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Té Kombucha: elaboración

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La elaboración del té Kombucha es muy fácil con lo cual beneficiarnos de todas sus increíbles
propiedades está al alcance de todo el mundo. Es una bebida ancestral de muchos pueblos, sobre
todo rusos, famosos por su estupenda salud y longevidad.

El té Kombucha no es realmente un hongo sino una simbiosis de levaduras y otros


microorganismos. Se utiliza desde hace tiempo en Siberia y Rusia europea y desde hace pocos años
se ha puesto de moda en buena parte del mundo, sobre todo en Australia, Estados Unidos,
Alemania, etc.

Hay muchas opiniones favorables sobre las posibles ventajas del té Kombucha: sobre todo
regulador del aparato digestivo, desintoxicante general, mejora la artritis, el estado de la piel, etc.

Al ser el té Kombucha una bebida fermentada (tipo sidra, kefir, etc.) las ventajas vienen por los
fermentos vivos que contiene, o sea que es lógico que influya positivamente en el aparato digestivo.

El efecto desintoxicante del té Kombucha parece proceder de la presencia de ácido glucurónico, que
es una sustancia que produce el hígado sano en condiciones normales y cuya misión es eliminar
toxinas.

Así pues cualquier sustancia que mejore el sistema digestivo, aportando fermentos, y produzca un
efecto depurativo en el organismo, no es descabellado afirmar que puede mejorar un sinfín de
enfermedades.

Los beneficios del té Kombucha


Sensación de bienestar y mayor nivel de energía.
Ayuda en los problemas respiratorios y en el asma.
Regula el estreñimiento y mejora la digestión.
Aplicado a nivel externo aclara las manchas de la piel, y mejora su tersura.
Es un buen limpiador doméstico: corta la grasa, limpia estufas, uniones del baño, ventanas, cobre,
etc.
Ayuda a las personas con artritis y gota.
El cabello y las uñas crecen mejor.
Limpia las toxinas del cuerpo.
Alivia las quemaduras y quemaduras provocadas por el sol.
Elimina el aguijón y la inflamación por picadura de abejas.
La profesión médica no se pronuncia sobre este tema, y tiene dudas sobre sus ventajas terapéuticas.
Según parece, aún no se han hecho análisis exhaustivos del té Kombucha ni un estudio profundo de
las sustancias que en él aparecen.

Elaboración del té Kombucha


Vasija o jarra de vidrio de 1,5 - 2 litros de capacidad.
NO utilizar vasijas de cerámica pues el barniz puede contener plomo, y como el té fermentado es
ácido, es probable que disuelva parte del plomo, que es tóxico. Lo aconsejado es utilizar vasijas de
vidrio de uso culinario.
Se prepara una infusión de té (negro o verde, pero parece ser que el negro va mejor), en la
proporción de unas 2 - 3 bolsitas por litro de agua y se deja reposar unos 20 minutos.
Se añade en caliente unos 80 gr. de azúcar blanco por litro (una tacita pequeña de café por litro) y se
disuelve bien.
Añadir el Kombucha (en forma de lámina blanquecina de consistencia parecida a la sepia) cuando
el té esté frío, si no puede morir, y añadir también el líquido que viene con el primer "hongo" pues
esto ayuda a la fermentación. Si se pierde, echar una cucharada de vinagre, pero entonces la primera
bebida tendrá peor sabor.

El "hongo" flotará seguramente. Si se va al fondo, no pasa nada, subirá a la superficie en uno o dos
días.

Se tapa la vasija con un pañuelo o tela de algodón porosa y limpia, y se sujeta con una goma
elástica, para que no entre polvo y no se formen mohos.

Se deja la jarra con el té Kombucha, en un lugar que no le dé el sol unos 7 días (la primera vez
incluso más).
Se recomienda NO dejarlo en la cocina.

El "hongo" se reproduce con rapidez. Primero forma una "tela" transparente o una especie de
escamitas blancas en la superficie que luego se convierten en una película blancuzca gelatinosa, que
va ganando en espesor, superponiéndose a la lámina inicial y formando varias capas (aspecto y
consistencia de sepia).

Es normal que aparezcan burbujas de gas.

Después de esos días se separa el hongo con una cuchara de plástico (parece ser que el metal no va
bien), se deja en un platito, y el líquido (algo turbio, de color miel) se filtra y coloca en botellas de
vidrio que se dejan tapadas en la nevera otros 5 días (más o menos).

Del líquido se guarda medio vaso para añadir al nuevo té Kombucha y hacer de iniciador. Parece ser
que en la nevera las levaduras siguen actuando y mejora el sabor y las propiedades.

Luego se puede beber. Primero mejor una dosis baja, por ejemplo una tacita antes de comer o entre
comidas. Luego dicen que se puede aumentar hasta 3 tacitas antes de las comidas (hay gente que se
toma hasta 1 litro).

A medida que se van formando nuevas pieles encima (los hijos o "babys") se pueden retirar y dar a
alguien que las quiera. Hay quien se las pasa por la piel pues dicen que es bueno. Cuando el hongo
original se vuelve muy oscuro es mejor sustituirlo por un "hijo" más blanquito.

Si aparecen manchas oscuras sospechosas, que pueden ser mohos Aspergillus, es mejor tirarlo, pero
no suele pasar según dicen si está tapado con una tela limpia.

Es normal la aparición de filamentos oscuros que se retiran por filtrado al embotellar.

Si uno se va fuera lo puede dejar con agua y un poco de vinagre en la nevera o con un poco de té.
Así parece sobrevivir bastante tiempo. También puede dejarse hasta un mes en la misma vasija, con
el té, fuera de la nevera. El líquido se volverá muy ácido, de color claro, y el hongo aumentará
mucho de grosor. Al volver, el líquido ácido puede usarse como limpiamanchas.

La bebida de té Kombucha parece sidra (no siempre sale igual) tiene un sabor algo ácido y
carbonatado, pero no es desagradable en absoluto. Cuantos más días se deja el hongo (o cuanto más
grande es), menos dulces la sidra de Kombucha, pues el "hongo" se alimenta del azúcar del té,
transformándolo en diversos ácidos y otras sustancias.

Cada persona, según su gusto, puede hacer el cambio de té Kombucha a los 6 - 10 días.

Probad el líquido antes, hasta conseguir el sabor deseado.

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