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CAYETANO BETANCUR

BASES PARA UNA LÓGICA


DEL
PENSAMIENTO IMPERATIVO

EDITORIAL TEMIS BOGOTÁ, D. E.


1968
ÍNDICE
PÁG.
Prólogo ix
Introducción xi

A MARY
CAPÍTULO I
A MIS NIÑOS
EL PENSAMIENTO EN EL IMPERATIVO

1. Juicio e imperativo 1
2. Las formas verbales del mandato 6
3. La cualidad en el imperativo 7
4. La cantidad en el imperativo 8
5. La modalidad en el imperativo 12
6. La relación en el imperativo 14
7. El tiempo cu el imperativo 17

CAPÍTULO II

EL CONCEPTO EN LOS IMPERATIVOS

8. El objeto formal 19
9. Leyes de los conceptos comunes al juicio y al imperativo 20
10. Conceptos funcionales puros 22
11. La cópula "debe" 23
12. Deber ser y valor 26
13. La función de los conceptos en el pensamiento imperativo 30

CAPÍTULO III

LOS PRIMEROS PRINCIPIOS LÓGICOS DEL IMPERATIVO

14. El principio de identidad en el imperativo 37


15. El principio lógico de contradicción en el imperativo 38
16. El principio lógico de tercero excluido en el imperativo 40
17. El principio de razón suficiente del imperativo 42
ÍNDICE

CAPÍTULO IV

EL RAZONAMIENTO EN EL IMPERATIVO

PÁG.
18. Raciocinios inmediatos 47
19. Raciocinios inmediatos con imperativos de distinta calidad 47
PROLOGO
20. Raciocinios inmediatos en imperativos de distinta calidad 48
21. Raciocinios inmediatos con imperativos de diversa modalidad 53
22. Raciocinios inmediatos con imperativos de diversa relación 53 Estas páginas que vienen a continuación no tienen mucha lite-
23. Conversión y contraposición en los imperativos 62 ratura en que inspirarse. La casi totalidad de las lógicas jurídicas
24. Raciocinios inmediatos de equipolencia 66 que el autor conoce se mueven dentro del juicio jurídico, y por lo
25. El raciocinio mediato. El silogismo en el imperativo 67
tanto, en un campo distinto del pensamiento imperativo. Otras obras
26. Conclusión 69
llamadas impropiamente con aquel nombre no son, en sentido es-
tricto, lógicas, sino metodologías del derecho, o sistemas de técnica
APÉNDICE
jurídica.
En todo caso, voluntariamente he dejado de lado toda la biblio-
IMPERATIVO Y NORMA EN EL DERECHO
grafía de lógica jurídica, a fin de no empañar con influencias de este
Homenaje jubilar a HANS KELSEN 71 orden, lo que ha querido ser una investigación autónoma en el cam-
po del puro mandato*.
Creo que a esta luz podré, en obra posterior, construir una ló-
gica del derecho. En ella resaltarán muy claramente los elementos
propios en que el derecho se mueve, precisamente porque se podrá
demostrar que si el derecho es un pensamiento imperativo, tiene que
ser también algo más que un simple pensamiento imperativo o una
simple voluntad imperativa.
Toda crítica a lo que viene en seguida será muy bien recibida
por el autor de este trabajo y se procurará tenerla en cuenta en edi-
ciones posteriores.
CAYETANO BETANCUR

* En Formal Logic, de J. N. PRIOR, encuentro la siguiente nota sobre las obras


más recientes en materia de lógica del imperativo. Dice así PRIOR: "On this see
A. Hofstadter and J. C. C. Mc. Kinsey, «On the logic o£ Imperatives», Philosophy
of Science, 1939, pp. 446 ff.; A. Ross, «Imperatives and Logic», ibid. 1944, pp. 30
H.; H. C. Bohnert, «The Semiotic Status of Commands», ibid. 1945; R. M. Haré,
«Imperative Sentences», Mind, 1949, pp. 21 ff., and The Languaje of Morals (1952).
Part. I; A. E, Duncan-Jones, «Assertions and Commands», Proc. Arist. Soc. 1951-
2" (2a ed., At the Clanrendon Press, Oxford, 1962, p. 216, nota 5)".
INTRODUCCIÓN

Desde antiguo los gramáticos y los lógicos coincidían en que hay


cuatro clases de proposiciones gramaticales y cuatro clases de pensa-
mientos expresados en aquellas. Las proposiciones son: las interroga-
tivas, las optativas, las enunciativas y las imperativas. En ellas van
expresados cuatro pensamientos en su orden: preguntas, deseos u
optaciones, juicios y mandatos o imperativos.
La cuestión se remonta hasta los presocráticos. En efecto, según
DIÓGENES LAERCIO, "PROTÁGORAS fue el primero que dividió el
discurso en cuatro clases: deseo , pregunta , res-
puesta , y mandato [según otros, en siete: narración
, pregunta , respuesta . mandato
exposición , deseo , intimación ], a las
cuales llamó fundamentos de los discursos. ALCIDAMANTE habla de
cuatro discursos: afirmación , negación , pregunta
, interpelación "1.
Más tarde, ARISTÓTELES en su Lógica (Herm., 17a 5) advierte que
todo decir (logos) es significante, pero que no por eso todos los deci-
res son enunciativos (apofánticos). Pues decires enunciativos son solo
aquellos de los que puede afirmarse que son verdaderos o falsos. Aña-
de que un decir suplicativo no es ni verdadero ni falso, y agrega
que no se detiene en los demás decires porque pertenecen más a la
retórica y a la poética. Con todo, en la Retórica no toca el tema. En
cambio, en la Poética escribe: "Entre las cuestiones concernientes a la
dicción se debe considerar como una de ellas la de figuras de dicción;
empero, saberlas de buen saber corresponde al actor y al especialista
en semejantes arquitecturas: saber, por ejemplo, qué es mandato
, qué ruego , explicación , amenaza ,
pregunta , respuesta , y cosas parecidas" 2 .

1 DIOGENIS LAERTII, Vitae Philosophorum, ed. H. S. Long, Oxford, 1946 (ver-


sión privada de José Zaranka).
2 ARISTÓTELES, Poética, 1456 b, 8-12 (la versión española es de J. D. García
Bacca, ed. Univ. Nal. Autón. de México, 1945, p. 30)
SEXTO EMPÍRICO dice de los estoicos que "llaman expresiones busca excitar el ánimo del oyente a que atienda: "O bone Petre". Con
imperativas las que usamos mandando, por ejemplo: excepción de la proposición enunciativa, llama a las demás oraciones
«Ven acá, ninfa querida» (HOMERO, I liada, 3, 130); declaratorias imperfectas en otro sentido del anotado: en el de que de ellas no se
, que usamos constatando, por ejemplo: «Dión se pasea»; puede predicar que sean verdaderas o falsas. Y muy característico del
cuestiones , las cuales diciendo nos informamos, por ejem- pensamiento de SANTO TOMÁS es la manera, de mirar las proposiciones
plo: «¿Dónde vive Dión?»; algunas son llamadas por ellos imprecato- ordenándolas de acuerdo con las relaciones humanas concretas que
rias , con las cuales maldecimos: «Vean derramárseles a tierra, en ellas se dan: "Dirigitur autem ex ratione unius hominis alius homo
como este vino, sus sesos» (HOMERO, I l í a d a , 3, 300) y suplicatorias ad tria: primo quidem ad attendendum mente; et ad hoc pertinet
, con las cuales rogamos: «Padre Zeus, que reinas desde el Ida, vocativa oratio: secundo, ad respondendum voce; et ad hoc pertinet
gloriosísimo, máximo. Concédele a Ayante la victoria y haz que él oratio interrogativa: tertio, ad exequndum in opere; et ad hoc perti-
consiga una brillante gloria» (HOMERO, Ilíada, 7, 202)" 3 . net quantum ad inferiores oratio imperativa; quantum autem ad
DIÓGENES LAERCIO, en la monografía sobre ZENÓN, menciona
superiores oratio deprecativa, ad quem reducitur oratio optativa:
a uno de los famosos estoicos, CRISIPO, y dice que en su obra La defi- quia respectu superioris, homo non habet vim motivam, nisi per ex-
nición dialéctica establece que "el juicio es lo que puede ser negado pressionem sui desiderii". Como se ve, no se contempla aquí el puro
o afirmado en cuanto a sí y por sí mismo, por ejemplo: «Es de día; pensamiento, sino las relaciones humanas a que él da lugar. Pero es
Dión se pasea». El nombre de (juicio) se deriva de , ser obvio que una visión objetiva del pensamiento no da lugar a conside-
raciones de este orden. Un pensamiento imperativo, por ejemplo,
aprobado o ser rechazado. Pues el que dice: es de día, parece aprobar
el hecho de que es de día. Luego si en realidad es de día, el juicio puede serlo de verdad, auténticamente, aunque se dirija al superior,
propuesto es verdadero, si no, falso. Se distinguen el juicio y uno deprecativo u optativo puede darse aun del superior al inferior.
la interrogación y la cuestión , también el impera- Dando un gran salto en la historia de la lógica, quizás quien con
tivo , el relativo al juramento , el imprecatorio mayor profundidad se ha ocupado en el problema de las clases de
, el hipotético , el vocativo , y la pensamiento ha sido, en todos los tiempos, EDMUNDO HUSSERL. ES
cosa análoga al j u i c i o . . . Cuestión es asunto a que no se puede res- imposible en unas cortas líneas exponer todo el tema tal como
ponder con un signo, como en la interrogación con un sí; sino que HUSSERL lo afronta en las Investigaciones lógicas primero, y luego en
es preciso decir con muchas palabras, por ejemplo, «vive en este lugar» " 4 . las Ideas para una fenomenología pura y para una filosofía fenome-
nológica. Sería menester dilucidar multitud de cuestiones previas que
Haciendo mención de los mismos estoicos, PRANTL dice que lla- el propio HUSSERL acota, para que la teoría del filósofo alemán que-
maban euktikós logos a la proposición optativa, keitikós logos a la dara bien establecida. Ese programa se sale de los propósitos de este
vocativa, prostaktikós logos a la imperativa y erotematikós logos a la trabajo. Con todo, digamos unas cuantas cosas, sin pretender asumir
interrogativa. Al juicio lógico, añade PRANTL, lo denominaban apo- la totalidad del pensamiento husserliano.
phantikós logos5.
HUSSERL escribe: "En conexión notoriamente estrecha con estas
en los comentarios a la Lógica de ARISTÓTELES
SANTO T O M Á S , concepciones, hállase la antigua discusión sobre si las formas pecu-
("In Peri Hermeneias", L. I, 1. vii, ed. Marietti), admite cinco clases liares de las proposiciones interrogativas, desiderativas, imperativas,
de oraciones perfectas: enunciativa, deprecativa, imperativa, interro- etc., pueden o no valer como enunciados y sus significaciones, por
gativa y vocativa. Con todo, explica que el caso vocativo no es propia- ende, como juicios. Según la teoría aristotélica, la significación de
mente una oración, ni tiene sentido completo por sí mismo, y solo todas las proposiciones independientes completas reside en vivencias
síquicas heterogéneas, en vivencias del juzgar, desear, mandar, etc. En
3 SEXTUS EMPÍRICUS, , ed. R. G. Bury, London, 1957. II, 71-72 contra de esta teoría y según la otra, cada vez más difundida en los
(versión privada de José Zaranka) .
tiempos modernos, el significar se verifica exclusivamente en juicios
4 DIOGENIS LAERTII, op. cit., ed. H. S. Long, Oxford, 1964, VII, 65-66 (versión
0 sus modificaciones representativas. En la proposición interrogativa
privada de José Zaranka) .
5 C. PRANTL, Geschichte der Logik im Abendlande, Akademische Druck, V.
serla expresada en cierto sentido una pregunta; pero solo porque la
Verlagsanstalt Graz-Austria, 1955, I, b., p. 550. pregunta es aprehendida como pregunta. Tomada en esta aprehen-
sión mental como vivencia del que habla y juzgada, por ende, como
vivencia suya. Y así en todos los casos. Toda significación es, en el los pensamientos tradicionalmente considerados como no enunciativos.
sentido de esta teoría, significación nominal o proposicional; o, como
lo podemos decir mejor aún: toda significación es o la significación En todo caso, y sin pretender un examen completo de las tesis
de una proposición enunciativa entera o una parte posible de una de HUSSERL, hay que notar una diferencia que salta a la vista en-
significación entera. Las proposiciones enunciativas son, además, pro- tre las siguientes proposiciones:
posiciones predicativas. En esta opinión, el juicio es entendido en "Juzgo que vienes".
general como un acto predicativo; pero, como veremos, la discusión "Miro que vienes".
conserva su sentido, aun entendiendo por juicio un acto ponente en "Oigo que vienes".
general"6. "Siento que vienes".
HUSSERL, sin adherir plenamente a la segunda de las teorías y estas otras:
mencionadas por él en el párrafo que acaba de trascribirse, al final "Deseo que vengas".
de la sexta investigación da su solución a las múltiples discusiones "Pregunto si vienes".
que el asunto suscita, y concretamente establece: "Las presuntas "Te mando que vengas".
expresiones de actos no-objetivantes son casos particulares, sobrema-
nera importantes práctica y, sobre todo, comunicativamente, pero por Es evidente que las cuatro primeras se descomponen en dos par-
lo demás accidentales, de los enunciados o de las otras expresiones de tes significativas, cada una de ellas ponentes y objetivantes, la prime-
actos objetivantes" 7 . ra parte relacionada con las vivencias allí mentadas, y la segunda, con
otras situaciones objetivas, en este caso el venir objetivo. Pero es lo
En suma, podemos decir que para HUSSERL, una pregunta es un
cierto que en estas primeras cuatro proposiciones advertimos que sus
juicio sobre la vivencia del preguntar, un mandato es un juicio sobre
dos partes pueden ser objeto de la cuestión fundamental en relación
el acto de mandar, y un deseo, un juicio sobre el acto de desear. En
con todo juicio: ¿es verdadero o es falso que "juzgo" y que "vienes"?
estos casos, cabe plantear para el que habla tanto el problema de la
¿Es verdadero o falso que "miro" y que "vienes"? Y así de las otras
verdad de lo que dice como de la veracidad sobre su vivencia 8 .
dos proposiciones.
En las Ideas..., HUSSERL retoma el tema y se reafirma en sus En cambio, las tres últimas no son susceptibles de este tratamien-
concepciones precedentes. En el párrafo 127, titulado "La expresión to. Claro está que puedo cuestionar si es verdad o falsedad que
de los juicios y la expresión de los noemas afectivos", pone una nota "deseo", o que "pregunto" o que "mando". Pero ya no hay cuestión
final que es muy significativa: "Cfr. con todo este párrafo el capítulo de verdad o falsedad sobre la segunda parte de esas proposiciones. Ya
final de la investigación VI, Investigaciones lógicas, II. Como se ve, el no tiene sentido preguntar si es verdad o falsedad la venida deseada
autor no ha permanecido quieto entretanto, pero a pesar de las va- o interrogada o mandada. Y es aquí y con esta breve consideración
rias cosas atacables e inmaturas, se mueven aquellos análisis en la con la que creemos poder mantener el pensamiento de ARISTÓTELES
dirección de su progreso. Dichos análisis han sido discutidos repetidas sobre que solo el juicio o la enunciación es susceptible de verdad o
veces, pero sin entrar realmente en los nuevos motivos mentales y for- falsedad, y que, por lo tanto, las otras formas de pensamiento son
mulaciones de problemas allí ensayados" 9 . HUSSERL, pues, reconocía autónomas 1 0 .
que el tema es tremendamente discutible, y nunca parece haber te-
nido una opinión muy segura sobre la autonomía o no autonomía de 10 HUSSERL denominaba proposiciones dóxicas a las que conllevan implícito
un conocimiento o lo suponen. Las cuatro proposiciones primeramente citadas son
6 Investigaciones lógicas, trad., de M. García Morente y José Gaos, Edit. Revis- obviamente proposiciones dóxicas en sus dos partes señaladas, y por ello cada una
ta de Occidente, Madrid, 1929, t. iv, ps. 24-25. de estas dos partes es susceptible de verdad o falsedad. En cambio, las tres últimas
7 Op. cit., t. iv, p . 226. proposiciones en cuanto expresan lo deseado, lo interrogado o lo mandado, es
8 Op. cit., t. iv, ps. 227-228. decir, en la segunda parte de cada una de ellas, no implican conocimiento y por
9 I d e a s . . . , trad. de José Gaos, Edit. Fondo de Cultura Económica, México, eso no son susceptibles de verdad o falsedad. Pero c o m o un conocimiento falso es
1949 p. 305. (En la Husserliana, La Haya, 1050, Band III, p. 313). una contradicción, habrá que concluir que más exactamente proposiciones dóxicas
son las que contienen una enunciación, esto es, un juicio. (Anotación posterior manuscrita por el
autor: Heidegger considera que toda la metafísica de Occidente es lógica, es decir, pensar enun-
ciativo. Esta asimilación de toda la lógica con la lógica del juicio es de tener presente. Ver Olasa-
gasti, (¿Introducción a Heidegger?), pp. 51 y ss.
ALEJANDRO PFAENDER, uno de los más destacados discípulos de
HUSSERL, mantuvo sin vacilar esta última posición. En su Logik, cu-
ya primera edición apareció en el Jahrbuch für Philosophie und
Phanomenologische Forschung (1921), anuncia una clasificación de
los pensamientos entre los cuales destaca, de un lado, "preguntas, su-
posiciones, e hipótesis, opiniones, criterios, juicios, asertos, tesis", fren-
te a "estimaciones, valoraciones, peritajes, análisis, recensiones, crí-
ticas y certificaciones", grupo al cual se ligan "las alabanzas, las defen-
sas, las censuras, los reproches, las acusaciones, las sospechas, las mal-
diciones y las condenaciones". En otro grupo están "las esperanzas,
los deseos, los temores, las manifestaciones de agradecimiento, las re-
comendaciones y las ponderaciones". A ellos se agregan la gran varie-
dad de "ruegos, consejos, advertencias, amonestaciones, permisos, pro-
mesas e invitaciones". Y PFAENDER termina la clasificación diciendo
que "en el campo de la voluntad encontramos otras formas de pen-
samientos, como las intenciones, los propósitos, las resoluciones, las
declaraciones de voluntad, las proposiciones, las decisiones, los pro-
yectos y los planes. Y, finalmente, hay que considerar el gran grupo
de las formas con carácter imperativo, en las que cabe distinguir las
excitaciones, las invitaciones, las ordenanzas, los preceptos, las disposi-
ciones, los mandamientos, las prohibiciones, las órdenes y las leyes" 11 .
En un párrafo dedicado por PFAENDER a la "lógica tradicional",
concentra lo principal de su crítica a ella en el hecho de que se hu-
biera mantenido dentro de la lógica de los juicios o pensamientos
enunciativos, y augura que "en el porvenir, habrá de extenderse a to-
da la esfera del pensamiento, coincidiendo con esa ciencia sistemática
de los pensamientos, que ya hemos caracterizado" 12 .
En la Fenomenología de la voluntad, uno de los primeros traba-
jos filosóficos de PFAENDER, se lee en su último párrafo: "Los impera-
tivos constituyen una especie particular de voluntariedades. Una doc-
trina de los imperativos —de la cual he bosquejado un ensayo que
todavía no está publicado— podría, en mi opinión, ofrecer una últi-
ma ciencia fundamental, como base para la ética, la filosofía del dere-
cho y la pedagogía. Pero aquí no puedo esclarecer más esta idea y me
limito a indicarla" 1 3 . Sin embargo, no tenemos noticia de que el
anunciado ensayo hubiera aparecido antes de la muerte de PFAENDER,
en 1941.
autor: Heidegger considera que toda la metafísica de Occidente es lógica, es decir, pensar
enunciativo. Esta asimilación de toda la lógica con la lógica del juicio es de tener presente.

Ver Olasagasti, (¿Introducción a Heidegger?), pp. 51 y ss.).


11 Lógica, trad. de J. Pérez Bances, Edit. Revista de Occidente, Madrid, 1928,
ps. 21-22. (Anotación posterior del autor: Heidegger en "Qué significa pensar" expresa que la proposición
"ha salido la luna" de un poema de Matías Claudius no es enunciación porque no es un pensamiento,
sino poesía).
12 Op. cit., ps. 30-31.
13 Trad. de Manuel G. Morentc, Edit. Revista de Occidente, Madrid, 1931, ps. 238-239.
CAPITULO I

EL PENSAMIENTO IMPERATIVO

En una incursión que realicemos ahora en el campo del pensa-


miento imperativo, seguiré las huellas del citado autor ALEJANDRO
PFAENDER en el camino que él recorre para esclarecer la zona del pen-
samiento enunciativo o juicio. Y por allí se verá muy claro hasta
dónde difieren el uno del otro.
Este trabajo es una etapa previa de una lógica jurídica. Pero
es de advertir que la mayoría de las cuestiones que aquí se tratarán,
corresponden a la lógica del pensamiento imperativo como tal y no a
la lógica del juicio jurídico. Por razones que todavía no quedarán
esclarecidas completamente, la lógica jurídica que hasta ahora se ha
trabajado es una lógica aplicada al campo jurídico. Es una lógica del
juicio jurídico. Lógica, por lo tanto, material y no formal. En esta for-
ma esa lógica no es pura lógica, sino lógica del juicio aplicada al
derecho.
Pero hay que intentar una lógica del pensamiento imperativo
que no tenga que ajustarse a las categorías ontológicas del derecho,
como hacen las lógicas jurídicas conocidas. Sino una lógica que ha
de ser anterior al derecho mismo, la lógica del pensamiento en que
el derecho se vacia y que no es otro que el pensamiento imperativo.
En lo que viene no vamos a usar de los sistemas de lógica simbó-
lica. Emplearemos al mínimo, los símbolos conocidos en la lógica
tradicional. Nuestro método será el descriptivo.

1. JUICIO E IMPERATIVO
El juicio es un pensamiento enunciativo. La proposición enuncia-
tiva siguiente expresa gramaticalmente un juicio:
"El triángulo es polígono".
Este juicio se expresa generalmente con la fórmula simbólica "S
es P". Hay un concepto sujeto "S", un concepto predicado "P" y un
concepto funcional puro "es". PFAENDER describe así las distintas fun-
ciones de estos tres conceptos en el juicio:
"Los tres miembros del juicio se ordenan entre sí de un modo
determinado. El miembro primero y fundamental es el concepto suje- que el retrato se parezca al original. Y podemos hablar de ese mundo
to. En él se apoya la función primaria de la cópula, que conduce al en sí del retrato pictórico, prescindiendo de su "fidelidad" al origi-
concepto predicado y, pasando por encima de este, refiere la deter- nal. Es que entonces al concepto "retrato" se le ha quitado su esencial
minación del predicado al objeto sujeto, sostenido por el concepto referencia al objeto retratado, para dejarlo como pura forma estética.
sujeto; luego sobre el conjunto se tiende la segunda función de la Así decía H I P Ó L I T O T A I N E que el mejor retrato de toda la historia
cópula, la enunciación, con lo cual queda cerrado el juicio. En la de la pintura era el que hizo Velásquez del papa Inocencio Décimo.
fórmula «S es P» la sucesión de los signos se acomoda a este orden Pero T A I N E hablaba entonces del género pictórico, no de la seme-
interno del juicio; únicamente la función enunciativa especial carece janza del cuadro de Velásquez con el papa Inocencio Décimo, a quien
aquí de signo que la designe" 14 . no conoció y del que quizás no supo nunca cómo era en realidad. Mas
La cópula "es" tiene en el juicio las dos funciones citadas de re- esta comparación entre retrato ¡y juicio es apenas aproximada, porque
ferencia y de enunciación. Pero hay una tercera función de la cópula ni el retrato enuncia como el juicio, ni el juicio representa o reprodu-
que PFAENDER apenas insinúa en la primera parte y de la que trata ce como el retrato.
con mejor propiedad en otros lugares de su obra. Así, dice PFAENDER: Veamos ahora en qué consiste el pensamiento imperativo, el
"En cambio, si se consideran las diversas funciones que la cópula mandato. Casi todos los idiomas cultos tienen formas de expresión
realiza en el juicio y se distinguen la función de referencia y de enun- propias para expresar los imperativos. En español, por ejemplo:
ciación, siempre iguales, de la función variable que consiste en poner Canta, cantad. Teme, temed. Vive, vivid.
muy diversas unidades de contenido objetivo, entonces se ve en segui-
da que sería evidentemente falso un principio de identidad que afir- Lo primero que salta a la vista en estas proposiciones es que aquí
mase que todos los juicios realizan una identificación del objeto con no se enuncia nada. Entonces, ¿qué es lo que en ellas se piensa?
la determinación predicada, y que, por tanto, en todos los juicios el Aquí debemos volver al juicio. En ese "es" que el juicio contiene,
concepto-sujeto y el concepto-predicado son idénticos" ] 5 . se hallan varias posibilidades. ARISTÓTELES creía que el "es" copula-
En el juicio, pues, por medio de la cópula se hace una referencia tivo se abría a dos posibilidades: a decir lo que el objeto-sujeto "es"
del concepto-predicado al concepto-sujeto y se enuncia, esto es, se sustancialmente, o a decir lo que el objeto-sujeto "es" accidentalmen-
pone como objetivo el contenido predicado. En otras palabras, se te. En otras palabras, en el juicio se dice de algo que es sustancia o que
dice al enunciar y por medio de la función enunciativa de la cópula, es accidente. Y este accidente era de nueve clases para ARISTÓTELES.
que asi es en la realidad, tal como dice el concepto-predicado , el ob- PLATÓN pensaba en forma todavía mucho más estrecha. Creía que el
jeto-sujeto que el concepto-sujeto menciona. Por eso mediante la fun- "es" solo podía expresar verdaderamente la esencia del objeto sujeto.
ción enunciativa de la cópula, se pone el contenido objetivo, se apela El "es" era para PLATÓN un "consiste". Así para PLATÓN, "el oro es
a una instancia trascendental al juicio mismo, para decir que eso que un metal". Pero "el oro no es amarillo" porque el amarillo del oro no-
el juicio enuncia es lo objetivo, que así como el juicio lo dice es el es su consistir.
objeto. La ontología moderna recoge, por boca de PFAENDER, cuatro cate-
Una comparación aproximada podemos hacer del juicio con el gorías en lugar de las diez de ARISTÓTELES. Y dice que son cuatro los
retrato, sea fotográfico o pictórico o literario. Cuando mentamos el contenidos objetivos y por lo tanto cuatro y solo cuatro las clases de
concepto "retrato" aludimos a algo que "retrata" la realidad, es decir, predicaciones posibles a que el "es" en principio se abre. En el "S
que la representa, que la reproduce en alguna forma. El retrato tiene es P" del juicio, el "es" se abre a un predicado que puede ser: 1 o ) una
por eso una esencial referencia a la cosa retratada. Por ello podemos determinación o un "qué" del sujeto; o 2 o ) un atributo o un "cómo"
decir del retrato que es verdadero o falso. Claro que hay un género del sujeto; o 3o) un modo de existir; o 4o) una relación. Y así tendre-
pictórico y literario que es el retrato, en que lo que menos interesa es mos que: 1o) "el oro es un metal"; 2o) "el oro es amarillo"; 3o) "el
oro existe"; 4 o ) "el oro es más pesado que el aluminio".
14 PFAENDER, Lógica, p. 57.
¿Qué paralelismo podemos hallar de este tema del juicio dentro
15 Op. cit., p. 224; el subrayado es nuestro. Ver también ps. 58 y 214. del campo del mandato? Evidentemente, el mandato o imperativo es
un pensamiento que ordena una acción o una omisión. Mientras el
juicio pone uno de aquellos cuatro contenidos objetivos, el mandato como puso un contenido como si fuera objetivo (y esto es esencial al
ordena una acción o una omisión. juicio), por ello el juicio pretendió ser verdadero.
Por una parte, no hay una tercera posibilidad. No hay cosa que ¿Qué ocurre de esto, a la par, con el mandato?
pueda ser mandada que no sea de alguna de estas dos especies: o El mandato tiene en su esencia la pretensión de ser obedecido.
hacer algo u omitir algo. Hasta para el mandato creador de Dios, que Todo mandato es un pensamiento que se dirige a quien lo ha de
consiste en que las cosas pasen de la nada al ser, aludimos a un hacer: obedecer y para que se le obedezca. Si no pretendiera esta obediencia-
"Hágase la luz". quedaría sin sentido. Obedecer es hacer lo que el mandato ordena
Por otra parte, el "hacer" y el "omitir" se refieren esencialmente hacer y omitir lo que él manda omitir 1 6 .
a algo que se hace y a algo que se omite. Ahora bien, el hacer y el Mientras el juicio es obediente a los objetos, el mandato ejerce
omitir no solo no tienen un tertio termino, sino que ellos, hacer y una tiranía sobre el sujeto a quien se dirige. El mandato no dice:
omitir, son conceptos contradictorios, incompatibles, siempre que se "Haz esto, y si no lo haces te vendrá este castigo". El manda hacer'
refieran a una misma unidad operativa. Esa unidad operativa es el u omitir a secas. Después se verá lo que ocurre en el campo real de
determinado algo que hay que hacer y omitir. ciertos imperativos como el derecho, cuando no son obedecidos. Pero
no está en la esencia del mandato, el condicionar su mandato a que
Por lo tanto, el mandato que no puede referirse sino a hacer o si lo mandado no se efectúa, vendrá una determinada consecuencia
a omitir algo, no puede al mismo tiempo mandar hacer y omitir una para aquel a quien el mandato se dirige. En este sentido, el mandato*
misma acción. A esto se opone el principio ontológico de contradic- no es una proposición hipotética, ni un juicio hipotético. No es un
ción que dice que S no puede tener P y no tener P, o que algo no juicio hipotético porque no es un juicio de ninguna clase, y no es una
puede hacerse y no hacerse. proposición hipotética porque (salvo que sea un mandato condicio-
De suerte que este principio ontológico de contradicción funda nal, cuya esencia veremos después), no está en su ser el tener que con-
el principio lógico del mandato según el cual no puede mandarse ha- tar con el no ser obedecido. El mandato aspira a que si no es obede-
cer y no hacer la misma acción. cido, puede forzar a su obediencia (ya hemos de ver las consecuencias
que esto implica).
Parecerá extraño que ya, al describir el mandato, estemos ha-
blando del principio de contradicción, cosa que, cuando se habla de Es decir, que el mandato se dirige a alguien para que haga u
los juicios, solo acontece generalmente después de tratar en forma omita algo, y si no lo hace u omite se le fuerce a hacer o a omitir lo
extensa de otros aspectos del juicio, como su cualidad, su cantidad, etc. mandado. Aquí no hay ninguna condicionalidad ni alternativa. El
mandato manda "que se haga o que se haga", "que no se haga o que
Pero, en realidad, cuando decimos que el juicio, por razón de su no se haga".
cualidad, no puede ser sino afirmativo o negativo, estamos tácitamen-
La forma más pintoresca del mandato está en la expresión po-
te mentando el principio de contradicción y el de tercero excluido,
pular "o la bolsa o la vida", donde solo literariamente hay aquí un
pues solo por causa de estos principios ontológicos es por lo que el
elemento alternativo que tiene caracteres dramáticos. El ladrón que
juicio no puede ser sino positivo o negativo. Esto no obsta para que se
así se dirige a su víctima, lo que en rigor le dice es: "o la bolsa o la
haga después un desarrollo más amplio del principio de contradic-
bolsa", solo que le expresa que si la bolsa no la entrega voluntaria-
ción en los imperativos.
mente, la entregará aun a costa de la vida. Un mandato criminal como
El juicio tiene, esencialmente, una pretensión de verdad. Esto este y un mandato ético y jurídico tienen siempre el mismo sentido
es, todo juicio pretende ser verdadero. Si yo digo que "la luna es de lógico. Aquí cabe preguntar si la ética da verdaderos mandatos o
plata" es igual que si dijera: "Que «la luna es de plata» es verdade-
ro". Todo juicio lleva en sí, independiente del que juzga, esta preten- 16 Escrito lo anterior, encuentro una interesante coincidencia con esta tesis,
sión de verdad. Otra cosa es que el juicio resulte verdadero. Puede en las siguientes palabras de ARTHUR PAP: "Semantic meantng, we have said, is a
el juicio ser falso. Pero, precisamente, puede ser falso porque en su property of statements. Imperatives, for example, has no semantic meaning; we
esencia está pretender ser verdadero. Si no acertó a captar el contenido do not call them true or false, but obeyed or disobeyed". Cfr. An introduction
objetivo que enunció, el juicio es falso. Pero como enunció, es decir, tu the philosophy of science, T h e Free Press of Glencoe, New York, 1962, p. 9.
solo impone obligaciones de otro tipo. Pero esto es tema de otra in-
vestigación 17 .
vosotros", está bien señalada con el "tú" y el "vosotros" quiénes son
Otro aspecto que se destaca en esta descripción del mandato, es los respectivos agentes del hacer.
que el pensamiento imperativo se dirige a un ser libre. Esto no quie-
re decir ya de por sí que exista la libertad ni que se pueda demostrar Pero esto no ocurre por un simple capricho. Es cierto que desde
que existe la libertad porque existan pensamientos imperativos. Mos- el punto de vista gramatical el sujeto del mandato es el que lo ejecuta.
trar la existencia de la libertad queda a cargo de otras reflexiones. Pero desde el punto de vista del pensamiento imperativo ese sujeto
Lo que aquí interesa es que en el sentido del mandato está la liber- gramatical, si no es un objeto, sí es el destinatario del mandato, no
su autor como la palabra "sujeto" pretenderá significar. De esta suerte,
tad, como en el sentido del juicio existencial que estudia la lógica,
el sujeto gramatical del mandato es el agente pasivo del mandato, por-
está mentada la existencia, aunque no le corresponda a la lógica decir
que es al que se le impone desde fuera.
:si realmente existen cosas o no.
El mandato no tiene sentido dirigido a seres que obren con cau- Por eso en el mandato importa mucho el que manda, (no por
salidad unívoca y determinada. Por eso, el mandato creador de Dios cierto para averiguar ahora si tiene derecho a mandar, pues este es
no es estrictamente un mandato, un imperativo. Y por eso, cuando en un problema de otro orden), porque ello determina la pasividad del
el mito o en la leyenda se clan órdenes o mandatos al sol, a los mares, destinatario del mandato. De ahí que ocurra lo siguiente:
a las fieras, etc., el mandato tiene entonces un sentido teológico o A nadie se le ocurriría convertir los pensamientos enunciativos
puramente retórico. sicologísticamente, en juicios de esta orden:
"Se juzga que el oro es metal". Se juzga que la luna brilla". "Se
2. LAS FORMAS VERBALES DEL MANDATO juzga que el triángulo es polígono".
Descrito así el mandato, hemos de decir que, como todo pensa- Y esto poniendo la forma impersonal "se juzga". Mucho menos
miento de que el hombre hace uso a cada instante, reviste por lo mis- ocurrirá que esos juicios se conviertan todavía en más dependientes
mo las formas verbales más variadas. del sujeto que juzga, diciendo, por ejemplo: "algunos juzgamos, o
todos juzgamos, o nosotros, o él, o tú, o vosotros", etc.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que en el imperativo
ocurre un fenómeno que no se presenta en el juicio. En cambio, por razón de la misma pasividad del destinatario del
mandato, es frecuente que estos pensamientos imperativos se traduz-
Cuando yo digo: "El triángulo es polígono", no interesa para na-
can al lenguaje, no en la forma gramatical "haz", "no hagas", "ha-
da el sujeto que emite el juicio. Esta sería una consideración sicolo-
ced", "no hagáis", sino en la que denota el tipo de pensamiento mis-
gista, irrelevante para la lógica. Pero en el imperativo ocurre lo con-
mo a que la acción se refiere. Así se dice, en lugar de "haz", "haced":
trario: se personaliza de tal manera al que da el mandato, que el
"se ordena,, se prescribe, se manda hacer". En lugar de "no hagas",
que lo ejecuta aparece, no como sujeto del mismo, sino como objeto
"no hagáis": "se prohibe, se veda, se obliga, no hacer".
dle él. Y eso a pesar de que en las formas gramaticales "haz tú", "haced
Pero el "haz", "haced", "no hagas", "no hagáis" tiene una fór-
17 J. BINDER, en Rechtsnorm und Rechtspflicht (1912), niega que pueda mula gramatical más general y que las comprende a todas: "se debe
hablarse propiamente de un deber jurídico, pues deberes solo existen en el campo hacer", "se debe no hacer".
moral. En su Philosophie des Rechts (1935) rechaza igualmente el concepto de
que los mandatos jurídicos obliguen propiamente, pues la obligación es exclusiva 8. LA CUALIDAD EN EL IMPERATIVO
de la moral. Esto se debe a la concepción del autor, según la cual el derecho es
solamente una coacción y "la coacción coacciona, pero no obliga" (cfr. HANS Aquí vemos claro desde ahora que la cualidad en los imperativos,
WELZEL, Más allá del derecho natural y del positivismo jurídico, vers. de E. Gar- a diferencia de lo que ocurre en los juicios, es decir, la positividad o
zón, Edit. Univ. de Córdoba, Córdoba (Argentina) , 1962, ps. 73 y 75) , "PETRA- negatividad, se refiere directamente al contenido operativo y no a la
ZYCHI puso en la naturaleza «imperativo-atributiva» del derecho y en la puramente cópula. La cópula en el juicio está afectada por la positividad o la
atributiva de la moral, el fundamento de su distinción" entre derecho y morali- negatividad en su función relacionante, no en su función enuncia-
dad (cfr. G. RADBRUCH, Filosofía del derecho, p. 56, trad. de J. Medina Echavarría tiva. Así, en el juicio:
—no mencionado en la 3 a ed. de Revista de Derecho Privado, Madrid, 1952—) .
S es P; S no es P,
la afirmación tanto como la negación se dirigen a la referencia que
la cópula hace del concepto-predicado al concepto-sujeto, siendo en el
primer caso una referencia aditiva, y en el segundo, sustractiva. También el mandato puede dirigirse a uno o varios sujetos para
En cambio, en los pensamientos: que lo cumplan.
"Se debe hacer", "Se debe no hacer", Así tenemos que hay mandato singular cuando el destinatario
la positividad o negatividad se refiere directamente al contenido ope- del mandato es una sola persona: "Pedro debe pagar", y mandato
rativo "hacer", "no hacer". Por ello solo es una forma gramatical, plural cuando el destinatario del mismo son varias personas, indivi-
equivalente en el uso pero no de igual sentido, la que afecta de ne- dualmente nombradas: "Pedro, Juan y Diego deben levantar la pared
gación el debe y no al determinado hacer que se prohibe. Por ejemplo: medianera".
"Se debe no fumar" (forma propia). Hay mandato especifico cuando el mandato se refiere a una espe-
"No se debe fumar" (forma impropia, equivalente en el uso a la cie de personas, como, por ejemplo: "El vendedor debe entregar la
primera). cosa vendida", "la sociedad anónima debe pagar impuestos sobre la
De aquí sacamos que lo que en el juicio funciona como cópula renta".
es el "es", mientras que lo que en el imperativo funciona como cópula Frente a los juicios específicos están los juicios individuales.
es el "debe" (no se dice "debe ser" porque esta expresión tiene otro Aquellos enuncian algo de la especie. Los individuales enuncian algo
sentido, como se verá más tarde). de un individuo que pertenece a una determinada especie y en cuan-
Y si el "debe" funciona como cópula, el sujeto lógico gramatical to miembro de esa especie.
de ese "debe" es nada menos que el destinatario del mandato, que El juicio individual frente al genérico no es nada distinto del
antes revelaba una cierta pasividad frente al autor del mandato. Aho- juicio singular. Y en esto nos separamos del concepto de PFAENDER.
ra, ya se convierte en sujeto de un pensamiento que aparentemente En efecto, "esta águila tiene el cuello pelado", es un juicio singular,
es un juicio, pero que en realidad no es un juicio, sino una norma. y tiene todas las características de este. En el juicio singular la enun-
Allí donde se decía antes: "haz tú", ahora se dice: "tú debes hacer", ciación se hace del objeto sujeto singular, prescindiendo de que perte-
que es lo mismo evidentemente en sentido o significación. Pero en el nezca a especie o género alguno. Pues en el juicio individual, en opo-
cual, sicológicamente, aparece en otra forma una especie de sustanti- sición al juicio genérico o específico, siempre está singularizado el
vidad en el sujeto de la obligación y no un simple destinatario de objeto-sujeto, no es un objeto-sujeto indeterminado, sino plenamente
un mandato, como en el imperativo gramatical "haz". -determinado. En el ejemplo propuesto por PFAENDER "esta águila
Frente al "haz esto", "no hagas esto", ahora ponemos "debes ha- tiene el cuello pelado" 1 9 , el objeto-sujeto solo en el nombre alude a
cer esto", "debes no hacer esto". la especie, pero con el "esta" no solamente se individualiza, sino que
Se ve muy claro que no es lo mismo "debes no fumar" y "no de- se la determina y se la señala hic et nunc. Por eso lo que de ella se
bes fumar". Lo primero significa el mandato de no fumar, lo segundo predica no es específico ni tiene nada que ver con la especie águila,
significa que no hay mandato de fumar; esto es, lo primero es "la pues el tener el cuello pelado puede ser un atributo de cualquier
obligación de no fumar", y lo segundo, "la no obligación de fumar". otro animal.
Por eso el mandato no tiene, como sí lo tiene el juicio, cópulas posi- En el mandato ocurre lo mismo: un mandato individual en opo-
tivas y negativas, sino una cópula exclusivamente positiva que es sición al específico, es un mandato singular: "Este vendedor tiene que
entregar la cosa". En este ejemplo, "este vendedor" es un concepto
1. LA CANTIDAD EN EL IMPERATIVO
singular, determinado, y por lo tanto no actúa como referencia a un
Los mandatos tienen peculiaridades en relación con lo que tradi- individuo indeterminado dentro del género.
cionalmente se llama cantidad. Los juicios por razón de la cantidad pueden ser universales, par-
I.a cantidad en los juicios depende de que el concepto-sujeto se ticulares e individuales. Es esta la más venerable división de los jui-
refiera a uno o a varios objetos para someterlos al juicio 1 8 . cios. Se remonta a ARISTÓTELES. Y solo en una historia de la lógica
se puede advertir cuándo el universal de que aquí se habla fue toma-
18 PFAENDER, op. cit., p. 136.

19 Op. cit., p. 144.


do como un género o una especie. Es este un complejo problema que
no cabe aquí. definido, y no indeterminado o indefinido como son los objetos re-
Lo que caracteriza a estos juicios universales de que ahora habla- cogidos en los conceptos "particulares" o "individuales".
mos, es que el concepto-sujeto toma todos los objetos de una determi- Cabe decir: "Todos los que entren a este salón deben descubrir-
nada condición, y los somete al juicio. La palabra latina propia para se". Este mandato universal tiene sentido. Pero no lo tendría si se
expresar este concepto sincategoremático que se une al concepto-suje- refiere a "algunos" o a "uno", pues no se sabría quién es el destina-
to, es omnes. En español decimos "todos". Así: "todos los hombres tario del mandato.
son mortales. No se debe confundir lo que acabamos de decir sobre el mandato,
En estos juicios, a diferencia de los genéricos, el concepto-sujeto con el juicio correspondiente en que el mandato puede ser captado.
universal no se limita a hacer una referencia potencial a los distintos Estos juicios los hace todo el que reflexiona sobre el mandato. En el
individuos que bajo él caen, sino que establece una referencia actual. campo jurídico, estos juicios son las reglas de derecho que elabora el
Por eso los escolásticos del siglo XVI llamaron a los conceptos de este jurista para construir científicamente el objeto de su ciencia, que son
tipo "universales reflejos", frente a los conceptos específicos y gené- los mandatos jurídicos. Por eso un jurista puede decir con pleno sen-
ricos que denominaron "universales directos". Y la diferencia es muy tido: "algunos vendedores deben responder de la lesión enorme". Pero
clara: en el juicio específico "el águila es animal carnicero", es claro esto no es un mandato, sino un juicio jurídico, una regla jurídica,
que "esta águila" que tengo aquí al frente no está mencionada. El, como diría KELSEN 21 . Este juicio jurídico es susceptible de ser ver-
concepto "el águila" no se refiere a "esta águila" particular, aunque dadero o falso. En efecto, para la mayoría de las legislaciones, este
esta águila particular sí caiga bajo ese concepto. En cambio, en el juicio es verdadero, pues no todos los vendedores, sino los vendedores
juicio universal en sentido estricto y de que ahora hablamos: "todas de inmuebles, deben responder por lesión enorme.
las águilas son animales carniceros", obviamente "esta águila" particu-
lar es objeto de la referencia del concepto-sujeto "todas las águilas", Pero ¿qué tal que el legislador dijera esto: "Algunos vendedores
y además, "esta águila" cae bajo ese concepto 20 . deben responder por lesión enorme" o "algunos deben no fumar" o
"alguien no debe entrar a este salón con la cabeza descubierta"? Como
Los juicios particulares, como opuestos a los universales, se carac- mandatos, ningún sentido tendrían estas expresiones.
terizan porque el concepto-sujeto no se refiere a todos los objetos que
menciona, sino indeterminadamente a algunos. Bajo el concepto "hom- Si los juicios son colectivos o solitarios según que sus conceptos-
bre", por ejemplo, caen todos los hombres, pero el concepto-sujeto del sujetos sean colectivos o solitarios, cabe encontrar en los imperativos
juicio particular "algunos hombres", no se refiere a todos ellos, sino a un paralelismo a este respecto. En efecto, el mandato puede dirigirse
a "algunos de ellos". "Algunos hombres son sanos". a una colectividad o a un individuo: "La sociedad debe hacer decla-
ración de renta" es un mandato colectivo específico. "El socio que
Y a su turno el juicio individual, frente al universal, se caracteriza
gana más de $ 3.000 anuales debe hacer declaración de renta", es un
porque su concepto-sujeto no se refiere sino a un individuo indeter-
mandato específico solitario.
minado dentro de "todos" los que destacó el concepto universal. Por
eso, al contrario de lo que ocurre con el individual frente al espe- 21 Ya SANTO TOMÁS distinguía entre la norma y el imperativo en el sentido
cifico, sí es este un verdadero concepto lógico autónomo que no se que acabarnos de expresar, cuando escribe: "Ahora bien, imperar es por esencia
confunde con el concepto singular. Lo individual es aquí indetermi- acto de la razón, pues el que impera ordena a otro hacer una cosa intimándole la
nado. La fórmula del juicio individual es "Un S es P", por ejemplo: orden o significándole lo que ha de hacer, y esta ordenación es acto racional.
"Un hombre es rico". Sin embargo, la razón puede intimar o enunciar una orden de doble manera. De
un modo absoluto, que se expresa con el verbo en indicativo; así, cuando se dice
En el campo de los mandatos, no hay sino mandatos universales, a alguien: «esto debes hacer». Otras veces la razón intima la orden a otro mo-
pero no mandatos particulares o individuales. La razón está en que lo viéndole a la vez a obrar. Esta intimación se expresa en la forma imperativa: «haz
que se manda tiene que tener siempre un destinatario determinado, Uto» ". (Suma Teológica, 1-2, q-17, a-l, trad. cit., C. iv). Bien se ve que cuando
SANIO TOMÁS habla de que el imperativo es un acto de la razón, lo que quiere
20 Cfr. PFAENDER, sobre referir y caer en el sentido dicho, op. cit.., ps. 176-177. significar es que consiste en un pensamiento, pensamiento que puede ser enuncia-
tivo en forma de norma o imperativo en forma de mandato.
En el terreno del mandato hemos dicho que este postula siempre
la libertad de aquel a quien va dirigido. Pues esta condición se cum-
ple también en la colectividad a quien va dirigido el mandato colec- mente mis llaves están sobre la mesa". Aquí no hay necesidad ontológica sino
tivo. Y tan cierto es ello, que si la colectividad no hace lo ordenado, lógica, es decir, del pensamiento-juicio.
se le puede forzar a hacerlo. Por ejemplo, una sociedad que no pague
Lo mismo ocurre con el juicio asertórico. No se refiere a la
Jo que debe, puede ser ejecutada, y con los efectos embargados, pa-
realidad ontológica, sino a la facticidad lógica. El juicio "Dios existo"
garse.
es un juicio asertórico, porque allí se dice que Dios existe de hecho,
5. LA MODALIDAD EN EL IMPERATIVO
sin afirmar la necesidad de su existencia, aunque otra cosa ocurra
ontológicamente.
La modalidad en los juicios, según la lógica tradicional, se refiere
Pero, en cambio, en los mandatos estas divisiones no son posibles.
a algo ontológico. Por la modalidad, la lógica tradicional hace de los
El pensamiento imperativo no permite que la fuerza de su cópula
juicios o problemáticos o asertóricos o apodícticos. A estos tres juicios
"debes" se atenúe, pero ni siquiera que se quede en el medio como la
corresponden las tres categorías kantianas de la posibilidad, la fac-
cópula enunciativa "es", propia del juicio asertórico. Todo mandato
ticidad y la necesidad.
es un mandato apodíctico: "haz esto" equivale a "necesariamente
Juicio problemático, según la lógica tradicional, es, por ejemplo: debes hacer esto".
"es posible que llueva". Juicio asertórico: "Pedro ha venido". Juicio
El pensamiento imperativo contiene necesariamente esta necesi-
apodíctico: "dos y dos suman necesariamente cuatro".
dad. No tiene sentido un mandato que diga: "Tal vez debes hacer
Pero PFAENDER y otros autores trasladan el problema de la mo- esto".
dalidad al campo puramente lógico. Ya no se trata de lo que es posi-
ble, o real, o necesario objetivamente, sino de algo que en el pensa- Si este pensamiento es un juicio, a saber, si enuncia que alguien
miento-juicio aminora, o hace plena, o exalta, la fuerza de la enun- tiene un deber, claro está que en tal caso, sí puede decirse: "Tal vez
ciación. debes hacer esto", o sea, "es probable que este sea un deber tuyo". La
regla jurídica, la que enuncia el jurista pensando sobre el derecho,
Y así el juicio problemático de la lógica clásica es un juicio aser-
es visible que sí puede formular esta clase de juicios problemáticos
tórico en la lógica de PFAENDER. "Es posible que llueva" significa que
que, casualmente, tienen la misma forma verbal del imperativo: "de-
no hay ninguna imposibilidad física ni metafísica para que llueva.
bes hacer esto".
Tal es el juicio, todavía más claro: "Es posible que Marte esté habi-
tado". Allí estoy afirmando la posibilidad objetiva, sin ninguna vaci- Pero este "debes obrar así" si es un verdadero imperativo, jamás
lación. Pero si digo: "Tal vez es posible que Marte esté habitado", ya puede estar atenuado por un "tal vez", o un "quizás", o un "acaso".
la problematicidad se coloca en su verdadero plan lógico. El "tal vez" Por eso no hay ley ni norma jurídica ninguna que contenga estas
se refiere allí al juicio mismo, al pensamiento-juicio en su función expresiones problemáticas. Y es porque el derecho es un pensamiento
enunciativa. Ese pensamiento es vacilante; la enunciación está ami- imperativo y no un juicio sobre lo que se debe hacer.
norada, su peso lógico se ha hecho dudoso o probable. Y téngase en Pero tampoco el pensamiento imperativo tiene nada de asertórico.
cuenta que no se trata aquí del estado subjetivo de la mente en cuan- No manda que de hecho se haga algo unas veces, como si en otras
to duda o en cuanto apenas halla algo como probable. Es que el jui- ocasiones pudiera mandar que necesariamente se haga algo. El impe-
cio mismo, con su objetividad lógica, objetiva en el "tal vez" la fuerza rativo manda siempre que algo se haga o se omita necesariamente.
aminorada de la enunciación. Aunque ontológicamente sea necesaria
(que 2 más 2 sea igual a 4, el juicio "2 más 2 tal vez suman cuatro", es La regla del jurista sí puede decir: "En este caso, de hecho, tu
Un juicio problemático. deber es hacer esto". Pero el mandato que está detrás es: " T ú debes
necesariamente hacer esto". Por eso, si es que el jurista quiere hacer
Igual carácter lógico tiene la necesidad del juicio apodíctico. No solo un juicio problemático o asertórico sobre un mandato, debe de-
se trata allí de lo ontológico, sino de la fuerza especial de la enunciá-
cirlo así estrictamente:
ción que va marcada en el pensamiento correspondiente. "Necesaria-
"Tal vez tú debes hacer necesariamente esto"-
"Realmente tú debes hacer necesariamente esto".
El primero es un juicio problemático sobre la existencia de un
no al "hacer" o "no hacer" que el deber ordena. Por eso los impe-
mandato. El segundo es un juicio asertórico también sobre la existen-
rativos citados son imperativos absolutos, incondicionados.
cia de ese mandato.
El derecho conoce mucho de estos imperativos: "El edificio que
6. LA RELACIÓN EN EL IMPERATIVO amenaza ruina debe derribarse". No es esto exactamente lo que dice
el artículo 988 de nuestro Código Civil en conexión con el artículo
Los juicios por razón de su relación son categóricos, hipotéticos
1005 de la misma obra, que consagra la acción popular; pero así es
o disyuntivos. Esto quiere decir que la enunciación se hace incondi-
como debe entenderse, pues sería absurdo darle el sentido de que
cionalmente en el categórico, o bajo condición en el hipotético, o puede dejarse que el edificio se caiga solo y cause perjuicios, para
alternativamente en el disyuntivo. que después los indemnice su dueño. Debe derribarse por la autori-
"El triángulo es polígono" es un juicio categórico (S es P). dad encargada de ello. En una concepción individualista del derecho
"Si esta figura es triángulo, esta figura es un polígono" es un como es la de nuestro Código Civil, es claro que todo eso solo puede
hacerse tras la introducción de una demanda. Hoy se ve bien claro
juicio hipotético (S es P si Q es R).
que es una función preventiva, anterior a cualquier derecho indivi-
"Este triángulo es isósceles o escaleno" es un juicio disyuntivo dual. Una función de policía.
de dos miembros (S es P o Q).
La relación en los juicios se refiere, como la modalidad, a la Pero puede haber también imperativos hipotéticos. KANT enten-
día por imperativo hipotético una cosa muy distinta de lo que aquí
función enunciativa de la cópula y no a su función relacionante.
vamos a describir. Para KANT, el imperativo hipotético está condicio-
Por otra parte, la relación afecta al pensamiento-juicio en sí mis- nado a un fin que se quiere adquirir: "Si quieres ser médico, debes
mo, y no a los objetos en él mentados. En otras palabras, el juicio por estudiar medicina". Pero esto no es un verdadero imperativo, ya que
razón de su relación toma a los objetos-sujetos y enuncia de ellos algo ha nacido de la propia voluntad del agente obligado, y el auténtico
incondicionado en el juicio categórico, algo condicionado en el juicio imperativo se impone al agente, quiéralo o no.
hipotético, o algo alternativo en el juicio disyuntivo. Allí está el jui- Por esto, la condicionalidad del imperativo es externa al agente
cio. No es necesario para su verdad, que los juicios se refieran a ob- y consiste en un acaecimiento cualquiera anterior al imperativo mis-
jetos incondicionados, condicionados o alternativos. Es decir, la re- mo: "si llueve debes sacar tu sombrilla", "si Pedro viene debes alojar-
lación es una función lógica de los pensamientos, no una función lo en tu casa", son ejemplos de imperativos condicionales.
ontológica de los objetos. Por eso hemos puesto voluntariamente, entre
Como aquí se acaba de decir, la condición ha de ser anterior al
los ejemplos anteriores, el tercero que es un ejemplo de juicio lógica-
imperativo mismo, pero no puede ser ella misma el imperativo. La
mente disyuntivo, aunque geométricamente no sea exacto, que entre
condición puede ser un suceso de la naturaleza, un acto de voluntad
el triángulo isósceles y el escaleno no haya una tercera posibilidad de otra persona o un acto de voluntad del mismo agente a quien el
como en efecto la hay, que es la de ser equilátero. Pero esto no es lo imperativo se dirige. Esto se ve, por ejemplo, en la norma "si vendes,
que dice el juicio citado. Lo que allí se enuncia es que tal figura no debes entregar lo vendido", "si matas voluntariamente a otro, debes
puede ser sino un triángulo isósceles o escaleno, que no puede ser las ir a presidio". Pero aquí el acto de voluntad es anterior al imperativo
dos cosas a la vez y que no puede ser una tercera cosa, por ejemplo, mismo, es otro acto, tal vez objeto también de un imperativo, pero
equilátero. Si tal figura es un triángulo equilátero eso significará que no constituye el acto aquí, hic et nunc, imperado.
que el juicio es falso.
El artículo 1535 de nuestro Código Civil consagra así esta doc-
Veamos ahora lo que ocurre con el correspondiente pensamiento trina:
imperativo. "Son nulas las obligaciones contraídas bajo una condición potes-
"Haz esto", "no hagas esto" son imperativos categóricos. Tradu- tativa que consista en la mera voluntad de la persona que se obliga.
cidos a normas, dirán: "Debes hacer esto", "debes no hacer esto".
"Si la condición consiste en un hecho voluntario de cualquiera
Aquí también, como en los juicios, la relación se refiere al debes y
de las partes, valdrá".
Por esto es nulo, conforme al primer inciso del artículo, la norma
contractual que dijera: "Si quiero, debo pagarle cien pesos a mi arren-
dador". Pero, en cambio, al tenor del segundo inciso, es válida la recoge incondicionadamente. De la misma manera, el mandato "no
norma contractual que diga: "Si entro en mora en el pago de los matarás" no tiene nada de incondicionado, es categórico. Otra cosa
cánones de arrendamientos, pagaré cien pesos de multa al arrendador", es que no deba ser categórico, que el madato de no matar pueda tener
excepciones. Pero estas no las recoge el pensamiento lógico del man-
En cierto sentido, como lo ha visto KELSEN, todos los imperati-
dato, sino una ética o una ontología del mandato de no matar. Y de
vos son condicionales: "Salta a la vista, dice, que las acciones positi-
hecho se da el mandato de "no matar" en forma incondicionada, en
vas no pueden ser prescritas sin condición, puesto que no se puede
muchas organizaciones religiosas.
ejecutar una determinada acción sino bajo determinadas condiciones.
Pero tampoco se pueden prescribir omisiones sin reservas. Un indivi- El pensamiento imperativo es disyuntivo cuando ordena que se
duo no puede mentir, cometer un robo, un homicidio, un adulterio, ejecute o deje de ejecutarse una de entre dos o más cosas.
sin que haya de considerarse dónde y cómo; él no podría violar, y por Como el juicio, el imperativo disyuntivo exige entre los miem-
consecuencia, observar estas normas, sino bajo condiciones particu- bros de la disyunción, incompatibilidad y alternativa.
lares. Si la significación de las normas morales que prescriben omisio-
La incompatibilidad consiste en que no pueden ejecutarse o dejar
nes fuera la de establecer obligaciones sin condición, es decir, obliga-
de ejecutarse los dos o tres, etc., miembros de la relación a la vez. Es
ciones categóricas, un individuo al dormir podría dar cumplimiento
un imperativo en un salón de cine: "O deja de fumar o se sale". El
a estas obligaciones, siendo el sueño, entonces, el estado ideal desde el
mandato rige dentro del salón de cine. El destinatario del mandato
punto de vista moral. La condicióln bajo la cual está prescrita la
podrá ciertamente dejar de fumar y salirse. Pero ya por fuera, "fu-
omisión de un acto, es el conjunto de todas las circunstancias en las
mar" o "dejar de fumar" no ha sido objeto del mandato. Lo que no
cuales el acto podría ser ejecutado. Por lo demás, no existe prohibi-
puede hacer dentro del recinto es permanecer en él y fumar.
ción sin reservas importantes. Aun las normas más fundamentales,
cual es la prohibición de mentir, de matar, de llevarse los bienes de La alternativa del mandato disyuntivo está en que hay que de-
otro sin su consentimiento, no son válidas sino con importantes reser- cidirse por uno de los términos del mandato. Si por la incompatibili-
vas. Hay circunstancias en que no está prohibido mentir, matar, lle- dad no puede escoger los dos, por la alternativa no puede optar por
varse los bienes de otro sin su consentimiento. Esto pone en evidencia un tercero, eludiendo el mandato. "O devuelves lo comprado o pa-
el hecho de que toda norma social, no solamente la que prescribe una gas el precio" es un mandato alternativo de la legislación de com-
acción positiva, sino también la que prescribe una omisión, impone praventa. No podría decir el obligado que no obedece ninguno de
una cierta conducta simplemente en determinadas condiciones. He los dos términos porque se acoge a un tercero: pagar perjuicios. El
aquí por qué toda norma establece una conexión entre dos elementos y mandato tal como queda expresado implica que si no paga el precio,
por qué se puede describir esta conexión mediante la proposición de el objeto comprado por el comprador puede ser secuestrado y devuel-
que en ciertas condiciones debe seguir una determinada consecuencia. to a su antiguo dueño, el vendedor.
Y esta es la forma gramatical del principio de imputación, el cual,
en la esfera social, constituye el equivalente del principio de causa- 7. EL TIEMPO EN EL IMPERATIVO
lidad, en la esfera de la Naturaleza" 22 .
El juicio puede constar, por lo que al tiempo se refiere, de verbos
Pero si bien se lee, las palabras anteriores de KELSEN más se re- en pasado, en presente o en futuro. Es decir, la enunciación puede
fieren a la situación objetiva que al pensamiento imperativo mismo. referirse a algo que fue o que es o que será. En todos estos casos el
También el juicio categórico "el oro es amarillo" no es, en cuanto al juicio tiene también la pretensión de verdad que ya se le ha señalado.
oro y a su color, nada incondicionado; el oro es amarillo por ciertas Un juicio de futuro no será verdadero, si en el futuro que él señala
causas naturales. Pero el juicio que recoge esta situación objetiva la no acontece lo en él enunciado.
Pero lo más interesante en el caso del juicio es que su cópula "es",
22 KELSEN, Problemas escogidos de la teoría pura del derecho, Edit. Kraft. aunque indique presente de indicativo, no siempre fatalmente designa
Buenos Aires, 1952, p. 30. este presente. Hay una intemporalidad en esa cópula de aparente pre-
sente, por ejemplo, en juicios como "el triángulo es polígono", "el oro
es trivalente", "el número dos es par". En las ciencias de objetos idea-
les, como las matemáticas y la lógica, y en las ciencias sistemáticas de
la naturaleza o de la cultura, se dan siempre estos juicios en forma in-
temporal. Lo cual significa, como dice PFAENDER 23 , que la referencia
al tiempo puede existir o no en el juicio, y en todo caso, no le es
esencial.
En cambio, nada de esto ocurre en el imperativo. El mandato no
puede referirse al pasado. Carece de sentido un mandato que diga:
"Haz esto ayer".
Inclusive es imposible un mandato en tiempo presente 2 4 . En
efecto, como el mandato se refiere al hacer o al no hacer, hay allí
una esencial referencia al fieri en que consiste todo hacer. También
el mandato de no hacer se coloca en un telón de fondo de un hacer
posible, y por lo tanto está el devenir igualmente mencionado allí.
Siempre hay que suponer un trascurso de tiempo entre el mandato y
su ejecución, siendo esta, por consiguiente, futura en relación con
aquel.
Y esto es tan claro, que inclusive cuando decimos, en tiempo pa-
sado: "debiste hacer esto", no estamos propiamente mandando, sino
recordando, en forma de regla del mandato, que el mandato existía
antes de la acción omitida.
El pensamiento imperativo está, por lo tanto, dotado de una
esencial relación al futuro. Por esta razón, en la mayoría de las len-
guas, y desde el punto de vista gramatical, el modo imperativo de los
verbos no tiene inflexión temporal ninguna: "haz, haced" no ex-
presan tiempo, porque implican fatalmente que ese "hacer" es un
futuro en relación con el momento en que se habla.
El pensamiento imperativo, aun colocado en el pasado, objetiva-
do en el pasado, alude siempre a un futuro en relación con ese pasa-
do: "Pedro ordenó que fueras ayer a clase" es un juicio en cuanto
dice que "Pedro ordenó", pero se piensa allí un mandato en cuanto
se menciona lo ordenado: el "ir ayer a clase", y se ve claro que este
"ir ayer a clase" es un futuro en relación con la orden de Pedro.
23 Op. Cit., p . 153.
24 KARL ENGISCH, que adhiere a la teoría imperativista del derecho, todavía
acepta que el imperativo puede referirse al presente. Esto es inadmisible, como se
ve en seguida. Igual hace NAGLER en Kommentar sum Strafgesetsbuch, p. 103
(1944), ENGISCH escribe: "Como las órdenes, lo mismo que todos los actos de vo-
luntad, pueden referirse únicamente al presente y al futuro, y a este último solo
con ciertas modificaciones, desde el punto de vista de la teoría del imperativo,
el pasado no puede ser nunca alcanzado en el sentido de «in praeteritum non ju-
beturr". Cfr. El ámbito de lo no jurídico, ps. 61-62, con la cita de NAGLER; vers.
esp, de Ernesto Garzón. Edit. Univ. de Córdoba, Córdoba (Argentina), 1960.
CAPÍTULO II

EL CONCEPTO EN LOS IMPERATIVOS

PFAENDER dice, a propósito de los conceptos, algo muy preciso:


"El análisis del juicio nos ha conducido a los conceptos, últimos
elementos del juicio. Los nombres que se han dado a estos conceptos,
considerados como elementos del juicio, esto es, las palabras: con-
cepto-sujeto, concepto-predicado y concepto-cópula, designan directa-
mente tan solo la posición de los conceptos en el juicio, pero no clases
diversas de conceptos. Un examen más detenido del juicio exige de-
terminar qué especies de conceptos pueden entrar en un juicio; qué
especies de conceptos tienen que hallarse necesariamente en un jui-
cio; qué conceptos pueden tomar el puesto de concepto-sujeto; qué
conceptos pueden ocupar el de concepto-predicado, y otras cuestiones
por el estilo. Mas para contestar a estas preguntas es menester cono-
cer ya las diversas especies de conceptos posibles, y para ello precisa
haber estudiado antes los conceptos mismos" 25 .
¿Habrá que deducir de lo anterior que con la doctrina del con-
cepto de la lógica del juicio se suple y se basta la lógica del impera-
tivo? ¿O hay en el pensamiento imperativo conceptos que le son
propios? ¿Pueden las leyes de colocación de los conceptos en el juicio
ser las mismas en el imperativo? Los conceptos funcionales de juicio
¿son los mismos que los del mandato? ¿Ocurre también esto con los
conceptos relacionantes?

8. EL OBJETO FORMAL

Los conceptos tienen como correlativo en el objeto material, un


objeto formal que es al que hacen especial referencia. Esto es una
legalidad común a los conceptos de toda clase de pensamientos. Así,
por ejemplo, el objeto formal del concepto equilátero es la igualdad
de lados del objeto a que se refiere. Ese concepto no menciona la
igualdad de ángulos, aunque geométricamente resulte verdadero que
un polígono que tiene iguales todos sus lados, ha de tener también
iguales todos sus ángulos.
25 Op. cit., p. 155.
Pero en el pensamiento imperativo el objeto formal tiene uní rativo en sí mismo. Ese elemento dice referencia al fin del imperativo,
relevancia peculiar, pues el mandato delinea en forma muy precisa, <a la obediencia a que pretende y aspira.
no solo el sujeto del deber, sino también lo que se debe y también,
Pero en el juicio y en el imperativo hay conceptos individuales,
si es el caso, la persona a quien se debe.
particulares y universales, conceptos singulares y plurales, genéricos,
Como los objetos formales se recogen en los conceptos y estos
específicos e individuales, colectivos y solitarios.
se analizan en las definiciones, de aquí resulta que la definición de
ios conceptos desempeña un importante papel en todo sistema de Ya hemos dicho atrás que no hay imperativos particulares ni in-
pensamientos imperativos. dividuales en el sentido de indeterminados. Pero mentamos allí los
Cuando el pensamiento imperativo se expresa en forma primi- pensamientos mismos en cuanto así nombrados por el sujeto del que
tiva, lo vemos muchas veces acompañado de gestos y señales. Así, el reciben el nombre. En efecto, no hay un "debes" para "algunos" o
jefe de una tribu salvaje señala con el dedo a aquel a quien impone para "uno". No hay, pues, mandatos de este orden: "algunos de-
una orden y hasta le indica de la misma manera lo que debe hacer, ben . . . " , "uno d e b e . . . " . Pero dentro del pensamiento imperativo,
verbigracia, salir de un recinto, o entrar a él, etc. Por algo la palabra como término de lo que se debe, sí es posible que haya conceptos
griega nomos, que significa ley, viene del verbo nemein, que signifia particulares. Así, el testador puede mandar que su heredero o su al-
señalar, mostrar con el índice, indicar 2 6 . Pues estas señales son las bacea den "algunos" bueyes a su criado. O la ley puede ordenar que
formas primitivas de las definiciones que dan los códigos de los pue- se sacrifique "un" cordero o que el trabajador tenga "un " día de
blos de más elevado desarrollo. descanso en la semana.
Captar el objeto formal en los conceptos que usa el pensamien- También en el pensamiento imperativo, como en el juicio, los
to imperativo, es, si se quiere, de más urgente necesidad que en otros conceptos están vinculados entre sí en jerarquías que van desde el
pensamientos. En los demás, el objeto formal muchas veces se adivina concepto singular o individual hasta el más general, pasando por con-
por el contexto verbal que lo expresa. Pero como el mandato es para
ceptos específicos, o conceptos de género ínfimo o de género medio.
ser obedecido, es desde luego de premiosa necesidad que se sepa bien
claramente quién es el obligado y a qué se obliga. Aquí radica la im- Igualmente vale también aquí la ley lógica de que a mayor ex-
portancia que el jurista y el abogado en general tienen dentro del tensión de los conceptos, menor es su comprensión, y a la inversa:
cumplimiento del derecho, por ejemplo. Ellos, antes que el razona- a menor extensión, mayor comprensión.
miento jurídico, ejercitan la búsqueda de los conceptos formales, y,
Generalmente, en las leyes civiles se denomina "especies" al
hallados estos, pueden mostrar entonces hasta dónde va el mandato.
individuo, y "género" a los que en lógica se llama género o especie.
Su actividad muchas veces es censurada porque, a juicio de los no
entendidos, toda su tarea se reduce a burlar la ley. Sin embargo, y Así, "deber una especie" es deber, por ejemplo, un determinado ca-
prescindiendo de los casos en que esto ocurre, la misión del abo- ballo, o un determinado piano, etc.; y deber algo de género es deber,
gado debiera mirarse a la inversa, es decir, no como la que busca por ejemplo, un caballo cualquiera, o un piano cualquiera.
burlar la ley, sino como la que facilita a esta cumplir su verdadero Prescidiendo ahora de las razones que hayan tenido los que adop-
carácter imperativo, pues al delinear los objetos formales indica muy taron esta terminología para el derecho, es lo cierto que también en
bien qué es lo que se manda y a quién se manda*. el pensamiento imperativo cabe la ley de que el concepto individual
carece de extensión, no se predica de nadie más que de sí mismo.
9. LEYES BE LOS CONCEPTOS COMUNES AL JUICIO Y AL IMPERATIVO Por esto la orden de dar lo individual determinado no queda cum-
Lo que acabamos de decir del objeto formal, es propio de todo plida dando un ejemplar cualquiera, sino aquel preciso que señala
concepto; pero solo hemos querido destacar la importancia que su el mandato. En este sentido, la "especie" de que hablan los códigos
delimitación ofrece en el pensamiento imperativo. Aquí juega un civiles, no es un individuo cualquiera, cuyo concepto tampoco tiene
elemento extralógico, un factor que trasciende al pensamiento impe- extensión, sino un individuo singular en el que la extensión le es to-
talmente extraña, porque es de por sí insustituible.
20 Véase a M. KEIDEGGER, Carta sobre el humanismo, vers. de A. Wagner de Reyna, rev. "Realidad", núm. 9,
p. 363, Buenos Aires, 1948.
* (Anotación posterior del autor: ver Heidegger y su tesis contra la importancia del concepto en Introducción a
Heidegger, M. Olasagasti, p. 161)
La lógica tradicional ha distinguido los conceptos categoremá- miemos se tornan en plenamente imperativos cuando se impone en
ticos y los sincategoremáticos. De los primeros dice que son los que se ellos la obligación de la preferencia: "El que debe dar alimentos, debe
refieren a objetos y tienen de por sí un sentido completo, v. gr„ preferir a las mujeres y a los niños".
"círculo", "libro". Los sincategoremáticos son los que de por sí no Hay conceptos funcionales dóxicos como "sin duda", "claro está",
tienen sentido completo y solo con los categoremáticos pueden refe- "verdad es que", "aun cuando", etc., que sólo rara vez aparecen en
rirse a los objetos, por ejemplo, "aunque", "pero" "y". MARTY llamó el texto de una ley, y esto cuando la ley toma el carácter pedagógico
a los primeros autosemánticos, como quien dice, que tienen sentido de enseñar más bien que de mandar.
en sí, ¡y a los segundos, sinsemánticos, o sea, que solo tienen sentido
De la misma manera, conceptos deductivos como "por consiguien-
con otros conceptos.
te", "de donde", "de aquí que", son extraños al pensamiento impe-
Pero es evidente que los conceptos sincategoremáticos de la ló- rativo, porque este no tiene por finalidad deducir, ni demostrar, ni
gica tradicional (o sinsemánticos de MARTY) tienen de por sí signi- probar nada, y sí solo mandar,
ficación, sentido completo. De lo contrario, ningún diccionario podría
registrarlos, para definirlos, pues serían indefinibles en sí mismos. Lo 11. LA CÓPULA "DEBE"
que ocurre con esos conceptos es que no son conceptos de objetos, no
mencionan ningún objeto, ni se refieren a ningún objeto. Solo des- Hemos establecido que en el pensamiento imperativo "debe" es
empeñan una función en el pensamiento, función que se concreta el correspondiente funcional de lo que es la cópula "es" en el pensa-
a vincular, inclusive separando, unos conceptos con otros y unos pen- miento enunciativo o juicio. ¿También en la pregunta la cópula es
samientos con otros. "es"? Este es tema de otro estudio.
PFAENDER hace una clasificación apenas balbuciente de los dis-
La cópula "debe" tiene la función primordial de referir el deter-
tintos conceptos funcionales, y en primer término los divide en aper- minado hacer o no hacer que se ordena, a la persona obligada, es decir,
ceptivos y en mentales, dentro de los cuales caben distintas clases al sujeto del mandato, expresado este mandato en modo gramatical
y subclases. imperativo, o al sujeto de la norma cuando el mandato se expresa
en esta locución verbal, como por ejemplo, "Pedro debe fumar".
La mayoría de estos conceptos funcionales son comunes a los
juicios y a los imperativos. Por esta razón no nos ocuparemos de ellos Decíamos atrás que a pesar de la apariencia, este pensamiento
aquí. no es un juicio. En "Pedro debe fumar", en cuanto norma, no se
enuncia nada de Pedro, no se dice de él nada, no se saca a luz algún
Pero algunos tienen carácter dóxico en el sentido de HUSSERL, contenido objetivo (logos apophantikós), ni se pone este contenido
es decir, expresivos de conocimiento, y otros tienen carácter deduc-
como subsistente. En "Pedro debe fumar", en cuanto norma, lo que
tivo. Por eso el uso de ellos en el pensamiento imperativo es general-
mente muy restringido. hay es un mandato. Se refiere al "fumar" como un hacer y a Pedro
como aquel a quien se le ordena realizarlo. Hay en ello una orden,
Así, por ejemplo, conceptos que PFAENDER llama subrayadores no un juicio.
y cuyo fin es destacar determinados objetos entre otros, no tienen Pero cabe tomar esta expresión como significativa de un juicio.
siempre cabida en el pensamiento imperativo. Conceptos como "parti- Del juicio de que "Pedro tiene la obligación de fumar". Mas este
cularmente", "en especial", "ante todo", "principalmente", "de prefe- juicio enuncia entonces un contenido objetivo de relación en el sen-
rencia", no tienen ningún lugar en el mandato. "Se debe dar alimen- tido de PFAENDER: aquella relación específica en que está Pedro con
tos, en especial a las mujeres y a los niños" no es un mandato puro, lo que debe hacer, en este caso, fumar. El juicio, entonces, pone el
sino un mandato que envuelve un pensamiento permisivo, y en cuan- contenido objetivo de la obligación de fumar, la refiere a Pedro y la
to permite es en cuanto alude a aquellos a quienes el que debe, puede enuncia como de él. En tal caso es obvio que de ese juicio, como de
escoger para darles alimentos. En este sentido, el pensamiento más todo juicio, cabe formular la cuestión de si es verdadero o es falso.
bien faculta que ordena, quedando al criterio del obligado destacar Pero aquí es donde resulta aún más evidente la autonomía del pen-
el objeto que se subraya en el concepto subrayador. Pero estos pensa- samiento imperativo. Porque entonces hay que preguntar: "¿De dón-
de le viene la obligación a Pedro de fumar?"
Es esto lo que KELSEN no ha advertido al construir el derecho
En el juicio, por la segunda función de la cópula, la enuncia-
como conjunto de normas, con el deber como cópula, con prescin-
tiva, se estatuye y se hace subsistir por sí mismo el conjunto consti-
dencia del mandato que le queda detrás. Porque hay que recalcar
tuido por el objeto sujeto y la determinación predicada 2 8 . La etimo-
otro aspecto de la cuestión: la obligación no es un fenómeno natural
logía de enunciar podría parecer más pintoresca que exacta para la
que se pueda enunciar de Pedro como un "que" o un "como " suyo,
tarea de esclarecer la función propia de la cópula en el juicio. Enun-
es decir, como una determinación o un tributo. La obligación es una
ciar tiene su raíz en muntium, que vale tanto como emisario o anun-
relación, y como toda relación, es un objeto ideal. En la relación solo
ciador. Como ya vimos, los griegos llamaban al juicio logos apo-
pueden ser reales los términos de la relación y el fundamento de la
phantikós. "La apófansis aristotélica —dice GARCÍA BACCA— expresa
misma. Aun pueden ser ideales unos y otros, como en las relaciones
el predicado como «aclaración» del sujeto; es decir, formar una pro-
entre números y entre objetos lógicos. Pero en cualquier caso, la rela-
posición no es juntar por «es» una palabra con la forma de «nombre»
ción es siempre ideal. Ahora bien, si en el caso de "Pedro debe fumar"
y otra como forma de determinación del primero (predicado); formar
hablamos de la realidad objetiva de Pedro y del fumar, ¿dónde es-
una proposición es faena «fenomenológica» en sentido estricto, tal
taría la realidad del fundamento de la relación entre Pedro y su
como define HEIDEGGER este término: «llevar una cosa a manifes-
deber de fumar, sino en la realidad de un mandato que le es pre-
tación original, inmediata de sí misma por sí misma», «encender
cedente?
la luz interna que cada objeto tiene en sí mismo, no luciente aún,
Luego, parece claro que lo que hace posible el juicio de obliga- mientras no lo hayamos expresado en una afirmación, o negación»" 29 .
ción es la realidad de un mandato, o mejor expresado aún, el que
un mandato se ha emitido efectivamente. Ahora bien, esta función de anunciar la verdad interior del ob-
jeto-sujeto, de ser emisario de ella, es la que ejerce la cópula "es" al
Pero el mérito de KELSEN es el de haber sido el primero en ver
enunciar. Por eso se dice también que la cópula, por su función enun-
que el debe de la norma tiene una función copulativa de referir el ha-
ciativa, pone el contenido objetivo, lo postula como subsistente; en
cer o no hacer ordenado, a un determinado sujeto. Si esta referencia
otras palabras, objetiva, dice que lo que el pensamiento menciona
implica una forma de imputación como piensa KELSEN, es cosa que
en este punto no nos interesa. como referencia de la determinación predicada al objeto-sujeto, es
objetiva.
La segunda función de la cópula es la de imponer el determinado
Por eso dice PFAENDER que la cópula es un concepto relacio-
hacer y omitir que es ordenado. Mientras que por la función primera,
nante que hace posición30, esto es, que no se limita a ligar mental-
Ja cópula refiere la obligación a un determinado sujeto, por la se-
mente los objetos como en los funcionales puros, sino que postula
gunda función de la cópula esta obligación se estatuye, se hace efec-
relaciones objetivas entre ellos.
tiva,, se impone, como hemos de decir con un exacto verbo castellano.
En cambio, la función correspondiente de la cópula "debe" en el
Aquí guarda el pensamiento imperativo muy singular paralelis-
pensamiento imperativo, no es la de poner o postular una relación
mo con el enunciativo. La primera función de la cópula "es" en el
objetiva, sino la de imponer una conducta o un comportamiento o
juicio, es la de referir la determinación predicada mediante el con-
prohibirlo, en síntesis, la de imponer o un hacer o un no hacer
cepto predicado al objeto-sujeto sostenido por el concepto-sujeto 27 .
determinado.
Cumplida esta primera función copulativa, aún no hay juicio. Esa
función existe en la pregunta: "¿es blanco el cisne?" y también en el El pensamiento imperativo no tiene por misión, como el enun-
puro pensamiento, sin juicio aún, "el cisne es blanco", en que solo ciativo, esclarecer nada, hacer brillar ninguna verdad. El no llega al
se piensa en la blancura del cisne como pura posibilidad, sin afir- objeto-sujeto para ceñirse escrupulosamente a este, como lo hace el
marla de él (en este caso, de un juicio positivo). juicio, sino con arrogante ademán tiránico. Por eso dice muy bien
PFAENDER en el único lugar de su Lógica en que los compara:
También cuando pensamos "Pedro debe pagar", referimos la
obligación de pagar, a Pedro, como su posible sujeto. Allí todavía
28 Cfr. PFAENDER, op. cit., p. 58.
no hay mandato.
29 D. GARCÍA BACCA, Introducción a la lógica moderna, Edit. Labor, Barce-
27 PFAENDER, op. cit., p. 57. lona, 1936, p. 22.
30Cfr. op. cit., ps. 77, 206 y 214.
"La cópula no realiza solo la función de referir la determinación
predicada al objeto-sujeto, sino que se encarga, al propio tiempo, de tivo". "Todos los imperativos —prosigue— exprésanse por medio de
la función enunciativa. La singularidad de esta segunda función de un «deber ser» y muestran así la relación de una ley objetiva de la
la cópula se percibe claramente, cuando se compara el juicio con una razón a una voluntad, que, por su constitución subjetiva, no es deter-
exigencia correspondiente. Cuando se exige que un objeto esté cons- minada necesariamente por tal ley (una constricción)" 32 .
tituido de tal o cual manera, esta constitución es coordinada también Como se advierte de lo trascrito, KANT no concibe el "deber ser"
al objeto-sujeto; pero, al propio tiempo, le es impuesta. La oposición como una forma pura del pensamiento, ni el mandato como un pen-
que se verifica entre el objeto y su estructura, es aquí una oposición samiento autónomo. Lo vincula inmediatamente al valor y solo lo
exigida. Por el contrario, en el juicio se dice que la coordenación de
explica como el mandato a una voluntad débil a la que hay que
la determinación predicada al objeto-sujeto, coincide con una exigen-
orientar hacia la realización del valor objetivo, separándola de sus
cia del objeto mismo. El juicio no formula imperativo alguno sobre
inclinaciones subjetivas. Por eso escribe en seguida de lo anterior:
el objeto; es contrario a su esencia íntima el hacer violencia al objeto
"Dicen que fuera bueno hacer u omitir algo; pero lo dicen a una
y coordenarle algo que el objeto sujeto no exija por sí. El juicio, que
voluntad que no siempre hace algo por solo que se le represente que
primeramente es por completo libre, en cuanto a la elección de su
es bueno hacerlo" 3 3 .
objeto-sujeto, y que por lo tanto determina por sí mismo su objeto,
se convierte luego en el intérprete fiel del objeto elegido, sometién- Y más adelante afirma: "De aquí que para la voluntad divina y,
dose a él en todos sentidos. Todo gesto dictatorial, la más leve opre- en general, para una voluntad santa, no valgan los imperativos: el
sión del objeto por el juicio, es un pecado contra el espíritu del juicio «debe ser» no tiene aquí lugar adecuado, porque el querer ya de suyo
e impurifica la conciencia intelectual. Por consiguiente, del sentido coincide con la ley" 3 4 .
que reside en el elemento enunciativo es menester excluir hasta la El concepto copulativo "deber ser" que usa la lógica del impe-
menor sospecha de contraposición propia. La enunciación es enten- rativo, prescinde en absoluto de estas consideraciones de valor y lo
dida aquí en el sentido de que no se opone terca ni enfrente del ob- toma en su pureza lógica. Porque aquí hablamos de un imperativo
jeto del jucio, ni contra una persona adversaria" 31 . que puede inclusive mandar lo más injusto y lo más criminal.
También HUSSERL en este punto se coloca en la línea kantiana,
12. DEBER SER Y VALOR es decir, considera que toda proposición normativa "supone una cier-
ta clase de valoración (apreciación, estimación), por obra de la cual
Cuando en la Metafísica de las costumbres KANT habla del "de-
surge el concepto de lo «bueno» (valioso) o «malo» (no valioso) en un
ber ser", lo enlaza con el hecho de que la voluntad se halla sometida
sentido determinado y con respecto a cierta clase de objetos, los cua-
a condiciones subjetivas que no coinciden con las condiciones obje-
les se dividen en buenos y malos con arreglo a ese concepto" 3 5 .
tivas o racionales del obrar. En efecto, dice en síntesis, solo los seres
racionales obran por leyes que se presentan previamente. Derivar De esta suerte, la proposición "un guerrero debe ser valiente"
las acciones de las leyes es un acto de razón práctica. Estas acciones tiene el sentido de "solo un guerrero valiente es un buen guerrero".
derivadas de leyes son objetivamente necesarias. Pero como la volun- En esta forma, la, proposición normativa tiene su cabal equivalencia
tad no se siente determinada suficientemente por la razón, sus accio- en Una proposición teorética. Y el conjunto de las primeras constituye
nes no son objetivamente necesarias, sino subjetivamente contingentes. una disciplina normativa, y el conjunto de las teoréticas, una disci-
Por lo tanto, la determinación de la voluntad por leyes objetivas tie- plina teorética. Lo que equivale a decir que la disciplina normativa
ne que hacerse por medio de una constricción. Una voluntad no en- tiene su fundamento en la disciplina teorética. Y esta se constituye en
teramente buena no es necesariamente obediente a las leyes objetivas. torno a un valor fundamental o fin último del que se hacen depender
las correspondientes proposiciones teoréticas. Así, para poder estatuir
De ahí que KANT establezca: "La representación de un principio
objetivo, en tanto que es constrictivo para una voluntad, llámase 32 Fundamentación de la metafísica de las costumbres, vers. esp. de Manuel
mandato (de la razón), y la fórmula del mandato, llámase impera- G. Morente, Edit. Espasa Calpe, Madrid, 1932, ps. 53-54.
33 Op. cit., p. 54.
31 Op. cit., ps. 58-59. 34 Op. cit., p. 55.
35 Investigaciones lógicas, t. 1, ps. 59-60.
que un guerrero debe ser valiente, hay que colocar en la valentía o
coraje, el valor o fin supremo del guerrero como guerrero, y será
tanto más buen guerrero el que más se le aproxime, y tanto más mal tomado su idea del deber de la ética de KANT, lo que explica que al
guerrero el que más se aleje de esta valoración fundamental. aplicarlo en su propio campo, no haya obtenido un resultado satis-
Dicho lo anterior en forma general, expresa HUSSERL que la pro- factorio. El deber ser jurídico es un concepto puramente formal.
posición "un A debe ser B" tiene el sentido de "solo un A que es B "No podemos decirlo mejor que con las palabras de KELSEN:
es bueno". Pero esta última, a pesar de su forma teorética, todavía es «Para evitar múltiples equívocos que la concepción 'normativa' del
proposición normativa. Mas ella descansa en una proposición teoré- derecho defendida por mí ha provocado, expresamente insisto en que
tica general que dice: "solo un A que es B tiene las cualidades C". el 'deber ser' (u obligación), forma de expresión de todas las propo-
Aquí está representado con el C el contenido constitutivo del predi- siciones jurídicas, no encierran ningún sentido sicológico... El 'deber
cado "bueno" que da la norma fundamental. La norma fundamental ser' es para mí la expresión de la relación funcional de los elementos
en el caso del guerrero para que digamos de él que es "bueno", o bien en el sistema del derecho, y esta relación difiere del nexo causal de
será la valentía, o la audacia, o la prudencia, o la astucia, etc. Pero, la naturaleza. El deber ser, en oposición al ser, es solo la expresión
en todo caso, esta norma fundamental que ya no es una proposición de la disparidad existente entre el sistema del derecho y el natural.. .
normativa en sentido propio 3 6 , es la que da unidad y hace un todo Por último, quiero subrayar que el concepto del deber s e r . . . no tiene
cerrado de todo el conjunto de normas correspondientes 37 . significación material alguna... se trata de un concepto puramente
formal... Quien pretenda captar el sentido específico del derecho, en
Esta caracterización del "deber ser" y de las normas que hace
relación con la realidad social, no podrá desconocer la peculiar opo-
HUSSERL, es también extraña a estas investigaciones sobre el pensa-
sición en que el orden jurídico puede hallarse (aunque no se halle
miento imperativo. Ellas pueden ser relevantes para averiguar por
necesariamente) frente a la realidad natural de la vida colectiva. El
qué el que manda dio un determinado mandato y no más bien otro.
Pero no se necesitan para considerar el mandato en sí. En esto nos derecho dice: si A es, debe ser B; la realidad social dice: A es, y sin
aproximamos a KELSEN, para quien el "deber ser" es un concepto embargo, B no es»" 3 9 .
puramente formal, aunque no tengamos que decir con él que sea un Para nosotros, mucho más preciso que todo esto, es que el "deber
concepto formal de imputación en el sentido que KELSEN da a esta ser" es la cópula propia del pensamiento imperativo, al par que el
palabra. "ser" es la. cópula propia del pensamiento enunciativo o juicio. En
Por otra parte, también esta consideración recuerda a KELSEN, ninguna de las dos cópulas hay vinculación esencial con algún va-
pues la teoría pura del derecho describe la actividad científica del lor 4 0 .
jurista y no la del legislador ni la del juez. El jurista solo debe aten-
39 Cfr. Conceptos y formas fundamentales del derecho, vers. esp. de E. Gar-
der a la significación de las normas sin consideración alguna de valor.
cía Máynez, Edit. Losada, Buenos Aires, 1942, ps. 108-109.
En cambio, el legislador sí debe tener en cuenta a qué valor obedece 40 Para el pensamiento imperativo mantenemos este concepto de deber en
cuando manda, y el juez, a qué valor obedece cuando aplica la ley, sentido puramente formal, ajeno a toda consideración de valor. KELSEN ha pro-
escogiendo entre varias significaciones posibles de la norma 3 8 . cedido igualmente así, a pesar de su positivismo y del rumbo ético que el positi-
A su vez, FRITZ SCHREIR dice: "El concepto del deber que utili- vismo ha dado al concepto de deber, según vimos en nota anterior. Por ello el
zamos no debe ser referido a otras significaciones de este vocablo tan positivista RUDOLF LAUN "parte del principio de que de una regulación coactiva
heterónoma o de un derecho entendido como acto coactivo condicionado no pue-
equívoco; sobre todo, no hay que atribuirle la importante significa-
ide surgir un deber sino un tener que" (cfr. WELZEL, op. cit., p. 78).
ción de la palabra en sentido ético, no orientarlo en modo alguno
El discurso rectoral de LAUN Recht und Sittlichkeih (Derecho y Moralidad)
hacia la misma significación. Es cierto que la ciencia jurídica ha ha sido vertido al español por J. J. Bremer (Edit. Univ. Autón. de México, 1959) .
RADBRUCH asiente a este modo de pensar y dice que "un deber de mera legalidad
36 Op. cit., p. 62. es una contradicción entre sí, cuando se comprende por deber una relación de su-
37 Op. cit., p. 61. bordinación de la voluntad a una norma y apenas cabe otra determinación con-
38 Ver Qué es la teoría pura del derecho, vers. esp. de Ernesto Garzón, Edit. peptual. Si se quiere reconocer «deberes de legalidad» hay que entender por ello
Univ. de Córdoba, Córdoba (Argentina), 1962., ps. 25 a 30. una obligatoriedad del cuerpo sin una obligatoriedad simultánea de la voluntad;
hay que decidirse, entonces, a designar como deber, con plena generalidad, a la
relación del sustrato de la norma con la norma, de cualquier especie que sea tal
sustantivarlo o personalizarlo haciéndolo el objeto del mandato, o
sea, el concepto-sujeto de la proposición normativa. Así, puede oírse:
En los juicios, los conceptos sustantivos son conceptos de obje- "sombreros (estén) en la mano", "cámaras fotográficas (estén) ausen-
tos. Pero por ser sustantivos no quiere ello decir que se refieran a ob- tes", "los frutos paguen el arriendo", "los bienes deben responder del
jetos con un ser independiente ontológicamente. Los objetos que solo perjuicio", etc.
existen en otros en la realidad, como las cualidades, los estados, los En estos casos, el mandato se dirige lógicamente a una cosa, no a
acontecimientos, las actividades, etc., en suma, lo que en la filosofía una persona, aunque ontológicamente se sobrentiende que la persona
aristotélica se llaman accidentes, pueden independizarse mentalmente está en la base del mandato. De parecida manera que en los juicios se
y hacerse conceptos sustantivos, con la función de conceptos sujetos sustantivan objetos dependientes, haciéndolos objetos independientes
en el juicio. Así, del "verde", de lo "líquido", de las "caídas", del
mentalmente.
"correr", podemos decir muchas cosas en un juicio en que estos ob-
jetos dependientes jueguen el papel de conceptos sujetos. En este caso, Al lado del concepto sustantivo o personal del mandato que
esos conceptos son sustantivos. acabamos de describir, hay en todo mandato un concepto de acción
o concepto verbal. Este concepto de acción diseña lo ordenado o
Y los objetos independientes pueden, a su turno, hacer el papel mandado, lo que debe hacerse u omitirse.
de conceptos adyacentes, es decir, de conceptos que mentalmente No todo concepto de acción puede entrar en un mandato. Si el
implican una necesaria vinculación con un concepto sustantivo. Así,
imperativo tiene la pretensión esencial de ser obedecido, es claro que
en "el camino es pedregoso", las "piedras", que son objetos indepen-
no puede mandar sino lo que sea físicamente posible hacer para una
dientes, se hacen objeto de un concepto adyacente que es el concepto
persona. De suerte que un hacer posible físicamente es el objeto del
adjetivo "pedregoso". En el juicio "el automóvil se engrasa", el objeto
mandato 4 1 . Y hay que añadir algo más. Este hacer debe ser verifica-
independiente "grasa" se hace concepto adyacente verbal. Y aun es
ble, es decir, que ha de poder dar de sí la ostentación de que efecti-
posible que un objeto independiente tenga mentalmente una adyacen-
vamente se realizó. Por eso no son mandatos, normas como estas:
cia de segundo grado, como cuando lo convertimos en un concepto
"Pedro debe escuchar el relámpago", "Juan debe ver el trueno", por-
adverbial, v. gr., "el diploma se firma con tinta china"; "con tinta
china" es aquí un concepto adverbial que mentalmente depende del que ni el relámpago se escucha ni el trueno se ve. El concepto de
firmar, al par que este depende del diploma. acción que aquí se contiene, se refiere a un hacer físicamente impo-
sible. Pero tampoco lo son, en verdad, mandatos como estos: "Pedro
Como ya hemos dicho, el mandato supone una persona a quien debe desear ser rico", "Juan debe representarse un castillo de oro",
se dirige, esto es, un ser libre que puede hacer o no hacer lo que se porque hasta ahora no está el hombre en condiciones de verificar si
le manda. Este es el concepto sustantivo o concepto personal del man- estas acciones se cumplieron o no.
dato. Pero esto es en la dirección ontológica del mandato. Lógica- Luego, lógicamente, el concepto de acción que incluye el manda-
mente, el mandato puede diseñar una cosa inanimada o un animal, to debe referirse a un hacer físicamente posible y verificable.
Aquí no cabe hacer la distinción entre el campo lógico y el onco-
sustrato, y a hablar de obligatoriedad de los pensamientos por la norma lógica o lógico del mandato. Es decir, no es posible afirmar que es verdadero
(del deber estético del mármol ante el cincel" (Filosojia del derecho, vrs. cit., mandato lógicamente aquel que manda lo imposible o inverificable;
p. 57). aunque sí es verdadero juicio el que adjetiva las piedras en "este
Pero no está en lo justo RADBRUCH al hacer esta equivalencia. El cincel no
camino es pedregoso", o hace activo lo que es mera cualidad quie-
manda nada al mármol, ni las normas lógicas mandan nada al pensamiento, por
una razón definitiva: porque el mandato tiene una esencial pretensión de ser
ta, como "esta pradera verdea". En estos juicios, su pretensión de
obedecido voluntariamente, y es siempre dirigido a un ser libre. Cuando no es verdad permanece intacta aun con la logización de esos objetos.
obedecido voluntariamente, entonces el mandante lo impone por la fuerza. De Pero en los mandatos, la pretensión de obediencia no podría subsis-
suerte que el deber que va en el mandato sí dice relación a una voluntad. Y esto tir si se mandase lo imposible o inverificable.
vale para cualquier mandato, aun aquel que no se respalda en valores, sino en
la pura fuerza. 41 Cfr. KARL ENGISCH, El ámbito de lo no jurídico, vers. esp. de E. Garzón Val-
des, Edit. Univ. de Córdoba, Córdoba (Argentina), 1960.
Los códigos civiles inspirados en el derecho romano, dicen que el
objeto de las obligaciones es dar, hacer o no hacer alguna cosa. Li- imponen sino que postulan relaciones objetivas, como "el pez en el
mitándolo al contrato, nuestro Código Civil colombiano expresa: agua", "la cacerola con tapa", "el bailar corno un oso" (ejemplos de
PFAENDER)42.
"Art. 1495.—Contrato o convención es un acto por el cual una
parte se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa". En los imperativos, el concepto funcional relacionante debe im-
poner una relación objetiva, no se limita a postularla.
Se podría preguntar si en estas definiciones de los civilistas no
sobra el dar o si no falta el no dar. En realidad, tanto el dar como Los conceptos sustantivos o personales se refieren en último tér-
el no dar caben rigurosamente en el hacer y en el no hacer, respecti- mino, como ya dijimos, a personas, esto es, seres humanos, o a conjun-
vamente. Pero desde el punto de vista del derecho civil y particular- tos de personas (sociedades, corporaciones, asociaciones, asambleas,
mente del derecho procesal, es explicable que se destaque el dar y se congresos, cabildos, etc.).
omita el no dar en estas definiciones. En efecto, la obligación de dar Los conceptos de acción se refieren a conducta humana en cuan-
generalmente engendra una acción procesal ejecutiva para que, si el to acciones posibles y verificables. Comprende un sinnúmero de ob-
obligado a dar no da lo que debe, se le quite eso que debe por la jetos. Pero todo mandato recibe su verdadero contenido del determi-
fuerza pública y se le entregue al acreedor. En estas condiciones, el nado hacer a que se refiere. Por ese hacer se determinan tanto el
dar se destaca frente a las otras formas del hacer, porque estas, gene- ordenar como el prohibir, y después, el permitir: el hacer del man-
ralmente, no son tan de fácil cumplimiento como aquella. No son, dato otorga al imperativo su unidad operativa.
podríamos decir, aproximándonos a la terminología procesal, tan fá-
cilmente ejecutables. Por ello es por lo que la mayor parte de las le- El concepto copulativo debe tiene en la lengua española un
gislaciones procesales autorizan a exigir, en lugar de la obligación de número inmenso de sinónimos: "manda", "impera", "prescribe", "or-
hacer, la indemnización de perjuicios, que es una obligación de dar. dena", "obliga", "preceptúa", "establece" (en el sentido de ordena),
En cambio, el no dar, para estos efectos pragmáticos de la técnica "estatuye", "impone el deber", "veda", "prohibe", etc.
jurídica, sí es plenamente equivalente al no hacer, y por ello no re-
cibe una mención especial entre los civilistas. Aunque cabría pensar
que si, como ocurre en algunas legislaciones, la ejecución por la obli-
gación de no hacer se convierte en indemnización de perjuicios, ello
debiera tener la excepción en el caso de que el no hacer sea un no
dar, pues en este caso la ejecución podría consistir en que el que reci-
bió devolviera lo dado. Esto, desde el punto de vista lógico, pero en
la realidad civilista sería inaceptable porque el ejecutado vendría a
ser otro que el obligado.

Como síntesis podemos deducir que todo mandato tiene que con-
tener tres conceptos al menos: 1o) un concepto sustantivo o personal;
2o) un concepto cópula, que es debe; y 3o) un concepto de acción, que
es el hacer u omitir prescritos.
Los conceptos sustantivos y de acción son conceptos de objetos.
El concepto debe es un concepto funcional, no puro, como "y"
en "amigo y enemigo" o como "pero" en "rico, pero desgraciado",
sino relacionante en el sentido de PFAENDER, es decir, un concepto
que no solo liga mentalmente objetos, sino que impone relaciones
objetivas entre personas y acciones, o, dicho de otra manera, entre
personas y conductas. En los juicios, los conceptos relacionantes no 42 Op. cit., ps. 206-207.
CAPITULO III

LOS PRIMEROS PRINCIPIOS LÓGICOS DEL IMPERATIVO

Los primeros principios lógicos en la lógica enunciativa se re-


fieren a la verdad o falsedad de los juicios.
Así, el principio lógico de identidad dice que "todo juicio cuyo
concepto-predicado es idéntico al concepto-sujeto es necesariamente
verdadero". Es este un auténtico principio lógico, porque se refiere
a un objeto lógico como es el juicio, y afirma de él un valor lógico
como es la verdad.
El principio lógico de contradicción establece que dos juicios-
contradictorios no pueden ser ambos verdaderos.
El principio lógico de tercero excluido afirma que dos juicios
contradictorios no pueden ser ambos falsos.
A su turno, el principio lógico de razón suficiente expresa que
"todo juicio, para ser realmente verdadero, ha menester necesaria-
mente de una razón suficiente".
Ya hemos establecido que al imperativo no le cuadran los valores
de verdad y falsedad. El imperativo es obedecido o no obedecido.
Así como el juicio pretende esencialmente verdad y por lo mismo
puede ser falso, el imperativo pretende esencialmente obediencia y
por ello mismo puede ser desobedecido.
Lo que el juicio pretende es verdad, y los valores lógicos propios
del juicio son la verdad y la falsedad.
Pero este paralelismo no se presenta, como en otros casos, con
el imperativo. Cuando se comprueban la verdad o la falsedad del
juicio, el juicio no deja de ser tal. Mas cuando se comprueba la obe-
diencia efectiva del mandato, el mandato, por así decirlo, deja de va-
ler, de regir como tal, deja de ser vigente. Su ser de mandato se agota
en su cumplimiento. (Esto no significa que no pueda haber mandatos
permanentes, es decir, mandatos que se dan para ser cumplidos no una
sola vez, sino un número indefinido de veces) 43 . Pero cuando el man- lidez, ni en algo exterior al mandato como en la teoría de la eficacia,
dato no es obedecido, es entonces cuando más fuertemente se pre- sino en algo intrínseco al mandato mismo, esto es, en su pretensión de
senta como mandato para exigir una vez más su cumplimiento. ser obedecido. Pero como esta obediencia no es real sino pretendida,
por eso podemos decir que el valor propio del imperativo no es sólo
Sin embargo, el mandato obedecido, si bien deja de valer como
la obediencia sino también la desobediencia.
mandato, porque ya fue cumplido, no deja por ello de ser verdadero
mandato, pues como pensamiento imperativo sigue subsistiendo. Y en Mandatos obedecidos y mandatos desobedecidos son la división
esto actúa el mandato como el juicio cuando se comprueba su ver- primera de los mandatos, y sobre ella han de construirse los primeros
dad que no deja por ello de ser juicio. principios del mandato.
Entonces, ¿cuáles son los valores propios del mandato que val- Pero estos primeros principios del mandato ya no son mandatos,
gan para él tanto cuando se le obedece como cuando no se le obedece? sino juicios supremos sobre las relaciones que un mandato conserva
¿Habrá, por otra parte, en el mandato una pareja de valores, positivo necesariamente con su obedecibilidad. En esto cabe mostrar la dife-
uno y otro negativo, como ocurre en el juicio con su valor positivo de rencia con el juicio: los primeros principios de la lógica del juicio son
verdad y su valor negativo de falsedad? a su vez juicios, como la doctrina toda de la lógica del juicio se com-
La teoría formalista del mandato afirma que los valores propios pone de juicios. Pero los supremos principios del mandato no son
suyos son "válido" e "inválido". Un mandato es "válido" cuando no mandatos, sino juicios, y la teoría toda de la lógica del mandato se
contradice otro mandato superior, e inválido cuando lo contradice. compone de juicios y no de imperativos. La razón de esto está en que
Esta teoría es por ahora inutilizable, porque desde el puro punto de toda ciencia sobre cualquiera cosa que sea, es un saber de algo y ese
vista lógico no hay ningún criterio para saber cuándo un mandato saber se presenta siempre en el juicio.
es superior a otro. Solo en un "sistema" de mandatos es posible hablar
así, sin descontar el problema del primer mandato de la serie o sis- Pero esto suscita otro problema. Está bien que la lógica del jui-
tema. cio tenga, a su vez, unos primeros principios puramente lógicos que
La teoría sociológica del mandato afirma que los valores propios se diferencian de los principios ontológicos, que rigen para todo ob-
del mandato son "eficaz" e "ineficaz". La eficacia del mandato con- jeto. Así, al lado del principio ontológico de identidad aplicado al
siste en su obediencia real. Un mandato es eficaz cuando espontánea- juicio y que dice que "todo juicio es idéntico a sí mismo", está el prin-
mente es obedecido, e ineficaz en el caso contrario. Sin negar que cipio estrictamente lógico de identidad que se enuncia en la forma
estos sean valores aplicables en ciertos casos al mandato, no son, sin que expresamos atrás: "Todo juicio cuyo concepto-predicado es idén-
embargo, los valores que lógicamente le corresponden, porque aun tico al concepto-sujeto es necesariamente verdadero". Esto mismo
allí donde el mandato no es eficaz, es decir, no es espontáneamente acontece con los tres restantes primeros principios de contradicción,
obedecido, el mandato sigue como tal mandato, y, más aún, es enton- tercero excluido y razón suficiente.
ces cuando prueba su verdadera calidad de tal para hacerse realmente
obedecer. Pero, ¿será necesario que el imperativo tenga, a su turno, unos
primeros principios lógicos, distintos de los principios ontológicos que
Lo expuesto nos conduce a buscar los valores lógicos propios del le son aplicables, como objeto que es?
mandato, no en algo anterior al mandato como en la teoría de la va-
Esto solamente lo podemos responder analizando el imperativo a
43 Este tipo de mandatos permanentes —ya se ha visto así desde antiguo— se la luz de cada uno de los pretendidos principios tradicionales.
dividen en positivos y negativos; los positivos, decían los moralistas, obligan
semper, y los negativos, semper et ad semper. Lo primero significa que los man-
14. EL PRINCIPIO DE IDENTIDAD EN EL IMPERATIVO
datos positivos para actos sucesivos, obligan siempre que se cumpla una condi-
ción que el mismo mandato tiene que postular. En este sentido, dicho género El principio ontológico de identidad aplicado al imperativo,
de mandatos es esencialmente condicional. Los mandatos negativos, en cambio, dirá solo que todo imperativo es idéntico a sí mismo. Pero eso no es
obligan incondicionalmente y pueden formularse en forma absoluta. Desde esta
nada exclusivamente lógico. Esto le cuadra al imperativo como a
altura de la investigación sobre el mandato, ya podemos ver la razón de la vieja
distinción que KELSEN, sin motivos, ha negado. cualquiera otro objeto.
Se trata, más bien, de saber si en el seno del pensamiento impe-
rativo puede haber alguna identidad, de modo que pueda decirse que "'Un objeto no puede tener y no tener al mismo tiempo una misma
ese imperativo es necesariamente obedecido. determinación".
Ahora bien, esto solo ocurre cuando lo que manda el imperativo Igualmente el imperativo, como objeto que es (y es un objeto
es idéntico a lo que ya se está haciendo por el destinatario. Si alguien ideal en cuanto es un objeto lógico), se somete al principio de contra-
está fumando y le ordeno fumar, pues entonces mi mandato es nece- dicción: de un imperativo no podemos decir que a la vez es y no es.
sariamente obedecido. "Pedro debe hacer lo que está haciendo", "Pe- Ni calificativos contradictorios, como que es vigente y no vigente, vá-
dro debe omitir lo que está omitiendo", son ejemplos de mandatos lido y no válido, eficaz y no eficaz, que está escrito y que no está
necesariamente obedecidos. escrito, que es imperativo impuesto por la costumbre y no impuesto
En muchas ocasiones, el legislador toma las costumbres de un país por la costumbre, etc. Esta imposibilidad le nace al imperativo, no de
como modelo de la ley. Estatuye precisamente aquello que ya se ser imperativo, sino de ser objeto. Y es necesariamente falso el juicio
hace. Se ha considerado que es esta una sabia manera de legislar. que atribuye esas calificaciones a cualquier cosa al mismo tiempo y
Aunque en esta práctica está aludido el principio de identidad de en la misma unidad objetiva.
que venimos hablando, no ciertamente es ella un ejemplo estricto de
Pero vale inquirir si en el imperativo mismo hay algo que dé
ese principio. Porque la ley apoyada en la costumbre manda que en
cabida al principio de contradicción, en una forma que solo sea pro-
lo futuro se actúe como esa misma costumbre indica. Pero lo que el
pia del imperativo y como pensamiento imperativo. Esto solo ocurre
principio expresa es que lo mandado debe ser exactamente idéntico a
si miramos la contradicción, en el propio mandato, en lo que se
lo que se está efectuando. De modo que con lo efectuado se cumpla
manda.
precisamente lo mandado.
Pero antes de avanzar, tenemos que detenernos en la contradic-
Por esto podemos formular el principio de identidad del impera- ción misma. Como hemos visto, el mandato manda hacer algo o man-
tivo diciendo: "Todo mandato en que lo mandado es exactamente da no hacer algo: "Pedro debe fumar", "Pedro debe no fumar". La
idéntico a lo que se está realizando, es necesariamente obedecido". cópula "debe" es igual en los dos imperativos. Lo que no es igual,
Hay una frase famosa que dice: "Llega a ser lo que eres". Es este sino contradictorio entre sí, es "fumar" y "no fumar". Si se está fu-
un imperativo que alude en mucho a este principio de identidad. Sin mando no se puede estar no fumando. La primera norma, "Pedro
embargo, en ella no tiene el principio su adecuado cumplimiento, debe fumar", la llamamos una prescripción porque es el mandato de
porque si bien se ordena una acción: "llega a ser", en el contexto del un hacer. La segunda norma la llamamos una prohibición porque es
pensamiento citado esta acción ordenada no es exactamente igual a el mandato de un omitir. Como se ve, entre la prescripción y la pro-
lo que ya se "es". Porque se toma el ser que uno es como un ideal, hibición hay contradicción siempre que una y otra se refieran a un
como el ideal del ser auténtico, y se le exige al agente que obre o mismo hacer. El determinado hacer es el que toma en cuenta el impe-
actúe en forma que corresponda a ese ser más hondo que todos lle- rativo y en torno de él se forja como imperativo prescriptivo o como
vamos con nosotros. imperativo prohibitivo.
Si en lugar de ello decimos: "se lo que eres", habría aquí una Luego, imperativos contradictorios son aquellos que con referen-
aproximación al principio de identidad aludido. Pero esta propo- cia a una misma unidad operativa, es decir, a un mismo hacer, el uno
sición tiene el inconveniente de no expresar un verdadero pensa- lo ordena o prescribe y el otro lo veda o prohibe.
miento imperativo, ya que no se puede mandar que se sea, sino que
Esto ya nos conduce a formular el principio lógico de contra-
se haga o se omita algo, según lo que antes hemos expuesto.
dicción del imperativo, diciendo: "Los imperativos contradictorios
con referencia a la misma unidad operativa, no pueden ser ambos
15. EL PRINCIPIO LÓGICO DE CONTRADICCIÓN EN EL IMPERATIVO
obedecidos".
También puede hacerse en este caso una confrontación con el Este principio lógico del imperativo igual q u e el correspondiente
respectivo principio ontológico de contradicción. Este se formula así: en el juicio, necesita hacerse visible, si no por u n a auténtica demos-
"S no puede ser al mismo tiempo P y no P". O, en otras palabras: tración, sí por una mostración de su verdad. Y esa verdad se muestra
en forma muy simple: pues si debo fumar y debo no fumar, tan pron-
to fumo, desobedezco el mandato de no fumar, y tan pronto no fumo,
desobedezco el mandato de fumar. citados primeros principios del juicio serían principios sicológicos
Forma especial del principio. En los juicios hay un principio es- pero no lógicos.
pecial de contradicción que dice que "todo juicio dotado de una con- De la misma suerte ocurre en los imperativos. No vale decir que
tradicción interna es necesariamente falso". el principio lógico de contradicción ya enunciado para el mandato,
Pues hay aquí un paralelismo con el imperativo, ya que "todo no valga para mí porque no lo obedezco en cualquier caso. Así podría
mandato que en sí mismo ordena y prohibe en la misma unidad ope- razonar alguien: "No vale decir que «Pedro debe fumar» y «Pedro
rativa, una misma acción, es necesariamente desobedecido". debe no fumar» son mandatos contradictorios y que, por lo tanto, no
pueden ser ambos obedecidos, pues yo obedezco los dos cuando me
16. EL PRINCIPIO LÓGICO DE TERCERO EXCLUIDO EN EL IMPERATIVO viene en gana; cuando fumo, obedezco el primero, y cuando no fumo,
obedezco el segundo".
También este principio parte de la base de dos imperativos con-
tradictorios. Estos son, como ya lo hemos expresado, aquellos que, Bien se ve que esta es una manera ilegítima de tratar el proble-
con referencia a una misma unidad operativa, es decir, a un mismo ma, pues se refiere sicologísticamente al querer de la persona a quien
hacer, el uno lo ordena o prescribe y el otro lo veda o prohibe. va dirigido el imperativo, y no a los dos pensamientos imperativos
contradictorios, en sí mismos considerados.
El principio lógico de tercero excluido para los juicios, afirma
que dos juicios contradictorios no pueden ser ambos falsos. El princi- Pues si según el principio de contradicción, los dos mandatos
pio de contradicción dice, como se recordará, que ambos juicios no contradictorios no pueden ser ambos obedecidos, el principio de ter-
pueden ser verdaderos. Expresa, por lo tanto, que si uno de ellos es cero excluido establece que dos mandatos contradictorios no pueden
verdadero el otro tiene que ser necesariamente falso. Pero el principio ser ambos desobedecidos.
de contradicción, no se olvide, no establece por parte alguna que los Y aquí viene mejor la misma digresión anterior, para que se
dos juicios contradictorios no puedan ser ambos falsos. Esta misión le vea bien que no se trata de la imposibilidad de que la persona a
corresponde al principio de tercero excluido, que es distinto, por lo quien van dirigidos los mandatos contradictorios, diga que no obe-
mismo, del principio de contradicción. Y tan distinto es de este, que dece ninguno de los dos porque no reconoce válido ninguno de ellos.
el principio de tercero excluido no establece ciertamente que los dos En el orden jurídico internacional, es pensable u n a situación como
juicios contradictorios no puedan ser ambos verdaderos. esta: hay en Rusia dos mandatos contradictorios: u n o que permite co-
brar intereses moratorios y otro que lo prohibe. Un colombiano po-
El principio de contradicción del imperativo, según ya vimos,
dría pensar que él no está desobedeciendo ninguno, ni cuando cobra
solo dice que dos mandatos contradictorios no pueden ser ambos obe-
intereses ni cuando deja de cobrarlos, porque ese mandato no le lle-
decidos. Pero no determina si pueden ser ambos desobedecidos.
ga, ya que ese colombiano no está sometido a los mandatos del dere-
En este punto cabe hacer una digresión muy importante: los cho ruso. Pero bien pronto se advierte que este es otro problema. Lo
principios de contradicción y de tercero excluido con relación a los que dice el principio es que los dos mandatos no pueden ser ambos
juicios valen absolutamente, necesariamente. Poco importa que el ser desobedecidos, que no se puede prescindir de los dos para elegir un
pensante los reconozca o no. Esos dos principios combinados respec- tercer mandato que pudiera ser el obedecido. Ese tercer mandato es
tivamente, dicen que los dos juicios contradictorios son incompati- el que queda excluido en el principio.
bles entre sí como verdaderos, y son alternos, esto es, que si el pri-
mero es verdadero el segundo es falso, y si el primero es falso el Este es el tratamiento estrictamente lógico del principio del ter-
segundo es verdadero. Por eso el problema de estos primeros princi- cero excluido. El que sin duda determina el tema de la plenitud del
pios se sitúa, para su validez, entre los juicios mismos, no entre los derecho y el tema contrario de los ámbitos vacíos de derecho, temas
seres pensantes que conocen esos juicios. Es obvio que un ser pen- que, sin embargo, no se confunden con este de q u e aquí acabamos de
sante puede decir que admite los dos juicios como verdaderos o tratar.
como falsos, o que no los admite ni como lo uno ni como lo otro Forma especial del principio. El juicio está regido por un prin-
porque no va a pensar ni en el uno ni en el otro. Si así fuera, los cipio, el de la disyunción contradictoria, principio que no es sino
una forma especial del principio de tercero excluido. Este principio
afirma que todo juicio disyuntivo de dos miembros en el que cada
miembro se opone al otro contradictoriamente, es un juicio necesaria- Tampoco los pensamientos imperativos son conocimientos, y por
mente verdadero. Su fórmula es: "S es P o no P es necesariamente tal razón están sustraídos del mundo de la verdad. Su razón suficien-
verdadero". te no puede ser, como en los pensamientos-juicios, la razón suficiente
Por otra parte, la lógica del imperativo dice: "Un mandato dis- de su verdad, ya que el mandato, por no ser ningún juicio, no aspira
yuntivo, con disyunción contradictoria, la cual no puede estar sino a ser conocimiento ni pretente verdad ninguna.
entre dos miembros, es un mandato necesariamente obedecido". En Más cercanos estaríamos del camino de hallarle una razón sufi-
efecto, un mandato que diga: "Pedro debe fumar o no fumar" es un ciente al imperativo, si la buscamos como principio del motivo, mi-
mandato disyuntivo contradictorio y como tal necesariamente obede- rando el imperativo como un obrar en el sentido de SCHOPENHAUER.
cido. Cualquiera de las dos conductas que asuma Pedro en este caso, Es claro que el que manda tiene siempre un motivo. Pero el mandato
es obediencia al mandato. mismo no es un obrar. Es un pensamiento. Alguien podrá tomarlo
tomo medio para un fin. Pero esto sería un fin del agente, no un fin
17. EL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE DEL IMPERATIVO
de la obra, que en este caso sería el pensamiento. El pensamiento "se
Cuando LEIBNIZ formuló por primera vez el principio de razón debe no fumar", como el pensamiento "se debe fumar", no tienen
suficiente diciendo: "Todo tiene su razón suficiente", comprendió, en sí fin ninguno. La razón de su ser no está en su fin, sino en sí
dice PFAENDER, "bajo la palabra «todo» tres cosas: la existencia de mismo.
algo, la producción de algún acontecimiento y la subsistencia de al- Otra cosa es que el hacer o no hacer que estatuye el mandato
guna verdad. Según esto, distingue la razón de existencia, la razón tengan un fin. Claro está que lo tienen. Por ejemplo, el fumar o no
de acontecer y la razón de verdad" 4 4 . fumar tienen obvios fines que todo mundo conoce.
Por su parte, SCHOPENHAUER, al ocuparse en este principio, ex- Podría preguntarse si la cuestión del principio de razón suficien-
plicó que no es sino una suma de cuatro principios distintos e inde- te del imperativo no debiera situarse más bien que en el imperativo
pendientes entre sí, que PFAENDER sintetiza como sigue: mismo, en su obedecibilidad, parejamente, como en el caso del juicio
"1 o ) El principio de razón suficiente aplicado al ser, o el prin- cuya razón suficiente no es la del juicio mismo, sino la de su verdad.
cipio de la razón de ser. Pero tampoco aquí hallamos nada parecido al juicio. Este tiene una
"2o) El principio de razón suficiente aplicado al devenir, esto es, razón suficiente de su verdad, porque apela a una instancia trascen-
el principio de causa. dente al juicio mismo, que es el objeto con el que el juicio debe con-
formarse, y esa conformidad es su verdad. Mas el imperativo no es
"3o) El principio de razón suficiente aplicado al conocer, esto es,
el principio de conocimiento. obedecible por ninguna razón ética o religiosa. En todo imperativo,
tanto el más elevado como el más criminal, existe la pretensión de
"4o) El principio de razón suficiente aplicado al obrar, esto es, obediencia. Por ello es por lo que el hombre se ve muchas veces ante
el principio de motivo" 4 5 .
mandatos injustos y criminales, y no por ser tales dejan de ser autén-
El pensamiento imperativo es un objeto ideal. Como tal, no tiene ticos mandatos, esto es, pensamientos imperativos.
existencia. Tiene, sí, un modo de ser ideal. Y si el principio de razón
suficiente se aplica también a los modos de ser ideales, será tarea de Se estaría tentado de decir entonces que, al resultar imposible en-
la ontología dar esta razón. contrar una razón suficiente del mandato, volvemos al pensamiento
ya expresado desde la antigüedad clásica, según el cual los imperati-
Pero, en todo caso, el pensamiento imperativo (no el pensar del vos no tienen más razón de ser que la voluntad del que los ordena:
que manda, que es otra cosa), como objeto ideal que es, sí queda "Sic volo, sic jubeo, sit pro ratione voluntas". Esto nos estaría indi-
sustraído al principio de causa, pues no es en sí ningún aconteci- cando que la razón suficiente del imperativo es la voluntad, conside-
miento ni ningún devenir. Los pensamientos imperativos están en un rada aquí como una potencia ciega, ajena precisamente a toda razón
mundo ideal que es una morada intemporal e inespacial. y, como tal, esencialmente irracional. La razón suficiente del impera-
44 PFAENDER, op. cit., p. 266. tivo sería así su irracionalidad, es decir, su falta de razón.
45 PFAENDER, ibidem. Pero el famoso lema latino que acaba de citarse no se aplica pro-
piamente al pensamiento mismo, sino a la voluntad ordenadora que
lo impera. Es ella la que reclama para sí el no tener otra razón que
la de su propio querer y, como exige enérgicamente el texto clásico,
que por razón se tenga esa voluntad. Pero el problema que ahora nos
preocupa, es el de la razón suficiente del pensamiento imperativo, no
de la voluntad imperativa 40 .
No creemos poder dar una razón definitiva al problema que aho-
ra se suscita, pero sí ensayamos la siguiente: ¿Por qué hay pensamien-
tos-juicios?, podemos empezar por preguntarnos. Los pensamientos-
CAPÍTULO IV
juicios existen porque sí. Pero su razón de ser está en lo que preten-
den, en la verdad. Aunque haya juicios falsos, la razón suficiente de
Jos juicios es la verdad que con ellos se capta. Pese a que se frustre EL RAZONAMIENTO EN EL IMPERATIVO
esa verdad, la finalidad del juicio está en ella. Y entonces la razón
suficiente del juicio no hay que buscarla en el obrar, sino en la obra "Raciocinio —dice PFAENDER— es la deducción de un juicio,
misma. Habría entonces un quinto principio de razón suficiente, no sacado de uno o varios juicios" 4 8 . El juicio nuevo se llama conclusión.
solo el del obrar, el del agente que obra, sino el de la obra misma. No En la lógica del juicio, las premisas son lógicamente anteriores a la
solo el "finis opperantis", sino el "finis opperis". conclusión. Entre las premisas y la conclusión ha de haber consecuen-
cia, esto es, que la conclusión se derive efectivamente de las premi-
¿Por qué hay mandatos? ¿Para qué son los pensamientos impera- sas. Esto hace que en los raciocinios se distinga la verdad de todos
tivos? Para inducir a obrar, mediante la amenaza de que si no se obe- los juicios en él contenidos, y la efectiva afluencia de la verdad de las
decen por las buenas, se obedecerán por las malas. O, como decimos premisas a la verdad de la conclusión.
con otro lenguaje impropio: "por la razón o la fuerza", en donde la
Un raciocinio compuesto de premisas verdaderas puede dar lugar
palabra razón no es sino un término irónico que significa tanto como:
aparentemente a una conclusión verdadera. Pero si se le examina
"sea usted razonable y comprenda que de nada le vale resistir".
atentamente se puede ver que la conclusión no sale realmente de las
Pero tanto el problema de la verdad como finalidad del juicio, premisas. Es menester, pues, que el raciocinio, además de sus premi-
como el problema de la obediencia como finalidad del imperativo, sas verdaderas, sea concluyente, que tenga concluencia, es decir, que
no son estrictas cuestiones lógicas. Pertenecen a la ontología y es en la verdad de la conclusión provenga en él realmente de la verdad de
ella donde cabe darles una adecuada solución 47 . las premisas.
Se concluye de lo expuesto que mientras lógicamente podemos Deducir la verdad de la conclusión de la verdad de las premisas,
hablar de un principio lógico de razón suficiente para el juicio, no no siempre significa que esté fundada la verdad de la conclusión en
podemos en cambio hablar de un principio lógico de razón suficiente la verdad de las premisas. Esto no ocurre sino en los raciocinios de
para el imperativo. Al menos no lo hemos encontrado nosotros. fundamentación. Aquí vale recordar una vieja objeción al silogismo
Esto nos lleva, y en una pura digresión, a recordar la vieja tesis que STUART M I L L formulaba más o menos así:
de que el derecho, si bien es mandato, no puede ser solo mandato. Sea el silogismo clásico: "Todos los hombres son mortales: Sócra-
Pues colocándolo como solo mandato, lo sustraemos del campo ético tes es hombre. Luego Sócrates es mortal".
que, según ya hemos visto, es ajeno per se al imperativo. STUART M I L L afirmaba: el silogismo o es un procedimiento in-
útil o es una petición de principio. Porque, una de dos: o sé que Só-
crates es mortal, o no lo sé. Si 'o sé, no necesito entonces razonar. Y si
46 Véase nuestro Imperativo y norma en el derecho, homenaje a HANS KELSEN, no lo sé, ¿con qué derecho enuncio la premisa mayor: "Todos los
en "Estudios de derecho", Univ. de Antioquia, Medellín, 1961. hombres son mortales", si aún está en cuestión la mortalidad de SÓ-
47 En el lugar trascrito supra, KANT pretende dar un fundamento al impera- CRATES?49.
tivo en la voluntad débil a la que hay que orientar hacia lo razonable. Pero esto
justifica el imperativo bueno, ético, mas no el imperativo a secas. 48 Op. cit., p. 292.
49 J. STUART MILL, A system of logic rationative and inductive. Edit. Sopot-
tiswoode, London, reimp. de 1959. ps. 120 y ss. Véase también a DESCARTES, Reglas
para la dirección del espíritu, trad. de M. Mindán, Edit. Revista de Occidente,
Madrid, 1935, regla 10 a , ps. 83-83, donde habla de la inutilidad del silogismo.
Muy bien se acreditan en esta exposición resumida del filósofo
inglés, todas las características del sicologismo y del pragmatismo. De donde se advierte que el raciocinio es un procedimiento de ex-
PFAENDER, sin mencionar esta clásica objeción, se ocupa en el asunto traer significaciones. Ahora bien, las significaciones no son exclusi-
con un ejemplo aún más sencillo. Sea, por ejemplo, la premisa ma- vas de los juicios. También el imperativo, como los otros pensamien-
yor: "Todas las ventanas de esta casa están abiertas". La verdad de tos, significan algo. Entonces, si no queremos reducir en este capítulo
este juicio universal está fundada en que cada una de las ventanas de la lógica del imperativo a una lógica del juicio sobre el imperativo,
este edificio esté realmente abierta, esto es, en la verdad de los juicios tendremos que intentar ver el mecanismo en que de la significación
singulares. Pero si ese juicio universal es verdadero, es verdadero tam- de un imperativo podemos extraer otras significaciones también im-
bién y de él se deduce la verdad de este otro juicio: "La ventana del perativas.
estudio está abierta". Hay aquí un razonamiento correcto, aunque no
sea un razonamiento de fundamentación, es decir, que no es necesario 18. RACIOCINIOS INMEDIATOS
que la verdad de las premisas fundamenten la verdad de la conclu-
Los raciocinios inmediatos son los que tienen una sola premisa,
sión, para que la verdad de esta se deduzca de ellas.
de la cual se deduce la conclusión. Cuando el raciocinio es concluyen-
Lo que interesa primordialmente en el razonamiento es que la te, del juicio premisa sale el juicio conclusión, y cada uno de estos
verdad de las premisas ponga necesariamente la verdad de la con- pretende ser verdadero. Pero, en ocasiones, en los raciocinios inmedia-
clusión 50 . Que con la verdad de las premisas se dé la verdad de la tos, de la verdad de un juicio lo que se deduce es la falsedad de otro
conclusión. Sirvan estas pocas consideraciones en relación con el ra- juicio. Mas, en todo caso, se deduce alguna verdad, pues decir que
zonamiento vinculado a los juicios. un juicio es falso si realmente es falso, es decir también una verdad
acerca de ese juicio.
Pero con los imperativos, ¿qué puede hacerse? ¿Acaso tienen ellos
verdad o falsedad? La verdad de las premisas, hemos dicho, afluye a En los imperativos, si en verdad dan lugar a raciocinios inme-
la verdad de la conclusión en los razonamientos compuestos de jui- diatos, de lo mandado en la premisa se deducirá lo mandado en la
cios. ¿Será entonces que el raciocinio es, como lo dice la primera defi- conclusión.
nición de PFAENDER citada arriba, solo el procedimiento deductivo Empecemos, como en la lógica tradicional de los juicios, a con-
que se opera entre juicios? siderar las distintas formas de raciocinios inmediatos.
Creemos que el propio PFAENDER no lo pensaba así. Cuando ex-
plica el último fundamento del raciocinio, dice esto: 19. RACIOCINIOS INMEDIATOS CON IMPERATIVOS
DE DISTINTA CANTIDAD
"Pero el contenido objetivo formal de un juicio solo puede en-
cerrar los contenidos objetivos puestos implícitamente por él; pues no Del imperativo singular "Pedro debe pagar intereses", no se sigue
puede comprender sino lo que le atribuye el significado del juicio. nada sobre si Juan y Diego deben pagar intereses. Pero del imperativo
Por consiguiente, el juicio que hace de punto de partida habrá de plural "Pedro, Juan y Diego deben pagar intereses", se deduce inme-
contener implícitamente todos aquellos juicios que corresponden a diatamente que Juan debe pagar intereses. Este juicio plural que
aquellos contenidos objetivos comprendidos en su contenido objetivo acaba de citarse es puramente copulativo. En él no se expresa, como
formal. Por tanto, solo pueden seguirse de un juicio aquellos otros se diría en derecho, ninguna obligación solidaria. No se dice que
que están comprendidos de algún modo en su significado. Asimismo, Pedro, Juan y Diego deban pagar intereses conjuntamente, ni soli-
solo pueden seguirse de varios juicios, los juicios contenidos en el dariamente, sino que cada cual, singularmente, debe hacer este pago.
conjunto de sus significados, esto es, aquellos cuyos contenidos objeti-
Como se ve, la deducción que aquí se contempla es la del nuevo
vos formales se dan necesariamente con los contenidos objetivos dise-
ñados por los diversos juicios" 51 . Imperativo. La de que hay, en verdad, un nuevo imperativo, no la
de que hay un nuevo imperativo verdadero.
50 Cfr. PFAENDER, op. cit., ps. 294-295. Dijimos atrás que no hay imperativos individuales ni particula-
51 PFAENDER, op. cit., p. 296. res frente a imperativos universales. El imperativo universal del tipo
"lodos los individuos (que ocupan este salón deben estar en pie", no
engendra el imperativo individual "un individuo de este salón debe Esto hasta aquí es demasiado obvio y aun, si se quiere, simple.
estar en pie", ni el imperativo particular "algunos individuos de este Pero se enriquece si se miran otras significaciones 52 .
salón deben estar en pie". Estas dos proposiciones, si se forman como Cabe preguntar si en el deber hacer algo va implícito el permi-
deducidas del imperativo, ya no serían mandatos, sino juicios jurí- tir hacer ese mismo algo que se debe hacer. Y, a su turno, si en el de-
dicos. Pues, como hemos dicho, el mandato no puede tener destina- ber no hacer algo está significada la permisión de no hacer ese mismo
tarios individuales indeterminados, como son en este caso "uno" y algo que se prohibe.
"algunos" respecto al "todos". Es la primera vez que, a lo largo de estas investigaciones, nos en-
contramos coa el concepto de permitir.
Del mandato especifico se deduce un mandato individual para
cada uno de los individuos comprendidos dentro de la especie. Por Es un concepto que, a no dudarlo, está íntimamente vinculado
al mandato. Pero no se ha tratado antes, por ser este un problema de
lo tanto, del mandato específico "el deudor comercial tiene que pagar
significaciones que tiene su adecuada cabida en la deducción lógica.
intereses", se deduce que si Pedro es un deudor y comerciante tendrá
que pagar intereses. Es evidente que el "permitir" pertenece al campo del pensamien-
to imperativo. El concepto de "permitir" solo tiene sentido allí donde
Ya hemos visto que frente al concepto específico está el concepto hay un mandato previo. Los permisos solamente pueden tener exac-
singular, no concepto individual indeterminado que solo se presenta ta significación en el mundo del imperativo. Por eso es este concepto
frente al concepto universal. Por consiguiente, del mandato singular completamente extraño a la legalidad natural en la física, en la quí-
"este deudor comercial tiene que pagar intereses", no se sigue el mica, en la biología, y en ciencias ideales como las matemáticas.
mandato genérico "el deudor comercial tiene que pagar intereses". Un sistema de mandatos puede partir de un permiso previo, o
Aquí los juristas introducen el método deductivo a base de ana- puede arrancar directamente con el mandato mismo.
logía. Pero la analogía no es un procedimiento de raciocinio estricta- En el primer caso tenemos la concepción del derecho positivo
mente lógico, ya que en él se consultan además otros valores para que parte de unos derechos subjetivos o permisiones. Pero esta con-
deducir nuevos imperativos, como los valores de justicia, igualdad, cepción, cualquiera que sea la posición que se adopte, tiene que deri-
seguridad, etc. varse de un mandato anterior, el de una ética o una ley moral que
obliga al individuo al tiempo mismo que lo faculta o le permite
Del mandato solitario no se sigue el mandato colectivo, ni a la (derecho subjetivo) la elección de una serie de actos para el cumpli-
inversa. De que el socio de sociedad anónima deba pagar impuestos miento de esa ley moral. Este es el derecho positivo que, en la his-
sobre sus utilidades en la sociedad, no se sigue que la sociedad deba toria de la filosofía del derecho, depende del derecho natural. Partien-
pagarlos. Y de una norma que ordene pagar impuestos a la sociedad, do de esta base axiológica, vale el principio "Todo lo que no está
no se sigue que deban pagarlos también sus socios. mandado, está permitido''. Pero queda la otra concepción, la del
puro positivismo jurídico, en la cual no se reconoce permisión (dere-
20. RACIOCINIOS INMEDIATOS EN IMPERATIVOS DE DISTINTA CALIDAD cho subjetivo) ninguna anterior al imperativo jurídico primordial,
y entonces en esa concepción toda permisión depende del imperativo
Por la cualidad los imperativos son positivos o negativos. O,
usando una terminología consagrada por el uso, preceptivos o prohi- 52 SANTO TOMÁS ya maneja elementos de lógica del imperativo cuando re-
bitivos. cuerda que "los preceptos afirmativos se distinguen de los negativos cuando uno
no está incluido en el otro, como en el honor de los padres no se incluye el de
Si la deducción en los imperativos no tiene por objeto, como he- no matar a ningún hombre, o viceversa; y entonces es preciso dar diversos pre-
mos visto, deducir verdades o establecer falsedades, sino nuevos ceptos. Pero si el afirmativo está comprendido en el negativo, o viceversa, no hay
imperativos o ausencia de imperativos, podemos desde ahora decir que por qué dar diversos preceptos, como no se da un precepto que dice «No hurta-
el imperativo positivo anula el negativo y a la inversa. En efecto, rás» y otro de no conservar las cosas ajenas o de restituirlas a su dueño. Por lo
si lo mandado es: "Se debe fumar", no puede estar mandado: "Se mismo no se dan diversos preceptos, uno de creer en Dios y otro de no creer en
debe no fumar". los dioses extraños" (Summa Theol., 1-2, 100, 4, ad. 2; trad. de Biblioteca de Au-
tores Cristianos, Madrid, 1956. t. vi, p. 287).
mismo del derecho positivo. En este caso, sin base en valor alguno,
está el otro principio: "Todo lo que no está permitido, está prohibi- particulares negativos. V, verdad, y F, falsedad. Las reglas tradicio-
do". Esas permisiones pueden tener finalidades diversas. Para algu- nales de la deducción por subordinación y oposición se enuncian así:
nos filósofos solo tendrán por objeto el mejor cumplimiento de los
De la verdad de A o de E se deduce respectivamente la verdad
restantes imperativos, y en este sentido decía AUGUSTO C O M T E que
no había más derechos (subjetivos) que los de cumplir con su deber. de I o de O. Pero de la verdad de I o de O no se deduce nada res-
pecto de A o de E.
Pero el "permitir" no se vincula al mandato de una manera
estática. Quiero decir que es un abuso de lenguaje afirmar que lo De la falsedad de I o de O se deduce respectivamente la falsedad
mandado es permitido hacerlo y lo prohibido es permitido no hacerlo. de A o de E. Pero de la falsedad de A o de E no se deduce nada res-
El "permiso" se destaca junto al mandato, como libertad de opción. pecto de I o de O.
Yo no tengo permiso de cumplir con mi deber, ni me es permitido De la verdad o falsedad de A se deduce inmediatamente la false-
no hacer lo que me está prohibido. Lo "permitido" es lo que se deja dad o verdad de O, y a la inversa. De la verdad o falsedad de E se
a la libertad y a la libre opción de un destinatario de un mandato deduce inmediatamente la falsedad o verdad de I, y a la inversa.
¡anterior. Si me está permitido fumar, es porque puedo fumar y no
De la verdad de A se deduce la falsedad de E, y a la inversa. Pero
fumar. Igual si se me permite no fumar. Pero si dando cabida al
de la falsedad de A no se deduce la falsedad de E, ni a la inversa.
citado abuso del lenguaje, entendemos que lo mandado es permitido,
positiva o negativamente, podemos hacer un cuadro de oposiciones Al contrario, de la falsedad de I se deduce la verdad de O, y a
entre mandatos como el que la lógica tradicional establece para el la inversa. Pero de la verdad de I no se deduce la falsedad de O, ni
juicio. Veamos primero lo que ocurre con la oposición en el juicio: a la inversa.
Pongamos ahora un cuadro paralelo en relación con el mandato,
no ya combinando cantidad con cualidad (ya que en los mandatos,
como hemos visto, no hay cantidad particular, del tipo "algunos de-
b e n . . . " por ejemplo), sino mandato con permisión, y entonces en-
A. Todo hombre es mortal A Contrarios E. Ningún hombre es mortal contramos:

MANDATOS
Se debe fumar Se debe no fumar

I. Algún hombre es mortal I Subcontrarios O. Algún hombre no es mortal

Se puede fumar Se puede no fumar


La letra A designa los juicios universales afirmativos; la E, los
universales negativos; la I, los particulares afirmativos; y la O, los PERMI SOS
M A N D A T O S
En esta forma, el cuadro de los juicios y el cuadro de los man-
P E R M I S O S datos y permisiones (aun siendo tan distintos, ya que el primero
reúne juicios según cantidad y calidad, y el segundo reúne imperati-
M = mandato prescriptivo; N = mandato prohibitivo. vos y facultades) guardan, con todo, un perfecto paralelismo, hasta el
P = permisión de hacer; R = permisión de no hacer. punto de que las reglas de deducción del primero son como calcadas
m = mandado; n. m.= no mandado; p=permitido; np = no permitido. exactamente (y esto guardando sus diferencias de significación) por
De donde estas reglas: las reglas de deducción del segundo.
1a) Si lo mandado es M, R no puede estar permitido. Y si lo Con todo, hay una notable reserva que hacer al segundo cua-
permitido es R, M no puede estar mandado. Si lo mandado es N, dro y a sus reglas. Hemos subrayado en estas las palabras permitir y
P no puede estar permitido, y si P está permitido, N no puede estar permisión cuando ellas designan no una libertad de opción, sino el
mandado. derecho de cumplir con su deber. De modo que si bien de M se dedu-
ce P, o de N se deduce R, es claro que ese "poder" que va en P y en
2a) Si M está mandado, N no puede estar mandado, y a la in-
versa. R son muy distintos del "poder" que hay en ellos mismos cuando no
hay ni M ni N. En otras palabras, no es lo mismo el poder fumar,
3 a ) Pero si M no está mandado, puede que tampoco esté man- cuando debo fumar, que el poder fumar cuando ni debo fumar ni
dado N, ni a la inversa. debo no fumar. El primero es un poder imperado, el segundo es un
4a) Si está permitido P, no se sigue que esté también permiti- poder facultativo.
do R, y a la inversa. Podría construirse un cuadro semejante con normas generales
5a) Pero si P no está permitido, entonces está permitido R. Y a afirmativas y negativas frente a normas particulares afirmativas y
1a inversa, si R no está permitido, entonces está permitido P. negativas. Pero estas últimas no serían estrictas normas, pues ya he-
6a) Si M está mandado, P está permitido. Pero de que P esté mos dicho que no existen imperativos particulares. En tal caso, el
permitido, no se sigue que M esté mandado. cuadro así diseñado no sería sino un compuesto de "juicios jurídicos",
7a) Si N está mandado, R está permitido. Pero de que R esté y como tales no específicamente propios de la lógica del imperativo,
permitido, no se sigue que N esté mandado. sino de la lógica del juicio. Este cuadro solo sería la aplicación al
juicio jurídico del cuadro presentado en primer término.
Aplicando estas reglas, tenemos:
Si debo fumar, no puedo no fumar, y a la inversa, y si no debo
21. RACIOCINIOS INMEDIATOS CON IMPERATIVOS
fumar, no puedo fumar, y a la inversa (l a ).
DE DIVERSA MODALIDAD
Si debo fumar, no debo no fumar, y a la inversa (2 a ).
El solo título del acápite es falso, como puede observarse con
Si no debo fumar, puede que tampoco deba no fumar, y a la
solamente recordar que en los imperativos no hay sino una modalidad,
inversa (3 a ).
la modalidad apodíctica: "debes fumar" es "necesariamente debes
Si puedo fumar, no se sigue que también puedo no fumar, y a la fumar", y "debes no fumar" es "necesariamente debes no fumar".
inversa (4 a ).
Por consiguiente, no hay aquí posible deducción de un mandato
Pero si no tengo el permiso de fumar, es porque tengo el permi- probable o asertórico a un mandato apodíctico, porque no hay sino
so de no fumar. Y si no tengo el permiso de no fumar, es porque mandatos apodícticos.
tengo el permiso de fumar (5 a ).
Si debo fumar, tengo el permiso de fumar. Pero si tengo el per- 22. RACIOCINIOS INMEDIATOS CON IMPERATIVOS
miso de fumar, no se sigue que deba fumar (6a).
DE DIVERSA RELACIÓN
Si debo no fumar, tengo el permiso de no fumar. Pero si tengo
el permiso de no fumar, no se sigue que deba no fumar (7 a ), En esté campo debemos distinguir el mandato categórico positivo
o preceptivo, del mandato categórico negativo o prohibitivo.
El mandato categórico prohibitivo ¿implica alguna condicionali-
dad? Hemos de responder negativamente. En la forma puramente facultad reglamentaria que el órgano ejecutivo tiene en muchos re-
lógica del mandato categórico prohibitivo no va envuelta condición gímenes jurídicos, ante la ley de carácter general que dicta el órgano
alguna. La prohibición de hacer algo significa que debe obedecerse legislativo. Por eso los escolásticos decían que las normas preceptivas
sin esperar a que se cumpla condición ninguna. Y esto no solo vale obligan solo semper, pero no semper et ad semper.
para el imperativo categórico prohibitivo instantáneo, sino también
Los imperativos hipotéticos son imperativos condicionales, no en
para el imperativo categórico prohibitivo permanente.
el sentido de KANT, sino en el señalado en el primer capítulo de este
En efecto, la prohibición de fumar ahora no implica que no
estudio. Hacen depender el mandato del hecho de que se realice una
deba fumar si llueve, o si estoy en el salón, o si con ello sufro un
daño, o si tengo cigarrillos. Es una prohibición categórica incondi- condición.
cional. La condición la define nuestro Código Civil (art. 1530) diciendo
que es "un acontecimiento futuro que puede suceder o no". Así lo ha
De la misma manera, la prohibición de carácter permanente de
entendido también el derecho romano.
fumar es también categórica. No tiene por qué pedirse a este impera-
tivo que signifique solo que se prohiba fumar en ciertas condiciones. Pero esta definición tiene varias fallas: a) En primer lugar, la
Es baldía la pretensión de que el imperativo dé la esperanza de que condición del mandato no tiene que ser necesariamente un aconteci-
en algún momento dado pueda no tener validez porque se cumpla o miento, es decir, un hecho. Puede ser también una relación racional
no se cumpla una condición. Por esto, como ya anunciábamos atrás, que en este momento ignora el que manda. Así, por ejemplo, puede
el imperativo categórico prohibitivo, instantáneo o permanente, ser un mandato condicional este: "Si la suma de estos números es un
obliga, como decían los escolásticos, semper et ad semper53. número par, debes pagar la multa". b) Si es un acontecimiento, no
tiene que ser necesariamente un hecho contingente; puede ser un
Pero esto no ocurre igual con el imperativo categórico precep-
tivo. Aquí hay que distinguir entre el imperativo instantáneo y el hecho necesario dentro de las leyes de la naturaleza, pero que tam-
permanente. bién ignora el que manda. Por ejemplo: "Si hay eclipse de sol antes
del 5 de mayo, debes pagar cien pesos de multa". c) No tiene fatal-
El mandato "Pedro debe fumar ahora" implicaría la condición
mente que ser un hecho futuro; puede ser un hecho pasado que ig-
de que "Pedro puede fumar", porque haya tabaco para fumar, o
nora actualmente el mandante. Por ejemplo: "Si el hijo de Juana ha
porque tenga condiciones físicas para fumar. Pero esta, condicionali-
dad es la de todo imperativo, como hemos dicho. No se puede man- nacido, debes pagar a ella alimentos desde su nacimiento".
dar sino lo posible para que el mandato sea obedecido. Pero fuera de La condición dentro del mandato es, pues, un puro pensamien-
esta condición propia del mandato en general, el imperativo categó- to sobre un ser o no ser o un acontecer o no acontecer inciertos, que
rico preceptivo instantáneo no implica condición distinta. Si se dice: una vez que de inciertos pasan a ser ciertos, engendran el mandato.
"fuma tú", dentro del contexto "fuma tú en este momento", el man- El ser o el acontecer de la condición pueden ser físicamente po-
dato recoge ya todas las condiciones que lo hacen obedecible y no sibles o imposibles. Si son físicamente posibles, el mandato es verda-
supone que solo pueda ser cumplido si se dan ciertas condiciones. Este deramente condicional y no se convierte en categórico, sino cuando
mandato es auténticamente categórico. la condición se ha cumplido. Pero si son físicamente imposibles, es
En cambio, el mandato preceptivo permanente se torna siempre decir, si el ser o el acontecer pensados en la condición no pueden ser
condicional. Porque debiendo ser obedecido en un futuro indetermi- ni ocurrir, entonces no hay auténtico mandato. Es esto lo que con
nado, la norma misma tiene que indicar las condiciones de tiempo, otras palabras expresan los artículos 1532 y 1537, inc. 1o, del Código
lugar y otras similares en que rige el mandato. Una norma que diga Civil colombiano.
"se deben pagar impuestos" es incompleta y tiene que complemen- Así, por ejemplo, los mandatos que digan: "Si esta suma da
tarse con otra que determine las condiciones en que los impuestos una cifra impar, tienes que pagar", o "si mañana hay eclipse tienes
deban pagarse. En esta característica de la norma está fundada la que pagar", son mandatos válidos. Y los que digan: "Si la suma de
los ángulos de este triángulo es mayor de 180 grados, tienes que pa-
53 Cfr. SANTO TOMÁS, Summa Theol., 1-2, 71, 5, ad. 3; 1-2, 88, 1, ad. 2; etc. gar", o "si el volcán arroja lava fría, tienes que pagar", son mandatos
inválidos, porque sus condiciones son imposibles.
Esto mismo vale para el caso de que la condición consista en un
no ser o un no acontecer, físicamente posibles. q u e algo sea o acaezca, es porque no hay mandato hasta que algo sea
En nuestro Código Civil (art. 1533) se dice que "si la condición o acaezca.
es negativa de una cosa físicamente imposible, la obligación es pura y Luego, la condición suspensiva equivale al mandato condiciona-
simple...". Esta es una norma positiva que rige en el derecho pri- do a desaparecer, y la condición resolutoria equivale al mandato con-
vado de las obligaciones. Se supone que si yo, como contratante, le dicionado a nacer.
digo a Pedro: "Te vendo mi casa, si no tocas el sol", en tal caso no hay Como en esta lógica del imperativo nos hemos abstenido de
seriedad en la condición; que lo que he hecho es un simple juego de mezclar en ella elementos de la lógica del derecho en que van condi-
ingenio, para obligarme simplemente con Pedro a venderle la casa. cionados muchas veces deber de uno con permisión o facultad de
Como se ve, se trata aquí de una declaración de voluntad (cuya ló- o t r o , apenas tenemos que aludir muy de paso que resulta muy cierto
gica no es la que aquí estudiamos) y a la que la norma le da un sen- ¡en esta correlación jurídica lo ya visto por los romanos, y expresado
tido distinto del que ella misma ostenta. Mas esto mismo ocurre en p o r un jurista francés del pasado siglo, BAUDRY-LACANTINERIE, de
el mandato. Por ejemplo: "Si no tocas el sol, debes pagar una multa", q u e "examinados el fondo de los casos resulta que solo hay una clase
"si el sol no sale mañana, debes quedarte en casa", "si dos y dos no de condición: la suspensiva que suspende o bien la existencia de la
son cuatro, debes alimentos a María". En tales casos, el mandato se obligación o bien la resolución de esta" 54 .
convierte en categórico, ya que de su propio enunciado resulta que El mandato disyuntivo, como ya hemos visto, ordena dos cosas
la condición negativa por imposible está ya cumplida. Es decir, la q u e son entre sí incompatibles y alternativas: "O pagas el precio o
condición no es negativa en sí misma, ella no consiste en que algo devuelves la cosa comprada". El concepto funcional "o" de estas dis-
no ocurra, sino que es negativa de lo imposible, y por lo mismo no yunciones es el aut latino. Su símbolo es P Q. Lo que primero
es verdadera condición. No es falta de seriedad en la condición, como salta a la vista es que la disyunción de los dos miembros se convierte
dicen los civilistas, lo que la hace inválida, sino que la postulación en dos mandatos condicionales.
misma de la imposibilidad que esta condición lleva consigo, es lo
"Si pagas el precio, no tienes que devolver la cosa".
que le quita el carácter de condición: "Si dos y dos no son cuatro,
tú tienes que pagar", es como decir categóricamente: "Tú tienes que "Si no devuelves la cosa, pagas el precio".
pagar". Es esta la explicación que da la lógica de esas normas civi- Es decir, que en estos casos, el antecedente negativo (modus to-
listas, muchas veces recibidas como una simple arbitrariedad del le- llendo) conduce a un mandato. Y como en la disyunción de dos miem-
gislador. bros hay dos posibles antecedentes negativos, hay también dos man-
d a t o s consecuenciales.
En el derecho civil se distinguen la condición suspensiva y la Pero si los antecedentes son positivos, significa ello que los man-
resolutoria. Nuestro Código Civil las define así:
d a t o s se han cumplido, o se suponen como cumplidos. En tales casos
"Art. 1536.—La condición se llama suspensiva si mientras se (y ellos son también dos), los consecuentes niegan los correspondien-
cumple, suspende la adquisición de un derecho, y resolutoria, cuan- tes mandatos:
do por su cumplimiento se extingue un derecho". "Si pagas el precio, no tienes que devolver la cosa".
Un derecho (subjetivo), desde el punto de vista de la lógica del "Si devuelves la cosa, no tienes que pagar el precio".
imperativo, es ni más ni menos que una permisión. Ahora bien, una Un mandato disyuntivo se vuelve categórico cuando uno de
permisión puede no nacer mientras no se cumpla una condición, o Jos miembros es o se hace imposible. Es esto lo que expresa el art.
puede cesar cuando se cumpla una condición. Lo primero es equiva- 1560 del C. C: "Si una de las cosas alternativamente prometidas no
lente a la condición suspensiva; lo segundo, a la condición resolutoria. p o d í a ser objeto de la obligación o llega a destruirse, subsiste la
Pero si bien se mira, lo dicho es equivalente a lo siguiente: Si obligación alternativa de las otras; y si una sola resta, el deudor es
no hay permisión sino hasta que algo sea o acaezca, es porque hay obligado a ella".
un mandato hasta que algo sea o acaezca. Y si hay permisión hasta
54 Cita de FERNANDO VÉLEZ, en Estudio sobre el derecho civil colombiano,
Imprenta París-América, París, s/f., t. vi, p. 88.
Un ejemplo sería: "O tocas el sol o me pagas cien pesos". Aquí se
mandatos de este tipo (igual que los juicios correspondientes) se ex-
revela muy claramente cómo el mandato disyuntivo no es por sí mis-
presaran así: "O comes o también bebes", "O debes comer o debes
mo una forma de pensamiento reducible al mandato condicional. Ya
también beber". Su fórmula es "P v Q". .
empezamos por ver que en la reducción del mandato disyuntivo o
hipotético solo resultan dos de estos últimos, mientras que del juicio El mandato hipotético de implicación extensiva es aquel en que
disyuntivo resultan cuatro juicios hipotéticos. el condicionado es un mandato presidido por una condición consis-
tente en un hecho introducido por el concepto funcional "siempre
Y es que el mandato disyuntivo, cuando uno de sus miembros es
que".
imposible, da lugar a lo siguiente, volviendo a nuestro ejemplo an-
terior: Esta es la denominada condición necesaria o condición sine qua
•non, que en lógica simbólica se expresa con el signo P —> q.
1) "Si tocas el sol, no me pagas cien pesos".
Sea este ejemplo: "Siempre que entres al salón, debes descubrir-
2) "Si me pagas cien pesos, no debes tocar el sol".
te". Esto implica:
3) "Si no tocas el sol, me pagas cien pesos". 1 o ) Si entro al salón, hay el mandato de descubrirme.
4) "Si no me pagas cien pesos, debes tocar el sol". 2o) Si no entro al salón... (no se sigue nada de este antecedente
Ahora bien, recordando lo que hemos dicho del imperativo hi- negativo, porque puede suceder que deba descubrirme por causa de
potético, tenemos: otro mandato).
Que el caso 1) implica una condición positiva imposible, en el 3o) Si no debo descubrirme, es porque no entro al salón.
cual no hay obligación como en efecto no la hay en el ejemplo. 4o) Si debo descubrirme... (no se sigue que haya entrado al sa-
El caso 2) implica una condición positiva de un hecho posible; lón, porque ese deber puede provenir de un mandato distinto). Un
luego, en tal caso, lo que el mandato obliga es al antecedente del ejemplo típicamente jurídico de este caso, es la siguiente regla: "Siem-
ejemplo; que es el posible. Por consiguiente, este mandato se con- pre que hay culpa, hay indemnización de perjuicios".
vierte en categórico. El mandato hipotético de implicación intensiva es aquel en que
El caso 3) implica una condición negativa de un hecho imposi- el condicionado es un mandato presidido por una condición intro-
ble, y esta clase de imperativos, como ya vimos, son categóricos. ducida por el concepto funcional "sólo si".
El caso 4) implica una condición negativa de <un hecho posible, Esta es la denominada condición suficiente o per quam, que
para engendrar como consecuencia un mandato imposible. En todo (en lógica simbólica se expresa con la fórmula p: —> q.
caso, por tal razón, no hay auténtico mandato. Sea este ejemplo: "Solo si entras al salón, debes descubrirte". Este
Hay otros mandatos que se relacionan con el imperativo hipoté- caso implica:
tico y el disyuntivo: 19) Si entro al salón, no se sigue que deba descubrirme, porque
El mandato alternativo se expresa con la partícula funcional "o" el mandato hipotético no dice que siempre que entre al salón deba
{traducción del latín vel), lo cual implica que si se obedece uno de hacerlo.
los términos del mandato, no hay que obedecer el otro, aunque no se 29) Si no entro al salón, se sigue que no hay mandato de descu
prohibe la obediencia del segundo. Sea este ejemplo: "O comes o be- brirme.
bes". Si come, no tiene que beber, y si bebe, no tiene que comer. Pero 39) Si debo descubrirme, es porque he entrado al salón.
si come, puede también beber, y si bebe, puede también comer. Este
49) Si no debo descubrirme, no se deduce que no haya entrado
mandato solo es desobedecido cuando no se efectúa ninguno de los
términos de la alternativa. al salón.
Un ejemplo en el derecho, de este caso, es la siguiente regla: "Só-
En español, la conjunción o que le sirve de concepto funcional lo si hay delito, hay prisión".
es equívoca, pues es la misma conjunción que se emplea para los man-
El mandato hipotético de implicación recíproca o de equivalen-
datos disyuntivos de que ya hablamos. Por ello, propondríamos que
cia es aquel en que el condicionado es un mandato presidido por
una condición introducida por los conceptos funcionales "siempre y
solamente cuando".
Esta es la denominada condición necesaria y suficiente, que
en lógica simbólica se expresa con la fórmula p q.
Sea este ejemplo: "Siempre y solo cuando entres al salón, debes
descubrirte". Lo cual implica:
19) Que si entro al salón, debo descubrirme.
29) Que si no entro al salón, no debo descubrirme.
3 o ) Que si no debo descubrirme, es porque no he entrado al
salón. Lo anterior quiere decir:
4 o ) Que si debo descubrirme, es porque he entrado al salón. 19) En el mandato alternativo "o comes o bebes" descrito antes,
Un ejemplo válido en el derecho positivo colombiano, es la si- si cumplo las dos cosas mandadas, o cualquiera de las dos, obedezco
guiente regla: "Siempre y solo cuando hay contrato de trabajo, hay el mandato, y solo lo desobedezco si no cumplo ninguna de las dos
auxilio de cesantía". (4' caso).
Mandato incompatible. La incompatibilidad en el juicio tiene el 2 o ) En el mandato de implicación extensiva "siempre que entres
signo "p/q", que BECKER define "como el enunciado que entonces al salón, debes descubrirte", si entro al salón y me descubro, cumplo
y solamente entonces es verdadero si tanto p como q son falsos; por el mandato (1er. caso), y no lo cumplo si entro al salón y no me des-
tanto, hay que leerlo como «ni p ni q» " 5 5 . Un mandato de este cubro (2 o caso). Y en los casos 3o y 4o, obedezco tanto si no entro al
tipo parece inconcebible. salón y me descubro, como si no entro al salón y no me descubro.
Pero tampoco sería mandato incompatible aquel que ordenara 39) En el mandato de implicación intensiva "solo si entras al
dos cosas para elegir, con facultad para no elegir ninguna, pero en salón, debes descubrirte", si entro al salón y me descubro, obedezco
todo caso prohibiendo la obediencia de las dos a la vez, en donde el mandato ( 1 e r . caso), lo mismo que si entro al salón y no me descu-
residiría la incompatibilidad. Este mandato es imposible porque no bro (2o caso), o si no entro al salón y no me descubro (49 caso); pero lo
manda nada. desobedezco si, no entrando al salón, me descubro (3 e r . caso).
Cálculo proposicional. Como una excepción al método emplea- 49) En el mandato de equivalencia "siempre y solo cuando entres
do en este trabajo, vamos a usar en paralelismo con lo que ocurre al salón, debes descubrirte", hay obediencia en el caso 19, cuando en-
en el juicio, un cálculo proporcional de imperativos en relación con tro al salón y me descubro, y en el caso 4°, cuando no entro al salón
las anteriores clases de mandatos. Usamos otra vez las letras p y q; y no me descubro. Pero hay desobediencia al mandato en el caso 2 o ,
"si" para el mandato obedecido y "no" para el mandato desobede- cuando entro y no me descubro, y en el caso 3 o , cuando no entro y
cido. Y para que se advierta el paralelismo con el juicio, pondre- ¡me descubro.
mos entre paréntesis las letras V y F correspondientes a los valores 59) En el mandato disyuntivo "o pagas el precio o devuelves lo
"verdadero" y "falso" del cálculo proposicional en el juicio. El cua- comprado", hay desobediencia en el caso 19, cuando se paga el precio
dro sigue el que KLUG coloca en la pág. 58 de su Lógica jurídica ya y se devuelve lo comprado, y en el caso 49, cuando ni se paga el precio
citada. ni se devuelve lo comprado. Pero el mandato es obedecido en los casos
2o y 39, en que se opta por una de las dos cosas mandadas.
Como se ve del cuadro anterior, en los pensamientos paralelos
mencionados, el juicio y el imperativo marchan también paralelos en
65 Cita de ULRICH KLUG, en Lógica jurídica, trad. de J. D. García Bacca, Edit.
Facultad de derecho, Caracas, 1961, p. 54. sus respectivos valores de verdad y falsedad y de "obediencia" y "des-
obediencia".
23. CONVERSIÓN Y CONTRAPOSICIÓN EN LOS IMPERATIVOS
cación y sobre los cuales, por tanto, el juicio no tiene validez al-
Para saber si hay conversión en los imperativos, empecemos por guna?" 5 7 . Tampoco en estas nuevas formas de contraposición nos
fijar su concepto. En la lógica tradicional, de los cuatro juicios en A, ocuparemos aquí.
E, I y O, es decir, del universal afirmativo, universal negativo, par- Pero planteadas tan exactamente las dos cuestiones de la conver-
ticular afirmativo y particular negativo, mediante el procedimiento de sión y la contraposición, sí estamos en vía de preguntar si ellas tie-
conversión se pretende sacar inmediatamente un juicio nuevo. nen cabida en el pensamiento imperativo.
La conversión es el cambio de predicado por el sujeto y del sujeto Tomemos el mandato: "Fumad vosotros". O, en la forma de nor-
por el predicado. Así, el juicio en A: "Todos los hombres son morta- ma: "Vosotros debéis fumar". O, en forma aún más semejante al jui-
les", se convierte en "algunos mortales son hombres". El juicio en E: cio: "Todo varón debe fumar", "ninguna mujer debe fumar". Ape-
"Ningún hombre es mortal", se convierte en "ningún mortal es hom- lando a la forma tradicional de conversión, tendríamos para el primer
bre". El juicio en I: "Algún hombre es mortal", se convierte en pensamiento la siguiente proposición: "Algunos que deben fumar
"algún mortal es hombre". Y el juicio en O: "Algún hombre no es son varones", y para el pensamiento negativo, "ninguno que debe
mortal", no se convierte propiamente, porque la ley general de la con- fumar es mujer".
versión, según la lógica tradicional, es que ningún concepto pase al
Pero, precisando aún más, la primera proposición es una norma
juicio convertido con mayor extensión que la que tiene en el juicio
en sentido estricto. La segunda, como hemos dicho, no lo es, sino en
original; y en el caso del juicio en O, el concepto sujeto hombre pasa-
cuanto equivale a "toda mujer debe no fumar", pues no hay manda-
ría de particular que es en dicho juicio, a concepto general como
tos de forma negativa. Ahora bien, este mandato se convertiría en
predicado de juicio negativo.
"algunos que deben no fumar son mujeres".
PFAENDER somete a una crítica muy certera este procedimiento en
Salta a la vista que aquí, por el procedimiento de conversión,
la forma en que tradicionalmente es tratado, y sin rechazarlo plena-
no hemos obtenido tres nuevos mandatos, sino tres juicios: el prime-
mente, lo corrige al establecer cuál es la verdadera cuestión a que la
ro, particular afirmativo sobre un precepto; el segundo, universal
conversión responde. Y esa cuestión, dice PFAENDER, es la siguiente:
¿"Qué es lo que se enuncia necesariamente en un juicio categórico al negativo; y el tercero, particular afirmativo sobre una prohibición.
mismo tiempo sobre aquellos objetos para los cuales es válido dicho Esto solo ya basta para concluir que el procedimiento de conversión
juicio?" 5 6 . El autor encuentra que este planteamiento da lugar a otras no tiene sentido alguno en el pensamiento imperativo, al menos para
formas de conversión que las tradicionales, en las cuales no nos ocu- deducir nuevos mandatos.
pamos ahora. Pero hay una razón más profunda para que esto sea así: la de que
en el mandato no se enuncia nada. Por otra parte, en el mandato
La contraposición, en cambio, es un procedimiento que saca un
,no hay predicado. Por ello la cuestión que plantea la conversión no
juicio nuevo de otro, poniendo de concepto-sujeto el contradictorio del
puede caber en estos pensamientos, porque ella se refiere a lo que
concepto-predicado del juicio original, y pasando el contradictorio
se enuncia también de los predicados convertidos en sujetos en el
del concepto-sujeto de este juicio, a concepto-predicado del segundo.
juicio converso.
Así, por ejemplo, del juicio en O: "Algunos hombres no son mor-
tales", sale por contraposición el juicio nuevo "algunos no mortales Pasando ahora a la contraposición, apelamos a los mismos ejem-
no son no hombres", en que suprimiendo las negaciones que se des- plos: "Todo varón debe fumar", "ninguna mujer debe fumar". Los
truyen, da "algunos mortales son hombres". contrapuestos serían, para el primero: "Algunos que no deben fumar
son no varones" y "ninguno que no deba fumar es no mujer", o sea
También este procedimiento lo censura PFAENDER y remplaza "todo el que deba fumar es no mujer".
la contraposición tradicional por otra que, según él, es la respuesta Como en el caso anterior, convirtamos la seudonorma "ningu-
a esta cuestión: "¿Qué es lo que se enuncia necesariamente en un na mujer debe fumar", en la verdadera proposición normativa "toda
juicio categórico sobre aquellos objetos que contradicen su predi- mujer debe no fumar". Esta proposición, por contraposición, da lo
-- op. cit., p. 338.
57 Op. cit., p. 331.
siguiente: "Algunos que no deben no fumar son no mujeres", en la
que suprimiendo las negaciones que se anulan, queda: "Algunos que dato. Esto y solo esto es lo que establece la lógica del imperativo. Y
deben fumar son no mujeres". no deja el deber de convertirse en deuda en estos casos, aunque tenga
el beneficiario de esa deuda un derecho subjetivo a exigirlo.
Prescindiendo de que estas conclusiones sean verdaderamente
Es que el derecho subjetivo que se pone en frente del deber
concluyentes, tenemos también aquí que lo que sale no es un nuevo
jurídico, obedece no a conceptos lógicos, sino a otros de valores, tales
mandato, sino un juicio. Y en tal caso, como en el de la conversión,
como el de justicia, el de libertad, el de personalidad, valores estos
el procedimiento pertenece a la lógica del juicio, sirve al jurista para
que hacen que el derecho objetivo sea algo más que pura lógica im-
fijar sus reglas, por ejemplo, pero se sale del puro campo imperativo.
perativa, como ya en otros lugares hemos vislumbrado.
Y la razón es la misma, dada antes. No hay en los imperativos, pre-
dicados, ni en los imperativos se enuncia nada. Luego, la contraposi- Por otra parte, dentro del mismo derecho positivo actual, hay
ción no tiene nada que hacer aquí. multitud de normas de alteridad, es decir, normas que implican un
beneficiario, sin que ellas den a este el derecho de exigir su cumpli-
Hay un género de mandatos que son mandatos frecuentes en el miento. Muchas de las normas del derecho penal son de este tipo. En
derecho y en la moral social. Se caracterizan porque imponen un de- ellas es el Estado el que se reserva la exigencia de su cumplimiento.
ber, no en abstracto, sino frente a un beneficiario. Es decir, son im- O, en caso contrario, de su sanción. Y en un régimen socialista po-
perativos que no solo señalan lo que se debe hacer, sino también en demos concebir que no sea el arrendador el que pueda exigir el canon,
favor de quién se debe hacer. Estos deberes, como se ha dicho muy ni el vendedor el precio, sino el Estado mismo el que se encargue de
exactamente, son, además, deudas. estas obediencias.
Así, por ejemplo, dice el derecho: "El arrendatario debe pagar Esto, mirado por el lado del deber. Lo que acaba de establecerse
el canon al arrendador", "el comprador debe pagar el precio al ven- es que el deber de alteridad, o deber hacia otro, no implica ya el de-
dedor". "El donatario tiene deuda de gratitud con el donante", dice recho en este otro a exigir su cumplimiento. Pero si vemos las cosas
la moral social. En estos casos, los deberes son deudas porque indican por el lado del derecho subjetivo, entonces todo cambia. Un derecho
en favor de quién se debe lo ordenado. en alguien sí implica el deber en otro de respetar ese derecho. Aquí
De esta estructura del mandato se ha pretendido deducir que el ya hay entonces una doble alteridad que se entrecruza: la del titular
deudor tiene siempre en el beneficiario de la deuda un pretensor, es del derecho subjetivo frente a su deudor en los derechos de obligación
decir, que el beneficiario de la deuda tiene, a su vez, frente al que llamados también personales, o frente a todo otro hombre que pueda
lleva el deber, el derecho de exigir este deber. Pero esta no es una violar ese derecho, que en este caso se llama derecho real, y la alteri-
deducción lógicamente acertada. Por otras vías completamente dis- dad del deudor que debe frente a aquel que es titular del derecho.
tintas de las que aquí describimos, KELSEN ha llegado a la misma En este caso sí existe una correlatividad entre derecho y deber, que
Conclusión cuando afirma que no hay derechos subjetivos, que lo es, desde luego, recíproca: el derecho está frente a, un deber y el de-
que por esto se entiende no es sino una norma en que se pone como ber está frente a un derecho. Pero es que ya la palabra deber tiene
condición para que se mueva el aparato coactivo del Estado, una con- esta vez un sentido distinto del que mentábamos antes, es decir, del
ducta privada, esto es, una querella o una demanda en forma. que impone escuetamente todo imperativo. Este nuevo concepto de
deber también viene determinado por un imperativo. Pero es un
El autor de este trabajo no comparte el punto de vista kelseniano imperativo que surge de un derecho subjetivo. Ya la palabra deber
en cuanto niega los derechos subjetivos. Pero reconoce que si se mira sí es correlativa de derecho, porque el deber entonces no es solo deu-
el mandato como pura estructura lógica, del solo concepto de impera- da, sino deuda frente a un acreedor o un propietario, en suma, frente
tivo no sale el concepto de pretensor distinto del mismo autor del a un pretensor.
mandato. En efecto: del mandato "Pedro debe a Juan intereses", no
se deduce lógicamente que Juan tenga el derecho de exigir a Pedro Del concepto de deber en el primer sentido, al concepto de deber
esos intereses, porque lo que la norma establece es que el autor del en el segundo sentido, hay mucho trecho. El primero es el deber de
mandato va a exigir este cumplimiento, con derecho o no, pero en hacer o no hacer que secundariamente, como hemos dicho, puede
todo caso por la pretensión de obediencia que lleva en si todo man- significar un hacer o no hacer en favor de alguien. Pero este alguien
no es todavía pretensor. En el segundo sentido, el deber significa un
tener que hacer o no hacer ante el derecho de alguien que puede, esta
vez sí, exigirnos su cumplimiento. El primer deber no es correlativo En sí mismo, este procedimiento es ininteligible en el impera-
de ningún derecho. El segundo, sí lo es. Es casi lo mismo que ocurre tivo, en primer lugar, porque en él no hay predicados, y en segundo
lugar, porque en el imperativo la cópula siempre es positiva: "de-
con el vocablo hombre. En el sentido de individuo de la especie hu-
bes", como ya lo hemos establecido.
mana, no es correlativo de mujer. Pero sí lo es en el sentido de varón.
Todo lo anterior no ha tenido otro objeto que inquirir si ya en Si, por ejemplo, del mandato "todos deben fumar" pretendemos
estas formas de deber se dan posibles deducciones por conversión o sacar algo parecido por equipolencia, dinamos "ninguno debe no
contraposición. fumar". Pero es obvio, conforme a lo dicho antes, que este mandato
no significa lo mismo que el primero, y por lo tanto no se deduce de
Veamos algunos ejemplos: "Pedro debe gratitud a Juan". En
él. En efecto, este mandato lo que expresa es que '"nadie tiene el de-
este ejemplo no mentamos para nada un derecho subjetivo de Juan
ber de no fumar". Ahora bien, no tener el deber de no fumar, no es
a exigir la gratitud a Pedro, o mejor aún, Juan en este caso no tiene
lo mismo que tener el deber de fumar, porque en tal caso cabe un
derecho subjetivo ninguno. Podemos preguntar, dentro del problema término medio, que es el del permiso de fumar.
de la conversión, si en este mandato se le manda también algo a
Juan. ¿La respuesta deberá ser negativa desde el punto de vista ex- Lo mismo ocurre con el mandato "todos deben no fumar". De
clusivamente lógico? Parece que no. Tal como está concebido el aquí no sale "ninguno debe fumar", porque en la lógica del impera-
mandato, tomando la palabra deber en el primer sentido, él manda tivo, ya explicada antes, eso significa que "nadie tiene el deber de
a Juan que no exija de Pedro esta gratitud. Pedro se la debe, pero fumar". Ahora bien, no tener el deber de fumar no es lo mismo que
Juan no la puede exigir. Solo el autor del mandato podrá imponér- tener el deber de no fumar. Lo primero es una permisión; lo se-
sela ai primero. gundo es una prohibición.
Parece, en cambio, que por contraposición no obtenemos nin- No hay, pues, mandatos equipolentes de la misma estructura
gún nuevo mandato. que los juicios equipolentes.
Pasemos ahora a un ejemplo distinto: "Pedro debe pagar inte-
reses a su acreedor Juan". Aquí el deber tiene en frente un derecho: 25. EL RACIOCINIO MEDIATO. EL SILOGISMO EN EL IMPERATIVO
el derecho subjetivo de Juan de exigir a Pedro esos intereses. Por
conversión ¿qué manda este imperativo, a su turno, a Juan? ¿Qué En la lógica del juicio, el silogismo se funda en un principio
general que tiene validez para los cuatro modos de la primera figura,
es lo que en él se impera al acreedor Juan? Pues le impera que no se
que son, a saber: Barbara, Celarent, Darii, Ferio.
sobrepase en su derecho, que no haga nada que exceda a su derecho,
que no exija sino intereses, que no exija perjuicios, ni multas, ni Ese principio general, formulado en latín, dice así: Quidquid de
otras deudas. Esto puede ser muy obvio, pero en todo caso es un nue- omnibus valet, valet etiam de quibusdam et singulis; quidquid de
vo mandato que se deduce, por conversión, del mandato original. nullo valet, nec de quibusdam et singulis valet ("Lo que vale para to-
dos, vale también para algunos y para uno; y lo que no vale para
Igual que en el caso anterior, no vemos aquí la posibilidad de
ninguno, tampoco vale para algunos ni para uno").
deducir un nuevo mandato por contraposición.
Con estas expresiones "valer" y "no valer" se alude en la re-
24. RACIOCINIOS INMEDIATOS DE EQUIPOLENCIA gla trascrita, a los juicios afirmativos y negativos respectivamente.
El tratado del silogismo en la forma tradicional y a través de su
Mediante la equipolencia, de la premisa sale la conclusión, como evolución desde ARISTÓTELES, ha encontrado, de los 256 modos po-
en la siguiente fórmula: de "S es P" sale "S no es no P". Es decir, sibles, solo 24 correctos que se expresan con 24 palabras convencio-
que el procedimiento consiste en tomar el concepto contradictorio nales, que todos pueden consultar en los manuales correspondientes.
del concepto-predicado, y afectar la cópula con la cualidad opuesta o
ARISTÓTELES solo admitía 19 formas correctas, pues la 4 figura no
a la que tiene en el juicio. Por esto también, de "ningún S es P" surge es para él autónoma, y, por lo tanto, sus cinco modos para nada
el juicio "todo S es no P". contaban.
el juicio "Sócrates es hombre" es también asimilado al juicio uni-
La teoría tradicional del silogismo se mueve con los juicios en A, versal afirmativo, para construir con él el silogismo en Barbara.
en E, en I y en O, que, como sabemos, son los universales afirmativos, Pero hay que precisar que el silogismo en Barbara del impera-
los universales negativos, los particulares afirmativos y los particula- tivo, es un híbrido. Se compone, en verdad, de dos mandatos y de un
res negativos. En los 24 modos correctos intervienen, dentro de cierta juicio. La premisa mayor es el mandato general; la premisa menor
proporción, dos o tres de esas clases de juicios, y solo el silogismo en es un juicio, y la conclusión es el mandato especial que se deduce
¡Barbara se compone exclusivamente de juicios universales afirma- en el silogismo.
tivos.
Sea, por ejemplo, el mandato general "todos los varones deben
La lógica del imperativo, tal como se viene diseñando, no puede
descubrirse". De este mandato general no se deduce inmediatamente
hacer uso sino del silogismo en Barbara, y eso con una precisión que
sino el juicio (pero no el mandato) "alguien, uno debe descubrirse".
veremos más adelante. No puede hacer uso de aquellas formas silo-
Pero si Pedro es varón, solo a través del juicio "Pedro es varón" se
gísticas que tienen premisas o conclusión negativa, porque, como ya
deduce el nuevo mandato "Pedro debe descubrirse". Y este es un
hemos dicho, no hay imperativos negativos; todos los imperativos
mandato nuevo no contenido en el mandato general, porque él no
son positivos, todos están presididos por la cópula positiva "debes".
se refiere a Pedro, sino a los varones, y si bien es cierto que Pedro
Un pensamiento presidido por la cópula negativa "no debes" no es
cae bajo el concepto de "varón" 5 8 , sólo en un juicio autónomo, el
un imperativo, sino una permisión.
de la premisa menor, podemos conocer, mediante ese juicio, que el
Ni tampoco debe hacer uso de aquellos modos de silogismo que concepto "varones" se refiere a Pedro porque "Pedro es varón".
contienen premisas o conclusiones particulares, porque, como también
quedó demostrado, no hay imperativos particulares. De esta suerte, la teoría del raciocinio mediato, en cuanto yo la
veo, queda reducida a muy poca cosa, a los silogismos en Barbara
Pero hay más todavía: si bien es verdad que los modos de la que suministran la única forma posible para que en ella quepan dos
primera figura no presentan este problema, el hecho es que los silo- mandatos al menos: un mandato-premisa que mediante él y un jui-
gismos de las tres restantes deben ser reducidos a la primera figura, cio, permite deducir un mandato-conclusión.
para que se ostente en ellos la aplicación del principio que rige el
silogismo "Dictum de omni, dictum de nullo". Pero si los silogismos 26. CONCLUSIÓN
estuviesen compuestos de imperativos, esta reducción a la primera
figura sería imposible, ya que ello se efectúa en muchos casos por Las páginas anteriores nos han mostrado la autonomía del pen-
conversión y contraposición, procedimientos que, como vimos, no tienen ca- samiento imperativo frente al juicio. El tema es ampliamente des-
bida en el imperativo. arrollable en varias direcciones. Por de pronto, basta lo dicho.
Si, pues, de hecho hay silogismos en que aparentemente figuran Quedarían por dilucidar problemas como el del ámbito del im-
mandatos negativos y particulares, en realidad se trata de juicios ju- perativo, el de los espacios vacíos de imperativos y el de las jerar-
rídicos, por ejemplo, en el caso de los mandatos del derecho, reglas quías de imperativos, etc. Pero ninguna de estas cuestiones es estric-
de derecho que elabora el jurista y con las cuales hace sus silogismos. tamente lógica. Requieren, para su justa apreciación, conceptos de
Pero estos raciocinios mediatos no son distintos de los de la lógica otras ciencias, especialmente de la sociología, de la ética, y de la
del juicio, y por lo tanto no tienen por qué ser estudiados en una filosofía del derecho.
lógica del imperativo.
En cambio, el silogismo en Barbara sí parece prestarse a un tra-
tamiento propio dentro del imperativo. En primer lugar, ya hemos
visto que tiene pleno sentido un mandato universal afirmativo, es
decir, un mandato en A, del tipo "todos los presentes deben descu-
brirse". Por otra parte, los mandatos singulares, como los juicios
singulares (no individuales del tipo "uno debe fumar"), son mandatos
asimilables a los en A, porque en ambos casos la extensión del con- 58 Véase supra, p. 10, la diferencia entre caer y referirse a.
cepto-sujeto está plenamente determinada. Ya en la lógica tradicional,
IMPERATIVO
Y
NORMA EN EL DERECHO
H O M E N A J E JUBILAR A H A N S KELSEN

Existe acuerdo y casi unánime, en que la Teoría general del de-


recho y del Estado que H A N S KELSEN publicó en inglés, en 1944, re-
APÉNDICE presenta la fase definitiva del pensamiento del genial filósofo y
jurista, que tan tremendo vuelco dio a la. teoría jurídica desde el
primer decenio de este siglo 1 .
IMPERATIVO Y NORMA EN EL DERECHO Uno de los temas que con más delectación trata KELSEN desde
sus primeras obras, es el del derecho como imperativo. Y a este pro-
(Se publica a continuación tal como apareció en 1961 en pósito se considera que la refutación de KELSEN del imperativismo
la revista "Estudios de Derecho", este ensayo de homenaje a H A N S jurídico, es una de las mayores hazañas de su investigación filosófica,
KELSEN. No son solamente lógicos los temas que aquí se tratan, sino
con la cual dejó definitivamente sepultada la concepción impera-
también gnoseológicos y de ontología jurídica.) tivista.
Circuscribiéndonos a este tema, traigamos aquí unos lugares en
que KELSEN estudia la teoría imperativista:
Al examinar la afirmación de AUSTIN: "Toda ley o r e g l a . . . es
un mandato. O mejor dicho, las leyes o reglas en sentido propio son
especies de mandatos", KELSEN observa que "no todo mandato es
una norma válida. Un mandato es una norma únicamente cuando
obliga al individuo a quien se dirige, o sea, cuando este debe hacer
lo que el mandato reclama. Cuando un adulto ordena a un chiquillo
hacer alguna cosa, no es este un caso de mandato obligatorio, por
grande que sea la superioridad del poder del adulto o por imperativa
que resulte la forma del mandato. Pero si el adulto es el padre o el
maestro del niño, entonces el mandato obliga a este. El que el man-
dato sea o no obligatorio depende de que el mandante esté o no "au-
torizado para formular el mandato" 2 .

1 Teoría general del derecho y del Estado, traducción del inglés por Eduardo
García Máynez, Edit. Imprenta Universitaria, México, 1950. (A esta edición nos
seguiremos refiriendo).
2 0p. cit., ps. 31-33.
Ahora bien, esta autorización no puede provenir del mandato le confiere. El contrato, a su vez, es un intercambio de voluntades,
en sí, ya que no todo mandato está autorizado, de donde debe con- pero su obligatoriedad le proviene no de las voluntades mismas, ya
cluírse que el derecho no es el mandato, sino a lo sumo un mandato que aquella subsiste inclusive cuando uno de los contratantes declara
¡autorizado, en donde el concepto de "autorización" resalta con mayor no querer ya lo prometido. El contrato, entonces, como declaración
fuerza que el mandato mismo, y hasta llega a eliminarlo, como lo ve- de voluntad, queda a mitad de camino si no se añade a ella la fuerza
remos en otros lugares. obligatoria que le otorga la ley.
Por de pronto, el propio KELSEN, refutando un pasaje de AUSTIN Examina, igualmente, KELSEN la llamada voluntad del legisla-
según el cual el mandato se distingue de un deseo en que la persona dor, para decir que el denominado mandato en que se hace consistir
a quien se dirige está expuesta a recibir un daño si no cumple lo or- la ley, es apenas un concepto metafórico, en el que un examen dete-
denado, observa que un mandato de un bandido no es obligatorio, nido hace ver claramente cómo la ley apenas tiene que ver con lo que
aunque este se encuentre en condiciones de imponer su voluntad. Y es un auténtico mandato: "Como la ley solo adquiere existencia al
por eso añade KELSEN: Reiterémoslo: un mandato es obligatorio no completar su procedimiento legislativo, esa existencia no puede con-
porque el individuo que manda tenga realmente una superioridad de sistir en la voluntad real de los individuos pertenecientes a la Asam-
poder, sino porque está autorizado o facultado para formular manda- blea Legisladora. El jurista que desea establecer la existencia de una
tos de naturaleza obligatoria. Y está autorizado o facultado única- ley, en modo alguno pretende probar la de fenómenos sicológicos. La
mente si un orden normativo, que se presume obligatorio, le conce- existencia de una norma jurídica no es un fenómeno síquico" 5 .
de tal capacidad, es decir, la competencia para expedir mandamientos
obligatorios" 3 . Aduce a este propósito el jurista vienés, una serie de consideracio-
nes que hacen enteramente fundada su crítica a este tipo de imperati-
Pero la crítica que en un análisis posterior hace de la teoría im- vidad. Así, dice KELSEN, una ley subsiste cuando todos los indi-
perativista, lleva a KELSEN a desentrañar los elementos sicologistas viduos que la crearon han dejado de quererla como tal, o ya no pueden
de esa doctrina, los cuales le permiten objetar así: quererla como tal porque hayan muerto. Todo acto de voluntad,
"En el sentido propio de la palabra, un mandato existe única- sicológicamejnte considerado, implica un previo conocimiento de
mente cuando :un determinado individuo realiza y expresa un acto aquello que se quiere. Ahora bien, la ley puede ser legalmente ex-
de voluntad. En el sentido propio del vocablo, la existencia de un pedida porque vote la mayoría del parlamento, y entonces es el voto
mandato presupone dos elementos. Un acto de voluntad que tiene y no el conocimiento que cada uno de los parlamentarios tenga del
pomo objeto la conducta de otra persona, y la expresión del mismo proyecto de ley, lo que le da a aquella su carácter de tal. No hubo
acto por medio de palabras, gestos y otros signos. Un mandato solo conocimiento, no hubo por lo tanto voluntad, pero la ley fue votada
existe en cuanto ambos elementos concurren. Si alguien me manda en la forma en que la Constitución lo establece, y por consiguiente
algo y, antes de ejecutar la orden, tengo una prueba satisfactoria de es verdadera ley; luego la ley no es un acto de voluntad. Por otra
que el acto de voluntad subyacente ha dejado de existir —la prueba parte, la ley se considera como decisión de todo el parlamento, in-
puede ser la muerte del mandante—, entonces ya no me encuentro cluyendo la minoría disidente, es decir, la que no la quiso votar. Pero
colocado frente a ningún mandato, aunque la expresión de este sub- en este caso es obvio que la ley no ha sido querida por esa minoría,
sista —como ocurriría, por ejemplo, tratándose de un mandato es- y, sin embargo, jurídicamente, se toma como decisión también de
crito—" 4 . ella. Esto prueba una vez más que el concepto de voluntad y, por lo
Advierte así KELSEN que no es el mandato fuente de obligación, tanto, de imperatividad, es apenas una vaga analogía.
lo que se ve más claro todavía en el testamento como acto de última Todavía parece más inaceptable el que la norma de derecho sea
voluntad de una persona, mandato que obliga a sus sucesores, no por un mandato, cuando se tiene en cuenta la costumbre como ley: una
ser mandato de la voluntad, sino por la fuerza obligatoria que la ley regla establecida a través de la costumbre comercial, entre nosotros,
tiene carácter de ley, pero por ninguna parte aparece "que es volun-
3 Op. cit., p. 32.
4. Op. cit., p. 33.
5 Op. Cit., p. 34.
tad o mandato de las personas cuya conducta real constituye la cos-
imposible, pues nadie puede, hablando propiamente, mandarse a sí
tumbre" 6 .
mismo. Sí es en cambio posible que una norma sea creada por los
Concluye KELSEN que cuando la ley es descrita como mandato o mismos individuos que están sujetos a ella".
expresión de la voluntad del legislador, se habla solo en sentido me-
tafórico. Esta metáfora se apoya, desde luego, en una analogía entre "En este punto puede surgir la objeción siguiente: el contrato
el mandato sicológicamente considerado y la ley. "La situación que no liga por sí mismo a las partes; es la ley del Estado lo que las obli-
se da cuando una regla de derecho estipula, determina o prescribe ga a conducirse de acuerdo con el contrato. Sin embargo, algunas
una cierta conducta humana, es de hecho enteramente análoga a la veces la ley puede aproximarse mucho al contrato. Es de la esencia
que existe cuando un individuo quiere que otro se conduzca de tal de la democracia el que las leyes sean creadas por los mismos indivi-
duos que resultan obligados por ellas. Como una identidad del que
o cual manera y expresa su voluntad en la forma de un mandato. La
manda con el mandato resulta incompatible con la naturaleza del
única diferencia está en que cuando decimos que una cierta conduc-
mandato, las leyes creadas por la vía democrática no pueden ser re-
ta se halla estipulada, establecida o prescrita por una regla de dere-
conocidas como mandatos. Si las comparamos a mandatos, tendremos
cho, empleamos una abstracción que elimina el acto sicológico de
que eliminar por abstracción el hecho de que tales mandatos son
voluntad que se expresa en todo mandato. Si la regla de derecho es
expedidos por aquellos a quienes se dirigen. Únicamente es posible
un mandato, entonces se trata, por decirlo así, de un mandato no
caracterizar las leyes democráticas como mandatos si se ignora la rela-
sicológico, de un mandato que no implica una voluntad en el sentido
ción existente entre los individuos que expiden el mandato y aque-
sicológico del término. La conducta prescrita por la regla de derecho llos a quienes el mandato se dirige, y solo se acepta una relación entre
es exigida, sin que haya ninguna voluntad humana que quiera tal los últimos y el mandato considerado como autoridad impersonal y
conducta en un sentido sicológico. Esto se expresa diciendo que uno anónima. Es la, autoridad de la ley la que manda sobre las personas
«está obligado a» o «debe» observar la conducta prescrita por el individuales a quienes la misma se refiere. Esta idea de que la fuerza
derecho. Una norma es una regla que expresa el hecho de que al- obligatoria emana, no de un ser humano mandante, sino de un
guien debe proceder de cierta manera, sin que esto implique que mandato impersonal y anónimo, está expresada en las famosas pala-
otro realmente quiera que el primero se comporte de tal modo" 7 . bras non sub homine, sed sub lege. Si una relación de superioridad e
Y los dos párrafos siguientes son decisivos para la comprensión inferioridad se incluye en el concepto de mandato, entonces las re-
del pensamiento de KELSEN: glas de la ley solo son mandatos si consideramos al individuo ligado
"La comparación entre el «deber ser» de una norma y un man- a ellas como destinatario de las mismas. El mandato impersonal y
dato solo se justifica en un sentido muy limitado. De acuerdo con anónimo es precisamente la norma" 8 .
AUSTIN, lo que convierte a una ley en mandato es su fuerza obligato-
De lo anterior cate destacar el concepto de KELSEN según el
toria. Es decir, cuando llamamos ley a un mandato expresamos úni-
cual la norma de derecho prescribe una cierta conducta humana, es
camente el hecho de que constituye una norma. No hay diferencia,
decir, que el derecho no es un mandato en el sentido sicológico, pero
en este sentido, entre una ley expedida por un parlamento, un con-
sí tuna prescripción.
trato celebrado por dos partes, o un testamento hecho por un in-
dividuo. El contrato es también obligatorio, es decir, es una norma La teoría de la imperatividad del derecho es rechazada por KEL-
que liga a las partes contratantes. El testamento es igualmente obli- SEN en cuanto él mismo la circunscribe al mandato en el sentido
gatorio. Es una norma que obliga al ejecutor testamentario y a los sicológico, sin admitir que pueda existir un mandato no sicológico,
herederos. Es dudoso que un testamento pueda, inclusive por analo- una imperación no sicológica, a pesar de q u e ya el mismo autor
gía, ser descrito como mandato; y resulta absolutamente imposible apunta a este concepto al hablar de prescripción.
describirlo como contrato. En el último supuesto, un mismo indivi-
duo sería el autor del mandato y encontraríase ligado por él. Ello es En las conferencias dictadas por KELSEN en la Universidad de
Buenos Aires, en el año de 1949, se acentúa en el pensamiento del
6 Op. cit., p. 35. filósofo austríaco la idea de la prescripción como característica de la
7 Op. Cit., p. 36. 8 Op. cit., ps. 36-37.
norma jurídica. Volvió entonces sobre la distinción establecida por
él en el libro que acabamos de citar, entre reglas de derecho y normas
jurídicas. Las primeras son las que establece el jurista, el científico A la afirmación de CARLOS COSSIO sobre que la distinción kel-
del derecho, en su meditación sobre el derecho mismo. Las segundas, seniana entre norma y regla de derecho "gira sobre un punto falso,
las normas jurídicas, son los reglamentos emanados de la autoridad y porque esconde resucitada la concepción del imperativismo jurídico,
dirigidos a la "conducta de los individuos supeditados al derecho" 9 . dando marcha atrás en una de las cosas más fecundas aportadas por
la Teoría Pura", KELSEN responde:
"La diferencia entre la norma jurídica creada por la autoridad
jurídica —dijo entonces KELSEN— y la regla de derecho mediante la "Mi crítica al imperativismo subsiste intacta. No se puede decir,
cual la ciencia del derecho describe su objeto, se manifiesta en el sin falsificar mi pensamiento, que la prescripción contenida en la nor-
hecho de que la norma jurídica impone obligaciones y confiere de- ma sea un mandato en sentido propio, es decir, una orden o un impe-
rechos a los súbditos, mientras que una regla de derecho formulada rativo". Y cita en su apoyo el maestro vienés, varios lugares que atrás
por un jurista no puede tener una consecuencia semejante" 1 0 . hemos copiado de la Teoría general del derecho y del Estado, es de-
cir, todos aquellos conceptos según los cuales el derecho es solo un
Todo esto implicaba ya para KELSEN una modificación de su doc- imperativo o mandato si se toman estas palabras en sentido figurado,
trina sobre la cual se edificaron otras muchas teorías, es a saber, la y concluye: "He aclarado que si la regla de derecho es un mandato,
de que la norma jurídica es un juicio hipotético. KELSEN escribe es, por decirlo así, un mandato despsicologizado, ya que se emplea
ahora: "La tesis que he defendido en mi Haupt-probleme... de que una abstracción (pág. 35). Y he tenido el cuidado, para evitar toda
el Rechtssatz no es un imperativo, sino que es un juicio hipotético, se confusión, de poner siempre entre comillas las palabras mandato,
refiere a la regla de derecho formulada por la. ciencia del derecho, y orden o imperativo, cada vez que con ellas me he referido a las pres-
no a las normas creadas por las autoridades jurídicas" 1 1 . cripciones del derecho" 1 2 .
De lo anterior se concluye otra vez de manera mucho más clara, Este texto nos revela todavía con más claridad que otro ningu-
que KELSEN acepta ahora que la norma de derecho es un verdadero no de los ya citados, cómo el pensamiento crítico de KELSEN se re-
imperativo, si bien después del párrafo trascrito escribe, como mer- fiere al imperativismo sicológico y dentro de él gira toda su tesis de
mándole fuerza a lo expresado, lo siguiente: "Estas normas jurídicas que el derecho no es un imperativo de este orden.
pueden expresarse muy bien bajo la forma gramatical del imperati-
vo". Lo que interesa no es saber si las formas jurídicas pueden expre- Pero ¿es que hay otra clase de imperativos? FRITZ SCHREIER ana-
sarse en esta forma gramatical, pues ya es de obvia ocurrencia que el liza a la luz de la fenomenología, las teorías voluntaristas sobre el
derecho adopte mil formas de expresión, inclusive no gramaticales, acto jurídico, y las enlaza desde luego, dentro de su punto de vista,
tales como el pitazo de un policía de tránsito, o el golpe de un magis- con la teoría imperativista, haciendo de esta u n a sección de aquellas.
trado sobre la mesa de audiencias. Lo que verdaderamente se busca Apoyado en HUSSERL, sostiene que las proposiciones de interroga-
en el hilo de la evolución kelseniana, es la aceptación por este del ca- ción, deseo, etc., "son enunciaciones, es decir, juicios que solo se
rácter prescriptivo de la norma, o, lo que es lo mismo, del carácter distinguen de los demás en que en ellos se juzga sobre actos de inte-
imperativo del derecho. rrogación, etc.". Así, por ejemplo, la expresión "Dios nos ayude"
En el tomo que contiene las conferencias de Buenos Aires, apa- sería un juicio en que se juzgaría sobre la vivencia del deseo de que
rece una segunda parte, obra de CARLOS COSSIO, en que hace proli- Dios nos ayude, siendo entonces esta vivencia interna el objeto de la
jas acotaciones a los textos del maestro vienes, incluyendo unos diá- enunciación 1 3 .
logos, de entre los cuales quiero destacar lo siguiente: "De este modo —sigue diciendo S C H R E I E R — la concepción del
acto jurídico como imperativo conduce en línea recta al empirismo.
9 Estas conferencias fueron publicadas bajo el titulo Problemas escogidos de
Resulta entonces necesario señalar ciertos hechos naturales con los
la teoría pura del derecho, traducidas del francés por Carlos Cossio (Edit. Giller-
mo Kraft, Buenos Aires, 1952). que los preceptos jurídicos tendrán que coincidir. Pues no son otra
10 Problemas..., p. 46.
11 Problemas..., p. 47. 12 Problemas..., p. 141.
13 Concepto y formas fundamentales del derecho, traducción del alemán por
Eduardo García Máynez, Edit. Losada, Buenos Aires, 1942, p. 56.
cosa que enunciaciones sobre vivencias humanas, es decir, sobre he-
chos de la naturaleza" 1 4 . Nadie puede confundir el juicio con la proposición, pues el pri-
mero es un hecho lógico y la segunda un hecho del lenguaje, o un
"Por esto BIERLING escribe, con toda razón, que «el juicio es
hecho lingüístico. Pero tampoco la proposición es la expresión del
siempre la expresión de un convencimiento o un saber acerca de algo,
juicio, porque la proposición puede expresar pensamientos que no
en tanto que el imperativo es, en todo caso, la expresión de una vo-
sean juicios, tales como los mandatos, los deseos y las preguntas.
luntad . . . Este último expresa, pues, el contenido del querer. De
aquí que tenga pleno sentido preguntar si alguien quiere el conte- Claro está que una pregunta, un mandato o un deseo como actos
nido de un imperativo, y carezca de todo sentido inquirir si el impe- síquicos, no solo revisten un pensamiento peculiar cada uno de ellos,
rativo es verdadero. Relativamente a este, lo único que se puede pre- de igual manera que el acto síquico de juzgar se reviste con el pen-
guntar es si el mismo corresponde a la voluntad del sujeto que lo samiento llamado juicio, sino que también esos mismos actos pue-
formula...». Después de esta correcta determinación, resulta suma- den ser objetos de un juicio, como cuando digo "tengo un deseo", "he
mente extraño e inexplicable que BIERLING haya podido llegar a la dado una orden", "he hecho una pregunta", "he enunciado que el
conclusión de que las normas jurídicas son imperativos. Esto podría oro es amarillo".
entenderse solo en cuanto la voluntad acerca de la cual se enuncia Sin embargo, no solo la peculiaridad de los actos, sino la de los
algo no es voluntad sicológica, sino jurídica, lo que equivale a decla- pensamientos de juzgar, mandar, desear, o preguntar, se mantiene
rar que no es voluntad real. Pero de este modo se hace imposible la independiente una de otra, por más que puedan ser objetos todos de
concepción del precepto de derecho como imperativo, ya que de im- un acto de juzgar.
perativos solamente puede hablarse en relación con la voluntad sico-
Siguiendo una larga tradición lógica, ALEJANDRO PFAENDER de-
lógica" 15 .
fine el juicio como "un producto mental enunciativo" 1 7 . De esta
Una cosa es el acto concreto llamado imperativo, al cual no cabe suerte resulta del todo imposible confundir el juicio con el impera-
duda que le corresponde ser un fenómeno de la voluntad, y otra cosa tivo, pues el pensamiento imperativo es aquel producto mental que
muy distinta es el pensamiento imperativo al que la crítica de SCHRE- ordena que algo ocurra, que algo se lleve a cabo, que algo se realice.
IER parece no alcanzar. Sin entrar en el examen de todas las teorías El texto de BIERLING, citado por SCHREIER, precisa muy cumplida-
imperativistas, cuyos principales autores cita SCHREIER, reconocien- mente la diferencia entre el pensamiento denominado juicio y el
do, sin embargo, que la literatura sobre el tema es inabarcable, me pensamiento denominado imperación. En el primero se enuncia; en
ocuparé en el asunto fijando la atención especialmente en las formas el segundo se da una orden, se prescribe algo.
del pensamiento, y en el pensamiento imperativo concretamente,
para deslindar la teoría imperativista de la teoría voluntarista. Pero detengámonos en lo que es enunciar. La función enuncia-
tiva, como todo mundo lo sabe, corresponde en el juicio a la cópula,
Tradicionalmente se ha hablado de cuatro clases de pensamien- expresada generalmente por la palabra "es". La cópula, además de su
to: el pensamiento enunciativo, el pensamiento imperativo, el pensa- función enunciativa que es característica del juicio, tiene una fun-
miento optativo y el pensamiento interrogativo. PFAENDER enumera, ción de referencia que es primaria y que no solo pertenece al jui-
además de los anteriores, otra serie de pensamientos como las suposi- cio, sino a la pregunta o al simple pensamiento. Pero la función
ciones, las sospechas, valoraciones, críticas, aplausos, ruegos, etc. 1 6 . enunciativa de la cópula es la que, con las palabras de PFAENDER,
Pero nada de esto interesa ahora, sino el destacar claramente que "estatuye y hace subsistir por sí mismo el conjunto constituido" por
tanto la lógica tradicional como la gramática, han hablado de los cua- el concepto-sujeto, el concepto predicado y la función referencial de
tro primeros, la lógica llamándolos "pensamientos", y la gramática la cópula 1 8 .
diciendo que esos pensamientos se expresan en "proposiciones".
La cópula, por la función enunciativa, es un concepto de los que
14 Op. cit., p. 56. PFAENDER denomina relacionantes, aunque en varios lugares diga
15 SCHREIER, op. cit., ps. 56-57. con error que la cópula, en sus dos funciones, la referencial y la enun-
16 PFAENDER, Lógica, traducción del alemán por J. Pérez Bances, Edit. Re-
vista de Occidente, Madrid, 1928, p. 31. 17 Op. cit., p. 56.
18 Op. cit., p. 56.
dativa, es un concepto funcional puro. Los conceptos relacionantes
no son conceptos de objeto, sino que postulan relaciones objetivas derechos subjetivos. Pero ni en el imperar, ni en el prohibir, man-
entre ellos 19 . No son conceptos de objeto porque no se refieren a dar o permitir, actos específicos del derecho, cabe hablar de enun-
ningún objeto; tal el concepto "en" en el concepto compuesto "el pez ciación ninguna.
¡en el agua". Los conceptos de objeto los llamó PFAENDER en la pri-
El acto jurídico, si prescindimos ahora de las permisiones, es
mera parte de su obra, "conceptos que hacen referencia", y los con-
una especie de exigencia. Hay exigencias morales, exigencias reli-
ceptos relacionantes los designó "conceptos que hacen posición" 20 .
giosas, exigencias jurídicas, etc. PFAENDER, en una luminosa página,
Desafortunadamente, esta exacta terminología no la mantuvo el au-
pone en contraste la exigencia frente al juicio, del modo que sigue:
tor cuando habló de los conceptos relacionantes, aunque allí se ad-
vierte claramente este sentido. "La cópula no realiza solo la función de referir la determina-
ción predicada al objeto-sujeto, sino que se encarga al propio tiem-
Y cuando refuta la teoría de FRANZ BRENTANO sobre que todo
po de la función enunciativa. La singularidad de esta segunda fun-
juicio es un juicio existencial y consta de dos miembros, escribe el
ción de la cópula se percibe claramente, cuando se compara al juicio
citado autor:
con una exigencia correspondiente. Cuando se exige que un objeto
"La función enunciativa del juicio no se refiere al «descansar en esté constituido de tal o cual manera, esta constitución es coordina-
sí» del contenido objetivo, sino que además del objeto-sujeto hace da también al objeto-sujeto; pero al propio tiempo le es impuesta.
referencia al existir, como determinación predicada, y sólo una vez La aposición que se verifica entre el objeto y su estructura, es aquí
que esta ha sido referida al objeto-sujeto, realiza la enunciación. En una aposición exigida. Por el contrario, en el juicio se dice que la
la teoría de los conceptos volveremos sobre la diferencia necesaria en- coordinación de la determinación predicada al objeto-sujeto, coin-
tre los conceptos que hacen referencia y los que hacen posición" 21 . cide con una exigencia del objeto mismo. El juicio no formula; im-
La cópula en el juicio, por su función enunciativa, pone el con- perativo alguno sobre el objeto; es contrario a su esencia íntima el .
tenido objetivo, es decir, de acuerdo con otra expresión de PFAENDER, hacer violencia al objeto-sujeto y coordenarle algo que el objeto
"lo hace subsistir por sí". Y hacerlo subsistir por sí no es otra cosa sujeto no exija por sí. El juicio, que primeramente es por completo
que la pretensión del juicio "de ser conforme o adecuado al compor- libre, en cuanto a la elección de su objeto-sujeto y que por lo tanto
tamiento del objeto-sujeto a que se refiere el juicio" 2 2 . Ésta es la determina por sí mismo su objeto, se convierte luego en el intérprete
pretensión de verdad que tiene el juicio, y por ello solo del juicio y fiel del objeto elegido, sometiéndose a él en todos sentidos. Todo
nada más que del juicio puede decirse que es verdadero o que es gesto dictatorial, la más leve opresión del objeto por el juicio, es un
falso. pecado contra el espíritu del juicio e impurifica la conciencia inte-
lectual. Por consiguiente, del sentido que reside en el elemento
¿Qué proposición jurídica, como acto de autoridad, puede caer
enunciativo es menester excluir hasta la menor sospecha de contra-
por la significación en ella expresada, dentro de los marcos que
posición propia. La enunciación es entendida aquí en el sentido
dejamos acotados para el juicio? El propio KELSEN lo reconoce cuan-
de que no se opone terca ni enfrente del objeto del juicio, ni con-
do habla de que las normas de derecho tienen por objeto prescribir
tra una persona adversaria 23 .
una conducta. Y prescribir es totalmente distinto de enunciar. Es
claro que por medio del juicio conocemos, porque conocer es saber Una de las preocupaciones mayores de KELSEN al repudiar la
algo de algo y ese saber se nos da plenamente en el juicio, cuando el teoría imperativista, está en la imposibilidad de mantener el impe-
juicio es verdadero. Pero ¿qué acto de derecho, qué acto de autoridad rativo sin un acto de voluntad concreto y actual que lo realice. Sus
puede tener por objeto conocer? Aceptamos, por de pronto, que al objeciones al imperativismo tienen cierta analogía con las que Hus-
derecho no solo le quepa imperar, sino también facultar, conceder
SERL y PFAENDER hacen al sicologismo lógico. Ya hemos visto en lu-
19 Op. cit., p. 206. gar citado atrás, cómo KELSEN llega a admitir que el derecho sea
20 Op. cit., p. 77.
21 Op. cit., p. 77.
un imperativo siempre que ese imperativo se despoje de toda realidad
22Op. cit., p. 100. sicológica.

23 Op. cit., ps. 58-59.


Pues, evidentemente, lo que aquí tratamos de exponer es que el mente independiente de que el hombre, que verifica y emite el juicio,
derecho es un imperativo, pero no un imperativo sicológico, sino un crea en la verdad de este y reconozca o no esta pretensión" 27 . .
pensamiento imperativo. Sería posible mostrar cómo este impera- Paralelamente, podemos decir que el derecho es un pensamiento
tivo subsiste inclusive cuando no exista una voluntad que lo manten- imperativo, aun en el caso de que la persona que lo piense no tenga
ga. El derecho es un pensamiento imperativo, como el juicio es un voluntad ninguna de hacer ejecutar dicho imperativo o no quiera
pensamiento enunciativo. mirar en él una orden o un acto de voluntad imperativo. Asi como
El pensamiento, como lo ha visto PFAENDER, puede ser separado la pretensión de verdad es inherente al juicio, el mandato o impera-
en cierto modo, del pensar que lo ha producido. "Exactamente el tivo es inherente al derecho.
mismo pensamiento pensado por un sujeto pensante, puede ser tras- Otro paralelismo podemos destacar entre esta autonomía del pen-
mitido por medio de la comunicación, a un segundo y a un tercer samiento imperativo frente a cualquiera voluntad que lo quiera o no,
sujeto y ser pensado también por él. Además, los pensamientos pueden con el llamado juicio problemático o con el juicio apodíctico en la
ser fijados en la escritura por el sujeto que los ha pensado, adqui- forma lógica en que PFAENDER los describe. Como todo mundo re-
riendo así una existencia en apariencia independiente de todo sujeto cuerda, la lógica tradicional hace consistir la problemática del juicio
pensante" 2 4 .
en la simple posibilidad. Un juicio problemático, para la lógica tradi-
Lo dicho sobre el pensamiento en general, es obviamente aplica- cional es, por ejemplo, "es posible que ahora llueva". Pero un juicio
ble al pensamiento imperativo, de igual manera que al juicio o a la verdaderamente problemático, desde el punto de vista lógico, es el que
pregunta. Ese pensamiento así fijado, claro está que no existe realmen- tiene atenuado el peso lógico de la enunciación cualquiera que sea el
te, si no tiene un sujeto que lo piense de nuevo. A este propósito pensar real de la persona que lo enuncie 28 . Esto se destaca muy claro
escribe PFAENDER: "Esto no obstante, los pensamientos así trasmi- en la siguiente reflexión: Un marido acaba de salir de una fiesta so-
tidos y los fijados por escrito, solo existen realmente cuando son pen- cial en donde ha estado con una mujer que no es la suya y a quien
sados por un sujeto pensante" 2 5 . corteja. En la puerta tropieza con su propia mujer, que penetra a la
fiesta. Ella, con la suspicacia propia de toda mujer, le pregunta: "¿Está
PFAENDER, siguiendo a HUSSERL, delimitó muy claramente la au-
tonomía del pensamiento como objeto lógico frente a la expresión allí Alicia?" El marido responde: "Tal vez esté". En seguida la esposa
gramatical y a las realidades ontológicas a que el pensamiento se re- celosa entra al recinto y encuentra que efectivamente Alicia está allí
fiere. Cuando PFAENDER habla de la pretensión de verdad que tiene y esta misma confiesa a la celosa, que su marido acaba de dejarla.
el juicio, sitúa esta pretensión de verdad en el juicio mismo, y no Bien claro se ve que el marido ha expresado un pensamiento proble-
en la persona que lo enuncia: "Por su esencia, todo juicio tiene ne- mático, cuando lo que en realidad pensaba era otra cosa. Su mujer
cesariamente esta pretensión (de verdad). Por consiguiente, un produc- podría reñirlo diciéndole: "¿Cómo me has dicho que tal vez estaba
to de pensamiento, sea el que fuere, que no contenga esencialmente allí, si acababas de dejarla?" La problematicidad del pensamiento
esta pretensión de verdad, no será un juicio. Pero esta pretensión no enunciado por el marido infiel, resalta aquí independientemente de
es una determinación exterior al juicio, aunque ligada a este nece- lo que efectivamente este tenía en la mente.
sariamente, sino que es esencialmente inherente al juicio. Por consi-
guiente, todo juicio afirma implícitamente ser verdadero" 2 6 . Lo mismo acontece con el juicio llamado apodíctico. El peso
potenciado de la enunciación es lo que constituye como tal, no la ne-
Lo trascrito es de por sí inteligible, pero cualquiera podría llegar cesidad ontológica a que el juicio se refiere. Yo puedo enunciar el
a pensar que la pretensión de verdad es la del sujeto que enuncia el juicio apodíctico: "Mis llaves están necesariamente en la gaveta",
juicio. Mas PFAENDER añade con toda razón: "Y esto es Completa- aunque bien claro se ve que las llaves no tienen necesidad ni física
ni metafísica de estar en la gaveta. Es más, puedo hablar de una ne-
-- Op. cit., ps. 13-14.
25 Op. cit., p. 14.
27 Op. cit., p. 87.
28 Op. cit., p. 87 28 Op. cit., ps. 115 y ss. ,
cesidad objetiva en un juicio problemático, por ejemplo: "Tal vez
dos y dos son necesariamente cuatro" 2 9 .
ya no actualizo. De la misma manera puedo reconocer una ley como
Esta independencia y autonomía de lo lógico la destaca PFAEN- imperativa, sin otorgarle a ese pensamiento imperativo mi acto de
DER a cada paso y todavía se ve aún mejor en las deducciones inme- voluntad. Si soy un órgano de la autoridad, querrá decir que ese pen-
- diatas a que dan lugar los juicios por razón de su modalidad, contra- samiento como ley es válido pero no vigente. No le confiero mi acto
riamente a lo estatuido por la lógica tradicional. Igual autonomía se de voluntad para hacerlo ejecutar, y así la ley ha desaparecido como
advierte en el manejo lógico que PFAENDER hace del juicio hipotético, ley vigente, aunque no haya desaparecido en mi pensamiento como
despojado de toda relación objetiva de causa y efecto, o del juicio dis- ley válida.
yuntivo en el que está ausente toda captación de la oposición onto- Esto nos lleva otra vez a la teoría imperativista con su plenitud
lógica entre el ser y el no ser 3 0 . volitiva, pero subsanando los inconvenientes que KELSEN, con razón,
Siendo esto así, las objeciones a la teoría imperativista del dere- hallara en el imperativo tradicional. Reconocemos entonces que el
cho sobre la base de que esta supone un elemento actual de voluntad, derecho es un pensamiento imperativo al que le adviene, para que
son completamente inoperantes. KELSEN, con su gran inteligencia, así sea vigente, una voluntad imperativa. Esto es de por sí obvio: el cú-
lo ha presentido en los últimos textos citados, en donde acepta un mulo de leyes que no se hacen cumplir, no son leyes vigentes, sino
imperativo despsicologizado. leyes simplemente válidas. Valen dentro del proceso creador del de-
Pero ahora resulta un problema más. Se trata de saber cómo recho, porque se ajustan a los principios de su creación en un sistema
actúa el derecho, es decir, cómo se hace efectivo ese pensamiento jurídico dado, pero no rigen porque falta una voluntad que las im-
imperativo que cualquiera puede pensar como tal, pero despojado ponga actualmente. Esa voluntad puede llegar en cualquier momento
del acto de voluntad que todo imperativo real conlleva. Hemos de y vaciarse en ese pensamiento imperativo, dándole así vigencia.
distinguir aquí muy claramente el acceso al derecho que tiene la per- Esta nueva visión con que afrontamos una parte de la teoría ju-
sona encargada de hacerlo cumplir, del acceso al derecho que tiene la rídica de KELSEN, coincide, por cierto, con el voluntarismo kelsenia-
persona que simplemente trata de conocerlo. El primero es el acceso no que hemos desarrollado en otro trabajo. KELSEN, a pesar de ser
al derecho por el órgano de la autoridad. El segundo es el acceso al un racionalista positivista como científico del derecho, es un volunta-
derecho por el científico del derecho. La distinción hecha por KEL- rista decidido en lo que toca a la creación del derecho. Pero este tema
SEN entre norma y regla de derecho se va viendo aquí a otra luz dis- desborda los límites del presente estudio.
tinta de la que ilumina la Teoría Pura. Y así llegamos a entender plenamente el sentido del "deber ser",
El acceso al derecho por la persona encargada de la autoridad, que corresponde a la norma jurídica, manteniéndose siempre desde
no es un simple acto de conocimiento, sino también un acto de vo- el punto de vista formal. Justamente el derecho no es un ser, porque
luntad. Así como la pregunta puede estar objetivada en un pensa- un imperativo nunca dice lo que es, sino lo que se quiere que sea.
miento interrogativo, sin que el que lo piensa tenga en realidad el KELSEN habría podido colocar, en lugar de la cópula "deber ser", la
acto de preguntar, así el imperativo en que consiste el derecho, puede cópula "querer ser", si no hubiera estado embarazado para hacerlo
permanecer en su pura forma objetivada de pensamiento, sin que por su hostilidad a la teoría voluntarista de tipo sicológico, tal como la
pase a acto. Pero si alguien lo quiere actualizar como imperativo, y no esboza él en los párrafos trascritos. Pero KELSEN prefirió, siguiendo
como simple pensamiento, tendrá que poner en él fatalmente su vo- su vieja y parcial adhesión a KANT, tomar la cópula "deber ser", aun-
luntad, su propia voluntad, para que el pensamiento imperativo se que despojada del elemento de valor que en K A N T el deber siempre
convierta en acto de imperación. Yo puedo leer una pregunta que posee.
hice hace un año o que encuentro en un libro, y reconocer que es una Se ha visto con razón en los últimos tiempos, que la teoría de
falsa pregunta (no una pregunta falsa, porque las preguntas no son los valores de LOTZE, SCHELER, HARTMANN, etc., no es sino un susti-
falsas ni verdaderas), es decir, que hay allí un seudoproblema, el cual tuto tímido del formalismo 31 . En todo caso, HUSSERL mostró muy
31 Cfr. J. L. ARANGUREN, Etica, ps. 93 y ss., y los textos de HEIDEGGER aducidos
29 Op. cit., p. 121.
allí (Edit. Revista de Occidente, Madrid, 1958). CAYETANO BETANCUR, La idea de
30 Op. cit., ps. 123 y ss., 316 y ss. y 321 y ss.
justicia y la teoría imperativa del derecho, en "Anuario de filosofía del dere-
cho", vol. iv, Madrid. 1956.
claramente que toda proposición normativa tiene en su base un jui-
cio teorético. Recuérdese su famoso ejemplo: "El guerrero debe ser teleológica. Los fines que se persiguen con el derecho son fines de la
valiente" equivale al juicio teorético: "Un guerrero valiente es un sociedad, no fines del derecho mismo, y por lo tanto extraños a una
buen guerrero" 3 2 . Se ha anotado a la teoría de HUSSERL que el jui- consideración científica del derecho. En sus últimos libros reconoce
cio teorético que él señala como equivalente al pensamiento norma- que el derecho es un instrumento de paz, y mira la sanción que el de-
tivo correspondiente, carece del elemento de exigencia que posee recho impone, implicada en la consecuencia jurídica de la norma
todo valor, en opinión de los axiólogos. hipotética, como el motivo que apartará al hombre de la conducta
humana no requerida por el derecho. Se presentan aquí problemas
KELSEN, sin embargo, ha podido prescindir perfectamente de este nuevos que ahora no queremos dilucidar. Pero, en todo caso, mirada
elemento de valor que conlleva toda proposición normativa, porque la teoría normativista con el sentido que acabamos de describir, para
el "deber ser" que él postula no significa lo que teoréticamente quie- un punto de vista puramente formal, es plenamente correcta.
re HUSSERL, sino el imperativo, o la prescripción, como dice KELSEN.
Lo que está prescrito, lo que está mandado, lo que está imperado, Lo que se trata entonces de saber es con qué razón o con qué fun-
debe ser, pero en un sentido distinto del "deber ser" propio de las damento ético o de justicia, ese imperativo, ese "deber ser", impone
proposiciones normativas de valor. Y aquí encontramos que la dife- una obligación. El que KELSEN diga que el imperativo de un ban-
rencia establecida por KELSEN entre normas y reglas de derecho, dido al viajero para que entregue su bolsa, no es derecho, y sí lo es
radica no en que las primeras puedan tener o no el "deber ser" como el del recaudador de hacienda al ciudadano para que pague sus im-
concepto copulativo, y las segundas necesariamente lo posean. En puestos, es una afirmación que no tiene sentido si no se la mira sobre
la base de un fundamento ético o de justicia. En nuestras zonas domi-
realidad, cualquiera que sea la forma en que se exprese el órgano
nadas por la violencia, los bandidos imponen su autoridad como las
creador del derecho, hay allí subyacente, un pensamiento de "deber
normas que imponen los funcionarios legalmente constituidos. Y mu-
ser" en su sentido prescriptivo. La verdadera diferencia entre la regla
chas veces los ciudadanos de esas regiones tienen que obedecer el
y la norma, como el propio KELSEN lo advierte en algún lugar, es que
mandato del bandolero, porque en esa forma conservan la vida o
la norma no es ni verdadera ni falsa, sino válida o no válida, vigente
mantienen una relativa paz social. Hay pues aquí una consideración
o no vigente, mientras que la regla de derecho, la conceptualización
interna de la obediencia al mandato que, dentro de límites muy res-
científica que hace el jurista cuando dice: "esto es lo mandado", "esto
tringidos, la legitima como tal obediencia, todo en vista de un bien
es lo que debe ser", sí puede en realidad ser verdadera o falsa 33 . que se quiere conseguir o de un valor que se quiere preservar. R A -
El "deber ser", por lo tanto, como lo describe KELSEN, está per- FAEL CARRILLO vio con mucha agudeza que la norma fundamental
fectamente ajustado a la teoría de la imperatividad, y se ciñe, por kelseniana respira un ambiente axiológico, aunque no sea sino ese
otra parte, muy precisamente a su formalismo, pues es un "deber ser" que KELSEN quiere señalar ahora como fin del derecho, es decir, la
despojado de toda finalidad, no es un "deber hacer" para algo, sino paz 34 . En el caso citado de nuestras zonas azotadas por la violencia,
un "deber ser" porque alguien lo mandó. El "deber ser" propio del el bandolero manda. Su orden se ha convertido en derecho porque los
imperativo no implica precisamente una proposición disyuntiva. No ciudadanos han aceptado, para la conservación de la paz, al menos de
se ordena "o esto, o aquello". El imperativismo se transa por una dis- la paz con los bandoleros, esa constitución en sentido lógico-jurídico,
yunción, solo cuando no quiere o no puede hacer cumplir lo que man- que expresada en nuestro lenguaje campesino, podría decir así: "Hay
da. Pero el imperativo esencialmente dice: "o lo hace, o lo hace", "o que obedecer lo que manden esas fieras, porque si no, nos matan".
entrega el dinero voluntariamente, o lo entrega por la fuerza".
Dejamos, pues, de lado el entrar ahora a discutir cuál es el fun-
KELSEN en sus últimas obras parece dudar sobre su vieja tesis, damento del derecho, como tantos otros problemas que suscita la
según la cual el derecho debe ser mirado ajeno a toda consideración
Teoría Pura. Uno de ellos que hemos apenas soslayado, es el de las
32 AMBROSIO LUCAS GIOJA, Estructura lógica de la norma para E. Husserl, en permisiones o facultades que el derecho otorga. Ya D E L VECCHIO
revista "Ideas y Valores", núms. 3-4, Bogotá, 1952, y la bibliografía de HUSSERL, destacaba en las primeras décadas de este siglo, que todo lo que no
sobre el tema allí citado.
33 Problemas..., p. 46. 34 RAFAEL CARRILLO, Ambiente axiológico de la teoría pura del derecho,
Edit. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1947,
está jurídicamente prohibido, está permitido 3 5 . Sobre esto no se ha
trabajado mucho desde entonces. Una ontología del derecho exige
penetrar en este principio. Pero si se toma el derecho positivo en sí
mismo, inclusive asignándole un valor de justicia acaparado por él,
es decir, cuando se afirma que el derecho positivo debe ser obedecido
porque él representa mejor que ninguna otra institución normativa,
las garantías de la seguridad y la justicia sociales, entonces sí, cerra-
dos dentro del mundo del derecho positivo, podría decirse a la inver-
sa del principio anterior, que todo lo que no está expresamente
permitido por el derecho, está prohibido. En este sentido, las permi-
siones o facultades, los derechos subjetivos, etc., no serían sino excep-
ciones a la norma imperativa. Salir de este hermetismo del derecho
positivo en que KELSEN se mueve, por cierto que prescindiendo de la
que acabamos de considerar como razón de valor, es cuestión que
desborda los limites de este estudio. Pues, en síntesis, lo que hemos
querido mostrar es que el derecho es un pensamiento imperativo
objetivado, el cual revive como acto de voluntad cuando la autoridad,
una persona humana desde luego, vacía en él otra vez, el acto de
voluntad que lo puede hacer vigente. Se ha querido poder mostrar
también en lo anterior, que la fórmula copulativa "debe ser" encaja
perfectamente con la significación que tiene todo imperativo.

35 Cfr. Sur les principes généraux du droit, París, 1925, ps. 37 y ss.

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