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Poder Judicial de la Nación

Expediente nro. 65.230 – Sala Única – Sec. 1

Bahía Blanca, 16 de abril de 2009.


VISTO: Este expediente nro. 65.230, caratulado: “TAUBER, Argentino
Cipriano s/apelación auto de procesam. y prisión prev. y falta de
mérito en c. 05/07 “Inv. Delitos de Lesa Humanidad…”, venido del
Juzgado Federal nro. 1 de la sede para resolver los recursos de apelación
interpuestos a fs. sub 598/vta., sub 599/601, sub 602/603 vta. y sub 707
contra la resolución de fs. sub 545/593 vta.; y
CONSIDERANDO:
I.- Que el señor Juez a quo ordenó el procesamiento y
prisión preventiva de Argentino Cipriano TAUBER por considerarlo prima
facie partícipe necesario en la comisión de los delitos de: privación ilegal de
la libertad de María Felicitas Baliña, Héctor Furia, María Cristina Jessene
de Ferrari y Braulio Raúl Laurencena; privación ilegal de la libertad y
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tormentos de Hugo Barzola, Víctor Benamo, Pablo Bohoslavsky, Estrella


Marina Menna de Turata, Julio Alberto Ruiz, Rubén Alberto Ruiz, Orlando
Luis Stirneman; y privación ilegal de la libertad, tormentos y homicidio de
Juan Carlos Castillo, Ricardo Gabriel Del Río, Pablo Francisco Fornasari y
Zulma Raquel Matzkin; calificando todos estos hechos como de “lesa
humanidad”. Asimismo resolvió dictar la falta de mérito del nombrado
respecto del resto de las imputaciones formuladas.
II.- Que contra el procesamiento y prisión preventiva
ordenados apeló el defensor particular del imputado (f. sub 598/vta.),
mientras que la falta de mérito fue apelada por la representante de la parte
querellante (fs. sub 599/601) y por el Ministerio Público Fiscal (fs. sub
602/603 vta. y f. sub 707).
A)- La defensa técnica del imputado señala que el
procesamiento y la prisión preventiva decretada por el a quo se
fundamentan en vaguedades y/o presunciones, y hace mérito de la
resolución dictada por esta Cámara –en su conformación ad hoc– en el
caso “Casela...”, respecto a la necesidad de demostrar como mínimo la
relación del imputado con el hecho que se le atribuye previo a enrostrarle
responsabilidad penal, no bastando con la calidad de militar de su pupilo,
o con tener algún conocimiento de la lucha antisubversiva o haber
pertenecido a algunos comandos de anti-insurgencia. Concluye que no hay
pruebas concretas para imputarle a Tauber los hechos por los que se lo
procesa y para responsabilizarlo penalmente.
A f. sub 633 mantuvo el recurso, e informó en los
términos del art. 454 C.P.P.N. a fs. sub 697/699 vta., donde abunda
respecto de la ausencia de elementos de cargo contra su defendido o de la
debilidad de los que fueron tomados en cuenta por el magistrado.
Sostiene que el procesamiento se fundamenta
exclusivamente “...en las referencias que, las supuestas víctimas, habrían
formulado sobre el hecho de haber estado detenidas en el Batallón 181
durante el lapso que, la referida dependencia militar estaba comandada por
el entonces Tte. Cnel. Tauber” (sic), y que no existen constancias
probatorias que respalden aquellos dichos.
Puntualiza que Tauber no ordenó la detención de nadie,
pues era el área de Inteligencia la encargada de ello, y en cuanto al
traslado o liberación de los presos lo hacía en cumplimiento de órdenes
emanadas de la jefatura del Vto. Cuerpo; de allí concluye que suponiendo
que dichas detenciones fueran ilegales, no dependía de su pupilo hacer
cesar dicha situación. Agrega que si hipotéticamente se lo responsabilizara
por el delito de detenciones ilegales, no podría responsabilizárselo por
torturas y homicidios, hechos cuya existencia pone en duda.
Respecto de las torturas señala que, salvo Stirneman,
ninguno de los que declararon manifiesta haber sido torturado en el
Batallón, y el nombrado en realidad confunde el lugar con otro. En cuanto
a los homicidios, considera arbitraria la decisión de endilgárselos a su
defendido pues todos fueron muertos en enfrentamientos con unidades del
Ejército, y más allá de la tesis de la Fiscalía, la muerte de esas personas se
produjo en lugares ajenos a la jurisdicción militar. Concluye al respecto
que el breve lapso de detención en el Batallón a cargo de Tauber no puede
hacer responsable a éste de la suerte corrida por los internos luego de ser
transferidos a otra jurisdicción.
Finaliza diciendo que no vale la pena analizar la
atribución como partícipe necesario de la comisión de los hechos
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imputados en los términos del art. 45 del C.P., a la que califica de


voluntarista.
Solicita, en definitiva, la revocación del auto de
procesamiento y prisión preventiva dictados.
B)- La parte querellante se agravia de las conclusiones a
las que arribó el a quo, quien eliminó al Batallón de Comunicaciones de
Comando 181 de la cadena de comandos de la Zona de Seguridad 5.
Sostiene que el Batallón mencionado era responsable del Área 511, lo cual
considera acreditado en la causa con la declaración del Gral. Vilas
prestada ante esta Cámara, la del My. Ibarra durante el Juicio por la
Verdad y las investigaciones realizadas en el libro “Sobre Áreas y Tumbas”
de los Cneles. Mitellbach.
Tampoco está de acuerdo con el tipo y grado de autoría
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adjudicado a Tauber pues –a su criterio– resulta ser un típico autor


mediato, transmisor de órdenes, responsable por todos los hechos
sucedidos durante el desempeño de sus funciones; y considera equivocada
la posición adoptada por el Juez de grado en cuanto rechaza la imputación
por el delito de asociación ilícita.
A f. sub 632 mantuvo el recurso, informando en los
términos del art. 454 del C.P.P.N. a fs. sub 648/696, insistiendo en la
autoría mediata del imputado y en la calificación de asociación ilícita,
agraviándose en particular del criterio según el cual el Juez interviniente
sólo procesa por los casos en que las víctimas han coincidido en el
reconocimiento del Batallón, pese al cual no incluyó aquellos en que
resultaron víctimas Dejter, Sampini, Deluchi, Medina y Pedersen, quienes
fueron llevadas al “galpón” que estaba en dependencias del Batallón.
C)- Que el Ministerio Público Fiscal apeló la falta de
mérito decretada respecto de 36 casos que enumera, pues esos delitos le
fueron imputados a Tauber en su carácter de Jefe del Área de Seguridad
511, calidad que le asigna por su carácter de Jefe del Batallón de
Comunicaciones 181.
Señaló que por ser el Jefe de éste, tenía facultades
decisorias y capacidad de dar órdenes, por lo que no puede suponerse su
ajenidad a los hechos objeto del proceso.
Agrega que esos hechos no deben considerarse aislados,
sino que son parte de un plan sistemático de represión y exterminio, en el
cual el encartado constituía un engranaje importante, especialmente
siendo Jefe de Área, pues era responsable de lo que sucediera en su
jurisdicción, no pudiendo desconocer lo sucedido. Finaliza solicitando el
procesamiento del encausado por los casos de los que resultaran víctimas
Simón León Dejter y Rubén Héctor Sampini, pues se cuenta con elementos
suficientes –dice– para atribuirle idéntica responsabilidad a la valorada en
los cuatro primeros casos del punto II del resolutorio.
A f. sub 627 el Fiscal General mantuvo el recurso en los
términos del art. 453 C.P.P.N. y presentó el informe que autoriza el art.
454 del C.P.P.N. a fs. sub 700/703 vta., ampliando los conceptos vertidos
al apelar.
Luego de afirmar que no se ha cuestionado ni el período
de revista del procesado ni la materialidad de los hechos bajo análisis,
hace hincapié en la calidad de Jefe del Área 511 que a su juicio ostentaba
el imputado y expuso una serie de consideraciones respecto de la
organización territorial dispuesta con el objeto de llevar a cabo la lucha
antisubversiva.
III.- Que, debe reiterarse lo afirmado por esta Cámara (c.
n° 64.589 del 21/11/2007 (jueces Ferrari Argañaras, Díaz y Marcos) y c.
n° 65.172 del 22/7/2008 (jueces Cotter, Planes)), respecto de los hechos
sucedidos en el país durante el período que se investiga, con remisión a lo
resuelto en la causa n° 13/85 por la Cámara Federal de Apelaciones en lo
Criminal y Correccional de la Capital Federal, básicamente en lo que hace
a la metodología de los delitos de lesa humanidad cometidos por fuerzas
militares y de seguridad de nuestro país, cuya existencia, cabe destacar,
no fue controvertida por los imputados ni sus defensas.
En el proceso judicial citado se probó la existencia del
plan sistemático llevado a cabo en nuestro país a partir del 24 de marzo de
1976 por miembros de las fuerzas armadas consistente en la detención
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clandestina, tortura y en numerosos casos la eliminación física de las


personas sospechadas de realizar actividades consideradas como
subversivas, utilizando para tal fin la estructura militar del Estado. Al
respecto se sostuvo que el terrorismo de Estado así concebido resultaba
clandestino y secreto, y otorgaba una “…garantía de impunidad para los
autores materiales de los procedimientos ilegales, a través del ocultamiento
de prueba, de la omisión de denuncia y de la falsedad o reticencia en las
informaciones dadas a los jueces…etc”.
En ese contexto, la “...prueba indiciaria o presuntiva
resulta de especial importancia” (punto 131), con cita de la sentencia de la
C.I.D.H. en la causa “VELÁSQUEZ RODRÍGUEZ, Manfredo Angel” del
29/7/1988 (http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_04_esp.doc.).
IV.- Que por la similitud de los agravios de la parte
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querellante y del Ministerio Público Fiscal se analizarán conjuntamente, a


la vez que se determinarán aquellos extremos que se puedan considerar
suficientemente acreditados para esta etapa del proceso, a fin de atender a
la genérica crítica –respecto a la ausencia de elementos probatorios–
expresada en la motivación del recurso de la defensa.
En cuanto a esto último, por las razones expuestas en el
considerando anterior, es que no tiene cabida el planteo de la defensa
tendiente a minimizar el valor de los testimonios prestados por las víctimas
de los hechos por los que fue indagado Argentino Cipriano Tauber. En
efecto, entratándose de delitos cometidos en la “sombra”, no cabe sino
acudir a estos testimonios, valorándolos conforme a la sana crítica (art.
241 CPPN).
Prosiguiendo, uno de los criterios utilizados por el a quo
para decretar la falta de mérito reside en el lapso en que el imputado
estuvo destacado en nuestra ciudad, descartando cualquier reproche penal
por sucesos acaecidos fuera de ese tiempo; por lo que corresponde
determinar dicho extremo.
Debe revisarse el criterio de que en la época en que
sucedieron los hechos investigados en esta causa y que se le imputan a
Argentino Cipriano Tauber, éste se desempeñaba con el grado de Teniente
Coronel, como Jefe del Batallón de Comunicaciones de Comando 181,
cargo que ejerció a partir del 07/12/1974, hasta que con fecha
15/12/1976 pasó a continuar sus servicios en el Comando de
Comunicaciones con sede en Buenos Aires; toda vez que del legajo original
de Jorge Enrique Mansueto Swendsen, consorte de causa y quien lo
sucedió en el cargo, surge que este último asumió la Jefatura del Bat.
Com. Cdo. 181 con fecha 26/11/1976, y así lo tuvo por demostrado este
Tribunal al resolver su situación procesal por vía de apelación (cf. Expte.
nro. 65.213, del 17/02/2009); por lo tanto se considerará que el período
de revista del entonces Tcnel. Tauber en nuestra ciudad se extendió del
07/12/1974 al 26/11/1976.
Al respecto, debe señalarse que el entonces 2do.
Comandante del Vto. Cuerpo de Ejército, y Comandante de la Subzona de
Defensa 51, Gral. Br. Adel Edgardo Vilas en su declaración indagatoria
prestada ante esta Cámara en el año 1987, indicó cuáles eran los
“…elementos que constituían el instrumento operacional: el deponente tenía
tres áreas, la 511 –Batallón Comunicaciones de Comando 181–, la 512 –Jefe
del Batallón de Arsenales 181– y la 513 –con asiento en Viedma, Distrito
Militar–…” (sic, f. 862 vta., causa 11/86); “…Cuando el deponente cesó en
el cargo, estaba y siguió Tauber…” (sic, f. 863 vta., causa 11/86), todo lo
que avala aquél indicio.
Respecto de la activa participación del imputado en las
actividades relacionadas con la lucha antisubversiva y, también, de la
línea de mandos vigente a este respecto durante la comandancia de la
Subzona 51 al mando del Gral. Vilas, dan cuenta numerosos testimonios,
como los citados por la querellante en su memorial de fs. sub 647/696 (en
particular el de Estrella Marina Menna de Turata), los cuales serán
analizados en detalle más adelante, y el episodio que relata Vilas (a f. 864,
causa 11/86) respecto de un “sobrepasaje de comando”.
Puede concluirse entonces, que para el año 1976 la Zona
de Seguridad 5 estaba a cargo del General de División Osvaldo René
Azpitarte (Comandante del Vto. Cuerpo de Ejército), la Subzona de
Seguridad 51 a cargo del General de Brigada Adel Edgardo Vilas (2do.
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Comandante del Vto. Cuerpo de Ejército) y que el Jefe del Área de


Seguridad 511 (hasta el 26 de noviembre) era el Teniente Coronel
Argentino Cipriano Tauber (Jefe del Batallón de Comunicaciones de
Comando 181).
V.- Como ya dijo este Tribunal en la causa nro. 65.213
(“Mansueto Swendsen...” del 17/02/2009), los organigramas del “núcleo
duro” del dispositivo de represión permanecieron ampliamente ocultos (cfr.
Marie-Monique Robin, Escuadrones de la muerte – La escuela francesa,
Sudamericana, 2005, pág. 534). Se recordó también el testimonio del
General Harguindeguy acerca de que “toda la guerra estuvo basada en la
división territorial en zonas, subzonas, sectores... cada uno se sentía
propietario de un pedazo de territorio como en la época feudal: esto es
tuyo, esto es mío” (Robin, ob. citada, págs. 446/447).
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Lo referido guarda relación con la doctrina actual


acerca de los delitos de macrocriminalidad. A tal efecto, corresponde seguir
la doctrina presentada por Klaus Roxin en el año 1963 acerca del “dominio
de la voluntad en virtud de aparatos organizados de poder”. Según esta
doctrina seguida por los tribunales superiores alemanes, “el hombre de
atrás” –a pesar de ser el instrumento un sujeto responsable– tiene el
dominio del hecho cuando “aprovecha determinadas condiciones marco
preconfiguradas por una estructura de organización, de modo que dentro
de esas condiciones su contribución al hecho desencadena procesos
reglados”.
En este orden se ha sostenido en el caso de jerarquías de
mando, que si “el hombre de atrás” actúa en conocimiento de estas
circunstancias, especialmente si aprovecha la disposición incondicional del
autor material al realizar el tipo, y si desea el resultado en cuanto
consecuencia de su actuar será autor mediato.
Para la imputación del injusto que no es individual es
decisivo que se pruebe el dominio por organización del “hombre de atrás”,
su autoría mediata termina sólo en aquel punto en el que “faltan los
presupuestos precisamente de ese dominio por organización” (Kai Ambos,
Dominio del hecho por dominio de voluntad en virtud de aparatos
organizados de poder, Universidad Externado de Colombia, 1998, pássim).
Está demostrado en el grado de probabilidad suficiente
de la etapa preparatoria que el imputado fue jefe del Área 511 desde el
07/12/1974 al 26/11/1976, que esa jefatura del área estaba encargada
de “combatir la subversión” y que en el Área 511 se cometieron distintos
delitos de persecución ideológica; y es doctrina recibida que los hechos
atribuibles al aparato de poder dominado de modo pleno por los jefes como
en el caso del imputado, pueden serle atribuidos a éste, a título de autoría
como hechos suyos (M. A. Sancinetti – M. Ferrante; El derecho penal en la
protección de los derechos humanos, Hammurabi, Buenos Aires, 1999, pág.
208).
De allí que cualquier planteo defensista dirigido a
deslindar la responsabilidad penal basado en la no participación directa
del imputado en los hechos (ya sea porque no lo vieron o no fue
mencionado su nombre por las víctimas) resulta inútil y debe rechazarse.
Esta forma de autoría mediata –por dominio de la
organización– resulta la más acertada para estos casos, y encuadra sin
esfuerzo en el art. 45 del Cód. Penal (respecto de la actualidad de esta
postura, ver: Claus Roxin, La autoría mediata por dominio en la
organización, en Revista de Derecho Penal 2005-2: Autoría y Participación -
II, 1ra. edición, Rubinzal–Culzoni, Santa Fe 2006, págs. 9/28; Kai Ambos,
Dominio por organización. Estado de la discusión, en Derecho Penal
Contemporáneo- Revista Internacional, n° 19, ed. Legis, Bogotá, Colombia
Abril-Junio 2007, págs. 5/50; Pablo M. Poggetto, La autoría penal en los
delitos cometidos a través de organizaciones jerarquizadas, ed. Ad-Hoc, Bs.
As. 2004, págs. 61/85).
Por lo tanto, Argentino Cipriano Tauber deberá
responder a título de coautor mediato de los hechos que se le incriminan,
los cuales serán analizados infra.
VI.- Que para ello, resulta de particular importancia
establecer cuáles eran los lugares de detención –denominados
indistintamente en la causa CCD (centro clandestino de detención), LRD
(lugar de reunión de detenidos) o LTD (lugar transitorio de detención)–, su
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ubicación y dependencia funcional, cuya existencia dentro del Área de


Seguridad 511 está plenamente acreditada (cf. informe de la CONADEP y
sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional Federal en la causa n° 13/84; cf. Fallos 309-1:170/1), y que
son los siguientes: La escuelita, en terrenos del Ejército aledaños al
camino de la Carrindanga; dentro del Batallón de Comunicaciones de
Comando 181: a) ex gimnasio del Batallón, b) sala de guardia o retén de
guardia y calabozos, c) sala u oficina del Capellán y d) el galpón y en la
zona urbana un galpón ferroviario en inmediaciones de la estación de
Ferrocarril.
Para analizar debidamente lo atinente al funcionamiento
de estos lugares denominados en los reglamentos militares como “de
reunión de detenidos” (LRD), debe recordarse el modus operandi empleado
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por las Fuerzas Armadas en esa época que en síntesis consistía en: 1ro.)
detención/secuestro; 2do.) cautiverio en centros clandestinos de
detención; 3ro.) interrogatorio y torturas; 4to.) destino final, ya sea: a)
muerte/desaparición física, o b) liberación o legalización (vulgarmente
conocido como “blanqueo”).
De los testimonios obrantes en la causa puede
concluirse que dentro del Área 511 (a cargo del imputado durante la mayor
parte del año 1976), con los elementos humanos y materiales de que
disponía y sus diversos CCD/LRD, se llevaron a cabo todas y cada una de
las etapas mencionadas.
VII.- Que se analizará cada uno de los hechos
incriminados al imputado (que serán identificados por los nombres de las
víctimas), comenzando con aquellos por los que ha sido procesado, para
seguir luego con aquellos en los cuales se dictó la falta de mérito, decisión
que no satisface a la parte acusadora y a los representantes de las
víctimas.
A–1)- Procesamientos en la instancia de grado:
a)- Hugo Washington BARZOLA: fue detenido por
personal del Batallón (reconoció entre ellos al Subt. Gandolfo; v. Lista
Nominal de Jefes y Oficiales, n° de orden 11; Libro Histórico del Batallón
de Comunicaciones de Comando 181 – Año 1976; f. 6.299 de la causa
principal), llevado por unas horas a un lugar donde había más personas y
se interrogaba a una mujer bajo torturas; luego fue alojado en el ex
gimnasio del Batallón bajo custodia de los integrantes de la banda de
música que a veces ensayaban allí (detalle que también recuerdan
Laurencena y Dejter) y a disposición del Capitán Otero (4to. en el orden de
la citada Lista Nominal de Jefes y Oficiales del Batallón). Todo el tiempo se
movilizaron dentro de las dependencias del Batallón de Comunicaciones de
Comando 181, lugar que le era familiar en razón de su actividad como
radioaficionado. Tanto su detención (20/7/1976) como los cincuenta y dos
días de privación de su libertad, transcurrieron durante la jefatura del
imputado (v. causa 109 (18)). No se ha acreditado que haya sufrido
tormentos.
b)- Braulio LAURENCENA: según consta en su
declaración, estuvo privado de su libertad desde el 18/8/1976 hasta el
06/9/1976, su detención estuvo a cargo de personal del Comando del Vto.
Cuerpo (My. Palmieri y Tcnel. Páez) y permaneció en el ex gimnasio del
Batallón de Comunicaciones de Comando 181, junto con Barzola y con un
joven apellidado Del Río. Su permanencia allí fue confirmada en su
indagatoria por el Tcnel. Páez (f. 145 vta. del anexo documental formado
por disposición de Presidencia a f. sub 623).
c)- Héctor FURIA: resulta acreditada su privación ilegal
de la libertad en dependencias del Batallón de Comunicaciones de
Comando 181 durante la jefatura del encartado (desde el 24/3/1976 al
21/4/1976) de las constancias obrantes en la causa n° 109(19), en
particular f. 1 (testimonio de su esposa, Odesa Di Giuliani de Furia), f. 2 (el
“certificado de detención” entregado por el Ejército Argentino) y f. 7
(declaración de Abertano Quiroga ante la autoridad de instrucción militar
de fecha 16/01/1987, quien estuvo detenido con Furia).
d)- Ricardo Gabriel DEL RÍO: fue visto por Laurencena
mientras estuvieron privados de su libertad en el ex gimnasio del Batallón,
durante la jefatura del imputado; sin embargo Del Río apareció abatido en
un supuesto enfrentamiento en la calle 17 de Mayo al 1.800 en la
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madrugada del 07/12/1976, sin que conste su previa liberación (cfr. c. n°


109(13): fs. 1/4 –denuncia ante la CONADEP– y f. 217/vta. declaración ante
esta Cámara del 13/5/1986).
La responsabilidad de Tauber por el homicidio deriva
de no haber hecho cesar los riesgos que liberase con la detención ilegal de
la víctima.
e)- Orlando Luis STIRNEMAN: (c. n° 86(15), testimonio
ante la CONADEP del 10/5/1984 a fs. 13/15), fue secuestrado en la
localidad de Malabrigo (Pcia. de Santa Fe) y traído a Bahía Blanca en
avión, llevado sin vendaje ni capucha alguna, a instalaciones del Batallón
de Comunicaciones 181, a un galpón –que describe– durante quince días,
para seguir luego su cautiverio en otro CCD conocido como la “Escuelita”
que se hallaba en la misma jurisdicción. En ambos lugares fue torturado.
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Vio –entre otros– a Víctor Benamo.


f)- Víctor BENAMO: detenido en Banfield el 23/4/1976,
traído a Bahía Blanca a un CCD desde el cual se escuchaba el tren (la
“Escuelita”), donde estuvo cautivo y fue sometido a múltiples tormentos
hasta que fue trasladado a la cárcel de Villa Floresta el 26/5/1976 y
posteriormente al penal de Rawson, donde estuvo con Stirneman
(declaraciones testimoniales la víctima del 07/12/2006 y el 20/02/2007;
fs. sub 129/132 y sub 133/134 vta., del anexo documental formado por
disposición de Presidencia a f. sub 623).
g)- Pablo Francisco FORNASARI y Juan Carlos
CASTILLO: detenidos el 25/6/1976 en un operativo en la RN3 entre
Médanos y Bahía Blanca (Área 511). Al mando del mismo se encontraba el
Capitán Otero (oficial del Batallón de Comunicaciones como quedó
establecido supra). El vehículo en el que transitaban era de propiedad de
Juan Carlos Castillo (camioneta) y con ellos venía Juan Oscar Gatica a
quien habían levantado en Médanos. Todos fueron detenidos y llevados a
un calabozo del Batallón de Comunicaciones 181. A Castillo se lo llevaron
al otro día (26 de junio), mientras que Fornasari fue retirado de allí el
02/7/1976 (cfr. c. n° 109(10), agregada a la c. n° 109(5), fs. 26/28
declaración testimonial de Juan Oscar Gatica ante esta Cámara el
05/3/1987).
Con fecha 04/9/1976 aparecen muertos junto con
Zulma R. Matzkin y Manuel M. Tarchitzky en un operativo militar
realizado en calle Catriel n° 321; previo a ello fueron vistos en la
“Escuelita” sin que conste su previa liberación.
h)- Estrella Marina MENNA de TURATA: (cf. c. n° 86(8),
testimonio ante la APDH, ratificado el 06/02/1987 ante este Tribunal, fs.
161/165 y f. 187/vta., respectivamente) fue secuestrada el 20/7/1976
por personal de Ejército uniformado, llevada al Batallón de
Comunicaciones 181 y alojada en una habitación que tenía un cartel que
decía “Capellán”. Al lado se encontraba la oficina de guardia y allí le tomó
sus datos el Capitán Otero –v. supra a)–, le vendaron los ojos y la
trasladaron a un lugar descampado como si estuviera en el campo
(descripción que coincide con la “Escuelita”) donde escuchó lamentos,
gritos de dolor, simulacros de fusilamiento y amenazas varias; se le
preguntó por Zulma Raquel Matzkin a quien conocía, y momentos después
escuchó la voz de ella que le hablaba, dándole la impresión de que no
estaba vendada; permaneció atada a la intemperie hasta que perdió el
conocimiento; despertó nuevamente en la “sala del Capellán”, donde fue
atendida por un médico y visitada por el propio imputado. Se escuchaba
ensayar a la banda de música. Allí también estaba Cristina Jessene que
era la hija del cónsul francés; Felicitas Baliña, que era enfermera en el
Hptal. Penna, y una señora mayor de Ing. White que había sido detenida
junto con sus dos hijos. Fue interrogada –entre otros– por Tauber.
A fines de agosto fue llevada a la U-4 de Villa Floresta,
de allí a la cárcel de Villa Devoto (previa escala en Azul donde subieron
más detenidas), luego a Olmos donde nació su hija el 21/12/1976, para
volver a Villa Devoto nuevamente hasta que recobró su libertad en junio de
1977.
i) María Felicitas BALIÑA: detenida el 23/7/1976 en su
hogar por diez personas con uniforme de fajina verde, armados. Fue
llevada a un edificio y conducida a una sala amplia, donde se sacó la
capucha. Allí había por lo menos veinte personas detenidas, entre ellas
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una señora de Ing. White que había sido detenida con sus hijos. Fue
llevada más tarde a una habitación más pequeña, donde se encontraban
detenidas una chica embarazada –Estrella Menna de Turata– que le
comentó haber visto a Matzkin y otra llamada Cristina Jessene, quien fue
liberada unos diez días después. También fue llevada allí la señora de Ing.
White. A cargo del lugar estaba el imputado en autos, Tcnel. Tauber (cf. c.
n° 86(8), fs. sub 166/168 –denuncia ante la APDH–; y fs. sub 214/216 del
anexo documental formado por disposición de Presidencia a f. sub 623).
Fue liberada el 11/8/1976, previa entrevista con el
imputado, que le ofreció un certificado de su detención, que no aceptó,
pero que cuatro días después fue a buscar y le fue extendido.
j)- Cristina JESSENE de FERRARI: estuvo privada de
su libertad en el Batallón de Comunicaciones de Comando 181, en la “sala
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del Capellán”; ello surge de los testimonios mencionados, como también de


la declaración de Catalina Canossini de Sampini, que compartió dicha sala
(v. causa n° 109(5), f. 23/vta.; declaración ante esta Alzada el 03/02/1987);
asimismo, por la denuncia radicada por su padre a raíz de su secuestro
(causa n° 237, agregada a la c. n° 109(5)).
k)- Zulma Raquel MATZKIN: fue secuestrada de su
lugar de trabajo el día 19/7/1976, y apareció muerta junto a Castillo,
Fornasari y Tarchitzky en un presunto enfrentamiento durante un
operativo militar realizado en calle Catriel n° 321. Todos fueron vistos
antes en la “Escuelita” sin que conste su previa liberación (v. supra
testimonio de Estrella Menna de Turata).
l)- Julio Alberto RUIZ, Rubén Alberto RUIZ y Pablo
BOHOSLAVSKY: los nombrados fueron secuestrados entre el 19 y el 20 de
octubre de 1976, trasladados a la “Escuelita” donde permanecieron en
cautiverio en condiciones infrahumanas y fueron sometidos a
interrogatorios bajo torturas. Se los liberó el 22/11/1976 dejándolos
abandonados en un descampado donde sin solución de continuidad fueron
“encontrados” por personal de Ejército (todos oficiales según la declaración
de Bohoslavsky en el marco de los “Juicios por la Verdad”; audiencia del
08/7/2000) subidos a un vehículo del Batallón de Comunicaciones de
Comando 181 a donde fueron llevados. Allí permanecieron detenidos hasta
que el 12/12/1976 se les informó que serían sometidos a Consejo de
Guerra, por el que fueron condenados el día 17/12/1976 (v. fs. sub 18,
sub 73/76 y sub 116/118 del sumario del Consejo de Guerra: Letra 5J7
n°1040/7) y luego trasladados a unidades penitenciarias (Villa Floresta y
Rawson) donde cumplieron sus condenas.
El testimonio de Bohoslavsky es coincidente con el de
Julio Alberto Ruiz ante esta Cámara el 30/01/1987 (causa n° 86(13), fs.
267/270 vta.), por lo que se concluye que se trató sólo de una variante
más de la última fase en la secuencia delictiva del modus operandi
desplegado por las Fuerzas Armadas y de Seguridad en la llamada “lucha
contra la subversión” durante el período investigado (“blanqueo”).
A–2)- En los casos analizados supra debe considerarse
acreditada la participación del imputado sea en forma directa o a través de
los recursos humanos o materiales bajo su mando, pues los hechos
ocurrieron en la jurisdicción del Área 511 e involucraron al Batallón de
Comunicaciones de Comando 181, y por ello el procesamiento debe
confirmarse.
B–1)- Casos por los que se dictó la falta de mérito:
a)- Simón León DEJTER: fue detenido el 09/9/1976 en
Algarrobo, lo vendaron, encapucharon y lo subieron a un vehículo; tras un
tiempo de viaje llegaron a un lugar, en un primer piso donde pasó tres días
sin novedad; luego se lo interrogó en otra habitación y se le hizo firmar
una declaración. Lo devolvieron a una sala sin la capucha, donde había
por lo menos treinta personas, lugar al que identifica como el ex gimnasio
del Batallón de Comunicaciones y –al igual que en otras declaraciones–
afirma los custodiaba la banda de música. Fue liberado el 21/9/1976 (cf.
c. n° 109(15), fs. 1/2 –denuncia ante la CONADEP– y fs. 230/231
declaración por ante el a quo del 08/5/1986).
b) Rubén Héctor SAMPINI: era el socio de Juan Carlos
Castillo. Fue secuestrado junto con su madre –Catalina Canosinni de
Sampini– y su hermano –Armando Oscar Sampini– por personal de
Prefectura Naval Argentina que los llevó a dependencias de dicha fuerza en
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Expediente nro. 65.230 – Sala Única – Sec. 1

Ing. White (Área 511), de donde fueron retirados por personal del Ejército,
llevados a dependencias del Vto. Cuerpo, y de allí al Batallón de
Comunicaciones de Comando 181, donde los encapucharon y los dejaron
en una sala más grande donde había más personas. Al otro día les fueron
retiradas las capuchas a su madre y hermano, quienes se percataron de
que Rubén Héctor ya no se encontraba allí. La Sra. Canossini de Sampini
fue conducida a la “sala del Capellán” –v. supra A-1, puntos h) e i)–. No
volvieron a ver a Rubén, quien aún se encuentra desaparecido.
Todo ello surge de las declaraciones prestadas ante esta
Cámara el 03/02/1987 por Armando O. Sampini y su madre Catalina
Canossini de Sampini (cf. causa n° 109(5), fs. 16/18 y f. 23/vta.; v.
declaraciones de Menna de Turatta y Baliña, ya citadas).
Procede estar a que Sampini fue asesinado; por la
USO OFICIAL

presunción de su muerte conforme a los fundamentos vertidos por este


Tribunal en la causa nro. 65.213 “Mansueto Swendsen” del 17/02/2009
(cons. 4to. al analizar los casos de Junquera y González de Junquera).
c)- Nélida Esther DELUCHI: (v. denuncia ante la
CONADEP del 21/6/1984 a fs. 1/7 de la causa n°86(21), su ratificación
ante esta Alzada el 06/02/1987 a fs. 188/189 de la causa n°86(8), y su
declaración –también ante este Tribunal– durante los Juicios por la
Verdad, audiencia del 07/7/2000). Su cautiverio se extendió desde la
madrugada del 5 hasta la noche del 19 del mes de agosto de 1976. El
primer lugar donde fue llevada era un galpón (que coincide con el descrito
por Stirneman; v. supra A-1-e), donde fue torturada con picana eléctrica;
luego –vendada– la sacaron de allí; despertó atada a una cama en un lugar
que por la descripción sería el CCD conocido como la “Escuelita”, donde
había más detenidos, entre ellos una enfermera del Hptal. Penna (que
tiempo después identificaría como Pedersen). A los diez días fue llevada
galpón donde había estado la primera vez, y fue interrogada sin tortura por
el “Tío” (quien se encontraba acompañado de otras personas); permaneció
en la “Escuelita” hasta su liberación.
d)- María Cristina PEDERSEN: (v. denuncia ante la
APDH y su ratificación ante esta Alzada el 02/02/1987 a fs. 169/173 y
183/vta., respectivamente, de la causa n°86(8), y su declaración –también
ante este Tribunal– durante los Juicios por la Verdad, audiencia del
29/11/1999). Secuestrada en la mañana del 04/8/1976 y llevada a la
“Escuelita” donde fue interrogada durante dos días bajo amenazas de
pasarle electricidad por el cuerpo; luego de cuatro o cinco días sin novedad
fue subida a una camioneta y llevada a un lugar que parecía ser un galpón
(v. supra A-1-e) donde la interrogaron con torturas, la fotografiaron y la
llevaron nuevamente a la “Escuelita” donde estuvo hasta su liberación el
10/9/1976. Entre sus compañeros de cautiverio identifica a Deluchi.
e)- Mario Edgardo MEDINA: Se expone en el
requerimiento de instrucción (f. sub 152/vta.), luego de su detención (el 23
de marzo de 1976) estuvo en dependencias del Vto. Cuerpo y luego fue
llevado por el camino de la “Carrindanga” hasta la zona de las caballerizas.
Allí fue separado de su mujer y llevado a un galpón e interrogado bajo
torturas, para luego ser llevado a la “Escuelita”. El modus operandi resulta
muy similar al descrito en los dos casos anteriores, por lo que podría
arribarse a igual conclusión. Ingresó a la U-4 de Villa Floresta en la primer
semana de abril de 1976 (cf. Sobre n°12- Caja 7: cuaderno secuestrado en
la Unidad Carcelaria de Villa Floresta, procedimiento que consta a fs.
855/856 de la causa 11 (c); v. letra “M”, 8vo. asentamiento). No existiendo
elementos de juicio en punto a la detención y la suerte corrida por el
nombrado con anterioridad a su paso por la U-4, corresponde confirmar la
falta de mérito del encartado por este hecho.
f)- Manuel Mario TARCHITZKY: apareció muerto junto
con Juan C. Castillo, Zulma R. Matzkin y Pablo F. Fornasari en un
operativo militar llevado a cabo en calle Catriel n° 321 en la noche del
04/9/1976 (v. causa n° 103, agregada a la causa n° 109 (5)). Procede
responsabilizar a Tauber por el homicidio cometido con alevosía y con el
concurso de tres o más personas. No hay elementos de juicio para
responsabilizar al causante por los delitos anteriores cometidos contra su
persona.
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Expediente nro. 65.230 – Sala Única – Sec. 1

g)- Carlos Alberto RIVERA: secuestrado de su domicilio


el 1°/10/1976, fue oído en la “Escuelita” entre el 4 y 5 de diciembre (v.
testimonio de Julio Alberto Ruiz en causa n° 86(13), ya citado) y apareció
abatido el 07/12/1976 junto con Ricardo Gabriel Del Río en calle 17 de
mayo al 1800, sin que conste su liberación previa. Se impone la
revocatoria de la falta de mérito por este hecho por lo dicho al analizar el
hecho de Ricardo Gabriel Del Río (A-1) d)) a lo que se remite.
h)- Roberto Adolfo LORENZO y Cristina Elisa
COUSSEMENT: aparecieron muertos en un supuesto enfrentamiento
durante un control de ruta en inmediaciones del paraje “La Vitícola” en la
RN 33, km. 12 (18/9/1976). Coussement había sido secuestrada junto a
su pareja, José Luis Peralta, en Mar del Plata entre el 6 y el 10 de agosto
de 1976; Lorenzo por su parte habría sido secuestrado junto con el
USO OFICIAL

matrimonio Sotuyo en la casa de éstos (San Lorenzo n° 740). De las


declaraciones de María Cristina Pedersen (c. n° 86(8), fs. 169/173:
testimonio ante la APDH, ratificado el 02/02/1987 ante esta Alzada a f.
183/vta.; v. también su testimonio en los Juicios por la Verdad, audiencia
del 29/11/1999) surge la presencia de todos ellos en el CCD la “Escuelita”.
i)- José Luis PERALTA y Ricardo GARRALDA: fueron
secuestrados junto a sus parejas, Peralta en Mar del Plata junto a
Coussement entre el 6 y el 10 de agosto de 1976, y Garralda el 23 de julio
de ese año junto a María Graciela Izurieta (con quien esperaba un hijo) del
domicilio conyugal en calle 11 de Abril al 300 de esta ciudad. De las
declaraciones de María Cristina Pedersen surge la presencia de todos ellos
en el CCD la “Escuelita”. Pese a ello, Peralta y Garralda aparecieron
muertos el 18/9/1976 en un presunto enfrentamiento durante un
operativo militar en la esquina de las calles Gral. Paz y Dorrego, sin que
conste una previa liberación; el Dr. Castex –Médico Legista– luego de
analizar los informes periciales de necropsias sobre los cuerpos de los
nombrados realizados en la época de los hechos, concluyó en la
imposibilidad de que los “abatidos” hubieran estado disparando (c. n° 86(8),
fs. 196/201 vta.).
j)- Enrique HEINRICH y Miguel Ángel LOYOLA: fueron
secuestrados el 1°/7/1976 y aparecieron maniatados y muertos
acribillados a balazos en el km. 11 de la RN 33 –paraje denominado
“Cueva de los Leones”– el 04/7/1976. De las constancias de autos, no
surge indicio alguno que indique que los nombrados hayan pasado por la
“Escuelita” o algún otro CCD del Área 511 o que vincule al Ejército
Argentino con el hecho [y por ende al imputado], pues la metodología
utilizada es poco usual y difiere enormemente de la usada en otros
secuestros (c. n° 212, “LOYOLA, Miguel Ángel víctima de privación ilegal
libertad y homicidio calificado en Bahía Blanca”; y c. n° 226, “HEINRICH,
Enrique víctima de privación ileg. de la libertad y homicidio calificado en
Bahía Blanca”; v. informe del Dr. Smirnoff –médico de policía en turno– a
fs. 9/10, acta del 04/7/1976, tenidas a la vista para la decisión).
k)- Ángel Enrique ARRIETA: surge de la causa n° 281
“ARRIETA de CARLSON, Emilia Elena s/den. por secuestro y posterior
homicidio de ÁNGEL ENRIQUE ARRIETA” y su agregado c. n° 227,
“ARRIETA, Ángel Enrique y TRUJILLO, Carlos Oscar s/víctimas de privación
ilegal de la libertad y homicidio”, que al igual que Carlos TRUJILLO, fue
secuestrado aproximadamente el 20/8/1976. Ambos fueron hallados
muertos en un descampado cercano al B° Saladero el 24/8/1976; sus
cuerpos estaban maniatados y tenían heridas de bala en la cabeza. Al
igual que el caso anterior, no hay elemento que permita inferir la
participación de personal del Ejército Argentino en los secuestros o un
previo cautiverio en algún CCD del Área 511 (v. c. n° 227, declaración de
María Inés Valdebenito de Valeria, a fs. 22/23 –del 31/8/1976– y la
denuncia del secuestro a fs. 36 vta./37 –21/8/1976–).
l)- Hecho en el que resultaron víctimas Daniel
HIDALGO y Olga Silvia SOUTO CASTILLO: Ambos fueron ultimados en
un presunto enfrentamiento en el departamento que ocupaban en el
edificio de calle Fitz Roy n° 137 de esta ciudad (v. causa n° 185 “GARCÍA,
Delia Esther, HIDALGO, Daniel Guillermo s/Identificación y entrega de
cadáver”, f. 1/vta. del acta policial). Esta Cámara ya se expidió respecto de
este hecho en la causa n° 65.218 “García Moreno...” del 27/02/2009 a la
que cabe remitirse; allí, con la provisoriedad inherente a esta etapa
Poder Judicial de la Nación

Expediente nro. 65.230 – Sala Única – Sec. 1

procesal, se concluyó que no existió una real “resistencia armada” y que


este operativo llevado a cabo por elementos del Ejército y dentro de la
jurisdicción de incumbencia del imputado (Área 511) se dirigió
directamente a la eliminación de ambas personas.
ll)- Néstor José DEL RÍO: resultó malherido en un
frustrado intento de secuestro en el B° Comahue el 17/3/1976, y se lo
internó en el Hptal. Municipal, donde sujetos armados lo asesinaron a
balazos en la sala de neurocirugía cuatro días después. No se pudo
establecer conexión alguna con personal o recursos del Ejército Argentino
o de fuerzas de seguridad subordinadas a éste (v. intimación del hecho).
m)- Daniel José BOMBARA: detenido el 29/12/1975
por personal de Policía fue llevado a la delegación “Cuatrerismo”, quedó
malherido luego de supuesto intento de fuga en ruta 229, se lo llevó al
USO OFICIAL

Hptal. Militar del Vto. Cuerpo, a la Comisaría Primera y a la U-4 donde se


habría producido su muerte el 02/01/1976. Durante el traslado del
cadáver, el mismo habría sido robado en la intersección de las calles
Florida y Alem (cf. causa nº 242 “BOMBARA, Daniel José su tentativa de
evasión y posterior muerte en Bahía Blanca”; v. también testimonio en el
Juicio por la Verdad de Eduardo Enrique Madina, audiencia del
12/4/2000). El hecho, al que se le dio inmediata difusión periodística (cf.
causa nº 242, f. 9), sucedió en el Área 511, y a diferencia del caso anterior,
se encuentra acreditada la participación de fuerzas de seguridad
subordinadas al Ejército Argentino.
n)- Casos en los que resultaron víctimas Horacio
Alberto LÓPEZ y Estela Clara DI TOTO (c. n° 86(20), f. 1/vta. denuncia
del 11/7/1984 ante la CONADEP; f. 2/vta. testimonio presentado ante la
Comisión de Derechos Humanos de la U.C.R.; todo posteriormente
ratificado ante esta Alzada a fs. 132 y 133), Rudy Omar SAIZ (c. n° 110,
fs. 33/34: declaración ante la instrucción militar del 14/01/1987),
Eduardo HIDALGO (c. n° 86(13), fs. 214/219 declaración ante la APDH
ratificada ante esta Alzada a f. 287/vta. el 03/02/1987), Juan Carlos
MONGE (c. n° 86(13), fs. 206/213 declaración ante la APDH ratificada ante
esta Alzada a f. 308/vta. el 13/02/1987), Héctor NÚÑEZ (c. n° 139
agregada a la c. n° 86 (14), f. 16/vta. y causa 86(21), f. 218/vta.), Claudio
COLLAZOS (c. n° 86 (14), fs. 1/3 y 4: denuncia ante la CONADEP) y
Manuel VERA NAVAS (c. n° 109 (14), fs. 1/2: denuncia ante la CONADEP;
y c. n° 109 (13), fs. 219/220: ratificación ante el Juzgado Federal de Bahía
Blanca –hoy J.F. n°1– del 14/5/1986): estos testimonios corresponden a
víctimas que sobrevivieron a su cautiverio en el CCD la “Escuelita”, donde
fueron retenidos contra su voluntad durante el período en que la Jefatura
del Área 511 estuvo a cargo del imputado, sometidos a interrogatorios bajo
torturas y otros vejámenes; asimismo de sus relatos puede extraerse la
presencia en dicho lugar de otras personas que fueron secuestradas pero
que no sobrevivieron.
ñ)- Mónica MORAN: fue secuestrada el 13/6/1976 en el
teatro “La Ranchería” en calle Rondeau n° 220 de esta ciudad y vista en la
“Escuelita” por Dora Seguel (c. n° 109(7), declaración C.F.A.B.B. del
13/01/1987 a fs. 17/18vta.), Pedro Daniel Maidana (c. n° 109(7),
declaración C.F.A.B.B. del 14/01/1987 a fs. 19/20), Graciela Ana
Kalnisko (c. n° 109(7), declaración C.F.A.B.B. del 08/01/1987 a fs.
21/23vta.) y Gladis Sepúlveda (c. n° 96, “Denuncia Gladis Sepúlveda para
investigar el fallecimiento de Mónica Morán” agregada a la c. n° 109(7)). Sin
que conste su previa liberación, aparece como “abatida” en un
enfrentamiento ocurrido el 24/6/1976 en una finca sita en la esquina de
las calles Santiago del Estero y Nicaragua; con el informe pericial realizado
por el Dr. Castex sobre el cadáver –exhumado– de la víctima (c. n° 109(7),
fs. 207/214), se da por tierra con la hipótesis del enfrentamiento,
concluyendo en la inexistencia del mismo, lo que también surge de los
testimonios de los vecinos del lugar (c. n° 109(7), fs. 46/47 vta. –Sr. Casali–
y fs. 48/50 –Sr. Minoldo–).
o)- María Eugenia GONZÁLEZ de JUNQUERA y Néstor
Oscar JUNQUERA: el matrimonio Junquera fue secuestrado de su hogar
el día 09/11/1976 (cf. c. n° 86(9), “Subsecretaría de Derechos Humanos
s/Denuncia (GONZÁLEZ, María Eugenia; JUNQUERA, Néstor Oscar)”, v.
declaraciones testimoniales de Oscar Roberto Berlato y de Francisco Ángel
Purretta –vecinos del lugar– ambas del 26/2/1987 ante esta Cámara, a fs.
Poder Judicial de la Nación

Expediente nro. 65.230 – Sala Única – Sec. 1

162/163 vta. y f. 165/vta., respectivamente). Los dos fueron vistos en la


“Escuelita”, donde fueron sometidos a torturas (cf. testimonios brindados
por Juan Carlos Monge en c. n° 86(13) citados supra, y en c. n° 86(9) a fs.
166/167, declaración ante esta Alzada del 26/2/1987). Continúan
desaparecidos, razón por la cual se imputa a estos hechos como homicidio
calificado de acuerdo al título legal que se configura en la parte dispositiva
(cf. CFBB nro. 65.132 “Masson”, del 14/08/2008, punto 5.a)).
p)- Dora Rita MERCERO de SOTUYO y Luis Alberto
SOTUYO: secuestrados de su domicilio conyugal en calle San Lorenzo n°
740 el 14/8/1976 por una patrulla militar, en operativo que luego se hizo
público a través de un comunicado de prensa falso en su contenido (como
medida de acción psicológica; cfr. causa n° 11/86, fs. 964/970 vta.,
declaración indagatoria del Gral.Br. Adel Edgardo Vilas prestada ante esta
USO OFICIAL

Cámara en el año 1987; y c. n° 88 “Zubiri de Mercero, Dora Angélica


s/Dcia. Presunta privación ilegítima de la libertad”, nota periodística en
diario La Nueva Provincia del 15/8/1976 a f. 78). Fueron vistos en la
“Escuelita” por Juan Carlos Monge (c. n° 86(13), testimonio de fs. 206/213,
ratificado ante esta Alzada a f. 308/vta. el 13/02/1987).
La calificación delictiva es la del apartado anterior por
iguales fundamentos.
q)- María Graciela IZURIETA (alias “la Corta”): fue
secuestrada el 23 de julio de 1976 junto a su pareja, Ricardo Garralda, del
domicilio de ambos en calle 11 de Abril al 300. Estaba embarazada y son
muchos los testimonios que la ubican en la “Escuelita” donde además dio
a luz, entre ellos: María Cristina Pedersen, Nélida Esther Deluchi, Juan
Carlos Monge (citados supra), Alicia Mabel Partnoy (expte. n° 69 –agregado
a la c. n° 86(8)–, fs. 185/202: denuncia realizada en abril de 1981 y
presentada ante numerosos organismos nacionales e internacionales; c. n°
95, fs. 106/110: declaración ante el Juzgado Federal de Bahía Blanca –hoy
J.F. n°1– del 09/8/1984; testimonio durante el Juicio por la Verdad,
audiencia del 30/11/1999), Oscar José Meilán y Vilma Diana Rial de
Meilán (Juicio por la Verdad; v. Disco correspondiente a la audiencia del
día 19/4/2000, títulos 1 y 2, respectivamente).
r)- Norma ROBERT DE ANDREU: Fue secuestrada el
15/10/1976 en la localidad de Carhué, partido de Adolfo Alsina (Área de
Seguridad 512; cf. decl. Gral. Vilas ya citada, fs. 864 vta./865), por
personas armadas vestidas de civil que se identificaron como miembros de
la Brigada de Investigaciones de Bahía Blanca. Aún continúa
desaparecida. Este hecho se tiene acreditado por las denuncias realizadas
por su padre, Jorge Robert (que presenció la detención) al interponer un
habeas corpus en 1977 (v. c. n° 224) y ante la CONADEP (cf. c. n°109, fs.
54/58); sin embargo, no se ha podido establecer que realmente hubiera
sido trasladada a algún lugar de detención que estuviera dentro de la
jurisdicción y bajo el dominio del imputado (Área de Seguridad 511).
s)- Mario Rodolfo Juan CRESPO (causa n°14: fs.
113/114, declaración ante la CONADEP del 09/01/1984; fs. 112 y 25,
declaraciones ante la Comisión Provincial por los Derechos Humanos de
Río Negro del 28/3/1984 y del 03/5/1984, respectivamente; fs. 115/117,
declaración ante el Juzgado Federal de Viedma del 20/3/1985; c. n° 13: fs.
366/367 declaración ante esta Alzada del 16/01/1987; y su testimonio en
el Juicio por la Verdad, audiencia del 05/4/2000): sufrió dos privaciones
ilegales de la libertad. La primera los primeros días de julio de 1976 en la
ciudad de Viedma (Área 513) de donde fue trasladado a Bahía Blanca (Área
511), a la delegación local de la Policía Federal (fuerza de seguridad
subordinada al Ejército); en ambos casos fue interrogado con violencia,
para ser liberado el 09/7/1976. El segundo hecho ocurrió el 15/11/1976,
cuando tras un fallido intento de secuestro en Viedma se apersonó en la
delegación Viedma de la P.F.A. con quien entonces era su suegro (Jorge
Atilio Rosas, Comisario de la Policía Bonaerense en esta ciudad de B.Bca.)
para averiguar porqué lo querían volver a detener; allí fue informado de
que lo requerían del Cdo. Vto. Cuerpo de Ejército, a donde se dirigió con su
suegro, quedando detenido de inmediato y trasladado al CCD la
“Escuelita” donde fue torturado y permaneció cautivo hasta el 17/01/1977
que se lo envió a la U-4 de Villa Floresta y pasó a estar a disposición del
P.E.N.
Poder Judicial de la Nación

Expediente nro. 65.230 – Sala Única – Sec. 1

t)- Casos en los que resultaron víctimas Darío ROSSI,


Patricia Irene CHABAT y Luis Miguel GARCÍA SIERRA: Todos estos
casos tuvieron principio de ejecución en una fecha en que el imputado ya
no tenía el mando del Área 511 o en una jurisdicción ajena a la misma
(Viedma, correspondiente al Área de Seguridad 513 a cargo del Tte. Cnel.
Padilla Tanco; cf. decl. Gral. Vilas ya citada, f. 863 vta.), esto último sin
perjuicio de que luego fueron traídos al CCD la “Escuelita” (e incluso a
Rossi lo hicieron aparecer como muerto en un supuesto enfrentamiento en
la intersección de las calles Panamá y Salta), pero todo ello ya durante la
jefatura de su consorte de causa y sucesor en el mando, Jorge Enrique
Mansueto Swendsen (ver respecto de García Sierra, fs. 147/150 de causa
86 (2)).

B–2)- Que por las razones expuestas en los casos


USO OFICIAL

analizados precedentemente, y a excepción de los supuestos desarrollados


en los parágrafos e), j), k), ll), r) y t) deberá ampliarse el procesamiento de
Argentino Cipriano Tauber abarcando los casos en los que resultaron
víctimas Dejter, Sampini, Deluchi, Pedersen, Tarchitzky, Rivera, Lorenzo,
Coussement, Peralta, Garralda, Daniel Hidalgo, Bombara, López, Di Toto,
Saiz, Eduardo Hidalgo, Monge, Núñez, Collazos, Vera Navas, Moran,
González De Junquera, Junquera, Mercero De Sotuyo, Sotuyo, María
Graciela Izurieta y Crespo, revocándose la falta de mérito dictada al
respecto.
En cuanto al resto de los casos en que se requirió la
revocación de la falta de mérito dictada (Medina, Loyola, Heinrich, Arrieta,
Néstor Del Río, Robert de Andreu, Chabat, Rossi y García Sierra), deben
rechazarse –parcialmente– los recursos, por los argumentos expuestos al
analizar cada uno de ellos.
VIII.- Que, en la necesidad de encuadrar legalmente los
casos por los que se amplía el procesamiento del imputado, se advierte que
la calificación legal que corresponde a los hechos debe ser modificada (aún
en ausencia de recurso), respecto de los tipos penales aplicables al caso,
pues por un imperativo de orden público lo correcto es tomar la redacción
vigente al momento en que ocurrieron los hechos (tempus regit actum).
IX.- Que en relación a la negativa a indagar respecto
del delito de asociación ilícita el a quo al dictar el auto de mérito a f. sub
589 consideró que los planteos habían sido resueltos a fs. 2733/34 y
5438/40 (fs. sub 292/293 vta. y sub 522/524 de este incidente) y que
dichas resoluciones se encontraban firmes.
El tema resulta sustancialmente idéntico al que el
Tribunal analizó en el consorte de causa Mansueto Swendsen, los que se
transcribirán al hacerlos suyos el Tribunal para este supuesto y a los fines
que esta resolución se baste a si misma.
Ellos son: “Que el a quo resolvió el requerimiento por el delito de
asociación ilícita con relación a Jorge Enrique Mansueto Swendsen a fs. sub 349/351, remitiendo a
una resolución anterior, la corriente a fs. sub 187/188 vta. de este incidente.
En una primera lectura habría que dar razón al juez, por cuanto la
desestimación por inexistencia del delito o atipicidad causa cosa juzgada material (cfr. BJCNCP
2006-3T- pág. 19, causa Capuchetti, Eduardo y otros), pero si bien se lee la resolución dictada a fs.
sub 292/293 vta. no lo fue erga omnes, como parece pensarlo el juez, sino únicamente con respecto
a Mario Alberto Casela, en efecto en ella solamente se resolvió: “Rechazar la imputación formulada
por el Ministerio Público Fiscal a fs. 2717/2718 en relación a Mario Alberto Casela en cuanto a la
coautoría de asociación ilícita agravada, por los motivos expuestos en los considerandos que
anteceden”.
Ya esta Cámara al analizar en “Masson, Jorge Aníbal s/ apel. falta de
mérito en c. 05/07:`Investig. delitos de lesa humanidad´” (expte. 65.132 del 14/08/2008) la postura
contraria al Juez Federal nro. 1 de la sede, esgrimida por la querella, con cita de Marcelo A.
Sancinetti y Marcelo Ferrante, dijo que, si bien se lee a dicha doctrina, la asociación ilícita podría
alcanzar a la mayor parte de los miembros que conforman la institución legítima, pero sólo al menos
en sus grados jerarquizados (M. A. Sancinetti – M. Ferrante, obra citada, pág. 247).
En aquella oportunidad se examinó el grado de responsabilidad penal de
quien durante el período investigado era subteniente, lo cual llevó a considerar que por su bajísimo
grado en el escalafón de oficiales no se encontraban acreditados los elementos típicos que exige la
figura. Distinto es el caso de autos, pues, como ya se dijo, el imputado era Jefe del Batallón de
Comunicaciones de Comando 181 y del Área 511, unidad de apoyo táctico, con el grado de
Teniente Coronel. De allí que corresponde realizar un nuevo análisis sobre el tema.
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Como se lo apuntara en ese precedente y teniendo en consideración


también lo dicho en el último párrafo del considerando anterior, el ilícito consiste en tomar parte en
una asociación o banda de tres o más personas destinada a cometer delitos por el sólo hecho de ser
miembro de la asociación (art. 210, 1er párrafo C.P. texto s/ ley 20.642).
Tradicionalmente se ha entendido que para la configuración del tipo
básico de asociación ilícita tres son las exigencias: a) existencia de un grupo de personas, con un
número mínimo de partícipes, b) un propósito colectivo de cometer delitos indeterminados, y c)
permanencia en el tiempo.
Sentado ello, y respecto de la inaplicabilidad de este ilícito a integrantes
de las fuerzas armadas o de seguridad que sostiene el a quo al remitirse a su resolución de fs. sub
187/188 vta., debe señalarse que esa postura carece –al menos– de fundamento normativo, ya que
en la figura básica del art. 210 del C.P. no se exige calidad ni condición especial alguna para ser
sujeto activo del delito. Por otro lado, en el caso “Arancibia Clavel” (Fallos: 327/3:3312), la Corte
Suprema de Justicia admitió la posibilidad del funcionamiento de una asociación ilícita en el seno de
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fuerzas de seguridad, para los supuestos de persecución de opositores políticos (o derecho penal
del enemigo), el supuesto de autos.
No hay dudas de que la pertenencia a un grupo de esas características se
puede disimular a través de la participación en una asociación con fines lícitos, que se podría
enquistar en el seno de una persona jurídica de cualquier tipo, incluso en instituciones públicas,
aprovechando las prerrogativas que ellas otorgan (vgr. de la impunidad que otorga el ejercicio
absoluto del poder público estatal). Esta posibilidad que desarrollan los ya citados Sancinetti y
Ferrante, no es para nada novedosa pues también lo entendía de esa manera Ricardo Núñez (cfr.
“Derecho Penal Argentino”, tomo VI, ed. Lerner, Bs. As. 1971, pág. 185); por lo que debe concluirse
que una asociación ilícita puede cobijarse dentro de las filas de las fuerzas armadas o de seguridad,
sin que ello implique tildar de “asociación ilícita” a tales instituciones, sino de afirmar la posibilidad de
que se configure una asociación ilícita en ámbitos en los que se haya ejercido, o se ejerza el poder.
Que, asimismo, en la obra de Sancinetti y Ferrante se expone que
“…cuantos más miembros de una organización estatal legítima estén comprometidos con la
comisión de delitos con cierto carácter permanente y obedeciendo a reglas ajenas al Estado de
derecho, más claramente configurará una asociación criminal la organización subinstitucional.” (ob.
cit., pág. 247 y sgtes., Hammurabi, Buenos Aires, 1999).
Todo ello permite determinar los rasgos generales exigidos para afirmar la
existencia de una asociación ilícita, y sostener la configuración de la misma enquistada en un órgano
estatal de tipo institucional como el Ejército Argentino, en la época de los hechos. Por tanto a esta
altura se considera que, en el caso, debe indagarse respecto de la posible existencia de una
organización de esas características.
Ello así, pues en el recurso interpuesto por la querellante, y a este
respecto, sólo eso solicita; y de los términos en que fue realizada la imputación y su puesta en
conocimiento al imputado, no puede colegirse con total certeza que la fórmula empleada -haber
formado parte de un plan criminal clandestino e ilegal que utilizó la estructura orgánica de las fuerzas
armadas y las de seguridad a ellas subordinadas, federales y provinciales- resulte comprensiva de la
totalidad de las circunstancias de hecho jurídicamente relevantes que asegure la protección del
derecho de defensa del imputado y la validez de actos futuros del proceso en orden al delito del art.
210 del C.P., todo lo cual veda el ejercicio de las facultades de competencia positiva de esta Alzada,
impidiendo que ello sea tratado como un problema de calificación legal.”
Corresponde pues, hacer lugar al recurso interpuesto
por la parte querellante en este punto, y ordenar al señor Juez de grado la
recepción de la declaración indagatoria a Argentino Cipriano Tauber por
entender esta Cámara que existe un grado de sospecha suficiente acerca
de la posible comisión del delito de asociación ilícita y la participación en él
del nombrado.
Por todo lo expuesto, SE RESUELVE: 1ro)- Hacer lugar
parcialmente a los recursos de apelación interpuestos por el Ministerio
Público Fiscal; la parte querellante y la Defensa (en los tormentos
irrogados a Barzola); modificar el grado de participación (por el de autor
mediato) y ordenar el procesamiento de Argentino Cipriano TAUBER, de
condiciones personales relacionadas (art. 306 CPPN), por hallarlo co-autor
mediato de los delitos de: a)- privación ilegal de la libertad agravada por
amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del
art. 142 inc. 1° del Código Penal según leyes 14.616 y 20.642), reiterados
en cinco oportunidades de los que resultaran víctimas: María Felicitas
Baliña, Simón León Dejter, Héctor Furia, Cristina Jessene de Ferrari y
Braulio Laurencena; b)- privación ilegal de la libertad agravada por el uso
de amenazas y violencia con una duración mayor a un mes (art. 144 bis
inc.1° y último párrafo en función del art. 142 incs. 1° y 5° del Código
Penal según leyes 14.616 y 20.642) en perjuicio de Hugo Washington
Barzola; c)- privación ilegal de la libertad agravada por haber sido
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cometida con amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en
función del art. 142 inc. 1° del Código Penal según leyes 14.616 y 20.642),
en concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter,
1er. párr. del Código Penal conforme ley 14.616) reiterados en seis
oportunidades de los que resultaran víctimas: Héctor Núñez, Claudio
Collazos, Estela Clara Di Toto, Horacio Alberto López, Eduardo Alberto
Hidalgo y Manuel Vera Navas; d)- privación ilegal de la libertad agravada
por haber sido cometida con amenazas y violencia con una duración
mayor a un mes (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art.
142 inc. 1° y 5° del Código Penal según leyes 14.616 y 20.642), en
concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er.
párr. del Código Penal según ley 14.616) reiterados en diez oportunidades
de los que resultaran víctimas: Víctor Benamo, Rudy Omar Saiz, Juan
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Carlos Monge, Mario Rodolfo Juan Crespo, María Cristina Pedersen,


Estrella Marina Menna de Turata, Pablo Bohoslavsky, Julio Alberto Ruiz,
Rubén Alberto Ruiz y Orlando Luis Stirneman; e)- privación ilegal de la
libertad agravada por haber sido cometida con amenazas y violencia (art.
144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 inc. 1° del Código
Penal según leyes 14.616 y 20.642), en concurso real (art. 55 C.P.) con
imposición de tormentos de los que resultaron lesiones gravísimas (art.
144 tercero, 2 del Código Penal texto actual arg. art. 2 C.P.), en perjuicio
de: Nélida Esther Deluchi; f)- privación ilegal de la libertad agravada por
amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del
art. 142 inc. 1° del Código Penal según leyes 14.616 y 20.642), en
concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter párr.
1 del Código Penal según ley 14.616) en concurso real (art. 55 C.P.) con
homicidio agravado por alevosía y por el concurso de tres personas por lo
menos (art. 80 incs. 2 y 6 del Código Penal según ley 21.338) reiterados en
cinco oportunidades de los que resultaron víctimas: Mónica Morán, Dora
Rita Mercero de Sotuyo, Luis Alberto Sotuyo, María Eugenia González de
Junquera y Néstor Oscar Junquera; g)- privación ilegal de la libertad
agravada por amenazas y violencia con una duración mayor a un mes (art.
144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 incs. 1° y 5° del
Código Penal según leyes 14.616 y 20.642), en concurso real (art. 55 C.P.)
con imposición de tormentos (art. 144 ter párr. 1 del Código Penal según
ley 14.616) en concurso real (art. 55 C.P.) con homicidio agravado por
alevosía y por el concurso de tres personas por lo menos (art. 80 incs. 2 y
6 del Código Penal según ley 21.338) reiterados en diez oportunidades de
los que resultaron víctimas Pablo Francisco Fornasari, Ricardo Garralda,
María Graciela Izurieta, Juan Carlos Castillo, Zulma Raquel Matzkin,
Cristina Elisa Coussement, Roberto Adolfo Lorenzo, José Luis Peralta,
Ricardo Gabriel Del Río y Carlos Alberto Rivera; h)- homicidio agravado por
el concurso de tres personas por lo menos (art. 80 inc. 6° del Código Penal
según ley 21.338) en perjuicio de Daniel José Bombara; i)- homicidio
agravado por alevosía y por el concurso de tres personas por lo menos (art.
80 incs. 2° y 6° del Código Penal según ley 21.338), reiterado en dos
oportunidades, en perjuicio de Manuel Mario Tarchitzky y Daniel
Guillermo Hidalgo; y j)- privación ilegal de la libertad agravada por
amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del
art. 142 inc. 1° del Código Penal según leyes 14.616 y 20.642), en
concurso real (art. 55 C.P.) con homicidio agravado por alevosía y por el
concurso de tres personas por lo menos (art. 80 incs. 2° y 6° del Código
Penal según ley 21.338) en perjuicio de Rubén Héctor Sampini. 2do.)-
Modificar, en consecuencia, la responsabilidad civil elevándola a la suma
de pesos veintiún millones ($21.000.000), teniendo en cuenta la
gravedad de los hechos, la infracción por el imputado a su deber de
garantía con los ciudadanos por ser funcionario público y las aflicciones
irrogadas, a los fines de atender la indemnización civil y las costas
(arts. 445 y 518 CPPN), debiendo cumplimentarse el embargo y la
inhibición de bienes, en su caso, por ante el Juzgado. 3ro.)- Confirmar la
falta de mérito en relación al encartado en los hechos correspondientes a
Mario Edgardo Medina, Miguel Ángel Loyola, Enrique Heinrich, Ángel
Enrique Arrieta, Néstor José Del Río, Norma Robert de Andreu, Patricia
Irene Chabat, Darío Rossi y Luis Miguel García Sierra por no existir
elementos de juicio suficientes. 4to.)- Disponer que se amplíe la
declaración del imputado por los hechos requeridos a fs. sub 150/179
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vta., que hayan sido cometidos en el Área 511 durante el tiempo de su


desempeño (07 de diciembre de 1974 al 26 de noviembre de 1976), por los
cuales no haya sido indagado; y por el delito de asociación ilícita (art. 210
del Código Penal).
Regístrese, notifíquese y devuélvase.

Augusto Enrique Fernández

Ángel Alberto Argañaraz


USO OFICIAL

Ricardo Emilio Planes

Nicolás A. Yulita
Secretario Federal (c)

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