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“Salud y adolescencia.
Hacia un modelo alternativo de salud.
Estrategias en un Centro Educativo”
ÍNDICE
PARTE PRIMERA: SALUD Y ADOLESCENCIA
I. INTRODUCCION
1. Justificación del trabajo 3
2. Antecedentes 7
IV. CONCLUSIÓN 72
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
PARTE PRIMERA:
SALUD Y ADOLESCENCIA
I. INTRODUCCIÓN
Los educadores siempre hablamos de que los jóvenes de comienzos del siglo
XXI valoran, por encima de todo, lo próximo, lo cercano, en lugar del proyecto de futuro;
buscan un presente feliz, sin límites y sin grandes responsabilidades. Pero también
observamos con cierta frecuencia como, ante situaciones aparentemente normales en un
centro escolar, los alumnos/as pueden dar muestras de un intenso estrés, sencillamente
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por el hecho de sentirse juzgados. La respuesta ante ese estrés muchas veces es la
huida pero, en todos los casos, tiene efectos fisiológicos. Nuestro entorno social y
ambiental tampoco ayuda en muchos casos a evitar o combatir el estrés (Hill y Ostrov,
2000).
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Durante los últimos veinte años ha habido una explosión de interés en el campo de
la nutrición y el comportamiento. La obsesión actual por la salud, así como el deseo de
utilizar la comida como una panacea, ha originado una explosión de artículos que afirman
que simplemente el cambio de la dieta lleva a la salud tanto física como mental. Algunos
alimentos han sido condenados mientras otros se han visto ensalzados. Esto también
puede llevar a un cierto fanatismo dietético y a pensar que la nutrición es el único factor
digno de tener en cuenta al hablar de salud (Kanarek y Marks-Kaufman, 1994).
2. Antecedentes
Según el Estudio sobre hábitos de salud en escolares de Leganés y Fuenlabrada,
realizado en 1996 y coordinado por Mª T. Sanz Cuesta, las dos primeras causas de
muerte en los países desarrollados, para todas las edades, son las enfermedades del
aparato circulatorio y los tumores (en la Comunidad de Madrid constituyeron, durante el
año 1989, el 38 % y el 25 % respectivamente. Diversos estudios han puesto de manifiesto
la relación de esas dos causas con algunos factores de riesgo como el tabaco, alcohol,
consumo excesivo de grasa e insuficiente actividad física. En la población de 1 a 24 años,
la principal causa de muerte es “externa” e incluye accidentes, homicidios y suicidios, todo
ello relacionado con determinadas conductas.
Todos estos hábitos asociados con las principales causas de muerte suelen
establecerse durante la adolescencia y juventud, extenderse durante la edad adulta y
estar relacionados entre sí. La mayor parte de ellas son, en cierta medida, susceptibles de
prevenirse a través de actividades de promoción y educación para la salud. La promoción
de conductas hacia una salud positiva se incluyó como uno de los objetivos del programa
Salud para Todos en el año 2000, concretamente lo referido al consumo de tabaco,
alcohol y drogas ilegales, alimentación equilibrada, actividad física adecuada y
disminución del estrés.
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Estado de ánimo
• La mayoría de los escolares señaló sentirse “descansado” (76 %) y “alegre” (93 %).
Además, casi 4 de cada 10 escolares dijeron sentirse “nerviosos”, siendo este
sentimiento más frecuente entre las chicas.
• La mitad manifestó sentirse “solo” algunas veces. También en este sentimiento hubo
diferencias por sexo, siendo más frecuente entre las chicas.
• Sobre las relaciones con los padres, la mayoría de los escolares creía que a sus
padres les importa lo que les pasaba, y les animaban con frecuencia, pero el 25 %
afirmó no hablar con ellos sobre sus problemas personales.
• La mitad creía que sus padres desearían que ellos realizaran estudios universitarios.
• Casi todos dijeron tener algún amigo íntimo (95 %) y la mitad afirmó que estos amigos
tienen influencia sobre ellos.
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• Uno de cada diez escolares pensaba que sus profesores no están satisfechos con
ellos y dos de cada diez manifestaron desconocer esta situación.
Expectativas de futuro
• El 75 % veía su futuro con ilusión, siendo esto más frecuente entre las chicas, los de
menor edad y los hijos de padres con estudios universitarios.
• Al 40 % le gustaría realizar estudios universitarios y también el 40 % confiaba en
poder realizar estos estudios.
¿Cuál crees que es la persona que mejor te puede informar en el tema de drogas?
• El porcentaje de escolares que identificó tabaco y alcohol como drogas fue muy bajo.
Por municipio, fueron los escolares de Leganés los que con mayor frecuencia los
señalaron.
• Los escolares afirmaron que su información sobre drogas la obtuvieron,
principalmente, a través de la televisión, la madre y el padre.
• En su opinión quienes mejor pueden informarles sobre este tema son los sanitarios.
Actualmente, la mayor parte de nuestros escolares disponen de una guía editada en el
2001 y distribuida gratuitamente en hogares y centros educativos, con información
completa y clara sobre las drogas más habituales, de modo que el acceso a su
conocimiento ha sido uno de los temas más y mejor trabajados.
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Tabaco
Alcohol
∗ Sexualidad
¿A través de qué personas o medios has recibido la información sexual que tienes?
¿Qué crees que hacen los jóvenes para prevenir contagios de estas enfermedades?
¿Por qué crees que se producen embarazos no deseados entre los jóvenes?
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Deportes practicados
Tiempo libre
• El 91,7 % practicaba algún deporte, siendo la frecuencia mayor entre las chicas para
los deportes individuales y menos competitivos.
• De los escolares que practicaban deporte, dos tercios lo hacía regularmente, un 7 %
una vez a la semana y un 25 % ocasionalmente. Los chicos eran más regulares que
las chicas.
• La mayoría pasaba su tiempo libre en la calle o en casa. El porcentaje de escolares
que ocupaba la mayor parte de su tiempo libre en bares y discotecas fue de 8 %.
• En los días de clase, casi la mitad tiene como principal tarea el hacer los deberes y
casi un 25 % ve la televisión y el vídeo.
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• Entre las actividades realizadas todos los fines de semana, destacan ver la televisión
(60 %), salir a la calle (60 %) y hacer deporte (50 %). Un 25 % nunca lee los fines de
semana, siendo la frecuencia mayor en niños y en los de más edad.
• Casi el 50 % no pertenece a ninguna asociación, y de los que si pertenecen, un tercio
es socio de asociaciones deportivas, casi un 12 % realiza actividades extraescolares y
un 5,2 % frecuenta asociaciones parroquiales.
• No tenía paga fija el 37 % y la mitad recibía menos de 1000 pesetas a la semana (este
dato también habrá cambiado considerablemente en estos diez años). Un 35 % se
gasta el dinero de la paga en ropa (más las chicas) y un 33 % en bares y discotecas.
Sólo un 9 % se gasta el dinero en libros.
• En cuanto a la hora de llegada, el 57 % manifestó llegar antes de las diez de la noche,
y el 42 % entre las diez y la una de la madrugada.
Accidentes
¿Has sufrido algún accidente en el último año por el que te atendieron en la consulta de
un médico o en urgencias?
Conductas de riesgo
¿Te pones el cinturón de seguridad cuando vas en el asiento delantero del coche?
con su propia opinión sobre la peligrosidad de esta práctica (sólo dos de cada diez
cree que es muy peligroso).
• En cuanto al uso de casco para montar en moto, el 80 % de los escolares que montan
lo utiliza (con frecuencia o algunas veces). El 89 % de ellos opinó que no usar casco
en moto es muy peligroso.
• El uso de cinturón de seguridad en el asiento delantero de un coche era una práctica
habitual de los escolares.
• En cuanto al respeto a las señales de tráfico y los semáforos cuando son peatones, el
25 % afirmó hacerlo siempre, el 50 % dijo hacerlo a veces. Cuando iban en bici la
frecuencia era del 55 %.
• De forma general se observa más prudencia en chicas que en chicos.
Todas estas conclusiones, y algunos datos más (sobre todo a nivel cuantitativo)
se recogieron a su vez en otra obra, Nuestros hijos y sus hábitos de salud, (Girbés
Fontana, 1997), con el objeto de darlo a conocer a los padres y madres a través de las
AMPAS, así como de reflexionar de modo conjunto sobre los resultados y dejar abierta la
posibilidad de profundizar en los temas de mayor interés para ellos. El material se dispuso
en transparencias, de las cuales la cuarta me parece especialmente significativa en la
línea en la que me dispongo a trabajar. Es la siguiente:
Los hábitos estudiados están asociados con las principales causas de muerte.
Se establecen en la adolescencia.
Se pueden prevenir.
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1. Adolescentes
La adolescencia es reconocida por todos como una etapa crítica del desarrollo
personal a la que nunca se presta atención suficiente. Aunque en las últimas décadas
psicólogos y pedagogos han realizado notables avances en el conocimiento de los
procesos físicos y psicológicos de estas edades, esto ha coincidido con momentos en los
que la estructura familiar y social ha cambiado drásticamente, de modo que los niños, ya
desde muy pequeños, adquieren hábitos que van a ser de enorme trascendencia en su
desarrollo individual ulterior. En la adolescencia una parte de estos hábitos se consolidará
pero también habrá algunos que podrán modificarse según las experiencias vividas.
Según muchos investigadores, la adolescencia debe considerarse más como un proceso
de transición que como una etapa o estadio único del ciclo vital, un camino de la infancia
a la madurez.
Desde luego durante este proceso operan distintos factores: presiones de índole
fisiológica y emocional, más internas, y, a la vez, las que proceden de los compañeros,
padres, profesores, y sociedad en general, que son externas. Estas últimas fuerzan a los
chicos y chicas a caminar hacia la madurez a un ritmo más rápido del que quizá
preferirían en algunos aspectos, mientras en otros actúan de freno, reteniendo a los
adolescentes con una libertad e independencia menores a las esperadas. El equilibrio
entre ambos tipos es determinante de un buen desarrollo personal.
Según los psicoanalistas, los cambios del adolescente resultan de las pulsiones
propias de la pubertad, que causan una conmoción emocional interna y dan lugar a una
vulnerabilidad de la personalidad, unido esto al despertar de la sexualidad que hace
buscar objetos amorosos adecuados, fuera del medio familiar, rompiendo así los lazos
emocionales que le unían a los padres desde la infancia. Estas cuestiones dan lugar al
empleo de defensas psicológicas para enfrentarse a la ansiedad y que en ocasiones
resultan obstaculizadoras del proceso de adaptación.
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Otra característica propia de los adolescentes, que les vuelve a veces incomprensibles
es la ambivalencia: inestabilidad emocional de las relaciones, contradicciones en cuanto
a pensamientos y sentimientos, cambios en el modo de reaccionar, fluctuaciones entre
amor y odio, aceptación y rechazo, vinculación y desvinculación, necesidad de libertad y
terror a librar en solitario las propias batallas.
Por último habría que mencionar la experiencia de separación y pérdida que tiene
lugar como resultado de la ruptura de los vínculos emocionales y que despierta el
“hambre de objeto y de afecto”, una necesidad de intensos estados emocionales,
incluyendo las actividades delictivas, las drogas y las experiencias místicas, así como las
relaciones breves, pero intensas, todo, según BLOS conducente a llenar el vacío interior,
a superar la depresión y el sentimiento de soledad que forman parte de la adolescencia.
Parte de este “hambre” se alivia hasta cierto punto dentro de la banda juvenil o del grupo
de compañeros, sustituto de la familia en la edad adolescente en el que podrá
experimentar sentimientos tan esenciales como los de estimulación, empatía, pertenencia
y participación, y representar papeles para la identificación.
Los adolescentes experimentan nuevas exigencias dentro de los papeles que tenían
(alumnos, hijos) ya que al hacerse mayores se incrementan gradualmente las
expectativas sobre ellos (mejores resultados en los estudios, más responsabilidad, ayuda
en casa, etc.), pero, al mismo tiempo, adquieren papeles completamente nuevos que
conllevan mayor dificultad dado que en ocasiones son incluso opuestos por plantear
expectativas incompatibles (hijo/novio). El adolescente y el joven se ven así atrapados
entre dos personas o conjuntos de personas que esperan de él distintas formas de
comportamiento (padres/pandilla). Esta situación resulta más dura si se piensa que en la
actualidad no existe una transición gradual hacia la adquisición de responsabilidades, y se
pasa del niño obediente al adolescente rebelde en muy poco tiempo, o del escolar al
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empleado, o del adolescente al padre, según los casos. Aquí padres y educadores son
fundamentales para conseguir una transición más gradual, ayudando al adolescente a
elegir y a afianzarse en aquellos papeles que va eligiendo, lo cual redunda en un mayor
equilibrio posterior.
Aún habría que hablar de una tercera corriente de pensamiento, la antroposófica, que
considera la pubertad como un grandioso proceso dramático en la vida (Lievegoed, 1999).
Las ideas antroposóficas se plasman en la obra de Rudolf Steiner y en la pedagogía
Waldorf a la que nos referiremos en otras ocasiones a lo largo del trabajo.
Toda su metodología de trabajo y su análisis del desarrollo del ser humano se basa en
que sólo pueden desenvolverse hombres felices, capaces y prudentes si la pedagogía
tiene en cuenta, desde el principio, el cuerpo, el alma y el espíritu.
Para la antroposofía el ser humano pasa por tres periodos evolutivos hasta alcanzar la
madurez: el primero, del lactante e infante, en el que el niño se ve totalmente rodeado por
el hogar y vive dentro de la protección materna (o debiera). El segundo periodo es en el
que el niño da otro paso hacia el mundo externo y con el hogar, la escuela empieza a
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cobrar significado en el mundo del niño; el tercer periodo, tras los años de la enseñanza
precedente, se dedica al encauce de la futura profesión.
Desde el lado biológico, estos mismos periodos pueden caracterizarse así: Primero,
desde el nacimiento hasta la segunda dentición. Segundo, desde el cambio de dientes
hasta la pubertad, y tercero, desde la pubertad hasta la mayoría de edad, cada uno de
ellos con siete años aproximadamente, aunque existen diferencias de adelanto, retraso o
relacionadas con las diferencias en el desarrollo entre niños y niñas.
En el primer periodo (0-7 años), el niño se caracteriza por su gran apertura al mundo,
sin resistencia psíquica ante lo que le sale al encuentro, con confianza ilimitada para
enfrentarse al mundo. Con una gran inocencia vive en medio de un mundo en el que el
bien y el mal se mezclan indiscriminadamente. Desde su actividad interna el niño
responde con imitación y gracias a ella aprende a hablar momento en que se le abren las
puertas a la vida espiritual humana. Aprende por imitación todo lo útil y desacertado que
integra la convivencia humana, y con una imitación más delicada comienza a crear las
bases para la futura moralidad. La relación con su medio ambiente está sustentada por
una confianza y una apertura que no se repite ya en ninguna fase de la vida.
En el segundo periodo (7-14 años) el niño tiene ya su propio mundo en el que vive
circundado por un alto muro que lo separa del mundo real. En él se siente el rey, es feliz y
ese bienestar sólo se pierde si del mundo exterior le llegan impresiones que no puede
asimilar y acomodar a su medio interior. Esas impresiones pueden quedar aisladas y no
asimiladas y dar origen después a trastornos de la vida psíquica.
Desde este punto de vista, durante el primer periodo el niño está principalmente
interesado en la imitación, durante el segundo se desenvuelve su vida emotiva y durante
el tercero, el niño conquista el mundo de las ideas.
Rudolf Steiner definió la pubertad como la etapa de la madurez para la Tierra, pues el
adolescente despierta no sólo a la realidad del otro sexo, sino también a la de la Tierra
como un todo, donde la separación de los sexos no representa sino un modesto sector
parcial. La pubertad se inicia con una dolorosa experiencia: el mundo colorista del niño
queda desgarrado y el adolescente se encuentra, de repente, en un mundo sobrio y gris.
La soledad se convierte así en una de las más fuertes compañías de la pubertad (“Nadie
me comprende”). Desde ella se busca el camino hacia el otro o hacia la comunidad (el
grupo). Después de la separación vendrá la síntesis cuya búsqueda llenará los siete años
de la juventud (14-21) hasta la edad adulta.
Una vez que se amplíe la imagen del mundo y el adolescente medianamente se haya
adaptado a su nueva realidad la búsqueda de síntesis puede hacerse más profunda. A los
dieciséis o diecisiete años puede comenzar a buscar una relación religiosa con el prójimo
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y con Dios, cuestión que puede adoptar múltiples formas, dado que normalmente se
realiza en comunidad. Si se malogra el encuentro auténtico, la comunidad fácilmente
degenera en pandillismo, porque el propio yo sólo halla su satisfacción cuando se une a
otros yoes. El joven busca el “nosotros” y va en constante aumento el ansia de vivencias
comunes con otros, ya que sólo así resultan gozosas. El problema es que la base de esas
comunidades aún es endeble y los desengaños no se hacen esperar. Constantemente
reaparece la duda y se necesita un nuevo encuentro para volver a hablar de las mismas
cosas. Para los mayores resulta desesperante el que no se llegue nunca a conclusiones
después de tanta “charla”, pero lo que a ellos les importa es la convivencia, la búsqueda
en conjunto, la permanencia en la búsqueda. Tras la “palabrería” late el ansía de convivir
compartiendo, algo que deberíamos fomentar para asentar las bases de una verdadera
comunidad futura. Para muchos este periodo representa despertar a valores vitales que
les acompañarán en los años siguientes para convertirse en valores personales. Para
otros es el periodo romántico en el que, de alguna manera, se libran torneos y se
demuestra el valor y el honor.
Frente al varón que conquista y domina el mundo externo, tenemos a la mujer que
ahonda y maneja el mundo interno del alma. Durante la pubertad la muchacha dirige su
mirada hacia los abismos de su alma: las relaciones humanas, las inflexiones del alma,
suscitan su interés. Mira, vive y padece todo lo que de humano se desenvuelve en torno
suyo. Experimenta la soledad con igual o probablemente con mayor intensidad que el
muchacho. Mientras éste se debate entre la propia soledad y la felicidad que le produce el
proceso de conocer el mundo, la chica queda encerrada en su vivencia pues es su mundo
interior el que quisiera conquistar.
La chica se nos muestra así madura en el aspecto corporal (desde los 12-14 años),
con una asombrosa intuición de los asuntos humanos, pero carente de un centro que le
sirva de apoyo. También busca a la amiga con quien compartir confidencias y en esos
momentos desaparece la sensación de soledad, aunque fugazmente. Es vulnerable,
hipersensible, exaltada y desesperada, radiante y sollozante, sabia y necia, y siempre
solitaria. Es más dada al diario que el muchacho y trabaja en él con creatividad literaria;
inconscientemente siente que para ella lo que importa son las cosas internas.
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CARACTERÍSCAS DE LA ADOLESCENCIA
PSICOANÁLISIS SOCIOLOGÍA ANTROPOSOFÍA
Desvinculación Proceso de socialización Soledad
Ambivalencia Nuevas exigencias Búsqueda de la propia
Inconformismo y rebelión Expectativas a veces identidad
Experiencia de separación incompatibles Conquista del mundo
y pérdida Decadencia de la familia (chico) y del mundo interior
como educadora (chica)
Sexualidad
La autoridad caduca
Inseguridad en las
relaciones humanas
Comunidad o pandillismo
Despertar a valores vitales
Maduración de la voluntad
En MADRID y ANTONA (2000) aparece otro cuadro que nos puede completar el
anterior y que recoge gran parte de las ideas anteriormente expuestas.
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2. Jóvenes
Podemos considerar juventud aquella etapa de la vida en la cual se empiezan a tomar
las primeras decisiones independientes, a practicar elecciones y a acumular los
aprendizajes necesarios para llegar a ser un adulto autónomo en todos los aspectos.
Nace ahora el deseo de realizar el YO en el mundo, lo que se logra en función de la
actividad personal en el mundo: la profesión y la característica de la propia vida.
El tipo de hombre que se insertará en la sociedad dependerá mucho de cual haya sido
su trayectoria anterior. A esta edad (sobre los 18 años) los jóvenes deberían tener unos
hábitos y códigos morales de actuación. En la primera etapa habrán adquirido hábitos y
un modelo moral por imitación, lo que les permitirá decidir de modo espontaneo en las
situaciones ordinarias; posteriormente habrán confrontado situaciones diversas en las que
lo moral habrá tenido presencia, lo que les aportará material para observar diferencias
delicadas y decidir así con más juicio en situaciones concretas; por último, sus propias
vivencias íntimas de la lucha entre lo bueno y lo malo presente en el ambiente en que vive
le darán la posibilidad de ahondar en cada situación y buscar soluciones constructivas.
Las tres fases son necesarias, dado que si se persiste en la primera las respuestas
siempre serán idénticas, sin reflexión, sin comprensión, siguiendo un patrón posiblemente
válido en el mundo en el que crecieron, pero no en el que habrán de desenvolverse. De la
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En las próximas páginas se van a intentar analizar algunos de los problemas de salud
enumerados en relación con los hábitos de vida, su posible origen, sus repercusiones
tanto sobre el organismo como en las relaciones sociales del joven y su desarrollo integral
como individuo, para terminar comentando algunas de las estrategias posibles para paliar
la situación. Las fuentes empleadas son diversas y abarcan tramos de edad ligeramente
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distintos por lo cual, a la hora de dar datos estadísticos comentaré a qué intervalo están
referidos en cada caso.
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Las amenazas para la salud del adolescente hoy día proceden predominantemente de la
conducta más que de condiciones biomédicas.
Muchos de los adolescentes de nuestros días incurren en comportamientos sanitarios con
potencial para graves consecuencias.
Los adolescentes actuales incurren en comportamientos de riesgo para la salud a edades
cada vez más tempranas que las pasadas generaciones.
Muchos adolescentes incurren, simultáneamente, en comportamientos de riesgo múltiples
para la salud.
La mayoría de los jóvenes incurren en algún tipo de comportamiento personal que
amenaza su salud y bienestar.
La mayoría de los problemas de salud o de las conductas de riesgo que se producen en
esta etapa son consecuencia de los procesos propios de la adolescencia.
Entre los jóvenes hay rasgos comunes pero también es cierto que se trata de un grupo
muy diverso, cuyas creencias, valores, actitudes, expectativas y comportamientos difieren
considerablemente, reflejando el conocimiento, la experiencia e influencias sociales que
cada uno presenta. Esta diversidad representa un reto para el diseño de intervenciones
educativas y sanitarias eficaces.
Según un documento aún más reciente revisado por la Comisión de Salud Pública y
titulado Ganar Salud con la Juventud, (Varios, 2002), el análisis epidemiológico derivado
de estudios cuantitativos y cualitativos sobre la salud de los jóvenes convergen en unas
ideas comunes:
Los problemas y conflictos de salud tienen que ver directamente con los estilos de
vida, lo relacional y en definitiva con la convivencia.
La prevención de estos problemas es posible si se estructuran las estrategias
estimadas convenientes.
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En el otro extremo, existen grupos de jóvenes que necesitan una atención especial,
como los desescolarizados y no integrados en el mercado laboral, y los colectivos en
circunstancias socioeconómicas muy desfavorables. En ellos se acumulan riesgos y
déficit en la adquisición de un capital de salud que no son subsanados con programas
generales dirigidos a la juventud. En este mismo colectivo habría que incluir a todos los
que padecen algún tipo de deficiencia, discapacidad, minusvalía o condiciones crónicas
que impiden sus actividades diarias. También ellos necesitan programas especialmente
adaptados.
Andalucía 20 %
Cataluña 15 %
Madrid 13 %
Valencia 10 %
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∗ La edad, sexo y relación con la actividad son las variables que más influyen y
diferencian la intensidad y reparto de los tiempos libres y de ocio. Estos están
protagonizados básicamente por los medios audiovisuales (TV, sobre todo,
radio y música), decreciendo con la edad un poco a favor de la lectura.
∗ La media de horas de tiempo libre de que disponen los jóvenes de 10 a 19 años
está entre 3 a 5 horas. Los de 10-14 años lo dedican fundamentalmente a ver la
televisión, jugar en casa, salir con amigos, leer y hacer deporte. Los de 15-19
años lo dedican a ir a bares, discotecas, hacer deporte, estudiar y ver la
televisión, principalmente.
∗ La pandilla o grupo estable de amigos es el eje central de las relaciones y del
ocio, contrastando la intensidad de este asociacionismo informal con la escasa
–casi nula- participación en el asociacionismo formalizado.
∗ El gasto medio de los jóvenes considerado como “gastos de bolsillo” oscila
entre 4.500 y 5.000 pesetas al mes (hoy en día habría que actualizarlo al alza).
Esta cantidad aumenta con la edad y se inclina favorablemente hacia los
varones y las áreas de estatus elevado. Los gastos se centran por orden de
importancia en:
a) bares, pubs y cafeterías.
b) discotecas, ropa, libros, revistas y cine o teatro.
c) Restaurantes, discos o cassettes.
En tercer lugar, el tema de la emancipación, cada vez más tardía debido a la falta de
autonomía económica. El alto nivel de desempleo o la flexibilidad del mercado laboral –
contratos temporales- son factores que no permiten pensar en independizarse con un
trabajo estable. Esto repercute en un más lento proceso de socialización a través de la
actividad laboral.
Por sexo son las mujeres las que antes se emancipan debido fundamentalmente a su
más temprana iniciación en la vida de pareja. En un 20 % de los casos son las que
sostienen el hogar cuando no hay hijos.
Resumiendo, el trabajo permite la autonomía económica completa a 1 de cada 3
jóvenes que trabajan.
3. Datos de morbilidad
Según Taracena del Piñal, las enfermedades del adolescente podrían agruparse
en tres puntos importantes de pérdida de salud:
De la Encuesta Nacional de Salud del año 1987 en Madrid hay algunos datos
destacables en cuanto a salud física:
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4. El problema de la alimentación
El modelo dietético empieza a sufrir alteraciones en la infancia y sobre todo en la
adolescencia. Los cambios observados en el modelo tradicional de distribución de las
comidas y especialmente los relacionados con el desayuno son uno de los aspectos que
más preocupan actualmente a los especialistas. Las transformaciones producidas en la
sociedad, los nuevos estilos de vida y, en definitiva, la falta de tiempo, han dado lugar a
una tendencia progresivamente mayor a realizar desayunos cada vez más ligeros e
incluso a omitirlos. Este problema se agrava si se tiene en cuenta la también progresiva
tendencia a aligerar las cenas, dando lugar a una distribución horaria de las comidas a
veces irracional con repercusiones negativas en el estado nutricional y, por tanto, en la
salud.
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cereales y legumbres. Por el contrario, hay un exceso de ingesta de carne, sobre todo en
chicos, así como de grasas saturadas y bollería industrial.
También se observa tendencia al sobrepeso, más clara en los varones y niveles de
colesterol total y fracciones LDL y HDL elevadas.
Sin embargo, existen una serie de circunstancias que influyen en los requerimientos y
en el estado nutricional:
Un dato significativo es el alto número de jóvenes que realizan algún tipo de dieta de
adelgazamiento sin tener sobrepeso (5,6 % de los chicos frente al 27,5 % de chicas con
edades entre 15 y 16 años).
Sin estar claramente determinados, parece que los factores etiológicos de carácter
psicosocial son fundamentales, por lo que la prevención y detección precoz de estos
trastornos son necesarios. Hablaremos de estas patologías en el apartado de salud
mental.
- Agua y electrolitos.
Aproximadamente en condiciones de calor y humedad altas con ejercicio intenso
perdemos por evaporación 1 litro por metro cuadrado de superficie corporal. Un buen
método para saber el grado de deshidratación es comparar el peso antes y después del
ejercicio. Por cada 500 gr perdidos necesitamos aproximadamente 500 ml de agua de
reposición. Si la pérdida de peso es superior al 3 %, debe ser considerada de riesgo.
Mientras dure el ejercicio es recomendable tomar aproximadamente 250 ml cada media
hora. Las sales minerales se pueden dar con los fluidos pero normalmente no es
necesario pues la dieta del atleta tiene suficiente sal.
- Energía.
La energía requerida depende de la duración e intensidad del ejercicio. En descanso la
mayoría de la energía se suple por el metabolismo aerobio de las grasas. En ejercicios
intensos y de corta duración, la energía es aportada por el metabolismo anaerobio de la
glucosa. En el ejercicio prolongado la energía procede de la glucolisis. En resumen, la
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- Proteínas.
Contrariamente a lo que se cree no son necesarios grandes aportes proteicos. Para un
cálculo de 600 a 1200 cal debemos aportar entre 22 y 45 gr de proteínas diarios. Un
exceso en consumo de estos nutrientes acarrea importantes consecuencias orgánicas.
- Minerales y vitaminas.
Los normales salvo en el caso de hierro, que requiere aportes especiales en deportes de
resistencia.
COMPORTAMIENTO SEXUAL
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Juventud en España, 1996. Sin embargo, según datos de la evaluación sobre el pasado
año (2004) en la Consulta Joven del Centro de Salud del Naranjo, en Fuenlabrada, de 84
jóvenes atendidos, 5 habían tenido su primera relación con menos de 14 años, 55 entre
los 14 y 16, 23, entre los 17 y 19, y sólo dos, mayores de 19, afirmaban no haber tenido
relaciones. Es evidente, y estos datos se creen extrapolables en la actualidad a otras
ciudades españolas, que la edad de la primera relación se ha reducido notablemente.
CONTRACEPCIÓN
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Los aspectos psicosociales que afectan a los jóvenes, padres y madres, puede
condicionar completamente su proyecto de vida: abandono de estudios, temprana
asunción de responsabilidades, privación de tiempo de ocio, conflictos familiares, difícil
incorporación laboral, etc. Todo ello unido a un aumento de diversos factores que definen
el embarazo en la adolescencia como de alto riesgo: consumo de alcohol, tabaco y otras
drogas, malnutrición, seguimiento médico inadecuado, etc. Además suele asociarse a una
situación de familia desestructurada, separación de los padres, muerte o enfermedad de
los padres, fracaso escolar y falta de proyecto de vida. Estas situaciones pueden crear un
vacío en la joven que la lleva a iniciar relaciones más precozmente y sin protección en
busca de mayor afecto.
Entre las menores de 20 años que abortaron en el año 2000, sólo el 27,41 % utilizó
algún servicio de planificación familiar, mientras durante los dos años anteriores y en el
grupo de 20 a 24 años, lo hizo el 34,48 %.
Otro dato importante es que el 23,15 % de las mujeres que abortaron en el 2000,
había tenido uno o más abortos anteriores, de ellas el 8,5 % de las menores de 20 años.
De 1990 a 2000 el número de abortos de repetición subió del 19,59 % al 23,15 %.
En suma, los embarazos en adolescentes han aumentado ligeramente y las IVE han
manifestado una tendencia ascendente, aunque siguen por debajo de la mayoría de los
países de la UE.
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
Es significativo el alto desconocimiento sobre ETS que tienen los adolescentes. No hay
datos fiables de prevalencia pero de las visitas de los chicos a los centros municipales de
salud se deduce un 3 % en edad comprendida hasta los 19 años, porcentaje equiparable
al del conjunto de la población.
De todas las ETS es la infección por Chlamydia la más común afectando a un 5,7 % de
jóvenes europeos, aunque también tiende a disminuir. El condiloma es el segundo
diagnóstico más frecuente y la ETS viral que más aumentó en las últimas décadas. En
cualquier caso, la enfermedad más grave y preocupante de las transmitidas por vía sexual
es la infección por VIH. En cuanto al SIDA, hasta el 30 de septiembre de 1998 el número
de casos, en jóvenes de 15 a 19 años era de 4.259 de los cuales ya han fallecido más del
60 %. Madrid es la comunidad autónoma con más casos. En el año 2001 se habían
notificado en España 20.558 casos de SIDA en personas menores de 29 años, lo que
representa el 33 % de los casos declarados.
Otro modo de medir la falta de planificación que evite las consecuencias no deseadas
de la práctica sexual es a través del uso de la contracepción de emergencia, que según la
Comunidad de Madrid, es un tema de interés.
La edad de las mujeres que han solicitado la píldora del día siguiente, desde 1995,
está comprendida en su mayor parte, entre 17 y 26 años, con una media de 22 años. Los
motivos alegados son la rotura del preservativo o el no haber utilizado ningún método
anticonceptivo. Según la Federación de Planificación Familiar de España, se estima que
unas 40.000 mujeres recurren cada año a este tipo de contracepción.
Actualmente se plantea una cierta incertidumbre sobre el posible uso que la población
adolescente y joven pueda hacer de este método en el sentido que se convierta en
habitual y desplace a los realmente indicados como tales. Ello podría ocasionar un
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
La salud mental hace referencia a cómo una persona piensa, siente y actúa cuando
hace frente a situaciones de la vida. Es cómo nos vemos a nosotros mismos, nuestra vida
y nuestras relaciones, cómo vivimos los cambios y problemas y cómo buscamos
soluciones. Incluye el manejo del estrés, las relaciones con otras personas y la toma de
decisiones. Es decir que depende de cuestiones como:
Autonomía funcional
Percepción correcta de la realidad
Adaptación eficaz y respuesta a las demandas del entorno
Relaciones interpersonales adecuadas
Percepción de autoeficacia
Buen autoconcepto
Estrategias adecuadas para afrontar el estrés
Los trastornos de salud mental son una causa de morbilidad y mortalidad (suicidio) a
la que urge dar respuesta. Trastornos de ansiedad, depresión, psicopatías y sociopatías
son frecuentes en las consultas.
Estudios europeos recientes demuestran que entre un 17 % y un 22 % de los jóvenes
menores de 18 años sufren problemas de desarrollo, emocionales y de conducta. Uno de
cada ocho jóvenes padece un trastorno mental, y esto sube a uno de cada cinco en
ambientes socioeconómicamente desfavorecidos.
Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos concluye con datos que necesitan una
reflexión:
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
∗ Uno de cada diez puede tener un problema emocional serio (que altera e
interrumpe la vida social, académica y emocional).
∗ Dos tercios de todos los jóvenes con problemas no reciben ayuda. Sin ayuda
las consecuencias pueden llegar desde el fracaso escolar, el abuso del alcohol
y las drogas, los problemas familiares, la violencia o incluso el suicidio.
De estos trastornos:
∗ Desórdenes de ansiedad. Afectan a 8 o 10 % de los niños y adolescentes. Son
los más comunes.
∗ Depresión mayor. Afecta al 6 % de niños y adolescentes.
∗ Desorden bipolar. 1 % de los adultos. A veces aparece durante la pubertad.
∗ Déficit de atención/hiperactividad. 5 % de niños y adolescentes.
∗ Déficit de aprendizaje. 5 % de niños y adolescentes.
∗ Desórdenes de conducta. 4 a 10 % de niños y adolescentes.
∗ Desórdenes de la alimentación. 1 % de las chicas (anorexia), 1 a 3 % de
adolescentes (bulimia).
∗ Autismo y otros trastornos relacionados. 7 a 14 por 10.000 adolescentes.
∗ Esquizofrenia. 3 por 1000 adolescentes.
Los jóvenes perciben su salud de una manera muy relacionada con su entorno
familiar, estilo de vida, rendimiento escolar, relaciones sociales y condiciones de vida. La
mala calificación de la propia salud y la percepción de síntomas coinciden con modos de
vida arriesgados, especialmente el consumo de drogas, la soledad, un ambiente escolar
que se percibe de modo negativo y una gran cantidad de problemas vividos en relación
con el colegio o el trabajo. En 1997, el 15,7 % de la población de 16 a 24 años valoró que
su estado de salud era regular, malo o muy malo.
OMS revela que la enfermedad mental, incluido el suicidio, ocupa el segundo lugar en la
carga de enfermedad en los países con economía de mercado.
La OMS alertó en el año 2002 sobre la salud mental de los adolescentes y cómo ésta
condiciona el futuro de las sociedades. La infancia y la adolescencia está caracterizada
por periodos de transición y reorganización, y es importante valorar pensamientos,
emociones y conductas de esta población de acuerdo con su evolución y con el contexto
familiar, social y cultural.
Los problemas mentales de los jóvenes no están tan definidos como los de los
adultos, y aparecen en familias de todas las clases sociales y con todos los tipos de
antecedentes. Nadie es inmune aunque existen factores de riesgo que debemos
considerar:
Las intervenciones preventivas sobre estos factores de riesgo han demostrado ser
efectivas a través de programas educativos para niños y jóvenes y también para los
padres, a través de apoyo especializado. De modo que aquí la escuela debería dotarse de
conocimientos y recursos, materiales y humanos, para detectar y atender a este
alumnado.
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
Cada vez más se reconoce que a partir de los 12 o 14 años se produce un aumento
importante tanto de trastornos de conducta y del control de los impulsos como de
reacciones depresivas y estados de ansiedad (especialmente de ansiedad social).
Frecuentemente son diagnosticados como Trastornos Adaptativos por su relación directa
con acontecimientos vitales que vive el adolescente. Las fugas del hogar, la conducta
antisocial, cefaleas recurrentes y dolores inespecíficos, trastornos de la conducta
alimentaria, ideas suicidas y autodestructivas serían algunos indicadores cada vez más
presentes. El suicidio se ha convertido en la segunda causa de muerte en jóvenes a partir
de los 14 años, duplicándose su número en las dos últimas décadas. Elgunos estudios
encuentran tasas entre 15-20 % de adolescentes con ideas suicidas acompañadas de
sentimientos de desesperanza e indefensión.
TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN
Según BOCKEMÜHL (1990) durante las décadas de los 70 y 80, los trastornos de la
alimentación atacaron como una peste a los países más civilizados, sin que los médicos y
los familiares, la mayoría de las veces, pudieran verse a la altura de los graves y
crecientes problemas sociales y terapéutico-pedagógicos que nos planteaban estos
enfermos. Para abordar estas enfermedades resulta necesaria una orientación global que
abarque lo físico, lo anímico y lo espiritual, como la que se desprende de la antropología y
medicina antroposóficas.
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
Los trastornos de la alimentación son una amenaza seria para el desarrollo normal del
individuo. Alrededor del 20 % de las víctimas tempranas se convierten en casos crónicos,
y la mortalidad es aproximadamente del 6 % a lo largo de la vida. Afectan unas diez veces
más a las chicas que a los chicos.
OBESIDAD
La obesidad ha sido reconocida como problema médico desde hace bastante tiempo.
Es evidente que constituye un complejo problema y corrientemente va asociada a una
serie de dificultades, obedeciendo a múltiples causas. Muchos jóvenes con trastornos
nutricios muestran una alteración en su capacidad para reconocer signos internos de
hambre o apetito. Mientras la mayoría de las personas son capaces de juzgar si han
comido ya lo suficiente, debido a un feedback fisiológico, los individuos obesos o bien
ignoran tales señales o las interpretan erróneamente. SCHACHTER (1968) diseñó un
experimento de laboratorio para demostrarlo. Invitó a dos grupos de individuos, uno de
ellos constituido por obesos y otro por sujetos de peso normal, a participar en un estudio
sobre el sentido del gusto. La mitad de cada agrupo recibió alimentos antes de comenzar
la prueba. Durante el propio experimento, se presentaron a los probandos cinco tipos
diferentes de alimentos, diciéndoles que podían comer cuanto gustasen para poder
describir adecuadamente los sabores de cada uno. En el grupo control los que habían
tomado algo antes, comieron muy poco durante la degustación, mientras que en el grupo
de los obesos, los que comieron antes volvieron a hacerlo al mismo nivel o mayor que los
que tenían el estómago vacío.
ANOREXIA Y BULIMIA
42
Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
Afectan principalmente a las mujeres, aunque hay hombres que también los padecen.
Pueden aparecer a cualquier edad, pero es en la adolescencia cuando se dan con mayor
frecuencia, debido al momento vital de cambio y de búsqueda de la propia identidad. Se
inicia muy sutilmente, pudiendo pasar desapercibido en un primer momento.
La personas con anorexia y con bulimia comparten una preocupación excesiva por no
engordar, aun cuando su peso sea normal o esté muy por debajo de lo saludable,
convirtiéndose la comida en el eje central de sus preocupaciones y desatendiendo
progresivamente otros aspectos de sus vidas. En ambos casos falta el sentido de la
enfermedad.
Todo ello provoca una pérdida de peso excesiva, de hasta el 40 % del peso normal
medio, que tiene unas repercusiones físicas iniciales como son la retirada de la regla, la
caída progresiva del pelo o la sequedad de piel, que se queratiniza, se hace áspera,
velluda y se estira sobre los huesos. El aspecto es asténico, con tez gris pálida, ojos
grandes, hundidos, lastimeros. Los brazos y piernas, normalmente fríos y pálidos, se
mueven con cautela, inexpresividad y lentitud, aunque salta a la vista la necesidad de
moverse de estos enfermos.
En fases más avanzadas, pueden llegar a poner en peligro su vida por la desnutrición
con problemas de corazón y circulación, desequilibrios hormonales graves, etc. El sueño
está turbado, con gran fatiga. La menstruación no pocas veces se siente como
desagradable, contaminante y asquerosa. Se da inclinación a reducir el nivel de la
glucemia hasta el choque hipoglucémico e incluso al colapso circulatorio. La respiración
se hace lenta y superficial (bradipnea). También quedan trastornadas las funciones
circulatorias, con disminución de la presión sanguínea y la retardación de los latidos del
corazón (bradicardia). Aparecen trastornos del metabolismo hídrico (hipovolemia, pérdida
de turgencia o edema), escasez de plasma sanguíneo, sequedad de piel o
almacenamiento de fluidos. Se trastorna el equilibrio electrolítico, disminuye el potasio en
sangre con modificación del electrocardiograma. Se producen trastornos también en las
funciones renales.
Todo lo anterior indica que se agotan lentamente todas las funciones vitales
relacionadas con el metabolismo, los procesos secretores así como puede mermar la
conservación de funciones de crecimiento, regeneración y reproducción hasta llevar a la
muerte.
Estos comportamientos provocan una gran vergüenza, por lo que suelen realizarse a
escondidas. Como en la bulimia el peso suele ser normal, el trastorno es menos visible.
Físicamente tienen un aspecto bueno y a menudo solo se les reconoce por callosidades
en el dorso de la mano, provocadas por la presión de los dientes superiores en los
vómitos o por tumefacciones en las parótidas y caries visibles. En los bulímicos,
normalmente mayores, predomina una amabilidad contenida o sequedad, con grave
inseguridad en las relaciones que oculta un gran sufrimiento y el miedo a que pueda
descubrirse su secreto.
En ambos casos, hay que tener claro que el problema no es la alimentación, sino el
modo en que la persona se valora y se percibe a sí misma. Estamos hablando de un
problema de salud mental que tiene tratamiento y que hay que prevenir.
conciencia de que el cuerpo adelgaza cada vez más, de mantener el estado de hambre
como manía, y la manifiesta preocupación por diversidad de dietas. Frecuentemente se
añade un desmesurado activismo para quemar energías. Con la bulimia, además se
atesoran comestibles y se encuentran indicios de vómitos provocados.
También deben distinguirse, por sus diferentes necesidades de tratamiento, de otras
enfermedades mentales como la esquizofrenia y la depresión, que suelen cursar también
con adelgazamiento, vómitos y pérdida de menstruación, y que no son fáciles de detectar
en la infancia y adolescencia. La depresión y la anorexia muestran en parte un parentesco
pero la relación con la comida es diferente. Los depresivos se sienten nulos y descuidan
la alimentación, mientras los anoréxicos reafirman su propia estimación refrenándose en
la comida.
Siguiendo los factores hereditarios resulta que en las mismas familias se encuentran
ya anoréxicos y cuadros depresivos o tienen algo que ver con el alcoholismo y la
toxicomanía. El papel del factor hereditario parece confirmarse también porque, entre los
gemelos anoréxicos, el 50 % son univitelinos, mientras que sólo el 10 % son bivitelinos.
Por otra parte, cada sociedad tiene una forma concreta de enfermar. En la sociedad
actual, la industria de la moda, los medios de comunicación y los mensajes de la
publicidad (productos light, dietas de adelgazamiento, cuerpos perfectos, etc.) nos están
diciendo que para tener éxito en la vida es imprescindible ser guapo/a y necesariamente
delgada, en el caso de la mujer.
Ya hemos comentado que las dietas son una práctica habitual en nuestra sociedad sin
que ello implique, normalmente, una patología. Sin embargo, aunque todos participamos
de esta situación, es cierto que algunas personas, y en algunas etapas de la vida, tienen
unas características psicológicas que les hacen especialmente vulnerables a estos
mensajes de modo que seguirlos se convierte en obsesión.
La historia particular, la forma de entender la vida, de enfrentarse a los problemas, de
resolver los conflictos y la valoración de sí misma son factores importantes. En los
adolescentes, la búsqueda de la identidad, la progresiva autonomía y el deseo de
integrarse en grupos fuera de la familia hacen que los jóvenes busquen modelos a
quienes parecerse y con quienes identificarse, lo que les hace más vulnerables a las
modas. Cuando sienten que el cuerpo es el vehículo principal de aceptación en el grupo y
por tanto de prestigio social, corre el riesgo de enfermar.
Es imprescindible que los adultos estemos atentos a su desarrollo y valoremos los
cambios que se van produciendo para poder detectar de forma precoz las señales de
alarma.
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
¿Cómo prevenirlos?
Los chicos van cerrando cada vez más su círculo de amigos y manifiestan actitudes
de aislamiento, soledad, tristeza y melancolía, pero empiezan a aumentar
obsesivamente las horas de estudio y de otras actividades “útiles”.
Cambian sus hábitos en relación a la comida, de forma rígida y continuada, por
ejemplo, procuran no coincidir con la familia a la hora de comer, comen cada vez
menos y se obsesionan con contar calorías.
Aumentan de forma exagerada la práctica del ejercicio físico, con la única finalidad de
perder peso.
Se quejan de su aspecto físico, mostrándose disconformes con su peso o con alguna
parte de su cuerpo, especialmente caderas y muslos.
Están raros y con un cambio de carácter llamativo.
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DEPRESIÓN
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
enfermedades y que éstas deben ser diagnosticadas sin tener en cuenta los sucesos que
pueden o no ocasionarlas.
Hay evidencias de que en la niñez la depresión “endógena” (independiente de
circunstancias externas) está más asociada a la herencia y a ciertos marcadores
biológicos como hiposecreción de somatrotrofina secundaria a hipoglucemia inducida por
insulina.
Los trastornos depresivos también se asocian con otros tipos de traumas ambientales
como maltrato, abuso sexual y pérdida de progenitor, hermano o amigo cercano. Después
de la pérdida son mucho más probables cuando hay antecedentes familiares con
depresión.
Ciertos medicamentos como los antihipertensivos, los esteroides y el fenobarbital
pueden predisponer así como ciertas enfermedades crónicas como la epilepsia, la
enfermedad inflamatoria intestinal y la diabetes juvenil.
En cuanto al cuadro clínico los niños deprimidos (más que los adolescentes) pueden
presentar trastornos somáticos y características psicóticas asociadas a su estado de
ánimo (delirios de desvalorización, desesperanza, pecado, culpa), alucionaciones
auditivas autodespectivas e ideas paranoicas. La ansiedad también es más común en la
depresión prepuberal (ansiedad por separación, recordemos las características de esta
edad).
Los adolescentes deprimidos presentan similares características pero es más
probable que consuman drogas o alcohol y que hayan intentado suicidarse.
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
SUICIDIO
El suicidio es una de las tres causas principales de muerte entre los jóvenes.
Alrededor del 14 % de los suicidios se cometen a la edad de 15 a 24 años, asociándose
también a menudo con los trastornos depresivos o con el consumo de drogas, lo cual
pone de manifiesto la importancia de prevenir y tratar estos problemas. El suicidio se ha
convertido en la segunda causa de muerte en jóvenes a partir de los 14 años y algunos
estudios muestran tasas entre 15 y 20 % de adolescentes con ideas suicidas
acompañadas de sentimientos de desesperanza e indefensión.
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
En un estudio realizado en Inglaterra y Gales entre los años 1962 y 1969 se concluyó
que se suicidaban un doble número de chicos que de chicas, y que había más niños de
estatura elevada y de inteligencia superior de lo que se suponía, lo cual indicaba un grado
acelerado de madurez intelectual y física en dichos individuos. Entre las causas aparecía
el hecho de saber que los padres se iban a enterar de algún tipo de comportamiento
antisocial o vergonzoso que había sucedido fuera del hogar. Al parecer también se vio
relación entre los comportamientos suicidas y la existencia de familiares o compañeros de
colegio que hubieran pasado por la misma experiencia, o bien con la lectura de libros de
contenido también suicida.
Dificultades psiquiátricas:
Depresión
Abuso de sustancias psicoactivas
Problemas de conducta
Psicosis
Antecedentes de amenazas o intentos de suicidio
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
Las muertes por suicidio son escasas hasta los 12 años aumentando
progresivamente hasta los 14 y rápidamente a partir de los 15. Fallecen por esta causa
más chicos aunque el número de tentativas es superior en chicas.
JACOBS (1971) describe cuatro probables estadios dentro del desarrollo del
comportamiento suicida:
1. Prolongados antecedentes de problemas.
2. Un periodo de escalada de problemas.
3. Progresivo fracaso de las técnicas existentes de enfrentamiento con los problemas
ya viejos, y un aumento de problemas nuevos, que conduce al adolescente a un
aislamiento social cada vez mayor en las relaciones que poseen para él
importancia.
4. Fase final, caracterizada por una disolución, a modo de reacción en cadena, de
todo género de relaciones sociales significativas, durante las semanas y los días
que preceden a la tentativa de suicidio.
En todos los casos hay un acontecimiento precipitante aunque sólo se vea a posteriori
su importancia para el individuo afectado. Es evidente que hay que prestar atención a
cualquier mensaje que pueda representar petición de auxilio. Los adolescentes que
hablan abiertamente de suicidio han de ser atendidos, aunque lo único que podamos
hacer sea tomar en serio su angustio o su necesidad de atención. COLEMAN (1985)
recoge cuatro signos de advertencia para los adultos:
La ideación suicida o los pensamientos sobre el suicidio son aún más frecuentes
que las tentativas reales. Pueden considerarse un continuo desde ideas no específicas
(“no vale la pena vivir”, “ojalá estuviera muerto”) hasta ideas específicas (plan de suicidio).
Estas ideas están asociadas a los mismos factores que el comportamiento suicida
(depresión, desesperanza, abuso de tóxicos, trastornos de conducta, maltrato físico) por
lo que deben tenerse muy en cuenta para prevenir que concreten sus pensamientos.
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VIOLENCIA Y DELINCUENCIA
HALL (1904), rescatando conceptos utilizados por Goethe y Schiller en el siglo XVIII
(autores que se encuentran en los cimientos de la Antroposofía), escribió que los
adolescentes son emocionalmente inestables y “páticos”. Existe en ellos un impulso
natural que les lleva a experimentar estados psíquicos caracterizados por exaltada
fogosidad y todo el conjunto está marcado por el sello de lo emocional. Las emociones se
desarrollan por contraste y reacción hacia lo contrario. Así la adolescencia se convierte en
la interrupción de un tranquilo y plácido desarrollo.
Algunos trabajos sociológicos suelen centrarse en los que se conocen como factores
ecológicos asociados a la delincuencia: suburbios con vivienda deficiente, condiciones de
hacinamiento, ausencia de servicios y carencia de centros culturales y recreativos, altas
cuotas de desempleo, etc. Parece que, a pesar de los cambios sociales de los últimos
años, estas zonas de elevada delincuencia se mantienen durante periodos largos de
tiempo aunque la población haya cambiado y se hayan introducido nuevos recursos
urbanos en dichos periodos.
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
Todo esto nos hace pensar que el comportamiento delictivo de los adolescentes
posee sus antecedentes en estadios infantiles tempranos de modo que no deriva en
exclusiva de frustraciones o dificultades durante la adolescencia. Además pone en
evidencia una especie de círculo vicioso en la escolaridad de muchos de estos niños.
Tienen bajo rendimiento y gozan de menos simpatías en sus primeros años. Ellos mismos
se acostumbran a la ausencia de simpatías y a los fracasos, lo cual les produce ansiedad,
sentimientos de frustración y peores rendimientos, lo que atrae más de lo mismo. Son
niños que los profesores “fichamos” rápidamente (los primeros nombres que aprendemos
cada curso) y que se ven empujados hacia la marginación mediante una mezcla de
profecía autocumplida y de rechazo por el personal docente. Este es un aspecto que
deberíamos cuidar en extremo, pues también algunos tenemos experiencias de todo lo
contrario, es decir, de cómo la consideración, el acercamiento, el otorgar protagonismo a
estos chicos produce un cambio notable en su aucoconcepto y una mayor integración en
la vida escolar.
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7. Drogadicciones
Sobre el consumo de drogas hay casi tantos puntos de vista como personas estén
reflexionando sobre el tema. Hay quien piensa que los consumidores de drogas son unos
viciosos irresponsables, otros los ven como vividores, un tercer grupo de personas los
consideran enfermos necesitados de tratamiento y ayuda, mientras otros piensan que se
trata de conductas inmaduras que se pasarán con los años. Unos ven en las drogas una
amenaza de dependencia, mientras otros las ven como algo ligado a la máxima libertad
individual.
Sea como sea, y tal como hemos venido diciendo, su uso está en muchos casos
ligado a factores de riesgo de carácter psicosocial y, desde luego, es innegable la
repercusión que las drogas tienen en la salud a corto, medio y largo plazo. La
adolescencia, momento en que los chicos y chicas se acercan por primera vez a este
mundo, es clave para la prevención y la toma de decisiones inteligentes.
Los que usan las drogas bien en pequeña cantidad, con poca frecuencia o con pocos
efectos dada la propia situación física, psíquica y social del individuo, de manera que no
se detectan consecuencias inmediatas sobre el consumidor ni sobre su entorno. Es difícil
establecer el límite entre uso y abuso pues es subjetivo y hay muchos factores a
considerar. Además no todas las drogas pueden relacionarse con este término.
Entendemos por abuso la forma de relación con las drogas en la que, bien por su
cantidad, por su frecuencia y/o por la propia situación física, psíquica y social del sujeto,
se producen consecuencias negativas para el consumidor y/o su entorno. Como en el
caso anterior, habrá que estudiar cada situación antes de decidir si hay abuso.
Una cuestión importante es que la sociedad reconozca como drogas no sólo a las que
normalmente se asocian con situaciones especiales, sino a sustancias como el alcohol y
el tabaco, que normalmente son el punto de arranque de nuestros jóvenes en el mundo
de las adicciones y que causan 12.000 y 46.000 muertes anuales respectivamente.
Análisis de la situación
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SEXO EDAD
TOTAL HOMBRES MUJERES 16-25 26-45 46-65 66 y +
(N=2002) (N=966) (N=1033) (N=966) (N=966) (N=966) (N=966)
Beben 69,6 % 81,5 % 58,7 % 83,1 % 77,5 % 64,2 % 44,7 %
El 19,5 % reconoce haber conducido vehículos bajo los efectos del alcohol o haber
sido pasajeros de vehículos en tales condiciones.
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Existen colectivos en riesgo, entre ellos la “población que sale de marcha” cuyas
características son:
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Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
Durante la infancia los niños aprenden a identificar el alcohol con el mundo adulto. La
adolescencia es una etapa crítica para el inicio en el consumo de sustancias adictivas que
marcan su acceso al mundo de adulto. El hábito de consumo de alcohol en muchos casos
comienza por inercia, sin una reflexión previa, dentro de un entorno que lo favorece, y se
ve potenciado en tanto en cuanto el o la adolescente observa que le sirve para escapar de
situaciones negativas (exceso de timidez, nervios, inhibición, soledad, aburrimiento, etc.).
Es importante por ello que desarrolle otras capacidades alternativas para conseguir los
mismos resultados que se esperan del alcohol.
lo relativo al alcohol que para otras drogas. Tabaco y alcohol son, para muchos,
conductas de entrada y, para algunos individuos, precursores de otras drogas, por lo que
frenando la experimentación con ellos se llegaría a evitar un consumo inadecuado y
seguramente también el uso de otras sustancias más dañinas.
Estudios realizados con gemelos y con niños adoptados muestran que las variables
genéticas influyen de forma significativa en el origen del problema, aunque se desconoce
el mecanismo. Los gemelos univitelinos presentan tasas dos veces más altas de
concordancia para el alcoholismo que los bivitelinos, y la incidencia de alcoholismo, en los
descendientes biológicos varones de alcohólicos es cuatro veces mayor que en los de
padres no alcohólicos, sin considerar si son criados por padres adoptivos o biológicos.
Se habla de “alcoholismo familiar” encontrando que los individuos con historia familiar
previa de alcoholismo tienen un inicio más precoz, problemas médicos más graves, más
características antisociales y un peor pronóstico (no está tan claro en las mujeres).
Algunas hipótesis sobre qué es exactamente lo que puede heredarse son:
- El alcohol puede alterar los niveles de algún factor como la serotonina o las
prostaglandinas.
- Puede aumentar la actividad de las endorfinas o de las sustancias parecidas a la
morfina.
- Los hijos de alcohólicos pueden ser particularmente propensos a una elevada
tolerancia en los primeros estadios del problema.
- Los factores hereditarios por sí solos no son suficientes para explicar la
dependencia como muestra el llamado "rubor oriental”, con rubores, palpitaciones,
hipotensión, cefaleas, vómitos, determinado por la presencia en un porcentaje
elevado de la población oriental de una isoenzima de la alcoholdeshidrogenasa
muy activa que acumula acetaldehido. Se supone que debería actuar como
protector frente al alcoholismo, pero existen también altas tasas de alcoholismo
por ejemplo entre coreanos, de modo que debemos pensar en la importancia de
factores socioculturales.
Con respecto a la personalidad no parece existir ningún tipo que sea predictivo de
alcoholismo. Según el psicoanálisis, el alcohol se usa para reducir la angustia provocada
por conflictos emocionales, cualquiera que sea su origen. Una vez establecida la
dependencia el paciente utiliza el alcohol para huir de los conflictos derivados de ella.
En los alcohólicos de larga evolución no puede detectarse nada que merezca ser
calificado como la personalidad alcohólica típica. Se encuentra en ellos con frecuencia
ansiedad y depresión pero muestran desde la normalidad hasta la neurosis y sociopatía.
61
Mª José Morales Abad Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud
Cada vez es más frecuente la búsqueda de los efectos psicoactivos del alcohol, es
decir, el uso de alcohol como droga, aunque los motivos que se pueden argumentar son
diversos. Así, en el documento Alcohol y Salud (1992) aparece la siguiente tabla con los
argumentos que el colectivo entrevistado considera bastante o muy importante para
consumir alcohol (datos en porcentajes).
El cuadro anterior pone de manifiesto por qué el consumo de alcohol tiene tan estrecha
relación con una gran parte de los accidentes y de la mortalidad juvenil que analizaremos
en el punto 8.
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EL TABACO
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EL CANNABIS
El cannabis es una plata con cuya resina, hojas y flores se elaboran las sustancias
psicoactivas más conocidas (Hachís y marihuana) y más utilizadas entre las drogas
ilegales.
OTRAS DROGAS
COCAÍNA
Durante años se pensó que sus efectos en la salud no eran graves de modo que, a
diferencia de la heroína gozaba de cierto prestigio social, ligada al éxito. Sin embargo se
han puesto de manifiesto los riesgos asociados a su consumo.
Efectos fisiológicos como la disminución de la fatiga, la reducción del sueño, la
inhibición del apetito y el aumento de presión arterial, “geniales” para la vida de ritmo
frenético que llevan algunas personas, dan paso después a pérdida de apetito, insomnio,
perforación del tabique nasal, patología respiratoria, riesgo de infartos y hemorragias
cerebrales y cardiopatía isquémica.
En el plano psicológico, la euforia, locuacidad, sociabilidad, hiperactividad y deseo
sexual aumentado, se siguen de importantes trastornos psíquicos como ideas paranoides,
depresión, irritabilidad y una gran dependencia difícilmente superable.
DROGAS DE SÍNTESIS
Lo que al principio pareció un consumo exclusivo, que alejaba el uso de otras drogas,
pronto se rebeló propio de personas con hábitos de consumo de drogas combinadas
como alcohol, tabaco o hachís.
Estas drogas se han hecho presentes en el amplio menú que se pone a disposición de
los jóvenes españoles las noches de los fines de semana. El 2,4 % de los españoles entre
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15-65 años las ha probado al menos una vez, y si se reduce el intervalo a 15-29 años, el
porcentaje cambia al 4,7 %.
En la población escolar de 14-18 años, en el 2000, el 5,7 % declaraba haberla
probado, mientras el 2,5 % lo había consumido en los últimos 30 días (lo que puede
interpretarse como consumo frecuente).
8. Mortalidad
ACCIDENTALIDAD
Los accidentes son una de las primeras causas de morbilidad y mortalidad entre los
jóvenes y adolescentes. Existen una correlación entre la edad, el tipo y lugar del
accidente. El 47,7 % de los accidentes se producen en menores de 25 años y se da un
predominio entre los hombres hasta los 24 años. Se trata de caídas y colisiones
relacionados con los procesos evolutivos y de socialización.
Así, entre los menores de 5 años los accidentes se producen sobre todo en el hogar;
entre los 5 y los 14 en la escuela; entre los 15 y los 24 en la calle.
Las causas externas de traumatismos y envenenamiento en el grupo de edad de 10 a
19 años son los responsables del 42 % de los fallecimientos.
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Las defunciones debidas a tumores fueron del 20,1 % y las debidas a enfermedades
del aparato circulatorio el 11 %.
En el rango de 20-29 años, los grupos de causas responsables de defunciones se ha
modificado sustancialmente del 96 al 97. El SIDA ha dejado de ser la principal causa de
muerte y ha pasado al cuarto lugar detrás de los accidentes de tráfico y otros, que
representan el 40 %.
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IV. CONCLUSIÓN
En función de las características de la realidad adolescente y partiendo de la idea de
trabajo conjunto que se mencionó al comienzo, habría que trabajar en los siguientes
aspectos:
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En la tercera parte de este proyecto se expondrán algunas directrices que desde las
instituciones se dan tanto a profesionales de la salud, como a educadores y familias con
objeto de promover y mejorar la salud de nuestros jóvenes. Veremos también cómo se
han plasmado estas y otras ideas en algunos centros educativos y cómo propongo
desarrollar un programa de salud en mi centro de trabajo.
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