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Introducción
c. Modificaciones posteriores pg 4
2.CALENDARIO GREGORIANO
a. Historia
b. Origen de la era cristiana
c. Importancia del calendario gregoriano
5.CONCLUSIÓN pg 15
6. BIBLIOGRAFÍA pg 16
Calendario juliano
El calendario juliano es el antecesor del calendario gregoriano y se basa en el movimiento
del sol para medir el tiempo. Desde su implantación en el 46 a. C., se adoptó gradualmente
en los países europeos y sus colonias hasta la implantación de la reforma gregoriana en
1582. Sin embargo, en los países de religión ortodoxa se mantuvo hasta principios del siglo
XX. A pesar de que en estos países el calendario gregoriano es el oficial, hoy en día las
iglesias ortodoxas (excepto la de Finlandia) siguen utilizando el calendario juliano.
Antecedentes
Las evidencias históricas más antiguas indican que el primer calendario solar fue creado
ene. Antiguo Egipto, a principios del tercer milenio a.C. Parece ser que surgió de la
necesidad de predecir con exactitud el momento del inicio de la crecida del río Nilo. Este
calendario tenía un año de 365 días, dividido en tres estaciones, meses de 30 días y
decanos de diez días.
Elaboración
Desde 44 a. C. se acordó que todos los años constaran de 365 días, y cada cuatro años se
contarían 366 y se llamaran años bisiestos, porque se fechaban dos días consecutivos como
23 de febrero (último día del calendario romano en ese momento). En aquella época ese 23
de febrero se llamaba sexto calendas martii y cuando era año bisiesto, al día adicional se le
llamaba bis-sexto calendas, de allí el nombre de bisiesto.
Por lo anterior, el calendario juliano consideraba que el año trópico estaba constituido por
365,25 días, mientras que la cifra correcta es de 365,242189. Esos más de 11 minutos
contados adicionalmente a cada año habían supuesto en los 1257 años que mediaban entre
325 y 1582, un error acumulado de aproximadamente 10 días, por lo cual se instauró el
calendario gregoriano.
Modificaciones posteriores
Además, decretó que el domingo fuese día de descanso para adorar a Dios, en detrimento
del sábado, tradicional entre los judíos. Y es que si Jesucristo había muerto el quinto día
de la semana judía, había resucitado en domingo.
Calendario gregoriano
El calendario gregoriano es un calendario originario de Europa, actualmente utilizado de
manera oficial en todo el mundo. Así denominado por ser su promotor el Papa Gregorio
XIII, vino a sustituir en 1582 al calendario juliano.
Historia
La reforma gregoriana nace de la necesidad de llevar a la práctica uno de los acuerdos del
Concilio de Trento: el de ajustar el calendario para eliminar el desfase producido desde el
primer Concilio de Nicea de 325. En el fondo, el problema era adecuar el calendario civil al
año trópico.
El calendario juliano consideraba que el año trópico estaba constituido por 365,25 días,
mientras que la cifra correcta es de 365,242189 días. Esos más de 11 minutos contados
adicionalmente a cada año habían supuesto en los años que mediaban entre 325 y 1582 un
error acumulado de aproximadamente 10 días.
El calendario gregoriano atrasa cerca de 1/2 minuto cada año, lo que significa que se
requiere el ajuste de un día cada 3300 años. Esta diferencia procede de hecho de que la
traslación de la Tierra alrededor del Sol no coincide con una cantidad exacta de días de
rotación de la Tierra alrededor de su eje. Cuando el centro de la Tierra ha recorrido una
vuelta completa en torno al Sol y ha regresado a la misma «posición relativa» en que se
encontraba el año anterior, se han completado 365 días y un poco menos de un cuarto de
día (0,242189074 para ser más exactos). Para hacer coincidir el año con un número entero
de días se requieren ajustes periódicos cada cierta cantidad de años. Por ello, la nueva
norma de los años bisiestos se formuló del siguiente modo: la duración básica del año es de
365 días; pero serán bisiestos aquellos años cuyas dos últimas cifras son divisibles por 4,
exceptuando los múltiplos de 100, de los que se exceptúan a su vez aquellos que sean
Los romanos contaban los años desde la fundación de Roma, es decir, ab urbe condita,
abreviadamente a.u.c.
En la era cristiana, con el papa Bonifacio VI en 607, el origen de escala pasó a ser el
nacimiento de Cristo. Dionisio el Exiguo, un monje matemático, basándose en la Biblia y
otras fuentes históricas, entre los años 526 y 530, había fechado el nacimiento de Cristo
el día 25 de diciembre del año 754 a.u.c. Dicho año pasó a ser el año 1 A.D., pero los años
anteriores a éste seguían siendo años a.u.c. Finalmente en el siglo XVII se nombran los años
anteriores al 1 A. D. como años antes de Cristo, a. C., y los posteriores años después de
Cristo.
De esta manera, es evidente que no puede existir el año 0 ya que un año comienza en un
momento dado (las 12 de la noche del fin del año anterior) y termina a las 12 de la noche
del fin de año del año 1. Pero este año no puede contarse como 1 sino al final, es decir, que
sólo puede contarse como 1 en el momento en que se cumple. Sucede lo mismo con la edad
de una persona. Por otro lado, cuando empieza la cuenta de la era cristiana, no existía el
concepto matemático de cero.
¿Cuántos años cumple un niño al nacer? Ninguno. Así pues, no debemos confundir los años,
que son segmentos de tiempo de 12 meses de duración, con los aniversarios o cumpleaños,
que son puntos en una línea de tiempo y que por lo tanto, no tienen dimensión.
El primer año de la vida de una persona se identifica con el punto 1 ubicado un año después
de su nacimiento. También el primer año de nuestra Era se ubica entre el fin de año del año
-1 (menos 1) y el primer aniversario de la misma, doce meses después (al terminar el 31 de
diciembre, que es el comienzo del día 1 de enero del año 1). Es por ello que el año 1901 fue
el primero del siglo XX y el año 2001 fue el primero del siglo XXI y, por ende, del tercer
milenio.
La importancia del calendario gregoriano
El problema del origen de nuestra era quedó resuelto con la creación del calendario
gregoriano: si en él se afirma que la Era Cristiana comenzó 1582 años antes de su creación
y todos los países respetan esta idea, toda discusión debería acabar; y los temas de cuándo
nació Cristo o lo que estableció Dionisio el Exiguo dejan de tener importancia (al menos,
desde el punto de vista de la medición del tiempo). La cuestión final era la adopción de
dicho calendario y, como hemos visto, todos los países del mundo lo han venido adoptando a
través del tiempo.
Aquí es donde podemos resaltar el valor de este instrumento de medición: si todo el mundo
está de acuerdo, todas las discusiones sobre el tema sobran. Podemos viajar a cualquier
país y, al comprar un calendario, siempre será el calendario gregoriano del año en curso.
Podrá variar la ubicación del comienzo y fin de semana (domingo o lunes) o el idioma, pero
siempre se tratará del mismo calendario.
Y un instrumento que sólo necesita una corrección de 1 día cada 3300 años,
aproximadamente, es un extraordinario avance que constituye un magnífico patrimonio de la
cultura occidental.
Luis Lilio
Luis Lilio fue un reputado doctor, astrónomo, filósofo y cronologista, al que se le atribuyen
los primeros esbozos de lo que después sería la reforma del Calendario Gregoriano. Sus
mayores logros (a parte de ser el primero en idear la Reforma) estuvieron relacionados con
el estudio astronómico de la Luna (uno de sus cráteres lleva su
nombre en su honor).
Se sabe poco de los comienzos de su vida, excepto que nació en
Calabria (Italia) y que estudió medicina en Nápoles. También se
sabe que estudió más tarde en la Universidad de Perugia,
alrededor de 1552. Se le conoce como creador del Calendario
Gregoriano por su manuscrito Compendiuem novae rationis
restituendi kalendarium (Compedio para el Nuevo Plan de
Restauración del Calendario).
Aun así, la Reforma no se llevó a cabo hasta seis años después
de su muerte, cuando su hermano Antonio presentó el manuscrito
al Papa Gregorio XIII. El manuscrito fue entonces dado a la
comisión de reforma, y fue adoptado en 1582, después de algunas modificaciones por parte
de Christopher Clavius. La bula papal fue instaurada el 24 de febrero de 1582, ordenando a
los cristianos que adoptaran el nuevo calendario.
Christopher Clavius
En cuanto a Clavius, fue un jesuita alemán conocido como matemático, astrónomo y un gran
gnomonicista, considerado, junto con Lilius, uno de los primeros promotores del Calendario
Gregoriano. Su importancia es tal, que en sus últimos días de vida fue el astrónomo más
respetado en Europa y sus libros de texto fueron empleados en las universidades de todo el
mundo durante varios siglos después de su época, considerados algunos de ellos como
auténticas enciclopedias del saber, llegando a ser denominado a veces el “Euclides del siglo
XVI”.
Clavius nació en Bamberg el 25 de marzo de 1538. Se conoce poco sobre sus primeros
años, por ejemplo la fecha exacta de su nacimiento no es muy segura y puede oscilar entre
1537 o 1538. Su verdadero nombre tampoco es muy conocido y el origen es debido a que los
conocidos de la época le denominaban Christoph Clau o Klau y el sonido de la pronunciación
alemana de la época debería sonar similar a "Clavius", por juego de palabras hubiera sido
"Schlüssel" (Palabra alemana para "Llave"). De todas formas la palabra llave indica que era
tomado por una persona inteligente capaz de abrir y desentrañar los problemas y misterios
más ocultos.
Clavius pasó a formar parte del orden de los Jesuitas en 1555. Fue alumno en la
Universidad de Coímbra en Portugal y tras esta estancia fue a Italia y estudió teología en
el Colegio Romano Jesuita en Roma. Permaneció en el Colegio Romano donde dio clases de
matemática.
Se puede decir que excepto en los periodos que estuvo en Nápoles, sobre 1596, y la visita
que hizo a España en 1597, Clavius permaneció como profesor de Matemática en el Colegio
Romano durante el resto de su vida. En 1579 fue asignado por el Vaticano para calcular las
bases de la reforma del calendario con el objeto de proporcionar una solución al problema
constante desplazamiento de las fiestas religiosas cristinas a lo largo de los años.
La propuesta de Clavius era que el miércoles 4 de octubre de 1582 (Calendario juliano)
debería continuarse por el
jueves 15 de octubre de 1582
(Calendario Gregoriano).
Proponiendo además que los
años bisiestos ocurrieran
exactamente en los años cuyos
dígitos fueran divisibles entre
cuatro, con excepción de
aquellos en los que su cifra
acabara en 00 y que fueran
divisibles entre 400. Esta regla
se aprobó y hoy en día se sigue
aplicando, haciendo que
podamos disfrutar de un
calendario estable por muchos
miles de años.
La idea de Clavius no fue
apoyada inicialmente, algunos
matemáticos como Viète
mostraron una gran oposición
contra él y los matemáticos del
Papa Gregorio, indicando en
todo momento que este cambio
de calendario no era sino una
gran conspiración papal para
robar 11 días al calendario.
Cuando apareció esta
resistencia Clavius escribió su
famosa epístola Novi calendarii romani apologia (1595) en la que justificaba el uso de este
nuevo calendario defendiéndose así de los ataques.
Cuando Galileo Galilei comenzó con sus observaciones astronómicas mediante su
telescopio Clavius ya era bastante mayor, pero aún seguía siendo activo. Y no vio con malos
ojos lo que mencionaba Galileo de sus observaciones. Aunque no estaba muy de acuerdo con
las interpretaciones que hacía. Por ejemplo, no estaba nada de acuerdo con la
interpretación de que las manchas que Galileo veía en la Luna fueran de verdad montañas y
valles. Irónicamente, hoy en día uno de los mayores cráteres de la Luna lleva su nombre
(233 km de diámetro).
Dejó una buena cantidad de obras escritas y también discípulos como Matteo Ricci que
tradujo todas sus obras al chino, dando una oportunidad a China de disfrutar de textos de
Euclides. La influencia de Clavius se extiende también a su extensa correspondencia
epistolar, hoy en día conservada en diferentes archivos de la Universidad Gregoriana en
Roma.
En cuánto al hombre cuyo nombre fue dado al Calendario, Ugo Buoncompagni (Bolonia, 7 de
enero de 1502 – Roma, 10 de abril de 1585), estudió jurisprudencia en la universidad de
Bolonia y tras doctorarse en derecho en 1530, desde 1531 ejerció como profesor
contándose entre sus alumnos figuras de la importancia de Carlos Borromeo, Alejandro
Farnesio y Reginald Pole. En 1539, fue reclamado en Roma por el cardenal Parisio e inició su
carrera eclesiástica que le llevó a ordenarse sacerdote en 1542, tras lo cual actuó para el
papa Pablo III como juez de la capital, abreviador papal y refrendador del Tribunal
Supremo de la Signatura Apostólica hasta que, en 1546 fue enviado como auditor al Concilio
de Trento.
Adoptó el nombre de Gregorio XIII como homenaje al gran papa Gregorio I el Grande, y a
pesar de su avanzada edad a la que fue elegido (setenta años), demostrará una inflexible
energía y voluntad en la regeneración de la Iglesia, continuando la labor iniciada por su
predecesor Pío V. Empeñado en la renovación moral de la Iglesia, ya en su primer
consistorio comunicó a los cardenales su intención de hacer cumplir estrictamente los
cánones aprobados en el Concilio de Trento.
Aunque no existiera otra razón para guardar memoria de Gregorio XIII, la reforma del
Calendario Juliano, utilizado desde que Julio César lo instauró en el año 46 a. C., para dar
paso al vigente Calendario Gregoriano, al que va ligado su nombre, ha hecho de él un
personaje de popular notoriedad.
Gregorio XIII, asesorado por nuestro viejo conocido, Christopher Clavius, promulgó, el 24
de febrero de 1582, la bula Inter gravísimas en la que establecía que tras el jueves 4 de
octubre de 1582 seguiría el viernes 15 de octubre de 1582. Con la eliminación de estos diez
días desaparecía el desfase con el año solar, y para que no volviera a producirse, se
eliminaron en el nuevo calendario tres años bisiestos cada cuatro siglos, como ya ha sido
explicado antes.
Problemas en la aplicación del calendario gregoriano
Al haberse regulado los problemas de cálculo con el calendario, vinieron los políticos, pues
introducir un nuevo calendario no fue un asunto sencillo y de colaboración mutua, lo que
provocó problemas y malos entendidos, sin contar los desajustes previsibles en el cómputo
de los días en los diferentes países.
Este año contó, pues, con tan solo 355 días, y es conocido como año corrector.
Hubo problemas en Londres, muchos motines, que indignados se lanzaron a reclamar los días
salteados.
En EE.UU el presidente, en ese momento Franklin, aconsejó que los americanos durmieran
tranquilos en una fecha, y al comenzar el otro día, estarían automáticamente avanzados 10
días más lo que sólo consiguió aumentar el descontento general.
Uno de los países que conservó el calendario Juliano fue Rusia, que permaneció en dicho
país, por 200 años mas. Después de la revolución Bolchevique, este le quito 13 días para
ponerlo en combinación con el resto de los países europeos. Pero como la iglesia no lo
aceptó, hasta hoy sigue el calendario juliano y celebran así la navidad el 7 de enero.
El 30 de febrero existió tres veces. Es obvio que Febrero tiene 28 días excepto en años
bisiestos que pasa a tener 29 días. Pero en nustra historia, gracias a este ya conocido
desajuste se han vivido tres insólitos (y descoordinados) 30 de Febrero.
Primer 30 de Frebrero
Suecia (entonces Finlandia era parte del reino de Suecia) seguía el calendario juliano, pero
iba a adoptar paulatinamente el calendario gregoriano. Para ello, a partir de 1700 iba a
omitir un día cada año, para llegar finalmente al calendario gregoriano en 1710 (Algunas
fuentes afirman que iba a omitir los días bisiestos a lo largo de 40 años). Así, se quitó un
día en 1700, pero no se hizo ninguna reducción más, con lo que el llamado calendario sueco
se adelantaba por un día al calendario juliano, pero aún tenía diez días de retrasorespecto
al gregoriano. La confusión tocó a su fin cuando, en 1712 hubo dos días bisiestos, con lo que
ese año tuvo un 30 de febrero. Ese día corresponde al 29 de febrero del calendario juliano
y al 11 de marzo del gregoriano. Al final, Suecia adoptó el calendario gregoriano en 1753.
En 1929, la Unión Soviética introdujo un calendario revolucionario en el cual cada mes tenía
30 días y los cinco o seis días restantes eran fiestas que no pertenecían a ningún mes. En
1930 y 1931, hubo un 30 de febrero en la URSS, hasta que ya en 1932 los meses volvieron a
ser los de antes.
En la obra Un yanqui de Connecticut en la corte del rey Arturo, de Mark Twain, se hace
referencia a un eclipse de sol que ocurrió el 21 de junio del año 528 de nuestra Era, tres
minutos después del mediodía. Sin embargo, al no hacer referencia al cambio del
calendario, que fue aprobado después de dicha fecha tanto por Gran Bretaña como por los
Estados Unidos, deja sin efecto la posibilidad que se indica en la novela de predecirla, tema
imprescindible en el argumento, además de que la hora solar romana (que se tomó en cuenta
para la creación del calendario gregoriano), tampoco coincidía con la hora solar de la isla de
la Gran Bretaña, por lo que la exactitud de la hora (tres minutos después del mediodía)
tampoco tenía nada que ver con lo que en realidad ocurrió.
MAPA CONCEPTUAL
A continuación podemos observar en el siguiente gráfico la espaciada aplicación del
calendario gregoriano en los diferentes países, siendo claramente comprensible los
problemas sociales y de cálculos derivados de esta poca coordinación.
El calendario fue de aplicación civil en Francia y sus colonias americanas y africanas hasta
que Napoleón abolió su uso oficial el día 1 de enero de 1806 (de hecho la medianoche del 10
de nivoso del año XIV, es decir, el 31 de diciembre de 1805, poco más de 12 años después
de su introducción) como una manera de eliminar los signos de democracia republicana, ya
que se había autoproclamado Emperador de los Franceses .Se volvió a implantar
brevemente tras el derrocamiento de Napoleón, y fue usado también por la efímera Comuna
de París.
El calendario revolucionario soviético fue usado en la Unión Soviética de 1929 a 1940. Poco
después de la revolución rusa, el primer gobierno soviético de Lenin decretó el abandono
del calendario juliano en favor del calendario gregoriano, que ya se usaba en prácticamente
toda Europa. Este cambio supuso, que tras el día 1 de febrero de 1918, siguiera el 13 de
febrero. En esta versión, todos los meses tenían 30 días, y los 5 días restantes, se añadían
entre medias, sin pertenecer a ningún mes ni a ninguna semana.
La semana de siete días se reemplazó por una de cinco días. Se eliminó el domingo,
tradicional día de descanso cristiano y en su lugar, se organizó a los trabajadores en cinco
grupos, a los que se asignó un color (amarillo, rosa, rojo, morado y verde), teniendo cada
grupo un día distinto de la semana para el descanso. La intención de esta medida era
mejorar la productividad de la industria, evitando la interrupción de un día no laborable.
Quizá los trabajadores tuvieran más días de descanso bajo este nuevo sistema (uno de
cada cinco, en vez de uno de cada siete), pero la separación en cinco grupos hizo más difícil
la vida social y familiar, por lo que se volvió bastante impopular. Además, los beneficios
económicos de una semana más corta no se vieron reflejados en la realidad.
En 1753, Suecia finalmente utilizó el calendario gregoriano y el salto de once días se llevó a
cabo pasando del 17 de febrero al 1º de marzo.
A pesar de esto, Suecia no aceptó las reglas gregorianas para determinar Pascua hasta
1844.
4. Calendario patafísico.
Siendo este un calendario totalmente alternativo acorde con la ideología y estudios de sus
creadores, totalmente diferente al calendario occidental común.
Conclusión
Esperamos que este trabajo, además de útil en su contenido informativo, haya resultado
una lectura agradable y entretenida.
BIBLIOGRAFÍA
http://www.portalplanetaedna.com.ar/ciencia/ciencia1.htm
Enciclopedia Espasa
www.wikipedia.org
http://www.calendario-2008.es
www.sabercurioso.com
www.calendariosmundiales.com
www.kalipedia.es