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MILITO EN H.I.J.O.S.

ERNESTO LEJDERMAN

'RECIEN A LOS 29 AÑOS ME DI


CUENTA DE QUE HABIAN
ASESINADO A MIS
PADRES'
Por
: Gerardo Yomal / Argenpress.org

Ernesto Lejderman es hijo de un argentino y una mexicana


asesinados por
el ejército chileno. Reproducimos a continuación el
reportaje que
le realizara el periodista Gerardo Yomal en su programa
Detrás de las
Paredes que se emite por FM Palermo.

-¿Te ponés mal cada vez que contás tu historia?

-Hasta hace tres años yo no se la contaba a nadie, ni


siquiera de la
familia. Así que desde el 2000 que empecé a contarla, al
principio
me costaba muchísimo y me movía muchas cosas. Igual,
cada vez que
la cuento, me quedo un rato conmovido después.
-Muchos de los que sufrieron el genocidio nazi se
'comieron' toda esa
historia durante muchos años, hasta que en algún
momento se
produce un click, un disparador, una situación.
-Lo bueno en estas cosas es hacerse cargo. Yo no me
hacía cargo de mi
problema, de mi historia, y recién hace tres años, cuando
tenía
29, me pude dar cuenta de que fui víctima de un terrorismo
de Estado.
A partir de que empecé a participar en H.I.J.O.S. y empecé
a ver a
otros compañeros y a conocer sus experiencias, que
algunos no estaban
bien, yo me empecé a mirar a mí, de a pasos..., fue un
proceso...
Me querellé penalmente contra los asesinos de mis padres
en Chile y
luego de eso me sentí muy bien, pero vino un momento
muy largo de
depresión que duró más de un año, y tuve la necesidad de
empezar un tratamiento psicológico con el cual estoy
mucho mejor.
Pero yo, hasta los 29 años de edad, al tema de mi historia
no lo
hablaba con nadie. A veces respondía que mis padres
fueron
víctimas de un accidente... lo ocultaba. Porque a mí
siempre me
ocultaron la historia, yo la descubrí solo cuando era
adolescente, y
hasta los 20 años de edad no lo había hablado con nadie,
sólo
con un amigo y con mi abuela. Pero después de los 20
años de edad
empiezo a viajar a Chile a conocer a los amigos y
compañeros de mis
padres y ellos me van abriendo la historia. Y con el correr
de los
años me van hablando de mis padres, no de cuando los
matan sino de
cuando ellos participaban activamente en el gobierno de
Unidad Popular
en Chile, las amistades que tenían, las anécdotas de todos
los
días. Eso me sirvió mucho, y recién a los 29 años pude
empezar a hablar y a trasmitir. O sea que fue un cambio
rotundo,
empecé a largar toda la historia. Yo creo que me hace bien
y
además lo quiero tomar como un compromiso y una
responsabilidad
política en el sentido de que estas cosas no vuelvan a
pasar nunca
más. Más siendo mi papá judío y mi abuelo de Varsovia,
Polonia. Mi abuelo vino en el '38, pero gran parte de su
familia fue
exterminada por los nazis. O sea, la cosa en este siglo fue
terrible
para nosotros.
- Mencionabas a tu abuela. ¿Ella conocía de cerca esta
historia?

-Sí, por supuesto. Porque cuando mis padres llegan a Chile


en el '71
ella viaja varias veces a Santiago. Cuando llega el golpe a
mis padres y
a mí nos esconden los vecinos de la ciudad de Vicuña, en
el norte
de Chile.
-¿Eran argentinos tus padres?

-Mi papá era argentino y mi mamá mexicana. Se casaron


en México
y yo nací en Santiago de Chile. Yo tenía dos años y medio
de
edad cuando ocurrió el golpe y nos escondimos en una
ciudad
pequeña en el norte de Chile, en varias casas... Un vecino
nos
llevó a una mina abandonada entre las montañas y ahí
permanecimos escondidos hasta el 8 de diciembre del '73
con la idea de
poder cruzar la cordillera y salvar nuestras vidas. Es decir,
mi papá
tenía la idea de que podía escaparse. Algunos le
recomendaban que
se entregara a los militares, pero él sabía que era difícil
salvarse en esa situación, entonces optó por escaparse.
Pero no lo
pudimos hacer porque vino una patrulla militar que ya tenía
el dato
porque habían torturado a dos familias enteras para poder
llegar al
lugar, y el vecino tuvo que decir dónde estaban. Llegó la
patrulla
y los mató en el momento, a mi mamá primero y después a
mi
papá.
-¿Tenés recuerdos de toda esta historia que nos estás
contando?

-No, tenía dos años y medio. Pude haber recordado alguna


imagen
pero la verdad es que hasta ahora no tengo ningún
recuerdo ni lo
quiero tener tampoco.
-Pero tus ganas fueron empezar a reconstruir la historia
viendo a gente
amiga de tus padres.
-No, yo viajo a Chile simplemente porque un amigo de mi
padre manda una
carta diciendo que hay una pensión de reparación. Y como
estábamos muy mal económicamente acá en Buenos
Aires, yo
viajé a tramitar esa pensión. No tenía voluntad de conocer
nada
porque yo ya sabía que habían muerto y punto. No había
una
intención de investigar o de pelear por justicia. Porque mi
abuela
siempre fue de la idea de decir 'olvidate' para que yo no
creciera con
'resentimiento'... y que creciera con la mente 'sana'. Esa
era la
posición de mi abuela y yo crecí con esa posición. En la
familia nadie me hablaba y no tenía referentes que me
explicasen la
historia o que me diesen la idea de qué hacer o de qué no
hacer.
Yo al tema de los derechos humanos lo veía en la tele,
nada más;
no tenía una relación... Y cuando empiezo a viajar a Chile
los
amigos de mis padres estaban muy entusiasmados, muy
conmovidos. pero yo
no porque no los conocía. Me iban trasmitiendo la historia
pero me
costó mucho asimilarla. Es más, me costó creerla en un
principio, porque era todo tan increíble. Porque la militancia
de mi
padre fue muy activa y tenía muchos amigos, muy buenos
amigos. Fue
muy impactante..., ahora los considero familia
prácticamente. Fue muy
lindo, ellos me fueron trasmitiendo y con el correr de los
años fui
entendiendo, lo fui asimilando, los fui queriendo y se fue
produciendo
la relación.
-¿Por qué dijiste que descubriste tu historia solo?

-Porque mi abuela le había pedido a mi familia que no me


hablaran del
tema. Porque ella siempre me dijo que murieron por un
accidente. Yo lo
descubrí solo porque curioseando en los cajones de mis
abuelos.
cuando se iban mis abuelos yo les revisaba todo, no sabía
por
qué...
-Tenías un signo de interrogación permanente que aparecía
por
ahí.
-Exactamente. No recuerdo si tenía 12 ó 13 años. no
recuerdo la
fecha pero sí que encontré un cuaderno con recortes de
diarios que
los títulos decían: 'Otro argentino asesinado en Chile', y
decía que mi padre había sido fusilado, que mi madre
estaba viva y
no se sabía dónde estaba. Eso fue un shock y la primera
reacción fue cerrar el cuaderno, dejarlo donde estaba e
irme. Yo
pensé: 'Acá me mintieron', pero lo cerré y no hablé porque
era chiquito, no sabía. Recién a los 16 años la encaré a mi
abuela y pregunté por qué me mintieron si yo sabía la
historia.
-¿Estuviste hace poco en el lugar donde mataron a tus
padres?

-Yo estuve en el año '94 en el lugar donde los mataron,


estuve con
Luis Ramírez, el testigo de cuando disparan contra mi
mamá. Él
fue la persona que llevó a los militares a donde estaban
mis padres.
pero porque había sido torturado durante varios días,
amenazada su
familia y aparte no pensó que los iban a matar, le habían
dicho
que los iban a detener. Luis Ramírez es un campesino de
una
población cercana al lugar del hecho, él era la persona que
nos
proveía de alimentos, nos acercaba cosas. Fue una actitud
muy
solidaria donde él se estaba jugando la vida también. Él me
quiso conocer, nos conocimos en el año '92 y en el '94 me
preguntó
si quería ir al lugar y le dije que sí. Nos fuimos con la hija y
la nieta, fuimos juntos caminando al lugar del hecho. Él
falleció
de cáncer en el '96 y hasta la fecha tengo cierta amistad
con esta
familia. Siempre que voy se ponen muy contentos y me
reciben con los
brazos abiertos. Además han declarado en el juicio la
verdad que
saben.
-Es sorprendente el dato que contás... que en algún sentido
llegás a comprender a Luis Ramírez, que delató a tus
padres.
Pero son situaciones extremas, muy difíciles de pensar...
cómo uno
puede reaccionar frente a la amenaza de la tortura. Pero
vos llegaste de
alguna manera a comprenderlo.
-Exactamente. En realidad, antes me lo habían explicado
amigos de la
zona, me explicaron bien cómo había sido la historia.

En su momento reaccioné diciendo que no puedo echarle


la culpa a
quienes también fueron víctimas del hecho y quienes
habían
hecho lo imposible para que nos pudiésemos escapar. Así
que me
parecía un poco loco pensar que fueron responsables,
culpables o
cómplices.
-¿Están individualizados los militares que apretaron el
gatillo en
el asesinato de tus padres?

-Hay primero una denuncia en la Justicia que la hizo llegar


un militar
que trabajaba en Inteligencia que dice que mis padres no
se suicidaron
(como decía la versión oficial), que fueron asesinados y a
tiros.
Y segundo, la lista de seis nombres de quienes participaron
en la
patrulla que asesinó a mis padres. Esa denuncia la hizo a
la Justicia
un abogado de derechos humanos pero la información se
la dio un
militar. Eso se hizo en los primeros meses del 2000. En
diciembre del
2000 me presento en los Tribunales ante el juez Guzmán
en Chile y me
querello criminalmente para que la Justicia investigue qué
pasó
con el asesinato de mis padres y que investigue qué
participación
tuvieron; y si tuvieron participación estas seis personas. Yo
no
puedo saber la verdad porque aparte no la tengo, no
conozco los hechos
en profundidad. Pero sí tengo la versión oficial, que mis
padres
se suicidaron con dinamita, cosa que el testigo ya declaró
en su
momento que no fue así, que fue un asesinato y que él vio
cuando
los mataban. Y toda la gente del lugar escuchó disparos de
metralleta, nunca una explosión. Y después hay un montón
de
pruebas y certificados que conducen a que en realidad no
se suicidaron.
Ahora al cuerpo de mi padre le están haciendo pericias
médicas
para determinar la causa de muerte; esto está en el
servicio
médico legal de Chile y lo está haciendo gente profesional.
Además, el cuerpo de mi padre apareció entero, y los
militares
habían dicho que se había desintegrado por la explosión.
Muchas
pruebas conducen a la verdad.
-¿Tenés esperanza de que finalmente se haga justicia?

-Los familiares pedimos verdad, justicia y castigo a los


responsables.
Con respecto a la verdad, por la cantidad de pruebas y de
testimonios
que el juez tiene, mi abogado Héctor Zalazar me dijo que la
verdad ya
está. Todos los caminos conducen a la verdad: que fueron
asesinados.
Con respecto a quiénes fueron, hay varios militares que
han declarado
y hay uno que inclusive ya reconoció haber disparado. O
sea que ya
hay un paso adelante. Lo que no sé es si todos los militares
van a
ser enjuiciados, todavía no hay nadie enjuiciado, está en
etapa de
investigación. Hubo careos pero todavía no hubo ningún
militar
procesado. Pero por ejemplo hay un militar que ahora es
general del
ejército que también está nombrado en esta lista de seis, al
que todavía nadie le preguntó nada. Yo creo que la Justicia
va a
decir que acá hubo un asesinato. Lo que no sé es, primero,
si va a
involucrar a todos los que estuvieron presentes y, segundo,
no sé en
qué medida va a haber un castigo. Porque los militares
tienen
bastante poder en Chile, no como acá que tienen menos.
Entonces, al
gobierno y a la Justicia les cuesta avanzar porque los
militares
presionan, entonces hay como una ecuación que no cierra.
Yo no soy
muy optimista en cuanto a que haya castigo para los
responsables.
-La verdad se está sabiendo, falta justicia y castigo.
-La verdad se va a saber a medias. Y en mi caso, yo tengo
que estar
agradecido porque hay pruebas. En otros casos los
familiares de
desaparecidos no tienen nada, ni siquiera saben lo que
pasó.
-¿Cuándo empezaste a militar en H.I.J.O.S.?

-Milito en H.I.J.O.S. desde principios del 2000... no me


siento
militante activo porque estoy yendo poco a la agrupación.
-¿Qué sentís cuando se muere un dictador, como por
ejemplo el
general Leopoldo Fortunato Galtieri?

-No deseo la muerte de nadie, porque de alguna forma los


militares han
matado a nuestros padres y yo no les deseo lo mismo. Por
otro lado,
quiero que se haga justicia y que los militares estén presos,
como
deben estarlo. No es el caso ni de la Argentina ni de Chile
cuando
pedimos que se haga justicia. Estos militares han cometido
delitos de
lesa humanidad, de los que todo el mundo se ha puesto de
acuerdo en que
tienen que recibir un castigo, y entonces me pone mal que
no estén
presos. Por otro lado, los militares dicen que tiene que
respetarse la
ley de territorialidad para que no los juzguen en otros
países. A
mí me parece que tiene que haber justicia. Y si no están
dadas las
condiciones políticas para que se juzgue a los militares en
este
país, es aceptable que se los juzgue y castigue en el
extranjero.
Nadie o ninguno de los familiares ha intentado realizar
justicia por
mano propia en este país. Fueron casos muy aislados que
no tuvieron
cobertura ni apoyo político de nadie. Creo que como
familiares
tuvimos muy claro ese punto.
-¿Cómo se llamaban tu mamá y tu papá?

-Mi mamá se llamaba María del Rosario Ávalos Castañeda


y mi
papá Bernardo Mario Lejderman.
-¿Qué es lo que más recordás, o por los papeles que has
visto, qué es lo que más se destaca de tus padres?
-Principalmente
que ellos se amaban mucho, se respetaban mucho como
pareja. Que
tenían un proyecto de vida, de felicidad conmigo. Todo esto
lo sé
por lo que me cuentan las personas que vivieron con
nosotros los
últimos días y años. Por otro lado, mi padre más que nada
(mi madre lo apoyaba), era conciente de que tenía que
participar
activamente en la construcción de un cambio social en
Chile,
México, Argentina y en todos lados. Él tenía como valuarte
al
Che Guevara, era guevarista. De hecho inició una gira por
Latinoamérica que terminó en México y después en Chile.
Él aspiraba a que en esta sociedad no hubiera injusticia ni
sufrimiento.

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