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¿CÓMO QUEREMOS EL AÑO 2000?

¡Buenos días juventud…! ¿Se han preguntado por el año 2000? Esta es la pregunta más utilizada en
los últimos tiempos y que, seguro quisieran responder los adivinos, los hombres de leyes, los
ideólogos. Termina este siglo, más aun termina un milenio. Hay fiebre por saber lo que va a pasar,
pero ¿quien realmente sabe qué es eso? Esta no es una pregunta nueva… acabamos de terminar
nuestro X Encuentro Internacional en Houston, y hemos vuelto a hacernos esta pregunta "¿cómo ser
emproísta en el amanecer de un mundo nuevo?". Revisando la historia de nuestros treinta años en
la iglesia, he podido observar que esta ha sido una de las preguntas centrales del movimiento. "La
juventud es una realidad en crecimiento" nos escribía el P. José María, por eso fue tan importante
volver a leer en nuestra reunión el pasado de donde venimos, para diseñar reposadamente el
porvenir que deseamos.

Por estos días estaba releyendo el documento final de Bases y Carismas que finalmente aprobamos
como un esfuerzo de todos, sería mi deseo que los emproístas lo tuviéramos como una herramienta
de primera mano a la hora de programar o echar a rodar nuestros futuros sueños. Además el
documento mucho más concreto que nos preparó Henrry de Guatemala, nos puede ayudar, pues es
una relectura crítica y complementaria del documento oficial. Ambas aspiraciones son resultado del
trabajo serio por reinterpretar el manual de Encuentros que se hace muy actual también en esta
encrucijada del mundo y de su tiempo.

Bien pensado fue el lema del Encuentro Internacional "Amanecer de un Mundo Nuevo". Algo que
parece no interesar a nadie: la construcción de un mundo nuevo, pero esta adquiere todo su
potencial de un momento para otro. Basta tan sólo recorrer las librerías para saber cual es el interés
de los lectores, todos quieren respuestas que involucran el futuro. Muchas de las propuestas y
respuestas que encuentro en el mercado son frecuentemente facilistas, fuera de la realidad, o
también me resultan involucionistas (anticuadas). Nosotros nos preguntamos por el futuro del
movimiento de jóvenes en la iglesia en una época de muchas otras propuestas y a la vez de un
despertar espiritual. ¿Cuál será nuestra respuesta?

Este es un momento privilegiado para el movimiento, pues la respuesta que demos nos puede hacer
tomar protagonismo en esta nueva etapa, o nos puede quitar del lado frente a otras propuestas
incluso contrarias a la civilización del amor. Primera clave de lectura: no dejemos de hacer
encuentros en ninguna ciudad, antes bien, busquemos la manera de darnos a conocer en más
ambientes juveniles distintos a donde ya estamos, haciendo una presencia evangelizadora. Nosotros
no llegamos al nuevo milenio con una mala noticia, nuestra noticia es la Buena noticia de Jesús que
sigue vivo en nuestros corazones y en nuestros proyectos humanos. Este es el mejor regalo que
podríamos darle a la humanidad, y a la multitud de jóvenes en busca de respuestas.

Nuestra respuesta, nuestro método de hacer encuentros, nunca ha despertado temor o desconfianza
en ningún joven, basta escucharlos en los actos de lanzamiento para entender que ellos están llenos
de esperanza. ¿Porqué? Por que no nos dirigimos a ellos como si hicieran parte de una sociedad
pervertida que merece la condena del fuego y de la destrucción. No, el lenguaje del encuentro,
como rezamos en nuestra oración de los guías, es el lenguaje del amor tierno de Dios.
Y aunque es una respuesta positiva del mundo no está desencarnada de la historia y de la realidad.
En el Encuentro los jóvenes entendemos que la historia la hacemos nosotros, y que para ello
disponemos del sentido crítico de nuestra fe cristiana. Nuestro anuncio de la Buena Nueva trae
responsabilidades y compromisos concretos, y en este punto nos alejamos de cualquier
interpretación que pueda matricular al movimiento como una corriente juvenil de la New Age.
Nosotros no queremos responder a la pregunta cómo será el año 2000, sino qué debemos hacer para
preparar y construir el año 2000. También esta debe ser la pregunta que tendremos que hacer en
todas nuestras reuniones de planeación Regional, Nacional, o Diocesana.

La segunda clave de lectura es más clara aun: no perdamos tiempo en el trabajo de la promoción.
Mientras muchos están buscando hoy cual será la respuesta a sus interrogantes vitales, cual será el
acertijo de la vida, nosotros conocemos a ese modelo del Hombre nuevo: Cristo nuestro Héroe.
Demasiados cálculos no acertados, son un obstáculo para la evangelización de los jóvenes, además
con esta actitud conseguimos despertar temores en los grupos. En otras palabras, el temor en la
promoción de los jóvenes desacredita la imagen de Dios quien siempre actúa en medio de nosotros.

El motor de la historia del movimiento está en manos de quienes saben hacer los encuentros y en
quienes reciben del testimonio estímulo para continuar ésta obra de la promoción juvenil. Los
jóvenes haremos del movimiento aquello que decidamos hacer. Recuerden leyendo el pasado que
somos capaces de construir y desarrollar grandes empresas y a su vez podemos realizar grandes
atrocidades. Nuestra Historia es una historia de salvación; como decir hoy que somos una historia
de amor porque conocimos al que nos ama de verdad. En este sentido nos negamos a ser
"marionetas" de las formas repetitivas de la evangelización y optamos por la creatividad de los
nuevos métodos. El año 2000 será para nosotros lo que nosotros queramos que sea. Nadie de
fuera o desconocedor de las necesidades de los jóvenes vendrá a decírnoslo. Repito, la historia la
hacemos nosotros…

Anexo con esta carta el documento de bases y carismas, junto con la relectura crítica de nuestro
amigo Henrry, emproísta de Guatemala. Quisiera saludarles y bendecirles de esta manera a cada
uno de los que trabaja por la promoción cristiana juvenil.

Por Cristo Más, Más y Más.


María Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.

Germán Alberto Méndez. C.P.


Asesor interrnacional .

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