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| Pedagogia del oprimido = Paulo Freire ited gos" humano va conquistando primacia con la inteli- gencia de las manos que transforman al mundo. Los comienzos de esa historia atin son mitologia: el mito es objetivado por la palabra que lo dice, La narra- cién del mito, entretanto, objetivando el mundo mi- tico y asi entreviendo su contenido racional, acaba por devolver a la conciencia la autonomia de la pa- Jabra, distinta de las cosas que ella significa y transforma. En esa ambigiiedad con que la conciencia hace su mundo, apartandolo de sf, en el distancia. miento objetivamente que lo hace presente como mun- do consciente, la palabra adquiere la autonomia que la hace disponible para ser recreada en la expresion escrita. Aunque no haya sido un producto arbitrario del espiritu inventiyo del hombre, la cultura letrada €s un epifendmeno de la cultura que, al actualizar su reflexividad virtual, encuentra en la palabra escrita una manera mds firme y definida de decirse, esto es, de existenciarse discursivamente en la “praxis” histérica. Podemos concebir la superacién de las letras; lo que en todo caso quedara es el sentido pro- fundo que la cultura letrada manifiesta: escribir no €s conversar y repetir la palabra dicha, sino decirla con la fuerza reflexiva que a su autonomia le da la fuerza ingénita que la hace instauradora del mundo de la conciencia, creadora de cultura. Con el método de Paulo Freire, los alfabetizandos parten de algunas pocas palabras, que les sirven para generar su uniyerso yocabular. Pero antes, cobran con: ciencia del poder creador de esas palabras, pues son ellas quienes gestan su mundo, Son significaciones que se constituyen como historia, de la que los alfa- betizandos se perciben sujetos, hasta entonces, tal vez, ignorados por si mismos, mistificados o masifi cados por la dominacién de ‘las conciencias. Son sig= nificaciones que se constituyen’ en comportamientos Suyos; por tanto, significaciones del mundo, pero también suyas. De este modo, al visualizar la palabra 18 escrita, en su ambigua autonomia, ya estan conscien- tes de Ja dignidad de que ella es portadora. La al- fabetizacién no es un juego de palabras, sino la conciencia reflexiva de la cultura, la reconstruccién critica del mundo humano, la apertura de nuevos caminos, el proyecto histérico de un mundo comun, el coraje de decir su palabra. La alfabetizacién, por todo esto, es toda la peda- gogia: aprender a leer es aprender a decir su pale bra. Y la palabra humana imita a la palabra divina: es creadora. La palabra se entiende aqui como palabra y ac- cién; no es el término que senala arbitrariamente un pensamiento que, a su vez, discurre separado de la existencia. Es significacién producida por la “pra- xis”, palabra cuya discursividad fluye en la histori- cidad, palabra viva y dinamica, y no categoria inerte y exdnime. Palabra que dice y transforma el mundo. La palabra viva es didlogo existencial. Expresa_y elabora el mundo en comunicacién y colaboracion. El didlogo auténtico —reconocimiento- del otro y reco- nocimiento de si en el otro— es decisién y compromi- so de colaborar en la construccién del mundo comin. No hay conciencias vacias; por esto, los hombres no se humanizan sino humanizando el mundo. ‘ En lenguaje directo; los hombres se humanizan, trabajando juntos para hacer del mundo, cada vez mas, la mediacién de conciencias que cobran existen- cia comiin en libertad, A los que construyen juntos el mundo humano compete asumir la responsabilidad de darle direccién. Decir su palabra equivale a asumir conscientemente, como trabajador, la funcién de su- jeto de su historia, en colaboracién con los demas trabajadores: el pueblo. Al pueblo le cabe decir la palabra de mando en el proceso histérico-cultural. Si la direccién racional de tal proceso ya es politica, entonces concienciar es politizar. Y la cultura popular se traduce por polf- 19 traduccion de iP JORGE MELLADO PEDAGOGIA DEL OPRIMIDO por PAULO FREIRE

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