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Memorándum para el Señor

Presidente
Para: Felipe Calderón
De: Una ciudadana cualquiera
Asunto: Llamado a la unidad
Por Denisse Dresser
Señor presidente, he
escuchado con
atención la
convocatoria que ha
hecho a todos los
mexicanos en esta
hora crítica.
Lo vi allí parado,
al pie de la
columna del
Ángel de la
Independencia,
reclamándonos,
exhortándonos,
exigiéndonos.
Cito sus palabras:
- “La Patria exige la unidad nacional. Unidad que
supone apoyar la tarea del Estado para hacer frente a
los criminales”-.
Y pensé:

Tiene razón, pero


poca credibilidad para
exigir lo que exige.
Tiene razón, pero
pocos recursos con los
cuales convencer a los
demás.
Porque con
demasiada
frecuencia en los
últimos meses el
presidente de la
República no ha
sabido cómo serlo.
Ha cedido poder en lugar de conquistarlo,
ha ido perdiendo la dosis de autoridad que
ganó en el primer año, ha tomado
decisiones equivocadas o ha eludido las que
le correspondían.
Por ello, hoy que pide
una gran alianza entre el
Estado y la sociedad,
descubre cuán solo está.
Usted, señor presidente, se
fue quedando solo con la
ciudadanía que decidió
darle el beneficio de la
duda cuando, en lugar de
exigir la renuncia de Juan
Camilo Mouriño ante el
evidente conflicto de
interés en el que había
incurrido decidió
mantenerlo a toda costa.
• Usaron el argumento de la
legalidad para ignorar el
imperativo de la confianza
ciudadana en la limpieza del
gobierno.
• Ignoraron el reclamo de la
sociedad debido a una pugna
política, y con ello pusieron en
entredicho la posibilidad de una
reforma energética que no
beneficiara a los mismos de
siempre.
• A partir de ese momento, señor
presidente, usted ya no tenía
autoridad moral para hablar de
“limpiar la casa”.
• Para proteger a su amigo, a su aliado, a su hombre
de confianza, sacrificó la oportunidad de sacudirla y
mostrarle a la sociedad que había tenido el valor de
hacerlo.
• Y ahora, después de eso, ¿nos pide que le
ayudemos?
Usted, señor
presidente, se fue
quedando solo cuando
después de enfrentar a
las televisoras a través
de la reforma electoral
que debilitaba su poder
de chantaje, decidió
que -después de todo-
era mejor aliarse con
ellas.
En lugar de coger la
bandeja de plata que
la Suprema Corte le
envió al declarar
inconstitucional a la
“Ley Televisa”,
usted y su gobierno
decidieron guardarla
en un cajón.
Y luego, con un manotazo, usted exigió la salida
de Santiago Creel por su mala relación con esos
poderes que han llegado incluso a borrarlo de la
pantalla.
Demostró con ello
que en lugar de
domesticar a los
poderes de facto,
había optado por la
convivencia
convenenciera con
ellos
Usted lo reconfirmó al anunciar las
concesiones de radio FM para los
propietarios de AM, guiado por los mismos
criterios discrecionales y electorales que
caracterizaron a los gobiernos del PRI.

Y ahora, después de eso, ¿nos exige que lo


apoyemos?
Usted, señor presidente,
se fue quedando solo
cuando empezó a negociar
con lo peor del PRI y de
tan mala manera.
La negociación con
oposición en el Congreso
no tiene nada de malo per
se.
Es requisito indispensable
en una democracia
presidencial dividida, en
la cual el partido
gobernante no tiene
mayoría.
A cambio ha obtenido algunas reformas que
apuntan en la dirección correcta, pero que
están muy lejos de resolver los problemas
fundamentales del país. Y a cambio ha
cedido demasiado sin obtener lo suficiente
de vuelta
Ha otorgado una cantidad creciente de recursos a los
gobernadores sin exigir la vigilancia sobre ellos. Ha
aceptado los tiempos y los términos y las
condiciones de Manlio Fabio Beltrones en casi todo
momento
Pero lo único que
logran es empoderar
cada vez más a su
peor enemigo, tal y
como lo revelan las
encuestas recientes.
Y entonces, después
de eso, ¿nos
convoca a pararnos
a su lado?
Usted, señor presidente, se
fue quedando solo cuando
decidió que la única forma de
gobernar este país era de la
mano de los intereses
enquistados. De allí la
alianza electoral con Elba
Esther Gordillo y las
constricciones para la
Alianza por la Calidad de la
Educación que eso entraña.
De allí la convocatoria
a Carlos Romero
Deschamps a firmar el
Acuerdo por la
Seguridad, la Legalidad
y la Justicia, con la
contradicción inherente
que eso implica
De allí que usted haya hablado de la necesidad de
combatir los monopolios a lo largo de su primer año
y que ahora ni siquiera menciona el tema.

De allí que durante la campaña presidencial le haya


sacado tarjeta roja a Mario Marín y ahora esa tarjeta
se encuentre archivada bajo llave.
Usted pensó que para
mantener la paz social
había que someterse a
los dictados de todos
los que dicen
asegurarla.
La paradoja es que esa
estrategia ahora se le
revierte
Usted ha cedido tanto,
conciliado tanto, coexistido
tanto con los criminales y
los impunes, que ya le
tomaron la medida.
Como no actuó con la
firmeza necesaria ante
ellos, ahora lo perciben
débil.
Ahora los maestros del SNTE toman
carreteras, y el crimen organizado corta
cabezas, y los taxistas del aeropuerto cobran
lo que quieren, y los conductores de
noticiarios le preguntan si terminará el
sexenio.
Y luego, después de eso, ¿promete “aplicar
la fuerza del Estado” para protegernos?
Usted, señor presidente, está
solo porque no logró entender
que el poder corrompe, pero
la ausencia de poder también
lo hace.
Y a usted le ha faltado
ejercicio de poder para
limpiar, sacudir, cambiar,
escuchar a una ciudadanía
ansiosa de verlo gobernar en
su nombre y no a la medida
de los mismos de siempre.
Usted le apostó a la alianza con los
defensores del statu quo, en vez de volverse
a ver a los que deseábamos cambiarlo.
Ahora nos pide nuestra ayuda, pero por
favor entienda nuestro escepticismo…
El apoyo ciudadano no es algo que se exige;

Es algo que se gana

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