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Este artículo tiene como propósito examinar el sentido actual del currículo
y, especialmente, establecer sus alcances y dimensiones en un periodo
caracterizado por cambios sustanciales en la producción del conocimiento y
en su naturaleza, y por una transformación profunda en las bases colectivas
de la sociedad que han determinado el reenfoque en las concepciones de
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1 Por bases colectivas de la sociedad entendemos aquí dos principios básicos: la división del
trabajo y las relaciones sociales. Uno y otro se relacionan de manera directa con la distribución
del poder y los principios de control.
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autor asocia esta tarea con la aparición de lo que denomina el “código
curricular clásico” que se organizaba en dos campos de conocimiento, el
trivium y el quadrivium. Estos dos campos se legitiman en la edad media
con el surgimiento de las universidades las cuales definen sus campos de
acción en función de sus intereses y orientaciones. Otros autores plantean
sus orígenes en tiempos más recientes (Franklin, 1999 ; Smith 1996; Díaz
2
2Este autor considera que un buen ejemplo del estudio histórico del currículo es la obra de
Herbert Spencer titulada Essays on Education: and kindred subjects, conjunto de artículos
publicados en 1861. El ensayo más importante que tiene que ver con el currículo es el titulado
“What knowledge is of most worth?”. En este ensayo, Spencer plantea que “In education, then,
this is the question of questions, which it is high time we discussed in some methodic way. The
first in importance, though the last to be considered, is the problem—how to decide among the
conflicting claims of various subjects on our attention. Before there can be a rational
curriculum, we must settle which things it most concerns us to know; or, to use a word of
Bacon's, now unfortunately obsolete—we must determine the relative values of knowledges”.
Part I, page 2. Esta obra se puede obtener gratuitamente en Internet
3 El artículo de Díaz Barriga es una interesante introducción al estudio de dos expresiones del
campo curricular. Puede obtenerse en http://redie.ens.uabc.mx/vol5no2/contenido-
diazbarriga.html
4 Este planteamiento linda en los lugares comunes, pues es conocido que las políticas
curriculares no son autónomas sino que llevan el sesgo de los discursos legítimados tanto por
agencias internacionales como nacionales. Es evidente que el currículo tiene una función social.
El problema es determinar que se entiende en este caso por función social, noción que no está
abstraída de las relaciones de poder y de control que subyacen a la reproducción de principios
dominantes de clase, región, religión, étnia, etc.
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De allí que un problema central sea el uso abstracto e indiscriminado de sus
nociones que sin ser tomadas de manera crítica se han utilizado para definir
políticas, programas, proyectos y toda clase de acciones orientadas a
regular procesos y prácticas formativas.
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organized? (scope and sequence). How can we determine whether these
purposes are being attained? (evaluation).5
5 Cito estos dos ejemplos porque son ampliamente significativos en la práctica curricular de las
instituciones educativas de todos los niveles. Aún hoy, cuando han surgido nuevos modelos en
todos los continentes, los métodos del currículo en la educación superior no escapan a estas
formulaciones.
6 Colmenares (2004: 155) considera que en un proyecto hegemónico, “la concepción de cultura
se legitima a través del currículum con el sello de una razón técnico- instrumentalista propia de
la ideología empirista y positivista”, y agrega “de allí, el reclamo urgente para develar y
enfrentar esta situación con la identificación de sus condicionantes y la toma de conciencia de la
necesidad de transformación y recreación de lo ideológico epistemológico y doctrinario que
avalan las políticas y proyectos educativos” (ibid).
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desde el surgimiento de nuevos procedimientos para el
reparto institucional del saber y del poder legítimo hasta 7
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significa que no podemos hacer uso y abuso de nociones de
manera indiscriminada como, por ejemplo, afirmar que el
currículo debe ser entendido en el marco de las relaciones
teoría-práctica, o educación-sociedad (Kemmins, 1988), o
que el currículo es una construcción cultural (Grundy,
1991). Estas nociones no sobrepasan dimensiones
abstractas y descontextualizadas porque su sentido puede
desplazarse en cualquier contexto. La relación educación-
sociedad, por ejemplo, es una relación que depende
fundamentalmente de los principios dominantes de
sociedad (qué sociedad, qué sujeto, qué tipo de identidad,
qué posiciones y disposiciones). Podríamos decir que,
muchas de las definiciones sobre currículo son formales y
no poseen un substratum específico, ya que pueden
adecuarse de diferente manera, pero que no representan
una postura concreta.
8 El punto de vista que he suscrito en diferentes textos sobre los problemas curriculares ha sido
elaborado a partir de la Teoría de las Transmisiones Educativas planteada por Bernstein en sus
diferentes obras. Algunos críticos, desconocedores de la historia de su obra completa se mueven
en el diletantismo teórico, y no comprenden el desarrollo articulado de su teoría, el carácter
generativo de sus modelos, ni la profundización creciente de sus conceptos.
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recursos implicados en la enseñanza y el aprendizaje. No es
posible definir, en este caso, ningún principio que garantice
una selectividad y jerarquía de los elementos estructurales
constitutivos de la noción de currículo.
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los denominados fundamentos del currículo El principio de
organización hace referencia a los ordenamientos,
combinaciones, relaciones, o límites entre contenidos. La
organización puede determinar los grados de relación
entre los contenidos de formación.
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como la segmentaridad, la estratificación, la deslocalización, la
contingencia.
Estas reglas que históricamente han actuado sobre el conocimiento hoy han
sufrido una transformación fundamental al cambiar la naturaleza de dicho
conocimiento, al redefinirse su orientación, y al resemantizarse bajo la
forma de saber. En este caso, el currículo redefine los límites que
generaban aislamientos entre unos y otros contenidos y se reescribe
(reinscribe) a partir de nuevas formas-líneas de articulación, que desplazan
la segmentaridad, la estratificación y la territorialidad. De hecho, algo
similar le ha ocurrido a las bases colectivas de la sociedad. La
desterritorialización es un ejemplo de la abstracción espacial que virtualiza
las fronteras y, como consecuencia, abstrae las oposiciones geográficas,
culturales, económicas, etc.
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Esta apuesta es, por lo tanto, un esfuerzo sociológico y filosófico que no
puede abstraerse de las diversas y plurales tendencias postmodernas. La
diversidad nocional y discursiva de las tendencias posestructuralistas,
fenomenológicas y críticas es, en cierta medida, una fortaleza
epistemológica para articular los eslabones de la semiosis de la
discursividad curricular de los tiempos actuales, en los cuales, la
pragmática del lenguaje se enriquece con flujos interpretativos y “juegos”
que reterritorializan los significados, redefinen las identidades y producen
nuevas formas de comprensión de la subjetividad, en un mundo donde la
apertura de los límites ha permitido reconfigurar nuevos campos, producir
nuevas conexiones, desmontar principios paradigmáticos, y construir
nuevas formas de significación en permanente desplazamiento, alteración,
modificacion, o recontextualizacion, que entran en tensión con la
estabilidad de las estructuras y semiosis del currículo tradicional. Nos
interesa, entonces, acceder a la búsqueda de una nueva gramática
descriptiva e interpretativa.
12 Rosa Nidia Buenfil Burgos plantea de manera descriptiva el serial de posiciones que
caracterizan lo postmoderno en su artículo titulado “Horizonte posmoderno y configuración
social”. Véanse referencias bibliográficas.
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principios como la hibridez, la diversidad y heterogeneidad, la
conectividad, la pluralidad, la resignificación permanente y la
desterritorialización. Este conjunto de principios son, quizás, los nuevos
dispositivos dominantes para resemantizar el poder, el control, la
dominación y la desigualdad. En su uso, la oposición dominante-dominado
se focaliza, localiza y particulariza de tal forma que en la denominada
sociedad global el principio de unidad da paso a una diversidad de
estratificaciones, exclusiones, distribuciones inequitativas que se extienden
a lo largo y ancho de la geografía mundial. De allí que coincidamos con
Alicia de Alba en que el significante globalización no es, pues, la raíz de la
“identidad global” sino el fundamento de la desigualdad global: la copa de
champagne donde el 80% es invisible y carece de poder e identidad.
Una semiótica del currículo nos ayudará a comprender por qué el currículo
puede percibirse como un macro-relato que puede trascender el tiempo y el
espacio, por qué recrea conocimientos, prácticas o experiencias
retrospectivas en el tiempo-espacio, que pueden actuar como principios
generativos de posibilidades prospectivas. Esto es fundamentalmente lo que
ocurre con los modelos curriculares centrados en el mercado en los cuales
las identidades ancladas en narrativas retrospectivas (tradicionales) se
articulan sin ningún problema al cambio cultural, económico y tecnológico
propio de las identidades centradas en el mercado (Bernstein 1998). Un
ejemplo puede observarse en las instituciones de educación superior
inspiradas en ideologías confesionales, en las cuales las ideologías
retrospectivas no son obstáculo para competir en el mercado curricular, ni
para apoyarse en tecnologías científicas. Estas últimas y el mercado
curricular son sus propias bendiciones.
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espaciales externas al sujeto que se internalizan de conformidad con los
contextos, con los modos de transmisión, y con las percepciones que
reproduce quien ocupa el papel de transmisor. De esta manera, el currículo
se internaliza como un relato de tiempos y espacios abstractos y
recontextualizados. Aquí podríamos arriesgar la hipótesis que el principio
del currículo constituye relaciones abstractas que resemantizan de manera
interesada los significados de la ciencia, de la historia, de la sociedad, del
trabajo, de la vida, de la identidad.
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Estas son preguntas cardinales si consideramos que el currículo juega un
papel fundamental en la constitución de las identidades, en la medida de
sus ordenamientos y formas de recontextualización del conocimiento, que
representan, en última instancia, un orden social, un valor, una disposición,
una motivación, una competencia. Así, lo que sucede con las modalidades
de identidad actuales está asociado a la recontextualizacion de la nueva
naturaleza del conocimiento, ahora centrado en la acción, “performance” o
pragmática.
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identidades y posiciones, susceptibles de entrar en una diversidad de juegos
en campos de acción o de práctica que hoy se despliegan en el mercado
cultural o económico
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performativa son los proyectos, los programas, los planes de desarrollo
producto de las sofisticadas técnicas de la planeación estratégica, y sus
prácticas más usuales la transversalidad, la integración positiva en
expresiones como la proyección social. Todo esto vinculado a un activismo
social y económico que se convierte en el imaginario social dominante en
el currículo y en sus instituciones y organizaciones equivalentes: las
agencias de control social.
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Una semiótica del currículo debe ser materia de escrutinio de los actores
fundamentales del proceso que los “expertos” denominan formativo. En
adición a su utilidad como herramienta teórica (gramática teórica) la
semiótica que propongo debiera penetrar la conciencia de educadores,
especialistas e investigadores, cuya tarea sería asumir críticamente la
responsabilidad social de generar estrategias para la inclusión de todos los
sectores de las sociedades, en los cuales el cambio tecnológico es
constitutivo. Bien sabemos que el cambio tecnológico es un principio
preformativo en las sociedades del siglo XXI. La fuerza de las tecnologías
ha permitido crear tanto nuevas zonas científicas, como nuevos objetos
culturales. La fuerza de su pragmática ha resemantizado el saber, el hacer y
el ser. Hoy las tecnologías se han erigido como el presupuesto básico de la
comunicación de un segmento de la población mundial, y su utilización
individual ha producido nuevas formas de interacción, identidad y
subjetividad, al convertirse en un dispositivo básico para la disolución de
fronteras en los espacios sociales, en las esferas de la vida cotidiana, la
educación y el trabajo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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