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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)

Ignacio Ortega

INDICE

PRESENTACIÓN
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………. Pági-
na 4

Marco de la investigación
Metodología de la investigación
I.ESPECTÁCULOS PRECINEMATOGRÁFICOS………... ………………Pági-
na 8

De la linterna mágica al cinematógrafo


Fantasmagorías
II. EL CONTEXTO CINEMATOGRÁFICO
EN EL ENTORNO SOCIAL DE ALMERÍA…………………..……. …….Página
17

La Almería del cinematógrafo


Una nueva cultura visual
El público
El cinematógrafo: de París al Paseo del Príncipe
Cinematógrafos itinerantes

III. LAS SALAS CINEMATOGRÁFICAS…………………………..…… Página


36

Los primeros cinematógrafos estables


Teatro-circo Variedades
Cine Hesperia
Teatro Cervantes
Los primeros cines de verano: Los Jardinillos y el cine del
balneario Diana
IV. REGULACION LEGISLATIVA DEL CINEMATÓGRA-

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

FO……………………………………………………….. Página 52

Primeras disposiciones gubernativas

V. REPERCUSION DEL CINEMATÓGRAFO


EN LA PRENSA LOCA ……………………………………………………. Página 58

Promoción y publicidad encubierta

VI. PRIMERAS PROYECCIONES CINEMATOGRÁFI-


CAS…………………………………………………….. Página 55

Los almerienses ante un maravilloso descubrimiento


Proyecciones de cinematógrafo y varietés

VII. LOS PIONEROS DEL CINEMATÓGRAFO

EN ALMERÍA ………………………………………... ……………………Página 81

Los cinematógrafos ambulantes


El fotógrafo almeriense don Victoriano Lucas
Iniciativas cinematográficas de Lucas
Victoriano Lucas, realizador
Conclusión

VII. PERÍODO CINEMATOGRÁFICO 1904-1910……………………… Página 102

Teatro, cafés-teatro y cinematógrafo


VIII. PERÍODO CINEMATOGRÁFICO 1911-1920…………………….. .Página 121

Más cine y menos teatro


La moda de los seriales
IX. PERÍODO CINEMATOGRÁFICO 1921-1931……….. ……………...Página 152

Contexto general
La década dorada del cine en Almería
Un nuevo medio de comunicación: Radio Almería
Teatro frente a cinematógrafo
Grandes producciones de cine
Los Pathé-Baby, un lujo reservado

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

X. MORAL, INFANCIA Y CINE…………………………………………. Página 169

XI. ESPERANDO EL SONORO ………………………. …………………Página 177


Presonorizaciones cinematográficas
Los efectos especiales sonoros
Cinematógrafo y acompañamiento musical
Del cine sonoro a la pantalla que habla
Conclusión
EL CINE SONORO LLEGA A LA CAPITAL…………………………… Página 193

XII. DEL SONORO A LA GUERRA CIVIL…………….. ……………….Página 203


Y con la República llegó el sonoro
Esperanza social para Almería
Los operadores cinematográficos proyectan sueños todaslas noches
Conclusión

AGRADECIMIENTOS ……………………………………………………..Página 225

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Almería, ciudad de cine

Antes de que llegaran los invernaderos llegó el cine como esperanza


económica para Almería. Eran aquellos años sesenta de frenético cambio en
la sociedad española. Los tiempos del hoy olvidado spaguetti-western, que
tuvo escenarios españoles, actores españoles, directores españoles y muy
bien pudo llamarse tortilladepatatas-western. Cuando en el pequeño Campo
de Tabernas cabía todo el inmenso oeste norteamericano. Hacia finales de
esa década yo hacía el servicio militar en el campamento Alvarez de
Sotomayor de Viator y sufría, como cinéfilo incipiente, al saber que no lejos
Brigitte Bardot, Lea Massari y Claudia Cardinale estaban rodando y no podía
acercarme a verlas. Almería y cine eran entonces para mí, como para muchos
españoles, una pareja bien avenida. Para los que aprendíamos a marcar el
paso en el campamento, los cines de Almería eran el gran refugio dominical, y
recuerdo haber visto en ellos en sesiones de tarde el primer film de Coppola,
Ya eres un gran chico, y la Bonnie and Clyde de Arthur Penn.

Pero antes, mucho antes, el cine, como nuevo entretenimiento, masivo y barato,
había llegado a la lejana Almería, por los mismos años en que llegaba el ferrocarril, éste con
medio siglo de retraso y tras hacerse mucho esperar. Más puntual, el cine. Sólo con una
reconstrucción minuciosa de la época, a través de las hemerotecas y los archivos, depósitos
de ignorados tesoros, de memorias y todo tipo de testimonios, incluida la publicidad y aque-
llos programas de mano que se repartían en todas las ciudades andaluzas cada mañana a la
puerta, por ejemplo, del mercado, podemos hacernos cabal idea de la influencia que el
nuevo invento, el pronto séptimo arte, tuvo en la vida cotidiana de los habitantes de una
ciudad pequeña y tranquila como Almería, del impacto que la popularización del cine supuso.

Esa reconstrucción paciente es la que hace Ignacio Ortega Campos en


esta obra. Conocía del autor su precedente El cinematógrafo en Jaén, atinada
y evocadora obra –evocadora al menos para personas como yo, jiennense en
el exilio laboral e historiador de la comunicación-, pero me sorprendió
gratamente este análisis, que sin perder de vista algunos esquemas del ante-
rior y abarcando el mismo periodo, cuatro décadas, va más allá y da a mi
modo de ver una redonda visión social y ciudadana de la implantación del cine
en Almería, si aquella se dispersaba en cierto modo al abarcar el conjunto de
la extensa provincia, aquí se concentra en la capital y proyecta un poderoso
foco sobre ella. El cine y su instauración, pero también todo su complejo y hu-
mano entorno.

No hay que discutir si es el cine, la televisión, el fútbol u otra la gran no-

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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vedad lúdica del siglo XX. En los años que Ignacio Campos nos describe no ha
aparecido la pequeña pantalla y el fútbol, al menos en Almería, tiene una limitada
incidencia. El cine va a reinar pronto como principal entretenimiento para mayores y
pequeños en esta ciudad dorada de caciques y sueños dormidos.

Muestra el autor, además, la doble virtud, que como periodista tanto aprecio,
de la amenidad y de la concisión. De ahí que sea ésta una obra que se lee con inte-
rés y ante la que uno tiene la sensación de que nada sobra, nada hay que sea su-
perfluo para componer ese marco caleidoscópico de la ciudad de Almería en el
paso del siglo XIX al XX y en el primer tercio del siglo pasado, hasta los trágicos
días de la guerra civil. Puede, como bien dice el autor, quedar algún vacío, puede
producirse algún olvido, es inevitable, pero será muy secundario, porque el panora-
ma que traza es suficientemente rico para que no sólo percibamos el impacto del
nuevo medio, sino que a través de su historia tengamos verdadera cuenta de lo que
era esa ciudad, sus limitaciones, sus afanes, desmenuzados en múltiples detalles
que quizá muchos historiadores antaño despreciarían, pero que hoy valoramos por-
que perfilan verdaderamente la vida cotidiana de la ciudad, incluso mejor que algu-
nos grandes acontecimientos.

Tiene también Ignacio Ortega el acierto de ubicar el cine en el marco de tan-


tos espectáculos que se configuran en el XIX, linternas mágicas y otras invenciones
asombrosas a los ojos del público del momento que preparan el camino para el ci-
nematógrafo, sin olvidar el más decisivo de todos, el de la fotografía. O las que le
acompañan, como todo el proceso de desarrollo de la radio y del disco, y como
todo ello va generando una “cultura visual”, luego audiovisual.

Cada nuevo invento nos maravilla, nos parece superar a todo lo precedente.
Es lo que se reitera en nuestros días con Internet. Más lentamente, pero no menos
profundamente, el cine entra en la vida de los almerienses en esos años difíciles del
siglo XX hasta hacerse para una mayoría imprescindible, les da sueños y alegrías,
sorpresa, evasión y risa, se hace espectáculo que congrega a toda la familia, pero
es al mismo tiempo profundamente individual porque cada miembro de esa familia
ve en la misma película algo distinto a sus acompañantes. Es lo que nos describe y
nos descubre esta obra y hay que agradecerle a su autor la paciencia recopiladora,
la ecuanimidad y la habilidad en reconstruir ese peculiar pasado que es la historia
cinematográfica de una ciudad.

Ignacio Ortega, con modestia, no titula su obra “Historia del Cine”, sino “Cró-
nica social del Cine”. El valor y el resultado es el mismo, pero ese título responde
muy bien a lo que busca el autor, que nos describe salones y cafés, barrios y pa-
seos de una ciudad más pequeña, sin duda también más entrañable que la de hoy.
Pero todo ello en función siempre de que enmarquemos la irrupción del cine, del
medio y de su público. De los locales que van surgiendo a veces con nombres ex-

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

traños –¿qué lleva a poner a un cine como nombre el de Katiuska, sino una disfrazada
admiración por la revolución rusa?- y sobre todo esa paulatina consolidación del nuevo
arte, primero los ambulantes, luego la mezcla de cine y teatro, de inmediato los prime-
ros cines estables y finalmente esos grandes locales a los que se aplica el calificativo
de lujosos.

Como toda historia que se precie, el ser humano está aquí siempre presente. La
galería de personajes que pululan en torno al cine en Almería en esos 40 años es larga
y a veces sorprendente. Ahí están personas tan interesantes como ese Victoriano
Lucas, fotógrafo, pintor y temprano realizador de los primeros films locales,
minipelículas más bien, casi un Lumière local. Personajes cuya pista se pierde, y todo
historiador local sabe ese drama de que desaparezcan las huellas de una persona que
ha llegado a interesarnos o incluso a apasionarnos. Negociantes oportunistas, románti-
cos del celuloide, más de un arruinado por el cine y algunos, pocos, que prosperan gra-
cias a él, todos desfilan como en una nueva Amarcord felliniana por las páginas de
esta obra.

Los últimos capítulos del estudio de Ignacio Ortega son, a mi juicio, especial-
mente significativos, porque retratan las dificultades en la implantación del sonoro, la
debilidad por lo general del empresariado cinematográfico, el retraso en disponer de
películas habladas en español,

Hoy, cuando tanto ha cambiado la recepción del cine, el negocio del séptimo
arte, Almería y el cine siguen fascinándonos. Si en 800 balas Alex de la Iglesia reivindi-
ca, a su modo, aquellos años en que el desierto almeriense, pero no sólo él,
ambientaba cada año doce o quince películas, en Poniente la granadina Chus
Gutiérrez, se acerca a la Almería de la inmigración y los cultivos intensivos. Nos sigue
atrayendo el drama con fondo almeriense, como en Contra el viento, de Francisco
Periñán, y comprendemos que el cine tienda a ver el Cabo de Gata almeriense como
un último paraíso europeo, sea por el Alan Tanner de El hombre que perdió su sombra,
sea la Pilar Miró de El pájaro de la felicidad.

El pueblo, los almerienses, curados de sorpresas y de asombros en estos tiem-


pos de realidades virtuales, asiste con mucha menor emoción, sin duda que esos otros
que nos describe Ignacio Ortega, los que ven nacer y transformarse el cine, pasar del
silente al parlante, como suele decirse en América, los que se arroban ante las prime-
ras estrellas, rien abiertamente con Charlot o Pamplinas, lloran con La Huerfanita, y
aplauden y jalean al héroe a punto del final feliz. La historia local tiene un inevitable
componente nostálgico –al que, como en esta obra, también contribuyen las fotos y los
carteles de antaño- que aflora y que embarga incluso a los que no vivimos aquellos
años, pero hemos oído contar a padres y abuelos los primeros besos que veían en el
cine o, a hurtadillas, conseguían dar en la oscuridad de la sala.

Antonio Checa Godoy


Periodista. Profesor titular de Historia de la
Comunicación de la Universidad de Sevilla.
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I.INTRODUCCION

Durante años se ha venido contando en España una historia del cine llena
de incorrecciones y olvidos con respecto a quienes se encargaron de darlo
a conocer, y Almería no está excluida de este desamparo. Las investigacio-
nes más recientes han ido demostrando que las informaciones tienen mu-
chas similitudes en todo el país y, lo que es más importante, las personas
que se ocuparon del negocio del cine en sus primeros tiempos han ido de-
jando rastro de múltiples lugares que, casi siempre, pueden ir conectándo-
se entre sí para contar una historia completa y nueva. Este libro pretende
narrar los comienzos del cine en la Almería finisecular, sus precedentes y
evolución hasta la Guerra Civil y cómo se desarrolló en un lienzo la ciencia
convertida en arte. Hemos podido identificar a algunos de los responsables
de aquellas proyecciones iniciales que restituyen algunos eslabones a esa
antigua cadena de olvidos y extravíos. Pero siempre quedarán vacíos, lagu-
nas y documentos por descubrir y desvelar hasta completar esta narra-
ción.
El cine es un fenómeno complejo que puede ser analizado desde diversos
puntos de vista. Por un lado, el punto de vista del cinéfilo que lo considera
el séptimo arte y, por otro lado, el del empresario que, lamentablemente
en ocasiones, prostituye el arte con el fin de conseguir la mayor rentabili-
dad económica de forma industrializada gracias a este medio artístico.

El cine –permítasenos este breve recorrido por sus inicios para situar y
comprender nuestra historia local- nació como un medio de comunicación
de masas en la sociedad basándose en la fotografía, ya que ésta era el re-
flejo más icónico de la realidad desde el comienzo del siglo XIX. El inconve-
niente de esta representación era que, plasmada en un papel, carecía de
movimiento real. Así Peter Mark Roget llegó en 1824 a la conclusión de que
todo movimiento se podía descomponer en una sucesión de imágenes fijas.
Gracias a él, los fotógrafos de la segunda mitad del siglo XIX se dedicarán a
investigar en la creación de distintos aparatos que irán perfeccionando hasta
conseguir esa sensación o ilusión de movimiento.

El primer aparato que incorporó una película de fotogramas continuados


fue el kinetoscopio, creado por Thomas Alva Edison. La única diferencia de
este invento con el cine es que la película no se proyectaba; la película se
veía a través de un visor para una sola persona tras introducir una mone-
da. Esto no hizo posible que se convirtiera en un fenómeno de comunica-
ción de masas, sólo se quedó en un aparato de entretenimiento. Aun así,

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

fue el primer paso hacia el cine, sólo faltaba proyectarlo.

Es lo que consiguen los hermanos Lumière al crear el cinematógrafo en su


fábrica de placas fotográficas de Lyon, en 1894. Ante semejante descubri-
miento los Lumière sólo lo mostraron a sus conocidos puesto que pensaban
que no le interesaría a nadie. Exactamente un año después del descubri-
miento, en marzo de 1895, realizaron una proyección privada de una filma-
ción en la que aparecían los obreros de su fábrica. Finalmente, en junio de
ese mismo año, acudieron a un congreso de fotógrafos en el que filmaron a
los demás fotógrafos a su llegada. Al día siguiente les mostraron las imáge-
nes tomadas en una proyección y, animados por sus colegas, empiezan a
preparar sesiones que hagan público su invento.

En diciembre, ante el público del Gran Café Boulevard de París, se proyecta


La llegada del tren a la ciudad de Ciotat, la primera película expuesta
y realizada por los hermanos Lumière. Esta proyección supone un gran éxi-
to, decorando algunos periódicos de París con titulares como: Con el inven-
to de los hermanos Lumière… la muerte deja de ser absoluta. Finalmente,
los inventores franceses se dan cuenta de la importancia de su invento.
Aun así, es preciso mencionar que hay diversas teorías por las que se cree
que los Lumière no fueron los reales creadores, sino los primeros en ha-
cerlo público, incluyendo a Edison, propietario de la patente del kinetoscopio,
discusión que se redujo a un ámbito muy concreto.

Durante los años siguientes, lo que atrae es el invento en sí en vez de su


contenido. Esta novedad atrae a un gran número de personas que dotan al
cinematógrafo de una verosimilitud que la fotografía no tiene. Los Lumière
comienzan a filmar episodios de la realidad del momento, que denominarán
Temas actuales.

El primer género que aparece es el informativo, en el que hay más informa-


ción que entretenimiento, y se le llamó Cine de vistas y temas de actuali-
dad, género al que se acogieron algunos fotógrafos almerienses y
exhibidores ambulantes pioneros del cine en nuestra ciudad. Era un cine
que permitía conocer mundos que estaban lejos del alcance del público. Por
todo esto, el cine va a sustituir a la prensa de masas, aunque estos intenta-
ran ganar la batalla introduciendo reportajes fotográficos a imitación del
cine. Pero no van a poder impedir que se convierta en un fenómeno social
al que se le pide que informe de todo.

Dentro del género informativo, nacerá un subgénero como consecuencia


de la imposibilidad de afrontar tan fuerte demanda: la reconstrucción de
los acontecimientos. Es considerado informativo, pero no ofrece veracidad.
Aun así los espectadores piensan que lo que ven es real y, por tanto, no se

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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les comunica que es una reconstrucción; ¡el invento de moda no miente! En


el cine Variedades, por ejemplo, se exhibieron cintas informativas sobre
los sucesos de Cuba y la guerra de Maruecos. Aparecen dos tipos de re-
construcciones:

- Reconstrucciones fieles: es una reconstrucción de la realidad donde sólo


cambian los actores y los decorados. Un ejemplo de ello es el Asesinato
de Canalejas, donde la primera parte se simula por actores y presenta un
gran parecido con la realidad. El entierro, sin embargo, es una reproduc-
ción fotográfica del acto, hecha con una precisión perfecta donde se distin-
gue, por su claridad y fijeza, en el desfile del duelo a altas personalidades.
- Reconstrucciones falsas: en los que se cuentan acontecimientos que nun-
ca ocurrieron. En esos momentos se inventaron numerosas batallas nunca
ocurridas, como la de España y Cuba.
Por tanto, el cine nació manipulador y creó su propio lenguaje basado en el
espacio y en el tiempo, muy diferente al de la prensa escrita. Así, el espec-
tador se creía la imagen que veía que, a su vez, en ella el cineasta ha jugado
con un tiempo y un espacio que no son reales.

Uno de los estudiosos de este fenómeno fue Riocciotto Canudo, personaje


francés de origen italiano. Fue el primero en acuñar el término de Séptimo
Arte para referirse al cine, al observar que tenía un gran grado de verosi-
militud y, como consecuencia, podía provocar emociones y sentimientos en
el numeroso público que lo seguía. Se descubrió que el cine se podía mani-
pular e incidir en el espectador. Estudiando estás conclusiones y aplicándo-
las con la propiedad que el cine tiene de ser un fenómeno de masas, se
llegará a afirmar que cuanto más culta es una sociedad, menos difícil es de
manipular y viceversa.

El cine, pues, emprendió un largo camino durante el siglo XX iniciándolo


como el medio de comunicación más importante. Se filman numerosas re-
construcciones, especialmente las falsas en que los norteamericanos son
los maestros. Los primeros operadores comenzaron a descubrir trucos y
se dan cuenta enseguida de la posibilidad de la manipulación de las mis-
mas imágenes. Fue lo que se denominó como el primer impacto del cine.

El cine, atracción de feria, pasó pronto a ser el alimento esencial de la fami-


lia. Las primeras proyecciones del cinematógrafo se convirtieron en insti-
tución para la pequeña burguesía almeriense, formada de comerciantes,
profesionales y funcionarios con cargos y salarios fijos donde la distinguida
sociedad almeriense aprovechaba para coincidir en saludos, encuentros e
invitaciones. Más tarde aquel espacio fue ocupado por otro perfil social,
una masa salarial formada por trabajadores de oficios diversos, oficinistas
y modistillas.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Habría que preguntarse en qué sentido pudo haber transformado el cine a


aquellos almerienses de principios de siglo, cómo pudo haber influido en la
nueva forma del ver el mundo y cómo pudo despertar su curiosidad disfru-
tando del placer de viajar, de la velocidad, de sentir el gusto inquietante por
el poder, por la dominación y la brutalidad, por el odio y la guerra; cómo
pudo sumergir a aquellos hombres, mujeres y niños en la fascinación por
los héroes y monstruos, acariciando sus más ocultas fantasías, sus espe-
ranzas y sus vicios. Probablemente, después de cien años de imágenes y
sonidos, la apariencia de los herederos de aquellas generaciones que apren-
dieron a soñar con el cine, nosotros, ya no es la misma. Ellos lo considera-
ron un espectáculo, pero en realidad empezó a formar parte de su manera
de vestir, del comportamiento, de su apariencia, de ideas y deseos y tam-
bién de sus terrores. Y hoy la existencia del cine sigue siendo evidente,
como entonces, tanto en nuestro interior como en nuestro exterior; quizás
por eso el cine, como a nuestros antepasados, siempre nos remite a noso-
tros mismos.

Marco de la investigación
La historia del cine, muchas veces, se ha situado al margen de la investiga-
ción histórica al ocuparse exclusivamente del cine, sin tener en cuenta el
contexto social en el que se ha desarrollado. Este hecho ha sido causa de
disfuncionalidades que ha repercutido en los objetivos, metodología desde
donde abordar los estudios cinematográficos y ámbito. Esta falta de rigor
ha dado como consecuencia planteamientos generalistas que ha venido do-
minando en la historiografía cinematográfica. De ahí que creamos que un
enfoque sectorial de la historia del cine sea más certero pues es capaz de
situar en unas coordenadas más precisas, geográfica y cronológicamente,
por sus resultados mucho más documentados y fiables de lo que son capa-
ces de alcanzar las visiones generalistas. Las ventajas de la historia local
son valoradas por Robert C. Allen y D. Gomey en el libro Teoría y práctica
de la historia del cine, obviamente referidos al caso norteamericano, pero
esta reflexión se puede hacer extensiva también a nuestro país:

En vez de limitarse a examinar las interpretaciones ajenas, el inves-


tigador local tiene la oportunidad de encontrar y utilizar una gran variedad
de materiales primarios. Dado que se ha puesto tan poco empeño en docu-
mentar la cinematografía americana en el nivel local, es posible una contri-
bución al estado de su conocimiento histórico. La acumulación de historias
locales debería ayudarnos a reformar nuestra opinión sobre cuestiones vi-

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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tales de la historia social y económica. Asimismo, como importante benefi-


cio adicional, las historias del cine local no sólo obtienen información acer-
ca de la historia del cine sino que también pueden facilitar una comprensión
más general de una ciudad o un pueblo en concreto: dónde y cómo vivían
los diferentes grupos de gente, cómo y por qué se desarrollaron las ciuda-
des, como lo hicieron en el siglo XX, y a qué tipos de actividades culturales
y de esparcimiento tenían acceso los ciudadanos en un punto concreto de la
historia de la ciudad.1

Dice Txomin Ansola González 2 que El camino para lograr ese objetivo pasa
inexorablemente por considerar los estudios sobre la historia del cine como
una parcela más de la investigación histórica (...) En este sentido la elabo-
ración de trabajos sectoriales y de corte local (...) constituye un terreno
excelente para abordar desde una perspectiva más productiva la compren-
sión del hecho cinematográfico en las diferentes realidades en que tiene
lugar. Y Luis Estepa en la revista El Urogallo dice que la historiografía lo-
cal, como un paso más del movimiento de recuperación histórica de la me-
moria del séptimo arte en nuestro país, es absolutamente necesario por-
que hasta ahora el trabajo se ha centrado en los núcleos urbanos más im-
portantes, pero el cine de los pueblos es un deber que los historiadores
locales deben cumplir antes que se desvanezca el recuerdo y la ilusión de
las gentes. 3

Metodología de la investigación
Este volumen constituye un recorrido por ese fascinante mundo de los pri-
meros años del cine a través de la catalogación de cerca de cinco mil pelí-
culas exhibidas en nuestra ciudad. Centrándonos en el campo de la exhibi-
ción cinematográfica local, se han utilizado elementos informativos de la
época; no sólo noticias sino también publicidad del momento, de gran utili-
dad para el seguimiento de las primeras manifestaciones del cinematógra-
fo en Almería. Es un estudio geográfico concreto, Almería, durante un pe-
ríodo de tiempo que corresponde a los primeros cuarenta años del cine en
nuestra ciudad: 1896-1936.

Es importante señalar que se trata de un libro de investigación, pero tam-


bién de divulgación y consulta, aunque algunos datos no podemos garanti-
zar su fiabilidad por la falta de disposición de la referencia documental o
hemerográfica que pudiera documentar su veracidad. La relación de pelí-
culas y la incorporación de alguna referencia para completar su ficha tam-
poco ha podido ser total y, en algunos casos, ha sido preciso incorporar
datos técnicos y referenciales personales.

La primera fecha corresponde al momento en que llegó el cinematógrafo a

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Almería, concretamente a finales de noviembre. La segunda, julio de 1936,


coincide con el estallido de la Guerra Civil, con el que ponemos fin a un pe-
ríodo y aparcamos para otro momento un estudio más detallado del perío-
do de la guerra civil en Almería.
Una fuente fundamental para nuestra investigación han sido los diarios
de la época, por su excepcional valor testimonial como reflejo de la activi-
dad de difusión de contenidos cinematográficos en nuestra ciudad. La in-
formación sobre el cinematógrafo en la prensa local y provincial se centró,
en un primer momento, en recoger la novedad del cinematógrafo como in-
vento. Pero la novedad se convertiría en cotidiano y lo cotidiano en un de-
sierto que deviene en simples referencias y una hastiosa sequía publicita-
ria. De ahí la dificultad encontrada para investigar, por ejemplo, la localiza-
ción de las proyecciones, locales cinematográficos y propietarios de los
mismos.

Desde esa perspectiva, hemos elegido La Crónica Meridional como fuente


principal para conocer la llegada de las primeras imágenes en movimiento
a Almería y su proyección inicial. Creemos que esta publicación demuestra
su vocación informativa hacia el cinematógrafo y por la destacable acogi-
da de la que es objeto desde sus comienzos entre los distintos sectores de
la sociedad almeriense de finales del siglo XIX. Otros diarios, El Heraldo,
Liberal, El Ferrocarril, Pueblo, Lucha…, han sido utilizados como contraste
de información.
Por otra parte, hemos creído conveniente recoger y elaborar una base de
datos de películas proyectadas en nuestra ciudad durante el período objeto
de estudio desde las informaciones encontradas en el Archivo Histórico
Provincial (AHP) que, reunidas convenientemente, hemos podido elaborar
datos básicos, no todos, para la identificación de la cinta, así como sus
descriptores y fecha de proyección contrastados debidamente con el va-
ciado informativo de la prensa del momento.

Otros datos proceden del Archivo Municipal del Ayuntamiento de Almería


(AMAA), que fue desde el primer momento una fuente indispensable para
situar los primeros pabellones cinematográficos ambulantes. Gracias a la
documentación que se conserva, perfectamente organizada por los respon-
sables del Archivo, hemos podido establecer la secuencia de construcción
de los cinematógrafos, incluso de aquellos que no pasaron de la fase de
proyecto.

Hubiese sido deseable recabar toda la información relativa al número de


espectadores y a la recaudación que obtuvieron los cinematógrafos. La bús-
queda de información en la Administración de Hacienda para recabar infor-
mación de los Impuestos Especiales de Espectáculos se saldó de forma ne-

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gativa, al igual que datos relativos a la Junta Provincial de Espectáculos


del Gobierno Civil de Almería. Era este el organismo encargado, en los años
de nuestro estudio, de tramitar todos los expedientes administrativos rela-
cionados con la construcción de los cinematógrafos y la correspondiente
autorización de apertura. Hubiese sido deseable la localización de esa do-
cumentación para contrastar los datos que ya disponíamos sobre los pri-
meros cinematógrafos.

El Archivo Histórico Provincial, no obstante, nos ofreció una fuente valiosí-


sima de información sobre las liquidaciones efectuadas por los propieta-
rios o gerentes de las distintas salas y locales de espectáculos, gracias a la
excelente disposición de los responsables del mismo. No están todos los
años que hubiésemos deseado, pero sí los suficientes para aproximarnos a
la evolución cronológica del cine y otros espectáculos en nuestra ciudad.

El vaciado informativo de la prensa del momento, como se ha dicho, ha sido


un elemento básico e indispensable, aun con las limitaciones forzosas que
nos hemos encontrado. El microfilmado de prensa del Archivo de la Diputa-
ción Provincial y la Biblioteca Villaespesa de la Junta de Andalucía mere-
cen nuestro reconocimiento y elogios por el valioso material que se es-
fuerzan en conservar.
Aunque durante los
años que abarca nues-
tra investigación la
prensa editada no ha
gozado de la suficien-
te continuidad, sí ha
sido significativa, des-
de el punto de vista ci-
nematográfico, para
el estudio que nos pro-
ponemos.

Todos los datos encontrados sobre el cinematógrafo y referencias a las


cintas en la capital, hasta 1936, año en que concluye nuestro estudio, se
han tratado de verificar mediante el rastreo de información, ampliado tam-
bién a la prensa de Murcia, Córdoba y Granada, Filmoteca de Catalunya,
Filmoteca Nacional, affiches y prospectos de mano que algunos almerienses
han guardado celosamente.

Las fuentes bibliográficas consultadas hacen referencia directa tanto a la


exhibición cinematográfica como a lo histórico-social de la ciudad que nos
han permitido contextualizar, de forma conveniente a nuestro estudio, la
investigación.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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La información oral ha sido un elemento valiosísimo para datar aspectos


relativos a las últimas salas puestas en funcionamiento antes de la Guerra
Civil y personajes olvidados que fueron pioneros del cine en Almería, lo cual
nos ha permitido, debidamente contrastados, completar nuestra investiga-
ción.

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II. ESPECTÁCULOS PRECINEMATOGRÁFICOS:


DE LOS ESPECTROS Y LA LINTERNA MÁGICA AL CINE-
MATÓGRAFO

La dinámica de cambios sociales en la que se encontraba inmersa la ciudad


desde el último tercio del siglo XIX, era producto de la transformación eco-
nómica y demográfica que se estaba viviendo y que también tuvo su eco en

Los espectáculos de fanto-


ches ambulantes del siglo
XIX formaron parte de los
espectáculos
precinematográficos que
educaron visualmente a los
almerienses para recibir el
cinematógrafo. En la imagen
un teatrillo ambulante en
Almería.

el campo de los espectáculos precinematográficos. Aunque éstos eran co-


nocidos en España desde el siglo XVII, no fue hasta los últimos años del
siglo XVIII cuando experimentaron un desarrollo importante. La difusión
que alcanzaron durante todo el siglo XIX se materializó en un sinnúmero de
aparatos con los que se fue cautivando la mirada de todo tipo de público,
culminando su expansión en 1895 con la aparición del cinematógrafo. El

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advenimiento del espectáculo cinematográfico fue el resultado de la gesta-


ción de los diferentes descubrimientos tecnológicos y de las metamorfosis
culturales que tuvieron lugar principalmente en el transcurso de todo el
siglo XIX.

En España hay constancia de esta forma de espectáculos al menos desde


1758, según ha establecido J.E. Varey:
En la segunda mitad del siglo (XVIII),
se patentizan nuevos tipos de diver-
siones, novedades técnicas y teatra-
les: linternas mágicas, la óptica, las
sombras chinescas, los títeres de
guantes 4
La popularidad que alcanzaron los di-
ferentes tipos de espectáculos
precinematográficos fue motivo de
una Cédula Real, fechada el 25 de mar-
zo de 1783, en la que el Rey Carlos III
ordenaba a su primer fiscal, Pedro
Rodríguez, Conde de Campomanes,
que con ningún pretexto, ni motivo per-
mitáis, ni consintáis que los Buhone-
ros, los que trahen cámaras oscuras,
y animales domésticos con habilidades
anden vagando por el Reyno, con pre- Las sesiones de la Linterna Mágica s e solían hacer
vención que hago a los Capitanes ge- al aire libre, aunque también en locales habilitados,
como el que había cerca del Mercado, donde se
nerales y Justicias que no les den Pa- ubica actualmente la joyería Regente.
saportes, y aunque les traigan se les
recoja, y destine como vagos .5

La expresión cámara oscura, a que se aludía en la Cédula Real, venía a de-


signar a los espectáculos ópticos conocidos como titirimundi. El Dicciona-
rio de Autoridades de la Real Academia Española en su edición de 1726 de-
finía titirimundi de esta manera: Cierta arca en forma de escaparate, que
trahen acuesta los Saboyardos, la qual se abre en tres partes, y dentro se
ven varias figurillas de madera movibles, y metiendo por detrás una llave
en un agujero, prende en un hierro, que dándole vueltas con ella hace que
las figurillas anden alrededor mientras el canta una cancioncillas. Otras hai
que se ven por un vidrio graduado, que aumenta los objetos, y van pasando
varias perspectivas de Palacios, jardines y otras cosas.6

En los últimos años del siglo XIX llegaron a los veranos almerienses una
serie de extraños aparatos con nombres sonoros y rimbombantes que per-

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

mitían proyectar escenas e imágenes que producían el asombro de nues-


tros antepasados. Eran las proyecciones de la primitiva linterna mágica,
artilugio este que proyectaba colecciones de cristales preparados a partir
de calcomanías de llamativos colores, cuyos propietarios utilizaban el re-
clamo publicitario de espectros vivos e impalpables. A los artilugios mági-
cos se accedía bajo un llamativo pórtico, donde se colocaba un órgano chi-
rriante que servía de reclamo, y el
interior era una modesta sala de
proyección que exhibía llamativos y
atrevidos cuadros a los que el pue-
blo bautizó como cuadros
disolventes, dada la fugacidad de
los mismos.

Almería, al igual que en otras mu-


chas otras ciudades, no estuvo aje-
na al circuito de estos itinerantes
exhibidores. Uno de los aparatos
que está en los orígenes del cine-
matógrafo en la ciudad fue la lin-
terna mágica, que no implicó su
Distintos modelos de
linternas mágicas exhibidas a finales del desaparición con el advenimiento
siglo XIX. Abajo, buhonero del siglo XIX del cine sino que, simplemente, ocu-
transportando la linterna mágica. pó un lugar más modesto, pues
hasta bien entrado el siglo XX ser-
vía de diversión espontánea entre
los cachivaches de las ferias
almerienses junto a
praxinoscopios, caleidoscopios, fo-
nógrafos y otras curiosidades.

Dice el Padre Tapia –citando a


F.Jiménez Fernández- que La pre-
historia de los cines en nuestra ciu-
dad la tiene la Linterna Mágica 7
en un local junto a la Plaza del Mer-
cado, aunque esas proyecciones se
venían dando como espectáculos
de ferias y veladas años atrás. En
realidad eran espectáculos
precinematográficos, como el so-
licitado por don Francisco Eduar-
do Pérez para la feria de 1884, ve-

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio O rtega

cino de Albacete,
al Ayuntamiento
de Almería a fin
de que se digne
concederle sitio
preferente para
montar un barra-
cón teatro conoci-
do por Los Espec-
Linterna Mágica de la Marimore- tros vivos e impal-
na, un espectáculo muy `popu-
lar a finales del siglo XIX. pables, que mide 6
metros de ancho
por 20 de largo y,
además, solicita
que el terreno que
se ubique dispon-
ga de conexión
para gas, ya que el espectáculo de lujo y el gran éxito que le precede así lo
requería. No sabemos si los almerienses pudieron disfrutar esa feria de tan
tentador espectáculo, pero suponemos que no sería el único. 8 Este apara-
to estaría dotado con iluminación interior para poder ver, con todo su color,
las placas de la linterna mágica que producía espectros vivientes, que se
usó por toda la geografía española entre finales del siglo XIX y principios
del XX, así como los cristales que, mucho más tarde, cobrarían el nombre
de diapositivas. Don Antonio de la Rosa, presente también en Almería, pa-
seó por media España también un Teatro de los Espectros con el que ofre-
cía funciones nocturnas de espectros o demostraciones espectrales, re-
producciones disolventes y fantasmagorías pantomímicas.

Don Manuel Fernández Cuevas, vecino de Puebla de Alcocer (Badajoz) so-


licitó en mayo de 1892 instalar un museo de figuras de cera en tamaño
natural detrás del Cenotafio lindando con la calle Obispo Orberá durante
los días de feria, y que en 1899, en pleno auge del cinematógrafo, nos lo
encontramos también en Albacete

También don Vicente Higón, natural de Turis (Valencia), después de pasearse


por Albacete, solicitó en septiembre del mismo año al Ayuntamiento de
Almería dar espectáculos de fantoches y se le permita instalar un teatrito
en la Puerta Purchena... o bien en el espacio que existe frente al Teatro
Principal sitios, a su juicio, adecuados para su teatro de veinte metros de
largo por ocho de ancho. Ahora, en nuestra ciudad aparece su pabellón jun-
to a otro más modesto instalado por el cartagenero don Juan González Ros,
de treinta metros de largo por nueve de frente. 9 A don Vicente Higón se le

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

vuelve a encontrar en la Feria de Albacete de 1899, donde ya había


reconvertido su espectáculo de fantoches ambulante y aparece con un mag-
nífico barracón reformado de 10 metros de ancho por 17 de largo, adaptado
ahora para cinematógrafo

En septiembre de 1894 se representaron variadas funciones de fantoches,


a las que acudía numeroso público, en el bonito teatro situado al final del
Paseo del Príncipe, refiriéndose al Principal, 10 reformado y decorado a fi-
nales de diciembre de 1894 por don Emilio García Aguilar. 11

Don Ramón Lenguasco, en diciembre, presentó otro artilugio que llamó la


atención de los almerienses. Era un fonógrafo Edison llegado a esta capital
con el que el público pudo apreciar las claras y vibrantes notas al rodar del

Fónógrafo Edison de 1901, similiar al exhibido en el


Apolo con el que se oyeron veinticuatro secciones
en una sola pieza 1 sincronizado en escena con las
comedias en un acto de De matute y El beso re-
presentadas por varios conocidos aficionados de esta
capital. El espectáculo fue considerado por la prensa
local como un verdadero acontecimiento nuevo en
esta ciudad que fue anunciado en el Teatro Apolo la
noche del 25 de enero. (Cortesía de doña Francisca
Pérez Mateos)

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

tubo receptor venían al oído por los conductores de goma que rodean al
aparato. Además tiene un amplio portavoz por cuyo medio puede oír el pú-
blico la música, cantos, discursos etc., contenidos en las placas del apara-
to, sin necesidad de aplicar al oído los tubos de cauchout. 12 Este fonógrafo,
después de recorrer varios pueblos de la provincia, se volvió a exponer al
público de la capital en la calle de la Glorieta, 13 cobrando el promotor el
precio de la audición de cada pieza de música o canto, a 15 céntimos de
peseta, 14 un precio verdaderamente alto para la época.

Muy cerca, en el Teatro Apolo, los administradores señores Capulino y Murcic


venían programando cada día zarzuelas con chispeantes letras de Ventura
de la Vega y zarzuelillas en su pequeño escenario, óperas y sesiones de
magnetismo o prestidigitación, y algún que otro espontáneo circo ecuestre,
que solía instalarse abajo del Paseo del Príncipe, un paseo que ya había
abandonaba las sombras de años anteriores gracias a que la Compañía
Lebón instaló fluido permanente en algunos puntos de esa enorme calle
ancha con árboles y en pendiente fatigosa. Las luces eran alimentadas con
unas potentes dínamos, recientemente adquiridas por la Compañía, que da-
ban hasta 400 caballos de fuerza. El paseo, gracias a esta generosa ilumi-
nación empezaba a tomar otro aspecto de noche. Ya no era sólo la ilumina-
ción eléctrica que irradiaban el Café Suizo, el Círculo Minero o el Café Meri-
dional dejando el resto del paseo iluminado a trozos, sino que se sustituían
las bujías de las viejas luminarias de gas por fluido eléctrico. Los vecinos de
Almería asisten por primera vez, asombrados, a la utilización genérica de
la lámpara incandescente para la iluminación pública de lo que era el cora-
zón de la ciudad, del que Fermín Estrella cuenta que (…) de día era un
paseo hermoso, lleno de encanto y señorío. En la parte media corría una
calzada para peatones flanqueada de altos y frondosos árboles cuyas co-
pas se entrelazaban a lo largo de las aceras. En esa parte central del paseo
se realizaba la famosa feria de Almería, cuyas casetas repletas de juguetes
y cosas para vender se extendían en doble fila desde la Puerta Purchena
hasta cerca del Malecón. 15

Al año siguiente los almerienses, que tenían sobrado conocimiento del fo-
nógrafo y otros artilugios similares que tanto sorprendían y acogían con
entusiasmo, en la primavera de 1895, vuelven a tener noticias de otra
revelación de la técnica moderna, el Fonógrafo de Edison, con el que se
oirían ahora veinticuatro secciones en una sola pieza 16 sincronizado en es-
cena con las comedias en un acto de De matute y El beso representadas
por varios conocidos aficionados de esta capital. El espectáculo fue consi-
derado por la prensa local como un verdadero acontecimiento nuevo en
esta ciudad que fue anunciado en el Teatro Apolo la noche del 25 de enero,
aunque su representación se realizó 17 dos días después, donde se pudo

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

La burguesía almeriense de principios de siglo sen-


tía una atracción especial hacia la música. Una tra-
dición musical que arrastra del siglo anterior. Una
forma de encontrarse diariamente con la música
eran los gramófonos, que se podían aldquirir en la
capital, junto a los discos gramofónicos de las úl-
timas celebridades y compositores.

escuchar reproducciones grabadas junto a un notable discurso de un emi-


nente orador de la localidad. 18

A principios de marzo de 1898, la burguesía almeriense, ajena a la situación


internacional, estaba atenta a una nueva variedad fonográfica que es la
variante del fonógrafo, pero muy superior a éste, pues si bien imita la voz
humana, nos la restituye inmediatamente. 19 Numeroso público se dio cita
para observar de cerca la magia del nuevo invento, que se detuvo en nues-
tra ciudad varios días.

No volvemos a tener noticias de nuevos espectáculos precinematográficos,


pero tres años después, en el antiguo Tiro de Pichón nº 26 del Paseo del
Príncipe, donde actualmente se sitúa La Dulce Alianza, se instaló otro fo-
nógrafo, mucho mejor que el de Lenguasco, pues no tenía cilindro y emitía
con una voz natural, clara y voluminosa y de verdadero mérito artístico,
con el que los almerienses pudieron escuchar las voces de Bárceda, García
Rubio, Inés Salvador, los tenores Partierra o Franco Abruñedo junto a val-
ses de la ópera Dinorah y fonogramas de la Banda del Regimiento de Inge-
nieros de Madrid, de la Guardia Republicana de Paris, la Orquesta de Almería
y cante flamenco, además de sorprendentes cuadros de colores del cine-
matógrafo que se aseguraban habían sido premiados en la última Exposi-
ción de París. 20

Alternando con este fonógrafo se exhibían cintas de un Cinematógrafo Má-


gico o Cinematógrafo español 21 allí instalado que la gente celebró viva-
mente -sobre todo la de Baños de caballos en un Cuartel, de la que se
decía que la imaginación se sorprendía de tanta realidad- a 20 céntimos la
sección de una hora de duración, precio que no impidió la asistencia de un
público que – decía la prensa despectivamente- en su inmensa mayoría no
entiende una palabra de ciertas cosas. 22

Mientras los almerienses se admiraban ante la variedad de fonógrafos que

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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aparecían y desaparecían en la ciudad, la Escuadra de viejos barcos de


madera de la Armada española era destrozada en Santiago de Cuba y la
bahía de Cavite –en Filipinas- por los flamantes buques de acero de la Ar-
mada norteamericana. Al mismo tiempo, las últimas posesiones de ultra-
mar eran ocupadas por las tropas yanquis y después cedidas a la joven
potencia, que eliminó rápidamente de Cuba y Puerto Rico la fiebre amarilla
que diezmaba implacablemente a nativos y soldados españoles. El des-
prestigio del Ejército y del Gobierno español en todo el mundo fue definiti-
vo, pero dentro de España, salvo un pequeño grupo de intelectuales y unos
cuantos dirigentes anarquistas y socialistas que protestaron por la carni-
cería y por la pésima conducción política del país, la burguesía y gran parte
del pueblo se mostraron indiferentes al desastre, llegando incluso a corear
canciones patrióticas colonialistas, como la marcha de la zarzuela Cádiz que
se llegó a representar en nuestro teatro Novedades. No volvemos a tener
más noticias de estos aparatos hasta la próxima novedad fonográfica en
1904, alternando con proyecciones del cinematógrafo.

De espectáculo precinematográfico novedoso también podríamos conside-


rar, siguiendo a J.E. Varey,23 los espectros ambulantes solicitado por un
empresario de Cartagena, Don Gregorio Javier Orozco, en la Puerta
Purchena, de seis metros de ancho por veintitrés de fondo”.24

La sociedad almeriense estaba dotada de una gran afición musical y no per-


día la oportunidad de acercarse a los últimos inventos técnicos sonoros, ya
fuera el fonógrafo, el cromofotógrafo o el gramophone que en 1904, con
los balbuceos del cinematógrafo, el Sr. Larrubia acababa de traer a Almería
de la Casa López y Griffo, que disponía en nuestra ciudad hasta de una
sucursal representada por don Elías Cortés, en el Paseo del Príncipe, don-
de se vendía un periódico en cuya mancheta rezaba, con grandes letras:
GRAMOPHONE. Una noche de finales de julio, en el Variedades, el Sr.
Larrubia acompañado de don Elías, ante un público selecto, escuchaban
emocionados las últimas novedades musicales que existían en el merca-
do.25 Los melómanos almerienses se volvieron a dar cita diaria las noches
de agosto en la terraza del Café Cervantes, aunque, en esta ocasión, con un
modelo único de la Compañía Gramophónica francesa Exhibition, también
propiedad de don Elías Cortés, cuyas audiciones hacían las delicias de los
concurrentes hasta altas horas de la noche 26 escuchando a Tosca, Bohème,
Norma, Ave María (Gounod), Lohengrin, Favorita o Mattinata junto a las
sublimes audiciones de Caruso, La Boronat, La Huguet, Aineto, La Gurina…,27
intercalándose con audiciones de malagueñas, cartageneras, soleares, tan-
gos, peteneras y guajiros del Mochuelo y La Rubia.

Es oportuno recordar aquí que, en sus orígenes y primeros pasos, los es-
pectáculos precinematográficos, entre ellos el sonido, los espectros impal-
pables o los cuadros disolventes, no fueron sino precursores del cinemató-

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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grafo que buscaban la sensación completa capaz de dotar a la ficción de


movimiento, tesón en el que el ser humano se había entregado tres siglos
antes. Tiempo durante el que “las ilusiones visuales, los entretenimientos
con linternas de proyección y los mecanismos fotográficos (...) proporcio-
naron al cine sus principios teóricos, su contenido temático de los inicios,
su base mecánica y los orígenes de sus sistemas ópticos”.28

Una muestra de lo dicho fueron los cuadros ilusionistas expuestos por Mr.
H. Kaurt en el Teatro Novedades la noche del 27 de junio, donde se repre-
sentaron Exposición de París de 1889, Gran Batalla de Waterloo jun-
to a exhibiciones de estatuas, monumentos artísticos y cuadros ideales. 29
Durante los días sucesivos los almerienses pudieron admirar también El
incendio del Banco de Londres, El Faro del Puerto de Nápoles, La
Dolorosa y El Divino Rostro. 30 Los días sucesivos se presentaron
títulos como El incendio de la casa del Dr. Renato Darelé, El vapor
correo cruzando el estrecho e imágenes del restaurante del vapor,
El Carro de la Aurora anunciando un nuevo día, Bote salvavidas
partiendo de Liverpool y El Teatro de la Gran Ópera de Paris.31

Fantasmagorías

Pero lo que llamaba poderosamente la atención del público en general eran


los cuadros disolventes de la linterna mágica. Y los almerienses no se pri-
varon de una nueva ocasión precinematográfica gracias a la iniciativa de
don José Baños Ros, que vino a nuestra ciudad desde Cartagena por cami-
nos de infierno y polvo con unos pesados materiales de madera, hierro y
armadura completa de un salón portátil. Don José Baños solicita el 20 de
junio de 1896 instalar por tres meses una barraca de 12 metros de ancho
por 24 de largo en la Plaza de la Constitución para ofrecer cuadros
disolventes. 32

Tres meses después don José Álvarez contrató para el Café Méndez Núñez,
de su propiedad,33 un Museo de pinturas y Panorama Universal que un tal
Mr. Luis Estrada Bardot venía paseando por toda Andalucía y que era real-
mente un acontecimiento visual para el bullicioso público almeriense. Aque-
llos almerienses debieron quedar embobados ante las maravillas presen-
tadas, como la última Exposición Universal celebrada en París. 34

A este prestigioso café se le conocía en la ciudad por El Gallego, también

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Café Méndez Núñez o Cantábrico, era punto de reunión del Círculo Literario
y había sido restaurado recientemente por su propietario. Fue acondicio-
nado por don José Álvarez para ofrecer espectáculos de flamenco, varietés
y fantasmagorías. Disponía para tal fin de una gran sala de cerca de 500
varas cuadradas, con una gran galería que prestaba adorno y derramaba
luz sobre el salón, con una enorme techumbre sostenida por cuatro colum-
nas de hierro de gran diáme-
tro labradas en los talleres del
almeriense Sr. Oliveros. Las
paredes estaban repletas de
cuadros de lienzo, obras de los
pintores almerienses Carlos y
Ramón López Redondo. Los
cuadros eran alegorías al
café, al telégrafo, al té y al li-
cor. Además, las paredes es-
taban profusamente revesti-
Fantasmagorías. Placa de 1891 elaborada para una das con pinturas decorativas
linterna mágica. al temple, con cuyas filigranas
se adornaban los recuadros,
esquinas y plafones. El alum-
brado de todo el edificio, de
potentes focos eléctricos, es-
taba repartido entre las co-
lumnas y encima de unos lujo-
sos espejos traídos de Madrid por su propietario. 35

Además, el Salón tenía una suntuosa puerta principal a la que se accedía


desde la calle Álava, actualmente Concepción Arenal, esquina al Paseo. El
Salón estaba rodeado de establecimientos frecuentados por la clase alta
de la ciudad. Enfrente estaba el magnífico salón de afeitar de don Tomás
González, al que acudía la alta sociedad almeriense, que algunos aprove-
chaban para visitar también la prestigiosa sastrería de don Benito Muñoz
y Pérez -donde posteriormente se instalaría el Cinematógrafo Victoria-
que, por temporadas, se establecía en Almería.36

La decoración del Café estuvo a cargo de don Ricardo Moreno. Su propie-


tario tuvo el acierto de incorporar la recién llegada electricidad, dotándolo
de unos potentísimos focos convirtiéndolo en uno de los mejores de Espa-
ña. 37

El Salón Méndez Núñez competía con los también prestigiosos Cafés Sui-
zo, regentado a finales de siglo por los señores Campos y Linares; 38 Café

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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del Malecón, situado a finales de siglo junto al Balneario El Recreo, propie-


dad del Sr. Jover, que en 1918, junto al Sr. Pérez Hita, reconvertiría en el
prestigioso Balneario Diana; 39 el Café Universal, propiedad del Sr. Ra-
món Pareras, instalado en la calle del Mercado, luego Aguilar de Campoo
por iniciativa del concejal Francisco Roda. Ocupaba el espacio de lo que antes
había sido un teatro construido totalmente de madera, el Delicias. La noche
que el cinematógrafo debutó en la ciudad su salón ofrecía un concierto del
quinteto Adolfo Moreno; el Lyon D´Or -situado donde actualmente se en-
cuentra Marín Rosa- donde se daban cita escritores locales, poetas, bo-
hemios, músicos y cantaores.

El Café Suizo disponía de una magnífica decoración, obra del escenógrafo


granadino Francisco Tejada de Videgasa, autor de la decoración de cono-
cidos cafés granadinos. El Suizo se instalaba todos los veranos en el ex-
tremo norte del Paseo del Príncipe. Su suelo era un entarimado que duran-
te el verano resultaba caluroso. Los propietarios, el Sr. Zarzosa y don
Antonio Campoy, que fue alcalde durante la I República, decidieron susti-
tuir el entarimado por suelo de arena para darle al sitio más frescura. Dis-
ponía en su interior de una fuente saltadora 40 con un sistema de ilumina-
ción de farolas a gas que fueron sustituidas, a finales de julio, por lámparas
eléctricas traídas de Berlín. Cada lámpara disponía de dos mecheros Aüer,
a excepción de las de la entrada, que disponían de tres. Los propietarios no
ahorraron esfuerzos en su restauración y para su inauguración trajeron el
sexteto del Real Conservatorio de Málaga, dirigido por el Sr. Villegas e in-
tegrado por los profesores don Antonio Valero, primer violín; Fermín
Canseco, viola; Manuel del Pino, violoncelo, y Enrique Riera, contrabajo, que
interpretaron por primera vez en Almería Recuerdo de un mosquito 41

De acontecimiento calificaba la prensa el representado en 1897 por la Cía.


Vidal, compañía gimnástica y acrobática, dirigida por los señores Vidal y
Enrique Moscardó. Llevaban actuaciones de trapecio, iluminaciones
espectrales, saltos mortales y actuaciones llamadas de “percha escalera”
y, sobre todo, ascensiones en el globo “España”, pilotado por Enrique
Moscardó, que solía terminar en el barranco del Caballar.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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El Paseo del Príncipe, conocido por El Boulevard, en 1896 a la llegada del cinematógrafo

III. EL CONTEXTO CINEMATOGRÁFICO


EN EL ENTORNO SOCIAL DE ALMERÍA

La sociedad almeriense no vivió al margen de la información, en los años


finales del siglo XIX y primeros del XX, de los nuevos inventos y mejoras
técnicas que esporádicamente llegaban a la capital. Estos nuevos hallaz-
gos fueron realmente instrumentos catalizadores en la vida de los
almerienses. Es lo que Sandro Machetti propuso con la expresión universo
precinematográfico, pues “el precinema no se reduce estrictamente a la
cuestión técnica, a la mera enumeración de aparatos y curiosidades que
anuncian los procedimientos mecánicos del cinematógrafo. La investiga-
ción contextualizadora del precinema debe tener en cuenta además de todo
el ambiente tecnológico de la llamada segunda revolución industrial, a los
espectáculos ópticos (visuales y audiovisuales), los espectáculos popula-
res de toda índole, y todos los modos de representación visual anteriores

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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en el tiempo al cine en tanto que medios de comunicación, de instrucción


ideológica, de representación estética y de interrelación social.42

Estos años a los que nos referimos son para los almerienses un período
decisivo en el paso a la modernidad de una ciudad, conocida como la ceni-
cienta de España, que ve llegar expectante unos aparatos curiosos y nue-
vos inventos óptico-sonoros entre los que se encontraba el cinematógrafo,
del que fluía un poder capaz de influir en la vida social y cultural de la ciu-
dad. A principios de siglo, en 1902, año en que un joven Antonio Machado
acaba de publicar su primer libro, «Soledades», del que no me resisto a
entresacar unos cuantos versos que podrían ayudar a retratar al pueblo
llano de aquella Almería rural que estrenaba siglo, en unas pinceladas que,
sin cambiar ni una coma, bien podían aplicarse a las múltiples generaciones
que le habían precedido en los siglos pasados:

Y en todas partes he visto


gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca si llegan a un sitio,


preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.

Donde hay vino, beben vino;


donde no hay vino, agua fresca.
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.

Josefa Martínez Romero, en un estudio sobre las Instituciones Culturales y


ambiente literario en la Almería Contemporánea, define minuciosamente el
ambiente cultural y literario de los centros culturales existentes en Almería,
verdaderos cenáculos políticos, tertulias literarias y reuniones puramente
sociales donde los hombres comentaban cualquier acontecimiento, por ni-
mio que fuese, acaecido en la ciudad, mientras las mujeres se dedicaban a
recitales poéticos o pequeñas representaciones teatrales sin más interés

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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que invertir el ocio y el tiempo libre. Todo pasaba por el tamiz de la aristo-
cracia y la floreciente burguesía almeriense, que fue la receptora de los
primeros balbuceos del cinematógrafo en la ciudad. Ellos fueron los crea-
dores e impulsores de los Juegos Florales en 1896, justo el año que los
almerienses descubrieron el nuevo invento.

A finales del siglo XIX, Almería estaba comunicada con el exterior a través
de telégrafo, por donde circulaba la información local, nacional e interna-
cional que después se traducía en los periódicos locales y éstos, a su vez,
daban cuenta en las tertulias de los cafés.

En abril de 1911 se esperaba con ilusión la llegada del teléfono interurbano.


Madrid acababa de inaugurar la estación central interurbana que se conec-
taría a las capitales. En la red Sur sólo funcionaban las estaciones de Ciu-
dad Real, Córdoba, Sevilla, Jerez, Jaén, Linares, Lorca, Murcia, Cartagena,
Alicante, Málaga y Alcoy y estaba prevista la apertura de Granada, Motril,
Huelva, Guadix, Baza y El Puerto de Santamaría, pero no estaba incluida
Almería. Era como si la ciudad estuviera sitiada, lo que levantó las quejas
de la prensa porque después de pelear tantos años por esta conquista del
progreso para Almería, vamos a llegar a ella con algún retraso. Con seguri-
dad que seremos los últimos andaluces que gocemos de la mejora, pero
para consolarnos nos tendremos que acoger a las celebres frases cristia-
nas de que los últimos serán los primeros. 43 Finalmente, se instaló una
central de teléfonos en la calle Ricardos, nº 7. Era un pequeño local, pero
que el Jefe de la Estación, don Arturo Peña, creyó suficiente para el co-
mienzo. La fachada seguía el estilo del resto de las oficinas, rotuladas con
artísticas muestras y letras doradas sobre cristal de fondo verde claro, en
las que se leía el título de la casa y servicios que se prestaban. Completaba
el conjunto una farola en bronce y cristal en la que se leía “Teléfonos”,
iluminada interiormente por electricidad durante la noche, siendo visible
fácilmente desde el Paseo del Príncipe. Esta parte decorativa corrió a car-
go del industrial granadino don Miguel Parra Vellido, dueño del Bazar de
Londres, de Granada, que trajo operarios de sus talleres.44 Unos meses
después, en noviembre, por la demanda de público, se trasladó a un local
más amplio de la calle Navarro Rodrigo. Los almerienses no pudieron dis-
frutar de las ventajas del teléfono automático hasta noviembre de 1934,
cuando en muchas provincias andaluzas ya llevaba tiempo instalado.45

La Almería que presenció la llegada del cinematógrafo era una ciudad con
un bajo nivel de desarrollo económico, social y cultural. La vida cultural de
la ciudad se hallaba condicionada por las actividades que organizaba la cla-
se dirigente. Una gran parte de la población dependía de la agricultura sin
que tuvieran otros medios de vida que los productos de la tierra .46

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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A principio de 1915, la capital pasaba por su crisis más dura agravada por
las pertinaces sequías y cuyos recursos agrícolas -las uvas de embarque,
las naranjas y el esparto- y cuyo valor de producción agrícola total de
veintiséis millones menos de pesetas que en la campaña de 1914 no llega-
ron a cubrir ni los gastos del cultivo. Por otra parte, ya se empezaba a
visualizar que, en la próxima campaña, por el cierre de los mercados y por
la escasez y enorme subida de los fletes, un porvenir oscuro. A esto había
que agregar la interrupción de las remesas de los emigrantes de América,
que importaban una regular suma.

Al menos la lotería sonrió a la capital, porque las campanas de todas las


iglesias repicaron el 4 de abril al ser agraciada Almería con la cantidad de
23.000 pesetas, muy repartidas en la ciudad. Fueron los establecimientos
de El Gorrilla, Admón. Nº 3, regentada por doña Mercedes Carreño, y la
Admón. nº 2 del Paseo del Príncipe, propiedad de don Braulio Moreno Nieto.
También con el numero 435, el tercer premio, dotado con 1.500 pesetas,
gracias a la señora Carreño que repartió el número. El día 2 de agosto
volvió a llegar la suerte con el número 13.014 y la cantidad de 100.000
pesetas.47
Todavía en 1915, a diferencia de otras ciudades andaluzas, la comunica-
ción de la capital con el resto de las provincias era imposible por carrete-
ra.48 En febrero de 1914 se inauguraba definitivamente el servicio de auto-
móviles entre Almería-Dalías-Berja. Tardaba hora y media en hacer el re-
corrido hasta Dalías, al precio de 6,75 pesetas el billete, y 7,50 a Berja.49
Poco después se abrió también el servicio a Vera desde donde se salía a las
5,30 h. de la madrugada para llegar a Almería a las 10,30 h. El otro medio
de comunicación, el transporte ferroviario de mercancías, base del comer-
cio local, sufría una gravosa tarifa frutera y mineral, cuestión que repercu-
tió aún más en la situación social de la ciudad. Un estudio del profesor Pa-
blo Fábregas, de la Escuela Superior de Ingenieros de Minas, Madrid, ad-
vertía en 1915 que en la provincia de Almería se empieza a morir la gente
de hambre .50

Todo el mundo parecía consciente de la marginalidad en la que vivía la ciu-


dad, pero nadie hacía nada por solucionarlo. La amarga queja, la resigna-
ción y cierto carácter zumbón -muy propia del almeriense- no parece sino
que fuese el sino fatal de su destino. Un articulista de principios de siglo
veía así a sus gentes: (La ciudad) tiene que moverse, tiene que pedirlo to-
dos los días y a todas horas, con buenas razones una veces y con actitudes
y ademanes resueltos e imperativos otras, según lo exijan las circunstan-
cias, el buen sentido o la resistencia imprudente de los que administran.
Esta es la conducta, el procedimiento que en todas partes se ha seguido, y

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

que a la larga o a la corta ha dado sus frutos. Claro es que sería mejor y
más cómodo no empeñarse en esa lucha que pide sacrificios y constante
actividad y tensión de los ánimos; mas aquí no hay más remedio que luchar,
porque no tenemos la fortuna que tienen otros pueblos de haber dado con
administradores celosos, emprendedores y abnegados, que han sacrifica-
do la tranquilidad del hogar al engrandecimiento, a la salud, a la cultura, al
bienestar general de sus coterráneos...51

Todavía la gente recordaba aquella otra sequía de 1897 que generó en la


ciudad una triste situación, causa, entre otras, de un grave problema de
mendicidad hasta constituir una plaga insoportable que inundaba los cafés
con pordioseros harapientos llevando chiquillos escuálidos, situación que
reclamó una acción enérgica del gobernador civil para solucionar el proble-
m a 52

Con el Desastre del 98, llegó a Almería la ola de regeneracionismo del gabi-
nete Silvela-Polavieja. La doctrina de la regeneración arraigó tanto en los
conservadores almerienses, como entre los republicanos. A la mencionada
situación política respondía una pobre realidad sociocultural, basada en las
tradiciones populares (ferias, bailes de sociedad, carnaval...) y en los esca-
sos espectáculos (toros y teatro, básicamente, y ocasionalmente espectá-
culos de fantoches y precinematográficos.

Culturalmente el escenario almeriense se desarrolla preferentemente en-


tre el Ateneo de Almería, el Círculo Literario y el Liceo, cuyo objetivo era el
fomento de las artes y las letras, así como la difusión de aquellos conoci-
mientos que contribuyeran al desarrollo de la ilustración en la sociedad
burguesa y aristocrática almeriense.

Cada una de estas instituciones ha sido consecuencia de la anterior. Así, el


Liceo, que desapareció antes de la llegada del cinematógrafo, dio origen al
Ateneo, que desarrolló una intensa actividad cultural presidida por su pre-
sidente don Manuel Esteban desde que se fundó, sucediéndole en septiem-
bre de 1909 don David Estevan Gómez. La vida cultural del Circulo Litera-
rio transcurrió a espaldas del cinematógrafo, entre veladas literarias y
Juegos Florales, sumándose a la larga lista de ciudades andaluzas que los
celebraban.

La ciudad de principios de siglo que vio llegar el cinematógrafo marcaba su


pulso con dos relojes: el de la Catedral, que anda de cualquier manera, y el
de la Iglesia de San Sebastián, que nunca da la hora. Se daba el caso de que
si uno de los relojes se paraba o averiaba parecía como que la ciudad detu-
viera su pulso y su aliento. Esta situación se repetía día tras día, año tras

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

año, hasta que los relojes de bolsillo pudieron ser objeto de adquisición de
las clases populares. El alcalde, Sr. Muñoz, antes de despedir el año 1902 y
despedirse de la alcaldía, quería dejar colocado en la fachada del Ayunta-
miento el reloj antiguo, encomendando la tarea al prestigioso relojero de la
ciudad don Antonio Ferrer, hijo. La hora, medir el tiempo, saber en qué
momento se vivía parecía una cuestión vital para la ciudad, tanto que la
prensa recoge la incredulidad de la gente en unas estrofas:

Oigan almerienses. Agranden con


la mano el pabellón de la oreja.
Tic, tac, tic, tac.

Ya empieza el movimiento.
Pronto sonorá la campana.
Se ha propuesto el Alcalde que tenga-
mos la hora del meridiano y la
tendremos.
¡Vaya si la tendremos¡
Tic, tac, tic, tac.

Debemos estar satisfechos porque


ya tenemos un reloj en el Ayuntamiento
que nos dará la hora, pero so-
lo la hora.

Las medias no las dará porque ésas


se dedican a los serenos.
Los cuartos tampoco, porque ésos
se encarga el alcalde de ellos.
Tic, tac, tic, tac.

Ya podemos con orgullo ver el re-


loj encima de la torre.
Ya somos relativamente felices.
Ya podemos medir el tiempo con
las armonías de ese reloj, cuyas me-
días se reservan los serenos que nos
devolverán en notas tiernas nuestros sueños y
cuyos cuartos se reserva el alcalde,
que aún no nos ha dicho cómo nos los
devolverá.
Tic, tac, tic, tac.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Mirar el reloj allí en todo lo alto,


desafiando al meridiano para denun-
ciar sus secretos.
¿Que no lo veis?
Ni nosotros tampoco.53

A lo que inmediatamente se contestaba en tono zumbón: No comprendo la


curiosidad de los de El Radical, ni el capricho del reloj. Por que, si bien se
mira, ¿qué falta hace un reloj en el Ayuntamiento? ¡Ahí, donde todo el tiempo
empleado en la administración del pueblo es tiempo perdido¡ (...) Sea
cualquier que el alcalde actual haya ocupado la silla curul, a tiempo pasado,
y cualquier tiempo pasado fue mejor... reloj.

Sea como fuere, cuando alguno no daba la hora causaba un enorme perjuicio
a quienes no tenían reloj de bolsillo, que era la inmensa mayoría de la
población, ya que por este reloj se regía todo el mundo. Sus frecuentes
averías se encargaban al otro conocido relojero de la ciudad, don Juan
Navarro Llorente,54 que se desentendió del problema harto de no cobrar
las deudas que el Consistorio le adeudaba, o a don Antonio Ferrer (hijo). El
alcalde se fue sin poner el reloj y a finales de 1903 sólo existía un reloj en
toda la ciudad, motivo por lo que se le recuerda al nuevo alcalde, Sr.
Fernández Burgos, que ponga en la ciudad un reloj público, “pues el único
que existía de la iglesia de San Sebastián se estropeó. ¿O es que V.S. se ha
propuesto que Almería, para olvidar penas, no se acuerde de la tierra en
que vive?55 Dos años después vuelven los mismos problemas y el
Ayuntamiento, ante la presión social, finalmente, instaló uno nuevo cuyo
montaje fue encomendado a Canseco, un celebre relojero madrileño.

Años después la situación volvía a repetirse. Ahora eran los usuarios del
tren que se quejaban del reloj de la Estación porque siempre se encontraba
entre las nueve y veintidós lo que ocasionaba un grave perjuicio a los
viajeros.56 Seis años después vuelven las mismas quejas, pues el reloj de
la Catedral marcaba un cuarto de hora de retraso con respeto al de la
Estación y ocasionaba perjuicio a los viajeros que no lo sabían, pues era el
único reloj público que tenemos y debe ponerse en hora.57

El otro reloj, el de la iglesia de San Sebastián, único que servía de guía a


los vecinos de los barrios de las Huertas, Barrio Alto y otros de aquel distrito,
estaba averiado constantemente, situación que obligó a los vecinos de
Huertas a denunciar la situación en 1913, hasta que en febrero de 1924 se
sustituyó el viejo reloj por uno nuevo adquirido a la Casa Guirand, de Madrid,

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

que disponía de una esfera luminosa


de 1,50 cm. más de diámetro que la
del reloj viejo. 58

Los domingos y días festivos de la


Almería de principios de siglo tenía
un paseo obligado, el del Príncipe,
donde los más jóvenes jugaban al
corro y los mayores paseaban. Pero
no era más que un anchurón con
árboles, y tan pendiente que
causaba fatiga transitar por él. El
Paseo del Malecón era el mejor
cuidado. Sólo quedaban los jardines Miniatura de Luis Ortega López que ilustra el
ambiente bullicioso en la terraza del Casino a
que se empezaron a construir en primeros del siglo XX. Se celebraban durante élos
1899 en la Plaza de la Catedral, Carnavles y Feria local.
pero llevaban años sin terminar y
abandonados, lo mismo que la
Glorieta de la Plaza de la Princesa y
la calle Obispo Orberá, que, por su
anchura, se prestaba
perfectamente para construir un
paseo, pero la gente se quejaba de
que no servía más que para hacer
y deshacer, 59 de tal modo que
todavía en 1907 la ciudad no tenía
paseos, ni los árboles embellecen,
los pavimentos son detestables, aun
los de las vías principales, como el
Paseo del Príncipe, donde los solares Salón de baile del Casino en 1903. (Cor-
abiertos son focos de infección y hay tesía del Ayuntamiento de Almería)
calles que son muladares, donde los
riegos son incompletos y el polvo
nos asfixia y nos abruma en todos lados y a todas horas...”60 No les quedaba
a los almerienses otra forma de invertir su tiempo más que los monótonos
domingos escuchar, a pie quieto, sin sillas donde sentarse, ni sitios donde
pasear, que la Banda Municipal de Música amenizara el mediodía y las
noches húmedas y calurosas de los veranos almerienses en el Paseo del
Príncipe con alegres pasodobles y zarzuelas, las fiestas patronales de los
barrios y la feria de agosto, lugar de encuentro y olvidos.

Como aquélla de 1910, donde los músicos de la Banda Municipal empezaron


a lucir sus flamantes uniformes confeccionados en la Casa Mota y Cía., de
Madrid. Aquella Feria estrenaron, aunque no cobraran, un pantalón de paño
azul con una franja morada de dos dedos de ancha, una guerrera entallada

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

y ajustada a la cintura por un cinturón blanco de charol, con seis botones


atrás en dos filas, bocamangas moradas con un cordón dorado y sobre el
cuello, que es de lo mismo, llevaban prendida una lira en cada lado. La gorra
era de plato, con franja morada y cordón barbuquejo oro, luciendo en la
parte anterior una rama de laurel formando semicírculo; sobre ella aparecía
una lisa de metal dorado y en la parte superior el escudo de la ciudad. 61

Cincuenta mil habitantes tenía la ciudad al comenzar el nuevo siglo y una


altísima tasa de mortalidad. La gente moría de caquexia palúdica, viruela,
tuberculosis, meningitis, diarreas, mal de Bright, debilidad congénita,
muertes violentas, sífilis, anemia y hambre. A esta situación había que unir
los estragos que dejaba en la ciudad el tifus, cuya invasión tuvo su origen
en el consumo de agua infestas procedentes de los ramales o repartidores
de Fuente Redonda que abastecían a la ciudad y que estaban rellenos de
léganos y raigambres e inmundicias. 62

La burguesía local representaba culturalmente los géneros oficiales que


convivían con otras funciones basadas en el teatro mecánico, los cuadros
disolventes, fantoches, polichinelas, sonambulismos, ventrílocuos,
autómatas, sombras chinescas y circos ambulantes, que se solían instalar
al final del Paseo del Príncipe, la Plaza de Toros y los barrios, que
representaban el sentir de las clases populares almerienses. Los mismos
que disfrutaban con las fiestas patronales que, desde enero, empezaban el
periplo por los distintos barrios, donde no faltaban nunca los puestos de
torraos, turrón, funciones religiosas, procesiones, bailes de animas, pianos
de manubrio y fantoches, junto a disparo de voladores.

A los Carnavales, verdadero acontecimiento en la ciudad, acudía un


inmenso gentío al Paseo del Príncipe que quedaba cubierto al cabo de los
tres días de celebración de antifaces, serpentinas y confeti, adquiridos en
la Plaza Nicolás Salmerón, nº 1. La alta sociedad, al margen popular,
organizaba bailes en el Casino y otras Sociedades.

Durante los Carnavales de 1911, como una atracción más, los almerienses
pudieron contemplar desde la Puerta Purchena, por primera vez, cómo un
aeroplano descendía con majestuosidad y se posaba cerca de allí. Ni que
decir tiene que la plaza se puso intransitable por el inmenso público que se
agrupó para observar el mencionado pájaro.

La Comisión Municipal de Festejos, visto el interés despertado, organizó


por primera vez una fiesta de la aviación en el lado poniente del Andarax,
frente al Molino de la Torre. Allí se instaló un hangar y cerca una tribuna de
autoridades y asientos de preferencia. El aparato era un monoplano

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Bepedussin con motor Gnome rotativo, de 7 cilindros y 50 caballos. El vuelo


duró 26 minutos y 38 segundos, a una altura de 80 metros y, sobre el Cabo
de Gata, a 250 metros. Cuando terminó la exhibición, en presencia de un
gentío que había acudido en coches lujosos, de alquiler, en carros y tartanas
y a pie casi media Almería, la Banda Municipal de Música tocó La Marsellesa
en honor del piloto francés, el Sr. Julio Serviés, que fue quien realizó los
ejercicios acrobáticos. 63

Cuando terminaba el Carnaval los almerienses se preparaban para la


multitud de fiestas y verbenas populares en los distintos barrios de la ciudad.
Estas fiestas, como ahora, que gozaban de gran popularidad, arrancando la
tradición a mediado del siglo XIX. Cada una de estas fiestas y cada uno de
estos barrios organizaba sus veladas bajo la advocación de un santo. Durante
estos días se reunían los vecinos en tumultuosa convivencia festiva. Eran
días de asueto y hermandad que rompía la monotonía diaria y las rígidas
costumbres sociales. Eran fechas adecuadas para que las damas y
señoritas de bien pudieran exhibir el último vestido de moda, practicar
juegos o bailar hasta altas horas de la noche al son de los pianos de manubrio.
Todo ello dentro del contexto del carácter religioso, a cuyas celebraciones
en la parroquia del barrio solía asistir toda la vecindad.

Así, en el barrio de Belén se procesionaba a San Blas, abogado de los males


de garganta, desde la Ermita de San Blas, en la Puerta de Belén, que recorría
las calles de Las Cruces, Alfareros, Puerta Purchena y calle Granada; La
Cañada celebraba sus fiestas de octubre, en honor de la Virgen del Rosario,
con procesión y fuegos; los Molinos celebraba sus Fiestas en honor de San
Antonio, festejando a su patrón que allí se venera y existía en la Capilla
costeada por la Prensa Asociada de Madrid con motivo de la triste inundación
del 11 de septiembre de 1891; Los Molinos de Viento festejaba a San Antonio,
en la plaza de San Antonio, frente a la iglesia de su mismo nombre, con
bailes populares, fandangos y boleros; también festejaba este barrio,
llamado también de La Misericordia, la Fiesta o Bailes de Ánimas que
anunciaba el comienzo de la Pascua navideña.

La Almedina, desde tiempo inmemorial y que en tiempos lejanos constituía


la fiesta del Patrón una gran celebridad, a cuyas rifas acudía el pueblo
mezclándose entre los puestos de torraos, rosetas y castillo de fuegos,
mientras admiraban las indispensables fuentes de blancas. El vecindario
de El Alquián venía celebrando sus tradicionales fiestas en marzo con el
reparto de donativos a los necesitados de la barriada, verbenas, bailes
populares y, con motivo del triunfo de las Izquierdas los vecinos, que siempre
dieron pruebas de su espíritu liberal, recibieron las fiestas por primera vez
en 1936 con iluminación pública. En Las Huertas, durante la fiesta del

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

popular San Sebastián, patrono de aquellos barrios, se encendían gran


número de hogueras y celebraban bailes populares en muchas casas; se
instalaba el habitual tíovivo, columpios y el tiro al blanco entre los gritos de
los que anunciaban cañas dulces. Durante la rifa de la tarde la banda
municipal solía amenizar el acto.

Cuando el cinematógrafo llegó a Almería, a finales de noviembre, el barrio


de Pescadería celebraba su popular verbena de San Antón, organizando
en plena calle subastas para el Santo, que los vecinos lo festejaban con los
populares entonces rabicos de San Antón.

Al llegar la Semana Santa los locales de espectáculos interrumpían su


programación, según la costumbre, sobre todo los Jueves y Viernes Santos.
Aprovechando la devoción que envolvía a todos los actos que se celebraban
en la ciudad durante la festividad religiosa, se estrenaron las primeras cintas
de tema religioso como fue Vida, pasión y muerte de Nuestro Señor
Jesucristo, estrenada en el Variedades en 1914, o Christus, que se
anunciaba insistentemente en la cartela del teatro y prensa antes de su
estreno como verdadero acontecimiento religioso y cinematográfico. De la
película se resaltaba su carácter religioso al advertir que el Papa había
concedido su aprobación papal tras el visionado de la misma.

Por San Juan se daban serenatas que duraban toda la noche, hasta que en
1911 el alcalde, Moreno Gallego, las limitó hasta la una de la mañana 64 y en
la verbena de San Pedro, una tradición de más de doscientos años, se
divertía el vecindario viendo a los viudos y viudas cruzar por todas las vías
hasta en las más principales 65 y algunas viudas se atrevían incluso a
participar en los bailes populares que se organizaban.

Cada barrio tenía su fiesta y cada fiesta su Patrón. Pero la fiesta de todos
era- nos cuenta Manuel del Águila- la Feria de agosto, que se cubría de
confetis, serpentinas, puestos del turrón; se vendía el popular aguanieve;
se instalaban tómbolas de caridad, donde las empingorotadas señoras, casi
inmóviles y sofocadas por la crueldad del corsé y la ampulosidad de las
mangas de jamón, miraban a los transeúntes y sonreían con casta brevedad,
invitándoles a comprar las papeletas enrolladas, puestas en mazo junto al
recipiente con agua, y antifaces, muchos antifaces.

Era también el recorrido obligado de todos, propios y extraños, desde el


Malecón a la Puerta Purchena, donde en la panadería de Miguel Zea era
ritual adquirir roscos de aguardiente, pan de aceite, roscos de baño o pan
de azúcar y naranja, que sólo fabricaba por estas fechas y Navidad. La
Puerta Purchena -irregular y bizarra, como la definió Manuel del Águila,

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

En la Semana Santa almeriense los locales de


espectáculos interrumpían su programación,
según la costumbre, sobre todo los Jueves y
Viernes Santos. Aprovechando la devoción
que envolvía a todos los actos que se celebra-
ban en la ciudad durante la festividad religio-
sa, se estrenaron las primeras cintas de tema
religioso como fue Vida, pasión y muerte
de Nuestro Señor Jesucristo, estrenada
en el Variedades en 1914, o Christus, que se
anunciaba insistentemente en la cartela del
teatro y prensa antes de su estreno como ver-
dadero acontecimiento religioso y cinemato-
gráfico. De la película se resaltaba su carácter
religioso al advertir que el Papa había conce-
dido su aprobación papal tras el visionado de
la misma.

más que plaza, vivo corazón urbano de la vida local- se prolongaba en Feria
hasta la Plaza Circular, donde, poco a poco, se empezó a sustituir los faroles
de gas por artísticos adornos de luz eléctrica que se extendían hasta el
Malecón. La compañía de electricidad Lebón en 1897 iluminaba, de julio a
septiembre, todo el tramo desde la Puerta Purchena al Paseo del Príncipe,
pero el resto del año la iluminación eléctrica era la que irradiaban las
luminarias eléctricas del Café Suizo, la Cervecería Suiza, Circulo Minero y
Café Universal, quedando el Paseo iluminado a trozos. 66 Todavía en 1905
los faroles de gas iluminaban el centro de la ciudad que parecen candiles de
los años 20 y las lámparas eléctricas no alumbran la tercera parte de lo
que debieran.67 Los comerciantes, ante la desidia municipal por traer la
electricidad a la zona comercial de la ciudad, ofrecen al Presidente de la
Comisión de Fiestas, Sr. Oña, iluminar durante los nueve días de Feria los
laterales del Paseo del Príncipe. Para cubrir los gastos llegaron incluso a
recaudar fondos para este fin, pero las compañías Lebón y Mongemor no

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

disponían en Almería de materiales ni fluido suficiente para este alumbrado


extraordinario, con lo que el Presidente de la Comisión de Fiestas tuvo que
devolver las 752,50 pesetas recaudadas . 68

Todavía en 1911 la iluminación eléctrica no era completa. Se extendía a lo


largo del Boulevard formando arcos centrales, de los que pendían cestas
de flores con bombillas de color, y guirnaldas laterales de bombillas blancas
eléctricas hasta la mismísima Plaza Circular, iluminada con más de
cuatrocientos focos y otros tantos en la calle Reina Regente hasta el
Malecón. 69

A aquellas primeras ferias del cinematógrafo llegaron los destartalados


pabellones ambulantes que transportaban la magia y los sueños del
cinematógrafo. Alrededor de ellos empezaron a instalarse puestecillos de
caramelos y botijos de agua, cañadús y paloduz que los niños y vecinos de
los barrios masticaban absortos en las primeras imágenes en movimiento
que veían sus asombrados ojos.
En la Feria de 1907, llegó a la ciudad un nuevo espectáculo: el football. Era
un deporte nuevo, no visto nunca en nuestra capital, al que el Ayuntamiento
concedió un primer espacio de 110 a 120 metros de largo y 60 x 70 de
anchura, en el Andén de Costa. Dentro de la programación de Feria la
Corporación autorizó un partido entre un equipo blanco y otro negro de la
ciudad. El capitán del equipo blanco era el almeriense J. Rodríguez, que
marcó dos goal habilidosos.70 En el segundo decenio de siglo el espectáculo
cinematográfico va a compartir con el fútbol71 el imperio de la moda.
Visita obligada en la Feria era probar los pasteles de Gloria y las cascas de
Valencia y peros frescos y aceite de almendras dulces que solía traer el
turronero don Miguel Lorente, que se hacía hueco en un pequeño habitáculo
colocado junto a la Droguería Iris, en el Paseo del Príncipe número 8,
compitiendo con la turronera doña Teresa Verdún, que se instalaba cada
Feria en el establecimiento de calzado de don Pedro Plaza, en el Paseo del
Príncipe.72 Se colocaban puestos de churros y buñuelos; tiovivos y
carruseles y corridas de toros en Plaza donde terminaban el debut de Cías.
acrobáticas de elefantes, como la de Mme. C. Valsois, o las sorprendentes
actuaciones de Mr. Charles Kon y su circulo de la muerte; equilibristas,
como miss Lucía Nova o la atleta gimnástica Lea Spinder. Al final la Plaza
de Toros, como todas las plazas de Andalucía, también se vistió para recibir
el cine un trágico verano de 1936.

A propósito de las ferias, ya entrados en el nuevo siglo, el cine de las


primeras décadas empezó a convivir con los espectáculos de varietés y
artes en armoniosa alternancia en el Teatro Principal, donde se

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

representaban ejercicios de prestidigitación, cartomancia y magia blanca


de Mr. Florence para terminar en secciones de cinematógrafo; 73 compañías
cómico-líricas en funciones por secciones y borriquetes de fotografía, como
el que establecía don Juan Morales, prestigioso fotógrafo almeriense,74
en la calle Álava número 2, junto al Café Suizo, dos puertas más abajo del
Café España y el efímero Cinematógrafo Victoria allí instalado.

Esto ya ocurrió en las primeras proyecciones de los pabellones


cinematográficos venidos de otras provincias, el Pabellón La Luz o el Teatro
de los Jardinillos, convertida en 1905 en la primera terraza de cine. Aquí,
los cuadros cinematográficos se alternaron con las zarzuelas cómicas,
humoristas, cupletistas, sextetos, caricatos, ventrílocuos, bailarinas,
cantaores e imitadores de diverso pelaje.

A menudo la programación cinematográfica quedaba relegada a un segundo


plano, indicándose en los programas tan sólo los títulos del resto de los
espectáculos. A veces el cine podía ser compatible con espectáculos de lucha
en el Teatro-Circo Variedades en 1912. Todavía en 1934 podía verse en la
Terraza de Verano del Hesperia un programa en el que el cine se alternaba
con canto, baile y elección de miss Almería.

La Almería que recibió al cinematógrafo en 1896 no es muy distinta


culturalmente de la que describe, mediado el siglo XIX, Manuel Malo de
Molina, cofundador de la revista Caridemo: Efectivamente, lo que ofrece
más campo para reflexiones artísticas y literarias son las diversiones
públicas, y éstas están proscritas del suelo en que vivimos, sin que podamos
comprender el motivo. Regularmente esto sucede en pueblos, que bien por
su corto vecindario, bien por sus escasos medios, no pueden contribuir al
sostenimiento de aquéllas; pero en Almería, donde tantos elementos se
encuentran para lo contrario, donde recordamos con gusto y con orgullo,
que han tenido lugar escogidas funciones de declamación en el Teatro y
brillantísimas sesiones de competencia en el Liceo, no alcanzamos la causa
de que ambas cosas se hayan concluido, y, lo que es más, de que ni un germen
parece haya quedado para su reaparición (...). El Teatro lo tenemos cerrado
y, aunque sabemos que una Compañía lírica trata de venir de la Corte, las
exigencias que ha presentado tal vez no se puedan cubrir, y ésta sea la
razón porque no podamos salir de nuestra monotonía diaria y mensual (...).
En medio del hastío que causa la falta de diversiones deberíamos buscar
distracciones en los paseos y sitios públicos, donde pudiéramos admirar

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

La Almería del cinematógrafo

La Almería finisecular era ya una ciudad distinta a aquella vieja Almería cercada
por la Rambla de los Hileros en el Levante, la de la Chanca en el Poniente, la
Alcazaba y San Cristóbal en el Norte, bordeada por el mar al Mediodía. La ciudad
comenzó a crecer y se empezó a asentar en los lechos de las ramblas de Regocijos
y Alfares. Una manzana de casas recién construida contenía las aguas de la
rambla Alfareros desviándola a la calle Regocijos, que terminaba en un enorme
tapón de casas que impedía la salida natural de las aguas y las desviaba a la
calle las Tiendas, con los problemas de inundaciones que ello provocó. Los
constructores de aquella Almería no respetaron la eficacia de la ciudad construida
por los musulmanes, que supieron respetar sus ramblas naturales.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

las gracias y bellezas del sexo privilegiado. Pero desgraciadamente, sea


por los vientos del Poniente que han reinado con frecuencia en abril, sea
por cualquiera otra causa, es el caso los paseos se han encontrado desiertos,
y solamente en el mejoramiento del tiempo hemos conocido que estamos
atravesando la estación más preciosa del año... 75

Esa escasez de entretenimiento y espectáculos, y esa rutina vacía que sume


en la monotonía la vida de la ciudad, especialmente en invierno, comienza a
invertirse con la pronta llegada del cine y los espectáculos a él ligados en
sus primeros años de andadura.

El cine fue recibido por la burguesía local como un fenómeno curioso, uno
de tantos inventos que se prodigaban por la geografía peninsular en aquella
Almería finisecular. Pero la mayoría de la prensa local, fiel testigo de la
vida cotidiana en otros nimios acontecimientos, se hace eco, sí, de su llegada
pero con cierto desdén, sin intuición, sin pulso, reseñando en una breve
gacetilla el acontecimiento novedoso, científico, curioso y llamativo con el
que entretener una monótona noche más de aquella Almería cenicienta.

Aquéllos primeros cinematógrafos de Almería encontraron una ciudad


sometida a un cierto proceso de cambio. Habían pasado los primeros meses
de vida de la presentación del prodigioso invento en Madrid, aquél en que la
llegada a uno u otro lugar era sinónimo de adelanto. Se tenía la impresión
de que el cine sólo se afincaba en aquellos lugares importantes y de mayor
prosperidad, y que todo ello se demostraba con la llegada del propio
cinematógrafo, un adelanto de los nuevos tiempos al que Almería no podía
sustraerse.

Los almerienses tenían un cierto sentido fatalista de su existencia que cobró


fuerza a principios de siglo. Es verdad que proyectos de transformación
urbana no llegaron nunca a materializarse y otros no lo hicieron en su
totalidad –por razones de índole económica o por conflicto de poderes- hasta
muchos años después de su concepción-. La inercia económica y social
impulsan el despegue urbano de la ciudad al margen incluso de la
planificación política municipal, que no siempre supo interpretar los intereses
puestos en juego. El flujo rural en el tránsito de siglos empezó a reflejarse
en el urbanismo, que permitió romper el aprisionamiento dentro de sus
murallas -como ha escrito Emilio A. Villanueva Muñoz- y abrirse para formar
una coexistencia tradicional de las distintas clases o estamentos sociales
en la ciudad. Pero los más humildes seguirían confinados en los degradados
e insalubres barrios que carecían de infraestructura sanitaria e higiénica,
situación que dio lugar a toda una veta periodística de denuncias en El
Radical la miseria silenciosa, la mendicidad callejera que tanto molestaba a

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

periódicos de signo conservador, la pobreza que se ocultaba a escasos


metros de la suntuosidad más arrogante.

Ahora bien, fueren cuales fueren las líneas maestras del campo perceptivo
que dominaba la burguesía almeriense, lo cierto es que la vida en la ciudad
va ofreciendo lentamente un nuevo material a los sentidos: el alumbrado
público (primero el petróleo, luego el gas, finalmente la electricidad); la
intensificación del campo sonoro (carretas, carruajes de todo tipo, los
primeros automóviles, el bullicio del público...); la sensación de velocidad
que transmiten las aglomeraciones humanas en constante movimiento
(aquellas calles de las viejas fotografías con un número casi imposible de
peatones, las modalidades del ocio moderno como el cinematógrafo...); la
rapidez con la que los almerienses ven transformarse físicamente su ciudad
van trazando los perfiles de un nuevo y dinámico escenario responsable de
una modalidad de experiencia subjetiva desconocida hasta entonces.

Sírvanos de referencia la obra del escritor granadino Melchor Fernández


Almagro en Viaje al siglo XX y lo que supuso su primer encuentro con la
gran ciudad para hacernos una idea del campo perceptivo de los almerienses
de entonces. Es un interesante testimonio y merece la pena transcribir una
parte de su evocación, que se inicia con la llegada a Madrid en ferrocarril
para imaginarnos la Almería del cinematógrafo ambulante y la admiración
de sus gentes ante los nuevos descubrimientos: En Madrid no había un solo
coche de esos (se refiere a los automóviles, que ya había conocido en
Granada), ni dos, sino de seguro más de veinte o treinta (...). Más
cinematógrafos también en Madrid que en Granada, como que en Granada
sólo había uno en barraca de feria. Los cinematógrafos de Madrid estaban
en su salón de verdad, con butacas como las del teatro, sin pregonero a la
puerta ni explicador dentro (...). Pero ¡qué asombroso otra máquina la que
recogía la voz del hombre y la metía en una caja de madera para que saliese
por una gran trompeta...¡La vi y la oí en una tienda de la calle del Barquillo,
que hacía parar, con voz agria y chillona, a mucha gente tan pasmada como
yo. (...). El anuncio que yo leía y releía en el cristal de la tienda de la calle del
Barquillo, aún lo leo y lo releo dentro de mí: “Gramófonos, fonógrafos,
máquinas de escribir, motores eléctricos, lámparas incandescentes, material
de luz y timbres. Pídanse catálogos”.

Una nueva cultura visual cinematográfica

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Aquellos viejos aparatos ópticos que tenían un lugar reservado entre los
ilusionistas y magos de feria, noches de verano y tertulias, serán sustituidos
por espacios acotados, pabellones y barracas para presentar los cuadros
disolventes del cinematógrafo. El cinematógrafo empieza a hacerse
itinerante y popular. Llegará a todas esas gentes que son siempre atraídas
por una publicidad vociferante que intentaba arrastrarles hacia sus
espectáculos. Ante las fantasmagorías, panorámicas,zootropos,
kinetoscopios, hombres elefantes y apariciones y desapariciones, el nuevo
invento ofrece únicamente unas imágenes que se mueven sobre un lienzo
blanco, en el que se presentaban un sinfín de cuadros en movimiento, de
apenas unos minutos, que se harían más o menos graciosos si la continuidad
del paso de manivela se ralentizaba o aceleraba.

Los pabellones cinematográficos se propagan rápidamente gracias, de un


lado, al esfuerzo encomiable, e interesado, de unos empresarios que,
rápidamente, acondicionaron su actividad anterior precinematográfica a la
avidez popular del cinematógrafo y, de otro lado, a nuevos empresarios
que creyeron ver en el nuevo espectáculo ventajas económicas fáciles. Estos
pabellones peregrinan por toda la geografía nacional ofreciendo a los nuevos
públicos sus películas, pasando a ocupar un lugar preferente entre las
variedades de las ferias y fiestas.

La ciudad –decíamos- en aquellos momentos de cambio de siglo, renovaba


también sus hechuras. La empresa parecía compleja, pues la ciudad estaba
saliendo de la asfixia por su antiguo trazado medieval, tortuoso y no
precisamente moderno y, acosada por su incomunicación, su sentido
fatalista que parecía impedir un crecimiento racional o un ensanche, sin la
traba de las murallas, 76 como el que empezó a acometerse desde las
instituciones, con mayor o menor planificación. Además de esto, en la capital
aún era necesario potenciar la conexión a Madrid del ferrocarril, aliado
natural del cinematógrafo; un ferrocarril que tardaría aún años en llegar,
aunque la ciudad empezaba a disfrutar ya de algunos adelantos
imprescindibles para progresar.

A pesar de las malas comunicaciones, a la capital llegaban espectáculos de


todo tipo: zarzuelas, óperas, operetas, circos, sonambulistas, duetistas,
coupletistas y varietés, con toda la gama de mujeres barbudas, animales
amaestrados y ventrílocuos. Pero, sobre todo, las corridas de toros: lo más
esperado por los almerienses por Pascua y Feria. En algunas ocasiones
era común observar estas diversiones agregando la clásica jugada que
incluía el reñidero de gallos, una vieja diversión almeriense en la que los
aficionados participaban en las riñas de abono en el Circo de Gallos, en la
calle Aljibes, donde los aficionados a las quimeras se jugaban de 10 a 15
pesetas, diversión que aún hoy, clandestinamente, se sigue practicando en
El Puche y La Chanca, a plena calle. Y a pesar de que estos espectáculos

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

eran casi democráticos, ya que no había muchos, las jerarquías sociales de


la ciudad se distinguían por el lugar que ocupaban dentro del salón de estos
juegos.

Se ha dicho que el cine, en sus primeros momentos, fue un espectáculo bien


acogido por la burguesía local, pues se trataba de una curiosidad científica
digna de participar en ella por sus connotaciones culturales, no una
atracción de feria. Luego fue perdiendo el aliciente de la novedad e inicia
un breve período de retroceso, que quedó relegado a la categoría de popular,
situación que se prolongó hasta los primeros años del siglo XX. Esto no
significó que se olvidara el cinematógrafo. A la presencia de este espectáculo
en los días de feria y los pabellones que llegaban a la ciudad, cada vez mejor
acondicionados, se añadían las actividades del Novedades y el Variedades,
que empezó a alternar los espectáculos circenses y varietés con el
cinematógrafo. A partir de ese momento empieza el declive de los pabellones
ambulantes dedicados a la proyección de cintas que, aun estando presentes
hasta 1908, no soportaron esta nueva modalidad de exhibición y los
empresarios almerienses o forasteros afincados en la ciudad fueron capaces
de adaptarse a las exigencias de los nuevos espectadores que, a partir de
aquel momento, recibió a un público incondicional.

El público
La reconstrucción histórica de la noción de público, y en particular del perfil
del espectador implica la consideración del mismo como un consumidor
cultural. Las relaciones entre origen social, posición económica y el valor
asignado a la cultura muestran un estrecho vínculo con la trayectoria de
las salas cinematográficas. La arquitectura, la capacidad, la distribución
del público dentro de las salas y sus propuestas culturales son factores
importantes de legitimación para reflexionar sobre la participación del
público almeriense en los espectáculos de cinematógrafo y varietés.

La clase bien de la sociedad almeriense asiste sin reparos al Teatro


Cervantes, considerado el principal coliseo, tanto por la envergadura de
su arquitectura como porque allí se concentraba toda la oferta de género
lírico. Las temporadas teatrales tienen en este teatro una larga extensión
provocando un alto movimiento y circulación de comedias, zarzuelas, óperas
y representaciones musicales, como la de la prestigiosa Asociación Cultural
Musical.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Los sectores sociales medio y bajo asisten con mayor asiduidad, durante la
primera década, al coliseo Variedades y, luego, al Trianón. En este cine se
advierte la existencia de un público formado en su mayoría por obreros
portuarios, mientras que el primero conforma un público como forma de
ejercer una práctica social dentro de los grupos de identidad de la ciudad.

Desde el primer momento la estratificación del público en los salones


cinematográficos de la ciudad es generada por la ubicación adquirida dentro
de las salas, que reproduce, al modo de un microcosmos, ciertos
comportamientos sociales receptivos. En gallinero se situaba el público
perteneciente al sector económico menos pudiente, para quien el cine es
un tipo de consumo cultural que le sirve como ocio e inversión del tiempo
libre.

Preferencia estaba ocupada por un público para quien el cine le sirve como
acto de presencia en los días que la prensa anunciaba el estreno de
determinadas películas, dándose el caso que algunos exhibidores locales –
siguiendo el modelo teatral- llegaron a organizar sesiones de abono y, en
otros casos, se les permitía reservar sus entradas en forma anticipada a
determinadas familias de la sociedad bien.
Nuestro exhibidores locales se acogen a estrategias de promoción que son
elaboradas por las casas exhibidoras de cintas, entre las que se destacan el
Día de la moda, las funciones a benéficas de alguna entidad para recaudar
fondos, la inauguración de nuevas secciones como, por ejemplo, la Sección
Vermouth en el Apolo, Los Jardinillos y Variedades, y la organización de
rifas con la compra de la entrada en las que se sorteaba desde un Citröen
hasta balones, patines o bombones patrocinados por firmas comerciales
locales que pretenden introducirse entre el gusto de los consumidores.
Los salones de cine de Almería mantuvieron un funcionamiento irregular,
discontinuo y oscilante en su oferta de espectáculos cinematográficos hasta
la segunda decena de siglo; ello respondía a una carencia de políticas
culturales definidas y adecuadas en materia cinematográfica. Los
exhibidores locales desempeñan una gestión en la que predomina la
contratación de cintas de tendencia comercial. Además, se producen
aperturas espontáneas y cierres definitivos (Triunfo, Salón Ideal,
Variedades, Trianón) o reformas de las salas que producen vacíos
cinematográficos (Teatro-Circo Variedades o Hesperia), así como
transformaciones paulatinas de teatros en cinematógrafos y la aparición
de las terrazas de verano desde 1934.

El cinematógrafo: de París al Paseo de Alfonso XII

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

En esta Almería de finales de siglo, a la que el nuevo invento llegó buscando


y llenando un hueco en el vacío de diversiones, el cinematógrafo fue para
muchos la solución a las constantes borracheras de trabajadores, parados
y pobres de los barrios que no tenían otra diversión más que las cantinas,
ya que otros espectáculos eran prohibitivos o inaccesibles socialmente. El
espectáculo del cinematógrafo, que, a su llegada, se había convertido en la
novedad de la burguesía, pasó a ser la diversión preferida de los obreros
portuarios, pescadores, agricultores, modistillas y niños; un espectáculo
demócrata, ya que gustaba a todos.

La magia y el hechizo del cinematógrafo llega a una ciudad que despide el


siglo –la Almería de los soldados que marchan a Cuba, la de la jura y la boda
del Rey, la Almería pobre cenicienta de España y la ciudad que pugna con
tensiones internas por agrandarse y modernizarse- recibiendo fascinantes
sueños en humildes pabellones. Los almerienses ya se habían educado
visualmente con los viejos espectáculos precinematográficos que trajeron
figuras autónomas, sombras portentosas, lentes que acercan las estrellas,
sonidos que salen de un fonógrafo... La gran feria de invenciones ópticas y
sonoras había permitido contemplar exóticos paisajes, temblar de espanto
viendo fantasmas materializados entre figuras y sombras o conocer la
historia de remotos países. Pero eran imágenes fijas.

Cuando el espectáculo se democratizó la mayoría del público de los


primeros cinematógrafos eran niños, generalmente llevados por sus padres;
la gente de clase alta comenzó a abandonar el cine, cansados de las mismas
cintas o las mismas historias, pero también cuando los pabellones
cinematográficos comenzaron a ser frecuentados por mujeres de dudosa
decencia de la ciudad que asistían al cine, ya que la oscuridad les favorecía,
puesto que no eran reconocidas hasta su salida, y gente de clases media
baja y popular, al ser este espectáculo más barato que las zarzuelas o las
comedias.

Cinematógrafos itinerantes
El cinematógrafo, hasta su consolidación como salas estables, tenía un
carácter esporádico y solía aparecer durante los días de feria y desaparecer
al terminar ésta en un ir y venir en gira por la ciudad, alternando con
espectáculos de varietés en destartalados pabellones. Los pabellones
solían tener dos o tres peldaños a la entrada, por los que se accedía a un
porche sostenido por columnas a lo largo del frontal de salón. Dos puertas

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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daban acceso al salón, que solía disponer de unos palcos laterales en el


patio de butacas y un piso superior, “general” o “gradas”, a unos dos metros
del suelo. El empresario, que disponía de muy pocas películas, repetía una
y otra vez las cintas, intercaladas con cuadros disolventes y
representaciones artísticas hasta que el público, harto de las mismas
proyecciones, de ausencia de sorpresas, sin nuevos deslumbramientos
dejaba de asistir, momento que aprovechaba el empresario para trasladarse
a otra localidad.

El último año del siglo XIX las cámaras cinematográficas accedieron al


Vaticano y contaron con el consentimiento de León XIII a ser filmado. Este
acontecimiento se extendió por toda la prensa nacional y provocó la
aceptación de un gran número de personas, que se mostraban reticentes
ante el nuevo invento. Esta noticia, que no era más que una anécdota,
repercutió favorablemente en la alta sociedad almeriense que controlaba
la vida cultural de la ciudad e imprimía de tintes conservadores a todo su
entorno.

En realidad la burguesía almeriense no entendió la originalidad del invento,


ni alcanzó a ver sus posibilidades. Esta burguesía de finales y principios de
siglo, que era culta, tenía horizontes para entender y valorar la importancia
del nuevo invento y acude, al principio, ávida de curiosidad, a conocerlo,
admirarlo y más tarde refugiarse nuevamente en su mundo culto, lejos de
la oscuridad de los pabellones cinematográficos, en su mundo seguro del
teatro, el Circulo Mercantil, los bailes de Carnaval en el Casino, las
Sociedades musicales o los cafés-teatro, donde los compartimentos
reflejaban y respondían más a sus necesidades. El cinematógrafo en la
primera década del nuevo siglo seguía siendo la actuación predilecta del
público almeriense. Sin embargo los empresarios de los teatros Variedades
y Hesperia comprendieron rápidamente la rentabilidad del negocio
cinematográfico en comparación con el teatro, más exigente en su
organización. Idearon una fórmula original para compartir la comodidad del
cinematógrafo con las exigencias de la ópera, el teatro y la zarzuela: el
programa fin de fiesta. Esta forma, nueva en Almería, de dar en una sección
cinematógrafo y zarzuelas, al precio casi del cine, ha sido muy aceptado en
todas las demás poblaciones donde se ha implantado. 77

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IV. SALAS CINEMATOGRÁFICAS

Si hasta hace poco las salas de nuestros cines eran fruto apetecido del
boom especulador inmobiliario para reconvertirse en discotecas o grandes
superficies comerciales, en la primera década del siglo XX son los teatros
de nuestra ciudad los que se reconvierten en cinematógrafos. Estos
cinematógrafos ofrecían cine al principio o al final de las varietés. Luego,
la programación se centra exclusivamente en proyecciones
cinematográficas, ya que sus propietarios descubren que mientras con una
obra de teatro, una ópera o una zarzuela pueden darse un máximo de tres o
cuatro representaciones al día, el cine, que entonces ofrecía sesiones de
una hora, permitía el doble de sesiones y de beneficios. Si a esto se añadía
que era mucho más barato adquirir un proyector y alquilar películas que
mantener durante días una compañía, la elección era segura.

Este desplazamiento del dinero del teatro hacia el cine justifica muchas
quejas de almerienses por la escasez de teatro en nuestra ciudad y artículos
de prensa airados contra el cine al que achacaban todos los males de la
escena. Por eso, suponía un alivio, una vez terminada la larga temporada
de cine, el anuncio de una compañía de teatro en la ciudad. Pero los
empresarios argumentaban que, gracias a los beneficios que les dejaba el
cine, podían seguir financiando funciones teatrales. Realmente el teatro
estaba muy arraigado entre la clase burguesa de nuestra ciudad, y prueba
de ello fue la fidelidad del empresario del Teatro Cervantes a las grandes
representaciones líricas y musicales hasta bien entrados los años treinta, a
través de una gerencia que controló todos los espectáculos de la ciudad a
través de la Empresa de Espectáculos de Almería S.A., administrada por el
Sr. Gómez Navarro

Difícilmente se puede entender la vida cultural de la ciudad sin tener en


cuenta el papel que desempeñaron el Teatro Principal 78 -también conocido
por Teatro de Campos, sede de poetas y escritores que dieron vida a las
revistas El Organillo y La Caricatura- o Novedades en el siglo XIX, donde
actuaron las compañías de zarzuela, óperas y comedias, representando
las obras de los autores más conocidos y de las compañías más famosas
del momento. Desapareció el 4 de marzo de 1891, antes de recibir el
cinematógrafo, con una función del Conde Patricio, notable prestidigitador,
que representó entre otras creaciones fantásticas la titulada El
fusilamiento, como si con este título quisiera significar morir a la vida cultural
de la ciudad.

Este teatro, confundido por Tapia Garrido con El Variedades, estaba


construido de cañas y madera y una instalación eléctrica deficiente, no

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

representaba el sentir de la orgullosa burguesía almeriense y se pedía


insistentemente desde el diario La Defensa a los poderes públicos su
demolición, antes de que se produzca una catástrofe por incendio o
hundimiento.

Otro teatro, el Apolo, también llamado anteriormente Teatro Calderón, sede


del Circulo Literario y más adelante del Circulo Republicano, centro del
republicanismo almeriense, llegó a disponer tiempo después hasta de un
Orfeón Republicano con el que predicaba su ideario por los pueblos de la
provincia, y hasta de otras provincias.

Los teatros, en efecto, no se adecuaban a las necesidades de la ciudad –al


menos no a los criterios de la burguesía dominante- y un empresario local,
don Juan Bosch, ya venía proyectando la construcción de otro que
sustituyera al feo, viejo y sucio barracón de Novedades,79 propiedad de
don Antonio Blasco, 80 pues este teatro (...)no es teatro sino una podrida
armazón destartalada, incómoda, fea, con las infinitas reformas, tapas y
medias suelas que lleva eso desde que con bastante mal acuerdo se permitió
construirlo. Lo que procede es derribar y derribar pronto esos puntuales
inseguros, esas techumbres podridas y toda esa fealdad peligrosa.81

Casi dos años después la propuesta del Sr. Bosch, incansable, seguía
adelante en su proyecto de un nuevo teatro, máxime cuando el vetusto
Teatro Novedades estaba siendo demolido para siempre y la gente se
preguntaba qué se iba a construir en ese hermoso solar.82 Poco tiempo
después ya fue efectiva una reunión en el despacho de D Francisco Jover
los señores que componen la propiedad del teatro Cervantes. 83

Almería arrancó el siglo XIX con el teatro y termina con el cinematógrafo.


Una ciudad lejos de los indicadores de modernización pero que acogió, como
el resto de ciudades, las primeras imágenes en movimiento con expectación
y asombro. Aquella ciudad –se decía- sólo tenía un único espacio público de
encuentro, el Paseo del Príncipe, el único sitio de esparcimiento y de recreo
se encontraba casi en tinieblas, “iluminado con esas mariposas que
contemplamos todas las noches; 84 un Paseo donde los árboles no
embellecen, los pavimentos son detestables, aún los de las vías principales,
donde los solares abiertos son focos de infección y hay calles que son
muladares, donde los riegos son incompletos y el polvo nos asfixia y no
abruma en todos lados y a todas horas (…) donde no tenemos paseos, donde
los árboles no embellecen los alrededores de la capital, los pavimentos son
detestables, aún los de las vías principales, como el Paseo del Príncipe, donde
los solares abiertos son focos de infección y hay calles que son muladares,
donde los riegos son incompletos y el polvo nos asfixia y nos abruma en

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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todos lados y a todas horas...” (donde)... las iniciativas de nuestro Municipio


permanecen dormidas y no se piensa acometer mejora alguna. Todo está
igual, y aún peor hoy que ayer (...) Almería paga los vidrios rotos y el
adelanto y el progreso para ella es letra muerta85

Primeros cinematógrafos estables

Durante las dos primeras décadas del siglo XX se consolidará


definitivamente el cinematógrafo en los locales habituales. Desaparece el
Teatro-Circo Variedades pero aparecen otros nuevos, como Triunfo, Ideal,
Trianón, Teatro Cervantes y poco después el Hesperia, buque insignia del
cine en Almería, que desde el principio de la segunda decena del siglo se
venía anunciando su construcción. Unos y otros van adecuándose a las
nuevas exigencia del público, pero también a la regulación legislativa y a
las exigencias técnicas del momento.

El teatro Apolo, a finales de la primera


década de siglo, acometió obras de
reforma para mayor comodidad del
público, transformando el viejo salón
en un salón preciosísimo con el
nombre de Salón Ena Victoria. Su
propietario se proponía alternar las
varietés y el teatro con sesiones
cinematográficas de tarde y noche,
al precio de 10 céntimos la entrada
general y cuatro secciones todas las
noches.86 Además tuvo la original idea
El teatro Apolo se convirtió pronto de editar un periódico que repartirá
en uno de los primeros cinematógrafos gratis diariamente, para cuenta del
estables de la ciudad. trabajo de los artistas y de los que
semanalmente harán su debut en el
Salón Ena Victoria.87 Una de las
películas que llamó poderosamente la
atención de los almeriense fue la
comedia El aprendizaje de
Sánchez, que tanto hizo reír al público y que se volvió a proyectar los
siguientes días. Desconocemos las dificultades que atravesó la empresa
del Apolo, pero a partir de julio del año siguiente –como dijimos
anteriormente- se pusieron a la venta, en la calle Gerona nº 19, todos los
enseres de dicho teatro. 88

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

El Variedades, por su parte, anunciaba un espectáculo en la ciudad con el


debut de Donnini que traía dos vagones especiales de material entre
decorados, máquinas eléctricas, etc., y 15 personas entre ayudantes,
servidores, peluqueros, costureras, maquinistas, electricistas...89 Donni
actuó durante una semana, despidiéndose el 8 de febrero, para dar paso al
cinematógrafo.

Dos salas funcionan durante el verano de 1908 en la ciudad: Los Jardinillos


y el Variedades. Los Jardinillos había acometido interesantes obras de
reforma interior en el mes abril, instalando un nuevo y amplio decorado
dirigido, en esta ocasión, por el prestigioso pintor y escenográfo almeriense
don Antonio Fernández Navarro.90 Las obras concluyeron a finales de julio
y el 6 de agosto en este teatrico de verano se inauguró la temporada
cinematográfica con las películas La leyenda del polichinela, Posada
de los Alpes, Julieta y Bronco, Buen medicamento, La espuela y
Conciencia de médico,91 que mereció el aplauso de cuantos asistían por
su claridad, fijeza y coloración, junto al espectáculos de los transformistas-
malabaristas Les Hartur.

El día 30 de septiembre cerró su temporada cinematográfica con la última


sección titulada Una corrida de toros en Valencia por Lagartijillo,92
pero antes, el 28, organizó una función a beneficio del público con gran
rebaja de precios de acuerdo al siguiente programa: Ráfaga de viento
sobre la playa, Ramo para la novia, Maniquíes vivos, Uno que quiere
volar, Pantalón corto, El cojo, La caverna de la bruja, Los sport en
Suecia, Viejos picaros, El leñero, Posada de los Alpes, Deseo de
imitar, Julieta y Romeo, Buen medicamento, Las especias,
Conciencia de médico.93 Unos días antes Almería recibió la noticia de la
muerte de Nicolás Salmerón, en Bellier (Francia) a los 70 años de edad. El
hombre que tuvo que dimitir como Presidente de la República por problemas
de conciencia ante la necesidad de aplicar la pena de muerte, a la que se
había opuesto como jurista.

El Variedades dedicó la mayor parte de su temporada al teatro, opereta y


zarzuelas. Cuando llega la feria interrumpe la temporada de comedias y
encarga a la empresa granadina del Palais Victoria abrir la temporada
cinematográfica, junto a la actuación de compañías ecuestres, gimnásticas,
acrobáticas, cómicas y mímicas con burros amaestrados, cercados y
caballos.

También fue encargado el Palais Victoria de las proyecciones

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

El catalán Juan Bosch solicita autorización


para construir en Almería un teatro circo con
el nombre de Variedades.

cinematográficas públicas organizadas por el Ayuntamiento el 25 de agosto


en el Malecón a las nueve de la noche,94 resultando ser un fracaso pues las
cintas y el proyector del Malecón no resultó, no agradando al publico, que
era numeroso ese tercer día de la feria de agosto,95 terminando las
funciones al día siguiente en la Puerta Purchena. Es sorprendente que
este cinematógrafo causara la decepción del público, venido de todas partes
de la provincia, pues el propietario del Palais Victoria, don Francisco
Escudero, era un empresario de reconocido prestigio que, bajo la
denominación unas veces de Royal Victoria, Palais Victoria o Le Palais Royal
-propiedad de don Antonio Bernardo de Quirós-, recorría con éxito las
distintas ciudades andaluzas, reservándose el nombre de Cinematógrafo
Escudero exclusivamente para su Pabellón ambulante.

El Teatro-Circo Variedades

El Teatro Variedades estaba situado en el espacio que actualmente ocupa


una parte del Hotel Costasol y la Agencia Tributaria. Don Juan Bosch y
Huguet el 28 de mayo de 1900, solicitó su construcción en la parte baja del
Paseo del Príncipe Alfonso entre la acera Poniente de esta vía y la calle de
Arapiles.96 Constaba de escenario con foro y cuarto de actores, pasillos
laterales de 3,80 metros de luz y, al fondo, una gran sala de vestíbulo que
daba acceso a la de espectáculos. Dobles y amplias escaleras daban acceso
a las localidades superiores. Las entradas y salidas se abrían a las tres
fachadas de que disponía, con dos metros de luz cada una. La construcción

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Plano del Teatro-Circo Variedades presentado por


don Juan Bosch

estaba determinada por pies


derechos y muros exteriores del recinto; los pies derechos apoyados sobre
sólida cimentación de mampostería y basas de sillería embutidas 1,90 metros
bajo la rasante soportados por la viga de puente y sobre estas las maderas
de suelo, todo enlazado con pasadores de hierro y pavimentado con sólidos
tableros constituyendo éstos el piso de palcos y galerías en la misma forma
que se desarrolla en planta baja. Estas localidades tienen salida directa a
las tres fachadas por los huecos de puerta y, además, por las delanteras
que sólo distan del suelo dos metros (...)
para mayor comodidad del público y
teniendo en cuenta las condiciones de
clima y humedad de este país, se le
coloca una cubierta de fieltro para
evitar la humedad (...) y para que los
vientos no encuentren resistencia y así
procurar en todo caso la mayor El Variedades, desde la
llegada del cinematógra-
seguridad de la construcción” El fo alternó las represen-
edificio constaba de una cámara de aire taciones teatrales y mu-
para aislamiento para producir sicales con el cinemató-
grafo.
“continua renovación de aire en la sala,
además de otras que se establecerán
en la parte posterior del escenario distanciadas 3 metros del muro
medianero con lo que queda garantizado el volumen de aire y la seguridad
de aislamiento.97

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

El cine Hesperia

En efecto, se anuncia la construcción de un nuevo cine con paraíso para


800 personas. La sala tendría cerca de 700 butacas y gran capacidad
también en los anfiteatros.98 En su planta baja con piso de madera disponía
de butacas, también de madera, clavadas al suelo, y el piso superior estaba
organizado en graderías con bancos de madera. Las reformas posteriores
le añadió un hermoso salón de espera, con ambigú, donde se vendían
caramelos y agua. A veces salía del ambigú el que lo atendía con una bandeja
que portaba vasos para el agua y caramelos.99 Relata José Diego Martínez
O´Connor que este teatro disponía de platea y palco a los lados, delantera
de grada y gallinero frente a la pantalla. El gerente del teatro era don Luis
Iribarne que, poco tiempo después, pasó a don Isidoro Vértiz, oficial del
ejército acogido a la Ley Azaña, que se estableció en Almería y casó con
doña Jacobina.

Tapia recuerda de su infancia que las butacas de patio costaban tres


perrillas y que repartían programas de mano sobre la película o anunciando
la próxima. Las películas –escribe- siempre comenzaban con una sinfonía,
seguían dos partes de películas de risa, Charlot, Tomasín, Harol Lloyd, y
cuatro de una película de valntes (...) Daban tres timbrazos como los toques
de Misa. Cuando se agotaba nuestra paciente espera, llevando el compás a
patadas en el suelo, cantábamos repetida la siguiente melopea de inspiración
ramblera: El de la levita, papas fritas, de la gamboa no me joas. Este
exabrupto en sentido de fastidiar. Sonaba un timbre y callábamos. Parece
que se han dado cuenta de que estamos aquí. En dos minutos se agotaba la
paciencia y otra vez la melopea, y otro timbrazo, y otra vez agotarse la
paciencia y callábamos porque por la parte central del patio de butacas
entraban cuatro músicos. (...) ¿Es verdad que la música amansa a las fieras?
Pues a nosotros no y cuando los músicos se daban cuenta de esto, metían
los instrumentos en su estuche, cerraban el piano y emprendían la retirada.
Los despedíamos con una ovación a su heroísmo. Y venga Charlot y vengan
valientes, que nos embebían y que al día siguiente imitábamos en el Barranco
de las Bolas del Quemadero o en los derrumbaderos del Corte de la Rambla.
100

En diciembre de 1923, recién inaugurado, el General-Gobernador, Sr.


Sánchez Ortega, obsequió en el Pabellón Hesperia a los niños y niñas de
las escuelas nacionales y los hospicianos con una sección de
cinematógrafo.101 El Hesperia, al igual que otros pabellones
cinematográficos, contaba con dos espacios claramente diferenciados, la

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

general, que ocupaba la zona próxima


al escenario y la pantalla flanqueada
por dos columnas salomónicas, y la
preferencia, situada en la parte
posterior junto a la cabina, que iba
elevada a un metro aproximado del
suelo para facilitar una visión mejor
tanto de los espectáculos de
variedades como de las películas.
Con el paso del tiempo, este cine
grande y destartalado, tuvo que ser
reformado y las proyecciones se
paralizaron durante un tiempo. Pero
merecía la pena porque ahora, al nuevo
Salón reformado, se habilitó una sala de
fumadores -dada la prohibición expresa
de las autoridades de fumar dentro de
la sala-, se agrandaron los water-
closses y, en general, se acometieron
serias reformas de higiene, seguridad
y comodidad, aunque el verdadero
motivo, más que el expresado por su
gerente, don Luis Iribarne, era la orden
cursada desde el Ministerio a todos los
Gobernadores Civiles para que
adecuasen las salas de cine a las
medidas de seguridad obligatorias. 102

Arriba. Plano del Teatro Cervantes


recién inaugurado, en 1921. (Imagen
cedida por gentileza de El Teatro Cervantes
Sintagmo).Abajo.Distribución del aforo
del Teatro Cervantes en 1922 (Gentileza
de la empresa Sintagmo) Foto Juan Lax.
Con la inauguración en 1921 del Teatro
Cervantes se cerraba una etapa de la
exhibición y se abría otra. Concluía la
etapa de los cinematógrafos
caracterizados por ocupar espacios previamente existentes, la fragilidad
de su construcción y la falta de comodidades. La vieja aspiración de los
señores Jover, Burgos y Spencer cuando en 1857 imaginaron el proyecto
de construcción de un gran teatro porque el barracón de madera del
Novedades no hacía honor a la ciudad, no imaginaron que su proyecto sería

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

El teatro Cervantes, desde su inauguracion hasta


los años treinta, desarrollo una intensa actividad
teatral. (Cortesía de la empresa Sintagmo S.A.Foto
Juan Lax.)

uno de los proyectos de más larga ejecución de la historia arquitectónica


de Almería.

Este teatro, desde su inauguración, no fue un local ideado para las


exhibiciones cinematográficas exclusivamente. El teatro Cervantes, según
el sentir de la Sociedad del Casino, fue una sala de espectáculos destinada
a un público selecto de la sociedad almeriense. Diversos elementos inciden
en esta idea. En primer lugar la situación geográfica del local. En segundo
lugar, el nada desdeñable hecho de que los propietarios de dicho teatro eran
de una Sociedad en el que el Consejo de Administración pertenecía
íntegramente a la burguesía almeriense. En tercer lugar, la programación
teatral tenía como claro objetivo el satisfacer las demandas por el gusto
teatral de ese público selecto, vinculado obviamente, a las clases más
acomodadas de la sociedad almeriense. En cuarto lugar, cuando la Sociedad
del Teatro abrió concurso para el arrendamiento de dicho local obligaba al
arrendatario a ofrecer representaciones de ópera, zarzuela y, en último
lugar, cine; excluyendo de estas representaciones las circenses, por no ser
consideradas adecuadas para un teatro de esta entidad.

Quedaba, pues, claramente reflejada la postura pública de la burguesía


urbana local de primar determinados espectáculos. De hecho, la
programación inicial del teatro estaba focalizada en el sentido que
expresamos, recurriendo al cine ocasionalmente, bien como puente en el
cambio de programación, bien como relleno cuando algún espectáculo teatral

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

fallaba o demoraba. Por eso, los sucesivos empresarios locales no se


esforzaron por implantar el cine sonoro en esta sala, sino cuando ya el cine
sonoro había arraigado en la ciudad, en 1933. Y ello, como sacralización de
esta clase social por preservar este espacio escénico a las artes nobles,
menospreciando en cierto modo el cine, a pesar de que acudieran a los
locales cinematográficos con asiduidad. Pero esta es otra cuestión.

Un proyecto para una ciudad sin teatro

Don Juan Cassinello Baglieto elaboró en 1862 un pliego de firmas dirigido


a la sociedad almeriense para que se sumaran todos los que quisieran
interesarse en empresa tan laudable. Firmaron 60 personas, que se
reunieron en la Diputación, bajo la presidencia del entonces gobernador don
José Lafuente Alcántara, acordando crear una sociedad de accionistas, con
un capital inicial de 800.000 reales y 4.000 acciones.

A los dos años sólo había 109 acciones. Se pensó que el sitio más adecuado
para el nuevo teatro era una de las nueve manzanas existentes en el barrio
conocido de la Puerta del Sol, que era como una prolongación del Paseo del
Príncipe, en el solar de lo que fue la Plaza de los Frailes que formaba un
rectángulo de 30 por 60 metros cuadrados. Se adquirieron por 8.140 reales
unos 1.000 metros cuadrados del Estado; 1.636 metros cuadrados a don
José Pulmovich, a 27 reales la vara, y 2.341 varas más por escritura que
otorgó don Mariano Toro. En definitiva, la planta ocuparía una gran manzana
delimitada por el Boulevard, Plaza de Pablo Cazard, Sagasta y calle del poeta
Villaespesa

Los planos se encargaron al


arquitecto granadino que hizo
el Teatro Isabel la Católica,
don G. Martín de Martín, que
puso como condición que se le
nombrase arquitecto
municipal. Pero su proyecto
de teatro sólo albergaba 1.500
personas y debían ser 2.000.
Esta exigencia de la Sociedad
Cartel anunciador de le sentó mal y renunció a su
funciones de zarzuelas,
muy del gusto de los cargo.
almerienses, en 1924.
(Cortesía de la empre- La Sociedad mandató al Sr.
sa Sintagmo. S.A. Foto:
Juan Lax) Jover a trasladarse a Madrid
en busca de un nuevo

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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arquitecto, pero los honorarios eran muy elevados. Por expreso deseo de
la Sociedad se trasladó a París, donde conoció a Garnier, el arquitecto del
Teatro de la Opera de París. Garnier aceptó el encargo del proyecto, junto a
un arquitecto español que preparaba allí un monumento a Colón. Ambos
arquitectos quedaron de acuerdo en la redacción del proyecto del Teatro
Cervantes de Almería al precio de 2.000 francos. Comenzaron las obras el
14 de julio de 1866,103 pero el teatro no se terminaría hasta 45 años después
debido a dificultades internas de la Sociedad.

A principios de 1898 los planos originales fueron modificados por el


arquitecto López Rull, 104 que confirió al proyecto un aire ecléctico: claves
en resalto, dinteles de arco segmentado y un cierto monumentalismo en su
piso principal, como son los vanos adintelados, los grandes arcos de medio
punto y un balcón protegido por balaustrada. Los detalles exteriores,
también diseñados por López Rull, son de un fuerte naturalismo, próximos
a los motivos ornamentales modernistas. La nueva redacción contemplaba
tres pisos, plateas, principal y segundo. La sala amplia tendría una anchura
de 18,50 metros con capacidad para 420 butacas. El paraíso contemplaba
una cabida aproximada de1.000 butacas. 105

Para octubre de ese mismo año López Rull terminó su redacción, pero las
obras seguían paradas por falta de liquidez presupuestaria. En esto que un
empresario catalán lo tomó en arrendamiento con el compromiso de
terminarlo en una época determinada, pero fracasó en su propósito. Después
se rescindió el contrato con aquél industrial catalán.

La Sociedad del proyectado Teatro Cervantes volvió a emitir unas 100


acciones y con las 100.000 pesetas de su importe prosiguieron las obras.
Pero las obras, a pesar del impulso dado, no se terminaban. Nuevas acciones,
nuevos créditos y, mientras tanto, se encarga a Altos Hornos de Vizcaya
la armadura y viguería armada para la techumbre del Teatro por 150.000
pesetas. 106

Nuevamente, en 1906, la falta de recursos y nuevos requerimientos al


Ayuntamiento para que satisficiera a la Sociedad las 30.000 pesetas
adeudadas a la Sociedad y no había satisfecho desde hacía más de veinte
años. El 8 de abril de ese año se reunió la Junta del Teatro y volvió a
acometer el problema de la terminación de las obras. Para ello volvió a emitir
150 acciones al precio de 1.000 Ptas. Un nuevo impulso que quedó paralizado
al poco tiempo y nueva emisión de bonos que recaudaron 100.000 pesetas.

Dos años después, en febrero, el Consejo de Administración pone en


circulación una nueva emisión de 250 bonos, pero se recaudaron 100.000

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Ptas. y aún quedaban 150.000 Ptas. sin cubrir. Nueva emisión que cubrieron
40 bonos más, pero rechazados -según Plácido Langle- por ser insuficientes.
Los promotores recurrieron al Banco Hipotecario que les ofreció 40.000
Ptas. para entregarlas cuando se firmara la escritura y otras 50.000 para
cuando se certificara su terminación. Estas condiciones, en opinión de
Langle, equivalía a que con 40.000 Ptas. teníamos que hacer una obra que
costaba 150.000 y, después de realizar el milagro, recibiríamos otras
50.000 para acabar de construir un teatro que ya debía estar construido.
Las negociaciones quedaron interrumpidas. Se pensó en emitir nuevas
obligaciones; se habló de solicitar un préstamo a la Unión Almeriense...

La prensa transmite en 1909 la impaciencia de la gente ante un teatro


medio construido, llegando a escribir que si no es posible terminarlo, que
se venda, que se rife, en fin, algo que demuestre vida y no muerte. 107 Seis
años después El Popular se quejaba ante el nuevo retraso de las obras y
decía: No nos explicamos cómo al cabo de tanto tiempo de suspirar por la
construcción definitiva, ahora que ya se había encontrado, por rara
maravilla, quien estuviera dispuesto a ejecutar sus obras y contara con
recursos bastantes para darle cima, en vez de proporcionarle cuantas
facilidades deseara se le hayan puesto repararos y obstáculos… Creemos
que esto no pasa más que en Almería. 108

Una nueva convocatoria de los accionistas para 14 de marzo de 1919 a fin de


tratar asuntos relativos a la ejecución de las obras pendientes de
finalización, que ascendían a unas 31.000 pesetas para concluir el teatro y
más de 60.000 pesetas las obras del Circulo Mercantil. La Junta de
Accionistas acuerda abrir nuevas suscripciones del 21 al 29 de marzo, que
aportaron a la Sociedad 102.225 pesetas Esta nueva recaudación permitió
que el 10 de mayo comenzaron las obras. A primeros de julio ya estaba
terminado el decorado interior, encomendado a una sociedad de
ornamentación catalana, propiedad de don Pedro Coll, aunque la decoración
aparece firmada y fechada por T. Villaba, 1920. Esta decoración estaba
basada en la utilización de motivos neorrenacentistas en el salón bajo y
neoacademicistas en la planta principal.

A mediados de agosto se construían las galerías del piso principal dedicadas


al anfiteatro y las del último piso o entrada general, también se empiezan a
estucar las plateas. Los asientos del Teatro Cervantes fueron encargados
en Granada, en la fábrica de Martínez Herrera;109 el pavimento de la sala
de butacas fue encargado en Barcelona; el oro para el decorado a Sevilla y
Barcelona; el terciopelo para los cortinajes, a Londres. 110

Por fin, la Sociedad propietaria del Teatro Cervantes, por acuerdo del

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Consejo de Administración de
Verbena de la Paloma, La (1921) fecha 30.5.1920, abrió
Director:
José Buchs
concurso para el
arrendamiento del futuro
Guión: teatro por un tiempo máximo
José Buchs de 10 años, en que se obligaba
Ricardo De la Vega al arrendatario a dar durante
Intérpretes: Elisa Ruiz Romero, José María
el año representaciones de
Alonso Pesquera, María Anaya, Felisa opera, zarzuela, varietés o
Lázaro,Julia Lozano, José Montenegro, cine. Todo, menos circo.111 El
Ricardo Quilez, Florián Rey, Leopoldo precio del arrendamiento
Suárez. anual sería de 22.500 pesetas
Nacionalidad: España
como mínimo. En 1931 fue
Color: Blanco y negro arrendado por diez años más
Sonido: Muda a una nueva empresa que
respondiera más a criterios de
calidad que de cantidad.. 112

Finalmente, el 15 de julio de
1921 se fijó su inauguración,
Con La Verbena de la Paloma se inauguró el cine en
el teatro Cervantes el 18 de marzo de 1923. Fue, pues, pero no pudo ser porque la
la primera película proyectada en este teatro, aunque Compañía del Sr. Morano no
la cinta había sido ya proyectada en el Variedades dos
meses antes. llegó para el 15 y se pospuso
En el Cervantes existía una excelente orquesta que llegó al día 16 con la comedia de
incluso a dirigir el maestro Bretón, hijo, poniéndole música al
estreno de esta película
Serra La calle de la Montera,
dirigida por el primer actor
Francisco Moreno. El
programa de apertura, además, llevaba un diálogo a cargo de don David
Estevan titulado La sombra de Cervantes. Al día siguiente se escenificó una
obra de don Jacinto Benavente, El collar de estrellas. A lo largo de esta
temporada el Teatro Cervantes dedicó casi exclusivamente su actividad al
teatro.

Fue, casi dos años después, el 18 de enero de 1923 cuando el Cervantes


ofrece por primera vez exhibiciones cinematográficas, estrenándose con
la película La verbena de la Paloma (Buchs, 1921),113 que fue una primitiva
versión cinematográfica de la zarzuela del mismo título original del maestro
Tomás Bretón. Resulta especialmente curioso el hecho de que algunas de
las primeras exhibiciones que llegaron a nuestra ciudad fueron cintas que
abordaban los temas de nuestras populares zarzuelas y que se
acompañarían la proyección. En 1925, Buchs quiso llevar a la pantalla la
obra de Pérez Galdós titulada El abuelo, convirtiéndose finalmente en
realidad los deseos que desde mediados de la década anterior venían siendo

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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formulados por boca de diferentes productoras. La empresa decidió


contratar los servicios del maestro Bretón, hijo, para que se desplazara a
Almería a dirigir la orquesta de Blas Torres114 entonces contratada en el
Cervantes115 para acompañar la película. Este acontecimiento
cinematográfico y musical despertó gran interés entre la población
almeriense y la prensa local reseñó ampliamente el estreno: Todas las
escenas de la popular zarzuela destilan por la pantalla mientras la orquesta
evoca los números con música que han hecho inmortal el nombre del
maestro Bretón. Ocho números de música avalaron y completan la partitura
cuyo estreno es en todas parte un gran acontecimiento musical. 116
Al sábado siguiente se estrenó Flor de España, en funciones de 5,45, 9 y
10,30 horas, que también estuvo orquestada por el maestro Bretón, hijo,
que hizo una adaptación musical para la película que también se estreno en
el Cervantes con la misma orquesta de Blas Torres. La concurrencia –decía
la prensa- alabó la producción viva de la España flamenca y aplaudió con
justicia la obra cinematográfica.117 La prensa insertaba publicidad redactada
en forma de noticia, en la que se ponderaba el esfuerzo que estaba haciendo
el rector del Teatro Cervantes por ofrecer estas muestras cinematográficas,
independientemente de los gastos que conllevara ofrecer calidad ante todo,
dando Almería el rango que se merece, citándose como ejemplo los
entradones enormes que se habían registrado el sábado y domingo para
ver Flor de España.

Gracias a la publicidad de cine de gran confort y decencia, el público de la


buena sociedad almeriense comenzó a llenar sus butacas, dejando a las otras
salas como lugar para la gente con menos recursos, generándose entre
ambas salas una competencia cordial, máxime cuando el gerente de una de
ellas era el mismo que el del Cervantes, puesto que se entendía que las
otras también ofrecían distinta variedad de espectáculos.

Pero el Cervantes, dentro de programación de grandes representaciones,


también abría sus puertas a iniciativas singulares como la música, que tanto
interés despertaba en la ciudad, y promovidas por sociedades culturales
como la Asociación de Cultura Musical, recientemente constituida. El
presidente de aquella sociedad fue don José Guillén, ya que era el delegado
nombrado por la Asociación de Cultura Musical, de la que dependencia la de
Almería. La sede de la Asociación estaba en el Paseo del Príncipe, nº 21.
Esta sociedad organizaba mensualmente un concierto con los más grandes
artistas del mundo a la que se podía pertenecer por una cuota anual de 36
Ptas., cuota elevada para la época, lo que no impedía que el aforo del
Cervantes rebosara con cada actuación. El día 18 de noviembre presentó
ante el público de Almería al guitarrista jiennense don Andrés Segovia, el
mejor del mundo, que volvió a actuar en nuestra ciudad el 24 de enero de
1925. Por este teatro pasaron, promovido por esta sociedad, flautistas como

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Schultz y la pianista Elsa Dihel, la Orquesta Filarmónica de Madrid, dirigida


por Pérez Casas, el violinista Paul Kochausky, los pianistas Nicolás Orloff,
Borowky, Pura Lago, A. Lucas Moreno, Jan Saterling, los Coros de los
Cosacos de Suban, también se pudo escuchar el 21 de abril de 1924 un
concierto de Rubinstein, el prestigioso cuarteto Wendlins, el de Budapest,
el violoncelista Fenermann...

Esta prestigiosa Asociación en 1931 continuó sus representaciones musicales


en el Hesperia, como la celebrada el 26 de septiembre con el Cuarteto
Húngaro Pro Música. Un año después la Asociación seguía programando
conciertos con la pianista Ania Dorfmann o Nicolai Orleff, junto a José
Cubiles y, de nuevo, Andrés Segovia y el violinista Ricardo Odnopostt. El 21
de marzo de 1933, ahora con nueva junta directiva presidida por don Juan
Pérez Zúñiga y de secretario don Juan Flores Tavira, actuó en nuestra
ciudad el Cuarteto de Cuerda de Dresde,118 sin que sepamos la suerte que
corrió esta asociación posteriormente.

Los primeros cines de verano:


Los Jardinillos y el cine del balneario Diana

El cine de verano era una modalidad de exhibición cinematográfica que se


impuso en Andalucía y otras ciudades mediterráneas desde comienzos de
siglo. Rafael Alberti en las páginas de Marinero en tierra recordaba
poéticamente su infancia cinematográfica en la playa de la Puntilla de El
Puerto de Santa María: “Del cinema al aire libre/vengo madre de mirar/
una mar mentida y cierta, / que no es la mar y es la mar”.119 También
novelistas contemporáneos hacen mención a este tipo de cine y ambientan
escenas de sus obras en ellos; Las mil noches de Hortensia Romero, de
Fernando Quiñones o Las tesis de Nancy, de Ramón J. Sender. Era un modo
de exhibición que, por sus características sociológicas, ha sido muy
característico de Andalucía, aunque no de forma exclusiva, pues en otras
ciudades del norte del país se hacía cine al aire libre exclusivamente durante
las fiestas patronales u otros motivos, pero no durante todo el período
estival, como en las capitales y ciudades andaluzas.

Los espectadores de la capital que acudían a estos cines de verano eran


también un público que huía del sofocante calor veraniego buscando refugio
al aire libre mientras disfrutaba con alguno de los espectáculos que se les
ofrecía. Un vecindario no muy distinto al componente sociológico de otras
ciudades andaluzas. Además, la programación de los cines estaba hecha a

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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la medida de las necesidades de los espectadores cinematográficos. Porque


los espectadores del teatro y zarzuela eran otros y exigían un local con
butacas y acondicionado para el evento cultural. Rafael Utrera dice que la
asistencia del espectador a estos locales ha ido conformando una normativa
donde la espontaneidad y el sentimiento se hacen con frecuencia patente.
En aquellos cines de verano la expresión de la alegría y de la ira, el aplauso
a los buenos y la bronca a los malos, el comentario en voz alta, son
manifestaciones primarias que confirman el poder subyugante del cine como
fábrica de sueños.

Las estancias de noches al aire libre se completaban con la visión del


ambigú para consumir los productos que se ofrecían. Avispados vendedores
solicitaban con tiempo al Ayuntamiento de la ciudad autorización para
instalar en las puertas de los pabellones de cine vistosos kioscos donde
ofrecer refrescos y torraos a los espectadores. Alguno, como Los
Jardinillos, ofrecía, ya desde principios de siglo, su propio servicio y otros
ofrecían películas por consumición.

La terraza de verano de Los Jardinillos

La fragmentaria y a veces caprichosa información disponible sobre los


comienzos del cinematógrafo en Almería, no permiten trazar con mediana
precisión sus líneas de evolución. Los datos al alcance sólo pueden dar
lugar a un ligero esbozo del tema.

Sesiones al aire libre, gratuitas, se realizaron en Almería durante las fiestas


de agosto, 1898 hasta la segunda década del siglo siguiente. El Paseo del
Malecón, La Puerta Purchena y la explanada de la Comandancia de Marina
fueron lugares de proyección. Este tipo de sesiones públicas al aire libre se
convirtió en Almería en espectáculo tradicional que no ha faltado nunca en
nuestra ciudad hasta los años setenta del siglo XX.

Pero la ubicación natural del cinematógrafo en sus inicios fueron las


barracas de feria y hemos de suponer que las proyecciones espontáneas a
la intemperie gracias al nomadismo de los primeros exhibidores a que se
veían obligados, característica de las proyecciones en estos primeros años.
La feria era un resabio provinciano que atraía a los almerienses y a los
forasteros. Parecía necesario divertirse sumergiéndose en todo ese
ambiente de monstruos, toboganes, rifas y churros y grandes orquestófonos
con sus autómatas regían la noria de los tío-vivos y resplandecían a la
entrada de los cinematógrafos.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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El primer dato del que tenemos constancia se refiere a don Rogelio Castillo
Zea que en 1905 abre el Café España, lugar de encuentro de una escogida
representación de todas las clases sociales de Almería, 120 y en julio solicita
autorización para instalar un cinematógrafo en el lugar que corresponde al
Cervantes. Era un solar al aire libre, rodeado de jardín con valla y una
puerta central y, alrededor, sillas de madera o anea que el café disponía
para sus parroquianos mientras contemplaban el paso de la gente. Pues
bien, este local era conocido por Café de los Jardinillos y don Rogelio Castillo
Zea, empresario hábil e imaginativo, retomó esta terraza para instalar en
su interior un cinematógrafo a la intemperie que hiciera más llevaderas las
calurosas noches del verano almeriense; un cinematógrafo del que se decía
que es de los mejores conocidos hasta hoy. Desde primeros de julio comenzó
a funcionar esta terraza de verano con el nombre de Cinematógrafo Iris,
que daba tres secciones de seis cuadros cada y el precio de cada sección
era por consumo. 121

Las funciones se anunciaban en una pizarra exterior, pero también era


muy socorrido vocear la venta de entradas a la puerta del café. Cuando iba
a comenzar la función se convocaba al público con un timbre eléctrico en la
puerta avisando del comienzo de cada sección, ocasionando alguna que otra
queja entre el vecindario pues suponían grave perjuicio de la tranquilidad
y del reposo de los ciudadanos.

Todos los días, la monotonía de las plácidas noches almerienses quedaba


rota ante la proyección de ingenuos cuadros llenos de peripecias. Por
veinticinco céntimos, consumición mínima, se tenía derecho a una gaseosa,
un café y a presenciar un espectáculo. Realmente debía causar estupor, a
quien no estuviera en el secreto, contemplar un cine abarrotado de gente
golpeando botellas y mesas, impacientes porque empezase la función. Es
de imaginar el rápido despliegue de camareros que don Rogelio pondría a
disposición y que, en alardes de prestidigitación, escamoteaban los servicios
en un santiamén. La pantalla frente a la barra del ambigú y cientos de ojos
desde las sillas de patio y gradas que esperaban la llegada del operador. Y
habría que imaginar a Fernández, el operador de Los Jardinillos, enfundado
en su guardapolvo ceremoniosamente preparando la Pathè.122 Sonaba en
el exterior un timbre y entonces empezaba la proyección bajo un silencio
impresionante que, por cierto, no duraría mucho toda vez que los letreros
sobre fondo negro invadiendo un trozo de pantalla eran leídos, cada uno
por su sitio, en voz alta para los que no supieran leer e interrumpidos por
los gritos y palmoteos que suscitarían las escenas.

En el verano de 1906 fue encomendada su remodelación de este cine de

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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verano al escenógrafo almeriense don Joaquín Acosta, que los adecuó de


un amplio escenario para espectáculos de varietés e instaló un servicio de
bar. Dos años después, en 1908, se encomendó una nueva remodelación
dotada de amplio decorado al prestigioso pintor y escenógrafo almeriense
don Antonio Fernández Navarro. 123

En aquella terraza de verano todos los días de verano, desde las diez de la
noche hasta la una de la madrugada, se podían escuchar desde audiciones
gramofónicas124 hasta ventrílocuos, autómatas y duetistas,125 funciones
benéficas de cine 126 y rifas, pasando por varietés, canzocenistas y
cantaores. Suponemos que la competencia del Trianón -mejor
acondicionado- obligaría a Los Jardinillos a cerrar el verano de 1911. Seis
años de espectáculos con los que cada temporada se transformaba para
acoger a los distintos nombres de cinematógrafos que encerraba:
Cinematógrafo Iris, La Luz, Circo de Verano, Los Jardinillos...

Los Jardinillos fue en realidad el primer cine de verano que dispuso la ciudad
desde principios de siglo. Más tarde apareció la terraza Trianón Verano y, a
partir de los años treinta, se multiplican y consolidan en nuestra ciudad las
terrazas de verano como el Trianón Verano en la Plaza Circular, a final del
primer decenio de siglo, y la terraza de verano instalada por don Juan
Rumí el 27 de junio de 1925 en la calle de los Cámaras que, en realidad,
era un amplio local, convenientemente acondicionado que reunía
inmejorables condiciones.127 Este cinematógrafo debió ser el primero que
instaló el Hesperia en el verano –del que no tenemos constancia documental
en los archivos municipales- y que el Ayuntamiento concertó con su
propietario para su actividad anual de Cinematógrafo Público que organizó
un ciclo de cine con los actores cómicos del momento y reposiciones de
títulos que habían alcanzado éxito en la temporada de invierno en el salón
Hesperia. A estas les sucedieron en los años treinta la terraza Hesperia,
Versalles, la Iris Park o el Tiro Nacional.

El cine del balneario Diana

Las iniciativas del alicantino don Carlos Jover eran un alivio para las
tediosas tardes almeriense. Derrochaba toda su capacidad de imaginación
en el Balneario Diana, en la playa de las Almadrabillas. Este Balneario,
conocido desde 1853 con el nombre de El Recreo o Los baños de Jover,
arrancaba del puente sobre la Rambla, pasaba por debajo de los arcos del
embarcadero de Alquife y terminaba en lo que se llamó Avenida de Vivar

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Téllez, es decir, según lo describe José Juan Oña, al final de la calle Real,
hacia poniente, entre las calles Real y Reina. Antes de ser Balneario funcionó
un teatro conocido por Teatro Recreo Crítico, de ahí el primer nombre de
Baños El Recreo, donde se representaron espectáculos
precinematográficos.

Don Carlos Jover, que era amigo personal del director de la banda municipal
de música, don Zósimo Santamaría, le convenció para que estrenara en
este local una marcha militar compuesta por él, titulada Uest. Los conciertos
por la tarde, desde 1918 hasta el año 1930, eran punto de reunión de la
sociedad más distinguida de Almería y pueblos de la provincia que venían a
tomar los pintorescos y clásicos nueve baños que comprendían desde la
Virgen del Carmen hasta la Asunción, el 15 de agosto, después de la
preceptiva purga de aceite de ricino y revisión médica. El Balneario –cuenta
José de Juan Oña- se puso de moda y se convirtió en pasarela de trajes de
baño de las señoras, mientras los pollos de las familias bien se paseaban
repeinados a lo garçón con pantalones a lo chanchullo o charlestón en este
obligado punto de reunión
que el poeta Juan Gutiérrez
de Tovar y Martínez satirizó
con unos versos:
Yo, verlas llegar deseo
con vaporosos trajes
y bajar del carruaje
a los baños del Recreo.

Las familias de la burguesía


local alquilaban unas casetas
familiares que ofrecía el
Balneario desde las que
salían unas esteras que
Balneario Diana. En 1917 se convirtió temporalmente en cine
y se proyectaron títulos como El tesoro de los piratas o
llegaban a la orilla del mar y,
Los hijos de Paris. En medio de las proyecciones se que- sujetas a una cuerda paralela
maban castillos de fuegos artificiales, junto a conciertos y a la estera, se refrescaban.
orquestas que hacían las delicias del público
Naturalmente que la
promiscuidad entre hombre
y mujeres estaba mal vista y una mampara pudorosa hacía conservar las
buenas costumbres que un guardia, desde una barca, recorría la orilla
vigilando tan moralizante costumbre y “si algún galán osaba traspasar la
barrera para contemplar alguna belleza femenina, el barquero con un silbato
le daba un primer aviso de su trasgresión; si persistía, entonces venía la
contundencia, y se liaba a pedradas con el pollo, para lo cual tenía en su
barca una espuerta de buenos guijarros, incluso disponía de una honda para
los más distantes. 128

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Los herederos, Carlos Jover y Vidal y su hermana, casada con don Alfredo
Pérez Hita, fueron capaces de desbordar la imaginación y la intuición
empresarial de su antecesor al tomar la iniciativa de instalar un cine en
1925 con el nombre de Cine Diana, con varietés incluidas y, al año siguiente,
por San Juan, junto a los bailes de sociedad en la mismísima explanada de
la playa instaló un cinematógrafo con el
El Balneario Diana desarro- nombre de Cinematógrafo en la playa,
lló actividades culturales organizando un servicio de autobuses desde
durante el verano entre las
la Puerta Purchena. El día de la apertura de
que no faltaron proyeccio-
nes del cinematógrafo los baños proyectó El tesoro de los piratas
y Los hijos de Paris. En medio de las
proyecciones se quemaban castillos de
fuegos artificiales, junto a conciertos y
orquestas que hacían las delicias del
público.129 El temporal horrible que asoló la
ciudad el 12 de abril del 27 arrasó parte de
las instalaciones del balneario, aunque para
la noche de San Juan ya tenía organizados
los bailes hasta la madrugada y serenatas
de Juanes y Juanas en su recinto, hasta que
en 1930 terminó funcionando como cabaret.
130

La tradición alentaba una serie de fechas en


los que los teatros, sociedades y cafés de la
ciudad albergaban representaciones
teatrales, zarzuelas, operas y otros
espectáculos a los que no toda la población
podía asistir. La ciudad vivía una estéril
actividad creativa, cultural y ocio. En algunas
ocasiones el Círculo Republicano organizaba
veladas que incluía conciertos del Orfeón
Republicano.131 Muchos almerienses esperaban las corridas de toros por
Pascua de Resurrección, espectáculos acrobáticos que, de vez en vez,
recalaban en la ciudad de tránsito para otras poblaciones costeras, como
las de Mr. Charles Kon y su círculo de la muerte, equilibristas como Mis
Lucía Nova, gimnastas como la atleta Lea Spinder o conciertos de piano,
como el de Joaquín Malts, en el ya referido Café España.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

V.REGULACIÓN LEGISLATIVA DEL CINEMATÓGRAFO

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Desde sus comienzos, el cinematógrafo estuvo sujeto a la censura de la


policía y las autoridades locales, que aplicaban las disposiciones
preexistentes para los lugares y espectáculos de entretenimiento.

Desde 1906 nuestros exhibidores locales empezaron a tener problemas


con las diferentes regulaciones en nuestro país, e incluso de la localidad, al
tiempo que comenzaron a surgir voces privadas moralistas y religiosas,
que consideraban inmoral y peligroso el nuevo espectáculo.

En 1913 se publica el primer decreto oficial sobre censura cinematográfica,


pero anteriormente, en el 1912, se exigía a los exhibidores a presentar su
programación al Ayuntamiento como autoridad competente. En el año 1920
había separación física en el cine entre hombres y mujeres, aunque en
Almería nunca se hizo caso de la Orden. Dos años más tarde, en la revista
Arte y Cinematografía, se lee que sobre el cinematógrafo “pesan tres cargas
abrumadoras: la censura, el impuesto de mendicidad y una inspección anual
sobre los cines”. Pero lo preocupante es la incidencia de películas
extranjeras. La producción catalana se paraliza, después de unos años muy
productivos, y la industria intenta configurar su estructura en Madrid.

Casi un año y medio después de la primera sesión cinematográfica pública,


el 4 de mayo de 1897 el novedoso espectáculo sufrió el primer desastre: el
incendio del Bazar de la Caridad en París, en el que murieron 140 personas
y más de 300 heridos, con un cinematógrafo equipado con un aparato
patentado por Jospeh-Henry Joly, a causa de una imprudencia del ayudante
del operador cinematográfico. No tuvo apenas repercusión en España esta
tragedia, excepto en Zaragoza, donde su Ayuntamiento en 1897 elaboró
unas estrictas normativas. Pero los repetidos incendios en cines desde 1902
en Santiago, Valencia (1904), Murcia (1906), Vigo (1907), San Sebastián
(1907), Barcelona (1908) y Sabadell (1912) obligó a regular la seguridad en
los espectáculos cinematográficos.

Así pues, el desarrollo del cinematógrafo como espectáculo no pasó


desapercibido para el Estado en 1906, que acometió enseguida su regulación
administrativa en relación con los impuestos sobre los ingresos de las
entradas, la seguridad de los cines y la censura de las películas.

La Ley del Impuesto del Timbre de 1 de enero de establecía en su artículo


196 lo siguiente: “Por los billetes de espectáculos públicos en teatros y
lugares cerrados se pagará, en equivalencia del timbre, el 0,10 por 100 de
su producto íntegro comprendidas las entradas; exceptuándose las corridas
de toros y de novillos por las que se pagará el 15 por 100”.132 La siguiente

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

norma fue una Orden del Marqués de Vallido, en la que éste mandaba que
se inspeccionasen todos los cinematógrafos para clausurar aquellos locales
que no reuniesen las condiciones por el vigente Reglamento de Espectáculos
Públicos. 133

Don Juan de la Cierva y Peñafiel, Ministro de la Gobernación en 1908,


reglamentaba las condiciones que debían tener los cinematógrafos, donde
en su artículo 1º decía: “Los pabellones cinematográficos destinados a
cinematógrafos habrán de construirse con materias incombustibles y con
la solidez suficiente para garantizar su estabilidad. Los edificios que para
el mismo se construyan con carácter permanente se ajustarán en todo a
las prescripciones del Reglamento de teatros y a las de este decreto.134

Los cinematógrafos no eran recogidos todavía. Fue el Real Decreto de 29


de abril de 1909 el que desarrolló el Reglamento por el que debía regirse la
Ley del Impuesto del Timbre que sí recogía el término de espectáculos
cinematográficos en su artículo 165.135 En 1910 se volvía a gravar con un
nuevo impuesto al cinematógrafo y a los demás espectáculos públicos, según
se recogía en la Ley de Presupuestos Generales del Estado de 29 de
diciembre, que en su disposición especial novena establecía la creación de
“un impuesto del 5 por 100 sobre las entradas y localidades de todo
espectáculo público, con destino a las Juntas de protección de la infancia y
extinción de la mendicidad”.136
La seguridad en los cinematógrafos fue otro campo que mereció, desde el
principio, atención legislativa. Las nuevas disposiciones modificaban la Real
Orden de 13 de mayo de 1882 y Reglamento de 27 octubre de 1885; Real
Orden de 23 de abril 1902, publicada en La Gaceta del día 25, y Reglamento
de Policía de Espectáculos de 2 de agosto de 1886. Esta regulación de los
espectáculos cinematográficos no impidió, no obstante, que se siguieran
produciendo los incendios, hasta que el 27 de mayo de 1912 se produjo un
hecho dramático en Villarreal (Castellón), que causó 61 muertos y 150
heridos. Este hecho motivó una circular del titular del Ministerio de la
Gobernación, Antonio Barroso y Castillo, a todos los gobernadores civiles,
reiterando que no se debía permitir la celebración de espectáculos públicos
en aquellos locales que no se ajustasen a lo establecido en el Reglamento
de 27 de octubre de 1885, debiéndose clausurar aquellos locales que no
reuniesen las disposiciones vigentes en materia de seguridad.

En Almería la prensa fue implacable con los cines que no se adecuaban a


la normativa vigente aunque, en general, el Ayuntamiento y el Gobierno
Civil hacían un severo seguimiento no ya sobre la seguridad sino también
sobre la ornamentación y estética de los pabellones cinematográficos y
teatros.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

En 1897, desde la prensa, se reclamaba la desaparición del Novedades por


su escasa seguridad, pésima comodidad y mala decoración.137 El Variedades
se reformó en mayo de 1905 para aumentar las medidas de seguridad,
instalándose bocas de riego y un telón metálico, elevando la platea con la
intención de dar más amplitud al numero de butacas y mayores facilidades
para la salida del publico.138 Pero el Gobernador Civil en 1906 suspende
todo tipo de representaciones exigiendo a la empresa ciertas reparaciones
en los techos del coliseo, escenario y patio de butacas.139 A finales de
marzo, ante los oídos sordos del gerente, volvió a suspender las funciones
hasta que el arquitecto provincial informe las condiciones de solidez de la
techumbre y demás partes del edificio.140 En 1914 se crea en Almería la
Junta de Teatros Provincial que estaba formada por Antonio López Julio,
ingeniero electricista; Enrique López Rull, arquitecto; León Carrasco,
inspector de salud; Gabriel Callejón, director del Instituto; Juan Bueso
Castillo, diputado provincial, y Joaquín M. Acosta, director de la Academia
de Bellas Artes. 141

El motivo de su regulación, según constaba en la exposición de motivos,


previa al Real Decreto del Ministerio de Gobernación de 15 de febrero de
1908, era la frecuencia con que se producen incendios en los pabellones
destinados a exhibiciones cinematográficas exige la adopción de medidas
eficaces para evitarlas. 142

Un decreto de 27 de noviembre de 1912 estableció la censura mediante una


Real Orden dado... el notable influjo que dichos cuadros (cinematográficos)
suelen ejercer en el público, y especialmente en la juventud sugestionable
y predispuesta a imitar los actos delictuosos e inmorales que la codicia de
ciertos fabricantes reproduce por medio de la fotografía, contribuyendo
inconscientemente sin duda a originar graves daños de índole privada y
social. 143

Para el control de conductas inmorales, los exhibidores cinematográficos


debían presentar con antelación suficiente, en las oficinas de los Gobiernos
Civiles y en los Ayuntamientos, los títulos y asuntos de las películas a
proyectar por si hubiera alguna de perniciosa tendencia. Se prohibía el paso
a las funciones nocturnas a los menores de diez años si no iban acompañados
de sus padres o tutores, imponiéndose multas de 50 a 250 Ptas. a los
infractores. Pero el texto legal más interesante fue la Real Orden de 19 de
octubre de 1913, que regulaba un nuevo Reglamento de Policía de
Espectáculos, de reforma, construcción y condiciones de los locales
destinados a exhibiciones con el objeto de adecuar la legislación sobre
espectáculos a la nueva realidad social influida por el cinematógrafo.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Durante la dictadura de Primo de Rivera la censura fue un elemento central,


tanto en los contenidos de las producciones cinematográficas, como en el
modo de eludir sus exigencias por parte de los realizadores, que les llevó a
las más variadas soluciones, entre ingeniosas y descabelladas. Fue también
una limitación crucial al desarrollo de la modesta industria cinematográfica
española y se aplicaba en función de las preocupaciones de los ciudadanos
y educadores, del gobierno y la iglesia que no evitaba la arbitrariedad
constante en su aplicación, implícita en el fondo a la idea de la censura. La
propaganda de guerra o la política, más o menos explícita, el encubrimiento
de ideas contrarias al poder, y en general todo lo que suponía manipulación
e intervención, fueron ejercidas arbitrariamente.

Un ejemplo del control y seguimiento sobre las proyecciones


cinematográficas de la ciudad fue cuando el exhibidor del Variedades se
disponía a proyectar en enero de 1927 El tiro de gracia (Adolfo Vázquez
Humasque, 1926) y el gobernador civil, siguiendo instrucciones de la
Dirección General de Seguridad, prohíbe su proyección según notificación
de ese mismo mes y, posteriormente, el 26 de febrero, sin que sepamos el
motivo del segundo escrito, aunque suponemos que debió ser motivado ante
el interés del empresario en su proyección.144 Poco después tenemos
conocimiento de la proyección del film, aunque con el nombre –sin que
sepamos por qué- de “La bala siniestra”, siempre que se suprima la escena
del fusilamiento y en la que el teniente Carvajal se acerca a la cabeza con la
intención de dispararle el tiro de gracia.

Primeras disposiciones gubernativas

El Ministerio de Gobernación, en 1906, recordaba a los Gobernadores Civiles


que en los sitios que existen estos espectáculos y teatros se lleve a cabo el
más exacto cumplimiento de las disposiciones vigentes sobre policía de los
edificios destinados a espectáculos públicos y sobre los espectáculos
mismos a fin de adoptar las medidas y precauciones necesarias. Estas
medidas ya estaban consignadas en la Real Orden de 13 de mayo de 1882,
Reglamento de 27 octubre de 1885, Real Orden de 23 de abril de 1902 y
publicada en La Gaceta del día 25; Reglamento de Policía de Espectáculos
de 2 de agosto de 1886, que impedían que los espectáculos terminasen
después de las doce y media de la noche; medida a la que los empresarios
cinematográficos almerienses hacían caso omiso y que dio muchos motivos
de queja entre los vecinos a causa de los escándalos y alborotos nocturnos

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

El tiro de gracia, también conocida por


La bala siniestra, fue uno de tantos films
censurado en nuestra ciudad durante la dic-
tadura primorriverista. La cinta fue, final-
men te , a u t or i za da , siempre que se supri-
ma la escena del fusilamiento y en la que el
teniente Carvajal se acerca a la cabeza con
la intención de dispararle el tiro de gracia.

a la salida de los cinematógrafos, amparados en la oscuridad de una ciudad


deficientemente iluminada,145 alborotos que se desmadraban la tradicional
noche de San Juan hasta que en 1911 el alcalde, Sr. Moreno Gallego, hubo
de suprimir las serenatas que duraban toda la noche.146

Los empresarios de cines, en general, eran denunciados por la autoridad


gubernativa a instancias de quejas de ciudadanos; otras veces era el
delegado gubernativo el que actuaba en cumplimiento de las ordenanzas o
del Reglamento de Policía y Espectáculos que, en sus artículos 9 y 10,
prohibía terminantemente espectáculos fuera de la una de la madrugada.
Así, el Teatro Cervantes, gestionado por don Miguel Gómez Navarro en 1926,
fue sancionado con multa de 50 ptas. por terminar sus funciones teatrales
después de las dos de la madrugada. Meses después, con la proyección de
la película La Casa de la Troya, de cuya exhibición se salió después de
las 1:30 horas de la madrugada, el Delegado de Espectáculos don Antonio
Pérez sancionó a la empresa. Posteriormente vuelve a ser amonestada
por comenzar sus funciones de cine diez minutos después de la hora prevista
y se le advierte que debe comenzar sus funciones a la hora en punto.147 La
prensa local también recibía quejas de los usuarios, como la remitida el 18
de mayo de 1927 al director de La Crónica Meridional, en la que, además de
solicitar que los ventiladores que penden de los artesonados de las salas de
espectáculos públicos que hasta ahora servían de adorno, funcionen según
las condiciones propias del caso, hasta conseguir que la estancia en estos
locales cerrados sea fresca y agradable (...) y que los espectáculos
comiencen a la hora exacta señalada en los programas, medio de que acaben
a una hora prudencial.148 Cinco días después el Variedades anunciaba en su
propaganda el comienzo de las funciones a la hora en punto que reclamaban
tres damas almerienses en su escrito a la prensa, aunque los ventiladores
continuaron sin funcionar a lo largo de lps meses de junio y julio. En general,
las empresas realizaban su gestión al margen de la opinión del público. Sin
embargo el Hesperia -empresa de don Antonio Manzano Manzuco,
arrendada a don Miguel Gómez Navarro- cuidaba un poco más los detalles

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

tanto en su programación como en el confort del público, cuidados que


extremó Gómez Navarro cuando alcanzó la gestión del Teatro Cervantes,
junto a don Eduardo Moreno Nieto

La gestión del Variedades, como decimos, era irregular en la programación


y exhibición de películas, ofreciendo un local mal cuidado higiénicamente,
con letrinas en mal estado cuyos olores invadían los palcos, el paraíso y
general. A él asistía un público bullicioso con gente hablando, gritando y
fumando durante las proyecciones que, muchas veces reclamaba la
presencia de la autoridad y fue objeto de insistentes denuncias, y hasta se
elevó a la autoridad gubernativa las condiciones de seguridad de este teatro.

Los repetidos casos de incendios en locales cinematográficos preocupaban


a las autoridades del Ministerio que no cesaban de cursar circulares,
telegramas y oficios a los gobiernos civiles para que extremaran, exigieran
e hicieran cumplir la normativa vigente. Pero nuestros exhibidores
remoloneaban su aplicación, de ahí que, en repetidas ocasiones, recibieran
sendos avisos del inspector de espectáculos, primero y del gobernador civil
más tarde. 149

El Gobernador Civil, Pablo de Castro, siguiendo el dictamen de la Comisión


Provincial de Sanidad, emitido a principios de 1926, clausuró finalmente el
Variedades hasta tanto se practicaran las reformas aconsejadas por la
ponencia técnica de la Comisión que obligaba a mantener inhabilitado el
escenario y entrada general. Estas reformas, que no acometió, sólo le
permitía dedicar el salón a proyecciones cinematográficas por lo que el
Teatro Variedades pasaría a denominarse Cine Variedades.

De nuevo, en abril de 1927, el Sr. Gómez Navarro vuelve a ser amonestado


por no pagar los impuestos para la Junta de Protección de la Infancia y
Represión de la Mendicidad y el día 15 se le conmina a que pague o se le
retirará la autorización para el funcionamiento de los espectáculos.
Naturalmente que no pagó la tasa correspondiente y, además, continuó su
programación con la proyección de la cinta La bala siniestra, sin la
autorización pertinente. La tasa se transformó finalmente en una donación
en especie que el Sr. Gómez Navarro realizó al Hospicio de niños huérfanos.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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VI. LA INFORMACIÓN SOBRE EL CINEMATÓGRAFO


EN LA PRENSA LOCAL

Promoción y publicidad encubierta

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

A medida que crece el interés de la sociedad almeriense hacia el cine es


cuando la prensa local empieza a reflejar una información cinematográfica
más cumplida, nutriéndose de material de agencia, comentarios, textos
extraídos de otras publicaciones o artículos en exclusiva procedentes del
exterior.

Esta actitud favorable de la prensa local hacia la información


cinematográfica surge cuando algunos medios informativos de Almería, por
exigencia del público, deciden incorporar el cinematógrafo en la cartelera
de espectáculos, junto a la teatral. El cinematógrafo estaba naciendo y no
se conocía, ni por asomo, cuál iba a ser el futuro de un invento que aparecía
en el furgón de cola del tren de las varietés.

Durante los primeros años del cinematógrafo, 1896-1910, la prensa apenas


si dedica algunas palabras al invento de los Lumière, mientras que a las
compañías líricas y dramáticas que actuaban en el Novedades y Variedades
se les prodigaba toda clase de elogios con abundante información y
comentarios.

En los albores del cinematógrafo, nadie se preocupó de la publicidad de las


películas más allá de algunos atrevidos exhibidores. El anonimato dominó
tanto en el entorno de la exhibición como entre los más asiduos
espectadores, quienes apenas hablaban de la chica de... para referirse a
las actrices que intervenían en las películas de una Casa u otra.

Una vez pasada la novedad científica del invento en 1896 la prensa local se
centra en detallar las innovaciones técnicas que se van produciendo -
claridad, fijeza, coloración, titileo etc.- y lo novedoso termina por hacerse
cotidiano para los ávidos lectores almerienses, hasta el punto que se produce
una sequía informativa en 1900. La localización de datos sobre el
cinematógrafo se hace difícil –cuando aparecía- pues se incluía información
en páginas pares, diluidas entre asuntos varios informativos.

El invento, en sus primeros años de vida, está supeditado a ser una atracción
más de los pabellones de feria. Por eso resultaba más atractivo para la
prensa informar sobre la actuación de un duetista, un ventrílocuo, una
actuación circense, un malabarista o una cancionetista que lo que pudiese
ofrecer al público un aparato como el cinematógrafo que ensordece con su
ruido.

Por regla general las referencias a las bondades del proyector desaparecen

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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poco a poco para centrarse en las cintas exhibidas, especialmente las que
hacían referencia a temas novedosos como corridas de toros, paradas
militares y especialmente a todo cuanto se refería al exotismo de cintas
que recrean paisajes y costumbres lejanas o avances científicos. Como
ejemplo de lo que decimos puede servir la nota aparecida con el estreno de
un documental titulado Proyecto Gigantesco, sobre un camino de hierro
debajo del océano que pondrá en comunicación Europa con América.150
Otras veces se utiliza como reclamo publicitario de una cinta la referencia
a su visión por los Reyes de España o el Sumo Pontífice o la capital de reino,
como en el caso de la proyección Christus, proyectada en el Variedades

Publicidad de mayo de 1925 del teatro Cervantes


anunciando una película En la información de la
cartelera local se informaba que, durante la se-
sión , se sorteará un balón y durante la proyec-
ción "La mujer más bonita del mundo se sor-
teará un patín".

durante la Semana Santa de 1917: Es una película exhibida ante el Sumo


Pontífice y tomada en los mismos lugares sagrados donde se desarrolló la
vida del Redentor. Almería entera quedará asombrada ante la majestad y
grandiosidad de esta soberana visión artístico-religiosa. Las 5 partes en
que esta dividida la maravillosa cinta, son otras tantas obras de arte religioso
que merecerán la aprobación de este público como lo está mereciendo de
Madrid. 151

Otras veces se preparaba al público lector con la intención de lograr una


asistencia masiva a la sala de proyección, con el reclamo sobre un asunto
de interés para la sociedad almeriense, cual fue la guerra de África: Se
proyecta la primera revista cinematográfica de la guerra de África en la
que aparece información de las operaciones del Regimiento de la Corona
nº 71”, de Almería. Este documental fue editado expresamente por la
empresa del Variedades y en cuya filmación tomó parte el almeriense Luis
Pardo, que se trasladó a primera línea de fuego para filmar imágenes del
batallón expedicionario del Regimiento de la Corona.. 152

El papel de la interpretación en las cintas apenas si tiene significación al


principio pero, conforme el público se va familiarizando e identificando con

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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los personajes y sus intérpretes, se destaca enseguida su presencia y


recordatorio a interpretaciones anteriores: A propósito de la película El
asunto Espina la prensa destaca que la interpretación ha sido confiada
por la casa editora a la genial artista de fama mundial Mlle. Bertine. En
efecto, ya desde mediados de la década de los años 10 el reclamo
generalizado para atraer al
público era el anuncio de que
Carmen Myers en una
producción de 1920 y, la película estaba
a la derecha, la actriz protagonizada por alguna
Carole Lombard. actriz o actor con el que el
público se siente familiarizado
o identificado. Pero es a partir
de los años veinte cuando se
Elisa Ruiz, la Romerito y, comienza a producir la fiebre
a la derecha, Clara Bow,
tan admirada del público
de las estrellas que culminaría
almeriense. con el star system.

Fueron iniciativas como la del


A falta de estrenos locales, la
productor Carl Laemmle las
prensa crea secciones en las que impulsaron el fenómeno
que reproduce noticias y artí- del star-system como pilar
culos sobre alguno de las star-
system, estrenos nacionales,
indiscutible del negocio del
acontecimientos o produccio- cine, dado que el público
nes de la industria cinemato- comenzó a conocer no sólo el
gráfica, reproducidos de rota-
tivos foráneos.
nombre verdadero de las
estrellas de la pantalla,
también sus aficiones, gustos,
forma de vestir, sus mansiones y lo que giraba en torno a las sorprendentes
fiestas.
La Crónica, El Pueblo o Heraldo empiezan a reproducir machaconamente
los nombres de Dolores Costello, Claro Bow, Greta Garbo, Elisa Ruiz (Romerito),
Dolores del Río, Clara Bow, Carmen Viance, Carole Lombard, Carmen
Myers,Charlot, Clark Gable o Lyda Borelli, entre otros. Los aficionados
almerienses comenzaron a reconocer a sus ídolos y a reclamar información
puntual de todo lo que les rodeaba; y no sólo eso, sino que también
reclamaban recuerdos que les acercaran un poco a ese universo que
trascendía de las revistas especializadas, inaccesibles en nuestra ciudad.

Muchos espectadores se acercaban a las taquillas de las salas a solicitar


programas de mano donde aparecían sus actores preferidos. Nadie en los
albores cinematográficos había pensando en eso. El fan cinematográfico
obligó a las productoras y los agentes artísticos a disponer de departamentos
dedicados en exclusiva a la comunicación y a los cines llegaban los

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

fotocromos para exponer en las carteleras de los cines, los programas de


mano que llevarán en el reverso los datos básicos del estreno, sala y horarios
y que los niños, al principio, repartirían por las calles y, posteriormente,
personal contratado a finales de los años veinte y principios de los treinta
como Juan Panza o Nicolás Mañas. Así pues se empezó a tener en cuenta
la función del cartel y de los programas de mano como imagen capaz de
sintetizar los rasgos generales de la película y su proyección.
A falta de estrenos locales, la prensa crea secciones en las que reproduce
noticias y artículos sobre alguno de estos personajes, estrenos nacionales,
acontecimientos o producciones de la industria cinematográfica,
reproducidos de rotativos foráneos. Al principio del star system son los
actores y actrices extranjeros los que ocupan un primer plano de la
información cinematográfica, pero a partir de los años 30 las estrellas
extranjeras se ven desplazadas por las nuevas estrellas españolas del
momento como Imperio Argentina, Rosita Díaz Gimeno, Mojica, Bárcena,
Miguel Ligero o Rosita Moreno que, con la incorporación del sonido a las
salas almerienses, las estrellas cobrarían un protagonismo aún mayor que
en la década pasada.

Las referencias de todos estos contenidos se publicaba el día de su estreno


o un día antes, en un intento de difusión propagandística de la que va a
exhibir, en complicidad con el propietario del salón. De acuerdo con esta
práctica de publicidad inducida y apoyada en la necesidad de informar, los
diarios almerienses insertaban entre sus páginas noticias, gacetillas,
resúmenes de argumentos, sinopsis o reseñas de las películas extractados
de los aparecidos en los programas de mano153 suministrados por el
empresario del cine. Así, la prensa cumplía el cometido de dar una
información lo más completa posible a su clientela, además de rellenar un
espacio aliviando los períodos de escasez de noticias.

A mediados de la segunda década el cine empieza a estar fuertemente


enraizado en la cultura y la sociedad de Almería, y prueba de su presencia
constante en la vida es la iniciativa periodística de La Crónica Meridional de
insertar una sección de comentarios generales sobre la ciudad con el
significativo título de “Cinematógrafo”, que en modo alguno hacían
referencia al espectáculo; o como posteriormente El Heraldo de Almería
que, próximo a la llegada del sonoro a nuestra ciudad, incorporaría otra
sección con el significativo título de “Cine sonoro”, sin que tuviera relación
alguna con el cine y sí con la crítica político-social municipal de la ciudad,
costumbre que se mantendría largo tiempo.

En ocasiones la escasa preparación cinematográfica del redactor de La

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Crónica Meridional en 1917 o, más adelante, El Heraldo, por ejemplo, le llevan


a reproducir comentarios enviados telegráficamente o aparecidos en la
prensa madrileña, a escribir reseñas directamente remitidas por el exhibidor
local o notas de agencia que el redactor elabora a su gusto, sin que
necesariamente haya visionado la película. He aquí un modelo de comentario
del redactor de La Crónica de Almería: Soborno es el tratado de un drama
moderno. Este drama, que consta de 20 episodios como aquellas viejas
tragedias griegas, es un drama humano, intenso y emocionante. Forman
parte de él 500 artistas. Es una obra de tesis, no una obra fantástica,
escogiendo todos los problemas humanos considerándolos en dos
afirmaciones: el bien y el mal. Acaso su mayor acierto sea la originalidad.
Hasta ahora se ha guardado un respeto extraordinario a una casta social,
dueña de todos los privilegios, a la casta de los reyes del dinero. El rey del
hierro, el rey del acero y el del carbón, son a los ojos de las gentes reyes de
hecho, que mediante el soborno lo tienen todo.
Y así ocurre, que estos reyes, estos semidioses influyen en la vida de los
pueblos tan directamente, que todo está supeditado a su voluntad... De todo
hacen negocio; del dolor, de la sangre, de la ruina, y allá en sus secretas
intenciones, en sus aparentes Consejos de Administración disponiendo de
Gobiernos y de reyes se acuerda lo mismo la exaltación de un aliado a los
más elevados cargos como el asesinato de un hombre íntegro que no se
presta a sus maquinaciones. Soborno es, pues, el drama más interesante,
más completo, que ha producido el arte cinematográfico...154

Otras veces nos encontramos al redactor local perdido, sin saber qué decir
de una película, pues no ha tenido ocasión de conocer la cinta. Presentar
sólo el título de la película parecería insuficiente. Al principio del
cinematógrafo podría tener explicación. Pero, a medida que el público es
más exigente, también le exige al redactor más rigor informativo. Es
entonces cuando éste comienza a enriquecer textualmente la cartelera
informativa cubriéndola de elogios –rara vez aparece un comentario adverso
a la cinta- y adornándola con frases tópicas extraídas de comentarios
generales o directamente del propio exhibidor que se las facilita.

El creciente interés del público atraído, como se ha dicho, por las las cintas
de seriales y del film d´art obliga al redactor a cubrir referencias de las
mismas en las páginas de los periódicos El Heraldo, Popular o La Crónica
de Almería las novedades más relevantes de la industria cinematográfica
internacional, especialmente las relacionadas con las primeras
superproducciones que llegan a nuestra ciudad. A propósito de la película
El misterio del millón de dólares en el cine Casanova, se dice: Tiene
24.000 metros. El triunfo de esta empresa corresponde por derecho propio
a la marca Tanhouser, que ha invertido en su realización 200.000 dólares.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Está interpretada por Margarita Snava, Crece Farrington y Florencia La


Ba.155 Ni qué decir tiene que los nombres de los actores y títulos de películas
en otro idioma transcritos por los redactores almerienses, a veces, no tienen
ningún parecido con la realidad. Otro ejemplo de lo dicho es la cinta Madame
Tallieu y Robeyairr que mereció un extenso artículo firmada por D.E. en
La Crónica Meridional sobre la historia de la Tallien y la actriz Lyda Borelli,
interpretando a Tallien. 156

A finales de los veinte, cuando el cine español hizo furor, la prensa comenzó
a recoger los detalles más relevantes de la producción nacional, como en
La hermana San Sulpicio de la que se dice: La popularísima novela de
Palacio Valdés ha sido llevada a la pantalla sin perder ni un solo detalle de
lo que atesora el libro, en la que su protagonista, Imperio Argentina, es la
Hermana San Sulpicio y en la que también está muy acertado el galán
Ricardo Núñez. La dirección de Florián Rey está acertadísima y la fotografía
de Beltrán insuperable.157 O en Viva Madrid que es mi pueblo de la que
se dice : La película constituye un gran paso en la cinematografía española
con el beneplácito de muchos espectadores que anoche la presenciaron (...).
La película encarna perfectamente en nuestra modalidad de españoles y
eso, unido a la perfecta confección de ella, nos recuerda al detalle la
impresión grata y amable de nuestros mozos estudiando en la corte. 158

Es de lamentar que en Almería el cine no alcanzara a motivar a personas


ávidas de expresar sus impresiones para con el nuevo invento. De la fase
novedosa y experimental se pasa directamente a la preocupación por la
nociva influencia del cine en la sociedad y, en concreto, en el mundo infantil.
No hemos encontrado aportación literaria de las diversas sociedades
culturales existentes en la ciudad. Por otra parte, tampoco existe constancia
de publicaciones especializadas en nuestra ciudad que reflejasen la cultura
cinematográfica existente en la ciudad, cosa que nos resulta sorprende en
una ciudad dominada por una burguesía que se presentaba culta ante la
sociedad y elogiaba a cada instante la presencia de hombres cultos, como
Villaespesa, en el panorama nacional. Y nos resulta también sorprendente
que un arte, que empezó silencioso, y empezaba a hablar tomando nuevos
rumbos como medio expresivo y evolucionaba en su lenguaje
constantemente no apareciese una pluma, una reflexión sobre el destino
del nuevo arte, que había eclipsado al teatro.

Tenemos constancia de que la revista Cinegramas 159 se adquiría en


nuestra ciudad al precio de 50 céntimos y era la consulta obligada de los
cinéfilos almerienses, a través de la cual se enteraban de los últimos
progresos del cine y las posibilidades del nuevo invento del color y sus
posibilidades para el arte cinematográfico, los nuevos valores del cine

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

español o de las últimas novedades, los grandes del cinema y estrenos


cinematográficos en Madrid y Barcelona. Pero nada más.

Con Cinegramas, los comentaristas de prensa de los años treinta de nuestra


ciudad empezaron a balbucear las primeras tímidas críticas
cinematográficas, algunas de ellas transcritas literalmente en su medio
informativo tal cual aparecía en la revista de cine pero, en general, eran
simples comentarios y referencias extraídos de agencia 160 y aportaciones
de la propia ficha –como hemos expuesto anteriormente- que llevaba el
estreno del día.

Más tarde ejercieron cierta especialización que solía terminar reivindicando


sistemáticamente a los empresarios locales la necesidad de que el público
de Almería pudiera disfrutar de películas habladas en español, junto a
expresiones de variedad; peticiones que nuestro exhibidores trataron de
satisfacer buscando cómo conseguir las mejores producciones habladas en
español, estrenando o reponiendo éxitos taquilleros hablados en español
durante el verano pero que, finalmente, terminaban por olvidar para
acomodarse a las exigencias de las distribuidoras americanas.

Fueron títulos admirados por el público, a juzgar por su éxito taquillero,


Hay que casar al príncipe, con José Mojica y Conchita Montenegro,
estrenada en el Hesperia durante el invierno de 1931; Un caballero de
frac, con Roberto Rey, o El dios del mar, con Ramón Pereda y Rosita
Moreno, que, como reclamo, se anunciaban: totalmente habladas en español.

Curiosamente, las empresas cinematográficas raramente solían incluir


publicidad pagada. La inefable publicidad de la época, publicidad que en algún
momento hemos definido como encubierta, se hacía eco en unas ocasiones
de las cualidades de los estrenos en nuestra ciudad remitiéndose al éxito
alcanzado en las salas comerciales de Madrid y Barcelona y, en otras, se
refería al maravilloso argumento de la película, término que hacía referencia
al guión, o a otros aspectos técnicos como fotografía o al subrayado del
acompañamiento musical. Pero gracias a esta información la fidelidad del
público empieza a verse recompensada con una mayor frecuencia de
versiones habladas en español. Las producciones de la UFA gozaban de
enorme prestigio entre los aficionados almerienses desde los años 28 y
29, (Las aventuras de Colin, Fuego de amor, El sueño de un Vals,
Metrópolis...), prestigio que se siguió confirmando a lo largo de los años
30 con Un punto oscuro, protagonizada por Lilian Harvey, Girls, Huyendo
ante el clamor, Si algún día das tu corazón, Se acabó el amor,
Órdenes secretas, La última compañía, Dilema, Hoy o nunca, Quid
mi Clown, Estrellas de Valencia, Guerra de Valses o el impacto popular

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

y las colas a las puertas del Hesperia que causó El trío de la bencina,
título aún recordado por los que vivieron aquella época. Esta marca se
consolidó tanto en nuestra ciudad que el Hesperia anunciaba en el 36:
Semana UFA, que es tanto como decir selección de selecciones.161

VII. LAS PRIMERAS PROYECCIONES DEL


CINEMATÓGRAFO

El día que se anunció la llegada del cinematógrafo a la ciudad, el parte diario


del clima local reseñado en la prensa decía que el cielo amanecía despejado,
brillando el sol con esplendor; vientos encalmados que apenas se agita la
tibia y ligera brisa; la mar en calma y una temperatura deliciosa de 19º,
pero la misma noche del estreno el tiempo, caprichoso con los almerienses,
se tornó desapacible.

Unos, ajenos al notable aparato del cinematógrafo Lumière, se refugiaron


del viento y la lluvia en el Teatro Principal, donde ofrecía su tercer concierto
el tenor andaluz Manuel Reina (Canario Chico) con el cantaor almeriense
José Sánchez (Marmolista) y el tocaor almeriense Gaspar Vivas. El
espectáculo había sido un éxito las noches anteriores y en esta última
actuación era de suponer que los rezagados ocupasen el aforo del teatro.
Tal fue el éxito que ya anunciaba el Café Suizo la posible contratación de
Canario Chico para continuar en su elegante salón.

Otros, gente curiosa que había oído hablar del curioso invento, no querían
dejar pasar la oportunidad de ver aquella ingeniosidad y acudieron aquella
noche del lunes 23 de noviembre de 1896 al viejo teatrón construido en

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

1883 162 gracias a la iniciativa del empresario Ricardo Mosquera. Tan sólo
once meses transcurrieron desde la que había sido considerada la primera
proyección cinematográfica (28 de diciembre de 1895, Salón Indio del Gran
Café, París), hasta la primera exhibición en Almería. Realmente no pasó
demasiado tiempo. El referente más inmediato le venía de otras provincias
donde se había presentado en un teatro, obviamente porque era el espacio
más adecuado en concordancia con el acontecimiento y de mayor capacidad
de la ciudad y en él se intuía que el público respondería con denodado
entusiasmo, concurriendo a ver el cinematógrafo. La pauta venía dada por
las indicaciones en otras provincias y, sobre todo, por la exhibición con
carácter experimental que se solía hacer para la prensa.

El día 15 de mayo de 1896 se efectúa la primera exhibición pública del


cinematógrafo en España. Fue en Madrid, en los bajos del Hotel de Rusia,
en la confluencia de la Carrera de San Jerónimo y Ventura de la Vega. Por
esa misma fecha, en Barcelona, se ofrecieron las primeras representaciones
en la casa de un tal Napoleón, fotógrafo de profesión, en unos bajos que
disponía en la Rambla de Santa Mónica. En Zaragoza llegaría al mes
siguiente. En Cantabria, en julio de 1896. En Galicia, A Coruña, la primera
proyección en octubre de 1896; agosto en Gijón, Sevilla en septiembre. De
Sevilla a Cádiz, Córdoba y Jaén en septiembre y de Córdoba a Almería en
noviembre de 1896. En Castilla la Mancha, Canarias, Extremadura y otras
Comunidades el cine se retrasaría hasta el año siguiente, e incluso posterior.

La primera proyección cinematográfica en Almería, a pesar de ese


escenario podrido y de fealdad peligrosa, tuvo una enorme repercusión
entre el público. Tanta que, durante los días sucesivos al estreno del día 23,
el estreno cosechó un gran éxito popular, como si preludiara el enorme
interés que los almerienses del mañana tendrían por el cine. Las funciones
continuaron hasta el 30 de noviembre, aunque la noche del viernes, día 27,
se suspendió la sesión a causa de la intensa lluvia que caía sobre la ciudad.
Un diario local anunciaba así el acontecimiento: Hoy será presentado al
público en el Teatro Novedades, el prodigioso aparato conocido por el
cinematógrafo, uno de los últimos inventos del célebre Edison (...) Se espera
esta noche gran concurrencia en Novedades, porque hay grandes deseos
de conocer dicho aparato de fotografías animadas. 163 Al día siguiente de
la noticia el cronista de prensa corrige y dice que tuvo lugar en nuestro
coliseo la primera proyección al público del notable aparato el
Cinematógrafo Lumière; sin embargo, en la edición siguiente se corrige la
información y vuelve a hacerse referencia al prodigioso invento de Edison,
conocido por el cinematógrafo.164

Los avispados empresarios que llegaron al Novedades intentaron camuflarse

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

tras un recurso publicitario que sabían de éxito


asegurado: hacerse pasar por la casa de los
Lumière en Lyón. Hoy sabemos que esto fue
imposible. Los cinematógrafos Lumière no se
desplazaron oficialmente por España hasta
muchos meses después, en esos primeros
momentos las concesiones, celosamente
guardadas por los Lumière, sólo permitieron
que tres ciudades conocieran sus aparatos:
Madrid y, más tarde, Sevilla y Barcelona. Otros
aparatos (cinetógrafo, Kinétographe, Werner,
animatógrafo...) ocupaban su puesto, y hasta
su identidad, en las ciudades de España,
también en Almería. 165

Un año después la situación ya había


cambiado. Los cinematógrafo Lumière se
vendían con cierta libertad desde mayo de
1897. Algunos pioneros habían ido adquiriendo
los aparatos de legítima marca francesa, a la
vez que el bosque de kinetoscopios e ingenios
varios de compleja fijación no desaparecía por
completo, pues muchos ambulantes se
deshacían de los suyos para comprar otros
más perfeccionados y aquellos, lejos de
desaparecer, eran adquiridos de segunda mano
por aficionados o pequeños empresarios que
iban mostrando la imagen en movimiento por
circuitos secundarios de pueblos y provincias.

Pero ¿Se trataba del kinetógrafo y vitáscopo


de Edison o del cinematógrafo de Lumière?
Sabemos que el Vitáscopo había sido
presentado en Estados Unidos en el mes de abril
de 1896, cuando ya el sistema de los Lumière
se estaba dando a conocer en todo el mundo y,
Vistas parciales de la Almería con su implantación, conseguía en Europa el
que recibió el cinematógrafo declive paulatino del kinetoscopio y del
en 1896.
vitáscopo. Al negarse los inventores franceses
del cinematógrafo a ceder la explotación tanto
de su invento como de sus películas, eran los
sistemas norteamericanos los que aún se
explotaban por los ambulantes, sacándoles rendimiento por cuantas

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

ciudades españolas pasaban. Esta situación terminó con la llamada “guerra


de las patentes”, iniciada por Edison a partir del año 1897, en su afán de
dominar en exclusiva el mercado norteamericano del cinematógrafo, guerra
comercial que se mantuvo abierta hasta 1908.

Creemos que no se trató del invento de los Lumière, sino de una variante
del nuevo sistema patentado por Edison y copiado en Europa en versiones
mejoradas. El aparato presentado era probablemente el mismo que se
presentara al público madrileño el 12 de mayo en el Teatro-Circo Parish,
por Edwin Rousby, el animatógrafo, un aparato fabricado por Robert William
Paul, pionero del cine ingles, a partir del kinetoscopio de Thomas Alva
Edison.166

No constan suficientes referencias de las películas que proyectó Rousby en


el Teatro-Circo Parish. Tampoco existe un catálogo completo de las
primeras cintas que se dieron en Madrid, aunque sí se sabe que ese tal Mr.
Rousby ofreció cintas como la de unos herreros golpeando en un yunque,
chinos fumando opio, cuyo humo se veía desvanecer, y a la vedette Loie
Fuller realizando la danza del vientre 167 y que Luis Estepa precisa con las
siguientes películas: Una herrería, El puente Blackfriars de Londres,
Chinos fumando opio, Loie Fuller en su danza serpentina, Bella
Chiquita en danse du ventre, Oleaje.168 La danza de la serpentina fue
popularizada por la bailarina estadounidense Loie Fuller, que llegó a
interpretarla también en el cine. De su actuación en el Circo Parish de Madrid,
en 1893, ha quedado esta descripción del citado baile: El teatro queda a
oscuras; varios poderosos focos de luz oxhídrica dirigen sus rayos sobre la
artista, la cual toma por los bordes la túnica de seda semitransparente, e
imprime a estos movimientos de ondulación, en espiral, en círculo, en hélice.
Al mismo tiempo la luz cambia de color, merced a cristales de todos los del
arco iris y sus derivados, que se hacen pasar delante de los objetivos. El
efecto es admirable e imposible de describir. La artista semeja unas veces
una mariposa, otras un ave del Paraíso, otras un águila, con tan asombrosa
gradación de colores, en los que se suceden el azul, el verde, a éste el rosa,
a éste el violeta, el morado, el amarillo, combinándose de mil extrañas
maneras, que la vista no puede seguirlos, ni mucho menos dar de ellos idea
el dibujo. 169

Decíamos que la estancia del animatógrafo en Madrid concluyó el 12 de junio.


Mr. Rousby se trasladó a Portugal, donde había sido contratado por Antonio
Manuel Dos Santos Junior, empresario del Real Coliseo de Lisboa. Es muy
probable, pues, que el animatógrafo de Mr. Rousby fuese el primer
cinematógrafo que viesen los almerienses, junto a algunas de las películas
que se exhibieron en Madrid y Lisboa (O océano atlantico despos de una

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Tempestade, O famoso atirador Buffalo Hill, Baile egipcio, Un desembarque


en Cascais, Os negros excentricos, As amas de leite, Danca guerrerita pela
Troupe Cingalesa, A célebre chanteuse Armand‘Ary, Uma Loja de Cabeleire
y Emgraxador en Washington).170 Es más, tenemos referencias171 de lo
acaecido en otras poblaciones españolas a propósito de la cinta de “danza
serpentina” a la que hemos hecho referencia, cuya exhibición causó por
aquellas fechas gran sensación donde se ofrecía al público y que los
exhibidores ambulantes no desaprovechaban la ocasión de presentarla en
las ciudades por su atrevimiento. Así, en la ciudad catalana de Mataró, llegó
a ser tachada de “obscena” por algún periódico local,172 siendo denunciado
como espectáculo “inmoral y pornográfico” en alguna otra ciudad española.
Pero ¿qué imágenes podía contener la “serpentina” cuya proyección
producía ribetes escandalosos? No podemos precisar cuál fue, entre los
muchos sistemas ópticos imperantes, el utilizado por los pioneros
presentados en 1896 en Almería, sí conocemos a principios de 1897 que el
procedimiento para las proyecciones era el llamado Vitascopio de Edison
que paseaba por media España un tal Mr. Charles Kalb que, según se decía,
era tan trepidante que producía verdadero mareo entre los espectadores.
173

También existe la posibilidad de que el célebre invento estuviese enmarcado


dentro de las exhibiciones que desde el mes de septiembre comenzaron en
Sevilla y se extendieron por toda Andalucía. Tenemos referencias del éxito
del kinetógrafo en Jaén y Granada, 174 unos días antes de la llegada a Córdoba.
Rafael Jurado Arroyo hace mención de un aparato inglés en el cordobés
Teatro-Circo Gran Capitán, de ahí que supongamos se trate del mismo
aparato llevado a las ciudades antes mencionadas, pues no parece probable
existiese en fechas tan tempranas más de un exhibidor. Carlos Colón, Juan
de la Plata y Rafael Garófano coinciden igualmente en que el aparato que
estuvo proyectando por varias ciudades andaluzas fue el de Edwin Rousby,
aunque según la tesis de A. Videira Santos, Rousby se encontraba en
Lisboa. 175

Sea como fuere, y aun sin poder certificar el modelo de proyector utilizado
en esta primera aparición del cine en Almería, sí descartamos la posibilidad
de que fuera el cinematógrafo de los Lumière. Aunque podemos afirmar
que el público almeriense tuvo un precoz acceso al espectáculo más popular
creado por el hombre.

Los almerienses ante un maravilloso descubrimiento


A la primera proyección cinematográfica realizada en Almería, a

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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pesar del tiempo desapacible de aquella noche de otoño, no dejó de acudir


bastante concurrencia, pues había gran natural curiosidad de conocer este
maravilloso descubrimiento, mediante el cual desfilan ante nuestra vista
escenas animadas de la vida, que copiadas de la realidad hacen que la ilusión
sea perfecta (...) el público salió muy satisfecho del Novedades y
seguramente quedarán muy pocos almerienses que no acudan a presenciar
este nuevo fruto del trabajo y el estudio, que lega a la humanidad el siglo
presente.

Ante los atónitos ojos de la sociedad almeriense de finales del XIX


desfilaron varios “cuadros” o “vistas” (en esta primera época las películas
se denominaban “cuadros”), cuyos precios oscilaban desde las 2 pesetas
que costaban los palcos hasta los 15 céntimos de las gradas. Las primeras
películas presentan 15 - to 60 second glimpses de escenas reales filmadas
en exteriores (trabajadores, trenes, carros de bombero, botes, paradas
militares, soldados) o representaciones escenificadas filmadas en interiores.
Estas dos tendencias iniciales –grabar la vida tal como es y dramatizar la
vida para efectos artísticos- pueden verse desde el primer momento en los
barracones ambulantes que llegaban a Almería y su único objetivo era
deleitar a los pasmados espectadores almerienses que, por un tiempo,
abandonaron las tertulias en los cafés para observar estas ingenuas
fotografías animadas que parecían estar hechas para ellos y sus señoras.
Resulta difícil explicarse desde la perspectiva actual cómo sería la primera
proyección que vieran los almerienses aquella primera noche del 23 de
noviembre de 1896. Podríamos hacer un esfuerzo imaginando cómo las luces
se apagarían y cómo de la pantalla surgirían imágenes que despertarían
toda clase de exclamaciones de sorpresa. Una mujer contorneándose
parecía salir del lienzo blanco insinuándose a los espectadores con su Danza
serpentina... la Torre Eiffel se abriría desde el cielo en las Vistas
Panorámicas que se mostraron de París dejando ver una marea de gentes,
con bicicletas, perros que corren, coches... Era el programa que conocemos
de esta primera proyección, que constaba de unas ocho películas de más o
menos 15 metros cada una, con una duración total de unos veinte minutos.
Había nacido el cine en Francia y el público almeriense le daba la bienvenida
en su casa.

Las siguientes sesiones hasta el día 30 se complementarían con nuevas


cintas y nuevamente la Danza serpentina. La voz corrió en la ciudad y,
poco a poco, el público entró en el juego y se dejó seducir por aquel fascinante
aparato que lograba dar vida a las imágenes y que se reveló capaz de
provocar todo tipo de emociones, de hacer soñar despierto, de vivir amores
y aventuras sin moverse de la butaca.
Al día siguiente, uno de los diarios locales, específicamente La Crónica

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Meridional, se animó a redactar y explicar las excelencias pedagógicas del


ingenio y hasta imaginó su uso posterior como futura televisión para
divertimento hogareño de todos:

Una mujer contorneándose parecía salir del


lienzo blanco insinuándose a los espectado-
res con su Danza serpentina

La popular bailarina Loie Fuller (1862-1928) había creado un espectá-


culo, conocido con el nombre de La danza de la serpentina, mezclan-
do la música, la iluminación y la danza. El fascinante oscilamiento de
los velos que flotaban sobre el aire y reflejaban luces de diversos colo-
res fascinó a medio mundo, gozando de gran popularidad. El hecho de
proyectarse esta cinta en nuestra ciudad nos lleva a la conclusión de una
de las primeras proyecciones de aquel mes de noviembre de 1896 fuese
esta producción del kinetoscopio de Edison. Edisón intuyó que la dan-
za constituía un motivo adecuado para sus proyecciones . Motivo que
llevó a Edison a inmortalizar su kinetógrafo con esta actriz y este
motivo.

La cinta muestra a la actriz Annabelle Whitford que interpreta, en un


escenario sobre fondo oscuro, la danza de la famosa Loie Fuller. La
actriz gira y gira en graciosos movimientos que oscilan un vestido vapo-
roso y amplios vuelos.

FICHA: La danza serpetina. Estados Unidos, 1895. R. Laurie Dickson,


William Kennedy y William Heise. P: Edison Manufacturing Co. I:
Annabelle Whitford Moore C: Blanco y negro. Duración: 15 minutos,
aproximadamente.

“La ciencia adelanta y ayer lo que no se pudo aún soñar lo da


hoy como problema resuelto. ¿Quién pudiera imaginar que se había de lograr
el perpetuar los propios y naturales movimientos de las personas como se
conserva y guarde la fisonomía en una tarjeta corriente de fotografías?
Esta maravilla, debida al cinematógrafo, que hemos admirado
estos últimos días tendrá general aplicación cuando el tiempo y la ciencia lo
acaben de perfeccionar y lo pongan al alcance de todas las personas.
Es muy posible y casi lógico esperar que ya en el próximo siglo
se destierren de nuestras salas los manidos retratos y en su lugar tengamos
un lienzo donde un cinematógrafo y un fonógrafo, nos presenten a nuestra

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

voluntad, las fotografías animadas y la voz de aquellas personas que vivieron


o vivan unidas a nosotros por los lazos del parentesco, o los sinceros de la
amistad y el cariño.
Los viajes de recreo con este procedimiento no serán tan
frecuentes, pues podremos ver desde la butaca de un teatro todas las
maravillas del mundo con su propia animación. En cuanto al aparato del
cinematógrafo, cuando más reconoceremos su importancia, es cuando se
le eviten los inconvenientes de las oscilaciones de la luz eléctrica, que tanto
molestan, con la aplicación de un foco poderoso de Dumont, y perfeccionado
las fotografías para que no resulten borrosas.
Ahora no es más que dejar entrever la importancia que tiene el
invento de Edison, fabricado por Lumière.176

Desde ese día, para la inmensa mayoría de los espectadores almerienses,


el cinematógrafo fue el cordón umbilical que les uniría a un mundo de
progreso del que todavía no tenían experiencia directa. Esta función
cognitiva del cinematógrafo no se agotaba, naturalmente, con la
presentación de las maravillas de un progreso apenas intuido fuera de las
grandes urbes. El cinematógrafo podía también satisfacer una sed de
exotismo similar a la que la propia burguesía almeriense manifestara, de
ahí la expectación despertada.
De las notas de prensa recogidas se desprende un aspecto importante para
el posterior desarrollo del cinematógrafo en Almería: la frecuencia de
público. No pasarían muchos años para que el desarrollo cinematográfico
en Almería formara parte del “modus vivendi” de los almerienses de
entonces, que llegarían a metabolizarlo de tal forma que no se concebía
fiesta sin la presencia de éste.

No tenemos más referencias de proyecciones hasta la feria de agosto del


año siguiente durante los días 19,20 y 23, organizado por la Sociedad La
Capea en el Paseo del Príncipe,177 aunque sabemos que asistió mucha gente,
la actividad que se organizó se refería a cuadros disolventes o fotografía
continua, para referirse al cinematógrafo y a la cámara de filmación de la
que primera vez se da cuenta, cuyo funcionamiento la prensa explicaba como
un aparato colocado en una esquina y dándole cuerda actuaba
constantemente mientras aquella dure, y una serie de fotografías
instantáneas se sucederá en él de manera que placa aparezca, se impresione
y pase para que otra le suceda. 178

Nuevamente vuelve a aparecer el cinematógrafo, pero en esta ocasión se


explica el funcionamiento de una cámara: Colocado el aparato en una esquina
y dándole cuerda, estará actuando constantemente mientras aquella dure,

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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y una serie de fotografías instantáneas se sucederán en él de manera que


una placa aparezca, se impresione y para que otra le suceda. 179

El Ayuntamiento, presidido por Verdejo Ramírez, incluye en su


programación de Feria de 1898 el cinematógrafo durante los días 19, 24,
26 y 28 de agosto donde se dice: A las ocho de la noche, sesión gratuita de
cinematógrafo en el Malecón. Pero los almerienses aún seguían sin conocer
las maravillas del cinematógrafo Lumière del que todo el mundo hablaba y
nadie lo conocía, como se refleja en una poesía improvisada de un
espectador que relata la frustración que sintió esa noche de cuadros
disolventes en el Malecón:

La noche del diecinueve


Cogí, lector, mi bastón
Y llegue con paso breve
Al Malecón.

Al encaminarse allí
Mi único objeto era ver
Las lindas vistas del
Cinematógrafo Lumière

¡Qué terrible era el gentío¡


Embriagaba aquella vez
Al más rico mujerío
De la hechicera Almería

Estaba aquello cuajado,


Y allí vimos desfilar
Al médico, al abogado,
Al clérigo y al seglar

Desde la más alta dama


Al pilluelo que más grita
Ateniéndose al programa
Acudieron a la cita.

Todo el mundo estuvo allí


Y a todos los pude ver...
Al único que no vi
¡no hay que decirlo¡ fue al Ci-
nematografo Lumière.180

Al año siguiente volvemos a tener referencias del mismo. El 19 de marzo

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Creemos se trata del films, de 18 minutos aproxi-


mados, de Louis Lumière por ser la más divulga-
da, junto a Salida de una fábrica y Demolición de
un mu ro que , s upo nemos, ta mbi én deb ier on
proyectarse en nuestra ciudad. No obstante, tam-
bién podría tratarse de uno de los tantos filmes
rodados por los Lumière que inmortalizaron múl-
tiples llegadas de trenes a partir de 1896, aunque
se ignora si se trata de la versión rodada en la esta-
ción de La Ciota (1897), la estación de Perrache
(Lyon), Melbourne (Australia), Battery Place (Nue-
va York), Nagoya (Japón), Jaffa (Tel-Aviv) o
Ramleh, en Egipto.

La novedad de la película estaba en que al aproxi-


marse el tren desde el fondo y sobrepasar la cáma-
ra, el espectador quedaba atónito por la espectativa
de que un tren se precipitara sobre ellos, provo-
cando que muchos se levantaran de sus asientos,
dado el realismo de la imagen, y salieran huyendo.
La pr ofun didad de camp o emplea da p or l os
Lumière en esta escena hizo que la película fuese
obligada en cualquier exhibición ambulante.

El caso Dreyfus, una cinta de 1899


exhibida en Almería.

y días sucesivos, gracias a un proyector venido de Málaga. Son unos cuadros


desconocidos en Almería que se proyectaron en el Teatro Principal, una vez
concluido el espectáculo dramático de Francos Rodríguez y Félix Llana titulado
“Los Plebeyos”. Algunos de los cuadros exhibidos, como La llegada de un
tren, hubieron de repetirse repetidas veces ante la insistencia del público.
Otra proyección curiosa fue la Lidia de una corrida de toros, con los toreros
Reverte y Mazantini, sobre cuyo contenido el escritor Ricardo Blanco publicó
una crónica181 acerca de la sorpresa recibida por un espectador que mediante
la pantalla se enteraba de que su mujer y el amante de ésta estaban
abrazándose en el andén de la estación, cumpliendo de este modo el cine un
carácter informativo y a la vez denunciador. Las corridas de toros empezaron
a formar parte de los catálogos cinematográficos182 nacionales casi desde la
misma invención del cine, convirtiéndose en referentes obligados casi de todos
los catálogos exhibidos en provincias. Probablemente el programa, como
era costumbre, estaba compuesto por ocho vistas en las dos funciones
habituales, con cambio diario de cuatro de ellas

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Un almeriense, don Eustaquio de los Ríos Zarzosa, había solicitado en 1890


al Ayuntamiento “establecer en esta ciudad un Tiro de Pichón”, como lugar
de “recreo y de cultura”, en un solar “que hay a las espaldas del Café
Universal” y frente por frente a la cervecería Suiza, al lado de la librería
del Sr. Estrella.183 Este solar era ahora propiedad del Sr. Navarro184 y
parece ser que estaba destinado urbanísticammente a ser en su día
prolongación de la calle de la Glorieta, pero el Ayuntamiento aún no había
acometido actuación alguna. Por eso este espacio solía ser solicitado por
los exhibidores ambulantes para emplazar sus cinematógrafos, pues tenía
la circunstancia de que por sus lados no hay edificaciones ni casa alguna
habitada..185 En este espacio –decíamos- del antiguo Tiro de Pichón en el
Paseo del Príncipe, a finales de noviembre y principios de diciembre de
1899, se exhibió un cinematógrafo último
invento con magníficas vistas con colores y
además el gram-o-phom de última novedad
y perfeccionamiento, fonógrafo, sin cilindro,
voz natural, clara y voluminosa.186 En
realidad era un cinematógrafo acompañado
de un fonógrafo que se anunciaba con el
nombre de “cinematógrafo mágico”. Se
realizaron funciones durante casi toda la
primera quincena de diciembre, con un gran
éxito de público. Pero, además, la atracción
de este espectáculo eran las “vistas
coloreadas”, rudimentariamente coloreadas
a mano, y la combinación entre música e
Lo que se ve por una cerradura. Cinta de
1899 exhibida en Almería. imagen, intentando sincronizar la acción de
la pantalla con el sonido. Este espectáculo
precinematográfico, precedente del
playback, debería crear tan maravillosos
efectos visuales entre imagen y sonido que
el público se sentía tan atraído como para
acudir durante el tiempo que duró la
representación.

Esta novedosa iniciativa había sido traída a Almería por un vecino de


Reus, don Miguel Sardá Borrás, para instalar un Pabellón Cinematográfico
o Salón187 conocido por Cinematógrafo Español que se veía cada día más
concurrido (...) donde se halla expuesto el notable fonógrafo “gram-o-phom”
y los sorprendentes cuadros en colores, muchos de los cuales reproducidos
y premiados en las última Exposición de Paris (...) Esta noche se exhibirán
entre otros los notables cuadros Un pescador al agua, El hombre de
dos cabezas, Transformaciones de una bailarina, Baile infernal,

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Carga de la caballería rusa Luna y estrellas, Cremación de una


mártir y Baño de caballos en un cuartel, de la que se dice sin disputa
es uno de los cuadros de más vida y en el que la imaginación se sorprende
de tanta realidad.188 La alusión hecha anteriormente al fonógrafo nos puede
parecer curiosa pero que entonces era muy frecuente, nos lleva a la forma
del espectáculo, en la que se retoma la herencia del gramófono. Un aparato
en muchos sentidos precinematográfico ya que, desde el fonógrafo, se había
integrado en demostraciones casi científicas en cafés, teatros y barracas,
componiendo unos circuitos y presentándose para unos públicos que, años
más tarde, serían los mismos que se encargó de cubrir el cinematógrafo.
En algunas ocasiones, como en esta primera vez de Almería, ambos aparatos
compartían funciones en una mixtura similar a la del cinematógrafo, unido
durante años con las varietés, estaba a punto de consolidar.

Este cinematógrafo que viene actuando en el Paseo del Príncipe, junto a la


librería del Sr. Estrella189 y cuyos cuadros tantos aplausos ha merecido
cerró sus sesiones en Almería para trasladarse a Cuevas. 190

Fue el último espectáculo que se presentó durante el siglo XIX. Culminaba


un siglo de recreaciones científicas que comprendían los experimentos de
óptica sensacional, física recreativa, cálculos matemáticos, taumaturgia
humorística, nigromancia moderna y prestidigitación, danzas voluptuosas
con apariciones y desapariciones. Recreaciones que no perderían su vigencia
y que promotores ambulantes y empresarios venidos de otras ciudades y
de nuestra ciudad alternarían durante los primeros años del siglo XX.

El proletariado urbano de Almería, obligado a renunciar a sus orígenes


campesino y a integrarse en un modelo productivo presidido por la
mecanización con unas estructuras urbanas abiertamente agresivas, se
enfrentaba ante los desafíos de la tibia industrialización almeriense y asistía
admirado a todos los inventos que aparecían que, “bajo la forma de los
fenómenos de feria”, les ofrecía a estos desfavorecidos una “visión rosácea
del porvenir de la sociedad industrial”.191 Los espectáculos que les llegaban
a la feria, las fantasmagorías en las plazas y teatros de la ciudad no
aspiraban ni a divulgar ni a estimular intelectualmente a aquellas gentes
frente al reto de los nuevos adelantos científicos y tecnológicos. Al contrario,
pretendían simplemente, y a buen seguro que lo conseguían, distraer y
sorprender a un auditorio, que era precisamente lo que buscaba con su
asistencia a este tipo de entretenimientos.

Los sueños proyectados sobre sábanas blancas venían entre los


cachivaches de los feriantes ambulantes que, poco a poco, empiezan a
consolidarse y a quienes con su heroica insistencia se debe la expansión de

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

la cultura cinematográfica. Los cinematógrafos en Almería solían


alternarlos con representaciones musicales y varietés instalando
pabellones, barracas o salones a lo largo de los próximo años, porque para
muchos de ellos instalarse de una manera fija no les era rentable. Primero,
porque el empresario debía disponer de una economía saneada para poder
edificar un local que fuese por sí solo un atractivo para el público. Además,
las exigencias del Ayuntamiento y el Gobierno Civil para los establecimientos
estables no eran las mismas que las exigidas por la Comisión de Ornato
Municipal para los trotamundos pabellones cinematográficos. Otra razón
que no invitaba a establecerse era la necesidad cambiar constantemente
de espectáculo y conocer de cerca las novedades de reciente aparición,
amén de las dificultades de comunicación con el exterior que padecía la
ciudad y el difícil, lento y laborioso transporte que suponían las
comunicaciones de Almería con otras provincias.

En otras provincias andaluzas la presencia del cinematógrafo comenzó a


ser más frecuente, lo mismo en verano que en cualquier época del año,
aunque Almería hubo de esperar a los primeros años del siglo XX para que
el cinematógrafo tuviese una mayor presencia, gracias a la iniciativa de
unos fotógrafos locales.

La respuesta social de los almerienses ante las primeras proyecciones fue,


como en todas partes, de sorpresa ante la novedad durante los primeros
años del siglo XX, para consolidarse posteriormente como un espectáculo
más, con fuerza suficiente para desplazar al teatro y una clase burguesa,
cansada ya del invento, volvió al teatro alentándolo socialmente. Pero la
fuerza, el impacto y el vigor de las imágenes en movimiento y lo que contaban
fue capaz para la segunda década del siglo XX que el cine se convirtiera
también en el espectáculo preferido de las clases medias y pequeña
burguesía de Almería, alejadas del boato de las representaciones
operísticas y teatrales. Siempre, como es natural, perdurarían las clases
dominantes de la ciudad que imponían tintes aristocráticas a sus actuaciones
haciendo valer sus gustos, aficiones y criterios morales de los espectáculos
públicos, especialmente del cine.

Los ambulantes y sus barracones, tuvieron que dejar sitito en la ciudad a


las empresas establecidas como el Novedades, Principal, Apolo y el flamante
Teatro-Circo Variedades, en el Paseo del Príncipe, inaugurado en agosto
con representaciones de zarzuela contratadas de la Cía. del Sr. Borges.192
El propietario eligió para el decorado del teatro al almeriense Sr. Acosta.
Desde ese día –comentaba la prensa- los amantes del arte de Talía de la
sociedad de bien de Almería pudieron disfrutar de obras como “La alegría
de la huerta”, “El cabo primero” y “La Viejecita”; “La Bohème”,

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

“Mefistófeles” o “Aida” hasta un total de 20 representaciones contratadas


por el propietario don Juan Bosch y cuyos precios oscilaban desde 12,50
pesetas platea a 0,55 céntimos entrada general. 193

Al iniciarse el nuevo siglo y tras un período de tiempo sin cinematógrafos,


don Diego Suárez194 en el Teatro Apolo presentó a finales de diciembre de

Cartel anunciando un espectáculo en 1894


en el Teatro Novedades, «construido de
cañas y madera». Este teatro fue el primero
que abrió sus puertas para recibir el
cinematógrafo. Poco después fue
demolido.(Cortesía de la empresa Sintagmo.
Foto Juan Lax)

1900 unos magníficos cuadros cinematográficos que la prensa nacional ya


había celebrado en aquellos lugares que fue presentado.195 A partir de aquí
el cinematógrafo se hizo casi constante en nuestra ciudad. Bien en las
precarias instalaciones de los pabellones venidos de otras provincias; bien
en el interior del suntuoso cinematógrafo almeriense La Luz, el señorial
Teatro Principal, el Variedades o el irregular Apolo.

Desde este momento empieza a convertirse la historia del cine en Almería


en una relación de proyecciones efectuadas en esta ciudad, desplazando
paulatinamente al teatro. Rafael Utrera196 hace referencia a la presencia
de algunos operadores en Andalucía por estas fechas. No nos consta que
registrasen filmaciones en tierras almerienses. Estas informaciones
verifican la presencia del operador Félix Mosguich en el Sur de España para
impresionar vistas de Sevilla, Granada y Córdoba por encargo de la casa
londinense de Charles Urban. Conocemos también, por los catálogos de las
casas Pathè y Lumière, de filmaciones realizadas en nuestra Comunidad
desde 1898, pero ningún rastro de aquellas primeras filmaciones de
Victoriano Lucas rodadas en nuestra ciudad.

El raquítico panorama cinematográfico que presentaba este país durante


los primeros años de desarrollo del cine se debe a múltiples factores pero,
sobre todo, al manifiesto retraso cultural y técnico respeto a Europa o el
escaso nivel industrial y tecnológico, situación que propició la rápida

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

invasión de productos extranjeros. Gaumont y Pathè, en Francia,


desarrollaron una potente industria cinematográfica desde los comienzo
del cine capaces de producir películas vírgenes, cámaras tomavistas,
aparatos de proyección y capacidad para generar rodajes de películas para
el público con estudios propios. Sin embargo, en España, por las causas
apuntadas “no hubo tiempo material para que se produjese una reacción
cualquiera a favor de una producción nacional del producto cinematográfico
que contrarrestara la invasión del producto extranjero”. 197

Proyecciones del cinematógrafo y varietés

Fueron duros los inicios del cine en nuestra ciudad, alejada geográficamente
de los puntos clave del desarrollo del cinematógrafo en el país. Para que
Almería llegara a la consolidación de la exhibición en salas estables en la
segunda década del siglo, hubo de pasar por una primera integración en el
mundo de la feria y de las varietés, una vez que remitió la novedad.
Por otra parte, aunque a comienzos de siglo la popularidad del cinematógrafo
en la ciudad era innegable, grandes capas de los barrios quedaban todavía
excluidas del juego en virtud de su limitada capacidad adquisitiva, a pesar
la bajada paulatina de los precios y las ofertas de los exhibidores locales. El
cinematógrafo no era barato. Que el cine fuera más barato que otros
espectáculos que se celebraban en la ciudad no significaba necesariamente
que estuviera al alcance de todos los bolsillos. A falta de un estudio
pormenorizado sobre la evolución de los precios de los cinematógrafos en
las distintas provincias españolas, ciertos datos apuntan sin embargo a que
la entrada a los mismos era con frecuencia prohibitiva para muchos
ciudadanos, razón que sugiere a los exhibidores una progresiva disminución
en los precios durante la primera década del siglo.

La simbiosis entre el cine y otras formas de espectáculo popular cuajó


rápidamente en nuestra ciudad. Los programas mixtos, combinando la
proyección de imágenes en movimiento con la presentación de diferentes
curiosidades (rayos-X, fonógrafos, mujeres barbudas, ventrílocuos…) o con
toda una serie de números artísticos (musicales, circenses...), estuvieron
por supuesto a la orden del día durante más de una década, pero no agotaron
ni mucho menos el abanico de posibilidades de hibridación.

El cinematógrafo fomentó, con todo, una inequívoca ilusión interclasista en


la medida en que -más allá de las limitaciones señaladas y con las diferencias
de tempo observadas en cada provincia- terminó efectivamente por ser un

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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espectáculo popular, un entretenimiento de masas en el que ni siquiera las


evidentes fronteras que los distintos tipos de salas marcaban podía obviar
el hecho básico de la participación en un mismo tipo de espectáculo. El
Trianón o el Hesperia pueden muy bien operar como microcosmos
privilegiado en la reconstrucción del consumo cinematográfico en nuestra
ciudad de este período. Construidos para servir expresamente como salas
de cine, estos salones -al contrario de lo que debía ser lo habitual- hacían
ocasionalmente las veces de pista de circo, escenario de espectáculos de
varietés, sala de conciertos, etc. El Trianón era el cine que daba cita a un
perfil social procedente de obreros portuarios y sectores pertenecientes a
la clase media baja, mientras que el Hesperia era publicitado siempre como
el lugar donde se reúne lo más elegante de la sociedad almeriense, y sin
estar realmente al alcance de todos los bolsillos, éste se convirtió de hecho
en el lugar de encuentro de amplios sectores de la sociedad almeriense que
probablemente nunca antes habían compartido de ese modo sus ratos de
ocio y esparcimiento, aunque es cierto que las diferencias sociales estaban
claramente marcadas mediante un procedimiento singular, pero
simplificado, herencia del teatro: principal o preferencia, general y gallinero.
En Almería se había desatado la afición por un tipo de espectáculo que marcó
toda una época: las varietés, galicismo que logró internacionalizarse y que
implicaba un género que la gente de bien y la prensa local calificaron
peyorativamente como ínfimo, ubicándolo en último término tras los
denominados género grande -drama, comedia, zarzuela- y género chico -
sainetes, entremeses y piezas de duración mayor-.

Por otra parte, el patrón habitual de interferencia del cinematógrafo con


los entretenimientos populares de raigambre tradicional exhibe, pues, una
complejidad mucho mayor que la que ordinariamente se le supone. Lejos
de simplemente atentar contra acreditados espectáculos populares, parece
más bien que lo que se produjo fue una afortunada confluencia entre el uno
y los otros. La respuesta del público almeriense ante las primeras vistas
taurinas realizadas por don Victoriano Lucas en 1903 así lo evidencia, y
ello dependía de la gran afición que a esa fiesta reina en todas las clases de
la sociedad de Almería. En la medida en que el cine vino ocasionalmente a
erigirse en un nuevo vehículo para formas de espectáculo tradicionales, es
evidente que éstas hubieron de resentirse (el cine, al fin y al cabo, ofrecía
un sucedáneo a precios mucho más baratos), pero el alcance de tal impacto
requiere todavía una investigación detallada y, desde luego, por el momento
dista mucho de ser claro. Desde la perspectiva de la historia y la sociología
del cine primitivo en Almería, la cuestión más importante no era sin embargo
ésta; antes bien, lo que verdaderamente interesaría estudiar es el
desplazamiento y reorientación de los ejes de gravedad de este

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

entretenimiento en los años posteriores a las importantes rupturas


tecnológicas que el cinematógrafo representó posteriormente.

El caso de los conciertos musicales, tan arraigados en nuestra ciudad a


finales y principios de siglo, es probablemente el más interesante de todos
en virtud tanto de su profundo arraigo popular que tenía en la ciudad como
de las importantes implicaciones que para el desarrollo del propio arte
cinematográfico tendría. Como en otras provincias, en Almería el cine mudo
no fue nunca propiamente mudo. Incluso, desde el principio, en pabellones
y salas relativamente modestas como eran las almerienses, hasta la
inauguración del Teatro Cervantes, fueron frecuentes las actuaciones de
un pianista, un trío o un sexteto durante la proyección. A juzgar por los datos
disponibles, más que acompañar la película éstos tocabas lo que -a voz en
grito- el público les pedía durante la proyección, no siendo por ello
infrecuentes las discrepancias entre músicos y público. En el Cervantes
existía, con todo, una excelente orquesta que llegó incluso a dirigir el
maestro Bretón, hijo, poniéndole música al estreno de las películas La
Verbena de la Paloma y Flor de España.
Desde los inicios del cinematógrafo nuestras salas de cine -lejos de ser un
refugio para segundones o principiantes- no tardaron en erigirse en
auténticos santuarios musicales donde los maestros almerienses, entre los
que se encontraban profesores del Instituto de Bachillerato, de la Escuela
de Artes o provenientes del Real Conservatorio de Música de Málaga o Cádiz,
estrenaban sus nuevas piezas e interpretaban a los clásicos. El maestro
Francisco Sánchez de las Heras, por ejemplo, una personalidad musical de
prestigio del momento, así lo haría en el Variedades, del mismo modo que
los cafés almerienses se convertirían en los años veinte en los auditorios
privilegiados de los grandes cantaores de flamenco.

Siguiendo pautas también habituales en otros lugares de Andalucía, el


Cinematógrafo Guerrero se venía anunciando en 1909 con gran pompa en
Almería como Cinematógrafo-parlante Guerrero. Se trataba, en realidad,
de una simple combinación del cinematógrafo y fonógrafo, pero la novedad
despertó suficiente interés como para que el invento circulara después por
toda la ciudad, que justificó los llenos del coliseo Casanova. Lo más
interesante de la iniciativa fue, sin embargo, que ni siquiera tal dispositivo,
que daba la impresión de ser cintas sonoras,198 eximió al gerente de dicho
teatro de presentar el habitual grupo de músicos. La textualidad del
cinematógrafo seguía siendo, pues, problemática y en tal coyuntura no es
de extrañar que se ensayara con el mayor de los empeños una fórmula que
aunara las características del espectáculo musical y las virtudes de la
proyección de vistas. En última instancia, todavía estaba por decidir si la
hegemonía debía de corresponder a las imágenes o a los sonidos. Ese fue

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

un debate muy posterior, con la llegada del sonoro.


Es difícil precisar cómo evolucionaron las programaciones anuales de los
distintos pabellones y teatro almerienses durante los primeros años de
expansión del cinematógrafo, ya que apenas existe información, aunque sí
nos atrevemos a definir los rasgos más destacados. Dos son los formatos
que presentaban los empresarios. Primero, las proyecciones sólo de
películas y, dos, la exhibición de éstas en combinación con las varietés. Este
formato fue el que utilizaron con más frecuencia los empresarios en los
primeros tiempos del cinematógrafo, antes de que se consolidase como
espectáculo con identidad propia.

Es la fórmula que empezó a utilizar en noviembre de 1900 el Salón


Actualidades de Madrid y que, rápidamente, se extendió por todas las
ciudades importantes; fórmula a la que se sumaron igualmente los Teatros
Romea y Apolo de Madrid, hasta 1914. En Barcelona, sin embargo, en el
Teatro Eldorado se siguió apostando por este formato hasta poco después
de concluida la I Gran Guerra. 199

No obstante aquella avanzada, la sagacidad de los empresarios les llevaba


a proceder con astucia, pues si bien el cinematógrafo atraía, no ocurría
menos con las varietés, el que a favor de su espectacularidad, variación y
dinamismo- dentro de las posibilidades de su época, claro es- ejercía también
incuestionable fascinación sobre los auditorios. Por ello, en los pabellones
cinematográficos pronto se empezaron a ofrecer espectáculos duplos a
precios módicos.

Y en Almería, como en tantas otras ciudades, la combinación de películas


con varietés empezó a ser habitual. Este tipo de programación nutrió la
vida de los primeros pabellones cinematográficos, salones y teatros
almerienses, hasta que empezaron los cines propiamente dichos como el
Salón Ena-Victoria (instalado en el Apolo) (1908), Cine Casanova, instalado
en el Variedades por temporadas (1909), Salón Victoria (1910) El Triunfo
(1912), Trianón (1912) y el Variedades. Unos y otros se acogieron, al menos
hasta la segunda decena del siglo, a esta modalidad de programación.

Las tentativas que surgieron, a partir de 1902, por consolidar la exhibición


cinematográfica en Almería no cuajaron, a pesar de los esfuerzos que desde
su primer momento se propuso la Sociedad la Luz -esfuerzos que se
trasladaban a otros pueblos de la provincia-, pues este Pabellón dejó de
actuar en nuestra ciudad en 1907. El Variedades se acogió a esta rentable
fórmula y continuó repitiendo este formato a lo largo de los años sucesivos
hasta su desaparición, con momentos de mayor o menor intensidad.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

El Trianón, no exento de problemas e interrupciones, representó en la ciudad


de las primeras décadas del siglo la referencia cinematográfica obligada
para los almerienses, hasta que fue relevado por el Hesperia. Pero las
sesiones, tanto en los cinematógrafos estables como ambulantes, solían
aparecer como una especie de simbiosis generada entre los espectáculos
de varietés y el cinematógrafo, fenómenos ambos eminentemente urbanos
y que, gracias a esa simbiosis, el cine alcanzó un enorme desarrollo hasta
el punto de que no era concebible el uno sin el otro.
Desde esa simbiosis, todo un mundo pintoresco convergía en las atracciones
varietescas más curiosas y disímiles que los almerienses pudieron ver y
escuchar. Huelga decir que la cantidad conspiraba a menudo contra la
calidad. Las proyecciones se alternaban con actuaciones musicales,
números de vodevil, ilusionismo, recitales poéticos, etc., y lo hacían
obviamente en marcos tan diferentes como la propia extracción social que
su público exigía. Pabellones cinematográficos, carpas o barracas
miserables, primero, o teatros como El Novedades y Variedades, después,
sirvieron por igual a los intereses comerciales de los empresarios
cinematográficos locales en la medida en que realmente no estaba claro
cuál era el futuro del nuevo invento y que, por lo demás, en nuestra ciudad
el proceso parece haber sido justamente el contrario del que se diera en
otras ciudades. Lejos de aspirar a una dignificación del espectáculo
cinematográfico para atraer a la esquiva burguesía almeriense a las salas
de proyección, parecía que el objetivo de nuestros empresarios -al menos
durante un corto, pero significativo, período- fue más bien democratizar el
consumo de aquél y asegurar la participación de los sectores menos
favorecidos de la sociedad.
Sea como fuere, lo cierto fue que en los pasillos de los primeros pabellones,
camerinos y terrazas de verano de los años treinta los espectadores
almerienses se mezclaron y convivieron entre el cine y las varietés en
funambulesco revoltijo, frú-frú de rasos y sedas, cascadas de encajes, ruidos
de abalorios, extraños instrumentos musicales, revolear de mantones,
muñecos de ventriloquia, repique de castañuelas, canturreos, jipíos de cante
jondo, sones de panderetas, besos y abrazos de circunstancias,
murmuraciones, flores, injurias, piropos, perfumes picantes, aplausos de
compromiso, sonrisas y santiguaciones antes de salir a escena. Y luego, el
agradecimiento, las sonrisas, los besos o las lágrimas del agasajado; estas
últimas, según el monto del beneficio obtenido.

Como en el teatro, los empresarios portadores de cinematógrafos y varietés


también organizaban funciones en beneficio de, que era corolario obligado
de una temporada exitosa cumplida por el exhibidor cinematográfico o el
artista en la sala del homenaje y respondían con frecuencia a una cláusula

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

contractual, según la categoría de la atracción. Eran veladas unas veces


en beneficio de los niños del Hospicio, otras de los locos del manicomio, de
los soldados vueltos de la guerra de Marruecos que siempre se encargaban
de organizar autoridades, la Junta de Damas de Almería o el Colegio de
Seises de la Catedral; otras veces eran justas consagratorias para el
agasajado o simple excusa del empresario por continuar en la ciudad un día
más.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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VIII. LOS PIONEROS DEL CINEMATÓGRAFO EN


ALMERÍA

Los cinematógrafos ambulantes


Los primeros cinematógrafos que llegan a la capital lo hacen de forma
esporádica, irregular y casi anónima. Todo cambia a partir de 1908, cuando
las irregulares proyecciones se hacen más sistemáticas y los exhibidores
se hacen estables.

En el Teatro-Circo Variedades se produce el primer modelo de reconversión


de un espacio escénico teatral en cine, produciéndose el hecho de que ya
en 1910 la proyección de películas ocupa cada vez más terreno al espacio
teatral. Si los primeros años de los cinematógrafos es la de los pabellones
cinematográficos; a partir de 1910 asistimos a la creación de espacios
públicos netamente cinematográficos.

Para ello, los astutos exhibidores almerienses han de ejecutar ingeniosas


escaramuzas y trucos para ir colándose en el circuito teatral que,
desprevenido ante la atracción de menor categoría, va perdiendo
progresivamente la batalla frente al cine. Sin embargo Almería, tan

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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madrugadora en mostrarnos el maravilloso invento tuvo, no obstante, un


perezoso desarrollo en la exhibición de cintas en relación con otras
provincias andaluzas.

Ciertamente que la repercusión registrada por la llegada del cinematógrafo


a nuestra ciudad no es diferente a la que tuvieron otras ciudades. Tras el
parón de 1896, los años siguientes a partir de 1902 fueron de éxito por lo
que suponía el redescubrimiento de aquella novedad, luego se produjo el
abandono de la burguesía local al pasar la novedad de un invento científico
más de los muchos que circulaban por la feria y exhibidos en todas las ferias
del país.

Tanto es así que cuando arranca el año 1900 nadie en la ciudad se


preguntaba por aquel invento y los propietarios de las salas de teatro
seguían programando sus temporadas teatrales en función de las fiestas y
la época del año, como siempre.

El año 1900 arranca en el Apolo con un espectáculo de comedias, la


representación más reclamada por los almerienses: el teatro. El teatro Apolo
comenzaba en enero su temporada de comedias con obras hartamente
representadas en nuestra ciudad: El traje de boda, El cabo primero,
Gigantes y Cabezudos, Los descamisados, La Viejecita, La Revoltosa… y
tantas otras operetas y zarzuelas que se alternaban con obras teatrales
de Echegaray, Zorrilla o Calderón.

El interés de los almerienses hacia el teatro se manifiesta en febrero, cuando


un grupo de seguidores de la obra de Vital Aza decide fundar un teatro
familiar en el que se representarán sólo obras del género cómico, adecuando
en la calle Las Cruces un local con escenario incluido.

El Carnaval es la fiesta teatral popular más generalizada en la ciudad. La


gente, como todos los años, vivía las fechas del Carnaval intensamente.
Hasta el Ayuntamiento liquidaba parte de la deuda contraída con los músicos
de la Banda Municipal y les instalaba en un tablado improvisado en la
calle Ricardos para animar con sus sonoros conciertos los bailes populares,
ataviadas las gentes con toda clase de serpentinas, confetis perfumados,
esprits, capuchones, bolsas de papel chinés, diamantinas, polvo de oro o
los lujosos momos que se adquirían en el Kiosco Nacional, de don Antonio
Segura, o en la Sombrerería Inglesa, en una espléndida tienda de Príncipe
Alfonso, número 14; y los sombreros de la calle Sebastián Pérez, número 1,
famosa por ser la única tienda que decía vender el auténtico sombrero
Borsalino, con el que acudían a celebrar los bailes de carnaval los socios
del Círculo Mercantil, el Casino y otras sociedades al Variedades y, cuando

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

se inauguró, al Cervantes. 200

Pasada la feria de 1900 -gentes venidas de otros pueblos habían disfrutado


con el Circo Ecuestre de los Hermanos Rossi y Albano- el teatro sigue con
fuerza marcando la vida cultural de la ciudad. En otoño comenzará, como
siempre, la temporada de ópera con la representación de Aida, La Bohéme
y Mefistófeles, junto a zarzuelas cómicas de Ventura de la Vega.

El cinematógrafo deja su rastro de itinerancias en desconocidos puntos de


la ciudad. Espontáneos exhibidores iban y venían por nuestra ciudad una
vez que el público, cansado de ver siempre las mismas cintas, hasta agotar
el catálogo, daba lugar a nuevas demandas y otra vez nuevos exhibidores
con nuevas cintas, instalándose tan rápidamente como desaparecían.
Siempre habría alguna fiesta local y ocasión que aprovechar para trasladar
sus artilugios ruidosos de un lugar a otro. Al parecer, durante esa primera
feria del siglo el Cinematógrafo Luz empezaba su andadura en algún lugar
no muy lejos del Real de la feria.

Pasados unos meses ya nadie parece acordarse del cinematógrafo hasta


que, a finales de diciembre, un tal Diego Suárez –del que no hemos podido
encontrar referencias- presenta unos magníficos cuadros cinematográficos
en el Apolo, que abandonó su temporada de zarzuelas y teatro para acometer
la aventura del cinematógrafo, al que volvemos a perderle la pista por un
tiempo.

En realidad, los impulsores del desarrollo del cinematógrafo en la ciudad


habían sido y seguían siendo los exhibidores ambulantes venidos de fuera
o de la ciudad. Ellos, con sus proyectores y cintas que habían comprado, no
se sabe dónde, reavivaron el interés por el espectáculo. Es cierto que no
eran muchas las cintas de las que los exhibidores ambulantes podían echar
mano, pero sí las suficientes como para que, una vez cansado el público de
ver las mismas escenas, los mismos gestos y pequeñas historias que se
repetían incansablemente, el público esperara ávido por conocer nuevas
cintas que nuevos exhibidores ambulantes traían a la ciudad. Ellos fueron
los primeros exhibidores que solicitaron al Ayuntamiento o al Gobierno
Civil autorización para la instalación de sus pabellones cinematográficos a
lo largo de los primeros años del nuevo siglo.

En una ciudad en la que nunca ocurre nada, como destaca un articulista de


La Crónica Meridional, merecía comentarios de gacetilla y tertulias el
comienzo de la línea férrea de Moreda a Granada y la construcción del Cable
Inglés, que levantó temores, primero, y, posteriormente, agrias protestas
de los vecinos y pescadores de las Almadrabillas.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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También los hechos protagonizados en febrero por los estudiantes libres


de derecho -protestaban contra las agresiones sufridas por sus compañeros
de la Universidad Central de Madrid que habían tomado partido por la obra
de Pérez Galdós, Electra, llena de connotaciones político-religiosas, hasta
provocar manifestaciones en Madrid, Barcelona, Salamanca, Zaragoza y,
sorprendentemente, en Almería- sirvió para aliviar de la pesada rutina las
tardes de los cafés y el paseo ritual por
el boulevard. Hubo una inocente
manifestación de estudiantes por la calle
Gerona dando vivas a la libertad y
mueran los jesuitas en la que intervino
la policía dispersando la manifestación
y encarcelando a un joven que ondeaba
una bandera republicana, sin mayores
consecuencias.

La obra no se pudo representar en el


Aladino y la l ámpar a maravillosa.
recién inaugurado Variedades durante el
Francia, 1906. mes de febrero por negativa del
Director: Alb ert Cap ellani. P : P athè Gobernador, Sr.Maldonado, pero en
Frères. Fotografía: Segundo de Chomón.
Color: Blanco y negro coloreado a mano.
marzo se puso en escena con un enorme
Duración: 250 metros. éxito de público. Es como si la ciudad, con
el nuevo siglo, despertase harta de ser
La película aparece en el catálogo Pathè
de 1907 y, posiblemente, sea un remake
la cenicienta de España.
de otra cinta de la Pathè de 1901, Aladin
et la lampe merveilleuse. En marzo de 1901 el Sr. García Molero,
En la película los espectadores almeriense
p u d i e r o n ve r l a f a mo s a h i s t o r i a d e
con domicilio en la calle de La Almedina,
Aladino y su lámpara en seis cuadros: El 25, solicita instalar una barraca de 18
sueño de Aladino, Aladino encuentra a la metros de fondo por ocho de ancho en
princesa, En busca de la lámpara, Aladino
obtiene la mano de la princesa, El mago
el Paseo del Príncipe Alfonso, justo
roba la lámpara y El triunfo de Aladino. donde se situaba el Pabellón del Casino,
(Citado de Jon Letamendi y Leire Ituarte) para dar representaciones públicas, pero
su petición no fue aceptada por ser ese
el sitio ocupado por el Casino durante las
ferias.

Sin embargo, a finales de marzo tenemos constancia del éxito de un


cinematógrafo Lumière que se vio todas las noches bastante concurrido.
Probablemente se trate del cinematógrafo solicitado por García Molero que
continuó las exhibiciones durante el mes de marzo, pero ahora instalado
frente al Teatro Principal y conocido como Pabellón de los hermanos García.
Este cinematógrafo anunciaba una larga lista de cintas. Vistas de la

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Exposición de París, Transformador de sombras, Baile sevillano,


Llegada de góndolas a Venecia, Establecimiento de baños, Baile
Libala, que se anunciaba en color, Idilio a orillas de un rio, Mujer y
transformación, también en color, Choque de trenes y El palacio
encantado. 201

De estas proyecciones se dice que “... los cuadros que se exhiben son de un
gran efecto, destacándose principalmente la cinta Choque de trenes, 202
mutilada, según cuenta el historiador Paco Ignacio Taibo: La primera versión
de La Cenicienta de Meliès fue mutilada por los productores, con el
consiguiente enfado de su autor, pudiéndose considerar un curioso
antecedente de lo que después sería la censura comercial. Es de imaginarse
la proyección ante un público compuesto esencialmente por señoritas
ataviadas –como nos expresaba zumbonamente el escritor, periodista y
compositor musical almeriense Manuel del Águila- con su enormes y
vaporosos sombreros acompañadas de sus familias de la buena sociedad
almeriense contemplando Aladino y la lámpara maravillosa (Pathè,
1901), que fue una primera versión del tema oriental, compuesta por 45
cuadros y 230 metros, con una duración de 25 minutos.

Con esta cinta del Pabellón Cinematográficos de los Hermanos García


seguramente los almerienses se iniciaran en el conocimiento de los
primeros signos del lenguaje cinematográfico gracias a la utilización de
sobreimpresiones, panorámicas, angulación, insertos, efectos de
agrandamiento mediante técnicas perspectivistas, el uso de la marcha atrás
de la imagen, paradas por sustitución -ya conocidas por otras cintas
visionadas de Mèlies- y, sobre todo, pudieron quedar maravillados ante los
exóticos decorados reproducidos a color y los montajes en paralelo. Otras
películas llenarían de ingenuidad las tardes-noches de los almerienses, como
Batalla de nieve, repetida por todos los pabellones cinematográficos del
país. 203

Eran espectáculos novedosos a los que la sociedad adinerada, pequeña


burguesía comercial y mercantil de la ciudad, no perdía ocasión de
contemplar por tan sólo veinte céntimos. Seguramente los días sucesivos
servirían para llenar de comentarios las tardes del Casino o cualquier
otro café de la ciudad al que solían asistir.

Pero los comentarios de esos días también girarían en torno al nuevo teatro,
inaugurado con el pomposo nombre de Teatro-Circo Variedades, donde las
cartelas expuestas en la puerta anunciaban el próximo estreno de Electra
en cinco actos y en prosa original de Pérez Galdós, al precio de dos reales,
mientras el precio del kilo de pan de segunda estaba al mismo precio.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Una huelga sorprende a los almerienses a principios de 1902. Eran los


trabajadores del puerto de Almería que mantuvieron su actitud durante 18
días para conseguir la jornada laboral de ocho horas y la necesaria
instalación de alumbrado eléctrico en el dique de Levante del Puerto. El
descontento no procedía únicamente de los obreros portuarios; también en
la ciudad existía un descontento generalizado y arreciaban las críticas
contra el alcalde, que no hacía caso de las peticiones de los vecinos de los
barrios por la suciedad que se agolpaba en todas las calles, incluso en las
céntricas, que en invierno se convertían en lodazal –entre ellas la calle de

Don Antonio de la Rosa

Pescadores, Conde Ofalia, Boulevard o Méndez Núñez-. Las calles apenas


tenían pavimento y era una excepción el adoquinado de algunas. La suciedad
y la basura se agolpaban; la playa de Almería, ubicada en el interior del
Puerto actual, era una escombrera y foco de inmundicias e infecciones a
donde llegaban las aguas fecales procedentes del Hospital de Santa María
Magdalena.

Pero la gente se agolpó, a pesar de la crisis, cuando se inauguró un nuevo


cinematógrafo en el Salón Actualidades el 2 de junio de 1902. Este Salón lo
instaló don José Casanova204 en el Paseo del Príncipe, próximo a otro
cinematógrafo que el omnipresente don Antonio de La Rosa tenía frente al
Teatro Variedades, en lo que hoy es la Oficina Central de Unicaja, donde D.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Antonio exhibió Los Cisnes en el lago y El bombardeo de la ciudad de


Tien-Tiang, junto a Panorámicas de la Exposición de París. De La
Rosa, del que volveremos a tener noticias en nuestra ciudad, era un gaditano
muy conocido en el mundo del espectáculo que recorrió España desde Cádiz,
de donde era natural, hasta Santander, pasando por Lisboa, Cartagena,

Pabellón cinematográfico de don An-


tonio La Rosa,. A partir de 1902 asis-
timos a la competencia entre los di-
versos cinematógrafos, personifica-
dos en sus respectivos empresarios
La ciudad se convierte en punto im-
portante para estos ambulantes
exhibidores llegados de otras provin-
cias, quienes compitieron fuertemen-
te por la supremacía en la ciudad, al
igual que hacían en otras localidades
andaluzas.
El éxito que demostró el Pabellón de
don Antonio La Rosa no tenía compa-
ración

Badajoz o Albacete, Jaén, Córdoba o Málaga.

A partir de 1902 asistimos a la competencia entre los diversos


cinematógrafos, personificados en sus respectivos empresarios. Unas veces
coincidiendo con la feria de agosto de la ciudad u otras fechas del año. Unos
y otros se establecen de forma menos provisional que en épocas
precedentes. Son verdaderos empresarios y exhibidores que se acercan a
Almería porque existe un mercado potencial de nuevos espectadores. La
ciudad se convierte en punto importante para estos ambulantes exhibidores
llegados de otras provincias, quienes compitieron fuertemente por la
supremacía en la ciudad, al igual que hacían en otras localidades andaluzas.

El éxito que demostró el Pabellón de don Antonio La Rosa no tenía


comparación. Por eso, el Variedades contrató para la feria de ese año al
aplaudido cinematógrafo La Rosa y un cuerpo de baile compuesto de cuatro
parejas, dirigido por el notable maestro Mr. Parcest y en el que figura como
primera bailarina la señorita Pastora Rodríguez. 205

Además de este Pabellón del Sr. La Rosa el Variedades ofrecía un gran


espectáculo por secciones de la Compañía Internacional de Varietés, en la
que figura incluido el magnífico Cronofotograf Mágico del Sr. La Rosa. 206

Sentir la ilusión de la realidad a través de la pantalla es el principio del

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Descripción del ambiente en el Pabellón la


Montaña: «…Aquello parecía un jardín y en
flores, justo es consignarlo; no podemos te-
ner envidia ni á la hermosa ciudad del Túria
ni á otras capitales que gozan fama por sus
mujeres y rosas.
Se bailó el ceremonioso Minué, el baile que en
los tiempos de las Constituyentes, cuando las
niñas usaban el comprometido vestido de me-
dio paso y el cabello empolvado, constituía el
honesto a la vez que coquetón entretenimiento
de aquellas grandes recepciones, donde solo
se servian, limonadas y azúcar
Del Minué al baile chulo de nuestros tiem-
pos, media un abismo. La sociedad «La Mon-
taña, que en tiempos antiguos celebrába los
bailes en el pabellón del Ayuntamiento, desde
hace tres años tiene casa propia...»

El Sr. Ferry intentó instalar su pabellón


cinematógrafo en la calle Olimpo, pero al
estar ocupado por el pabellón almeriense
de la sociedad La Montaña, dirigida por
los seño res Laynez, Enciso, Tovar y
Burgos, se le denegó la autorización.

Cinematógrafo. El color y el sonido serían un paso más en aquello que


pretendían las fotografías animadas como espectáculo óptico; no sólo la
representación de las imágenes en movimiento, sino también su visión y
audición tal cual la percibimos. Ese fue el gran acierto del Cronofotograf
Mágico de don Antonio: dar el primer paso para la audición y la visión con
los posibles elementos de que se disponía, al sincronizar la imagen en
movimiento con los discos fonográficos o Fonobiograf (combinación de
cinematógrafo y fonógrafo)

Este aparato es el que exhibió durante varios días don Antonio al precio de
0,30 preferencia y 0,15 general. Dos años después sabemos del éxito
obtenido en Córdoba con el nombre de Salón Cronofotograf Mágico.207 Otro
nuevo nombre inventado por el imaginativo La Rosa, pero idéntico con el
que los almerienses se ilusionaron aquellas noches de feria.

No nos resistimos a recordar el prestigio que este gaditano tuvo como


empresario ambulante en la explotación de espectáculos

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

precinematográficos y
La película es una adaptación del cuento de Las
mil y una noches. El fim está realizado todo en
cinematógrafo en gran parte de la
interior y tomada en siete planos, equivalente a geografía española. En 1888 ya
siete cuadros. Los espectadores almerienses pu- se anunciaba con un barracón en
dieron ver por primera vez escenas de danzas orien-
tales ejecutadas por bailarinas profesionales de la
el que presentaba (…) los más
Ópera de París con fondos de escenarios hechos grandes adelantos de la ciencia
por el prestigioso decorador francés Albert Collas. moderna. Maravillas y asombros
del siglo XIX” entre los que incluía
un espectáculo La Metmpsicopis -
espectáculo que también exhibía en
Alí Babá y los cuarenta ladrones (Ali Baba et
les quarante voleurs),.Francia, 1902. las ferias del norte peninsular Don
Dirección Ferdinand Zecca. P: Pathè Frères. Enrique Farrús, conocido
Color: Blanco y negro, cinta coloreada a mano. popularmente en otras poblaciones
Duración: 190 m.
por “Farrusini”-.

Este gaditano anunciaba en sus


programas escenas militares,
cómicas y de magia. Viajes,
panoramas, acontecimientos
regios, corridas de toros, asuntos
de interés histórico, escenas
marítimas, fantásticas y de
transformación, documentales de
actualidad junto a cintas
cómicas,208 muy celebrado por la influyente burguesía almeriense de la
época.

En 1903 don Joaquín Ferry y Jordá solicitó al Ayuntamiento la instalación


de una caseta para cinematógrafo de ocho metros y medio de ancho por
veintitrés de largo en la calle del Olimpo. Don Joaquín había previsto su
colocación de tal manera que su fachada principal tuviera acceso al Paseo
del Príncipe y, en su parte derecha, colindante a la fachada norte del Teatro
Cervantes en construcción. El Sr. Ferry ofrecía a los almerienses un
espectáculo que se prolongaría desde la Pascua de Resurrección hasta el
25 de mayo, pero el Ayuntamiento no accedió a su petición porque su
Pabellón invadía la vía pública en la calle del Olimpo ni en ninguna otra,
pudiendo el solicitante, si le conviene, hacer la instalación de su
cinematógrafo en algún otro solar.209 No existe constancia de la instalación
definitiva de la caseta del Sr. Ferry, aunque sí podemos saber que en ese
mismo espacio y año se instaló la caseta de la Sociedad La Montaña,210 una
antigua Sociedad de prestigio y renombre en la ciudad, dirigida por los
señores Laynez, Enciso, Tovar, Burgos, Iribarne, etc., que ya desde 1885
venían organizando el programa de festejos que la sociedad había de
celebrar durante las ferias locales. 211 Es de suponer que el Sr. Ferry se
instalara en algún otro lugar que desconocemos, si tenemos en cuenta que

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

la Comisión de Fiestas era proclive a llenar de contenido los festejos locales.

Don Andrés Martín López había solicitado, también para la feria, la


instalación de un pabellón en el anchurón que hay frente al Hotel Londres.
El aparato estaba contenido en una elegante galería vistosamente adornada
y con grandes focos de luz eléctrica, producida por máquina de vapor.212
La petición estaba solicitada el 17 de mayo para ser instalada el día 25 del
corriente mes hasta la conclusión de la feria. En efecto, el “Cinematógrafo
de Don Andrés Martín López se instaló pero en otro lugar lo que motivó al
Presidente de la Comisión de Ornato, Don José Burgos Tamarit, denunciara
ante el Alcalde que el barracón por incomprensible abuso de su dueño (…)
o ignorancia de las leyes generales de ornato y especiales de toda clase de
emplazamiento, está colocado fuera de las líneas, tanto en la parte de su
frente o fachada al paseo, cuanto a la de la calle del General Segura, antes
calle Valencia; además, en el informe se solicita al Alcalde que este barracón
denominado Salón de Actualidades, de aspecto y presentación de mal gusto,
se adecue a alineación y ubicación ya que era un atropello y perturba el
Plan General del Decorado de ese lugar para la feria.

Los aparatos que llegaban a la ciudad presentaban un molesto titileo, lo


que no fue obstáculo para que con motivo de la feria de agosto se instalaran
hasta cuatro cinematógrafos en nuestra ciudad. Por eso, para suprimir ese
molesto titileo, el cinematógrafo del Sr. Martín -que también nos lo
encontramos en otras poblaciones como Málaga o Cádiz a lo largo de los
primeros años de siglo- iba encerrado en una caseta de hierro para mayor
seguridad y se colocaba al fondo del pabellón, satisfaciendo con esa medida
las exigencias del público almeriense.

El 3 de noviembre del mismo año el almeriense don Antonio García instaló


un salón en un solar del Paseo del Príncipe, que llevaba varios años
abandonado. Es la zona que actualmente ocupa La Dulce Alianza, colindante
a la farmarcia de Vivas Pérez, frente a la antigua Cervecería Suiza.213 A la
inauguración fueron invitadas las autoridades y la prensa local, además de
otras personalidades de la ciudad, ya que de su difusión y de las excelencias
del proyector se había encargado don Antonio de darle la publicidad
necesaria entre amigos y conocidos.214 Don Victoriano Aguilar Jiménez la
noche del 8 de noviembre estreno otro Pabellón y sorprendió con su
Cinematógrafo Lumière al numeroso público que entró a todas las
secciones,215 llegando a estrenar la primera proyección kilométrica, de 1.500
metros de duración: Napoleón Bonaparte, 216 junto a las cintas Ali-Babá
(Ferdinand Zecca, 1902)217 , El laboratorio infernal, Los siete castillos
del diablo o La Huelga, una cinta que recogía escenas de los graves
sucesos de una manifestación en la que intervino duramente la Guardia de
Orden Público de Caballería contra los manifestantes. La película sorprendió

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Don Victoriano Lucas nacio en Gérgal en 1870. Al morir sus


padres, siendo aún adolescente, se trasladó a Almería con unos
parientes. Allí obtuvo una plaza de Auxiliar de delineante de
Obras Públicas, actividad que compatibilizaba con la pintura.
Su carácter emprendedor y decidido le llevó a abandonar en
1897 el empleo para dedicarse exclusivamente a la pintura y la
fotografía. Casó con una jovenjienense de 15 años, emparenta-
do familiarmente con ella, doña Ascensión Espinosa Martínez,
que le ayudó en su Centro Artístico del Paseo del Príncipe, con-
virtiéndose en la segunda fotógrafo almeriense, despues de la
almeriense residente en Jaén Amalia López Cabrera, casada allí
con el prestigioso editor y tipógrafo Francisco López Vizcaíno,
aprendiendo las claves del oficio del famoso Conde de Lipa, que
vivió en Jaén una temporada enseñando y retratando. (Cortesía
de doña Rosario Lucas)

de tal manera a los aficionados almerienses que, al finalizar la película, el


público rompió el silencio con un atronador aplauso, dada la fuerza
dramática y realista de las imágenes proyectadas. Otra película, María
Antonieta, también gustó mucho al público.

La cinta de La bella Lolita, fue muy aplaudida, asistiendo numeroso


público, a todas las funciones después del baile,218 y otras cintas de carácter
cómico. Don Victoriano Aguilar comprendió enseguida que una técnica de
reclamo era filmar cintar que podríamos titular Vistas de la Ciudad de
Almería y, a continuación, proyectarlas al público. Y justo es lo que hizo
aquella noche del 8 de noviembre al numeroso público allí convocado.

Otra iniciativa para complacer al ávido público de proyecciones del


cinematógrafo vino en esta ocasión del Alcalde de la ciudad, D. Ángel Bruño,
que ordenó la instalación de una elegante y artística caseta para el nuevo
cinematógrafo219 que se situó en el Paseo del Príncipe, frente al Casino de
Almería, cuya decoración corrió a cargo del prestigioso don Joaquín Acosta.
Su exterior presentaba una portada “estilos egipcio y árabe primorosamente
combinados y de un efecto fantástico,220 destinado exclusivamente a
proyecciones del cinematógrafo.

El fotógrafo almeriense don Victoriano Lucas

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Mediado el siglo XIX, los daguerrotipos221 se han afianzado en ciudades


andaluzas como Sevilla, donde Pastora Escudero regentaba un estudio;
Jaén, gracias a don Manuel de la Paz Mosquera; Luisa Dorave en Málaga y
Almería. Hacia 1865 se impone una modalidad fotográfica conocida como
tarjeta de visita con un formato peculiar – 6x9 cms.- obtenido gracias a una
cámara dotada con seis objetivos, pudiéndose obtener hasta media docena
de fotografías en cada toma. De este modo la fotografía se popularizó como
arte hasta democratizarse la posesión y obtención de imágenes propias, de

Retrato de don José López Guillén al que hace referencia el


crítico de arte y médico Sánchez Cravioto.

Fotografía pintada a color de doña Rosario Lucas, realizada en


1914. (Cortesía de la familia Lucas)

familiares y allegados. A principios de 1890 la fotografía ya es un arte


masificado debido al abaratamiento de los precios, con lo que la fotografía
es ya un invento enraizado en la vida cotidiana de finales del XIX.

La técnica fotográfica había evolucionado lo suficiente como para que don


Victoriano Lucas no necesitara complicados conocimientos fisicoquímicos
cuando decidió abandonar su cómodo trabajo de funcionario delineante del
Ministerio de Obras Públicas en la capital. Desde su pueblo, Gérgal, vino a
Almería y desarrolló su actividad como pintor de exacto dibujo y exuberante
colorido (F. Rivas Cravioto) Era algo muy usual en los períodos iniciales del

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Composición fotográfica de racimos de uvas rea-


lizada por don Victoriano Lucas en 1919 y
barriles de uva para la exportación. (Cortesía de
doña Rosario Lucas)

arte de Daguerre
conjugar los oficios
de pintor y fotógrafo.
No sabemos con
quién o quiénes
aprendió el arte
fotográfico pero en
1898 nos los
encontramos, con
veintiocho años,
establecido en el
bajo de una casa del
Paseo del Príncipe, 43, donde disponía de un Centro Artístico y prestigio
profesional en la ciudad. Sabemos de fotógrafos ambulantes en nuestras
ferias locales de Almería, Berja, Cuevas o Dalías transportando la cámara
y fotografiando en plena calle, colocando una sábana blanca a modo de telón
de fondo en los retratos. Probablemente tuviera algún contacto con alguno
de aquellos pioneros ambulantes. También es probable que aprendiera en
el estudio que don Juan Alonso poseía en la calle Granada, donde se vendía
también material fotográfico y la revolucionaria cámara Kodak. 222
Si la aristocracia laica y eclesiástica almeriense había monopolizado el
retrato pictórico como arte áulico, a partir de la popularización de la
fotografía la burguesía local formada en torno al negocio uvero, encontró
en esta modalidad una posibilidad de hacerse con un medio que reprodujera
su imagen de forma rápida y barata como clase social pujante. Es el
momento de replantearse don Victoriano su actividad artística y acomodar
la pintura a la fotografía y crear no un negocio de fotografía, ni una tienda,
ni un laboratorio sino un Centro Artístico donde trabajar todos los géneros
especializados y de todos los tamaños conocidos. Desde la tarjeta de visita
a la de salón y ampliaciones de busto.

Don Victoriano Lucas, dotado de una fina sensibilidad, debió conocer


perfectamente los códigos perceptivos imperantes en el momento, pues el

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

aparato gestual de los retratados debía seguir fielmente unas pautas


preestablecidas primándose las apariencias, el interés en pertenecer a una
clase social, por lo que la escenografía empleada en su Centro Artístico
debía estar cuidada al detalle, ya que un retrato era el símbolo de un estatus
social, la pregnancia de pertenecer a una categoría social.

Su preparación técnica también debía asumir los códigos narrativos visuales


heredados de la etapa del daguerrotipo que la burguesía local utilizaría como
vehículo explicitador de su estatus. No es, pues, nada extraño que don
Victoriano recogiera en su estudio todo lo fotografiable que girara en torno
al ideario burgués de la época: momentos cumbres de la vida del burgués,
como bodas, bautizos, inauguraciones de todo tipo, aspectos materiales del
progreso, acontecimientos y aspectos personales, como el retrato.

El médico almeriense, amigo personal del señor Lucas, con el que


participaba de las mismas ideas republicanas, Francisco Rivas Cravioto,223
dijo de él que las ampliaciones al óleo-esmalte que exhibe el señor Lucas,
más que magníficas, son estupendas. Su colorido no puede ser más fresco
ni más natural. Las sombras, las medias tintas, son verdaderos alardes del
pincel de un experto colorista. Los golpes de luz están tan magistralmente
tocados, que el relieve de todas las figuras es asombroso. Especialmente la
de un señor respetable, 224 muy conocido en Almería, presenta un realismo
tan perfecto, que contemplándola un rato, se vé surgir la realidad de la vida
en la figura, dándonos la ilusión más completa que vá a salirse del fondo
para hablarnos (…) El colorido de esta ampliación, por su transparencia,
frescura y entonación me recuerda los retratos del célebre colorista Rubens.
Para llegar a la perfección que ha llegado en los trabajos fotográficos el
señor Lucas, precisa ser todo un artista y el señor Lucas lo es. (…) Por eso
surgen sus obras tan repletas de belleza y perfección.
Por eso, don Victoriano disponía de una serie de objetos con los que
fotografiar a sus clientes aureolados por ha idea de vincularse a la burguesía
local acompañados de mobiliario aparente, escritorios, libros, fondos
pintados reproducien`o escenas de ambiente, campestres…
Los trabajos de don Victoriano Lucas fueron comparados por Cravioto con
los trabajos profesionales de fama mundial como Paul Berger, Klary, Broca,
el profesor Namias, Otto Schemidt, David Whyte o a los españoles Kaulac (
A. Cánovas) y nuestro paisano Calvache225 (…) algunas de estas eminencias
pertenecen a la escuela flúista y precisamente el señor Lucas expone varias
fotografías pertenecientes a dicha Escuela; es decir fotografías dotadas
con el flú que la caracteri{a. La Escuela flúista cuenta todavía con
numerosos partidarios que ven el flúu (asunto o figura ligeramente
desenfocada) la mayor perfección del arte fotográfico, hasta el extremo de

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

tener que fabricarse hoy objetivos especiales (a la esculina) con el solo


objeto de obtener muy fácil y cómodamente, el flúu deseado. Los magníficos
bromóleos que he podido admirar del profesor Namias todos se ven con
flú…
Pero lo que dominaba a la perfección nuestro fotógrafo eran las tarjetas de
visita, que reflejaban la expresión más directa del esfuerzo de la
personalidad por proyectar la posición social del fotografiado, en función
de las pautas culturales predominantes en la burguesía liberal-conservadora
almeriense, razón por la que sólo pudo vivir fotografiando aquellas escenas
que se adecuaran al marco conceptual de aquellos valores burgueses,
aunque nadando a placer por los veneros del arte y la naciente estética del
cinematógrafo por el que pronto comenzó a manifestar interés y del que
tenía conocimiento gracias a las primeras proyecciones de los exhibidores
ambulantes que venían a nuestra ciudad.

Don Victoriano Lucas nació en Gérgal en 1870. Al morir sus padres, siendo
aún adolescente, se trasladó a Almería con unos parientes. Allí obtuvo una
plaza de Auxiliar de Delineante de Obras Públicas, actividad que
compatibilizaba con la pintura. Su carácter emprendedor y decidido le llevó
a abandonar el empleo de Delineante para dedicarse exclusivamente a la
pintura y la fotografía en 1897.

Con 27 años decidió abrir nuevos horizontes e instaló en los bajos del Paseo
del Príncipe su propio estudio, al que se incorporó poco después, a finales
de siglo, don Antonio Mateos, como aprendiz en el estudio fotográfico quizás
más importante de Almería de don Victoriano Lucas y que, a principios de
siglo, los encontramos colaborando conjuntamente en diversas actividades
cinematográficas.

En realidad, don Victoriano Lucas, ya conocido como prestigioso fotógrafo


profesional, había puesto en la puerta de su estudio el nombre de Centro
Artístico, local no sólo destinado a la fotografía de estudio sino también a
transmitir sus conocimientos. 226

A principios de año contrajo matrimonio con Ascensión Espinosa Martínez,


una joven de quince años, de familia bien acomodada de la ciudad, oriunda
de Jaén, con la que obtuvo seis hijos: Victoriano Lucas Espinosa, médico
radiólogo en el Hospital Provincial, y José, conocidos militantes del Partido
Republicano en 1932; 227 Carlos, Carmen y Rosario, maestra nacional y
Rafael Lucas Moreno, que continuó la trayectoria fotográfica de su padre
en el mismo local del Paseo de Almería, 145, bajo hasta poco después de la
Guerra Civil se trasladó a Barcelona donde continuó su labor profesional.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Doña Ascensión, pariente cercana de


don Victoriano Lucas, aprendió
rápidamente la técnica fotográfica
junto a su marido, pudiéndose
considerar la segunda mujer
fotógrafo almeriense del primer
tercio del siglo XX. Con su marido
trabajó de aprendiz. Empezó a
aprender el oficio desde abajo, con
aquel estímulo personal que una
mujer de principios de siglo supo
alcanzar. Eran los tiempos heroicos
de la fotografía, cuando el fotógrafo
tenía que prepararse sus propias
placas, y las cámaras eran de tan gran
tamaño que resultaba dificultoso
desplazarlas del estudio. Esta
actividad artesanal le permitió
compatibilizar su matrimonio, sin salir
por ello de una vida sumamente
modesta. Ella cubría los reportajes de
encargo de su marido, retocaba y
perfilaba en el laboratorio los
Solicitud de don Victoriano Lucas para ins- negativos propios y de su maestro,
talar el cinematógrafo Luz
retrataba a políticos locales del
momento, familias, niños a los que
impregnaba su alma de artista, sin ella saberlo –diría Rivas Cravioto-. En la
Exposición de fotografía y ampliaciones fotográficas que montó don
Victoriano en su Centro Artístico, ella también expuso aquellas obras
realizadas en estudio con la cámara alemana Globos 30 x 40 que adquirió
don Victoriano en 1915, puesta al día con la óptica y negativos de más alta
sensibilidad con la que supo impregnar a sus imágenes de fuerza, llenas de
belleza e inspiración.

Hacia 1928 don Victoriano Lucas se sumergió en los últimos avances


científico-técnicos que rodaban en torno al sonoro, buscó la sonorización
de las películas mudas que llegaban a la ciudad basado en la grabación en
un disco de cera sincronizado con las imágenes, basado seguramente en el
viejo intento de conjugar imagen y sonido, el phonocinema teatre del
fotógrafo Clément Maurice que presentó en la
Exposición de París de 1900 grabaciones de artistas de actualidad en un
disco de cera, entre ellas a la bailarina Rosita Mauri y la escena del duelo de

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Caseta de zinc y madera de la


Sociedad La Luz para alojar un
grupo electrógeno con el que
alimentar la iluminación del in-
terior del pabellón y el propio
proyector de cine. Se solía ins-
talar en un solar de doce me-
tros de fachada que don Este-
ban Viciana poseía en el Paseo
del P ríncipe, justo donde
actu zlmen te está situ ado el
Instituo de Zonas Áridas.

“Hamlet” interpretada por Sara Bernhardt. También en 1900 Alice Guy,


primera mujer directora, en la Gaumont buscaba la sonorización de sus
películas con un sistema conocido como phonoscene que igualmente se
basaba en la grabación en un cilindro de cera sincronizado con las imágenes.
En cualquier caso, desconocemos qué utilidad le dio a esta iniciativa y en
qué acabó.

Las iniciativas cinematográficas


de don Victoriano Lucas
Se venía comentando en la ciudad que durante la próxima feria de agosto
se exhibiría en Almería un aparato diseñado por un tal Mr. Gons, que ganó
el premio por su invento cinematográfico en la Exposición Universal de París.
Este aparato era alabado por la prensa gracias a su claridad en las imágenes
que se reproducen con una fijeza absoluta y sin que hiera la vista del
espectador, ese titileo de que adolecen los restantes aparatos de ese genero,
permite apreciar hasta los más pequeños detalles de las fotografías,
produciendo una ilusión perfecta. 228

Un grupo de señores amateur de la ciudad habían creado una sociedad y


puesto a disposición de la misma “diez mil duros” para la ejecución del
proyecto. Entre estos señores estaba don Victoriano Lucas que en 1900,
durante la Feria, había ensayado proyecciones cinematográficas con cierto
éxito bajo el nombre de Cinematógrafo Luz. En 1902 dichos señores
instalaran en el real de la feria un lujoso y artístico pabellón en donde
funcionará el Cinematógrafo Luz y que, entre los espectáculos que para
entonces se anuncian, ha de ser el que indudablemente llame mas la atención.
Los aficionados, pues a esos espectáculos científicos están de enhorabuena.
229
La sociedad estaba formada por don Victoriano Lucas, don Antonio
Mateos y don Primitivo Vidal. 230

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

El administrador de dicha Sociedad, don Antonio Mateos Hernández, había


dispuesto de una locomóvil para el alumbrado de dicho cinematógrafo 231
que se instaló en la calle Conde de Ofelia, adosado a la fachada de Poniente
del Teatro Cervantes y en terrenos de dicho local. Este cinematógrafo de
la Sociedad La Luz, como también se la conocía, se creó para la
representación de espectáculos públicos con un marcado carácter
itinerante, según conocemos por sus desplazamientos a Berja, Dalías o
Cuevas de Almanzora.

La gerencia del Pabellón estaba a cargo de don Primitivo Vidal para que
dirigiera el espectáculo, dotándolo de capacidad operativa y versatilidad
para trasladarlo a otras localidades de la provincia232 y, siguiendo su ráfaga,
también en otras provincias en 1903, como Málaga,233 y muy
probablemente, durante la Feria de la Salud de 1903, en Córdoba.

Pero el Pabellón de madera de la Sociedad La Luz pronto quedó pequeño


pues otro competidor, don Gonzalo Ferry y Jordá, llevó a Almería en 1903
otro más amplio que el almeriense La Luz, que era mucho más reducido:
un frente de seis metros por un fondo de cuatro, y una altura de 2,60 metros
en su parte delantera por cuatro de su parte trasera.

El espíritu emprendedor del catalán afincado en Almería, don Primitivo


Vidal, no se arredró y propuso una generosa ampliación del espacio
interior de La Luz.. Se trataba de dotar al nuevo Pabellón de un vestíbulo
regio, severo y de muy buen tono que fuera una obra de arte acabadísima.
Y por si fuera poco se le dotó de un órgano instrumental que parecía una
perfectísima orquesta que costó a la Sociedad cerca de tres mil duros.

echas las reformas oportunas el Cinematógrafo La Luz, además, acondicionó


una caseta de madera y zinc para cinematógrafo y otra inmediata para
encerrar el grupo electrógeno. Las primeras máquinas encargadas de
reproducir la cinta eran proyectores ruidosos, motivo de queja de los
espectadores. Esta decisión no sólo cubrió el ruido sino que permitió la
audición de la orquesta que acompañaba estos espectáculos de feria
(bailarinas, cantantes y varietés) que solía terminar con proyecciones de
cine.

Finalmente, a finales de julio el nuevo Pabellón Cinematográfico quedó


perfectamente acondicionado y, a primeros de agosto, inicia sus sesiones
en un solar de doce metros de fachada que don Esteban Viciana 234 poseía
235
en el Paseo del Príncipe, justo donde el Instituto de Zonas Áridas.

La Sociedad del Cinematógrafo Luz fue pionera del cine en Almería gracias

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

a la versatilidad de su caseta itinerante de elegantísimo decorado hecho


con mucho gusto dirigida por el genio vivo y al ojo clínico de Vidal, tan ducho
en estas empresas, han sido los inspiradores de la nueva y elegantísima
inspiración. 236

Días después a la finalización de la Feria de 1904, se proyectó la cinta de


las últimas corridas de la pasada temporada taurina almeriense, ya referidas,
y una cinta sobre las Maniobras de la Caballería, otra sobre Ejercicios
de Tiro de la Artillería Española y Suiza, escenas de la Vida en Tokio
y una película de larga duración, coloreada a mano: El Reino de las hadas
(Georges Mèlies, 1903)237

Este pabellón cerraba la temporada cinematográfica en la capital y se


despedía del público almeriense en octubre para trasladarse –como se ha
indicado- a Berja y otras localidades para actuar por temporadas. Pero
antes organizó unas funciones benéficas cuya recaudación sería destinada
a contribuir a la suscripción popular iniciada para la construcción de los
Nuevos Establecimientos de Beneficencia. El programa de las secciones ha
de ser muy variado y no habrá alteración de precios en las localidades.238
Esta recaudación estaba destinada una parte a las obras de restauración
de un ala del hospital de dementes furiosos por ser la parte que debía reunir
mejores condiciones de seguridad, pues el local antiguo de este
Establecimiento, a pesar de habérsele reforzado por el arquitecto de la
Diputación, López Rull, en medio metro era necesario reforzarlo aún más.239
Los precios establecidos para cada sección eran de Preferencia 40 céntimos
y entrada general, 20240 y las cintas proyectadas fueron: Panorama FC
de Beulen a Mónaco, Pelicano y Cascada, Sansón y Dalila, Revista
de acorazados franceses e italianos, Ladrones de nidos, Un drama
en los aires, Robo de un tren en la línea de California, El
magnetizador fin de siglo, Lyatwe-Pik, Pabellón chino y Una
excursión a Italia.

El propietario del Variedades, Sr. Jiménez Avignaret, conocía perfectamente


las cualidades del Cinematógrafo Luz que ofrecía la ventaja de ser de la
localidad y reunir características técnicas tan inmejorables como las que
ofrecía el prestigioso Cinematógrafo de don Antonio La Rosa. Puesto en
contacto con los responsables para ofrecer en el local de este teatro
sesiones cinematográficas animadas, acompañadas del magnífico órgano
instrumental que disponía esta Sociedad, se acordó proyectar cintas
durante todo el mes de mayo. La experiencia resultó tan satisfactoria que
el Cinematógrafo Luz fue contratado por el Ayuntamiento de la ciudad de
Granada para, durante las fiestas del Corpus, ofrecer sesiones del
prestigioso Cinematógrafo.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

El Cinematógrafo Luz, con distintos nombres, empieza a hacerse presente


en la ciudad, contratado unas veces por el Variedades y otras por el Teatro
de Verano los Jardinillos, hasta 1907 que desapareció.

Tres hombres, pues, pueden considerarse como figuras clave en el


desarrollo del cine en Almería: Don Victoriano Lucas, Primitivo Vidal y
Antonio Mateos Hernández, que ya había instalado su propio estudio
fotográfico en un local de la Glorieta de San Pedro, número 1. Ellos fueron
quienes sentaron las bases para la implantación y apertura de los primeros
cinematógrafos ambulantes y quiénes despertaron el interés por esta plaza
de otros empresarios locales de la época.

Victoriano Lucas, realizador

La noche del 22 de mayo de 1903 se proyectaronPR cuatro sesiones en las


que hubo “cuatro llenos” donde se exhibieron “varias cintas preciosas y
de gran novedad. Pero la que llamó poderosamente la atención del público
fue la realizada241 por el propio don Victoriano Lucas, La faena de la uva,
filmando parte de las escenas de la cinta en el cortijo que poseía en El
Alquián; cinta que mereció los aplausos con que el publico le tributó.242

Era la segunda cinta rodada en Almería por el ya veterano Victoriano Lucas


Martínez. Su prestigio se extendió por toda la ciudad y hemos de suponer
que muchas otras cintas fueron filmadas por nuestro realizador, como la
cinta filmada por encargo de la familia Cassinello La Chica, recogiendo
imágenes de una almeriense a la que pretendía y remitiéndoselas a Granada
donde residía. La filmación de las escenas de la joven debió de ser del agrado
de la familia porque poco después se celebraron nupcias muy sonadas en
aquella capital.

Don Primitivo Vidal, con un fino sentido del espectáculo, sugirió a don
Victoriano Lucas el rodaje y grabación de las corridas de feria almeriense
de 1904 para su exhibición posterior en el Pabellón La Luz.243 Las corridas
de toros formaron parte inexcusable de las primeras películas que se
impresionaron en España cuando los Lumière enviaron operadores a
nuestro país. 244

Él fue, pues, quien impresionó las primeras imágenes en movimiento de las


corridas de toros del siglo y que el Cinematógrafo Luz se encargaría de
exhibir al público245 junto a su discípulo don Antonio Mateos, poco después

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Proyector Pathè de principios siglo, muy similaral uti-


lizado por el cinematógrafo La Luz que al tiempo era
copiadora, proyector y cámara.
Abajo proyector Lumière de 1899 y cámara fotográfica
Gaumont de 1901 utilizadas por el fotógrafo Mateos
(Cortesía de Foto Mateos. Almería)

de que
impresionara en
Arbolote la
llegada del
primer tren
botijo que hiciera
el recorrido
A l m e r í a -
Arbolote. 246

La película
filmada por don
Victoriano
sobre la que se
g u a r d a
constancia fue Gran corrida de toros de Almería de la que se decía: Es
una verdadera obra de arte y al servicio de ella ha puesto el artista todas
sus excepcionales facultades. Se puede asegurar que, mañana por la noche,
como de costumbre, se verá en extremo concurrido el Cinematógrafo Luz.
247
Como es de suponer el éxito estaba asegurado. Los propios almerienses
ahora tenían la posibilidad de ver y reconocer a propios y extraños que
concurrieron esos días a la feria y que podían ser identificados
perfectamente en las imágenes, ya que la película está perfectamente
impresionada demostrando una vez la competencia del señor Lucas. 248

Otra cinta realizada por don Victoriano fueron escenas de la fiesta dada
por el Cinematógrafo La Luz el día de su inauguración y que nuestro
fotógrafo había ido montando a lo largo de los últimos años. Eran escenas
de ambiente ferial que el proyector Pathè de La Luz exhibió ante un público

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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embobado que admiraba exhorto aquellas imágenes en movimiento, donde


la gente iba y venía moviéndose en el ambiente bullicioso de la Feria que
abarcaba desde la Puerta Purchena y Boulevard abajo, el Casino y Real de
la Feria hasta la Plaza Circular. El espectáculo llamó poderosamente la
atención de los almerienses y don Victoriano Lucas aún la proyectó durante
tres noches seguidas ya que ha hecho acudir gran número de personas.

Una nueva exhibición de las cintas de don Victoriano Lucas. En esta ocasión
se le pide la proyección de sus cintas desde el Círculo Mercantil. Una vez
terminado el baile de sociedad, organizado con motivo de la Feria, el Circulo
solía organizar alguna función de varietés a la que acudía “la clase
distinguida de Almería”, ausente de los espectáculos de barraca de feria.
Pero en esta ocasión la Junta Directiva acordó que las funciones fuesen a
cargo del cinematógrafo en el sitio habitual: el Circulo Mercantil o el
Variedades. Allí, en sesión privada para los socios, se exhibieron las cintas
filmadas con motivo de la feria de aquel año.

Suponemos que estas primeras y rudimentarias producciones


cinematográficas ya llevaban consigo el germen de un arte nuevo y don
Victoriano Lucas supo verlo cuando aún no existía una cultura de la
producción cinematográfica. No conocemos el modelo de cámara utilizado
por Don Victoriano Lucas para su filmación, ni los medios empleados ni la
película, pues no hemos podido localizarla, pero los comentarios de la época
indican la competencia de su operador y el acierto de su exhibición ante el
público almeriense, que vio y admiró por primera vez encuadres que
recogerían para la posteridad la memoria visual de la ciudad que le acogió.

Es muy probable que el señor Lucas aprendiera el arte cinematográfico de


la experiencia visual de las cintas que los pioneros ambulantes de finales
de siglo exhibieron en la ciudad. Desde ahí pudo conocer las primeras
películas españolas de la mano de Segundo de Chomón, Eduardo Jimeno,
Fructuoso Gelabert, Ricardo Baños… y con ellas nuevos signos de expresión
y escritura cinematográfica: el travelling, el paso de manivela y los primeros
efectos especiales.

Por razones desconocidas la Sociedad La Luz desapareció y con ella el rastro


cinematográfico de don Victoriano Lucas. Con el cinematógrafo don
Victoriano había alcanzado la máxima expresión por su vocación fotográfica.
Sus imágenes en movimiento fueron simples testigos de aquel despertar
cinematográfico. Pero su Centro Artístico del Paseo del Príncipe seguía
vivo y fue de los más visitados por la burguesía local, donde exponía sus
obras junto a los trabajos fotográficos de su mujer. Sabemos que su afición
y vocación cinematográfica -vocación que continuó uno de sus hijos-

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

p continuó, alternándola con otras iniciativas. Por eso volvemos a


encontrarlo precisamente cuando el cine sonoro era aún un proyecto. En
1929, antes de estrenarse la primera película sonora en la ciudad, su dominio
de la técnica cinematográfica le lleva a inventar - utilizando un sistema
similar al fonofilm- un disco de cera con el que grabar inscripciones sonoras
y suplir las deficiencias que venía observando en las exhibiciones
experimentales ofrecidas en la ciudad.

Su compromiso republicano le hizo un hombre sensible a los problemas que


tenían los parraleros de la ciudad y fundó la Cámara Oficial Obrera de
Parraleros de Almería, de la que no quiso ser Presidente ni ostentar
representación alguna, declinando la Presidencia en favor de su amigo don
José María López. Tal fue la admiración y simpatía que sintieron los
parraleros hacia él que, sabedores de su enfermedad y como homenaje a
su persona, organizaron una concentración frente a su casa a la que
correspondió, gravemente enfermo, saludando desde el balcón. En julio de
1932, a los 62 años falleció.

Conclusión

Fotógrafos fueron, al fin y al cabo, los inventores del cinematógrafo. Fueron


fotógrafos transeúntes convertidos en operadores quienes impresionaron
las primeras imágenes de Almería: Victoriano Aguilar, Victoriano Lucas y,
en 1922, Luis Pardo que en primera línea de fuego filmó imágenes del batallón
expedicionario almeriense.

Estos fotógrafos fueron los profesionales responsables de generar


fotógrafos locales que enseñaron el oficio en pocas claves, vendiendo
además el material necesario: cámaras, trípodes, placas y productos de
fijado y revelado, y nutriéndose su clientela mayoritariamente de pintores
miniaturistas, que vieron en el nuevo arte un fabuloso negocio, por lo que
se procede a una reconversión de artistas de la paleta en artistas de la
cámara, debiéndose hacer hincapié en los débitos de la fotografía respecto
a la pintura, pues los retratos fotográficos imitarán las poses, encuadres y
motivos iconográficos de los pictóricos. Fotógrafos que llegaban a la ciudad
desde mediados del siglo pasado y, desde el oficio de miniaturistas,
perfeccionarían a otros miniaturistas y fotógrafos locales nuevas técnicas.

Fotógrafos que, a finales de siglo, dominaban perfectamente la hibridación


de la fotografía y pintura explicitada en el iluminado; fotógrafos que
dominaban el coloreado de la imagen empleando la pintura. Pintores que
aprendieron el oficio de la fotografía del Conde de Lipa que, al parecer,
después de Jaén se detuvo un tiempo en Almería retratando y enseñando

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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fotografía. Como también estuvo entre nosotros Lucien Roisin Besnard, uno
de los fotógrafos más significativos en la historia de la fotografía catalana
y española, tomando imágenes de la Puerta Purchena.

Aquellos fotógrafos almeriense, cuando llega el cinematógrafo, ya conocían


perfectamente la técnica de hacer retratos aun en los días nublados
utilizando el tiempo de exposición casi instantáneo, conocían los trabajos
de los ya maestros de la fotografía como los madrileños Juliá o Martínez de
Hebert, catalanes como los hermanos Napoleón, en cuya casa se exhibió
por primera vez el cinematógrafo, el zaragozano Mariano Judez, el
fotógrafo Ricardo Baños que en 1909 filmó La batalla de Benisicar,
estrenada en el Cinema Casanova de nuestra ciudad, y los fotógrafos
almerienses Victoriano Lucas y su discípulo Antonio Mateos. 249

Nuestros fotógrafos almerienses debían sentir la fuerza de experimentar


la fotografía con el nuevo descubrimiento, cansados ya de teatralizar los
gustos y modos de vida de una clase social, la burguesía mercantil uvera y
terrateniente de la ciudad apiñados en el Casino, el Círculo Mercantil o los
cafés de sociedad reservados para ellos, ávidos por eternizarse.

No podemos pasar por alto este estudio sin recordar a otros fotógrafos
locales que, en mayor o menor medida, pudieron contribuir al desarrollo
del cinematógrafo en nuestra ciudad, como el fotógrafo Pedro Balonga,
fotógrafo del elegante Pabellón La Montaña instalado en el Real de la Feria,
junto al Jardinillo de Novedades; 250 Juan Alonso, que nos dejó el recuerdo
de las primeras fotos de la Estación de Ferrocarril recién terminada desde
su estudio y laboratorio fotográfico instalado en la calle Granada, número
53, desde tiempos atrás, además de un comercio donde vendía material
fotográfico, como las cámaras Pocket-Kodak-Plian251 o Juan Morales,
establecido en la calle Álava, que reflejaron con el estilo imperante de
popularizar entre el público las imágenes de las ciudades a la medida de los
gustos burgueses, quizás sin saberlo, una especie de conocimiento vicario
de la ciudad.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

IX. PERÍODOCINEMATOGRÁFICO 1904-1910

En febrero de1904, cuatro años después de su inauguración, el Teatro


Variedades era administrado por don Felipe Martínez, que acometió obras
de reforma para adecuarlo a cinematógrafo. Por eso, cuando abrió
nuevamente, el público estaba ansioso ya de que en nuestra capital hubiera
alguna distracción.252 El vacío que dejó el Variedades con su remodelación
convirtió a la ciudad en un desierto cultural, a excepción de las
representaciones musicales que se celebraban en el Café Nuevo253 y el Café

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Cervantes, donde se alternaban pequeñas representaciones teatrales con


cinematógrafo, aunque predominaba el teatro, junto a funciones
gramofónicas ya referidas.

Los gustos de los almerienses por el cinematógrafo, y cierto resabio que le


debió quedar del año anterior, anima de nuevo al Sr. Ferry y Jordá a
instalar una caseta para cinematógrafo, justo en el mismo sitio y con las
mismas características para los que había sido solicitado el año anterior y
que le fue denegado. En este nuevo escrito se da por enterado de que allí
se ubicó la Sociedad la Montaña para la feria de agosto y él no fue autorizado.
Al mismo tiempo, recuerda al Ayuntamiento la sequía cultural existente y
hace hincapié en que la instalación que se propone va a procurar solaz y
recreo a los vecinos de esta Capital, en una época tan escasa de espectáculos
como la presente.254 El informe de la Comisión de Ornato, presidida por el
Sr. Burgos Tamarit, fue en esta ocasión favorable haciendo referencia al
cinematógrafo La Luz, posiblemente debido a un error, pues de este
cinematógrafo tenemos constancia previa del año 1902255 concedido al Sr.
Mateos Hernández y posteriormente a don Victoriano Lucas. Hemos de
suponer se tratara de un lapsus administrativo.

Por estas mismas fechas un vecino de Linares, Don Baldomero Ayuso


Espinosa también solicitaba instalar un Pabellón para cinematógrafo en un
solar propiedad del Sr. Viciana, en el Paseo del Príncipe, junto a la caseta
llamada “Cascada”, pero al ir a hacerle la notificación de concesión ordenada
por el Alcalde se informa que dicho señor se ha marchado de esta ciudad
con dirección a Málaga en donde piensa instalar su Pabellón Cinematográfico.
25 6

Por su parte, el Sr. Ferry ya había encontrado en esta ocasión un solar


disponible.257 Este Pabellón se puso en funcionamiento los primeros días
de agosto que exhibió varios cuadros que seguramente han de llamar la
atención. Entre los mismos, se cuentan El viaje de S.M. el Rey a
Barcelona y La vuelta al mundo.258 Durante los días de feria los
almerienses pudieron conocer otras cintas similares a las estrenadas el
penúltimo día de feria como Maniobras de caballería alemana,
Ejercicios de tiro de la artillera española y Suiza, Escena de la
vida en Tokio o la notable cinta en colores de larga duración titulada El
reino de las Hadas.

Desde la primavera de 1905 observamos el cambio de perfil de los


exhibidores, establecidos de forma menos provisional que en temporadas
anteriores. Sus propietarios son ahora exhibidores del mercado
cinematográfico, diferenciándose de los propietarios de barracas de feria

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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no sólo por la actividad que empiezan a desarrollar sino también por el


modelo de oferta que presentan.

El viejo Teatro Principal, dirigido por don Carlos Jover, es seducido también
por el cinematógrafo y arranca la noche del 24 de mayo con las primeras
proyecciones a las que asistió numerosa concurrencia y, al domingo
siguiente, organiza una función dividida en seis secciones programadas a
las 7,30 en punto en la que los almerienses pudieron ver sorprendentes
cuadros en colores y de larga duración. Estas exhibiciones las alternaba
con actuaciones de magia blanca, ilusionismo y prestidigitación. 259

La Crónica Meridional seguía anunciado en el Principal el nuevo


cinematógrafo que ha de llamar la atención por la variedad de los cuadros.
260
En efecto, la noche del 24 de junio se abrieron las sesiones al público
con un cinematógrafo Girmand 261 que no presenta ni la más leve oscilación,
ni la más insignificante molestia a la vista... que asombra por su fijeza en
las imágenes que reproduce,262 con exhibiciones de sorprendentes cuadros
en colores y de larga duración263 siendo de los más perfectos que se
construyen (cuyas) cintas nada dejan que desear264 y (...) a las que asistió
numerosa concurrencia,265 pues era único en su clase (...) siendo la ultima
creación en esta clase de aparatos por la fijeza de sus proyecciones,
exactitud en el colorido 266 y limpidez en la exposición. 267

El espectáculo se componía de cuatro secciones en la que todas las noches


se presentaban nuevas cintas, alternándolas con actuaciones de magia
blanca, ilusionismo o prestidigitación, como la que ofrecieron La Trouppe
The Realy´s y los Hermanos Campos la noche del 28 de mayo, donde
presentaron un instrumento musical nuevo en Almería que llamaban Xilofón.

Muchos ciudadanos se desorientaban al no disponer de relojes que les


orientaran para llegar a tiempo a la estación del tren y acudir a los espectáculos
públicos, como varietés y cinematógrafo, cosa que provocó serios disgustos
a la Corporación Municipal. Por fin, la noche del 28 de junio la basílica
catedralicia estrenaba un reloj nuevo, adquirido por el Ayuntamiento,
dotado de dos campanas cuyo timbre se oía a gran distancia. Desde
principios de año se venía discutiendo por el reloj de la Catedral por el que
el Ayuntamiento había pagado 2.500 pesetas pero sólo acometía su
reparación, a pesar de que se insistía en la conveniencia de uno nuevo.268

También en ese año el Variedades se remozó para aumentar las medidas


de seguridad, instalándose bocas de riego y un telón metálico. El
arrendatario, Felipe Martínez, levantó la Platea para dar más amplitud al
numero de butacas y mayores facilidades para la salida del publico.269

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

El cafe España, dirigido por don


Rogelio Castillo Zea . Frente a la cer-
vecería Suiza, al lado de la librería del
Sr. Estrella, en un solar que antes ha-
bía ocupado el Tiro de Pichón se ins-
taló el cinematógrafo de un catalan,
don Miguel Sardá Borrás, que
ambulaba por las capitales españolas
con un cinematógrafo mágico que ex-
hibía cuadros coloreados y lo combi-
naba con un gramófono.

Hechas las reformas necesarias esa misma noche se estrenó un


cinematógrafo que se anunciaba con un vistoso cartel de proyección
eléctrica con el nombre de Royal Cinematograhf,270 muy celebrado por el
público almeriense gracias a la notable variedad de cuadros que todas las
noches registraba un lleno completo. Entre las cintas que se proyectaron
el público apreció los cuadros referentes a las fiestas organizadas en París
con motivo de la visita real, El paso de la escuadra rusa por el estrecho
de Core, Vista del parque de Barcelona, de la que se decía que
presentaba maravillosos efectos de luz y perspectiva,271 Comedor de
sorbetes, La confesión, de acentuado sabor picaresco, La familia del
tío Maroma, 272 Rapto en el Tibidabo, El hombre del gato, La
venganza, El honor de un padre, Viaje a Turquía, La fundición de
acero y Las minas de carbón en Londres;273 El hada de las flores,
El maestro de escuela, Estatuas vivientes, El abanico mágico.
(Georges Mèlies, 1904)274 y otras, como Envenenamiento de dos novios
de la que la prensa decía ser una tragedia llena de efectos, de ternezas y de
lirismo.275 El programa lo formaban cuatro secciones y el precio de la
butaca era de 30 céntimos y tres perrillas chicas la entrada general. 276

Pero la que más cautivó al público fue el cuadro Un viaje a través de lo


imposible, que produjo en el público un efecto maravilloso. Ferrocarriles
aéreos y submarinos, navegación acrobática; todas las aspiraciones que
sueña la ciencia en los medios de locomoción veíanse reproducidos en la
cinta cinematográfica con una realidad tan prodigiosa que el espectador se
cree transportado a otros mundos. Seguramente que toda Almería tomará
billete en la taquilla del Variedades para hacer el viaje a través de lo
imposible. 277

A veces en este teatro se alternaban actuaciones musicales -como la popular


Murga Gaditana, que gozaba de mucho prestigio en la ciudad-278 con la
exposición de magníficas cintas cinematográficas.279 Y no era extraño que

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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en alguna que otra ocasión –sin venir a qué- se formaran revuelos entre el
público de general, amparados en la oscuridad; otras veces el público
protestaba, justificadamente, con silbido o pateos que retumbaban en el
suelo de madera e iban dirigidos contra el que proyectaba, a quien culpaban
de presentar cuadros cinematográficos que el público consideraba estaban
muy vistos. 280

Los exhibidores locales281 recurrían a la propaganda para hacer valer su


mercancía frente a la competencia, métodos que pasaban desde ofrecer
sesiones gratuitas sólo por consumición, anunciar las excelencias del
cinematógrafo con películas coloreadas y gramófonos sincronizados, como
el cronocinematógrafo que Los Jardinillos exhibió al año siguiente, o realizar
funciones benéficas en beneficio de los niños asilados del Hospicio y entrada
libre también para los niños pobres de Almería acompañados de personas
mayores, a quienes se les facilitará entrada gratis.282 Era la función de
honor, beneficio y despedida que se utilizaba –según se decía entonces- como
reclame o slogan como se acostumbra hoy.

También la competencia en los precios era objeto de propaganda. El


Variedades anunciaba proyecciones al precio de 30 céntimos la butaca y
general tres perrillas chicas, mientras que Los Jardinillos a 40 céntimos
butacas de Patio y 60 sillas de Orquesta283 o, simplemente, se anunciaban
novedosas mejoras que suponían comodidades al público, como instalar
ventiladores para que hiciera más agradable la estancia de los espectadores
en las calurosas noches del verano almeriense.284 También era muy
socorrido convocar al público con un timbre eléctrico en la puerta del
cinematógrafo, que repiqueteaba de forma estridente e insistente,
ocasionando alguna que otra queja entre el vecindario del teatro de Los
Jardinillos, pues suponía grave perjuicio de la tranquilidad y del reposo de
los ciudadanos.

El cinematógrafo se convirtió en el espectáculo por excelencia de los


almerienses y los exhibidores lo sabían. Sus esfuerzos debieron obtener
suculentos beneficios porque era el comentario entre los círculos sociales
de la ciudad y la prensa local veía con buenos ojos que los empresarios del
Variedades y el Principal se enriquecieran de perras gordas que explotan
con aplausos del público y del nuestro, que vemos recompensados los buenos
deseos de dichas empresas para proporcionar honestos y agradables
entretenimientos a los aburridos almerienses...285 El negocio
cinematográfico cundió porque Don Rogelio Castillo, dueño del Café España,
inició contactos con una empresa cinematográfica con el fin de amenizar
las veladas de sus parroquianos con exposición de vistas.286 Otros locales
solían terminar sus funciones de varietés o cante con exhibiciones de vistas

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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y cintas cinematográficas.

Para la feria de agosto había dejado de funcionar el Teatro Principal y los


almerienses pudieron ver las cintas que exhibían el Variedades, Los
Jardinillos y el Cinematógrafo Pascualini, en otras poblaciones se
presentaba con el nombre de Cinematógrafo Mágico de don Emilio Pascual
Marcos, que hacía itinerar aquella estructura metálica por Málaga -desde
el paseo de Santo Domingo al paseo Redign y la plaza de la Merced-; en
Granada, Córdoba y ahora Almería.

El Cinematógrafo Pascualini, o Pasqualini, fue instalado en el Real de la


Feria. De él se decía que era de los más perfectos y la colección de cintas
muy variable. Tan es así que el periódico El Regional le dedicó esta irónica
estrofa política:

¡Ah¡ Pasqualini
Guadagna molti cuatrini
Porque tiene un cinematógrafo, que
Ya quisieran los demócratas para regalárselo
A los republicanos.287

Este cinematógrafo venía precedido de justa fama, dada su popularidad en


Granada, Cádiz y Málaga hasta el año 1909. No tenemos constancia
documental de solicitud de licencia de este cinematógrafo en los archivos
municipales, pero todo apunta hacia el pabellón cinematográfico de don
Emilio Pascual, famoso pionero del cine español que, desde 1902, dio la
vuelta por las principales capitales españolas ofreciendo proyecciones con
su cinematógrafo Lumière. Siguiendo al historiador J.A. Cabero dice que
el Sr. Pacual sentó sus redes fijas en Málaga, tras recorrer media España
con su proyector y R. Garófano remata la vida de este histórico
Cinematógrafo Pasqualini en Cádiz comprado por D. Antonio de La Rosa,
que en un primer momento siguió utilizando el prestigio de su nombre como
reclamo.288

Terminó el año 1905 con el Pabellón de don Joaquín Ferry Jordá instalado
en la calle Aguilar de Campoo, esquina al Paseo del Príncipe, con el nombre
de La Linterna Mágica, según cuenta el Sr. Oña,289 aunque ese dato no
hemos podido contrastarlo.

Al comenzar el año 1906 Almería llegó a convertirse en punto de encuentro


de los empresarios andaluces, quienes competían por la supremacía en
nuestra ciudad. El cinematógrafo, cada vez más, va quedando reservado a

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la atracción final de los espectáculos de varietés. Los grupos de cómicos, la


zarzuela, los ilusionistas, músicos y teatro, todos ellos formaban las
novedades que acaparaban la atención de los almerienses de estos primeros
años del siglo XX, para quienes el cine es la atracción principal dentro del
espectáculo de varietés.

Estos exhibidores cinematográficos, atentos a los cambios de gusto del


público, abandonan progresivamente las exhibiciones en pabellones y
barracas de feria. No eran las salas que hoy conocemos como cines, pues
no había suficiente producción cinematográfica en el mercado como para
completar una programación cinematográfica. Por eso las cintas exhibidas
no sólo servían para completar las funciones de varietés sino como reclame
final de la atracción ofrecida. El cinematógrafo no es una atracción más
dentro del espectáculo de varietés sino la atracción del espectáculo.

El domingo, 14 de enero, los almerienses conocieron un aparato instalado


en el Variedades: el Cinematógrafo Bagredo.290 Este aparato debió formar
parte del espectáculo de Varietés de la compañía de Mr. Bapedio-Felin´s.291
Las actividades cinematográficas se alternaron con compañías de
ilusionistas, magos, parejas de baile, ventrílocuos, coreografías, excéntricos
musicales, etc., que incorporaban en su repertorio exhibiciones
cinematográficas. También el Cinematógrafo La Luz se instaló desde
principios de años en el Paseo del Príncipe. Las cintas son nuevas y variadas,
gustando mucho al numeroso público que pasa allí tan agradablemente las
veladas 292 y se alternaban también con representaciones de ilusionistas,
magos, parejas de baile, ventrílocuos, coreografías, excéntricos musicales,
como el Trío Leet‘s.293
Las temporadas cinematográficas cada vez se hacían más largas y
competitivas. Aparecen nuevos empresarios que desbancan a aquellos
esforzados pioneros; nuevos espacios, nuevos métodos y un sinfín de
nuevos títulos se disputaban el mercado de la exhibición en Almería. Se
establecen, siguiendo el ejemplo de otras ciudades, el martes como día de
moda con precios distintos a los habituales. Las salas se adecuan a las
nuevas necesidades, como Los Jardinillos, que sufrió reformas y arreglos
durante el año 1905 y nuevamente abierto, fue arrendado por su propietario,
Castillo Zea, a un empresario de Jaén que bautizó a este teatro con el
nombre de Salón Iris. Fue encomendada su adecuación al pintor escenógrafo
Joaquín Acosta. 294

Ya no se reducían las proyecciones a las temporadas de verano, que


también, sino que desde principios de año, para las fiestas de Carnaval, los
teatros de la ciudad iniciaban programaciones cinematográficas que, al
llegar la Semana Santa, siguiendo la costumbre del teatro, interrumpían
para continuar hasta el verano, recomenzar en otoño y cerrar hasta
completar el ciclo. Se da la circunstancia de que en Almería la consolidación

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del cine como espectáculo no se hace sólo con la creación de nuevas salas
sino que los empresarios locales, como la Sociedad La Luz, se hacen
itinerantes dentro de la misma localidad, contratados por empresarios
locales, contribuyendo así a la consolidación del espectáculo
cinematográfico, junto a las actuaciones de artistas y varietés. Tal fue el
caso de La Luz actuando en el Variedades.

También se contrataban a empresarios de otras localidades, como el Teatro


de Los Jardinillos que, durante el verano de 1906, volvió a ser arrendado
a un empresario linarense –suponemos que es el mismo Salón Iris del año
anterior- que ofrecía al público películas de alta novedad, como Escuela
militar de Saint-Cyr, Hada de flores, Danza del fuego o Pulgarcito,
una película que se anunciaba en siete cuadros, y Sueños de un borracho,
295
de las que se decía que eran películas que están llamando la atención.296
Pero los cuadros que más agradaron fueron los del “Criminal atentado
de la calle Mayor y La boda de los Reyes de España,297 que llenó el
teatrico de verano de liberales y conservadores pues aún se tenían frescos
los fastos organizados por el Ayuntamiento a finales de mayo, acordando
tres días de festejos, reparto de 1.000 libras de pan a los pobres,
celebraciones con la Banda Municipal en el Paseo del Príncipe que, para tal
fin, acababa de ser embellecido con iluminación eléctrica, adornos y sillas.
La Diputación, por su parte, calificada como nido de caciques liberales,
repartió dulces, cafés y puros, guisillos de patatas, cocidos y desayunos
con chocolate, naturalmente con el consiguiente disgusto de republicanos y
conservadores.

Este cinematógrafo, en su afán competitivo, había estrenado la noche del


10 de julio un cronocinematógrafo al que llamó Cinematógrafo Iris, al precio
de 30 céntimos sillas de patio y 20 gradas.298 Es más, la terraza de verano
de los Jardinillos se inauguró con un servicio de bar donde la gente,
cómodamente sentada, tomaba su consumición mientras contemplaba
títulos como El que a hierro mata..., Viaje de placer, La Venganza, 299
Quien la hace la paga, La catástrofe de San Francisco de California,
Indiscreto burlado o Descarrilamiento frustrado por una joven
heroica, de la que se dice reunir las inmejorables condiciones que reúne
como asunto, luz y figura en las imágenes, han hecho que esta película sea
deseada por todos los que la han visto, (El Radical 29.7.1906) Fiesta del
hermano Mateo, Guerra ruso-japonesa y Dos hermanos rivales. 300

La Crónica Meridional celebraba cuadros como La catástrofe de San


Francisco de California y El combate naval, por ser cintas tomadas
del natural, que transportan al espectador al lugar de los sucesos,
especialmente en Combate Naval, que sin exageración podemos decir que

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

es lo más atrayente que en proyecciones cinematográficas se conocen.


Curiosamente la “crítica” que de esta película hacía La Crónica Meridional
coincidía con la de El Radical: (...) nada tan grandioso en producción
cinematográfica (es) esta hermosa película tomada del natural, en lugar y
actores, y que nos traslada a la contemplación directa de uno de estos
terribles acontecimientos. 301

Además se proyectaron Parque ecológico y la segunda parte de


Caballería Italiana, que reúne buenas condiciones, representa el primer
trozo una bajada peligrosa y paso por un torrente, sucediéndose cuadros
por paisajes y pasos de agua deliciosos.302 De acontecimiento se consideró
el estreno el domingo, 12 de agosto, de la grandiosa película titulada La
vuelta al mundo por un policía, de la que se decía: Este ejemplar de 600
metros de largo tuvo un éxito merecido, pues además de reunir condiciones
de luz y fijeza tiene gran variación de preciosos paisajes y costumbres.303
Para la feria de agosto se estrenó un nuevo cinematógrafo que alternaba
junto a sesiones de excéntricos. 304

El Variedades, poco a poco, va tomando la iniciativa cinematográfica en


nuestra ciudad, pues el 16 de septiembre el Cinematógrafo Luz fue
contratado para inaugurar la temporada de otoño que, sorprendentemente,
no la iniciaba –como era habitual- con grandes representaciones teatrales
o zarzuelísticas sino con sesiones de cine, como las exhibidas la noche de
estreno: Hallazgo sospechoso, Timo ingenioso, Baños de Brigtton y
otra de larga duración, La herencia de los desgraciados. Siguiendo la
costumbre imperante actuaban cuadros de varietés, como “El Canela (Juan
José Canela Díaz), el ventrílocuo Marthen o actuaciones de baile a cargo de
Jiménez Pericet. Cuando concluyó la temporada cinematográfica
programada para un mes la Sociedad La Luz se trasladó nuevamente a su
pabellón del Paseo del Príncipe que volvió a proyectar todos los días y en
todas las secciones305 exhibiendo diez cuadros cinematográficos de su
extenso repertorio y las últimas novedades hasta el 18 de diciembre. 306

En efecto, la actividad del cinematógrafo de la Sociedad La Luz había sido


intensa durante todo el verano con títulos como Secuestro amoroso, El
hambre no tiene escrúpulos o Peripecias de un viaje por país
nevado,307 que mereció el aplauso del crítico de El Radical, Brocca, que
se deshacía en elogios hacia este Cinematógrafo, considerándolo el primero
en España que presenta las más nuevas películas que dan a luz las casas
extranjeras pues todas las noches son un derroche de películas nuevas.
Esta noche se exhibirán, entre los diez cuadros, la película Galán
perseguido, Peregrinación a Lourdes, Los matuteros, Concurso de
automóviles en el Pardo -de la que se decía que la película estaba tomada

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

con motivo de la boda de Alfonso XIII-, Falsa acusación, Panorama de


Córdoba, Castigo de corso, Viaje a una estrella, Los perros,
Contrabandista, tomada del natural, con escenas entre los guardias y los
perros, que dieron lugar a grandes aplausos, Fiesta marítima en Lloret,
Cofrecillo rajá, Delicias del Divoreis,308 Flores animadas, Se desea
un perro guardián, Elefantes acróbatas, El Remordimiento, y todas
las sesiones al precio de 40 céntimos preferencia y 20 entrada general.309
Algunas de las películas proyectadas eran de larga duración –muy
celebradas por el público- que competían con las proyectadas en Los
Jardinillos.310 El cinematógrafo La Luz no escapó tampoco a las quejas de
los espectadores. El calor sofocante del Pabellón La Luz, las proyecciones -
que el público consideraba ya vistas- invitaban nuevamente al público a
promover nuevos alborotos que reclamaban la presencia de los agentes
del orden público, puesto que asisten gratis a los espectáculos –se decía-
deben cuidar en velar por el orden que no se guardan en las gradas, que
con sus groserías pretender hacer de un espectáculo culto un lugar ajeno a
la buena sociedad. 311

Comienza el año 1907 con las elecciones municipales a finales de enero


que eligió al alcalde conservador Eduardo Pérez Ibáñez, médico de prestigio
en el Hospital de Santa María Magdalena, criticado entre los republicanos
por su fama de arrogante y abusivo. En el terreno cultural desaparece el
Teatro Principal, escenario durante el siglo anterior de innumerables
comedias, zarzuelas y dramas teatrales.

Desde primero de año funcionaba, contratado por el Variedades, el


Cinematógrafo Escudero que portaba un magnífico aparato Gaumont de los
mas perfeccionados con un magnífico orquestóphono que llama
grandemente la atención312 (...) y cuyo hermoso aparato interpreta con la
precisión de la más nutrida y afinada orquesta, piezas musicales que son
muy del agrado del público. 313

En realidad este orquestóphono que exhibía Escudero era similar al que


exhibía el cinematógrafo The Imperial Bioscope en otras capitales españolas
que transportaba otro orquestrófono o suntuoso mueble en el que actuaban
ochenta instrumentos que ejecutaban piezas de gran armonía y afinación314
El cinematógrafo Escudero terminó su contrato con el Variedades el 25 de
marzo y el empresario contrató el 10 de mayo al 3 de junio otro
cinematógrafo procedente del Coliseo Imperial de Madrid, que era un
aparato de los más perfectos(...) que suprime la oscilación315 con actuaciones
de la bandolinista Remedios Sánchez, el patinador Tumilet y la concertista
señorita Sánchez.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Mientras el cinematógrafo La Luz ac-


tuaba en el Paseo del Príncipe, después
de finalizar el contrato programado en
Los Jardinillos, on acontecimiento lle-
ga a nuestra ciudad: a finales de julio
de 1907 llegó a nuestra ciudad los
famosos Coros Clavé, que ofrecieron
una tarde memorable.

Otra vez vuelven las quejas al Teatro-Circo Variedades. Eran quejas –se
decía- de muchos ciudadanos de bien que asisten regularmente a las
funciones instalados en Preferencia. Pero los de galería y butacas, que era
la parte menos noble del coliseo, cada vez que les parecían, protestaban
por determinados cuadros que no eran de su agrado, por la música o por las
dificultades técnicas propias del proyector o las cintas. Las protestas se
traducían en gritos, chillidos, frases impropias de un coliseo.316

El empresario del Variedades, ahora por su cuenta, decide probar fortuna.

-139-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

La experiencia con los empresarios del Coliseo Imperial, a pesar de la fama


que le precedía, no fue del agrado de los empresarios del Variedades. Los
espectadores se quejaron del titileo del proyector, la escasa variedad de
cuadros y las continuas interrupciones por corte de las propias cintas
cinematográficas justificaba sobradamente las quejas de los espectadores
y la decisión del Variedades al adquirir un proyector Pathè. Para ello se
encargó directamente a la casa Pathè, que en su adquisición incluía un buen
lote de cintas, además de obtener la exclusiva para este teatro de una
notable casa inglesa productora de cintas317 (...) hechas con colores por un
procedimiento japonés, desconocido aún en Europa.318

Entretanto el Cinematógrafo La Luz, conocido popularmente por “Luz”,


seguía perenne en el Paseo del Príncipe en forma de pabellón alternando
actuaciones de transformistas, prestidigitación y magia, duetistas y
excéntricos que atraían a la sociedad de bien almeriense. 319

Como el repertorio de películas no era extenso ni existía un circuito


establecido de exhibidores cinematográficos, los empresarios recurrían a
distintas empresas que aportaba cada una su lista de películas junto a su
programación de varietés. Así, don Rogelio Castillo Zea, autorizado por la
empresa de Los Jardinillos para dar funciones de cinematógrafo y
Varietés,320 contrata al Cinematógrafo Luz para actuar en Los Jardinillos321
durante parte de junio y el mes de julio vuelve a aparecer La Luz en Los
Jardinillos y desde primeros de agosto el Variedades se trae de Granada
el Palais Victoria. Este pabellón era un cinematógrafo con un proyector
Pathè. Había sido instalado en forma de Pabellón en Granada donde obtuvo
el reconocimiento de los espectadores granadinos. El Sr. Zea había
contactado con el gerente del Palais, don Francisco García Girón, para que
se desplazara a nuestra ciudad con su stock de material de películas (...)
que se exhiben por su claridad, fijeza y naturalidad que se alternaría con
las actuaciones de los acróbatas Los Pepes, el ventrílocuo Vicente Lloret,
tan conocido en Almería,322 además de ocho proyecciones casi todas las
noches que merecerían la aprobación del selecto público, como Procesión
del Hábeas de Granada , filmada –se publicitaba- por la propia casa el
pasado 30 de mayo, La caza de la zorra 323 Héroes del sitio de
Zaragoza, Perros de San Bernardo, Maldito botón, Zailán, Pobre
madre, Juegos náuticos, Perros policías y Gran corrida de toros de
Zaragoza en la que toreaban Machaquito y Moreno de Algeciras. 324

La Luz, una vez concluido su contrato con Los Jardinillos, vuelve a su


pabellón del Paseo del Príncipe donde cada noche es más favorecido el
cómodo pabellón del cinematógrafo Luz. La antigua y conocida sociedad
que explota este espectáculo pone especial cuidado en ofrecer a la

-140-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

concurrencia notable variación de películas nuevas, pues al hablar con la


importante casa de Barcelona que a este negocio se dedica, puede traer a
Almería todas las novedades que se exhiben en el extranjero y en Madrid,
casi con carácter de prioridad a análogos pabellones.325 El público se sentía
atraído por un escogido programa compuesto por diez películas, figurando
entre estas Hotel del porvenir, Suegra nerviosa, Barcelona,
Montserrat, Horno aldeano, 326 El hombre de paja, Momentos
trágicos, Historia de un famoso amigo, que se anunciaba como riguroso
estreno, y El espectro rojo, que obtuvo un éxito rotundo entre el público
almeriense. 327

De todos los pabellones cinematográficos establecidos en nuestra ciudad


fue el almeriense Sociedad La Luz la que más insistentemente y de más
prestigio gozaba entre los espectadores capitalinos hasta 1907, que
desapareció definitivamente sin que conozcamos las razones de su extinción.
También desconocemos con detenimiento la intensa labor de difusión del
cinematógrafo en la capital y otros pueblos de la provincia. Probablemente
la especialización de los nuevos empresarios que llegaban, la dedicación de
sus propietarios a otras tareas locales, la falta de recursos para establecerse
como sala estable o, simplemente, a las exigencias del propio mercado de
la exhibición que obligaba a una competencia con otros empresarios más
profesionalizados en este campo.

A finales de julio llegó a la ciudad el acontecimiento musical del año a cargo


de los famosos Coros Clavé, cuyas masas corales catalanas (...) llevaron a
cabo una deliciosa labor artística. Los Coros sólo actuaron un día en la
Plaza de Toros, pero el recibimiento que les dio la afición musical fue
espectacular. En el coso taurino se desplegaron sus estandartes y el público
almeriense les brindó un estruendoso aplauso. Aplauso que retumbó en toda
la plaza cuando cantaron Gloria España a la que siguieron Arre morreu, Els
Pescadors, Las flors de Maig, Al Mar (en esta parte tomó parte el Orfeón
Almeriense) y La net de los Almogavers. 328

Un caso curioso anecdótico con el que nos encontramos en la exhibición


cinematográfica local es la gran cantidad de películas exhibidas en nuestra
ciudad de la Casa Pathè. Casi el 30% de la exhibición local procede de los
concesionarios en Madrid de la Casa Pathè. Relación que arrastra desde
los primeros momentos que llega el cinematógrafo a Almería. Sin embargo
no todas las películas proyectadas pueden ser atribuidas a las producciones
Pathè, si tenemos en cuenta el Catálogo Pathè de 1904. También la Casa
Gaumont, que posteriormente se fusionaría con la Pathè, tuvo una estrecha
relación con el gerente del Variedades, como en los años veinte la tendría
con don Miguel Gómez Navarro y don Isidoro Vértiz, gerentes del Cervantes

-141-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

y Hesperia, respectivamente.

Desconocemos qué tipo de contrato suscribía la abundancia de películas


Pathè en las salas comerciales almerienses. Quede aquí reflejado nuestro
interés por indagar qué tipo de relación mercantil mantuvo la exhibición
cinematográfica almeriense y ahondar en la aventura de conocer la vida
interior, el efecto social de aquellas salas y pabellones pioneros del
cinematógrafo sobre la vida de la ciudad.

A primero de 1909 el Ateneo de Almería acaba de crear una sección especial


dedicada a la fotografía –deducimos que también al cine-. Este Ateneo se
había instalado en el piso principal del Banco Español, en el Boulevard, y
acaban de incorporarse como nuevos socios los poetas don Antonio
Ledesma y don Joaquín Peralta, el ingeniero Jefe de la Junta de Obras del
Puerto, don Francisco J. Cervantes, el poeta don Plácido Langle y el
secretario del Ayuntamiento don David Estevan que, posteriormente,
presidiría.329

La ciudad seguía con inusitado interés los reportajes de prensa y oportunas


exhibiciones cinematográficas sobre el desastre del Ejército español ante
las tribus rifeñas en el Barranco del Lobo, al norte de Marruecos. El
cinematógrafo parlante Guerrero trajo las últimas novedades y el público
almeriense abarrotó la sala del Variedades para ver las películas sobre los
sucesos de Barcelona y la guerra de Melilla. Corría por la ciudad la noticia
de que Melilla estaba rodeada de cabilas moras hostiles. El ejército español,
con los refuerzos del primer batallón de Cazadores de la Brigada de Madrid
y otros preparados, se disponía a dar una lección a los rebeldes rifeños que
acababan de matar en una emboscada a seis trabajadores de las minas del
Rif, en la fracción de Beni Ensar, a seis kilómetros de Melilla. Estas minas
de hierro eran explotadas por la Compañía Española de Minas del Rif y la
Compañía Norte-Africana con capital francés. 330

En el Salón del Gran Café Nuevo, antigua Cervecería Suiza, desde principios
de años se venían celebrando conciertos y el Casino se preparaba para los
bailes de traje, mientras el Variedades anunciaba el estreno de la obra
cumbre del año: Aída. Almería siempre ha sentido un gran entusiasmo por
la música; una ciudad que, pese a no disponer de Conservatorio de Música y
forzar a quien se sintiera inclinado por esta carrera a estudiar en los Reales
Conservatorios de Cádiz o Málaga, es capaz de organizar una Sociedad
Sinfónica –presidida por don Alfonso Delgado Castillo- con el objeto de
fomentar la enseñanza musical y a tomar parte en toda clase de
espectáculos, 331 con una Orquesta que hizo su debut en el Variedades a
beneficio de los soldados almerienses heridos o muertos en la campaña de
Melilla. En el intermedio de la función benéfica se proyectaron seis
escogidos cuadros del cinematógrafo y la velada se cerró con otros seis

-142-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

cuadros cinematográficos. Los precios de la función benéfica fueron: 30


céntimos General y 1,50 pesetas la butaca.. 332

La afición del público almeriense a la música y al teatro333 se traducía en la


creación de sociedades culturales que algunas se remontaban a finales del
siglo XIX que seguían vigentes en el siglo siguiente y otras que se formaban
nuevas. Paulatinamente fueron perdiendo vigor a causa de la fuerte
influencia del cine en la sociedad almeriense, hasta el punto que en 1913 un
artículo titulado Cine o nada, de Andrés Santos Martínez, publicado en La
Crónica Meridional, venía a sentenciar la presencia teatral en nuestra
ciudad.334

Paseo del Malecón y Puerta Purchena en 1909.


El ayuntamiento de la ciudad solía organizar
cinematógrafo público durante los dias de fe-
ria. La noche del 28 de agosto se programó un
amplio programa de cinematógrafo en El Ma-
lecón, pero un fuerte temporal obligó a tras-
ladarlo a la Puerta Purchena.

Cuando cerró el Teatro Principal la ciudad sólo


contaba con un teatro: el Variedades, pues el
Teatro Apolo también había cerrado sus puertas
y los objetos puestos a la venta a partir del 16 de
julio, incluidas las butacas, que se podían adquirir
en la calle Gerona, 19. 335

Así, durante los primeros meses del año el


Variedades, dueño absoluto de la escena cultural de la ciudad decide instalar
un cine estable con el propósito de traer lo mejor de la cinematografía del
momento : el Cinematógrafo Casanova, instalado dentro del mismo teatro.
El Teatro Variedades no disponía de instalación de luz eléctrica y sólo se
instalaba una provisional cada vez que se exhibía cine. El resto del teatro
se iluminaba con lámparas de gas, situación por la que venían siendo
amonestados por la Comisión Provincial de Espectáculos los propietarios
del local, sin que surtieran efecto. Se dio un hecho curioso durante la
representación de una obra de teatro. Los gasistas del teatro, creyendo
que continuaban las funciones de cine olvidaron conectar las lámparas de
gas con lo que el teatro permanecía en tinieblas hasta que, vueltos en sí de
su apoteosis, repusieron el gas y pronto pudimos volver a recrearnos en
tantas bellezas como adornaban la sala. 336

Don José Casanova y don Felipe Burgos, regentes del Variedades,


contrataron al empresario de espectáculos cinematográficos, el cordobés
José Guerrero, que le precedía la fama porque, en compañía de su hermano
Joaquín, recorrían con enorme éxito las principales capitales españolas con
-143- Este cine comenzó a funcionar el 28
su Cinematógrafo Parlante Guerrero.
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

de mayo, pero la noche del 26 los empresarios invitaron a los medios de


comunicación a una sesión extraordinaria para que observaran las
excelencias del Cinematógrafo Guerrero que canta: Invitados por la empresa
de este coliseo Casanova, asistimos anoche a las pruebas del cinematógrafo
cantante Guerrero. La ilusión de que las figuras que aparecen en el lienzo
cantan al mismo tiempo que se mueve es completa, y tanto la claridad como
la fijeza de las películas dan a los cuadros un acentuado tinte de absoluta
realidad. 337

Los hermanos Guerrero habían traído a la ciudad películas que exhibían


con un proyector de la casa Gaumont acompañadas por un gramófono,
también de la Gaumont, de tal modo que las imágenes, sincronizadas con
los sonidos del fonógrafo, dieran la impresión de ser cintas sonoras. En
realidad se trataba del Cronophone Gaumont cuya sincronización se
realizaba mediante disco.

El debut fue el día 28 de mayo y entre las películas más notables que se
exhibieron figuran los cantes del tenor Caruso en I Pagliessi y la de la
romanza de Pilar de Gigantes y Cabezudos, cuyo remake sonoro se
proyectaría en la pantalla del Cervantes en 1933. Este cinematógrafo
Casanova prolonga sus proyecciones hasta el 28 de junio, para dar paso a
una compañía de bailarines de Los Hermanos Lere, procedentes del Salón
Venecia, de Madrid, que alternaban con otro gran cinematógrafo con
películas de gran novedad. Entre las cintas que se proyectaron causó
sensación Los sucesos de Barcelona,338 que narraba con bastante
exactitud los resultados de los desórdenes de aquellos días sangrientos, en
que un pueblo exaltado por una política mal entendida, sembró el luto en
Barcelona, dando la página más negra que la historia ofrece en la vida de
los pueblos. Se vieron (...) edificios destrozados por un voraz incendio,
estatuas yacentes destrozadas, ataúdes abiertos en las calles ofreciendo
a la vista de todos los cuerpos medios carcomidos de los que fueron
sorprendidos por las turbas en su eterno sueño de muerte. Esto es lo que
se ve en la película estrenada anteanoche en el Cine Casanova. 339

Ciertos sectores de la prensa almeriense consideraron aquellos


levantamientos como actos antipatrióticos y criticaron severamente los
tumultos de la Semana Trágica de Barcelona. Pero el sentir popular era
otro. Los sectores populares estaban airados porque a la guerra sólo eran
movilizadas las clases más humildes de la sociedad, mientras que la
burguesía y las clases pudientes por 1.500 pesetas podían liberar a sus hijos
del servicio militar y acudir a la guerra. De ahí las largas colas que se
formaron desde el día 11 de septiembre a la puerta del Variedades para ver
el estreno de la sorprendente película que el público almeriense ve una y

-144-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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otra vez con increíble voracidad sobre Los sucesos de Melilla.340


Cuadros –decía la noticia- que dará a conocer la celebre batalla del 20 de
septiembre último, donde los valerosos Cazadores de Tarifa dieron un ataque
a la bayoneta; la dispersión de los moros por el Escuadrón de Alfonso XII,
que aumentó una página gloriosa en nuestra historia. La película, filmada
por Ricardo Baños en primera línea de fuego, relataba la batalla de
Benisicar. 341

Al parecer, el embarque desde Almería con el Primer Batallón de Cazadores


de la Brigada de Madrid del célebre reportero-fotógrafo madrileño Alfonso
Sánchez García, fue una oportunidad para encontrarse con nuestro
fotógrafo almeriense don Victoriano Lucas, desconociendo qué relación
profesional pudo haber entre ambos.

En la feria de 1909, el mismo día que tomaba la alternativa el torero


almeriense, Relampaguito, junto a Machaquito y Bombita el Ayuntamiento
había previsto para el día 28 un Cinematógrafo Público en el Malecón. Si
embargo, un fuerte temporal de levante suspendió la proyección y hubo de
trasladarse al día siguiente a la Puerta Purchena.

Durante los cuatro últimos meses de 1909 la programación cinematográfica


era tan cotidiana que el gacetillero de El Popular, a primeros de enero del
año siguiente, escribía con satisfacción que tanto cine supone un excesivo
amor al reino de las tinieblas (…) pero ya hemos abierto los ojos a la luz que
por fin se hizo en el Variedades(…) porque Almería estaba ya sedienta de
teatro, y así (se) volcó sobre plateas, palcos y butacas lo más hermoso y lo
más sugestivo de sus esplendores: las mujeres, que reunidas en un haz
multicolor daban al coliseo un matiz bullicioso… 342

Las funciones teatrales continuaron los meses siguientes, cosa en la que la


sociedad de bien, la burguesía comercial y mercantil estaban de acuerdo:
En una cosa nos hallamos de acuerdo por rara casualidad todos los
almerienses, y es que debemos estar de enhorabuena por la compañía de
teatro que nos dio por misericordia la Providencia. Ya hacía falta, teníamos
hambre de teatro. 343
Sin embargo, el Variedades no renuncia a continuar con las proyecciones y,
alternando con el teatro programa funciones de cinematógrafo por la tarde
y noche, con precios especiales, comenzando a las 5 de la tarde. Incluso
tiene previsto la rifa de seis regalos elegantes para quienes asistan a las
funciones que se le entregarán un número a cada localidad o entrada para
dicha sesión. 344
Al terminar la temporada teatral se reanudan inmediatamente en el
Variedades las proyecciones cinematográficas, estrenando todas las noches

-145-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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tres secciones, desde las 8 en punto345 : Acróbatas sobre el alambre de


hierro, Bienhechor, Mi hija no se casa más que con un médium (en
color), El gendarme es un sport, La leyenda de Orfeo (color), La
espiga, La araña de oro (color), Obsesión de las manos, No hay
medio de dormir, Delhi, gran ciudad de la india, La falta de la
hermana mayor, El buen doctor, Costumbres y usos budistas, Las
travesuras de Toddie, La cinematografía de los microbios y Evasión
de la Valette. 346

Cerca del Café Suizo se instaló el


cinematógrafo Victoria, instalado en el
café España. En la imagen el café Suizo
El Café Suizo disponía de una magnífica
decoración, obra del escenógrafo
granadino Francisco Tejada de Videgasa,
autor de la decoración de conocidos
cafés granadinosque llegó a compeptir
con el Variedades

Las sesiones de cine, en atención al público selecto, vuelven a interrumpirse


para dar paso a una compañía cómico-dramática de Echaide y La Riva hasta
el 15 de febrero que vuelven las sombras con un magnífico aparato adquirido
de la Casa Pathè-Frères, de París, del que asegura que ha desaparecido la
oscilación que tanto molestaba en los antiguos aparatos.347 Nuevas
interrupciones cinematográficas y otra vez, en atención al público selecto,
extensos comentarios y críticas en prensa –pormenores que no se detallaban
sobre el cine- de las compañías que visitarán la ciudad: Compañía cómico-
lírica del Sr. Duval, Compañía de Teatro de la Comedia, de Madrid y la de
Juan Espantaleón.

La Feria de 1910 estaba próxima y el Consistorio decidió incluir en su


programación, como era costumbre, una actividad muy del agrado de los
almerienses: el Cinematógrafo Público que estaba prevista su instalación
en la Rambla del Obispo, aunque por motivos desconocidos y sin previo aviso
se trasladó al paseo del Malecón – causa que motivó que fueron muchas las
familias que se privaron de presenciarlo-, donde se exhibieron cuadros
que fueron presenciados por numeroso público y amenizadas por la banda
del Regimiento de Córdoba durante los días previos y de Feria. Se exhibieron
ante una gran concurrencia de público venido de todos los puntos de la
provincia: El usurero, Doctor carnicero, Salida de un acorazado, Un

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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rasgo de Napoleón, Ladrón sentimental, Parque zoológico de


Francfort, Descanso festivo, Prueba de un crimen, y así durante los
restantes días de feria,348 además de Accidente de un automóvil, Un
casamiento por la fuerza y vistas diferentes. 349

La prensa recoge la satisfacción de los almerienses y los forasteros que,


en número considerable, presenciaron la noche del 27 de agosto con gran
regocijo las proyecciones cinematográficas amenizadas, en esta ocasión,
por la Banda Municipal, que resultaron hechas con gran lucidez a lo largo de
una hora. Los cuadros que se proyectaron fueron: Hazañas de búfalo,
Confesión por teléfono, Don Procopio y sus hijos, Panorama de New
Cork, En busca de cambio de mil pesetas, Apuros de un aldeano,
Pesadilla del chanteur, Parque de Barcelona, El blanco y el negro,
Un tenor fuerte y En el país de la nieve.

Pero la que llamó especialmente la atención fue El secreto de un niño.


350
La sesión terminó a las 10 de la noche en el Paseo del Malecón, cuyo mal
estado y su necesaria reforma era tema general de conversación durante
la Feria. Se pedía que quedara todo el centro y los laterales reservado
para parque. Mucha gente opinaba que debía construirse en el límite del
contramuelle y lateral-sur un muro con baranda, a fin de delimitar el ansiado
Parque del contramuelle y arrancar la fealdad de las distintas rasantes que
había entre uno y otro sitio. De este modo quedaría reservado todo el
Malecón para paseo-parque, convirtiéndose a la larga en el más bonito y
pintoresco lugar de Almería.

La gente recordaba que un alcalde, el Sr. Acosta, fue quien arregló el


Malecón y, desde entonces, el Ayuntamiento no se había gastado ni mil
pesetas, reprochaban al alcalde liberal, Sr. Amat García. Este debate –similar
al actual sobre la necesidad de soterramiento de las vías del tren y su
conexión con el Puerto- caló en las autoridades municipales y el alcalde,
acompañado de los concejales, prensa, arquitectos y particulares, visitó en
plena feria el lugar para tratar y ver cómo se quitaba la vía férrea que
partía la calle Pescadores y el Malecón. 351

Otro motivo de debate fue la necesaria reforma del Paseo del Príncipe que
en invierno es un lodazal y en verano imposible de respirar a causa del
viento. Finalmente, el día 5 de diciembre de ese mismo año salió a subasta
en el Boletín Oficial la ansiada reforma del Paseo para transformarse en lo
que sería el futuro Boulevard, bajo el tipo de 23.554,60 ptas. y una fianza
de 1.181,93 ptas. Las obras, realizadas por obreros enviados por la casa
inglesa para colocarlos, comenzaron al año siguiente - justo un mes antes
de comenzar la Feria- y se invirtieron 140 toneladas de losas. 352

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Mientras todo esto, la vida cinematográfica de la ciudad transcurría con las


proyecciones a las que la gente acudía todas las noches. Eran tan cotidianas
que apenas dejaban espacio para el teatro. No había acto en el que el
cinematógrafo no estuviera presente. Hasta la Agrupación Socialista de
Almería 353 organizaba secciones de cine antes de sus actos públicos. La
noche del 14 de junio de 1910 los socialistas designaron a su presidente,
Miguel Cruz Maldonado, para que tomara parte en un mitin republicano en
el Variedades en el que intervinieron los almerienses Rodrigo Soriano y
Rafael García Duarte. 354

Tras la temporada de verano se abrió –además del Apolo- en la calle


Sebastián Pérez, nº 7, el Salón Victoria, una nueva sala cinematográfica
que había adquirido un magnifico cinematógrafo para exhibir el repertorio
de películas de las más importantes casas.355 La noche de su inauguración
se exhibieron ocho preciosas y artísticas películas y el precio de la entrada
era al consumo.356 La novedad que introdujo el empresario de entrada al
consumo se vio respalda por el público que empezó a ser muy visitado todas
las noches. El local estaba situado en lo que antes era el viejo Café España,
pero su propietario acometió obras de reformas para adecuarlo a este
espectáculo exclusivamente, aunque también se alternaba con varietés.
357

El 12 de octubre fue el estreno con la actuación de la cupletista y bailarina


Pepita Castella y la pareja de baile Lolita Jiménez -Carlota Cabello y, al
final, se dieron proyecciones del cinematógrafo.358 La gente pronto empezó
a quejarse por el titileo que presentaba el proyector recién adquirido y su
propietario, diligentemente, sin reparar en gastos ni sacrificio alguno,
presentó al publico otro magnífico cinematógrafo,359 compitiendo con el
Variedades que, dentro de la temporada de otoño de teatro volvía
nuevamente con exhibiciones cinematográficas (Pedris) .360

Por estas fechas aparecía en la prensa local un anuncio publicitario:


Cualquiera puede hoy laborarse una fortuna, montando un cinematógrafo
en cualquier población por pequeña que sea. Éxito colosal, rendimiento
seguro y facilidad en el manejo por medio de las claras y sencillas lecciones
que acompañamos con cada aparato.
La instalación con alumbrado y películas cuesta poco dinero y los gastos de
entretenimiento son insignificantes.
Pedid Catálogo y datos complementarios a la Cinemato-Gramofónica
Hispano-Americana. Paz, 8. Castellón.361 Anuncio que nos encontramos en
otros periódicos de la época.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Aunque no nos ha sido posible verificar que algún almeriense hubiese


atendido esta oferta, bien pudiera ser que algún particular hubiese tentado
fortuna, aunque probablemente sólo hubiese quedado servible para uso y
disfrute privado, aunque para esto más le hubiese valido esperar doce años
más y adquirir un Pathè-Baby, como con el que jugaba de pequeño don
Manuel del Águila en su casa de la calle Granada.

Visita real sin cine


Termina el año y se prepara intensamente la visita del próximo año del Rey
a la ciudad. Como signo de progreso –así se presentaba- se instala en la
Alcazaba una Estación Radioeléctrica con una antena de 248 metros de
altura sobre el nivel del mar con capacidad para comunicarse no ya con
Melilla, Ceuta o Madrid sino con la mismísima Torre Eiffel. Pero, en realidad,
la Estación en nada va a afectar a la vida de los ciudadanos y sí tendría más
un interés más logístico-militar, al menos así se pensaba cuando a su
inauguración se esperaba la visita real.

Sí fue más interesante la electrificación del andén del ferrocarril para la


visita real. Para la visita real se habían preparado 500 focos de 100 vatios
en el vestíbulo y puertas de entrada. Por su parte, el ayuntamiento se había
apresurado a trasladar allí las alfombras reales 362 y la Junta Directiva del
Casino confeccionaba el protocolo para su visita, cuidando que los invitados
vistan trajes de rigurosa etiqueta y se prohíba la entrada a los niños. La
directiva contempla que el lunch lo organice la directora gerente del Ideal
Room, de Madrid.

Las Sociedades Obreras han decidido asistir a su recepción portando sus


estandartes en la recepción de autoridades ante el Rey, pero nada más.
La Iglesia de Santo Domingo, en pleno diciembre, ya está ensayando con
más de cien voces La Salve, del maestro Montero. A cambio el templo
recibirá la luz eléctrica por primera vez, tanto en su interior como en su
exterior; ha desaparecido la plataforma del salón de actos del ayuntamiento
para darle más amplitud a la recepción.

Se ha reservado sitio para el subsecretario de la Presidencia del Consejo


de Ministros, don Leopoldo Serrano, y el senador Conde de Villamonte. Don
Ramón Orozco ha puesto su coche a disposición de estas personalidades
para trasladarlas a una finca que don Andrés López tiene cerca de
Aguadulce.

Ya está preparado, frente a la escalinata del dique de levante, el Pabellón

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

de bienvenida y la ciudad, a
principios de año, está tomada por
150 guardias civiles que se alojan
en la Audiencia y el Instituto
Provincial y otros 276 procedentes
de Málaga y Murcia distribuidos por
el ferrocarril desde Fiñana a
Huércal mientras la policía
especial venida de Madrid va
tomando nota de los edificios
deshabitados en las vías que
atravesará el Rey. También está
preparado un enorme arco
colocado en el Paseo del Príncipe
Solar de don Antonio González Egea, junto a la Plaza
Circular, donde se instaló el cinematógrafo Trianón hecho de pacas de esparto, cajas
de naranjas, barriles de uva y
minerales con la inscripción: A.S.M.
el Rey Alfonso XIII, el Círculo
Mercantil e Industrial.

La fachada de la Estación acaba de ser limpiada y amanece resplandeciente


con el año nuevo y los peones municipales están decorando la entrada del
ayuntamiento con jardincitos y macetas. El despacho de los tenientes de
alcalde se ha desmantelado para instalar la cocina que confeccionará el
banquete real.

Alguien propone que para conmemorar la presencia real, al igual que se


hizo en Melilla, y durante los días que esté allí, haya todas las noches
funciones del cinematógrafo al aire libre porque Almería no es menos que
Melilla, pero de tan ocurrente iniciativa no tenemos constancia. El Rey
estuvo en Almería, aunque sí se filmó por la Pathé Gaumont una cinta final
de 35 minutos que recogía visualmente la Almería desde principios de siglo
hasta la llegada real. La cinta fue regalada por la Gaumont al gerente del
Cervantes y éste al operador cinematográfico don José Nieto quien la tuvo
en su poder hasta bien entrados los años sesenta.

Conclusión

A estas alturas de 1910 se observa que las proyecciones cinematográficas


dejan de utilizar los pabellones y empiezan a utilizar las infraestructuras
estables que ofrece la ciudad. Las ventajas para el público fueron

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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considerables pues se ganaba en comodidad y en espacio, al tiempo que


empezaba a consolidar el cine como espectáculo estable en la capital. El
cine en la ciudad formaba parte ya de lo cotidiano, pasando a consolidarse
en alternativa frente al teatro, que empieza a entrar en crisis, con la ventaja
de ser un espectáculo más asequible para los bolsillos poco boyantes.

El punto de inflexión que marcaba una nueva etapa del cinematógrafo


aparece en nuestra ciudad sobre 1905, de tal modo que en 1910 estaba
plenamente estabilizado. Hubo pequeñas rachas que mermaron el interés
por el cine en esos últimos cinco años y muchos espectadores terminaron
por abandonar los pabellones y los teatros habilitados para cinematógrafo
ante la falta de películas que dejaban de sorprender al público. De ahí que, a
partir de 1906, se sugiere dar aliciente a los espectáculos trayendo artistas
que se alternaran con el cinematógrafo, pero estos números de variedades
funcionaron siempre como complemento de las proyecciones
cinematográficas.

El año 1910 fue de consolidación del cine en nuestra ciudad. Lejos quedaba
aquél tiempo de tanteo entre los empresarios venidos de fuera y nuestros
empresarios locales por abrirse un espacio propio. Esa competencia fue
también un estímulo hacia el impulso y consolidación del espectáculo
cinematográfico en nuestra ciudad, aunque fuese en detrimento del teatro.

Se empieza a advertir una clara competencia en los precios que repercute


en su disminución y la democratización del cine. Los empresarios practican
diversos reclamos –técnicas publicitarias diríamos hoy- para seguir
atrayendo al público almeriense al cine, un poco harto de la repetición de
los mismos cuadros y las molestias que transmiten los aparatos de
exhibición. Así el Apolo, que volvió a abrir sus puertas el 23 de diciembre,
“con el afán de agradar al público y hacer mas atractivo el espectáculo, ha
determinado celebrar cinco secciones, que empezaran estas con una
vermouth a las 6 de la tarde, con rebajas de precios, tres a las 8, 9 y 10
horas con hermosas e interesantes películas a los precios de costumbre y
una a las 11,30 de la noche “Sección especial doble”, en la que además de
exhibirse cuatro bonitas y variadas películas bailará la simpática Emilia
Ramos, la cupletista La Valerito, la genial canzonetista Conchita Pérez y la
sin rival bailarina Cándida Cortes”. Los precios para la sección especial
fueron 0,60 cts. la butaca; anfiteatro, 0,40 y general 0,20. 363

No obstante la competencia del cine, el teatro y las varietés -gracias a la


iniciativa del Variedades- estuvieron presentes a lo largo del segundo
semestre del año con la compañía de Comendador-Montenegro y otros
autores muy del gusto de la alta sociedad almeriense como los hermanos

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Quintero, Martínez Sierra, Sinesio Delgado, Victoriano Sardón y una obra


del escritor almeriense Luis G. Huertas, Allende el deber, con abono de 10
funciones cerrando el año con una obra de Benavente, Los intereses
creados, y la ópera, Crispín y su compadre, en un acto y cuatro cuadros,
además de las actuaciones en el Apolo, que vuelve a abrir en diciembre, de
la cupletista La Bolerito, la bailarina Emilia Ramos, la canzonetista Conchita
Pérez acompañada al baile por la sin rival Cándida Cortés al precio de 0,60
butaca, 0,40 anfiteatro y general 0,20.364 Así, durante el año 1910 llegaron
a programar funciones cinematográficas, con mayor o menos asiduidad, en
la capital seis cinematógrafos: El Variedades, Cinematógrafo Almeriense,
Los Jardinillos, Cinematógrafo público del Ayuntamiento, Salón Victoria y
El Apolo.

También los cafés-teatro participaban del ambiente cultural y la inversión


del ocio de los almerienses ofreciendo desde las 8,30 de la tarde varietés,
prestidigitación, magia blanca, cante y baile que terminaba a altas horas de
la noche; otro, como el Café Nuevo, programaba pequeños conciertos de
música a cargo de tríos y sextetos de la ciudad desde las dos del mediodía
hasta las cuatro de la tarde. 365 Pero el que se manifestó más atrevido en
su programación fue el café-teatro España, en la calle Sebastián Pérez, 7,
que venía programando una intensa actividad musical y varietés desde
primeros de año. A principios de septiembre de 1910 una nueva empresa
acomete reformas en el local e instala un cinematógrafo con el nombre de
Salón Victoria al que, inmediatamente, el público almeriense responde con
su presencia todas las noches, gracias a que su empresario supo exhibir un
repertorio de películas de las más importantes casas, 366 que alternaba
con otros espectáculos de música, cante y variedades.

Pero las sesiones de cine del Salón Victoria empezaron a languidecer ante
la fuerte competencia del Variedades y la anunciada aparición de un nuevo
local frente a la plaza de Emilio Pérez, justo en la margen derecha del
Boulevard, dedicado especialmente al cine. Esta situación orientó al
empresario a readecuar su actividad hacia el cante andaluz y para su inicio
trajo a los cantaores Juan Breva, Niño de la Isla, Niño de Marchena, Carmen
la Malagueña, La Espiga de Oro e Irene Malaña junto a los tocaores Manuel
Clemente (Macada) y Eduardo Melgar (Melgadillo) que, junto a este cartel
de lujo, siguieron el Niño de la Isla y Medina, Carmen la Carola y,
nuevamente, Macaca, al que se le apreciaba y conocía en la ciudad. Nunca
más se volvió a tener noticias de proyecciones cinematográficas en este
local.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Teatro, cafés-teatro y cinematógrafo

En Almería, durante el período del cambio de siglo se asiste al inicio de un


proceso de transición de la cultura tradicional a una cultura de masas. Es
un proceso que erosiona lentamente el sustrato sobre el que se asentaba
la vieja cultura tradicional propia de la burguesía y la aristocracia local.
Cuando emerge el cinematógrafo se cambian las formas de consumo de
ocio, a pesar de la resistencia pasiva planteada por la persistencia del viejo
universo cultural tradicional y la resistencia activa presentada por las
sociedades obreras de la ciudad.

El cambio de siglo los espectáculos que más público convocaban, y con mayor
regularidad, eran el teatro y los cafés-teatro y todo el universo de
actividades teatrales y parateatrales que proliferaron en este momento.
En general, el teatro era un espectáculo de clases altas y medias al que
también accedían las clases populares a través de las localidades baratas
situadas en el patio de butacas y en el paraíso. En Almería, el teatro por
excelencia eran el Teatro Principal y el Novedades, hasta finales de siglo, y
el Variedades hasta la apertura del Cervantes en siglo XX. En ellos el público
almeriense tenía ocasión de asistir a los grandes acontecimientos
dramáticos de la temporada gracias a las compañías teatrales en gira por
provincias. No eran estos acontecimientos sólo las obras de los grandes
dramaturgos de la época, sino que más bien triunfaban en este momento la
zarzuela y el género chico.

Las pequeñas obras de teatro sicalípticas, las varietés, el cuplé, se


prolongaron en Almería hasta 1910, aproximadamente. Era un teatro
verdaderamente popular, si se atiende a la acogida del público. Las piezas
de corte sicalíptico, llenas de procacidad verbal y visual, llenaban las salas.
Además, la ausencia de complicados montajes y tramoya, la brevedad de
los números y la ausencia incluso de trama argumental, más propio de las
varietés en las que alternaban representaciones circenses, bailes,
cupletistas, transformistas y cantaores abarataban los costes y, por tanto,
los precios de las entradas.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Almería cultivó sobremanera el género ínfimo muy bien representado en el


Variedades, en sociedades de teatro locales como la Vital Aza, y en
numerosos cafés-cantantes, que proliferaron en ésta como en otras
ciudades españolas. Allí acudía un abigarrado público compuesto de marinos,
soldados del Regimiento La Corona, chulos, obreros, estudiantes… También
acudirían gente de bronce, es decir, señoritos golferas de buena posición
social.

Los cafés de la ciudad junto al Círculo Mercantil o el Casino -una concepción


que consideramos distinta al concepto cultural de café-teatro- eran el
espacio reservado para las tertulias que se reunían a diario, donde se
saltaba de una a otra, a distintas horas del día y la noche, se celebraban en
cafés y cervecerías. Pero también en los locales de los periódicos y en casas
particulares donde incluso se jugaban partidas de cartas. No tenían un
sentido popular sino elitista, proveniente de las ideas liberales del siglo
XIX.
El liberalismo, consustancial a la idea del libre debate, extendió el deseo de
hablar al conjunto del espacio urbano de las ciudades. El debate político y
la producción cultural salieron a la calle y encontraron especial ubicación
en las tertulias de los cafés. La tertulia fue una manifestación autóctona de
la cultura urbana, y en este caso, almeriense. Sirvieron muchas veces como
pretexto de conspiración política, como fragua de ideas, como estímulo de
proyectos de renovación estética, como centros donde se conformaran
nuevas iniciativas culturales y punto de encuentro de la floreciente burguesía
uvera en el Circulo Mercantil.
Mientras los trabajadores almerienses se reunían en miserables tabernas
las gentes de la clase media y alta se encontraban a diario en los cafés. Una
parte de la ciudad -la de las tertulias en los cafés, las sociedades recreativas
y culturales junto a la prensa- eran el hervidero de una población
relativamente instruida que recibió las primeras sesiones del cinematógrafo;
la otra parte de la ciudad en miserables tabernas. Eran los almerienses
que vivían situaciones de atraso y marginación cultural tan alta que su tasa
de analfabetismo rondaba el 80%, casi quince puntos por encima de la
media nacional.

Los cafés almerienses de finales de siglo son el refugio para un perfil de la


burguesía que le permitía pasar el rato y romper la monotonía y el
aburrimiento diario, sentados frente a un vaso de zarzaparrilla para las
damas o un simple café junto a una copa de anís Perla, traído de Badalona,
anís de Abla o el famoso licor Kruger. El Café Variedades era un punto de
encuentro de la clase distinguida y aristocrática de la ciudad. Allí se

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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compartían tertulias a las que seguían actuaciones musicales diarias;


también se podía acudir al Café Mirador, en la calle San Luis, donde también
se celebraban todos los días pequeños conciertos a cargo del sexteto dirigido
por el maestro almeriense, don Laureano Campra, director de la Sociedad
Lírico Dramática que también formó parte del cine silente actuando en el
Trianón.

Por aquel entonces, balbuceaba el que estaría llamado a ser el gran medio
de entretenimiento popular del siglo: el cinematógrafo. El cine pronto
empieza a figurar entre las distracciones favoritas de las masas, tanto por
su baratura cuanto por su capacidad de ensoñación.

A la llegada del cinematógrafo los temas de discusión de estos cafés eran


toros, teatro, política, sucesos y los pormenores diarios de la ciudad
cargados de actualidad. Lo mismo se hablaba del género chico, entonces en
auge, que se comentaban en voz alta los artículos aparecidos en La Crónica
Meridional, El Pueblo, El Radical o alguna otra de las publicaciones
existentes en ese momento.
Hasta los años cuarenta del siglo XX continuó la tradición en los cafés y
círculos recreativos con diversas manifestaciones, especialmente las
renovadas tertulias y los cafés literario-políticos, concentrados
principalmente en torno al Paseo de Príncipe, luego de Alfonso XIII, luego
Avenida de la República y más tarde Avda. del Generalísimo. Estos
encuentros informales entre gentes de la burguesía almeriense, profesores,
poetas, artistas, periodistas… en los que se hablaba de todo, estaban
vinculados normalmente a acontecimientos del momento.
Si los finales del siglo XIX fueron los años de proliferación de kioscos y
cafés-teatro, los comienzos del nuevo siglo y sucesivos fueron años de
arraigo y estabilidad de los cinematógrafos en la ciudad en dura competencia
con el teatro y los cafés-teatro.

Es como si los cafés-teatro de Almería hubiesen sido puestos por designio


divino, desde la creación del mundo, en el Paseo del Príncipe: el Universal,
el Suizo, junto a la confitería La Dulce Alianza; el Imperial, Café Cervantes,
puesto en venta a primeros de enero de 1906; el café Nuevo, frente al
Pabellón La Luz; el Café España, en la calle Sebastián Pérez, que ofrecía
desde 1905 música, dada la afición musical de su propietario don Rogelio
Castillo Zea y allá por los años diez, con el nombre de Salón Victoria, ofrecía
proyecciones cinematográficas y flamenco con cantaores de la talla de
Juan Breva, Niño de la Isla, Niño de Marchena, Carmen la Malagueña, La
Espiga de Oro e Irene Malaña o el guitarrista Macad, muy conocido en
Almería, junto a los tocaores Manuel Clemente (Macada) y Eduardo Melgar

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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(Melgadillo) Fracasó ante la fuerte competencia cinematográfica del


Variedades.

El Imperial de los señores Roche y Morales, también en Paseo del Príncipe,


número 54, mostraba un bonito pabellón para las noches de verano,
atreviéndose con alguna exhibición cinematográfica. En diciembre de 1906
fue traspasado a don Miguel Espinar que supo atraer a numerosa
concurrencia, por los conciertos de piano que ofrecía los lunes, martes,
miércoles, viernes y sábados de 8,30 a 12 horas y los domingos de 2 a 5 de
la tarde.
.
No podía concebirse la sociedad
almeriense sin los cafés-teatro. ¡Habría
que imaginarse a finales de 1910 lo que
darían de sí las tertulias de café ante la
inminente visita del Rey Alfonso XIII a
la ciudad. Pero el centro de interés de
las tertulias debía ser forzosamente la
gente. También la gente. Sobre todo
hablar de la gente, que era lo peor. Y
habría que imaginar a los contertulios
subidos a su pedestal y fijando sus
miradas en los que convivían con ellos
diariamente. En los cafés la reputación
del más digno almeriense podía quedar
convertida en jirones por los filósofos de
café, como alguien los tituló.

La política y los políticos locales del


ayuntamiento, los líderes de los partidos
políticos, la política nacional, la de los Es como si los cafés-teatro de
últimos acontecimientos nacionales e Almería hubiesen sido puestos por
internacionales. En los cafés se criticaba designio divino, desde la creación del
mundo, en el Paseo del Príncipe: el
con saña el atraso de la ciudad culpando Universal, el Suizo, junto a la confite-
al alcalde y los concejales de turno, ría La Dulce Alianza; el Imperial, Café
aunque estos contertulios por una Cervantes, puesto en venta a prime-
ros de enero de 1906; el café Nuevo,
pintoresca paradoja, aquellos que más frente al Pabellón La Luz; el Café
vociferan y más condenan todo, son los España, en la calle Sebastián Pérez,
menos autorizados para ello porque que ofrecía desde 1905 música,
dada la afición musical de su propie-
jamás hicieron nada práctico y nunca
tario don Rogelio Castillo Zea
aportaron a Almería el más pequeño
beneficio –escribía desolado el
columnista de El Heraldo, Martí-Mar.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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¿Quién no ha escuchado –concluye el columnista- siquiera una vez en su


vida salir de los labios de uno de estos tribunos los más perfectos programas
políticos y las más acabadas formas de gobierno?.

Estos Cafés y Salones eran territorios reservados a los varones y,


excepcionalmente, durante las ferias y días señalados podían verse en las
terrazas acompañadas de sus señores esposos. Socialmente eran un local
de ocio y encuentro de la escogida representación de todas las clases
sociales de Almería” -decía la prensa-, aunque realmente era el punto de
reunión de la clase media acomodada y burguesa.

Sírvanos, a título indicativo, la configuración del Café Méndez-Núñez. Ese


local disponía de un gran salón rodeado de divanes y, en el centro mesas
redondas o alargadas de mármol y floreados soportes de hierro. Después
del almuerzo y la cena la cita obligada de la sociedad de bien almeriense
eran las tertulias en los cafés más distinguidos. Algunos de estos cafés
disponían de salas de billar, los más distinguidos, y los menos, sobre las
mesas del blanco mármol se jugaba al dominó.

El Salón Principal estaba compuesto por una gran sala de arca de quinientas
varas cuadradas, con una gran galería que prestaba adorno y derramaba
luz sobre el mismo, cuya inmensa techumbre la sostenían cuatro columnas
de hierro de gran diámetro, labrada en los talleros de Oliveros.

Los cuadros de lienzo que disponía el café eran obra de los prestigiosos
pintores y decoradores Carlos y Ramón López Redondo. Estos cuadros
adornaban el techo y las paredes. Había un cuadro de ramas de castaño y
otro que le hacía pareja de telégrafo, otro de la alegoría del café, el té y el
licor. Eran modelos de pintura decorativo al óleo. También había pinturas
decorativas a temple, con cuyas filigranas se adornaban los recuadros,
esquinas y plafones.

El local disponía de alumbrado eléctrico que estaba repartido entre las


columnas y encima de unos lujosos espejos traídos especialmente de Madrid
por su propietario, don José Álvarez. 367

Otro espacio de ocio prestigioso era el Café Universal, donde actuaban


sextetos, instalado en la calle del Mercado (más tarde Aguilar de Campoo)
desde 1897; el kiosco Suizo, propiedad de don Juan Ruiz Mañas, en la parte
norte del Paseo del Príncipe, número 10, esquina a Álava desde la que
también se accedía, ofrecía sesiones musicales de 1 a 3 de la tarde. Funcionó
hasta 1936. Era un casetón desmontable que funcionaba de mayo a
noviembre y, en verano, se refugiaba obligado a la sombra de los árboles

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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del Paseo. Se instalaba frente al café de su mismo nombre, abarcando un


amplio espacio desde la calle Sebastián Pérez hasta la calle de los Aljibes.

Los primeros propietarios, señores Zarzosa y Campoy, formaron una


sociedad para su explotación y sustituyeron al entarimado por suelo de
arena para darle al sitio más frescura durante el verano. En el centro había
una fuente saltadera. 368 De noche se iluminaba a gas hasta que el 24 de
julio del 1895 se instalaron majestuosas lámparas eléctricas compuestos
de dos mecheros marca Aüer. Los de la entrada tenían tres mecheros. Las
lámparas instaladas, traídas de Berlín, sustituyeron a las viejas farolas de
gas. El espectáculo de inauguración corrió a cargo del sexteto malagueño
dirigido por el Sr. Villegas, integrado por don Antonio Valero, primer violín,
Fermín Canseco, viola, Manuel del Pino, violencello, Enrique Riera,
contrabajo, todos ellos profesores del Conservatorio de Málaga que
interpretaron por primera vez en Almería Recuerdo de un mosquito. Se
anunciaba, a finales de siglo, como el centro donde se dan cita las personas
de buen gusto de nuestra buena sociedad.369 Sus propietarios procuraron
dotar el salón pensando en un público muy selecto de la sociedad almeriense,
incluida la colonia de extranjeros, y para ello fue dotado de mesas de billar,
sala de tresillo para las tertulias donde la política se acomoda fácilmente.
La decoración corrió a cargo del “ pintor-escenógrafo granadino Francisco
Tejada de Videgasa, que pintó la decoración del café del Siglo, Sociedad de
Cervantes y el Café Colon, de Granada. 370 Al día siguiente de la primera
exhibición del cinematógrafo este salón acogió conciertos,
sorprendentemente, del famoso Canario Chico muy conocido dentro del
cante flamenco. Este Café fue testigo silencio de toda la vida del cine en la
capital, hasta después de la guerra civil.

El Café Imperial, propiedad de los señores Roche y Sr. Morales, 371 estaba
en el Paseo del Príncipe, 54 y ofrecía actuaciones musicales esporádicas
(en diciembre fue traspasado a don Miguel Espinar), conciertos de piano
los lunes, martes, miércoles, viernes y sábados de 8,30 a 12 horas y los
domingos de 2 a 5 de la tarde.372 Cerca de este café estaba el restaurante
Miramar, propiedad de El Ruso, donde igualmente se ofrecían pequeñas
actuaciones musicales.

Pero en verano el lugar de esparcimiento por toda la sociedad almeriense


era el Teatro de Los Jardinillos, también llamado Circo de Verano. En este
local se instaló el Cinematógrafo La Luz durante las fiestas de agosto de
1905, dirigido por el catalán Vidal que tanta popularidad alcanza entre
notros,373 pero antes había funcionado como Cinematógrafo Frivolités.

Se instaló en la parte posterior del solar del Teatro Cervantes y, al año

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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siguiente, ya se acometieron obras de remodelación y ampliación; 374 obras


por las que don Rogelio Castillo Zea solicitó al Gobernador Civil felicitara
al arquitecto provincial, López Rull, por las gradas construidas en su teatro.
375
A finales de junio se solía abrir este teatro que ofrecía cinematógrafo y
pequeñas representaciones de varietés, traídas por Llovet, un ventrílocuo
fregolista catalán que paseaba por media España su familia de autómatas
y que cada verano esperado y admirado por el público almeriense; los
duetistas Rateros y Mariucha, Lloret y Mariucha o el Trío Moreno. 376

Este teatrico unas veces organizaba veladas de audiciones gramofónicas


con un incomparable aparato Exhibition que (...) que incluía impresiones de
Rigoletto, Fausto, Manon, Hamlet, Aída y la Bohême;377 otras ofrecía entrada
gratuita a cambio de la consumición de modo que cada consumo y cada
consumidor tendrá derecho a ver graciosamente una sección, en la que se
expondrán seis cuadros. 378 Algunos pudieron disfrutar de la brisa amable
de una noche calurosa almeriense con el catalán Llover, ventrílocuo
fregolista que paseaba por media España su espectáculo de autómatas y
que cada verano era reclamado por el público almeriense; los duetitas
Rateros y Mariucha o el Trío Moreno. 379

Pero el espectáculo preferido era contemplar las sesiones del


cinematógrafo, 380 al precio de 20 céntimos, incluida una consumición de
cerveza, ponche, copa de anís o zarzaparrilla. Incluso se llegaron a presentar
filmaciones realizadas en la plaza de toros de Almería gracias a la iniciativa,
en esta ocasión, de Llovet y Llopis. 381

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X. PERÍODO CINEMATOGRÁFICO
1911-1920
Aquella Almería dormida de la década anterior, que
vivía abochornada por el reciente crimen del
sacamantecas de Gádor, empezaba a dar signos de
recuperación a pesar –y precisamente por eso- de
la sangría emigratoria. El puerto era punto de salida
de emigrantes provenientes de la provincia.382 Se
acometen algunas obras de embellecimiento en el
Paseo del Príncipe y se arrancaron sus feos plátanos
americanos; se tendieron 22 kilómetros más de vía
electrificados en la línea Linares-Almería y se
empezó a iluminar la ciudad con 500 bombillas y
1.000 farolas eléctricas, que no llegaban a los
barrios.

Aparece un nuevo cine, El Triun- Los comerciantes almerienses protestan porque el


fo o Café Triunfo, frente al Cuar- correo-vapor que salía semanalmente para Melilla
tel de la Misericordia, es decir,
en la calle Francisco Jover, nº
alargue su comunicación gracias a que los diputados
40 (antes calle Arsenal), próxi- malagueños han conseguido que, antes de llegar a
ma al Andén de Costa. Es la pri- Almería, pase por Málaga. Los malagueños, que ya
mera vez que se abre una sala
donde se presentarían, casi en
disfrutaban de un correo diario, perjudicaban los
exclusividad, proyecciones de intereses del comercio almeriense, pero nadie movió
cine y publicidad de productos. un dedo por corregir la situación.

El año 1911 comienza con la visita real a la ciudad, la


preparación de los Carnavales de febrero y
proyecciones cinematográficas en el Apolo y
Variedades. Estos teatros mantuvieron una

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Director: Georges Méliès. Producción: Star Film.


Intérpretes: Georges Méliès, Bleuette Bernon,
Victor André, Henrry Delannoy, Jeanne D´Alcy,
Compañía Méliès, balinarinas del teatro Muni-
cipal de Chatelet y acróbatas del Folies-Bergere.
Fotografía: Lucien Tainguy. Guión: Georges
Méliès. Color: Blanco y negro en versión colo-
reada a mano. Duración: 285 m.
La cinta está estructurada a lo largo de treinta
cuadros.

programación alterna de teatro, zarzuela y varietés. Aunque el espectáculo


preferido del público era el cine, éste pasó a formar parte de un nuevo
programa fin de fiesta, que consistía en trasladar las secciones de
cinematógrafo al final de la función. Cuando no llegaba a tiempo la película
se advertía al público previamente y se posponía para el día siguiente, como
ocurrió en el Variedades: A consecuencia de no haber llegado las películas
que han de exhibirse en el espectáculo anunciado para hoy, donde harán su
debut el transfigurista Casthor y la pareja de jorobados Les Lieger Lia en el
Variedades, tendrá lugar mañana viernes383 y se exhibirán las películas:
El cambio de fortuna, Toribio en los Alpes, Un trapero y Dentadura
postiza,384 Primo a pesar Suyo, El Impostor, La Pila eléctrica de
Marmenegilda, Explotación de azufre, La hija de Arizona, El elixir
de la juventud, (El Popular 15.6.1911) Salustiano galante, Los novios de
Colombina, Max toma un baño, Una captura difícil, Los boers en
Inglaterra, El prefecto y La vuelta al hogar (500 m). 385

El Teatro Apolo, desde principio de año, ofrecía dos funciones de tarde y


una a las diez de la noche, en las que se servía vermouth junto a programas
variados de películas todos estrenos en esta capital, entre las cuales figura
la dramática cinta de 500 metros Novela de un pobre golfo. 386

A veces los teatros abrían temporadas, bien de grandes representaciones


operísticas o teatrales, bien de cinematógrafo y varietés, como es el caso
del Variedades, que a partir de mediados de mayo inició la temporada de
cinematógrafo y varietés, actuando la noche del 20 el cuadro de varietés la
Trouppe África, la bailarina Pepita Cola y proyecciones cinematográficas.
387

Durante la Feria volvía a aparecer el Cinematógrafo del Ayuntamiento,


que en este año fue adjudicado por doscientas pesetas el servicio de

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Cinematógrafo Público durante las noches de feria a don José Fernández


Calvente, 388 ofreciendo la noche del 21 de agosto en el Paseo del Malecón,
a las diez de la noche, el siguiente programa: Caquewal, Fiesta de la
suegra de Tontolín, Totó Paquito Fumista, Tontolín y su comisario,
Aventuras del Sr. Cuevas, Toribio celoso, Fabricación de cadenas,
Fastos de la aviación, Llegada del Rey de Portugal a Madrid y El
regalo de Toribio. 389

Nuevas actividades surgen en la ciudad: el fútbol, el tiro de pichón y la


construcción de una pista de tenis en la calle Estación, rodeado de árboles,
con vistas al mar, que será la primera de Almería. Esta sociedad estaba
formada por un corto número de personas que, desde luego, pertenecían a
la sociedad más distinguida de esta capital, donde las muchachas
encontrarán un entretenimiento, que siempre es oportuno. 390

Se constituye por primera vez un equipo de football y la noche del 8 de


junio quedó oficialmente inaugurado el Tiro de Pichón donde don Luis Ojeda
y don Esteban Giménez celebraron un macht a cinco pájaros. 391

En Los Jardinillos continuaban las proyecciones donde todas las noches se


exponen al público magníficas y nuevas cintas cinematográficas.392 Cada
año se acondicionaba este cómodo y fresco teatrico de verano a nuevas
necesidades, como hemos podido comprobar en el siguiente texto
informativo: La empresa que se ha quedado con el coliseo de Los Jardinillos
ha expuesto en el cinematógrafo, sistema Pather (Pathé), aparato lo más
conocido hoy. Dada la práctica y conocimiento del operador Sr. Fernández,
los cuadros que presenta son completamente fijos y sin oscilación alguna.393
El repertorio de películas era suministrado por la casa Pathé Frères, siendo
éstas de asuntos cómicos o documentales. Las veladas se solían iniciar a
las 10 de la noche para terminar alrededor de la una de la madrugada.

Pero Los Jardinillos tenía la costumbre, desde su apertura, convocar a los


espectadores con un timbre que sonaba a distancia, lo que provocó las
quejas del vecindario, hasta el punto que fue denunciado al Gobernador Civil
que mandó deje de funcionar el timbre de Los Jardinillos, prohibiendo
también se voceen las localidades en la puerta del teatro. 394

Los almerienses que no tenían acceso al Casino, al Círculo o a alguna otra


Sociedad que organizaba veladas para sus socios tuvieron que conformarse
con las películas que ofrecían Los Jardinillos, el Variedades, el
cinematógrafo público o acudir a los espectáculos flamencos del Salón
Victoria, con La Malagueñita, la Trianerita y el cantaor El niño de
Carmona,395 Hermanos Victoria y Lázaro el Negro, creador de la farruca y

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

el garrotín gitano,396 Tanquerita y Pepe el Ronco. 397

Al comenzar el año 1912 existían en la ciudad tres cines estables: El viejo


Variedades, El Café Triunfo y el Trianón, inaugurado a primeros de agosto.
Una nueva empresa se queda con el Variedades e introduce mejoras en el
escenario y reformas de acondicionamiento para sustituir los viejos focos
de iluminación a gas por luz eléctrica, de tal modo que todo será eléctrico.398
También anuncia para la presente temporada un cine que dará a conocer
las últimas novedades en películas de la importante casa Pathè Frères de
París. 399

La competencia fue intensa, no sólo en el cinematográfico sino en lo que


respecta a las variedades. El resultado fue una cierta especialización en la
programación, pues en cuanto a exhibiciones cinematográficas fueron más
estables en un cine que en otro. Así El Trianón se especializó casi
exclusivamente a ofrecer sesiones de cine, mientras que en El Variedades
el plato fuerte de su programación era varietés, zarzuelas, conciertos,
teatro y cinematógrafo, que empezaba a proyectarse independiente de la
programación principal.

La temporada cinematográfica 1912 se abre el 13 abril con la presencia de


un nuevo cine, El Triunfo o Café Triunfo, frente al Cuartel de la Misericordia,
es decir, en la calle Francisco Jover, nº 40 (antes calle Arsenal), próxima al
Andén de Costa.400 Es la primera vez que se abre una sala donde se
presentarían, casi en exclusividad, proyecciones de cine.401 A tal efecto el
local se adecuó con alumbrado eléctrico y otras reformas. El cine estaba
dotado de un proyector de la Casa Pathé Frères, que también le facilitaba
las películas.402 Las funciones eran de 8 a 9, 9 a 10 y de 10 a 11 de la noche,
siendo el precio de Preferencia 25 cts y General, 15 y soldados y niños a 10
cts. 403 Algunos de los títulos proyectados fueron La Huelga, una
interesante y dura cinta proyectada en el Cinematógrafo Lumière en 1903,
Viaje a la luna, (G. Méliès, 1902) sobre guión de Julio Verne que se
anunciaba de mil metros con cuadros a color, 404 Mosqueteros de la
reina (G. Mélies,1909), también en color y Viaje a Italia, de 500 metros
de duración, junto a otros títulos menos interesantes.

El Triunfo, en abierta competencia con el coliseo del Variedades, después


de la exhibición de cada programa regalaba al espectador que sea
favorecido por la suerte, una botella de champagne Marciler Sillery y dos
cajas de bombones Hallandais. 405 Uno y otro se esfuerzan en ofrecer
espectáculos de los artistas más conocidos o cintas que reflejaran los
últimos acontecimientos de la actualidad. Del numeroso grupo de artistas
citaremos a Piatti y Line Doria, con su colección de perros sabios, la

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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tonadillera Paquita Escribano, la compañía de Antonio Paso con la actuación


de la primera tiple en La Cocina y La República del amor o los manipuladores
y prestinianos Olms and Nelly junto a novedades cinematográficas como
Colocación de la primera piedra del colegio francés de Madrid,
Corrida de toros por Mazzantini y Bombita, compuesta por once
cuadros, Revista militar y coronación de Alfonso XIII, Viaje de don
Nicolás Salmerón a Barcelona, la Revista Pathé de actualidad nacional
e internacional que empezaba a hacerse presente antes de las películas y

Plaza Circular. Don Agustín Esteban


solicitó autorización municipal para
instalar un cinematógrafo al aire libre, en
la Plaza de Emilio Pérez (antes Circular)
ofreciendo al Ayuntamiento pagar el 15
por 100 de lo recaudado por las sillas que
sean ocupadas.

varias vistas de combates navales y terrestres con las que ya habían


deleitado a públicos de otras provincias constituían la base de los programas
exhibidos, cosa bastante habitual en estos primeros años.

Para la feria de agosto entró en discordia un tercer teatro: El Trianón. Ya


se venía anunciando un nuevo cinematógrafo en la parte derecha del
Boulevard, justo frente a la Plaza de Emilio Pérez, en la Plaza Circular junto
al solar donde se levantó el Palacio de Justicia, cuyo propietario era don
Antonio González Egea (en algunos sitios aparece como don Guillermo
Pérez), formando empresa con don José de la Rosa y don Ángel Rubí, y que
perdurará hasta la década de los años treinta. Como todo el salón no tenía
más que la planta de solar, las localidades de preferencia estaban separadas
de las de general por una pequeña baranda de madera, y éstas estaban
situadas: las de general en la primera divisoria, cerca del pequeño escenario
y pantalla, que atestaba con el Casino y preferencia en la parte posterior.
Los asientos de preferencia consistían en una butacas de madera; general
bancos corridos de madera, ambos sujetos convenientemente al suelo de
porlan. 406

La portada, con una cubierta de zinc, estaba decorada al estilo árabe,


gracias al ingenio del decorador Antonio Fernández Navarro, bajo un arco
de sillería para ubicar las localidades de Preferencia más otras dos puertas
laterales por las que se accedía a General. Además, el Salón contaba con un
portón que se habría hacia la Plaza Circular por donde salían los de
preferencia y, otro portón que se abría a la calle Gerona, por donde salía la
gente del gallinero, siempre más concurrido.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Delante del escenario tenía un pequeño foso donde se situaba el cuarteto


que deleitaba a la gente hasta que sonaba el timbre que avisaba el comienzo
de la película. En las películas silentes el cuarteto procuraba adaptar la
imagen a la música, que no siempre era escuchada desde General. Era
obligado el descanso de diez minutos por el cambio de bobina, ya que el
cine contaba con sólo un proyector, momento que aprovechaba la gente
para fumarse un cigarrillo o, si hacía mucho calor -cosa que solía ocurrir
cuando el cine se ponía a rebosar-, airearse un poco, sobre todo si se tiene
en cuenta que los techos eran metálicos.

Rodeaba al edificio una bonita pared de mampostería sobre la que reposaba


una techumbre de hierro, propio de la época. Su escenario, de medio punto,
con dos jarrones enormes de yeso que servían de adorno floral y un local
con capacidad para unas 300 personas en preferencia y 250 para entrada
de general. Sus jardines se adaptaron en el año veinte para convertirse en
un espléndido cine de verano, regentado por el Sr. González Egea.407 En la
mismísima puerta del local había instalado un potentísimo timbre eléctrico
que anunciaba las funciones y que se oía incluso desde las viviendas de
enfrente, ocasionándole al propietario alguna que otra queja y denuncia ante
el Gobierno Civil. Hacia los años veinte el precio de la entrada era
Preferencia 30 céntimos, veinte céntimos General y los niños pagaban diez
céntimos.

Se daban dos pases: uno a las 6 de la tarde y otro a las 9 de la noche. Las
entradas de Preferencia estaban numeradas, pero las de General no tenían
numeración y los domingos y festivos se formaban unas enormes colas que
había que soportar durante más de una hora. El Trianón se inauguró el 11 de
agosto de 1912 y proyectó cine ininterrumpidamente, junto a otros
espectáculos. Sólo durante los meses de septiembre a diciembre de 1919
hubo de cerrar sus puertas con el fin de adecuar su vieja instalación
eléctrica que amenazaba incendios a la Real Orden Art. 90 del Reglamento
de Policía de Espectáculos de 19 de octubre de 1913 sobre estado de los
edificios y estado de higiene de los mismos.

El Variedades abrió su temporada cinematográfica desde primeros de


año,408 aunque las proyecciones cinematográficas solían cerrar el programa
después las varietés, de tal modo que encabezaba su programación con el
nombre de una compañía de varietés como parte principal de la oferta del
día y cerraba una sección de cine, la parte más esperada del público.

Pero cuando se trataba del estreno de grandes producciones o cintas de


actualidad tenían reservada se anunciaba la exhibición a una hora: (…) las

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

secciones a las nueve en punto la primera y a las diez y media la segunda.


409
Ilustrando esta afirmación anotaremos el acontecimiento
cinematográfico durante la temporada de 1913 de Los Miserables (Albert
Capellán, 1912), producción de la casa Pathé Frères, que el Variedades
anunciaba como una epopeya dramática en nueve partes. Esta interesante
película será dividida en tres noches y comenzará a verse pasado mañana
martes en el Variedades. 410 Además se anunciaba que toman parte en esta
película 3.000 personas entre cristianos,
soldados, poetas, esclavos, bailarines,
ciudadanos egipcios... . La película, que
volvió a reponerse en diciembre, era una Quo Vadis?, proyectada en diciem-
bre de 1913 en el Trianón y Protea
versión cinematográfica de la obra de en enero de 1914 en el Variedades,
Víctor Hugo, dirigida por Albert Capellán. una proyección que levantó un
411 vivo interes entre el público
almeriense por su larga duración,
44 minutos.
La cinta, debido a su extensa longitud de
4.000 metros, se dividió en tres noches
a partir del 21 de mayo, sin que por ello el
exhibidor del Teatro Variedades –se
anunciaba- variase los precios. Precios
que, en comparación con otras ciudades,
eran relativamente caros pues en otras
localidades rondaban los 10 céntimos,
aunque la oscilación global de los precios
de las entradas no implica que no
variaran; al contrario hubo fluctuaciones
continuas en función de los espectáculos
de varietés que se presentaban. Por eso en el Cine
Triunfo, al no haber varietés, las entradas eran más
baratas.

A finales de mayo don Agustín Esteban solicitó


autorización municipal para instalar un cinematógrafo
al aire libre, en la Plaza de Emilio Pérez (antes Circular)
ofreciendo al Ayuntamiento pagar el 15 por 100 de lo
recaudado por las sillas que sean ocupadas.412
Suponemos que este cinematógrafo estaba previsto
para la feria de agosto, junto a las habituales que
organizaba la Comisión de Fiestas en el Paseo del
Malecón. 413 Y a finales de este mes, después de una
larga temporada cinematográfica, los almerienses pudieron asistir a la
representación teatral en el Variedades de una obra de Villaespesa, Doña
María de Padilla, calificada de acontecimiento teatral, a cargo de la

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Compañía Guerrero-Mendoza y la presencia del poeta almeriense. 414

Una vez cubierta la temporada teatral, cada vez más corta, se volvieron a las
varietés con bailarinas, excéntricos, etc., junto a proyecciones del
cinematográfico Pathè 415 en las que ya empezaban a incluirse informaciones
de Actualidades Gaumont que cubría la información de Sport, información
general, modas y actualidades. 416

Durante los cuatro años que duró la Primera Guerra Mundial España había
conocido un floreciente esplendor económico y, en consecuencia, una
estabilización del mercado cinematográfico junto a un movimiento de
proliferación de salas cinematográficas que, a comienzos de los años veinte
llegaron a contabilizarse más de un millar las existentes. Un fenómeno similar
empezó a registrarse en gran parte de Europa y los Estados Unidos. Según
René Clair,417 al principio de los felices veinte se repartían por el mundo
alrededor de cuarenta mil salas de cine, la mitad de las cuales estaban
ubicadas en los Estados Unidos con una producción en 1920 de 796 películas,
Italia con 220, Francia con unas 100 y España con apenas 12 películas al
año.418 Datos que anticipan la brutal colonización que sufriría el cine español
durante el franquismo.
El comienzo de la I Guerra Mundial en 1914 419 ocasionó algunas dificultades en
el abastecimiento de películas, aunque no frenó la actividad cinematográfica
desarrollada en los años anteriores. La crisis que afectó a Almería en este
período no redujo la asistencia del público a las salas, ya que el cine fue una
magnífica forma de evadir y olvidar la crisis.

Los almerienses pronto empiezan a familiarizarse con las estrellas del celuloide
a través de las grandes producciones históricas y las adaptaciones literarias de
los clásicos que tanto agradaban a la burguesía, descubriendo en ellas un aliciente
para asistir al cine.

En este período llegaron las primeras cintas de Charlot. Las divas del film d´art
y las cintas italianas de factura teatral, que debían ser objeto de apasionados
comentarios entre los aficionados al cine, pero aquellas películas y seriales
cinematográficos contribuyeron a crear la emoción y el suspense. Fue un período
de influencia del teatro en el cine mudo; corto, pero suficiente como para que la
gente se interesara aún más por el cine.

Cuando se habla de adaptaciones teatrales en el cine pensamos inmediatamente


en el film d´art. Esta idea de contratar a dramaturgos, escritores e intérpretes
de la escena, para rodar películas de calidad que atrajesen a las salas al público
burgués, que hasta entonces había despreciado el cine, como hemos dicho, muy

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Judiht de Betulia, exhibida en el cine Casanova en


septiembre de 1914. Una de tantas cintas de serie
que pronto empezaron a agotar la paciencia de los
almerienses por su excesiva prolongación en el tiem-
po.

fructífera. Tanto que fue copiada posteriormente por múltiples países, entre
ellos España a través de la productora Hispano Films, que rodaría textos de
José Zorrilla (Don Juan Tenorio, 1908) Tamayo y Baus (Locura de amor, 1909)
y Juan Eugenio Hartzenbusch (Los amantes de Teruel, 1912)

Quienes han analizado estas adaptaciones con criterios propios de su fuente,


han llegado a la conclusión de que el film d´art hizo un flaco favor al teatro, ya
sea por la sobreactuación con que caen los intérpretes cuando se sitúan ante la
cámara, incluidas Sara Bernhardt y Elenora Duse; o porque las grandes obras se
quedan en una escueta trama sentimental. Otros, los que miden la calidad de la
adaptación por la capacidad para borrar su origen, piensan que el film d´art era
excesivamente teatral, vehemente y pedante. Creemos, no obstante, que unos y
otros olvidan que este tipo de cine no era teatro sino que su función fue ilustrar
escenas de una obra teatral de la misma manera que el cine de la época ilustraba
una noticia del periódico. Por eso fue común contratar a una compañía teatral al
completo y rodar con ella varias de las obras que habían llevado al escenario. Y,
como lo que se adaptaba era fundamentalmente la representación, muchos de
los códigos de la puesta en escena pasarían a mejorar la factura de las películas
en general. De esta manera comenzaron a introducirse en las películas del film
d´art criterios de composición del cuadro, de individualización de los personajes
y una dirección de escena que evitaría que los actores se movieran a barullo.

La respuesta de la clase acomodada burguesa en nuestra ciudad a ese nuevo


modelo de continuidad entre el teatro y el cine –similar al que nosotros hemos
vivido entre cine y televisión- hizo volver al cine a un público que parecía perdido
gracias a cintas notables que se asomaron a la cartelera almeriense, como Las
aventuras de Catalina (Grandon, 1914), en 13 capítulos exhibidos en el
Variedades en mayo de 1915 que durante doce noches consecutivas tuvo un éxito
extraordinario en nuestra ciudad, a lo que contribuyó notablemente la inusitada
popularidad obtenida por su protagonista, la actriz Kanthly Williams, acompañada
de Tom Santschi, serie que recibiría su réplica con El misterio del millón de
dólares, dividida en 24 series que se prolongó durante casi quince días.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Empieza a aparecer en Almería la sesión continua, las novedades


cinematográficas se pasan al martes, que es ahora el día de moda y se ensayan
técnicas publicitarias con casas comerciales para enganchar al público,
ofreciendo a los espectadores rifas en las que se sorteaba botellas de anís
Machaquito420 o se sorteaban monedas de oro de 25 ptas. 421

Al cine en 1915, aunque ya era un hecho cotidiano que estaba presente en la vida
de la ciudad, le quedaba un largo recorrido para consolidarse como espectáculo
único y como forma de entretenimiento masivo de la población almeriense. Pero
lo que sí fue evidente es que, desde los primeros días de enero, los cines
Variedades y Trianón estaban a rebosar. Arrancan su programación de cine en
el preciso momento en que está a punto de iniciarse la transición que nos
conducirá al apogeo de las grandes producciones, tendencia que se completará
en años sucesivos hasta culminar con las películas de largo metraje. Pero es el
Variedades, de momento, el que marca la iniciativa cinematográfica de la ciudad
con el desembarco de producciones norteamericanas. La política programada
por el gerente del Variedades era llenar la pantalla de comedias, películas de
acción y cortos cómicos norteamericanas y de epopeyas históricas en forma de
series traídas de Europa; mientras que el poco cine nacional que se veía quedaba
reducido a reportajes taurinos con Cocherito de Bilbao, Gallito y Belmonte en la
Plaza de Barcelona que causaban tanta atracción entre el público. La prensa
almeriense aseguraba que no podían darse veladas más divertidas viendo
corridas de toros con tan poco dinero (…) porque ¿quién por sólo sesenta
céntimos dejará de ver esa monumental, incomprensible y arriesgada faena del
“Gallo” en el quinto toro de la corrida de Beneficencia? Pues no digamos de la
aparatosa y sensacional cogida de Belmonte. 422

Almería empieza a vivir una auténtica fiebre por el cine.423 Los estrenos se
sucedían a diario en los dos cines que competían por agradar más al público,
encontrándonos con una gran variedad de títulos, entre los que aparecen el film
francés, de 44 minutos de duración, Protea (Victorin-Hippolyte Jasset, 1913),
autor también de Vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Fue
estrenada el 22 de enero de 1914 en el Variedades; Ocaso, de 1.800 metros de
viraje, se publicitaba de la acreditada Sociedad Cerliot de Roma,424 que era tanto
como asegurar su calidad, o El modelo de la Virgen, anunciada de 1500 metros
y en dos partes en la que debutaba en un programa de varietés, junto al notable
artista de maquietismo Rafael Arcos y las simpáticas bailarinas Sevilla-Marina,
(...) la señorita Mariscal, fenómeno científico.

La empresa del Variedades varió su programación gracias a la empresa Casanova


que instaló una programación específica de cine en el Variedades con el nombre
de Cine Casanova que introdujo con el nombre de
la novedad del día, a las 10:30 horas, estrenos de películas de gran metraje y de

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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renombre dirigidas a un público selecto. Además de estas iniciativas introdujo


los miércoles como día de gala, con proyecciones dedicadas a las señoras y
señoritas de la buena sociedad almeriense mientras que los viernes, día de moda,
se ofrecían a partir de las nueve de la noche dos proyecciones, en riguroso
estreno, con las películas de más rabiosa actualidad en los cines madrileños.

El cine Trianón, a finales del segundo decenio, introduce


la moda de los seriales y una programación netamente
cinematográfica y el cine vuelve a asetar un duro golpe
al teatroa.Ya era evidente entre los empresarios de salas
y cafés que el cine, por su baratura y capacidad de en-
tretenimiento, respondía cumplidamente a sus intereses
y a los del público, y que entre otras ventajas ha creado
la afición a los espectáculos.

Pero el público protestó enérgicamente ante la inesperada subida del precio de


la entrada y el empresario hubo de justificar su actuación explicando que las
cintas, al tener un gran metraje, han de alterar los precios por los muchos gastos
que estas cintas suponen, aunque con una cantidad insignificante, si se tiene en
cuenta que en Madrid y demás capitales, ha valido la butaca dos pesetas cincuenta
céntimos,425 es decir, una peseta más caro que en Almería. El público debió
quedar complacido cuando el Variedades empezó a exhibir títulos que suponían
un guiño de complicidad con los espectadores con títulos que ya advertía la
empresa serían del agrado del numeroso público que concurre a nuestro coliseo.

A destacar Entre hombres y fieras, de la que se aseguraba superar en


emoción al célebre Quo vadis, anunciándose como una cinta de 2.500 metros
y estrenada en los principales cines de la corte;426 Atlantis, en cuatro partes,
asegurando la publicidad un éxito rotundo pues en el teatro de La Zarzuela –se
anunciaba- y en el Palacio Real ante sus Majestades, la hermosa cinta ha
alcanzado el éxito más grande que se ha conocido... esta película... para alcanzar
un triunfo tan definitivo tuvo que adquirir e inutilizar el inmenso vapor Rolando.
427

La temporada cine de serie del Casanova se prolongó hasta la Feria de agosto,


aunque a primeros de septiembre volvió a las cintas de serie con Judiht de
Bethulia. Los espectadores almerienses, cansados de la programación en varios
días, volvieron a protestar a la empresa y ésta adopta el sistema de dar una
sola exhibición. 428

Las exigencia del público, al parecer, se satisfacieron ya que cada noche en el


popular Cine Casanova del Teatro Variedades podían encontrarse títulos
variados ocupando las cartelas expuestas en la Puerta Purchena y Barrio Altol
-171-
con los estrenos más sonados del momento: El arca de los diamantes, Maldita
sea la guerra, La cinta acusadora, La voz de la campana, La lucha por
la vida, La mujer desnuda, Exhibida en el Palacio de Oriente en presencia de
los Reyes de España, El Formón roto, Corrida de beneficencia,429 La última
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Más cine y menos teatro

Almería, a lo largo de los años venideros, mantendrá su oferta cinematográfica


a través de dos cines estables: el Variedades y el Trianón. Otras empresas
intentan competir con estos teatros ya consolidados y con una programación
diaria de nuevos títulos. Ahora el cine se ha convertido en cotidiano, una
necesidad inevitable de ocio y diversión para unos y un arte singular para otros.
Ya no se reclamará por el público culto más teatro y menos cine. Ahora las
compañías de teatro contratadas se hacen pesadas y largas. Por eso, en la
temporada dramática del Variedades de
principios de 1917, la gente estaba deseosa
de que terminara la larga temporada de la
compañía Lorente y respiraba aliviada
cuando se anunciaba el comienzo de la
temporada de cinematógrafo Pathè con una
producción nacional muy poco frecuentada
en las pantallas almerienses: la versión en
imágenes de la obra de Jacinto Benavente,
La Malquerida (Baños 1914), estrenada el
22 de febrero y de la que se decía que la
película por sí sólo constituye un verdadero
acontecimiento; pero si se tiene en cuenta
que el eminente actor don Francisco Fuentes
ha sido el encargado de representar el
famoso drama, la grandiosa cinta no hay que
decir que resultará una verdadera obra de
arte. Con esta clase de películas la empresa
va cumpliendo lo ofrecido a los aficionados
sobre proyecciones de verdadero interés y
mérito. 433

También mereció el aplauso del público la


película Soborno, una serie de 20 capítulos
El Trianón fue escenario de la fiebre cine- que se proyectó durante 18 días
matográfica de los espectadores almerienses
que siguieron apasionadamente las películas ininterrumpidos -desde el 24 de abril hasta
de serie como Judex, La nueva misión de el 15 de mayo-, y Los misterios de Nueva
Judex, La selva tenebrosa, Los dos desti- York. (L.Gasnier, 1914-1915). Pero la cinta
nos, La mano muerta, Las cautivas, El cri-
men involuntario, La hechizada o El castigo. que mayor repercusión alcanzó fue la
estrenada el 9 de septiembre, según la
novela cinematográfica de la novela de

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Blasco Ibáñez, titulada Sangre y arena. La película había sido estrenada en


Madrid el 11 de mayo recorriendo con éxito diversas capitales españolas, llenando
las salas donde se proyectaba y permaneciendo en cartel varios días. Fue el
empresario malagueño don José Bernal Ruiz quien adquirió los derechos de la
película, convirtiéndose en distribuidor exclusivo para Andalucía y las plazas
españolas en Marruecos.

La moda de los seriales

Conforme avanzan los años, el cine va cobrando mayor importancia en nuestra


ciudad; las salas se estabilizan y la programación adquiere mayor dignidad
artística. El salto se dio en nuestra ciudad en la segunda década del siglo. Hacia
1914 las notas cinematográficas comienzan a ser habituales en la prensa local y
hasta aparecen secciones de agencia que hacen referencia a pormenores de
estrellas cinematográficas del momento, síntoma de la afición del público a los
cines.

Para 1915 la prensa se hace eco ya del rudo golpe que el cine ha asestado a otro
tipo de espectáculos, como el teatro. Ya era evidente entre los empresarios de
salas y cafés que el cine, por su baratura y capacidad de entretenimiento,
respondía cumplidamente a sus intereses y a los del público, y que entre otras
ventajas ha creado la afición a los espectáculos.

Muchas familias, cuya costumbre era retirarse al anochecer a sus casas hasta el
día siguiente, ahora no pueden pasar sin acercarse al Trianón, el Variedades o el
Hesperia para ver alguna cinta de cine americana o conocer la última cinta de la
casa Pathè, que era la que más novedades ofrecía. Los aficionados al teatro en
la ciudad son ya una pequeña minoría. Todas las clases sociales de Almería se
vuelcan con el cine. Hasta el punto que algún medio de prensa expresa su
desconcierto asegurando que el cine constituye una enfermedad que ataca a
todas las clases sociales, pues ahora el público –se decía- prefería una película
de Kri-Kri, Kri-Kri gentil hombre, Kri-Kri Odalisca… en el Salón Ideal, el
Trianón o Variedades a las exquisiteces de una obra de Benavente, por ejemplo.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Podría decirse que la vida


almeriense transcurría, a
efectos cinematográficos,
de cine en cine o al menos
el cine era la actividad que
aglutinaba más gente. En
alguna ocasión hemos
podido registrar en la
ciudad hasta cinco
actividades de ocio
diferentes: cine en el
Trianón y Variedades,
recital de poesía,
flamenco en el Café Suizo,
sextetos de música en el
Cantábrico y circo
La Pathé-Gaumont tenía muy bien informados a los ciudadanos a
través de sus documentales que el público almeriense seguía con ambulante. Un promedio
avidez. El gerente de los cines de la ciudad, don Miguel Gómez Na- hipotético de 200
varro, tenía excelentes relaciones comerciales con la Gaumont lo concurrentes a cada
que permitió, además de filmar la productora francesa en España
cintas sobre nuestra ciudad proyectar documentales de esta casa actividad y tres funciones
sobre el conflicto bélico mundial. nos daría un total de
(Secuencia de imágenes cedidas por la Pathè-Gaumont sobre el 3.000 personas, para una
documental proyectado en Almería: «Alfonso XIII, una visita al
frente» Fuente:Archives Pathe Gaumont VC C 124 ciudad que no llegaba a los
Duración: 14 m 40.000 habitantes. Hasta
Color: Blanco y negro el punto que, en algunos
Sonido: Muda
momentos, se hace
insuficiente el número de
espectáculos los fines de
semana para contener a la muchedumbre de espectadores.

Muchos motivos contribuyen a la victoria definitiva del espectáculo


cinematográfico: el precio relativamente modesto de la localidad -el precio de
una representación teatral a principios de siglo, por ejemplo, era de 1,80 pesetas
butaca y de 40 céntimos general-, la variedad de películas en una misma sección,
la variedad de escenarios de una misma pantalla, la penumbra de la sala de cine…
Pero quizás el motivo principal fuera que a las pantallas almerienses llegara un
nuevo reclamo visual: las cintas por seriales. La mayoría de las películas que
empezaron a llegar a lo largo de 1915 al Variedades y al Trianón eran seriales,
donde los almerienses empezaron a conocer y familiarizarse con las vamp del
momento. Se proyectan seriales extranjeros y películas protagonizadas por las
primeras estrellas del celuloide: la bellísima, marmórea Francesca Bertini, a la
que siguen una floración de hermosas fieras femeninas que derramaron por las

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

pantallas almerienses ríos de lava erótica, de amor loco y pasión selvática como
Lyda Borelli, conocida entre el público almeriense por Perla Blanca, Dorotea
Philips, Frank Whitson, Pina Menichelli... Aquellas mujeres se adueñaban de un
varón, lo tentaban, se burlaban de él; le concedían al fin, como se decía entonces,
una hora de locura; luego, lo desechaban con una sonrisa cruel; y para la película
siguiente se procuraban otro candidato. El fuego sensual de aquellas criaturas,
herederas de las vamp danesas (más sombrías) constituía para los jóvenes
almerienses, en la época del amor idealista y de la moral pacata, una verdadera
revuelta que reivindicaba el derecho de la pasión contra un rígido mundo de
convenciones. Hoy, cuando sus films resultan delirantemente ridículos, -pues el
triángulo amoroso con el que se nucleaba la historia se convertía en la estructura
narrativa dominante de estas películas-, las poses lánguidas o tormentosas de
esas mujeres, sus miradas febriles y sus ofrecimientos y esguinces siguen
teniendo una poderosa fascinación. Pero la que merecía nicho aparte en esta
abigarrada galería que hizo soñar a nuestros bisabuelos fue la gran amante,
Eleonora Duse. 434

Los almerienses fueron un público muy fiel a este tipo de proyecciones, razón
que llevó a los empresarios a explotar hasta la saciedad este modelo. En realidad
era un modelo en clara sintonía con lo que estaba ocurriendo en el conjunto del
territorio nacional. Esto motivó un impulso para la definitiva consolidación del
cinematográfico como espectáculo de masas. Es digna de destacar la serie Las
peripecias de Paulina (L.Gasnier, 1914), protagonizada por la antigua
mecanógrafa y rutilante estrella Peral White (1889-1938), mezcla de ecuyere y
heroína cinematográfica, que ocasionó la noche del 13 de febrero de 1916 grandes
discusiones entre los aficionados por las difíciles situaciones que presenta. 435

Siguiendo el rastro de las series francesas nos encontramos en noviembre de


1920 proyectándose en el Variedades una serie de doce episodios, Barrabás
(Louis Feuillade), donde Feuillade sumerge al público almeriense en las pandillas
criminales, volviendo a los argumentos detectivescos y a las cintas de misterio.
Un nuevo estilo narrativo aparecía en las pantallas y el éxito vuelve a encandilar
de nuevo a los espectadores almerienses. Pero Barrabás no fue nada comparable
a las más de quince noches que duró la proyección en el Variedades de la película
kilométrica dividida en 30 partes y 15 series La llave maestra.

Aunque la verdadera sensación de la temporada –por las connotaciones religiosas


que encerraba para una sociedad como la almeriense- fue la proyección de la
película Crhistus, exhibida durante la Semana Santa de 1916. Habitualmente
durante estas festividades los locales de espectáculos interrumpían su
programación, sobre todo el Jueves y Viernes Santo. Aprovechando la devoción
que envolvían todos los actos que se celebraban en la ciudad mientras duraba la
festividad religiosa, el estreno de Crhistus congregó a todas las clases sociales,

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

especialmente buen número de sacerdotes y muchas personas religiosas de la


ciudad.436 En la publicidad se utilizó el reclamo de su exhibición ante el Sumo
Pontífice pues fue tomada –se anunciaba- en los mismos lugares sagrados donde
se desarrolló la vida del Redentor,437 además de hacer referencia a las 5 partes
en que esta dividida la maravillosa cinta, obras del arte religioso que merecerán
la aprobación de este público como lo está mereciendo el de Madrid. La noche
del 14 el público almeriense acudió masivamente al Teatro Variedades del
Boulevard a contemplar la majestad y grandiosidad de esta soberana visión
artístico-religiosa que, emocionado ante las imágenes, aplaudió en varias
ocasiones algunas escenas, dando lugar a que el exhibidor mantuviera su
programación durante varios días.

La programación de uno y otro cine, por otra parte, sufre una modificación a
partir de l918 pues los espectáculos de trouppe y varietés ya no se cierran con
proyecciones cinematográficas sino que aquéllas pasan a la segunda función,
perdiendo cierto protagonismo pero asegurando su consolidación en todas las
representaciones438 con novedades cinematográficas, como Juana la maldita,
en tres partes, que durante varias noches actuó con éxito en el Cine Casanova
del Variedades. 439

Ambos cines constituyen la base de la exhibición cinematográfica comercial de


Almería durante este período, lo que hace de la ciudad ser un punto de atracción
de gentes de pueblos vecinos. Los espectadores almerienses estaban formados
de grupos muy heterogéneos. El público selecto ocupaba las localidades
preferentes. En las localidades de general, conocido popularmente por gallinero,
gente apretujada, muchachotes con pantalones cortos, soldados del Cuartel de
la Misericordia, zagales de los barrios que aporrean las butacas y pateaban el
suelo de madera cuando dejaba de tocar la orquesta o al operador se le desenfoca
la proyección, tipos desconocidos, marmotas y niños, muchos niños, a los que se
les dedicaban sesiones especiales desde las tres de la tarde.

El atractivo que encontró el cinematógrafo entre los diversos públicos que lo


frecuentaban tuvo también su repercusión positiva en los periódicos locales,
donde empezó a dársele un tratamiento más pormenorizado, junto a las noticias
de agencia que llegaban sobre el conflicto bélico mundial y la posición de España
frente al conflicto. La Pathé-Gaumont tenía muy bien informados a los ciudadanos a
través de sus documentales que el público almeriense seguía con avidez. VO1En raras
ocasiones aparecía la inclusión de anuncios de películas, pero sí se cubría
oportunamente el tratamiento informativo, donde se daba cuenta de la
programación diaria, aunque parcial.

El Variedades, frente al Trianón, siguió llevando la iniciativa cinematográfica


durante estos años con títulos de series. A final de año la competencia entre

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

ambos cines fue durísima y cada cual luchaba por ofrecer los mejores títulos.
Pero el Variedades de 1916, construido en 1900 con precipitación y sin
planteamientos estructurales perdurables, empieza a recibir las quejas del público
por su incomodidad y pésimas condiciones. Y a punto estuvo de ser clausurado
ante las implacables denuncias recibidas del público y del periódico “Arpón”
acerca de las malas condiciones de seguridad del teatro. Esta situación provocó
que se reuniera urgentemente la Junta de Teatros, compuesta por Monterreal,
Mazetti y Lopez Rull. Una inspección giró visita y acordó autorizar su apertura
mientras se redactaba un informe de viabilidad –informe que nunca concluyó-,
aunque se autorizó su uso por no observarse ningún peligro inminente ni
observar nada que pueda ofrecer motivos para suspender las funciones. 440

A primeros de año de 1916 Almería presenta una nueva oportunidad de ocio: la


creación de una nueva sala de cine y la rehabilitación del Apolo. Este teatro, tan
irregular a lo largo de su historia, se transforma en un local Kursaal Music May
en el que se han introducido grandes reformas para mayor comodidad del público,
estrenándose la noche del 27 de abril con la actuación de los conocidos artistas
Pepita Domínguez, Pastora Sevilla, Carmen Perlita y las Hermanas Gracia,441 sin
que tengamos constancia de una programación estable de cine.

También don José María Becerra presenta ante la Junta Provincial de


Espectáculos del Gobierno Civil la solicitud para construir un Salón de Verano
Ideal o Café de Verano Ideal para proyecciones cinematográficas en la calle
Sagasta nº 4, lo que es en la actualidad General Tamayo, frente a la calle Reyes
Católicos, cerca del Boulevard. El proyecto contemplaba un escenario en la parte
izquierda, dotado de instalación eléctrica, y una cabina para el proyector de
cine, aislado del público. El edificio había sido decorado con unos pequeños
jardines alrededor del local. La parte destinada a preferencia, la localidad más
cara, estaba situada en la zona posterior e iba más elevada que la general, lo
que facilitaba una mejor visión de las películas y las representaciones de varietés
a los espectadores. No tenemos más constancia de las características del local,
pero suponemos que el modelo arquitectónico en que se inspiró el Ideal fue el
que regía para los salones de la época, siguiendo la normativa para el reglamento
de espectáculos. Tampoco nos queda constancia de qué películas se proyectaron
o si el Sr. Becerra había diseñado el salón más para otro tipo de representaciones
que para cine. El caso es que su idea inicial eran también proyecciones de cine.
442

El 28 de mayo de 1916 el cine Ideal abrió sus puertas con una zarzuela de la
Compañía Nogales en un acto: La trapera; El contrabando y Los chicos de la
escuela. La entrada era de 30 céntimos Preferencia, 15 General, niños y militares,
10 céntimos en funciones desde las nueve en punto. Los jueves y domingos
presentaba una sección vermouth y el resto de la semana zarzuelas, y una oferta

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

cinematográfica según metraje, es decir, 5.000 metros de chistosas y


emocionantes películas o esta noche 6.000 metros de películas. 443

Hasta la Feria de 1916 la programación del Cine Casanova en el Variedades había


sido casi exclusivamente cinematográfica, pero adapta su programación a la
temporada ferial e intensifica las compañías de teatro y varietés, al igual que en
los demás salones, rellenándose solamente los días de hueco con sesiones de
cine, llegando incluso a suspender en varias ocasiones las funciones de zarzuela
y teatro con algunas Compañías, como la de Enrique Lorente, sustituyéndola
por la película Rosa entre espinas.

En el verano de 1917 ya no aparecerá -después de más de doce años de presencia


en los veranos la ciudad-, el teatrico de verano de Los Jardinillos y sólo
encontramos el Variedades y Trianón ofreciendo cine de verano; tampoco el
Ayuntamiento organizó cinematógrafo público, que sustituyó las proyecciones
en el Malecón por espectáculos de imagen, color y sonido. La originalidad de
aquel verano del diecisiete recaía en un alarde de fuegos acuáticos, diseñado
por la casa Ferrera, que termina con el simulacro de combate naval. O aquel otro
de cuadros pirotécnicos.444

Al año siguiente los almerienses pudieron resarcirse con la novedad de las


veladas cinematográficas organizadas por el Ayuntamiento, siguiendo la
costumbre de hacer lo que en Madrid y otras poblaciones.445 Se proyectó la cinta
sobre la vida del torero Belmonte de la que se decía que (...)la emocionante novela
del escritor Blasco Ibáñez, ha tomado vida real en el cuadro del popular coliseo
del Boulevard. En esta novela cinematográfica la historia viviente de un célebre
torero, a quien el autor disfraza con el nombre de Juan Gallardo, el cual fue un
día el ídolo de la afición española (...) La pantalla de nuestro salón ha desarrollado
la vida de este héroe del toreo, con todos los esplendores de sus triunfos y todas
las tristezas de sus desgracias.446 También se proyectaron títulos como El
vencedor del gran Derby, Caza acosada, sobre la vida en Siberia con todos
sus dolores, Los emigrantes, cuyo protagonista era el actor de fama mundial,
Alberto Carporai, a cuyo estreno –se anunciaba- asistió en Madrid la familia
real,447 Soborno o La huella de la pequeña mano, donde se cuenta que
ocurren las cosas más prodigiosas del gran mundo; escenas de los grandes y de
los poderosos. Es la vida de un aventurero representado por Jack, el hombre
gorila. 448

Al Sr. Becerra, propietario del cine Ideal, el negocio cinematográfico por metros
no debió irle muy bien porque al año siguiente es adquirido por don Miguel
Gómez Navarro, gerente del Variedades, que solicita permiso al Gobierno Civil
para celebrar funciones cinematográficas en el local donde estaba el Salón Ideal,
que pasó a llamarse Salón Bertini, en la calle Sagasta, transversal al Paseo del

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Príncipe.449 Gómez Navarro, buen conocedor y excelente organizador de


espectáculos enseguida le dio una utilidad cinematográfica preparando para el
mes de agosto y durante la Feria interesantes películas. Para la función inaugural
la Banda Municipal de Música dio sonido a la película Historia de una herencia,
una película que, según la prensa, había recorrido los principales cines de Europa.
La función tenía un sentido benéfico pues se trataba de recabar fondos, el 20
por ciento de lo recaudado, para el Asilo de San Ricardo. 450

Desde 1915 el Sr. Gómez Navarro venía desempeñando el cargo de Director-


Gerente de la Compañía Mercantil S.A. de Espectáculos Públicos, organizando
todos los espectáculos públicos de la ciudad en el Trianón y el Variedades y
ahora, desde 1917, del Salón Bertini.451 Además del Salón Bertini -al que el Sr.
Gómez Navarro le dio poca utilidad, haciéndonos pensar que la adquisición de
dicho local no era sino una argucia empresarial para evitar competencia o
simplemente para controlar todo el mercado de la exhibición local- este
emprendedor empresario se quedó poco después con la gerencia del Apolo
programando para final de año proyecciones cinematográficas.

Así, el 9 de octubre abrió dicho Teatro con la proyección de películas de serie de


la productora italiana Tiber Fibus, cuyas películas eran muy alabadas entre el
público, como La gran vergüenza, (Emilio Ghione, 1916) en cuatro partes, en la
que el mismo realizador aparece como actor junto a la actriz Ida Carloni; también
contrató a la Compañía del Sr. Comes-Vega para organizar en nuestra ciudad un
amplio ciclo de películas de abono en el Variedades que fueron un rotundo éxito
entre los aficionados almerienses. Cintas como La reina madre, La máscara
negra, en la que el detective Nick Carter pone fin a la aventura –y al suspense
creado entre los espectadores almerienses- cazando en su propia cueva a la
banda de secuestradores cuando trataban de quemar vivo a dos seres
inocentes.452 La película-río siguió durante varios días con las sucesivas series
de La duquesa espía, en cuatro partes; Zapatero detective o la banda del
dedo grande, El anima de la Pepa y La heredera, interpretada por la actriz
infantil donostiarra Josefina Sarratosa, que murió en diciembre de 1990 después
de interpretar más de 60 películas; La máscara de los dientes blancos,
divididos los títulos de los cuadros en Crimen y secuestro, La Aparición, La
guarida del lobo, El desafío trágico, El triunfo de la máscara de los
dientes blancos, todas ellas en sesiones de 4,30 y 6,30 horas, donde los niños
pagaban media entrada. 453

Una vez terminada la programación de la Compañía Comes-Vega en el Variedades


la programación de la Tiber-Fibus italiana se trasladó al Trianón, local que don
Miguel Gómez Navarro había conseguido convertirlo ahora en el local de moda
entre la buena y distinguida sociedad almeriense, hallándose bastante concurrido
las noches que abre sus puertas454 con cintas como El último amor y Culpa o

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

misterio, protagonizada por la actriz italiana Magdalena Cellar, muerta


trágicamente, se decía en la publicidad de la cinta. Esta Compañía volvería a ser
contratada por el Variedades en septiembre del año siguiente.

El Variedades inicia por primera vez, imitando el modelo de los cine madrileños,
la sección continua. A través de estas largas y continuas sesiones de cine los
almerienses se familiarizaron con las actrices y actores del momento y la prensa
local hacía guiños de complicidad con los espectadores recordándoles detalles
de las actrices, los nombres y su interpretación o adjetivando las cualidades de
sus interpretaciones anteriores en películas ya proyectadas en la ciudad. Los
nombres de María Luisa Derval, la italiana Lydia Quaranta que en la película -se
decía como reclamo femenino- El vértice del pecado llegó a lucir 22 vestidos;
la genial artista norteamericana Maria Walcamp y el descomunal Polo que tan
popular se hizo en el papel de Roleux de La moneda rota; Diana Karren en Lea
o el popular atleta Polo.

La Almería de principios de 1918 atraviesa una dura crisis: el problema de las


subsistencias o crisis del pan.La causa era debido al excesivo aumento del precio
que sufrieron las subsistencias que afectó al elemento más básico, el pan,
agravado por la carestía que, además, sufrieron los medicamentos y
especialidades farmacéuticas, que la clase obrera no podía adquirir. La raíz del
problema, en opinión del almeriense del diputo y ex ministro Silvela estaba en
los acaparadores y productores, que retenían los productos básicos para
promover alzas ficticias en los mercados

Fue una aflictiva y mísera situación que vivieron las clases más humildes de la
capital, tanto por la aguda crisis de trabajo que sufren los obreros, como por la
agobiadora carestía de los artículos de primera necesidad que en general se
viene padeciendo.455 Esta situación provocó revueltas populares y un incremento
considerable de robos456 que la guardia civil no podía controlar. Era famoso en
la ciudad un tal Vargas a quien se le encomendaba por las personas que habían
sufrido robos, tan frecuentes en una época de graves desigualdades, las
pesquisas para alcanzar al delincuente, pues Vargas –ironizaba La Crónica
Meridional- era quien todo lo averiguaba en estos tiempos de renovación
española.457

La ciudad se llenó de pobres y ya no se podía distinguir quiénes eran los nativos


y quiénes los forasteros. El Gobernador Civil dio instrucciones para que los pobres
que no sean de la capital sean enviados a sus respectivas localidades, aunque la
medida fue más voluntariosa que ejecutiva porque para paliar el hambre se
llegó a abrir una suscripción recaudatoria mensual. El Gobierno Civil creó una
Junta de Subsistencia que acordó no sólo perseguir las ocultaciones e imponer
multas de 500 ptas. a los que sustrajeran cantidades de las declaradas, sino la

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

revisión inmediata de los precios regulados por la Junta Provincial, a la que los
acaparadores no hacían caso.458 La situación llegó a tal extremo que la Junta
de Autoridades, presidida por el Obispo, don Vicente Casanova, recorría las
tiendas y casas particulares de la ciudad para recaudar fondos con destino a la
gente necesitada.

En el verano la situación aún no estaba resuelta. El pan seguía subiendo de precio


y los panaderos se vieron en la necesidad de visitar al Gobernador Civil no sólo
para justificar las subidas incontroladas sino para proponerle una nueva subida.
El rumor se extendió por la ciudad y vuelve a crear alarma en la ciudad, y
especialmente en la clase trabajadora. Se reúnen las Sociedades Obreras
Matrícula Unida y El Turno, que alojaban a unos 1.800 afiliados, acordando crear
una cooperativa para fabricar pan al tiempo que solicitan al Gobernador deje
sin efecto la solicitud de subida reclamada por los panaderos.

En octubre el problema de las subsistencias no terminaba de resolverse. El 13,


en el Variedades, se celebró un mitin en el que se pedía la dimisión del
Ayuntamiento. Asistieron todas las Sociedades que integraban la Casa del Pueblo,
quejándose nuevamente por la carestía de los artículos de primera necesidad.
Don Antonio Tuñón, por el Partido Republicano, intervino para pedir la dimisión
del Gobierno, al igual que Rodolfo Viñas, por el Partido Socialista. Finalmente se
aprobó una moción en la que se acordó incautarse de la llave del Ayuntamiento y
entregársela al Gobierno. Cuatro días después el Alcalde, Sr. Moreno, dimitió. A
finales de año vino a Almería el diputado socialista, Andrés Saborit, que dio un
mitin el domingo 2 de noviembre resituando el problema y preparando a la ciudad
para la huelga. 459

Paradójicamente, a pesar de la crisis que vive la ciudad, el Variedades era el


centro de reunión de dos grandes colectividades: la juventud que abarrota el
teatro por la tarde y la de mayor edad que lo invade por la noche. Este
acontecimiento, jamás visto en Almería, es innegable que lo ha originado la
proyección de la grandiosa película El gran secreto, cuyo argumento ha intrigado
profundamente a los chicos como a los grandes. Se vieron títulos de los más
importantes de la temporada. Desde el serial La hija del Circo, desde primeros
de año, que al terminar se obsequió al público con una moneda de oro de 100
ptas. al espectador más afortunado460 pasando por algún documental sobre el
conflicto mundial hasta La favorita del rey, que cerró el año, dando comienzo
a la temporada de teatro en los primeros días de 1919 hasta el 20 de abril del
año siguiente, que abrió sus puertas el Variedades con su programación de cine.
Otra cinta que llamó la atención del público y puso el cine a rebosar fue Amor y
leones. El gerente del cine, para dar a la última escena la emoción de la realidad
, sacó al escenario una jaula con leones. 461

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

En los primeros meses de año llegaron a Almería películas de Charlot y los


espectadores se empezaron a familiarizar con el actor y atleta americano
Bushman a través de la serie El gran secreto; con Francis Ford, conocido entre
los aficionados almerienses por Conde Hugo porque en La moneda rota
interpretó ese papel. El Conde Hugo era para los jóvenes almerienses un galán
de largas patillas y, en su deseo de imitación, se dejaban crecer sus patillas en
las barberías de los barrios. En las lunas de sus espejos anunciaban la especialidad
de la casa en peinado y patillas a lo Conde Hugo mientras las jóvenes adornaron
su cabellera con diademas igual que la intérprete femenina. 462 También
conocieron a Creigton Hale, conocido del público cuando se proyectó en la ciudad
Los misterios de Nueva York; a Maria Walcamp y Polo, que tan popular se
hizo interpretando a Roleux en La moneda rota; Neva Gerber, el actor Ben
Wilson, Gracia Darmond, R. Kellard o Grace Darmond, de la que se decía que era
la mujer más hermosa de los Estados Unidos.

Pero el público no siempre estaba a la altura de las circunstancias de las películas


que se exhibían y algunas
La Puerta Purchena a veces las
comienzos de lasesiones
dçecada del Variedades eran amenizadas
por espectadores desagradables que pateaban contra el suelo, golpeaban las
butacas (...) al amparo de la oscuridad cuando los músicos que ilustraban la
película, por algún motivo, dejaban de tocar. Tan culta tarea -se quejaba la prensa-
fue motivo de queja por algún que otro espectador que elevó al Gobernador Civil
una reclamación para que dejaran de molestar al prójimo con esas expansiones.
46 3

Además de estos problemas de orden el Variedades vuelve a ser denunciado


por problemas de estructura ante la Audiencia Provincial por un abogado y
poeta de la ciudad solicitando el cierre inmediato de este teatrucho (...) pues
es un peligro serio para la ciudad y donde, por añadidura, la inmoralidad es
lenguaje corriente. 464

La temporada de 1919 tanto en el Trianón como el Variedades, no obstante los


problemas de la ciudad y del Variedades, llegó a fin de año con enorme éxito.
Fue una temporada de consolidación de las series cinematográficas. Series
que, aunque tardías con respecto a otras ciudades, satisfacían a un público que
buscaba refugio, lejos de los problemas diarios, en los sueños del cine y sus
emociones.

La programación de 1920 fue organizada por don Miguel Gómez Navarro del
siguiente modo: mientras el Trianón comenzaba la temporada de cine desde
primeros de año, el Variedades ofrecería representaciones operísticas, teatro
y zarzuela hasta el 20 de febrero de 1920. El primer dia del año el Variedades
inició su temporada cinematográfica de la mano de la casa Pathé con La casa
del odio, en 11 episodios,465 que fue un éxito rotundo.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

En abril, después de un largo período de cine, de escenas espeluznantes, de


crímenes, de emociones intensas, de carreras y sustos..., la noche del sábado de
gloria el teatro vuelve al Variedades que alcanzó un lleno total pues estaba
repleto, y bien repleto, de bellezas almerienses, que con su presencia daban el
mayor encanto a la sala,466 ocasión que sirvió al Variedades para equiparse
con un proyector sistema americano Camarógrafo Power y, a finales de abril,
comenzar de nuevo una temporada frenética de cine con nuevas películas: Tih-
Minh (Louis Feuillade), Gloria, en cuatro partes, protagonizada por Zoe Brae,
La novela de un explorador, El filtro del olvido, superproducción
Gaumont,467 y otras proyecciones en las que se alternaba el cine con el teatro y
las varietés.

La temporada cinematográfica del Variedades y del Trianón fue espectacular,


tanto que la temporada del Trianón, por ejemplo, se saldó con más de 200
proyecciones desde abril a septiembre, fecha que cerró sus puertas hasta final
de año con el fin de adecuar sus instalaciones a la Real Orden, artº 90 del
Reglamento de Policía de Espectáculos de 19 de octubre de 1913. Era preciso
revisar el estado general del edificio, instalación eléctrica y adecuarlo con nuevos
servicios que puso en marcha desde principios de 1920 y por segundo año en la
terraza de verano de la Plaza Circular, que es un verdadero parque de recreos,
como los que hay en otras capitales de gran importancia, donde los aficionados
al cine pasarán las noches agradablemente tomando cafés y refrescos. 468

Pero mientras el Trianón adecuaba sus instalaciones el Apolo aprovecha para


abrir sus puertas con nuevo afán, decidido a alcanzar la hegemonía
cinematográfica. Para ello adquirió una pantalla de proyección, con la cual se
daban por primera vez en Almería las proyecciones cinematográficas por
transparencia. Además, se instaló un cinematógrafo de la casa Pathé que
aseguraba ser el último modelo con una calidad de proyección fija y perfecta,
como demostró la noche de su inauguración en Las joyas de un imperio. 469

El Variedades inaugura un nuevo estilo en su programación, los jueves de moda,


junto a una apertura de su sala para iniciativas particulares y películas de la
prestigiosa productora Gaumont con títulos como Mescanov, una
superproducción italiana en series, Hamlet, La odisea de gloria y el reestreno
de Barrabás,470 dirigida por Louis Feuillade con su clásico estilo.

En la pantalla del Trianón también se pudo contemplar a la actriz almeriense


María Álvarez de Burgos con la película El protegido de Satán (1917), una
serie de 15 capítulos, equivalente a una duración de 480 minutos, dirigida por
José María Codina que ya había dirigido anteriormente a nuestra paisana en
Mefisto (1917), interpretando el papel protagonista, y Codicia (1918).

El día de la Inmaculada, dentro del nuevo estilo de programación del Variedades,


la Junta de Damas organizó una función benéfica, patrocinada por el Gobernador
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Ignacio Ortega

Civil, con el fin de donar un aguinaldo a los soldados que pelean en Marruecos,
proyectándose el drama cinematográfico El Rey del mar. En los intermedios
de las cuatro partes de la película actuaron la Banda Municipal de Música, el
ilusionista Antonio Muñoz Linares y la Sociedad Romea, que interpretó un cuadro
artístico dirigido por Ramón Cruz, presidente entonces de la Sociedad Osiris.
4

La Puerta Purchena, del fotógrafo parisino afincando en Barce-


lona Lucien Roisin, que visitó Almería en 1921.

XI. PERÍODO CINEMATOGRÁFICO 1921-1931

El período al que nos referimos está acotado dentro de dos acontecimientos


que se produjeron en la ciudad: inauguración del Teatro Cervantes y la llegada
del sonoro. El período ha sido seleccionado atendiendo a razones cronológicas
y cinematográficas. Las dos fechas, además, marcan una frontera muy concreta
en cuanto a los acontecimientos históricos y cinematográficos.

Contexto general

España vivía entonces un clima político inestable. Había una inquietud social
enrarecida por un clima político destacado por el asesinato del presidente del
gobierno, Eduardo Dato, y las derrotas de las tropas españolas en Marruecos,
ambos hechos reproducidos a través del cinematógrafo. Todo ello
desencadenará los sucesivos cambios de gobierno, la dictadura de Primo de

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

La novedad de este periodo fue la inaugu-


ración del Teatro Cervantes que, desde el
principio, desarrolló una intensa actividad de
representaciones teatrales y musicales,
otorgándole, sin embargo, ael cinematógra-
fo un lugar secundario. (Cortesía de la em-
presa Sintagmo)

Rivera y la proclamación de la II República.

Los almerienses acomodados seguían la hora con sus flamantes relojes de


bolsillo, ajeno a las continuas averías del reloj de la Catedral o de la Estación,
por los que se regía la gente de Almería, ya que el de la Iglesia de San
Sebastián llevaba tiempo averiado. Las protestas del vecindario, las quejas
de la prensa y las protestas de alguna sociedad obrero lograron que el viejo
reloj de la Basílica se sustituyera por un hermoso reloj luminoso de enorme
esfera, adquirido en 1924 a la prestigiosa Casa Guirand, de Madrid.

Almería, al principio de la década, era una ciudad destartalada con unas


calles en pésimo estado, el Barrio Alto casi en ruinas, y continuas quejas de
los vecinos a causa de la escasez de agua en todos los barrios de la ciudad.
El alumbrado eléctrico aún no había llegado los barrios de la ciudad, ni
siquiera al Parque. Pero en el Paseo y en la Puerta Purchena, donde vivían
la mayoría de los concejales y el Alcalde, don Carlos Granados, gozaban de
todos los privilegios de vigilancia, limpieza y alumbrado.

Sobre las clases menos pudientes de la ciudad recaía el elevado precio de


los artículos de primera necesidad como pan, aceite, azúcar y patatas que
los especuladores y acaparadores comerciantes seguían acaparando sin que
las autoridades mostrasen excesivo celo.

En 1922, con un nuevo Ayuntamiento de corte conservador, presidido por


el abogado don José Esteban Navarro, y la visita real la ciudad abrió algunas

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

esperanzas para los almerienses, especialmente para solucionar el grave


problema de paro que padecía la ciudad. Esta situación se la expuso el Presidente
de la Sociedad de Obreros 1º de mayo, José López Plaza, quien solicitó que,
para mitigar esta situación, se construyera el Tren Estratégico de Torre del Mar
a Zurgena. Pero la respuesta se hizo esperar y la situación de las clases menos
pudientes se agravaba.

A finales de 1923 vuelve la esperanza con la construcción del campamento de


Sotomayor, que estaría dotado con cerca de 4.000 soldados, daría un respiro a
la situación del paro obrero que, una vez iniciadas, no acabarían hasta 1929. Entre
tanto el general Primo de Rivera se hacía con el poder, inaugurando un período
caracterizado por la importante labor de la censura, la mejora de la situación
económica, aunque no trajo el Tren Estratégico, y una aparente calma social.
Durante los primeros años de la dictadura se advertían ya los primeros síntomas
de una serie de cambios en los gustos del público almeriense. Así, se observa el
desinterés por los seriales cinematográficos tipo Fantomas a favor de las
grandes producciones tipo La Atlántida, de Jacques Feyder, proyectada con
mucho éxito en el Hesperia el 23 de abril de 1925.

La década dorada del cine en Almería

En esta década la industria cinematográfica ya era una empresa de espectáculos


consolidada. La producción nacional, con verdaderas chispas de genialidad, se
remontó con títulos que atrajo a determinado público, pero otra parte del público
quedó preso fácil del cine americano y europeo. La producción cinematográfica
española se retrasó frente a la de otros países. La demora fue más intensa y
prolongada, pues no en vano el país, bajo la restauración monárquica, era una
sociedad predominantemente rural y sometida a unas restricciones políticas y
culturales, a la vigilancia castrense de la dictadura primorriverista y al integrismo
religioso que no disponía del sustrato adecuado para generar una oferta de ocio
absorbible por el público.

Fueron con los films d´art del cine francés con los que el público almeriense
aprendió a vestirse a la usanza europea y estableció nuevos estándares de
belleza; con las cintas americanas aprendió a desmitificar algunos viejos fetiches,
nueva forma de establecer relaciones, además de que su influencia llegó más
allá, internándose en lo más intimo de los hogares: dentífricos, hojas de rasurar,
water closet, etcétera. Con la narrativa norteamericana llegaba, pues, también
un modo de vida diferente. Los hombres empiezan a llevar el pelo corto a lo
garçon, la brillantina va sustituyendo al sombrero y las señoritas y damas de
Almería, finalmente, han desterrado la costumbre de portar sus sombreritos en

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

los cines y teatros, con gran satisfacción general.

En los cafés, en las tertulias, se comentan las noticias del momento gracias a
que empieza a haber una mayor difusión de la prensa escrita, e incluso
irrumpen tímidamente las primeras audiciones radiofónicas. Es decir, a la
capital llegan genéricamente los lugares comunes propios de lo que podría
llamarse “las grandes noticias”. Todas las clases sociales, reciben esta imagen
de la realidad más distante a la cotidiana. El cine aprovecha esta rica veta de

Las grandes estrellas del público eran los cómicos,


destacando entre todos ellos el más grande de todos
los tiempos, Charlot y su interminable serie que ocu-
paba las sesiones infantiles.
Larry Semon, un cómico norteamericano que los es-
pectadores almerienses conocían con el nombre de
Tomasín, rivalizando con Charlot, muy admirado por
el público almeriense desde 1924 como lo demues-
tran los títulos exhibidos en la cartelera de la capital

expectación preconfigurada, y dota abundantemente a


los espectadores de un género que en realidad dista
bastante del posterior informativo y aparecen en las
salas de cine almerienses los reportajes.

La ciudad, merced a las proyecciones del Trianón y


Variedades de la década anterior, había ido consolidando
un interés hacia el cinematógrafo. La capital era punto
de referencia de los pueblos próximos para conocer los
Larry Semon. Este gagman ri- últimos estrenos, pues en muchos pueblos de la provincia
valizó con Keaton y Lloyd en
las pantallas almerienses.
a finales de esta década no existían ni teatros ni cines.
472

La actividad cinematográfica de este período no produce ningún cambio


destacable, a excepción de los años 1921 y 1922 que, gracias a la inauguración
del nuevo Teatro Cervantes, se produce un auge de las representaciones teatrales
en la ciudad. Los empresarios del Cervantes, Gómez y Orland, comienzan una
temporada teatral superior a la que podía responder la ciudad, enturbiada con
un suceso que conmocionó el mundo del espectáculo: La compañía Tudela-
Monteagudo fue contratada por la empresa para actuar en Almería. Entre el
cuadro de actores figuraba la almeriense Concha Robles,473 conocida en la ciudad.
Mientras representaba la obra Santa Isabel de Ceres, en pleno escenario, recibió
tres tiros por la espalda. La hermosa actriz empezó a tambalearse, mientras

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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apretaba sus manos sobre el pecho, hasta que en pocos segundos cayó como un
fardo sobre las tablas del escenario. El público creía que formaba parte de la
representación pero, al mismo tiempo, se sentía confuso por el ruido de los

Ademas de el visionario Mack Sennet, el genial Charles Chaplin,


el estoico Buster Keaton, el elástico Harol Lloyd y los entraña-
bles Laurel & Hardy los espectadores almerienses siguieron las
comedias del infortunado "Fatty" Arbuckle, gigantes que domi-
naron la comedia muda de los cinematçografos almerineses en los
años sucesivos.

disparos hasta que, poco a poco, se dio cuenta del suceso. El autor de los disparos
fue Carlos Verdugo Boti, esposo de la actriz y en proceso de divorcio, que se
trasladó a Almería la noche antes utilizando un nombre falso para colarse en los
camerinos. Consiguió acceder desde el Hotel Colón, colindante con el teatro, y
esconderse tras el rojo cortinaje del escenario desde donde disparó. Luego
intentó suicidarse, sin conseguirlo. Toda Almería y el mundo del teatro se volcó
en el entierro de la actriz que, además, uno de los disparos alcanzó
accidentalmente a un joven de 16 años aficionado al teatro que, finalmente,
falleció.

Como decíamos, el Cervantes había enfocado toda su programación hacia el


teatro y algunos espectáculos de variedades junto a pequeñas representaciones
musicales, y sólo ofrecía proyecciones cinematográficas para ocupar los vacíos
inevitables producidos en cada cambio de programación teatral o musical. No
obstante, fue el teatro Cervantes la sala que estuvo más atenta a los estrenos
de obras cinematográficas de corte nacional.

En el Variedades se proyectaban películas de series y cortos cómicos alternando


con varietés, trouppes, bailes y también compañías, como la de Manuel Vigo que
suspendió la actuación prevista ante el repentino fallecimiento de su esposa,
sustituyéndose la función por proyecciones de cine.

El Trianón también alternaba proyecciones con varietés, como la representación


de cine y varietés que organizaron las Hijas de San Vicente de Paúl, a beneficio
de la Tienda Asilo, la noche del 2 de junio de 1922, donde se mezclaron los couplés
y una orquesta que estrenaba un instrumento nuevo llamado yamwar al tiempo
que se proyectaban hermosas cintas. 474

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

En general, las temporadas cinematográficas solían comenzar en octubre en el


Trianón y noviembre en el Variedades, consolidando el jueves como día de moda.
Se mantiene la fórmula del período anterior de función diaria, con una
programación específica infantil los fines de semana, desde las cuatro de la tarde.
A veces las películas –como el reloj de la Catedral- se retrasaban o no llegaban,
lo que ocasionó serios disgustos a los pobres proyeccionistas, que solían aguantar
los silbidos del público.

Por la tarde se podía ver una película principal, generalmente el capítulo de una
serie y, acompañando a esta serie, se proyectaban películas cortas, de dibujos
animados, muy apreciados por los espectadores almerienses, y de carácter
cómico. En la sesión de noche se volvía a exhibir la película de la serie o se
estrenaba alguna nueva. Durante el verano eran complementadas con números
de varietés, como en el Trianón Verano, donde se pasaba un rato muy agradable
porque es deliciosa la temperatura que allí se disfruta... Parece –decía el
comentarista- como si los elementos se asociaran para hacer más grata la
estancia. Es un espectáculo al aire libre, se vive en plena naturaleza, sin molestar
el humo del tabaco, sin los malos olores que se padecen en algunos locales
cerrados... ¡y sin sudar¡. Acariciados por los suaves resplandores de la luna,
sentándonos cada uno donde la plazca.475 La empresa de este local, situado en
la Plaza Circular, durante el período estival rebajaba los precios para estimular
la asistencia: 0,33 Preferencia y General 0,12 céntimos.

El verano era la época propicia para rellenar las carteleras del Trianón y
Variedades con series norteamericanas, remakes, películas de dibujos animados,
comedias y superproducciones con los actores de moda: Lida Bovelli, Pina
Menichelli, Helena Colmes (la rival de Polo), Carlyle Blackwall o Dromio Jacobini
lli alternando, como de costumbre, el cine con las varietés. Esta constante se
repite a lo largo del resto del año.

Con el cine la gente empieza a descubrir otras ciudades, otras costumbres y

Modelo de una radio de galena de 1921. Las radios de galena co-


nectaban a los almerienses con el mundo exterior a través de las
ondas, pero era insuficiente y dificultoso. No todo el mundo po-
día acceder a este sencillo sistema de comunicación
Cortesçia de doña Aurora Lopez Buendia.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

modas. Los coches y camionetas van sustituyendo, poco a poco, a los viejos carros
de madera con ruedas enormes tiradas por burros y mulas. A la ciudad llegan
revistas de moda dirigida al público femenino. En el cine las damas se
entusiasman ante los reportajes de actualidad que ofrecen las productoras
Verdaguer, Gaumont, Paramount o la Fox Movietone donde se ponen al día de la
última prenda, el nuevo estilo de peinado o el maquillaje adecuado para las jóvenes
de rostros pálidos, ojeras profundas y boca de cerecita. La indumentaria de los
hombres varía poco. En verano se utilizaba el clásico mil rayas y la capa da paso
a la trinchera, mientras el sombrero va desapareciendo con dificultad.

Lógicamente, dada la coyuntura histórica del momento, uno de los principales


campos de expansión de esta utilidad cinematográfica es la guerra con
Marruecos. Por supuesto, sujeta a la censura militar, lo que privaba a las cintas
de cualquier atisbo de información explícita sobre el transcurso de la guerra, las
posiciones ocupadas, etc. Una muestra representativa del interés que los
almerienses -ávidos de información- sentían por los sucesos de Marruecos era
aprovechar cualquier evento para asistir a los reportajes informativos, como la
proyectada en el Hesperia sobre la ocupación de Alhucemas, editada por el Estado
Mayor Central. 476
Las proyecciones de esta cinta, en sesión continua, comenzaron el 24 de febrero
y se prolongaron durante varios días. La recaudación obtenida fue de 128,35
Ptas. , que fueron destinadas a la Cruz Roja. Unos meses antes el General
Gobernador también organizó una función benéfica para allegar recursos para
el Homenaje al Soldado Mutilado, exhibiéndose El trapero, seguida de una cinta
cómica, con el acompañamiento de la Banda del Regimiento de la Corona. 477

Las grandes estrellas del público eran los cómicos, destacando entre todos ellos
el más grande de todos los tiempos, Charlot y su interminable serie que ocupaba
las sesiones infantiles: Charlot empleado de banca, Charlot y la policía,
Charlot patinador, Charlot quiere casarse, La varietés de Charlot,
Charlot en Carmen, Charlot en el Balneario... Al citar las películas cómicas
de este período es preciso detenerse en las películas protagonizadas por Larry
Semon, un cómico norteamericano que los espectadores almerienses conocían
con el nombre de Tomasín, rivalizando con Charlot, muy admirado por el público
almeriense desde 1924 como lo demuestran los títulos exhibidos en la cartelera
de la capital: Tomasín camarero mayor, Tomasín detective, Tomasín en
el disloque... Otro artista cómico del momento que rivalizó desde 1919 con
Charlot fue Fatty. Las cintas de Fatty entusiasman a todos -decía la prensa- y
cuando faltaba una de Charlot se suplía con Tomasín o Fatty y así encontramos
una larga lista del genial cómico en Cogida de Fatty, La boda de Fatty,
Charlot y Fatty en el boxeo...

Los acontecimientos mundiales fueron seguidos a través de las revistas Pathé,


Paramount, Fox, Revista Gráfica Verdaguer, Revista Eclair, etc., reseñándose el
conflicto bélico europeo como argumento principal y, desde la perspectiva
nacional, se destacaban los sucesos de Marruecos, como el exhibido en 1921
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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

sobre la guerra de África, España en África, otro acontecimiento


cinematográfico en la ciudad, en la que aparecía información de las operaciones
del Regimiento de la Corona nº 71 e imágenes de la ciudad. Y es que la guerra
de África era un asunto al que la sociedad almeriense estaba muy atenta. No
en vano muchos soldados regulares del Cuartel de la Misericordia y voluntarios
habían sido reclutados para la guerra. El Variedades estuvo atento a esta
sensibilidad proyectando documentales sobre el desarrollo de los
acontecimientos. Es más, el propietario del teatro encargó al almeriense Luis
Pardo se traslade a primera línea de fuego para filmar imágenes del batallón
expedicionario almeriense.

Desde primeros de enero de 1922 la empresa venía anunciando este


acontecimiento y el público estaba interesadísimo por ver las escenas de los
soldados almerienses. Finalmente, el 11 de febrero el reportaje se estrenó en el
Variedades ante un teatro, hemos de suponer, abarrotado de público.

Pero no sólo se exhibían documentos de corte histórico, sino que en las pantallas
de la capital los almerienses quedaban perfectamente informados sobre las
últimas tendencias de la música y el sonido a través de revistas musicales o
sobre el mundo del sonido en la Revista Fox Folliers, la Arco Iris y la The Broadwy
Melody o documentales de carácter científico o del mundo natural. Así pues,
los acontecimientos sociales o históricos en Almería fueron marcando el devenir
de lo que acontecía en el mundo y en nuestro país. También del cine. A través
de la pantalla los almerienses se enteraban de cada uno de los cambios que el
cine iba experimentando: ensayos de color, intentos por lograr el sonido,
publicidad comercial, nuevos actores, emergencia y apogeo del deporte,
corridas de toros o inventos nuevos, como la radio y la televisión.

Un nuevo medio de comunicación: Radio Almería

Un nuevo instrumento de comunicación emergía en el panorama nacional: la


radio. Las radios de galena conectaban a los almerienses con el mundo exterior
a través de las ondas, pero era insuficiente y dificultoso. No todo el mundo
podía acceder a este sencillo sistema de comunicación. Las barreras
montañosas que rodean la ciudad oponían su dificultad a la transmisión de las
ondas. Quienes alcanzaban a conectarse, al día siguiente, trasladaban lo
escuchado en las tertulias de los cafés, en las sociedades y clubes de la ciudad.

Algunas ciudades andaluzas disponían de su propio medio de comunicación, se


comentaba con cierta envidia en la ciudad. Por eso, ciertas personas de la
capital venían acariciando la idea de poner en nuestra ciudad este nuevo
instrumento de difusión y que, bien organizado, podría estar presente en la
vida de los almerienses.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Manuel del Águila relata su infancia cinemato-


g r á f i c a : Los mayores iban al teatro y sus acto-
res preferidos, pero los niños teníamos nues-
tros artistas, que eran los caballistas. El cine
se llenaba de chiquillos. Yo recuerdo cine en el
Variedades y en el Cervantes. En el Cervantes
había mucho teatro. Del Trianón recuerdo un
timbre en la puerta que avisaba a la gente.
(Foto cortesía de Manuel del Águila Ortega)

En efecto, a mediados de la década un grupo de almerienses crea una Comisión


Promotora para constituir definitivamente el Radio Club de Almería (...) para
ofrecer conciertos oídos en toda la provincia. Naturalmente que los aparatos
utilizados serían los sencillos instrumentos de galena, fáciles de adquirir. A
mediados de abril de 1926 vuelve a reunirse la Sociedad Radioclub Almería en el
salón de actos del Círculo Mercantil para su constitución definitiva puesto que
ya contaba con concesión estatal.

Dificultades técnicas y legales dificultaban su


comienzo y sólo se autoriza su emisión en
pruebas. Pero a finales de año la radio pasó
de acontecimiento a necesidad diaria. A pesar
de que la emisión era en pruebas, en el
ambiente de algunos sectores sociales la radio
podía más que una romanza de tiple anónima
que las tertulias del Casino o la partida del
tresillo, porque -se elogiaba el nuevo invento-
sin salir de casa nos dice dónde podemos
comprar el mejor queso y el salchichón más
selecto; dónde están los verdaderos calcetines
y medias irrompibles o el tiempo que va a
hacer, el alza y baja de los cambios. La radio
parecía ya una realidad para algunos sectores
de la sociedad almeriense, pero aún no se
había democratizado.
El músico Rafael Barco, como tantos otros
músicos almerienses, dio su música al silen-
cio del cine mudo. (Forto C. Pérez Siquier) De ahí las graves dificultades económicas que
la Estación Radio Club Almería atravesaba. De
poco sirvió el esfuerzo publicitario acerca de
las excelencias de este medio que hicieron

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

algunos ciudadanos
almerienses en defensa de la
radio local, antes de que
cierren la Estación por no
poderse costear. 478

No tenemos datos de la
El actor Hoot Gibson, admirado por la chi- respuesta a la llamada
quillería de Almería en los años veinte. aunque sí conocemos que, a
mediados de abril del año
siguiente, la estación
acometió un plan de reformas para colocarla entre las mejores de España y, a
tal fin, se desplazó a la ciudad un técnico de Madrid para ajustar la potencia de la
estación y proceder a la modificación de la antena y el resto de la estación.
479
Finalmente, la radio cerró durante un tiempo y, nuevamente, volvemos a saber
de este medio cuando el Obispo de la diócesis el 7 de marzo de 1928 bendijo los
aparatos y estudio de nuestra estación. Coincidiendo con tal acto la festividad
de Santo Tomás, el programa de la Estación estará a cargo de los Estudiantes
Católicos de Almería.480 Pero a finales de abril la señal, por razones técnicas,
se había perdido y tuvo que trasladarse desde Madrid un especialista, don Matías
Martín, para recuperar la emisión. 481

En enero de 1934 fue concedida a don Miguel Soto una nueva emisora local. El
modelo elegido para Almería era del tipo Marconi, con 200 W de potencia, capaz
de oírse en toda la provincia. La idea inicial del Sr. Soto era retransmitir las
obras teatrales y conciertos. Incluso contempló la posibilidad de contar con
orquesta propia. La emisora se puso inmediatamente en pruebas. Finalmente,
Almería pudo disponer de una emisora de forma oficial a través de la concesión
otorgada con la denominación de EAJ 60 Radio Almería, cuyo concesionario era
don Miguel Soto Román. Su inauguración fue incluida en el programa de feria de
1934, pero se aplazó al mes de septiembre, aunque funcionando en período de
pruebas. 482

Por fin, el 20 de septiembre emitió oficialmente EAJ 60 a las 13,30 horas.


Comenzó su emisión con el Fandanguillo de Almería. 483 Le siguió El Trío de la
Estación, dirigido por el maestro Barco, que ejecutó “La alegría del batallón”. A
las 14,30 daba información de la cartelera de cine y las 11 de la noche cerraba su
emisión. 484

La radio empezó a formar parte de la vida cotidiana de los almerienses,


penetrando lentamente en los hogares, formando parte de las tertulias de los
cafés y cervecerías hasta convertirse en la gran distracción y medio de
comunicación imprescindible de la década siguiente.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Teatro frente a cinematógrafo


Una autoridad de la época dijo que el teatro español se nutre hoy de las mismas
ubres ya un poco esquilmadas que le dieron sangre hace veinte años. Cuando
don Jacinto Benavente, asentado en la tradición, fue sustituido en los escenarios
por Echegaray y Valle Inclán que, con sus fuerzas “feas, católicas y sentimentales”
dio lugar a escaramuzas célebres, como aquélla del saloncillo de un teatro que
se hacía tertulia de un estreno de Echegaray. Don Ramón del Valle no hacía más
que gritar: Ese don José tiene la obsesión de la infidelidad conyugal¡ ¡Todos sus
dramas son autobiografía de Nacido burlado¡ Un joven que escuchaba desde otra
mesa le espetó: Opine usted de la obra, pero no de la vida privada. A lo que don
Ramón contestó: ¿Y quién es usted para intervenir?. El joven, contundente, le
volvió a responder: Soy el hijo de don José Echegaray. Y Valle-Inclán, con gesto
olímpico le apuntilló: ¿Está usted seguro, joven?. 485 Y Almería no estaba lejos
de esta apreciación. Al final de esta década el cine era la diversión más popular
y la preferida por la mayoría de los almerienses. Ni siquiera el football, el deporte
más popular, superaba las preferencias del público por el cine, de tal modo que
los seguidores de este deporte podían preferir ir al cine, pero muy pocos cinéfilos
eran seguidores de esta actividad.

Sin embargo – nos relata Manuel del Águila- existía una gran afición al teatro
en aquella Almería de mi infancia. De tal manera que las compañías se sucedían
y las señoras se preparaban para la llegada de las grandes compañías. Las
señoras no iban al cine, que era más propio de la gente del puerto. Cuando había
estreno de teatro aprovechaban la ocasión para lucir sus trajes, sus sombreros
que no abandonaban ni durante la representación y que entorpecía la visión de
los de atrás, de tal modo que el teatro era un mar de pamelas vaporosas.

Costumbre que se arrastraba desde principios de siglo y que, en ocasiones,


produjo serias protestas por la incomodidad que suponía para quienes gozaban
del espectáculo que no lo pudiesen hacer a satisfacción completa a causa de
esas vaporosas pamelas. De hecho, desde principios de siglo se venía intentando
que las señoras abandonaran sus sombreros en casa cuando de ir al teatro se
trataba y, al parecer, en algún momento se consiguió porque desde muchas
partes envidiaban haber implantado ese uso, que hablaba muy alto de la galantería
de nuestras bellezas para con los espectadores de todos los sexos y…
dimensiones. La costumbre debió caer en olvido porque el público se lamentaba
que tan pronto hayan olvidado nuestras paisanas la saludable costumbre de ir
sin sombrero a la butaca del teatro, concluía.486

“Al teatro –nos relata Manuel del Águila- acudía la gente de élite y la gente que
sentía admiración por la música y la declamación. Muchas señoritas de Almería

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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acudían a Málaga a estudiar declamación y allí se encontraron con artistas, como


Anita Adamuz o Concha Catalá, que años después se las volvían a encontrar en
el escenario del Teatro Cervantes. Es el caso de mi madre, que estudió con
muchas de ellas en Málaga y cuando venían a actuar aquí mi casa se llenaba de
antiguas compañeras que nos firmaban fotos de recuerdo y amistad. Mi madre
me llevaba de niño al teatro y me compraba caramelos para que chupara y
estuviera callado. Al cine no solía ir, cuando iba yo era su acompañante inevitable.

El teatro era reserva de los que éramos gente bien, de la gente chic; el cine era
otra cosa, porque dentro del cine se podía
permitir ocurririera de todo y ningún
comportamiento antisocial escandalizaba. A
mí ese contraste social entre cine y teatro
me inclinaba por el cine. Había mucho ruido,
mucho pateo..., cosa improbable en el teatro.
Recuerdo las orquestas que no eran
orquestas, eran cuartetos o quintetos, pero
lo recuerdo de mayor. En las películas de
tarde donde íbamos los niños, ahí no había
músicos. Allí no había más que zapatazos.
Más adelante, de mayor, con el cine mudo ya
de última hora sí las recuerdo. Había un
sexteto o un cuarteto, que recuerde, en el
Cervantes y en el Hesperia. Antonio Cuadra
tenía un cuarteto, creo, con el maestro Rafael
Barco487 y Paco Gómiz. Los instrumentos
eran bajo, violín, piano... Antes había un
sexteto, el Sexteto Sánchez, de Paco Sánchez
de las Heras. Y es que en Almería había una
gran afición musical. En todas las casas de
medio postín había un piano. La gente
aprendía música en la Escuela de Arte, pero
Desde 1923 observamos la presen-
aparte había muchos profesores particulares
cia en las carteleras almerienses de que enseñaban aparte y eran también
proyecciones producidas en Espa- profesores de la Escuela de Arte. Yo tuve
ña y el interés manifestado por el
público por estos títulos; se advier-
aquí, en mi casa, a don Antonio Alonso,488 por
ten también los primeros síntomas ejemplo, que fue profesor mío. Éramos una
de una serie de cambios en los gus- sociedad de bien. Teníamos hasta discos de
tos del público almeriense al des-
cender el interés por los seriales
pizarra de una sola cara, guitarra, radios.
cinematográficos, que habían cau- Recuerdo que cuando estalló la guerra
sado admiración a finales del se- escuchábamos por la radio Viva la Republica
gundo decenio del siglo XX. digna. Arriba los corazones. No eran los de
izquierdas, era Queipo de Llano desde

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Sevilla”.

Los mayores iban al teatro y sus


actores preferidos, pero los
niños teníamos nuestros
artistas, que eran los
caballistas. El cine se llenaba
de chiquillos. Yo recuerdo cine
Esta noche tendrá lugar el estreno de la en el Variedades y en el
magnífica y sorprendente producción que
hasta ahora se puede llamar Cervantes. En el Cervantes
había mucho teatro. Del Trianón
LA PELÍCULA SIN TÍTULO recuerdo un timbre en la puerta
La empresa de este coliseo, al anunciar que avisaba a la gente. Pero con
el estreno de LA PELICULA el Variedades tenía una relación
SIN TÍTULO, ha organizado un concurso especial porque un amigo de mi
que ha de atenerse a las
Siguientes bases: padre era el administrador o
Podrá tomar parte toda persona gerente del teatro, Manuel
que asista al Teatro Cervantes cualquier Delgado, que era interventor del
día de los que se proyecte LA PELICULA
SIN TÍTULO y que adquiera localidades. Banco Hispano Americano. Éste
A cada espectador que adquiera nos daba un pase de Platea y yo
una localidad se le hará entrega de un iba con mis amigos, de balde y a
Cupón boletín, para que pueda escribir el
título. la Platea. El mayor castigo que
Los referidos cupones serán me podía infligir mi madre era
depositados en un buzón instalado a tal cuando me castigaba el fin de
efecto en el Teatro Cervantes.
Una vez retirada del cartel LA semana con “No hay cine”.
PELICULA SIN TITULO, se
Reunirá el Jurado designado y el fallo se A mi esto me hacía sufrir porque
dará a conocer en los periódicos de la
localidad y en la pantalla del Teatro entonces eran películas de
Cervantes. series y si me perdía un capítulo
Los cupones deberán ir escritos al día siguiente no podía hablar
con tinta, en letra inteligible. El premio
de este concurso consiste en un con el resto de los niños de lo
magnífico estrado de junco con esmalte, que había sucedido en la película
compuesto de un sofá, dos sillones, y eso me humillaba. Recuerdo
cuatro sillas y una mesa de centro.
en películas mudas a una actriz
El Jurado lo forman los señores
don David Estevan, Abogado; Don del cine mudo que se llamaba
Pascual Lacal, Notario; don Jerónimo Francesca Bertini por la que
Rubio, Catedrático de Literatura en el sentía admiración. Pero mis
Instituto; don Salvador Rossell,
Catedrático de la Normal y Abogado, y películas predilectas eran las de
don Serafín Cid, Catedrático de la western a las que precedían
Normal. unos cortos de Charlot,
Tomasín, Sandalio... La película
la ponían un montón de veces.
La ponían una y otra vez, pero

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

le cambiaban el título. Recuerdo una que se llamaba “Tomasín en la granja”. A


la semana siguiente se llamaba “Tomasín y la granjera”, “La granjita de
Tomasín”. Pero había un actor al que llamaban Pitouto489 que se hizo célebre
en la versión muda de “La casa de la Troya” (Manuel Noriega y Alejandro Pérez
Lugín, 1925),490 que fue un éxito enorme en la ciudad. El protagonista era un tal
Luis Peña y Carmen Viance. También recuerdo del cine mudo la película “Viva
Madrid que es mi pueblo”491 Seguro que la vi en el teatro Cervantes.

Una muestra de la intensa afición que los almerienses sentían por el teatro fue
la Sociedad Jacinto Benavente, creada en 1910 con el fin de fomentar la cultura
teatral en la ciudad. Esta sociedad organizó diversas iniciativas culturales y
literarias. Tuvo un cierto tiempo inactiva, pero en 1915 volvió a resurgir con
una nueva Junta directiva, presidida por don Carlos López Fernández. Esta
Sociedad, a pesar de ser exclusivamente teatral y haber criticado la afición de
los almerienses al cinematógrafo, en 1922 organizó una actividad
imcomprensible: una verbena de proyecciones cinematográficas públicas, a la
intemperie, por los distintos barrios y calles de la ciudad, desde la calle Cucarro,
Rodríguez Sampedro, Ramós, Plaza San Pedro y Restoy, hasta otras del distrito
quinto, 492 actividad que redundó en el prestigio de la sociedad y en el aumento
de nuevos asociados.

Las grandes producciones llegan a Almería

El Ayuntamiento, siguiendo la costumbre durante la feria de agosto, volvió a


ofrecer cinematógrafo público en el Parque el dia 25 de 1922. Para ello instaló
una gran pantalla en la explanada que había frente a la Comandancia de Marina
que concentró numerosos público. El espectáculo estuvo animado por Banda
Municipal de Música que dio sonido a las proyecciones. 493

El 11 de noviembre el Variedades, después de un breve descanso, vuelve a iniciar


su temporada de cine de la mano de la empresa Pax-Gaumont, pasando así a
formar parte este teatro de la red de Teatros Gaumont, cuyo contrato
establecía ciertas ventajas en la primicia de la exhibición cinematográfica. La
primera película proyectada fue El torbellino, llena de escenas emocionantes,
todas ellas con trucos y escenas dramáticas,494 a la que le siguieron El cruel,
El águila humana o las peripecias del aviador americano Lock-Lear, El crimen
de la Alhambra, interpretada por Nick Wniter, Los dos niños de Paris, en 12
episodios, La mano del muerto, La huerfanita y un documental sobre l a
corrida de toros en la plaza de Albacete, con Chicuelo, Lalanda y Maera. 495
Cerrando el año el Variedades, dirigida ahora por el mismo empresario del

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Cervantes, proyecta el documental Viaje de S.M. el Rey don Alfonso XIII


a Almería, en varias partes. Pero la proyección se convirtió en éxito
cinematográfico hasta el punto que hubo de prolongarse hasta el 6 de enero del
año siguiente, pasando a segundo plano las grandes producciones del momento.

Este documental sobre Almería había sido encargada por la empresa a la casa
Gaumont durante la visita del Rey a la ciudad. En la película aparecía una extensa
información gráfica sobre nuestra ciudad y de los actos más interesantes del
Rey. En uno de ellos aparece el Rey imponiendo la Medalla Militar al Regimiento
La Corona. 496

Desde 1923 observamos la presencia en las carteleras almerienses de


proyecciones producidas en España y el interés manifestado por el público por
estos títulos; se advierten también los primeros síntomas de una serie de
cambios en los gustos del público almeriense al descender el interés por los
seriales cinematográficos, que habían causado admiración a finales de la década
pasada, y una tendencia favorable a las grandes producciones y, como se ha
dicho, a las de corte nacional como Currito de la Cruz, El niño de las monjas,
Lazarillo de Tormes, La Revoltosa, Gigantes y cabezudos, Nobleza
baturra, La hermana San Sulpicio, Morena Clara, Carmen, La aldea
maldita o La Casa de la Troya, de la que el articulista, Miguel Ribera, en
crónica enviada desde Madrid en exclusiva para La Crónica Meridional,
presentaba un panorama interesante de la incipiente industria cinematográfica
nacional; a propósito de este film decía que la película ha sido filmada por una
empresa española y durante sesenta representaciones seguidas agotó
diariamente las entradas. Una verdadera catarata de novelas, dramas y
zarzuelas del género chico, se abate desde hace pocos años obre las pantallas
españolas. El incipiente arte cinematográfico nacional, completamente en
mantillas, ha producido hasta ahora films en los que a base de las incuestionables
bellezas de nuestra tierra, de los trajes típicos y de las costumbres castizas
españolas, unos respetables artistas de las tablas, pretendían llegar a ser
“ases” de la pantalla, sin conseguirlo, claro está, pues aparte de que no poseían
dotes fotogénicas, de que ellos no eran sino artistas de la palabra y no del Arte
Mudo, resultaba que maniobraban cohibidos ante el objetivo y excesivamente
preocupados de “mirar” a las lentes frontales de la cámara. En realidad, salvo
muy pocas excepciones, lo único bueno de las películas españolas era el paisaje
y el ambiente. (...) El secreto del éxito de La Casa de la Troya, estriba en todo lo
contrario. La conciencia más exacta y más escrupulosa de la realidad, dirige
todo en esta película. Finalmente remarcados los detalles cómicos, tratados
con amor y con exquisito gusto artístico, las bellezas de la “meiga” tierra gallega
cuidada la presentación y todo lo demás ha dado un buen resultado.

La empresa del teatro Cervantes, tan inclinada a las representaciones teatrales

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

El Pathè-Baby.La fama de este aparato debió po-


pularizarse entre los pudientes de la sociedad
almeriense porque el Variedades, desde primeros de
enero de 1924, anunciaba el sorteo de un Pathé-
Baby.
En Almería lo introdujo el cordobés don José
Fragero, que tenía un importante comercio en Cór-
doba. Se trasladó a Almería para dar a conocer este
pequeño proyector.

Publicidad que del Pthè-Baby se hacía en la prensa local


con exclusivo representante en Córdoba para Jaén, Gra-
nada y Almería de don José Fragero. Se utiliza como ima-
gen recurrente un actor cómico de la época, dado el enor-
me atractivo que ejercían sobre el público.

desde su comienzo, es quien marca la pauta acercando a las pantallas


almerienses películas de renombrado prestigio y, en algunas de ellas, con el
reclamo de cine sonoro como sucedió con La verbena de la Paloma,
arrancada del escenario teatral. Esta popular zarzuela de Ricardo de la Vega y
el maestro Bretón fue llevada al cine por José Buchs, en 1921, y que a pesar de
su exitosa carrera comercial fue estrenada en nuestra ciudad dos años después,
cosa habitual en la programación almeriense. El solo anuncio de esta película
fue un acontecimiento en la ciudad.

Con esta película la empresa del Cervantes inicia un recorrido con títulos de
producción española, cosa sorprendente hasta el momento, y hasta organiza
un Gran Concurso Cinematográfico.

Cuando aún resonaban en la ciudad los ecos del estreno de La verbena de la


Paloma, llegó el 26 de noviembre a la pantalla del Variedades La España
trágica, una película nacional producida por Rafael Salvador Films que llamó

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

la atención en la ciudad. Esta película, dividida en cuatro narraciones en la que


tomaban parte los ex matadores Machaquito y Gallito, fue rodada en su mayor
parte en Andalucía y admirada –como decía la propaganda- tres veces por
SS.MM. los Reyes. Con la proyección de esta película el Variedades estrenaba
un proyector de cine nuevo que era definido como el mayor adelanto de la
industria alemana. 497

Si la actividad del Cervantes en 1923 transcurre a través del teatro, el Trianón


la focaliza desde el cinematógrafo. Para ello contrata con la casa Verdaguer498
e inicia su temporada cinematográfica con series de suspense de Polo 499 que
los almerienses siguieron con verdadero y apasionado interés como fueron El
fantasma gris, La muchacha de los ojos grises, en cuatro partes, La
fortuna fatal etc., que solían proyectarse junto a cintas cortas de Arold,
Charlot y Tomasín

Pero lo que llamó poderosamente la atención aquel año fue el primer


documental científico que vieron los almerienses, considerado por la prensa
de espectáculo científico. Este espectáculo estuvo organizado por el Colegio
de Médicos de Almería en calle Eduardo Pérez, 7, cuyo presidente, don Eduardo
Pérez Cano, trajo a nuestra ciudad la primera película científica que se ha
proyectado en España. La cinta –se decía- era obra de un almeriense, Manuel
Torres Oliveros, gran fotógrafo y pintor, médico de profesión. La película en
cuestión fue Fisiología de la gestación.

La idea le surgió a don Manuel Torres cuando viajó a Alemania acompañando al


Dr. Recassens (hijo) donde estudió la posibilidad de reproducir en films la marcha
de muchas operaciones quirúrgicas, pretendiendo llevar al cine para favorecer
así poderosamente la enseñanza, todo el mecanismo de la formación
maravillosa del nuevo organismo humano, desde que, fecundado el óvulo,
comienza a crear en el seno de la madre… 500

Otra experiencia documental realizada en Almería fue a propósito de la plaga


de 1922, conocida en la ciudad vulgarmente por oruga verde, que asoló gran
parte de la cosecha uvera almeriense. Para estudiar esta plaga el Director
General de Agricultura envió al catedrático de Patología de la Escuela de la
Moncloa, Sr. Navarro, a estudiar in situ la situación, ocasión que aprovechó la
Sección Agronómica de Almería para organizar una conferencia y proyectar
durante el mes de julio de 1923 en el Variedades un documental sobre Las
uvas de embarque producidas en Almería. 501

Más tarde se volvió a presentar otro documental local sobre Las uvas de
Almería, que recogía la actividad de la faena uvera, construcción de carriles,
selección, emborronado y exportación. La película fue filmada en el parral de

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

la viuda de Baeza, así como en la barrilería de don Juan González Ramírez. 502

C ar c e l e r as , u n a p r o d u c c i ó n d e
Atlántida, se proyectó en el Hesperia
en julio de 1924. Las salas almerienses
estaban repletas de estreno y éxitos que
se vean correspondidos con una masiva
afluencia del público almeriense a to-
das ellas, a pesar de la crisis que atra-
vesaba la ciudad.

Los pathè-baby, un lujo reservado

A mediados de noviembre un representante de la casa Pathé Baby -el cordobés


don José Fragero503 tenía un importante comercio en Córdoba- se trasladó a
Almería para dar a conocer este pequeño proyector. El Sr. Fragero lo presentaba
como un cine pequeño, al precio de 200 Ptas., que se podía llevar a casa y
proyectar películas cómodamente para quitar horas de aburrimiento y tedio.
También ofrecía aparatos para poder impresionar películas a los que llamaban
motocámara, que tendría la misma función que una videocámara actual. 504

No hemos podido localizar documentos gráficos sobre estos caros artilugios


en Almería, aunque es seguro que familias de la alta sociedad almeriense
pudieran haber adquirido aquellos aparatos y hoy estén arrinconadas en
desvanes y trasteros junto a viejas películas con imágenes de espontáneos
realizadores de la Almería de los años 20, un lujo reservado a la burguesía
local.

Manuel del Águila, polifacético intelectual, zumbón y generoso conversador,


nos rememora su infancia junto a un pathé-baby: “Yo tenia –cuenta- un pathé-
baby del año 24 o 25. Veía a Tomasín y Charlot, muchas de Charlot porque me
volvían loco. Y me vuelven loco todavía. Recuerdo que había una tienda de música
en el Paseo que creo que se adquirían ahí películas, que se llamaba Guillén, un
señor muy interesante que cantaba muy bien. En el Paseo, a la altura de la
Habana, que hacia esquina a Navarro Rodrigo. Era una tienda de pianos donde
comprábamos las cosas de música. Pero seguro, seguro, me las traía mi tío
José, de Sevilla.

Mi madre nos concentraba aquí, en mi casa, en esta misma habitación. En la


pared nos ponía una pantalla, un telón blanco. Ella nos dejaba tranquilos viendo
las películas y hasta comíamos aquí. Nos juntábamos Juan José Pérez, el
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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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abogado, Jesús Durbán y su hermana, José Berenguel, Concha Ravel y Florencia,


que me gustaba a rabiar”, concluye.

La fama de este aparato debió popularizarse entre los pudientes de la sociedad


almeriense porque el Variedades, desde primeros de enero de 1924, anunciaba
el sorteo de un Pathé-Baby. El procedimiento para el sorteo consistía en regalar,
a cada persona que adquiriera localidades, números para el sorteo del día 31 de
enero en la siguiente proporción: Por platea principal se le daban cinco números,
entrada de platea o butaca tres números, anfiteatro dos números, delantera de
paraíso, un número y general, otro número. Y no sólo con estas iniciativas
alentaba los espectáculos cinematográficos sino que, además, redobla sus
esfuerzos en esta temporada cinematográfica renovando y ampliando su
contrato con la Gaumont para ofrecer al público superproducciones
cinematográficas que tanto agradaba a los aficionados almerienses, como Oro
negro o La hija de nadie, mientras que el Cervantes seguía apoyando su
programación en las grandes representaciones de teatro, música y cintas
españolas procedentes de adaptaciones teatrales, dirigidas a otro perfil de
público. 505

Con este modelo de programación compartido506 vuelve al Variedades un período


cinematográfico de film d´art, que el público almeriense recordaba con películas
como Las dos niñas de Paris, La Huerfanita o Parissete, de Louis Feuillade.
A ésta le siguieron otras proyecciones de los grandes films artísticos de los teatros
Gaumont, superproducción Pax, El pensador, de Edmundo Flec, El kaiser en
el desierto, sobre la vida del emperador Guillermo II de Alemania, El misterio
de los naipes y sus interminables series: El diez rojo, La sota de piqué, El as de
trébol, El siete negro, El rey de corazón, La dama de corazón, etc., que el público
seguía con inusitado interés. 507

El Cervantes, fiel a la línea de acoger grandes eventos e iniciativas de sociedades


locales comienza la temporada cinematográfica de 1924 con la película
Operaciones científicas, proyectada el 13 de febrero, anunciando su
proyección para las nueve y media de la noche, puntualidad que pocas veces se
cumplía. La noche anterior la empresa del teatro obsequió con una sección
especial cinematográfica a sus mejores amigos, entre los que figuraba la prensa,
siempre condescendiente con los distintos empresarios a pesar de ser conocedora
de las malas condiciones de las salas, la falta de comodidad y la impuntualidad
en las proyecciones, motivo de repetidas quejas. A esta película, profusamente
anunciada, se advertía de la prohibición a los menores de 18 años y recomendaba
se abstuvieran las personas de carácter impresionable.508 Pero también el
Cervantes se acogió al culto de los seriales dramáticos de moda: La torre de
Nesle, en ocho partes, La ráfaga, de la casa Pathé, en cinco partes o la
superproducción El tesoro del castillo, de la Gaumont, La doble aventura,

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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guionizada por el escritor Ricardo Fernández Blanco de la obra La senda del


destino.

A finales de esta década el cine extranjero se apodera de las pantallas


almerienses, especialmente el cine americano, aunque la balbuceante industria
cinematográfica española empieza a dar señales de vida en las pantallas de la
ciudad. El Star System americano empieza a cuajar y los almerienses se dividen
inclinados ante sus actores y actrices favoritos que siguen ávidamente en cada
estreno local, en las escasas revistas especializadas y en noticias de agencia de
la prensa diaria. Los espectadores almerienses empiezan a admirar a Greta
Garbo, Douglas Fairbanks o John Barrymore, mientras los niños seguían las
aventuras en dibujos animados de Mickey, las travesuras de Tomasín en
interminables situaciones: Tomasín tramoyista, Tomasín tiene una perla,
Tomasín en el bosque; Las peripecias de Charlot, Charlot patinador,
Charlot quiere casarse, Charlot y Fatty en el boxeo, La varietés de
Charlot, etc.

Conclusión

De esta década, en general, podemos decir que si durante los dos o tres primeros
años de los veinte las exhibiciones habían disminuido considerablemente, a partir
de 1924 la avalancha de títulos cinematográficos sube espectacularmente,
producida sobre todo por la penetración de Hollywoodd en el mercado español y
por la especialización del Cine Hesperia, mientras que los otros teatros
continuaban con su programación tradicional: cine y varietés, el Variedades;
grandes representaciones teatrales o musicales en el Cervantes, siendo el teatro,
la ópera y la zarzuela las representaciones más comunes, quedando el cine
relegado a un segundo plano.

Pero a finales de la década de los veinte, durante la temporada cinematográfica


de invierno, se exhibían títulos importantes en el Hesperia y el Variedades que
se volvían a reponer durante el verano. Una película que llamó poderosamente
la atención en el 22 y el 24, dos años después que en Córdoba, Sevilla, Málaga o
Cádiz-, fue Carceleras, además de otros títulos de carácter cómico y series de
aventuras. De “Carceleras” se sabía que fue rodada en Córdoba lo que le daba
mayor atractivo a su visionado, además de las noticias que se tenía de su estreno
en Madrid al que asistieron los soberanos de España en el Real Cinema.
Realmente esta película fue un exponente del cine de la época por su calidad
técnica, por su ambientación y argumento, aunque con ciertas formas arcaicas
y rudimentarias que muchos la hayan catalogado como españolada. Pero los
aficionados almerienses hacían colas en el Terraza-Hesperia para verla. Durante
el verano del 33 los almerienses pudieron ver, en versión hablada en español,
una nueva versión de Carceleras, dos dias después que en Málaga, Córdoba o

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Cádiz. La película realmente gozaba de una enorme aceptación popular, sin


embargo, los cronistas de la época se encargaron de censurarla, calificándola
de españolada. De ella opina Caparrós Lera que “su concepción teatral se comía
al costumbrismo popular”. 509 El interés fundamental de Carceleras consiste
en ser considerada por muchos historiadores en la primera película española
sonora, como manifiesta Roman Gubern en su libro sobre “El cine sonoro en la
II República 1929-1936” y que Fernández Cuenca anteriormente había
identificado como “la primera película enteramente sonora, hablada y cantada
que se hizo en España; su interés histórico resulta, pues, evidentísimo”.
Suponemos que el éxito de esta película en Almería se debiera, más que a las
razones expuestas, al éxito de su popular argumento que los almerienses
disfrutaron aquel verano del 33 en el Tiro Nacional, una de las dos o tres
netamente de producción española que se exhibieron en las salas almerienses.

Al final de esta década se anuncia la apertura de un nuevo teatro en el Camino


de la Estación, donde anteriormente había estado la sociedad Boxiu Club, y que
se llamaría Novedades, del que no volvemos a tener noticias.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

XII. MORAL, INFANCIA Y CINE

Una preocupación que aparece en la década de los años veinte es la actitud


moralizante que sentían algunos bienpensantes de la ciudad sobre los efectos
perniciosos del cine 510 y ello con adelanto, además, a la doctrina vaticana que
habría de iniciar, el día 31 de diciembre de 1929, el Papa Pío XI, con la Encíclica
Divini Illius Magistri, en aviso de “los daños y peligros del cine, especialmente
para la juventud...” La preocupación moral es constante y los párrocos desde
el confesionario y los púlpitos alertan a sus feligreses para que sepan cuáles
son las películas lícitas para todos y cuáles lo son con excepciones. En la Encíclica
había cabida para el lamento pues ha crecido la necesidad –dice- de una más
extensa y cuidada vigilancia, porque han aumentado las ocasiones de naufragio
moral y religioso para la juventud inexperta, sobre todo por una propaganda
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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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del espectáculo cinematográfico, que ofrecen a los espectadores, sin distinción,


toda clase de representaciones.

Qué no decir de una sociedad como la almeriense de principios de siglo, donde


el conservadurismo y el catolicismo estaban fuertemente arraigados. La prensa
y las tertulias conservadoras no perderían ocasión de airear a los cuatro vientos
de los peligros del cinematógrafo.

Desde los inicios del cine, pero también desde el teatro 511 y de cualquier otro
espectáculo, siempre han existido grupos de personas que han buscado la forma
de reglamentar y vigilar la moralidad que ellos puedan presentar a todo el
público que asista a las funciones. Para Ramiro de Maeztu, un intelectual que
había iniciado sus trabajos periodísticos en España y en el extranjero, sin
embargo el nuevo espectáculo era considerado para él, desde un sentido en
extremo ético y severo, como un efecto negativo para la sociedad y hasta con
cierta misoginia compara a la mujer fatal del romanticismo con las vampiresas
del cine, cuya misión es perder a los hombres, explotarlos, deshonrarlos y
abandonarlos finalmente.

En Almería, además de la censura impuesta por el gobierno primorriverista,


existió fuertemente la censura encubierta religiosa, que trataba de impedir todo
aquel espectáculo que ofendiera a la moral o a la religión católica. Tan fuerte
fue esta presión que, en las solicitudes de apertura de espectáculos o anuncio
de proyecciones, durante la primera década del siglo, con frecuencia se hacía
subrayar la alta moralidad del espectáculo. La Crónica Meridional anunciaba
en 1913 que la proyección de las cintas exhibidas son del mejor gusto y morales
y hasta en alguna ocasión el Teatro Cervantes recomendaba en nota de prensa,
a propósito de una película de contenido erótico, que se abstuvieran las señoras
de asistir porque podía herir su sensibilidad. Y todavía en 1935 el gerente del
cine Hesperia advertía al público que el argumento de la película La pelirroja
es bastante atrevido en su desarrollo.

La preocupación del poder local por las fisuras que el cine pudiera crear en el
orden moral tuvo su correspondencia, aunque menos intensa, en el terreno
político. La razón podría encontrarse en que el cine producido y exhibido en
España, al menos en la etapa muda, no se caracterizó precisamente por su
oposición al sistema. Pero tampoco había que acudir al cine subversivo para
echar mano de la censura legislada como el celo demostrado por el gobernador
civil interino de Almería, en plena época de libertades, el 25 de marzo 1933,
haciendo enviar circulares a los exhibidores locales recordándoles
insistentemente las prohibiciones y censura que pesaban sobre determinadas
películas de contenido político. Tal fue el caso de Los cuatro jinetes del
Apocalipsis que el gerente del Hesperia ya tenía en su poder y se proponía

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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exhibir.

El antagonismo entre clericales y anticlericales revistió en nuestra ciudad un


fuerte grado de belicosidad. También en pleno período republicano, al aparecer
en pantalla imágenes de sacerdotes, al amparo de la oscuridad de la sala, los
abucheos y silbidos fue foro de expresión libre en cierto sector del público
almeriense que generalmente –se escribía- procede de las gradas.

Para que la gente dejara de asistir a funciones cinematográficas inmorales (que


consistían en imágenes de mujeres y varones con ropas ajustadas o mostrando
la espalda, los brazos, las piernas o el busto de las mujeres, descubiertos),
comenzaron a aparecer las sesiones dirigidas a escolares o sesiones
estrictamente familiares, y que, promovidas por diversas Sociedades buscaban
una función moralizante, como la organizada por los alumnos del Colegio de
Seises de la Catedral almeriense en el Variedades, con un Festival
Cinematográfico Musical en el que se proyectaron La cúpula de marfil, El
príncipe Lucero, El chaleco mágico, además de diversas composiciones
musicales. 512 Tan inofensivo fue el espectáculo que acudió el deán de la
Catedral, canónigos, maestros y padres.

¿Quién pensaría que aquellas ingenuas películas de Maniobras de la


caballería alemana; películas de Ejercicios de tiro aquí y allá, de viajes
imaginarios y amores piadosos, de Escenas de la vida en Tokio o El reino
de las hadas pudiesen atormentar tanto el espíritu infantil? Cuando
aparecieron las primeras proyecciones todo eran elogios al maravilloso invento
y hasta hubo algún comentarista en la prensa local que visionaba ya las
posibilidades que tendría el cine al servicio de la ciencia y la educación.

Este carácter ingenuo con que aparecían los primeros cinematógrafos en


Almería hizo que, desde el principio, se acogiese como un espectáculo al que no
podían faltar los niños. De hecho, desde sus orígenes, se organizaron veladas
para los niños asilados del Hospicio o los niños pobres de Almería acompañados
de personas mayores, a quienes se les facilitarían entradas gratis, y funciones
benéficas y caritativas para los soldados que combaten en Marruecos. Toda
actividad importante que se organizaba en la ciudad tenía de fondo el
cinematógrafo. Hasta la agrupación socialista en sus mítines organizaba
sesiones del cinematógrafo, como el de la tarde del 14 de junio de 1910 con su
presidente Miguel Cruz Maldonado a la cabeza,513 donde se exhibieron
secciones del cinematógrafo, y al término del acto se permitirá la entrada del
público. 514

El maestro de Lorca, don Antonio Rodríguez Espinosa, maestro entonces del


Hospicio, hacía participar a sus alumnos de visitas cinematográficas al

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Variedades o al Apolo, además de algún que otro domingo por la tarde con los
otros tres niños granadinos que don Antonio tenía alojados en su casa. Durante
la estancia de Lorca en Almería don Antonio cuenta: Un domingo por la tarde les
dio mi esposa dinero para que fueran a ver la función que ponían en el Apolo;
pero como eran muchos y pequeñitos, les encargó que sacaran las entradas de
gallinero, como llamaban al paraíso, por ser las más económicas. Fueron los
cuatro, y según nos contaron habían pasado una tarde deliciosa. Repetía Federico
con énfasis y gracia pasajes de la obra y gestos de los cómicos. Nos hizo reír
esta observación suya: Dña. Mercedes, el gallinero está muy limpio: ¡ no hay ni
gallinas, ni gallinazas. Yo quiero ir todos los domingos al gallinero. Iremos muy
temprano para ver si encontramos huevos.515

El único cine al que pudo asistir aquel año de 1908, donde el maestro sitúa la
anécdota, era el Ena-Victoria, instalado en el Apolo, que había acometido obras
de reforma en su interior dividiendo el aforo en Principal y Paraíso. La apertura
de este cine se comentaba mucho pues, además de ser el primer cine estable
que aparecía en la ciudad a finales de enero, una proyección de los primeros
cinematógrafos siempre era un acontecimiento en la ciudad. Y hasta es probable
que la cinta proyectada y a la que asistiera el joven Federico los primeros días
de febrero -al precio de 10 céntimos en cada una de las cuatro secciones que
programaba- fuera El aprendizaje de Sánchez, una película altamente cómica
y muy celebrada por el público, que se mantuvo durante varios días en la ciudad.
En este cine también tendría ocasión de recoger el joven Federico algún periódico
gratis publicitario que repartía la empresa donde se daba cuenta del trabajo de
los artistas de las compañías teatrales y de los que semanalmente hacían su
debut en el Salón Ena Victoria.

Dentro de este ambiente ingenuo, sin que revistiera peligro moral, es probable
que don Antonio permitiera a Lorca y sus hijos asistir a otras sesiones
cinematográficas en este coliseo, dada la amistad que poseía con el propietario
o el gerente del local pues, según relata el escritor almeriense Juan José Ceba,
citando datos de la prensa almeriense, junto a este coliseo don Antonio impartía
clases nocturnas de adultos. No todos los días, como ahora, había proyecciones
pero sí surgiría la ocasión algún día que el mismo don Antonio, o el joven Lorca,
advirtiera el anuncio puesto en la cartela a la puerta del teatro donde se
anunciaba la proyección de cintas del cinematógrafo que llamaran vivamente
su atención.

También tendría ocasión de asistir al Cinematógrafo Público en la Puerta


Purchena que el Ayuntamiento se encargaba de contratar todos los años a una
empresa de prestigio. Ese año la empresa seleccionada fue el acreditado
Cinematógrafo Palais-Victoria, de Granada, donde probablemente el joven
Federico la noche del 25 de agosto volvería a disfrutar del mundo de los sueños.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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¿Y por qué no pudo asistir, acompañado de su padre y el maestro, -durante su


visita a finales de agosto para matricularse en el Instituto- al teatrico de Los
Jardinillos para ver alguna de las múltiples cintas que se venían proyectando
en las calurosas noches almerienses y que se repetían, noche tras noche, como
Posada de los Alpes, Deseo de imitar, Julieta y Romeo, Buen
medicamento, Los especias, Conciencia de médico, Ráfaga de viento
sobre la playa, Ramo para la novia, Maniquíes vivos, Uno que quiere
volar, Pantalón corto, El cojo, La caverna de la bruja, Los sport en
Suecia, El leñero, La leyenda del Polichinela...

Las sesiones infantiles a las tres de la tarde empezaron a hacerse habituales.


A ellas acudían los niños masivamente, sin que preocupase a nadie el contenido
moral de las cintas, sorteándose juguetes entre los infantiles espectadores.
Luego comenzaban las sesiones de tarde y noche donde los niños tenía prohibida
la entrada sin acompañamiento paterno516 aunque muchas veces se repetía el
mismo contenido que en la sesión infantil. Estas cintas tenían un contenido
más atrevido y picarón, con un cierto vigor erótico. Baste recordar algunos
títulos como Mi marido tiene una amiga, Viejos pícaros, Los novios de
Colombina, Obsesión de un marido celoso o Mi hija no se casa más que
con un médium etc para intuir con qué gestos de complicidad se mirarían
aquellos niños en la oscuridad de la sala de cine.

Sólo cuando el cine descubre la fuerza narrativa que supone contar historias
ciertos sectores de la sociedad almeriense empiezan a observar el
cinematógrafo con recelo. Eran los mismos que en los inicios del séptimo arte
se acercarían a los pabellones y barracas para contemplar admirados la
sucesión de imágenes ante una cámara fija. No había historia que contar: sólo
imágenes que transcurrían en sucesión continua. Allí se encontraban las más
bellas señoritas, tocadas con hermosos sombreritos, señores y señoras de la
sociedad de bien almeriense y gentes de las distintas sociedades culturales de
la ciudad. Pero el cinematógrafo, poco a poco, fue evolucionando en su forma
de comunicar. Fue descubriendo la pasión del inmenso público que le seguía y
empezó a contar historias. También cambiaron los espacios físicos y las
personas. Aquella pequeña burguesía almeriense, que no era distinta a la
jiennense, granadina o murciana, se cansó de la monotonía y la repetición de
las mismas situaciones cinematográficas y se alejó del espectáculo para volver
a las grandes representaciones de zarzuela y teatro, ocupando su espacio un
público bullanguero y popular.

Eran tiempos en que el positivismo se impone en el mundo, y por lo tanto el


modus vivendi social giraba en torno a ser civilizado, moral y reconocerse dentro
de una sociedad jerarquizada, donde los superiores (los más inteligentes y más
ricos) educaban a los inferiores (los pobres e incultos miembros del pueblo

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

bajo), más que por una obligación moral, por una obligación social: había que
perfeccionar a la sociedad mediante normas de comportamiento, tratando de
moralizarla. Y no faltó, desde luego, algún comentarista almeriense que
recogiera la opinión de aquella selecta sociedad: (…) es necesario tener en
cuenta que el cinematógrafo tal como se le cultiva y explota en el espectáculo
público, puede producir y produce graves perjuicios en el orden moral. Sobre
todo para los niños y para los jóvenes su influencia puede ser perturbadora y
perniciosa. Son ya numerosos los casos de niños y jóvenes que, influenciados
por las películas de policías y ladrones, quisieron imitar las hazañas de éstos y
se dedicaron al robo y hasta constituyeron “bandas” terribles”(...) esos niños
perturbados por el cine y víctimas de la codicia de los empresarios, pertenecen
a las clases más acomodadas…517

Pese a las limitaciones expresivas propias del cine silente, los jóvenes y niños
almerienses quedaban imantados por los mensajes invisibles enviados desde
la pantalla. La sencilla liturgia contenida en un acto tan sencillo y rutinario como
era el de penetrar en una sala oscura transformaba el viejo espectáculo de
barraca en un ritual que situaba a todos en la siempre difícil frontera encargada
de la separación entre la ficción y la realidad. Y en esa frontera, en efecto, el
mundo infantil, aprendiz de un lenguaje nuevo, era incapaz de diferenciar la
fantasía encerrada en las historias narradas de la realidad de los hechos vividos.
Si a ello añadimos el afán de los empresarios cinematográficos por sorprender
día a día a los espectadores con unas innovaciones que transformaron el clásico
concepto de las primeras ingenuas proyecciones. Tampoco faltó quien
arremetiera contra estos empresarios cinematográficos almerienses que no
cumplen las sanas disposiciones, atentos su negocio, campan por sus respetos
y se burlan de todos los mandatos legales”, apelando a la Guardia Civil, al alcalde
y a la Junta de Protección de la Infancia.518 El cinematógrafo se presentaba
como un espectáculo moralmente peligroso porque, cuando se hacía el oscuro,
el diablo siempre acechaba, y no tardaron en verlo así las clases bienpensantes
de Almería que empezaron a condenar el cinematógrafo como espectáculo y
muy especialmente algunas de sus cintas. Los almerienses de la segunda década
de siglo recibieron el inevitable reclamo del nihil obstat para acudir a un
espectáculo moralmente limpio.

Un editorial de La Crónica Meridional de 1922 cree necesario que el cine debe


conseguir el perfeccionamiento moral porque la proyección cinematográfica
es un arma de dos filos. El editorialista cree que el ofrecer a los adultos películas
con escenas espeluznantes de crímenes y otras más nocivas es una mala obra
social, pero que hacer fijar la imaginación de los niños en este es sembrar en
ellos la semilla más funesta que puede conocerse, por eso aboga para que se
inspeccionen las cintas que se proyectan para que el cine sirva al bien y consiga

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

la inculcación de la moralidad y la salvación de algunos. 519

Tampoco faltaron artículos de particulares en la prensa local donde se aseguraba


que el niño que asiste a las representaciones cinematográficas recibe una
impresión que no puede olvidar (...) Ellas perturban sus noches y sus días... les
sirven para crear sus quimeras y se hace una idea absurda de la vida. El orden
moral y el orden físico ejercen el uno sobre el otro una repercusión decisiva. Por
eso, los padres no tienen el derecho de llevar a sus hijos al cinematógrafo ¡Cuántos
padres deseosos del bien de sus hijos ignoran el peligro a que los exponen
involuntariamente ¡ 520

Otro artículo de 1923, firmado por Enrique Pina, para fundamentar la necesidad
de la censura cinematográfica, invoca la opinión que el culto catedrático de la
Universidad de Zaragoza, Sr. Lasala, sostiene sobre el cine, la censura y los niños
y en su artículo hace un recorrido por los países de Europa que han legislado la
censura cinematográfica y las medidas adoptadas.521 Quince días después
aparece en La Crónica Meridional otro artículo con el título Los niños no pueden
ir al cine donde se recoge las medidas adoptadas por el gobierno de Lituania,
que prohibía a todos los niños menores de 16 años asistir a las representaciones
ordinarias de cinematógrafo, y se castiga con fuertes multas a los empresarios
que los admitan. Se exhiben –continúa-, sin embargo, películas para los niños;
pero deben pasar de antemano por la censura del ministro de Educación. 522

Después de la intensa censura que mantuvo la dictadura primorriverista sobre


la exhibición cinematográfica, los años treinta representan uno de los momentos
más singulares en cuanto a la preocupación por las categorías morales de las
películas. A fin de situarnos con plena validez en este ámbito y la repercusión
que tendría en el cine conviene recordar que en 1928 se creó la Oficina Católica
Internacional del Cinematógrafo (OCIC) que, desde el primer instante, hizo suyas
las preocupaciones de la Iglesia Católica en el ámbito de la vertiente moral del
cinematógrafo.

El aspecto moral de las películas se convierte en una obsesión entre el clero


capitalino que, a través de las fichas que remite el Servicio Cinematográfico de
la Confederación de Padres de Familia (Filmor), se convierte en guía espiritual
capaz de facilitar una valoración moral sobre las películas que se proyectan en
la ciudad y que reciben a través del Obispado almeriense. Existen archivos
documentados en el Obispado de Almería que hacen referencia a estas fichas de
Filmor que clasificaba las películas en B (Buena): para todos; D (Con defectos
pero subsanables): Pasable; F (sólo para personas formadas): Mayores; P
(peligrosa incluso para personas mayores): No Recomendada; M (perniciosa para
todos): Mayores con Reparos. Existía en el ambiente religioso y clerical de la
época que el cine, como se ha visto anteriormente, era foco de perdición y

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

contraproducente para la educación de niños y jóvenes.

Es imposible que podamos afrontar en esta investigación, por su complejidad,


la repercusión que tuvo en nuestra ciudad el efecto moralizante de Filmor.
Pero sí podemos avanzar, siguiendo estudios generales que se han hecho en
nuestro país, que del análisis cuantitativo de las calificaciones que se adjudican
a los films durante este período nos encontramos con una serie de conclusiones
curiosas: si estimamos como moralmente positivas las dos primeras
clasificaciones (B y D) arroja un resultado de 417 películas, lo que supone un
51,35% de la exhibición total. Tan sólo 395 películas reúnen las características
F, P y M que representa el 48,64 %, datos que vienen a contradecir el criterio
tan extendido en aquella época y, posteriormente durante el franquismo, del
carácter inmoral del cine. 523

Encarnación López Julvez, La Argentinita. la


orquesta del Cervantes hizo una adaptación
musical dirigida por el maestro Blas Torres,
el 20 de septiembre de 1925, con interpreta-
ción de la Argentinita, Antonio Varola y Elisa
Ruiz.(Cortesía de la empresa Sintagmo)

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

XIII. ESPERANDO EL SONORO

Presonorizaciones cinematográficas

El acontecimiento cinematográfico más interesante de la década de los veinte


fue el 28 de abril de 1928, cuando el público puso a rebosar la sala del Variedades
ante el anuncio del estreno de películas sonoras con un aparato Cinefón. La prensa
se hizo eco de la noticia y calificó el acontecimiento de curiosidad, aunque
posteriormente lo calificaría de no es perfecto. La pantalla del Variedades siguió
proyectando películas que en algunas ocasiones provocó en la sala, por ajustes
en la sincronización, gritos y pataleos desde las gradas de general y preferencia;
títulos que la publicidad seguía presentando como cine sonoro: Secuestro en
el mar , de Herbert Blaché (Head Winds,1925), con House Peters y Patsy Ruth
Miller, o la producción española Malvaloca (Benito Perojo, 1926), en la que
intervenía el niño extremeño Pitusín, y en Sombras de Circo (1931), exhibida
en el Cervantes en septiembre de 1932, donde comienza su decadencia como
niño prodigio. Este niño-actor, en la onda de Jackie Coogan, era muy seguido en
Almería a juzgar por las cintas que se exhibieron de él, interviniendo también en
El novio de mamá en un registro de preadolescente en el que ya no funcionaba
su imagen. Pero, como veremos más adelante, el cine sonoro aún no había llegado
a Almería, ni a ningún otro punto del país.

Otros títulos -ya sin publicidad engañosa- ilustraron el final de los años veinte
con títulos tan aplaudidos por los almerienses como La Cruz de la

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Una costumbre generalizada en Almería


es la tradición que arranca del siglo
pasado con el teatro. Consistía en ofre-
cer la noche anterior o posterior de los
Santos Difuntos una representación del
Don Juan. Cuando el cine se impuso
siguió la costumbre respetándose las
fechas con una versión cinematográfica
del Don Juan.
(Cortesía de la empresa Sintagmo)

Don Juan, única cinta proyectada


fuera de la fiesta de Todos los
Santo. Fue en el Salón Ideal
durante el verano de 1916.

Director: Alberto Marro y Ricardo


Baños. Producción Hispano Films,
interpretada por Cecilio Rodríguez
de la Vega. Fotografía: Ricardo
Baños. Blanco y negro coloreada a
mano.
Humanidad,(Civilization, 1916) de Reginald Barker, Amores de niña (William
A. Seiter, The Teaser, 1925) o El último de los mohicanos (Clarence Brown y
Maurice Tourneur TheLast of the Mohicans, 1920), aunque el acontecimiento
cinematográfico fue La hermana San Sulpicio, basada en la novela de Palacio
Valdés, donde Imperio de Argentina es la hermana San Sulpicio, estando muy
acertado el galán Ricardo Núñez (...). La dirección de Florián Rey está
acertadísima y la fotografía de Beltrán insuperable. 524 No terminaron los
almerienses de reponerse del éxito celebrado en el Cervantes cuando dos
semanas después se obsequió –siempre atento este teatro a las adaptaciones
literarias- a los almerienses con otro éxito: La malcasada, dividida en doce
partes, en la que además de personajes fantásticos aparecen personajes reales

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

como Romero de Torres, Santiago Rusiñol, Franco, Millán Astray, Fletas,


Belmonte, Ofelia Nieto, Mojardín. Luca de Tena, Muñoz Seca, Natalio Rivas, el
novelista Pedro Mate o el humorista W.Fernández Flores y Valle-Inclán. 525

La cinta fue exhibida en el Teatro Cervantes con la orquesta que dirigía el Sr.
Sánchez de las Heras y fue un rotundo éxito de público, al igual que ¡Viva Madrid
que es mi pueblo (Fernando Delgado, 1928) Muchos almerienses pasaron
durante tres días por el Cervantes para ver esta película silente con temática
taurina y ambiente nostálgico musicada por la orquesta que este teatro tenía
contratada siguiendo la partitura especial para acompañamiento de Daniel
Montoso, pues (...)la película constituye un gran paso en la cinematografía
española (...) y encarna perfectamente en nuestra modalidad de españoles y
eso, unido a la perfecta confección de ella, nos recuerda al detalle la impresión
grata y amable de nuestros mozos estudiando en la corte.526 Sin embargo, la
cinta exhibida a final de esta década, Rejas y votos, anunciada como netamente
española rodada en el campo andaluz, estrenada en el cine Hesperia el 28 de
marzo de 1930, producida y dirigida por el levantino Rafael Salvador, causó
decepción entre el público, a juzgar por los comentarios de prensa.

A lfinales e los veinte aparecen notas informativas en prensa del estreno de


determinadas películas con la leyenda de gran superproducción, para referirse

Cronophone Gaumont, similar al


que transportaba el Cinematógrafo
Parlante de los hermanos Guerrero.

a la Paramount, o gran estreno Fox, para indicar que eran signos de calidad.
Pero, en realidad, esta leyenda lo que encubría era una estrategia comercial de
las ya poderosas productoras internacionales con la que los exhibidores locales
se obligaban a contratar películas por lotes que empezó a perjudicar la exhibición
y difusión del cine español, de tal modo que cada lote incluía varias docenas de
títulos de las distribuidoras citadas, eso explica el incremento considerable de la
exhibición cinematográfica, el descenso de la calidad, el recorte de la exhibición
nacional, la aparición de los Diarios Fox como marca publicitaria a mediados de
año y la Revista Paramount a finales de año. Un año relleno con películas de

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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lote, entre la que cabe destacar una cinta de aventuras y romances, La máscara
de hierro (Alla Dwan, 1929), interpretada por Belle Bennett y el admirado Douglas
Fairbanks en el papel de D’Artagnan.

Un gran acontecimiento de 1929 fue Metrópolis (Fritz Lang, 1927) que puso en
el cartel del Hesperia la noche del nueve de octubre el cartel de No hay billetes.
Esta película de la casa UFA –se decía- es una maravilla de técnicas, superior
aún a Varietés, de la misma casa. En “Metrópolis” no se sabe que admirar más,
si la técnica, el lujo, la magnificencia con que se presenta, o los artistas que
interpretan la colosal producción.527 Otros acontecimientos locales de aquél
año fue la colocación en el Cerro de San Cristóbal del monumento al Sagrado
Corazón; el año que se inauguró el puente sobre el río Andarax y se empezaba a
soñar con una línea área Almería-Granada-Sevilla-Madrid -condicionada a la
conversación entre el presidente de la Diputación, Sr. Madariaga, y el director
general de Unión Aéreo, don José María Espinosa-; el de la construcción de la
Escuela de Artes y Oficios, por el arquitecto Joaquín Rogi; el año que se asfaltaba
la calle que conducía al Zapillo, futura arteria vial de la ciudad, y se proyectaba
la construcción de la urbanización de Ciudad Jardín, al estilo de la urbanización
El Limonar en Málaga, con casas que oscilarían su venta entre las 14.000 y
29.000 ptas. y las sociedades obreras exigían que se construyese con obreros y
materiales de Almería.

Una costumbre generalizada en Almería, a la que aún no habíamos hecho


referencia, es la tradición que arranca del siglo pasado con el teatro. Consistía
en ofrecer la noche anterior o posterior de los Santos Difuntos una representación
del Don Juan. Cuando el cine se impuso siguió la costumbre respetándose las
fechas con una versión cinematográfica del Don Juan.528

Desconocemos los motivos, aunque nos hemos interesado vivamente por esta
costumbre ya perdida. El cronista, que firma con E.B., también se preguntaba
por qué ha de ser esta sola fecha la de ver a Don Juan pisando los escenarios; y
lo más raro es, que lo mismo en Madrid que en provincia, acude el pueblo llenando
los teatros (...) antiguamente se representaba en nuestra capital todos los años,
no sólo en los salones de sus respectivas sociedades, sino también en los teatros
Principal y Novedades, terminando su reflexión lamentando que este año no
veremos a Don Juan.529 Reflexión oportuna del comentarista que, posiblemente,
serviría para que el empresario del Hesperia agilizara la reposición de un Don
Juan en ocho partes a primeros de noviembre, aunque ya se había exhibido a
primeros de año una versión del “Don Juan” titulada Tenorios endemoniados.
530

Nosotros tampoco hoy alcanzamos a comprenderlo. Lo cierto es que el Tenorio


ha estado muy involucrado a Almería desde los viejos teatros del siglo XIX. El
Tenorio siempre fue asiduo a nuestra ciudad convirtiéndose en un rito, una

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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costumbre y hasta un vicio local. Todas las generaciones pasadas han venido
coincidiendo en el entusiasmo ante el drama fantástico-religioso y puntualmente
aparecía en estos días de octubre-noviembre al que el público acudía con unción
a beber las palabras de aquellos, estableciendo comparaciones en cotas de
perfección para interpretarlo. Mucho se escribió sobre este personaje. En
cambio, poco o casi nada se ha comentado acerca de las razones por las cuales
aquella obra que llenaba cada vez que llegaba, primero los teatros y, después,
los cines al aproximarse el día de los Santos, cayó en el olvido y la indiferencia
de las gentes. Hoy desconocemos el porqué de esta ausencia. Quizás el juego de
contrastes entre la simpática picardía de Don Juan, la rigidez moral de su padre
y su frustrado suegro Comendador, junto al dulce canto de Doña Inés, queden ya
al margen de los usos, aunque los rasgos de proxenetismo de la dueña y los
criados sigan siendo vigentes.

Fue el último año del período estudiado, objeto de esta investigación, que se
representó en los cines almerienses la versión del Tenorio sentimental y granuja
que el cine silente, como en el teatro, supo dar al don Juan popular y fascinante.
El cine sonoro, de la mano de la Universal, trajo a Almería el Don Juan
diplomático y, más tarde, El temible Don Juan, en versión animada, luego
llegaría en 1934 Dos mujeres y un don Juan, hablada y en español, que se
repetiría en 1935, pero ya aquellas versiones sonoras carecían de la fuerza
expresiva heredada del teatro de los don Juan del cine mudo.

Don Francisco Sánchez. Los explicaores tuvie-


ron aceptación en cinematógrafos de otras pro-
vincias, sin embargo en Almería, con profunda
vocación musical fueron los sextetos los que des-
de los inicios del cine tuvieron un espacio reser-
vado para darle voz al cine mudo.Los músicos
fueron los que dieron sonido al cine mudo. El
maestro Francisco Sánchez perteneció a una saga
de músicos que acompañaban a las funciones de
cine desde principios de siglo.
(Cortesía de la familia)

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Los efectos especiales sonoros en los cines mudos

Preciso es hacer ahora referencia a la primera experiencia que vivieron en el


teatro Variedades aquellos almerienses de 1904 donde, para aumentar la
sensación de realismo sonoro en una proyección, se instalaron artilugios como
pitos, bocinas y carracas, para imitar ladridos o sonidos, el resonar de los golpes
o el rumor del viento y del mar. Cinco años después llegó a Almería el
Cinematógrafo Cantante Guerrero, del que ya hemos hecho referencia, instalado
igualmente en el Variedades. Los hermanos Guerrero habían sustituido su
espectáculo científico Cinematógrafo Parlante, modelo Edison, del año anterior,
por el Cronógrafo Gaumont que proyectaba imágenes, debidamente
sincronizadas por el procedimiento Sinkrón -se decía- con los sonidos del
fonógrafo, produciendo la ilusión de que cantaban al mismo tiempo que se movían,
dando a los cuadros un absoluto tinte de realidad, 531 a través de un amplificador
sonoro de aire comprimido que los Guerrero repetían por otras capitales
andaluzas. Y como estos experimentos debemos suponer que llegaron otros a
nuestra ciudad. Desde los clásicos y ocurrentes explicadores, de los que sabemos
poco en Almería, hasta los inventos más sofisticados tuvieron una vida efímera,
signo evidente de su difícil adaptación o escasa eficacia.

Las proyecciones cinematográficas de la primera decena de siglo, como hemos


dicho, fueron amenizadas o acompañadas, según el caso, por diferentes sonidos
y ejecutadas por diferentes soportes. A veces se imitaba el ruido del agua con
papel de lija; otras veces, cuando se proyectaba una película reproduciendo la
orilla del mar con el vaivén de las aguas, se imitaba el sonido de la marea frotando
en sentido semicircular un trozo de papel de lija contra otro colocado sobre una
superficie dura. Para obtener el ruido del casco de los caballos al marchar, se
empleaban dos mitades de cáscara de coco y una losa de mármol o un pavimento
o una baldosa. Otro ruido muy usado en el cine, es el del automóvil. Se produce
con un puñado de cinco o seis varillas de paraguas golpeándolas ligera y
rápidamente contra una chapa de lata. Al acercarse el automóvil se descargan
golpes vivos y cortos. 532

La prensa almeriense recoge lo que puede ser una anécdota en la resolución de


los efectos especiales para acompañar las proyecciones cinematográficas.
Sabemos que los exhibidores ambulantes, expertos en el arte de la inventiva y la
improvisación, se las ingeniaban inventando efectos especiales para dar mayor
verismo a las imágenes que proyectaban, incluso con la linterna mágica.

Estas proyecciones eran grabadas mediante algún sistema externo al celuloide,


lo menos frecuente, o interpretados en directo, durante el transcurso de la
proyección. Testimonios vivos en nuestra ciudad así nos lo confirma. Consistían,

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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según se nos cuenta, en efectos (sonoros) hechos con ruidos que daban la
impresión de ser reales. En el Cervantes se hacían alguna vez comentarios a las
películas mudas; otras veces ponían un pianista y era el encargado de darle
efectos al galope de un caballo y la mayoría de las veces era la orquesta del cine
que tenía a veces cuatro y a veces diez o doce músicos. 533

Tapia Garrido relata en sus vivencias cinematográficas en el Salón Hesperia que


los músicos entraban por la calle central del patio de butacas, se acercaban al
piano que estaba bajo el escenario, afinaban sus instrumentos y comenzaba la
sinfonía. 534

El acompañamiento musical en las salas almerienses

Rosario la cortijera. Fotograma de la ver-


sión sonora (1935)
Dirección: León Artola
Guión: Joaquín Dicenta (hijo)
Música: Pedro Braña
I n t é r p r e t e s : E s t r e l l i t a C a s t r o , R a fa e l
Dur án, N iño d e Utr era,E milio P ort és,
Aldredo Corcuera, Antoñita Arévalo, Igna-
cio Rubio, Juan Pérez Tabernero y Niño
Sabicas.

Podríamos asegurar que, desde las primeras imágenes del celuloide en los albores
del siglo, siempre existió en los cinematógrafos almerienses una mínima banda
sonora. Si el cine aspiraba a provocar en el espectador el efecto de realismo,
cómo no abarcar los sentidos básicos (vista y oído) para representar galopadas
de caballos o ruidos ya que todos reconocemos las cosas por su imagen y la
pregnancia de su sonido. Por eso, nuestros cinematógrafos tenían que impregnar
a esas sombras mudas que se deslizaban por la pantalla vida por medio pasos,
golpes, estornudos, puertas, cascos de caballos...

Era inevitablemente necesario que se oyeran esos sonidos descriptivos para dar
credibilidad a la visión. Y si no, pensemos si sería posible que el cine en sus inicios
no hubiese conectado espiritualmente con el espectador sin transmitirle las
emociones necesarias de aquellas sombras junto al dramatismo de la acción y al
dinamismo de los personajes. Aquellas necesidades permitieron igualmente el

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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hecho de que estas pequeñas orquestas, bandas, sextetos o pianistas amenizaran


las proyecciones de los primeros films y continuaran haciéndolo después en
locales estables como el Variedades, primero y, posteriormente el Trianón, el
Hesperia o el Cervantes dada la enorme afición escenográfica de aquellos
almerienses. Además, las provincias no eran sino eco tardío de lo que se hacía
en grandes capitales como Madrid y Barcelona, donde pronto hubo salas estables,
y donde las exhibiciones eran acompañadas por una serie de músicos que
amenizaban la proyección. Y Almería era también eco de los acontecimientos
artísticos producidos en esas ciudades que, a renglón seguido, vía telégrafo y
teletipo, eran reproducidos en la prensa local. La demanda del público animaría
a nuestros empresarios locales a realizar las proyecciones en locales fijos, la

Cine Hesperia (Cortesía de La Voz de Almería). En el cine Hesperia se


dieron películas de todas las etapas del séptimo arte. Desde la mudas, acom-
pañadas musicalmente por Pepe Marín al piano o al violín por alguno de los
quintetos o sextetos de la ciudad, que, cuando fallaba el fluido eléctrico el
público de gallinero cantaba el tango "Y todo a media luz", con gran regocijo
de la concurrencia que, coreándolo, dejaba de silbar y olvidaba el apagón.
Luego llegarían al Hesperia las cintas habladas en inglés con subtítulos. Como
muy pocos sabían leer, los "iletrados" pedían que lo hiciesen en voz alta a
los que supieran, pero a veces el texto era tan largo que no daba tiempo a
leerlo, con enojo de los analfabetos, que se rebelaban contra los locutores
improvisados. Tom Mix, Tom Tyler y otros del oeste eran acompañados en
sus cabalgadas con gran y estruendoso pataleo sobre las gradas de madera

Luego harían época las primeras películas españolas como "Nobleza batu-
rra", "Morena clara", "Rosario la cortijera", "El cura de la aldea" y el tan
admirado por los almerienses, Angelillo, en "Centinela alerta", de la que la
gente salía tarareando el pasodoble "Chiclanera".

Esas y otras muchas veía el cinéfilo público almeriense mientras masticaban,


con grandes y molestos ruidos, caramelos, piñones, cacahuetes, avellanadas
a un real (25 céntimos) que daba para gallinero y para uno de los exquisitos
dulces que se vendían en la Puerta Purchena.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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oferta iría en aumento y las exhibiciones se hicieron rentables. Eran los tiempos
de los coliseos repartidos por todo el territorio nacional, también en Almería, al
Novedades o al Teatro-Circo Variedades se les conocía como coliseos.

Pues bien, en estos coliseos en los que se alternaban otro tipo de espectáculos -
que también requerían la presencia de una orquesta o banda- las exigencias del
público cuando ésta dejaba de tocar se dejaba notar, lo que permitía que fueran
compartidas entre cinematógrafo y varietés para hacer más rentable el negocio,
de tal modo que hacia finales de los años veinte, las diferencias entre unas salas
y otras consistían en el aforo, los servicios y la presencia de músicos.

De los datos obtenidos sobre dotación en infraestructura musical de nuestros


cines hemos podido extraer que, cualquier local cinematográfico que se abría en
nuestra ciudad, contaba al menos con un piano, generalmente de pared, o una
pianola. En algún momento hemos podido observar que el Cervantes, Variedades
y Hesperia disponían además de agrupaciones musicales que variaban en número
y calidad. La mayoría de los miembros de estas agrupaciones musicales estaban
curtidos en el arte de acompañar, no sólo a películas, sino sobre todo a las
vicetiples, bailaoras y divas de las varietés que desde finales del XIX habían
pasado por las salas. Músicos veteranos, en fin, en el oficio tras años de trabajo
en los antiguos teatros, salones de variedades y cafés de nuestra ciudad. Así el
Cervantes contaba con una orquesta propia, también el Hesperia que, al margen
de acompañar musicalmente la proyección, era la encargada de hacer sonar el
himno nacional en las ocasiones que el Gobierno Civil u otras sociedades
organizaban funciones benéficas.

Una duda que nos surge era: ¿Qué tipo de música interpretarían estos sextetos,
agrupaciones o músicos solitarios, su calidad y el acompañamiento a la narración
fílmica a la que presumiblemente apoyaban? Hemos de suponer, debido al escaso
número de días que permanecía en cartel una película, que el acompañamiento
musical tenía poco que ver con la trama argumental de la cinta, tomando
derroteros inesperados motivados por la más genuina improvisación; y esto
cuando no se dedicaba a repetir una y otra vez las mismas piezas musicales con
la que el público almeriense estaba familiarizado. Claro que, el hecho de recurrir
a música conocida para amenizar las veladas cinematográficas motivó un pleito
con la Sociedad de Autores, situación que llevó al Salón Hesperia a suprimir la
orquesta y los contratos de varietés mientras subsista por parte de la Sociedad
de Autores el acuerdo de elevación de derechos.535

Según hemos podido conocer por el testimonio de un contemporáneo de la época


introducido en la exhibición local y transmitido a su hijo oralmente, el empresario
del Hesperia solía recibir junto a la película una partitura en la que se detallaban

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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los pasajes musicales que debían acompañar la proyección de la cinta.


Desconocemos qué uso se hacía de este acompañamiento o ilustración musical
hecho por diferentes músicos o maestros de orquesta sobre temas más o menos
conocidos para películas concretas. Sí sabemos que esta práctica era muy
utilizada en la exhibición de películas de fabricación nacional, como en Flor de
España, exhibida en el Teatro Cervantes el 18 de enero de 1923 , con música
adapta por el maestro Bretón, según la obra de José María de Granda, donde el
hijo del maestro Bretón hizo en nuestro teatro una adaptación musical. También
en Rosario la cortijera la orquesta del Cervantes hizo una adaptación musical
dirigida por el maestro Blas Torres, el 20 de septiembre de 1925, con
interpretación de la Argentinita, Antonio Varola y Elisa Ruiz. 536

En otra cinta exhibida en el Hesperia, Pepe Hillo, a primeros de junio de 1931,


la orquesta interpretó una adaptación del maestro Cereceda; igualmente en Viva
Madrid que es mi tierra, del maestro Montoro, exhibida en el Hesperia a
primeros de abril de 1929; El suceso de anoche, del maestro Antonio Pol, una
gran película española filmada por el matador de toros Antonio Villalta,537
exhibida en el Hesperia a primeros de mayo de 1930. La popularidad del tema,
junto con la defensa, influida por el centralismo de la dictadura de Primo de Rivera
(1923-1930) prodigaría este género muy solicitado por el público a los
exhibidores locales con títulos posteriores como La Dolorosa. Sus temas
costumbristas eran, como decimos, muy del agrado del público, además de que
sus piezas musicales eran sobradamente conocidas de los almerienses.

Siguiendo la misma fuente oral se nos relata que existía una forma de injerencia
directa en la proyección de la película por parte de la música. Es decir, se
presentaban, previo a la proyección y más adelante durante los descansos, una
serie de números musicales tras los que se iniciaba la proyección del film mudo
que correspondiera sin que la mayoría de las veces la música subrayara la acción
narrativa.

Pero no sólo eran orquestas las que acompañaban las proyecciones de nuestros
cines sino que también se prodigó la presencia de pianistas o sextetos, como el
sexteto Sánchez,538 muy habituado a actuar en los Cafés de prestigio de nuestra
ciudad desde que comenzara su andadura en el Teatro Novedades en 1890. El
teatro Cervantes disponía de un piano, al igual que primero el Novedades y el
Variedades. Esta versatilidad del piano vale por sí para justificar la elección de
este instrumento en las ocasiones más modestas, o también en las que eran
necesarios elementos sonoros descriptivos durante la proyección como
acompañante, momentos en los que eran necesarias ciertas dotes de
improvisación.

Hemos dicho que las primeras cintas eran de poca duración. Pues bien, para estas

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

cintas existía un programa más o menos variado lo que suponía dominar


diferentes temas. Lo normal era interpretar a los clásicos. La orquesta del
Cervantes, al menos, sabemos que los interpretaban hasta el abuso; los músicos
de los pabellones cinematográficos ambulantes, de baja formación musical
clásica, los reinterpretarían presentándolos de forma inadecuada. No obstante,
también se interpretaron obras correspondientes a partituras originales que
acompañaban a la proyección de las cintas.

Figura indispensable debía ser el explicaor (un recurso que pervive conocido
como voz en off), sobre todo cuando las películas no tenían rótulos o los mismos
no sabían ser leídos, si tenemos en consideración la existencia de un alto grado
de analfabetismo en nuestra ciudad que impedía leerlos.

El director de cine catalán Fructuoso


Gelabert , durante el rodaje pedía a
sus actores que dijeran algunas
frases que luego reproducirían
directamente desde detrás de la
pantalla tratando de sincronizarse
con la película. La idea fue bien
acogida por el público, pero la
imposibilidad de desplazamiento de
los actores fuera de la capital, junto
a la dificultad para sincronizarse con
la acción, imposibilitó su continuidad.
El capitan Blood. Fotograma de la película que,
como todas las de ambiente marinero, eran recibidas
Era ya común oír en la ciudad a en la ciudad por un público que seguía con entusias-
finales de los años veinte, antes de la mo acompañado de aplausos.
llegada del cine hablado, comentarios
sobre películas sonoras, aunque
hasta el momento el sonido lo daban
las anónimas orquestas, los sextetos
y cuartetos, como el de Francisco
Sánchez López,539 o músicos de la
ciudad, curtidos en el arte del
escenario.

Las películas mudas exhibidas suponían, cada vez más, un esfuerzo de las casas
editoras al empezar a realizar cintas en varios episodios que los exhibidores
locales se empeñaban en acompañarlas con efecto sonoros y música según el
prospecto enviado por la productora, como en La Malquerida (Ricardo
Baños,1915), exhibida en El Variedades el 21 de febrero de 1917 y, sobre todo, La
vida de Cristóbal Colón (Ch. Drossner,916), proyectada en nuestra ciudad el

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

6 de mayo de 1916, una película en coproducción franco-española, que alcanza


un presupuesto astronómico para aquellos años y llenos impresionantes en el
Teatro-Circo Variedades

La llegada y desarrollo del sonoro en la década siguiente era inminente y su


incidencia en la producción iba a ser de gran importancia, ya que la crisis
económica que atravesaba el país, junto a otros factores técnicos, impidieron el
desarrollo de una cinematografía española.

Los almerienses no desconocían las posibilidades de transformación del cine mudo


al sonoro y, cuando llegase esa posibilidad, la competencia con el teatro sería
decisiva e irresistible. Las noticias llegadas de fuera o los comentarios de la
prensa corroboraban esa pronta posibilidad de sincronía entre la imagen y el
sonido y, una vez conseguido ese medio, se vaticinaba, el hijo del movimiento y
de la luz se convertirán en el dueño de las multitudes, a las que tiene el cine ya
dominadas. 540

Hacia 1928 se hicieron en Estados Unidos diversas pruebas experimentales para


conseguir cine sonoro. Los primeros éxitos se deben a la Fox con el sistema
Movietone, pero fue la Warner con El cantor de jazz la que alcanzó el éxito. En
Europa se ensayaron diversos proyectos que resultaron un fracaso. Almería fue
escenario de una de las primeras pruebas de cine sonoro que se hicieron en
Europa, incluso antes que en Sevilla, Murcia o Córdoba. Las noches del 28 y 29
de febrero de 1928 se proyectó una película de serie en seis partes titulada
Sangre y acero, de la Hispano de Forest Fonofilm, que tenía una parte hablada.541
El ensayo tuvo lugar en el Teatro Cervantes, aunque la experiencia resultó
frustrante.

A lo largo de 1928 y 1929 los grandes éxitos del cine mudo siguen atrayendo al
público. Cintas españolas como Boy, de Benito Perojo, o Ben Alí, que se
proyectaba con acompañamiento de orquesta, no encontraban rival en los
escarceos de cine sonoro que se intentaron en la ciudad. El año 30 comienza
con una curiosa producción, Historia del caucho, un documental de la United
Status Rubber Company, patrocinado por don José María Artero Pérez, agente
exclusivo para la provincia de Almería de los neumáticos U.S. Royal Cord, en la
Plaza de San Sebastián. La película fue muy publicitada y, en efecto, llamó la
atención este documental publicitario y gratuito ofrecido en el Hesperia porque
llevaba incorporado una audición sonora, sin que podamos especificar más. Le
siguieron títulos que, de una manera u otra, llevaban incorporados dispositivos
sonoros, 542 como El gaucho (1927), precedido por el interés que a los
aficionados almerienses le otorgaba su estrella favorita Douglas Fairbanks; Por
la muerte del general Primo de Rivera, que se anuncia como un
acontecimiento social en el Hesperia; El demonio y la carne (Clarence Brown,

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

A los almerienses les gusta el cine español

La industria cinematográfica nacional fue despertando lentamente del


vacío producido entre 1900 y 1910. Y, a pesar de la feroz competencia
extranjera, inició un progresivo despegue a partir de los años veinte,
gracias a unos realizadores que empezaron a dirigir cine y fueron capaces
con su temática de remontar la industria nacional. De entre otros
destacaríamos a Florián Rey, José Buchs, Fernando Delgado, Benito Perojo
y César Fernández Ardavín, entre otros. Surge una casa productora,
Atlántida Films, que se convierte en un claro exponente de la industria
cinematográfica española, junto a Barcinógrafo, de Barcelona, o Iberia
Films de Madrid.

Cada estreno de una película española era un verdadero acontecimiento.


Las salas rebosaban y hasta había que solicitar las entradas por encargo
para poder contemplar las obras cinematográficas españolas. Pero el cine
extranjero -sobre todo el cine americano- se va imponiendo lenta pero
imperiosamente, y el cine español entra en un período industrial con muchos
altibajos que culmina, a final de esta década, con la llegada del sonoro y la

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1926) con la inefable y admirada del público almeriense Greta Garbo y John
Gilbert; una película española, de las pocas que se veían por las pantallas
Crónica Social del
almerienses, Elcine en Almeria (1896-1936)
Guerrillero (Julio Buchs, 1928), El carnaval de Venecia (1927),
Ignacio Ortega
en 12 partes, de la que los espectadores debieron salir asombrados por las
escenas a color presentadas por primera vez gracias al sistema Pathé-Color, y
La alegría del Batallón (Maximiliano Thous, 1924), una zarzuela muda con
rótulos rodada parte de ella en Guadix, Murcia, Elche, Peñíscola y Sagunto; El
suceso de anoche (León Artola, 1929), Moulin Rouge (1928), del francés Ewald
André Dupont y la divina Garbo, de la mano del genial Fred Niblo en The Lady
Mysterious, conocida en España como La Dama misteriosa.

Una producción española más basada en una novela de Blasco Ibáñez, La Bodega
(1930) fue realizada por Benito Perojo, con María Luz Callejo y Joaquín Carrasco
en los papeles principales, exhibida en el Hesperia en su versión muda en
noviembre. Desconocemos si la versión sonora de Perojo en los estudios
franceses fue proyectada en nuestra ciudad, aunque suponemos que sí, dada la
afición del momento al cante flamenco y a la admiración de los almerienses a
Conchita Piquer, que luce su arte en aquella película. También se pudo admirar
un drama de Fred Niblo, Redención (1930), producida por la Western Electric
Sound System e interpretada por John Gilbert.

Y cómo no reflejar el cine de aventuras en el mar en nuestra ciudad como fue la


versión silente producida por Vitagraph de El capitán Blood (1924), aunque
proyectada en el Cervantes cinco años después, basada en una adaptación de la
obra de Rafael Sabatini en la que J. Warren
Kerrigan hacía el papel de Peter Blood y Jean
Paige el de Arabella Bishop. Luego, en plena
guerra civil, los almerienses podrían ver su
remake realizada por Michael Curtiz (El capitán
Blood, 1935), donde el galán de la época, Errol-
Flynn, encarnaba el corsario enfrentado a la
flota española en el asedio a Jamaica. El mar ha
estado siempre ligado a la aventura; y al mar, el
barco como escenario. Cuando nace el cine ya
no existe la navegación a vela y, sin embargo, el
bergantín y el galeón seguían siendo los barcos
por excelencia que eran en el cine el territorio
de los abordajes, los motines, los piratas y los
tesoros lejanos. Pero aquellos almerienses,
donde el mar era su existencia vital, adoraban
las películas de mares, los corsarios y capitanes
de barcos piratas, que suelen ser seres proscritos de nobles sentimientos, como
el capitán Blood, o bandidos generosos recuperados de la leyenda y tantos otros
bucaneros inspirados en obras literarias: El hijo del pirata, El teatro de los
piratas, Amor de pirata, El capitán Alegría (1924), El capitán Sansón (1926),
A través de los mares, Los corsarios, Por los mares del norte, El diablo
de los mares..., todas ellas exhibidas en las salas de la capital.

Pero sin duda el film mítico por excelencia fue la versión del no menos mítico
libro de R.L. Stevenson: La isla del tesoro, de Víctor Fleming (1934), proyectada

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

en el Cine Versalles días antes de que estallara la guerra civil, y tantas otras
que se exhibieron seguidas fielmente por un público donde el mar siempre
fue futuro e incertidumbre.

A principios de 1930 se anunciaban películas sonoras como Frivolidades,


543
pero el sonido lo daba la orquesta del Hesperia. A principios de noviembre
también el teatro Cervantes anunció como sonora La aldea maldita,
aunque en realidad eran películas sonorizadas sin diálogo y que provocó
cierta decepción entre un público ansioso de la novedad del cine sonoro.

Muchas de estas obras se repetirán más tarde en otros formatos, tal fue el
caso de Violetas imperiales, exhibida en el Hesperia en 1924 y 1935. El
propio José Buchs, defensor del costumbrismo como señal autóctona, se
repite en Carceleras, estrenada en el Tiro Nacional en 1935, cuya versión
fue la primera película totalmente sonora de España.

En la segunda decena del siglo XX La verbena de la paloma (J. Buchs,


1921), proyectada en marzo de 1923 en el Cervantes, marca los pasos a
seguir por el cine español, al igual que El Lazarillo de Tormes (Florián
Rey, 1925), exhibida en el Hesperia en noviembre de 1928,544 La hermana
San Sulpicio, (Florián Rey, 1927) exhibida a principios de 1928 en el
Cervantes en su versión muda y, posteriormente su remake sonora en 1935,
en el Hesperia, o El negro que tenía el alma blanca, una cinta de 1926 de
Benito Perojo, que fue exhibida cuatro años después en el Hesperia.

La primera producción sonora española fue El misterio de la Puerta del


Sol (Francisco Elías,1928-1929), que llegó justo en el momento en que ya
había sido presentado el invento de Lee de Forest en Madrid y los sistemas
de la Westerns Electric se extendían por todas las provincias. Si a eso unimos
la grave crisis del cine nacional, junto a la falta de medios técnicos para
realizar cine sonoro en España, nos lleva a que muchos realizadores y actores
españoles trabajen para los mejores dotados estudios extranjeros. Por eso
las primeras películas habladas en español se elaboran en los estudios de
Hollywood, en la productora UFA (Berlín) y en Joinville (París), de donde
sale un cierto cine hispánico .545

Con el deseo de proteger el desarrollo del cine español se creó el Consejo


de la Cinematografía en 1933, al tiempo que también se dictaron unas normas
que fijaron como obligatorio el doblaje al castellano de películas extranjeras,
aunque muchas producciones se siguieron exhibiendo en versión original
hasta 1936.

El cine durante la II República estuvo sostenido especialmente por las

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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productoras Cifesa, de Vicente Casanova, y Filmófono, de Ricardo Urogoiti, a las


que acompañaron otras muchas de desigual continuidad. El cine español demostró
que era capaz de crear un cierto tipo de historias costumbristas muy del agrado
del público. Los aficionados almerienses pudieron familiarizarse con nombres
como Perojo, Luis Marquina, José Luis Sáenz de Heredia... Un cine de directores
pero también de actores, pues a las pantallas llegan Imperio Argentina, Antoñita
Colomé o Miguel Ligero que la noche del 16 de 1936 abril hizo su presentación
personal ante el público almeriense para ofrecer una graciosa charla con el título
¿Quieres ser usted estrella cinematográfica?, igual que había hecho
anteriormente en otras ciudades. 546

Una pequeña estadística, cuyas cifras son harto elocuentes, nos ayudará a
comprender la penetración del sonoro: de 1929 a 1931 los films sonoros exhibidos
son escasos, alrededor del 40 por ciento, pero en 1933 el porcentaje sube al 10
por ciento (de un total de unos 800 títulos, en números redondos) y en 1936 es
ya del 90 por ciento, año en que las salas Cervantes, Versalles, Katiuska, Iris-
Park y Tiro Nacional de la ciudad tienen todas instalados equipos permanentes
de proyección sonora.
Los datos mostrados aquí, correspondientes al período de republicano1931-
1936, nos permiten observar el incremento paulatino del número de funciones
cinematográficas –aunque no se declaraban todas-, gracias a la incorporación
del sonoro, cuyo incremento se
corresponde con el
retroceso de comedias
teatrales, varietés y
óperas musicales que en
1913, por ejemplo, fueron
de 258.

Si en un alarde de
imaginación
extrapolásemos los
datos de las 782
funciones de cine
habidas en la capital
durante 1935, con una
media hipotética de 350
espectadores por
función, arrojaría una cifra aproximada a 300.000 espectadores de cine,
mientras que a fecha del 2000 el número de espectadores de toda la
provincia de Almería es de 1.109.049 y una recaudación de 4014 millones de
euros, equivalente a 668.997.324 de las antiguas pesetas, equivalente a más

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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de 3.000 funciones anuales.547

En el período que nos ocupa, el año con el máximo de funciones declaradas a


Hacienda por los cine Hesperia y Cervantes de la capital es 1934, con más de
700 funciones con una liquidación efectuada de 12.697,13 Ptas., y el que
menos 1933, con más de 500 funciones de cine declaradas y 8.992,35 ptas.
liquidadas.

Obsérvese igualmente la evolución de las funciones cinematográficas desde el


año 1927, incluido a modo referencial, hasta 1936 completo. Se observará una
bajada no esperada del número debido a la crisis que se produce con la
introducción del sonoro. El público demanda cintas sonoras y habladas en
español que no abastecen el mercado nacional. La industria cinematográfica
española no estaba preparada para la producción de películas españolas, por
lo que hubo muchas empresas españolas que comenzaron a rodar en estudios
americanos, alemanes, franceses o ingleses. Además, tampoco reunía el país
condiciones industriales para la sonorización de filmes por lo que la
sonorización de las películas que se rodaban silentes en España hubieron de
ser sonorizadas en estudios extranjeros.

A pesar del clima de inestabilidad política de los últimos años de la República,


no varió significativamente el régimen de exhibición de las salas
cinematográficas. Es más, a partir de 1933 aparecen las terrazas de verano
que se consolidan en 1936 con nuevas salas.

Lamentablemente la guerra civil interrumpió estos años dorados del cine español.
El conflicto bélico paralizó la producción de largometrajes en España y desplazó
la realización de otros hacia estudios extranjeros –Roma y Berlín, especialmente-
. Así Florián Rey y Benito Perojo dirigieron en dichos centros películas como
Carmen la de Triana (1936), La canción de Aixa (1938) o Los hijos de la noche
(1939). El bando franquista se quedó sin recursos, mientras que los republicanos
dispusieron de la infraestructura necesaria como para poder abordar una relativa
producción, aunque no fueron capaces de impulsar proyectos que alcanzaran
resultados satisfactorios. Sin embargo, sí hubo una intensa actividad en el campo
de los reportajes y noticiarios, con abundante información ideológica y
propagandística. También hubo una notable presencia de directores extranjeros
filmando activamente imágenes del conflicto y dirigiendo alguna película
testimonial como Tierra de España (Spanis Herat,1937), de Joris Iven, y Sierra
de Teruel (L´espoir, 1939), de André Malraux.

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Las proyecciones en Almería a lo largo del período estudiado constatan la


repercusión de estos cambios de manera directa o indirecta. Pero lo más
significativo fueron las transformaciones experimentadas por los locales y los
gustos del público.

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XIV. EL CINE SONORO LLEGA A LA CAPITAL

Marco general

Creemos conveniente recordar aquí que ha existido, en general, un gran


desconocimiento de los primeros años del cine en el apartado de las exhibiciones
y en lo que se refiere al aspecto sonoro del cine mudo. Por eso pensamos que, si
bien por mudo entendemos la falta de habla, sería esta cualidad la única de la
que carecería el mudo, pues el sonido aparecía empleado en nuestra ciudad con
las mismas cualidades expresivas que lo conocemos hoy día, incluso en algunos
casos experimentaciones con sonido. Por tanto, si simplemente se diferencia en
esta característica, deberíamos definir el sonoro como hablado, pues junto al
cine, desde su nacimiento, siempre estuvo presente el sonido.

Debemos desplazar la frontera, más bien difusa, en la que habitualmente se


sitúa el periodo mudo, pues éste no concluiría, en nuestra opinión, hasta que
imagen y sonido convivieron en la misma cinta. No podemos, por tanto, datar la
fecha de la llegada del sonoro a Almería por válida cuando en la primavera de
1928 se proyectaron en la capital algunas cintas sincronizadas con los sonidos
del fonógrafo y que daban la impresión de ser cintas sonoras, aunque así les
interesara mostrarlas al empresario del Teatro Cervantes. No, porque carecían
de valor técnico suficiente como para poder afirmar que imagen y sonido
convivían en perfecta armonía. Será por eso que la empresa que hizo sonar las
primeras notas de sonido al finalizar su contrato con el Variedades
desapareciera. .

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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En realidad, aquella generación de almerienses acudía al reclamo de los


exhibidores locales quienes ofrecían siempre el último invento (tecnológico) de
la cinematografía. El cine sonoro estaba próximo pero no fue realidad hasta 1931.

Para aclarar esta confusión creemos oportuno insistir en el período al que


estamos haciendo referencia. Sobre su inicio el criterio más aceptado es que la
película El cantor de jazz, proyectada el 6 de octubre de 1927 en Nueva York y
protagonizada por el showman de origen ruso, que alcanzó un éxito inmediato e
inesperado entre el público, es la primera película sonora, aunque el slogan,
sacado del texto de la película “aún no has oído nada” pretendía marcar los límites
entre un ciclo y otro ya que, como se ha señalado anteriormente, el inicio del
sonoro depende más de un concepto técnico.

En 1926 la productora Warner Brothers introdujo el primer sistema sonoro eficaz,


conocido como Vitaphone, consistente en la grabación de las bandas sonoras
musicales y los textos hablados en grandes discos que se sincronizaban con la
acción de la pantalla a partir de un motor que coordinaba el proyector y el
fonógrafo. Es en este soporte en el que se realiza la obra antes mencionada,
pero no sería hasta 1931 cuando el Vitaphone se vería superado por el sistema
óptico de la Fox, el Movietone, que se anunciaba “it speaks for itself”, algo así
como “habla por sí mismo”. Así pues, El cantor de jazz, sin duda reflejo de la
belle èpoque, se trataba de una película muda con los rótulos habituales, pero
con un acompañamiento musical sincronizado compuesto por cinco canciones y
una escena hablada de 281 palabras, todo ello grabado en un disco. Como es
evidente no podemos considerarla una película hablada en el sentido que hoy lo
interpretamos. Por eso cuando se estrenó en España, de hecho, se estrenó la
versión sin el disco al no existir salas con el equipo necesario y no podemos
considerar la llegada del cine sonoro a nuestra ciudad con el sistema de la C.
Film Hispano de Forest como la primera referencia de proyección sonora y
hablada a la que la prensa se refería. 548

Del cine mudo a la pantalla que habla


Hay que insistir en la dificultad de consulta de determinados fondos
hemerográficos en nuestra ciudad, que puede poner en entredicho nuestros
asertos. Las fuentes para el estudio de la transición del cine mudo al sonoro en
Almería proceden casi exclusivamente de los diarios La Crónica Meridional y el
Diario de Almería. A través de ellos encontramos las referencias imprescindibles
sobre estrenos, polémicas en torno al sonoro y apertura de nuevas salas. Así
pues, con nuestros datos actuales, debemos situar la primera sesión sonora en
Almería en el Cervantes, aunque la época dorada de la transición del mudo al

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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sonoro la situaremos en 1932-1933, especialmente por la aparición de las


primeras películas habladas en español, ya que hasta ese momento el público
almeriense prefirió el mudo a las películas habladas en inglés, que eran la
mayoría, de ahí que el Cervantes continuara con su programa de cine mudo como
inicio de la temporada cinematográfica hasta 1934, que adaptó su sala a sonoro.

El sonoro había triunfado fuera de nuestras fronteras; en distintos lugares de

Proyector modelo Gaumont arrendado por la Western Electric


al cine Hesperia en 1930. Con este modelo se iniciaron las
proyecciones de cine sonoro, no hablado, en la capital.

España, al menos el sonido de los aparatos De Forest era conocido, mientras


aquí seguíamos con el material de la Fox, de la Metro, la Paramount y Universal
presentando sus últimos éxitos mudos. Hemos hecho referencia a que a principios
de 1928 se anunció la presentación en nuestra ciudad del primer film sonoro, no
hablado, por medio de un aparato llamado Cinefón. 549

Los diarios se hicieron eco de la noticia y fue el 28 de febrero en el Cervantes


la sede del acontecimiento con la proyección de Sangre y acero, una película
de la C.Film Hispano de Forest Fonofilm, anunciada como hablada, que continuaría
días después en el Variedades a partir del 3 de marzo: La curiosidad ya que otra
cosa no bastaría para justificar la presencia del público en la sala del teatro
Variedades. Saber qué es el Cinefon, ver su funcionamiento; conocer los primeros
pasos dados en el campo de los experimentos científicos; percatarse de qué forma
se ha llegado a realizar la fotografía del sonido simultáneamente a la de la figura,
para que lo uno complemente a lo otro, era nuestro mayor interés cuando anoche
entramos en el viejo teatro. 550

El nuevo invento lanzado al mercado –se decía- si no perfecto en absoluto era


suficiente tal y como se halla para dar la sensación perfecta de que habla o canta

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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la persona que en la pantalla vemos, siendo isócronos los sonidos y los


movimientos cuya coincidencia es exacta.

Y al día siguiente de la proyección se recoge la siguiente información: En las


películas habladas en español es donde el público ha apreciado la novedad del
invento Cinefón (también conocido por Phonofilm) y ello nos obliga a rogar a la
empresa que sean proyectadas películas habladas en nuestro idioma en vez de
hacerlo en lenguas extranjeras.551 Si nos atenemos a las noticias de aquellos
días, la proyección tuvo cierta aceptación, y el sistema apuntaba bastantes
posibilidades, supliendo la carencia mayor que hasta entonces había tenido el
cine: el sonido. A tenor de los días que estuvo el invento en Almería552 nos
hace suponer que no fue del agrado del público porque el sistema ni estaba
suficientemente perfeccionado ni los films adaptados a él eran atractivos ni
suficiente la producción, posibilidades todas que provienen de la misma causa:
poco éxito. Sea lo que fuere, a finales del año siguiente, José Luis Salgado en La
Crónica Meridional escribía: Si el cine mudo equivalía a un viaje maravilloso desde
la butaca, el sonoro llevará a los almerienses a todas partes; y no sólo habremos
de verlas, si no que las oiremos. Sensación pasmosa de autenticidad, de cosa
viva, que enseguida se impondrá en los gustos del público. El cine sonoro –se
decía- acabará con el teatro, con los periódicos... 553

Estas tentativas de acompañamiento sincrónico de sonido no fueron del agrado


del público a juzgar por una carta anónima dirigida al periódico a principios de
1930: …me agrada el cine al aire; es espectáculo el del arte mudo entretenido por
demás (el sonoro mientras no sea en castellano, me resulta muy pesado).554 No
obstante, el coste de la instalación -la iniciativa de don Isidoro Vértiz, el primero
en Andalucía Oriental en lanzarse a un arte que en general distaba por entonces
de concitar la aprobación general por parte de las croniquillas de prensa locales
(y más en una ciudad no abierta a excesivas probaturas como al respecto parece
la capital almeriense)-, son el principal aliciente de dicha sesión. Lo cierto es
que, al menos en los primeros momentos, el público estaba un tanto desorientado
con lo que es el cine sincronizado, por otra parte anunciado por la prensa
almeriense como verdadero cine sonoro. Por si fuera poco, incluso el cine
Hesperia que cuenta con sistema de emisión sonora como tal (Western Electric),
a veces no tiene su empresario suficientes películas grabadas con esta técnica,
por lo que recurre a cintas sincronizadas, con sus inconvenientes, razón por la
que la gente salía defraudada.

Almería, durante los meses posteriores a 1928, 1929 y temporada de 1930 siguió
proyectando cine silente, aunque otras ciudades andaluzas disfrutaban ya de
las primeras proyecciones habladas en sus salas.
El 9 de enero de 1931 se exhibió la primera proyección sonora, no hablada, con
un proyector arrendado555 por la Western Electric Sound System . El Hesperia

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(posteriormente adquiriría un proyector Gaumont con el que iniciaría las


proyecciones de cine sonoro hablado) con la película Un hombre de suerte
(1930), de Benito Perojo, producida por la Paramount en sus estudios europeos
de Joinville. Se anunciaba por primera vez hablada en español y dialogada por
Muñoz Seca de la que el comentarista almeriense, José Luis Salgado, escribe: El
papel principal corre a cargo de Rober Ray, galán español. Otros intérpretes son
Carlos San Martín, Joaquín Carraso. Está bien en su papel Elena D´Agil y la
malograda Malia Muñoz; Valentín Parera y María Luz Callejo están muy endebles.
La que está formidable es Rosario Pino. Gracias a su actuación tuvo éxito la
película, interpretando a maravilla el tipo de la jamona rica, que se vuelve loca
por los buenos mozos. Se la nota un resabio teatral, pero ello no es un mal en
films eminentemente teatrales, como el comentado. Perojo ha dirigido esta
producción con pericia, pero sin superar sus realizaciones. La película volvió a
reponerse cinco meses después en el Cervantes. 556

Después de esta película el Hesperia siguió proyectando algunas películas más


sonoras, entre ellas “The Love Parade”, estrenada en España con el nombre de
El desfile del amor, una comedia musical de 107 minutos de duración dirigida
por Ernst Lubitsch en 1929 e interpretada por Maurice Chevalier, Jeannette
MacDonald, Lupino Lane, Lillian Roth, Lionel Belmore, E.H. Calver y Edgar Norton
de la que el cronista decía que el público no quedó defraudado por esta película.
La fastuosa presentación, la magistral interpretación y la música, plena de belleza
y gusto, cautivaron al auditorio desde las primeras escenas. 557

Entre tanto la Empresa del Hesperia558 traslada la programación de cine sonoro,


por razones que desconocemos, al Cervantes con el estreno el 12 de abril de
1931 de la cinta Los escándalos de Broadway (1929),una producción americana
en nueve partes también producida en los estudios de Joinville (Francia) y dirigida
por el francés George Archainbaud, autor de más de ciento veinte películas. En
esta ocasión se utilizó como reclamo publicitario anunciando cine sonoro por
primera vez en Almería cuando, en realidad, los almerienses ya habían vivido
anteriormente la experiencia del sonoro. El teatro estaba lleno y el aparato que
la empresa ha adquirido es lo más perfecto que existe, oyéndose la voz más
natural, que la de los mejores discos gramófonos. El algunos momentos, el público,
olvidándose de que la audición era de un cine sonoro, aplaudió al finalizar varios
números.559 El Cervantes ofreció dos sesiones: a las 6 y a 9,45 de la noche. La
película era una comedia musical sin diálogos, de ahí la confusión del selecto
público al finalizar varios números creyendo que era la actuación de una orquesta
y olvidándose que era cine sonoro.
Tarakanowa (1929) fue el siguiente título, 560 pero que parece ser un poema
musical en diez partes, interpretado por Joseph Artaud y dirigida por el francés
Raymond Bernard, que dirigió también Les croix des bois (1931), Faubourg-
Montmartre (1931) y Adie chérie (1946). De Tarakanowa se decía que tenía un

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

argumento interesantísimo, admirablemente interpretada y derrocha lujo para


cautivar a los más exigentes, pues salieron satisfechísimos del teatro, 561 aunque
tampoco ésta era la película esperada por el público.

Unos meses antes, en noviembre de 1930, en San Fernando (Cádiz) también se


proyectó la misma película de la que la prensa local también se hacía eco:
“...cuanto hablemos de tan singular película es nulo ya que sólo su título es tan
conocido, que sólo él es suficiente propaganda para llenar esta noche el Cine
Salón”.562 Manuel del Águila, el amigo de Celia Viñas en Almería, no acierta a
situar la fecha de proyección de esta película. Pero su prodigiosa memoria
arranca de los recuerdos de su infancia y asegura contundente que fue en el
Cervantes cuando vio a la “Princesa Tarakanowa”: “La primera película sonora,
no hablada, que yo vi y que me produjo una sensación enorme porque se me
quedó grabada la música y tal como la oí después la tocaba con el piano gracias
a mi oído privilegiado. Se trataba de “La princesa Tarakanowa”, sí, seguro, pero
563
no era hablada. Se oía ruido de cascos, puertas y una música muy curiosa y
pegadiza que yo la toco ahora en versión moderna a ritmo de jazz y que la gente
me dice ¡oye, qué cosa tan graciosa, es música moderna¡ Y yo les digo, pues no,
no es música moderna. La segundo que yo vi y que me produjo un impacto enorme
fue “El desfile del amor”,564 con Maurice Chevalier. Aquella película parecía una
cosa extraordinaria. Mi madre, que no era mi madre sino mi madrina, pues todo
el mundo sabe que me quedé huérfano a los tres años. Bueno, pues mi madre
adoptiva se sintió extasiada y comprendió el contenido musical de la película
pues su formación krausista le dio una extraordinaria sensibilidad musical...
También recuerdo –concluye Manuel del Águila- a Elisa Ruiz y Manuel San
Germán”. 565
A Tarakanowa le sucedieron otros films sonoros musicales como Los animales
del bosque, sonorizada con dibujos animados, Sólo te he querido a ti o
Reuniones prohibidas. Las primeras cintas sonoras que llegan a nuestra ciudad
son musicales, por razones obvias (sin argumento), y números de revista,
bastante abundantes, que no plantean ninguna pega. En primer lugar la distancia
idiomática es algo que el entretenimiento musical puede salvar con facilidad.
Cuanto más exiguo sea el argumento, más soportable era la película para el
espectador almeriense, y si esta se sucedía en una mera sucesión de números
musicales, aún sería más comprensible. Así se comprende la gran cantidad de
cintas que llegaron a nuestra ciudad en la primera etapa del sonoro. Con estas
películas existe una mayor tolerancia hacia la naturaleza de los sonidos, incluido
el idioma. Lo que importa es la novedad técnica en sí.

Puede resultar extraño que, hasta muy entrado 1932, el público almeriense
admite películas sonoras en idiomas que, desde luego, son absolutamente
minoritarios, y por tanto desconocidos para gran parte de los espectadores.. Es
decir, en un primer momento, el público se sitúa frente a una mera yuxtaposición

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

de imagen y sonido, todavía no necesariamente integrados como elementos


discursivos inseparables, pero cuando el público comienza a habituarse al cine
sonoro, la exigencia idiomática se plantea de otra manera de forma que llegua
a condicionar incluso la oferta cinematográfica del Sr. Vértiz.

Poco a poco la fidelidad del público empieza a verse recompensada con una
mayor frecuencia de versiones habladas, como en Cuatro de Infantería
(Westfron 1928), que gozó de enorme aceptación y éxito taquillero en la ciudad.
La película estaba dirigida por Georg Wilhelm Pabst en la que narra la historia
de un grupo de soldados de infantería alemanes de la I Gran Guerra luchando
en las trincheras francesas. Uno de ellos, Kart (Gustav Diessl) vuelve a casa
con un permiso temporal y descubre las desgracias y pobreza en las que vive
su familia a causa de la guerra, pero tiene que volver al frente, justo en el
momento para afrontar un ataque de las tropas francesas. Aquella noche el
teatro Cervantes estaba a rebosar, siendo ocupadas hasta las primeras filas
de butacas debido, sin duda, a la expectación que produjo en el público el anuncio
de esta película. En realidad no defraudó al público que acudió en busca de
emociones fuertes, puesto que hay en ella escenas de una trágica grandeza
que da una idea muy aproximada de lo que fue la gran guerra. Es un grito de la
humanidad contra la barbarie de las guerras y la mayor propaganda que se ha
hecho a favor de la paz. 566

A ésta le siguió una versión sonora, Fantasía del porvenir (Just Imagine,
1930), traducida por el cronista de la prensa local con el título 1980, una obra
musical de ciencia- ficción dirigida por David Butler con música de Manderson
y la participación de El Brendel, Maureen O´Sullivan, John Garrick, Marjorie
White, Frank Albertson, Hobart Bosworth... de la que se dijo ser una grandiosa
y espectacular visión del porvenir que la Film Corporation ha realizado donde
nos muestra cómo amarán las juventudes futuras y nos dará una exacta visión
de la vida que en aquella época se llevará;567 Zalacaín el aventurero (1928),
en nueve partes, recibida en el Hesperia con expectación está basada en la
conocida novela de Pío Baroja, quien asistió a su propio rodaje. La película no
logró el éxito esperado pero fue, sin embargo, la primera película española,
adquirida por la firma extranjera, la Metro Goldwin, para su distribución en otros
países. El escritor interpretó el papel de Jabonero, un coronel carlista, y su
hermano Ricardo Baroja hizo el personaje de Tellagorri, rodándose el film en
espacios naturales vascos y navarros.

Los films pioneros del sonoro eran proyectados sincronizados con discos, de
modo que cuando faltaba alguna parte del mismo, el disco perdía la
sincronización, produciendo algún que otro efecto desagradable y el rechazo
del público. Por otra parte, la maquinaria no estaba todavía suficientemente
perfeccionada y existían abundantes deficiencias. Con el tiempo los equipos
sonoros perdieron todo su misterio, desaparecieron los ingenieros que

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Don Isidoro Vértiz en 1931. Don Miguel Gómez Navarro


cedió el testigo a don Isidoro Vértiz, un capitán de la pro-
vincia de Navarra que, movilizado con el Regimiento La
Corona con destino a la guerra de África, y posteriormen-
te retirado del ejército por la Ley Azaña terminó casándo-
se con una conocida señora , recientemente enviudada, de
la burguesía almeriense. Él fue el impulsor del cine en nues-
tra ciudad y el introductor del cine sonoro con el sistema
Tobi-Klaungfilm alemán.

supervisaban los aparatos y operadores y jefes de cabina hicieron sus veces.


Aparecieron otras marcas y en talleres españoles comenzaron a construirse
algunos, cuyo sonido era aceptable para locales de segunda categoría. Al cabo
de poco tiempo, también los aparatos Western Electric Sound System fueron
desmontándose poco a poco. Las películas empezaron a hablar en español.
Primero con acento de Hollywood y luego de Joinville-le-Pont.

Para adecuarse a los nuevos modelos sonoros el Sr. Vértiz acondicionó el cine
Hesperia con una nueva instalación de cine sonoro y parlante, que supera a todo
lo conocido hasta el día. Se trataba, en efecto, del proyector Ideal Sonoro
Gaumont, pero no del modelo sencillo –se decía- que hasta ahora se utilizó en
muchos teatros importantes, sino del equipo doble, que llena todas las exigencias
y aspiraciones. Este aparato tenía la posibilidad de proyectar cualquier tipo de
película muda y sonora que llevaba incorporado el sonido en la misma cinta,
solucionando así el problema de la sincronización y de la ínter cambiabilidad.
Con este proyector se estrenaría en Almería la primera película sonora hablada
en español. Este aparato era alimentado con un motor de arrastre especial con
patente Gaumont que permiten a voluntad la velocidad constante para los films
parlantes y la velocidad variable de 14 a 40 imágenes para las películas mudas.568
Además, el aparato adquirido por el Hesperia llevaba incorporado un dispositivo
de variación de tonalidad de los altavoces instalados en el local con un mando
que controlaba el volumen del sonido e incluso estaba dotado de la posibilidad
de conexión de micrófono para comunicaciones verbales dentro del salón. 569

El 27 de juniode 1931 estrena el Cervantes la primera película totalmente hablada


en español, El Valiente (1930), dirigida por Richard Harlan e interpretada por
Angelita Benítez, Rafael Callol, Jacinto Jaramillo, Juan de Landa, Rafael Navarro
y María Calvo, a la que volvemos a encontrar en la pantalla almeriense del

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Programa de mano de la película sonora Mamá,


dirigida por Benito Perojo y estrenada en el cine
Hesperia en enero de 1932.La proyección se hizo
con un Gaumont sincronizado con discos que no
resultó del agrado del público debido a los efectos
desagradables de desincronización entre imagen y
sonido. Algunos espectadores exigieron que se les
devolviera el dinero de la entrada. (Cortesía de
José Miguel Martínez Lopez. Coleccion particu-
lar)

Hesperia con El cuerpo del delito, la primera película hablada en español en


este cine y dirigida por Cyril Gardner y A.Washington Pest. El 2 de octubre llega
la segunda cinta hablada en español, Camino del Infierno, también del director
de series, B Richard Harlan, y guión de Edwin J. Burke y Francisco Moré de la
Torre con María Alba, Juan Torena, el cordobés Carlos Villarías, Rafael Navarro
y Carmen Rodríguez.
A partir de aquí, aunque de forma discontinua, siguieron llegando películas
sonoras a los cines de Almería, unas veces en castellano, unas no dialogadas o
habladas en español, otras con subtítulos o desincronizadas por descuido o
impericia del proyeccionista lo cual provocaba algún que otro disgusto a los
espectadores que, enseguida, pateaban contra el suelo de madera. Los
aficionados almerienses pudieron ver películas en condiciones técnicas
inmejorables como El misterio del cuarto amarillo, Mamá, de Benito Perojo,
El rey vagabundo, Así es la vida, que se anunciaba hablada en español, El
general Crack, las Revistas Sonoras Arco Iris o The Broadway Melody, los
Noticieros Verdaguer, Paramount, Fox o pequeñas producciones de dibujos
animados de Félix, Félix altruista, Félix detective, Félix se divierte en el
Polo Norte, Félix y las Odaliscas, La flauta mágica, etc., que se ofrecían
previas a la película de estreno.
En septiembre de 1931 el Salón Hesperia, después de anunciar a los cuatro vientos
la instalación de un nuevo sistema sonoro, comenzó la programación con un
lleno rebosante. Al parecer la instalación efectuada en el Hesperia respondió a
todas las esperanzas pues la película El Cascarrabias (1931), de la Paramount,
dirigida por el actor, productor, guionista y director, Cyril Gardner, también autor
de El Cuerpo del delito (Gardner/Pezet, 1930), fue un éxito rotundo y la
actuación de Ernesto Vilches, ya conocido por los almerienses en otras
actuaciones, fue mi celebrada. 570 La película se estrenó totalmente dialogada
en español 571 y a esta característica suponemos el éxito alcanzado entre el
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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

público almeriense, aunque la película tenía un escaso valor artístico. Otro


personaje a destacar de la película fue el santanderino Ramón Pereda –cual si se
tratara del Pachín González creado por su homónimo, el novelista de Polanco-
que partió hacia América a la edad de trece años, al igual que desde hacía años
lo habían hecho otros aspirantes a indianos almerienses: Trabajó en las minas,
hizo de agente de seguros y, más tarde, comenzó a participar en las últimas
películas del cine mudo realizado en Hollywood y también en las primeras
producciones habladas en español, convirtiéndose en un galán cinematográfico
de reconocida fama, justa fama reconocida en nuestra ciudad. Finalmente acabó
por trasladarse a Méjico a poco de implantarse el sonoro, donde se instaló
definitivamente, escribiendo guiones, produciendo, dirigiendo y también
protagonizando varias decenas de largometrajes de gran resonancia entre los
públicos populares, parte de ellos promovidos a través de su propia productora:
La Pereda Films, S.A., una empresa que además intervino esporádicamente en
Cuba, cuyas películas generalmente llegaban a las pantallas españolas. En alguna
documentación mejicana aparece Ramón Pereda entre la nómina de exiliados
republicanos. 572

Durante algún tiempo continuaron funcionando en Almería –igual sucedería en


muchas partes de España y otros países de su entorno como, por ejemplo, Italia-
573
cintas para ser exhibidas con sus antiguos proyectores, adecuados
exclusivamente para las viejas películas mudas, como el teatro Cervantes que
seguía manteniendo su viejo proyector apto sólo para películas mudas, mientras
el Hesperia –gracias a su modelo alternante Gaumont- compaginaba películas
mudas con sonoras. La razón de mantener el Cervantes su programación de cine
mudo no es más por la defensa de los valores estéticos del arte mudo sino, en
nuestra opinión, porque las casas cinematográficas abandonan la producción
de películas mudas, el excesivo coste para el empresario al sustentar dos salas
de invierno, más las de verano, que redundaría inevitablemente en más medios
para la exhibición. Cuando ya no pudo soportar más la situación en 1934 se ve
abocado a seguir la corriente imperante ante la dificultad de seguir viviendo de
la cinematografía muda con lo que procedió, por la acción absorbente del cine
sonoro, a su reconversión.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

XV. DEL SONORO A LA GUERRA CIVIL

Y con la República llegó el sonoro


España había llegado al final de un período histórico. El sistema político de la
España de la Restauración canovista había fracasado; habían fracasado todas
las fórmulas políticas intentadas desde el poder, tanto las constitucionales de
Maura, Canalejas y Dato como las autoritarias impuestas por la Dictadura de
Primo de Rivera. La causa no era otra sino las enormes dificultades que
entrañaba enfrentarse a las dificultades de una estructura social atrasada,
arcaica y una convivencia social enrarecida. El desastre de la guerra de
Marruecos fue otra causa del debilitamiento de la monarquía, junto a un Ejército
anticuado y acostumbrado al intervencionismo político. Cuando Alfonso XIII
entregó el país a la Dictadura de Primo de Rivera no era consciente que la caída
de ésta supondría la caída de la monarquía. Por eso la II República significó una
puerta abierta a la esperanza de la mayoría de los españoles no sólo en lo político
sino también en lo social, reprimido por la Restauración en los últimos cincuenta
años.

La República, en fin, fue un esfuerzo más para intentar solucionar la magnitud


de los problemas que azotaban al país y nunca resueltos, de ahí la euforia de los
sectores sociales más desasistidos de la anterior etapa represiva.

En abril, justo cuando se anuncia la llegada del sonoro a la ciudad, a raíz de unas
elecciones municipales, se proclamó la II República y en diciembre se promulga
la nueva Constitución. La República trajo, entre otras novedades, la aparición en
las pantallas almerienses de algunas muestras de cine soviético. Decimos algunas,
porque otras continuaron prohibiéndose como lo habían estado durante la
Dictadura. Permítasenos, una vez más, salirnos de los específicos límites del

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

trabajo, para introducir algunas de las noticias curiosas de que disponemos. Si


repasamos el artículo de Martínez Bretón que se recoge en las Actas del IV
Congreso de la A.E.H.C podemos encontrar diversas frases extraídas de la revista
Popular Film, ensalzando al cine ruso de la revolución: “La fenecida monarquía
española con su legión de censores, elegidos entre lo más torpe y cerril de la
burocracia nacional, puso veto al cine ruso, tan aleccionador, tan pleno de
enseñanzas históricas y sugerencias sociales”. El problema, a pesar de todo,
quizá no estuviera en la censura, sino en la educación del público.574 Nadie podía
imaginar que lo que comenzó como júbilo y renovación se transformara con el
tiempo en dolor. Los años comprendidos entre 1931 y 1936 en España fueron
tiempos de crisis políticas y sociales. No es nuestra intención hacer aquí un
glosario de fechas significativas, pero sí observaremos los cambios que se
produjeron en la sociedad almeriense vinculados a la exhibición cinematográfica.

El día de la proclamación de la República fue un día de júbilo para la mayoría de


la población, júbilo que llevó al comentarista de El Heraldo, S. Sergio, en la sección
“Chispas del Yunque”, a escribir este sonoro artículo: ...Almería ha dado una
gallarda prueba de su consciencia ciudadana, y ha demostrado plenamente que
está capacitada plenamente para elegir sus caminos y es digna de gozar de
todas las prerrogativas de la libertad y del derecho.

(...) Ya no es Almería aquel pueblo apático, impresionable y burlón que tomaba


las cuestiones más graves y trascendentales a pura broma, y en cambio adoptaba
un gesto trágico, preludio de las hecatombes sangrientas...

Por el contrario, otra parte de la ciudadanía almeriense que se solazaba en los


cafés desapareció esa tarde y los cines de Vértiz no se abrieron. El ciudadano
se dio cuenta ese día que lo que echaba en falta era su película, su silla en el
café, su vaso humeante, su cigarro puro consumido serenamente, su partida de
ajedrez en el rincón propicio o su tertulia. ¿Por qué –se preguntaba el articulista
de El Heraldo- cerraron los cafés sus puertas dejando al ciudadano recién
republicano en una triste orfandad callejera? El temor a las algaradas –decía- y
a los desafueros de la masa popular estaba descartado, porque la jornada
histórica fue de orden, de mutuo respeto y de serenidad, y siendo así los dueños
de estos simpáticos establecimientos, que sin llegar al prestigio de las
democráticas cafeterías neoyorkinas, son tan gratos, no debieron adoptar una
resolución tan extrema, que sólo está justificada en los terremotos, las
inundaciones y los incendios

Posiblemente la mayoría de este público de tradición conservadora y


fervorosamente monárquico, perteneciente a las clases sociales más
acomodadas y elitistas de la ciudad, no sintiera la euforia de la mayoría de la
población almeriense que veía con buenos ojos la alternancia en el sistema de
gobierno.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
El cambio político también tuvo su repercusión en Almería que se tradujo en la
permuta de los cargos políticos, pero no los económicos, pasando a desempeñar
Manuel Ruiz de Maya y Miguel Granados el puesto de Gobernador Civil y el
puesto de Presidente de la Corporación Municipal, respectivamente575 Almería
quedaba definida como una sociedad dividida entre republicanos y
conservadores que, a medida que transcurría el tiempo, se acrecentaba más y
más, representado ideológicamente en el recién creado semanario “Justicia”,
de ideal republicano, y “La Crónica” de toda una tensión política que duró hasta
el estallido de la Guerra Civil. Por su parte el nuevo ayuntamiento contribuyó a
crispar a los monárquicos y conservadores al acordar revisar la gestión de los
anteriores ayuntamientos y la negativa de prestar ayuda económica a la
parroquia de San Antonio para las fiestas de su Patrón, una costumbre hecha
tradición por los monárquicos. La exhibición cinematográfica, tan fuerte en los
años precedentes, se consolida definitivamente en Almería durante estos años
e incluso llegó a incrementarse.

El nuevo régimen republicano no parece demostrar interés por el cine. Se diría


que lo agravó al imponer medidas fiscales, que no alentaba la producción
cinematográfica, aunque a largo plazo resultaría beneficioso ya que, habiendo
de competir libremente, nuestro cine fue capaz de producir films capaces de
rivalizar en calidad con algunas producciones extranjeras y hasta surgieron
nuevos aires de creatividad renovadora. Pero no se entendió en ese momento.
Con el deseo de proteger el desarrollo del cine español se creó en 1933 el Consejo
de la Cinematografía, al tiempo que se dictaron unas normas que fijaron como
obligatorio el doblaje al castellano de películas extranjeras, producciones que se
estuvieron exhibiendo en versión original hasta 1936.
El cine nacional de la II República estuvo sostenido especialmente por las
productoras Cifesa, de Vicente Casanova, y Filmófono, de Ricardo Urgoiti, a las
que acompañaron otras muchas de desigual continuidad. Fue precisamente a
partir de ese momento cuando el cine español comienza a demostrar que estaba
capacitado para abordar historias costumbristas que superaban el listón del
populismo más chabacano. No se entienden de otra manera los éxitos avalados
por la pareja de moda de la época, Florián Rey e Imperio Argentina (“La hermana
San Sulpicio”, 1934: “Nobleza baturra”, 1935; “Morena clara”, 1936); ni las
taquillas que dieron los trabajos de Benito Perojo (“Es mi hombre, 1935; y sobre
todo “La verbena de la Paloma”, 1935) y el buen hacer de Luis Marquina en “Don
Quintín el amargao” (1935) y de José Luis Sáenz de Heredia en “La hija de Juan
Simón” (1935) Un cine de directores pero también de actores, pues a las pantallas
llegaron Miguel Ligero, Manuel Luna, Antoñita Colomé o Raquel Rodrigo.

La República se encontró una industria cinematográfica española raquítica a la


llegada del sonoro. Tan raquítica que carecía de medios para adaptar las
producciones nacionales al sonoro. En Madrid no existían estudios para la
realización de películas por lo que se rodaba en España y se montaban y
sonorizaban en Barcelona y el extranjero, lo que lleva a muchos profesionales
(Buchs, Rey, Benito Perojo etc.) a desplazarse a Barcelona, que sí disponía de
estudios sonoros, y filmar casi todas las películas españolas de 1932 y 1933. La
política del gobierno republicano, a corto plazo, da como resultado a la
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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
desaparición de empresas cinematográficas y a la entrada de capital extranjero
que pasa a controlar la producción y la exhibición cinematográfica.

Si el cine se popularizó en nuestras ciudades fue gracias a la enorme aceptación


del sonoro y a una perfecta red de distribución donde el mercado americano se
impuso sobre el cine europeo y, sobre todo, sobre el cine español. Tan fuerte era
la presencia de cine americano que Juan G. Luaces escribe un artículo publicado
en La Crónica de Almería, que podría firmarse en la actualidad, muy comentado
en los círculos culturales de la ciudad, titulado El alma del cine. En este artículo
asegura que el cine americano es incapaz de asimilar el alma y los sentimientos
(...) Y no los asimila porque no nos comprenden. Los yankis tienen una concepción
pobrísima de la vida. Cuatro líneas bastan para trazar su mapa espiritual e
intelectivo. Sus gustos, sus costumbres, sus aficiones son de una superficialidad
absoluta, y es lo más particular que los americanos juzgan a todos los hombres
por sí mismos y a todos los tiempos por el suyo, con esa estupenda inconsciencia
con que los niños miran el mundo como una gran rueda girando en torno a la
puerilidad de sus juegos y a la futilidad de su enfado. Cuando los cineastas
americanos ruedan una cinta de época cuidan y ambientan acertadamente lo
que de anterior, aparente y episódico presentaba el tiempo que se retrata; pero
incurren en el error esencial de no considerar como rango poderosamente
distintivo de cada momento histórico la peculiar psicología que le daba un espíritu
propio y diferente a todos los demás.
En las cintas de época de factura americana, los personajes son hombres de
nuestro tiempo –mejor diría, de un tiempo americano- que se mueven en fondos
de antaño como un tenedor de libros de 1930, se movería en un ambiente romano
o medieval.
Parece increíble que Europa haya podido aceptar como imágenes de su pasado
los revoltijos cinematográficos esos de tradición y americanismo que nos sirven,
tan fuera de la realidad como pudiera estarlo el retrato de un tribuno laticiavo
ataviado con pantalón largo y gorra.
Desde la llegada del sonoro a Almería hasta 1935 se rodaron en Hollywood unas
cien películas en lengua castellana, aproximadamente, además de las 20
versiones en español que la Paramount realizó en los estudios de Joinville
(Francia) Una producción muy superior al francés, italiano o alemán. La razón
era muy sencilla: el mercado hispanoparlante era muy superior. La Metro,
Paramount, Fox, Warner Bross, Universal, Columbia... se volcaron a principios
de los años treinta lanzando al mercado películas habladas en español y
rehaciendo películas en inglés. Para ello las productoras invitaron al éxodo
hollywoodiense a muchos escritores, directores e intérpretes españoles, entre
ellos a Gregorio Martínez Sierra, Jardiel Poncela, José López Rubio, Eduardo
Ugarte, Tono (Antonio de Lara), Catalina Bárcena, Perojo o Buñuel, dispuestos a
hacer cine, y un cine español, no norteamericano. En 1935 los directivos de la
Fox, que pasa a llamarse 20Th Century Fox, deciden cancelar la mayoría de los
contratos porque habían llegado las producciones de películas en castellano a un
grado de calidad muy reñido con su rentabilidad. Situación que aprovechó la
productora oficial del gobierno republicano, Cifesa, para contratar a la Bárcena,
Martínez Sierra, Rosita Díaz Gimeno que, junto a Imperio Argentina, Florián Rey
o Benito Perojo auguraban ya un nuevo cine español, truncado por la más grande
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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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tragedia de la España de nuestro tiempo, justo cuando estábamos a punto de
consolidar un nuevo siglo de oro en la cultura española. Todo quedó roto.

Esperanza social para Almería


En el terreno estrictamente social de la Almería republicana la ciudad, Según
J. Santisteban en el Heraldo, tenía tres problemas a resolver que clamaban una
solución urgente: El abastecimiento de aguas, el alcantarillado y la supresión de
las cuevas, pues la falta de agua en los barrios produce eczemas, furunculosis,
acnés (...) porque lavarse constituye un lujo que no puede otorgarse el obrero.
Más de mil viviendas en las calles Fernández, Encuentro, Chamberí, Reducto,
etc., carecen de agua. Y añadía: El subsuelo está envenenado por la emanación
de los pozos negros y este problema se resuelve con el alcantarillado. Y más
adelante se dice: (...) las cuevas sin luz, sin ventilación, conviviendo con las bestias

C ue v a s d e A l me r í a e n
1932.Almería, a la llegada de
la República, tenía tres pro-
blemas a resolver que clama-
ban una solución urgente.
Eran, según un diario de la
é po ca , a ba st ec imi en to d e
aguas, el alcantarillado y la
supresión de las cuevas.

los seres humanos (...) tan compenetrados se encuentran en su desventura que


viven contentos en sus trogloditas habitaciones (...); conviven con la miseria y
el insoportable hedor de sus heces y están acostumbrados desde niños al pica-
dor insecto y a la costra atormentante. Ven las casas como patrimonio del rico y
a la cueva y la basura como herencia legítima.

La ciudad en 1931 estaba próxima a los 54.000 habitantes, unos 8.000 habitan-
tes más que a la llegada del cinematógrafo, y más de la mitad de su población no
sabía leer ni escribir. Se dice que uno de los principales indicadores de
modernización de una sociedad es, evidentemente, el nivel de instrucción
educativa de sus habitantes y su comparación con la media nacional. Pues bien,
el índice de analfabetismo en la ciudad, especialmente el femenino, se había
estancado situándose a la llegada de la II República en más del 55%, muy por
encima de la media nacional, y donde la población femenina atraía la más alta
tasa de analfabetismo. Por eso, cuando se reclama más cultura para el pueblo
en un artículo en la prensa alguien, de repente, descubre que ni existen
bibliotecas públicas en la ciudad ya que las del Casino y el Círculo Mercantil eran
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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Plano de la ciudad de
Almería.La ciudad en 1931
estaba próxima a los 54.000
habitantes, unos 8.000
habitantes más que a la lle-
gada del cinematógrafo, y
más de la mitad de su pobla-
ción no sabía leer ni escribir.

monopolio de los socios, la del Instituto estaba abierta dos horas en el centro y
el obrero, al llegar la noche, sólo encuentra el placer del cine a la taberna.576 El
Círculo Republicano disponía de una biblioteca que utilizaban los obreros que
asistían a las clases. Este centro llegó a ser un foco de cultura popular que dirigía
su atención a las clases obreras, dotándose de un Orfeón, un cuadro artístico
que representaba obras de teatro e incluso organizaba ciclos de conferencias
desde principios de siglo entre los que participaron Miguel de Unamuno, Pablo
Iglesias, Nicolás Salmerón... Una poesía recogía todas las esperanzas de ocio y
cultura que demandaba el pueblo almeriense:
Pronto tendrá el campesino
en cortijadas, en pueblos
donde la vida es más triste
de noche que un cementerio,
gramófono, cine y radio,
y bares para recreo,
bibliotecas y deportes
y cabarets y conciertos 577

La ciudad no dispuso de Biblioteca Pública hasta febrero de 1935 que comenzó a


prestar durante los días laborables, de tres y media a seis y media de la tarde,
dirigida por la señorita Isabel Millé.

Hemos dicho que, desde mediados de abril de 1931, los almerienses disfrutaban
con la exhibición de películas ¿sonoras? Desde 1929 a 1931 las diferencias entre
unas salas y otras consistían en el aforo, servicios y la presencia de músicos en
mayor o menor medida. A lo largo de los años sucesivos todos los cines que se
abrían llevaban incorporados los nuevos y rudimentarios sistemas ópticos.

Y junto al sonoro llega a Almería la moda del martini que, acompañado con
unas gotitas de ginebra, haría las delicias de las tardes veraniegas en el café
España del Paseo o el Balneario Diana. El sonoro ya se ha impuesto y el Hesperia
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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

se convierte en el buque insignia de la exhibición cinematográfica sonora de la


ciudad. La presencia de películas habladas en español en las pantallas almerienses
abunda y la producción española tiene fiel reflejo en la ciudad. Sin embargo, era
el cine americano el que acaparaba la exhibición cinematográfica. Y no sólo de
la almerienses sino de todo el país. Las versiones hispanas de los films
norteamericanos o habladas en español eclipsaban cualquier estreno de
producción española.

Entre la gente se va imponiendo el tuteo ya que el usted es una manera social


ante la persona que intenta encaramarse a otro estatus. Después la Guerra Civil
provocó un cambio revolucionario en el uso del tuteo hasta generalizarlo como
moda. A Dámaso Alonso, que no le agradaba esta moda, le parecía que la nueva
costumbre suponía que “el hundimiento del usted ha traído la profanación del
tú”.

Los deportes, especialmente el


fútbol, gozaban de una gran
aceptación popular, pero cuando
se suspendía algún que otro
partido la gente siempre buscaba
el refugio del cine, hasta tal punto
que se acuñó la expresión A falta
de fútbol, bueno es el cine.578 La
afición de los almerienses al fútbol
ya estaba suficientemente
consolidada en 1923 cuando se
inauguró el primer campo de fútbol
en la Huerta de los Cámaras, que Instituto de Enseñanza Secundaria, único centro de segunda
tenía la entrada por la calle enseñanza que existía en la capital.
Regocijos y travesía de la Palma
con unas dimensiones de 95 metros
de largo y 50 de ancho. El día de su inauguración, un 12 de agosto, el Almería
jugó contra el Jaén amenizado por una banda de música. En aquel encuentro
jugaron Antonio Blanes, Pérez Sevilla, Juan de la C. Navarro, P.García, M. Pérez
Sevilla, Soria, Nieto, Adlert, Carrasco, Trevijano y A. Muñoz. Los precios oscilaban
entre 15 Ptas. Palco sin entrada y media entrada general 0,60 céntimos y el
resultado no pudo ser más desastroso para el equipo local 8 a 1. Sin embargo, al
año siguiente, ganó la Copa de Fútbol del Ayuntamiento de Linares por 9 a 3.

El Cervantes, desde 1931 hasta 1934, continuaría con el formato de cine mudo.
La empresa tenía perfectamente definida su política empresarial. Hasta el verano
de 1934 el cine sonoro no tendría una programación estable en el Cervantes.
Incluso enfantizaba su comienzo con un cartel colocado en la puerta que decía:
Hoy se inaugura la temporada de cine mudo. Por este teatro pasaron tardíos

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
estrenos y reposiciones de la etapa muda, aferrado a los seriales mudos de los
años veinte que tenía su público de espectadores en la ciudad. Merecen
destacarse Gigantes y cabezudos (con Carmen Viance), Rasputín, El
sargento Malacara, en diez partes, Ana Karenina, anunciando a bombo y
platillo que en la película actuará la genial Greta Garbo, La mujer divina, Hay
una mujer, en siete partes, de Producciones Cinces...

Sólo se interrumpía la tradicional monotonía de la época por las novedades


cinematográficas, de varietés y teatrales, cada vez menos; las tertulias de los
cafés del mundo cultural y burgués o las tabernas y Círculos Obreros donde,
unos y otros, desde distintas concepciones sociales, discutían del convulso
panorama político o el último mitin en el Cervantes; los carnavales tradicionales,
las procesiones de Semana Santa, los conciertos mensuales de la Asociación
Cultural Musical, lugar de encuentro de todos los aficionados almerienses a la
música, las verbenas
ocasionales de la Asociación de
la Prensa en verano en la amplia
explanada del Tiro Nacional, en
el Jardín de Medina, o durante
el invierno en el Casino. La
fuerza que el cine adquiere en
estos años acelera la crisis
teatral pero empezó a romper
la sempiterna monotonía de la
ciudad. Aquella monotonía de la
que Gerald Brenan decía que
descendía sobre la ciudad como
El Atlético Club de Almería. 1932.
Los deportes, especialmente el fútbol, gozaban
la luz del sol, ni siquiera
de una gran aceptación popular, pero cuando atemperada por el fantasma de
se suspendía algún que otro partido la gente alguna historia de amor ilícito
siempre buscaba el refugio del cine, hasta tal
punto que se acuñó la expresión A falta de fút-
(...) donde todas las mañanas y
bol, bueno es el cine todas las tardes se
representaba el acto milagroso,
que era siempre igual (...) donde
el patrón cultural era tan
ajustado que no podía haber ninguna variación. El cine era ya el espectáculo
preferido por la inmensa mayoría de los almerienses. El cine, por fin, rompía el
mortecino bullicio finisecular de la ciudad en invierno y la abría a sueños antes
no soñados.

El teatro, territorio de una casta social de la ciudad, ya había quedado atrás. Ya


no ocupaba los huecos de las rutinarias veladas invernales de antes, aquellas
tertulias caseras reunidos bajo la halduda camilla al brasero, rociado de espliego
y estoraque jugando a la lotería. Donde las parejas se cortejaban al abrigo de
las conejeras faldillas, mientras la abuela hacía ojales o se cantaban los números
de la lotería con rítmica letanía: el 23e, el 42, la niña bonita, las monjas de rodillas,
el abuelo... y se iban llenando los cartones de lotería, costumbre que nos llegó
hasta los reciente años sesenta

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
Noticias en la ciudad de la suspensión la Compañía de Irene Barroso a principios
de 1936, por disolución de la misma, confirma esta situación lamentable y
dolorosa que arranca de los años veinte a causa del cinematógrafo, donde los
teatros ya no se ven concurridos y el público “por razones conocidas, esto es,
que tienen fácil explicación o que no nos las explicamos, toma un derrotero, es
inútil pensar que las reflexiones se hagan contra sus gustos o tendencias puedan
alcanzar alguna finalidad.579 Los astros cinematográficos –se escribe- han llegado
a la pantalla procedente de la escena, en tanto que son relativamente pocas las
estrellas que han tenido experiencias en las tablas (...) sin que los altos
funcionarios de la Metro Goldwin Mayer que analizaban esta situación pudieran
explicarse el motivo.580 Muchos aficionados conocían, gracias a la poderosa
publicidad americana, los nombres de Lionel Barrymore, Wallace Beery, Nelson
Hedí, Clark Gable o Charles Laughton antes de que pudiesen ver alguna de sus
películas en la ciudad; Otros mitificaban a sus estrellas favoritas y comenzaba el
culto a las celebridades de la poderosa industria cinematográfica norteamericana
que introdujeron en los hogares affiches de Greta Garbo, Mirna Loy, William Powel,
Spencer Tracy, los hermanos Marx y el gordo y el flaco que llevaban varios años
haciendo reír al público almeriense.
Los inicios de la República trajeron, entre otras novedades, la aparición en las
pantallas comerciales de algunas muestras de cine soviético; algunas, porque
otras continuaron prohibidas como lo habían estado durante la Dictadura. Una
de las muchas contradicciones propias de aquella época convulsa, en pleno control
proletario, era que las estrellas y las películas elegidas por los almerienses
procedían de la industria norteamericana -la industria más capitalista del mundo-
con las dobles versiones y el technicolor. Se estrena en el Hesperia Hay que
casar al príncipe, La noche es nuestra, El embrujo de Sevilla, La canción
de París o Río Rita (1929), muy comentada esta última, dada la novedad del
sonido y las escenas en technicolor581 aunque, por otra parte, disguta al público
dado que fuera hablada en inglés y con subtítulos en español. Otra cinta muy
aplaudida en el Cervantes fue El precio de un beso (1930), una zarzuela de
gran fantasía y colorido en la que los espectadores disfrutaron oyendo y
entendiendo lo que José Mojica dice y canta. Los aficionados almerienses le
apodaban el perdigacho ya que nada más salir en pantalla se ponía a cantar.

La programación continuó con la misma tónica los meses siguientes. Pero se


produce un cambio en la exhibición comercial de las películas que consistía en
mantener las películas dos o tres días en cartel, como mínimo, con lo cual se
producían menos estrenos y mayores beneficios para el exhibidor, pues con una
sola película se podía conseguir el doble de espectadores.

Dos acontecimientos cinematográficos sacudieron la ciudad en el mes de enero


de 1932. A principios de año se estrenaba Sin novedad en el frente (1930),
una cinta rodada con una cámara muda a la que posteriormente se le añadieron
los sonidos de las bombas y los gemidos de los heridos que habían sido
previamente grabados. Aquella película que vieron los almerienses sigue siendo
hoy uno de los mejores alegatos exhibidos contra la guerra en nuestra ciudad a
juzgar por un público que salió del Hesperia profundamente impresionado.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
A final de enero se proyectó otra curiosidad del cine sonoro de aquel momento
en el Hesperia cual fue la proyección del posiblemente primer vídeo-clip de la
historia: La Paloma, anunciada cantada en español, estaba basada en la famosa
canción del maestro cubano Iradier (si a tu ventana llega una paloma, trátala
con cariño que es mi persona...) Tuvo este corto tal éxito entre los espectadores
almerienses que, a fuerza de ¡otra vez, otra vez¡ obligaron a la empresa del
Hesperia a proyectarla por segunda vez.

Una cinta de producción soviética a destacar en el Cervantes fue Iván el


Terrible, película muda dirigida por Yuri Tarich. De su acogida entre el público
almeriense se hacía eco la crítica local, aunque las películas americanas
interpretadas por actores españoles eran muy apreciadas por el público, llegando
algunas a permanecer en cartelera casi una semana, como fue el caso de Mamá,
dirigida por Benito Perojo, con Catalina Bárcenas y Rafael Rivelles como
protagonistas.

A mediados de septiembre se abre la temporada de cine sonoro en español de la


Paramount en el Hesperia, anunciando que las exhibiciones serán con un
proyector de la marca Ideal Sonoro. La película que sirvió de estreno fue El
hombre que asesinó (1931), con Rosita Moreno, o Sombras de circo, con
Miguel Ligero; El Rey del jazz, una revista musical en technicolor que alcanzó
tal éxito que el crítico El Heraldo escribía: El empresario Sr. Iribarne, en su criterio
de no bombear sino lo que conoce para no defraudar a los asiduos concurrentes
de su cine, se ha quedado corto y no ha hecho “la reclame” que merece tan
admirable producción (Jorge Ruen) .582 Otras películas anunciadas como
comienzo de temporada se destacaron Gente alegre, con Roberto Rey; El
comediante, con Ernesto Vilches, muy valorado por el público almeriense de tal
modo que, cada vez que se estrenaba una de sus películas, el lleno estaba
garantizado

Y como remate de la temporada cinematográfica de 1932, la Noche Vieja se


proyectó en el Hesperia Cheri-Bibi, con la pareja María Fernanda Ladrón de
Guevara y nuevamente Ernesto Vilches encabezando el reparto.

En 1933 el Cervantes seguía programando cine mudo en su sala dirigido a un


sector de público reacio todavía al cine sonoro, dirigida a un público entendido
que prefería el mudo a las películas habladas en inglés, que eran la mayoría,
alternando la programación de películas extraídas de obras literarias como El
prisionero de Zenda o Gigantes y cabezudos con comedias silentes de Buster
Keaton, conocido entre el público con el sobrenombre de el hombre que no ríe o
Pamplinas junto a espectáculos zarzueleros, tríos, copla andaluza, teatro, mítines
y actos políticos. Pero el Hesperia dedicaba su programación exclusiva a cine
sonoro en el local de Avenida de la República, antiguo Paseo del Príncipe, hasta
comienzos de verano que daba por concluidas las funciones diarias de cine
sonoro583 para reanudarlas septiembre. Ese otoño inició la temporada con una
película de lujo, Luces de la ciudad, que obtuvo un lleno rebosante. 584

La temporada cinematográfica programada ese año por el gerente del Hesperia

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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con la casa Filmófono fue realmente de lujo: Cazadores furtivos, Piratas de
Shangay, El tío Ernesto, La vida de los Cartujos, Campeón de mi amor,
Atletismo, Amoríos, de la productora Cinaes, un film musical Danubio Azul,
de la productora Carlos Estella, La hermana blanca o Torero a la fuerza.
Algunas de ellas pudieron estrenarse en nuestra ciudad, otras no superaron la
censura del gobierno republicano, que venía actuando casi con los mismos
criterios que los gobiernos anteriores de la Dictadura, y a final de octubre de

A final de octubre de 1933 el Hesperia contó con la


presencia del actor Juan de Landa que se trasladó a
Almería para promocionar su película El Presidio
(Ward Wing, 1930), una versión en español de The Big
House supervisada por Egar Neville. (Cortesía de don
Juan Navarro Hijuelo)

1933, el Hesperia contó con la presencia del actor Juan de Landa que se trasladó
a Almería para promocionar su película El Presidio (Ward Wing, 1930), una
versión en español de The Big House supervisada por Egar Neville.

Coincidiendo con el comienzo del verano del 33 aparece un nuevo salón de


espectáculos, el Tiro Nacional, una sala o terraza de verano que alternaba las
varietés con el cine sonoro. A veces, al final de las funciones cinematográficas
se programaban otros actos que solían terminar a altas horas de la madrugada,
tal fue el caso la noche el 28 agosto que, después de la proyección habitual del
Journal Pathé y la película sonora Cazando fieras vivas, se procedió a la
elección de Miss Almería. Era una actividad organizada por la Asociación de la
Prensa local que concedió el premio a la señorita Maruja Sáez Contreras. Esta
iniciativa de los periodistas almerienses tuvo al principio un cierto signo elitista,
pues se celebraba con el Baile de la Prensa en el Casino. Sin embargo, al
advenimiento de la República alcanzó un marcado tinte popular convirtiéndose
en un acontecimiento democrático de prestigio en la ciudad donde se solía elegir
a Miss Prensa y Miss Almería conjuntamente. El año 1934 recayó en la señorita
Margarita Sánchez y en 1935 en la joven de dieciocho años Lolita García, que se
confesaba francamente izquierdista. 585

El nuevo cine del Tiro Nacional se instaló en el camino de la Estación en el campo


del Tiro Nacional, de ahí su nombre, con un escenario portátil traído de Madrid y
una iluminación en todo el recinto hecha por el técnico electricista almeriense
Sr. Segado, después operador cinematográfico con el empresario del Cervantes
y el Hesperia, don Isidoro Vértiz, y otro técnico traído de Madrid por la empresa
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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

EDAM, que se alojaba en el Hotel La Perla, propiedad entonces de don Gustavo


Rodríguez Hernández, en la plaza Joaquín Ramón García.

El primer arrendatario del Tiro Nacional cine fue la Empresa Cuevas que, al año
siguiente, traspasó a don Isidoro Vértiz Iturregui, oficial del ejército llegado a
Almería con destino al conflicto de Melilla en los años veinte y, posteriormente,
afincando en el Cuartel de la Misericordia. La Ley Azaña le obligó a la jubilación
prematura del ejército y se afincó en nuestra ciudad, casándose con la joven
viuda doña Jacobina, emprendiendo diversas actividades empresariales
cinematográficas en la ciudad.

Don Salvador Durbán, junto a otros accionistas, traspasó el Hesperia a don Isidoro
Vértiz y puso al frente de la gerencia a don Luis Iribarne. Por su parte, don
Miguel Gómez Navarro se traslada a Sevilla y, con la autorización del Círculo
Mercantil, traspasa el Cervantes al señor Vértiz, quedando éste con el control
de la exhibición cinematográfica en la ciudad, a la que añadiría posteriormente
la Terraza Hesperia, instalada en un solar de la Huerta de los Cámara, donde
compró un solar a cinco pesetas el metro cuadrado.

Coincidiendo con el comienzo del verano del 33 apa-


rece un nuevo salón de espectáculos, el Tiro Nacio-
nal, una sala o terraza de verano que alternaba las
varietés con el cine sonoro. A veces, al final de las
funciones cinematográficas se programaban otros
actos que solían terminar a altas horas de la madru-
gada, tal fue el caso la noche el 28 agosto que, des-
pués de la proyección habitual del Journal Pathé y
la película sonora Cazando fieras vivas, se pro-
cedió a la elección de Miss Almería

Imagen del exterior del Tiro Nacional, en la calle


Eguiler. Una de las primeras terrazas de verano de
los años treinta.(Foto Archivo La Voz de Almería)

Parece ser que antes del Tiro Nacional funcionó otro cine de verano, según
Martínez O´Connor, llamado Terraza España en la calle Eguiler que fue antes
un local de almacén tradicional de duelas y arcos para barriles cuyo propietario,
Sr. Martínez, llevaba la representación del jabón Lagarto, la Casa Ramoneda
S.A. de Barcelona y, al morir, los herederos vendieron a don Isidro Vértiz para
establecer un cine provisional.586

La terraza de Verano del Tiro Nacional, como el resto de las salas, tenían al
frente a los operadores cinematográficos que eran los responsables de las
proyecciones; personajes conocedores de todos los secretos, dueños de las

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Miss Almería de 1935. Al advenimiento de la República alcan-


zó un marcado tinte popular convirtiéndose en un acontecimien-
to democrático de prestigio en la ciudad donde se solía elegir a
Miss Prensa y Miss Almería conjuntamente. El año 1934 recayó
en la señorita Margarita Sánchez y en 1935 en la joven de diecio-
cho años Lolita García, que se confesaba francamente izquier-
dista

sombras que hicieron soñar a tantos almerienses desde que el cinematógrafo


empezó a ser un medio de comunicación de masas. Algunos, conocidos para
nosotros; otros, anónimos profesionales, que desde los comienzos de siglo
empezaron a descubrir los secretos de aquellas mágicas linternas y trasladaban
sueños en forma de haces de luz a un público hambriento de esperanzas.

Los Operadores Cinematográficos almerienses proyectan sueños todas


las noches

Un tal Sr. López fue el primer operador cinematográficos del que tenemos
referencia en 1911 en el teatrico de Los Jardinillos. A él le sucedieron toda una
saga de operadores, auxiliares, acomodadores, taquilleros... Juan Antonio
Almécija, taquillero del Trianón por las noches y de día recadero del Garaje Inglés
de don Adolfo Téllez; Juan Panza, capaz de pegar los textos anunciadores de
las representaciones teatrales, a pesar de no saber leer, sin error. Pero sobre
todo famoso en la ciudad porque se atrevió a meterse solo en una jaula de leones.
Le sucedió Nicolás Mañas, que desde los tiempos del Variedades pegaba con
tachuelas las cartelas de las películas y funciones teatrales en la Puerta Purchena
y Barrio Alto, también era el avisador, encargado del alojamiento de las
compañías teatrales y llevar el café. Le sucedió don Gregorio Dioni que, además,
portaba la publicidad de las películas al Diario de Almería en la calle Las Tiendas
y a Radio Almería en la calle Arapiles a cuyos periodistas se les permitía entrar
de gañote al cine. De los Segado y Pepe Nieto aprendió tan bien el oficio de
operador cinematográfico que don Isidoro Vértiz le dio de alta en la perra gorda
en 1936 años; Juan Álvarez incansable repartidor de cientos de programas de
mano alargado confeccionados en la imprenta Peláez, de la calle Murcia; Isabel
Martorell, la taquillera del Hesperia y el montador Diego Plaza, a quien don Isidoro
encomendó el montaje de los decorados cuando de alguna actuación teatral se
trataba; Juan Ruiz, que confeccionaba con tinta china y acetato vistosas
diapositivas de anuncios de las próximas películas del Hesperia y la publicidad
previa a las proyecciones de los Comercios Plaza, El Buen Gusto, el coñac Garvey,
que representaba don Ulpiano Díaz o los Muebles París-Madrid, de don Rogelio
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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
Ferrer; Pepe Montero que, cuando terminaba su trabajo de ordenanza del
Catastro, se vestía con el uniforme de portero del Hesperia, y Pedro Céspedes,
del Cervantes; Antoñico, de día repartía con un
carro agua de Enix y, de noche, se convertía
en el acomodador del Hesperia. Hasta el to-
rero Julio Gómez, Ralampaguito, trabajó en el
billetaje del Cervantes y el Hesperia. A estos,
después de la Guerra Civil, les sucederían
Antonio Carreño, Fernando Ortuño, Pepe
Márquez, José Ruano, Demófilo, Virginio,
Jimmy...

Y los operadores, responsables de tantos


sueños, don José Nieto, nacido en 1903 que
entró de aprendiz en el Trianón en edad
temprana, junto a su cuñado Luis Garrido, que
ejercía de portero en la Jefatura de Industria;
don Antonio Iribarne, hermano de don Luis
Don Francisco Segado, operador cinema- Iribarne y el hijo de éste, Y aún incluso antes
t o g rá fi co . Segado que alternaba su nego-
que don José Nieto estuvo el Sr. Segado que
cio de electricidad con la de operador cine-
matográfico. Éste enseñó, a su vez, el oficio alternaba su negocio de electricidad con la de
de operador electricista a don José Nieto operador cinematográfico. Éste enseñó, a su
Amate y, cuando se estableció la normativa
vez, el oficio de operador electricista a don
de que en las cabinas de los cinematógra-
fos debía contar con un operador y un auxi- José Nieto Amate y, cuando se estableció la
liar por proyector. normativa de que en las cabinas de los
(Foto cedida por la familia Segado
cinematógrafos debía contar con un operador
y un auxiliar por proyector, a don José Nieto
Amate se le encomendó la responsabilidad de
los cines Trianón, Cervantes, Hesperia y la terraza de verano del Versalles. Con
el tiempo estableció por su cuenta un local de electricidad en la calle Reyes
Católicos, frente a la actual sala de Bingo, simultaneando su actividad
cinematográfica -como su maestro- con la de electricista.

Junto a él aprendieron el oficio operadores cinematográficos como Galindo,


Antonio Liébanes, Miralles, Nicolás Mañas y Gregorio Dioni, testigo en su juventud
de los cinematógrafos de los años treinta. Él es la fuente documental de cómo
llegó a manos de don José Nieto una cinta grabada por la casa Gaumont –
documento historiográfico de nuestra ciudad-, cuando el Rey Alfonso XIII estuvo
en Almería imponiendo la medalla al Mérito Militar al Regimiento de la Corona
nº 71.

En la cinta, de unos 25 minutos aproximadamente de duración, aparecían planos


de la Catedral, Alcazaba, Parque, Puerta Purchena, Pescadería –según nos
comenta don José Luis Nieto (hijo)- y del Puerto, donde se veían las tareas de
carga y descarga de barriles de uva para su almacenamiento en los tinglados del
Puerto y, desde allí, en barcazas hasta los buques anclados en la bahía. También
aparecían planos de detalle de maniobras para el embarque del mineral de hierro
hasta el Cable Inglés; un recorrido por el Campamento Álvarez de Sotomayor y
-257-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

un travelling por el Paseo del Príncipe donde se observaba la sastrería de Herrada


y edificios como el Círculo Mercantil junto a otros ya desaparecidos. Por fin, un
plano general se abre para mostrar la estación de ferrocarril adonde la cámara
se aproxima en zoom para mostrar los concejales ataviados con uniforme de
gala, el obispo de la diócesis y otras autoridades civiles y militares, junto a una
muchedumbre que espera la llegada del Rey. Posteriormente se observa un
vistoso desfile militar a lo largo del Parque Viejo donde aparece situada una
tribuna y el Rey presidiendo el desfile.

Esta película fue proyectada numerosas veces por don José Nieto Amate en el
cine Hesperia e Imperial (antes Versalles), después de la Guerra Civil, a diversas
familias de la capital que se lo solicitaban, ya que en la cinta se podían reconocer
familiares ya fallecidos que, por ser autoridades en aquel tiempo, aparecían en
primeros planos en el acto de recepción al Rey, como la señora doña Adela Pérez,
esposa del Sr. Cassinello, o doña María Jiménez García. Estas proyecciones

El operador cinematográfico don


José Nieto. (Cortesía de la fami-
lia)

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
espontáneas y desinteresadas se exhibían siempre al término de las sesiones
habituales en estos cines y los asistentes, familiares y amigos salían emocionados.

El depositario y propietario de esta cinta era don José Nieto, -jefe de cabina del
Cervantes junto al operador don Nicolás Mañas y el ayudante don Gregorio Dioni,
también operadores del Tiro Nacional y Versalles- que se la dio don Miguel Gómez
Navarro, junto con otros objetos, como compensación de una deuda –nos cuenta
su hijo- que el gerente del Cervantes tenía con él, aunque según nuestros datos
don José Nieto no llegó a trabajar con don Miguel Gómez Navarro, sino con Vértiz.
La cinta fue guardada en casa hasta el año 1967 que decidió entregársela al
entonces príncipe don Juan Carlos. Para ello, aprovechando un viaje de su hijo a
Madrid, el joven José Luis se dirigió al diario ABC, para ver si me podían informar
qué es lo que que tenía que hacer para hacer llegar la película a la Zarzuela. Esto
fue una ingenuidad por mi parte –nos comentaba lleno de indignación-. En la sede

Don Gregorio Dioni fue testigo, desde los 17 años, de la evolución


del cine mudo al sonoro. Contratado por don Isidoro Vértiz trabajó
en el Hesperia, Cervantes y Tiro Nacional hasta su movilización al
estallar la Guerra Civil.

de ABC fui recibido por un señor que dijo ser Secretario de don Juan de Borbón
y le aconsejó que la película debería recibirla don Juan de Borbón, por ser éste
hijo del fallecido don Alfonso XIII y que él podía hacerla llegar a su destino. Yo
accedí a la petición y le entregué la película a este señor, que me aseguró recibiría
notificación de la llegada a su destino. Pero esta carta nunca llegó.

El Tiro Nacional dispuso desde el primer momento de un ambigú que, en junio de


1935, el secretario de esta Sociedad, don Antonio Altolaguirre, sacó a concurso
público para su arriendo, pues el servicio prestado el año anterior no ofrecía
calidad. Comenzó a funcionar por la verbena de San Pedro con la proyección El
canto del ruiseñor, una producción Cifesa dirigida por Carlos San Martín, con
Pepe Romeo y Maria Espinal como intérpretes. La apertura de la terraza de
verano del Tiro Nacional supuso un respiro para la afición almeriense que se
sumaba a la programación de la Terraza Hesperia y al Cervantes, ocasionalmente.
Ofrecía una amplia oferta cinematográfica, estrenando o reponiendo algunas
películas interesantes, pero tardías. Además de Carceleras, en su versión
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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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sonora, se estrenó Svengali, anunciada como obra cumbre del cine parlante,
con John Barrimore; El Danubio Azul, en su versión censurada; La Amazona
de las rosas, Aves del paraíso, con Dolores del Río, que empezaba a ser
conocida por el público almeriense, y otras de menor entidad.

Los almerienses tuvieron que esperar a la temporada de otoño para encontrarse


en el Hesperia con Marlene Dietrich con el Expreso de Shangay, anunciada
en español por dobles y La Venus rubia; con Maurice Chevalier en Petit Café;
con Catalina Bárcena en Primavera en otoño (1933) guionizada por Gregorio

La actriz M. Dietrich en El cantar de los cantares.


Los aficionados almerienses tuvieron
muy pronto ocasión de admirar a la Dietrich en las habi-
tuales programaciones que de cine
UFA se hacía en nuestra ciudad.

Martínez Sierra y José López Rubio; con Lilian Harvey en Pez de tierra. Pero,
sobre todo, las nuevas novedades de la UFA como Dilema, Órdenes Secretas,
etc., dentro de la programación semana UFA de este cine de la que se decía que
las semanas de cine sonoro UFA eran referente de calidad cinematográfica en
la ciudad. Estas semanas UFA se prolongaron después de 1939, junto a sus
famosos documentales encabezados por el rótulo Ojo y oídos del mundo.

El cine Hesperia disponía de varios proyectores con sus respectivos operadores


-eloperador jefe y el auxiliar- que se iban sustituyendo por otros más modernos,
según se iban introduciendo nuevos avances técnicos. Los aparatos eran buenos,
pero todavía no les habían quitado las alteraciones en el tono de la voz que de
cuando en cuando surgían y producían mal efecto... y protestas entre el público,
dándose el caso que los personajes perdían la voz, aunque la recobrasen
inmediatamente, como le ocurrió al juez de la cinta proyectada en el Cervantes
el 29 de mayo de 1931 Del mismo barro y con más frecuencia a los intérpretes
de El embrujo de Sevilla, proyectada en el Hesperia el 18 de diciembre del
mismo año. Ahora las proyecciones del Hesperia reunirían condiciones de sonido
y luz inmejorables, gracias al esfuerzo del Sr. Vértiz por ofrecer calidad en las
proyecciones, pero en las terrazas de verano las condiciones cambiaban, pues
se instalaba un proyector por cabina que, junto a la limitación de 35 minutos por
bobina, obligaba a interrumpir la proyección para instalar la siguiente bobina.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
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Operación que se hacía dos o tres veces por sesión, según duración de la cinta.
El proyector más antiguo era el KRUPP alemán, un viejo armatoste que no
superaba la calidad de los Gaumont franceses. Pero eran aparatos de la época
del cine silente que funcionaban también con el sonoro gracias a la habilidad
técnica de los operadores. Parece ser que para la adaptación sonora se llamó a
un técnico almeriense de Albox, don Francisco Navarrete, que trabaja en Jaén
con don Manuel Rubio, representante único para Jaén, Almería y Granada de la
casa Philips. El intento no debió prosperar porque poco después nos encontramos
nuevos proyectores con adaptación sonora Tobis-Klangfilm.

La temporada de invierno de 1934 arrancó con una magnífica programación


cinematográfica en la pantalla del Hesperia, pero también con dos magníficos
proyectores AEG que sustituían a los Ossa587 que don José Nieto y los Segado
manejaban a la perfección. Para su instalación se había trasladado a la capital
un técnico alemán, requisito imprescindible de la AEG que, mientras procedía a
su instalación circuló la noticia de que un dirigible estaba cruzando la ciudad a
baja altura. Este señor, como todos, salió de la cabina de montaje y, al observar
que el zeppelín era alemán, se puso firme en medio de la calle frente al dirigible,
que avanzaba majestuosamente por la Rambla, se cuadró y, brazo en alto, saludó
a modo nazi hasta que cruzó por encima de los atónitos espectadores.

En los cines, y especialmente en las terrazas de verano, aparte del ambigú del
que disponían, en los descansos unos espectadores aprovechaban el momento
para comenzar las incidencias de la película y otros se hacían eco de la llamada,
cansina y repetitiva, del Yimi, portador de una vasera con 7 u 8 vasos que repetía
monótonamente: ¡Hay agua y refrescos¡. El agua del Yimy era del grifo, pero la
gaseosa blanca la adquiriría primero en el establecimiento de refrescos del
popular don José el del Porvenir, que los hacía ajarabados coloreados de naranja,
limón y menta.

La primera proyección de 1934 fue Los Nibelungos (Fritz Lang, 1924)


anunciada en la prensa como sonora y que, sin embargo, es silente; El signo de
la cruz, (Cecil B. De Mille, 1932), fue la primera proyectada en funciones de 4,
6 y 10 de la noche durante tres días y con lleno a rebosar en cada función a la
que siguió la producción española En cada puerto un amor (Carlos F. Borcosque,
1931) interpretada por Conchita Montenegro y José Crespo; también tuvieron
ocasión de encontrarse otra vez con la actriz Marlene Dietrich en El cantar de
los cantares (The Song of Songs, 1933) de R. Mamoulian, y una extraña
producción alemana de 1933, la versión censurada de Amoríos (Liebelei,1933)
de la Tobis-Klangfilm junto a un film del pionero del cine en España, Ricardo de
Baños, El Relicario (1933), con Nieves Aliaga y José Alcazaba además de una
interesante comedia silente de Robert Z. Leonard, Té para tres (1927) en el

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Cervantes, que continuaba su programa de cine silente hasta la feria de 1934,


que instaló un nuevo proyector AEG y empezó su programación de cine sonoro.

Ahora, desde el cine sonoro del Teatro Cervantes los almerienses empiezan a
conocer a Edward G. Robinson en su eterno papel de gánster con una cinta del
género policiaco, Fuera de la ley (1930) pero también los noticiarios sonoros
de la Fox Movietone que se anunciaba con un rótulo dando vueltas en el que se
leía Habla por sí mismo. La producción cinematográfica nacional escaseaba en
nuestras pantalla pero, cuando se producía el estreno de una cinta española el
éxito estaba asegurado, como en el caso de la película dirigida por Benito Perojo,
El hombre que se reía del amor (1932), que durante varias noches se mantuvo
en cartel y cuya interpretación corrió a cargo de la archiconocida Antoñita
Colomé, que gozaba de admiradores locales, Rosita Díaz Gimeno, María Fernanda
Ladrón de Guevara, Ricardo Muñoz y Rafael Rivelles, le precedían siempre la
revista sonora Fox Movietone y, en esta ocasión, con un documental sobre la
Alhambra de Granada junto a una producción de la Western Electric Sound
System, La hermana blanca, dirigida por Victor Fleming y en la interpretación
el admirado Clark Gable y Helen Hayes, censurada previamente por el Gobernador
Civil y autorizada finalmente en la capital; El puente de Waterloo (1931, de
James Whale, con Douglass Montgomery y Mae Clarke; Fuera de la ley; Leslie
Howard, interpretando el exquisito romance de La llama eterna (1932), junto
a Norma Shearer y Fredric March, dirigidos por Sidney Franklin.

Al llegar el verano en la Terraza Hesperia los almerienses pudieron ver Torero


a la fuerza, una producción de Artistas Asociados que había sido prohibida su
proyección en España a petición del gobierno mejicano, aunque una vez
censuradas algunas escenas fueron autorizadas el 8 de noviembre; también se
pudo ver por primera vez una versión fantástica del más puro cine clásico, King
Kong, dirigida por Merian C. Cooper e interpretada por Fay Wray. Una cintas
refrescantes –según la prensa- para las noches de julio y agosto fueron Tarzán
de los monos (1932), el primer film de la serie interpretado por Johny
Weissmuller en la Terraza del Hesperia, y Héroes de tachuela, (Helpmates,
1932) con la genial pareja Stan Laurel y Oliver Hardy junto a la omnipresente
revista documental de la Fox Movietone, más otra de dibujos animados para
compensar la duración de 20 minutos de Héroes de tachuela; Melodía del
arrabal (1933) con la incomparable pareja Imperio Argentina y Carlos Gardel,
que llenó la terraza del Hesperia.

El año terminó con una producción americana en versión española interpretada


por José Mojica y Rosita Moreno, El rey de los gitanos (Frank R. Strayer,
1933); la versión sonora de El negro que tenía el alma blanca (Benito Perojo,
1934), protagonizada por Angelillo, estrenada en nuestra ciudad,
sorprendentemente, justo un mes después de ser estrenada en el cine Rialto, de

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Madrid, cerrando la temporada con La Reina Cristina de Suecia (1933),


interpretada por Greta Garbo y John Gilbert en una romántica historia enmarcada
en la Guerra de los Treinta Años, una película que se anunciaba los días previos
con el primer trailer en la pantalla del Hesperia.

El Teatro Cervantes abandona su programación de cine silente y prepara su

Versión sonora de El negro que tenía el


alma blanca (Benito Perojo, 1934), prota-
gonizada por Angelillo, estrenada en nues-
tra ciudad, sorprendentemente, justo un
mes después de ser estrenada en el cine
Rialto

sala con un nuevo proyector AEG alemán que


sustituía al histórico Gaumont francés, además
de Té para tres, los almerienses se volcaron
con Ana Karenina y un reportaje de la Fox
Movietone sobre los sucesos de Asturias y
Barcelona, que tanta conmoción causaron en la
República; 20.000 años en Shing Shing y una
curiosa película encubierta publicitariamente
con un supuesto carácter científico: El misterio
de los sexos, en la que participaban los
científicos Voronoff y Pehan. En realidad lo que
hacía atractivo el pase de esta película era la
picaresca recomendación del anuncio
publicitario: No apta para señoras. 588

Programa de mano de la cinta El negro En 1935, para una población de 24 millones de


que tenía el alma blanca, proyecta- habitantes, existían en España cuatro mil salas
da en la terraza del Hesperia. (Cortesía
de Jose Miguel Martínez López. Co- de exhibición y 20 firmas productoras. El
lección particular) estallido de la guerra civil en 1936, en cuyo
desarrollo se mantuvo la provincia de Almería
leal al gobierno republicano, limitó
considerablemente las actividades
cinematográficas y el repertorio de estrenos.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

Hasta tanto, la exhibición almeriense se basaba en algunos estrenos tardíos,


sometido a lotes, y reposiciones a las que el público respondía fielmente,
relegando a un plano secundario los espectáculos teatrales. Se llegó a proyectar
hasta tres veces la película El agua en el suelo (E. Fernández Ardavín, 1933),
el mayor éxito de Cifesa en la temporada del 34 que, según anunciaba la
publicidad, costó 350.000 ptas., un presupuesto muy alto para la época y rodaje
de seis meses. Fue estrenada en nuestra ciudad con tres años de retraso, pero
con rotundo éxito. Fue rodada en varios escenarios de Cantabria y con especial
incidencia en Comillas.

Pero la crónica cinematográfica del cine español no se agota aquí sino que,
sorprendentemente, a las pantallas almerienses empiezan a llegar muchas
producciones nacionales. Desde principios de año se venían proyectando con
enorme éxito títulos como La hermana San Sulpicio (1934), de Florián Rey,
interpretada por Ana Adamuz y la admirada María Anaya, en doble sesión con El
hombre mecánico de Mackey, una película de dibujos animados que tan del
agrado del público almeriense resultaban; Sor Angélica (1934), de Francisco
Gargallo, estrenada en abril en el Hesperia y en reposición en la Terraza de Verano
del Hesperia en agosto. Durante su estreno en la puerta del cine y en la prensa
se anunciaba: Se pone en conocimiento de los señores que tienen encargos de
localidades para Sor Angélica, en las funciones de hoy domingo, que no les serán
reservadas por exceder los pedidos del número de butacas que la sala no tiene.
La taquilla se abrirá a las 11 de la mañana; 589 Viva la vida (1934), dirigida por
José María Castellví y guión del propio Castellví; Del mismo barro, en versión
en español de la cinta dirigida por Víctor Fleming y proyectada en dos ocasiones,
una en mayo en el Cervantes y julio en el Hesperia. En su reparto encontramos
los nombres de los cordobeses Rafael Valverde y Carlos Villarías, éste volvería
a las pantallas almerienses durante la feria de agosto del 35 con Drácula, una
película de la Universal; La Dolorosa (1934), del francés Jean Grèmillon, primera
película producida por la empresa valenciana Producciones Cinematográficas
Españolas Falcó y Cia. con argumento netamente español e interpretada por
Rosita Díaz Gimeno y el tenor Agustín Godoy, un argumento muy conocido del
público almeriense pero que no resultó del agrado general. Otra producción que
llamó la atención fue la producción norteamericana sobre el líder de la revolución
mejicana, ¡Viva Villa! (1934), de Jack Conway, interpretada por Wallace Beery
en el papel de Pancho Villa.

En La Pelirroja se advertía al público que el argumento de la película era muy


atrevido en su desarrollo.590 Fue interpretada por Adolphe Menjou (La Sirena
del Palace, 1932, de Fred Niblo) ya conocido por cintas anteriores como La
dama del club nocturno o Amigos o rivales?. Madame Butterfly (1932),
de Marion Gering en la que pudieron admirar por primera vez a Cary Grant en el
papel de Pinkerton y a Claudette Colbert en A la sombra de los muelles

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

(1933), de James Cruze; La ciudad de cartón (Cardboard City, 1934), una


producción americana de Louis King con créditos del guión firmado por Gregorio
Martínez Sierra, uno de tantos guionistas fichados por la Western Company para
las versiones americanas para el sustancioso público de habla hispana; Rasputín
y la Zarina (1932), de Richard Boleslawski, con John Barrymore de protagonista
y tantas otras de corte americano procedentes del stock que los distribuidores
de la Metro ofrecían a los exhibidores de provincia.

Durante el verano en la confortable terraza del Hesperia se pudo ver la versión


sonora de Violetas Imperiales (1932), con Raquel Meller como protagonista
que interpretó ante la pantalla su repertorio de canciones que deleitó a los
almerienses. Anteriormente, también en el Hesperia, pudieron ver la noche del
12 de noviembre de 1924 la versión silente. El año 35 se cerró en el Hesperia con
una producción sonora de la Fox exhibida en el Cervantes junto a un corto sonoro
de dibujos animados, La pequeña coronela (David Butler, 1935), con Shirley
Temple y Lionel Barrymore.

El nuevo año se abre en el Hesperia con un remake de Rosario la cortijera en


la versión sonora de León Artola. La versión silente ya se había proyectado en
el Teatro Cervantes el 20 de octubre de 1925, corriendo la adaptación musical a
cargo de la orquesta del Cervantes dirigida por el maestro Blas Torres. Los
exteriores de la película dirigida por León Artola en 1935 se habían rodado en el
cortijo Alamillo de Villarrubia de Córdoba y en Salamanca,591 enmarcándose la
producción dentro de la campaña de actualización sonora que había emprendido
la industria española, volviendo a las producciones seguras y de rentabilidad
económica. La película, protagonizada por Estrellita Castro, Niño de Utrera y
Rafael Durán, se desarrolla en una dehesa salmantina donde vive Rosario con
su familia. Rosario está prometida a Rafael, mayoral del cortijo, pero cuando
aparece su primo Manuel, un joven torero que ha triunfado en América, Rosario
se enamora de él y se escapa con el torero a Sevilla que, termina por abandonarla.
Rafael, despechado, acude a Sevilla en busca de los amantes donde se produce
una pelea entre ambos hombres que pondrá fin a la vida del torero. Pero Rosario
sigue amando al torero y llora sobre su cadáver, mientras el mayoral vuelve al
cortijo pleno de dignidad.

En febrero de 1936 el Frente Popular barrió en las elecciones, produciéndose un


cambio de gobierno en todas las instituciones de Almería. El cambio político, sin
embargo, no contribuyó a la estabilidad política sino que radicalizó las diferencias
entre las distintas fuerzas políticas. Se inicia el año 1936, un año muy impor-
tante en la historia de España y en el presente estudio, ya que marca el fin del
período del cinematógrafo analizado.

En los primeros meses de año las pantallas almerienses estrenan más e

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
interesantes películas españolas casi al mismo tiempo que en el resto de los
cines de otras provincias como Córdoba, Sevilla, Murcia o Málaga. En el Hesperia
se estrenaba El niño de las monjas (José Buchs, 1935), Currito de la Cruz,
El genio alegre (Fernando Delgado, 1936), Casta diva (1935), una producción
alemana de la casa Ufilms que, casi con toda seguridad, venía acompañada de
un noticiario de la misma nacionalidad en el que aparecía Adolf Hitler. Los
almerienses ya tenían referencias del líder nazi a través de la prensa y otros
informativos porque tuvieron ocasión de conocer la historia del pueblo alemán
cuando se proyectó la película Del Kaiser a Hitler en el Hesperia, el 18 de junio
de 1935.

Algunas distribuidoras nacionales, en competencia con la producción

Rosario la cortijera, en ver-


sión sonora de León Artola.La
versión silente ya se había pro-
yectado en el Teatro Cervantes
el 20 de octubre de 1925, co-
rriendo la adaptación musical a
cargo de la orquesta del
Cervantes dirigida por el maes-
tro Blas Torres. Los exteriores
de la película dirigida por León
Artola en 1935 se habían roda-
do en el cortijo Alamillo de
Villarrubia de Córdoba y en
Salamanca.

norteamericana, comenzaron a organizar visitas promocionales de sus estrenos


en las capitales de provincia que reunieran las condiciones de un mercado
atractivo y unos empresarios bien relacionados. Almería, evidentemente, cumplía
estas exigencias y lo prueba la presencia de Miguel Ligero para la promoción de
la película de ambiente andaluz Morena Clara (Florián Rey, 1936), rodada muy
cerca de Almería, en Purullena y Guadix, donde se tomaron algunas secuencias
que no se incluyeron en el montaje definitivo. 592

En efecto, la noche del martes, 16 de abril, se estrenó Morena Clara y el actor


de la película, Miguel Ligero, se presentó en el Teatro Cervantes ofreciendo una
charla siempre en tono de broma, de las ventajas e inconvenientes que ofrece la
calidad de estrella, trazó, salpicándolas de versos humorísticos, más o menos
ripiosos, algunas semblanzas de artistas que han alcanzado la cima de la
celebridad y, además, propuso al público que en la segunda vuelta a las ciudades
que visite se den funciones gratuitas para los niños pobres, y más aún, lo que se
recaude entre el resto del público se aplique a fines benéficos, detalle que fue
muy aplaudido por el público asistente. 593

El formato de la gira consistía en la visita a la ciudad de un actor muy popular


con el fin de asistir al estreno de una de sus últimas películas para promocionar
-266-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

La noche del martes, 16 de abril, se


estrenó Morena Clara y el actor
de la película, Miguel Ligero, se
presentó en el Teatro Cervantes
ofreciendo una charla siempre en
tono de broma, de las ventajas e
inconvenientes que ofrece la cali-
dad de estrella, trazó, salpicándo-
las de versos humorísticos, más o
menos ripiosos, algunas semblan-
zas de artistas que han alcanzado
la cima de la celebridad y, además,
propuso al público que en la se-
gunda vuelta a las ciudades que
visite se den funciones gratuitas
para los niños pobres, y más aún,
lo que se recaude entre el resto del
público se aplique a fines benéfi-
cos, detalle que fue muy aplaudido
por el público asistente

la cinta, pero también la producción nacional. Antes de la proyección el artista


ante la pantalla hablaba al público, recitaba poesías o cantaba. A continuación se
estrenaba la película. Paralelamente, la productora orquestaba desde los medios
de comunicación locales toda una batería de publicidad encubierta desde la
sección local. Es el caso de La Crónica Meridional, llamada Cinelandia al día
mientras las películas se mantuviese en cartel. Reproducimos aquí algunas
reseñas por estar llenas de ingenuidad periodística y carga publicitaria
presentadas, bien en torno a la película,594 bien en torno a la productora. 595

El 18 de abril se estrena en el Hesperia la triste película La hija de Juan Simón


(Sáenz de Heredia, 1935), el gran éxito de Angelillo, que propone una visión
amable y solidaria sobre los problemas de las clases populares, cuyas condiciones
de vida se presentan con negritud, al tiempo que no se ahorran ácidas
observaciones sobre esa fracción de la burguesía que no tardará en nutrir las
filas de los insurrectos franquistas. La prensa ya había advertido de los problemas
que suscitó el rodaje de esta película.

La prensa anunciaba la pronta inauguración de dos nuevas terrazas de verano

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

para las calurosas noches de verano


almeriense. Los almerienses esperaban
como agua de mayo la apertura de los
nuevos cines. Finalmente se abrieron el
Versalles, el cine de la Plaza de Toros o Iris
Park y el Katiuska. La Terraza Hesperia
pasó a llamarse Tiro Nacional,
administrada por el Sr. Vértiz.

El Katiuska abrió el 4 de junio en un local de


la calle General Luque, propiedad de don
Francisco Hirta, con la intención de compe-
tir con los cines del Sr. Vértiz. Un negocio
familiar de don Baldomero Luque, operador
cinematográfico con el Sr. Vértiz, que había
transformado el viejo almacén de barrilería
en sala cinematográfica para que funciona-
ra durante todo el año. Tenía dos clases de
localidades y ofreció funciones diarias de
cine sonoro con un proyector OSSA, de se-
gunda mano, adquirido en Granada, aun-
que este dato no está suficientemente con-
P r o ye c t o r d e l a c a s a O s s a d e l c i n e tra st a do.
Katiuska. (Cortesía de Francisco Egea
Vizcaíno)

El cine Versares, luego cine Imperial, abrió


sus puertas el sábado, 20 de junio a las 10
de la noche en el antiguo campo de fútbol
con la proyección Amoríos en el Parque y Casada por azar con el aforo
repleto de público. El local, propiedad de don Isidoro Vértiz, estaba equipado con
uno de los proyectores Gaumont Ideal Sonoro, controlado por el operador
cinematográfico Nicolás Mañas, también operador del Hesperia junto a don Fran-
cisco Segado Ruano, electricista que poseía una tienda en la calle Príncipe, 36.
La cabina de proyección estaba totalmente equipada con sonido óptico, el
estereofónico-magnético vendría después de la Guerra Civil.

El Iris Park se abrió con una vieja Gaumont el día 21, domingo, a las 10,15 de la
noche con La viuda negra. Pero el proyector se averió y hubo de suspender las
funciones del lunes y martes.

La Terraza Hesperia dejó de funcionar provisionalmente el 19 de junio, aunque el


Sr. Vértiz consiguió la concesión del Tiro Nacional al tiempo que exhibía en el
Versalles.596 El local se inauguró con una Revista de la Paramount nº 35 y la

-268-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

impactante Adiós a las armas (1932), proyectada unos días antes del golpe
de Estado, con las star-system del momento Helen Hayes, Gary Cooper, Mary
Philips y Adolphe Menjou. Para tal fin don Isidoro Vértiz adquirió un magnífico
aparato modelo AEG alemán.

Las terrazas de verano del Tiro Nacional y el Versalles estaban equipadas con soni-
do óptico 1 Tobis Klangfilm y dos proyectores situados a una distancia grande de la

En la película El malvado Carabel, de


Edgar Neville, proyectada a finales de mayo
de 1936 en el Hesperia, el público de
Almería aplaudió a rabiar a la intérprete
Antoñita Colomé.(Cortesía de Angelita
Aguado López y Luis Fernández López).

Otro de los éxitos proyectados fue El gato


montés, de Rosario Pí que fue, en opinión
de Edgar Neville, la primera directora del
cine sonoro español.

pantalla, lo que obligaba a consumir más pares de carbones, contribuyendo a au-


mentar la calidad lumínica de la proyección, cosa que agradecía el público. Sin em-
bargo, el Katiuska y Plaza de Toros no estaban tan atentos a la calidad de la pro-
yección, es decir, que la película tuviese buena luz, lo que favorecía al empresario
el ahorro de pares de carbones -un par al día por proyector- causa de frecuentes
protestas y gritos contra el operador.

Al final de esta época que nos ocupa, la disyuntiva que alguna vez se planteó
entre cine mudo y cine sonoro dejó de existir. El teatro Cervantes, férreamente
anclado a una programación estable de cine mudo se inclinó ante la presión social
de los aficionados y la prensa local, cada vez más especializada, a propósito de
Tiempos modernos, asegura que el público entendido se rinde ante una nueva
concepción del arte cinematográfico sonoro.

El cine, hasta 1936, había conseguido un alto nivel. La presencia masiva, los llenos
a rebosar, la afluencia de público etc. son expresiones constantes de los medios
informativos almerienses que avalan la consolidación del cine en nuestra ciudad
y, especialmente, del cine español que se encontraba en su mejor momento y
que los espectadores almerienses acogían con verdadero entusiasmo. Así lo
manifestaban títulos como Santa Juana de Arco (Das Mädchen Johann, Gustav
Ucicky,1935), de la productora Ufa, interpretado por Angela Salloker y Heinrich
George, exhibida el 14 de febrero en el Hesperia; El rey de los gitanos,

-269-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

proyectada en el Katiuska el 13 de junio de


1936. Aunque era una producción
netamente norteamericana de 1933,
dirigida por Frank R. Strayer, fue rodada
en España con guión de José López Rubio
y la interpretación del conocido José
Mojica y la no menos conocida del público
almeriense Rosita Moreno, al igual que Yo,
tú y ella (John Reinhardt, 1933); El
malvado Carabel (Edgar Neville, 1935),
con guión de Wencelao Fernández Flórez,
proyectada a finales de mayo en el
Hesperia ante un público que aplaudió a
rabiar a la intérprete Antoñita Colomé;
Morena Clara, El niño de las monjas,
El gato montés (Rosario Pí, 1935) que fue,
en opinión de Edgar Neville, la primera
directora del cine sonoro español.

A mediados de junio de 1936 la prensa


venía anunciando un saldo desfavorable
al Gobierno de España y al Frente Popular.
Cada día la inquietud y desasosiego,
debidos a la inercia legislativa, motivaban
P r o ye c t o r A E G i n s t a l a d o e n e l c i n e un ambiente cargado de sombríos
Hesperia dotado con sonido Tobi Klanfilm presagios, dibujándose oscuras fórmulas
por don Isidoro Vértiz.
sobre España. A partir de esta fecha se
quebraron muchas esperanzas y nuestro

Fachada de lo que fue el cine Katiuska y diseño


de su portada. (Diseño de Julio Matarit)

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
cine, el cine español, tardaría muchos, muchos años en despegar. 598

Conclusión

Las respuestas de los empresarios y público de Almería a las


transformaciones materiales, económicas y sociales operadas en las décadas
anteriores abren nuevos caminos por los que va a transitar el futuro de la
exhibición cinematográfica en la capital. En este sentido, podemos decir que la
continuidad que se produjo entonces entre teatro y cine fue similar a la actual
entre cine y televisión.

A la vista de lo expuesto, y considerando la reducida población de Almería,


podemos afirmar a modo de resumen que las primeras exhibiciones de cine
sonoro son relativamente tempranas respecto a otras ciudades de España,
también la implantación definitiva del sonoro.

El sonoro, de repente, acabó con toda una experiencia anterior del


espectador de cualquier sala, al eliminar la figura del pianista o la pequeña
orquesta que interpretaba en la mayoría de los casos según su inspiración. Por
otra parte, el cine sonoro acaba en las salas almerienses con lo que hasta
entonces había sido un público bullanguero y zumbón a otro silencioso que respeta
la banda sonora de la película de obligatoria escucha, y sin ninguna concesión al
azar o a la participación del espectador, además de eliminar los títulos escritos,
que provocaban en el espectador de la época distintas reacciones.

En fin, estas características hacen que se acentúe el carácter autárquico de


la película (empieza a perder sentido la inclusión de otros espectáculos sonoros
junto a él, como las varietés ), lo que constituye el paso definitivo hacia un modelo
de exhibición y representación que con prácticamente ninguna variación es el
cine que ha llegado a nuestros días.

El cine, en fin, tuvo una gran influencia en nuestros antepasados, quizás más
que en otras ciudades. Les enseñó a ver las cosas de otra manera, a invertir el
ocio –se decía- de una ciudad monótona. De ellos heredamos nuestra
capacidad para desarrollar una percepción especial en el ser humano y educar
nuestra sensibilidad a través de los ojos y a punto estuvimos de convertirnos
en un plató que fuese instrumento expresivo e industrial, si la imaginación
política local hubiese aprovechado la potencialidad que el momento le brindó.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

AGRADECIMIENTOS:
Don Esteban Blanco, Doña Rosario Lucas Martínez, Doña Carmen
López-Gay y familia, Doña Jacobina Vértiz, Don José Nieto, Don
Julio Matarí Sánchez, Don Gregorio Dioni, Archivo Municipal de
Almería, Archivo Histórico Provincial, Biblioteca Villaespesa,
Filmoteca de la Generalitat de Catalunya, Diario La Verdad de
Murcia, Diputación Provincial de Cádiz, Biblioteca de la Diputación
Provincial de Almería, Archivo Municipal del Ayuntamiento de
Albacete.

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

1
(Robert C. Alle y D. Gomey (1995): Teoría y práctica de la historia del cine. Bar-
celona, Paidós, pp. 245-246)

2
(T. Ansola González, Universidad del País Vasco, Del Taller a la Fábrica de sueños
(1904-1937)
3
(Luis ESTEPA (1995) Paisaje en blanco y negro del cine impreso, en El Urogallo,
Madrid, núms. 108/109, mayo-junio)

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
4
(J.E.VAREY (1959): Títeres, marionetas y otras diversiones populares de 1758 a
1859, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, p.5)

5
(Archivo del Territorio Histórico de Álava, DH, 1931-16)

6
(REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (1990): Diccionario de Autoridades, Edición facsímil
de la edición de 1726 del Diccionario de la lengua castellana, Madrid, Gredos, tomo
2, p. 631, y tomo 3, p. 310, respectivamente).
7
(Almería piedra a piedra. Volumen II. Edita Unicaja, 1992: «Cuando se hizo la plaza
de Abastos y se abrió la calle Aguilar de Campoó, entonces calle Nueva y después
del Mercado, quedó un muy amplio solar que se extendía desde la esquina del Paseo
donde hoy está la Joyería Regente. En él sólo una parte, precisamente ésta de la
esquina, tenía una modesta edificación y allí estuvo instalada la Linterna Mágica. No
era sala ni mucho menos salón; era una habitación amplia con filas de bancos for-
mados por tablas sujetadas al suelo por pies fijos. No tenía pantalla y las veces de
ésta las hacía la pared del fondo blanqueada con cal. Al otro extremo de la habita-
ción estaba la máquina, que era la Linterna y proyectaba sobre la pared la imagen
que consistía en un cuadro tal como una fotografía grandísima (un mural de hoy),
naturalmente muda e inmóvil, pero un pregonero que hoy llamaríamos locutor, iba
ilustrando lo que el cuadro representaba)
8
( A.H.P.A., Sección Municipios, Albacete, Leg. 445. Publicado en la Revista “Cul-
tural Albacete” del Excmo. Ayuntamiento de Albacete)
9
(Jesús GARCIA RODRIGO y José Fidel LOPEZ ZORNOSA: La aventura del cine. Di-
putación de Albacete.1995)
10
(La Crónica Meridional, 17.9.1894)
11
(La Crónica Meridional, 25.12.1894)
12
(La Crónica de Almeria, 12.11.1894)
13
(La Crónica de Almería, 20.12.1894)
14
(La Crónica de Almería, 24.12.1894)
15
(ESTRELLA, Fermín.Claro. Cristal del Tiempo. Antología Poética. Colección Alhu-
cema, nº 11. Almería. Verano 2001. Prólogo de Juan José Ceba)
16
(Probablemente fueran las interpretaciones grabadas obras de Bretón, “Dolores”,
y del maestro Echevarría con “Gaviota”, “Capricho”, “Intermezzo”, etc., que for-
maban parte del repertorio habitual del Sexteto almeriense de Paco Sánchez. Este
sexteto gozaba de mucho prestigio en la ciudad y estaba dirigido por don Francisco
Sánchez de las Heras, pianista y director del Orfeón Osiris La Crónica Meridional,
17.4.1895)
17
(NOTA DEL AUTOR: Este teatro se llamó anteriormente Teatro Calderón, tiene en
sus arcos de medio punto un estilo característico del Historicismo fin de siglo, con
óculos en el ático, muy frecuente en edificios públicos almerienses. Situado en la
esquina formada por las calles Calderón, hoy Obispo Orberá, calle Apolo, actual
Juan Lirola.)
18
(La Crónica Meridional, 27.1.1895)
19
(La Crónica Meridional, 5.3.1898)
20
(El Regional, 5.12.1899)
21
(Es probable se tratara del ambulante Cinematógrafo Luz, que solía desplazarse
a otros puntos de la provincia)
22
(El Regional, 17.12.1899 y 28.28.12.1899)
23
(Los fantoches corresponden a funciones de títeres que son “manipulados por los
dedos del artista” ( J.E. VAREY (1957): Historia de los títeres en España. Madrid,
Revista de Occidente, p.3) Un espectáculo similar de títeres serían las figuras de
movimiento, aunque con esta denominación Varey alude también a los “teatritos de
-274-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
marionetas o a veces sombras chinescas” (J.E.VAREY (1995) op.cit., p.8) Ambos
medios contribuyeron a ensanchar el horizonte visual de los almerienses al acceder a
contemplar unas imágenes que les descubrían lugares, personas y ambientes diferen-
tes a los suyos. La fascinación que las imágenes suscitaban venía determinado no
tanto por lo que mostraban sino por su poder de representación. “La mimesis de la
realidad por un aparato mecánico era lo que realmente asombraba al público en estos
aparatos ópticos, mas que el contenido mismo de las imágenes. Esta recomposición de
la realidad por procedimientos artificiales estaba ocurriendo en un momento histórico
en el que la realidad estaba cambiando brutalmente como consecuencia de la revolu-
ción industrial. El sujeto tenía una necesidad psicológica de reproducir la realidad,
precisamente cuando se estaba disolviendo. Pero no se trataba de recrear la realidad
tal cual, sino de simular sus principales características por procedimientos mecáni-
cos. En un mundo en el que todos los aspectos de la vida estaban siendo alterados por
la máquina, el sujeto tenía la necesidad de reconceptualizar la realidad a través del
filtro de máquina, es decir, tenía que aprender a ver el mundo a través de una máqui-
na” (Daniel CANOGAR (1993) “La realidad virtual y la sociedad del espectáculo”, en
Marcelo EXPÓSITO y Gabriel VILLOLTA (eds): “Plusvalías de la imagen. Anotaciones
para una crítica de los usos de la imagen, Bilbao, Rekalde. Pág. 87)
24
(Archivo Municipal.Comercio.Leg. nº 2.Doc. 91)

25
(La Crónica Meridional, 25.7.1904)
26
(La Crónica Meridional, 28.8.1904)
27
(La Crónica Meridional, 28.10.19049)
28
(Deac ROSSEL (1997): “Trescientos años de entretenimiento cinematográfico”.
Archivos de la Filmoteca, Valencia núms.. 25-26, febrero-junio, p.225)

29
(La Crónica de Meridional, 27.6.1896)
30
(La Crónica Meridional, 28.6.1896)
31
(La Crónica Meridional, 30.6.1896)
32
(Archivo Municipal.Comercios. Leg. 2. doc. 86) y café-teatro con representacio-
nes coreográfico excéntricas y mímica)

33
(Posteriormente, en 1906, lo adquirió en traspaso a don Modesto Hernández el fa-
moso Café Diván Modesto (La Crónica 1.8.1906)
34
(La Crónica 20.9.1896)
35
(El Salón Méndez Núñez pasó a llamarse posteriormente “El Cantábrico”, en
1902, adquirido por D. Gregorio Mazarrosa, ex alcalde de Santander, que puso al
frente del negocio a don Francisco Jiménez de Haro, que posteriormente lo vendería
a D. Rogelio Castillo Zea y pasó a denominarse Gran Café España, inaugurado el 30
de enero de 1905 con dos magníficos conciertos. En diciembre el Sr. Zea acondicio-
nó en el salón un suntuoso teatro, donde a partir de mayo ofrecía conciertos y
proyecciones de cinematógrafo periódicamente. Más tarde don José Álvarez adqui-
riría en 1906 el Diván Modesto, propiedad de don Modesto Hernández, situado
frente al Mercado nuevo (La CrónicaMeridional, 1.8.1906)
36
(La Crónica Meridional, 24.10.1894 y 25.10.1894)
37
(La Crónica Meridional, 11.8.1899)

38
(La Crónica Meridional, 22.6.1896)
39
(La Crónica Meridional, 24.6.1896)
40
(La Crónica Meridional, 30.9.1895)
41
(La Crónica Meridional, 8.6.1895)
42
(Sandro MACHETTI SÁNCHEZ (1995): op.cit., p.88)

-275-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega

43
(La Crónica Meridional, 3.6.1911)
44
(La Crónica Meridional, 25.7.1911)
45
(La Crónica Meridional, 2..11.1934)
46
(La Crónica Meridional 27.4.1997)
47
(La Crónica Meridional 5-4-1915/14.8.15)

48
( NOTA DEL AUTOR: Se inicia la mejora en los medios de transporte a través del
servicio de automóviles entre Almería-Adra-Berja por la Sociedad “Spanish Motor
Transport Cº , Ld” cuyas oficinas se establecieron en los solares de la calle
Sagasta, 1 , propiedad de doña Margarita García Blanes. Los vehículos, que llegaron
en el vapor Cabo Roca eran de gasolina con capacidad para 17 viajeros y casi 600
kilos de equipaje con una velocidad de 20 km/h. (aunque podían correr a 50 km/h.)
tardándose 3 horas en cubil la distancia de 60 Km. a Berja. Los coches salían a las
8 de la mañana y a las 5 de la tarde, respectivamente, de Almería y Berja. Los pre-
cios oscilaron entre 6 y 7 pesetas. Este servicio se obtuvo gracias a la influencia de
don Francisco de Lázaro Ruiz de Castellón, que era el Director en España, cesado
posteriormente el 31 de julio de 1907 y sustituido por Mr. Enri Cávalo (La Crónica
Meridional, 1.8.1907) Los vehículos fueron conducidos por el Sr. Charles Wolf,
Mathieu Monssy y Francois Moquetier. El primer automóvil salió el día 12 de mayo –
en aplicación de la Ley que obliga a hacer un servicio de prueba antes de trasladar
pasajeros- por la carretera de la Bajamar (La Crónica Meridional, 13.5.1908) El día
18 salió otro a las 6,30 horas de la mañana para “hacer un viaje de prueba por la
carretera de Granada llegando hasta el sitio nombrado Puente de Los Tempribles” y
conocer el estado del camino. En el viaje estuvo presente don Francisco Lázaro y
su señora y al regreso descansaron en Gádor y, desde allí, tardaron 65 minutos
hasta Almería. (La Crónica Meridional, 18.5.1908) Posteriormente el día 19 de mayo
volvió a salir en pruebas acompañando en el viaje el Ingeniero Jefe de Obras Públi-
cas, don Ignacio Virnaga, que regresaron cerca de las 9 de la noche (La Crónica
Meridional 20.5.1908). Oficialmente los coches salieron “desde Almería a Los Impo-
sibles a 3 Ptas.; desde el empalme de Alhamar, 2,50; desde Gádor, 1,50 y 1 Pta.
Desde Benahadux y 0,50 desde Los Callejones” El viaje era diario y tres veces al
día” (La Crónica Meridional, 21.5.1908) Sin embargo, el estado de las carreteras, al
poco tiempo, hace inviable el proyecto por “el calamitoso estado de las carreteras
que hacen de todo punto imposible los itinerarios que se estudian” (La Crónica Me-
ridional 27.5.08) Al final todo quedó reducido a salidas diarias desde la Puerta
Purchena a los Baños “El Recreo” y a la Estación al precio de 15 céntimos.)
49
(La Crónica Meridional, 12.2.1914)
50
(Pablo Fábregasl. Prof. Escuela de Ingenieros de Minas. Semanario “España”. Feb.
1915. Madrid)

51
(El Regional, 13.10.1903)
52
(La Crónica Meridional, 11.7.1897)
53
(El Radical, 11.12.1902)
54
(La Crónica Meridional, 20.10.1895)
55
(El Regional, 11.11.1903)
56
(La Crónica Meridional, 17.1.1915)
57
(La Crónica Meridional, 22.7.1921)
58
(La Crónica Meridional, 14.2.1924)
59
(El Regional, 31.12.1899)
60
(La Crónica 6.7.1906)
61
(El Popular 23.11.1910)

-276-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
62
(Regional 20.11.03)
63
(La Crónica 26.8.1911)
64
(Información 22.6.1911)
65
(La Crónica de Almería 29.6.1927)
66
(La Crónica Meridional, 20.7.1897)
67
(El Regional, 11.1.1905)
68
(La Crónica Meridional, 21.8.1907)
69
(La Crónica Meridional, 21.7.1911)

70
(La Crónica Meridional, 24.8.1907)

71
(La ciudad iba a disponer, por fin, de un campo de football de hierba, dotado
incluso de pista para carreras de cross, y una Preferencia cubierta a todo lo largo
de la Tribuna. Ahora, ocho años después, se renovaba la expectación de aquel 1923
con la próxima inauguración del campo. La sede del club estaba establecida en la
Avda. de la República, 73, y el día de su inauguración, el 27 de julio, la Banda
Municipal se vistió con su mejor gala y desde la Puerta Purchena hasta la Plaza
Circular, pasando por las calles Avenida y Boulevard de la República, desfiló para
animar el encuentro del equipo local contra el Málaga F.C. El resultado fue a favor
del Málaga (El Heraldo 26.7.1931). Pero también el boxeo alcanzó aceptación en la
ciudad, destacando un tal Góngora, que recientemente había triunfado en Sevilla,
obteniendo para la ciudad el campeonato de Andalucía de peso gallo)
72
(La Crónica de Almeria 31.8.1914)
73
(La Crónica 9.6.1905)
74
(Regional 20.10.1899)
75
(El vacío cultural. Memorias de Almería.La Voz de Almería, 31.12.2000)

76
(Urbanismo y Arquitectura en la Almería moderna. EMILIO ÁNGEL Villanueva
Muñoz. Tomos I y II, Editorial Cajal. 1983)
77
(Información 6.8.1911)
78
(Este teatro, adquirido por don José Rodríguez Ramón, fue empezado a demoler
en el mes de noviembre de 1906 y en él se proponía construir un edificio de
importancia. La Crónica Meridional, 23.11.1906. Una vez demolido los señores
Rodríguez construyeron una casa con bajos comerciales, en donde se estableció el
prestigioso peluquero Ricardo Moratón, de corte modernista, donde la joven
burguesía almeriense acudía. La Crónica 10.6.1909)
79
(El Ferrocarril 13.1.1898)
80
(La Crónica Meridional, 25.12.1894)
81
. (La Provincia, 19.4.1897)
82
(El Ferrocarril, 3.12.1898)
83
(Regional, 31.12.1899)
84
(Ferrocarril 1.6.1998 )
85
(La Crónica Meridional, 6.7.1906)
86
(La Crónica Meridional, 9.2.1908)
87
(La Crónica Meridional, 23.1.1908)
88
(La Crónica Meridional, 16.7.1909)
89
(La Crónica Meridional, 1.2.1908)
90
(La Crónica Meridional, 18.7.1908)
91
(La Crónica Meridional, 8.8.1908)
92
(La Crónica Meridional, 28.29.9.1908)
93
(La Crónica Meridional, 8.8.1908)

-277-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
94
(La Crónica Meridional, 12.8.1908)
95
(La Crónica Meridional, 25.8.08)
96
(Archivo Municipal, Comercio, legajo 693, Leg. nº 2, doc, 52)
97
(Archivo Municipal, Comercio, legajo 693, Leg. nº 2, doc.,52)
98
(La Crónica 10.9.1923)
99
(Adolfo Iglesias, Especial cines Hesperia, La Voz de Almería. 26.6.1998)
100
(J.A.Ángel Tapia Garrido: Almería piedra a piedra. Edita: Unicaja. 1992)
101
(La Crónica 7.12.1923)
102
(La Crónica Meridional 9.9.1929)
103
(A.M.A. leg. 734, doc 29)
104
(Existe una copia de la planta de plateas del teatro Cervantes en los archivos del
Colegio Oficial de Arquitectos de Almería)
105
(El Ferrocarril, 27.7.1898)
106
(El Radical, 10.12.1902)
107
(La Crónica Meridional, 22.12.1909)
108
(El Popular, 14.7.1915)
109
(...tenía como novedad que el piso de su patio de butacas, naturalmente
inclinado, podía, mediante mecanismo apropiado, levantarse para ponerlo a nivel del
escenario, quedando así un inmenso salón, donde la sociedad del Círculo Mercantil
celebraba importantes fiestas, muy especialmente los bailes de carnaval)
110
(La Crónica Meridional 11.1.1920)
111
(La Crónica Meridional, 7.6.1920)
112
(La Crónica Meridional, 11.8.1931/15.9.1931)
113
(José Buchs se caracterizó como un activísimo director-productor
cinematográfico que, a lo largo de casi cuarenta años, dirigió más de medio
centenar de largometrajes, muchos de ellos escritos, producidos e incluso algunos
interpretados por él mismo. Su primer gran éxito popular le vino precisamente con
esta película)
114
(Blas Torres dirigíó la orquesta del Teatro Cervantes desde 1922 hasta 1924.
Esta orquesta llegó incluso a ser dirigida por el maestro Bretón, hijo, en 1923
cuando se desplazó desde Madrid para la proyección de una película de Julio Busch,
El abuelo, sobre una novela guionizada para el cine de Pérez Galdós y Flor de
España. Al año siguiente dirigió la orquesta en Rosario la cortijera de la que el
maestro hizo su propia adaptación musical)
115
(La Crónica Meridional, 16.11.1923)
116
(La Crónica Meridional, 18.1.1923)
117
(La Crónica Meridional, 19.1.1923)
118
(La Crónica Meridional, 21.3.1933)
119
(UTRERA, Rafael. “Literatura cinematográfica, cinematografía literaria”. Sevilla:
Ed.Alfar, 1987, Pág. 39)
120
(La Crónica Meridional, 31.1.1905)
121
(La Crónica Meridional, 11.7.1905)
122
(La Crónica Meridional, 19.6.1911)
123
(La Crónica Meridional, 18.7.1908)
124
(El Regional Meridional, 11.1.1905)
125
(La Crónica Meridional, 5.9.1905)
126
(La Crónica Meridiona,l 30.6.1906)
127
(La Región 2.7.1925)
128
(Almería y su Historia. Tertulias y Sociedades Recreativas. J. De Juan Oña)
129
(La Crónica Meridional, 21.8.1917)
-278-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
130
(La Crónica Meridional, 30.1.1930)
131
(El Regional, 18.3.1905)
132
(Gaceta de Madrid, 13 enero 1906, Pág. 144)
133
(El Liberal, Murcia, 3.3.1907
134
(Gaceta de Madrid, 17-2-1908, Pág. 679)
135
(Gaceta de Madrid, 8 de septiembre de 1909, p. 1.186)
136
( Gaceta de Madrid, 30 de diciembre de 1910, p. 755)

137
(La Crónica 22.4.1897)
138
(La Crónica 9.6.1905)
139
(La Crónica 29.3.1906)
140
(La Crónica 29.3.1906)
141
(La Crónica 10.2.1914)
142
(Gaceta de Madrid, 17 de febrero de 1908, p. 679)
143
(La Gaceta de Madrid, 28 de noviembre de 1912, p.552)
144
(A.H.P. GC232-234)
145
(La Crónica Meridional, 22.8.1907)
146
(Información, 22.6.1911)
147
(A.H.P. GC232-234)
148
(La Crónica Meridional, 4.6.1927
149
(Se les exigía la aplicación de la Circular nº 2802, de fecha 2 de septiembre de
1925 (BOP 21.9.1925), y Reales Órdenes de 22 de febrero y marzo de 1927 para que
revisaran los extintores y avisadores allí instalados y que habían caducado. Se les
advertía, igualmente, que se ajustaran a los términos técnicos prescritos de dichos
aparatos avisadores de incendios, que les obligaba a instalarlos de la marca
Thermosonu.. Por cierto, una concesión administrativa del Ministerio con la marca
que los empresarios habían de sufragar).

150
(La Crónica Meridional, 28.5.1919)
151
(La Crónica Meridional, 15.4.1916)
152
(La Crónica Meridional, 11.2.1922)
153
(No ha sido posible encontrar programas de mano suficientes para hacer un estudio
publicitario de los mensajes utilizados para atraer la atención del espectador. De
hecho estos programas eran una forma de publicidad utilizada por las empresas
productoras, distribuidoras y propietarios de las salas de proyección. Tanto los
programas como los carteles tenían mucha importancia ya que, en una época sin
medios de comunicación audiovisuales, la decisión final de entrar o no a una sala
estaba motivada por la pregnancia icónica de estos programas. De hecho, la mayor
parte de la información era suministrada en una pizarra que se exponía a la puerta del
cine escrita por los operadores cinematográficos del local.
Los primeros programas, la mayoría de las veces hechos con papel de escasa
calidad y sin imágenes, daban notoriedad a la proyección de las películas,
asignándoles el carácter de acontecimiento y limitándose a informar de la película
en cuestión, así como del lugar y fecha de su proyección. Hacia los años veinte
empiezan a aparecer las primeras imágenes en los programas de mano y, con la
llegada del sonoro, se produce su evolución y apogeo. Las pautas para su
elaboración estaban marcadas por el fenómeno del star-system, ya que la industria
del cine impone las reglas estilísticas y compositivas para los carteles, pero no para
los programas de mano, sujetos a criterios del exhibidor local.)
154
La Crónica Meridional, 23.4.1917)
155
(El Popular, 12.9.1915)
156
(La Crónica Meridional, 5.4.1919)

-279-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
157
(La Crónica Meridional, 2.3.1928)
158
(La Crónica Meridional, 6.4.1929)
159
(La prensa cinematográfica en España, antes y después del período mudo, había
llegado a tener crédito en los grandes centros del cine mundial. Y que era negocio
lo demostraba la considerable cantidad de revistas semanales y mensuales
especializadas, que ofrecían las exclusivas a sus lectores. Una a una, sin embargo,
fueron cayendo, por distintas razones económicas casi siempre, aunque, en pocos
casos, se agotó el ingenio y la capacidad de inventiva de los primeros números, para
caer en un periodismo cinematográfico baldío y nada atrayente para el pueblo.
(Revista Cinema 2002, agosto 1980, núms. 65-66)
160
(“Cinelandia al día. Acerca de “El gato montés”. No es noticias nueva –era demasiado
trascendental en nuestro cine para que dejara de divulgarse en seguida- que “El gato
montés”, la famosa ópera del celebre maestro Penella, ha sido llevada al celuloide.
Una obra como ésta, dotada de un argumento tan apasionante que se desenvuelve en
un marco propicio a la filmación de escenas llenas de sabor local, no podía renunciar
a una experiencia cinematográfica. Y comprendiéndolo así, sus realizadores no han
vacilado en llevar a cabo este asunto, una nueva producción que será, sin duda-
presentada por Cifesa, en breve- uno de los mayores éxitos de nuestra cinematografía.
Para el rodaje de algunas escenas de la película, era imprescindible situar la acción en
la popular plaza de toros de la Maestranza de Sevilla. Pero surgía la dificultad de que,
no habiendo terminado aún la temporada taurina, seguían celebrándose corridas en
aquella plaza y la empresa, por ello, no se avenía a dejarla a los efectos de la filmación.
El tiempo apremiaba y a pesar de las constantes gestiones, no se lograba resolver la
situación. El maestro Penella, hombre de grandes recursos, no se amilanó por estos
obstáculos, y pocos días después estaba terminada de construir, en la calle de Cortes
de Barcelona, por orden suya, una plaza de toros que era copia exacta de la famosísima
de la capital andaluza.
El cine español cuenta también, al igual que el extranjero, con algunos actores
infantiles de verdadero valor. En “El gato montés” los papeles de Soleá y Ruanillo
corren a cargo de una pareja admirable de simpáticos “peques”. Como seguro
vaticinio, damos aquí los nombres –Enrique Castellón y Eugenia G. Roca- que muy
pronto se harán famosos, ante los públicos, por su excelente actuación en esta
cinta”. La Crónica de Almería. Marzo, 1936)
161
(La Crónica Meridional, febrero 1936)

162
(El Novedades “no era ni teatro ni cosa que se le parezca” –escribía el
cronista de La Provincia-. Y añadía: “Prueba de lo que decimos que eso no es
teatro sino una podrida armazón destartalada, incomoda, fea, con las infinitas re-
formas, tapas y medias suelas que lleva eso desde que con bastante mal acuerdo se
permitió construirlo. Lo que procede es derribar y derribar pronto esos puntales
inseguros, esas techumbres podridas y toda esa fealdad peligrosa” (La Provincia
19.4.1897)
163
(La Crónica Meridional, 23.11.1896)
164
(La Crónica Meridional, 26.11.1896)
165
(SEGUIN, Jean-Claude y LETAMENDI, Jon: “El sistema Lumiére en España (1896-
1897)”, en DE LA MADRID, Juan Carlos (coord.): “Primeros tiempos del
cinematógrafo en España, Trea, Gijón, 1997, Págs. 25 a 49)
166
(El kinetógrafo era, según el Diccionario del Cine de Larouse, el aparato tomavistas
ideado en 1890 por Edison y Dickson, y que fue la primera verdadera cámara de la
historia del cine) “artilugio que expone una larga tira de una película transparente en
la que unas a continuación de otras, se hallan una serie de fotografías obtenidas por
el procedimiento instantáneo y que corresponden a las diferentes posiciones que
ofrece durante el intervalo de un minuto el movimiento de un objeto, tomadas estas
posiciones a pequeños intervalos. La tira en cuestión se realiza con rapidez delante
de una linterna mágica y en el cuadro transparente que ve el público se proyectan

-280-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
aquellas fotografías en orden y sucesión rápida (de treinta cincuenta por segundo);
de manera que como la impresión que produce en la vista del espectador cada una de
dichas fotografías no se ha borrado cuando llega otra a presentarse del mismo modo y
después otra y otra, la imagen parece continua y en movimiento (La Crónica Meridional,
23.11.1896). “Gustaron extraordinariamente los cuadros de la Danza serpentina y las
Vistas de París” (La Crónica Meridional, 24.11.1896).

167
(Eduardo ALAMINOS LÓPEZ (1988): “Diversiones y espectáculos en el Madrid de
1896: la llegada del cinematógrafo”, en Villa de Madrid. Madrid. núm. 96, p.10)
168
(Luis ESTEPA (1995): “El cine nació en el circo y quiso hablar”, en El Urogallo,
Madrid núms. 108-109 (mayo-junio), p.43)
169
(“El baile serpentina”, en La Ilustración Española y Americana, Madrid, 15 de
abril de 1893, Pág. 243. También hacen referencia a esta cinta J.Letamendi y Jean-
Claude Seguín sobre el cinematógrafo en Vitoria de la que se dice que es una
“danza de serpentina en colores de efecto extraordinario”, pero ubica estas vistas
cinematográficas dentro de sesiones cinematográficas. La cita proviene del diario El
Anunciador Vitoriano, Gasteiz (Vitoria), 4 de noviembre de 1896)
170
(Antonio J. FERREIRA (1986): A fotografía animada em Portugal
1894,1896,1897, Lisboa, Cinemateca Portuguesa)
171
(X. RIPOLL en su aportación al trabajo colectivo “La llegada del cinematógrafo a
España”, Págs. 97-103)
172
(Vid. La aportación de Xavier Ripio en “La llegada del cinematógrafo a España”
op.cit.)
173
(SAIZ VIDADERO, J.R. Cine Español. PPU. Barcelona, 1996)

174
(Diario de Córdoba, 30.9.1896 y “El cinematógrafo en la provincia de Jaén”,
ORTEGA CAMPOS, Ignacio, 1999.2ª Edición. Fundación Unicaja).
175
(A. VIDEIRA SATOS (1990): Para historia do cinema em Portugal, do diafanorama a
os cinematógrafos de Lumière e Joly-Normandin, Lisboa. Cinemateca Portuguesa)

176
(MASALEGRE., La Crónica Meridional, 1.12.1896)
177
(La Crónica Meridional, nº 11.330),
178
(La Crónica Meridional, 4.12.1897)
179
(La Crónica Meridional, 4.12.1897)

180
(“La poesía publicada en la prensa almeriense del siglo XIX”, Pág. 347. Poema
247
Gines Bonillo/Olga Cruz. También en: El Ferrocarril 20.8.1898)
181
(“El Cinematógrafo, cuento de fin de siglo”, reproducido por Catalina Pulido
Corrales en “Inicios del cine en Badajoz (1896-1900)”, Editora Regional de
Extremadura, Mérida 1987, pp. 79-82)
182
(Aquí conviene saber que Promio, un técnico francés enviado a España por los
hermanos Lumière, filmó en escenas de panoramas portuarios barceloneses, vistas
urbanas madrileñas, desfiles militares y escenas taurinas)
183
(La Opinión, 8.12.1899)
184
(La Crónica Meridional, 10.11.1894)
185
(Archivo Municipal. Comercios, Doc. 99 Leg nº 2)
186
(El Regional, 27.11.1899)
187
(ARCHIVO MUNICIPAL Comercios, Doc, 99 Leg. nº 2)
188
(El Regional, 5.12.1899)
-281-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
189
(La Opinión 8.12.1899)
190
(El Regional 28.12.1899)
191
(I.ASIMOV (1987): “Momentos estelares de la ciencia”, Madrid, Alianza, pp. 91 y
93)
192
(La Crónica Meridional, 22.5.1900)
193
( La Crónica Meridional, 17.11.1900)
194
(El cinematógrafo del Sr. Suárez formaba parte de una notable compañía de
varietés junto al Sr. Ramírez que exhibían cuadros con el Cromofotgraph
ambulantes por distintos puntos de la geografía andaluza, entre ellos en Córdoba en
1903)
195
(La Crónica Meridional, 21.12.1900)
196
(R. UTRERA y J.F. DELGADO ,“Cine en Andalucía”, Argantonio, Ediciones
Andaluzas, Sevilla 1980)
197
(J.M.CAPARRÓS LERA, “Memoria de los pioneros”, C.I.L.E.H.,Madrid, 1992)

198
(La Crónica Meridional, 27.5.1909)
199
(M. VÁZQUEZ MONTALBÁN (1974): “Cien años de canción y music-hall, Barcelona,
Seix-Barral)

200
(Anuario de Almería, Año 1925)
201
(Regional 26 marzo 1901)
202
(NOTA DEL AUTOR: ¿Podría tratarse de la cinta de Segundo de Chomón? La fecha
datada por algunos historiadores cinematográficos para la cinta Segundo de Chomón
es 1902.¿Entonces, podría tratarse de otra cinta similar a la de Chomón? Parece
probable aunque, de momento, nos mantenemos en la duda de que la cinta pueda ser
de Chomón. Tampoco descartamos esta hipótesis. Segundo de Chomón fue pionero
del cine español. Introdujo en el cine innovaciones muy útiles en diferentes terrenos:
iluminación, trucos, movimientos de cámara. Instaló en Barcelona un taller para el
coloreado a mano de películas. Pathè le contrató en 1906. Junto con Mèlis fue el gran
especialista en trucajes del cine primitivo. Fue también operador de Viaje a la luna
(1903) y proyectada en Almería en el cine Triunfo en 1912, Cabiria (1914), El hotel
eléctrico (1910), Pulgarcito (1913), La guerra de Momi (1916) y Los guapos (1918);
Batalla de nieve, Escamoteador de niños y La Cenicienta (Mélies, 1899): El filme relataba
el popular cuento de Perrault con las siguientes escenas: Cenicienta en la cocina; El
hada, las ratas y los lacayos; Transformación de la rata; La calabaza convertida en
carroza; El baile en el palacio del rey; La medianoche; La alcoba de Cenicienta; La
danza de los relojes; El príncipe y los zapatitos; La madrina de Cenicienta; El príncipe
y la Cenicienta; Llegada a la iglesia; La boda; Las hermanas de Cenicienta; El rey, la
reina y los nobles; El cortejo nupcial; El baile de la novia; Las esferas celestes; La
transformación y El triunfo de la Cenicienta. En esta cinta Mèlies desarrolló, por
primera vez, su famoso método de las escenas artificialmente dispuestas basado en la
selección, previa al rodaje, del argumento y las escenas. El propósito que este método
perseguía era el de posibilitar el control del realizador sobre el material y la organización
del rodaje a fin de obtener una continuidad narrativa, basada en la organización
adecuada y sucesiva de los cuadros en movimiento, que confiriera un efecto homogéneo.
El método supuso un avance significativo en la realización puesto que la mayoría de
los directores no organizaban sus escenas. En el filme destacan, además, elementos y
recursos propios de la escenificación teatral, como el uso del vestuario, la escenografía
y la utilización de actores profesionales.
La película, que en inglés se presentó como Cinderella, tuvo un enorme éxito. L.
Ituarte y J. Letamendi, “Antología.Los inicios del cine”. Ediciones del Serbal, 2002)
203
(Véase cómo algunos de estos títulos aparecen en el norte del país,

-282-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
concretamente en Álava, citado por Jon Letamendi y Jean-Claude Seguin en “Los
orígenes del cine en Álava y sus pioneros (1896-1897), entre las que data Choque
de Trenes en 1902, fecha que, sorprendentemente, ya había sido exhibida en
Almería en 1901)
204
(Al almeriense don José Casanova volvemos a encontrarlo posteriormente en
junto a don Felipe Burgos con un cinematógrafo instalado en el Teatro Variedades
desde 1909 hasta 1915. También en 1909 nos lo encontramos organizando las
exhibiciones del cinematógrafo público en la Feria que, por cierto, fueron anuladas
por la Comisión de Fiestas e indemnizado por el Ayuntamiento con 125 pesetas.)
205
(El Regional, 17 agosto 1902)
206
(El Regional, 20,21,22,23,24 agosto 1902)
207
(R. JURADO ARROYO, “Los inicios del cinematógrafo en Córdoba”. Filmoteca de
Andalucía, Consejería de Cultura, 1997, Pág.179).
208
(Op. Citada R. Jurado Arroyo)
209
(Archivo Municipal. Comercios, Leg nº 2, doc, 72)
210
(Archivo Municipal, Leg.nº 2.Doc 74, Comercios)
211
(La Libertad, 10.5.1885. Año III)
212
(A.H.M, Leg. 361)
213
(El local al que se hace referencia es el antiguo Tiro de Pichón donde el 27 de
noviembre de 1899 también se exhibió un Cinematógrafo Mágico, que aseguraba ser
el último invento pues los cuadros que se podían ver eran de colores. Además allí
se exhibió un Gram-o-phom del que también se aseguraba ser la última novedad
pues no tenía cilindro y emitía una voz natural, clara y voluminosa)
214
(El Regional, 3.11.1903
215
(El Regional, 9.11.1903)
216
(El Regional, 12.11.03),
217
(Es una adaptación del cuento de Las mil y una noches realizada por el director
francés Ferdinando Zecca para la productora Pathè
Frères. La cinta fue rodada totalmente en estudio en siete planos, habilitando un
cuadro para cada plano. Esta cinta fue reeditada en 1905. Las escenas de danzas
orientales fueron ejecutadas por bailarinas profesionales de la Ópera de París. En la
producción destacan, además, los hermosos decorados diseñados por el famoso
decorador francés Albert Collas, la exquisita coloración manual de los escenarios y la
bella e impresionante apoteosis final (…).

La película narra la historia de Alí Babá en siete cuadros: ¡Ábrete Sésamo¡: un decorado
rocoso, con un árbol a la derecha abre la primera escena. Por la izquierda aparece Alí
Babá con su asno, entretenido en comer hierba mientras el muchacho recoge unas
ramas del suelo. De pronto escucha algo y arrima la oreja al suelo. A continuación se
aleja con el asno y vuelve para ocultarse tras el árbol. Por la derecha se acerca un
hombre a pie que lleva las riendas del caballo sobre el que monta el jefe de los
bandidos. Este eleva los brazos, pronuncia las palabras mágicas, y las rocas se abren
dejando ver la entrada de la cueva. Los cuarenta ladrones llegan, entonces, cargados
con sacos y cofres. El jefe desmonta del caballo y besa la mano de una mujer a la que
acaban de traer montada sobre una trona. En ese momento entran todos en el interior
de la cueva y desde dentro el jefe de los ladrones levanta la mano y ordena el cierre
de las puertas. Alí Babá sale, entonces, de su escondite y palpa con curiosidad la
pared rocosa, pero enseguida vuelve a esconderse. La cueva vuelve a abrirse y de su
interior sale el jefe acompañado de la bella mujer seguido por el resto de los bandidos.
La mujer vuelve a montar en su silla y se aleja con los demás. Los últimos en marchar
son el jefe y el encargado de cerrar la cueva. Alí Babá abandona, entonces, su escondite,
y va en busca de su asno. Eleva el brazo y pronuncia las palabras mágicas que le
facilitarán la entrada en la misteriosa cueva. El segundo cuadro representa el tesoro
de los ladrones. Zecca sitúa la cámara dentro de la cueva que muestra la entrada de

-283-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
Alí Babá acompañado de su asno. A la izquierda yace un reluciente tesoro. Alza el
brazo y ordena cerrarse a la cueva; se dirige hacia el tesoro y carga y carga sobre el
asno dos pesados sacos. Ordena abrirse a la cueva y sale.

El tercer cuadro representa un decorado que es el porche de una casa; al fondo se


observa el desierto con algunas viviendas y palmeras. La mujer de Alí Babá se
lamenta sentada ante una mesa. Entonces aparece Alí acompañado de su asno, al
que desprende de los sacos repletos de monedas. A la llegada de su hermano
Cassim, Alí le informa acerca del descubrimiento de la cueva, su ubicación y lo que
contiene. El hermano abandona la estancia mientras la pareja continúa examinando
los sacos.
El cuadro número cuatro aparece Cassim entrando en la cueva. Una vez dentro oye
la inminente llegada de los bandidos a caballo y se esconde tras un cofre. Se abre la
puerta secreta y entran los cuarenta ladrones acompañados de un grupo de
bailarinas que comienzan a ejecutar danzas orientales. Cassim es descubierto. El
jefe hace salir a todos de la cueva y después de obligar al intruso a la confesión lo
decapita.
Cuadro número cinco: los ladrones son descubiertos por la sirvienta: un mercader
introduce en el patio de la casa de Alí un lote de enormes tinajas. Una vez cerrado
el trato Alí y el mercader abandonan el escenario. La criada de la casa descubre a
los ladrones ocultos en el interior de las tinajas y les arroja aceite hirviendo.
Sexto cuadro: Alí entra en el interior de la lujosa casa acompañado por su mujer y
el mercader; los tres se acomodan en torno a una mesa. Un grupo de bailarinas les
acompañan con sus danzas mientras comen. Finalizado el baile su criada, Morgiane,
se acerca a la mesa y asesina, repentinamente, al mercader. Alí y su mujer no dan
crédito a lo acontecido hasta que la criada les explica que se trataba del jefe de los
ladrones.
Séptimo cuadro: en un precioso decorado de fondo azul con ornamentos y estrellas
doradas, aparecen unas mujeres vestidas de rosa. Una de ellas se sube al centro del
escenario; de espaldas a la cámara y, con una vara, hace un gesto que abre el
fondo del decorado en cuyo interior aparecen dos hermosas mujeres, una de las
cuales resuma una estela de rayos solares. Entonces aparece Alí junto a su mujer;
ambos se quedan mirando al hermoso decorado formado por los rayos solares y las
estrellas que giran en torno a una preciosa escena final. La película figura en el
catálogo Pathè de 1905 con el nº 400 y su título en inglés fue Ali Baba and the Forty
Thieves, según narración en la Op. Cit. De J. Letamendy y Leire Ituarte.)
218
(El Regional, 15.11.1903)
219
(El Regional, 24.6.1902)
220
(El Regional, 1.7. 1902)
221
(Un daguerrotipo consistía en exponer una placa de cobre a la luz solar durante
15 o 20 minutos, filtrándose las imágenes a través de una lente focal. Uno de los
lados de la placa debía estar pulido y recubierto con un baño de plata. Antes de
utilizar dicha placa los fotógrafos debían sensibilizarla con vapores de yodo y,
posteriormente, introducirla en el fondo de una cámara oscura, retirando durante
unos minutos el obturador de la lente, según la iluminación disponible.
Posteriormente la placa era sometida a vapores de mercurio, fijando la imagen
obtenida con un lavado de sulfito de sosa. La imagen obtenida así resultaba única,
sin posibilidad de sacar copias, siendo necesario contemplar la placa obtenida desde
un ángulo, pues si se miraba de frente sólo se vería una imagen negativa)
222
(Era una pequeña cámara provista de un objetivo capaz de fotografiar sin enfocar
previamente cualquier objeto situado a una distancia superior a tres metros. Cuando
se accionaba el obturador la luz pasaba hasta impresionar una pequeña parte de un
rollo de papel, que ya había sido preparado químicamente en el laboratorio. Esta
cámara posibilitaba hasta cien exposiciones y fue la que posteriormente se transformó
en película por Eastman, que la lanzó al mercado con el lema: Apriete usted el botón…
nosotros hacemos el resto. Posteriormente se enviaba la cámara –con el rollo de

-284-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
película dentro- a la fábrica Kodak, devolviéndola cargada de nuevo con las
correspondientes fotografías hechas antes)

223
(La Crónica Meridional, 15.7.1927)
224
(El personaje en cuestión era el prestigioso consignatario de buques y Presidente
en 1902 de la Cámara de Comercio, don José López Guillén, que también fotografió
a sus dos hijos, Eduardo y José López-Gay. López Guillén autorizó la exposición de
su foto ampliada debido a la amistad personal y a la proximidad ideológica
republicana de ambos)

225
(Nació en 1896 en Almería, en la calle del Volante, que el Ayuntamiento le
dedico en 1935. Hizo los primeros estudios en la Escuela de Artes e Industrias y en
la Academia de Bellas Artes de Don Joaquín Acosta. Presenta dos bodegones y un
retrato en una exposición celebrada en Almería y obtiene el segundo premio. En
1921 expone 31 cuadros en el Saloncillo del Ateneo de Madrid y en la primavera de
1924 celebra otra exposición en Madrid, en el Salón de Arte Moderno. En el verano
de 1927 celebra una exposición en el Casino de Almería y le obsequian con un
banquete. El 10 de noviembre de 1933 el Ministro de Instrucción Publica, Don
domingo Barnes Salinas, inaugura en el Circulo de Bellas Artes de Madrid otra
exposición de paisajes, entre los que resalta Fuente de la Palmera, y bodegones de
Moncada. En agosto de 1934 presenta 30 cuadros en la Escuela de Artes de Almería
y en agosto de 1935 celebra una nueva exposición en el Circulo Mercantil. En 1939
se instala en Barcelona y vive allí durante algunos años. En junio de 1942 expone en
la sala de la Exposición Nacional de Bellas Artes de aquella ciudad. Se recogió a su
tierra, y entre su casa de Almería y su cortijo de Alhama compartió su tiempo
creador. En el verano de 1975 el Ateneo le ofreció un homenaje con una Exposición
Antológica de parte de su obra en el salón del Banco de Bilbao y la publicación de
un libro, al tiempo que el Ayuntamiento le declaraba hijo predilecto.)
226
(La Crónica Meridional 17.11.1900)
227
(En el homenaje que Izquierda Republicana dedicó en el 2003 a los 514 militantes
históricos del republicanismo español recordó a los dos hijos republicanos de don
Victorianos Lucas: LAGUARDIA DARÍN, JUAN.— I.R. ALMERÍA ,LINARAS LÓPEZ, JUAN.—
P.R.R.S. ALMERÍA,LIROLA RUBIO, ANTONIO.— I.R. DALIAS (ALMERÍA),LIROLA
TERRES, JOSÉ MARÍA.— I.R. DALIAS (ALMERÍA),LOBREGAT GARCÍA, RAMÓN.— ACC.
REP. FÉLIX (ALMERÍA), LOLA IBÁÑEZ, FELIPE.— ACC. REP. FÉLIX (ALMERÍA),LÓPEZ,
MANUEL.— I.R. ILLAR (ALMERÍA),LÓPEZ AGUILERA, GABRIEL.— P.R.R.S. ROQUETAS
de MAR (ALMERÍA),LÓPEZ AGUILERA, BENITO.— P.R.R.S. ROQUETAS de MAR
(ALMERÍA),,LÓPEZ ARIAS, JOSÉ.— I.R. SERÓN (ALMERÍA),LÓPEZ BAYONA, J..—
P.R.R.S. ROQUETAS DE MAR (ALMERÍA),LÓPEZ BRIK, LUIS.— P.R.R.S. ALMERÍA,
LÓPEZ BURGOS, JUAN.— I.R. ALMERíA (ALMERíA),LÓPEZ CASTILLO, FRANCISCO.—
P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA),LÓPEZ CASTILLO, CRISTÓBAL.— I.R. ALMERíA
(ALMERíA),LÓPEZ CERVANTES, ANTONIO.— I.R. MOJACAR (ALMERÍA),LÓPEZ
CERVANTES, JUAN.— I.R. MOJACAR (ALMERÍA),LÓPEZ FUENTES, ALBERTO.— P.R.R.S.
ROQUETAS de MAR (ALMERÍA),LÓPEZ GARADA, JESÚS.— P.R.R.S. (ALMERÍA),LÓPEZ
GARCÍA, JUAN.— I.R. ALMERíA (ALMERíA),LÓPEZ GARÍN, DOMINGO.— P.R.R.S.
ALMERÍA (ALMERÍA),LÓPEZ GIL, JOSÉ.— I.R. SERÓN (ALMERÍA),LÓPEZ GUTIÉRREZ,
LUIS.— P.R.R.S. ROQUETAS de MAR (ALMERÍA),LÓPEZ LÓPEZ, LUIS.— I.R. ALMERÍA
(ALMERÍA),LÓPEZ LÓPEZ, FRANCISCO.— I.R. ALMERíA (ALMERíA), LÓPEZ
MORRENILLA, FERNANDO.— I.R. SERÓN (ALMERÍA), LÓPEZ MUÑOZ, DOMINGO.— I.R.
ALMERIA (ALMERÍA), LÓPEZ NAVARRO, GUSTAVO.— ACC.REP. ALMERÍA (ALMERÍA),
LÓPEZ OLIVER, DOMINGO.— I.R. ALMERíA (ALMERíA), LÓPEZ PÉREZ, ANTONIO.—
P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA), LÓPEZ PICÓN, MANUEL.— P.R.R.S. SANTA FE DE
MONDÚJAR (ALMERÍA), LÓPEZ PINTOR, JUAN.— I.R. ALMERíA (ALMERíA), LÓPEZ
PINTOR, ANTONIO.— I.R. ALMERíA (ALMERíA), LÓPEZ RIVAS, JOAQUÍN.— P.R.R.S.
ALMERÍA (ALMERÍA), LÓPEZ RIVAS, ANTONIO.— ACC.REP. ALMERÍA (ALMERÍA),
LÓPEZ RODRÍGUEZ, FRANCISCO.— P.R.R.S. ROQUETAS de MAR (ALMERÍA), LÓPEZ
RODRÍGUEZ, JOAQUÍN.— P.R.R.S.ALMERÍA (ALMERÍA), LÓPEZ RODRÍGUEZ, JOSÉ.—
-285-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA), LÓPEZ RUIZ-MORÓN, LUIS.— P.R.R.S. ALMERÍA
(ALMERÍA), LÓPEZ SALVADOR, JUAN.— P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA), LÓPEZ
SÁNCHEZ, DIEGO.— I.R. ALMERíA (ALMERíA), LÓPEZ SÁNCHEZ, JUAN.— I.R. ALMERíA
(ALMERíA), LÓPEZ SÁNCHEZ, FRANCISCO.— P.R.R.S. GÉRGAL (ALMERÍA), LÓPEZ
SEGURA, JOSÉ.— I,R. SERÓN (ALMERÍA), LÓPEZ SUÁREZ, JUAN.— I.R. ALMERÍA
(ALMERÍA), LÓPEZ ÚBEDA, JUAN.— P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA), LÓPEZ VEGA,
ANTONIO.— I.R. PURCHERA (ALMERÍA), LORENZO RODRÍGUEZ, JOSÉ.— I.R. SERÓN
(ALMERÍA), LORSIANO MARTÍNEZ, JUAN.— I.R. ALMERÍA (ALMERÍA), LOZANO,
ALFONSO.— I.R. CANTORIA (ALMERÍA), LUCAS ESPINOSA, VICTORIANO.— P.R.R.S.
ALMERÍA (ALMERÍA), LUCAS ESPINOSA, JOSÉ.— P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA), LUQUE
IBÁÑEZ, JOSÉ.— I.R. ALMERÍA (ALMERÍA).
Fuente: http://www.izqrepublicana.es/documentacion/l.htm)
228
(El Regional, 17.6.1902)
229
(El Regional, 17.6.1902)
230
(Es posible que se refiera al Sr. Vidal que actuaba en la ciudad desde 1897 con
la compañía Vidal gimnástica y acrobática dirigida por él mismo y don Enrique
Moscardó. Realizaban actuaciones de trapecio y saltos mortales, percha escalera y
tres barras fijas. Creemos que el Sr. Vidal, por razones que desconocemos, se
estableció en Almería)
231
(Archivo Municipal, Leg. nº 2, doc. 95.Comercios)
232
(El Regional, 8. 10.1902)
233
(JOSE de Juan Oña.”Cien años de cine en Almería”.Extraordinario de Feria.
1997)
234
(Don Esteban Viciana Viciana fue uno de los primeros almerienses de la capital
que solicitó al Gobierno Civil autorización para su coche automóvil con motor de
gasolina nº 1779 serie T, adquirido a la casa Ford Motor Company)
235
(Archivo Municipal. Leg. nº 2, doc. 87.Comercios)

236
(Regional 23.5.1903)
237
(La cinta es un cuento de hadas. La princesa Azurine es prometida en matrimonio
al príncipe Bel Azur en la corte y las hadas que depositan sus regalos. Una bruja, que
no había sido invitada a la boda, ejecuta su venganza raptando a la princesa. El
príncipe sale en su busca, pero su barco naufraga. Gracias a la ayuda de la reina de
las profundidades, él y sus soldados logran salvarse y, tras algunas escenas en las que
se muestra el fondo del mar y la vida submarina, vuelven a la superficie dentro de una
ballena que les sirve de transporte. Con la ayuda del hada Aurora, el príncipe rescata
a la princesa, y tira a la bruja por un precipicio dentro un barril. La bruja muere
ahogada y la pareja se casa felizmente. La obra cinematográfica es presentada por G.
Mèlies en 30 cuadros, utilizando decorados espléndidos, en especial el del Palacio de
las Langostas, el de la habitación de la princesa y el del castillo del diablo.
Mélies –según Leire Ituarte y J. Letamendi- utilizó todo el repertorio de su saber
cinematográfico: Las famosas paradas por sustitución –utilizadas para las
apariciones de las figuras diabólicas, las del carruaje de fuego en la habitación de la
princesa y la de la bruja, así como para la desaparición del genio en la sala de
armas, entre otras-, las trampillas del acceso al escenario utilizadas en las escenas
submarinas en las que se sobreimpresionan peces y otros animales marinos sobre las
imágenes mostradas-, los fundidos encadenados entre las escenas, la utilización de
los decorados situados a diversos niveles (…) Otro aspecto destacable es el efecto
conjunto de la tormenta y el hundimiento del barco, que combinaba el uso de una
maqueta sobre un estanque de agua en movimiento, con el decorado de las nubes
que se desplazaban hacia la derecha, y el cambio de iluminación que confería mayor
realismo a la escena. La película fue estrenada en septiembre de 1903 y en Almería
en septiembre de 1904, gracias al Cinematógrafo almeriense La Luz).
238
(El regional, 6.10.1904)

-286-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
239
(El Regional, 10.10.1904)
240
(El regional, 7.10.1904)
241
(Desconocemos si las filmaciones hechas por la misma fecha por don Victoriano
Aguilar Jiménez sobre Vistas de la ciudad (de Almería) guardan alguna relación con
las efectuadas por don Victoriano Lucas o formaban, simplemente, de un esfuerzo
más de competencia entre exhibidores)
242
(Regional 23.5.1903)
243
(La Crónica Meridional 26.8.1904)
244
(AA.VV. “Historia del cine español”, Cátedra, Madrid. 1995)
245
(La Crónica 26.8.1904),
246
(Este tren-botijo salió de Almería el 10 de junio a las 9 de la noche, y no cabe
duda que constituyo un acontecimiento. JOSÉ de Juan Oña. “100 años de cine en
Almería”, Extraordinario de la Feria de agosto. 1997)
247
(Regional 23.9.04)
248
(El Regional 27.9.04)
249
(Historia de la fotografía en España. Un enfoque desde lo global hasta lo local.
E.L. Lara López. Universidad de Jaén. I.E.S Sierra Sur)
250
(La Crónica Meridional, 22.8.1895);
251
(La Provincia, 18.3.1899),
252
(La Crónica Meridional, 27.9.1904)
253
(El 14 de julio de 1904 se inauguró el CAFÉ NUEVO, justo en el sitio donde
estaba la Cervecería Suiza, propiedad de don Pedro Tortosa y don José Álvarez. El
local estaba decorado por los pintores Antonio Fernández Navarro y Emilio García
que lo decoraron al mas puro estilo modernista, con un salón de nueve enormes
espejos de lunas “sangoven” (El Regional, 13.7.1904)
254
(AHM, Leg. nº 2, doc,74, Comercios)
255
(Archivo Municipal, Leg. nº 2, doc 95, Comercios)
256
(AHM. Leg 2c, doc 97. Comercios)
257
(AHM Leg. nº 2, doc. 73, Comercios)
258
(El Regional, 6.8.1904)
259
(La Crónica Meridional, 8.6.1905)

260
(La Crónica Meridional, 23.6.1905)
261
(NOTA DEL AUTOR: Seguramente la prensa quería referirse al Gaumont, aunque
no descartamos otro nombre debido a las muchas denominaciones para los aparatos
proyectores que traían los empresarios. Todos, dentro de su competencia,
aseguraban tener el mejor. Pues bien, estas denominaciones hacen referencia a las
patentes, a los distintos mecanismos de funcionamiento de los aparatos o a los
inventores. Se podrían identificar el Lumière, que hace referencia al Cinematógrafo;
el Gaumont, que hace referencia al sistema del Cronofotógrafo; el Mélies-Reulos, al
Kinefotógrafo; el Pathé, al sistema Ecnotógrafo; Edison, al Vitascopio; Robert
William Paul - que exhibía Erwin Rousby desde 1896- al Animotógrafo; el
cinematógrafo parlante Coyne E incluso coexistían otros aparatos de fabricación
nacional como el Monvógrafo del madrileño Ramón del Río, que era a la vez
proyector y tomavistas, llegando incluso a aplicar colorido a las fotografías y el
fonógrafo a las proyecciones en su salón de Actualidades)
262
(El Regional 25.6.1905. Sin embargo, de este aparato Girmand, otro medio
informativo asegura que este cinematógrafo estaba destinado al Teatro Variedades
y que “por sus especiales condiciones puede calificarse de superior a cuantos se
han visto en Almería” (...) “Su constructor, Mr. Girmand... es exclusivo para España
con patente de invención”, asegurando, además, que sólo existían en el país siete
máquinas de este aparato y Almería era uno de los puntos privilegiados que le

-287-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
cabía el honor de presentar “las últimas novedades” (El Regional, 23.6.1905) La
confusión de la prensa del momento nos sumerge en un mar de confusiones, sin que
podamos precisar exactamente en cuál de los dos teatros se produjo la instalación
del cinematógrafo)
263
(La Crónica Meridional, 8.6.1905)
264
(El Regional, 26.5.1905)
265
(La Crónica Meridional, 24.5.1905),
266
(La ilusión óptica del cromatismo, en los primeros tiempos de la industria
cinematográfica, se conseguía mediante el coloreado a mano, fotograma a
fotograma, de las películas, y consistía en un trabajo laborioso y lento para el que
los laboratorios empleaban mano de obra femenina. “Un antecedente del color y del
sonido: el salón de Actualidades”. J.Molina)
267
(La Crónica Meridional, 24.6.1905)
268
(El Regional, 10.3.1905)
269
(La Crónica Meridional, 9.6.1905)
270
(Creemos que este Cinematógrafo corresponde al Royal Cinematógrafo de don
Antonio Bernado de Quirós, representante del Royal Cinematógrafo Escudero que,
año tras año, iba modernizando su pabellón con nuevas portadas y vestíbulos y un
amplio repertorio de películas. Nos consta que este pabellón fue modernizado para
su actuación en la Feria de Sevilla de 1908)
271
(El Regional, 25.6.1905)
272
(La Crónica Meridional, 25.6.1905)
273
(La Crónica Meridional, 6.7.1905)
274
(La cinta está inspirada en un número de abanicos vivientes presentado, en 1899,
dentro del espectáculo Le Prince Soleil. Destaca la gran belleza plástica de la
producción, el efecto de disolución de la imagen –utilizado, por ejemplo, en la aparición
de la fuente-, así como las diferentes ocasiones en las que se realiza la ya conocida
parada por sustitución –que tuvo lugar en las transformaciones de las mujeres del
abanico-.
La historia relata que un vendedor de abanicos quiere mostrar al rey de Francia
Luis XV un abanico extraordinario para lo cual ha solicitado la supervisión del
chambelán. Al fondo se muestra un decorado que representa los jardines de
Versalles. Por la izquierda aparece un viejo vendedor de abanicos seguido de un
grupo de sirvientes que transportan al chambelán sobre una silla de mano. Una vez
acomodados, el vendedor manda traer el prodigioso abanico que los criados
transportan guardado en una enorme4 caja. Una vez los sirvientes abandonan la
sala quedan a solar el chambelán, el vendedor y el abanico. Las cuatro tablas de la
caja caen y queda a la vista un es espléndido abanico que, a una orden del
vendedor, se despliega ante el chambelán. De cada uno de los compartimentos que
componen el magnífico abanico surgen, tras otra señal del vendedor, siete mujeres
con trajes de gala. Otro chasquido del vendedor, hace desaparecer el abanico. Las
siete mujeres se mantienen en la posición que estaban aparentemente sin soporte,
sobre una órbita de media circunferencia rodeada de estrellas. Las damas
comienzan a bailar un minuet acompañadas por un grupo de hombres. De pronto el
cuadro se esfuma para dar paso a una fuente de la que surgen siete mujeres. La del
centro tiene en su hombro un ánfora de la que sale un chorro de agua. Finalmente el
maravilloso escenario y sus intérpretes desaparecen por sí solos, como por arte de
magia, y el abanico regresa a su caja que se cierra automáticamente. El chambelán
se aproxima a examinarlo pero de pronto, el abanico se abre y cae sobre él.)
275
(El Regional, 29.6.1905)
276
(El Regional, 25.6.1905)
277
(El Regional, 2.7.1905)
278
(El Regional, 12.8.1905)
279
(El Regional, 7.7.1905)

-288-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
280
(El Regional, 9-8.1905)
281
(Fructuoso Gelabert, un pionero catalán del cinematógrafo escribía: “Por aquellos
tiempos el deseo de negocio hizo que muchos empresarios montaran unos
barracones, algunos de ellos de gran capacidad, con grandes, sonoros y llamativos
órganos que recorrían todas las ferias y fiestas mayores” Cita de J.M Caparrós
Lera en “Memoria de dos pioneros, C.I.L.E.H., Madrid, 1992, en Pág. 122)
282
(La Crónica Meridional, 5.9.1905)
283
(El Regional, 25.6.1905)
284
(El Regional, 5.8.1905)
285
(El Regional, 3.7.1905)
286
(El Regional, 9.7.1905)
287
(El Regional, 22.8.1905
288
(R. Garófano, “El cinematógrafo en Cádiz”, Instituto Municipal de Cultura, 1982)

289
(Extraordinario de la Voz de Almería de 1997:Cien años de cine en Almería. La
Feria de 1905)
290
(El Radical, 15.1.1906)
291
(La Crónica Meridional 14.1.1906)
292
(La Crónica Meridional 7.3.1905)
293
(La Crónica Meridional 7.7.1906)
294
(La Crónica Meridional12.7.1906)
295
(La Crónica Meridional, 11.7.1906)
296
(La Crónica Meridional, 26.7.1906)
297
(La Crónica Meridional, 30.6.1906)
298
(El Radical, 10.7.1906)
299
( El Radical, 1.7.1906)
300
(El Radical, 4.8.1906)
301
(El Radical, 2.8.1906)
302
(La Crónica Meridional, 3.8.1906)
303
(La Crónica Meridional, 12.8.1906)
304
(La Opinión, 28.8.1906)
305
(La Crónica Meridional, 22.10.1906)
306
(La Crónica Meridional, 18.12.1906)
307
(El Radical, 16.7.1906)
308
(El Radical, 25.8.1906 y 10.9.1906)
309
(El Radical, 2.7.1906)
310
(El Radical, 13.8.1906)
311
(El Radical, 4.7.1906)
312
(La Crónica Meridional, 25.2.1907)
313
(La Crónica Meridional, 5.3.1907)
314
(Noticiero Canario 2.4.1906, aparecido en La pantalla de papel..Febrero 1998)
315
(La Crónica Meridional, 10.5.1907)
316
(La Crónica Meridional, 15.5.1907)
317
(La Crónica Meridional, 12.6.1907)
318
(La Crónica Meridional, 13.6.1907)
319
(La Crónica Meridional, 4.1907)
320
(La Crónica Meridional, 22.6.1907)
321
(La Crónica Meridional, 7. 6.1907 y 26.6.1907)
322
(La Crónica Meridional, 23.7.1907),
-289-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
323
(La Crónica Meridional 9.8.1907)
324
(La Crónica Meridional 6.8.1907)
325
(La Crónica Meridional 18.8.1907)
326
(La Crónica Meridional 25.7.1907)
327
(La Crónica Meridional 18.7.1907)
328
(La Crónica Meridional 27.7.1907)
329
(La Crónica Meridional, 24.4.1909)

330
(El desastre del Barranco del Lobo tuvo su origen en la oposición indígena a la
explotación de los yacimientos de hierro por compañías extranjeras. El 27 de julio de
1909, murieron un general, cinco jefes, ocho oficiales y cerca de 200 soldados, algunos
de ellos de Almería, resultando heridos más de 50 jefes y oficiales y unos 600 soldados.
A estas víctimas hay que agregar los 100 muertos, 300 heridos y medio millar de
detenidos a causa de la Semana Trágica de Barcelona, promovida por la protesta
obrera contra los embarques hacia Marruecos de reservistas activos que eran en su
mayoría hombres casados y con hijos pertenecientes a las clases más humildes. Los
trabajadores catalanes no querían seguir muriendo en los barrancos y desfiladeros de
Marruecos para que los accionistas de dos compañías mineras continuaran cobrando
sus dividendos)

331
(Se creó una Sociedad Sinfónica cuyo objeto era fomentar la enseñanza musical
en la ciudad y participar en toda clase de espectáculos. Su primer presidente fue
don Alfonso Delgado Castillo y vicepresidente don Luis Sánchez Punzón. Esta
Sociedad disponía de una orquesta que tenía previsto hacer su primer concierto en
el Teatro de Los Jardinillos, pero no fue posible, y debutó posteriormente en una
gala benéfica. Esta Sociedad estaba dirigida por los señores Barrenas y Sánchez
Punzón (D.A.) En la función benéfica que organizó la Junta de Damas de Almería,
bajo el Patronato de la Reina Victoria, hubo sesiones de cine, además de las
interpretaciones orquestales de dicha Sociedad a cargo de don Antonio Sánchez
Punzón (profesor de piano y propietario de una tienda de pianos en la calle Marco,
número 6) con Gran Marcha de Concierto, de Verdún, que había sido Primer Premio
del Certamen Internacional de Obras Musicales celebrado cuando la coronación de
Zorrilla. (La Crónica Meridional, 7.9.1909/10.10.1909)
332
(La Crónica Meridional, 10.10.1909)

333
(En 1911 se creó la Sociedad Teatral Juventud, formada por jóvenes de la capital,
representando obras como Marino en tierra, De asistente a capitán o Venganza
española. La Crónica Meridional, 19.6.1911)
334
El articulista se queja de esa “ocupación” de los cines y reflexiona cómo en otras
ciudades como Paris o Nueva Cork también se ve cine, aunque “estos espectáculos
se edifican casa propia” para el cinematógrafo, cosa que no ocurre en España y
tampoco en Almería. “Desde luego –continua- es digno de elogio ese auge del cine en
tales capitales, y más aún porque en ellas no dañan en lo mas baladí el arte escénico
pues, repito, que funcionan salones construidos para tales fines, no ocupando, por
tanto, casi ningún teatro para la exhibición de sus películas”.
Es en el teatro “donde sienta sus reales la película y las obras teatrales tienen que
relegarse a la galería de sus autores, aburridas y empolvadas... como arpas viejas”.
Finalmente, sugiere que se busquen “formulas que ahuyenten al cine del teatro,
reivindicando el prestigio de la clásica dramaturgia española, y las autoridades vean
la forma de desgravar alto, de aligerar de impuestos a espectáculo tan culto y
beneficioso” pues, concluye, “Todo es aceptable menos que nos pongan en el dilema
de: o cine o nada”)
335
(La Crónica Meridional, 16.7.1909)
336
(La Crónica Meridional, 15.1.1910)

-290-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
337
(La CrónicaMeridional, 27.5.1909)
338
(Creemos que la información de prensa se refiere a la cinta Semana trágica de
Barcelona (José Gaspar Serra, 1909)
339
(La Crónica Meridional, 10.10.1909)
340
(La Crónica Meridional, 11.10.1909)
341
(La Crónica Meridional, 10.11.1909)
342
(El Popular, 17.1.1910)
343
(El Popular, 7.3.1910)
344
(La Crónica Meridional, 6.1.1910)
345
(El Popular , 18.4.1910)
346
(El Popular, 20/23.4.10)
347
(La Crónica Meridional, 15.2.1910)
348
(La Crónica Meridional, 26/27.8.1910)
349
(La Crónica Meridional, 20.8.1910)
350
(El Popular.28.8.1910)
351
(El 26 de septiembre se terminaron los trabajos “de levantar la vía en todo el
Malecón“ y “anteayer comenzaron los trabajos para su reforma”. “Con estas obras
va a desaparece aquel paseo en su forma actual” “Primero se destruyeron aquellos
dos largos bancos de cantería que le daban un aspecto apoblachado al Malecón.
Después se hizo la reforma del Malecón alto, pero esto ocasionó una “falta de higiene,
de buenos pavimentos, de agua que sentara el polvo, hicieron desterrar a la gente de
un sitio tan delicioso como este. Ahora las reformas son de gran entidad, y como el
agua, merced a un pozo abierto en el Malecón alto, el sitio se convertirá en un
vergel”.

Llevaba el Malecón con ésta tres reformas. Primero llegaba el mar hasta el paseo
alto de San Luis, en cuyo sitio se asentaba la muralla. Corría esta muralla por toda
la playa y a ésta daban acceso dos puertas, la del Socorro y la de la Trinidad, con
sus respectivos cañones. Luego vinieron las murallas a tierra y se hizo el primitivo
paseo del Malecón con dos poyos largos y corrido de mampostería con sus palmeras.
Poco después estos poyos fueron derribados y se arreglaron el paseo alto y bajo.
Ahora, por tercera vez, la piqueta entra y el Malecón se va a convertir en un
Parque; un parque con jardines, cuatro aceras y un paseo asfaltado”. La Crónica
12.12.1914)
352
(La Crónica Mweridional, 8.7.1911)
353
(El teatro y las conferencias eran los únicos medios de comunicación que existían
hasta ya avanzada la década de los años veinte, cuando empezó a conocerse la
radiotelefonía, como se denominó, al principio, a este medio de difusión. En aquella
época de constante establecimiento de Centros Obreros y Casas del Pueblo, la aparición
del cinematógrafo como espectáculo no mermó la afición y el interés por el teatro.
Sacrificando a veces sus escasos medios económicos acudían los obreros a los teatros
cuyas obras presentaban las inquietudes sociales, las injusticias y los sistemas de
dominio que la burguesía de la época tenía implantados. Los cuadros de actores y
actrices que espontáneamente se formaban en las Casas del Pueblo y Centros Obreros
se atrevían a representarlas)

354
(El Popular, 14.6.1910)
355
(La Crónica Meridional, 11.10.1910)
356
(El Popular ,12.10.1910)
357
(La Crónica Meridional, 2.11.1910)
358
(El Popular, 12.10.1910)
359
(La Crónica Meridional, 21.12.1910)

-291-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
360
(El Popular, 23.11.1910)
361
(El Popular, 14.11.1910)
362
(La Crónica Meridional, 7.1.1911)
363
(La Crónica Meridional, 28.12.1910)
364
(La Crónica Meridional, 28.12.1910)
365
(El Popular , 10/17.3.1910)
366
(La Crónica Meridional, 10.10.1910 y 17.10.1910)
367
(La Crónica Meridional, 14.11.1896)
368
(La Crónica Meridional, 30.9.1895)
369
(La Crónica Meridional, 8.6.1895)
370
(La Crónica Meridional, 24.6.1896)
371
(El Radical, 22.7.1906)
372
(La Crónica Meridional, 23.12.1905)
373
(El Regional, 10.8.1905)
374
(La Crónica Meridional, 15.8.1906)
375
(La Crónica Meridional, 11.8.1906)
376
(La Crónica Meridional, 5.9.1905)
377
(El Regional, 11.1.1905)
378
(El Radical, 17.6.1906)
379
(La Crónica Meridional, 5.9.1905)
380
(El Regional, 11.7.1905)
381
(El Regional, 24.8.1905)
382
(Cerca de 11.000 se dieron cita en 1909 con destino a América, unos 20.000 en
1910, 9.000 en 1911, más de 20.000 en 1912, 12.000 en 1913, casi 6.000 en 1914 y
unas 2000 en 1915)
383
(La Crónica Meridional, 23.2.1911)
384
(La Crónica Meridional, 24.2.1911)
385
(El Popular, 18.6.1911)
386
(El Popular, 2.1.1911)
387
(El Popular, 20.5.1911)
388
(La Información, 26.7.1911)
389
(La Crónica Meridional, 22.8.1911)
390
(La Crónica Meridional, 7.3.1911)
391
(La Crónica Meridional, 9.6.1911)
392
(La Crónica Meridional, 19.7.1911)
393
(La Crónica Meridional, 19.6.1911)
394
(El Popular, 16.8.1911)
395
(La Información, 6.5.1911)
396
(La Información, 9.5.1911)
397
(La Información, 12.5.1911)
398
(La Crónica Meridional, 2.5.1912)
399
(La Crónica Meridional, 2.5.1912)
400
(El Popular, 24.4.1911)
401
(La Crónica Meridional, 2.5.1912)
402
(La Crónica Meridional, 25.4.1912)
403
(La Crónica Meridional, 10.6.1912)
404
(La película estaba estructurada en 30 cuadros. Mèlies basó esta obra maestra,
que obtuvo un gran éxito mundial, en su producción anterior La Luna a un metro
(1898) Aunque la película no llevaba rótulo resultó absolutamente comprensible

-292-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
para todos los espectadores. Probablemente el mismo proyeccionista, siguiendo las
instrucciones del catálogo suministrado por la Star Film, iba narrando la evolución
de la historia. (Entre los trucos de la cinta destacan las paradas de sustitución –la
sustitución de los telescopios por las sillas-, el efecto de agrandamiento de un
objeto logrado a través de la aproximación de la cámara al objeto –como el efecto
de aproximación a la Luna por el aumento de su tamaño-, las imágenes dobles –las
escenas oníricas del sueño en la Luna-, los encadenamientos entre planos por
disolución, el movimiento del suelo del escenario –efecto utilizado en la aparición
del planeta Tierra desde la Luna-, entre otro muchos, además de aquellos logrados a
través de los decorados –es el caso de las estrellas con cabeza de mujer- o las
escenas que muestran el fondo del mar a través de un acuario)
405
(La Crónica Meridional, 9.5.1912)
406
(F.Medina: El cine Trianón. La Voz de Almería, 1977)

407
(La Crónica Meridional, 31.7.1912)
408
(Con un escogido programa cinematográfico, anuncia su reapertura nuestro
coliseo del Boulevard, la que tendrá lugar mañana sábado. La empresa ha pedido a
la casa Pathè Frère las mejores producciones en el arte de la cinematografía y en
su afán de agradar al público, ha ultimado contrato con números de varietés de
reconocida fama, los que brevemente harán su debut... (La Crónica Meridional,
31.1.1913)
409
(La Crónica Meridional, 18.6.1912)
410
(La Crónica Meridional, 19.5.1913)
411
(El realizador dotó a la obra de un extraordinario realismo. Los espectadores
almerienses, familiarizados con el lenguaje cinematográfico, pudieron admirar unas
perfectas sobreimpresiones, muy lejanas técnicamente de las de Mèlies, y, sobre
todo, descubrieron por primera vez el travelling lateral y el uso reiterado del flash-
back)

412
(La Crónica Meridional, 22.5.1913)
413
(La Crónica Meridional, 25.8.1913)
414
(La Crónica Meridional, 20.5.1913)
415
(NOTA DEL AUTOR: Es preciso recordar aquí, porque existe una nueva variante
en el modelo de exhibición cinematográfica respecto a las películas que se
impresionaban en los primeros años del cinematógrafo debido a su corto metraje.
Eran vendidas al exhibidor ambulante que las solicitaba realizando una actividad
mercantil un tanto arbitraria, en la que el productor dejaba de participar en las
posibles ganancias y en cualquier tipo de responsabilidad que de ellas se dedujera.
Con la llegada de las películas de más metraje “se imponía el cambio del sistema de
venta por el de alquiler de las copias y resultaba igualmente necesario el controlar
lo más estrechamente posible la circulación de estas copias. En 1907, Charles Pathè
decide cesar la venta de copias y conceder la distribución a filiales suyas en las
distintas regiones” (A. CUEVAS: “Economía Cinematográfica. Maribel. Artes
Gráficas, 1976, Pág. 211). Preciso es saber que por los cines de Andalucía pasaban
al año en torno a unas 3.000 películas de todo tipo y duración que procedían de las
distribuidoras o casas Gaumont, Pathè, Nordisk, Paramount, Selecciones Capitolio,
Eclair, especialmente “Eclair Journal”, etc. Al pasar los primeros años, los
programas de la primera época en los que se servían de 8 a 12 cintas por sesión,
van cediendo para dar paso a otros más sencillos y de duración más larga.
Desconocemos las formas y cómo se efectuaban las contrataciones en estos
primeros años del siglo XX, pero a partir de los años veinte sabemos que las
películas se solicitaban con una semana de antelación a las casas distribuidoras, que
las remitía al exhibidor local con instrucciones escritas en cada saco de rollos
indicando a dónde, una vez terminada la exhibición local, debían devolverlas no a la
casa distribuidora sino a otra localidad o provincia. Esta técnica empresarial
-293-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
facilitaba la rapidez en la llegada de la película, sí, pero también facilitaba la
picaresca que el distribuidor tuviese que repasar las copias en mal estado o
ahorrarse el importe del envío desde la central distribuidora, que en Almería solían
proceder de Sevilla, Barcelona o Madrid. Las proyecciones importantes se exhibían
los sábados, domingos y días festivos y junto a ellas se acompañaban otras películas
de corta duración y que llamaban “de risa” interpretadas por Charlot, Tomasín,
Sandalio o Pamplinas)
416
(La Crónica Meridional, 15.9.1913)

417
(R. Clair: “Reflexiones. Notas para la historia del arte cinematográfico 1920-
1950”, Pág. 91)

418
(Pilar Miró, “El cine que nos hizo soñar”, Revista El Siglo que viene, Dic. 1995)
419
(En vísperas de la guerra la explotación vino claramente a menos. La
competencia extranjera —sobre todo la americana — iba cobrando fuerza... y la
guerra en el continente supuso un duro golpe para el cine. Las productoras
nacionales estaban generalmente concentradas en Barcelona y se dedicaron a
realizar los llamados “film d´art”, comedias y seriales, más no pudieron (¿O no
supieron?) aprovechar la neutralidad de la guerra para conseguir mayor proyección
internacional.
En el terreno artístico, la producción de los años 1914-18 es, en conjunto, mediocre,
aunque cabe señalar dos excepciones: las películas naturalistas de André Antoine, el
animador del Théâtre Libre, tales como El culpable, Los trabajadores del mar, y las
nuevas series de Feuillade (Los vampiros, Judex, ambas exhibidas en el Trianón en
1918), que alcanzaron un enorme éxito de público y suscitaron el entusiasmo de los
jóvenes poetas agrupados primero bajo el estandarte de Dadá y luego del
surrealismo.

No obstante, las nuevas películas americanas, tales como Mystères de New-York


(Los misterios de Nueva York) o Forfaiture (La estafa; Cecil B. De Mille, 1915), lo
mismo que las primeras burlescas, cosechan un éxito aun mayor. El joven Louis
Delluc (1890-1924, que firma la crítica cinematográfica en el periódico Paris-Midi,
enumera las cualidades del cine americano y trata de convencer de su belleza a la
elite que hasta entonces ha permanecido hostil al cine)
420
(La Crónica Meridional, 27.4.1915)
421
(La Crónica Meridional, 22.7.1915)
422
(La Crónica Meridional, 1.7.1914)
423
(“La empresa de este elegante cine (Cine Variedades) va consiguiendo que el público
tome gran afición a este culto espectáculo de la gran película, a juzgar por la numerosa
concurrencia, cada noche más creciente que se nota en el gran salón y demás
localidades del teatro; sobre todo en la segunda sección, donde se presenta la novedad
de la velada.

Anoche con motivo de la presentación de En el país de los Molinos vióse el teatro


rebosante de público que admiró con verdadero encanto las poéticas campañas de
Holanda con todo su bello esplendor, que es donde se desarrollan las múltiples
escenas del interesante drama”. (La Crónica Meridional, 4.7.1914)
424
(La Crónica Meridional, 16.1.1914)
425
(La Crónica Meridional, 4.7.1914)
426
(La Crónica Meridional, 17.7.1914)
427
(La Crónica Meridional, 25.7.1914)
428
(La Crónica Meridional, 15.9.1914)
429
(NOTA DEL AUTOR: Tomada en la plaza de toros de Madrid tres meses antes en
la que tuvo Belmonte una peligrosa cogida y donde El Gallo hizo una colosal faena.
La corrida fue de ocho toros de Santa Coloma, que despacharon Vicente
-294-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
Pastor,“Gallo”, “Gallito” y “Belmonte”)
430
(La Crónica Meridional, 29.6.1914)
431
(La Crónica Meridional, 9.12.1914)
432
(La Crónica Meridional, 11.5.1914)
433
(La Crónica Meridional, 22.2.1917)
434
(Ya en la edad madura, cercana a la vez, retirada de las tablas desde 1909, la gran
actriz, la Señora, se interesa por el cine, que es para ella un cristal que ve las almas,
un modo de alcanzar una ultra realidad. No pudiendo llevar a la pantalla, como desea,
representaciones de Baudelaire y Rimbaud, y después de interminables discusiones
con los mercachifles del cine, acepta, en 1916, filmar una novela de Gracia Deledda,
Cenizas. Aterrada de mostrar su rostro marchito, pide a su director: “Póngame en la
sombra, se lo ruego. El primer plano me aterroriza. Preferiría volver a la soledad.
Póngame entonces en la sombra, tómeme de escorzo”. El director era Febo Mari, pero
el film está dominado por el espíritu de la Señora. Hemos visto fragmentos de este
film en la Filmoteca Nacional: en el silencio, las manos de la Duse forman la más bella
melodía del gesto, y su rostro, en las pocas veces que se deja ver, es de una belleza
intensa)

435
(La Crónica Meridional, 14.2.1916)
436
(La Crónica Meridional, 16.4.1916)
437
(La Crónica Meridional, 15.4.1916)
438
(“Después de las proyecciones cinematográficas “actuaron La Toledana, al baile;
Fiory “con su portentosa facilidad para la imitación e Italia-Actis que cantó el aria
del pez de Geisha” (La Crónica 13.2.1915)
439
(El Popular 27.2.1915)
440
(El Popular, 10.9.1915)
441
(La Crónica Meridional, 27.4.1916)
442
(En mayo de 1918 se utilizaba para impartir charlas, conferencias o mítines, como
el que dio el Presidente de la Federación de Ferroviarios. La Crónica Meridional
20.5.1918)
443
(La Crónica Meridional, 15.8.1916)
444
(NOTA DEL AUTOR: La empresa encargada de la organización trajo a un
especialista de la Casa Luis Matos, de Barcelona, para dirigir los castillos y fuegos
y figuras de serpientes y mariposas que se desvanecían suavemente sobre la bahía.
Un nuevo espectáculo, tan sorprendente como el del cine, que dejó asombrados a los
almerienses que allí acudieron a ver lo “nunca visto en Almería”.) (La Crónica
Meridional, 31.8.1917)
445
(La Crónica Meridional, 13.8.1917)
446
(La Crónica Meridional 10.91917)
447
(La Crónica Meridional 29.9.1917)
448
(La Crónica Meridional 1.10.1917)
449
(La Crónica Meridional 1.8.1917)
450
(La Crónica Meridional 8.8.1917)
451
.(A.H.P. GC 232. NOTA DEL AUTOR: En 1926 se convirtió también en el
administrador del Teatro Cervantes solicitando al Gobierno Civil autorización para
celebrar la temporada anual “funciones de cine, varietés, zarzuela, comedias,
operetas y espectáculos diversos”(A.H.P. GC 232) convirtiéndose desde esta fecha
Gómez Navarro en el administrador de todos los espectáculos de la ciudad, a
excepción del Hesperia, propiedad de don Antonio Manzano Manzano en 1926 que,
al año siguiente, pasaría a ser gerente D. Luis Iribarne)
452
(La Crónica Meridional, 17.11.1917)
453
(La Crónica Meridional, 24.11.1917)

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
454
(La Crónica Meridional, 15.12.1917)
455
(La Crónica Meridional, 29.1.18)
456
(La Crónica Meridional, 1.2.1918)
457
(La Crónica Meridional, 23.2.1918)
458
(La Crónica Meridional, 12.2.1918)
459
(La Crónica Meridional, 3.11.19)
460
(La Crónica Meridional, 18.3.1918)
461
(La Crónica Meridional, 20.4.1919)
462
(F.Medina. Historias almerienses: El cine Trianón. La Voz de Almería, mayo 1977)
463
(La Crónica Meridional, 22.5.1919)
464
(Renovación, 17.7.1919)
465
(La CrónicaMeridional, 20.2.1920)
466
(La Crónica Meridional, 5.4.1920)
467
(La Crónica Meridional, 26 abril 1920)
468
(La Crónica Meridional, 5.7.1920)
469
(La Crónica Meridional, 3.4.1920)

470
(NOTA DEL AUTOR: El Variedades, para justificar su programación Gaumont
elogia el trabajo de esta productora con sus películas “llenas de arte y más arte, no
como los films presentados por sus competidores, que suelen basarse en los mismos
argumentos (...) optando por un modelo nuevo de cine que no está basado en las
series sino en el cine-novela”. Y ese nuevo estilo es el que inicia el Variedades con
esta película. La Crónica Meridional, 26.11.1920)
471
(La Crónica Meridional, 8.12.1920)
472
(NOTA DEL AUTOR: Algunas localidades que disponían de teatro o cine: Berja,
Dalías, Vera, Macael, Laujar, Cuevas de Almanzora, Vélez Rubio, Vélez Blanco, Huércal
Overa. Otras como Terque, Carboneras, Bacares, Alcontar, Sierro, Uleila, Fines, Cóbdar,
Sorbas, Oanes, Santa Fe, Abla, Lucainena, Pechina etc. no disponían ni de teatro ni de
cine (A.H.P. GC 232)

473
(La familia de Conchita Robles era muy popular en Almería gracias a la fama de
su padre, conocido guitarrista y tramoyista. Conchita había trabajado en la
prestigiosa compañía teatral de María Guerrero. Era una mujer bellísima y, cuando
el suceso, se encontraba en trámites de divorcio de su marido Carlos Verdugo Boti,
comandante de caballería del escuadrón de húsares, viudo de 48 años con dos hijas
de su primer matrimonio que tenía fama de pendenciero. Desde el principio la
convivencia matrimonial resultó difícil para Conchita, que se refugió en sus éxitos
teatrales)
474
(El Diario de Almería, 3.6.1922)

475
(La Crónica Meridional, 22.7.1921)
476
(Se comprenderá el éxito de los documentales sobre la guerra de Marruecos si
comprendemos la actuación del Regimiento de la Corona, orgullo y símbolo de los
almerienses por su participación en el conflicto. Este Regimiento tuvo un
comportamiento brillante cuando las tropas rifeñas de Abd-el-Krim derrotaron la
resistencia española y cercaron la ciudad de Melilla. Aquel Regimiento se componía
de escasos hombres y sin la preparación suficiente, pero expusieron sus vidas
valientemente ante la presión rifeña en esa ciudad, muriendo en la acción el capitán
Villar y, posteriormente, el coronel Barrera Bau, que había mandado el Regimiento de
la Corona nº 71. A pesar de la polémica levantada entre periodistas almerienses y
malagueños sobre quienes fueron los primeros soldados que socorrieron Melilla y
dieron su sangre contra los rifeños, lo cierto es que este Regimiento auxilió en el mes

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Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
de agosto entró en combate cubriendo los convoyes que iban a Tiza, posteriormente
intervino en la posición de Gareb, en los combates de Beni-Sicar donde este Regimiento
fue ensalzado por el general Berenguer, Alto Comisario en Marruecos; más tarde
participaron en la conquista del Monte Gurugú y en septiembre en la toma de Nador,
además de ayudar a la legión de Sanjurjo en la toma de Seganga y en la toma de la
Alcazaba de Zeluán. Durante la I Guerra Mundial surgió el concepto de seguridad
internacional y Almería pensó, dada su situación geoestratégica, que había llegado el
momento de que la ciudad dispusiera de una unidad permanente de las que el Ministerio
de la Guerra estaba creando. Las fuerzas vivas y la prensa local se unieron para
reclamar la necesidad y asignar a Almería el Regimiento nº 71 de la Corona, que
formaría Brigada con el España nº 45 de guarnición en Lorca, el 17 de agosto de 1918.
El cuartel general de la segunda Brigada, de la sexta División de Cartagena, se
trasladaría a Almería y se nombraba gobernador militar al general José Borreda,
creándose una Comisión de Acuartelamientos que preside el teniente de alcalde, Miguel
Naveros, y el capitán de ingenieros, José María de Acosta habilitando la casa de Juan
Lirola como residencia del Gobernador Militar y para acuartelamiento entre los
almacenes de Terriza, el Ingenio de Montserrat, el campo de tiro de El Alquián. El
Cuartel de la Misericordia alojaba al Segundo Batallón de Córdoba, que sería junto
con compañías de Mallorca, España, Princesa, Vizcaya, Guadalajara y Sevilla, que era
la base del nuevo Regimiento.)

477
(La Crónica Meridional, 10.12.1925)
478
(La Crónica Meridional, 23.11.1926)
479
(La Crónica Meridional, 19.4.1927)
480
(La Crónica Meridional, 6.3.1928)
481
(La Crónica Meridional, 30.3.1928)
482
(La Crónica Meridional, 21.8.1934)
483
(El Fandanguillo de Almería fue una popular obra del maestro Gaspar Vivas
popularizado por Dora la Cordobesita, casada después con Chicuelo, y también por
la Argentinita, con letra diferente. Este genio musical de línea melódica rivalizó con
Borodine y Rimsky Korsakof, representando su labor un acervo de la tonadilla
española. Murió el 17 de mayo de 1936 ante la indiferencia de las autoridades
municipales)
484
(La Crónica Meridional, 21.9.1934)
485
(Rus Morales, BENITO, “El Cervantes”, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de
Córdoba, 1992)
486
(El Regional, 26.6.1903)
487
(Barco compuso y estrenó en el Teatro Cervantes el 18 de diciembre de 1935 una
comedia lírica original de Rull y Guijo con actores aficionados de la localidad. La
música compuesta por el maestro Barco fue inspirada y agradó a la concurrencia,
que premió con grandes ovaciones la labor del paisano, haciendo visar varios
números)
488
(D. Antonio Alonso fue un músico almeriense que, desde los primeros tiempos del
cinematógrafo en Almería tuvo una estrecha relación con el invento. Él venía
tocando en el Teatro Variedades acompañando al piano algunas funciones de
varietés. Con frecuencia se solían variar las películas cinematográficas que son
muy del agrado del público y el maestro Alonso, amigo del gerente del Variedades,
Sr. Burgos, era el indicado para animar las tardes de cinematógrafo. A veces las
sesiones cinematográficas eran compartidas con actuaciones de varietés, como la
noche del 21 de mayo con el debut de la notable bandolenista Remedios Sánchez,
acompañada al piano por don Antonio Alonso. Crónica Meridional 21.5.1907))
489
(Se trata del actor Pedro Elvira, que se acreditaba como Pedro Elvira “Pitouto”)
490
(Fue estrenada en el Teatro Cervantes el 2 de mayo de 1926)
491
(proyectada en el Hesperia el 6 de abril de 1929 y el 15 de enero de 1930 en el
-297-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
Cervantes)
492
(La Crónica Meridional, 23.8.1922)
493
(La Crónica Meridional, 26.8.1922)
494
(La Crónica Meridional, 10.11.1922)
495
(La Crónica Meridional, 7.12.1922)
496
(La Crónica Meridional, 29.12.1922 y 6.1.1923)
497
(Creemos que se hace referencia al modelo AEG alemán)
498
(La productora valenciana Cinematográfica Verdaguer S.A. firmaba contratos en
provincias para ocuparse del alquiler y contratación de su material en el que
reflejaba los precios que el exhibidor local debe cobrar por los alquileres de cada
una de las películas que eran fijados por la Cinematográfica Verdaguer, sin que el
exhibidor pueda por su cuenta explotar películas en depósito de C. Verdaguer. El
exhibidor local, por otra parte, estaba obligado a depositar una fianza que sería
devuelta, con intereses de hasta el 6%, a la terminación del contrato suscrito.
PASCUAL, Vera Nicolás. “Empresa y exhibición cinematográfica en Murcia,
Biblioteca Murciana de Bolsillo, 1991.)
499
(La Crónica Meridional, 12.4.1923)
500
(NOTA DEL AUTOR: El verano de 1923 “encerrado en Berja y en Balerma” trabajó
en el desarrollo de “trucos con que simular los balbuceos de la vida”. Con habilidad
para dibujar desarrolló todo el proceso creador que completó después en el
Departamento Poligráfico de San Carlos y la ayuda del Dr. Recassens (hijo) La
película se proyectó el 19 de abril en el Cervantes, a las siete de la tarde, organizado
por el Colegio de Médicos de Almería. La película era de 1300 m estaba realizada
“merced a innumerables e ingeniosos dibujos y trucos cinematográficos originales. La
película mereció el reconocimiento de la Real Academia Nacional de Madrid. La “Presse
Medicale”, de Paris, en el número 4 del mes de junio, firmado por M. Dartignes,
Presidente de la Unión Medica Franco Iberoamericana en reconocimiento al Dr. Torres
Oliveros)
501
(La Crónica 1931.7.23)
502
(La Crónica 2.8.1923)
503
(Jurado Arroyo, RAFAEL, “Los inicios del cinematógrafo en Córdoba. Filmoteca
de Andalucía, 1997)
504
(La Crónica 15.11.1923)
505
(La Crónica Meridional, 2.4.1923)
506
(NOTA: Es conveniente recordar que la empresa de ambos cines era gestionada
en esos momentos por el Sr. Luis Iribarne)
507
(La Crónica Meridional, 14.5.1924)
508
(La Crónica Meridional, 11.2.1924)
509
(J.M., Caparrós Lera “Arte y Política en el Cine de la República (1931-1939).
Universidad de Barcelona, Editorial 71/2SA, Barcelona, 1981, Pág. 276)
510
(NOTA DEL AUTOR: Apenas habían transcurrido veinte años de la aparición del
cinematógrafo, cuando las imágenes en movimiento comenzaron a inquietar a
estudiosos y representantes de diversos sectores sociales. En 1915 Masini y Bidón
incluían al cine como un factor a considerar dentro del campo de las enfermedades
mentales y la criminalidad. En 1926 Macaggi alertaba sobre los problemas sociales
del cinematógrafo. En un artículo de la Revista de Criminología, Psiquiatría y
Medicina Legal de Buenos Aires, en 1929, se llegaba a la conclusión general de que
“el cine hace surgir a menudo la idea del crimen”.
Por mucho tiempo predominó un criterio condenatorio al séptimo arte. El enfoque
simplista de la influencia negativa del cine, al considerarlo como único causante de
grandes males sociales y proponer como la solución una mayor censura y control de
la producción de películas, se apoyaba teóricamente en la combinación de los
factores heredados en la determinación de toda conducta, la esencia irracional o
-298-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
emocional de tales mecanismos, la naturaleza humana como uniforme y básica y el
individuo como ser aislado, carente de controles sociales informales. Esta creencia
en un efecto directo de las imágenes fílmicas sobre el espectador, mucho le debía a
los paradigmas del psicoanálisis.
Los partidarios del efecto directo encontraron otro fuerte aliado en el conductismo
que derivó de su clásico esquema “Estímulo Respuesta” la fórmula “Películas de
violencia – Conductas violentas”) Citados por Pablo Ramos. “Violencia al por
mayor”. En Cine cubano nº 119, La Habana, pp. 62-66.
511
(En los círculos ilustrados de la ciudad ya empezó en 1894, para salvar la decencia
y la moralidad, si se debía de abolir el beso durante las representaciones teatrales
con el fin de quitar al arte dramático esta peligrosa escabrosidad. El debate se remató
con unos versos:

Quien nísperos come


y bebe cerveza,
espárragos chupa
y besa… en escena,
ni come, ni bebe,
ni chupa, ni besa.
(La CrónicaMeridional, 27.12.1894)
512
(La Crónica Meridional, 10.1.1924)
513
(Don Miguel Cruz fue posteriormente también el empresario del Teatro Circo
Variedades en 1915)
514
(El Popular 14.6.1910)
515
(CEBA, Juan José; Sólo el misterio. Lorca y su maestro. Consejería de Educación
y Ciencia. Junta de Andalucía. 1998)
516
(Por la tarde varias graciosas películas especiales para niños y por la noche el
estreno de “Martirio matrimonial” (Crónica Meridional, 11.2.1917)
517
(La Crónica Meridional, 14.8.1919)
518
(La Crónica Meridional, 18.10.1922)
519
(La Crónica Meridional, 14.5.1922)
520
(La Crónica Meridional, 6.9.1921)
521
(La Crónica Meridional, 1.3.1923)
522
(La Crónica Meridional, 15.3.1923)
523
(La preocupación por la moralidad cinematográfica. Hueso Montón, ANGEL LUIS.
Actas del IV Congreso de la A.E.H.C., Madrid, Editorial Complutense, 1993)

524
(La Crónica Meridional, 2.3.1928)
525
(La Crónica Meridional, 25.3.1928) (NOTA DEL AUTOR: Valle-Inclán en 1924, en
la revista “Bufón” había expuesto su opinión sobre el cine. Manifestaba simples
observaciones de espectador, sin reparar en cuestiones técnicas. Dos años después
interviene como actor en esta película y hace el papel de modelo en el estudio del
pintor cordobés Julio Romero de Torres. La película estaba inspirada en la biografía
de Gaona, famoso torero, y en su matrimonio. Los personajes que aparecen en la
película generaron una agria polémica y se tuvo que hacer un nuevo montaje, suprimiendo
las figuras políticas. Este hecho y el que Valle-Inclán dijera que frecuentaba las salas
de cine demuestra su entusiasmo por el séptimo arte y no extraña que dentro de su
producción literaria haya mucho de cinematográfico.)

526
(La Crónica Meridional, 6.4.1929)
527
(La Crónica Meridional, 9.10.1929)
528
(La primera película que vieron los almerienses sobre Don Juan fue esta versión
española proyectada en el Salón Ideal en agosto de 1916, dirigida por Alberto Marro -
-299-
Crónica Social del cine en Almeria (1896-1936)
Ignacio Ortega
aunque regularmente se la atribuyó a su operador Ricardo Baños-. La segunda película
proyectada sobre Don Juan Tenorio, Tenorios modernos, en el Variedades, durante
los últimos días de octubre de 1918. La siguiente registrada fue en el Hesperia, en
1924; 1926, en el Cervantes; posteriormente fue el Hesperia quien proyectaría el Don
Juan en 1928; en 1930 con “Tenorios endemoniados”; otro Don Juan se proyectó el 1
de noviembre de 1930; otra versión sonora, Tenorio entre bastidores, el 2 de septiembre
de 1931; Don Juan diplomático, un film de la Universal, proyectada en el Hesperia la
noche del 29 de octubre del 32 y otro Don Juan, versión muda, en ocho partes, en el
Teatro Cervantes el 1 de noviembre del mismo año, el 1 de diciembre en el Hesperia;
otra versión en el 33 y hasta hubo un Don Juan en dibujos animados, El temible Don
Juan, en el 34)
529
(La Crónica Meridional, 31.10.1930)
530
(La Crónica Meridional, 14.2.1930)
531
(Crónica Meridional, 27.5.1909)
532
(“El Cine, nº 6, marzo de 1913)

533
(NOTA DEL AUTOR: Antonio RUEDA, vecino de Almería, nos cuenta vagos recuerdos
de su infancia de los años veinte cuando él contaba, nos dice, más o menos diez años.
Esta información ha sido contrastada también por otros contemporáneos de don Antonio
Rueda)

534
( “Almería piedra a piedra”. Volumen II. J.A. Tapia Garrido. Edita Unicaja, 1992)

535
(La Crónica Meridional, 2.8.1924)
536
(La Crónica Meridional, 20.10.1925)
537
(La Crónica Meridional, 9.5.1930)
538
(Sexteto de Paco Sánchez de las Heras, que era pianista y director del Orfeón
almeriense Osiris que alternaba con las clases como profesor de la Academia Muni-
cipal de Bellas Artes en la calle Real de Cárcel. Gozaba de mucho prestigio en la
ciudad y no había café-teatro de prestigio en la ciudad que no fuera reclamado. El
sonido de este Sexteto fue recogido por el fonógrafo de Edison que trajo de Paris
don Ramón Lenguesco y que exponía al público en la calle de la Glorieta por lo que
cobraba cada audición a 15 céntimos. Don Ramón hizo una recopilación de 24 obras
de Bretón y Echevarría introdujo composiciones del sexteto de Sánchez de las
Heras en el mes de enero de 1895 en el Apolo. Realizó una intensa actividad
musical en la ciudad hasta el punto que el Sr. Vértiz, y antes el gerente del
Cervantes don Miguel Gómez Navarro, le contrató para que dirigiera su propia
orquesta en el Teatro Cervantes desde 1924 y en 1929 dirigió la partitura musical
que Daniel Montoso había realizado para la película muda “Maruja”)
539
(Francisco Sánchez López (Almería, 1898) estudió música con su padre y su tío,
que también regentaba un cuarteto. Tenían una tienda frente a Correos en la que se
vendían y reparaban instrumentos musicales y, sobre todo, afinaban pianos. Tocaba
el violín, viola y piano. Tocó en el foso de los cines mudos del Hesperia y Cervantes,
alternando con la orquesta de dichos teatros. Durante la visita del Rey Alfonso XIII
a Linares, el cuarteto actuó ante el Rey y éste se sorprendió de que tan sólo con
doce años tocara tan bien el violín. El cuarteto lo formaban su padre, que murió en
1928, el joven Francisco y sus dos hermanos. Al morir su padre fue llamado por el
maestro Rafael Barco, junto a Paco Oña en contrabajo, para formar parte de su
orquesta, actuando en conciertos en la Granja Balear, posterior centro de reunión
de la prestigiosa Tertulia Indaliana)
540
(La Crónica Meridional18.5.1927)
541
(La Crónica 28.2.1928)
542
(Aunque parezca contradictorio, esta fórmula no fue excepcional en los años del
cine silente en nuestra ciudad, ya que algunas cintas se exhibían con el
acompañamiento de discos)
543 -300-
(NOTA: Probablemente el cronista quiso hacer referencia a la cinta Frivolinas
(Arturo Carballo, 1926)
544
(Unamuno, un personaje de la generación del 98, - siguiendo la clasificación

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