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INTRODUCCION

En 1795 Kant publicó una pequeña obra titulada "Sobre la paz perpetua" en la
que se formula una propuesta acerca de la organización de un orden internacional,
el cual debe ser capaz de eliminar uno de los problemas que más preocupa al
autor: el estado de guerra.

La obra está compuesta por dos secciones. En la primera sección se presentan los
seis artículos preliminares, los cuales presentan las condiciones previas para que la
paz sea algo factible. La segunda sección la componen tres artículos definitivos, dos
suplementos y un apéndice.

En este tratado Kant plantea la posibilidad de alcanzar la paz perpetua a través de


la política, basándose en una filosofía optimista hacia la forma de gobierno
propuesta.

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PRIMER PÁRRAFO

La sección segunda de este tratado comienza con una introducción a los tres
artículos definitivos. En él se hace alusión a la teoría kantiana sobre la concepción
del estado de naturaleza y el estado civil. Para Kant, el Estado de Naturaleza
supone un estadio salvaje, un estadío de libertad ciega. El motor de las acciones del
hombre es satisfacer las propias necesidades, sin moralidad alguna, utilizando a los
demás como un medio. Por naturaleza no somos seres morales. Nos vemos
encauzados por una insociable sociabilidad; necesitamos formar parte de una
sociedad para satisfacer nuestras necesidades humanas pero, al carecer por
naturaleza de moral, nos vemos movidos por connotaciones negativas tales como la
pereza, la avaricia, o el poder y tendemos a los conflictos sociales, llegando incluso
a utilizar la fuerza o aniquilar otras vidas humanas. El estado de naturaleza es un
estado de guerra continua. Así, el hombre debe renunciar a la libertad natural del
estado de naturaleza para adquirir la libertad jurídica, que supone el formar parte
de un Estado Civil. Movidos por la razón y el deseo de seguridad, los hombres
renuncian al Estado de Naturaleza y se unen sometiéndose a leyes jurídicas
instauradas en concordancia con el bien de los miembros del Estado. Este acuerdo
por el que los individuos rechazan el estado de naturaleza para formar parte de un
estado civil se denomina contrato social, siendo el origen de todo poder político.
Por ello, para poder alcanzar la paz, es necesario instaurar un Estado Civil.

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SEGUNDO PÁRRAFO

Éste pertenece al primer artículo definitivo para la paz perpetua: "La constitución
de todo estado debe ser republicana.”
Para Kant, la constitución republicana es la más adecuada para llegar a alcanzar la
paz perpetua, ya que se basa en los principios de libertad, de igualdad y de
ciudadanía. Además, ha de atenerse al principio de soberanía de la voluntad unida
del pueblo, mediada por la representación política y la división de poderes.
El derecho de libertad supone el derecho que tiene todo hombre por el hecho de
serlo; Kant lo considera un derecho innato del ser humano. En cuanto al derecho
de igualdad, Kant consideraba que, en cuanto súbditos, todos somos iguales ante la
ley. Debemos someternos en igualdad a las leyes y cumplirlas, excepto el legislador.
El derecho de ciudadan ía habla del derecho q ue tiene el ciudadano como
colegislador, es decir, q ue el soberano legisle considerando a los súbditos
ciudadanos colegisladores, teniendo en cuenta que las leyes fueran consentidas por
los ciudadanos. Se elaboran las leyes a favor del bien común.
Así, en una Constitución republicana, todos los miembros de la sociedad son libres
en tanto hombre, iguales en tanto a ciudadanos y están sometidos a la legislación
común en tanto súbditos.
Pero, cabe destacar además que la igualdad ciudadana no se extiende a todos los
habitantes de un Estado. Según Kant hay dos tipos de ciudadanos; los activos y los
pasivos. Los ciudadanos activos son los capaces de sobrevivir por sí mismos,
independientes y autónomos: los varones mayores de edad propietarios de tierras o
bienes. Los ciudadanos pasivos son los que dependen de los activos para sobrevivir.
Carecen de libertad de juicio y de determi nación, y deben someterse a las
decisiones de los ciudadanos activos. Por lo tanto, estos ciudadanos pasivos no son
considerados ciudadanos, quedando excluidos de la soberanía. Solo los ciudadanos
activos tienen derecho al voto. Esta es una afirmación que contradice su propia
fi losofía, ya q ue Kant llega a considerar en otra obra q ue la ig ualdad y la
independencia están contenidas en la libertad humana. Se trata de un problema
fruto de la perspectiva androcéntrica que ha caracterizado a la filosofía a lo largo
de la historia.

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TERCER PÁRRAFO

Kant exige que en todo estado republicano exista una separación de los poderes. El
poder soberano recae sobre el legislador, el poder ejecutivo en el gobernante y el
poder judicial en la persona del juez. Critica que el mismo estado sea el que legisla
las leyes, ya que estas serán creadas en beneficio particular, no público. Si al
legislador no se le es concedido el poder ejecutivo, no se verá influenciado por la
obligación de cumplir dichas leyes, evitando así que las instituya por interés
particular, ya que no les afectan. Por ello, Kant critica la democracia directa,
calificándola como una forma de gobierno dictatorial. Una dictadura se basa en la
manipulación de la voluntad popular a favor de la voluntad particular del
gobernante. En una democracia directa o asamblearia, dicha voluntad particular
recae directamente sobre la mayoría, la cual arrastra a la minoría, con otros
postulados diferentes q ue no desean dar su consenti m iento a las leyes
ambicionadas por la mayoría. Se trata así de “una voluntad general consigo misma y
con la libertad”. Pero Kant, con voluntad general, no se refiere a que todos deseen
lo mismo, cosa imposible. Kant habla de voluntad general como una expresión en la
universalidad de las leyes, lo que es conveniente para todos, habiendo sido pensado
en beneficio de los ciudadanos del Estado. Así, Kant acepta lo que se denomina
actualmente como democracia representativa. Al contrario que en una democracia
directa, los ciudadanos activos no votan sobre las leyes (de eso se encarga el
legislador), si no sobre un representante que encarne el poder ejecutivo. Se evita el
gobierno de la mayoría, ya que este recae sobre el gobernador, elegido por los
ciudadanos, existiendo una separación de poderes. Para Kant, una forma de
gobierno representativa más el control recíproco de los tres poderes en el seno de
la sociedad civil permite que las leyes sean dadas y aplicadas de acuerdo con la
voluntad unida del pueblo, evitando así el despotismo.

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OPINION PERSONAL

Inmanuel Kant es considerado como un filósofo claramente influenciado por la


Revolución Francesa y los ideales característicos de la Ilustración. Su afán por la
búsqueda de una solución viable hacia los conflictos humanos le convierte en un
filósofo relevante, preocupado por uno de las mayores calamidades q ue ha
producido el ser humano; las guerras. Calamidades que hoy en día siguen siendo
protagonistas de la agonía mundial.
Las aportaciones políticas de este autor son tales que en la forma de gobierno
imperante en muchas sociedades actuales se asemejan a las propuestas kantianas,
aunque no en todo su potencial. Kant habla de república haciendo referencia al
modo de gobernar, no a las personas que encarnan el poder. En dicho concepto
kantiano de república existe mucho de lo que hoy llamaríamos democracia, la cual
sí parece ser compatible con una constitución republicana. Kant criticaba el empleo
de la democracia directa, concebiéndola como un despotismo, dado que el poder
lo atesoraría una mayoría y no la totalidad unida de los ciudadanos. En cambio,
Kant sí considera necesario que exista una democracia representativa, pero, al fin y
al cabo, sigue siendo una mayoría la que decide, bien se trate de leyes (democracia
directa) como de la elección de un gobernador (democracia representativa).
En la misma línea, cabe destacar el gran paso filosófico que Kant aporta al concebir
como necesaria la i nstauración de un Derecho Cosmopolita, con el cual se
conseguiría derogar los continuos conflictos territoriales. Esto supone un concepto
optimista y de gran validez para el avance de la mentalidad humana. Así, existen
propósitos humanos destellados por los mismos pri ncipios del derecho
cosmopolita, tales como la Unión Europea, la cual pretende unificar el continente y
derribar el muro de hostilidades entre los países que lo conforman. Aún así, el
planteamiento de Kant va mucho más allá de los propios continentes. El que
llegásemos a concebir a los demás olvidando su procedencia natal y únicamente
teniendo en cuenta que su naturaleza es humana, el grado de discriminación
disminuiría exponencialmente. El concepto suena muy utópico si lo percibimos
desde la perspectiva inadecuada y extremista. No debería exigirse cambiar las
denominaciones geográficas con las que hemos convivido a lo largo de nuestra
historia. Eso supondría un cambio demasiado radical que muchos rechazarían en
toda regla. Además, es necesario nom brar los territorios para entender su
localización. En cambio, aunque estos territorios sean diferenciados de forma
nominal, que no exista una frontera humana. Los límites sólo serán impuestos en
cuanto a nomenclatura, pero no sobre el derecho humano. No es tanto una
pretensión idealista como una predicción realista, ya que algún día el ser humano
se verá en la necesidad de abatir dichas fronteras y aliarse incluso con sus propios
enemigos. El hecho de que creamos que estamos solos en el mundo, que nosotros
somos los únicos seres con vida de la galaxia, nos ha tendido a que la desunión no
haya supuesto un problema para nuestra supervivencia global pero, si fuéramos
conscientes de que no estamos solos, de que cualquier día podrían peligrar
nuestras vidas porque hay algo más, la unión sería necesaria. Nuestro enemigo
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pasará a ser nuestro mejor aliado, ya que entenderemos a todo el que nos rodea
como ser humano, como ciudadano del mundo. La mentalidad deberá avanzar en
esta dirección, en percibir al otro no como una amenaza por ser diferente, sino
como una fuente didáctica. Es importante destacar que para que el Derecho
Cosmopolita se dé no es necesario que todos seamos iguales, que tengamos la
misma cultura o religión, sino que se valorara la diferencia. Que el ser humano
tienda la mano al extranjero. Muchas personas pasan horas de su vida viendo
documentales televisivos basados en la propagación de alguna cultura desconocida,
y eso satisface la curiosidad y cultiva el aprendizaje. Si aprendiéramos los unos de
los otros, otro gallo cantaría.

Por otro lado, la política kantiana, en cuanto a la concepción de los ciudadanos, es


completamente contradictoria a sus postulados filosóficos. El autor, en su obra
“Metafísica a las costumbres”, llega a considerar que la igualdad y la independencia
se encuentran contenidas en la libertad, derecho humano innato. En cambio,
respecto a la política, restringe el derecho al voto a partir de datos empíricos como
el sexo y la posesión de propiedad, lo cual resulta discordante.

También se percibe un cierto grado de desigualdad en el sistema judicial de la


política que Kant propone. La separación de poderes implica que aquellos que
contengan el poder son libres del mismo. Los legisladores no se verán afectados por
las leyes. Este planteamiento resulta inteligente si nos posicionamos desde la
argumentación kantiana. Si las leyes no afectan a quien las establecen, es imposible
que sean fundadas en beneficio propio. Así, estas responderían a la voluntad
popular. En cambio, el que un determinado grupo de individuos se encuentren
exentos de cumplir la ley resulta contradictorio al derecho de igualdad. No todos
son iguales ante la ley. Si hay que concebir a los miembros de un estado como
ciudadanos del mundo, como humanos congéneres, todos deberíamos ser iguales
ante la ley. Es inteligente la estrategia de privar de verse sometido a ley que uno
mismo instaura, pero el sentido de la injusticia resulta antagónico en un estado de
paz. Los conflictos sociales acabarían dándose y los legisladores abusando de su
derecho impune. Esto se ve reflejado claramente en nuestro sistema de gobierno
actual con el derecho de aforo. Según el cargo político, el aforado tiene ciertos
privilegios en materia de jurisdicción, de los cuales abusa en su propio beneficio.
Hecho injusto, conflictivo e indigno de un estado civil que promueve la paz y la
igualdad.

Cabe destacar también el optimismo con el que el autor supone el cambio moral
del ser humano al pasar del estado de naturaleza al estado civil. Según Kant, por
naturaleza somos seres inmorales, pero una vez instaurados en un estado civil es
posible la paz. Cierto. Es completamente necesario subordinarse a unas leyes para
poder convivir en sociedad. Es necesario también la autoridad y el liderazgo para
coordinar dicho estado, pero lo curioso es que la inmoralidad sigue vigente un una
gran mayoría de individuos. Existen ciudadanos que quebrantan las leyes o, en
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pequeña escala, se comportan como seres carentes de una moral adecuada a lo
largo de su vida. La moral no solo está subordinada por la política. La filosofía
juega un gran papel en este aspecto. Existen muchos factores que condicionan la
moral humana, factores que posibilitan alcanzar la paz, factores que dependen
únicamente de nosotros.

Así, cabe por último valorar la preocupación de Kant porque la paz sea un hecho
real y perpetuo y no una utopía rechazada por la razón de los más realistas.
Propone cambios que pueden posibilitar dicho equilibrio, aunque existan lagunas
en muchas de estas propuestas. La paz ha supuesto siempre un tema conflictico,
paradójicamente. Muchos piensan en paz con un carácter inherente de quimera
inalcanzable, pero lo cierto es que es en la evolución humana donde reside toda la
responsabilidad. El cambio es posible, pero progresivo. No hay más que dar dos
pasos hacia at rás y comparar nuest ra forma de p ensar con la de nuest ros
antepasados. Si recurrimos a una o dos generaciones anteriores, nos asombramos de
las diferencias filosóficas que pueden presentarse. Nuestro pensamiento evoluciona,
condicionado por factores que dependen de nosotros mismos. En nuestra mano
está inculcar ese pensamiento como promueve la publicidad el consumismo o los
políticos que se vote a su partido. Lo primero es ser consciente de que las cosas
pueden cambiar, que la mayoría de las cosas que nos condicionan no son más que
ideas sobrevaloradas, como el dinero o el poder. Ideas que corrompen y aniquilan.
Ideas que nos perjudican. El ser humano deberá seguir otro camino, empezando
por romper el conformismo. Ser consciente de que las cosas no han funcionado así
siempre, no es algo impuesto por la naturaleza. Si hemos conseguido inmortalizar
el espacio en una fotografía, observar una imagen directa desde la otra punta del
mundo o construir maq ui naria capaz de observar el universo… ¿Por q ué no
podemos instaurar una sociedad equilibrada? Hay inteligencia y medios suficientes.
Es una cuestión de saber hacia dónde enfocar eso que nos diferencia de los
animales. ¿Para qué queremos coches que vayan por los aires cuando hay países
que no tienen ni para comer? ¿Por desarrollo? ¿Por prestigio?
¿Por dinero? ¿Por poder? Valores humanos, valores versátiles. ¿Para qué malgastar
la inteligencia únicamente hacia un progreso tecnológico? ¿Dónde q ueda la
moralidad? No es promovida, no interesa que lo sea, pero es muy fácil irritarnos,
porque tenemos moral. Una buena dosis universal podría inculcarse a través de la
política hasta convertirse en algo natural, en una forma de vida. Es una cuestión de
prioridades. Está en nuestra mano cambiarlo, y es una modificación necesaria;
vamos camino de la autodevastación.

La paz perpetua es, por tanto, además de contingente, imprenscindible.

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INDICE

INTRODUCCIÓN ................................................................................................. 1

PRIMER PARRAFO .............................................................................................. 2


SEGUNDO PARRAFO ............................................................................................ 3

TERCER PARRAFO ............................................................................................... 4

OPINIÓN PERSONAL............................................................................................ 5

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IMMANUEL KANT
Paz y Política

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