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Derrick de Kerckhove
CAPÍTULO 1
TECNOPSICOLOGIA
ATURDIMIENTO TECNOLOGICO
La misma máquina fue utilizada unos años más tarde por Salvador Dalí. Envió un
dibujo desde Nueva York disculpándose por no poder asistir a un congreso sobre
Conciencia Céltica al que fue invitado como uno de los conferenciantes principales.
Viendo el fax de Dalí y reflexionando sobre la firma del famoso pintor, envidié a
aquellos lo suficientemente afortunados como para poder permitirse semejante
tecnología. Para mi sorpresa, pasaron algunos años sin que nadie hablara de los
telefax, ni siquiera en el entorno de McLuhan. El aparato más parecido a una
máquina de fax que vi en diez años fue un viejo teletipo de Texa's Instrument, que
un amigo me prestó durante unos días en 1982.
Pero si en 1985 no tenías una máquina de fax o acceso a un fax, es que obviamente
habías perdido todo contacto con la realidad. ¿Qué había ocurrido? ¿Por qué había
pasado tanto tiempo hasta que la gente se diera cuenta de que simplemente no
podía vivir sin telefax? Una demora similar se produjo con los contestadores
telefónicos automáticos que fueron puestos a la venta e incluso agresivamente
promocionados a mediados de los años sesenta. Lo mismo ha ocurrido con nada
menos que una tecnología como la televisión que, después de que fuera usada
esporádicamente ya en 1928, fue desempolvada después de la Segunda Guerra
Mundial. Un retraso similar se está produciendo con las videoconferencias, que
ocasionarán accidentalmente una explosión en el mercado tal como lo hizo la
máquina de fax1.1
Por supuesto, siempre hay una explicación de fondo para todo. Lo que ocurrió con el
aturdimiento tecnológico del telefax es que, a comienzos de los años setenta, los
sistemas telefónicos internacionales no estaban preparados para asumir una nueva
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Según Early C. Joseph :” El desarrollo, por lo general, requiere más tiempo del que se pronostica. A
pesar de la creencia generalizada de que el mundo está cambiando cada vez más deprisa, una revisión
de las innovaciones pasadas muestra que hace falta mucho tiempo para que una innovación alcance éxito
comercial. Por ejemplo, los transistores fueron inventados hace cuarenta años en los laboratorios Bell.
Fue necesario casi un decenio para que dichos dispositivos se utilizaron en computadoras, y alguno más
antes de que encontraran su camino como bienes de consumo. El horno microondas, por ejemplo,
necesito más de veinte años para introducirse con éxito. Los largos plazos también pueden aplicarse al
tiempo que se necesita para que uno de estos productos desaparezca. Un estudio de los 25 primeras
marcas de los años veinte demuestra que todavía hoy siguen siendo número uno en sus categorías “
Lessons fron Past Errors”, en Futures (noviembre de 1990): 988.989
carga. Mientras tanto, los japoneses, particularmente interesados en encontrar un
medio para comunicarse en su sistema de escritura, tan difícil de manejar, se
habían puesto a la cabeza en la investigación y el desarrollo del telefax. Presionaron
al mercado e hicieron caer drásticamente los precios. Pero eso es sólo la mitad de la
historia. La otra mitad es que la mejor y más útil tecnología del mundo no puede
imponerse por sí misma a un público que no está preparado. Y la razón es que no
habría sitio para ella en nuestra psicología colectiva. Por lo menos, no
inmediatamente.
TECNO-FETICHISMO
TECNOPSICOLOGIA
Es un tópico decir que no perdemos lo que no conocemos, y también ese otro que
afirma que la publicidad crea necesidades que no estaban ahí anteriormente. Tales
banalidades están basadas en el presupuesto incuestionado de que todos los seres
humanos fueron creados no solamente iguales, sino todos al mismo tiempo y sin
posibilidades en evolución. Nada podría contradecir más los hechos de la vida.
Hemos sido constantemente construidos y reconstruidos a partir de nuestras
propias invenciones. El mito de la universalidad fundamental de la humanidad es
sólo un producto del sabio ejercicio intelectual de un filósofo del siglo XVIII.
PSICOTECNOLOGÍAS.
Este terreno público se vuelve más explícito durante una videoconferencia. Con las
videoconferencias y los videoteléfonos, la televisión aprovecha la flexibilidad y la
instantaneidad conseguida por el teléfono. Sin duda tales tecnologías no sólo
extienden las propiedades de emisión y recepción de la conciencia, sino que
también penetran y modifican la conciencia de sus usuarios. La realidad virtual se
halla aún más cerca de este efecto. Incorpora el tacto a los sentidos de la vista y el
oído, y está más próxima a inyectarse en el sistema nervioso humano de lo que
ninguna otra tecnología ha estado nunca. Mediante la realidad virtual y la robótica
de telepresencia nosotros proyectamos literalmente nuestra conciencia fuera de
nuestros cuerpos y podemos contemplarla objetivamente. Es la primera vez que los
seres humanos han sido capaces de hacer tal cosa.
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La Cadena NBC emitió la serie en cuatro capítulos “ Televisión, The Public Mind” , de Hill Moyers,
durante la temporada de 1989.
Con la televisión y los ordenadores hemos desplazado el procesamiento de
información desde el interior de nuestros cerebros hacia proyecciones que se
encuentran frente a nuestros ojos, en lugar de detrás de ellos. Las vídeo tecnologías
se relacionan no sólo con nuestro cerebro, sino con todo nuestro sistema nervioso y
nuestros sentidos, creando las condiciones para una nueva psicología. Todavía
tenemos que establecer los términos de la relación con nuestras proyecciones. Eso
ayudaría a comprender que la televisión no entra en competencia con los libros,
sino que sugiere algo enteramente diferente. Propone una imaginación colectiva
como algo que de hecho podemos consumir, aunque no podamos todavía participar
en ello. Esa característica esencial, la interacción, una capacidad que garantiza
nuestra autonomía individual en el interior de una poderosa corriente de
colectivización psicotecnológica, está siendo producida por los ordenadores e
incluso en mayor medida por las redes de ordenadores.