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CRIMINOLOGÍA. DEFINICIÓN.

La Criminología es, en palabras de García Pablos de Molina (1996) una ciencia


empírica e interdisciplinaria que se ocupa del delito, el delincuente, la victima y el
control social del comportamiento delictivo, tratando de suministrar una información
válida sobre la génesis y dinámica del problema eficaz del delito, y sobre las técnicas
de intervención positiva en el hombre delincuente, así como también informar sobre
programas eficaces de prevención.
- Que la Criminología sea una “ciencia empírica” no significa que los
conocimientos acumulados por ella merezcan el rango máximo de fiabilidad propio de
las denominadas “ciencias exactas”. Sólo significa que utiliza un determinado método
para obtener la información deseada sobre el problema criminal y para verificarla
satisfactoriamente; un método inductivo basado en el análisis y observación de la
realidad individual y social.
- La Criminología, por su base interdisciplinaria, ha conseguido acumular y
sistematizar un valioso caudal de informaciones sobre le problema criminal, un núcleo
de conocimientos científicos que acusa la impronta dinámica e interaccionista de las
modernas concepciones criminológicas.
- El estudio de la víctima del delito y la acentuación de la relevancia del control
social son dos nuevos centros de interés en la investigación criminológica que ponen
fin a toda una etapa científica de exclusiva preocupación por la persona del
delincuente. La actual preocupación por la victima responde a la necesidad de
redefinir el rol de esta en el fenómeno delictivo, planteando sobre nuevas bases sus
relaciones con otros protagonistas del crimen y con el propio sistema legal y social.
A este enfoque dinámico e interaccionista se debe una nueva “imagen” de la
victima como activa protagonista del suceso delictivo y la relevancia de ciertas
variables personales, objetivas y situacionales relacionadas con la misma en la
determinación selectiva del riesgo de victimización; la posibilidad de trazar
programas eficaces de prevención del delito, operando discriminadamente sobre
grupos que exhiben más elevados riesgos de victimización; la capacidad informadora
de la víctima sobre la criminalidad real no detectada por las encuestas oficiales.
Los compromisos político-sociales del Estado con las víctimas inocentes del delito y
su traducción en los correspondientes programas de prestaciones son algunas de las
proposiciones más sugestivas de la joven victimología.
- Un segundo exponente del giro metodológico que ha contribuido a la ampliación
del objeto de la Criminología es la moderna teoría del control social, desestimada por
la Criminología positivista.
Esta partía de una visión consensual y armoniosa del orden social que las leyes se
limitaría a reflejar. Los teóricos positivistas tampoco someten a crítica al concreto
funcionamiento del sistema, el proceso de aplicación de tales definiciones normativas
a la realidad. El denunciante, la policía, el proceso penal, etc. son meras correas de
transmisión que aplican fiel y objetivamente la voluntad de la ley.
Para el labeling approach (teorías interacionistas de la “Reacción Social”) el
comportamiento del control social ocupa un lugar más destacado y lo decisivo es
como operan determinados mecanismos sociales que atribuyen ó asignan el status
criminal. Más importante que la interpretación de las leyes, es analizar el proceso de
concreción de las mismas a la realidad social.
El mandato abstracto de la norma se desvía al pasar por el tamiz selectivo y
discriminatorio que actúan guiados por le criterio del status social del infractor: las
clases sociales más deprimidas atraen las tasas más elevadas de criminalidad, no
porque profesen unos valores criminales, sino porque el control social se orienta
prioritariamente hacia ellos.
La efectividad del control social es otro de los temas que concitan mayor interés a
los criminólogos. La prevención eficaz del crimen no se agota con el
perfeccionamiento de las estrategias y mecanismos del control social: más leyes, más
penas, más políticas, más jueces, más cárceles significan más presos, pero no
necesariamente menos delito.
A.-PRECURSORES.
En la mitología griega hay una sucesión de conductas criminales divinizadas (Zeus:
encuadra en la tipología lombrosiana: representa al criminal nato homicida). En
Egipto destaca por ser un país pionero en materia de identificación criminal y por ser
el gran precursor de la medicina forense. China (1122 a.C.) se imponía la pena
proporcional, las ideas de la prevención ya aparecen en el S. VI a.C.
Platón se adelanta en varios siglos a las teorías ambientalistas, ya que sostenía que
el crimen era producto del medio ambiente, pobreza, miseria, eran agentes
provocadores fundamentales. Aristóteles estableció una relación clara entre
configuración del cuerpo y facultades mentales (era fisonomista), coincide con Platón
en los elementos provocadores, pero sostiene que los delitos más graves no se
cometen para obtener lo necesario sino lo superfluo.

Aristóteles y Platón

En el S. XIII Tomás de Aquino, en materia criminal mantiene una postura


ambivalente, ya que defiende la idea de la predisposición, pero también defiende la
idea del libre albedrío, sostiene que existe una tendencia al mal pero también existe
una autonomía a la voluntad.
La Criminología ya existía hace siglos, existe desde que existe el crimen. La época
en que se produce una proliferación de estudios criminológicos en el S. XV que
coincide con el florecimiento de la medicina legal. Hay autores como Tomás Moro
(representante del pensamiento utópico) hasta autores como C.Beccaria
(representante de la filosofía política). Los ilustrados franceses Voltaire, Rousseau,
Montesquieu y terminando por los pioneros de la ciencia penitenciaria J.Howard y
J.Bentham.
Todos ellos realizaron aportaciones fundamentales en el campo de la Criminología,
será a partir del S. XIX, cuando se producirá la consolidación de la Criminología como
ciencia autónoma, coincidirá con la aparición del positivismo criminológico
(Lombroso, Ferri, Garofalo) va a buscar las causas del crimen utilizando métodos
científicos.
A finales del S. XIX se produce el auge de la sociología criminal de la mano de Tarde
y Durkheim, trató de demostrar que el crimen ponía de relieve la normalidad
estructural del delito dentro de la estructura de la sociedad, el delincuente es un ser
normal, no difiere sustancialmente del resto de la población.
En Europa no consiguió introducirse con fuerza, ya que se era muy reacio a
abandonar test biológicos constitucionales. En EE.UU. hay una total identificación
entre criminología y sociología, se otorgará escasa importancia a las explicaciones
biológicas.
La etapa pre-científica de la criminología es una etapa anterior al positivismo que
llega hasta el S. XIX.
Tomás Moro será el representante fundamental del pensamiento utópico; desarrolla
su labor a finales del S. XV, principios del XVI. Aporta a la Criminología la tesis de la
conexión del crimen con la estructura de la sociedad, el crimen responde a una serie
de factores. El factor que Tomás Moro destaca es el económico, destacando la
pobreza. Criticó abiertamente la dureza y la desproporción de los castigos, abogaba
por una labor preventiva por parte del estado, pensaba que los poderes públicos
tenían que establecer los medios necesarios para que el delincuente pudiese
satisfacer, con su trabajo a la víctima a título de compensación.
En esta época aparece la fisionomía, centrada fundamentalmente en la idea de la
personalidad del hombre, su mente y su emocionalidad, todo ello se refleja en los
rasgos faciales en sus expresiones. La fisionomía cobrará importancia en el S. XVI de
la mano de Della Porta (italiano), esto no impide que se pueda hablar de
antecedentes fisionomistas anteriores. La fisionomía se ha utilizado sobretodo en el
ámbito judicial.
El verdadero impulsor de la fisionomía fue Lavater con su obra “l´Art. De connoitre
les hommes par la physionomie” 1820. Realiza una descripción de los hombres de
maldad natural. Mantiene que todo aquello que acontece en el alma se manifiesta en
el rostro, la belleza o la fealdad de la cara tiene justa recompensa con la bondad o
maldad de su espíritu. Establece una correlación entre determinadas cualidades del
individuo y los órganos o partes de su cuerpo.
Las aportaciones de la fisionomía puede ser una aportación útil pero peligrosa, ya
que se trata de reconocer por signos evidentes, externos la cualidad o no del
criminal, se ha tratado de buscar qué elementos visibles determinan quién es o no es
un criminal.
Este autor ha servido de punto de enlace entre fisionomía y frenología (cranología)
se desarrolla en el S.XIX, los frenólogos parten de la idea de que la cabeza es la parte
más noble del cuerpo. Gall (1810) “Las funciones del cerebro”, traza un mapa
cerebral dividiéndolo en 38 regiones donde residirán las facultades anímicas del
individuo, y trazará a su vez 27 organizaciones cerebrales en las que Gall creyó haber
encontrado un instinto homicida. Sostuvo que el crimen es debido a un desarrollo
parcial y no compensado del cerebro, esto produciría una hiperfunción de
determinado sentimiento.

B.- Enfoque Tradicional.


Corrientes de opinión que consideran como objeto de estudio de la Criminología, el
delito en sentido jurídico-penal y que pretenden explicar la criminalidad como
fenómeno individual.
a. Positivista: el movimiento positivista parte del supuesto de que el mundo
exterior es algo objetivo, diverso e independiente del sujeto cognoscente, que puede
y debe ser estudiado neutralmente, tal como se manifiesta a los ojos del observador.
El positivismo criminológico investiga al hombre delincuente para saber porque
delinque; de tales indagaciones concluye que siendo la ley un reflejo de la realidad
social, el criminal, al violarla, contraviene esa realidad jurídicamente establecida y
ordinariamente acatada; por eso se le considera como “anormal”. Los fenómenos que
hacen posible ese comportamiento anormal pueden colocarse en tres categorías:
- Individuales (orgánicos y psíquicos)
- Físicos (ambiente telúrico)
- Sociales (familiares, políticos y económicos)
Ejemplo del positivismo es la Antropología Criminal de Lombroso: el interés
científico de Lombroso por las taras genéticas hereditarias ó congénitas que había
visto en locos y delincuentes alterados fue llevándole gradualmente a la idea de que
debía existir una relación de carácter biológico entre la degeneración y los instintos
perversos ó destructivos; un tendencia innata malvada ligada a la estructura física y
psíquica, que se manifiesta hasta en la fisonomía. Lombroso establece una
antropología criminal centrando su atención en caracteres somáticos y biológicos.
Tanto Lombroso como sus seguidores incurrieron en errores metodológicos: pasaron
por alto el que los internos de un centro penitenciario no están asilados solamente en
el plano espacial, sino también en el social y personal, de tal forma que cuando son
tomados como objeto de investigación no se está estudiando las características
personales que pueden llevar al delito, sino también otras características de los
mismos, que son producto específico de la condición carcelaria.
Las teorías biológicas posteriores han incurrido en el mismo error: presentarse
como resultados absolutos y no como un elemento parcial dentro de un más amplio
sistema explicativo.
Una política criminal fundada biológicamente sólo puede administrar la
delincuencia, asumirla y a lo sumo, aminorar en algún grado sus efectos, pero para lo
que no está en condiciones en absoluto es para modificarla.
b. General: pretende hacer de esta una disciplina sintética con los aportes de la
antropología, de la psicología, de la sociología y de la estadística.
Ya no estudia el delito como hecho individual, sino como fenómeno social; con
aquel material y sobre este supuesto pretende formular “leyes” que permitan explicar
la criminalidad.
c. Clínico: partiendo de la anormalidad del delincuente, lo investiga y trata como
si fuese un enfermo. Más que de los factores que pudieron haber determinado su
comportamiento delictivo, se ocupa de la persona que ya ha delinquido.
Su campo de experimentación por excelencia es la cárcel.
d. Organizacional: se interesa fundamentalmente por la política criminal, en el
sentido de encontrar medidas que permitan modificar los sistemas de control social
institucional, con el fin de atenuar el volumen delincuencial en un lugar y tiempo
determinados.
C.- Enfoque Crítico.
Conjunto de corrientes criminológicas opuestas a las tendencias tradicionales.
Beristain resume así los aspectos negativos de la Criminología Tradicional:
- Su método es ahistórico, apolítico, unilateral, individualista y formal.
- Sus indagaciones son demasiado jurídicas e individualistas.
- Tiene el delito un concepto formalista, con olvido de sus reales causas.
- Se considera al delito como “anormal” (sociológicamente es normal)
- No acepta objeciones ni correcciones.
- Tiene una imagen del delincuente como sujeto patológico.
- Considera a las clases dirigentes como creadoras de una legalidad indiscutible.
- La sanción penal ha demostrado su ineficacia para detener la criminalidad.
a. Del Paso al Acto: se interesa en el estudio de los fenómenos individuales y
sociales que explican la razón por la cual el hombre “da el paso” hacia el acto
delictivo.
Sellin creó la teoría de la “anomia” según la cual la ausencia ó hipertrofia
conflictiva de normas jurídicas genera criminalidad.
El punto de partida teórico es el de la distinción entre la “estructura social” y la
“estructura cultural” de toda la comunidad y el análisis de los efectos de ambas que
se proyectan sobre los individuos socializados.
En la estructura cultural se incluyen metas y fines históricamente asentados; en la
estructura social se cuentan los medios y modos de alcanzar legalmente las metas
anteriores.
Una sociedad en la que la estructura cultural se acopla con la social, es decir, en la
que están disponibles suficientes medios legítimos para alcanzar los fines culturales,
es una sociedad que se encuentra en armonía.
La estructura social entra en tensión con los valores culturales en tanto que las
posiciones que ocupan en la sociedad facilitan a unos llevar a cabo comportamientos
adecuados a los valores y a las normas establecidas, mientras que a otros dificultan ó
hacen imposible dicha adecuación. Cuando la estructura cultural exige
comportamientos y actitudes que la estructura social impide, se produce una
tendencia a la ruptura, a la carencia de normas. Este es el estado de “ANOMIA”
Entonces, el sujeto no se convierte en delincuente en tanto que partícipe activo de
procesos de interacción social, sino como producto de la estructura socio-cultural. Sin
embargo, no se debe incurrir en el error de apreciar en argumentaciones como la
expuesta una suerte de exculpación.
Sutherland, con su teoría de la asociación diferencial, sostiene que la conducta
delictiva se aprende en asociación con aquellos que definen esa conducta
favorablemente y en aislamiento de aquellos que la definen desfavorablemente .
La teoría estructural-funcionalista de la anomia y de la criminalidad sostienen:
- Que las causas de la desviación no se encuentran en factores bio-antropológicos y
naturales ni en situaciones patológicas de la estructura social.
- Que la desviación es un fenómeno normal de cualquier estructura social.
- Que sólo cuando se han sobrepasado ciertos límites, el fenómeno de la desviación
se torna negativo para la existencia y desarrollo de la estructura social, caso en el
que puede surgir un estado de desorganización en el que todo el sistema de reglas de
conducta pierde valor, sin que haya podido afirmarse un nuevo (anomia)
b. Interaccionista: esta corriente pone el acento en hecho de que la sociedad
misma selecciona a sus delincuentes; partiendo de este punto de vista se esfuerza por
cuestionar las investigaciones tradicionales, insistiendo en la investigación de la “cifra
negra”, el proceso de estigmatización y la estereotipia del delincuente.
Introduce el concepto de “desviación”, calificando así no sólo la conducta
socialmente reprochable, sino a aquella que el propio grupo señala como tal en razón
de la posición social de su autor ó victima ó simplemente como pretexto para crear
una norma punitiva; de esta manera, la desviación, más que una calidad del hombre ó
de su comportamiento, es un juicio social más ó menos arbitrario.
Creen sus partidarios que la delincuencia es el resultado de un proceso de
interacción de quien realiza el hecho punible y la sociedad, pues son los mecanismos
sociales los que permiten descubrir y “bautizar” como criminal a una persona.
Consideran que la consecuencia más visible de la sanción penal es la de producir un
decisivo cambio en la identidad social del condenado, quien a partir de entonces
queda con la etiqueta de desviado.
c. Radical: la Criminología radical relega a un plano secundario el estudio de los
factores exógenos de la criminalidad para dedicar preferentemente atención a
despejar interrogantes tales como: ¿para qué sirve la ley penal? ¿Quiénes la hacen?
¿Contra quién se hace? Dícese de esta corriente que es una “politología” del delito,
porque es una ciencia fundamentalmente política.
Quinney analizó la cuestión desde la perspectiva política y, más en particular, de
los que detentan el poder político. Sostiene que la ley es creada por la clase
dominante. Considera a la ley penal como un instrumento del Estado y de las clases
dominantes “para preservar el orden económico y social existente”. A diferencia de la
teoría liberal (que parte de la premisa de que la ley es creada por todos) sostiene que
la misma es creada por unos pocos (los poderosos) para proteger los intereses de la
clase dominante. También considera que el Estado se crea por la clase que dispone
del poder para imponerse al resto de la sociedad (teoría marxista)
Desmitifica al Estado y a la ley como protectores de los intereses de toda la
sociedad. No es entonces el delincuente ni el fenómeno delincuencial los que
interesan, sino el grupo de poder en el análisis criminológico. El Estado fue creado
para proteger los intereses de la clase económica dominante y para someter a la
“clase explotada”. La ley es el instrumento de ese Estado y de esos grupos en el
poder y el delito es controlado por diversas instituciones que obedecen a la élite
gubernamental. Para evitar el derrumbe, el sistema oprime a los sectores
subordinados.
d. Criminología de la Reacción Social: pretende integrar y superar la tendencias
interaccionista y radical, en cuanto constituyen esfuerzos incompletos hacia una
Criminología sistemática. Su finalidad primordial no es modificar al delincuente, sino
a la ley ó al sistema total, del cual la ley es su instrumento más poderoso y efectivo.
FUENTES CONSULTADAS
Apuntes de la cátedra "Criminología", a cargo del Lic. Darío Dans, UADER, Facultad
de Ciencia y Tecnología, Lic. en Criminalística.
ELBERT, Carlos. (2001). Manual básico de criminología, Buenos Aire: Editorial
Universitaria de Buenos Aires.
GARCÍA PABLOS DE MOLINA, Antonio. (1996). Criminología; 3ª edición. Valencia:
Editorial Tirant lo Blach.

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