Vous êtes sur la page 1sur 1

El da de la fiesta se acercaba y la seora de Loisel pareca triste, inquieta, ansiosa. Sin embargo, el vestido estuvo hecho a tiempo.

Su esposo le dijo una noche: -Qu te pasa? Te veo inquieta y pensativa desde hace tres das. Y ella respondi: -Me disgusta no tener ni una alhaja, ni una sola joya que ponerme. Parecer, de todos modos, una miserable. Casi, casi me gustara ms no ir a ese baile. -Ponte unas cuantas flores naturales -replic l-. Eso es muy elegante, sobre todo en este tiempo, y por diez francos encontrars dos o tres rosas magnficas. Ella no quera convencerse. -No hay nada tan humillante como parecer una pobre en medio de mujeres ricas. Pero su marido exclam: -Qu tonta eres! Anda a ver a tu compaera de colegio, la seora de Forestier, y rugale que te preste unas alhajas. Eres bastante amiga suya para tomarte esa libertad.

Vous aimerez peut-être aussi