Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
E
ste artículo describe una de las primeras herramientas de cálculo ideadas
para matizar las frecuencias obtenidas en experiencias de vocabulario y que
son un antecedente claro de los intentos para estimar los coeficientes de
disponibilidad léxica que caracterizan a una comunidad de habla.
La construcción de un modelo matemático con esta intención debe reproducir de
la manera más exacta posible, tanto el hecho lingüístico en sí mismo, como el contexto
en que el acto de habla se produce. Ello implica que cualquier elemento con incidencia
en el fenómeno debe tener una potencia numérica en la ecuación proporcional a su
significación real establecida con criterios estrictos de objetividad y rigor. Tampoco
puede olvidar las servidumbres derivadas del método experimental utilizado para
recoger los datos a partir de los cuales se opera.
Es ineludible, por ello, realizar un examen pausado de los factores que
constituyen la esencia de la disponibilidad y establecer las condiciones matemáticas que
los integrará en el procedimiento adoptado para medirla. Para comprender las causas
que determinan la tendencia de algunas palabras a ser actualizadas aquí y ahora con
preferencias a otras más usuales y frecuentes, es necesario empezar por descubrir las
circunstancias, facultades, sucesos o leyes que actúan sobre los individuos cuando
deciden establecer una conversación acerca de un tema familiar y cercano. Interesa
especialmente ponderar el componente método. No se olvide que la investigación no
se erige a partir de la observación directa del acto de la comunicación, sino que articula
una situación artificial de “laboratorio” con la intención específica de intuir, a partir de
ella, lo que puede llegar a ocurrir en un entorno espontáneo de cotidianidad. Procede,
después, delimitar los ámbitos y mecanismos de todos y cada uno de los componentes
descubiertos, así como evaluar la intensidad con que operan, se interfieren o favorecen.
Permítase empezar aclarando que sólo en este sentido se analizan con mirada
crítica algunas de las formulaciones manejadas en importantes investigaciones pioneras
4
ANTONIO GARCÍA MEGÍA – DOCTOR EN FILOLOGÍA HISPÁNICA – ALMERÍA
Web personal: http://angarmegia.com Correo electrónico: angarmegia@angarmegia.com
sin que, en ningún caso, se pretenda devaluar sus conclusiones, ni cuestionar las
construcciones metodológicas imaginadas por quienes las realizaron. Muy al contrario,
con este ejercicio se aspira a interpretar mejor los mecanismos que desarrollaron, las
razones con que justificaron sus axiomas y postulados y los excesos, si es que los hubo,
en que pudieron incurrir. Se trata de indagar, mediante un ensayo reflexivo, en su
epistemología para descubrir aquello que cada una aporta a la investigación lingüística
y que no se puede perder en modo alguno, junto a sus direcciones más cuestionables
por poco productivas.
La primera tentativa moderna cercana a la línea de investigación de la
disponibilidad pertenece más al ámbito de la psicología que al de la lingüística, aunque
relaciona estrechamente ambas disciplinas. Se centra en la búsqueda, ya mencionada, de
las palabras familiares.
Los métodos utilizados para establecer los índices de familiaridad léxica están
claramente vinculados a los planteamientos sobre los que se construye este concepto.
Recogen, en principio, dos aspectos de un mismo fenómeno: la conciencia que posee el
propio sujeto acerca de los términos que le son más cercanos y la rapidez con que el
individuo reconoce determinadas palabras y responde al estímulo que representan.
Basados en la primera premisa se encuentran bastantes trabajos. Se comentan a
continuación los realizados por P. Fraisse en París y por G. Noizet y C. Flament en Aix
y Marsella que proclamaron de forma clara e inequívoca en sus conclusiones la alta
correlación existente entre la frecuencia de uso y el tema del discurso.
Las experiencias de París, Aix y Marsella [FRAISSE, NOIZET y FLAMENT.
1977a:180-181] consistieron en proponer a un grupo de estudiantes una lista de 25
sustantivos (pertenecientes a las bandas logarítmicas con frecuencia de 1, 4, 16, 64 y
256, sobre 312 de término medio, según las listas de Gougenheim de 1956), mezclados
al azar y presentados en una sola columna, para solicitar de los encuestados su
ordenación de acuerdo a los siguientes criterios: se debía asignar un 1 a las cinco
palabras consideradas como “más familiares” y un 5 a igual cantidad de términos
reconocidos como “menos familiares”; un 2 y un 4, respectivamente, a otros cinco
vocablos calificados como “bastante” o “poco familiares”; se adjudicaría, finalmente, el
valor 3 a las voces no puntuadas con anterioridad.
Los investigadores, después, van a otorgar a estos rangos un peso decreciente
que oscila entre 4, para la elección más familiar, y 0. Los índices de familiaridad de
cada palabra se obtienen de promediar la suma de las puntuaciones alcanzadas. En
5
ANTONIO GARCÍA MEGÍA – DOCTOR EN FILOLOGÍA HISPÁNICA – ALMERÍA
Web personal: http://angarmegia.com Correo electrónico: angarmegia@angarmegia.com
definitiva, los cálculos realizados para cada palabra responden a la siguiente ecuación:
6
ANTONIO GARCÍA MEGÍA – DOCTOR EN FILOLOGÍA HISPÁNICA – ALMERÍA
Web personal: http://angarmegia.com Correo electrónico: angarmegia@angarmegia.com
finalizada la percepción. Lo confirman midiendo el tiempo que cada sujeto necesita para
reconocer y reaccionar ante palabras de frecuencia y familiaridad conocida presentadas
como estímulo.
ρ 0.83
ρ 0.62
palabras que designan objetos próximos o habituales, frente a otras, quizás más usuales
en el habla cotidiana, pero de significación menos familiar.
Al margen de las conclusiones, puede resultar de interés exponer algunas
reflexiones acerca de los métodos utilizados. Se trabaja siempre sobre palabras
seleccionadas por cumplir los requisitos apriorísticos de la investigación. Los vocablos
no fluyen espontáneamente ante los sujetos entrevistados. Es posible que la percepción
de proximidad hubiese variado de integrarse dentro de un contexto comunicativo
determinado. Hay que advertir también que los datos manejados en los experimentos
del primer tipo se encuadran en la categoría de ordinales. Esta clase de medición coloca
cada observación en una posición relativa con respecto a todas las demás, pero no
especifica la distancia entre dos mediciones adyacentes, es decir, a partir de la
ordenación se conoce que “a” es más, o menos, que “b”, pero no existe legitimidad
para cuantificar la amplitud real de su diferencia. La tabla de Siegel, Tabla 1.2.1 - 2, ya
7
ANTONIO GARCÍA MEGÍA – DOCTOR EN FILOLOGÍA HISPÁNICA – ALMERÍA
Web personal: http://angarmegia.com Correo electrónico: angarmegia@angarmegia.com
Tabla 2. 1 -2
Cálculos efectuados cambiando los pesos originales para dar el valor 1 a la 5ª posición
Peso 5 4 3 2 1 Coeficiente
Posición 1 2 3 4 5 familiaridad POSICIÓN
Palabras a 1 1 3 1 9 1,933333 4
b 4 2 2 4 0 2,8 3
c 4 4 4 6 4 4,266667 1
d 3 7 5 1 2 4,133333 2
e 3 1 1 3 0 1,866667 5
Total en la posición 15 15 15 15 15
8
ANTONIO GARCÍA MEGÍA – DOCTOR EN FILOLOGÍA HISPÁNICA – ALMERÍA
Web personal: http://angarmegia.com Correo electrónico: angarmegia@angarmegia.com
REFERENCIAS
FRAISSE, Paul (1977b). “La percepción de las palabras”. En Introducción a la psicolingüística, 191-
200. PIAGET, J. (ed). Traducción de Problèmes de psicho-linguistique, Presses Universitaires
de France, 1967. París. Ediciones Nueva Visión SAIC, Buenos Aires.
----; NOIZET, Georges y FLAMENT, Claude. (1977a). “Frecuencia y familiaridad del vocabulario”.
En Introducción a la psicolingüística, 179-190. PIAGET, J. (Ed.). Traducción de Problèmes de
psicho-linguistique, Presses Universitaires de France, 1967. París. Ediciones Nueva Visión
SAIC, Buenos Aires.
HOWES. D. (1954). “On the interpretation of word frecuency as a variable affecting speed of
recognition”. Journal of Experimental Psychology, 48:106-112.
---- y SOLOMON, R. L. (1951). “Visual duration threshold as a function of word probability”. Journal
of Experimental Psychology, 41:401-410.