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Frederic Cervera Godàs

Frederic Cervera Godàs va néixer a


Lleida, Catalunya, fill de pares
catalans.

El seu pare va ser José Cervera Piñol


-català- i la seva mare és Elvira Godàs
Vila -catalana-, els seus avis materns
van ser Frederic Godàs i Victorina
Vila - catalans-.

Els avis paterns eren gent molt humil,


l'àvia va morir molt jove. L'avi va ser
un home molt liberal.

Els avis materns Frederic i Victoriana van ser ambdós mestres. Frederic Godàs va fundar el
Liceu Escolar de Lleida, i va morir molt jove.

El pare de Frederic, José, i la seva mare Elvira van fer la carrera de magisteri. José va
militar en Esquerra Republicana.

Frederic va néixer un mes i mig abans de començar la guerra. Ells treballaven de mestres a
Figueres i quan va caure Catalunya van sortir per la Jonquera, els van separar i més tard es
van trobar en Perpignan. Quan es van embarcar en el Sinaia rumb a Mèxic, Frederic va
complir els tres anys.

Quan van arribar a Mèxic van decidir anar-se a viure a Mèrida per la greu malaltia del pare
de Frederic i on va néixer la seva germana Teresa. Quan va morir el seu pare, la mare de
Frederic es va traslladar amb els fills a la ciutat de Mèxic.

Frederic va estudiar tota la primària en el Colegio Madrid i la secundària en una escola


pública, la seva mare va decidir enviar-lo a Catalunya el 1954 .

Frederic Cervera Godàs nació en Lleida, Catalunya, hijo de padres catalanes.

Su padre fue José Cervera Piñol -catalán- y su madre es Elvira Godàs Vila -catalana-, sus
abuelos maternos fueron Frederic Godàs y Victorina Vila - catalanes-.

Los abuelos paternos eran gente muy humilde, la abuela murió muy joven. El abuelo fue
un hombre muy liberal.

Los abuelos maternos Frederic y Victoriana fueron ambos maestros. Frederic Godàs fundó
el Liceo Escolar de Lleida, y murió muy joven.
El padre de Frederic, José, y su madre Elvira hicieron la carrera de magisterio. José militó
en Esquerra Republicana.

Frederic nació un mes y medio antes de empezar la guerra. Ellos trabajaban de maestros
en Figueres y cuando cayó Cataluña salieron por la Junquera, los separaron y más tarde
se encontraron en Perpignan. Cuando se embarcaron en El Sinaia rumbo a México,
Frederic cumplió los tres años.

Cuando llegaron a México decidieron irse a vivir a Mérida por la grave enfermedad del
padre de Frederic y ahí nació su hermana Teresa. Cuando murió su padre, la madre de
Frederic se trasladó con los hijos a la Ciudad de México.

Frederic estudió toda la primaria en el Colegio Madrid y la secundaria en una escuela


pública, su madre decidió enviarlo a Cataluña en 1954.

Entrevista
¿Cuál es tu nombre, el de tus padres y tu edad?

Yo me llamo Federico Cervera Godás y soy hijo de José Cervera Piñol y de Elvira Godás
Vila nací el 23 de mayo de 1936, o sea mes y medio antes de la Guerra Civil y por lo que
me ha dicho mi madre, yo pasé toda la guerra en sus brazos yendo de un sitio para otro
porque la situación estaba muy inestable.

Después cuando cayó Cataluña en manos del franquismo tuvieron que huir a Francia,
pasaron por en medio de la montaña porque los franceses retenían la entrada de gente
refugiada. Mi madre estuvo en un campo de concentración conmigo, porque a medida que
entrabas a Francia separaban a los hombres, de las mujeres con los niños y mis padres antes
de separarse se pusieron de acuerdo para encontrarse en casa de unos familiares lejanos.

Mi madre se escapó al día siguiente de llegar, aprovechando que los guardias daban la
espalda frente a la puerta, salió corriendo conmigo en brazos hasta un bosquecillo que había
cerca, de ahí pasó a un pueblo y se encontró con un señor que le dio dinero y así poder ir en
autobús al pueblo en donde había quedado con mi padre.

Mi padre, en el otro campo, subió al techo de las barracas y saltó al otro lado de la barda, se
escapó y se encontraron donde habían dicho que se verían.
El padre, Josep y la madre Elvira

¿Cómo llegaron? ¿En barco?

Fueron a México en barco porque parece ser que Lázaro Cárdenas, el presidente de México,
abrió las puertas a todas las personas que tuviesen una titulación o un oficio, y entonces
hubo una selección en Francia de estos refugiados y ellos se incorporaron a estas
expediciones.

¿En qué barco?

En el Sinaia y embarcó toda nuestra familia porque uno de los organizadores era parte de la
familia.

Tú tienes 3 años cuando llegas a México ¿no? ¿En tu casa se hablaba de la guerra?

Sí, sí, mucho, los domingos íbamos a comer a casa de amigos exiliados, eran tertulias
políticas, y en casa también, porque mi madre siempre tuvo relación con personas
vinculadas a la política.

Yo siempre he escuchado –y esta es una de las cosa que se tiene que decir-, algo que
hicieron mal muchas personas, como mi madre, es que hablaban muy bien de España, de la
España que ellos dejaron y todo lo que era de México era una porquería. Entonces resulta
que cuando después vuelven, aquello que era tan maravilloso, es una engañifa, pura
nostalgia.

¿Tus padres participaron


en alguna cuestión de tipo
político?

No, mi padre murió a los 3


años de estar en México, ya
se fue con una tara en el
corazón y como no podía
vivir en la capital por la
altura, vivimos en Mérida.
Al morir mi padre nos
fuimos a vivir a la capital,
allí mi madre fue acogida
por sus hermanos y por
toda la familia.
El Sinaia

Mi madre tuvo que luchar por sobrevivir y bueno, pues, no participaba en la vida política,
participaba en las tertulias, pero yo nunca la vi discutiendo en primer término, ella siempre
escuchaba, pero en fin, siempre hubo un ambiente de refugiados catalanes.

¿En qué colegio fuiste?

Al Colegio Madrid, este colegio estaba subvencionado por el gobierno en el exilio, estuve
la primaria. Luego pasé a una secundaria pública y ahí hice la secundaria, que no la terminé
porque era mal estudiante y entonces en seguida mi tío Enrique me consiguió un trabajo en
un taller mecánico, tenía 14 años. Luego me enteré que mi tío les pagaba a los del taller
para que yo trabajara, para que me dieran un oficio.

¿Era una vida diferente en tu casa y en el colegio? ¿Todo estaba muy cerrado en un
solo ambiente de refugiados?

No, yo tenía amigos del barrio, mexicanos y me crié en un ambiente de chicos mexicanos,
hacia travesuras con ellos, tenía un amigo español, también hijo de refugiados y con él
hacia todas las travesuras de chicos, era también un chico de barrio, nos peleábamos con
chicos del barrio, yo hablaba muy mexicano y estaba en un ambiente muy mexicano.

También tenía contacto con el Orfeó Català, cantaba en el coro, alguna vez jugué billar e
intenté hacer danza, sardanas y todo esto, pero lo dejé, era demasiado femenino aquello.

¿Cuándo eras pequeño te sentías diferente a los mexicanos? ¿Por tu físico, por tus
orígenes, etc? ¿O ellos te veían diferente?

No, en lo absoluto, yo hablaba como mexicano, lo que tuve fue problemas con el físico, por
ser alto, rubio y con los ojos azules, tuve problemas con los homosexuales, me perseguían
mucho, era un problema, ¡me tenía que estar sacudiendo gente de encima!

¿En tu época de México estuviste involucrado en la política?

No, pero cuando trabajé en el taller me metí en el sindicato y participé en una huelga, aún
me acuerdo.

¿Tú crees que eres más participativo políticamente por la influencia de la vida de tus
padres en España?

Yo creo que sí, sin saberlo ¿no?

¿Cuándo llegaste a España?

En el año 54, cuando estaba a punto de cumplir los 18 años se presentó el dilema de que yo
tenía que hacer el servicio militar y renunciar a la nacionalidad española y si quería
continuar con la nacionalidad española tenía que hacer el servicio militar aquí en España.

En aquella época el
gobierno franquista estaba
intentando la apertura,
entonces pagaba el billete
a cualquier español que
quisiera regresar a
España, y a mí, el
gobierno franquista me
pagó el billete de retorno
para hacer el servicio
militar.

Pero era más fácil hacer


el servicio militar en
México ¿no?

Sí, pero tenías que


renunciar a la
nacionalidad española y
entonces yo me dejé
gobernar por la familia,
con eso de que: “¡Uy! ¡No
puedes perder la
nacionalidad española!”,
en fin y como eres joven.
Frederic de pequeño
¿Qué sensación tienes cuando llegas a Cataluña, sabiendo que eres un hijo de guerra?

Yo al menos, cuando tenía esa edad, no tenía conciencia política, pasaba de Francos y
demás... lo que sí me impactó es la diferencia de la España que me habían pintado con la
España que encontré.

No era la España republicana, ni tenía la riqueza que me habían dicho, ni las cosas eran tan
buenas, ni la gente era tan honrada, ni todo aquello que me vendieron. Vi una España
oscura, supersticiosa, triste, traidora, sucia, todos los calificativos negativos que te puedas
imaginar, eso es lo que me encontré aquí. Y me costó muchísimo, muchísimo adaptarme,
adaptarme era una cuestión de sobrevivencia, me pasé 3 años que casi lloraba cada día.

¿En Barcelona?

No, en Lérida. Barcelona yo no la conocía, yo estuve un día aquí en Barcelona y luego ya


me fui directo a Lérida y lo pasé muy mal, muy mal, pasé hambre, pasé muchísimo frío,
pasaba de todo. Cuando llegué, hacía muy poco que habían retirado la cartilla de
racionamiento.

¿En qué trabajabas aquí?

De mecánico, un pariente me buscó trabajo en la Ford, en Lérida, estuve como mecánico de


automóvil. Duré un año, porque lo pasé muy mal, era un taller enorme, no había
calefacción e incluso cogías las herramientas y se te quedaban enganchadas a las manos del
frío que hacía.

Una de las cosas que me impulsó a dejarlo fue que me hacían firmar una nómina de que me
daban una cierta cantidad y al pagarme me daban más y yo decía, “no entiendo esto, ¿por
qué me hacéis firmar por 150 y luego me dais 200?, yo quiero firmar por 200 que es lo que
me estáis dando”… “no, que aquí en España las cosas son así”,… yo no entendía, y yo les
decía “me estáis perjudicando, porque mi seguridad social y mi pensión y todas esas cosas
están en función de lo que yo firmo, no de lo que ustedes me están dando”. Luego fui
cambiando de trabajos.

¿Seguiste de mecánico?

Fui mecánico, después fui tractorista una temporada en los terrenos que ahora tiene Raimat,
estuve trabajando en una funeraria como mecánico, pero acabas vistiendo y afeitando
muertos y haciendo lo que se tenía que hacer, después tuve mi propio taller de motos.

Hice el servicio militar, me fui como voluntario, no quise esperar a mi reemplazo porque
tenía el peligro de que me enviasen a África, así que adelanté un año el servicio, firmé por
20 meses. Fue el primer reemplazo de voluntarios de 20 meses, antes se firmaba por 3 años
y como no se apuntaba nadie, entonces el gobierno bajó de 3 años a 20 meses y entonces yo
firmé, hice el servicio en Lérida. Cuando entras de voluntario puedes pedir el lugar donde
estar y estuve en artillería en Lérida.
Entonces conozco a Herminia, es cuñada de mi tutor, que es un primo hermano mío, o sea
que somos dos primos
hermanos y son dos
hermanas, Herminia es
joven, simpática, agradable
y pedí permiso de
cortejarla, dijo que sí y nos
casamos.

Y yo ya no aguantaba más,
eso de la supervivencia me
agotaba, entonces me fui a
Alemania de mecánico, que
era lo mío. Fui de los
últimos emigrantes que
marcharon a Alemania sin
papeles. Entré en una
fábrica, de ahí pasé a una
casa de automóviles y de
ahí a una casa de
calentadores de agua,
siempre de mecánico,
aproveché el tiempo, hice
clases de informática y
aprendí el idioma.

Al cabo de unos años


volvimos, pero entonces yo
ya volví con otra
mentalidad, en Alemania yo
ya empezaba a tener
contacto con gente
socialista y de ahí ya se me
empezó a despertar el
interés por la política.
Frederic con su madre

Al volver fuimos a vivir a Hospitalet, aquí en Barcelona, hice unos trabajos esporádicos
hasta que entré como informático en FECSA, por influencia de un amigo de la familia. De
FECSA me fui a trabajar a Glucosa y Derivados, a Martorell y ahí ya me volví comunista.

Pasaste de socialista a comunista.

Contacté con un equipo que había de ingenieros y comunistas y entonces me afilié al PSUC
en la clandestinidad y me afilié a Comisiones Obreras. Entonces en la clandestinidad
trabajaba, capacitaba a la gente, hacia reuniones, charlas, participaba en este sentido.
¿Te quedaste trabajando ahí?

De Glucosa y Derivados me pasé al Banco Atlántico, era un banco del Opus Dei, entré a
trabajar allá como jefe de ordenadores y ahí me hice del comité de Comisiones Obreras,
llegué a ser presidente del comité de empresa, mantuve al banco a raya. Era una lucha
constante, pero bueno, me respetaban y yo los respetaba también a ellos, cada cosa en su
sito. Hasta que marché y marché porque no les interesaba que yo estuviera ahí, porque yo
tenía una categoría profesional más elevada.
Más adelante monté una escuela y una tienda de música, esto como negocio porque vi que
ahí hacía falta. Me rodeé de profesores, de gente que entendía de música y yo era el que
dirigía, hasta que me jubilé y me fui a Lérida.

¿Cuándo llegas de México a


Cataluña, llegas con la idea
de buscar tus orígenes?

El pueblo donde yo nací lo he


visitado dos veces, mi madre
me ha enseñado todo esto, el
edificio, la casa donde yo
nací, la casa donde había
trabajado mi padre y eso,
pero yo no soy de apegos, yo
soy de paso, yo soy de donde
como.

¿Tú qué piensas que han


hecho los españoles por los
refugiados?

Nada, nada.
La familia

Ni antes ni después.

No, porque mira el partido socialista, que es Felipe González, tuvo la oportunidad de poder
haber hecho un reconocimiento y de poder haber hecho algo, pero no hizo nada.

Ahora, porque hay una presión social que va empujando, pero aún les cuesta, el franquismo
aún está muy vigente, los 40 años que se pasaron aquí de terror, han dejado mella, de tal
manera que la gente hoy en día, aún tiene miedo del franquismo.

Mi mujer hizo un trabajo, escribió un libro sobre la quinta del biberón, que son aquellos
chicos de 17 años que los llevaron al frente, se llama “Amb el biberó a les trinxeres” y
entrevistó a gente que había nacido en 1920, que cuando la guerra tenían 18, 19 años. Y
durante las entrevistas esta gente hablaban en voz baja para que no escuchara el vecino, y le
decían a mi mujer, “esto te lo cuento a ti, pero no quiero que lo escribas”, entiendes, ¿no?
Piensas que esta idea de darnos todos la mano, sin reconocer a la gente de la
República, ¿está bien?

Tiene que haber un reconocimiento, la Guerra Civil aún no ha terminado, la prueba está en
los estatutos, y en las manifestaciones que hace la extrema derecha y que hay símbolos
franquistas que no pueden
quitar, que aún están ahí, aún
hay calles de gente que
participaron en le franquismo.
No se ha acabado porque no ha
habido el reconocimiento.

Salió hace poco, salió en la


televisión una señora, de
derechas, muy bien vestida,
muy elegante, que dijo una
frase: “Pero ¿qué busca esta
gente?” cuando se estaban
buscando los restos de las
fosas comunes, “¿qué busca
esta gente?, pero si ya los
hemos perdonado, ¿qué buscan
ahora?” ¡Ésta es la mentalidad
de esta gente! O sea que han
perdonado y como han
perdonado no tenemos que
buscar nada.
Sello del PSUC

La transición que se hizo fue una transición pactada y ya


está, los franquistas dijeron “cederemos así, así, así, pero
vosotros tenéis que hacer tal y tal, callar y tal”, hasta
Carrillo se sometió a eso, yo pienso que lo hicieron mal,
tuvieron que haber exigido un poco más, se aceptó todo
con tal de seguir delante.

Colegio Madrid

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