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ANALISIS DEL PROCESO ELECTORAL EN EL ESTADO DE MEXICO, DEL 3 DE

JULIO DE 2005

1.- Estamos contemplando una elección de Estado, con la intervención encubierta


y al mismo tiempo legalizada del gobierno del Estado de México. De igual forma
serán las elecciones del 2006, con los candidatos oficiales que serán el candidato
panista a la Presidencia de la República, y los candidatos perredistas a los
puestos locales en el Distrito Federal.

2.- Además de los tres candidatos al gobierno del Estado de México, están
participando en la contienda otros personajes, figuras de la política nacional.
Sobre el tablero mexiquense están jugando en este proceso electoral con la
consecuencia de que la noche del próximo 3 de julio unos y otros van a ganar o a
perder. El cual desenlace tendrá proyección sobre la sucesión presidencial que
culminará en el 2006.

3.- La fuerte candidatura de Rubén Mendoza Ayala al inicio de este proceso, al


cabo de un mes de campaña se ha ido diluyendo, por errores estratégicos de
Mendoza, al punto de que el firme compromiso de apoyo que había asegurado
con Los Pinos, concretamente asociado a los intereses de Marta, se vino a
tambalear. Lo cual aunado a que no logró cerrar la operación cicatriz con
importantes sectores panistas locales, inconformes con su candidatura, parece ya
anunciar su fracaso en este proceso.

4.- Para el PRI, en el Estado de México se está forjando el experimento de la


unidad partidista, comprobando que a pesar de las pugnas personales muy
acérrimas entre las cúpulas priístas, son capaces de alcanzar acuerdos y
negociaciones para superar los procesos políticos supremos. El triunfo de Enrique
Peña arrojaría las dos únicas precandidaturas presidenciales, las de Roberto
Madrazo y de Arturo Montiel, con cierta ventaja de la primera.

5.- Andrés Manuel López Obrador ha apostado casi todo su capital político al
triunfo de “la innombrable”. Su figura y su precandidatura presidencial se encarnan
en dicha candidata. Más allá de encuestas de popularidad, de marchas del
silencio, el más certero indicador de las posibilidades reales de López Obnrador
para el 2006 lo han de representar los resultados, cifras y porcentajes que se
empiecen a conocer la misma noche del 3 de julio. Todo estriba en revelarse si la
figura de López Obrador podrá hacerle ganar al PRD la cantidad de nuevos votos
que necesita obtener, fuera del Distrito Federal. En resolución, si la candidata
perredista triunfa o a lo menos le proporciona al PRD algún tanto por encima del
25% de la votación, aprestémonos para proclamar a Andrés Manuel López
Obrador como Presidente de la República, de hecho. Por lo que vemos que su
apuesta es un arma de dos filos, ya que si la candidata perredista logra el tercer
lugar que le hemos previsto, le será muy difícil a López Obrador sostenerse en su
rollo triunfalista hacia el 2006, y confirmará que en la provincia no pinta ni pintará,
aunque como decimos los mexicanos, “la esperanza muere al último”.

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