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El Gobierno nacional en el Decreto 135 de 1996 regula los cobros por concepto de
derechos académicos en los establecimientos educativos estatales. También
establece que la autoridad competente, mediante reglamento territorial, determine
cuáles de las escalas se aplicarán en la jurisdicción que le corresponda, teniendo
en cuenta las características socioeconómicas y culturales existentes en la entidad
territorial y la existencia obligatoria de la escala de gratuidad.
Los gastos indirectos, tales como los derechos obligatorios cargados a los padres
(que en ocasiones se presentan como voluntarios cuando de hecho no lo son) o la
obligación de llevar un uniforme relativamente caro, también pueden entrar en la
misma categoría. Otros gastos indirectos pueden ser permisibles, a reserva de
que el Comité los examine caso por caso. Esta disposición no está en modo
alguno en conflicto con el derecho reconocido en el párrafo 3 del artículo 13 del
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales para los
padres y los tutores "de escoger para sus hijos o pupilos escuelas distintas de las
creadas por las autoridades públicas"; la Defensoría del Pueblo define a la
gratuidad de la educación como la ausencia total de cobros a los niños, padres o
tutores por concepto de costos directos o indirectos que se generen por la
prestación del servicio educativo.
Para ello la investigación contiene dos momentos: primero, un estudio de los actos
administrativos expedidos durante los años 2005 y 2006 por las secretarías de
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educación departamentales, distritales y de los municipios certificados que
establecían los cobros de derechos académicos y otros cobros en las instituciones
o centros educativos públicos del país; y segundo, estudios de caso realizados en
los distritos de Bogotá y Barranquilla en donde se calculó una muestra
representativa de 125 establecimientos educativos por distrito, para establecer, a
través de la aplicación de una encuesta, si para el año 2005 se aplicaban las
escalas de cobro de derechos académicos establecidas por el artículo 6º del
Decreto 135 de 1996 que regula los cobros por concepto de derechos académicos
en los establecimientos educativos estatales y si se daba cumplimiento a lo
establecido en los actos administrativos expedidos en el año 2005 que establecían
los cobros de derechos académicos y otros cobros en los establecimientos
públicos de su jurisdicción, o si por el contrario, se presentaba una ruptura entre el
diseño y la ejecución de la política pública educativa en esta materia.
Hallazgos de la investigación
A nivel nacional
Del análisis de los actos administrativos, se puede decir que algunos entes
territoriales simplificaban la labor de identificación del nivel socioeconómico de los
educandos a la identificación del estrato que aparece en un recibo de servicio
público, sin detenerse a identificar si las familias de estos niños estaban en
condiciones de pagar los costos educativos, cuando lo que debe identificarse es si
las familias perciben un ingreso de manera regular, o si por el contrario tienen
inestabilidad en sus ingresos, motivo este que dificulta el acceso y la permanencia
de los educandos en el sistema educativo.
Se puede afirmar que en el año 2005, de los 1098 municipios del país, 877
(79.87%) cobraban por concepto de derechos académicos y servicios
complementarios, los 221 (20.13%) municipios restantes no realizaban cobro
alguno por concepto de derechos académicos en educación preescolar y básica
primaria. Sin embargo, sí realizaban cobros por servicios complementarios tales
como sistematización de calificaciones y boletines, carnés, agendas que incluyen
el manual de convivencia, certificados y constancias de cualquier índole, entre
otros.
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En el año 2006, de los 1098 municipios del país, 803 (73.13%) cobraban por
concepto de derechos académicos y servicios complementarios, los 295 (26.87%)
municipios restantes no realizaban cobro alguno por concepto de derechos
académicos en educación preescolar y básica primaria. Sin embargo, sí realizaban
cobros por servicios complementarios tales como sistematización de calificaciones
y boletines, carnés, agendas que incluyen el manual de convivencia, certificados y
constancias de cualquier índole, entre otros.
En el año 2007, los departamentos que cobraban las tarifas más elevadas por
concepto de derechos académicos fueron Antioquia, Tolima, Caquetá y Cauca con
valores superiores a $120.000 anuales.
En el 2007, los municipios certificados que cobraban las tarifas más elevadas por
concepto de derechos académicos fueron Cartago y Cali con montos superiores a
los $60.300 anuales.
En el año 2008, los departamentos que cobraban las tarifas más elevadas por
concepto de derechos académicos fueron Antioquia, Huila, Cauca y San Andrés y
Providencia con valores superiores a $116.800 anuales.
En el 2008, los municipios certificados que cobraban las tarifas más elevadas por
concepto de derechos académicos fueron Cartago, Neiva y Duitama con montos
superiores a los $110.000 anuales.
El segundo ente territorial que por normativa permitía costos educativos altos es el
departamento del Tolima, de acuerdo con la Resolución No. 0022 de 16 de enero
de 2006 que amplió la vigencia de la Resolución No. 1189 de 10 de diciembre de
2004, ya que, aunque los menores en situación de desplazamiento, los menores
desvinculados del conflicto armado, los menores de edad hijos de personas
desmovilizadas de grupos al margen de la ley y los menores pertenecientes a
Sisbén 1 y 2 estaban exentos del pago por concepto de derechos académicos, la
resolución citada permitía a los establecimientos cobrar a los menores
pertenecientes a Sisbén 3 y ubicados en preescolar hasta $110.300 anuales y a
los menores pertenecientes a Sisbén 3 y ubicados en básica primaria hasta
$132.300 anuales por concepto de derechos académicos. Asimismo, para los
menores pertenecientes a Sisbén 4, 5 y 6, los establecimientos educativos
estaban autorizados a cobrar por concepto de derechos académicos en el nivel de
preescolar entre $110.301 y $132.300 anuales y en el nivel de básica primaria
entre $132.300 y $155.000 anuales. Además de lo anterior, todos los menores
debían cancelar cuotas adicionales por concepto de sistematización de informes
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escritos de evaluación, elementos de papelería, manual de convivencia, carné
estudiantil, aporte para material didáctico, certificados y constancias.
Es así como la Defensoría del Pueblo concluye que para los años 2005 y 2006 no
existe gratuidad en la educación básica primaria de acuerdo con el análisis
realizado a los diferentes actos administrativos que expiden las entidades
territoriales del nivel departamental, distrital y municipal.
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Finalmente, en el 2008, los municipios de Tumaco y Montería aparte del cobro de
derechos académicos contemplaban el cobro de inscripción de alumnos nuevos.
Los municipios de Envigado y Santa Marta contemplaban el cobro por comisión
bancaria.
En el Distrito de Bogotá
En el Distrito de Barranquilla
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se garantizaba la gratuidad total en los niveles educativos de preescolar y básica
primaria.
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puede ser un requisito que dificulte que este grupo poblacional vulnerable sea
totalmente beneficiado por lo establecido en la normativa.
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comedores escolares a cargo del ICBF; los 42 establecimientos restantes
cobraban una cuota de $300 por desayuno.
Recomendaciones
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Recomendar al Estado colombiano que le otorgue al tema social un papel
preponderante, de manera que se vea reflejado en un aumento en el gasto público
social, es decir, la asignación y utilización de mayores recursos en temas como
educación, salud, vivienda, generación de empleo, entre otros. En lo que se refiere
a la educación gratuita el tema de mayor asignación de recursos adquiere mayor
importancia si se tiene en cuenta que la Observación general Nº 11 del Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales dice que "El Estado Parte no puede
eludir la obligación inequívoca de adoptar un plan de acción alegando que no
dispone de los recursos necesarios. (...)" (párr. 9). Una mayor asignación de
recursos en educación, permitiría emprender programas y proyectos con el fin de
avanzar en la garantía plena de la gratuidad de la educación.
Exhortar al Estado colombiano para que realice propuestas que incluyan o hagan
participes, en el debate sobre políticas educativas, a todos los actores
relacionados con la educación (estudiantes, docentes, directivos, padres de
familia, determinadores de las políticas, entre otros), lo que implica ensayar
nuevas relaciones y tipos de colaboración entre lo estatal y lo privado, y entre los
padres, las directivas y los docentes. Sólo así se podrá construir el camino que
asegure el derecho a la educación y que sus beneficios alcancen a todos los
miembros de la sociedad sin importar su condición social.
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Exhortar al Ministerio de Salud, para que fortalezca y amplíe la cobertura de los
programas sociales de apoyo a la educación, especialmente los referidos a
nutrición. De modo que se mejoren las condiciones de salud –y por ende del
aprendizaje- de los estudiantes, complementando la educación inicial y primaria
con programas de alimentación y salud.
Requerir a la alcaldía del distrito de Barranquilla tomar las medidas correctivas del
caso, para que en los establecimientos educativos públicos de su jurisdicción se
identifique a los estudiantes hijos de familias afectadas por fenómenos naturales,
toda vez que el Decreto 216 de 2003, por el cual se expedía el reglamento
territorial de costos educativos y derechos académicos en la educación formal y no
formal para el año 2004-2005, establecía que para los hijos de familias que
resultaran afectados por fenómenos naturales se les garantizara la gratuidad,
siempre y cuando demostraran ser víctimas de la calamidad y/o del desastre pues
de acuerdo con el estudio esto no se venía cumpliendo.
Requerir a la alcaldía del distrito de Barranquilla para que tome las medidas
correctivas del caso con el objeto de que a los niños y niñas pertenecientes a los
estratos 1 y 2, así como a los hijos de madres cabeza de hogar, se les garantice la
escala de gratuidad en derechos académicos toda vez que el Decreto 216 de
2003, por el cual se expedía el reglamento territorial de costos educativos y
derechos académicos en la educación formal y no formal en el Distrito de
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Barranquilla para el año 2004-2005, establecía que para los hijos de madres
cabeza de hogar se les debía garantizar la gratuidad en derechos académicos,
teniendo en cuenta que el estudio evidenció lo contrario.
También se evidenció que uno de los colegios oficiales visitados (Colegio Nacional
Loperena) exigía a los alumnos textos escolares de una determinada editorial.
Asimismo, aunque en 8 colegios públicos de zona rural visitados, se comprobó
que no realizaban cobro alguno, los padres de familia debían asumir los costos de
uniforme, textos y kits escolares. En el municipio de Valledupar se visitaron 12
colegios privados y se comprobó que todos exigían a sus alumnos textos
escolares de una determinada editorial.
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visitadas que los padres de familia asumían los costos de útiles escolares y
uniformes.
Por lo anterior se puede decir que en algunas instituciones educativas públicas del
país en el año 2008 se realizaban cobros a las familias por concepto de
implementos de aseo e higiene personal; implementos propios del funcionamiento
de los establecimientos educativos; el suministro de servicios públicos; el uso de
equipos, espacios o pupitres ubicados al interior de las instituciones educativas; el
transporte escolar; la alimentación escolar; los uniformes; el uso de baños o
baterías sanitarias; entre otros; imponiendo barreras de orden económico que
dificultan el acceso y la permanencia en el sistema educativo e incumpliendo con
la obligación de garantizar la educación básica primaria.
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Finalmente, aunque no es competencia de la Defensoría del Pueblo intervenir en
temas de asignación y distribución de recursos por parte de la Nación a las
entidades territoriales, es preocupante observar que en departamentos, municipios
e instituciones educativas en donde se requiere de la acción inmediata,
permanente y eficiente del Estado, los recursos de transferencia lleguen de
manera inoportuna, configurándose, en este caso, una ineficiencia en la gestión de
los recursos y en los procesos administrativos adelantados por las entidades
estatales que es necesario que sean corregidas para próximas vigencias fiscales.
De no hacerlo se configuraría una barrera que impide el cumplimiento de algunas
obligaciones en materia de educación como son la implementación de la
educación básica primaria gratuita y la contratación oportuna de docentes,
afectándose así la continuidad en la prestación del servicio educativo, la
accesibilidad económica y la permanencia en el sistema educativo.
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