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NACIONAL
PERÚ PARA TODOS
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Ideario y Programa
AUTOR:
Soc. RAUL ZAPATA SOTO
1
PRESENTACIÓN
Este documento constituye el ideario básico de un conjunto creciente de
ciudadanos organizados que creemos tener un nuevo pensamiento político, y
está constituido de los siguientes elementos: en primer lugar, exponer cuáles
son las razones de porque nos hemos constituido como partido político; en
segundo lugar, cuáles son las características fundamentales, qué es lo que
define al Partido Nacional PERÚ PARA TODOS; en tercer lugar, cuáles
son los supuestos fundamentales de nuestro programa; y finalmente, los
elementos esenciales del programa mismo.
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PRONUNCIAMIENTO
Nos dirigimos a todos los peruanos y en especial a quienes desean asumir su propia
representación con el objetivo de construir su propio futuro, que no es otro que el de
nuestra propia Patria. Por ello, a partir de la constatación de una serie de causalidades
históricas, desde 2003 decidimos organizarnos independientemente para hacer realidad la
promesa peruana. Desde un inicio queremos aclarar que cuando utilizamos el término de
independientes no lo hacemos por oportunistas o ignorantes como tantos “independientes”.
Por lo tanto cuando proclamamos nuestra independencia lo hacemos con absoluta
conciencia de lo que somos y de adonde queremos ir, pues si algo mínimamente caracteriza
al Partido Nacional PERÚ PARA TODOS, es ser producto de una seria, constante,
profunda (y revisable) reflexión. Tampoco, lo hacemos porque hemos constatado que los
nombres de los partidos tradicionales ya no tienen imagen y porque se ha producido un
vacío que puede “ser aprovechado” oportunistamente. Nuestra independencia implica no
sólo un claro deslinde y ruptura no sólo de los viejos partidos tradicionales y del
fujimontesinismo sino también con todo el pasado republicano, a pesar que reconozcamos
que somos producto de todo el sedimento dejado por la dolorosa historia del país. Para que
no hayan dudas, afirmamos claramente que como políticos que somos aspiramos al poder
político hegemónico. Político que no lo aspira que se dedique a cualquier cosa y que no
pierda su tiempo y no se lo haga perder al país. No aspiramos, por tanto, a un pedacito de
una torta para fines particulares, pues no los tenemos. Porque el Partido Nacional PERÚ
PARA TODOS, a diferencia del oportunismo, sí tiene un proyecto para el país. Por lo
tanto, no somos de esa fauna camaleónica que con tal de seguir estando en la escena se
juntan con otros viejos políticos, así estén -ideológica o presuntamente- en las antípodas
políticas. Y sin falsas modestias, creemos que somos el único grupo político que tiene ese
proyecto. Y quien quiera estar con nosotros tiene que estar sistemática y cotidianamente
con nuestro proyecto. Pues nada más lejos de nosotros que el electoralismo que ha
malogrado, casi siempre la vida política del país. Y, también, aclaramos que cuando
decimos electoralismo para nada implica ese término en nosotros un repudio a la vida
democrática, sino a esos oportunistas de coyuntura para los cuales la vida política sólo
existe cuando se acerca un proceso electoral. Por todo ello, invocamos a los peruanos su
adhesión para construir una sociedad democrática y desarrollada, con bienestar para todos.
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Capítulo I
1 Archivo General de Indias de Sevilla, Patronato 29, num. 13, ramo 1. Citado por Iwasaki Cauti, Fernando.
Nación Peruana: Entelequia o Utopía. Ed. Crese. Lima, 1988. Pág.. 18.
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1.1.2. YA TENEMOS LOS PERUANOS LOS ELEMENTOS PARA UNA
AUTÉNTICA REFLEXIÓN NACIONAL.
Cuando el ilustre peruano José Faustino Sánchez Carrión, hombre probo y
de no pocas, aunque innatas, luces, pensaba como liberal, ¿de verdad era consciente
de lo que significaba el liberalismo? ¿Había exactamente internalizado, hecho suyo,
el gran conocimiento de las luces que iluminaron la Europa a partir del siglo XVI?
¿Conocía ese pensamiento? Cuando uno examina su biografía y la de tantos otros
próceres e ideólogos de la independencia, no puede llegar más que a una triste
conclusión, de la que no fueron responsables ni Sánchez Carrión ni la pléyade de
hombres que lo acompañaron; y esa conclusión es que no. Esa gente, que era lo
mejor del país no tuvo la oportunidad de conocer e internalizar el gran pensamiento
liberal, pues no sólo el oscurantismo en que nos sumió el período colonial lo
impidió, sino porque también aprender a reflexionar necesita sus tiempos, tiene sus
ritmos propios, sus pasos generacionales, sus esfuerzos deliberados, sus inversiones
conscientes. A veces Europa, quiere darnos lecciones de rapidez histórica, quiere
que caminemos a su propio ritmo, olvidándose de su propia historia. ¿Es que acaso
Europa no se demoró varios siglos en la lenta producción, maceración,
internalización, depuración de su modernidad, desde 1300, cuando Marsilio de
Padua escribe la primera obra de la modernidad hasta que ésta estalló
luminosamente en el siglo XVIII con la gran Revolución Francesa?
Pero, ¿podemos decir que todavía estamos en los tiempos de los Sánchez
Carrión, de los Vidaurre, de los Pando, etc.? El siglo post-independentista, fue un
páramo intelectual, a pesar de esos maravillosos extraviados de la historia, no
suficientemente conocidos y reconocidos como el extraordinariamente ético
Francisco de Paula González Vigil. Eran tiempos en que incluso recién se
comenzaba a conocer físicamente el país, a saber donde comenzaba y dónde
terminaba, recién a conocer su paisaje, su flora, su fauna, sus potencialidades
naturales: nombres extraordinarios pueblan esa inmensa tarea, y los principales de
ellos no fueron peruanos: Weberbauer, Raymondi, Isaiah Bauman etc. Ni siquiera
podemos decir que con ese otro gran patricio que fue Manuel González Prada -y ya
estamos hablando de fines del siglo diecinueve y comienzos del siglo veinte,
comenzamos a reflexionar. González Prada fue la gran consciencia ética que nos
dejó la monstruosa derrota de 1879, fue el hombre de los grandes ucases, de los
inmensos dicterios; y en esa labor que no fue propiamente reflexión sino la del
agonista constructor, se fueron construyendo lentamente las bases para la reflexión
peruana. Pero ésta no comienza propiamente sino con la casi escueta labor de la
Generación del Novecientos, con la labor de Riva Agüero y Osma y sus estudios
juveniles sobre la literatura y la historia del Perú (así terminara sus días como un
fascista reaccionario), con la labor de Francisco García Calderón y su admirable
escrito en francés Le Pérou contemporain (así se exiliara voluntariamente del país
demasiado joven), con los trabajos cada vez más vigorosos de Víctor Andrés
Belaúnde Diez Canseco, así los malograse un poco -sólo un poco- su exacerbado
clericalismo.
Estos trabajos iniciales tomarían un impulso esplendente con otra
generación, la más rica intelectualmente que ha producido el país: la Generación de
la Reforma o la Generación del Centenario: Mariátegui, Haya de la Torre, Basadre,7
Valcárcel, Sánchez, etc. Son ellos, y por eso el país les tiene una deuda eterna,
quienes por primera vez, de modo masivo y desde distintos ángulos comienzan a
reflexionar este país. Jorge Basadre, aunque concesivo, nos dio por primera vez el
gran retrato de la historia republicana del país, que tanto lo necesitábamos para
pensarnos, reflexionarnos, hacer buena política. Si lo hemos utilizado o no, bien o
mal, ya no es responsabilidad del ilustre historiador. Nunca después,
lamentablemente, ha surgido una generación tan esplendente como esta.
Pero, quizás no por responsabilidad suya, esta generación nos dejó un lastre
que las generaciones posteriores no tuvieron la capacidad de desembarazarse. Casi
todos ellos nos pintaron un país de horror pero hechura del imperialismo, en el que
casi los peruanos no tuvimos nada que hacer. Nos dejaron, unos más que otros, una
visión populista, que marcó de modo tan agudo toda la política peruana, incluso
cuando la hacían los conservadores y dictadores, y que, finalmente, la historia ha
demostrado sus enormes falencias. Un programa populista que, como camino de
desarrollo, a larga condujo a impedir pensar salidas económico-productivas y que
hizo del Estado peruano el ogro filantrópico, para utilizar el término de Octavio
Paz, y que terminó hundiendo no sólo al país en el desastre económico y en que
lamentablemente sería su antípoda: el populismo, paradójicamente, condujo a hacer
más pobres a las pobres. No fueron capaces de pensar el Perú desde su propia
postura, incluso en el caso de Haya que reclamó e hizo gala de ello: el aprismo
ciertamente produjo una serie de cosas originales, pero sus matrices teóricas
fundamentales no fueron creadas por Haya: fueron hijos del clima intelectual
europeo. En resumen, nos dejó una multitud de prejuicios que nos han impedido
reflexionar más profundamente nuestra propia realidad y encontrar las verdaderas
salidas del atraso peruano. Se puede decir que fue el clima ideológico imperante. Y
es una respuesta válida: no podía pensarse de otra manera. Pero tampoco hay que
olvidar que en esos momentos no dejaban de existir -por desgracia, no en nuestro
país- solitarios que pensaban de modo distinto. En todo caso, no fue
responsabilidad de esa generación que sus sucesores no asumieron su legado
críticamente, y por lo tanto la crítica no les cabe a aquélla sino a éstos. No obstante
lo dicho, el balance es positivo. La generación del Centenario fue un avance en la
reflexión del Perú.
Incluso entre las generaciones que le sucedieron -los Macera, los Matos
Mar, los Cotler, los Flores Galindo, los Lumbreras, etc.-, a pesar de su
incapacidad para leer críticamente el legado de la generación del Centenario, y,
desde luego superarlo, con el apoyo de una masiva cooperación internacional, han
profundizado extraordinariamente en distintos aspectos de la realidad nacional.
Desde luego ninguna de estas generaciones, ni ninguno de estos intelectuales
alcanzó el nivel esplendente de la pléyade Mariátegui; sin embargo, sería mezquino
negar su aporte a un conocimiento más rico del país. Y por tanto a una reflexión
más profunda, más veraz, más positiva y, sobre todo, más instrumental en relación
al problema que preocupa a la mayoría de peruanos: el desarrollo y el bienestar.
Fuera de los campos propiamente intelectuales se fue acumulando una
información estadística de la que no gozaron los peruanos del siglo pasado. Una
rica información económica, productiva y demográfica se fue acumulando como
trabajo de una serie de instituciones estatales. A partir de 1941, los censos
nacionales comienzan a desarrollarse de modo sistemático. El BCR, también en la
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década del cuarenta comienza producir información económico-productiva, cada
vez más confiable, sistemática y constante. Estos también han sido elementos para
poder conocer más el país.
Una multitud de tecnócratas, nacionales y extranjeros, han recorrido a lo
largo y ancho del país, y han producido una inmensa serie de proyectos, de los
cuales una determinada cantidad de ellos se ha ejecutado. No es que no se
equivocaran, pues ello también sucedió; pero han dejado una enorme cartera de
proyectos que permiten imaginar mejor una imagen deseable de país. Asimismo,
incluso desde antes de la creación del Instituto Nacional de Planificación comenzó
a surgir un pensamiento planificador, cuyas mejores luces se concretaron
justamente en esa institución, tan injustamente eliminada. Una experiencia
intelectual no tanto para reflexionar el país sino para imaginarlo luminosamente en
el futuro, como pedía el maestro Charles Bettelheim. No es que los planificadores
no se equivocaran, pero quien más se equivocó fue una ignara clase política que
ignoró olímpicamente muchos de los excelentes productos que se crearon en los
marcos del INP, y fuera de él desde luego.
En resumen, podemos decir con franco y fresco optimismo, que ya no
estamos en los tiempos de los Sánchez Carrión, de los Vidaurre, de los Pando.
Tampoco, ya en los de Mariátegui, de Haya, de Basadre, de Sánchez. Ni siquiera
estamos en los tiempos casi contemporáneos de los Macera, de los Flores Galindo,
de los Cotler, de los Matos Mar. No, hoy, y entre otras cosas, gracias a ellos
mismos, a la labor fundadora y fecundadora que ellos hicieron, algunos con más
genio que otros, algunos con mayor valentía y sentido de apostolado que otros, y
algunos de ellos, sin ver muchas veces más allá de sus narices; podemos, ¡por fin!,
pensar con nuestra propia cabeza, ver nuestro propio país y el mundo que lo rodea
con nuestros propios ojos, imaginar nosotros mismos nuestras propias salidas. Ya
estamos en posibilidad de no ser más meros repetidores de segunda mano de
pensadores europeos, que escribían, incluso cuando lo hacían sobre países como el
nuestro, desde tradiciones, historias y sensibilidades distintas. Este no cabe duda, es
el cambio más trascendental que se está produciendo en el país, y que nos permite
albergar una mirada optimista y responsable para el Perú que se vendrá en los
próximos tiempos. Sin soberbia y sin pedantería, pero sí con legítimo orgullo
sabemos que el espacio cultural y político donde con más fuerza se está dando ese
proceso es en el Partido Nacional PERÚ PARA TODOS. Y que quede claro
cuando escribimos de este modo, no hay ni por asomo ánimo alguno de xenofobia,
de renuncia a lo mejor de la tradición cultural del mundo, sino exactamente al
revés: debemos apropiarnos de lo mejor de esa tradición, sin dogmatismos ni
actitudes de cierrapuertas, pero que esto no nos impida darnos cuenta que el prisma
bajo el que nos apropiemos de ello no puede ser otro que nuestro Perú.
1.1.3. LOS PERUANOS SOMOS INTELIGENTES Y CREATIVOS
A veces los peruanos somos injustos con nosotros mismos, y no sabemos
valorar las virtudes que tenemos. Todo el desarrollo intelectual ya brevemente
reseñado, no se hubiese logrado en tan pequeño espacio de tiempo -para la historia
universal los 182 años de la República son pocos-, si es que en el habitante peruano
no hubiese tenido durante varios miles de años un extraordinario desarrollo de su
creatividad. Ciertamente, el período colonial y su oscurantismo, de cierta manera,
implicaron un retraso. Pero, sólo de cierta manera: también de algún modo 9la
Conquista, nos guste o no, nos ligó, así sea de manera desviada y hasta perversa
con Occidente. Después de estos años de vivencia de República, después del
cambio de los patrones demográficos producidos en el país a partir de 1940 y la
urbanización y castellanización acelerada consecuentes; se observan que grandes
masas se incorporan a un gigantesco proceso de creación, no sólo intelectual sino
también productiva. Lo nuevo de esta creatividad es que está siendo aportada por
las mayorías indias y mestizas que las élites blancas olvidando los ancestros de
estas mayorías habían ninguneado durante siglos. Y resulta que los verdaderos
creadores productivos no vienen de las élites blancas tradicionales sino de estas
mayorías morenas que en Gamarra, en Caquetá, en el Mercado Central, en algunas
calles de Trujillo, en Chiclayo, en Puno, en Tacna, en fin, en miles de espacios del
Perú nos vienen dando al Perú entero por donde se sitúan los ejes del desarrollo. Y
están cambiando de un modo realmente dramático la estructura social misma del
Perú. No queremos hacer con esto poesía: sabemos que detrás de esta creatividad
autónoma se esconde no sólo el desinterés del Estado peruano sino también miles y
miles de fracasos individuales. Pero, a pesar de ello nos señalan un camino y nos
demuestran una impronta: somos capaces de hacer cosas.
La inteligencia y la capacidad creativa del peruano es también una base
también para soñar una utopía peruana posible. No es por un falso espíritu
chauvinista pero cuando nos comparamos, por ejemplo, con muchas sociedades del
continente africano -allí están las experiencias terribles como las de Ruanda- donde
el hombre parece haber llegado a un punto muerto, un estancamiento letal, donde
no parecen haber salidas, a menos que intervenga decididamente la comunidad
internacional (cosa, de otro lado, poco factible); sin asomo de dudas decimos que
los peruanos tenemos grandes problemas pero también decimos que no sólo ya
tenemos las soluciones en las manos, sino que ya están en nuestras manos, así sea
incipientemente, los instrumentos para concretarlas. Incluso cuando nos
comparamos con países vecinos como el Ecuador y Bolivia, y observamos, no
ciertamente puntos muertos, pero sí un retraso de muchos años respecto a nuestro
país. Peor aún, cuando nos comparamos con países en que la naturaleza y la historia
ha sido tan pródiga como Argentina y que observamos que pasan años tras años y
son incapaces de hallar su destino, de verdad podemos decir que, a pesar de todo
tenemos nuestras ventajas. Y una de ellas, probablemente porque la naturaleza no
fue pródiga con nosotros, a lo largo de miles de años nuestra creatividad e
inteligencia se agudizó sino no habríamos podido sobrevivir.
El mero reconocimiento de esta creatividad por nosotros mismos significa
un avance en una sociedad que tradicionalmente se ha autoninguneado. El día que
logremos que esto se internalice en la mayor parte de los peruanos significará
simplemente el desarrollo.
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1.2. PORQUE OBSERVAMOS QUE CON EL ESTALLIDO DE LA LLAMADA
III REVOLUCIÓN INDUSTRIAL, SE ACRECIENTA LA BRECHA ENTRE
LOS PAÍSES RICOS Y LOS PAÍSES POBRES
Nada de lo señalado anteriormente es ingenuidad. Sabemos nuestros déficit,
sabemos qué es exactamente lo que somos, sabemos qué momento pasa la sociedad
peruana y sabemos qué tiempo de la humanidad vivimos y cómo son de colosales las
diferencias con los países más desarrollados de la tierra.. Sabemos del modo tan
extraordinario como se viene desarrollando la ciencia y la tecnología en los países
altamente desarrollados. Diariamente periódicos y revistas, y no tan especializados, nos
atosigan con nombres de ciencias que casi nos es difícil comprender; nos dicen de tales
desarrollos en la electrónica cuántica, en las teorías de la información, en biología
molecular, en nucleónica, en ciencias marinas y submarinas, en ecología y, lo máximo, casi
lo indescriptible para pueblos como el nuestro, las ciencias espaciales. En base a estas y
otras ciencias, que ha implicado altísimas inversiones en la investigación científica y
tecnológica, se vienen desarrollando nuevas industrias que hace solamente unos veinte
años eran prácticamente desconocidas: la industria de la electrónica y de la computación,
que ya produjo cambios económicos, financieros, ideológicos y culturales en todo el
planeta; incluso para los países a quienes nos llega sólo el rebote de su importancia.
Asimismo, asistimos, asombrados, como ingresando en el reino de la ciencia-ficción, el
desarrollo de la industria genética, que amenaza condicionar la vida humana y la vida en
general pero también nos da la posibilidad de solucionar el hambre de la especie humana.
Estas sólo son dos nuevas industrias, pero mares y cielos son transformados como nichos
de nuevas industrias.
Todas estas industrias de la llamada tercera revolución industrial o de la tercera ola,
como la denomina Alvin Toffler, han dejado atrás, como chatarra del pasado, a industrias, a
las que los países atrasados de la tierra nunca hemos llegado o hemos llegado solo muy
marginalmente: los grandes circuitos económicos y financieros ya no van pasando tanto
por esas industrias que luchan por sobrevivir pero que ya son como dinosaurios del pasado:
la industrias petrolíferas, las acerías, los ferrocarriles, energía nuclear, la explotación del
carbón, las hilaturas, el caucho, las máquinas-herramientas. Curioso, se trata de una
modernidad a la que no hemos sido capaces de llegar como productores; y ya la
postmodernidad científica, tecnológica e industrial las va exiliando de la historia. Una
postmodernidad que pareciera estar tan, pero tan lejos.
Pero no es tan así, no es que olvidemos que las distancias son siderales, pero no
endiosamos todo esto. No olvidemos, en primer lugar, que la historia no se escribe de una
vez y para siempre. Si examinamos la historia de la humanidad vemos que grandes
sociedades del pasado transcurrido su momento de gloria tuvieron que dejar su lugar a
otras que tuvieron más méritos para suceder a sus predecesoras. Las grandes sociedades de
hoy no necesariamente serán las del mañana. No hay que olvidar esta necesarísima lección
de la historia. ¿Por qué no puede ser mañana nuestra sociedad una de las grandes
sociedades de la historia? Total ya una vez lo fuimos.
¿Además, por qué nuestro camino al desarrollo y al bienestar tiene que ser el que
siguieron y siguen los países hoy desarrollados? Si algo enseña la historia de la humanidad
es que el desarrollo no es unilineal, y que el desarrollo industrial puede tener muchas
puntas, muchas aristas. El problema para nosotros es saber escoger exactamente cuál es la
nuestra. No podemos dejar de apreciar y aprovechar el avance científico y tecnológico que
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se va dando en el primer mundo, pero sabemos que no tenemos todas las posibilidades para
seguirlo al mismo ritmo. Aprovechemos todo lo que nos sea posible aprovechar, pero no
olvidemos que esa ciencia y esa tecnología es un espacio de creación, pero no es el único.
¿Podemos ubicar un espacio en que no sea imprescindible toda esa ciencia y esa
tecnología? Si, definitivamente sí. Si no simplemente la creación hubiera sido imposible en
las etapas precias de la humanidad. Este documento viene siendo creado en una
computadora, ¿pero podría haber sido escrito con pluma de ganso? Si. No olvidemos que
uno de los más grandes creadores de la humanidad -y lo sigue siendo hasta ahora- fue un
hombre llamado Aristóteles que vivió hace más de 2000 años y sus obras no fueron escritas
en papel porque éste no existía aún para la cultura griega. Y sus obras veintitrés siglos
después siguen iluminando a la humanidad.
De todos modos, estamos ya estamos en el tercer milenio, y existe, convenga o no,
un desarrollo esplendoroso de la ciencia. Analicémosla bien, y ubiquemos cuál de los
espacios de esa ciencia y de esa tecnología que podemos atrapar con los recursos que
tenemos ahora nosotros, y desarrollémosla. Ubiquemos cuál o cuáles son los nichos que
nos convienen y allí hacernos fuertes, porque debemos dejar para siempre esa cantaleta
estúpida de los neoliberales que sólo podemos desarrollar nuestras mal llamadas “ventajas
comparativas”, en el sentido de que sólo podemos ser exportadores de materias primas. ¿Y
por qué no intentar otras “ventajas comparativas”? ¿Por qué no podemos ser exportadores
de capital humano, de inteligencia, de servicios? ¿Por qué no biotecnología? Nada de eso
nos está negado. La cuestión es ubicar claramente qué es lo que nos conviene de la ciencia
moderna y desarrollarla a morir, cueste lo que cueste. Sabemos que los peruanos podemos
hacerlo. La capacidad creativa de los peruanos no tiene límites. Por ello, el Partido
Nacional PERÚ PARA TODOS, afirma con absoluta convicción que las distancias
pueden acortarse e incluso anularse si nos decidimos a ello y tenemos un buen proyecto
para ello.
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Ese nuevo sujeto político no puede ser la vuelta de los viejos rostros de la vieja
política peruana. Muchos de estos rostros no son precisamente físicamente viejos, y como
hace poco lo recordara uno de ellos, Agustín Haya, son todavía gente con muchos años
por vivir por delante. El Partido Nacional PERÚ PARA TODOS, no tiene una visión
física de lo viejo. Son viejos no porque hayan o no sobrepasado la cincuentena de años,
sino porque la política que hicieron y hacen es la política del pasado, la política del
aristocratismo, del particularismo (en provecho propio) y la política de la ineficiencia. Para
que no hayan dudas, los vamos a señalar con sus propios nombres, y no nos referiremos ni
a los Belaúnde –que ya no está- ni a los Bedoya –que ya es caduco- , porque la vida ya les
señaló sus límites físicos . Creemos que la vuelta a la democracia y la emergencia de un
nuevo sujeto político no debe contar con nombres como los Diez Canseco (ni con Javier, ni
con Raúl ni con Pancho). Son relativamente jóvenes pero son la vejez política andando.
Tampoco, cuentan un Borea Odría, no sólo porque no tiene ninguna capacidad para un
liderazgo trascendente, sino porque su currículum vitae lo hace poco recomendable.
¿Cómo es posible que allí pudiésemos encontrar a un hombre todavía joven pero de una
trayectoria prístinamente sinuosa como Ángel Delgado? ¿Deberemos olvidarnos que este
Ángel Delgado fue Secretario del Ministerio de la Presidencia bajo la gestión de Juan
Carlos Hurtado Miller, el hombre que encabezó el Gabinete de Ministros que decretó el
shock de 8 de agosto de 1990? ¿Pretenderán que se acepte allí a un Henry Pease García y
que nos olvidemos que después de conversar con Alberto Fujimori en los días previos a la
ascensión de éste a la Presidencia de la República en 1990 comprometió a su Partido, el
Movimiento Democrático de Izquierda, tanto que la primera Ministra de Educación de
Fujimori fue Gloria Helfer, militante de ese partido, y por lo tanto corresponsable de la
implementación de la política neoliberal con Fujimori? ¿Seguiremos asistiendo a
personajes como Javier Diez Canseco en su papel de celestina de siempre, prohijando
alianzas que después él era el primero en torpedear? ¿Será nuevo sujeto político este hijo
de la aristocracia republicana que hablaba y hablaba de “violencia revolucionaria” cuando
lo único que quiere ser sempiterno Senador de la República y ahora Primer Mandatario?
En fin para qué seguir, la lista puede ser y de hecho es interminable.
Pero no sólo no pueden estar por su pasado. No tienen hoy nada que ofrecerle al
Perú. Y desde luego, esto es todavía más importante para el Partido Nacional PERÚ
PARA TODOS. Toda esta gente y todos sus similares, conocidos o no, viejos, semiviejos,
o semijóvenes, no sólo siguen con la misma cultura política de siempre. Siempre con su
mirada puestas en las “personalidades” (no decimos liderazgos), siempre el mismo
aristocratismo de siempre, siempre el mismo particularismo de siempre, la misma repartija,
el mismo cuoteo, la misma doble moral: si Fujimori maltrata a los ambulantes mal, si
Andrade Carmona hace lo mismo, silencio absoluto; si Fujimori expulsa trabajadores mal,
muy mal; si Andrade Carmona hace exactamente lo mismo, y peor, con los trabajadores
municipales, aquí no pasó nada. Pero, sobre todo, aunque lo anterior no es nada
desdeñable, la misma ineficiencia de siempre, como si nada hubiera pasado, como si sus
viejas ideas no hubieran sido descartadas por la historia. Con su mismo populismo de
siempre, con su falso nacionalismo que nunca creó Nación. Detrás de todas estas vejeces
del pasado no existe ninguna nueva lectura del país, ningún proyecto histórico, siempre el
mismo corporativismo que atascó a los pobres del país.
Puede el Partido Nacional PERÚ PARA TODOS, estar de acuerdo que Toledo
debe irse ya, ahora; pero cometería traición a sus ideas, a su postulado de un nuevo sujeto
político, a su característica fundamental de que antes de ser un movimiento político es un
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movimiento cultural, si escondiéramos que detrás de determinados antifujimoristas,
antitoledistas -la Oposición le dicen- se esconde lo más viejo y más manido de la política
peruana. Nuestra ineluctable posición histórica es votar en masa contra ellos.
Capítulo II
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Vocación y hambre de futuro, encarnados en nuevos nombres, nuevos rostros,
nuevas palabras.
Posibilidad de pensarnos nosotros mismos.
Posibilidad de enfrentar con eficacia los males seculares.
Posibilidad de una representación y vivencia democrática, con respeto del
Estado de Derecho.
En resumen, es la posibilidad, histórica en este nuevo milenio, de concretar la
promesa peruana. De concretar un gran país para todos los peruanos.
Hemos convertido nuestra acción en una esperanza aún con la convicción de que
todo no va a resultar tal como lo esperamos, pero esta decisión la asumimos porque
organizarnos hoy es lo único que da sentido a nuestras vidas. Con tenacidad, con mística y
entendiendo al Perú como una pasión, estamos seguros que más temprano que tarde
venceremos.
Capitulo III :
El Partido Nacional PERÚ PARA TODOS, quiere que quede claro que su
propósito final es la gran transformación del Perú. El Partido Nacional PERÚ PARA
TODOS, no quiere que la situación nuestra sea la de un país sentado en su riqueza, sumido
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en el atraso, mirando su pobreza. ¿Qué significa para el Partido Nacional PERÚ PARA
TODOS esta gran transformación histórica? Quiere decir crecimiento, pero no
exclusivamente ello. Queremos ciertamente que el Perú crezca, que sea efectivamente más
rico, que su producto bruto interno crezca en una cuantía mayor y con mayor velocidad.
Decimos que no es propósito exclusivo del Partido Nacional PERÚ PARA TODOS, que
crezca muy rápidamente su producto bruto interno, pues queremos algo que trasciende
ello; pero, al mismo tiempo, somos conscientes que si sólo se lograra eso, ya sería un salto
adelante. Porque entre nosotros se ha dado una discusión bastante tonta, en eso de divorciar
crecimiento y desarrollo. Porque, al fin y al cabo, después de tanta discusión, de tantas
promesas, de verdad nunca ha habido crecimiento real en el país. Y eso es justamente lo
que estamos viendo ahora mismo: un gobierno que se precia, se vanagloria -y desde luego
no faltan “Camdessus” que lo avalan, y desde luego sabemos porque lo avalan: negocios,
solamente turbios negocios- de un crecimiento que sólo existe en las palabras. Pues lo
cierto es que no dejando de reconocer algunos éxitos y algunas lecciones que dejan los
gobiernos, en cuanto crecimiento, cero balas, cero puntos.
Pero el Partido Nacional PERÚ PARA TODOS, quiere algo más que mejores y
más aceleradas tasas de crecimiento de su producción. Queremos desarrollo, queremos que
el Perú sea un país desarrollado. Y ¿qué significa eso? Lo primero que nuestro país sea
rico, pero también que esa sea una riqueza que esté al acceso de la mayor parte de los
peruanos. Queremos que nuestra sociedad sea una sociedad más equitativa. No queremos
una sociedad con abismos sociales tan degradantes, en que unos pocos gozan de niveles de
vida ni siquiera europeos, sino los de las élites sociales europeas, mientras que los más
sufren niveles de vida africanos, y desde luego no los de las élites sociales africanas. Y es
sumamente curioso que algunas personas que nos ponen como ejemplo de vida el
american way life prohíjan con su vida, con su pensamiento y su acción política esta
disparidad social, de la que hemos dado páginas atrás cifras absolutamente contundentes,
que no existe de ningún modo en los países de sus amores. No es que el Partido Nacional
PERÚ PARA TODOS, piense que algún país sobre la tierra es su modelo. No, nada de
eso. Tampoco, dejamos de admirar y hasta envidiar a aquellos países en los que la mayor
parte de sus habitantes alcanzan niveles de vida compatibles con la condición humana. En
resumen, queremos para la mayor parte de nuestros compatriotas la equidad de la riqueza,
de ningún modo la equidad de la pobreza. Desde luego, y esto es casi redundancia
escribirlo, equidad no significa para el Partido Nacional PERÚ PARA TODOS, apoyo a
ineficiencias, a dilapidación de los recursos de la sociedad y del Estado.
Mas, desarrollo y bienestar no se queda en el hecho de tener la barriga llena: las
necesidades y aspiraciones humanas tales como las considera el Partido Nacional PERÚ
PARA TODOS, son más trascendentes. Aspiramos a una sociedad culta, a una sociedad
informada, una sociedad consciente y rica espiritualmente. Queremos una sociedad en que
no exista la exclusión por el color de la piel. Queremos una sociedad donde no exista ese
racismo hipócrita que nos impusieron ociosas e infames minorías blancas. Queremos una
sociedad donde el poder político no sea patrimonio exclusivo de unos cuantos, de unas
llamadas “personalidades” que surgen exclusivamente de las élites blancas. No. Queremos
que los representantes de la ciudadanía puedan surgir de todos nosotros, seamos de inga o
de mandinga. Queremos una sociedad donde el reino de las tiranías, las autocracias y las
dictaduras acabe de una vez y para siempre. Que el verdadero poder se sitúe en las
mayorías nacionales. Queremos una sociedad donde el poder no esté ni concentrado
exclusivamente en la Capital de la República ni en el Gobierno Central. También para
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nosotros es desarrollo descentralización del poder a las regiones, a las provincias, a los
distritos de todo el país. Digámoslo de otro modo: no queremos superministerios que
gastan inmensas sumas de recursos, que toman gigantescas decisiones sobre lo que muchas
veces no conocen ni efectivamente pueden conocer. No queremos tener democracias
frágiles, casi de mentiras ni que estas democracias se rompan cada vez que hay problemas
y surge por allí algún iluminado (o ambicioso, o corrupto, etc.) que cree tener la verdad en
sus manos y rompe lo que mal que bien las mayorías eligieron. El Partido Nacional
PERÚ PARA TODOS, no quiere más dictaduras, civiles o militares, deshonrando su
historia. Y hundiendo cada vez más al país en el atraso, pues nunca, jamás de los jamases,
una dictadura significó progreso en nuestro país. Todo esto es desarrollo para el Partido
Nacional PERÚ PARA TODOS. Examinemos con más precisión cuáles son los supuestos
de lo que significa desarrollo para el Partido Nacional PERÚ PARA TODOS, pues para
alcanzar el desarrollo hay que tener algunas ideas bien claras, coherentes y fundamentadas:
2
Basadre, Jorge. Historia de la República 1822-1933. Ed. Universitaria. Lima, 1983.
Tomo X. Pág.103.
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Pero volvamos a esos corruptos tecnólogos de la política, a esos meros repetidores
de textos europeos, que nos dicen que es fantasiosa pretensión de reeditar las experiencias
de los viejos tiempos; el “partido de cuadros, casi leninista”. Pero, ¿cuando hubo en el Perú
lo que esos tecnólogos copistas llaman “partido de cuadros”? Ya en este mismo Ideario
hemos señalado que uno de las causas del fracaso de la promesa peruana es que justamente
nunca hubo una organización política de cuadros; y que justamente esta ausencia, desde los
albores de la República, es lo que explica no sólo el militarismo recurrente, las frágiles
democracias, la ineficacia del poder político. ¿Por qué emergió como necesidad el
militarismo post-independentista? Por la incapacidad que tuvieron políticos como Luna
Pizarro de crear institucionalidad política. ¿Es que debemos olvidarnos cómo fueron
elegidos, por ejemplo, Manuel Prado (en sus dos gobiernos) y José Luis Bustamante y
Rivero? ¿Como producto de un viejo y fantasioso partido de cuadros? No, como producto
de componendas políticas. Por eso fueron gobiernos frágiles, en que la muñeca del
Presidente era lo único que los salvaba o los hundía. ¿Era un partido de cuadros Acción
Popular que eligió dos veces como Presidente de la República a Fernando Belaunde Terry?
No, era “una federación de independientes” como lo denominó con frase feliz Andrés
Townsend Escurra. Por eso fueron, como ya lo hemos dicho, una dilapidación de once años
de la historia del Perú. Por último, ni siquiera el Apra fue un partido de cuadros. En los
términos como lo define el Partido Nacional PERÚ PARA TODOS.
No obstante ello, podrían decir estos tecnólogos que el partido de cuadros pudo
haber tenido su necesidad de ser en otros tiempos, pero ahora ya no. Y nuevamente repiten
lugares comunes. Ciertamente, en nuestro país los partidos políticos están ya en crisis
terminal. En realidad ya murieron. Pero, ¿es cierto eso en todos los países de la tierra? No,
en absoluto. Ni siquiera en Europa Oriental donde el modelo socialista ha sido tan
brutalmente sepultado, han muerto las estructuras partidarias. ¿Han muerto los partidos
Demócrata y Republicano en los Estados Unidos? ¿Ha muerto los partidos Laborista y
Conservador en Gran Bretaña? ¿Ha muerto el Partido Socialista en Francia? ¿Han muerto
los partidos Socialdemócrata y Democristiano en Alemania? No, no han muerto. Continúan
vivitos y coleando. Pero, para qué irnos tan lejos: ¿Ha muerto, en la Argentina los partidos
Justicialista y Radical? No. ¿Han muerto en Chile los partidos Socialista y Democristiano?
No. ¿En Colombia, después de las pruebas de relación con el narcotráfico del Presidente
Samper ha muerto el Partido Liberal? No.
Nada de esto no significa que el sistema político tradicional en términos generales
esté en crisis y exija una renovación. Eso está fuera de duda, y no sabemos qué es lo que
nos traerá los nuevos tiempos. En todo caso, no estamos para responder qué es lo que
debieran hacer los norteamericanos o los franceses o los alemanes o los rusos, incluso, ni
siquiera para responder qué es lo que deben hacer los chilenos, los argentinos o los
colombianos. De lo que sí no tenemos dudas en responder es sobre la política en nuestro
país, que la conocemos intelectivamente pero sobre todo en la práctica. Y ojo, no en una
práctica de enjuagues y oportunismos, sino en la dura lucha por crear, en medio de
condiciones absolutamente difíciles, un nuevo sujeto político. Y este conocimiento nos
dice que deberemos crear un entretejido sumamente fuerte de paradigmas, de liderazgos y
de la máquina política, constituida esta última por militantes dotados de gran capacidad y
con una fuerte ligazón con la sociedad civil.. Para nosotros, el término “cuadro” adquiere
así una connotación distinta de la que tuvo para los partidos de cuadros del pasado: cuadro
no sólo como organizador sino también como creador. De ambas condiciones, de su
inserción con la sociedad así como de su capacidad individual para crear, el nuevo sujeto
político adquiere su fuerza.
41
¿Cuál es la importancia de la fortaleza de un sujeto político de esta naturaleza? Ella
radica en su capacidad de dar respuesta y solución no sólo a los problemas que ya conoce
sino a los que en el proceso emerjan, sino sobre todo para crear un piso de homogeneidad
que permita la gobernabilidad del país. La debilidad de las democracias, la permanente
intrusión del militarismo en el país, e incluso la fragilidad del militarismo mismo, no se
explican sino por un hecho crucial en la historia del Perú republicano: la incapacidad de los
distintos sujetos políticos, independientes de sus características, de sostener una
gobernabilidad continua. Este problema no ha desaparecido aún. La capacidad de
gobernabilidad de la que gozó fujimori no es estructural, proviene de la legitimidad que
consiguió ante las mayorías (por el desprestigio de la partidocracia tradicional) y, sobre
todo, de la legitimidad ante determinados sectores externos. Provino, asimismo, de que el
modelo sobre el que se asentó, evidentemente mostró fisuras hasta que estalló, con su
tercera elección.
Esta misma situación la vemos con el gobierno toledista, ¿Qué es lo que va a pasar
cuando la legitimidad ciudadana se diluya, como se está viendo? ¿Qué es lo que va a pasar
cuando el modelo estalle? Que no tiene ningún sustento político institucionalizado. La
crisis de gobernabilidad volverá.
Esta situación estructural de ingobernabilidad no se solucionará como quieren
algunos tecnócratas internacionales a partir de “consensos” con lo viejo, sino de la
emergencia de sujetos políticos de verdad nuevos y de verdad fuertes. No existe otra salida.
Lo otro es volver al péndulo político de siempre: de democracias frágiles a dictaduras
frágiles, pues ni una ni otra son, a la postre fuertes. Desde luego, la idea de fortaleza tal
como se ha establecido en este Ideario no tiene nada que ver con la intolerancia,
dictaduras, Mesías reencarnados (así se acepte el rol de los liderazgos verdaderos); sino
sobre todo en la excelencia y en la capacidad de insertarse en la sociedad civil,
desarrollándola a ésta, y haciéndola agente de poder y de desarrollo.
Ninguna propuesta de futuro puede pasar alegremente que más allá de los alardes
de un presunto desarrollo puedan hacer los neoliberales (reales u oportunistas) que
rodearon a Alberto Kenyo Fujimori, lo cierto es que cuando termine su gobierno, dejará
algunas lecciones. También dejará algunas obras e incluso algunos adelantos. Pero, igual
que todos los gobiernos de la historia republicana dejará a quienes vengan una pesada
herencia. Y no sólo la herencia de una deuda externa cada vez más impagable, no sólo la
herencia de un país improductivo. Dejará, sobre todo, una vez más, la dolorosa sensación
de oportunidades perdidas. Definitivamente, el país que deje la actual administración será
uno con grandes carencias, con problemas magnificados. Y como correlato de todo esto,
dejará, exactamente igual que los gobiernos anteriores, una aguda escasez de recursos. Y
cuando decimos esto, no nos estamos refiriendo si deja billetes verdes en las arcas del
BCRP -Belaunde también los dejó, y ¿qué?. Aunque dudamos que Toledo, como Fujimori
los deje realmente, después de los irresponsables compromisos financieros internacionales
que está acordando y después de su dilapidación populista. Sea como fuere, este gobierno
dejará vacías las arcas, más que del tesoro público, las arcas de la economía del país.
Problemas magnificados y aguda escasez de recursos. Esto exige ver el largo plazo
como espacio de solución temporal de los problemas que afectan al Perú y a los peruanos.
42
Por otro lado, en ninguna sociedad, ni siquiera en las más ricas, los recursos sobran:
siempre las necesidades superan a los recursos disponibles, pero es obvio que en casos
como el nuestro la disparidad entre ambos es más aguda. Justamente porque existe esta
diferencia entre recursos y necesidades, los pueblos sabios adoptaron siempre para
desarrollarse una cultura de largo plazo. No es que en el largo plazo todos estaremos
muertos como en una instante de irresponsabilidad dijo Keynes. Esta es una verdad: la vida
de un hombre es finita, la de las sociedades no lo es tanto, por lo menos no en la misma
medida que la de cada hombre; pero ello no significa que no se tenga responsabilidad ante
el futuro, así ya no tengamos ojos para verlo.
Quienes alcanzaron el desarrollo, en todos los casos, lo hicieron a través de
procesos de larga temporalidad. No existen recetas mágicas para el desarrollo. No existe ni
existirá ninguna fórmula, ningún plan que pueda provocar el desarrollo en términos de
mediano plazo, menos en términos de corto plazo. Quienes proponen que pueden lograr
sacar al país del atasco de varios siglos prácticamente en un abrir de ojos, no son otra cosa
que infames demagogos. De allí, que es de suma importancia si es que la sociedad peruana
quiere en algún momento lograr el desarrollo que tenga claramente en cuenta si existe o no
un proyecto de largo plazo de desarrollo nacional y una estrategia para concretarlo.
Dicho lo anterior, y ello es enteramente válido, es necesario hacer dos
importantísimas atingencias. La primera, el largo plazo, no comienza, digamos, dentro de
veinticinco años -si supusiéramos que esos son los años de que constaría el largo plazo-,
sino que comienza en el día presente, hoy. El largo plazo está constituido de la sumatoria
de sucesivos cortos y medianos plazos y se va concretando (o no) en esos pequeños
períodos. El largo plazo en términos de desarrollo no es un mero pasar de muchos años.
No. Si fuera así ya el Perú sería desarrollado: total tenemos ya 182 años de República. La
segunda cuestión, es que sino sabemos pensar, sino sabemos actuar todo el largo plazo
puede irse al diablo no sólo en un mediano plazo, en un corto plazo, sino en una infeliz
coyuntura. En una sola acción mal ejecutada, en tanto que ella sea de importancia cardinal.
Los problemas del país, tal como lo hemos señalado a lo largo de este Ideario no
sólo son hondos, también son múltiples. Pero no todos tienen la misma prioridad. Algunos
son más ricos en determinaciones que otros, es decir, algunos son más profundos y difíciles
de solucionar y a su vez causan otros problemas. Es importante que la propuesta de
desarrollo ubique con claridad
Cuáles son esos problemas principales y prioritarios y cargue todas sus baterías para
solucionarlos. Solucionados ellos, se solucionarán los otros (o estarán en vías de solución).
Pero los políticos e intelectuales peruanos, del mismo modo que no supieron hacer una
lectura integral de estos problemas, tampoco supieron definir cuáles eran los principales
problemas. Incapaces de leer nuestra propia realidad, aceptando y copiando paradigmas
hechos afuera, y que en los hechos nunca fueron aceptados por los países que se
desarrollaron, siempre supusimos que el problema fundamental era el económico, fuese
cual fuese la definición que diéramos de “lo económico”. Muchos intelectuales -no todos,
pero la mayor parte sí- dijeron explícitamente que el problema de este país, por ejemplo,
no era el educativo, sino el económico. Y actuaron en consecuencia. Hoy sabemos no que
el problema económico sea secundario, pues es de primera importancia, pero no es el único 43
importante: el problema del capital humano es clave y trascendente en el desarrollo. En
realidad, así fue siempre; pero un reduccionismo cientificista que hoy demuestra sus
carencias, lo olvidó. Y los economicistas de izquierda y de derecha lo siguen considerando
así, cada cual desde su propia perspectiva, pero que hijos de la misma cultura -de la cultura
moderna, que hoy vemos agonizar- tienen una serie de puntos de entronque. Así, por
ejemplo, los neoliberales nos quieren vender la idea del mercado como el súmmum del
desarrollo. El problema es que esta visión economicista de la realidad social no se aplicó
nunca en ninguna parte del mundo ni en ningún momento de la historia.
Así, pues, el desarrollo no es exclusivamente resultante de una propuesta
económica sino de una propuesta integral en la que los aspectos culturales e institucionales
juegan el rol clave de ruptura; que dentro de lo institucional el rol crucial está a cargo de un
nuevo sujeto político. Desde luego, lo mencionado no implica el ninguneamiento de lo
económico, pues es imposible el desarrollo si el proyecto para ello no cuenta con una
estrategia económico-productiva.
Por ello no está dentro de nuestra propuesta la desaparición del mercado, pues
sabiendo de su pertinencia sabemos también que no es receta mágica. De allí que
planteemos al país una eficaz combinación del rol del Estado con el de las fuerzas del
mercado, donde el rol del Estado sea, en representación de toda la sociedad, el de orientar,
dirigir, e, incluso cuando las circunstancias lo exijan, crear al mercado.
Sabemos que sin una intervención decidida del Estado sobre la economía, la
producción, la institucionalidad y la cultura será imposible un crecimiento rápido de las
fuerzas productivas. Una de las realidades emergentes de las sociedades actuales más
desarrolladas es que el principal recurso productivo es el capital humano. ¿Quién hará
posible un capital humano acorde con las necesidades de progreso? El mercado
evidentemente: no. Es el Estado quien tiene que tomar -seriamente- esta tarea en sus
manos. Desde luego el desarrollo de capital humano desborda largamente la mera
construcción de infraestructura educativa. Para el Partido Nacional PERÚ PARA
TODOS, este es un punto crucial desde la perspectiva programática del desarrollo.
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3.6. NO PUEDE HABER DESARROLLO SIN NACIÓN NI, TAMPOCO, SIN
ESTADO-NACIÓN
Capítulo IV
52
Todo se centraliza prácticamente en Lima, y algunos reales que van a las ciudades
de provincias. Para el resto del país minucias, cuando no la nada. Con este gobierno y con
todos los anteriores. No sabemos cuanto ahora el Estado peruano tiene pensado invertir en
el desarrollo del Cenepa, si es que está pensando algo. Pero lo que sí sabemos es que el
gobierno de Fujimori estuvo embarcado en préstamos -que se van a pagar- por varios miles
de millones de dólares para mejorar lo que no se puede mejorar: Lima. Proyectos de
trasvase de la laguna de Marcapomacocha, proyectos de represamiento del río Chillón, por
más de 500 millones de dólares. Incluso hay un proyecto de trasvase del río El Mantaro por
más de 1,500 millones de dólares. Dos proyectos, ya firmados, para el tratamiento de aguas
servidas para Lima por más de 500 millones de dólares, uno para irrigar las pampas de San
Bartolo y otro para tirar esas aguas servidas 40 km mar adentro. Existe un gigantesco
proyecto de una serie de obras para interconectar todo Lima Metropolitana. ¿Cuánto
cuesta? Casi 1,500 millones de dólares. Y, por supuesto sin contar los proyectos del ex
alcalde Andrade Carmona y del actual opaco alcalde Castañeda Lossio.
No sólo se trata de que Lima es crecientemente una sociedad muy cara para todo el
país -es una ciudad cuya existencia tenemos que pagarla todos los peruanos, vivamos o no
en Lima-, sino que es imposible que se puedan solucionar los problemas de una ciudad
como Lima, se gaste lo que se gaste. Por ejemplo, cuesten lo que cuesten los proyectos de
Marcapomacocha, Chillón y El Mantaro para dar agua a la población y producción limeña
siempre será menor que la voracidad de una megalópolis creciente necesita. Dicho en otras
palabras no sólo es caro sino es inútil. Por otro lado, no debemos dejar tan de lado eso de
oneroso. No se trata sólo que los peruanos, todos, pagamos para que Lima sobreviva, sino
que lo que se gasta en Lima es lo que no se gasta en el resto del país. Sobre todo en ese
“resto del país” abandonado desde casi siempre.
Junto con la enormidad de la ciudad-capital encontramos algunas ciudades de
alguna relativa importancia (Arequipa, Piura, Chiclayo, Trujillo, Ica, Chimbote. Huancayo,
Huaraz, Cusco, Juliaca, etc.). Y aunque estas ciudades han crecido muy rápidamente, no lo
han hecho al ritmo de Lima, pero se comienzan a observar casi los mismos problemas que
en Lima: una depredación de sus tierras de cultivo y en general de sus recursos naturales.
Cabe observar que nuestro país no es rico en tierras cultivables, y casi irreversiblemente se
observa que a partir de la década del cuarenta el rush impresionante del crecimiento urbano
en lo fundamental se asienta sobre ese escasísimo recurso natural. Hasta ahora el Estado en
sus diversos espacios (central, regional, local) no ha tenido ninguna política ante esta
depredación que ya está adquiriendo el desarrollo urbano. Tampoco la sociedad como
conjunto no tiene una cultura que le haga ser capaz de comprender esta pesada herencia
que le estamos dejando a las generaciones que vendrán. No se trata sólo de Lima: ya sólo
las generaciones que se van tienen un recuerdo de lo que fueron los valles del Rímac,
Chillón y Lurín, sobre todo el primero, cubierto por una espesa capa de cemento y de
edificaciones urbanas. Arequipa, la segunda ciudad del país prácticamente ya no tiene
tierra disponible por donde crecer, cultivable o no. Si sigue a este ritmo su crecimiento
urbano, la generación siguiente encontrará la famosa “campiña arequipeña” solamente en
las páginas desvaídas que hoy todavía se imprimen.
4.2.3. Existen amplísimas zonas del territorio nacional con enormes
posibilidades productivas que no están ocupadas
¿Cuál es la imagen que de nuestro territorio puede captar cualquier viajero? El de
las inmensas soledades, de los territorios deshabitados, ya sea el arenal casi infinito que
atravesamos en la costa, cortado por los escasos oasis que son los valles originados por los
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delgados ríos que bajan en cada estío desde la sierra; ya sea la sierra rocosa, los inmensos
páramos andinos, la exuberante amazonía, casi sin pisada humana. E incluso, en los
mismos valles, ya sean de la costa o de la sierra, por más ricos y ubérrimos que sean es
siempre la misma imagen de la soledad y del desierto humano, a menos que se encuentren
cerca de una urbe provinciana. Nosotros, a diferencia de otras culturas, la europea o la
norteamericana, no somos habitantes de urbes con un pie constante en el campo. No existe
entre nosotros, en particular entre las clases dominantes, que son las que mayores
posibilidades tienen, ese estimulante hábito por la casa de campo. Máximo, llegan a las
residencias campestres por los alrededores de Chosica, zona ya definitivamente urbana. Y
pensar que cerca de Lima, en las alturas de los valles serranos, existen maravillosos
paisajes que bien podrían ser zonas de residencia temporal. Menos, mucho menos existe
esta cultura en otras zonas del país. Impulsar una nueva cultura de apropiación del espacio
tiene que ser parte de una nueva mirada cierta coherente, veraz y enriquecedora del futuro.
Los ejemplos pueden agrandarse ad-infinitum, es imposible pensar en el desarrollo
del país sino ocupamos racionalmente todo el inmenso y rico espacio que nos dotó la
naturaleza. Ciertamente no será obra de un día para otro, pero en algún momento debemos
comenzar. ¿Cómo se debe solucionar esto? Teniendo un proyecto distinto y consciente de
como debemos ocupar nuestro territorio. Por ejemplo, prácticamente toda la infraestructura
de comunicaciones tiene su punto axial en Lima. Pucallpa es la ciudad de montaña más
cerca de la frontera con el Brasil, y para comunicarse con la costa, tiene se ha tenido que
hacer una carretera larga y antieconómica pues el punto de llegada no puede ser más que
Lima. ¿Por qué no habernos imaginado otras formas de diseñar las vía de comunicaciones
que unan , según sea el caso, las distintas regiones del país, teniendo como criterio no el
que se comuniquen con Lima, sino con la clara intención de crear nuevos espacios
desarrollados en sí mismos y sin el criterio antieconómico de que todo debe terminar en
Lima. La propuesta del Partido Nacional PERÚ PARA TODOS es la progresiva
creación de un conjunto de ejes estratégicos de ocupación del territorio del país, que unan
las distintas regiones, en el norte, cercano a la frontera con el Ecuador, en el norte de Lima,
a la altura de Casma que tenga como objetivo unir la frontera del Brasil, vía Pucallpa, con
la costa peruana; en el sur, al sur de Ica, dejando el aislamiento de pueblos y regiones de
Ayacucho y Huancavelica y sus circunvecinos selváticos, hasta ahora alejados de la
historia y del progreso. Y, finalmente, otro eje, que recorra el sur del país, resguardando los
intereses geopolíticos del país y uniendo la selva con la sierra y la costa. Y pensando que
cada uno de estos ejes deben ser potenciales en sí mismos, con vida productiva,
económica, financiera, cultural, etc., propia y no dependiente de la capital. Sólo cuando, en
un proceso que será de larga inversión y maceración podemos estar, finalmente, ocupando
todo nuestro espacio territorial, incorporándolo a la vida nacional, destruyendo esa imagen
de soledad u aislamiento como del pernicioso centralismo que afecta gravemente las
posibilidades del Perú.
4.2.4. El criterio geopolítico: ocupar nuestras fronteras
Esta pésima ocupación del territorio no ha tenido en consideración ningún criterio
geopolítico. De allí que los problemas geopolíticos están presentes, entre otras cosas, por el
modo cómo se ha ocupado el espacio nacional. Miles de millones para el centralismo, y
hasta donde sabemos nada, al sitio donde se está jugando buena parte de la geopolítica del
país. Del futuro geopolítico del país. Un Estado y un gobierno sin ninguna responsabilidad
frente a los intereses nacionales y frente al futuro. Hasta que nuevamente las trompetas de
la guerra nos lo recuerden
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¿Cómo entender, por ejemplo, nuestra política de fronteras encerrada
exclusivamente desde hace tanto tiempo en el árido terreno de “lo diplomático”? ¿Hasta
cuando pretenderemos que se podrá solucionar el problema con Ecuador si no ocupamos
efectivamente nuestra frontera? Desde 1942 en que se firmó el Tratado de Límites con el
Ecuador, ¿qué es lo que ha hecho el estado peruano y la sociedad entera por desarrollar
nuestra frontera, por concretar ese concepto de “fronteras vivas”? De fronteras ocupadas
por el hombre, con su producción, con su infraestructura, con su aliento vital, con el
sembrado de nuevas generaciones? Todo ha sido dejado a la casualidad. La única ciudad
que se ha desarrollado, y no ha sido exactamente por política gubernamental, en la frontera
norte, ha sido Piura, y en menor medida y bajo los mismos conceptos, Sullana y
Chulucanas. ¿Y el resto? ¿Qué política ha tenido el Estado para desarrollar Huancabamba
y Ayabaca, para general una infraestructura de comunicaciones entre la gigantesca selva y
la sierra y costa del norte del país? Nos desgarramos las vestiduras con los “héroes del
Cenepa”, pero ¿qué hizo el estado peruano para ocupar desde 1942 el Cenepa? Las
imágenes que nos brindaba la televisión con motivo del infausto conflicto con el Ecuador
de 1996 están todavía vívidas en nuestra memoria: pequeños y miserables caseríos
incomunicados del mundo, niños con sus barrigas hinchadas por la desnutrición y la
parasitosis, sobreviviendo seguramente a altas tasas de mortalidad; ausencia de
infraestructura de todo; casi nula producción; y sobre todo la inmensa soledad amazónica.
¿Es que no tienen un envidiable potencial productivo y turístico esas zonas? Claro que sí.
Pero igual y nuevamente, surge la pregunta: ¿qué hizo el Estado? Nada. Y porque decimos
siempre, el estado y no por ejemplo, el mercado. Porque el mercado, como el estado es
hechura humana, pero el Estado es siempre anterior al mercado. Si el Estado no llega allí
nunca va a llegar el mercado, nunca van a llegar capitales. ¿Acaso es novedad que justa o
no, legal o no, es una política nacional ecuatoriana llegar hasta el Amazonas? ¿Qué hizo el
estado peruano frente a ello? ¿Cuánto invirtió frente a ello, y advertimos que no estamos
hablando para nada de gastos militares? Casi nada.
Pero, también debemos tener ojos avizores para nuestras otras fronteras: ¿cómo
estamos encarando los problemas geopolíticos con Chile? ¿O es que creemos que ya
fueron resueltos todos? ¿Qué pensamiento geopolíticos tenemos con el gigante de la
Amazonía, Brasil? ¿Qué pensamos en torno a nuestras relaciones futuras? Hay un hecho
demostrable, Brasil tiene efectivamente una política hacia la Amazonía, una política de
fronteras de la que carece el Perú. Por la TV nos enteramos como pueblos peruanos
fronterizos viven en relación a los pueblos de frontera del Brasil, y que incluso dejan ya de
hablar el castellano, que sus niños se educan en escuelas brasileras. ¿Cuál es el
pensamiento y el proyecto del Estado peruano frente a ello? No olvidemos que el Perú
tiene un recurso estratégico del que carece Brasil, y que más tarde o más temprano va a ser
codiciado por el gigantes vecino: nuestro enorme potencial de generación de energía
hidroeléctrica en los Andes orientales. ¿Cuál será su destino final si continuamos como
hasta ahora sin una política de fronteras vivas? Repetimos no será obra de corto plazo ni de
coyuntura, pues igual de muchas de las cosas que se plantean en este Ideario son parte de
un ideal que debemos ir pensando y concretando en el lapso de una generación; pero qué
desgraciados seríamos si dentro de una generación no hubiésemos avanzado nada y lo que
es peor los problemas del presente se hubiesen agravado.
4.2.5. Ausencia de proyecto de ocupación territorial
Esta mala ocupación del territorio se debe o a una pésima concepción de la
ocupación del territorio o peor, a la ausencia de una concepción de una ocupación del
territorio que sea ad-hoc a un proyecto de desarrollo nacional. Nunca hemos tenido una
55
política de ocupación del espacio. Ese fue otro gran fracaso de los políticos tradicionales y
de su soporte intelectual. Si pensamos en un país desarrollado, debemos en primer lugar ser
consciente que el tipo de ocupación espacial que actualmente tenemos nos conduce al
antidesarrollo, a la antieconomía, al abandono de nuestras fronteras, De allí, que sea
necesario en primer lugar elaborar un plan de ocupación del territorio que contenga
variables como el desarrollo de los espacios deshabitados, la minimización de los espacios
excesivamente ocupados, las variables geopolíticas y las variables ecológicas. Las breves
líneas escritas en este trabajo, por naturaleza general, no son sino los antecedentes de un
trabajo programático más intenso que el Partido Nacional PERÚ PARA TODOS está
comprometido a profundizar.
CONVOCATORIA A
LOS PERUANOS
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Le proponemos al país, como nunca se hizo en su historia, que la
principal fuerza productiva de la humanidad son sus recursos humanos.
Por ello, le proponemos no sólo una gigantesca inversión en las mentes de
los peruanos como requisito imprescindible para el desarrollo, sino un
cambio cultural que implique un nuevo signo, un nuevo derrotero, una
nueva avanzada: tenacidad, permanencia y constancia, asociacionismo y
espíritu colectivo, sentido nacional, conciencia empresarial, laboriosidad y
austeridad y ética.
Para ello proponemos no un Estado elefantiásico e ineficiente, sino
un Estado pequeño, eficiente y profesional, promotor y orientador, ético.
Nada de esto podrá hacerse fuera de la democracia, la libertad y el
respeto al Estado de Derecho, que atraviesen el organismo social en todas
sus instancias y momentos, pues no existe desarrollo duradero y
trascendente en las murallas de las dictaduras y el totalitarismo.
Sólo así los peruanos amaneceremos, como en el verso de César
Vallejo, desayunados para siempre. A este reto invitamos al país entero. Por
estas razones, llamamos al país a incorporarse al Partido Nacional PERÚ
PARA TODOS, la más segura promesa lanzada al futuro del país.
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