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SERMONES ABREVIADOS PARA TODAS LAS DOMINICAS DEL ANO S. ALFONSO M. DE LIGORIO, traducidos del italiano al espanol POR D. ss c, Bx-catedritico de Teologia y de Literatura, Examinador sinodal y Censor ide las obras que tratan de Moral y de Religion de Madrid. Seqwate, Edicion , AUMENTADA CON SERMOWES ACERCA DE DIVERSAS MATERIAS POR EL MISMO SANTO AUTOR. TOMO I. PONS Y C.* LIBREROS EDITORES. ‘MADRID, BARCELONA. Calle de Capellanes, nim.° 7. Calic de Copons, 0. 9. 1847. OBJETO DE ESTA OBRA. N le damos el titulode Dominical , 6 Anual, sino el deSermonesabreviados para todas las Dominicas del ato. Decimos abreviados, porque aunque con- tienen suficientes materiales para cada sermon; sin embargo , los sentimientos que encierran , no se es- criben con estension, sino con brevedad, aunque no con tanta, que no pueda comprender el lector toda la sustancia que hay. en ellos: y esto da 4 esta obra la ventaja de que puede servir de lectura espiritual. De intento nos hemos abstenido de dar 4 cada asun- to la estension que parecia exigir, con el fin de que elcompositor pueda estenderle por sf mismo, del modo que mejor le parezca. Porque dificilmente el orador pronunciara con calor los sentimientos de su sermon, si de antemano no los ha hecho propios : y por esto hemos compendiado las ideas, dejindole Ta . oe la libertad de estenderlas y ampliarlas 4 su gusto , apropidndoselas de esta manera, Hemos sembtado ‘muchas senténcias de Jas santas Escrituras y de los Santos Padres, y una multitud de reflexiones , quizd mas numerosas de lo que con- viene 4 cada sermon, con el fin de que él lector eli- ja de ellas las que mejor le parecieren. Tambien hemos procurado espresarlas con estilo sencillo y facil , como lo exige el bien de las almas cuando se les anuncia la palabra divina. ADVERTENCIA A LOS PREDICADORES. 1, Si el predicador quiere que sus sermones prodazcan frutos abundantes, debe ante todas cosas proponerse por fin de sus afanes, no conseguir una vana gloria, y unos honores mundanales que no son mas que viento; sino cous quistar almas para el cielo. Es pues necesario, que aquel que se dedica f fa alta mision de embajador de Dios, lesu- plique con fervor, que le inflame y abrase con so santo amor, 4 fin de que sus sermones produzcan los mas felices resultados. Preguntado al venerable P. Juan de Avila, coal era el requigito mas necesario para predicar bien, respon- diéd: Amar mucho & Jesucristo. Y en efecto se ha visto mu— chas veces, que mas fruto han conseguido con un solo ser- mon los ptedicadores que estaban abrasados de! amor de Jesucristo, que otros con muchos. 2. Santo Towds de Villanueva decia, que las palabras del predicador deben ser saetas de fuego que penetren é inflamen 4 los oyentes en el divino amor. Pero como pue= den inflamar los corazones (afiade) aquellos sermones, por bien escritos que estén, que salen dean monte de nieve, esto es, de un corazon que no est4 inflamado del amor de Dios? San Francisco de Sales escribe, « que !a lengua habla al oido, y el corazon 4 los corazones:» quiere decir que cuando los sentimientos no nacen del corazon del predica- dor, dificitmente inclinardn los corazones de los oyeates al divine amor. Conviene pues que esté inflamado el predica— dor, si quiere inflamar 4 los demas: Lampades ejus, lampa- tes ignis atque flammorum. (Cant. 8. 6.) Primeramente nece- sita ser fuego para arder, y despues ser llama para abrasar 4los demds. S. Bernardo esplicaba este pensamiento con otras palabras, diciendo: que es necesario sea primero re- ceptéculo , y despues acueducto. Receptaculo, para recibir y 8 ADVERTENCIA conservar el amor divino: acueducto, para comunicarle d es- de su corazon 4 los de tos oyentes. ;Como pues je comuni card el que no le tiene?’ : . .3. Tratemos ahora del asunto de los sermones. Deben elegirse aquellos que mueven mas a! aborrecimiento del pecado y al amor de Dios. Por esto debe hablarse con fre- cuencia de la Muerte, del Juicio, del Infierno, de Ja Gloria y de la Elernidad, segun el consejo de! Espiritu Santo: Memorare novissima tua, et in wternum non peccabis. (Eccl. 7. AO.) Acuérdate de tus novisimos, y no pecards jamds. Es Util especialmente recordar 4 menudo la memoria de ta Muerte , predicando mas sermones al aiio, hablando ya de la incertidumbre de ella, con ta cual acaban todos los pla- ceres y trabajos de este mundo; ya de la incertidumbre del dia en que ha de venir: ya de ta muerte infeliz de! pecadors ya de la muerte feliz del justo. . 4 Proctrese tambien hablar 4 menudo de! amor que nos tiene Jesucristo, y del que nosotros debemos tenerle; y de la confianza que debemos tener en su misericordia Siempre que queramos enmendarnos. Hay algunos predica- dores que parece que no saben hablar de otra cosa que de la justicia divina, de terrores, amenazas y castigos. No hay duda que los sermones que espantan 4 los oyentes consi- guen en efecto dispertar 4 !0s pecadores det suefio del pe~ cado: pero conviene persuadirse tambien, que la vida de aquel que se abstiene del pecado solamente por el temor del castigo, dificilmente persevera largo tiempo en el bien. El lazo de oro que une las almas 4 Dios, y las hace constantes, superiores 4 las tentaciones, y amantes de la virtud, es el amor. Por eso decia S. Agustin: Ama, et fac quod vis. Ama y haz !o que quieras. El que ama 4 Dios verdadera- mente, evita ofenderle y procura darle gusto en todas sus obras. Y aqui debemos recordar aquellas palabras de San Francisco de Sales: El amor queno nace de la pasion de Je~ sucristo , es débil. Con ellas nos da 4 entender el Santo, que la pasion del Sefior es lo que mas nos mueve 4 amarle. 5. Tambien es muy util para conseguir esto, hablar 4 menudo 4 los pecadores de la confianza que dcbemos te- 4 10S PREDICADORES. 9 ner en Jesucristo, si queremos abandonar la senda del pe- cado: Viam mandatorum tuorum cucurri, cum dilatasti cor meum. (Psalm. 418. 32.) Cuando el corazon tiene confianza en Dios, corre facilmente por los caminos del Sefior. Igual- mente debemos hablarles de lo que podemos confiar en la intercesion de la santisima Madre de Dios, y procurar co- municarles continuamente la devocion 4 la Virgen, ademas de los sermones que se les prediquen anualmente en sus principales festividades , como la Anunciacion, la Asun- cion, el Patrocinio, los Dolores, etc. Algunos predicadores observan la costumbre laudable de no dejar de decir algu- ma cos en ninguno de sus sermones tn alabanza de Maria, écontando algun ejemplo acerca de las gracias hechas 4 sus siervos, 6 de algun obsequio practicado por sus devo- tos, 6 de las plegarias que debemos hacerle. 6. Debemos tambien procurar hablarles con frecuencia acerca de los medios que hay para conservarse en amistad Ygracia de Dios; por ejemplo, evitar las ocasiones peligro- tas, y las malas compaiiias; frecuentar los sacramentos, y especialmente encomendarse 4 Dios y 4 su purisima Madre, con ef fin de obtener la gracia que necesitamos para con— seguir la salod espiritual, y especialmente el don de la Perseverancia, y del amor de Jesneristo, sin el cual no po- demos salvarnos. : 7. Procure ademas el predicador hablar 4 menudo en sus sermones contra las malas confesiones que se hacen, por callar pecados por. vergiienza. Este es un mal bastante frecuente, especialmente en tos pueblos pequeiios, y que condace muchas almas a! infierno. Contribuye mucho 4 evi- tar este mal, coutat de vez en cuando algusos ejemplos de almas que se condenaron por haber callado pecados en la eonfesion. 8. Hlablemos ahora brevemente de las partes que tiene ™ sermon, que son nueve, 4 saber: exordio , proposicion, wvision , i cion,, pruebas, confutacion, amplificacion , Peroracion , 6 conclusion , eptlogo , y movimiento de los afectos. Estas nueve- partes se reducen 4 tres principales: 1." al exor- dio : 2." 4 lag pruebas 4 las cuales van unidas la introduc— 40 ADVERTENCIA | cion que las precede, y la confutacion de las objeciones contrarias que las sigue: 3.* 4 la peroracion 6 conclusion,4 la cual va unido el epilogo, la moralidad, y la mocion de los afectos , 6 sea la parte patética. . 9. Al exordio asignan los retdricos siete partes; intro- duccion, proposicion general, confirmacion, repeticion, complemento, proposicion particular y division. Pero co- wunmente hablando, Jas partes sustanciales del exordio son tres. Proposicion general d del asunto. Complemento 6 en- lace que ta une 4 la proposicion particular. Proposicion par= ticular 6 principal del sermon 4 la que va unida la division de los puntos 6 partes del sermon. Porejemplo : 1.° Es ne- cesario saloarse, porque no hay medio entre ia salvacion y la condenacion, Esta es Ja proposicion general. 2.° Para salvar- se es necesario tener una buena muerte, Este es el complemen- to 6 enlace. 3.° Pero es muy dificil tener buena muerte , despues de haber tenido mala vida. Esta es la proposicion particular 6 sea la principal del sermon; la cual debe ser clara, breve y facil, y al mismo tiempo unica: de otro modo, esto es, sien la proposicion ne se guardase unidad, el sermon no seria uno solo, sino muchos. Y por lo mismo los puntos en que se divide el sermon, deben todos conspirar 4 probar una sola proposicion. Ejemplo: El hombre que ha contraido malos habitos , dificilmente se salva; porque los malos habi- tos 1.° ciegan el espiritu: 2.° endurecen el corazon. Estos se- r4n los dos puntos del sermon. Ellos deben ser cortos y pocos; dos 6 tres cuando mas. A. veces basta uno solo. Ejemplo. El pecado mortal 6s un gran crimen, porque es una ofensa grave contra Dios. Otro. El que abusa demasiado de la misericordia de Dios , sera abandonado por él. . 10. Hablando ahora del cuerpo del sermon, y en pri- mer lugar de las pruebas, debemos decir, que ban de ser un silogismo perfecto , sin que patezca que lo es. Para esto débese probar la mayor antes de pasar 41a menor, y ésta antes de pasar 4 la consecuencia. Esto sucede cuando la mas yor 6 la menor necesita probarse : porque cuando son co— sas claras y ciertas, basta amplificarlas sin necesidad de probarias. a A 108 PREDICADORES. 411. Encuanto al érden de las pruebas, se acostambra hacer uso en primer lugar de la antoridad de las Escrituras y de los santos Padres: despues vienen las razones, Jas com- raciones y los ejemplos. Los textos de las Escrituras de- 0 pronunciarse con mucha gravedad. Es mejor no citar sino uno 6 dos, y desenvolverlos bien, que hacinar muchos sin comentarios. Las sentencias de los Padres deben ser pocas y breves, procurar elegir las mas cortas, y que con- tengan bellas ideas y sentimientos. Despues se aducen las razones, acerca de fas cnales dicen algunos que primero deben esponerse las menos fnertes , y despnes las mas po- derosas. Pero yo j ogo que es mejor aducir primero algu~ na fuerte, en medio las mas débiles , i al fin las mas po- derosas. Porque hacer uso al principio de las débites, puede causar en la mente de los oyentes mat efecto. Despues de las razones vienen tos ejemptos y las comparaciones. Se ha dicho que debe observarse este drden ordinariamente ha- ‘blando ; pero algunas veces puede cenvenir invertirle, y ha- cer uso en primer lugar de las pruebas que reservabamos para el fin; lo que dejamos al gusto y prudencia de! predi- cador. 412. La transicion de un punto 4 otro debe tener un en- Jace natural, evitando pasar de una idea 4 otra sin enlazarla con facilidad y sencillez. Los modos mas usuales y sencillos son estos: Pasemos ahora al otro punto , etc. Despues que he- mos visto , etc. Es menester que consideremos tambien, etc., procurando cnanto sea posible que la ultima ideadel panto 6 de la razon que antecede, tenga alguna conexion con la del punto que signe. . 453. En cuanto 4 la amplificacion de las pruebas debe- mos distinguir dos especies; la verbal que consiste en las palabras, y la real que puede hacerse, 6 por la progresion, por ejemplo : Es virtud sufrir la tribylacion con paciencia ; mayor virtud es todavia desearla , y mucho mayor regocijarse sufriéndola: 6 nace de las circunstancias del sugeto, 6. dé Ja comparacion que se hace cou otro de igual 6 menor im- portancia , 6 valia. Las reflexiones morales se colocan regu- larmente en la peroracion; y 4 las veces pueden hacerse 42 ADVERTENCIA . despues de haber aducido alguna prueba fuerte. Y esto sn- cede especjalmente en los sermones de misiones, cuyos - oyentes son ordinariamente rudos, en quienes hace mayor impresion la moralidad. Pero jam4s debe moralizarse mu- cho, ni 4 menudo por incidencia, de manera que se haga fastidioso y languido el discurso. : ' 44, Finalmente la peroracion contiene tres partes; el epflogo, las reflexiones morales } la mocion de afectos. El epilogo es una recapitulacion del sermon en la que se re- piten compendiosamente las razones mas convincentes y poderosas que se han espuesto, y deben servir como de pre4mbulo y preparacion 4 Ja mocion de afectos que viene despues, 45, Adviértase en cuanto 4 la moralidad, que regnlar- mente el mayor frutode un sermon consiste, especialmen- te cuando se predica al puehlo, en esponeria clara y fervo- rosamente. Por esto se debe tronar entonces contra los vicios ‘mas comunes, por ejemplo contra el odio , la impudicicia, la blasfemia , las ocasiones de pecar , y las malas compaiiias: clamar contra los padres que permiten 4 sus hijos conversar con personas de otro sexo, y especialmente contra las ma- ‘dres que dejan entrar en sus casas 4 los jévenes 4 charlar con sus hijas: exhortar 4 los padres de familia 4 desterrar de sus casas los malos libros, en particular 1os romances y novelas, que comunican wn veneno oculto que corrompe 4 la juventud; y hablar contra los juegos de azar que son la ruina de las familias y de las almas. ; 46. En suma, el predicador dehe procurar siempre que pueda, insinuar en sus sermones los remedios para abste- nerse de los vicios, y los medios para perseverar en la bue- na vida, como son, evitat las ocasiones de pecar , y las ma- Jas compajfifas; violentarse en los movimientos de cdlera para no prorumpir en palabras injuriosas, y aconsejar 4 los oyentes que para evitar la maldicion ¢ la blasfemia, pronun- cien algunas palabras santas y pacificas; por ejemplo: Se- flor, dadme paciencia. Virgen Santisima, ayudadme, ete. Aconséjeles oir misa todas las maiianas, leer algun libro es- piritual tedos los dias, renovar 4 menudo el propdsito de no - . 4 10s PREDICADORES. 13 ofender 4 Dios, pedirle el don de la perseverancia, visitar al santisimo Sacramento y 4la Virgen Maria; hacer el examen de la conciencia todas las noches y actos de contricion; hacer uno de éstos inmediatamente que cometieren algun pecado, yconfesarse cuanto aates pudieren. Sobre todo aconséjeles que recurran 4 Dios y 4 la Virgen siempre que fueren ataca- dos de alguna tentacion, repitiendo muchas veces los nom- bres sagrados de Jesus y de Maria, sin cesar de invocarlos, hasta que la teatacion hubiere cesado. Estos remedios debe repetirlos algunas veces el predicador en el trascurso del sermon, y no debe darle cuidado la critica que puede hacer -algua literato, diciendo que repite las mismas cosas. El que predica, no debe ambicionar las alabanzas de jos literatos, sino la yoluntad del Seftor y el provecho de las almas, y sobre todo el de los pobres ignorantes que le escuchan y que no sacan tanta utilidad de las sentencias y discursos bien razonados, como de estas practicas faciles que se re- piten para su bien. . - . 47. Los sacerdotes jévenes deben escribirsus sermones antes de predicar, y aprenderlos bien de memoria. La im- provisacion solamente conviene 4 los que con el largo ejer- cicio de la predicacion han adquirido cierta facilidad de ha- blar, y cuando sus discursos son ya naturales y familiares. Pero esponerse 4 improvisar sin tener uaa larga practica del pulpito, seria esponerse al peligro decortarse y confundir- se. El estilo de los jévenes mo debe ser florido, oi hincha- do, ai metafisico , ni notable por sus periodos sonoros y es- -indiados. El célebre literato Luis Muratori en su precioso tratado de la Elocuencia popular , dice, que todos los sermo- nes que se pronuncian en presencia de un auditorio com- puesto. de sabios y de ignorantes, deben ser no solamente familiares, sino populares, esto es, de estilo facil y sencillo para que los entienda el pueblo; pero debe evitarse en ellos igualmente el estilo hinchado y el bajo que desdicen del Pulpito. El pueblo , dice, se compone ordinariamente de igno- antes: gi le hablais de doctrinas abstractas, y os valeis de pa— labras y frases metafisicas ; qué provecho podra sacar un audi- torio que no os entiende ? Por lo mismo no debeis imitar 4G aque- T. 1 44 ADVERTENCIA Uos que en lugar de acomodarse 4 la rudeza de la mullitud, parece que hablan solamente 4 los literatos , como si se desde~ fiaran de dirigiy la palabra 4 los idiotas que tienen igual dere- cho que los sabios 4 oir la palabra de Dios. Y el deber de todo predicador cristiano es hablar 4 cada oyente-en particular , co- mo si no hubiere otros que le escucharen. El que usando un es- tilo: sublime no cuida de que todos le entiendan , falta a ta inten- cion de Dios y 4 su obligacion , y no salisface la necesidad dela mayoria de sus oyentes. Por esto el concilio de Trento manda 4 todos los parrocos que arreglen sus sermones 4 la capaci- dad de los oyentes. Los arciprestes y los parrocos por si mis~ mos, 6 valiéndose de otros ministros idéneos , apacienten espiri- tualmente 4 los feligreses que les estin confiados con platicas y sermones acomodados 4 su capacidad. (Ses. v. cap. 1. de Re- form.) 48. Decia S, Francisco de Sales, que las palabras esco- gidas y los periodes sonoros son la peste de los sermones: yla principal razon de esto es, porque los sermones flori- dos regularmente no los dictael espiritu de Dios, sino el amor propio. Podran agradar sin duda 4!os doctos, pero no convienen 4 los ignorantes, que son los que suelen compo- ner la mayor parte del auditorio. Al contrario, los sermones hechos en estilo familiar, gustan 4 los ignorantes y 4 los doctos. Muratori aiiade , que cuando se habla solamente 4 la plebe, 6 4 la gente aldeana, debe usarse un estilo mas hu- uilde y popular para acomodarse 4 su entendimiento rudo y limitado. El predicador entonces debe figurarse que es uno de ellos, y que va 4 persuadir unacosa 4 sus compafieros. ‘Por esto fos periodos de los sermones que se predican al pueblo deben ser concisos y claros, de manera qne el que no hubiese comprendido el primer sentido, comprenda et segundo: y no Jo acierta el que pronuncia un discurso se~ guide con poea claridad. Porque en tal caso el que no enten- id el periodo primero, no entenderd el segundo ni el ter- cero, 49. Muratori advierte tambien, que cuando se predica al pueblo, conviene mucho usar la figura subjecion , 6 hipo- bole, qne es cnando el mismo que habla se pregunta y se res- & Los prapicapones. 45 ponde. Ejemplo. Decidme ; porqué reinciden en los mismos pe- cados queconfiesan tantos pecadores? Os lo diré: porque no evi- tan la ocasion. Tambien conviene encargar 4 meando 4 los eyentes que presten atencion 4 lo que se les dice, en espe- cial cuando el asunto lo exige. Se les dice, por ejemplo : Estad atentos é lo que voy 4 decir. Noes menos interesante hacer en el sermon alguoas esclamaciones devotas , co- mo esta: ; Buen Dios ! Vos habeis venido espresamente para sal- varnos ; y nosotros huimos de vos para condenarnos ! Convie- ne igualmente repetir con gravedad alguoa maxima fuerte y evidente. v. gr. No hay remedio ; debemos morir presto 6 tarde: presto 6 tarde hemosde morir. O esta: Hermanos mios , es cier~ to que despues de esta vida hemos deser , 6 elernamente felices 6 elernamente desgraciados. 20. No meestiendo mas sobre este punto importantisi- mo, punto qne por precision le he tratado mas estensa- mente en una carta apologética que he dado 4 luz, en res- puesta 4 un religioso que me vituperaba porque aplaudialos sermones predicados facil y popularmente. Alli espongo brevementelo que sobre este punto dice el célebre Murato- ri, y luego afiado lo que escriben los santos Padres sobre la misma materia. He colocado dicha carta en este libro, y ruego 4 mis lectores que la lean. 21. Tampoco quiero dejar de decir algo sobre la modu- Tacion de la voz, y del gesto que debe usarse en los sermo- nes. En cuanto 4 la voz debe el predicador evitar el hablar con voz ronea, alta, 6 mondlona. Lo que mueve y concilia Ta atencion de los oyentes, es hablarles, ora con voz fuer- te, ora mediana, ora baja, segan exige el sentimiento que se espresa: hacer ya una esclamacion, ya una pausa , y lue- go volver 4 comenzar con un suspiro. Esta variedad de vo- ces y de maneras mantiene alento al auditorio. . 22. En cuanto al gesto debe evitarse que sea afectado, uniforme, 6 demasiado impetuoso, lo mismo que la agi- tacion escesiva del cuerpo. Los brazos deben moverse con cierta moderacion. La mano diestra ha de accionar mas que la izquierda, y ninguna debe alzarse 4 mayoraltura que lacabeza, ni estenderse desmedidamente bicia los lados , 16 ADYERTENCIA A LOS PREDICADORES. sino delante del pecho. El predicador debe pronunciar et exordio colecado en medio del pulpite sin moverse hdcia los lados, y sin accionar en el primer periodo. Solamente en el segundo comenzara 4 mover la mano diestra , tenien~ do la siniestra apoyada en el pecho 6 sobre el borde del Pulpito. Absténgase de tener los brazos apoyados en los cos- tados, y de elevarlos en forma de cruz, 6 llevarlos detris de la espalda. Herir una mano con otra, 6 golpear con ellas el borde del pulpito; puede ser disimulable raras veces. Et movimiento de la cabeza debe corresponder al de la mano, volviéndola hicia donde ésta dirige la accion. Es un defec- to torcerla 6 agitarla demasiado, tenerla siempre alzada, 6 siempre caida, 6 apoyada sobre el pecho. Los ojos deben acompaiiar el movimiento de la cabeza; y es defecto tenerlos cerrados, 6 mirar siempre al suelo, 6 fijarlos siempre en una parte, conio tambien pasarse el orador bruscamente’ desde un Jado del pulpito al otro. Ordinariamente debe ha- blarestando colocado en medio, para que le puedan ver de todas partes: pero conviene que de cuando en cuando se vuelva, ya 4 la diestra, ya 4 la siniestra, sin volver la es- palda 4 ningun lado. Con respecto al tiempo que debe du- rarel sermon, digo que en la cuaresma no ha de pasar de una hora, y en los restantes dias del aiio, de media. CARA DIRIGIDA POR EL AUTOR AUN BELIGIOSO AMIGO 8UYO, EN LA QUE SE TRATA DEL MODO DE PREDICAR CON APOSTOLICA SENCILLEZ, EVITANDO EL ESTILO FLORIDO £ HINCHADO (}). Viva Jesus, Maria y José. 4. Recibi su apreciable carta, en la cual, refiriéndose 4 to que escribi en mi obra de la Selva para los ejercicios de los sacerdotes, 4 saber ; que todos los sermones que se predican en el templo , cuyo auditorio se compone de sabios é ignoran tes, deben ser por un estilo sencillo y popular, me dice V. R. que mi aserto ba sido criticado por cierto literato , fundando- se en que el orador sagrado debe efectivamente predicar con claridad y distincion , pero evitando el estilo popular , porque desdice det decoro del palpito y envilece la palabra de Dios. Mucho he estrafiado semejante proposicion , y hablando con amistosa sinceridad , ba llegado 4 escandalizarme lo que afia- de V. R., esto es, que le parecia un tanto razonable la men- cionada critica, puesto que todo sermon debe contener los requisitos de un discurso ; y es indudable que uno de ellos es el procurar deleitar al oyente, por lo cual, componiéadose el auditorio de hombres ignorantes, y de literatos , y constitu- yendo los ultimos fa parte mas respetable, convieue hablar. de modo.que éstos encuentren tambien su aliciente , y a0 les fastidie la ema patagosa sencillez, del estilo popular. 2. Para decir con toda franqueza en este punto cuales mi opinion, y.la de todos los hombres doctos y piadosos, y para desvanecer todas las objeciones , permitaseme repetir muchas de las especies que apunté en la indicada Selua. Tomemos el asunto desde, su origen. Es indudable que por medio de la predicacion se logré que el mundo abjarase el paganismo, convirtiéodose 4 la fe de Jesucristo : Quomodo autem, dice san Pablo, audient sine predicante? Ergo fides ex auditu, quditus autemper verbum Christi. (Rom. 10, 44 e¢ 17.) Tenemos por lo tanto que habiéndose propagado la fe por la predicacion , por la misma se conserva, y por la misma se mueven los cristianos Avivie segun las maximas det Evangelio: no les basta saber lo que deben practicar para salvarse , necesitan 4 mayor abun- damiento oir la divina palabra, para renovar la memoria de las verdades eternas, y de sus obligaciones, 4 fin de abrazar (*) Esta carta, dnicamente, es traduccion del ticenclado D, Francisco Cla- bamunt, : TL : 48 " GARTA DEL AUTOR © los medios oportanos para conseguir la salvacion. Por esto S. Pablo previene 4 Timoteo , que no deje de advertir é instar continuamente 4 sus ovejas por medio de los sermones: Pra- dica verbum , insta opportune , importune, argue , obsecra , incre- pa in omni patientia’ et doctrina. (2 Tim. 4, 2.) Ya anterior- mente to habia mandado Dios al profeta Isaias : Clama , ne ces- ses, quasi tuba exalta vocem tuam , et annuntia populo meo scele- ra eorum. (/sai. 88, 4.) Igualmente habia dicho 4 Jeremias: Eece dedi verba mea in ore tuo; ecce constitui te hodie super gentes et super regna, ut evellas et destruas , etc. (Jerem. 4,9.) Lo mis- mo prescribié el Sefior 4 los apéstoles y en persona de éstos a todos los sacerdotes destinados al ministerio de predicar : Euntes ergo docete omnes gentes.... servare omnia quecumque man- davi vobis. (Mat, 28 , 18 #20.) Siun pecador secondena por faltarle quien le intime la divina palabra , Dios pedira cuenta de eto 4 los ministros del Evyangelio , que han prescindido de anunciarsela pudiendo hacerlo. Si dicente me ad impium: Mor- - te morieris , non annuntiaveris ei... ipse impits in iniquilate sua morietur, sanguinem aulem ejus de manu tua requiram. (Eze chiel 3, 18.) : 3. Pasemos al asunto. Mi proposicion esla siguiente. Pres- cindiendo de tas oraciones finebres y de los panegiricos , bien que de éstos tambien diré algo mas adelante, los sermones doben predicarse en estilo sencillo y popular. Esta opinion no soy yo el dnieo en defenderla: la sigue tambien el célebre Luis Muratori , que segun el publico concepto pasa por otro de los primeros literatos de nuestro siglo; ni puede objetarse- le que reprobase la subtimidad y elegancia en el estilo por ser poco inteligente en este punto, pues es bien sabido , y !o pu- blican bastante sus obras, que reunia un sublime talento y uo aventajado conocimiento de la cultura de su idioma. Esto no obstante, en sa preciostsima obra de la Elecuencia popular, que corre en manos de todos , sienta y prueba con maestria la indicada proposicion. 4. En apoyo dela misma, vendran muy al casofas doctri- nas y reflexiones de varios otros autores, especialmente de los santos Padres. Suplico 4 V. R. y 4 cuantos Jean este escri~ to que nada pasen por alto , porque encierra muchas ideas su- mamente utiles para quien se dedique a la oratoria sagrada con e} deseo de ganar almas para Jesucristo. DiceS. Basilio « Sacra schola precepta rhetorum non sequitur. ({n Gord, mart.) Nag >eetende el Santo que el predicador prescinda de tas reglas . A UN RELIGIOSO. “49 oratoriss; sino que no debe imitar aquella vana elocuen- cia de los oradores antiguos, quienes en sus peroraciones solo tenian por objeto el efimero honor que de ellas les resul- taba. No repruebo que en los sermones nos sirvamos de la re- (rica, ypero cual es el principal objeto de este arte ? Es per- saadir é inclinar ef pueblo 4 practicar to que se le inculca. Asi to sienta el erudito marqués Orsi en su carta al P. Plati- na sobre el arte oratoria. La elocuencia , dice , debe esforzarse mas enconmover queen deleitar ; porque en conmover se aproxima, y Aasta dird , se identifica mas con la persuasion, que es el tinico objeto del arte. Lo mismo defiende Muratori en su mencionado Vibro dela Elocuencia popular , del cual entresacarémos varias especies, ya que la autoridad de tan insigne escritor no sera despreciada como lo seria mi opinion particular. Dice pues este autor: Es necesaria la retérica no para acumular juguetes oratorios en el sermon, sino para aprender el modo de persuadir y coamover. Aiiade en otrolugar, estoes, eu la vida del P. Segne- ri: La buena retérica es un medio de imitar en lo posible el mo- do natural y popular de hablar con otros y de persuadirles , su~ primiendo al intento todo lo supérfluo. Cuanto mas el discurso del orador sagrado se aproxima a esta naturalidad , procurando que lecomprenda bien el pueblo, al cual y no al corte numero de lite~ ratos debe dirigirse el predicador, tanto puede graduarse éste de mas aventajado. S. Agustin dice que el sagrado orador, Aget quantum potest , ut intelligatur , et obedienter audiatur. (Lib, 4, de Doct. Christ. c. 45.) Predique de modo que no solo se le entienda , sino que le obedezcan los oyentes en todo cuanto les propone. Por el estremo opuesto , segun el Doctor angéli- co, el predicador que pone todo su cuidado ea afectar una cultivada elocuencia , no tanto pretende que el pueblo imite virtudes cuyos modelos le manifiesta ,como que remede el es- tilo elegante con que se produce: Qui eloquentia principaliter studet homines non inlendit inducere ad imilationem corum qua dicit, sed dicentis. (Opusc. cap. 19 , 19.) 5. Es preciso por lo tanto cuando se predica ante un audi- torio compuesto de literatos y de ignorantes, hablar de modo que todos entiendan claramentecuantose les dice, y se decidan Spracticarto, Dos escollos hay que evitar, la sublimidad en los conceptos, ‘y la estremada- afectacion en las palabras. Seria muy oportuno en cuanto al primero que todos los superiores practicasen lo que de S. Felipe Neri, refiere el autor de su vi- Ya ( Lib. 4. cop. 49. nim. 6.). Mand6 el Santo.que en las pla- 0 CARTA DEb AUTOR ticas no se tocasen materias escoldsticas , nise anunciasen con- ceptos alambicados en demasia, profiriéndose en ellas unica- mente ideas atiles y populares. Por este motivo cuando algu- no de los suyos se metia en curiosas sutilezas le bacia bajar del pulpito, aunque estuviese en medio del sermon. Aconsejaba & todos, en una palabra, que procurasen demostrar la belieza dela virtud y la fealdad del vicio, con un estilo sencillo y fi- vil, Ciertos predicadores pueden compararse con las nubes que yuelan encumbradas por la region del aire , como dice Isaias, 60, 8. Qui sunt isti, quiut nubes volant ?Segun espresion de un lugarefio cuando las nubes pasan muy elevadas , no bay espe- ranza de Iluvla, Lo mismo digo yo de los predicadores que se remontan mucho en sus discursos. Noes de esperar que los tales den aguas saludables. Por esto el sagrado cancilio de Tren- toimpone 4 los parrocos la obligacion de predicar segun Ja ca- pacidad del auditorio: Archipresbyteri etc. per se vel alios idoneos plebes sibi commissas pro earum capacitate pascant salutaribus ver- bis. (Trid, sess. 8 de Ref. cap. 2.) Con mucha razon por Jo tan- to dice Muratori: Por el estilo con que an docto procuraria persuadir 4 solus 4 un hombre vulgar, debe el predicador ba- blar con el pueblo para bacer impresion en el dnimo del ins- truido y del ignoraute. 6. Escribe el Apdstol: Nisi manifestum sermonem dederitis , quomodo scietur id quod dicitur ?eritis enim in aera loquentes.(4 Cor. 44. 9.) Es por lo mismo predicar al aire, segun S. Pablo, ha- biar sin hacer entender al pueblo lo que se le dice. 4 Pero cuan- tos predicadores se afanan en Ilenar sus sermones de concep- tos sublimes y de pensamientos agudos. que dificilmente se en- tienden , y luego Jos recitan como si representasen su papel en up drama, para mendigar cuatro vanos aplausos de su audi- torio ? zQué fruto se proponen sacar de tales platicas ? La rui- na del mundo, segun el P. Luisde Granada , proviene de que los mas de tos predicadores ejercen este ministerio mas bien para adquirir fama, que impulsados por el deseo de la gloria de Dios y de !a salvacion de las almas: Mazima predicatorum turba ( permitiese Dios que no fuese harto cierto) majorem no+ minis sut celebrandi, quam divine gloria et salutis humane procu- rand@ curam habent, (Lib. 4. Ruth, c. 6.) Tambien el P. M. Avila, describiendo en una carta el miserable estadodel mun~ do colmado de iniquidades dice: «No se halla remedio para un mal de tanta trascendencia, en gran parte por culpa de jos predicadores , que debieran ser la medicina de esta llaga; . 4 UN Riwcioso. " pues para tan peligrosa dolencia son initiles los lenitivos de clausulas sonoras y redondeadas. Lo que se necesita es el cauterio. » No faltan oradores aficionados 4 declamar con ua estilo tan sublime que parece ponen un. particular cuidado en nodejarse entender; 0 bien como dice Muratori, se aver= giienzan de hablar de modo que todos les comprendan, cuyo abuso deplora Jeremlas diciendo: Parouli petterunt panem , et non erat qui frangeret eis. (Thren, 4, 4.) Observa S. Buenaventu- ra, comentando dicho versiculo: Panis frangendus non curiose scindendus. E\ pan de ta palabra divina no debe dividirse con curiosa pulcritud : conviene si desmenuzarlo en pequeios bo- cados , para que facilmente puedan alimentarse con é1 los mas idiotas. ; Qné provecho sacaran los ignorantes de un concepto sublime, de una esquisita é intempestiva erudicion, de la animada descripcion de una tempestad maritima, y de up jardin ameno, 4 cuya composicion habra dedicado ef autor una semana entera , llevandosele despues un cuarto de hora de su sermon? Sobre este particular debo advertir tambien, que los conceptos sublimes y reflexiones ingeniosas , como que es- citan la curiosidad y distraccion, por mas que gusten 4 los in- teligentes , aun para estos mismos son perjudicialesen un ser- mon , pues, como dice Muratori, cuando un orador profiere ideas sublimes y curiosas, el que o.oye se entretiene en sabo- rear la agudeza de su ingenio, 6 en considerar la estraiieza del hecho que se refiere, sin atender 4 su propio provecho, de modo que, perdiendo el entendimiento un buen rato del ser- mon embelesado en aquel pensamiento, queda en ayunas la voluatad sia coger ninguna frato. 7. Noo practicaba asi S. Pablo durante su predicacion , como lo escribid despoes 4 los Corintins : Et ego cum venissem ad vos, fratres, veni non in sublimitate sermonis, aut sapientie , @nnuntians vobis testimonium Christi. Non enim judicavi me scire aliquid inter vos, nisi Jesum Christum, ef hune crucificum. (4. Cor. 2,4 et 2.) Al predicar, hermanos mios , decia, no me he servido de los sublimes discursos de la sabiduria huma- na; mada mas he querido saber que Jesucristo crucificado, estoes, que toda nuestra esperanza y nuestro bien estaban doicamente en la imitavion de sus dolores ¢ ignominias. Son muy notables las observaciones que hace el doctisimo Natalio Alejandro, refiriéndose al indicado texto: Quid mirum, dice, si nullum fructum faciunt plerique , qui pradicationen in eloquen- tia secularis artificio, in periodorum commensuratione, in verborum a CARTA BEL AUTOR lenocinits , humaneque rationis excursibus totam collocant? Evan- gelium non docent , sed inventa sua. Jesum crucificum nesciunt , dccademicos oratores lubentius sibi proponunt imitandos, quam Apostolos , et apostolicos viros, Simplicitatem sermonis, non penitus christiana destitutam eloquentiu , naturali decore ornatam , non fu- catam , comiletur humilitas conctonatoris. Timeat ne superbia sua, gloria humane platisusque captatione , ac ostentatione eloquentia, Dei opus impediat. Quo major ejus humilitas , quo minor in me- diis humanis fiducia, minor eloquentia secularis affectatio , 60 major spiritui et virtuti Dei ad conversionem animarum locus da- tur. No es de estrafar, segun el insinuado autor , que viogun fruto produzcad los sermones del que procura engalanarlos con palabras pomposas y agudos conceptos: el que recorre a © tales medios deja 4 un !ado 4 Jesucristo para formar corro con Jos oradores académicos ; por este motivo afiade, cuanto me~ nos sean los adornos sacados de la elocuzncia secular, y me- nosia confianza de! predicador en los medios humanos, tanto mayor sera el provecho para la conversion de los pecadores, 8. Segun espresion del docto y célebre misionero P. Je- rénimo Sparano, de !a venerable Congregacion de piadosos operarios, los predicadores amigos del estilo hinchado y flori- do deben compararse con los fuegos artificiales, que hacen mucho ruido mientras arden y luego no queda de ellos otra co- sa que un poco de humo y cuatro cartones reducidos 4 pave- sas. Con razon por lo tanto decia Sta. Teresa , que los oradores sagrados ensalzandose 4 si mismos , son sumamente perjudicia- Jes 4 la Iglesia. Los Apdstoles , dice la Santa, aunque pocos, como predicaban con sencillez y con verdadero espirita de Dios, convirtieron el mundo. yDe donde procede pues, que den tan poco fruto tantos predicadores como bay en el dia? De que los predicadores, afade la misma Santa, tienen demasiado talento y demasiados respetos humanos, procede que muy pocos oyentes abandonen el vicio. Confirma esta Opinion Sto. Tomas de Villanueva: Multi pradicatores , sed pauci qui predicant ut oportet, (Serm. 2 de Spirit. Sanct. ) Decia S. Felipe Neri: «Con diez sacerdotes de buen juicio me empeiio 4 convertir todo el mundo.» Pregunta Dios por boca de Jeremias : Quare tgitur non est obducta cicatrix filie populi met? (Jer, 8, 22.) Como no se cicatriza Ja Naga de la hija de mi pueblo? Contesta S. Jerénimo diciendo: Eo quod non cunt sacerdotes , quorum debeant curari medicamine; porque los sacer- dotes no cuidan de aplicar el congruente remedio. Dice en otro A UN RELIGIOSO. 33 lugar el Sefior , hablando de los predicadores que adulteran Ja divina palabra : Si stetissent in concilio meo, et nota fecissent verba mea populo meo, avertissem utique eos a via sua mala: (Jer, 23, 22.) cuyo versiculo comenta el cardenal Ugon di- cieado: Nota fecissent verba mea non sua. El orador que no adopta un estilo sencitlo no predica la palabra de Dios sino la saya; y por este motivo, seguu afirma el Sefior, quedan los pecadores encenagados en sus vicios. 9. Causa admiracion y lastima el ver tantos predicadores de las mismas Ordenes reformadas, cuyo babito y cuya fama de vida mortificada y penitente parecen respirar santidad y zelo; yuo obstante cuando suben al pulpito dejan burladas las es- peranzas de los que desean oir ua discurso fervoroso y leno de amor divino , y solo les toca escuchar uo cimulo de agu- dezas , de descripciones, de-antitesis y otras variedades profe- ridas con estilo hinchado y con torneados periodos, resultando de esto que usa buena parte del auditorio entiende muy poca cosa del tal sermon y no saca de él ningun fruto. Es sensi- ble que muchos ignorantes acudiendo al templo para aprender los medios de asegurar su salvacion , y escuchando Con reli- giosa atencion al predicador durante una hora, no compren- dan casi nada de cuanto se les dice, teniendo que volverse ea ayunas y fastidiados de haberse molestado tanto rato escuchan- do an discarso del cual nada han entendido. Diran tal vez se- mejantes predicadores, que el auditorio les escuchaba con su= ma atencion, Estaba con atencion, les contestaré , para ver de entenderos, pero decidme silo ha logrado. Refiere Muratori haber visto 4 varios lugareiios escuchando sermones panegiri- cos-con un palmo de boca abierta , conociendo por oira parte que aquellos pobres ignorantes no eatendiao ni una sola clau- sala, De esto procede que los infelices , convencidos por la es periencia de que nada comprenden de cuanto se les predica, cobran 4 los sermones cierta antipatia que les aleja del tempto y les deja mas pertinaces en sus vicios. Con justo motivo por ‘o tanto el P. Sanchez califica de los mayores perseguidores é la Iglesia 4 !os predicadores que no se espresan con senci- lez, porque efectivamente la mayor persecucion y daiio que Puede sobrevenir al pueblo, consiste en que se Je aduttere la palabra divina , la cual en medio de floridos follajes, se hace iaiuteligible 6 pierde 4 lo menos su fuerza, con grave detri- mento delas almas 4 las cuales se defraudan las luces y auxilios que se prometian. 24. CARTA DEL AUTOR ‘ 40. Hablando en segundo lugar de Jas palabras conviené servirse de las usuales , evitando las poco conocidas , como di- ce Maratori en el dialecto dela gente idiota. Deben particular- mente abstenerse de ellas los predicadores ancianos y los de mayor nombradia , porquelosjévenes, propensos naturalmen- te 4 captarse aplausos , oyendo las alabanzas tributadas 4 los que se producen con limada cultura, se esmeran y se acostum- bran 4 predicar por e! mismo estilo, tomando asi pié el abuso de predicar en estilo florido, defraudando 4 la pobre gente del fruto de la palabra de Dios. Segun S. Jerénimo los oradores vanos y amigos de clausulas retumbantes se parecen 4 las mu- jeres engalanadas : gustan éstas por sus atavios 4 los hombres, pero no 4 Dios: Effeminate quippe sunt eorum magistrorum ani- me , qui semper sonantia componunt , et nihil virile, nihil Deo dig- num est in iis. (S. Hieron, sup, Ezech.) Es verdad que el P. M. Bandiera, en el prdlogo 4 su Gerotricameron, impugna & los que dicen que la eleccion de las palabras y el cuidado de colo- carlas de un modo elegante no edifica 4 los oyentes , privando al discurso de Ja sencillez propia de los argumentos espiritua- jes, y obligando al orador 4. perder el tiempo en limar el estilo. No lo aprueba el mencionado autor, pretendiendo que la cul- tura de la elocucion pone mas evidentes las sublimes verdades, Jas maximas de ta fe, el mérito de la virtud y la fealdad del vicio. Apdyase en el ejemplo de los santos Padres y en el ele- gante estilo-de sus escritos, cual lo. exige la dignidad de las divinas m4ximas, de las cuales se habla en el pulpito; y en que algunos por carecer de! conocimiento de los primores del idioma patrio , pretestan desentenderse en sus discursos , del esmero en el lenguaje, como inatil y dafioso 41a devocion. De todos los autores eclesidsticos es el nico que yo sepa en de- fender esta opinion. Conviene por lo tanto rebatirla para des- ~vanecer la impresion que podria causar su lectura. Ignoro en primer lugar como ha podido el P. Bandiera sentar en el in- sinuado prdlogo unos principios tan poco conformes , cuando él mismo afirma en la propia obra citada , que si eu el audito- rio abundan las personas idiotas , debe proferirse el sermon ex estilo facil y sencillo, descendiendo hasta ta oulgaridad (son sus ‘propias palabras) segun lo earija el provecho de los oyentes. Muy diferente es (atiade) el estilo de las oraciones académicas , del de lox sermones. Advierte 4 mayor abundamiento , que baria muy mal el que para los sermones tomase por modelo el estilo de su so- brecitado libro. Su parecer por lo tanto conviene con el nues- oe 4 UN RELIGIOSO. 23 tro , esto es , que componiéndose el auditorio en gran parte de gente ignorante , para que sea fructifero el sermon, debe ser sencillo y aun huimilde, atemperandose 4 la capacidad de los oyentes. , Como pues ha podido sentar que 1a dignidad de los aguntos que se tratan en el pulpito requierc un estilo cultiva- do, para poner mas evidentes las miximas espirituales; y que algunos , por ser poco versados en los primores de su idioma, prescinden de ellos, calificindolos de perjudiciales para la de- vocion? 44. Contestemos 4 la objecion del memorado P. Bandiera, cuyo parecer en este punto no deja de ser sospechoso , pues siendo un consumado profesor de gramatica, habré tal vez emitido su opinion , impulsado de su aficion 4 la cultura del idioma. Dice el mencionado autor que conviene presentar las cosas espirituales bajo un brillante punto de vista. No es de este parecer §. Ambrosio, segun el cual no necesita el orador cristiano de la pompa y correccion de estilo , por cuyo motivo eligié el Sefior para predicar la fe 4 unos rudos pescadores propios para anunciar la palabra de Dios desnuda y sencilla ; Predicatio christiana , non indiget pompa et cultu sermonis : ideo- que piscatores homines imperiti electi sunt, qui evangelizarent. (S. Ambr. in Ep. ad Cor.) Tampoco sigue {a opinion del P. Ban- diera el erudito Natalio Alejandro, cuando establece que la palabra de Dios no necesita de afectados y floridos atavios, st4ndole el adorno de su natural é innato decoro , resuitan- do de ello que se presenta bajo de un punto de vista mas brillante , para servirnos de Jas mismas palabras del padre Bandiera, en cuanto se propone de un modo el mas sencillo. Permitaseme repetir las palabras de Natalio Alejandro , ya an- teriormeute citadas, atendidolo muy concluyentes que son pa- ra puestro objeto : Simplicitatem sermonis , non penitus christia~ na destitutam eloquentia , naturali decore ornatam , non fucatam, comitetur humilitas concionatoris. Quo minor in mediis humanis fiducia, minor eloguentie secularis affectatio , eo major spirttui et virtuti Dei ad conversionem animarum locus datur. De modo que fa palabra de Dios cuanto mas sencillamente se anuncia, tanto mas se insinua en el corazon de los oyentes , pnes como dice el Apdstol , es por su esencia tan. viva y eficaz , que pene- tra con mas fuerza que la espada mas aguda : Vivus est sermo Dei, et efficaz et penetrabilior omni gladio ancipiti. (Hebr. 4,12.) Ya anteriormente por boca de Jeremias habia Dios calificado sa palabra de fuego que por si mismo enciendc, y de martilfo TT. 1 ‘26 CARTA DEL AUTOR que pulveriza las pledras, esto es, los mas duros corazones ! Numquid non verba mea sunt quasi ignis , dicit Dominus, et quasi malleus conterens petram? (Jer. 23, 29.) Veamos tambien lo que dice sobre el particular el autor de la obra imperfecta : ( Ho- mil. 46.) Omnia verba divina , quamvis rustica sint et incomposi- ta, viva sunt, quoniam intus habent veritatem Dei , et ideo vivi- ‘fcant audientem. Omnia autem verba sewcularia, qguoniam non habent in se virtutem Dei, quamvis sint composita et ingeniosa, mortua sunt, propterea nec audientem salvant. La palabra de Dios por to tanto, bien que sencilla } popular, por si misma es vida, y da Ja vida al que Ja escucha, por contener la ver- dad del Sefior que persuade y mueve los corazones. Al contra- rio las palabras mundanas por mas escogidas qne sean , faltén- doles ja virtud divina, en cnanto Dios nu concurre en ellas, son palabras muertas i de consiguiente infructiferas. Segun otro autor muy docto, ta divina palabra despojada de adornos, hiere los corazones; pero escesivamente engalanada es lo mis+ ‘mo que la espada dentro la vaina : Sicut gladius ferire nequit, 'ntsi sitnudus, nam intra vaginam conslitutus, quantumvis sit acu- tus, non vulnerabit : ita verbum Dei, ut-impiorum corda vulne- ‘ret, nudum esse debet , sine figurarum ornamento, aut vane elo- .quentie floribus. (Mansi disc. 41, n. 16.) 7 42. Dice el P. Bandiera, que los santos Padres escribieron ‘con elegante estilo. Debo contestarle que nosotros no hemos oido sus sermones ni el modo como predicaban; leemos sus pliticas, las cuales por lo comun se escriben con alguna ele- gancia aun por los mismos que las han proferido de un modo ‘sencillo y popular. La misma reflexion hace Muratori hablan- ‘do de 8. Ambrosio: « Es verdad, dive , que el Santo se espre- sa & menudo con alguna oscuridad, pero no han Ilegado 4 “nosotros sus sermories del modo que los decia al pueblo. Com- ‘pilaba en tratados 6 libros lo que habia annatviado en el pulpi- to, afadiendo varios adornos y dejando desconocida ja forma _ primitiva de sus discursos populares. ».A mas , afiade Murato- ri , los mas célebres Padres de la Iglesia , los Basilios, Agusti- nes, Criséstomos , antbos Gregorios, Gaudencios y Maximos, ‘preferian en sus discursos dirigidos al pueblo la elocuencia “popular 4lasublime, segun nos lo comprueban evidentemente . sus sermones, tales como los leemos , y lo que en otras obras han escrito los mencionados santos. Oigamos |o que dice san Juan Criséstomo de los discursos sobrecargados de palabras pomposas y de cadenctosas clansulas : Hee nos patimur verbo- 4 UN RRLIGIOSO. a1 rum fucos conguerentes , ef compositionem elegantem, ut delectemur proximum. Consideramus , quomodo videamur admirabiles, non quomodo morbos componamus. (Hom. 33, ad Pop.) Aiadiendo que quien tat practique debe llamarse : Miser et infelix proditor. Dice 8. Agustin : Non nos tonantia et poetica verba proferimus, nec eloquentia utimur s culari sermone fucata, sed predicamus Christum crucificum, (Serm. 4, de Acced. ad Grat.) -43. Segun el P. Avila debe el predicador subir al pulpito con tal deseo del bien de las almas , que se proponga y espe- re, mediante el guxilio divino, ganar para Dios todas las de‘ su auditorio. Por esto aconseja S. Gregorio al predicador, que humille su estilo de modo que se acomode 4 la comprension mas limitada : Debet ad infirmitatem audientium semetipsum con- trahendo descendere ; ne dum parvis sublimia, et idcirco non pro= futura loquitur , magis curet se ostendere, quam auditoribus pro-. desse. (S. Greg. Mor. t. 20, c. 2.) Esto coincide con ta opinion de Muratori, seguo el cual el sagrado orador, predicando a . gente rustica, coaviene que se ponga en lugar de uno de esta clase , 4 quien otro quiere ensefar 6 persuadir algo, para cu- yo objeto debe echar mano de la elocuencia mas popular ¢ infima, para que su discurso guarde proporcion con la grosera capacidad de. los oyentes, producténdose de un modo familiar , sirvicndose de un estilo concito, interpolando preguntas y respuestas : conclu- yendo, que en tales sermones consiste la habilidad en saberse acu- modar d aquel modo de hablar y d aquellas figuras, que suelen hacer. mas impresion en un discurso vulgar. a . 44. Tambien escribe S. Gregorio, que tiene por indigna’ del orador evangélico la ‘estricta sujecion 4 las reglas grama- ticales, 6 como diriamos nosotros 4 los preceptos de la acade-" mia ; por lo que, segun aiiade el Santo, en sus sermones muy poco le importaba pasar por ignorante incurriendo eo barba- rismos: Non barbarismi confusionem devito, etiam prepositionum casus servare contemno, quia indignum existimo , ul verba cales- lis oraculi restringam sub regulis Donati. (S. Greg, apud S. An- tonin. 2, p. Hist, tit, 12, ¢. 4. §. 12.) S. Agustin, comentando las palabras de David : Non est occultatum os meum a te , quod fecisti_ in occulto, considerando que ja palabra os significa la boca y el hueso, comode este wltimo habla el profeta, 00 se desdenid de escribir ossum , diciendo que preferia incurrir en la critica. de los gramaticos, antes que esponerse 4 que el, pueblo no le entendiese : Habeo in abscondito quoddam ossum : sic potius loquamur , meliua est ut reprehendant nos grammatici, 28 CARTA DEL AUTOR quam non intelligant populi. (S. Aug. in Psat. 438 , cap. 445.) Este es el caso que hicieron tos Santos del esmero en el len- guaje cuando hablaban al pueblo. Tambien en el libro 4. de Doctr. Christ. c. 28. nos advierte el mismo santo Doctor , que generalmente en nuestros sermones nos atengamos 4 las cosas y no fas palabras : In ipso sermone malit (Concionator) pla- cererebus magis, quam verbis ; nec doctor verbis serviat, sed verba doctor’, ;Admirable documento ! No debemios sojetarnos 4 las palabras con peligro de ser oscuros; antes al contrario, las palabras deben servirnos para bacernos eatenser con facilidad y para conmover 4 los oyentes. ‘43. Este es el modo de partir el pan que indica el profeta : Parvuli petierunt panem, et non erat qui frangeret cis. (Jer. Thren, 4, 4.) Por esto vemos en la practica que son tan pro- vechosas fas platicas de fas misiones y de los ejercictos espirl- tuales, porque en ellas se desmenaza la divina palabra. Se me preguntara si quisiera que todos tos sermones lo fuesen de- mision, Digaseme ante todo zqué se entiende por sermones de miston ? 4 Serd tat vez un modo de predicar con palabras gro- seras sin orden y sin arte? No: tas palabras groseras desdicen, no diré de un sermon, sino hasta de una conversacion fami- liar. El drdea es accesario en todo discurso evangélico. Tam- bien lo es el arte oratoria , sirviéndose ea caso necesario de los tropos y figuras. Por esto habra observado V. R. que en la 3.2 parte de mi citada obra de ejercicios para los sacerdo- tes, hablando del modo de’ predicar en tas mistones, he in- claido para fa instruccion de nuestros jévenes un escogido compendio de la retérica. Los preceptos del arte , segun Ma- ratori, son muy al caso hasta en la elocnencia popular, con tal que sirvan al orador para mover 4 los oyentes 4 abrazar una vida cristiana , uo 4 ensalzarlo y envanecerlo. Debe recurrirse 4 la oratoria, afade Muratori, pero sin darlo 4 conocer. 46. Es innegable que los sermones de misioa deben ser Mas sencillos y menos recargados de sentencius latinas. Cier= tos tnisioneros jévenes atestan sus discursos de citas de la Es- critura y de largos textos de los santos Padres. 3 Pero de qué sirven todas estas citas 4 los pobres que no las entienden ? Son muy titiles los textos de la Biblia para corroborar fo que se dice, pero para este objeto conviene que no abundea macho y que se desmenucen bien, atendida 1a corta capacidad del pue- blo. Vale mas citar un solo texto bien escogido , sacando de 68 la correspondiente moralidad , que noagrupar muctios. A ve- -4 ON RBELIGIOSO. 39 ces viene tambien al caso algana cita de les santos Padres, con tal que sea espiritual y breve, y que declare el punto con yo gusto y énfasis particular. Sirvannos de modelo los cements de mision del venerable P. Pablo Segneri, tenido gene: mente por consumado maestro en el arte de predicar , en los cuales escasean los textos latinos, al paso que abundan las rez flexiones practicas y la moratidad. Eu las misiones debemog espresarnos de un modo mas seacillo y usual, para que el pueblo se haga capaz, y se conmueva, Se necesita un estilo cortado y clausulas cortas, de modo que quien no haya oido 6 eniendido ana, no por esto quede 4 oscuras de la que le si- gue , 4 fin de que si alguno encuentra ya empezado el serinon, comprenda al momento lo que dice el predicadur, No hay que esperarlo de los ignorantes si estan demasiado encadena- das las cliusulas. Entonces el que no oye el primer periodo, ada comprende del segundo ni del tercero. Dice tambien con muchisima razon Muratori, que para obtener la atencion del auditorio, es muy atil servirse de interrogantes, por niedig de la figura Antifora, por la cual el orador se pregunta y se responde 4 si mismo, Tambien es preciso, ea el modular la you , evitar el tono unisono é hinchado 4 manera de panegiri- co. Evitese igaalmente el hablar con voz violeata y forzada, como hacen algunos misioneros con riesgo de romperse una vena 6 4 lo menos de que les falte el aliento, y fastidiando el auditorio sin provecho , pues lo que concilia la atencion es el interpolar el tono fuerte con el bajo, pero sia saltos escesivos y repentinos , haciendo tal vez una larga esclamacion , luego, uma oportuna pausa, ua suspiro , i otras cosas por este -esti- la, cuya variedad en la entonacion y en el modo, cautiva la atencion del auditorio. En las pliticas de mision tampoco debe pasarse nunca por alto el acto de contricion, que es la parte mas interesante de semejantes sermones, {de los cuales poco fruto se saca, si no quedan compungidos los oyentes con pro- posito de cambiar de vida, y este es el objeto del acto de con-, ticion. Conviene, por lo tanto, repetirlo variando de formas, cada una motivada de por si, para que la gente se compunja,, ho 4 fuerza de gritos, sino por las razones que se le alegan., Ea el acto de propdsito, anexo al de contricion, bagase pro~ Poner al pueblo de uo modo especial de buir de las ocasiones peligrusas : de recurrir en las tentaciones al auxilio de Jesus y de Maria, concluyendo con pedir 4a divina Madre alguna gracia , como el perdon de los pecados, el don de perseve~ a 30 CARTA DEL AUTOR . rancia, a otras por este estilo. Si bien todo esto es peculiar de fos sermtones de mision , he querido apuntarlo porque puede Ser dul a! lector que tal vez se dedique 4 semejantes platicas. 417. Entre fos sermones de la clase que acabamos de indi- car y los de fa cnaresma y dominicas es cierto que debe haber alguna diferencia. Volviendo 4 nuestro tema, cuando e! audi- torio se compone de literatos y de idiotas , todos los sermones, como sienta Muratori, deben ser sencillos y populares si se quiere obtener fruto, no de palabras sino de heckos, de modo que de resultas det mismo, vayan tos oyentes 4 confesarse. Me acuerdo que predicando en Napotes por este sencillo estilo un célebre misionero , no solo se agrupaba la gente al derredor del piillpito, siuo tambien al pié det confesonario 4 donde cor= ria concluido el sermon. Y hablando de los pueblos cortos y aun de las ciudades en las cuales la plebe acude 4 tos sermo- bes, afiade Muratori que el orador debe echar mano de un estilo poputar y basta inflmo, para acomodarse 4 tos cortos alcances de la pobre gente. He visto pueblos enteros santift- cados por las platicas cuaresmales de predicadores que apela~ ban al estilo sencillo y popular. ; Pero que lastima causa el ver que en los pueblos del campo se predique anualmente la cuaresma y todo séa trabajo perdido! Al principio los pobres campesinos van 4 oir el sermon; pero viendo que el predica- dor recita su leccion de un modo que ellos no entienden , y que no sacan de ella ningun provecho , no se acercan mas virlo diciendo, segun frase vulgar , que habla en latin. Quisie- ra qué semejantes predicadores destioados 4 recorrer los pue- blecitos , ya que uo se resuelvan 4 mudar enteramente les ser- Mones que tienen escritos en estito sublime, 4 10 menos en tas tltimas semaoas de cuaresma diesen al pueblo ejercicios espi- rituales 4 modo de mision, escogiendo la hora de boca de tocbe , en la cual tos trabajadores se retiran de sus faenas, pues por fas mafianas, en los dias de-trabajo, y en la hora comunmente destinada para predicar, no pueden asistir los jornaleros ; y estoy cierto que sacarian mas fruto de semejan- tes ejercicios por un estilo sencilto, del que produce ta predi- cacion de cien cuaresmas. No faltaran oradores que se escusen pretestando ser predicadores y no misioneros,, y tal vez se ra- borizarian de dar tales ejercicios para no perjudicarse y ser tenidos por oradores de poca monta , porque es cierto que eo los ejercicios es indispensable e] estilo popular y bajo, pues de lo contrario son inttiles. Pero he tenido la satisfuccion . A UN RELIGIOSO. saber, que varios sacerdotes y hasta muchos religiosos dan en facuaresma los mencionados ejercicios con ma nifiesto pro- vecho de! pueblo. 48. Tambien en fos sermones dominicales se haria on bien imponderable si siempre se predicasen con estilo sencillo. Ea ciertas ciudades hay diariamente esposicion de Sacramento en varias iglesias , principalmente en aquellas donde estén las cuarenta horas, 4 las que concurre por fo comun mucha gente de humilde estaclo, y se sacaria un gran provecho de tales ser- mones predicando de un modo popular, insinuando la manera practica de prepararse para la santa comunion, y de dar gra- cias despues de ella; de visitar el santisimo Sacramento; de hacer oracion mental; de oir misa meditando la Pasion del Salvador ; espticando fa practica de las virtudes y otras cosas semejantes. 4 Pero es esto to que se practica ? Oimos las mas veces ciertos sermones encumbrados y elocuentes que dificil- mente se entienden. En cierta ocasion pidié al P. M. Avila un predicador, que le diese algunas reglas para desempefar con acierto su ministerio, 410 que contesté: «La mayor regla consiste en amar de veras 4 Jesucristo. » Y con muchisima ra- zon, porque el que le ama de veras, sube al pilpito, no para adquirir una estérit nombradia sino para ganar almas para Dios. Decia Sto. Tomés de Villanueva‘, que para convertir 4 ~ Jos pecadores se necesitan dardos inflamadvs en el amor di- vino que traspasen los corazones. ,Como podrdn salir saetas ardientes de un corazon helado , cual to es el del orador que solo trata de adquirir celebridad ? 19. 4 Dirémos, pues, que el orador etegante en sus ser- mones no ama 4 Jesucristo? Si bien n0 me atrevo 4 afirmarto, diré no obstante, que los Santos no han predicado de este modo. En !as vidas de muchos zelosos operarios que he teido av he visto que se es alabe por haber predicado de un modo elevado y florido; pero si encuentro que se tributan particula- res elogios 4 los que han echado mano de un modo sencitlo y popular. Esto es efectivamente lo que en primer lugar enseiié con su ejemplo el apésto! S. Pablo, quien dice : Et sermo meus 4preedicatio mea, nonin persuasibilibus humane sapientia ver- bs, sed in ostensione spiritus et virtutis. (1. Cor. 2, 4.) Mimodo debablar , decia , ao estriba en los adornos de ta humana elo- enencia , como lo practican tos oradores profanos , sino en ha- cer conocer al pueblo con sencillez tas verdades dela fe: Apos- tolorum fuit, dice Coraclio 4 Lapide comcntando dicho texto, a 32 CARTA DE& AUTOR . ostendere spiritum eructantem arcana divina, ita ut alii cernerent Spirttum Sanctum os eorum logui. Escribe el autor de la vida de Sto. Tomas de Aquino (1. 3. ¢. 5.) que el Santo se acomodaba en sus sermones 4 Ja capacidad de sus oyentes, reprimiendo el vuelode su ingenio, proponiendo con toda sencillez aquellas materias que consideraba mas 4 propdsito para inflomar los corazones que para satisfacer la curiosidad del entendimiento. Serviase al intento de los vocdbulos mas comunes y usuales , acostumbrando decir : Tam apertus debet esse sermo docentis , ut ab intelligentia sua nullos guamvis impe- rtfos excludat. En ta vida de S. Vicente Ferrer leemos que pa- fa componer sus sermones no recurria a los libros reputados como modelos de buen lenguaje, sino 4 los pies de! Crucifijo de donde sacaba su facundia. De S. Ignacio de. Loyola refiere eo su vida el P. Bartoli (lib, 2,1. 44.) : Del modo que otros vis- tiendo la divina palabra él desnuddndola la presentaba mas bella y sublime. Su manera peculiar consistia en esponer las razones con cierta desnudez que las demostrase en si mismas 6 segun espre- , aon del Santo como son en su esencia. Por esto refiere el mencio- nado autor, que los hombres instruidos decian : En su boca la palabra de Dios tenia su verdadero peso. Lo mismo practicaba 3. Felipe Neri de quien he apuntado ya antes ,.como.}o refiere su vida, que mando 4 sus congregantes que en sus sermiones anunciasen ideas faciles y populares, haciéndoles bajar del pulpito cuando presentaban conceptos elevados y curiosos. Tambien leemos que S. Francisco de Sales ,. s¢‘acomodaba 4 Ja comprension de los oyentes mas risticos. Es bien sabido et caso que le sucedié con monseiir Bellei. Este prelado , insta- _ do por el Santo 4 predicar, profirid un elegantisimo discurso que le valid mil elogios de todo et auditorio; pero.S. Francis- €0 catlaba, Admirado el prelado de este silencio le pregunté qué le habia parecido det sermon. Respondidle el Santo : A todos ha gustado escepto d uno solo. Invitado monsenor Bellei 4 predicar por segunda vez, como ya comprendia que su primer sermon no habia gustado al Santo por sus ornatos , fué en este estremadamente sencillo y moral, y entonces le espresd san Francisco que de este ultimo habia quedado muy satisfecho, En otra ocasion dijo al mismo prelado Jo siguiente : Es esce- lente el sermon del cual salen los oyentes sin decir palabra , mi- rdndose unos d otros , y pensando mas bien que en alabar al pre- dicador en la necesidad de mudar de vida. Lo mismo que acon- sejaba el Santo lo ensediaba con su ejemplo. Refiere el autor . ¥ on retictoso. 33 de su vida, que predicando en Paris ante um concurso de principes, obispos , y cardenales, se prodacia con sotidez pero sin adornos , no mendigando la fama de orador elocuente sino procarando nar almas. Consecuente 4 estos principios escri- el Santo desde Paris 4 una religiosa de su orden : La vispe- ra de Navidad prediqué delante de ta reina en la iglesia de capue chinas , pudiendo aseguraros que lo desempefié magor en presencia de tantos principes y princesas , de lo que acostumbro en nuestra pobre y pequefta capilla de la Visitacion en Annesi. Como este siervo de Dios predicaba con firme deseo del bien de las al= mas, aun cuando no se sirviese de adornos era inmenso el fru- to que recogia , pues como decia madama Monpensier , segun jeemos en la vida del Santo : Los otros en sus sermones se ro~ montan por el aire , pero el prelado de Ginebra se deja caer sobre la presa, y cual digno orador del amor santo embiste en derechu- raelcorazon y se hace duefo de él. Notaré mas abajo lo que es- cribid el Santo en una carta sobre el modo de predicar, y el concepto que formaba de los oradores aficionados 4 los vanos adornos. Se cuenta tambien en la vida de 8. Vicente de Paul (c. 44.) qne no_contento con predicar sencillamente , exigia especialmente de fos sacerdotes de su instituto, que hiciesen Jas platicas y discursos 4 los ordenados en estilo familiar, por mo ser la ostentacion de las palabras la que aprovecha 4 las al- mas ; sino la sencitlez y la humildad que predisponen el cora- zon 4 recibir la divina gracia. A propdésito de lo dicho citaba con frecnencia el ejemplo de Jesucristo , el cual pudiendo ha- ber esplicado los divinos misterios por medio de conceptos proporcionados 4'la sublimidad de los mismos, con ser la mis- ma eterna sabiduria habia echado mano de términos y compa- raciones muy usuales para acomodarse 4 los aleances del pue= bio, y para dejarngg an verdadero modelo del modo de espli+ car la palabra de . Refiérese tambien en la vida de S. Juan Francisco Regis que esplicaba las verdades de la Fe con tal daridad y sencillez , que las ponia al alcaace de los mas igno+ antes. Mas abajo citaré otras bellas particularidades del modo « predicar de este Santo. 20. Hublando ahora de otros piadosos operarios no debe Bsarse por alto el caso del P. Taulero de !a orden de San- toDomingo, quien al principio predicaba de un modo may elevado; pero habiéndose dedicado 4 una vida mas perfecta, sajetandose & los consejos de un mendigo qne le euvid Dios para director , dejé de predicar durante algunos ajios, pasa- 34 CARTA DEL AUTOR dos fos cuales babiéndole mandado su mencionado director emprender otra vez esta carrera, cambidé totalmente su estilo de sublime en popular, y se refiere que en el primer sermon fud tal la compuncion del pueblo, que muchas personas caye- Fon desmayadas en el templo. El P. Avila se espresaba de un modo tan vulgar en sus platicas , que muchos le tenian por ig- norante, de modo que una vez cierto literato bastante depra- vado , sabiendo que predicaba dicho P. M. dijo 4 sus compa- eros: Vamos a oir este imbécil. Pero la gracia de Dios le toed en aquel sermon , haciéndole mudar de conducta. Oiga- mos cual era el parecer de este sierve de Dios. Refiérenos el autor de su vida que decia (lib. 4. c. 6.) : Si el predicador uo. cumple con su ministerio , si pone mas cuidado en deleitar los oidos que en mover la ‘voluntad , si atiende mas bien 4 las pa- labras que al fruto: en una palabra , si con sus delicados con- ceptos se ensalza mas 4 si mismo que 4 Jesucristo, esta en inminente peligro y en una prodigiosa perversidad y trai- cion. Lo mismo leemos en las vidas del P. Luis Lanuza, del P. Segneri ef joven, y de otros que omito por brevedad. 24. Lo dicho nos manifiesta la cuenta que dardn 4 Dios no aolo los oradores que se ensalzan 4 si mismos, y no 4 Jesu- Cristo , sino tambien los superiores que les permiten predicar. Oyendo yo una vez 4 on joven de la Congregacion producién- dose en el pilpito de un modo elevado , le hice bajar 4 medio sermon. Los que asi predican deben tener por cierto que aun cuando no les traten con esta severidad sus superiores , no de~ jar Dios de castigarlos , porque por su ministerio deben pro~ curar el bien de todos los que les escuchan, desempefiando en el pilpito el cargo de embajadores de Jesucristo , como escribe el Apédstol de todos los sacerdotes: Dedit nobis minis- terium reconciliationis.... ¢t posuit in nobis verbum reconciliatio- nis. Pro Christo ergo legatione fungimur , tamquam Deo exhor- tante per nos, (2. Cor. 5.48.) Luego el predicador esta en la catedra de la verdad en lugar de Jesucristo, hablando en nombre de! mismo 4 los pecadores de su auditorio, para que vuelvan 4 la gracia de Dios. Si el rey , dice en una carta el P.M. Avila, enviase un vasallo 4 ofrecer su real mano 4 una doocella, g00 seria un traidor el tegado casandose con ella ? Lo propio sucede, prosigue dicho autor, con el predica-~ dor que corriendo tras una fdtil gloria, hace indtil la divi- na palabra, adulterdndola de modo que no fructifique. Por esto S. Juan Criséstomo, al orador vano en sus sermo~ A UN RELIGIOSO. 38 nes, leliama: Miser et infelix proditor. (Hom. 33. ad Pop.) 22. Con adornos de conceptos sublimes y de frases esco- gidas tan distantes de la sencillez evangélica, se adnitera ta diviaa palabra , de lo cual se guardaba muy bien ej Apéstol, como escribe 4 los de Corinto : Non enim sumus , sicut plurimi adulterantes verbum Dei , sed ex sinceritate, sed steut ex Deo, com ram Deo, in Christo loquimur, (2. Cor. . 47.) Refiriéndose 4 este texto dice S. Gregorio: Adulterari verbum Dei est, ex co non sptrituales fructus, sed adulterinos fetus querere laudis humana. (Mor. i. 2. ¢. 47.) Los adulteros no aspiran 4 tener hijos , antes bien los aborrecen y solo pretenden satisfacer su desarreglado apetito. Lo mismo son los oradores que no predican principal- mente para ganar almas sino para adquirir nombradia. Te- tmaan los tales que Dios no les aparte de sf, como Jo amenaza por boca de Jeremias : Propterea ecce ego ad prophetas , ait Do- minus, qui furantur verba mea... projiciam quippe vos. (Jer. 23, 30 et 33.) 4 Quienes son estos que roban fa palabra de Dios ? Son los que se sirven de ella para obtener fama de grandes oradores , robando la gloria 4 Dios para aplicdrsela a st mis- mos. 5. Francisco de Sales decia, que el orador cargado de hojarasca, esto es, de bellas espresiones y de curiosos con- ceptos , corre riesgo de ser cortado y echado al fuego como el Arbol infructifero del Evangelio ; puesto qne el Seftor dice a sus discipulos y en nombre de ‘estos A todos los sacerdotes, qae les ha elegido para que den frutos duraderos, Por esto afirma Cornelio 4 LApide (in Lue. 6 , 26.) hablando de tales oradores, que pecan mortalmente, ya por abusar del divino ministerio para satisfacer su amor propio, ya tambien por im- pedir con sa estilo hinchado y elegante la salvacion que les esta confiada de tantas almas , jas cuales se convertirian si se les predicase con sencillez apostdlica: Predicator , dice Cor- nelio , qui plausum querit, non conversionem populi, hic dam- nabitur , tum quia presdicationis officio ad laudem, non Dei, sed suam abusus est, tum quia salutem tot animarum sibi creditam impedivit et avertit. Lo mismo decia el P. M. Avila como hemos wtado arriba, esto es: «Si ef orador no cumple con sa mi- tisterio , si procura mas bien deleitar el odo que mover la vwluntad , si atiende mas 4 las palabras que al fruto, si por fin, con sus snblimes conceptos se ensalza mas 4 si mismo que 4 Jesucristo, est4 en evidente peligro y en una prodigiosa perversidad y traicion.» 2%. Tal vez habra quien diga: Yo to que principalmente 36 CARTA DEL AUTOR me propongo es la gloria de Dios. El que se produce con fra- ses sublimes y palabras poco usadas, de modo que no todos le entiendan, im’ pide la gloria de Dios impidiendo la conversion de muchos desus oyentes, porque, como dice Muratori, el mi- nistro del Evangelio est obligado 4 mirar individualmente por Ja salvacion de cada uno de los que le escuchan, ya sea litera- to, ya sea ignorante, como si fuese e! unico que te oyese. Si al- guno deja de convertirse por nocomprender lo que se le dice, tendra el predicador que dar su cuenta 4 Dios, como lo declara €ste por medio de Ezequiel: Si dicente me ad impium morte mo- rieris , non annuntiaveris ei... ipse impius in iniquitate sua mo- rietur , sanguinem autem ejus de manu tua requiram. { Ezech, 3, 48.) Este texto bien lo saben todos los predicadores, aun~ que poco.caso hagan de él en la practica; no pudiendo negar- se que lo mismo seria dejar de predicar la palabra de Dios, que predicarla adulterada con un estilo sublime capaz de im- pedir el provecho que se lograra esponiéndola con sencillez, En el dia det juicio , dice S. Bernardo , los pobres ignorantes se convertiran en fiscales de los predicadores que viviendo de Jas limosnas de !os fieles no se cuidan de remediar sus dolen- cias espirituales: Venient, venient ante tribunal viventis, ubi erit pauperum accusatio; quorum vixere stipendiis, nec diluere peccata. (S. Bern. apud Ugon. card. in Luc. 10.) 24, Reflexionemos y persuadamonos que adulterando la pa- labra de Dios con la estudiada afectacion en el lenguaje, la debilitamos hasta et punto de hacerla inutil no ya para tos ig~ Rorantes sino aun para los sabios. No soy yo el que sienta esta proposicion sino S. Prospero, 6 el autor antiguo que corre bajo au nombre: Sententiarum vivacitatem sermo culius ea indus~ tria enervat ; ( De vita contempl. |, 3, ¢. 34.) sacandolo de san Pablo que dijo: Misit me Christus evangelizare , non in sapien- tia verbi ut non evacuetur crux Christi. (4. Cor. 4, 47.) Sobre cuyo texto dice S. Juan Crisdstomo: Alii externe sapientia opera dabant , ostendit (Apostolus) eam non solum cruci non opem,. ferre, sed etiam eam exinanire. (Hom. 39. in Epist. 4, Cor.) De modo que la sublimidad de los coaceptos i, afec~ tado estudio en tas palabras , impiden y bacen nulo ea los ser- mones el provecho de las almas , esto es, el fruto de la reden-~ cion de Jesucristo. Por esto decia S. Agustin : Non presumam ungquam in sapientia verbi , ne evacuetur crux Christi ; sed Scrip- turarum auctoritate contentus simplicitatis obedire potius studeo , quam tumori. (Lib. contra Felician, cap. 2.) 4 UN RELIGIOSO. 37 25, Declama Sto. Tomés de Villanueva contra aquellos que llevando una mala conducta corren no obstante tras los sermones elegantes: O stulte! dice el Santo , ardet domus tua ; et tu expectas compositam orationem? Este reproche mas hien po- dria dirigirse 4 los ministros de! Evangelio que hablan & un auditorio en el cual es de presumir habra machos que estén en pecado, cuyas almas necesitan de rayos y dardos para des- pertarles de su letargo, traspasandoles no ya con frases aca- démicas, sino con palabras sélidas del corazon, y dictadas por un verdadero deseo de arrancarlas de entre las garras de Luzbel; y esto no obstante nos empefiamos en adormecer 4 nuestros oyeates con frases limadas y encumbrados periodos. aSi tu casa estuviese ardiendo, dice el P. Mansi, no seria una locura acudir al farmacéutico, pidiéndole un poco de agua de rosas para apagar el incendio? Cuando oigo alabar algun orador acostumbrado 4 predicar con pulido esmero , y oigo decir que hace macho fruto , riome de elo y digo que no es posible. La razon es evidente. Sé que Dios no concurre en tales sermones: Pradicatio mea, decia el Apdstol , non én persuasibilibus humane sapientia verbis sed in ostensione spiritus et virtutis. (4. Cor. 2, 4.) 4 De qué sirven nuestras palabras si no las vivifica el espiritu y la virtud de la divina gracia? Hac verba Apostoli , dice Origenes comentando el citado tex- to, quid aliud sibi volunt, quam non satis esse quod dicimus , ut animas moveat hominum , nisi doctori divinitus adsit calestis gratia energia, jucta illud, (in Ps. 67, 13.) Dominus dabit ver- bum evangelizantibus virtute multa, El Sefior concurre con el ministro que anuncia sn palabra desnuda, sencilla y sin va- nidad, dando 4 su discnrso una energia y virtud que conmue- va los corazones de sus oyentes. Pero esta yirtud no la con- cede 4 las palabras afectadas y escogidas. La elegancia y — caltara del idioma segun ja sabiduria humana, dice 8. Pablo, como dejamos ya notado, debilita la fuerza de fa palabra divi- na y hace ilusorio et provecho que de ella podia esperarse. 26. | Qne cuenta tan terrible darn 4 Dios ai morir los sa- cerdotes amigos de predicar con vanidad! Sta. Brigida , como- selee en sus revelaciones (Lib. 6. cap. 35.) vid el alma de un religioso condenada al inflerno por haber predicado de este 0; afiadiendo el Sefior 4 la Santa, que por boca de los predicadores vanos no es él quien habla sino el demonio. Con- Versando un dia con el P, Sparano, de quien he habiado mas arriba, me dijo que cierto sacerdote sumamente clegante en ra 38 CARTA DEL AUTOR sus sermones, sintiendo eu st agonia una grande aridez de es- piritu en arrepentirse de sus pecados, casi desconfiaba de su salvacion, cuando et Senor te tiablé por boca de un Crucifijo puesto 4 su cabeza , de modo que lo oyeron todos los que esta- ban presentes , diciéndole: « Te coucedo aquel dolor que has escitado en los otros con tus sermones. » Mas terrible aun es el caso que refieree! padre capuchino Cayetano Maria de Berga- mo en su librotitulado: El hombre aposidlico en el pilpito .ca~ pit.13. . 10.) Dice el autor que aotco capuchino le acontecid lo siguiente: Siendo joven y aficionado alas bellasletras empe- z0 4 predicar coo vana elocuencia en la iglesia mayor de Bres- cia, y repitiendo eo ella sus sermones, pasados algunos afios, se produjo enteramente con apostélica sencillez. Preguntandosele porqué habia mudado de estilo, contesto: He conocido a un re- ligioso, célebre predicador y amigo mio, que se me parecia mu- . .cho eo fa vanidad de sus discursos, al cual en el articulo de la muerte no fué posible persuadirle que se confesase. Fui a verle y le hablé con eficacia; pero fijaba en mi la vista sin respouder- me. Ocurridal superior llevarle el Santisimo para moverte asi 4 recibir los sacramentos. Al llegar Ja santa Eucaristia te dijeron los que alli estaban: Ved 4 Jesus que viene para perdonaros. Entonces el enfermo eché 4 gritar con desesperada voz: Este es el Dios é cuya santa palabra he hecho traicion. Los que presen - ciabamos aquella escena, ueos nos pusimos 4 orar, pidiendo al Seiior que se apiadase de aquel infeliz, y otros 4 persuadir ul moribundo que pusiese su confianza en la divina misericor- dia; pero éllevantando mas la‘voz, volvid 4 esclamar: Este es aquel Dios d cuya santa palabra he hecho traicion, Ya no hay es- peranza para mi, Proseguimos animandole , y repitid por ter- cera vez: Este.es aquel Dios dcuya santa palabra he hecho trai- cion. ¥ aiiadiendo luego: Por justo juicio de Dios estoy condena- do, espird. Este hecho, dijo aquel religioso, me ha enmen- dado y obligado 4 mudar de estilo en mis sermones. 27. No faltara quien se ria de los casos referidos y de todo lo que digo eo esta carta. Pero en el tribunal de Jesucristo nos vecémos, Es verdad que no siempre se ha de predicar por el mismo estilo. En una reunion de sacerdotes y de gente ilustra- _ da, prodizcase el orador con uo lenguaje mas culto; pero siempre con un estilo sencillo y familiar, det mismo modo con que se habla en uaa conversacion con hombres instruidos , sin el adorno de conceptos sublimes y de palabras escogidas. De lo contrario , se sacaré menor fruto 4 proporcion de lo que 1 A UN RELIGIOSO. 59 sea mas florido el lenguaje: Quod luxuriat, dice 8. Ambrosio, in flore sermonis, hebetatur in fructu. (In Ps. 418.) La pompa y hojarasca en los sermones los hace infructiferos. Segun san Agustin , el predicador que trata de deleitar el auditorio con un estilo linrado , no es un apdstol que convierta , sino un de- clamador que engaiia, cuadrando i sus oyentes lo que se di- ce de los Judios, los cuales oyendo 4 Jesucristo , admirabare su doctrina sin convertirse: Mirabantur , et non convertebantur. Por mas que digan: Muy bien. se ha esplicado parfectamente , ningun provecho espiritual habran sacado. Por esto aconseja 8. Jerénimo 4 su Nepociano, se proponga mas bien hacer Norar 4 los oyentes, que obtener sus alabanzas: Docente in Ecclesia te, non clamor populi , sed gernitus suscitetur. Auditorum laeryme laudes tue sint.( Epist. ad Nepot.) De un modo mas espresivo to dice S. Francisco de Sales en una carta dirigida A cierto eclesiistico (part. 4. cap. 5.) : Al salir del sermon no me gustaria que dijesen : Este es un aventajado orador : tiene "una feliz memoria: es muy erudito : se ha esplicado d las mil ma- raviltas. Quisiera si que esclamasen; ; Cuan hermosa ¢ indis- pensable es la penitencia ! ; Cuan bueno y justo sois vos, Dios mio! Wotras cosas por este estilo, dque, por decirlo en una palabra, hicierea tal impresion las maximas del predicador, que no hallasen tos oyentes otro modo de demostrar cuanto las apre-. cian , que enmendando sus costumbres. . 28. 4 Y creerael orador aficionado 4 tas bellezas del len- gnaje, obtener el voto universal, por mas que en ellose empe- te ? | Y cuanto se engaiia ! Unos le alabaran y otros le censu-: raran. Este criticara una cosa , aquél otra. En esto consiste by locura de los oradores sagrados , que se predican mas bien 4 si mismos que 4 Jesucristo. Con todossus esfuerzos para ob- tener un vano aplauso , nunca consigueu los elogios de todo el auditorio. Al contrario, el que predica 4 Jesus cracificado , nunca yerra en su sermon; pues contenta 4 Dios, y este debe ser el nico fin de todas nuestras acciones. Asi pues, gene+ talmente hablando, como dice Muratori, los sermones familia- tes y sencillos, pueden sec agradables y utiles 4 los talentos devados, porque si el orador habla de un modo elegante y encumbrado, e] oyente se embelesa en !a sublimidad del in- genio, sin atender 4 su provecho. Al contrario tos mismos hombres ilustrados no peden dejar de atabar 4 un predica- dor, que para ser atil 4 todos , desmeruza !a ‘palabra de Dios. No alabaran su talento, pero si el fervor con que sin osten~ «0 CARTA DEL AUTOR tacion de ingenio se propone tinicamente el bien de las almas. En esto consiste la verdadera gloria , 4 la cual debe aspirar el ministro del Evangelio. Los mismos doctos cuando desean sa- car frutode un sermon, quieren que el orador en vez de em- belesar sus entendimientos, cure las llagas de su espiritu. Por esto 4 las platicas del que se produce de un modo popular , concurren fos sabios y los ignorantes , porque en elias lalla cada nno el pan que necesita. 29. Elenfermo, decia Séneca, no busca un médico que se esplique bien , sino que le cure. ;De qué me sirve , escribe dicho autor , que me entretenga con bellos discursos , si ne- cesito el cauterio y la sierra? Non gquerit eger medicum elo- quentem , sed sanantem. Quid oblectas? aliud agilur ; urendus , secandus sum: ad hac adhibitus es. (Sen. Epist. 73.) Por esto escribe S. Bernardo: Illius doctoris libenter vocem audio, qué non sibiplausum , sed mihi planctum moveat. (Serm. 59. in Cant.) Me acuerdo que el recomendable y célebre literato I. Nicolas Capasso, iba 4 oir diariamente al candénigo Gizzio, en sus ejercicios espirituales 4 los religiosos del Espiritu Santo , di~ ciendo que tba 4 escuchar al siervo de Dios , porque anuncia~ ba la divina palabra de uo modo apostolice y sin adornos ; y que si al contrario se hubiere producido dicho orador con afectada elegancia , le babria dado margen para criticarle de tal modo, que para no perder el tiempo, ni siquiera habria asistido 4 sussermones, Muchisimo gusta 4 los mas instruidos, la palabra de Dios clara y sencilla. Dice Muratori en la vida det P. Segneri el joven, que éste, predicando de un modo hu~ milde y popular gustaba tanto, que se enseiioreaba del cora~ zon de sus oyentes. Por el mismo estilo leo en la vida de san Jnao Francisco Regis lo siguiente: «Eran seocitlos sus dis- cursos : proponiase solamente instruir el vulgo, y no obstante, era tal la concurrencia de caballeros, eclesiasticos y religiosos dela ciudadde Puy, que dos 6 tres horas antes de empe- zar 4 predicar, toda la iglesia se Nenaba; diciendo: publica~ mente los vecinos de aquella ciudad , que preferian su santa sencillez 4 la-afectada elegancia de los mas aventajados orado— res.—Este esel hombre, decian , que nos predica d Jesucristo y la palabra divina cual es en su esencia. Los otros vienen d ensal~ saree d si mismos y on vez de la palabra divina , nos dirigen la je humana.» Es digno de admirar lo que juego se afiade en el lugar citado. Cierto eclesidstico predicaba la cua- resma en la: iglesia mayor de otra ciudad, al mismo tiempo A UN RELIGHOSO. at que el Santo hacia su mision. Maravilladu el tal sacerdote de que la gente le dejase solo, para correr en pos de ua ignoran- te, pues tal le creia compardndolo consigo , se dirigié 4 su provincial, que 4 1a sazon estaba alli haciendo la visita, y le dijo: EL P. Regio efectivamente es un santo; pero su modo de prediicar desdice de fa dignidad del pulpito , deshonrando elsagrado ministerio con un estifo humilde y con sus ideas triviates. Respondidle el provincial: Antes de condenar/e vamos d oirle los dox. Hizo tal impresion eu el provincial el modo con que espticaba las verdades evangélicas, que durante el sermon no hizo mas que llorar, y al salir de la iglesia, volviéndose a su compaiiero, le dijo: ; Ah padre mio! permita Dios que todos los predicadores se produzcan de este modo! dejémosle predicar con su apostélica sencillez. Veo aqui el dedo de Dios. Aquel mis~ mo orador, afade et autor de fa citada vida, se conmovid tan vivamente oyendo aquel sermon, que en yez de criticarle como se habia propuesto, le tributé los elogios que justamente me- recia. 30. Digamos algo de los panegiricos, como Jo he ofrecido. iCual es larazon porgue seat infructiferos los que hoy dia se recitan? , Cuan provechosos seriun si se predicasen cou senci- Nez, esponiendo con devotas reflexiones las virtudes de los santos y procurando mover los fieles 4 imitar sus ejemplos? Este es el objeto de los panegiricos y por lo mismio los directo- res de almas aconsejan eficazmente la lectura de las vidas de los santos. Por esto S. Felipe Neri, como dice e} autor de su vida, procuraba con tanto empefio que sus congregantes refi-+ riesen la vida y ejemplos de algun-santo, para qne se grabase Mejor su doctrina en la mente de los oyentes; pero queria que se refiriesen hechos mas propios para escitar Ja compuncion que la admiracion. El P. Juan Dielegis esplicando el modo de hacer los panegiricos, dice , que no acostumbran dar fruto por culpa delos que a ellos asisten , no con dnimo desacar provecho, sino para cir conceptos elevados y un lenguaje ameno; pero, en mi concepto , habria hecho mejor en dar la culpa 4 los ora- dores que sobrecargan sus sermones de agudezas, y de claa- sulas afectadas con el objeto de adquirir vanos aplausos , cuan- do su nico fin deberia ser, como dice el mismo autor , inducir elauditorio , 4 imitar las virtudes del santo que motiva el ser- Mon. Oigamos lo que dice Muratori de tos panegiricos moder- Bos en el cap. 13. desu obra de la Elocuencia popular : Aqui ¢ le por lo comun cifran su mayor empefio los sagrailes orado- Teh 42 CARTA DEL AUTOR res, enamontonar flores, y riquezas de lenguaje , haciendo alarde delos recursos oratorios. El verdadero objeto de los panegiricos , es el conducir d los oyentes por medio de los ejemplos, d la prdctica de la virtud ; pero muy pocos panegiristas atienden d este fin ; an- tes bien , Dios mio! ; cuantas exageraciones estravagantes s¢ pro- freren.en ellos , cuantas refleciones arriesgadas , cuantas necedades on una palabra ! 314. Y verdaderamente 2 que provecho se saca de los pane- giricos de muchos literatos cargados de floreos, de agudezas , de ingeniosos conceptos, de curiosas descripciones , de clau~ sulas retumbantes que soprepujan la comun inteligencia , de periodos redondeados y tan largos que el hombre iastruido tiene que fijar en ellos una particular atencion , todo lo cual apenas puede pasar en una oracion académica , en la que no tiene otro objeto el orador que la propia gloria? ; Que desér~ den, ver 4 uo ministro de Jesucristo perder muchos meses de tiempo.y de trabajo! (pues como decia cierto sugeto que ya pasé 4 la eternidad, para componer un panegirico necesitaba Alo menos seis meses) y para qué? para amontonar follajes y bellezas oratorias y redondeados periodos. ;Qué provecho sa- ca de esto ni el orador nisu auditorio? El orador nada mas que un poco de humo, yel auditorio nada 6 casi nada, porque 6 no entiende lo que se le dice, 6 si lo entiende se entretiene en saborear la duizura del lenguaje y la agudeza de los con— ceptos , perdiendo de este modo ei tiempo. Se me refirid coma cierto por persona fidedigna , que el mismo orador de quien insinué que para un panegirico necesitaba seis meses, en el arti- culo de la muerte dispuso que se quemasen todos sus escritos. Se me aiiadié. tambien, que el mismo oyendo una vez los elo~ gios que se le tributaban por sus oraciones panegiricas, con~ test6 sumamente perturbado : Ay de mi! estos sermones son los, que un dia me condenardn. Escribe Muratori enel tom. 2, capi- tulo 25 de su obra de la Caridad cristiana : 3A qué sirven tantos panegiricos que no encierran las mas veces sino una vana ostenta- cion ds ingenio y alambicadas sutilezas de una hinchada mente , que no ¢s-dado entender d la mayor parte del pueblo? anadien~ do luego : Hdgase ef panegirico, si se quiere sacar provecho , con aquella elocuenciu popular ¢ inteligible que persuade y conmue~ ve d los ignorantes y d los sabios , elocuencia tal vex desconocida del que s¢ figura saber mas que los otros, Destiérrense de nues- tros templos semejantes panegiricos Henos de viento, y ba- ganse de un modo familiar y sencillo , como espresa dicho au- A UN BELIGIOSO. 43 tor , tan recomendable por su piedad como por su ilustracion. 32. Antes de concluir , debo contestar 4 la opinion que ha manifestado V. R. escribiendo ; «Que el deleitar es una de las principales circunstancias del discurso y que por lo tanto asis- tieado al sermon gente ilustrada , se necesita la cullura det len- guaje, para que los tales encuentren tambien su aliciente. » No quiero responderle, padre mio, sobre este punto. Cum- plira por mi con este encargo S. Francisco de Sates, ei cual en la carta arriba citada (lett. 4. tom. 4.) dirigida 4 un ecle- sidstico , refiriéndose al modo de predicar, en confirinacion de todo cuanto queda sentado en el cap. 3, dice asi : «Loslar- gos periodos, las palabras selectas, los gestos afectados, y otras cosas de este jaez , son Ia peste de los sermones. El mus util y hermoso artificio consiste en prescindir de todo artificio. Debe inflamar nuestras palabras el amor iaterior , saliendo éstas del corazon mas bien que dela boea. El corazon ha- bla al corazon; Ja lengua solamente al oido. El tejido de ta oracion debe ser natural sin vanos follajes y sin palabras afectadas. Los antiguos Padres y todos los que han dado alguo fruto, se han abstenido de producirse con escesiva caltura y con adornos mundanos: hablaban con el corazon al corazon , como buenos padres 4 sus hijos. El objeto del pre- dicador es lograr la conversion de los pecadoresy [a perfeceion de Ios justos. Por esto al verse en el pulpito debe decir en su corazon: Ego veni , ut tsti vitam habeant, et abundantius habeant. p Hablando luego el Santo de nuestro objeto , dice : « Me consta que muchos afieman que el predicar debe deleitar. En cuanto 4 mi distingo que bay un modo de deleilar inherente 4 la doc- trina que se predica , y 4 la. conmocion de tos oyentes ; porque 2 cual sera ei alma tan insensata que no escuche con mucho gusto el modo de encaminarse al cielo , de lograr el paraiso y de considerar e! entrafiable amor que Dios nos profesa? Para deleitar por este estilo ningun cuidado es escesivo, procuran- do enseiar y conmover. Hay otra clase de deleitacion que las Mas veces impide el que se ensenhe y conmueva , ja cual consis- teen una impresion agradable al oido, dimanada de cierta elegancia profana , de la curiosidad , y de la coordinacion de. Jas palabras que solamente estriba en el artificio. En cuanto & fa iltima digo redondamente que no debe apelaraella el orador evangélico, por ser propia de los declamadores mundanos, de los charlatanes y de los cortesanos, que ta buscan con partica- lar esmero , y el que de este modo predica, no predica 4 Jesu- 44 CARTA DEL AUTOR cristo crucificado sino 4 si mismo. S. Pablo detesta i los predi- cadores pruriéntes auribus , esto es, quese proponen halagar el oido del oyente. » Hasta aqui son palabras del Santo, siendo de advertir que sus documentos los ha recibido con particular elo- gio la Iglesia, mandandonos pedir que con la guia y practica de los mismos procuremos obtener la eterna gloria: Concede propitius ut.,.. diligentibus monitis eterna gaudia consequamur : como teemos en !a oracion del oficio de este eminente siervo de Dios. 33. Coincide con esto lo que dice el profundo tedlogo Ha- bert hablando tambien de lo que deben observar en sus sermo- nes los ministros del Evangelio: Evangelii minister delectabit , si sit sermonis apli , facilis, ac perspicui. (Tom. 7, ¢. 4, §. 10.) Debe por !o tanto el predicador procurar agradar hablando de un modo claro, facil y proporcionado 41a capacidad de to- dos los que le escchan. De este modo deleitara 4 los oyentes , como dice S. Francisco de Sales , el oir las verdades eternas y Jas maximas del Evangelio , y el saber lo que han de practicar, 6 evitar para salvarse: les deleitara , en una palabra, el verse com pungidos, alentados 4 confiar, y enfervorizados en el amor de Dios. Segun S. Agustin ( tract. 20, in Joan.) el conocer ta verdad deleita mas que los placeres de los sentidos , aiiadien~ do que nada anhela tanto el alma como conocer la verdad: Quid enim fortius desiderat anima quam veritatem? Lo confir~ ma S. Francisco de Sales en su tratado del amor de Dios (lib, 3. c, 9.): «La verdad es el objeto del entendimiento , el cual cifra todo su gusto en conocerla. Y 4 proporcion que ésta es mas sublime , queda aquél mas satisfecho. Por esto los anti- guos fildsofos abandonaron las riquezas, los bonoresy los place- res, para escudrinar la verdad de la naturaleza. Segan Aristé- teles, la felicidad humana consiste en la sabiduria, esto es, en conocer la verdad de las cosas escelentes. » Deduce el Santo de todo lo dicho, que el mas sabroso gusto to encuentra el al~ ma en conocer las verdades de la fe. Su conocimiento no solo nos es agradable sino 4 mas samamente util por depender de él nuestra felicidad temporal y eterna. Por lo tanto, dice S. An- tonino , el orador debe deleitar al oyente gpero con qué obje- to? Unicamente con el de que impresionandole el sermon, se resuelva 4 practicar cuanto se le ha ensenhado: Ut sic moveat affectum ut flectat , scilicet curando, ut que dicta sunt, velit im- plere. ( Part. 3, tr. 18, c. 3. §. 2.) Por el lado opuesto, segun opinion de S. Juan Criséstomo, la ruina de la fglesia esta ba- A UN RELIGIOSO. 45 sada én el cuidado que ponen sus ministros no en compengir & sus oyentes, sino en deleitarles con la belteza del lenguaje; co- mo siaquéllos acudiesen al temple para oir cantar por un _pro- fesor escelente un villancico desde el pulpito: Subvertit Eccle- siam, dice el Santo, quod et vos non querilis sermonem, qui compungere posit , sed qui oblectet, quasi cantores audientes, Et idem sit ac st pater videns puerum egrotum , illi, quecumgque oblectent , porrigat. Talem non dixerim patrem. Hoe eliam nobis accidit , flosculos verborum sectamur , ut obleclemur , non ul com= jamus, et laudibus oblentis, abeamus. (Hom. 30. in Act.) Son terminaates las palabras, y entendiendo V. R. el latin, no necesitan esplicacion. Es cierto que abundan los oradores de estilo pomposo y elegante, y que se agrupa 4 oirles un nuMeroso coucurso; pero quisiera que se me dijese , cuantos son los oyentes que atraidos por el embeleso de tates sermo- nes sobrecargados de elegantes follajes, salen compungidos del templo y mudan de conducta? Lo mismo preguotaba sao Francisco de Sales, hablandose de los mas afainados predica- dores: Decidme por. favor ¢cuantas personas se han convertido por mediode sus sermones? El detestable prurito de darse tono, afea los discursos de muchos oradores, baciendo perder el fruto 4 los que tos escuchan. Por esto esclamaba S. Vicente de Paal, como leemos en su vida: ;0 maldito deseo de lucir ! cuantos bienes infectas, y cuantos males causas! Por tu causa el gue debia predicar d Jesucristo , solo se ensalza d si mismo, des- truyendo en vez de edificar. 34. Otros para atraerse un numeroso concurso adornan, © mejor diré , afean sus sermones con chistes y cuenlos ridi- culos , ateniéndose a afirmar que es indispensable practicarlo asi, especialmente en las-instrucciones 6 platicas doctrinales, Sise quiere que el pueblo asista y esté atento y sin fastidio. A esto solo contestaré , que los santos con sus sermones no ha- cian reir, sinoNorar. Cuando S. Juan Francisco Regis profe- tia sus discursos , que todos eran unas sencillas instrucciones, el auditorio no hacia mas que Hlorar sin interrupcion , desde el principio hasta el fin de la platica. Pase que se diga algun chiste, con tal que naturalmente dimane del mismo asunto que se esta tratando ; pero converitir la instruccion en una es- cena cémica , como lo practican algunos , refiriendo cuentos vidiculos y curiosas fabulas, acompafiadas con movimientos y estos sugeridos por el prurito de. hacer reir, me parece que desdice de la reverencia debida 4-la Iglesia, del decoro del 46 CARTA DEL AUTOR ptlpito desde el cual se profiere la palabra de Dios, y donde el orador hace las veces de embajador de Jesucristo. Sera fa-- cil hacer reir 4 los oyentes , y pasaran un rato divertido; pero despues quedaran distraidos y faltos de devocion, y muy a menudo fijardn mas la atencion en el arte 6 hecho ridicalo que se les ha referido , que en Ja moralidad que 4 duras penas, y como tirada por los cabellos procurara sacar el orador de sus chanzas, para que no se diga, que ha subido al ptlpito solo para desempejiar e! papel de charlatan. Esto sucederi con et vulgo , al paso que la gente sensata oira con repugnancia ta- les juguetes. A muchos les gusta ver bailar, pero si alguno se pasease danzando por las calles , causaria fastidio el mirarlo. Por el mismo estilo muchos hay aficionados 4 oir chistes; pero les disgusta , principalmente siendo gente piadosa, escucharlos. desde el piilpito , esto es , desde ia cdtedra destinada 4 ense- fiar ta palabra de Dios. Es una equivoeacion el figurarse que ho concurrira la gente sin estos chistes, 6 que escuchara la platica doctrinal con poca atencion ; antes al contrario , estoy en que acudird en mayor numero y estard mas atenta, cuando se convenza de que su asistencia al templo no es un pasatiem- po 6 diversion , sino que de ella saca el alma su provecho. Baste ya sobre el particular. De todo lo que dejo notado en la presente , deducira V. R. cuanto he estraniado su proposicion : 4 saber, que el predicador debe atraer el auditorio con su es- tito culto y adornado. Espero en el Sefior que se dignara des- preocuparle de este grande error, tan perjudicial 4 su alma, como 4 las de todos los que asistan 4 los sermones de V. R. 38. Atendido otra parte, que por su eximia bumil~ dad, me pide ai fin de su carta algun consejo sobre el modo de predicar con fruto, le encargo que se esplane con prefe- tencia en sus sermones en hablar de los: novisimos, de la muerte , del juicio, del infierno, de ta eternidad , y otros puntos semejantes, por ser estas las verdades que hacen mas fuerte impresion y escitan mas 4 vivir bien. Le ruego tambien que procure hacer conocer la tranquitidad que disfruta el que est4 en gracia de Dios. Por este medio sacé S. Francisco de Sales muchas almas del camino de perdicion, y por esto te elogiaba mucho Enrique IV de Francia , quejandose de los otros predicadores , los cuales pintan como muy dificil el ca— mino de la virtud, haciendo perder Ja confianza de seguirlo. Ruégole tambien hable 4 menudo del amor que nos deniostro Jesucristo en su pasion y en la institucion del santisimo Sacra- A UN RBLIGIOSO. 47 mento, y del que nosotros debemos profesar 4 nuestro aman- tisimo Redentor, recordando con frecuencia estos dos subli- mes misterios de su afecto. Lo digo, porque comuomente ha- blando, pocos predicadores, y aun éstos muy de paso habian del amor de Jesucristo , y es innegable que todo lo que se ha- ce solamente por temor del castigo y no por amor , es de cor- ta duracion. Decia el zeloso operario y gran siervo de Dios P. D. Genaro Sarnelli : No quistera hacer mas que ir predicando por todas partes : Amad d Jesus; amad d Jesucristo que muy bien lo merece. Ruego tambien 4 V. R. que inculque siempre en sus sermoves !a devocion 4 Maria santisima , por medio de la cual nos vienen todas las gracias , haciendo recurrir el pueblo, al fin del discurso , 4 esta divina Madre, para obtener algua im- portante beneficio, como el perdon de los pecados , la santa perseverancia y el amor de Jesucristo. . 36. Pidole sobre todo, que en sus discursos propouga siempre verdades practicas, indicando los medios de conser- yar la gracia de Dios, como el abstenerse de mirar objetus peligrosos : huirlasocasiones , tratando con personas de dife- rente sexo 6 con malos compaiieros : frecuentar los sacramen- tos: inscribirse en alguna congregacion : hacer oracion men~ tal, ensefando practicamente el modo de practicarlo: la lJectura de los libros espirituales : las visitas al santisimo Sacra- niento y 4 la purisima Virgen: el examen de conciencia y et santo rosario. Insinue 4 meaudo la conformidad con la volun- tad de Dios en las adversidades , pues en ella estriba nuestro bien y nuestra perfeccion. Aconseje con preferencia, que dia- riamente se recorra 4 Jesus y 4 Maria, para obtener fa santa perseverancia, particularmente en el tiempo de la tentacion. Y Jo que especialmente le recomiendo es, que indique al pue- blo el gran medio de la oracion , de a cual veo que raras ve~ ces y muy por enciina bablan Jos predicadores , siendo asi que de ella depende nuestra salvacion eterna y todo nuestro bien. No ignoro que la esplicacion de estas verdades practicas gusta may poco 4 los oradores de elevada esfera, que las miran co- mo triviales y poco 4 propdsito para lucir su sutileza con en- Cumbrados discursés. Pero asi predicaba S. Francisco de Sa- Jes, que convirtié con sus sermiones una infinidad de almas. Siempre que podia indicaba la practica de la vida cristiana , de modo que en cierto paso pididte el pueblo le diese por escrito Jas verdades prActicas que habia ensefado en el pulpito, para poder mejor ejecutarlas, CARTA DEL AUTOR A UN RELIGIOSO. - 37. ‘Si todos los sagrados ministros se portasen de este modo, predicando con ei solo objeto de agradar 4 Dios , con un estilo claro y popular, esplicando las verdades elernas y las maximas del Evangelio desnudas y sencillas , indicando los . remedios practicos contra el pecado , y los medios de perseve- tar y adelantar eo el amor de Dios, el mundo cambiaria de aspecto , y no serian tan frecuentes las ofensas de Dios , como Jas presenciamos todos los dias. Vemos que si en un pais al- guo sacerdote fervoroso predica verdaderamente 4 Jesucristo, aquel pais se santifica. Diré aun mas : si en una iglesia se pro- fiere un sermon espiritual y sencitlo, el pueblo se compunge, y el que no se convierte enteramente, 4 lo menos se conmue- ve. Ahora pues, si en todas partes se predicase de este modo 4cuanto provecho no sacarian jas almias? No quiero molestar mas su atencion, pero ya que ha tenido la paciencia de leer esta difusa carta, le ruego tenga la bondad de hacer conmigo la siguiente stiplica 4 Jesucristo: « Divino Salvador de este mundo , que tan poco os conoce y «os ama, especialmente por culpa de vuestros ministros : vos « que para salvar las almas sacrificasteis vuestra vida, conce- «ded por los méritos de vuestra pasion, la conveniente luz y «discernimiento 4 tantos sacerdotes , que podrian convertir a alos pecadores y santificar la tierra, predicando vuestra divi- «na palabra sin vanidad y con sencillez, del modo que !o hi- «cisteis vos y vuestros discipulos; pero Iéjos de practicarlo «asi, se predican 4 si mismos y no 4 vos, de lo que resulta «que habiendo en el mundo tantos predicadores, el infierno «se lena continuamente de almas. Poned , Sefor, un dique cal mal que por culpa de los predicadores sufre la Iglesia. « Pidoos tambien que humilleis, si es necesario, para escar- amiento de los otros, con algun portento visible a los sacer- adotes que, para-adquirir una efimera gloria, aduiteran « vuestra divina palabra; 4 fin de que se enmienden, y no se aimpida el provecho espiritual de los pueblos. Asi lo espero y «asi sea.» 7 Concluyo pidiéndole me tenga V. presente en sus oraciones, y repitiéndome Su afectisimo seguro servidor. Atronso M., obispo de Santa Agueda, elc. a SERMONES ABREVIADOS PARA TODAS LAS DOMINICAS DEL ANO. SERMON I. PARA LA DOMINICA PRIMERA DE ADVIENTO. DEL JUICIO UNIVERSAL. Rt videbunt Fillum hominis ve- nientem in nubibus coe! cum vir— tute multa et majestate. MaTH, 24. 50. ps es descouocido en nuestros tiempos, y por esto es tan despreciado de los pecadores , como si no pudiera ven- garse, cuando quiera, de las injurias que se le hacen : Et quasi nihil posset facere omnipotens , estimabant eum, (Job 22.17.) Pero el Senor ha fijado un dia que en Jas santas Escrituras se Nama Dies Domini, en el cual el eterno Juez se dard 4 conocer con toda su grandeza y majestad : Cognoscetur Dominvs judicia Jaciens. (Psalm. 9. 17.) Sobre este texto escribié S. Bernardo : El Sefor que ahora es ignorado mientras es misericordioso, se da- téd conocer cuando venga d juzgarnos. (Lib. de 12. Rad.) Por esto se Hama este dia, dia de tra, de tribulacion y de angus- tia; dia de calamidad y de miseria. (Soph. 4. 18.) Comencemos pues 4 hacer las reflexiones siguientes : En el punto 1.° El diverso aspecto que presentaran los jus- tosy los pecadores, . Th 5 50 DOMINICA PRIMERA En el 2.° El exdmen de Jas conciencias. En el 3.° La sentencia de tos elegidos y de los réprobos. PUNTO I. Del distinto aspecto de los re de los pecadores en el valle fosafat. : 4. A este dia dara principio ei fuego que bajara del cielo y abrasara la tierra con todos fos hombres que vivan entonces y todo cuanto exista en el mundo : Terra ef que in ipsa sunt ope- ra exurentur. (2. Petr. 3. 40.) Todo se convertira aquel dia en un monton de cenizas. 2. Luego que estén muertos los bombres, sonard aquella terrible trompeta , que hacia temblar 4S. Jerénimo, y todos resucitaran 4 su acento, como dice el Apdstot: Canet enim tuba, et mortui resurgent. (4. Cor. 15, 52.)S. Jeronimo (in Math, cap. 3) decia : Siempre que pienso en el dia del juicio, me pongo d temblar. Bien esté comiendo, bien bebiendo , bien haciendo cualquier otra cosa ; siempre me parece que resuena en mis oidos aquella terrible trompeta que dice : levantaos, muertos, y venid d juicio, Y S. Agustin confesaba , que ningana cosa te distraia mas de los pensamientos terrenos , que el temor que le inspi- raba este dia. 3. Al sonido de aquella trompeta descenderan del cielo las bermosas almas de los bienaventurados 4 unirse con aque- Hos mismos cuerpos con gue sirvieron 4 Dios en este mundo; y saldrap del infierno tas de los réprobos, desesperadas y hor- ribles 4 unirse 4 los cuerpos desgraciados y malditos , con los cuales ofendieron 4 Dios. ; Cuan diferente sera !a presenta- cion de los unos de la de los otros! Los réprobos apareceran deformes y negros como tizones del infierno : y los bienaven- turados resplandeceran como astros brillantes : Tune justi ful- gebunt stcut sol. (Math. 15. 43.) ; Que contentos estardn enton- ces los que hayan mortificado su cuerpo con ja penitencia! Deduzcamoslo de las palabras que dijo S. Pedro de Alcantara 4 Sta. Teresa, cuando se le aparecié despues de su muerte : Ofelia pamitentia , que tantum mihi promeruit gloriam | Dichosa penitencia que me granjeé tan grande gloria! 4. Luego que los hombres hayan resucitado , los angeles los conduciran al valle de Josafat para ser alli juzgados : Po- pult, populi in vallem concisionis , quia juata est dies Domini. DE ADVIENTO. a4 {Yout. 44.) Luego los mismos angeles separar4n los réprobos e los elegidos , colocando 4 éstos 4 la diestra y aquéilos 4 la siniestra: Escibunt angeli, et separabunt malos de mediojusiorum. iQue confusion sufriran entonces los tristes condenados ! dice elautor de ta Obra imperfecta (Hom. 54.): Quomodo putas im- pios confundendos , quando segregatis justis, fuerint derelicti! Es- tapena sola seria bastante para servirles de inferno, como dice el Criséstomo ; Et si nihil ulterius paterentur , ista sola ve- recundia sufficeret cis ad penam. (In Math. cap, 24.) El herma- no sera separado del hermano, el marido de la esposa, el hijo del padre , el amigo del amigo. 5. Pero repentinamente se abren los cielos, Jos angeles acuden 4 preseniciar el juicio, Nevando la ensefia de la cruz y los otros signos de Ja pasion det Redentor, como dice el an- gélico Sto. Tomas : Veniente Domino ad judicium , signum cru- cis, ef alia passionis indicia demonstrabunt. (S, Thom, Opuse. 2. cap, 244, ) Esto se confirma con aquetlas palabras de S. Ma- teo (24. 30.) : Et-tune parebit signum Filii hominis in caelo , et tune plangent omnes tribus terre. Derramaran lagrimas de de- sesperacion los pecadorées al ver Ja cruz del Salvador; porque, como dice S. Juan Crisostomo , tos clavos se quejaran del pe- cador, y las llagas y fa cruz de Jesucristo bablaran contra é) : Clavi de te conquerentur , cicatrices contra te loquentur , crux Christi contra te perorabit, (Homil. 20. in Math.) 6. Tambien la Reina de los santos y de los Angeles Muria Santisima , asistira al juicio universal del género humano, y finalmente comparecera el eterno y supremo Juez sobre las pubes , cercado de esplendor y majestad : Et videbunt Filium hominis venientem in nubibus cali, cum virtute multa el majesta- te, (Math, 24. 34.) Veran al Hijo de Dios y dela Virgen en las nubes rodeado de pompa y de virtud. {Que pena causara a los réprobos la vista imponente del Juez! A facie ejus crucia- buntur populi. (Joel 2. 6.) S. Jerénimo dice : que la presencia de Jesucristo les causar4 mayor tormento, que el mismo in- fierno : Damnatis melius est inferni penas , quam Domini pre- sntiam ferre. Por esto, segun S. Juan, diran ellos aquel dia a fos montes : Caed sobre nosotros, y ocultadnos de la vista del Janez irritado : Dicent montibus et petris : Cadite super nos ot abscondite nos a facie sedentis super thronum, et ab ira Agni. (Apocal. 6. 16.) - 52 DOMINICA PRIMERA PUNTO II. Exémen de las conciencias. 1, Judicium sedit, et bri aperti sunt, (Dan. 7. 10.) Se abren Jos libros de las conciencias y comienza el juieio. Nada queda- ra entonces oculto. El Apostol dice que el Seitor , Illuminabit abscondita tenebrarum. (1, Cor. 4. 8.) Dios mismo dice por So- fonias (4. 49.): Scrutabor Hierusalem in lucernis. Pesquisaré, examinaré los crimenes de Jerusalen , esto es, de todo el mundo, 4 la Juz de una bujia, que quiere decir, con tanto rigor , que no se me oculte ninguno: porque con la bujia se ~ registran los rincones mas ocultos. 8. S. Juan Criséstomo escribe (Homil. 3. de Dav.): Terri~ bile judicium , sed peccatoribus , justis autem optabile et suave. El juicio causaré espanto a los pecadores, pero 4 los justos ale~ gria y dulzura; porque entonces Dios dara 4 cada uno el pre- mio o castigo que haya merecido segun sus obras, buenas 6 malas. (4. Cor. 4.5.) El Apdstol dice, que en aquel dia los ele- gidos seran subtimados sobre las nubes para obsequiar al Se- fior en compaiiia de los Angeles : Rapiemur cum illis in nubibus obviam Christo in aera, (4. Thess, 4, 16.) 9.° Los hombres mundanos que at presente llaman insen- satos 4 los justos que viven mortificados y humillados , confe~ saraén entonces su propia insensatez, y diran : Nos insensati vitam illorum astimabamus insaniam, et finem illoram sine ho- Nore : ecce quomodo computati sunt inter filios Dei, et inter sanc- tos sors illorum est. Nosotros , insensatos , creiamos que la vida de los justos no era mas que estravagancia y locura, y que al fin nada conseguirian : pero vemos que han sido contados en- tre los hijos de Dios , y que les ha cabido la suerte de los san- tos. (Sap. 3. 4.) En este’ mundo se tlaman felices los ricos y los que disfrutan honores; pero la felicidad verdadera con- siste en alcanzar la bienaventuranza. Alegraos pues vosotras, almas piadosas, que pasais en este mundo una vida lena de tribulaciones; porque vuestra tristeza se convertira en alegria: Tristitia vestra vertetur in gaudium. (Joan. 16.20.) ¥Y en el valle de Josafat estareis sentados en tronos de gloria. 40. Los réprobos, al contrario , seran colocados 4 Ia si- niestra como cabritos destinados al matadero, para esperar alli su altima sentencia de eterna condenacion : Judie tempus, DE ADVIENTO. 35 dice el Criséstomo , misericordiam non recipit. E\ dia del juicio no habra esperanza de misericordia para los desgraciados pe- cadores. S. Agustin escribe : Magna jam est pena peccati , me- tum et memoriam divini perdidisse judicii. (Serm. 20 de Temp.) Va esgran pena del pecado vivir sin acordarse del dia del juicio , y sin temerle. Y en efecto, la mayor pena del pecado que espe- rimentan los que viven en desgracia de Dios , es haber perdi- do el temor y la memoria del juicio divino. Sigue, sigue sin embargo viviendo obstinado en el crimen , dice e] Apéstol, qne seguo es tu obstivacion , el dia del juicio hallaras amontonado uu tesoro , no de gloria, sino de ira divina: Secundum autem duritiam tuam et impanitens cor , thesaurizas tibi iram indie ira. (Rom. 2. 5.) 44. Entouces, dice 8. Anselmo, no podran ocultarse los pecadores , sino que se veran precisados a comparecer en jui- cio con dolor insufrible : Latere enim impossibile, apparere into- lerabile. Los demonios baran su oficio acusandole , y diraa al Juez, como dice S. Agustin: Judica, esse meum, qui tuus esse noluit. Jazga , como juez recto que eres , que es mio-y me per- tenece el que no quiso ser tuyo. En contra de ellos testificaran, Pprimeramente su propia conciencia: Testimonium reddente illis conscientia ipsorum. (Rom. 2. 15.) En segundo lugar las criatu- ras y las paredes mismas de fa casa en que pecaron estaran clamando en sucontra : Lapis de pariete clamabit. (Habac, 2. 14.) En tercer lugar e! Juez mismo dira: Yo que todo lo sé, yo 4 quien nada se puede ocultar, soy testigo: Ego sum judex et testis, dicit Dominus. (Jerem. 29. 23.) Sobre lo que escribié despues S., Agustin : Ipse erit judex cause tue, qui modo est testis vite tue. (Lib. de 10. Chord.) Sera juez de tu causa el mismo que ahora es testigo de tu vida. A los cristianos con- denados les dira especialmente las palabras de S. Mateo (11. 42.) : Vee tibi Corozain, ve tibi Bethsaida, quia si in Tyro et Sidone facta essent virtutes, que facke sunt in vobis , olim in cili- cio et cinere pamitentiam egissent. Cristianos , les dira,, si las gra- cias que 4 vosotros os he hecho , las hubiese hecho 4 los tur- eos , 6 4 los idélatras , ellos hubieran hecho penitencia de sus culpas; pero vosotros po habeis puesto fin 4 vuestros pecados, sino con la muerte. Y entonces tes pondra a la vista sus mal- dades ocultas: Revelabo pudenda tua in facie tua. (Nahum 3.5.) Descubrird todos sus desdrdenes , sus injusticias y crueldades ocultas : Ponam contra te omnes abominationes tuas. (Ezech. 7. 3.) Manifestara A los réprobos todos sus pecados. s T. 1. Ba DOMINICA PRIMERA 42. 4 Que escusas podran entonces alegar ? Omnis inigui- tas oppilabit os suum. (Psalm. 106.) Sus numerosos pecados les cerraraén la boca, y en lugar de poder responder para escu- sarse, pronunciaran ellos mismos su propia condenacion , di- ciendo : Ergo erravimus 4 via veritatis. En efecto abandona- mos el camino de !a verdad. PUNTO HII. Sentensia de los elegidos y de los réprobos. 43. §S. Bernardo dice (Serm. 8, in Ps. 90.) que primera- mente escucharan su sentencia los elegidos, destinandolos @ la gloria del paraiso , para que sea mayor la pena de los ré- probos , viendo lo mucho que han perdido : Prius pronuntia- bitur sententia electis, ut acrius (reprobi) doleant videntes quid amiserint, Volverase, pues, Jesucristo, primero 4 los elegi- dos, y les dira : Venite benedicti Patris mei, possidete paratum vobis regnum a constitutione mundi. Venid, benditos de mi Pa- dre, poseed el reino que os esta preparado desde el princi- pio del mundo. (Math. 25.34.) Bendecira todas las lagrimas qne derramaron , doliéadose de sus culpas , todas sns obras buenas, sus oraciones, sus mortificaciones y comuniones : s0- bre todo las penas de su pasion y la sangre derramada por su salud. Y en medio de estas bendiciones entraran enel paraiso, cantando himmnos de alabanza para alabar 4 Dios eternamente. 44. Luego se volvera hacia los réprobos, y pronunciara su condenacion con estas palabras ; Discedite &@ me maledicti in ignem @ternum. (Math. loco cit. v. 41.) Id \éjos de mi, malditos, al fuego eterno. Seran pues maldecidos , separados de la pre- sencia de Bios y enviados 4 arder eternamente en el fuego abrasador del infierno : Et ibunt Ai in supplicium aeternum , justi autem in vilam aternam. (Math. 28. 46.) 15. S. Efren dice, que despues de esta sentencia los ré- probos seran obligados 4 dar un eterno 4 Dios 4 sus padres, al paraiso , 4 los santos y 4 la Virgen Maria. (Efren. de variis germ. inf.) En seguida se abriré un abismo en medio del valle; y los desgraciados réprobos seran lanzados en éf, y luego se cerrard aquella boca para siempre jumas. ; Maldito pecado! ; A que fin tan triste tienes que conducir un tiempo 4 tantas al- mas redimidas con la sangre preciosa de Jesucristo! ; O almas infetices 4 quienes est reservado un fin tan triste y lamentable! DE ADVIENTO. BS Pero alegraos vosotros, amados cristianos , para quienes Jesucristo bace al presente las veces de padre y no de juez. Preparado est4 siempre 4 perdonar al que se arrepiente. Pi- damoste presto perdon de nuestras culpas. Detestémosias , di~ ciéndole de lo intimo del corazon: Me pesa, Sefior, de ha- beros ofendido , me pesa de haber pecado , me pesa de haber estado sordo 4 vuestros !amamientos, que como divino Pas- tor de fas almas has !lamado tantas veces la mia , para que de- Jando los pastos vedados de los vicios , acudiera 4 fos prados amenos de las virtudes que cercan la mansion deliciosa det pa- raiso. Habed , Sefior, misericordia de mi, habed compasion de una alma arrepentida ; misericordia , Dios mio, misericor- dia y gracia. SERMON II. PARA LA DOMINICA SEGUNDA DE ADVIENTO. SOBRE LA UTILIDAD DE LAS TRIBULACIONES. Joannes autem cum audisset In vincults opera Christi, etc, MATH. tt. Ds enriquece enel tiempo de la tribulacion 4 las almas que ama con sus mayores gracias. Ved 4 S. Juan que entre las cadenas y estrecheces de la carcel , conoce las obras maravi- Hosas que hacia Jesucristo : Cum audisset Joannes in vinculis opera Christi. Grande é inapreciable es la utilidad que nos re- sulta de las tribulaciones. Y el Sefior nos las envia no porque quiera nuesiro mal, sino porque anhela nuestro bien; y por fo mismo debemos recibirlas cuando las envia, y darle tam- bien rendidas gracias , no solamente resigndndonos 4 cumplir su divina voluntad, sino alegrandonos de que nos trate como antes traté 4 su divino hijo Jesus, cuya vida sobre la tierra fué un tejido de penas y de dolores. Procuraré haceros ver en mi breve discurso : Cuan utiles son tas tribulaciones. Punto 1.° Como debenios portarnos en ellas. Punto 2.° Virgen purisima , Reina de los Angeles, y Madre de los 36 DOMINICA SEGUNDA pecadores , interponed vuestra poderosa intercesion para que vuestro Hijo santisimo que es la fuente de toda gracia, me conceda la que yo necesito para esponer 4 mis oyentes santa y debidamente aquella misma palabra divina que é1 misnto nos enseiié’, cuando vivid en Ja tierra revestido de nuestra misma naturaleza, con el fin de ensefiarnos el camino del cielo. Para esto os saludamos con el Angel , diciéndoos , Ave-Mariz. PUNTO I. Cuan utiles nos son las tribulaciones. 4. El que no ha sido tentado gqué es lo que sabe? El que tiene mucha esperiencia, pensara muchas cosas, y el que aprendié muchas cosas, muchas contar4: Qui non est tentatus , quid scit? Vir in multis expertus , cogitabit multa , et qui multa di- dicit , enarrabit multa. ( Eccl. 34. 9.) El que siempre ha vivido en la prosperidad y no tiene esperiencia de la adversidad , no sabe nada acerca del estado de su alma. El primer buen efec-- to de Ja tribulacion , es abrirnos los ojos que la prosperidad hos tiene cerrados. Ciego estaba S. Pablo cuando se le apare- cid Jesucristo, y entonces conocié los errores en que vivia. Recurrié 4 Dios el rey Manasés estando preso en Babilonia , y conocié sus pecados é hizo penitencia de elios: Postquam coangustiatus est, oravit Dominum.... et egit penitentiam valde coram Deo. (2. Paral. 33. 42.) Cuando el hijo prédigo se vid reducido 4 guardar puercos, y afligide del hambre , dijo: Sur- gam et ibo ad patrem meum. (Luc. 18.) Iré y me echaré 4 !08 pies de mi padre. , Cuando abrieron los ojos para ver y detes- tar sus culpas S. Pablo, Manasés, y el hijo prédigo? Habeis visto que en la tribulacion. Mientras vivieron en fa prosperi- dad , solamente pensaban en el mundo y en los vicios. El segundo buen efecto de la tribulacion es separarnes del apego que tenemos 4 las cosas de Ja tierra. Cuando la mradre quiere destetar 4 su hijo de pechos, pone hiel en el pezon, para que el nifto le aborregca , y se acostumbre 4 comer. Lo tuisnto hace Dios con nosotros para apartarnos de los bienes terrenales: pone biel em Jas cosas terrenas , para que hajlan- dolas nosotros amargas, las aborrezcamos , y amemos los bie- nes celestiales. S. Agustin dice: Ideo Deus felicitatibus terrenis amaritudines miscet, ut alia queratur felicitas , cujus dulcedo non fallat. (Serm, 29. de verb. Dom.) Que quiere decir: que DE ADVIENTO. 37 hace Dios amargas las cosas terrenas , para que busquemos otra felicidad , cuya dulzura no nos engaiie. Eltercero consiste , en que aquellos que viven en la pros- peridad son molestados de la soberbia, de la vanagloria , del orgullo, del deseo iomoderado de adquirir riquezas , honores yplaceres. De todas estas tentaciones nos libran Jas tribula- cones, y mos hacen ser humildes, y contentarnos con el esta- do y condicion en que Dios nos hia colocadu. Por esto escribia el Apésto!: A Domino corripimur , ut non cum hoc mundo dam- xemur. (4. Cor. 32.) Nos arrebata el Seiior por medio de la tribulacion , para que no seamos condenados con este mundo. 2. El cuarto es, que sirven tas tribulaciones para satisfa- cer por los pecados cometidos, mucho mejor que las peniten- cias que nosotros hacemos voluntariamente. S. Agustin dice : Fatellige medicum esse Deum , et tribulationem medicamentum esse ad salutem. Sepas que Dios es et médico que da Ja salud, y la medicina que para esto aplica es la tribulacion. ;Ob, que reme- dio tan eficaz son Jas tribulaciones para curarnos las Hagas y heridas que unos abrieron los pecados! Por esta razon repren- de el Santo 4 los pecadores que se quejan 4 Dios cuando los atribula: Unde plangis? quod pateris medicina est, non pena. 2Por qué te quejas? La tribulacion que sufres, es una medi- cina, no an casligo. (S. Aug, in Ps. 88.) Job Hama dichoso al que es visitado por el Sefor con tribulaciones, porque los sana con la misma mano con que los hiere: Beatus homo, qui corripitur & Deo , quia ipse vulnerat et medetur , pereutit et ma- nus ous sanabunt. (Job 3. 18.) Por esto se gloriaba S. Pablo de verse atribulado: Gloriamur in tribulationibus, (Rom. 3.3.) 3. El quinto efecto es; que las tribulaciones hacen que nos acordemos de Dios, y nos precisan 4 recurrir 4 su mise- ricordia, viendo que solamente él esel que puede aliviarnoslas, ayadandonos 4 ‘sufrirlas: In tribulatione sua mane consurgent ad me. (Oseas 6.1.) Por eso dice el Seiior hablando 4 los - atribulados: Venite ad me omnes qui laboratis et onerati estis , et go reficiam vos. (Math. 11. 28.) Y por esto se bace Hamar: Adjutor in tribulationibus ; el ayudador en las tribulaciones , como dice David. El mismo aiiade: Cum occideret eos , quere- bant eum , et reveriebantur ad eum. (Ps, 17. 34.) Cuando casti- gaba 4 los bebreos, entregandolos 4 sus enemigos, le busca- ban y se volvian bicia él. _ 4. El sexto es, que nos hacen contraer grandes méritos Bate Dios , dandonos occasion de ejercitar las virtudes que mas 38 DOMINICA SEGUNDA ama, como son la humildad , la paciencia, y la conformidad con la voluntad divina. El venerable Juan de Avila decia , que vale mas en la adversidad un bendito sea Dios , que mil acctones de gracias en la prosperidad. S. Ambrosio (in Lue. cap. 4.) dice: Tolle martyrum certamina , tulisti coronam. Despoja a los mar- tires de sus tribulaciones, y los despojaras de la corona del martirio. ;Que tesoro de méritos consigue el cristiano sufrien- do con paciencia los desprecios, la pobreza, y las enferme- dades ! Los desprecios que se reciben de los hombres son los verdaderos deseos de lus santos que anhelan ser despreciados por el amor de Jesucristo, para hacerse semejantes 4 él. 5. Ademés jcuanto ganamos sufriendo las incomodidades de la pobreza! Ti eres mi Dios, y todas mis cosas, decia sao Francisco de Asis: y diciendo de este modo se creia mas que todos los grandes de la tierra. Demasiado cierto es lo que de- cia Sta. Teresa: Cuanto menos tengamos en este mundo, mas gozarémos enel otro. Dichoso el que puede decir: Jesus mio, t2 solo me bastas. Si te crees infeliz porque eres pobre, dice san Juan Crisdstonio , realmente eres infeliz y digno de compa- sion; no porque eres pobre, sino porque siéndolo, no abra- zas tu pobreza y te tienes por desgraciado : Sane dignus es la- erymis ob hoc, quod miserum te existimas , non ideo quod pauper es. (S. Joan, Chrysost. Serm. 2. Epist. ad Philip.) 6. Tambien es alcanzar de antemano una gran parte de la corona que Dos esti preparada en el cielo, safrir con pa- ciencia tos dolores y las enfermedades. Si se queja un enfer- mo de que por estar asi no pnede hacer nada, se equivoca ; porque lo puede hacer todo, ofreciendo 4 Dios con paz y re- signacion cuanto padezca en su enfermedad. El Criséstomo escribe que la cruz de Jesucristo es la Have del paraiso: Crear Christi clavis est paradisi. (Homil. in Luc, de Virg. ) 7. §. Francisco de Sales decia , que la ciencia de los san- tos es, sufrir constantemente por Jesucristo para Hegar pres- to 4 ser bienaventurados. Con los sufrimientos prueba Dios 4 sus siervos para ver si los halla dignos de sus favores: Deus ten- tavit cos, et invenit illox dignos se. (Sap. 5. 8.) El Apdstol dice que Dios castiga 4 quien ama, y envia tribulaciones 4 sus predilec- los: Quem enim diligit Deus castigat ; Ragellat autem omnem fi- lium quem recipit. (Hebr. 12. 6.) Por este motivo Jesucristo dijo un dia 4 Sta. Teresa: Sepas , que las almas que mas ama ou Padre , son aquellas que padecen mayores tribulaciones. Por esto decia Job: Si hemos recibido bienes de mano del 8e— DE ADVIENTO. 89 fior zpor qué no herhos de recibir males? Si bona suscipimus de manu Dei, mala quare non suscipiamus? (Job 2. 40.) Justo es que el que recibid con alegria la vida, la salud, las rique- zas temporales , reciba tambien las tribulaciones que nos son mas utiles y provechosas , que la prosperidad. S. Gregorio di- ce, que asi como crece Ja liama, si el viento la agita , asi se perfecciona el alma fortificada con !a tribulacion. 8. Las tributaciones mas temibles para una alma buena, son las tentaciones con que el demonio nos incita 4 ofender 4 Dios : pero el que las resistey las sufre , acudiendo 4 Dios, ad- quiere con ellas gran tesoro de méritos: Fidelis autem Deus est, qut non patietur vos tentari supra id quod potestis: sed faciet etiam cum tentations proventum , ut possitis sustinere, (1. Cor. 10. 413. ) Por esto permite el Sefior que nos molesten las tentaciones , para que, resistiéndulas, merezcamos mas. Dichosos los que Horan, dice el Seftor, porque ellos seraa consolados: Beati qui lugent , quoniam ipsi consolabuntur, (Math. 8. 3.) 9. Es necesario pues, dice S. Juan Crisdstomo, sufrir las tribulaciones con vesignacion , porque asi ganarémos mucho : empero de otro modo, no disminuirémos nuestros males , sino que los aumentarémos. Si no sufrimos con paciencia ia tribu- Jacion , no mejorarémos nuestra situacion, y sera mayor el peligro. No bay remedio; si queremos satvarnos, es preciso entrar en el reino de Dios por medio de muchas tribulacio- nes: Per multos tribulationes oportet introire in regnum Dei. (Actor. 14, 24.) Un siervo de Dios decia, que el paraiso es el lugar de los pobres, de los humiides y de los afligidos. Tales han sido los martires y lossantos. Por esto dice S. Pablo : Pa- tientia enim vobis necessaria est , ut voluntatem Det facientes, re- portetis repromissionem, (Heb. 10. 36.) Hablando S. Cipriano de Jas tribulaciones de los santos , dice: Quid hae ad Dei servos , quos paradisus invitat ? (Epist. ad Demetr.) ; Que cosa tan gran- de es para los santos sufrir las aflicciones de esta vida, cuando en recompensa les estan prometidos los bienes eternos del pa- raiso ! 40. En suma, las tribulaciones que Dios nos envia, no vienen para nuestro dafio, sino para nuestro provecho: Fla- gella Domini, quibus quasi servi corripimur , ad emendationem eb non ad perditionem nostram evenisse credamus, (Judith 8. 27.) Cuando se ve un pecador atribniado en esta vida, sefial es de que Dios quiere tener misericordia de él en la otra. Al contra- rio, es desgraciado aquel que no es castigado por Dios en este 60 DOMINICA SEGUNDA mundo: porque es sefal de que el Seiior esté desdefioso con él, yle tiene reservado para el eterno castigo. 44. EJ profeta Jeremias preguata 4 Dios : Quare via impio- rum prosperatur ? (Jerem. 12. 4.) Sefior , yporqué son felices los impios en este mundo? Y el mismo Jeremias se responde diciendo: Congrega eos quasi gregem ad victimam, ef sancti, os in die occisionis. (Ib. ». 3.) Asi como el dia del sacrificio vienen reuuidas las bestias destinadas 4 la muerte , asi los im- pios son destinados 4 la muerte eterna, como victimas de la ira divina. . 42. Cuando nos veamos, pues, cercados de lastribulaciones que Dios nos envia, digamos con el santo Job: Peccavi, ef ve- re deliqui, et ut eram dignus , non recepi. (Job 33. 27.) Seiior, mis pecados merecian un castigo mucho mas grande que el que me haheis enviado. Asi debemos orar 4 Dios con S. Agus— tia: Hic ure, hic seca, hic non parcas, ut in eternum parcas. Seiior, quema, despedaza , y no perdonesen este mundo para que aie perdones en el otro, que es eterno. Demasiado grande es el castigo de aquel pecador de quien dice el Sefior: Mise- reamur impio , et non discet justitiam. (Is. 26. 40.) Dejemos de castigar al implo mientras vive sobre la tierra; asi seguira vi- viendo eo el pecado y sera castigado eternamente. Por lo que dice S. Bernardo , considerando este pasaje : Sefior, no quiero esta misericordia , porque es el castigo mas terrible que hay : Misericordiam hanc nolo, super omnem tram miseratio ista, (S. Bern, Serm, 42. in Cant. ) 13. Por consiguiente, el que se ve afligido por Dios en es- ta vida, tiene una sefial segura de que es amado por él: Et quia acceptus eras Deo, dice el Angel & Tobias, necesse fuit, ut tentalio probaret te. (Tob. 42. 13.) Porque eras amado de Dios fué necesario que te hiciese sentir 1a tribulacion. Por esto San~ tiago Ilama feliz al que sufre tribulaciones, porque recibira la corona de la vida eterna , despues que haya sido probado con la afliccion: Beatus vir qui suffert tentationem, quoniam cum pro= batus fuerit , accipiet coronam vite. (Jac. t. 12.) 44, El que quiere ser glorificado con los santos, debe pa- decer en esta vida, como padecieron los santos. Ninguno de ellos ha sido bien tratado ai querido del mundo, sino que todos fueron perseguidos. Por eso es demasiado certo lo que escri- bid el mismo Apdstol: Omnes qui volunt pie vivere. in Christo Jesu, persecutionem patientur. (2. Tim. 3. 12.) S. Agustin dice que no ha comenzado todavia 4 ser cristiano el que no quiere DE ADVIENTO. 6 la persecucion: Si putas non habere persecutiones , nondum capis- tiesse christianus, (S. Aug. in Ps. 55.) Cuando estemos atribu- lados, debe servirnos de consuelo saber que entonces el Sefior esd cerca de nosotros y nos acompaiia: Juxta est Dominus iis quitribulato sunt corde. (Ps. 33. 10.) Cum ipso sum ia tribulatio- ne. (Ps. 90. 15.) PUNTO IE. Como debemos portarnos en las tribulacioves. 45. Elque se vea combatido de tribulacionesen este mun- do , necesita ante todas cosas dar de mano al pecado , y pro- curar ponerse en gracia de Dios. De otro modo , todo lo que padezca estando en pecado , sera perdido para él, 8. Pablo de- cia: Sitradidero corpus meum , ita ul ordeam , charitatem autem non habuero, nihil mihi prodest. (4. Cor. 13. 3.) Que quiere de- cir en sustancia: Si yo me entregare 4 mis enemigos y me hi- cieren sufrir los tormentos de los martires, 6me abrasaren en una hoguera; si no tengo caridad, de nada me aprovechara. 46. Al-contrario, el que padece con Dios y por Dios con resignacion, convierte todos sus padecimientos en consuelo y alegria: Tristitia vertetur in gaudium. (Joan. 16. 20.) Y por esto los Apdéstoles despues de haber sido injuriados y maltratados de Jos Judios, partieron det concilio Nenos de alegria, por haber sido creidos dignos de sufrir por el nombre de Cristo: Ibant gaudentes a conspectu concilit , quoniam dignt habiti sunt pro no- mine Jesu contumeliam pati. ( Act.3. 44.) Asi cuando Dios nos envia alguna tribulacion es menester que digamos con Jesu- cristo: Calicem , quem dedit mihi Pater , non bibam illum ? (Joan, 418. 44.) gNohe de beber el cAliz que me did mi Padre celestial? Porque ademas de que debemos recibir la tribulacion como yenida de la mano de Dios, ¢ cual es el patrimonio del cristia- ho en este mundo sino los padecimientos y las persecuciones ? Cristo murié en una cruz; fos Apéstoles sufrieron martirios crueles; zy nos llamarémos nosotros sus imitadores , cuando nisabemos sufrir las tribulaciones con paciencia y resigna- cion? 47, Cuando nos veamos muy atribulados y no sepamos que hacernos , debemos volvernos 4 Dios, que es el unico que Puede consotarnos. El rey Josafat, hablando con et Sefior, de- cia asi: Cum ignoremus quid agere debeamus , hoc solum agemus Tea . 62 DOMINICA SEGUNDA residui, ut oculos nostros dirigamus ad te. (2. Paral. 20. 42.) Cuando no sepamos que hacernos , nos contentarémos con le- vantar los ojos hacia ti. Esto hacia David cuando se veia atri- bulado: recorria 4 Dios, y Dios le consolaba: dd Dominum cum tribularer clamavi, et exaudivit me. (Ps. 419. 4.) Debemos recurrir 4 él y suplicarle, sin dejar de hacerlo hasta que nos oiga. Conviene fijar los ojos en Dios y no apartarlos de él, y seguir supticandole hasta que tenga compasion de nosotros. Conviene que tengamos gran confianza en el corazon de Jesu- cristo que esta Ileno de misericordia, y no hacer lo que hacew ulgunos, que se abaten, si no los oyen al punto que han comen- zado 4 suplicar. Para estos tales se dijo 10 que el Seftor dijo a Pedro: Modice fidei, quare dubitasti? (Math. 14. 34.) Hombre de poca fe ypor qué desconfiaste ? Cuando las gracias que de- seamos obtener, son espirituales, y pueden contribuir af bien de nuestras almas, debemos estar seguros de que Dios nos oira siempre que le supliquemos con teson, y no perdamos In confianza. Es por consiguiente necesario, que en la tribula- cion no desconfiemos jams de que la piedad divina nos ha de consolar: y debemos repetir con Job mientras dura nuestra afliccion: Etiam si occiderit me, in ipso sperabo. (Job 15. 45.) Aunque ei Seiior me quitare la vida, esperaré en él. 48. Las almas quetienen poca fe ,en vez de recurrir 4 Dios en el tiempo de la tribulaciou , recurren 4 los medios huma-. nos, desdeiandose de acudir al Senor, y no pueden verse so~- corridas en sus necesidades: Nisi Dominus edificaverit domum, in vanum laboraverunt, qui edificant eam, (Ps. 126. 1.) Si el Seitor no edificdre la casa, en vano la levantaran los arqui- tectos. 19. De esto se Jamenta el Sefior diciendo: Numquid Domi- nus non estin Sion?... Quare ergo me ad iracundiam concitaverunt in sculplilibus suis? ( Jerem. 8. 19.) 3 Acaso no estoy yo en Sion para que recurran 4 mi? ¢Por qué, pues , los hombres me han irritado volviéndome la espalda, y prosterndndose ante los idolos gue han inventado, y en quienes colocan toda su espe- ranza? 20. En otro lugar dice el Senor : Numquid solitudo factus sum Israéli , aut terra serotina? Quare ergo dixit populus meus ; Reccessimus , non veniemus ultra ad te? (Jer. 2. 34. 32.) .Por qué decis, hijos mios , que ya no quereis recurrir 4 mi? zAca- so me he convertido yo para vosotros en tierra estéril que no da fruto 6 lo da tarde, y por eso hace tanto tiempo que me DE ADVIENTO. 65 habeis abandonado? Con estas palabras esplica el gran deseo que tiene de que recurramos 4 él 4 buscar consuelo en las tri- bulaciones para podernes dispensar sus gracias. Y al mismo tiempo nos hace saber que cuando le suplicamos , no se hace macho de rogar , sino que esta presto 4 socorrernos y conso- larnos. 21, No duerme el Seftor, dice David , cuando nosotros re- currimos 4 su bondad , y le pedimos algunas gracias ttiles 4 Guestras almas: porque entonces nos oye ecnidadoso de nues- tro bien: Non dormitabit neque dormiet , qui custodit Israét. (Ps. 120.4.) ¥ S. Bernardo dice , que cuando le pedimos gra- cias temporales, 6 nos dara to que le pedimos, 4 otra cosa mejor: Aut dabit quod petimus, aut utilius. O nos conce- dera la gracia pedida siempre que nos sea provechosa para el alma, 6 alguna otra ntas util, por ejemplo la de acomodarnos con resignacion a su santisima voluntad, y 4 sufrir con pacien- cia aquella tribulacion, que nos aumenta !os méritos para conseguir la vida eterna. ( Aqui se afiade un propdsito depenitencia y de conformidad , en las tribulaciones , con la voluntad de Dios y una sttplica d Jesus y Maria para que nos ayuden en ellas.) SERMON II. PARA LA DOMINICA TERCERA DE ADVIENTO. SOBRE LOS MEDIOS NECESARIOS PARA CONSEGUIR LA VIDA ETERNA. Bgo vox clamantis in deserto: Di- rigite viam Domiat. Joan. t, 33. Tos querrian salvarse’y entrar en el paraiso celestial; mas para conseguirlo , es preciso tomar el camino que conduce ea via recta al paraiso. Este camino es la observancia de los preceptos divinos. Por eso predicaba el Bautista: Dirigite viam | Domini, Pero para que podamos siempre caminar por este ca- mino del Sefior sia separarnos de él 4 fa diestra ni 4 la sinies- ua, debemos tomar las medidas necesarias que son : 4.2 Desconfiar de nosotros mismos. 64 DOMINICA TERCERA 2.4 Confianza en Dios. 3.2 Resistir 4 las tentaciones. MEDIDA I. Desconfianza de nosotros mismos. 4. El Apéstol dice: Cum metu et tremore vestram salutem operamini. ( Philip. 2.12.) Para conseguir la vida eterna es preciso que temamos siempre y que descontiemos de nosotros mismos: Cum metu et tremore. No debemos confiar en nucstras propias fuerzas , puesto que nosotros nada podemos hacer, sin el auxilio de la gracta divina. Sine me, dice Jesucristo, nihil potestis facere. Sin mi ayuda nada de bueno podeis hacer para utilidad de vuestras almas. San Pablo dice , que sin ella no podemos tener ni un huen pensamiento siquiera: Non quod suficientes simus cogitare aliquid a nobis , quasi ex nobis: sed suf- ficientia nostra ex Deo est. (2. Cor. 3. 3.) Ni nombrar 4 Jesu- cristo podemos con algun mérito nuestro, si la gracia del Es- piritu Santo no nos ayuda: Ei nemo potest dicere : Dominus Je- sus, nisi in Spiritu Sanclo. (4. Cor. 12. 3.) 2. ; Desgraciado aquel que confia en si mismo para andar por el camino de 1a salvacion! Bien palpablemente esperimen- 16 esta desgracia S. Pedro, cuando prediciéndole Jesucristo que le negaria tres veces en aquella noche: In hac nocte, ante- quam gallus cantei, ter me negabis: (Matth. 26, 34.) le res- pondio é1, confiando en sus propias fuerzas y buena voluntad : No te negaré, aunque fuera preciso morir contigo, (Ibid, v. 33.) Pero luego que aquella misma noche se encontré solo despues de la prision de Jesus en el atrio de Caifas , qué sucedié ? Que apenas una criada le reconvino de ser uno de los compaiieros de Jesus , sobrecogido de miedo le negé tres veces , afirmando que no le babia conocido. La humildad noses tan necesaria, que Dios se contenta 4 las veces permitiendo que nosotros cai- gamos en algun pecado, con el fin de que consigamos asi la humildad y el conocimiento de nuestra propia debilidad. La misma desgracia que 4 Pedro sucedié 4 David; y por eso con- fesé despues de su pecado: Priusquam humiliarer, ego deli- qui, (Ps. 148, 67.) 3. Esta es la causa dellamar el Espiritu Suntu dichoso al hombre que nunca coafia en si mismo, y siempre anda reze- loso de su salyacion: Beatus homo qui semper est pavidus. (Prov. DE ADYIENTO. . 63 28, 44.) El que teme caer, desconfiando de sus propias fucr- zas , huye cuanto puede las ocasiones de pecar , se encomien- da 4 Dios & menudo, y de este modo evita los pecados. Pero el que no teme, y confia en si mismo, se espone con la mayor facilidad 4 los peligros , sin encomendarse 4 Dios, y de aqut resnita que cae con ta mayor facilidad. Figurémonos que al- guno estuviera sostenido de wna soga desde la cima de un mon- te por otro hombre en actitud de caer en un precipicio. Vién- dose en tal peligro z no le suplicaria y diria al que le sostenia con la soga; Sostenme fuertemente por caridad, y cuida de no sol- tarme? Tan grande es el peligro que corre cada uno de nos- otros de caer en el abismo del pecado , si no nos sostiene Dios con su poderosa proteccion. Por esto debemos suplicarle con- tinuamente, que no nos deje de su mano, y nos socorra en to- dos los peligros. 4, §. Felipe Neri decia 4 Dios todas !as mafianas a] tiempo de levantarse : Sefior , no aparteis hoy de Felipe cuestra mano ; porque si no lo haceis asi, Felipe os vende. Y caminando un dia el Santo por Roma contemplando su misera condicion, cuenta su vida que iba diciendo: Estoy desesperado. Fueron oldas es- tas palabras de cierto religioso, y creyendo que efectivamente estnviese tentado de desesperacion, le animé 4 tener confian- zaen la divina bondad. Pero el Santo le respondié entonces : Estoy desesperado , esto es , desconfiado de mi mismo, pero confio en Dios. Lo mismo debemos hacer nosotros en esta vida , don~ de hay tantos peligros de perder 4 Dios: desconfiar de nos- otros mismos y colocar toda nuestra esperanza enel Sefior. MEDIDA If. De la confianza en Dios. 3. San Francisco de Sales dice : que si nosotros no hicié~ semos otra cosa que desconfiar de nosotros mismos , atendiendo solo 4 ouestra debilidad , solamente serviria esto para ha- cernos pusilanimes con gran peligro de abandonarnos 4 la vi- darelajada , 6 quiza 4 la desesperacion. Por esta razon convie- ne, que 4 proporcion que desconfiemos de nuestras fuerzas, confiemos en la misericordia divina , y seamos como.una balan- za en que se ve, que cuanto mas sube uno de los platos , tanto mas desciende el otro; es decir, que 4 medida que, crece la kw 66 DOMINICA TERCERA confianza que tenemos en Dios , debe disminuirse la que tene- mos en nuestras propias fuerzas. 6. Oidme, vosotros pecadores , que por desgracia vuestra habeis ofendido 4 Dios y habeis estado condenadosal infierno: si el demonio os dice que teneis poca esperanza de conseguir Ja vida elerna, respondedle : que ninguno que ha confiado en el Sefior, ha quedado burlado: Nullus speravit in Domino, et confusus est. ( Eccl. 2. 41.) Tened firme propdsito de no pecar mas, poneos en las manos de Dios, y no dudeis que él tendra piedad de vosotros , y os salvara de la muerte eterna. Blosio escribe que el Sefior dijo un dia 4 Sta. Gertrudis: Me mueve tanto el que confia en mi , que no puedo menos de oirle y conceder- le lo que me pide. 1. EI profeta Isaias dice: Qui autem sperant in Domino, mutabunt fortitudinem , assument pennas sicut aquile , current et non laborabunt , ambulabunt et non deficient. (Is. 40. 34.) Los que ponen 20 el Sefior su confianza, adquiriran fortaleza, dejaran su propia debilidad , se revestiran de la fuerza divi- pa, y volaran por el camino de Dios como dguilas sin fatigarse. Tambien David dice: que al que confia en 1a misericordia del Seftor’, de tal modo le ayudara éste , que jainas le podra aban- donar: Sperantem autem in Domino misericordia circumdabit. (Ps. 34. 10.) 8. YS. Cipriano dice, que la misericordia divina es una fuente inagotable: el que 4 ella se presenta con mayor con- fianza, saca de alli mayores gracias. Por eso dice el real Pro- feta: Fiat misericordia tua Domine super nos, quemadmodum speravimus in te. (Ps. 32. 22.) Cuando el demonio nos espanta, poniéndonos 4 la vista las grandes dificultades que hay de per- severar en la gracia de Dios en medio de tantas ocasiones y pe- ligros que nos rodean en esta vida; elevemos los ojos 4 Dios sin responderle , esperemos en su bondad infinita , y estemos seguros que de él uos vendra Ja ayuda para resistir 4 sus ase- chanzas: Levavi oculos meos in montes, unde veniet auzxilium mihi. (Ps. 420. 4.) Y cuando nos haga ver nuestra propia de- bilidad, responddmoste con el Apdstol: Omnia possum in eo, qui me confortat, (Phil. 4. 13.) Yo por mi, nada valgo, pero todo lo puedo con la gracia de Dios, que no me abandonara. 9. Por esta razon, hallindonos cercados de tantos peligros entre los que podemos perdernos , debemos tener siempre fi~ jos los ojos en Jesucristo ,y abandonarnos al cuidado de aquet que nos redimid con su muerte, diciéndole: Jn manus tuas DE ADVIENTO. 61 commendo spiritum meum : redemisti me Domine Deus veritatis. ( Ps. 30, 6.) Seiior , en vuestras manos pongo mi espiritn ; a ti te confio lo que ta mismo redimiste. Palabras que debemos pronuaciar con la mayor confianza de conseguir la vida eter- na. zComo es posible que desconfie el que diga Ieno de fe y de confianza ? No creo ser confundido , Sedor , porque he es- perado en ti: In te, Domine, speravi, non confundar in eter- num, MEDIDA II. De la resistencia 4 las tentaciones. 40. Es indudable que Dios nus socorre en las tentaciones peligrosas cuando llenos de confianza recurrimos 4 é1: pero quiza en ciertas ocasiqnes de mayor peligro quiere tambien que trabajemos por nuestra parte haciéndonos violeucia para resistir 4 la tentacion. En tales casos no sera suficiente que recnrramos 4 Dios una 6 dos veces, siao que serd necesario duplicar las suplicas, gimiendo muchas veces é invocando ala Virgen Maria, 6 decir con lagrimas postrados 4 los pies de un Crucifijo: Madre mia , asistidme. Jesus, Salvador mio, salvad- me: po me abandoneis por piedad ; no permitais que os pier- da jamas. 44, Acordémonos del Evangelio que dice: Quam angusta porla, et arcta via est qua@ ducit ad vitam : et pauci sunt qui inve- niunt eam. (Math. 7.44.) Angosta es la puerta y estrecho el cami- Ho que conduceal paraiso, y pocos van por é!: porque pocos se esfuerzan en resistir 4 tanto género de tentaciones que nos Cer- can: Regnum celorum vim patitur et violenti rapiunt illud. (Math. 44. 12.) Et reinode tos cielos es preciso couquistarle haciéndose violencia , resistiendo 4 las tentaciones del mundo, del demonio yde ta carne. El que quiera conseguirlo sin incomodarse , y Nevando una vida muelle y licenciosa , se equivoca enteramen- te, pues no conseguira otra cosa, que ser escluido de ét para siempre. 42. Para salvarse los santos, el uno ha ido 4 vivir en up claustro, el otro se ha encerrado en una gruta, el otro ha abrazado la cruz de Jesucristo, esto es , los tormentos y ia muerte , como han hecho los santos martires. Se lamentan al- 8uaos de que no tienen confianza en Dios, y uo conocen que esto dimana de qne no estan resueltos eficazmente 4 servirle. 68 DOMINICA CUARTA Sta. Teresa decia, que el demonto no teme d las almas tibias , 6 faltas de resolucion. El Sabio dijo, qne al perezoso le matan los deseos : Desideria occidunt pigrum. (Prov. 21. 25.) Alguanos querrian salvarse, querrian ser santos; pero nunca preden resolverse 4 poner en prActica los medios necesarios para con- seguirlo ; la meditacion , la frecuencia de los sacramentos, la fuga de las ocasiones de pecar. Se alimentan de deseos inefi- caces que nunca tienen efecto, y entre tanto siguen viviendo en desgracia de Dios, y en una frialdad estipida , que final- mente los conduce 4 perder 4 Dios, y asi se verifica que los deseos matan al perezoso: Desideria occidunt pigrum. 13. Si queremos, pues, salvarnos y ser santos, es preci- So que tengamos una resolucion fuerte y eficaz, no solamen- te de dedicarnos al servicio de Dios , sino tambien de practi- * car los medios oportunos y necesarios para conseguirlo : y no solamente practicarlos, sino notraspasarlos ni omitirlos jamas. Para esto es necesario que no dejemos jamas de suplicar 4 Jesucristo y 4 su Madre Santisima, para que nos concedan la santa perseverancia en la virtud: porque solamente se sal- vara el que perseverare hasta el fin : Qui perseveraverit usque in finem, hic salous erit. SERMON IV. PARA LA DOMINICA CUARTA DE ADVIENTO. DEL AMOR QUE NOS TIENE JESUCRISTO Y DE LA OBLIGACION QUE NOSOTROS TENEMOS DE AMARLE. Et videbit onsnis caro salutare Del. Luc, 3. ¢, Ei Salvador del mundo de quien habia vaticinado el profeta Isaias que le habiande ver algun dia fos hombres en la tier- va: Et videbit omnis caro salutare Dei; vino ya, catélicos; y nos- otros le hemos visto, no solamente conversar entre los hom- bres, sino tambien sufrir y morir por nuestro amor. Entre- tengdnionos pues esta maiana, en considerar el amor que de- bemos «i Jesucristo, que es ese Salvador de quien hablamos , DK ADVIBNTO. 69 al menos en recompensa del que Dos tuvo y tiene el mismo 4 nosotros. Examinarémos ea el 4.°° punto, el grande amor que pos ha ianifestado Jesu- cristo. En el 2.° et que debemos teverle nosotros. PUNTO I. Bi grande amor que nos ha manifestado Jesucristo. 4. Sao Agustin dice, que Jesucristo vino al mundo para que los hombres conocieran lo mucho que Dios tos amaba : Propterea Christus advenit , ut cognosceret homo quantum eum di- ligat Deus. Vino segun esto para manifestarnos el inmenso amor que 008 tenia aquet Dios que se entregé a si mismo 4 los pecadores, abandondndose 4 todas las penas de esta vida, y ultimamente 4 los azotes, 4 las espinas, y 4 todos los dolores y desprecios que sufrid eo su pasion hasta morir eo una cruz : Dilexit nos, et tradidit semetipsum pro nobis. (Galat. 2. 20.) 2. Bien podia Jesucristo haberoos satvado sio morir eo una cruz y padecer. Una sola gota de su sangre bastaba para redimirnos, una sencilla siplica hecha 4 su Padre eterno; porque siendo ella de valor infinite por razon de su divini- dad, era suficiente para salvar 4 infinitos hombres é infinitos mundos ; pero ao to hizo ast: porque como dice el Crisdsto~ mo, ti otro escritor anliguo : Quod sufficiebat redemptioni , non sufficiebat amori. Lo que bastaba para redimirnos, no bastaba para manilestarnos el amor estraordinario que nos tenia. Qui- So, pues, para demostrarnos to mucho que nos amaba, 00 80- Jo derramar parte de su sangre preciosa , sino toda ella entre tormentos inauditos. Esto significan las palabras que prooun- cid en la noche que precedio al dia de su muerte: Hic est enim sanguis meus novi testamenti qui pro multis effundetur. (Math. 26. 28.) La palabra effundetur denota que Jesucristo en su pasion derramd toda su sangre hasta la ultima gota: y por es~ \o cuando despues de su muerte le abrieron el costadocon una lanza, salié de él sangre y agua en sefial de que aquellas eran las dluimas gotas de sangre que le quedaban. Se ve pues , que Pudiendo Jesus habernos salvade sin padecer, quiso abrazar una vida toda Ilena de penas y amarguras , y terminarta con una muerte dura é ignominiosa como era fa de la cruz, pro- pia solamente de esclayos, Los ciudadanos romanos estabaa li- 70 DOMINICA CUARTA bres de este género de muerte, y era un crimen castigacios de este modo ; pero el Criador de cielos y tierra para demostrar- nos el grande amor que nos tenia, Humiliavit semetipsum, fac- tus obediens usque ad mortem, mortem autem crucis. Nosolamente, dice el Apéstol, se humillé hasta morir, sino hasta morir en una cruz, como si fuera un vil esclavo. 3. S. Juan dice: Majorem hac dilectionem nemo habet, ut animam suam ponat quis pro amicis suis. (15. 13.) Que la ma- yor muestra de amor que puede dar uno, es morir por fas personas que ama. ,Qué mas podia, pues, hacer por nosotros el Hijo de Dios que morir? Lo que bizo, que fué morir en una cruz, morir del modo mas indigno é ignominioso que en- tonces se conocia. Decidme , -hermanos mios, si un siervo vuestro, si el hombre mas vil de la tierra hubiese hecho por vosotros lo que hizo Jesucristo , 4 podriais acordaros de é1 sin amarie? 4. No sabiendo S. Francisco de Asis pensar en otra cosa que en ta pasion de Jesucristo, y pensando en ella contiuua- mente, lloraba sia interrupcion, de modo que se quedé casi ciego de tanto llorac. Un dia le encontraron Norando 4 los pies de un Crucifijo; y preguntado porqué derramaba tantas igrimnas, respondié: Lloro los dolores é ignominias que sufrid nuestro Salvador: y lo que me hace liorar mas amargamente es, que vivan los hombres tan olvidados de aquel que sufrié tanto por ellos. . B. Si dudas alguna vez, 6 cristiano, de si Jesucristo te ama, 6 no, levanta los ojos y mirale pendiente de la cruz. j Que testimonios tan ciertos y evidentes son del amor que te tiene, dice Sto. Tomas de Villanueva, aquella cruz en que estuvo enclavado, aquellos dolores internos y esternos que sufrié, y aquella muerte amarga que apuré por ti! Testis cruz , testes dolores, testis amara mors quam pro te sustinuit. (Cone. 3.) 4No escuchas, decia S, Bernardo, la voz de aque- Ha cruz, y de aqueltas Ilagas, que estan gritando para hacer- te conocer lo mucho que Cristo te amd? 6. 8S. Pablo dice, que no deben movernos tanto 4 amar & Jesucristo, los azotes, la corona de espinas, el viaje doloroso al Calvario, la agonia que sufrié en la cruz durante tres ho- ras, las putiadas, bofetadas y salivas que recibié en su rostro diviao, como el amor estraordinaric y sin limites que nos ma- nifesté querieudo sufrir tanto por nosotros. Este amor, dice el Apéstol, no solamente nos obliga, sino que en cierto modo nos DE ADVIENTO. a fuerzay precisa 4 amar 4 un Dios que tan intensamente nos amé: Charitas enim Christi urget nos. (2. Cor. 3. 44.) S. Frau- ciseode Sales dice sobre este texto: Sabiendo nosotros que Jesu- cristo hijo verdadero de Dios nos amdé hasta morir por nosotros en wna cruz, no es esto tener nuestros corazones como en una prensa para esprimir de ellos todo nuestro amor con una violencia tan fuerte como amorosa? 7. Fué tan grande el amor en que se abrasaba el corazon de Jesus hacia los hombres, que no solamente quiso morir por nosotros, sino que toda su vids estuvo suspirando porque ilegara aquel dia en que debia sufrir la muerte por nuestro amor. Por eso repetia 4 menudo mientras vivia: Baptismo au- tem habeo baptizari, et quomodo coarctor usque dum perficiatur ? (Lue. 12. 50.) Debo ser bautizado en mi pasion con mi misnia Sangre para lavar los pecados de los hombres: et quomodo coarctor! y como deseo que llegue presto el dia de mi muerte! Tan grande era el amor que nos tenia, que ansiaba sin cesar padecer y morir por nosotros. Por esto la noche antes del dia de su muerte dijo: Desiderio desideravi hoc pascha manducare vobiscum , ante quam patiar. (Luc. 22.45.) 8. S. Lorenzo Justiniano escribe: Vidimus sapientem pra nimietate amoris infaluatum. Hemos visto a) Hijo de Dios, que es la sabiduria divina, casi infatuado por el amor escesivo que tenia 4 los hombres. Esto respondian tambien los geatiles cuando !es predicaban la muerte sufrida por Jesucristo por el amor que habia tenido 4 los hombres, diciendo, que era una tonteria que no podia ni aun imaginarse. Por eso dice el Apds- tol: Nos autem predicamus Christum cruci| » Judas quidem scandalum , gentibus autem stultitiam. (4. Cor. 4.23.) ¥ gquién podra creer jamas , decian ellos, que un Dios que de nadie ne- cesitaba para ser feliz, haya querido tomar 1a naturaleza hu- mana, y morir por el amor de los hombres, que son la obra de sus manos ? Seria esto lo mismo que creer que un Dios se habia infatuado con el escesivo amor 4 sus criaturas.S. Gre- gorio (Homil. 6.) dice: Stultum visum est ut pro hominibus auc- brvite moreretur, Les parecia una necedad que hubiese muer- topor Ios hombres el autor de la vida. Pero digan y piensen Ios gentiles lo que quieran, es de fe, que el Hijo de Dios qui- So derramar toda su sangre por el grande amor que nos tenia , Para lavar con ella nuestras almas de las manchas de la culpa: Dileit nos, et Javit nos & peccatis nostris in sanguine suo. (4poc. 13.) Nos anto y nos tavé las manchas de nuestros peca- 72 DOMINICA CUARTA dos con su sangre. Por esta razon , considerando los santos el amor de Jesucristo, se Henaban de admiracion y de estupor. S. Francisco de Paula al mirar uo Crucifijo, no sabia sino escla~ mar: ;O amor, amor, amor ! : 9. Cum dilexisset suos qui erant in mundo, in finem dilexit eos, (Joan, 13, 1.) No se contento este amantisimo Sefior con amarnos hasta morir por nosotros en una cruz, sino que ha- Hdndose ya al fin de su vida y préximo 4 la muerte , quiso dejaraos su misma carne por comida y st. misma sangre por bebida y alimento de auestras aimas en la institucion de la sa- grada Eucaristia, con el fin de perseverar eternamente entre nosotros, y legarnos una medicina general y eficaz contra to- das las dolencias que nos puede ocasionar el pecado. Pero de esto hablarémos largamente cuando tratemos del santisimo Sacramento del altar. Pasemos ahora al otro puato. PUNTO II. Guan obligados estamos & amar & Jesucristo. 40. El que ama quiere ser amado. Por eso dice S. Bernar- do, que cuando Dios nos ama no exige otra cosa que el que fosotros le amemos: Cum amat Deus, non aliud vuli, quam amari, (Serm. 83. in Cant.) Y antes que él jo dijo el mismo Redentor: fgnem veni mittere in terram, et quid volo nisi ut ac- condatur ? (Luc. 12. 49.) Yo, dice Jesucristo, he venido a la tierra 4 encender en los corazones de fos hombres el santo fuego del divino amor; gy qué he de querer sino que se infla- me? Dios nada mas exige de nosotros sino ser amado, y por eso qniere la santa Iglesia que le supliquemos: Ze rogamos, © Sefor, que nos inflames los espiritus con aquel amor que nuestro Seitor Jesucristo envid d la tierra, y quiso con ansia que se infla~ mase. {Qué cosas tan grandes no hicieron Jos santos encendidos de este fuego de amor divino! Todo lo abandonaron, delicias, honores, purpuras y cetros, para atender esclusivamente 4 vi- vir abrasados de este divino amor. Pero, me diréis, zcomo po- drémos conseguir abrasarnos en el amor de Jesucristo? Haced lo que hacia David : In meditatione mea exardescet ignis. (Ps. 38.) La meditacion es el horno santo donde se inflama este fuego divino de amor. Ora mentalmente todos los dias, pensando en la Pasion de Jesucristo, y no dudes que ui tanibien consegui- ras de este modo arder en el divino amor. DE ADVIENTO. 13 4\. Con este fin, dice S. Pablo, quiso morir Jesucristo por nosotros , para dominar en todos nuestros corazones: In hoc enim Christus mortuus est , et resurrexit , ut et mortuorum el vicorum dominetur. (Rom. 44. 9.) Quiso dar ta vida por to- dos los hombres sin escluir 4 ninguno, dice el mismo Apés- tol, para que ninguno viviese en adelante para si, sino para aquel Dios que se digné morir por él: Pro omnibus mortuus est Christus, ut et qui vivunt, jam non sibi vivant, sed et qui pro ipsis mortuus est. (2. Cor. 5. 15.) 42. Mas ;ah! para corresponder al amor de este Dios, se- ria necesario que otro Dios muriese por él, como murié Je- sucristo por nosotros. Quién no esclamara aqui pues ; oh in- gratitud humana! Un Dios ba querido dar su vida por la salud de los hombres , y estos hombres, ni siquiera se dignan pen- saren él. Si cada uno de ellos pensase 4 menudo en la sacro- sania Pasion del Redentor y en el amor que en ella nos mani- festé ,como podriamos dejar de amarle con todo nuestro cora- zon? Al que considera con fe viva 4 Jesucristo pendiente de tres clavos en la cruz, cada una de sus Ilagas le habla y dice: Diliges Dominum Deum tuum: ama, 6 mortal, 4 tu Sefor y Redentor que tan ardientemente te amé. Y 4 estas voces tan tiernas yquién puede resistirse? S. Buenaventura dice, que Jas Hagas de Jesucristo son heridas que ablandan y traspasan los corazones duros , y que inflaman las almus tibias : son llagas que lastiman los corazones mas duros, y entusiasman las almas mas frias. 43. ;O si penetrdras el misterio de la cruz! dijo S. Andrés apéstol al tirano , mientras éste le escitaba 4 negar 4 Jesucris- to. Si entendieses, quiso decirle, 6 tirano, el amor que tu Redentor te manifesté cuando quiso morir en una cruz por salvarte , no te cansariasen tentarme, sino que abandonarias todos los bienes deeste mundo para dedicarte enteramente al amor de Jesucristo. , 44. Terminaré mi discurso, amados oyentes mios, en- cargandoos que de hoy en adelante mediteis un poco todos los dias en la Pasion sagradade Jesucristo. Y me contento qe empleeis en esto la cuarta parte de una hora. Deseo almenos , que cada uno de vosotros procure tener un bello Crocifijo , le tenga en su habitacion, y le dé una ojeada de cuando en cuando diciéndole : Por mé moristeis, Jesus mio; yyo so correspondo a ouestro amor. Si un amigo sufre injurias por otro amigo , se complace mucho de que el otro se acnerde de TL 74 DOMINICA INFRA OCTAVA esto y le hable de ello, manifestandole su gratitud. ¥ al con- trario, siente mucho que el otro no se acuerde de tal benefi- cio, ni se digne hablar de é!. Det mismo modo se complace mucho Jesucristo de que nos acordemos de su Pasion, y le desagrada que no nos dignemos pensar en ella ni recordarla. jO como nos consolar4n 4 ta hora de la muerte los dolores y la Pasion de Jesucristo, si durante nuestra vida hemos tenido la costumbre de meditar en ella con frecuencia! No esperemos que 4 la hora de nuestra muerte tomen otros el Crucifijo en la mano, y nos recuerden que Jesucristo murié por nuestro amor. Abracémosle ahora en vida y tengdmosle siempre 4 nuestro lado, para que podamos vivir y morir en su compaiia dulcisima. El que es devoto de la Pasion de Jesus, no puede menos de serlo tambien de los dolores de Maria, cuya memo- ria nos servira de grandisimo consuelo 4 la hora de la muer- te ; como que ef unoes el Redentor y laotrala Madre de los pecadores. ;Que meditacion tan consoladora la de la Pasion y cruz de nuestro divino Salvador! ;Que muerte tan tranquila Ja de aquel que muere abrazade a ta cruz de Jesucristo, y por el amor de aque! Dios que murié por nuestro amor] SERMON V. PARA LA DOMINICA DE LA INFRA OCTAVA DE NAVIDAD. . EN QUE CONSISTE LA VERDADERA SABIDURIA. Positus est hic in ruinam et re- surrectionem multorum, Luc. 9. 54, A® dijo el anciano Simeon , cuando tuvo el consuelo de reci- bir en sus brazos at nifio Dios. Una de las profecias que en- tonces anuncié, fué esta: Postlus est hic in ruinam et resurrec~ tionem multorum. He aqui que este es puesto para caida y pa- ta levantamiento ‘de muchos. Con estas palabras alabe la suerte de los Santos, que despues de la presente vida resu- citaran 4 la eterna, en el reino de los bienaventurados, y deplora la desgracia de los pecadores , que por los gustos breves y despréciables de esta vida se precipitan 4 la ruina de su eterna condenacion. A pesar de esto , son tan ciegos , que- DE NAVIDAD. 18 estos miserables solo piensan en gozar de los bienes pasajeros de este mundo, y Itaman necios a los Santos que procuran vi- vir pobres , humildes y mortificados. Pero dia vendra en que conoceran que han errado, y diran: Nosotros , insensatos , tu- vimos por una locura la vida de los justos. Nos insensati vitam illorum estimabamus insaniam. (Sap. 5. 4.) De este modo ven- drda 4 confesar que los verdaderus necios lo fueron ellos mis- mos. Examinemos sino, en qué consiste la verdadera sabidu- ria , y verémos: Punto 1.° Que los verdaderos necios son los pecadores. Punto 2.° Que tos verdaderos sabios son los justos. PUNTO I. Los verdaderos necios son los pecadores. 4. ,Qué mayor necedad puede haber que haberse hecho enemigos de Dios, pudiendo haberle tenido por amigo? Y es- te modo de obrar ha sido la causa de llevar una vida misera- ble, y de prepararse despues una eterna desventura, conde~ nandose. Cuenta S. Agustin, que habiéndose encontrado en un monasterio de solitarios, dos palaciegos del servicio del emperador, uno de ellos se puso 4 leer alli la vida de S. An- tonio Abad. Legebat , dice el Santo , ef exuebatur mundo cor gus. Leia, y leyendo se iba desembarazando su corazon de los afec- tos mundanos. Luego que volvié 4 ver 4 su compaiiero , le ha- bié de este modo: Quid querimus? Major ne esse potest spes nos~ tra: quam quod amici imperatoris simus? Et per quot pericula ad majus periculum pervenitur? Et quamdiu hoc erit? Amigo, le di- ce, que anhelamos? Podemos aspirar 4 otra cosa mayor en este mundo que a ser amigos del emperador? Para conseguir- lo ; por cuantos peligros debemos pasar esponiéndonos al mas terrible de perder la salud eterna! Y concluyé diciendo: Anticus autem Dei , si vuluero , ecce nunc fio. Si quiero , dijo, ser amigo de Dios , puedo serlo desde luego, procurando volver 4su divina gracia. En efecto jcuantos afanes y sudores cues- tan las amistades de los principes! Al contrario, nada es mas facil que hacerse el pecador amigo de Dios, y ninguna amistad puede darnos la vida eterna que esta nos ofrece. 2, Los gentiles tenian por imposible que ta criatura pudie- se obtener la amistad de Dios, siendo asi que la amislad bace iguales 4 los amigos, como dice S. Jerénimo: Amicitia pares facit, aut pares accipit. Sin embargo Jesucristo dice, que seré- 16 DOMINICA INFRA OCTAVA mos sus amigos con tal que observemos sus preceptos: Vos amici mei estis, si feceritis quer ego precipio vobis. (Joan. 415. 14.) 3. yY¥ noes, digo yo ahora, grande necedad de parte del pecador querer vivir aborrecido de Dios , pudiendo disfrutar de su amistad? Et Sefior no aborrece 4 ninguna de sus cria- turas, ai aun 4 los tigres ni 4 las viboras: Diligis enim omnia que sunt, et nihil odisti eorum que fecisti. (Sap. 44. 18,) Al contrario, Dios no puede menos de odiar 4 los pecadores: Odisti omnes qui operantur iniquitatem. (Ps. 5. 7.) Ea-efecto, Dios no puede dejar de odiar e} pecado, como que es un ene- migo que diametralmente contradice su voluntad, y se opoie 4 ella: y por consiguiente odiando el pecado, odia tambien al pecador: Similiter autem odio sunt Deo impius et impietas ejus. (Sap. 414. 9.) 4. La segunda necedad de} pecador es hacer una vida con- traria al fin para que Dios le crié. No nos ha criado el Seer , ni nos conserva la vida para que procuremos hacernos ricos,, y adquirir honores en este mundo; sino para que leamemosy sirvamos en esta vida , y despues sigamos amandole y gozan~ do de su presencia y amor en la eterna. Por tanto la vida pre- sente , como dice S. Gregorio , es para nosotros como un ca- mino que tenemos que hacer para llegar 4 nuestra patria, que esel paraiso. (Hom. 11. in Evang.) 83. Mas la desgracia de la mayor parte de log hombres es, que se entontecen mientras viven, porque en vez deandar por el camino de ja salud, andan por el de su condenacion. El que se entontece por un vil interés, prerde los bienes inmen- sos del paraiso: el que se entontece por los honores y por un poco de humo, pierde la ocasion de ser hecho rey del cielo: el que se entontece por los placeres de los sentidos, y por deleites momentdneos , pierde la gracia de Dios, y se condena 4 arder para siempre en la carcel espantosa del infierno. ; Pobres ne- cios! si 4 cada pecado que cometen se les marcdéra una mano con un hierro candente; si debiesen estar cerrados en una 08- cura prision por diez afios , ciertamente no le cometerian. ¥ ino sabe el infeliz , que pecando sera conderiado 4 permane- cer siempre cerrado.en la sima profunda del infierao, donde debe estar ardiendo por toda la eternidad? S. Juan Criséstomo dice, que algunos por salvar el cuerpo, pierden el alma; y no ven que perdiendo el alma, pierden tambien el cuerpo que sera condenado a sufrir tambien conetla eternamente: Si ani- mam negligimus , nee corpus salvare poterimus. DE NAVIDAD. 7 6. Pierden de tal modo et juicio los pecadores , que se ba- cen semejantes 4 los brutos , los cuales siguiendo el instinto de los sentidos hacen lo que éstos les inspiran, sin examinar Yo que es licito, 6 prohibido. Pero el obrar de esta manera no es propio de bombres, como dice S. Juan Criséstomo , sino de bestias. Ser hombre denota un ser racional , es decir, que obra conforme 4 la razon, no segun el apetito de los sentidos. Si Dios concediera el uso de la razon 4 una bestia, y ésta obrase conforme 4 razon, se diria que la bestia obraba como elhombre. Del mismo modo, pues, cuando el hombre obra siguiendo et impulso de los sentidos y contra lo que dicta la razon, debe decirse que obra como bestia. El que obra como hombre , razonablemente , atiende 4 lo futuro. Por eso dice el Deweronomio (32. 29.): Utinam saperent et inéelligerent ob novissina praviderent. Prevé lo faturo, es decir lo que debe su- ceder despues de esta vida, 4 saber: que tiene quedar cuenta al fin desu muerte, y sera destinado al infierno 6 al paraiso, segun se hubiere portado. 7. Los pecadores solo piensan en el tiempo presente, y es- tén olvidados det fin para que fueron criados. Pero zde qué les sirve ganar algo que no les aproveche para conseguir et fin que es lo que haicamente puede hacerlos felices? Perdido este, lo hemos perdido todo: y este fin es el conseguir la eterna feti- cidad. Si preguntado el piloto de usa nave, 4 donde dirige su rumbo, respondiera que no losabe, 4 qnién no diria que con- ducia su nave 4 la perdicion , como dice S. Agustin? Fac ho- minem perdidisse quo tendit, et dicatur ei; Quo-is? et dicat nescio. Nonne iste navem ad naufragiunt perducet? Y concluye el santo Doctor : fo mismo hace el que anda fuera de camino, y los sa- bios del mundo que sabed amontonar dinero , y obtener bhono- res, pero ignoran asegurar la salvacion del alma. ;Ay del ri- co epulon, que supo enriquecerse y vivir espléndidamente, pero murid. despues , y fué sepultado en los infiernos! ; Ay del grande Alejandro, que supo conquistar tantos reinos, pero aurid despues , y fué condenado 4 los eternos tormentos ! | Ay de Eorique VIII de Inglaterra , que despues de haberse rebe- lado contra Cristo y 1a Iglesia, viendo 4 ta bora de la muerte que habia perdido el alma , esclamé desesperado: Amici, per- idimus omnia ! Cuantos ademds de estos Horan abora del mis- mo modo en los infiernos, y gritan desesperados: De qué nos aproveché la soberbia , 6 la jactancia de las riquezas! Todo esto Pasd como la sombra. S. Agustin dice, que no hay cosa mas in- Te \ 78 DOMINICA INFRA OCTAVA feliz para los pecadores, que la felicidad de esta vida: Nahi est infolicias felicitate peccantium, qua mala voluntas , velut hostis interior roboratur. (Ep. ad Marcellin.) 8. Finalmente 4 todos los que viven olvidados de la salud de su alma , sucede lo que dice Salomon : Extrema gaudit luc- tus occupat. ( Prov. 14. 13.) Todas sus diversiones , honores y grandezas terminan en tristeza y Hanto eterno. Mientras esta- ban tejiendo la tela de sus esperanzas y su fortuna mundana, vino ia muerte, corté su vida y los sumergié para siempre en el abismo eterno detinfierno : Dum adhue ordirer , succidit me. (Isai. 38. 12.) g¥ que vecedad mayor puede haber, que ha- cerse esclavo de Lucifer el que antes fué amigo de Dios? 4Que hacerse tizon del infierno ef que era beredero del cielo? Desde que el pecador comete un pecado mortal, queda escrito entre el numero de los condenados. S. Francisco deSales dice ; que si pudieran Hlorar los angeles, cuando ven la desgracia en qae incurre el alma que comete un pecado mortal, no harian otra cosa que Horar, 9. Pero ta mayor insensatez zen qué consiste? Consiste en que viviendo en pecado, hacen una vida infeliz, puesto que todos los bienes del mundo no pueden saciar nuestro corazon, erjado unicamente para amar 4 Dios , fuera del cual no pode- mos hallar descanso. ; Qué vienen 4 ser las grandezas y las de- licias mundanas , sino vanidad de vanidades y solo vanidad ? Asi se esplica Satomon que habia hecho la prueba. Los bienes del mundo no solamente no contentan al alma, sino que la afligen. Son como ciertos manjares nauseabundos, que aunque los apetece el paladar, los rephgna el estémago. Los pecado- res esperan hallar paz y descanso en el pecado; pero; 2) se engaiian! Non est pax impiis , dicit Dominus. (Isai. 48, 29 No me estiendo mas sobre la vida infeliz de los pecadores, oa que hablaré en otro jugar de intento. Basta ahora saber, que ja paz es un don que hace Dios 4 las almas que le aman, noa las que le desprecian , y que en vez de ser sus amigas , se ha- cen esclavas de Lucifer , que es un tirano terrible y aborre- cido, que solo piensa en afligirnos sin piedad. Si él nos pro~ mete algun gusto, no to hace por nuestro bien , sino por te- ner compafieros de sus tormentos , como dice Ss. Cipriano : Ut habeat socios pana , socios gehen. ® NAvipaD. 9 PUNTO Hl. Los verdaderos sabios son los justos. 10, Estemos en la inteligencia que los verdaderos sabios son aquellos que saben amar 4 Dios y asegurar la vida eterna. Bienaventurado aquel 4 quien el Seior concede la ciencia de los santos : Dedit illi scientiam sanctorum. (Sap. 10. 40.) ; Que ciencia tan hermosa es , saber amar'4 Dios , y salvar el alma! S. Agustin decia, que tenia por bienaventurado al que amaba A Dios, aunque todo lo demas lo ignorase. El que sabe conocer 4 Dios y amarle con el amor de que es digno , no importa que ignore 0 demas. oo . 44. Esto era lo que envidiaba S, Agustin, y le obligaba 4 avergonzarse de si mismo, coando decia : Surgunt indocté, e rapiunt celum. ; Desgraciado de mi! los ignorantes conquistan el cielo: y nosotros sabios del mundo, g qué es lo que hace- mos ? ¥ en efecto ; cuantos rudos que no saben leer, pero sa- ben amar 4 Dios, se salvan? ¢ y cuantos sabios det mundo se condenan? Grandes sabios fueron segun esto , un S. Juan de Dios, uw S. Felix, un S. Pascual Bailon , ignorantes en las ciencias humanas , pero doctos en la ciencia de los santos. Mas lo que bay en esto de maravilloso es , que los mismos munda- nos conocen esta verdad , y alaban 4 los que se separan del mundo para vivir dedicados al servicio de Dios; aunque des- pues en la practica hacen todo lo coatrario. 42. Decidme , hermanos mios: 44 quienes quereis vos- otrosimitar , 4 los sabios delmundo , 6 los de Dios? Acerqué- monos a los sepulcros para elegir bien , nos dice S. Juan Crisés- tomo. ;O que bella escuela son los sepulcros. de los muertos para conocer la vanidad de los bienes de este mundo y apren- der la ciencia de los santos! Yo por mi parte, dice el Santo, nada veo en ellos, sino podredumbreé , hnesos y gusanos : Ni- hil video, nisi putredinem , ossa et vermes. Entre los cadaveres to sé distivguir al noble, ni at rico, ni_al literato, Todos los veo reducidos 4 podredumbre ; de suerte que su'grandeza y su gloria terminaron con la muerte, como un sueho, como una flor, como una pavesa que arrebata el viento. 43. 4Qué debemos pues hacer? Oid to que S. Pablo nos aconseja : Hoc itaque dico ; fratres: Tempus breve est; reliquum est, ut qui utuntur hoc mundo, tamquam non wlantur ; preterit 30 DOMINICA PRIMGRA enim figura hujus mundi. (4, Cor. 7.29 y 34.) Os digo pues, ‘hermanos mios , que el tiempo de nuestra vida es demasiado breve, y qne vivais en este mundo , como que habeis de salir de él. Con estas palabras nos dice el sauto Apéstol , que pro- curemos vivir de manera que aseguremos la salvacion de aues- tra alma , huyendo las ocasiones de pecar , que frecuentemos los sacramentos, que amemos 4 nuestros projimos, que obe- dezcamos 4 nnestros superiores, tanto a los espirituales, como alas autoridades que nos gobiernau, que seamos devotes de Jesus y de Maria. Y este es el modo de ser verdaderos sa- bios y de vivir felices en esta vida , asegurando la bienaventu- ranza en la eterna. SERMON VI. PARA LA DOMINICA PRIMERA DESPUES DE LA EPI- FANTA. DE LA MALICIA DEL PECADO MORTAL. Ego et pater tuus dolentes queerebamus te, Luc, a. 40. ‘ABieNDO estado perdido el niiio Jesus por el espacio de H tres dias , Maria Santisima no cesé de Ilorar, ni de bus- carle hasta que vié que no Je podia encontrar. ¥ yen qué con- siste que perdiendo tantos pecadores , no solo la presencia de Jesus, sino tambien su gracia, no solamente no floran , sino que duermen tranquilos, sin desvivirse por volver 4 encon- trarla? Consiste en que no entienden-que es lo que significa perder 4 Dios por el pecado, Hay quien dice: yo cometi aque! pecado, no para perder 4 Dios, sino por disfrutar aquel pla- cer, aquella alhaja de otro, 6 por el gusto de vengarme. El que de este modo habla, da 4 entender, que no comprende Ja malicia del pecado mortal. , Que cosa os parece, oyentes mios, que es el pecado mortal? Os lo voy 4 esplicar, y vereis, Que es un desprecio que se hace 4 Dios, Punto 1.° Un gran disgusto que se da 4 Dios. Punto 2.° DESPUES DE LA RPIFANIA. 4 PUNTO I. EH pecado mortal es un gran desprecio que se hace 4 Bios. {, Et Sefior escita al cielo y 4 la Gerra 4 detestar la ingra- tiud que tienen con él los hombres que pecan mortalmente, despues de haber sido criados por él, nutridos con su san- gre, y éxaltados hasta hacerlos sus hijos adoptivos: Audite cali, auribus perctpe terra : filios enutrivi et exaltavi ; ipei au- tem spreverunt me. (Isai. 4. 2.) yQuien es este Dios despre- ciado-por los pecadores? Es una majestad infinita, respecto del cual todas los reyes de la tierra , y todos tos bienaventu- rados del cielo son menos que una gota de agua y que un gra- no de arena : Quast stilla situle, pulvis exiguus. (Isa. 40. 13.) En suma , Dios es tan grande, que todas las criaturas compa- radas con é!, son tan pequeiias como si no existieran: Omnes’ genes quasi non sint, sic sunt coram eo. (Isa. 40. 17.) Yel hombre que le ofende jquién es? S, Bernardo dice , que un gaco de gusanos , y alimento de los mismos que Je han de de- vorar enel sepulcro: Saccus vermium, cibus vermium, Un mi- serable que nada puede, un ciego que nada sabe discernir, un desnudoque nada tiene: Miser et miserabilis, pauper et ca- cus, et nudus. (Apocal. 3.47.) .¥ un gusanillo tan despre- ciable tiene el atrevimiento de despreciar é irritar 4 Dios qué es tan grande? Tam terribilem majestatem audet vilis pulvie~ eulus irritare! dice el mismo S. Bernardo. Tiene ptes razon el angélico doctor Sto. Tom4s para-decir , que el pecado mor- tal encierra una malicia cuasi infinita (S. Th. q. 3. ¢. 2. a. 2, ad,2.). Y S. Agustin llama al pecado infinitum malum: un mal infinito. Por cuyo motivo, ni el infierno, ni mil infiernos bas- tan para castigar condignamente un solo pecado mortal. 2. Los tedlogos definen comunmente el pecado mortal : Aversio ab incommutabili bone (S. Thom. part, 1, ¢.24. a. 4.) i- que quiere decir: separacion , abandono del sumo bien. ¥ en eecto , por el pecado vuelve la criatura las espaldas al Cria~ dor, y se hace amiga de Lucifer. De esto se lamenta Dios, y dice ai pecador : Tu reliquisti me, retrorsum abiisti. (Jer. 15. 6.) Ingrato , yo no me hubiera separado jamas de tf, ta eres el que te bas adelontado 4 abandonarme, y 4 volverme Ja es-- palda. . 3. EI que desprecia la ley divina , desprecia 4 Dios , paes- 82 DOMINICA PRIMERA . to qnesabe , que despreciando Ia ley pierde la divina gracia : Per prevaricationem legis , escribe el Apdstol , Deum inhonoras. (Rom. 2, 23.) Porque Dios ha criado y conserva todas las co- sas, es Sefior de todo: Jn ditione tua cuncat sunt posita..... tu fecisti celum et terram, (Esther 13. 9.) De aqui resulta que todos los seres insensibles , los vientos, el mar, el fuego, la Iuvia obedecen 4 Dids: Venti et mare obediunt ci. (Math. 8. 27.) Ignis, grando, nix, glacies faciunt verbum ejus. (Ps. 148.3.) Pero ef hombre cuando peca, le dice : Sefior, vos me impo- eis preceptos, mas yo no quiero obedecerlos. Me mandais que perdone aquella injuria; pero yo quiero vengarme: me mandais que restituya al préjimo lo que es suyo; pero yo quiero aprovecharme de ello: quereis que me abstenga de aquel placer deshonesto; pero yo prefiero entregarme a él: Confregisti, dice Dios , jugum meum, rupisti vincula mea, et di- aisti: Non serviam. (Jerem, 2. 20.) En suma, el pecador cuan- do quebranta sus preceptos , dice 4 Dios: Yo no os reconoz- - co por mi Sefior: que es lo que respondié Faraon 4 Moisés cuando le mandé de parte de Dios que dejase en libertad 4 su pueblo: 4 Quien es ese Seflor cuya vox quieres que oiga , y en cu- yo nombre me pides que dé libertad al pueblo de Israel?. Yo no he conozco : Nescio Dominum. (Exod.-5. 2.) 4. Crece el desprecio que se hace 4 Dios con el pecado, considerando la vileza de fos bienes por los cuales ofende a Dios el} pecador : Propter quid irritavit impius Deum? (Ps. 10. 43.) Por qué causa ofenden tanto 4 Dios? Por un poco de humo, por un acaloramiento , por saciar un apetito bestial « Violabant me propter pugillum hordei et fragmen panis, (Ezech.43. 49.) Me ofendian , dice el Seftor, por ua pufiado de cebada, y por un pedazo de pan. Ob Dios! Y por qué nos dejamos en- gafar tan facilmente? Porque no pesamos las cosas con la balanza de Dios, que no puede engaharnos, sino con la del demonio, que no proctira mas que engaiarnos, para arras— trarnos al inferno: In manu ejus statera dolosa. (Os. 42. 7.) Seiior, devia el profeta David, 4 quién es semejante 4 ti? Es un bien infinito; y de aqui resulta, que cuando se le compara con los pecaderes que no son mas que un poco detierra, con razon se lamenta por Isaias, diciendo: Cut assimilastis me , et adequastis me? (Is, 40. 25.) Con que valia mas en tu cora- zon aquel placer., que mi gracia. y me pospusiste 4 61? ¢ Tan- to me has despreciado que antepones 4 mi las cosas mas viles de ta tierra? . DESPUES DE LA EPIFANIA, 83 5. El tirano mando poner delante de S. Clemente un mon- ton de oro, plata y perlas, para darsele si renunciaba 4 la fe de Jesucristo. El Santo did entonces un gran suspiro, contem- plaado la ceguedad de los hombres que ponian en parangon con Dios un poco de tierra, Pero muchos pecadores cambian la gracia de Dios por cosasde menos valor que aquellas, y dejan 4 Dios que es un bien infinito y el anico que puede contentar- los, De esto se lamenta el Senor por Jeremias, y dice prime- ramente 4 los cielos que se llenen de estupor y que vengan a tier- ra sus puertas de dolor al oir tales horrores: y luego atiade; Dos crimenes ha cometido mi pueblo; me abandond a mé que soy la fuente de agua viva, y se abrid cisternas que se fillran y no pueden contener el agua. (Jerem, 2. 22 y 23.) Nos maravillamos de la injusticia que hicieron a Jesucristo los Judios , cuando propo- niéadoles Pilato a quien querian librar de la moerte , a Jesus 64 Barrabas , respondieron : No 4 Jesus sino 4 Barrabas, Pe- ro obran peor los peeadores; pues proponiéndoles el demo~ nio, que es jo que prefieren , el gusto de vengarse, 6 Jesucris+ lo, responden que ja venganza. 6. Diosles dice: Non erit in te Deus recens. (Ps. 80. 10.) Yo no quiero que me abandones 4 mi que soy tu Dios, y te fabriques an Dios nuevo Aquien prestes obediencia. Pero suce-- de, como dice S. Cipriano , que lo que prefiere el hombre 4 Dios, es erigido por é| en Dios, cuando lo hace el fin de su. voluatad , siendo asi que solo Dios debe ser el ultimo fin del hombre: Quidquid homo Deo anteponit, Deum sibi facit. ¥ S. Jerdénimo escribe ; Siempre que uno venera lo que apetece, ocupa este apetito el lugar de Dios. Aquella criatura que cada caal antepone 4 Dios, viene 4 ser su Dios. Y por esto dice el santo Doctor , que asi como los gentiles adoraban 4 los ido- jos en los altares, asi los malvados adoran al pecado en sus corazones. Cuando el rey Jeroboan se rebeld contra Dios, procaré incitar al pueblo a adorar los idolos como é! los ado- taba: y por esto, poniéndole delante sus idolos un dia, le dijo: Ecce dii tui, Israél. Mira 4 tus dioses , Israél. (3. Reg. 42. 28.) Lo mismo hace el demonio: pone por delante al pe- cador aquel placer, aquella venganza, y le dice: Mira 4 tu Dios, adérale , y vuelve la espaldaal Criador. Y esto es lo que hace el pecador cuando cede a la sugestion del demonio: de- jaa Dios y adora al pecado en su corazon. 7. Se aumenta todavia el desprecio que hace de Dios el pe- cador cuando peca en su presencia, S. Cirilo de Jerusalen es-

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