecimiento de grupos de familia, reunidas en
comunidades, el conjunto de las cuales constituiría una gran federación.
Blanc (1811-1882). Destacó el papel del Estado en la reforma de la sociedad. Creó los
llamados «talleres sociales» donde los salarios serían iguales y la jerarquía lo sería por
elección. Los beneficios se repartirían en tres partes: a) Para engrosar los salarios, b) Para
previsión social, c) Para nuevas inversiones.
Owen (1771-1858). Su doctrina es el resultado de experiencias prácticas y las unidades
sociales mediante las cuales pretende la reconstrucción de la sociedad son: comunidades
erigidas sobre una base agrícola, apoyada en el principio de la asociación de trabajo, de
consumo y de propiedad, así como de iguales privilegios, y en la que todos los miembros han
de tener intereses mutuos y comunes. Su influencia fue grande en la creación de sociedades
cooperativistas.
Proudhon: Rechaza todas las formas de gobierno. Critica el derecho de propiedad al que
considera como el resultado de la injusticia y del despojo. Se opone también a la propiedad
común que resultaría de un estado socialista por lo que se vislumbra la separación entre
socialismo y anarquismo.
3. El cooperativismo
La puesta en práctica del socialismo utópico, llamado también presocia-lismo, se realizaba
a través del cooperativismo en los medios de producción.
Los puntos básicos de estas cooperativas son:
1. Libre adhesión de sus asociados, sin limitación de número.
2. Cada asociado posee un voto, independientemente del número de acciones o
participaciones que posea.
3. La distribución de beneficios de las acciones se realiza no según el número de
acciones, sino según el volumen de compras a la sociedad cooperativa. Aparte, a estos
beneficios se le distrae una cantidad para autofinanciación y obras sociales.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 83 -
4. Anarquismo
El anarquismo es la doctrina que preconiza la absoluta libertad del individuo, la abolición
del Estado y la supresión de la propiedad privada de los medios de producción.
El primer pensador al que podemos llamar anarquista fue Willian Godwin (1756-1836).
Proudhon es el más importante de los teóricos anarquistas, sin serlo él propiamente. Bakunin
es otro de los principales ideólogos del anarquismo. Fue a finales del siglo xix cuando el
anarquismo alcanzó su plenitud y se enriqueció con las teorías de pensadores como Reclus y
Kropotkin.
Han existido dos corrientes anarquistas, la individualista y la comunista. Ambas estaban de
acuerdo en destruir el régimen de la propiedad privada pero diferían en el tipo de sociedad que
deseaban construir. El anarquismo individualista aceptaba la propiedad privada de los bienes
de consumo, mientras que el anarquismo comunista exigía la propiedad colectiva en todos sus
aspectos.
En el seno de la I Internacional se formaron dos corrientes, la anarquista y la socialista. Los
anarquistas fueron expulsados por no aceptar las ideas de Marx, pero siguieron influyendo en
España, Italia y la Suiza francesa.
La acción terrorista seguida por el anarquismo, alejó de sus filas a las masas obreras.
Surgió entonces el anarcosindicalismo. Este defendía el apoliticismo y la acción directa por la
cual los conflictos entre capital y trabajo debían ser resueltos por patronos y obreros
directamente, propugnando como táctica, para la consecución de sus objetivos, la huelga
general.
Después de la primera guerra mundial se debilitó en Europa la influencia
anarcosindicalista. Tan solo en España continuó prosperando debido a la acción de la C.N.T.
(Confederación Nacional del Trabajo) fundada en Barcelona en 1911 y que hasta el
advenimiento de la Dictadura de Primo de Rivera (1924) se mantuvo fiel a los postulados
anarcosindicalistas.
Actualmente el movimiento anarquista está diluido por el mundo en células reducidas o
pequeños grupos de activistas, cuyo cometido o manifestación no va más allá de la práctica del
terrorismo.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 84 -
de salario. La gran paradoja fue que Marx consideró que el comunismo triunfaría en los países
superindustrializados, por el aumento continuo de su proletariado, tales como Inglaterra y
Alemania, pero sin embargo fue Rusia el país que protagonizó dicho acontecer. El caso es que
Marx sentó las bases del socialismo de Estado.
2. La época leninista. Dentro del mandato de Lenin se pueden distinguir dos fases. La
primera ha sido denominada la del comunismo de guerra (1918-1921), fundada sobre
«slogans» tales como «disciplina férrea» y «sumisión sin réplica». Los años anteriores a 1921
significan el empobrecimiento del país, la ruina de los capitales y el retroceso demográfico.
Comienza así la segunda etapa con el nombre de Nueva Política Económica, que significa el
retorno a una organización más atenuada de socialismo de Estado, de sindicalismo, de corpo-
rativismo y de algo de individualismo. El leninismo supone la aplicación revolucionaria de la
doctrina de Marx y la primera creación en la historia de un Estado marxista o socialismo de
Estado.
3. La época stalinista. A la muerte de Lenin, José Stalin y León Trotsky se disputaron la
sucesión del partido. En 1928, Stalin abre paso a una época nueva en la economía rusa,
después de realizar purgas sistemáticas y un control absoluto. Se inicia entonces el primer plan
quinquenal, al que en 1932 sucede otro. El ideal es la autarquía económica. Los planes
quinquenales impulsaron la industrialización del país. Se extendió el sistema de propiedad
colectivista de la tierra cultivada.
4. El deshielo. A la muerte de Stalin le sucede Nikita Kruchev que acusa a aquel de
déspota. No se produce ningún cambio sustancial, sino una cierta liberalización interior y un
mayor intercambio comercial con el extranjero.
4. El colectivismo
El colectivismo es el sistema económico que propugna la propiedad en común de los
medios de producción.
El colectivismo se remonta épocas primitivas de las sociedades humanas, y algunos
aspectos han perdurado hasta nuestros días como puede advertirse en la existencia de tierras
o aguas comunes de propiedad colectiva.
Como sistema económico se encuentra en todas las utopías políticas, apareciendo como
rasgo definidor del socialismo.
Actualmente el colectivismo, en forma agraria fundamentalmente, se encuentra establecido
en Rusia, Israel y China.
Colectivismo ruso: el Koljós
En Rusia se estableció el Koljós como una de las formas, propugnada por Lenin, de pasar
del modo de producir precapitalista al socialista. Este tipo de sociedad socialista agraria se
extendió a partir de la campaña de colectivización de 1929-1930.
La tierra, propiedad del Estado, está cedida al Koljós a perpetuidad en disfrute gratuito. La
maquinaria, tractores, edificios y demás bienes son de propiedad cooperativa. El Koljós vende
su producción al Estado y directamente a otros consumidores a través de su propio mercado.
Las ventas individuales se establecen con base a la unidad día-trabajo. Actualmente parece ser
que se tiende a tomar como base la unidad cantidad-calidad.
El Kibbutz israelí
En el Kibbutz israelí los principios colectivos se aplican a los métodos de producción y al
aprovisionamiento y quehaceres domésticos. Esta forma de economía colectiva se ha impuesto
por diversas razones: Técnicas, la ayuda en el trabajo era necesaria para unos inmigrantes
que poseían conocimientos muy limitados; económicos por no estar dispuesto el capital
extranjero a invertir en el desierto; psicológicas, ya que el solo afán de lucro no hubiese sido
suficiente a los pioneros para sostener una vida tan dura, si hubieran tenido la sensación de
trabajar como asalariados.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 86 -
La tierra pertenece al Fondo Nacional de Israel. Las compras y las ventas se hacen por
intercambios de organismos cooperativos con la central sindical.
Las comunas populares chinas
Desde 1953 comenzaron a organizarse en China las «cooperativas de producción
agrícola», las cuales en un principio eran muchas y muy pequeñas. En 1958 se realizó una
concentración de las anteriores cooperativas tomando éstas el nombre de «comunas
populares». Esta nueva comuna popular la componen hasta 50.000 y más agricultores. Reduce
al mínimo la vida familiar e instaura la comunidad. Organiza una permanente movilización de la
mano de obra masculina y femenina e impone a los trabajadores alistados en las brigadas de
trabajo una disciplina casi militar.
La comuna intenta la industrialización de las regiones rurales, creando una industria local
cuya mano de obra sigue siendo esencialmente campesina.
La administración de la comuna forma parte de la administración del Estado. La penuria de
los años 1960 y 1961 impusieron una nueva etapa de moderación colectivista que se ha
reflejado, principalmente en un proceso de descentralización de las comunas.
El Movimiento Nacional
XXIV. Los movimientos sociales en España
XXV. El nacional sindicalismo
XXVI. El Movimiento Nacional
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 88 -
XXV El nacional-sindicalismo
1. Sus orígenes
La II República española había sido implantada por dos sectores sociales muy diferentes:
una clase media liberal, que deseaba adquirir bajo el nuevo régimen los privilegios detentados
por la burguesía desde la desamortización*, y las clases proletarias*, prácticamente
marginadas hasta entonces de la orientación política del país.
Los liberales constituyeron partidos de corte democrático y parlamentario, favoreciendo la
organización capitalista de la economía. Las clases proletarias se integraron en los sindicatos
socialistas y anarquistas, de talante revolucionario, formando los cuadros de dichos partidos.
El pueblo español, al que se le iba a aplicar uno de los regímenes políticos europeos de
más moderna factura, era sin embargo de los de más baja renta, con una pobreza cercana a la
miseria, y elevado porcentaje de analfabetismo.
Una sociedad que arrastraba estas secuelas desde hacía varios siglos, creaba un nuevo
régimen, para acabar con la crisis y la monarquía. Pero como había escrito Salvador de
Madariaga en 1930: «No está sólo en crisis la monarquía. Lo está la nación. Lo está la raza. No
se ventila sólo la capacidad de los españoles para organizar un estado monárquico o
republicano, sino su capacidad para organizarse en nación.»
Ante esta situación, considerándose defraudados por la República, que no iba a lograr
superar la crisis* apuntada, un grupo de jóvenes crearon una ideología nueva y renovadora.
En 1931, Ramiro Ledesma Ramos lanza en Madrid «La Conquista del Estado», manifiesto
en el que colaboran otros intelectuales y estudiantes. En el mismo año, Onésimo Redondo crea
en Valladolid las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, organización que propugna una
estructura gremial agraria, en la que se integran pequeños empresarios. Ambos grupos se
fusionan, dando lugar a las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista. Han nacido las J.O.N.S.,
y con ellas, el nacionalsindicalismo.
Las J.O.N.S., ya no son un periódico con un grupo de intelectuales, ni una organización de
base agraria. Es una ideología política, que tiene una concepción nueva del Estado y de la
estructura socioeconómica a la cual el Estado debe servir.
Esta ideología, se perfecciona y recibe interesantes aportaciones. El 29 de octubre de
1933, José Antonio Primo de Rivera funda Falange Española, la cual trae el concepto de Patria,
como misión integradora de todos los españoles, y el concepto cristiano del hombre. Formula,
al mismo tiempo, una crítica del liberalismo y del socialismo, y busca ya una solución
superadora, que lo sea también de los conceptos de derechas e izquierdas, motores de toda
acción política hasta entonces, y que determinaban posturas de enfrentamiento y división
social.
La Falange y las J.O.N.S. se fusionan en un movimiento, que recibe el nombre de Falange
Española de las J.O.N.S., y que nace en Valla-dolid el 4 de marzo de 1934.
2. Afirmaciones políticas
El nacionalsindicalismo pretendía, ante todo, la creación de un Estado para todos los
españoles. Un Estado al servicio de la Patria, a la que consideraba como una suprema
realidad, que había que fortalecer, elevar y engrandecer, mediante el trabajo de todos.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 92 -
Esto solamente podría lograrlo un Estado fuerte, que encauzase las energías nacionales,
sustentado sobre la unidad de los hombres y las tierras. Para lograr esta unidad, el Estado
debería proponer a todos los españoles una sugestiva empresa común. La novedad de esta
doctrina radicaba fundamentalmente en la unión del sentido nacional y el social. El liberalismo y
capitalismo imperantes en España se oponían a la justicia social. El socialismo marxista llegaba
con un espíritu de revancha de la clase proletaria, ignorando el sentido nacional y la existencia
de la Patria.
3. Panorama económico
El nacionalsindicalismo nace en una época de crisis económica manifestada en todo el
mundo desde 1929 y que en España se dejaba sentir con especial virulencia en 1933, con un
aterrador paro obrero y una renta nacional mísera. Todo ello, parecía indicar el fracaso del
capitalismo como sistema económico capaz de crear riqueza y distribuirla automáticamente.
No era mejor el panorama de la agricultura, con una distribución de la propiedad del suelo
que, según las zonas, era predominantemente latifundista* o minifundista*, con el fantasma del
paro estacional en las zonas de latifundio, y en todas las zonas con el problema de la pobreza,
el caciquismo* y el desarraigo social.
Como consecuencia de esta situación, el movimiento nacionalsindica-lista estima que ha
de partirse de una acción revolucionaria. Se pretende todo un orden nuevo, y para eliminar las
resistencias del orden vigente, aspira a la revolución nacional. La revolución significaba un
cambio rápido de todas las instituciones políticas, sociales y económicas, para lograr la justicia
social, el orden y la paz, al tiempo que se consolidaba la unidad nacional.
4. Doctrinas económicas
En primer lugar, el Estado nacional-sindicalista controlaría de un modo directo, si fuera
preciso mediante la nacionalización, la gran industria, especialmente la industria básica, los
transportes, la banca y el comercio exterior.
Se respetaría la propiedad privada de aquellos bienes que satisfagan las necesidades
personales y familiares, así como los instrumentos de producción ligados al trabajo personal,
pero se aboliría la propiedad capitalista, por considerar que la acumulación de capital, no se
queda en ser una acumulación de medios de producir, sino que pasa a ser también una
acumulación de poder ejercido sobre los hombres, distinto del único poder legítimo que es el
del Estado.
7. Consideraciones finales
Las luchas políticas, en las cuales la violencia era un ingrediente constante, la juventud de
los fundadores y seguidores del movimiento nacional-sindicalista, y el escaso tiempo que tuvo
la doctrina para desarrollarse hasta el comienzo de la guerra, impidió que se llegara a una
perfección mayor en la formulación doctrinal y a una necesaria madurez en sus concepciones.
Desgraciadamente, los tiempos violentos en el plano político y la incapacidad del Estado para
garantizar la convivencia civil, hicieron casi imposible el que los pensadores de esta doctrina
pudieran invertir su tiempo en actividades puramente especulativas, teniendo que convertirse,
muy a su pesar, en líderes políticos de acción.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 94 -
1. Comunión de ideales
El Movimiento Nacional es la comunión de los españoles en los ideales que dieron vida a la
Cruzada.
La comunión es la participación en algo común. La participación en unos ideales comunes
para la ordenación de la sociedad española en el presente y en el futuro es garantía de
convivencia pacífida* y construcción de una sociedad civil ordenada. Pero toda comunión de
personas ha de tener una organización en la que sustentarse y a través de la que pueda
cumplir sus funciones.
El Movimiento cuenta una organización, integrada por los que dirigen el esfuerzo para
llevar a cabo esos Principios en la vida española, y por los que quieren participar con su
actividad personal en dicha tarea.
4. Las asociaciones
Hay cinco clases de asociaciones.
1. Asociaciones familiares. Tienen como objeto la defensa y promoción de los intereses de
la familia en todos los órdenes (educación de los hijos, cultura, atención sanitaria, emigración,
protección de menores, ayuda a subnormales y a familias numerosas, vivienda, consumo, etc.).
Estas asociaciones son promovidas y tuteladas, sin pérdida de su autonomía, por la
Delegación Nacional de la Familia.
2. Asociaciones juveniles. Integradas por jóvenes, tienen fines de entretenimiento del ocio
mediante actividades de todo orden, y cabe en ellas una finalidad formativa. Son orientadas por
la Delegación Nacional de la Juventud.
3. Asociaciones profesionales. Sirven para defender los intereses de quienes ejercen una
profesión no sindicada, ni integrada en un colegio profesional. Son reconocidas por la
Delegación Nacional de Acción Política y Participación.
4. Asociaciones culturales. Promueven los valores culturales al servicio del pueblo
español, o estudian los Principios del Movimiento con vistas a su incorporación a la vida social.
Se insertan en la Delegación Nacional de Cultura.
5. Asociaciones políticas. Tienen su fundamento jurídico en el artículo 15 del estatuto
orgánico del Movimiento, que dice: «Podrán constituirse asociaciones en el movimiento, con el
fin de contribuir a la formulación de la opinión sobre la base común de los Principios del
Movimiento, en servicio de la unidad nacional y del bien común, para la concurrencia de
criterios, de conformidad con el artículo 4.° de la Ley Orgánica del Estado y el artículo 2.° de la
Ley Orgánica del Movimiento y su Consejo Nacional. Estas asociaciones contribuirán a
promover el legítimo contraste de pareceres, con plena garantía de la libertad de la persona, en
orden a la posibilidad de un análisis crítico de las soluciones concretas de gobierno y la
formulación ordenada de medidas y programas que se orienten al servicio de la comunidad
nacional.»
1. El liberalismo económico
Sabemos que el liberalismo económico es una corriente científica que mantiene la creencia
de que la mejor forma de que exista una actividad económica eficaz es abandonarla al libre
juego del mercado.
Hoy no existen partidarios absolutos del liberalismo económico. Fue durante los siglos xvm
y xix cuando tal doctrina contó con más defensores.
Según esta teoría:
1. El Estado debe abstenerse de toda intervención en la actividad económica. Por tal
motivo se llama a esta postura abstencionista. El Estado no debe preocuparse de los precios ni
de los salarios; no debe poner obstáculos al libre tráfico de mercancías, incluso ni a través de
las fronteras.
2. El equilibrio económico se logra por si solo. Si los precios están demasiado altos,
inmediatamente aparecerán en el mercado personas dispuestas a vender, y este aumento de la
oferta hará disminuir los precios.
Mientras que otros que pensaban comprar, no lo harán, y esta disminución de la demanda
hará bajar también los precios hasta alcanzar el equilibrio. Si los precios están demasiado
bajos, aumentará la demanda y disminuirá la oferta, elevándose en consecuencia los precios.
También en este caso se producirá el equilibrio.
3. El mejor motor de la economía es el afán de beneficio de los empresarios, que para
aumentar sus beneficios fabricarán y venderán los bienes que tengan un alto precio y dejarán
de fabricar y vender los que tengan el precio bajo. De esta manera empujarán los precios al
equilibrio.
4. Habrá un punto de equilibrio en donde nadie podrá obtener beneficios extraordinarios y
los precios serán los más justos para todos, incluido el salario, que es el precio de venta del
trabajo.
5. En ese punto de equilibrio, todos quedarán satisfechos, no quedándose ningún producto
sin vender. No sobrarán ni faltarán bienes.
2. El marxismo
La experiencia demostró ampliamente que, cuando se abandonaba la actividad económica
a las libres fuerzas del mercado, no aparecía el punto de equilibrio. Los precios de venta eran
muy superiores a los precios de coste. Algunos empresarios se enriquecían
desmesuradamente. Los trabajadores cobraban salarios que no le permitían atender ni siquiera
a su subsistencia. Frecuentemente aparecían crisis en las que sobraban mercancías y se
arruinaban los empresarios, quedándose millones de obreros sin trabajo.
Apareció entonces el marxismo que defendía precisamente todo lo contrario del liberalismo
económico. Como tantas veces ocurre, cuando un péndulo se encuentra muy desplazado a la
derecha, el movimiento siguiente consiste en desplazarse totalmente a la izquierda. Algo así
ocurrió con la aparición del marxismo.
El marxismo mantiene que el Estado deberá intervenir totalmente en la actividad
económica. Es una postura intervencionista. Esta intervención lleva consigo:
1. El Estado debe ser propietario de todos los medios de producción.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 99 -
2. El Estado dirige toda la vida económica del país, que se rige por un plan.
3. El plan dicta las cantidades que deben producirse de cada bien y los precios a que
éstos se venderán.
4. También el plan dictará los diversos empleos que deberán existir y los salarios que se
cobrarán.
Con el cumplimiento de estos principios se prentendía eliminar las injusticias y los
desequilibrios de la economía capitalista. La experiencia está demostrando que en las
economías donde estos principios se aplican, el plan estatal no ha podido prever los millones
de posibilidades que existen en una economía. En algunos sectores se cometen excesos de
producción que se desperdician mientras que en otros hay grandes escaseces, originándose
entonces el fenómeno llamado estrangulamiento*. La calidad de muchos bienes es deficiente
por falta de estímulos. Pero el inconveniente más importante de este sistema es la falta de
libertad.
1.° El crecimiento de la renta nacional, porque a medida que ésta crece, mejora el nivel de
vida de los habitantes del país que pueden disponer de más bienes materiales y espirituales.
2.° La distribución más equitativa de la renta nacional, de manera que el mayor crecimiento del
nivel de ingresos se produzca precisamente en aquellas clases sociales que en el momento de
partida se encuentren menos favorecidas. 3.° El pleno empleo* de los factores de
producción, especialmente del trabajo, para que no se produzca ningún derroche de los
recursos productivos del país. 4.° La estabilidad* de precios, ya que la inflación* disminuye la
capacidad de compra de los consumidores. Vista la importancia que tiene la planificación
para el desarrollo de las naciones, podemos mejorar la definición anterior diciendo que la
planificación económica consiste en la elaboración y ejecución de un plan sistemático para
el desarrollo económico de un país, conteniendo entre sus propósitos el crecimiento de la renta
nacional, su distribución equitativa, el pleno empleo de los factores de la producción y la
estabilidad de precios.
De hecho, no todos los propósitos enunciados pueden cumplirse. A veces, el plan se ve
obligado a elegir entre estabilidad y pleno empleo, porque si aumenta el empleo disminuye la
estabilidad y si aumenta la estabilidad disminuye el empleo. Otras veces entran en
contradicción el crecimiento de la renta y su distribución más justa. La elaboración de un plan
exige, pues, la elección de unos límites en cada uno de los objetivos propuestos.
3. La planificación imperativa
La primera experiencia de planificación tiene lugar en la Rusia soviética en 1927. El
gobierno ruso se había propuesto en dicho año la elaboración de planes quinquenales para el
estímulo de la producción industrial. El primer plan debía iniciarse en 1928, pero no tiene
aplicación hasta 1929. Desde entonces se desarrollaron los planes quinquenales de 1929-
1932, 1933-1937, 1938-1940 (interrumpido por la guerra mundial) 1946-1950, 1951-1955. En
1957 se interrumpe el plan 1956-1960 y se toma la decisión de elaborar planes septenales.
La planificación soviética no se propuso desde el principio casi ninguno de los objetivos
enumerados anteriormente. El único propósito del plan quinquenal es la superación del atraso
ruso en la actividad industrial, especialmente en la industria pesada. Se pretende, sobre todo,
con el plan, elevar el potencial bélico de Rusia para convertirla en una potencia de primer
orden. Eso sólo se logra disminuyendo la producción de bienes de consumo.
Puesto que no existe libertad de mercado ni libre iniciativa de las empresas, el plan no deja
tampoco ningún resquicio a la libertad de quienes han de cumplirlo.
De ahí surge el plan imperativo, cuyo cumplimiento es obligatorio para todos los sujetos
económicos del país. La planificación imperativa es propia de los países socialistas y su mayor
defecto es, por tanto, la privación de la libertad económica.
4. La planificación indicativa
Los países en que se concede importancia al mercado y a la libertad económica han
comprendido la necesidad de elaborar también planes para conseguir el desarrollo armónico de
la economía. El primero de estos planes se puso en marcha en Francia en 1948.
De acuerdo con el principio de libertad económica de estos países, el plan obliga
únicamente a las empresas públicas y a la administración. Para las empresas privadas es
solamente una indicación del camino que probablemente seguirá la actividad económica en los
próximos años, para que puedan realizar sus previsiones e inversiones con mayor
conocimiento del futuro. De ahí su nombre de plan indicativo.
El camino para llegar a este futuro es, por supuesto, más incierto que en los planes
imperativos, porque depende de la decisión de las empresas de adaptarse al plan. Pero, de
todas formas, el Estado no se limita a cruzarse de brazos esperando que se realicen sus
previsiones. Existen instrumentos en sus manos que le permiten realizar algunas acciones para
el cumplimiento del plan. Estos instrumentos son los siguientes:
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 102 -
1. El plan es vinculante para las empresas públicas y la Administración. Nada menos que el
32 por 100 de las inversiones totales españolas son realizadas por el Estado. Si estas se
cumplen obligatoriamente, ya se ha cumplido el 32 por 100 del plan.
Aparte que todas las empresas que producen los bienes que el sector público ha de
necesitar para sus inversiones deberán cumplir por lo menos el plan y las empresas que
necesitan los productos del sector público se deberán ajustar suficientemente al plan.
2. Mediante la acción concertada, el Estado puede establecer conciertos con grupos
importantes de empresas. Por estos conciertos las empresas se obligan en contrato a cumplir
los objetivos del plan como si fuera imperativo a cambio de subvenciones o exenciones de
impuestos. 3. El Estado tiene en sus manos la fijación del tipo de interés, la circulación de
dinero, la elevación o disminución de los impuestos que, manejados intencionalmente, pueden
incitar a las empresas a cumplir los objetivos del plan. Vemos, pues, que el plan indicativo es
aquel cuyo cumplimiento es obligatorio para el sector público y voluntario para los demás
sujetos económicos, que lo cumplen en la medida en que es beneficioso para sus intereses.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 103 -
El III Plan, elaborado entre 1971 y principios de 1972 y en vigencia en la actualidad por
ceñirse al cuatrienio 1972-1975, presenta una particularidad sobre los dos anteriores: Trata de
realizar proyecciones a más largo plazo estableciendo un horizonte 1980. Por su interés
observemos en el cuadro anterior algunas de las previsiones, comparándolas con las de 1960
y 1970 para dar una idea de la intensidad del desarrollo.
Como puede verse, de cumplirse las previsiones del horizonte 1980, el salto de la
economía española entre 1970 y 1980 no desmerece del de la década anterior.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 106 -
Cuestiones sociales
y económicas a nivel mundial
XXX. El problema social en el mundo
XXXI. Interrelaciones económicas
XXXII. Organismos internacionales
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 108 -
Son países subdesarrollados los que no han alcanzado un nivel de vida que permita a su
población tener cubiertas sus mínimas necesidades, en cuanto a alimentación, sanidad,
vivienda y cultura. Los individuos, y se advierte más en los niños, aparecen desnutridos. Los
índices de morbilidad* y mortalidad, son muy elevados. Las familias viven hacinadas en chozas
o en chabolas, en fin en viviendas donde no hay la necesaria separación por habitaciones, con
lo que aparece la promiscuidad*. Los porcentajes de analfabetos son también muy elevados.
La falta de trabajo, o la dependencia de una agricultura estacional, trae consigo la falta de
ingresos familiares, causante en parte de estos males. Los servicios del Estado son
insuficientes y de ahí las deficiencias sanitarias y culturales. Casi siempre la situación se
agrava con la mala distribución de la propiedad, concentrada en muy pocas manos.
Como es lógico, esta situación no favorece los deseos de paz mundial tantas veces
expresados por la O.N.U., y ante la misma O.N.U., incluso por el papa Pablo VI.
Si trazamos sobre un mapa-mundi un polígono, cuyos vértices estén situados en San
Francisco, Barcelona, Milán, Moscú y Quebec, habremos acotado la zona de mayor desarrollo
del mundo. Habríamos de incluir solamente Japón y Australia. Fuera de esa zona y de esos
dos países, estaríamos en países en vías de desarrollo, o simplemente subdesarrollados.
Los países que hemos incluido dentro del polígono del desarrollo (más Japón y Australia),
producen aproximadamente el noventa por ciento de toda la industria mundial, quedando el
otro diez por ciento para el resto del mundo. Y en esta zona subdesa-rrollada, viven casi las
tres cuartas partes de la humanidad.
4. La ayuda tecnológica
El hombre puede aprovechar las experiencias y descubrimientos de los demás hombres.
Y así, cualquiera puede tener acceso a los procedimientos de fabricación industrial
descubiertos por otros. Pero no sería lícito obtener un beneficio gracias al esfuerzo ajeno. Por
eso los derechos de propiedad intelectual están protegidos internacionalmente.
Diseñar un nuevo modelo de automóvil supone muchas horas de estudio, de cálculos, de
investigación, de experiencias, de pruebas, que han significado grandes cantidades de dinero.
Si otra persona distinta de los inventores quiere fabricar ese automóvil en serie, deberá abonar
una cantidad para cubrir los gastos de investigación y diseño, y proporcionar a los autores del
mismo un justo beneficio. A esa cantidad, se le llama internacional-mente «royalty», que
equivale a derecho de patente o de autor.
En 1969, la General Motors alcanzó una producción total valorada en 24.309 millones de
dólares. El producto nacional bruto de España en el mismo año fue ligeramente superior:
28.700 millones de dólares.
La Ford, que instalará una factoría Valencia, produjo en 1969 por valor de 14.000 millones
de dólares, cifra superior al producto nacional de Dinamarca de aquel año.
La Standard Oil de Nueva Jersey, una de las empresas distribuidoras del petróleo del
Oriente Medio, valoró su producción en 15.000 millones. Los productos nacionales de Pakistán,
Turquía, Austria, Noruega y otros muchos países, son inferiores cada uno de ellos, a las cifras
señaladas.
Por este acuerdo el gobierno de los Estados Unidos tuvo el privilegio de emitir, sin control
internacional, los dólares necesarios con el fin de facilitar el comercio nacional e internacional.
A cambio de ello cualquier gobierno podía, a través de su banco oficial, transformar sus dólares
en oro del tesoro norteamericano.
En aquel año, las reservas de oro de los Estados Unidos eran de unos 25.000 millones de
dólares, lo cual daba total confianza en las posibilidades de este país para respaldar su
moneda. Pero a partir de 1950 las intervenciones militares americanas y el auge creciente de
las empresas multinacionales norteamericanas, con sus enormes inversiones determinó el
aumento excesivo de la circulación de dólares en Europa.
En diciembre de 1967, el general De Gaulle anunció que Francia transformaría en oro
todos sus dólares. Y en enero de 1968, el presidente Jhonson anunció un plan de austeridad*
para reducir los gastos en el extranjero.
Con ello aumentó la demanda de oro y subió su precio por encima de la cotización oficial
de modo inquietante.
En febrero de 1973, la crisis se hizo insostenible. Mientras las reservas de oro de los
Estados Unidos se estimaban en torno a los 12.000 millones de dólares, en Europa había, en
poder de personas particulares, y sobre todo de empresas multinacionales, una cantidad
estimada en 70.000 o quizá 80.000 millones de dólares en papel moneda. Tal masa de dinero,
puesta en circulación, podía hacer bajar la cotización del dólar.
En ese mismo mes de febrero, el gobierno norteamericano devaluó el dólar. Pero la
mayoría de las monedas europeas, ya no mantenían un tipo de cambio fijo con respecto al
dólar sino que el cambio se determinaba, según la oferta y demanda de las diferentes
monedas. A esto se le llama dejar la cotización de la moneda en flotación.
Esta crisis vino a demostrar la ineficacia actual de los acuerdos de Bretton-Woods y la
necesidad de establecer un patrón monetario más seguro.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 114 -
Vocabulario
Antiguo Régimen. Se conoce con este nombre al sistema político de los Estados europeos,
anterior a la Revolución Francesa, bajo la forma de la monarquía absoluta y el dominio de las
clases privilegiadas: aristocracia, nobleza y clero.
Aptitud. Capacidad o disposición natural positiva.
Arancel. Cuerpo legal que comprende las tarifas que gravan las mercancías en los
comercios de importación, exportación y tránsito.
Autofinanciación. Fórmula por la cual una empresa adquiere con cargo a sus beneficios sus
propios aumentos de capital.
Autónomo. Independiente.
Balanza de pagos. Es el registro de todas las transacciones económicas realizadas por los
habitantes de un país con los de otros países. Si en estas transacciones o intercambios las
ventas superan a las compras, se dice que hay «superávit» (saldo favorable), en caso contrario
se dice que hay «déficit» (saldo negativo o desfavorable).
Bolsa. Mercado institucionalizado en el que compran y venden valores: acciones,
obligaciones, hipotecas, etc.
Burguesía. Conjunto de ciudadanos de la clase media acomodada.
Caciquismo. Situación en la que determinada persona, por ostentar una situación de
dominio económico, dirige abusivamente la vida de una localidad o comarca, suplantando o
dominando a las autoridades legítimas.
Cambio social. Modificación en uno o varios de los factores sociales.
Caso fortuito. Acontecimiento en el que no interviene la voluntad del hombre.
Castrismo. Ideología política socialista marxista adoptada por Fidel Castro en Cuba.
Censo. Medición de la población que se realiza el 31 de diciembre de los años
terminadosen cero.
Ciencias positivas. Son aquellas que basan su sistema en el método experimental.
Clausula. Cada una de las disposiciones de un contrato, tratado u otro documento público o
privado.
Coetáneo. Personas o hechos que viven o se producen en una misma época o tiempo.
Conflicto social. Lucha entre distintos grupos sociales enfrentados por aspiraciones
contrapuestas.
Confort. Cómodo, que favorece el bienestar material.
Contrafuero. Contradicción de una disposición general del Gobierno que lesiona una Ley
Fundamental.
Cooperación. Acción de obrar juntamente unos con otros para la obtención de un mismo
fin.
Crisis. Situación de lucha, de inseguridad, de división.
Deber. Necesidad de observar una determinada conducta. Como contraposición a derecho
subjetivo, constituye la necesidad de observar una determinada conducta impuesta por las
leyes.
Deber jurídico-natural. Necesidad moral de observar una determinada conducta impuesta
por el derecho natural (ver derecho natural).
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 118 -
Demanda. Cantidad de bienes producidos que están dispuestos a adquirir los compradores
a determinado precio.
Demografía. Parte de la estadística que estudia la población.
Derecho (I). Conjunto de leyes por la que se rige la comunidad.
Derecho (IV). Aquí entendido como derecho subjetivo, es la facultad reconocida a una
persona por la ley, que le permite exigir de otra persona una conducta determinada.
Derecho natural. Conjunto de normas o principios que regulan la vida de los hombres
concebida por la razón e impuesta por la propia naturaleza de las cosas.
Derecho positivo. Conjunto de normas que regulan la conducta de los hombres en
sociedad, creadas por los órganos adecuados de la comunidad y cuya observancia garantiza el
Estado mediante oportunas sanciones.
Desamortización. Acción emprendida durante el reinado de Isabel II, bajo la dirección del
ministro Mendizábal, que consistió en la apropiación por el Estado, y venta en pública subasta,
de todas las fincas propiedad de la Iglesia, los Ayuntamientos, Diputaciones y Mayorazgos. Lo
que podría haber supuesto un reparto de tierras entre los campesinos sin ellas, por lo que se
habría contribuido a paliar las enormes diferencias económicas, sirvió para enriquecer más a
los que ya más poseían. Con ello, la Corona trató de crear una clase burguesa fuerte que fuese
su apoyo.
Dimensión. Tamaño de una empresa. Puede expresarse por la cifra de ventas, el número
de trabajadores o la cuantía de su capital.
Discriminación. Trato de inferioridad injusto dado a una persona o colectividad por motivos
raciales, religiosos, políticos, etc.
Encuadramiento. Encaje en determinada organización, aceptando la ordenación de ésta y
su jerarquía.
Élite. Grupo o clase que se considera o es considerado como el más preparado
intelectualmente o mejor dotado económicamente.
Especulación. Procurarse provecho o ganancia fuera del margen mercantil. Operación
comercial que se realiza con ánimo de lucro.
Estabilidad. Situación de la economía en que no existen aumentos importantes en los
precios.
Estabilidad mundial. Sistema de relación y equilibrio entre los estados con vistas a
mantener la coexistencia pacífica.
Estamento. Sistema tradicional de la jerarquía social, en la que existen grupos aislados y
separados entre sí con distintas normas y especialización profesional.
Estatismo. Absorción de todas las personalidades por la suprema del Estado.
Estrangulamiento. Falta o exceso de bienes en el mercado que produce pérdidas y
desperdicios.
Estratificación social. Acción y efecto de formar estratos o clases la sociedad.
Estructura. Forma en que se materializa la organización de una sociedad y es fundamento
del orden social.
Étnico. Perteneciente a una nación o raza.
Exportación. Venta al extranjero de bienes producidos en el país.
Expropiación. Desposesión o privación de una cosa a su propietario.
Fines sociales. Metas o aspiraciones hacia las que tiende la sociedad. Función. Papel o
tarea específica desempeñada por un individuo o un grupo en un conjunto social.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 119 -
Garantizar préstamos. Manifestarse dispuesto a pagar en vez del deudor, si este no puede
hacerlo.
Grupo social. Conjunto de individuos relacionados por una situación, intereses o
sentimientos.
Grupos establecidos. Los que ostentan el poder dentro de la sociedad.
Habeas corpus. Cuerpo de leyes que protegen al ciudadano del libre arbitrio del poder
ejecutivo, regulando sus derechos.
Hábito. Costumbre adquirida por la repetición de un acto.
«Holding». Es una modalidad diferente de agrupación de empresas, en la que cada una
sigue teniendo su propia personalidad, pero la gestión es realizada en común, a través de la
nueva empresa creada holding.
Importación. Compra de bienes a empresas situadas en el extranjero.
Impuesto progresivo. Gravamen fiscal que aumenta en relación con los ingresos de las
personas.
Inflacción. Fenómeno de alza generalizada e importante de los precios.
Infraestructura. Literalmente significa la parte de obra de una edificación que está situada
bajo tierra. En términos generales, significa todas las obras básicas necesarias para realizar la
actividad económica. En un país, la infraestructura son sus carreteras, ferrocarriles, puertos,
líneas de conducción de energía, líneas de comunicación telefónica y telegráfica, etc.
Integración social. Cuando individuos de diferente grupo social alcanzan uno superior o
cristaliza su posición en otro diferente del que procedía.
Judicatura. También denominada poder judicial, está constituida por el conjunto de jueces y
tribunales de cada país. Juicio por jurados. Sistema judicial, de tipo sajón, en el que un grupo
de ciudadanos elegidos dictaminan sobre la culpabilidad del sujeto juzgado.
«Laissez faire, laissez passer.» «Dejad hacer, dejad pasar» referido a que los Estados han
de dejar hacer a los ciudadanos, libremente, las gestiones económicas que estimen necesarias,
por acuerdos fijados por ellos.
Latifundio. Gran extensión de tierra que constituye una explotación agraria, en manos de
un solo propietario, con lo que se convierten en sus asalariados todos los campesinos de la
zona.
Librecambio. Teoría basada en la libertad del mercado. Los sujetos que intervienen en el
intercambio (compra-venta) fijan libremente las condiciones.
Liberalismo. Doctrina político-social que afirma la supremacía absoluta de la libertad
individual y el libre juego de los individuos dentro de la sociedad, negando la posibilidad de
intervención del Estado para garantizar la efectividad de esas mismas libertades.
Marketing. Estudio y planificación del mercado con el fin de asegurar la venta de uno o
varios productos comerciales.
Matriarcado. Estado social en que la mujer ostenta la autoridad.
Mayorazgo. Antigua costumbre instituida que tenía por objeto vincular en una familia la
propiedad de ciertos bienes que se transmitían al hijo mayor de la misma.
Migración. Movimiento de población hacia un lugar determinado.
Minifundio. Pequeña porción de tierra, de menos de media hectárea a veces, resultante de
sucesivas divisiones hechas a lo largo de generaciones de fincas mayores. Su explotación es
muy poco rentable.
Monopolio. Situación del mercado en la cual uno solo es el que vende determinado
producto, fijando libre y abusivamente casi siempre, el precio.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 120 -
Proletario. Trabajador asalariado que no posee otros ingresos que su salario. Como no
tiene más propiedad que sus hijos —su prole— recibe el nombre de proletario.
Promiscuidad. Mezcla desordenada de personas de distintas edades y sexos en un mismo
marco de intimidad familiar.
Racionalidad. Capacidad de reflexión y voluntad.
Racionalización. Esfuerzo para adaptar los medios a los fines.
Referéndum. Consulta que se hace a todo un cuerpo electoral. Es nacional cuando se
refiere a toda la nación.
Regulación social. Conjunto de medios a través de los cuales la sociedad hace respetar
sus normas.
Relación. Referencia a otro, conexión de uno a otro.
Renta. Se llama así en general a los ingresos recibidos por los diversos factores de la
producción. También se utiliza en particular para designar el pago de la tierra.
Renta nacional. Suma total de todos los bienes y servicios económicos que produce y
recibe durante un año una nación.
Renta per cápita. Es el resultado de dividir la cifra de la renta nacional por el número de
habitantes.
Ritmo. Por ritmo del cambio social se entiende la velocidad del cambio.
Royalty. Arancel o impuesto que se paga por la explotación de una patente o pago de un
derecho por un producto de importación.
Ruptura social. Modificación total y rápida de la estructura social.
Salario natural. Remuneración mínima que el obrero y la familia, que de él depende,
necesitan para poder subsistir.
Sedentario. Modo de vida de poca agitación o movimiento. Dícese del pueblo o tribu que se
dedica a la agricultura.
Siderurgia. Metalurgia del hierro, que comprende desde la obtención del mismo hasta la
producción de materias primas para las industrias metálicas.
Sociedad. Agrupación natural o pactada de personas que constituyen unidad distinta de
cada uno de sus componentes, con el fin de cumplir, mediante la mutua cooperación, todos o
algunos de los fines de la vida.
Subsidio. Socorro, ayuda o auxilio económico.
Subsidio de paro. Pago que se efectúa al trabajador cuando éste se encuentra sin trabajo.
Subvencionar. Pagar el Estado una cantidad a alguna persona o empresa.
Sufragio libre y universal. Cuando los ciudadanos emiten su opinión sobre cualquier tema
propuesto, de modo general, a través de un «voto» que se deposita en las «urnas».
Aceptándose la opinión de la mayoría.
Tensión social. Situación que nace de las aspiraciones encontradas de dos grupos en el
seno de la sociedad.
Teocracia. Gobierno en que el poder supremo está basado en Dios.
Teoría mercantilista. Doctrina económica de los siglos XVII y XVIII que propugnaba
aumentar la riqueza natural basada en el incremento de metales preciosos: oro y plata, a través
del intercambio comercial.
Tercer mundo. Países que se encuentran en vías de desarrollos.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 122 -
«Trust». Agrupación de empresas que se funden en una nueva sociedad que adquiere
personalidad jurídica propia (las empresas fusionadas dejan de existir en cuanto a tales,
perdiendo su personalidad jurídica).
Usos sociales. Comportamientos o modos ordinarios de conducta regulados por la tradición
que los hombres respetan.
Vitalicio. Por toda la vida.
Vida social y económica – digitalizado por Falange Española de las JONS - 123 -