Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Introducción
Los viajes del agua, qanats o canillas son un sistema milenario de captación
y conducción de aguas a través de galerías subterráneas, destinado tanto a
suministrar agua a las ciudades como al riego. De origen persa, alcanzó gran
difusión en España en la época andalusí y ha estado vigente en Madrid hasta
hace 150 años. Hoy, por viajes del agua designamos tanto la tecnología
hidráulica original como el conjunto de galerías, naturales o artificiales, que
conducen aguas subterráneas. Este es el caso de los ríos subterráneos,
cuevas, pozos, sartenejas y cenotes que forman el sistema de
aprovisionamiento de agua del Yucatán.
Los primeros europeos que llegaron a Yucatán se asombraron al encontrar
una cultura centrada en el agua en un área pobre en ríos, escasa en lagos y
que, además, sufre un período de sequía muy prolongado. Los mayas
aprovecharon los cenotes y las cuevas de formación natural, producto de la
filtración del agua de lluvia a través de la superficie de piedra caliza, para su
abastecimiento; y construyeron canales para conducirla de unas ciudades a
otras. También construyeron depósitos (chultunes) para el almacenamiento
del agua de lluvia.
El aprovechamiento del agua se convirtió en motivo de supervivencia y por
esta razón, las costumbres de los habitantes del área incluyeron la
veneración a Cháac e Ix-Chel, deidades relacionadas con la lluvia y los
cenotes.
La gran belleza natural y la aureola de misterio que rodea a los cenotes han
atraído la atención de poetas y novelistas, que han recreado sus encantos y
narrado sus leyendas. Paisaje y literatura han contribuido a producir un
efecto de llamada a un turismo interesado por la espeleología y los circuitos
de aventura.
1
Aún cuando el número de cenotes yucatecos supera los diez mil, una
treintena de ellos merecen una atención especial. Son los que se encuentran
dentro o en las proximidades de las ciudades norteñas de T-hó (Mérida),
Hunucmá, Cuzamá, Chichen-Itza, Zací (Valladolid) y Tizimin, formando una
línea curva que corta el gran anillo de cenotes originado por el impacto de un
meteorito hace 70 millones de años. Es muy posible que la existencia de esa
red de cenotes con forma de “Q” fuera la determinante de los asentamientos
mayas y toltecas. Lo que no cabe duda es que, a la llegada de los españoles,
la orden franciscana se fijó en los cenotes para establecer sus guardanías y
aplicar las técnicas de captación y canalización de agua conocidas en
España.
“La naturaleza obra en esta tierra tan diferente en lo de los ríos y fuentes,
que los ríos y fuentes que en todo el mundo corren sobre la tierra, en esta
van y corren todos por sus meatos secretos por debajo de ella. Lo cual nos
ha enseñado que casi toda la costa está llena de fuentes de agua dulce que
nacen dentro del mar y se puede de ellas, en mucha partes coger agua
cuando en la menguante de el agua queda la orilla algo seca. En la tierra
proveyó Dios de unas quebradas que los indios llaman cenotes, que llegan
de peña tajada hasta el agua, en algunos de los cuales hay muy furiosas
corrientes y acaece llevarse el ganado que cae en ellos y todas estas
(corrientes) salen a la mar de que se hace las fuentes dicha”.
Fray Diego DE LANDA, Relación de las cosas de Yucatán
2
son, en cuanto a la circulación de sus aguas, más parecidos a ríos que a
lagos, pues tienen conexión a corrientes subterráneas (caminos del agua).
En relación con el sistema hídrico del Yucatán es preciso saber que, aunque
el sur de la península recibe cerca de 200 mil millones de m3 de lluvia al año,
su balance hidrológico es negativo porque la mayor parte de la lluvia se filtra
al subsuelo debido a la permeabilidad y solubilidad de la roca caliza. En
superficie, solo existen doce lagos que superan el medio millón de m3 cada
uno, pero todos en la parte sur. En la región norteña del Yucatán no hay ni
lagos ni ríos superficiales, pero en cambio abundan los cenotes. Fue esa
riqueza de cenotes la que permitió el florecimiento de la cultura maya en este
paisaje y es fácil deducir que las ciudades mayas crecieron en torno a ellos.
En la península yucateca hay tres cuencas hidrográficas principales: la
criptorreica (de ríos ocultos), sobre el estado de Yucatán y norte de Quintana
Roo; la del río Hondo, al sur de este último; y la de Champotón, en
Campeche. Es en la cuenca criptorreica donde se encuentra la mayor parte
de los varios cientos de cenotes de la península. Muchos de ellos se
encuentran alineados, delatando corrientes subterráneas. La alineación más
evidente, el anillo de cenotes, se relaciona con el borde del cráter de
Chicxulub, producido por el impacto de un asteroide hace unos 70 millones
de años y enterrado bajo la losa calcárea yucateca (Figura 2).
Los tipos clásicos de cenote son: cenotes cántaro (ch’e’n), en los que la
abertura al exterior es pequeña en relación con el diámetro del embalse;
cenotes cilíndricos (propiamente ts’onot), de paredes verticales, donde la
abertura equivale al diámetro del cuerpo de agua; cenotes aguada (ak’al
che’), con perfil en forma de plato y cavernas o grutas (aktun), en los que la
entrada es lateral (Figura 3).
Estos tipos de cenotes forman parte de una secuencia evolutiva natural:
comienzan siendo cenote cántaro, como el de Dzitnup; luego pasan a ser,
por derrumbe del techo, cenote cilíndrico, como el de Chichén Itzá; y,
finalmente, por hundimiento lento de toda la zona adyacente, se convierten
en una aguada.
El grado de conexión al manto acuífero permite distinguir los cenotes de flujo
abierto (con aguas claras, fondo limpio, arenoso o rocoso y una masa de
3
agua homogénea y bien oxigenada) de los cenotes estancados o de flujo
restringido (turbios y estratificados térmicamente). En éstos, la capa acuática
superficial es alcalina y sobresaturada con oxígeno disuelto, mientras que la
profunda es ácida, desprovista de oxígeno y con sulfhídrico cerca del fondo.
Existen dos procesos que pueden bloquear el intercambio de agua del
cenote con el flujo subterráneo. El primero es el ya mencionado desplome de
la bóveda, seguido por el aporte de sedimento que se deposita en el fondo
del cenote. El segundo tipo consiste en el ingreso de agua marina a través
del fondo del cenote. En este caso, entre ambas capas de agua (la dulce
superficial, menos densa, y la marina profunda, más densa), se produce una
zona de transición denominada haloclina. La haloclina estratifica el cenote:
funciona como una barrera física que aísla la capa de agua dulce. En los
cenotes costeros, la capa marina profunda circula impulsada por las mareas
a través de túneles conectados con el mar.
Aparte de los cenotes, existen en Yucatán incontables pozos hechos por la
mano del hombre, todos movidos por molinos de viento. A cenotes y pozos
artificiales, también es preciso añadir los depósitos cavados en el subsuelo y
recubiertos con estuco (chultunes) que los mayas construyeron, sobre todo
en la región Puuc, para aprovechar el agua de la lluvia (Figura 4).
4
Entre los microorganismos, la fracción mejor conocida son las bacterias,
algunas de interés como indicadoras de contaminación, otras de relevancia
en la formación misma del cenote por erosión de sus paredes.
Adicionalmente, ciertas bacterias representan la fuente alternativa de
abastecimiento de energía para los organismos que viven en túneles de
oscuridad permanente, alejados del cuerpo abierto del cenote.
Por lo que concierne a la flora, los cenotes alejados del mar suelen asociarse
con higueras. Los cenotes más costeros suelen estar entre manglares,
juncos, helechos y palmas.
En lo que respecta a la fauna, el Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH) refiere que las expediciones para el estudio biológico de los cenotes
realizadas en los años 30 por la Carnegie Institution de Washington,
identificaron 306 especies animales. En su mayoría, se trata de animales
cuyos ancestros eran de origen marino y después, atrapados en las
profundidades de la tierra, fueron evolucionando hasta adaptarse a la vida en
agua dulce y en la oscuridad. En los últimos años, la investigación de la
fauna de los cenotes ha cobrado impulso gracias al auge del espeleobuceo,
que permite llegar hasta sitios antes inaccesibles.
Casi todos los estudios se han concentrado en los microcrustáceos y el
zooplancton. Por ejemplo, en la península de Yucatán se encuentra del 30 al
50 por ciento de las especies conocidas en México de rotíferos, cladóceros y
copépodos. Los microcrustáceos decápodos del género Typhlatya son
comunes en las cuevas de toda la península y tienen un antepasado marino
caribeño. El descubrimiento en cuevas cerca de Tulum del termosbenáceo
Tulumella unidens es relevante porque complementa otros registros de este
pequeño grupo en otras partes del mundo. También es interesante el registro
del remipedio Speleonectes tulumensis, perteneciente al grupo de crustáceos
más antiguo. Su nombre, que en latín significa el cavernícola de Tulum, se
debe a su hallazgo en un cenote próximo al sitio arqueológico maya de
Tulum. Luego se le encontró también en Belice. Este animalillo, ciego y
blanquecino (ya que vive en la oscuridad absoluta), es un tipo de crustáceo
muy primitivo, pariente de los cangrejos pero dotado de numerosas patas
que le dan apariencia de ciempiés y que utiliza a manera de remos para
nadar. Mide entre dos y medio y tres centímetros y habita en cenotes
5
próximos al mar, en el agua salada que hay bajo la dulce. Puesto que se
trata de un agua casi totalmente falta de oxígeno, en ella un pez ordinario
moriría asfixiado. Cuando el S. tulumensis es transferido a un agua rica en
oxígeno entra en una frenética actividad, nadando sin cesar, hasta
consumirse por agotamiento.
Además de estos animales, hay en los cenotes peces de agua dulce que
también habitan ríos y lagunas. Las dos especies más abundantes son el
bagre Rhamdia guatemalensis y la mojarrita Cichlasoma urophtalmus. El
primero, de 10 a 15 cm de largo, está ampliamente distribuido por
Centroamérica y se caracteriza por sus bigotes. La mojarrita, de 10 cm de
largo, se reconoce por las franjas oscuras verticales de su cuerpo. Algunas
mojarras están en vía de extinción, como la Cichlasoma urophthalmus
conchitae, que solo subsiste en un cenote de la ciudad de Mérida.
La fauna piscícola es especialmente diversa en los cenotes más costeros.
Los sitios más aislados, en los terrenos más antiguos, no inundados durante
las últimas elevaciones del nivel del mar, sólo han sido colonizados por
bagres y gupis. Se considera que el bagre pudo alcanzar estas localidades
por vía subterránea, mientras que el gupi, pez pequeño y vivíparo, de gran
tolerancia a extremos de salinidad, temperatura y oxígeno disuelto, pudo
llegar allí gracias a una hembra grávida transportada por un huracán.
En los cenotes costeros, la ictiofauna es similar a la de las lagunas.
Predominan las mojarras y la familia de los gupis y molis, aunque las
especies más abundantes son el Astyanax y el bagre, ya mencionados.
Los cenotes y cuevas del NO de Yucatán comparten con los de Tulum a la
damablanca ciega y la anguila ciega. La primera (Ogilbia pearsei) es un
pequeño pez carente de ojos y con un raro color blanco iridiscente que se
vuelve rosáceo al recibir los rayos de luz. Fuera de los cenotes del Yucatán,
no existe en otro lugar del mundo. También es exclusiva de la región la
anguila ciega (Ophisternon infernale), que llega a medir 60 cm de longitud y
vive sepultada en el fango.
En cuanto a los vertebrados, en los cenotes
pueden habitar cocodrilos, iguanas, tortugas,
culebras y sapos; y en sus paredes anidar
golondrinas y otras aves.
6
El agua en el Mayab
El 30 de julio de 2004 la prensa mexicana hizo público que, a partir del uso
de satélites un equipo de científicos de la Universidad de Luisiana había
descubierto vestigios arqueológicos de 35 ciudades mayas en Yucatán. De
hecho, las técnicas de rastreo de ruinas por satélite han logrado avances
notables gracias a la modernización de la serie Landsat, dotada de cámaras
que registran miles de imágenes terrestres y de una película infrarroja.
En su informe, los científicos destacaron que: "muchos sitios arqueológicos
de México y Centroamérica están sepultados a sólo 1,5 m y la mayoría es
visible para el satélite por la coloración del suelo, de las plantas o de los
contrastes de la tierra, pues el detector de control remoto puede ver bajo el
suelo y entre selvas y, así, descubrir caminos, lagos y canales" (Figura 6).
Tras estos descubrimientos, las imágenes de satélite fueron combinadas con
los sistemas digitales de información geográfica para relacionar la ubicación
del asentamiento con la proximidad de depósitos de agua o cenotes.
Estos hallazgos están apoyando una nueva teoría: “la importancia del agua
en la cultura maya permitió el surgimiento de una élite gobernante, que
habría usado ese recurso para controlar a la población”.
“Conforme creció su población, los mayas extendieron su territorio a zonas
escasas en agua y para enfrentarse a ese problema construyeron depósitos
de agua o calzadas sobre las cuales el agua podría ser transportada".
Estos sistemas de captación y transporte (hoy evidenciables en la región
Puuc y, sobre todo, en su área satélite Edzná, al suroeste de Campeche,
donde los mayas-putunes construyeron canales de hasta 6 km) se
complementaron con sistemas de almacenamiento en chultunes (ya
mencionados) y hondonadas o rejolladas (coop o k´om) (Figura 7),
Además, los sistemas hidráulicos mayas de abastecimiento de agua potable
de áreas habitadas utilizaban recursos como declives poco pronunciados,
elevaciones o saltos ubicados a cierta distancia para aminorar la velocidad
del agua, ramificaciones y reposaderos. Asimismo, los sistemas de drenaje
para evacuar el agua (presentes en plazas, terrazas y estructuras),
construidos en piedra o barro (Figura 8), tienen pendientes pronunciadas
muy bien estudiadas (Figura 7).
7
Agua y creencias mayas: Cháac, Ix-Chel, Tlaloc, Chalchiuhtlicue, los
yuntzilob chaac y la Tzukán
8
Cháac, dios de la lluvia (y por extensión, dios de la fertilidad y de la
agricultura) era uno de los dioses con mayor arraigo popular. Se le
representaba con una nariz parecida a una trompa y dos colmillos enrollados
que le salen de la boca y se dirigen hacia abajo. El adorno que lleva en la
cabeza es por lo general una faja anudada.
A Cháac se le rendían cultos, ritos, sacrificios humanos y ofrendas de
cerámica, jade y oro. Las ceremonias se realizaban en época de sequía
como antesala de una plegaria, o bien como agradecimiento a los favores
durante la siembra y cosecha. Los sacrificios realizados en los cenotes se
practicaban solo con vírgenes. La que era arrojada al cenote si, después de
un tiempo, continuaba con vida era sustraída del agua justificando que el dios
le había perdonado la vida.
Ix-Chel, la de la tez blanca o la del arco iris, representa a la luna (en el sexto
día del mes zip se llevaba a cabo un baile en su honor llamado okotuil (baile
de la luna) y era considerada la esposa de Itzamná, el Sol. Ixchel era diosa
de la medicina y patrona de la procreación y del parto. También estaba
vinculada al agua, e independientemente de su viaje nocturno por el cielo,
estaba presente en depósitos naturales de agua, como lagos, lagunas y
cenotes. Ix-Chel era venerada en la isla de Cozumel por los navegantes
mayas que recorrían la Península de Yucatán transportando mercancías en
canoas. Estos navegantes, una vez al año, purificaban su cuerpo y alma en
los cenotes y luego organizaban la procesión marina que, partiendo del
puerto de Xcaret (pequeña caleta), llegaba a Cozumel.
9
fenómenos naturales y que, para los mayas actuales, son tan cercanos o
más que los santos.
De todos los yuntzilob, los más importantes son los yuntzilob chaac. Estos,
cuando Jesucristo los manda, cabalgan en el cielo y riegan la tierra con el
agua que llevan en una calabaza que jamás se agota. Cuando los acompaña
la Virgen María (montando un caballo negro), caen las lluvias torrenciales
que no son dañinas, porque el agua, en lugar de producir inundaciones, va
directa a dos canales subterráneos que la llevan a dos depósitos
desconocidos, que jamás podrán llenarse. Los yuntzilob chaac o chacoob
son tantos, que entre ellos hay jerarquías: los cuatro más importantes están
en los cuatro puntos cardinales y se encargan de supervisar a los otros (los
de la llovizna, la lluvia persistente, los de los cielos barridos y los de los cielos
iluminados). Cuando no están trabajando, se refugian en cuevas y cenotes y
no llueve; pero cuando celebran sus reuniones, en las que se reparten el
trabajo de llevar el agua, tienen lugar las tormentas eléctricas.
Se especula que la gran cantidad de incensarios de efigie antropomorfa con
rasgos faciales exagerados en narices, bocas y cejas que se han ido
localizando en varias cavidades de Quintana Roo, sean una representación
de los chacoob y hayan sido colocadas ahí para su invocación y veneración.
10
La serpiente en cuestión debe ser la misma que, con distinto nombre, refiere
Domingo Dzul Poot, investigador del Instituto Nacional de Antropología e
Historia:
"En una caverna con aguas cenagosas, no muy lejos de Uxmal, vivía una
serpiente con alas. Su nombre era Hapaikan"… "Antes habitó en una
ciénaga de Izamal, pero tuvo que salir de allí porque la ciénaga se secó y
porque se acabaron los niños que comía. En un año se tragaba cuarenta y
un niños. Los chupaba, los sorbía. Porque la Hapaikan puede, con el calor de
su boca, atraer hacia sí a un niño, aunque esté a poco mas de diez
metros"… "La caverna donde vive es un enredo de laberintos impenetrables,
cualquiera puede perderse allá. En el mes de agosto de cada año sale a
volar por las cuatro direcciones del cielo. Va al norte, va al sur, al poniente y
al oriente. Cuando regresa, su maligno guardián lo espera, lo guarda y cuida
la caverna mientras Hapaikan esté dentro".
“… En Maní pueblo del rey, cavamos un pozo grande para hacer una noria a
los indios...” Fray Diego DE LANDA. Relación de las cosas de Yucatán.
Los españoles llevaron a Yucatán sistemas distintos a los que usaban los
mayas para la obtención y almacenamiento del agua. Por ejemplo, los
franciscanos construían sus norias sobre los cenotes y de paso lograban
realizar su política de congregación de indígenas (41.101, en 1586) en torno
a estas fuentes de agua. Las grandes estancias ganaderas y más tarde las
haciendas ocuparon los cenotes, por sus necesidades de agua tanto para los
trabajadores como para el ganado. Poco a poco, acueductos (Figura 10),
viajes de agua, norias y otros artificios fueron introducidos.
Los viajes de agua, galerías filtrantes, apantles con tragaluces, pozería o
fuques es una técnica de captación de agua subterránea y su conducción por
gravedad a la superficie. Se trata de una estructura de ingeniería hidráulica
destinada al uso agrario, creadora de regadío agrícola. El sistema de galerías
11
madre se deriva en otros de menor envergadura y caudal que proceden al
reparto del agua cubriendo la mayor parte del terreno (Figura 11).
La divulgación en el Yucatán de los viajes de agua se realizó por los
franciscanos en la Sierrita Maya, aprovechando su experiencia en Querétaro
(Sierra Gorda). Se sabe que la aplicaron en torno a sus conventos de
Oxkutzcab, Tikul y Muna, donde optimizaron la red de chultunes. También la
aplicaron, al menos parcialmente, en sus guardanías al sur de Mérida (Figura
12): Tecoh, Mamá y Maní, aunque en menor medida, por la disponibilidad de
cenotes.
A través de la relación que Antonio de Ciudad Real realizó del viaje de Fray
Alonso Ponce por el norte del Yucatán en 1588 (Figuras 13 y 14), sabemos
que había anorias, encañados y pilas para uso de las indígenas en los
conventos de Los Tres Reyes de Tizimín, San Bernardino de Siena de
Valladolid y San Buenaventura de Homún. A través de planos, sabemos que
también las hubo en los de Izamal y en el desaparecido (1869) convento
provincial de San Francisco de Mérida (Figura 15). Todavía hoy, en los
conventos de Mamá (Figura 16) y Maní, pueden verse los aljibes, los sistema
de canales de irrigación y las norias sobre los cenotes.
Una ruta por algunos de los más importantes cenotes del norte del
Yucatán
13
luego se dilata por una galería de unos 40 m de largo por 20 m de ancho. La
belleza del cenote se aprecia mejor desde el agua, cuyo espejo tiene en sus
diámetros 13,6 m por 22,5 m. La transparencia del agua permite observar a
la damablanca ciega. Kambul es un cenote relevante en cuanto a los
descubrimientos paleontológicos, pues en la profundidad de sus aguas los
espeleobuzos han encontrado restos fósiles de tiburones y sirénidos
(manatíes) de 12-13 millones de años de antigüedad.
14
En Tetiz, a 2 km del pueblo, por el camino a Kinchil, se encuentra el cenote
San Antonio (Figura 21). Su descubridor y propietario es Abelardo Poot quien
a lo largo de diez años se ha dedicado a ampliarlo. Hoy, las medidas de la
bóveda son 11,4 m por 9,8 m. Recientemente, ha introducido mojarras en el
cenote.
El cenote San Ignacio se encuentra en Chocholá y es atendido por la familia
de Carlos Aldana. Para entrar hay que bajar por una escalera de unos 8 m en
plano inclinado. La cueva tiene dos niveles de inundación: una parte en
donde el nivel del agua no alcanza ni un metro y otra, hasta los cinco metros.
Las medidas del espejo de agua son 19,6 m de diámetro mayor y 6,3 m de
diámetro menor.
15
cenote, la apariencia azul del agua iluminada en su parte central, impacta al
visitante. La segunda estación se hace en Chansinicché, que se traduce
como la hormiga que habita en el árbol de la madera roja, es también
impresionante por el azul transparente de sus aguas contenidas en un
diámetro de 19,5 m. Tiene un pasaje de 670 m. Por último, se llega a
Chelentún, arco iris de piedra, el mayor de los tres pozos. Desde el punto de
entrada se puede contemplar una gran bóveda que alberga un espejo de
agua cuya longitud es de 47.5 m por 12 m de ancho. Donde la luz es
suficiente, se ven bagres negros. Arriba, en la bóveda, hay golondrinas y
murciélagos.
16
Los pozos de Chichén-Itzá: Chen Ku y Xtoloc.
Chichén Itzá según el Chilam Balam de Chumayel significa boca de pozo de
los itzáes ó el brujo del agua. Los antiguos pobladores de Chichén Itzá
disponían de dos cenotes (Figuras 26 y 27): uno con uso religioso que
denominaban Chen Ku, es decir, pozo sagrado, y otro, el Xtoloc, que les
proporcionaba agua para sus necesidades cotidianas. Chen Ku, el Cenote de
los Sacrificios, como también se le conoce, es un pozo natural, uno de los
más grandes en esta zona. Está situado en lo que fuera el antiguo e
importante centro religioso de Chichén-Itzá, al final de una calzada (sacbé)
de 275 m de largo que partía de la gran explanada en donde se encuentra la
pirámide de Kukulkán. El cenote puede ser descrito como una profunda
depresión circular, de aspecto imponente. En su lado oeste, aparece un
santuario de tres habitaciones, de las que una es bien un sumpulché (baño
de vapor) o un lugar para quemar copal. En ella se encontraron restos
humanos y utensilios.
Fray Diego de Landa fue el primero en referir las seculares ceremonias que
celebraban en este cenote en honor a Cháac. Según Landa, los mayas, en
tiempo de sequía, sacrificaban seres humanos echándolos vivos al cenote de
los que se pensaba que no morían aunque no volvieran a salir. Junto con
ellos, se arrojaban objetos de valor. Otras versiones afirman que las víctimas
eran jóvenes doncellas a las que se les daba un fuerte golpe en la cabeza o
se les sacaba el corazón. En otros casos, los elegidos eran decapitados y el
cráneo, ofrendado a Cháac.
El primer intento por recuperar las piezas del Cenote Sagrado de Chichén
Itzá fue el del anticuario francés Desiré Charnay, en 1881, pero sin ningún
éxito. Fue Edward Thompson, primer cónsul de Estados Unidos en Yucatán,
quien llevó a cabo la segunda operación de rescate en las temporadas 1904-
09 y 1910-11. Thompson utilizó una draga y con ella obtuvo piezas de jade,
vasijas con copal, cascabeles de cobre, discos de oro, vasijas de cerámica,
cuchillos de pedernal, objetos de obsidiana, esqueletos y trozos de textil que
acabaron en los museos Peabody de Harvard y Field de Chicago.
En 1968 el arqueólogo Román Piña Chán coordinó un proyecto de
arqueología subacuática sobre el fondo del cenote que permitió obtener sus
dimensiones: 13,4 m en su región central y diámetros N-S de 59 m y E-O de
17
60,5 m. La profundidad es de 22 m. La visibilidad con luz natural alcanza 2,4
m; de 2,4 a 4,2 m hay algo de luminosidad pero más allá de 5 m la oscuridad
es absoluta. El fondo presenta una capa de lodo de 3 m y abundancia de
algas, que confieren al agua un color verdoso con diferentes tonalidades.
Xtoloc está ubicado al sur de la zona arqueológica de Chichen Itzá, también
llamado Chichén Viejo, porque fue allí donde se establecieron los primeros
habitantes, al disponer del cenote como una vía de abastecimiento de agua.
18
Los cenotes del norte de Valladolid
Yalcobá. Este cenote toma su denominación del poblado Yalcobá, hijo de
Cobá. Tiene 19 m de diámetro, 14,6 m de altura hasta el espejo del agua y
una profundidad entre 30 y 36 m. En uno de los lados, se observa una gruta
que se prolonga hasta una casa vecina, ubicada a 1 km. El uso tradicional de
este cenote era proporcionar agua para los habitantes del lugar, pero a la
llegada del agua de red, se dedicó primero a piscicultura y luego a uso
turístico.
Hoy, los factores de impacto sobre los cenotes son conocidos y muchas de
las medidas de gestión, acertadas. Afortunadamente, la sensibilización
indígena hacia la naturaleza, unida a la cada vez mayor educación ambiental
de los turistas, constituyen una garantía de su conservación. De cualquier
modo, ésta habrá de asegurarse, pues ¿acaso vamos
a permitir que los cenotes, que posibilitaron el
desarrollo de la civilización en Yucatán, resulten
destruidos por la civilización misma?.
20
Bibliografía
6. CIUDAD REAL Antonio de. 1976. Tratado curioso y docto de las Grandezas de la
Nueva España, Vol II, pp. 321-325. UNAM, Instituto de investigaciones históricas,
México.
9. FROST, Elsa Cecilia. 2002. La historia de Dios en las Indias. Visión franciscana
del Nuevo Mundo. Ed. Tusquets. México.
12. LAVIADA, Iñigo. 1978. Yucatán, piedra, historia y belleza. Fondo Editorial de
Yucatán. Mérida. México.
21
14. PALERM-VIQUEIRA, Jacinta. 2004. Las galerías filtrantes o qanats en México:
introducción y tipología de técnicas. Agricultura, sociedad y desarrollo, vol.1, núm.2,
pp. 134-145.
16. RECINOS, Adrián. 1952. Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché, Fondo
de Cultura Económica, México.
17. REYES GARCÍA Luís y CHRISTENSEN Dieter. 1990. El anillo de Tlalocan. Ed.
Puebla. México. (utilizado para dibujos y grabados)
18. ROSADO VEGA, Luís. 1957. El Alma Misteriosa del Mayab. Ed. Botas México
DF; pp. 124-125.
19. SANTIAGO PACHECO, Edgar y LÓPEZ BATES, Flor. 1993. El uso del agua en
la política de congregación indígena a fines del siglo XVIII, el caso de San Antonio
Xul. En: Boletín de la ECAUDY , n° 108-109. Mérida. Yucatán, México. pp. 28-47
21. THOMPSON, J. y ERIC, S. 1998. Historia y religión de los mayas. Siglo XXI.
México
Páginas web:
22
Figura 1. El mundo maya
23
Figura 2. Semianillo de cenotes relacionado con el borde del cráter de
Chicxulub
24
Figura 3. Tipos de cenotes (arriba) y etapas en la formación de un
cenote (abajo)
25
A B C
26
Figura 5. Chultunes y pozos del área Puuc
Figura 6. Canales
27
Figura 7. Sistema de captación y recepción de agua en Chichén Itzá
Tomado de: GONZÁLEZ DE LA MATA, Rocío, OSORIO José F y SCHMIDT Peter J.
El flujo divino: manejo del agua en Chichén Itzá. 2004.
28
Figura 9. Creencias mayas: Cháac, Ix-Chel con dos chacoob (arriba) y la
serpiente emplumada (abajo)
29
Figura 10. Pozo y acueducto de San Antonio Cucul, en las afueras de
Mérida
30
Figura 12. Conventos franciscanos al sur de Mérida
Figura 13. Itinerario seguido por Fray Alonso Ponce en su viaje al norte
de Yucatán
31
Figura 14. Relación de Antonio de Ciudad Real sobre el viaje realizado
por Alonso Ponce a Yucatán, en la que destaca la existencia de cenotes.
32
Figura 15. Noria y canalizaciones del convento de San Francisco
Tomado de: ALCALÁ EROSA, Raúl. Historia y vestigio de la ciudadela de San
Benito, Mérida, México, H. Ayuntamiento de Mérida, 1988
33
Figura 17. Ciudades mayas sobre la formación en “Q” de cenotes
34
Figura 18. Cenote Xlacah en Dzibilchaltún
35
Figura 20. Cenote Sabak Há
36
Figura 22. Gruta de San Eduardo en Tecoh
37
Figura 25. X-Coton en Mayapán
38
Figura 27. Cenotes de Chichén Itzá: Chen Ku (arriba) y Xtoloc (abajo)
39
Figura 28. Los cenotes de Valladolid: Zací (arriba) y X'Kekén (abajo)
40
Figura 29. Nohoch Dzonot en Kikil
41