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Educacitow parvo todoy Chducacén para toder no es un proyecto lucrativo, sino un esfuerzo colectivo de estudiantes y profesores de la UNAM para facilitar el acceso a los materiales necesarios para la educacién de la mayor cantidad de gente posible. Pensamos editar en formato digital libros que por su alto costo, o bien porque ya no se consiguen en bibliotecas y librerias, no son accesibles para todos. Invitamos a todos los interesados en participar en este proyecto a sugerir titulos, a prestarnos los textos para su digitalizacion y a ayudarnos en toda la labor técnica que implica su reproduccién. El nuestro, es un proyecto colectivo abierto a la participacion de cualquier persona y todas las colaboraciones son bienvenidas. Nos encuentras en los Talleres Estudiantiles de la Facultad de Ciencias y puedes ponerte en contacto con nosotros a la siguiente direccién de correo electrénico: eduktodos@hotmail.com http://eduktodos.dyndns.org INTRODUCCION AL CALCULO Y AL ANALISIS MATEMATICO INTRODUCCION AL CALCULO Y AL ANALISIS MATEMATICO Vol. | RICHARD COURANT y FRITZ JOHN DEL COURANT INSTITUTE OF MATHEMATICAL VERSION AUTORIZADA EN ESPANOL DE LA OBRA PUBLICADA EN INGLES CON EL TITULO: INTRODUCTION TO CALCULUS AND ANALYSIS. VouMe 1 © Joun Witey & Sons, Inc. CCOLABORADORES EN LA TRADUCCION SAUL HAHN GOLDBERG INGENIERO EN COMUNICACIONES Y ELECTRONICA LICENCIADO EN CIENCIAS FISICOMATEMATICAS Y PRO- FESOR OF MATEMATICAS EN LA EscUELA SUPERIOR ve Fisica v MATEMATICAS DEL InsTITUTO Pouéc- co Nacionat, México. ROLANDO V. JIMENEZ DOMINGUEZ INGENIERO EN COMUNICACIONES Y ELECTRONICA LicENcIADO EN FISICOMATEMATICAS Y PROFESOR OF FISICA EN LA EscuELA SuPenion O€ Fisica ¥ MATEMA- Ticas Det InstITuTO PouTécNico Nacionat, Mexico. JOSE S. FLORIO PROFESOA Y DOCTOR EN CIENCIAS MATEMATICAS. JEFE DE LA DIVISION DE CIENCIAS Y DIRECTOR DEL INsTITUTO TecNotdcico, UNIVERSIDAD DE LAS AMERICAS. LA PRESENTACION Y DISPOSICION EN CONJUNTO OE INTRODUCCION AL CALCULO Y AL ANALISIS MATEMATICO. Votunen 1 SON PROPIEDAD DEL EDITOR, NINGUNA PARTE DE ESTA COBRA PUEDE SER REPRODUCIOA O TRANSMITIOA, MEDIANTE NINGUN SISTEMA © METODO, ELECTRONICO (© MECANCO (INCLUYENDO EL FOTOCOPIADO,LA GAA- BACION © CUALOUER SISTEMA DE RECUPERACION ¥ ALMACENAMIENTO DE INFORMACION), SIN CONSEN TMIENTO POR ESCAITO DEL EDITOR Derechos RESERVADOS: © 1999, EDITORIAL LIMUSA, S.A. ve C.V. GRUPO NORIEGA EDITORES Batoeras 95, Mexico, D.F. C.P. 06040 @ (5)521-21-05 01(800) 7-06-91-00 (1 (5)512-29-03 limusa@noriega.com.mx © www.noriega.com.mx CANIEM Num. 121 DEcIMOSEXTA REIMPRESION Imeneso EN Mexico ISBN 968-18-0639-5 Prélogo En la segunda mitad del siglo xvur el nuevo andlisis matematico surgié como la fuerza dominante en la Matematica. Este anilisis se caracteriza por la extraordinariamente eficaz operacién que se funda en procesos infi- nitos, 0 sea, limites. Dos de estos procesos, la derivacién y la integracién, se convirtieron en la esencia de la disciplina, lamada CAlculo Diferencial e Integral 0, a menudo, simplemente “Célculo”, que es la base de todo el andlisis matematico. Se aprecidé, de inmediato, la importancia de los nuevos descubrimientos y métodos, los cuales causaron una profunda conmocién intelectual. Sin embargo, el dominio de este poderoso arte matematico constituyé, al prin- cipio, un objetivo formidable y dificil de lograr, ya que los textos sobre la materia eran escasos, poco sistematicos y, con frecuencia carentes de claridad. Por tanto, fue venturoso para la Matematica y para la Ciencia, en general, que las figuras principales del nuevo movimiento reconocieran pronto la vital necesidad de escribir tratados con el fin de que la materia fuera acce- sible a un piblico mucho mas numeroso que el pequefio circulo intelectual de esa época. Uno de los matemAticos més destacados de los tiempos mo- dernos, Leonhard Euler, estableci6 los fundamentos de una larga tradicién en sus libros introductorios; y aunque se ha progresado mucho en la acla- racién y simplificacién del material del Gilculo, estos libros del siglo xvur, en la actualidad atin son fuente de inspiracién. Después de Euler, los autores, uno tras otro, se solidarizaron con la separacién entre cdlculo diferencial y cdlculo integral y, al hacerlo, oscu- recieron un punto clave: la reciprocidad entre derivacién e integracién. Fue en 1927, cuando apareci6, publicada por “Springer-Verlag”, la primera edicién alemana de la obra de R. Courant “Vorlesungen iiber Differential and Integralrechnung”, que se eliminé tal separacién y el Calculo se pre- senté como una disciplina unificada. La presente obra se originé en aquel primer libro alemén y sus edicio- nes subsiguientes. A partir de 1939, con la colaboracién de James y Virginia 6 Prélogo McShane, la casa “Blackie & Sons” de Glasgow, preparé y publicé una versién inglesa muy ampliada y modificada, de la cual la Interscience-Wiley distribuyé numerosas reimpresiones en los Estados Unidos de Norteamérica. Con el transcurso de los afios, se hizo evidente que los programas de la ensefianza superior en los Estados Unidos, requerian una nueva revisién de la obra. Por otra parte, parecia poco prudente alterar las versiones originales que todavia son utiles. Asi, en vez de modificar la obra existente, se optd por complementarla con un libro esencialmente nuevo, relacionado en muchos sentidos con los originales europeos pero, en términos mas especificos, orientado para satis- facer las necesidades de la actual y futuras generaciones de estudiantes en los Estados Unidos. Tal plan resulté factible cuando Fritz John, que ya habia ayudado mucho en la preparacién de Ja primera edicién inglesa, convino en escribir de nuevo el libro con R. Courant. Aunque este libro difiere notablemente del original, tanto en forma como en contenido, tiene cl mismo propésito: guiar al estudiante directa- mente a la esencia del tema y capacitarlo para aplicar sus conocimientos. La obra evita el estilo dogmatico que oculta la motivacién de los conceptos y las raices que el Calculo tiene en la realidad intuitiva. Un importante objetivo que se persigue en este libro es mostrar la relacién reciproca entre cl anilisis matematico y sus diversas aplicaciones y destacar el papel de la intuicién. Esperamos que cierto énfasis en la precisién no interfiera con este objetivo. La Matematica presentada como un sistema de verdades, acabado y ordenado, sin referencia al origen y propésito de sus conceptos y teorias, tiene su encanto y satisface una necesidad filosdfica. Pero esa actitud intro- vertida en el campo de la ciencia, no cs adecuada para los estudiantes que buscan independencia intelectual, mas bien que indoctrinacién. Y menos- preciar las aplicaciones e intuicién conduce al aislamiento y atrofia en la Matematica. Entonces, resulta sumamente importante que estudiantes y maestros estén a salvo del purismo presumido. El libro esta dirigido a estudiantes de varios niveles, a matematicos, cientificos en general e ingenieros, No pretende facilitar la materia suavi- zando las dificultades, sino que, mas bien, trata de ayudar al lector since- ramente interesado, a base de aclarar las interrelaciones y propésitos de la obra en conjunto. En lugar de obstaculizar el acceso al caudal de hechos y propiedades por medio de largas exposiciones de cardcter fundamental, éstas se han Pospuesto, a veces, relegandolas a apéndices de los diversos capitulos. Se dan numerosos ejemplos y problemas al final de los capitulos. Algu- nos son fascinantes, otros Hegan a ser verdaderamente dificiles; y la mayoria de ellos complementan el material tedrico del texto. Se prepararé un manual complementario de esta obra con problemas y ejercicios de cardc- Prélogo 7 ter més rutinario, y, ademas, se agregardn respuestas y sugerencias para resolverlos. Muchos colegas y amigos han ayudado. Albert A. Blank no sdlo aporté ctiticas perspicaces y constructivas, sino que también desempefié un papel importante en la labor de ordenar, aumentar y seleccionar los. problemas y ejercicios y, ademas, asumié la responsabilidad principal de preparar el manual mencionado.* Alan Solomon ayudé, muy desinteresada y eficaz- mente, en todas las etapas de la preparacién del libro. También se les agradece a Charlotte John, Anneli Lax, R. Richtmyer, y a otros amigos, entre los que figuran James y Virginia McShane. Este volumen trata principalmente de funciones de una sola variable, mientras que en el Volumen II se estudiardn las teorias del Calculo més diversificadas para funciones de varias variables. Al lector se le debe hacer una observacién final, ya que podria resultar un fracaso tratar de dominar Ia materia estudiando un libro de este tipo pagina por pagina, sin desviarse del camino trazado. Se puede alcanzar gradualmente una mejor comprensién del tema y una visién mas amplia, sélo tomando atajos en Ja primera lectura y, luego, volviendo repetidas veces a los mismos temas, preguntas y dificultades. Se ha tratado de ayudar al lector sefialando con asteriscos ciertos tépi- cos que podrian causarle trastornos al estudiarlos por primera vez, asi como algunos de los problemas més dificiles. Esperamos que Ja obra, con este nuevo enfoque, ser titil a la joven generacién de cientificos. Estamos conscientes de sus muchas imperfeccio- nes, y sinceramente solicitamos comentarios criticos que podrian ser bene- ficiosos para mejoras posteriores. Ricuarp Courant Frirz Joun * Manual de Problemas de CAlculo y Anilisis Matematico, por Albert A, Blank, publicado en espafiol por la Editorial Limusa Contenido CAPITULO 1 Introduccién Ld 1.2 13 15 1.6 El continuo de nameros a. El sistema de nimeros naturales y su extensién. Nume- racién y medicién, 26 b. Numeros reales e intervalos encajados, 31 ¢, Fracciones decimales. Bases distintas a la de diez, 33. d. Definicién de vecindad o entorno, 36 e. Desigualdades, 36 El concepto de funcién a, Funcién-Grafica, 42 b. Definicién del Concepto de funciones de una variable continua. Dominio y rango de una funcién, 45 ¢. Representacién grafica. Funciones mo- nétonas, 48d. Continuidad, 55. El teorema del valor intermedio. Funciones inversas, 68 Las funciones clementales a. Funciones racionales, 71 b. Funciones algebraicas, 72 c. Funciones trigonométricas, 73 d. La funcién exponen- cial y el logaritmo, 74 . Funciones compuestas, pro- ductos simbélicos, funciones inversas, 76 Sucesiones Induccién matematica EI limite de una sucesién 1 1 1 a. dy ==, 84 bdo = 3 ams = —, 85 n m 2m n _ 2 On = , 86 d. a, = WP, 87 © ay = am = Wp, 8% 9 25 41 mt 79 10 Contenido ea, =a", 88 f. Tlustracién geométrica de los limites a” y Wp, 89 g La serie geométrica, 90h. an = Wn, 92 i. ay = Vn +1— Vn, 92 j. a, =a, para a > 1, 93 1.7 Discusién del concepto de limite a. Definicién de convergencia y divergencia, 93 b, Ope- raciones racionales con limites, 95 c. Pruebas intrinsecas de convergencia. Sucesiones monétonas, 96 d. Series infi- nitas y el simbolo de sumatoria, 98 e. El nimero e, 100 f. El ntimero = como limite, 103 1.8 El concepto de limite para funciones de una variable continua a. Algunas observaciones sobre las funciones elementa- les, 109 SUPLEMENTO S.1. Los limites y el concepto de ndmero a. Los niimeros racionales, 112. b. Ndmeros reales deter- minados por encaje de intervalos racionales, 113 *c. Or- den, limites y operaciones aritméticas para ntimeros rea- les, 115 d. Plenitud de continuo de némeros. Compacidad de intervalos cerrados. Griterios de convergencia, 117 e. Cotas. Extremo superior y extremo inferior, 120. f. Nu- merabilidad de los niimeros racionales, 121 S.2. Teoremas sobre funciones continuas S.3 Coordenadas polares S.A Observaciones sobre los niimeros complejos PROBLEMAS, 129 CAPITULO 2 Las ideas fundamentales del calculo integral y diferencial 2.1 La integral a, Introduccién, 142 b, La integral como un Area, 143 c. Definicién analitica de la integral. Notaciones, 145 93 105 110 112 123 125 126 142 2.2 2.3 24 25 26 27 28 29 Contenido Ejemplos elementales de integracién a. Integracién de una funcién lineal, 150 b. Integracién de x?, 152 ¢. Integracién de x* para enteros a ~1, 153 d. Integracién de x* para « racional distinto de —1, 156 ¢. Integracién de sen x y cos x, 157 Reglas fundamentales de integracién a. Aditividad, 158 b. Integral de una suma y de un pro- ducto con una constante, 159 c. Estimacién de integra- les, 160d. El teorema del valor medio para integrales, 161 La integral como funcién del limite superior (integral in- definida) E] logaritmo definido mediante una integral a. Definicién de la funcién logaritmo, 167 _b. El teorema de adicién para logaritmos, 169 Funcién exponencial y potencias a. El logaritmo del numero e, 171 b. La funcién inversa del logaritmo. La funcién exponencial, 172. La funcién exponencial como limite de potencias, 173d. Definicién de potencias arbitrarias de nimeros positives, 174. e. Lo- garitmos de base arbitraria, 175 La integral de una potencia arbitraria de x La derivada a. La derivada y la tangente, 178 b. La derivada como una velocidad, 183 c¢. Ejemplos de diferenciacién, 184 d. Algunas reglas fundamentales para la derivacién, 187 e. Derivabilidad y continuidad de funciones, 187 f. Deri- vadas superiores y su significado, 190, g. Derivada y co- ciente de incrementos. Notacién de Leibnitz, 192. h. El teorema del valor medio del calculo diferencial, 194 i. De- mostracién del teorema, 196 j. La apr ciones mediante funciones lineales. Defi ciales, 200k. Observaciones sobre aplicaciones a las cien- cias naturales, 205 La integral, la funcién primitiva y los teoremas funda- mentales del célculo a. La derivada de la integral, 206 b. La funcién primitiva y su relacién con la integral, 208 c. El uso de Ja funcién 150 167 171 12 Contenido primitiva para la evaluacién de integrales definidas, 211 d. Ejemplos, 212 Suplemento. La existencia de la integral definida de una funcién continua PROBLEMAS CAPITULO 3. Las técnicas del Ai PARTE A Derivacién e integracién de las funciones elementales 31 3.2 3.3 3.4 3.5, Las reglas mas simples para derivar y sus aplicaciones a. Reglas de la derivacién, 223 b. Derivacién de las fun- ciones racionales, 226. ¢. Derivacién de las funciones tri- gonométricas, 227 La derivada de la funci6n inversa a, Férmula general, 228 b. La inversa de la n-ésima po- tencia; la n-ésima raiz, 228 b. Las funciones trigonomé- tricas inversas. Multivalencia, 232d. Las formulas inte- grales correspondientes, 237 ¢. Derivada e integral de la funcién exponencial, 238 Derivacién de funciones compuestas a, Definiciones, 239 b. La regla de la cadena, 239 c. El teorema generalizado del valor medio del cdlculo dife- rencial, 243 Algunas aplicaciones de la funcién exponencial a. Definicién de la funcién exponencial por medio de una ecuacién diferencial, 244 b, Interés compuesto continua- mente, Desintegracién radiactiva, 245 c. Enfriamiento © calentamiento de un cuerpo por el medio ambiente, 246 d. Variacion de la presién atmosférica con Ia altura sobre a superficie de la Ticrra, 247 ¢. Progreso de una reac- cién quimica, 248 f. Apertura y cierre de un circuito eléctrico, 249 Las funciones hiperbélicas a. Definicién analitica, 250 b. Teoremas de adicién y {6rmulas para derivar, 252. Las funciones hiperbélicas inversas, 253d. Otras analogias, 255 213 217 223 223 223 228 239 244 250 3.6 *3.7 Contenido Maximos y minimos a.Convexidad y concavidad de curvas, 257 b. Maximos y minimos—Extremos relativos, Puntos estacionarios, 259 El orden de magnitud de Jas funciones a. El concepto de orden de magnitud, Los casos mas sim- ples, 269 b. Los érdenes de magnitud de la funcién exponencial y del logaritmo, 270 c. Comentarios gene- rales, 272 d. El orden de magnitud de una funcién en la vecindad de un punto arbitrario, 273 e. El orden de magnitud (pequefiez) de una funcién que tiende a cero, 273 f. Las notaciones “O” y “o” para érdenes de mag- nitud, 274 APENDICE Al A2 Algunas funciones especiales a. La funcién y = e*", 277 b. La funcién y = e/*, 278 ¢. La funcién’ y = tanh 1/x, 278 d. La funcién y= x tanh 1/x, 279 e, La funcién y= x sen 1/x, y (0) =0, 280 Comentarios sobre la derivabilidad de funciones PARTE B Técnicas de integracién 3.8 39 3.12 Tabla de integrales elementales El método de substitucién a, La formula de substitucién. Integral de una funcién compuesta, 285 b. Una deduccién alternativa de la {érmula de substitucién, 289 c. Ejemplos. Férmulas de integracién, 291 Otros ejemplos del método de substitucién Integracién por partes a. Formula general, 295 b. Otros ejemplos de integra- cién por partes, 297 c. Férmula integral para f(b) + f(a), 298 4. Formulas recursivas, 298. El producto infinito de Wallis para =, 300 Integracién de funciones racionales a, Los tipos fundamentales, 303. b. Integracién de los tipos fundamentales, 30¢ . Fracciones parciales, 306 257 269 276 276 280 282 285 14 3.13 PAI 3.14 3.15 3.16 Contenido d, Ejemplos de resolucién en fracciones parciales. El mé- todo de los coeficientes indeterminados, 308 Integracién de algunas otras clases de funciones a. Comentarios preliminares sobre la representacién racio- nal de la circunferencia y de la hipérbola, 310 b. Inte- gracién de R(cos x, sen x), 312 ¢. Integracién de R(cosh x, senh x), 313 *d. Integracién de R(x, VI-x*), 314 ¥e, Integracién de R(x, V/x*-1), 314 *£. Integracién de R(x, Vie#+1), 314 *g. Integracién de R(x, Vax*-+2bx +c), 315 *k. Otros ejemplos de reduccién a integrales de funciones racionales, 315 i. Comentarios sobre los ejemplos, 316 RTE C Otros pasos en la teoria del calculo integral Integrales de funciones clementales a, Definicién de funciones por medio de integrales. Inte- gtales y funciones clipticas, 317 b, Sobre la derivacién y la integracién, 320 Extensién del concepto de integral a, Introduccién. Definicién de integrales “impropias”, 320 b. Funciones con discontinuidades infinitas, 323 c. Inter- pretacién de la integral como un area, 323. d. Criterios para determinar la convergencia, 324. Intervalo de in- tegracién infinito, 325 f. La funcién gamma, 327. g. La integral de Dirichlet, 328 h. Substitucién. Integrales de Fresnel, 329 Las ecuaciones diferenciales de las funciones trigonomé- tricas a. Comentarios introductorios sobre las ecuaciones dife- renciales, 331 b. Sen x y cos x definidos mediante una ecuacién difcrencial y condiciones iniciales, 331 PROBLEMAS CAPITULO 4 Aplicaciones en Fisica y Geometria 41 Teoria de curvas planas a, Representacin paramétrica, 343 b. Cambios de para- metros, 345 c, Movimiento a lo largo de una curva, El 310 317 317 320 331 333 343 343 4.2 4.3 4.4 45, 4.6 47 *4.8 49 Contenido tiempo como un pardmetro. El ejemplo de la cicloide, 347 d. Clasificacién de curvas. Orientacién, 351 e. Derivadas, tangentes y normales en representacién paramétrica, 361 f. La longitud de una curva, 366g. La longitud de arco como pardmetro, 370 h. Curvatura, 372 i. Cambio de ejes de coordenadas. Invariancia, 378 *j. Movimiento uniforme en la teorja especial de relatividad, 381k. Inte- grales que expresan areas dentro de curvas cerradas, 382 1. Centro de masa y momento de una curva, 390m. Area y volumen de una superficie de revolucién, 391m. Mo- mento de inercia, 392 Ejemplos a. La cicloide comin, 394 b. La catenaria, 395 ¢. La elipse y la lemniscata, 396 Vectores en dos dimensiones a. Definicién de vectores mediante traslaciones. Notacio- nes, 398 b, Adicién y multiplicacién de vectores, 402 c. Vectores variables, sus derivadas e integrales, 410 a. Aplicacién a curvas planas. Direccién “rapidez” y ace- leracién, 411 Movimiento de una particula bajo la accién de fuerzas especificadas a. Ley de movimiento de Newton, 415 b. Movimiento de cuerpos en caida, 417 c. Movimiento de una particula restringido a una curva dada, 418 Cajda libre de un cuerpo venciendo la resistencia del aire El tipo mas simple de vibracién elastica Movimiento sobre una curva dada a. La ecuacién diferencial y su solucién, 424 b. Particula que se desliza hacia abajo sobre una curva, 426 c. Dis- cusién del movimiento, 428 d. El péndulo ordinario, 429 e. El péndulo cicloidal, 430 Movimiento en un campo gravitacional a. Ley universal de la gravitacién de Newton, 431 b. Mo- vimiento circular en torno al centro de atraccién, 433 c. Movimiento radial-Velocidad de escape, 435 Trabajo y energia 393 397 415 420 423 424 431 436 16 Contenido a. Trabajo realizado por fuerzas durante un movimiento, 436 b. Trabajo y energia cinética, Conservacién de la energia, 438 c. La atraccién mutua de dos masas, 440 d, El estiramiento de un resorte, 441 *e. La carga de un condensador, 442 APENDICE Al Propiedades de la evoluta A.2. Areas limitadas por curvas cerradas. Indices PR OBLEMAS CAPITULO 5 Desarrollo de Taylor 51 5.2 5.4 Introduccién: Series de potencias Desarrollo del logaritmo y de la tangente inversa a. El logaritmo, 461 b. La tangente inversa, 463 Teorema de Taylor a, Representacién de Taylor para polinomios, 464 b. Férmula de Taylor para funciones no polinomiales, 465 Expresiones y estimaciones para el residuo a. Expresiones de Cauchy y de Lagrange, 466 b, Una derivacién alternativa de la {érmula de Taylor, 469 Desarrollos de funciones elementales a. La funcién exponencial, 472 b. Desarrollos de sen x, cos x, senh x, cosh x, 473 ¢. La serie binomial, 475 Aplicaciones geométricas a, Contactos entre curvas, 477 b. Sobre la teoria de méximos y minimos relativos, 480 APENDICE I Al. 1 Ejemplo de una funcién que no se puede desarrollar en una serie de Taylor 442 442 453, 459 459 461 466 472 476 481 481 Contenido AL.2 Ceros ¢ infinitos de funciones a, Ceros de orden n, 482 b, Infinito de orden v, 482 A.L3 Expresiones indeterminadas *A.14 La convergencia de la serie de Taylor para una funcién con derivadas no negativas de todos los érdenes APENDICE II INTERPOLACION *A.IL1 El problema de la interpolacién. Unicidad AIL.2 Construccién de la solucién. Férmula de interpolacién de Newton AJL3 La estimacién del residuo AJL4 La formula de interpolacién de Lagrange PROBLEMAS CAPITULO 6 Métodos numéricos 6.1 Gilculo de integrales a. Aproximacién mediante rectingulos, 502 b. Aproxima- ciones refinadas-Regla de Simpson, 503 6.2 Otros ejemplos de métodos numéricos a. El “calculo de errores”, 509 *b. Cdlculo de 7, 512 ¥c. Céileulo de logaritmos, 512 63 Solucién numérica de ecuaciones a. Método de Newton, 514 *b. La regla de la posicién falsa, 517 c. El método iterativo, 518 d. Iteraciones y procedimiento de Newton, 521 APENDICE *A.1 Férmula de Stirling PROBLEMAS 490 493 495 496 501 514 523 523 526 18 Contenido CAPITULO 7 Sumas y productos infinitos 7 72 73 74 75 76 17 Los conceptos de convergencia y divergencia a. Conceptos basicos, 530 b. Convergencia absoluta y con- vergencia condicional, 532 c, Reordenamiento de térmi- nos, 536d. Operaciones con series infinitas, 538 Criterios de convergencia absoluta y de divergencia a. El criterio de comparacién. Mayorantes, 539 b. Inves- tigacién de la convergencia mediante la comparacién con la serie geométrica, 540 c. Comparacién con una inte- gral, 543 Sucesiones de funciones a. Procesos de limite con funciones y curvas, 545 Convergencia uniforme y convergencia no uniforme a. Comentarios generales y definiciones, 547 b. Un crite- rio de convergencia uniforme, 552. Continuidad de la suma de una serie uniformemente convergente de funciones continuas, 554d. Integracién de series uniformemente convergentes, 555, Derivacién de series infinitas, 557 Series de potencias a. Propiedades de convergencia de las series de potencias- Intervalo de convergencia, 558 b. Integracién y deriva- cidn de series de potencias, 560 c. Opcraciones con series de potencias, 561d. Unicidad del desarrollo, 562 “e. Fun- ciones analiticas, 563 Desarrollos en series de potencias de funciones dadas. El método de los coeficientes indeterminados, Ejemplos a. La funcién exponencial, 564 b. La serie del binomio, 565 c. La serie para arcsenx, 566 d. La serie para ar senh x= log{x + V(1+*)], 567 ©. Ejemplo de multiplicacién de series, 567 f. Ejemplo de integracién término a término (integral eliptica), 567 Series de potencias con términos complejos a. Introduccién de términos complejos en una serie de po- tencias. Representaciones complejas de funciones trigono- métricas, 568 *b. Un vistazo a la teoria general de fun- ciones de una variable compleja, 571 529 530 545 547 558 568 Contenido APENDICE Al AQ *A3 *AA Multiplicacién y divisién de series a. Multiplicacién de series absolutamente convergentes, 572 *b. Multiplicacién y divisién de series de poten- cias, 573 Series infinitas ¢ integrales impropias Productos infinitos Series en que aparecen niimeros de Bernoulli PROBLEMAS. CAPITULO 8 Series trigonométricas 81 8.2 8.3 8.4 85 Funciones periédicas a, Comentarios generales. Extensién periédica de una fun- cién, 590 b. Integrales calculadas sobre un periodo, 591 c. Vibraciones arménicas, 592 Superposicién de vibraciones arménicas a. Arménicas. Polinomios trigonométricos, 594 b. Bati- dos, 595 Notacién compleja a, Comentarios generales, 600 *b. Aplicacién al caso de corrientes alternas, 601 ¢. Notacién compleja para poli- nomios trigonométricos, 602 d. Una férmula trigonomé- trica, 603 Series de Fourier a. Coeficientes de Fourier, 604 b. Lema basico, 605 ¢. Demostracién de que d. Desarrollo de Fourier ‘para la funcién $(x) = x, 609 e. El teorema principal sobre desarrollos de Fourier, 611 Ejemplos de series de Fourier a. Comentarios preliminares, 615 b. Desarrollo de la fun- cién $(x) = x, 616 c. Desarrollo de x cos x, 616 d. La funcién f(x) = |x|, 617. Una funcién constante por 19 572 572 574 576 579 581 589 594 20 *A.L1 Alargamiento del Contenido trozos, 618 f. La funcién |sen x], 619g. Desarrollo de cos px. Descomposicién de la cotangente en fracciones parciales, El producto infinito para el seno, 619 h. Ejem- plos adicionales, 621 8.6 Discusién adicional sobre la convergencia a, Resultados, 621 b. Desigualdad de Bessel, 622 *c. De- mostracién de los corolarios (a), (b) y (c), 622. d. Orden de magnitud de los coeficientes de Fourier. Derivacién de series de Fourier, 624 *8.7 Aproximacién mediante polinomios trigonométricos y ra- cionales a, Comentario general sobre las representaciones de fun- ciones, 625 b. Teorema de aproximacién de Weierstrass, 626 *c. Aproximacién trigonométrica de Fejer para los polinomios de Fourier, usando medias aritméticas, 627 *d. Aproximacién en mevia y relacién de Parseval, 629 APENDICE I intervalo del periodo. Teorcma de la integral de Fourier *A.1.2 Fenémeno de Gibbs en puntos de discontinuidad *A.L3 Integracién de series de Fourier APENDICE II *A.IL1 Polinomios de Bernoulli y sus aplicaciones a. Definicién y desarrollo de Fourier, 636 *b. La fun- cién generadora, La serie de Taylor para la cotangente trigonométrica e hiperbélica, 639 c, La {érmula de la suma de Euler-Maclaurin, 642d. Aplicaciones. Des- arrollos asintéticos, 644 ¢. Sumas de potencias. Férmu- Ja de recurrencia para los nimeros de Bernoulli, 645 f. Constante de Euler y serie de Stirling, 646 PROBLEMAS 621 632 632 633 635, 636 636 649 Contenido CAPITULO 9 Ecuaciones diferenciales para los tipos mas simples OL 9.2 9.3 de vibraciones Problemas de vibracién en Mecdnica y en Fisica a. Las vibraciones mecdnicas mas simples, 652 b. Oscila- ciones eléctricas, 653 Solucién de la ecuacién homogénea. Oscilaciones libres a. La solucién formal, 654 b, Interpretacién de la solu- cién, 656 c. Satisfaccién de condiciones iniciales dadas. Unicidad de la solucién, 657 La ecuacién no homogénea. Oscilaciones forzadas a. Comentarios generales. Superposicién, 658 b. Solucién de la ecuacién no homogénea, 660 c. La curva de reso- nancia, 661d. Una discusién adicional sobre las oscila- ciones, 664 ¢. Comentarios sobre la construccién de ins- trumentos de registro, 665 LISTA DE FECHAS BIOGRAFICAS INDICE 21 651 652 654 658 667 INTRODUCCION AL CALCULO Y AL ANALISIS MATEMATICO Introduccién Desde la antigiicdad las nociones intuitivas de cambio continuo, cre- cimiento y movimiento, han atraido la atencién de las mentes cientificas. Empero, el camino hacia el entendimiento de variacién continua no fue logrado sino hasta el siglo xvit, cuando Ia ciencia moderna surgié y se desarrollé rapidamente en cercana conjuncién con el célculo integral y diferencial, llamado brevemente Calculo, y el andlisis matematico. Las nociones basicas del Calculo son las de derivada ¢ integral: la de- rivada es una medida de la “rapidez” de una variacién; la integral, una medida del efecto total de un proceso de cambio continuo. Una compren- sién precisa de estos conceptos y de su abrumadora fecundidad descansa sobre los conceptos de limite y funcién; los cuales a su vez dependen de un entendimiento del continuo de némeros. Sélo gradualmente, penetrando ms y més en la esencia del Calculo, puede uno apreciar su potencia y belleza. En este capitulo introductorio se explicarén los conceptos bésicos de nmero, funcién y limite, primero de manera simple e intuitiva, y des- pués mediante argumentos cuidadosos. 1.1 El continuo de nimeros Los enteros positivos 0 ntimeros naturales 1, 2, 3,... son simbolos abs- tractos para indicar “cudntos” objetos hay en una coleccién 0 conjunto de elementos discretos. Estos simbolos estén despojados de toda referencia a las cualidades con- cretas de los objetos contados, ya sea que se trate de personas, atomos, casas 0 cualesquiera objetos. Los niimeros naturales son el instrumento adecuado para contar ele- mentos de una coleccién o “conjunto”. Sin embargo, no bastan para otro objetivo igualmente importante: medir cantidades tales como la longitud de una curva y el volumen o peso de un cuerpo. La pregunta “;cudnto?” 25 26 Introduccion Cap. 1 no puede ser contestada inmediatamente en términos de los néimeros natu- rales. La profunda necesidad de expresar medidas de cantidades en términos dle lo que nosotros quisiéramos lamar nimeros nos obliga a extender cl concepto de némero de manera que podamos describir una graduacién con- tinua de las medidas. Esta cxtensién es llamada el continuo de nimeros 0 cl sistema de “niimeros reales” (un nombre no descriptive pero aceptado gencralmente). La extensién del concepto de némero al de continuo es de tal manera convincente que fue utilizada por todos los grandes mate- maticos y cientificos de épocas anteriores sin hacer preguntas escudrifia~ doras. No fue sino hasta cl siglo xtx que los matematicos sc vieron im- pulsados a buscar un fundamento Idgico mas firme para cl sistema de los ndmeros reales. La subsiguiente formulacién precisa de estos conceptos condujo. a su vez, a un progreso mayor en matemiticas. Principiaremos con un tratamiento intuitive sin complicaciones, y posteriormente se dari un anilisis ms profundo del sistema de los mimeros reales." a. El sistema de nidmeros naturales y su extensién. Numeracién y medicién Los ntimeros naturales y los racionales. La sucesién de ntimeros “na- turales” 1, 2, 3, ... se considera como dada. No se requiere discutir cémo estos entes abstractos, los ntimeros, pueden ser catalogados desde un punto de vista filoséfico. Para el matematico, y para cualquiera que trabaje con niimeros, es importante conocer solamente Jas reglas o leyes mediante las cuales éstos pueden combinarse para obtener otros niimeros naturales. Estas leyes forman la base de las reglas conocidas para sumar y multiplicar nti- meros en el sistema decimal; incluyon las leyes conmutativas a + b = b +a y ab ~ ba, las leyes asociativas a+ (b +c) = (a+b) +e y a(be) = ab)c, ia ley distributiva a(b + c) = ab + ac, la ley de la cancelacién, esto es que a ¢ = b +c implica a = b, ete. Las operaciones inversas, substraccién y divisién, no son siempre po- sibles dentro del conjunto de los nameros naturales; no podemos restar 2.de 1 o dividir 1 entre 2 y permanecer dentro de cse conjunto. Para hacer posibles estas operaciones sin restriccién, nos vemos obligados a extender cl concepto de niimero inventando el mimero 0, los enteros “negatives” y las fracciones. La totalidad de todos estos ntimeros se llama Ia clase 0 con- junto de ntimeros racionales; todos ellos sc obticnen de la unidad utilizando las “operaciones racionales” de cdlculo, a saber: la adicién, substraccién, multiplicacién y divisién.? 1 Una exposicién més completa sc da en What Is Mathematics? por Courant y Robbins, Oxford University Press, 196 2 Aqui, la palabra “racional’” no significa razonable o légico sino que se deduce de Ja palabra “razén”, significando la proporcién relativa de dos magnitudes. Sec. 1.1 El continuo de ntimeros 27 Un niimero racional puede expresarse siempre en la forma p/q, donde Py q son enteros y g=£0. Podemos hacer que esta representacién sea tinica exigiendo que q sea positivo y que p y q no tengan un factor comiin mayor que 1. Dentro del dominio de los ntimeros racionales todas las operaciones racionales, adicién, multiplicacién, substraccién y divisién (excepto la di- visién por cero), pueden efectuarse y producir nuevamente niimeros racio- nales. Como se sabe de la aritmética elemental, las operaciones con ntimeros racionales obedecen las mismas leyes que las operaciones con niimeros na- turales; por ello los ntimeros racionales extienden el sistema de enteros positivos en una forma completamente natural. Representacién grdfica de los ntimeros racionales. Los nimeros ra- cionales son usualmente representados en forma gréfica mediante puntos en una linea recta L, el eje numérico (0 recta numérica). Tomando un ——_— tt oot P -: —_—— a ee i ny 2 P ool — Figura 1.1 El eje numérico. punto arbitrario de L como el origen o punto 0 y otro punto arbitrario como el punto 1, utilizamos la distancia entre estos dos puntos como escala © unidad de medida y definimos la direccién de 0 a 1 como “positiva”. La linea recta con una direccién asi impuesta se llama recta dirigida. Es cos- tumbre dibujar a L de manera que el punto 1 se encuentre a la derecha del punto 0 (Fig. 1.1). La localizacién de cualquier punto P en L esté completamente determinada por dos partes de informacién: la distancia a P desde el origen 0 y la direccién de 0 a P (a la derecha o izquierda del 0). El punto P en ZL que representa un numero racional positive se encuentra a una distancia de x unidades a la derecha del 0. Un niimero racional negativo x es representado por el punto —x unidades a la izquier- da del 0. En cualquier caso la distancia del 0 al punto que representa a x se llama el valor absoluto de x, denotado por |x|, y se tiene x, si x es positivo o cero, —x, six es negativo Se observa que x nunca es negativo y es igual a cero sélo cuando x = 0. 28 Introduccién Cap. I Recordemos de la geometria elemental que con regla y compas es posi- ble subdividir la unidad de longitud en un nimero cualquiera de partes iguales. Se sigue que cualquier longitud racional puede ser construida, y, por lo tanto, que cl punto que representa un niimero racional x puede ser encontrado por métodos puramente geométricos. De esta forma se obtiene una representacién geométrica de ntimeros racionales mediante puntos en L, los Hamados puntos racionales. Conforme a nuestra notacién para los puntos 0 y 1, nos tomamos la libertad de de- notar tanto los niimeros racionales como los puntos correspondicntes en L por el mismo simbolo x. La relacién x < y para dos mimeros racionales significa geométricamen- te que el punto x se encuentra a la izquierda del punto y. En ese caso la distancia entre los puntos es y — x unidades. Si x > y, la distancia es x — y unidades. En cualquier caso la distancia entre dos puntos racionales x,y de L es |y — x! unidades y es también un namero racional. P +32 tt o12 ppt 77 oT Figura 1.2 Un segmento en L con puntos extremos a, b con a y = se interpretan de manera andloga. Sec. 1.1 El continuo de ntmeros 29 racional p/q cuya distancia desde P no excede 1/q unidades. El nimero 1/q puede hacerse tan pequefio como se desee escogiendo q como un entero positivo suficientemente grande. Por ejemplo, escogiendo q = 10" (donde n es cualquier nimero natural), podemos encontrar una “fraccién decimal” x = p/10" cuya distancia desde P es menor que 1/10". Aunque no se afirma que todo punto de L es un punto racional, se ve por lo menos que pueden encontrarse puntos racionales arbitrariamente préximos a cualquier punto P de L. Densidad La proximidad arbitraria de puntos racionales a un punto P dado de L se expresa diciendo: Los puntos racionales son densos en el eje numérico. Es claro que aun conjuntos menores de niimeros racionales son densos, por ejemplo, los puntos x = p/10", para todos los nameros naturales n y ente- ros p. La densidad implica que entre dos puntos racionales cualesquiera a y existe una infinidad de otros puntos racionales. En particular, el punto medio entre a y b, ¢ = 4(a + b), correspondiente a a media aritmética de los néimeros a y b, es nuevamente racional. Tomando los puntos medios de ay c, de b yc, y continuando de esta manera, se puede obtener cual- quier nimero de puntos racionales entre a y b. Un punto arbitrario P en L puede ser localizado con cualquier grado de precisién utilizando puntos racionales. Puede parecer entonces a primera vista que la labor de localizar P por un némero ha sido lograda introdu- ciendo los ntimeros racionales. Después de todo, en la realidad fisica las cantidades nunca se dan 0 conocen con absoluta precisin sino que siem- pre con sélo un grado de incertidumbre y por ello pueden muy bien ser consideradas como medidas por nimeros racionales. Cantidades inconmensurables. Los nimeros racionales, aunque densos, no bastan como base teérica de medicién por medio de nimeros, Dos can- tidades cuya raz6n es un nimero racional se Ilaman conmensurables, debido a que pueden ser expresadas como miiltiplos enteros de una unidad comin. Desde época tan remota como la de los siglos v o vr A.C. los matema- ticos y filésofos griegos hicieron el sorprendente y profundo descubrimiento de que existen cantidades que no son conmensurables con una unidad dada. En particular, existen segmentos de recta que no son miiltiplos racionales de un segmento unitario dado. Es facil dar un ejemplo de una longitud inconmensurable con Ia lon- gitud unidad: la diagonal / de un cuadrado con lados de longitud unidad. Pues, por el teorema de Pitdgoras, el cuadrado de esta longitud / debe ser 30 Introduccién Cap. 1 igual a 2. Por ello, si / fuese un ntimero racional y consecuentemente igual a p/q, donde p y q son enteros positivos, tendriamos p? = 2q®. Podemos suponer que » y g no tienen factores comunes, pues tales factores comunes podrian ser cancelados en primer lugar. De acuerdo con la ecuacién ante- rior, #2 es un mamero par; de aqui que mismo debe ser par, digamos p = 2p’. Sustituyendo p por 2p’ se obtiene 49/2 = 2q?, o bien q? = 2p/?; consecuentemente, g* seria par y por lo tanto q también par. Esto es lo mismo que decir, que p y q tienen ambos el factor 2. Sin embargo, esto contradice nuestra hipétesis de que p y q no tienen un factor comin. Pues- to que la suposicién de que la diagonal puede ser representada por una fraccién p/q da lugar a una contradiccién, la suposicién es falsa. Este razonamiento, ejemplo caracteristico de prueba indirecta, muestra que el simbolo \/2 no puede corresponder a ningiin ntimero racional. Otro ejemplo es =, la razén de la circunferencia de un circulo a su didmetro, La demostracién de que 7 no es racional es mucho mds complicada y se obtuvo solamente en tiempos modernos (Lambert, 1761). Es facil encontrar muchas cantidades inconmensurables (véase problema 1, p. 129) ; de hecho, las cantidades inconmensurables son, en cierto sentido, mucho m4s comunes de las conmensurables (véase p. 122). Ntimeros irracionales Debido a que el sistema de nimeros racionales no es suficiente para la geometria, es necesario inventar nuevos ntimeros ‘como medidas de canti- dades inconmensurables: estos nuevos niimeros se Ilaman “irracionales”. Los antiguos griegos no pusieron de relieve el concepto de niimero abs- tracto; sin embargo, consideraron entes geométricos, tales como segmentos de recta, como los elementos bdsicos. De manera puramente geométrica ellos desarrollaron un sistema légico para tratar y operar con cantidades incon- mensurables, asi como también con las conmensurables (racionales). Este logro tan importante, iniciado por los pitagéricos, fue desarrollado grande- mente por Eudoxio y est4 expresado extensamente en el famoso Elementos de Euclides. En los tiempos modernos las matematicas fueron creadas de nuevo y vastamente desarrolladas sobre el fundamento de conceptos nu- méricos en lugar de conceptos geométricos. Con la introduccién de la geometria analitica, se desarrollé una reversién de orientacién e importancia en la relacién antigua entre ntimeros y cantidades geométricas, y asi la teoria cldsica de los inconmensurables fue poco menos que olvidada u omitida. Se supuso como un hecho el que a todo punto del eje numérico le corres- ponde un nimero racional o irracional y que esta totalidad de némeros “reales” obedece las mismas leyes aritméticas que los nameros racionales. Sélo posteriormente, en el siglo xix, se sintié la necesidad de justificar Sec. 11 El continuo de niimeros 31 tal hipétesis y finalmente fue satisfecha completamente en un notable fo- Heto de Dedekind cuya lectura es fascinante atin hoy en dia? En efecto, Dedekind mostré que el tratamiento intuitivo e “ingenuo” seguido por todos los grandes matematicos desde Fermat y Newton hasta Gauss y Riemann estaba sobre la pista correcta: que el sistema de nimeros reales (como simbolos para las longitudes de segmentos, 0 definidos de al- guna otra manera) es un instrumento coherente y completo para la medi- cién cientifica, y que en este sistema las reglas de cAlculo del sistema de niimeros racionales siguen siendo validas. Sin perjuicio, podriamos dejarlo asi y dirigirnos directamente a la esen- cia del cdlculo. Sin embargo, para un entendimiento més profundo del concepto de niimero real, el cual es necesario para nuestro trabajo posterior, la siguiente explicacién, asi como el Suplemento a este capitulo, deberian ser estudiados. b. Naimeros reales ¢ intervalos encajados Por el momento imagincmos los puntos en una recta L como los ele- mentos basicos del continuo. Postulamos el que a cada punto en L le co- rresponde un “niimero real” x, su coordenada, y que para estos ntimeros x, y las relaciones recién descritas para los ntimeros racionales conservan su significado. En particular, la relacién x < y indica orden en L y la ex- presién |y — x| significa la distancia entre el punto x y el punto y. El problema bisico es cl de relacionar estos ntimeros (0 mediciones en el continuo de puntos dado geométricamente) con los nimeros racionales con- siderados originalmente y, por tanto, finalmente con los enteros. Ademis, debemos explicar cémo operar con los elementos de este “continuo de niime- ros” en la misma forma que con los nimeros racionales. Con el tiempo, formularemos el concepto del continuo independientemente de los concep- tos geométricos intuitivos, pero por ahora postergamos algo de la discusién mas abstracta hasta el Suplemento. gCémo podemos describir un néimero real irracional? Para algunos nue meros, tales como V2 0 =z, podemos dar una caracterizacién geométrica simple, pero esto no es siempre factible. Un método suficientemente flexible para obtener cualquier punto real x consiste en describir el valor x por una sucesién de aproximaciones racionales de precisién cada vez mayor. Espe- cificamente, aproximaremos x simulténeamente desde la derecha y desde la izquierda incrementando sucesivamente la precisién y de tal manera que el margen de error se aproxime a cero, En otras palabras, utilizamos una 1 R, Dedekind, “Nature and Meaning of Number”, en Essays on Number, Lon- dres y Chicago, 1901. (El primero de estos ensayos,” “Continuity and. Irrational Numbers”, proporciona una informacién detallada de la definicién y leyes de ope- racién con nimeros reales.) Reimpreso bajo el titulo Essays on the Theory of Num- bers, Dover, Nueva York, 1964. El original de estas traducciones aparecié en 1887 bajo el titulo “Was sind ‘und was sollen die Zahlen?” 32 Introduccién Cap. 1 “sucesin” de intervalos racionales que contienen a x, con cada intervalo de la sucesién conteniendo al siguiente de tal manera que la longitud del intervalo, y con él el error de aproximacién, puede hacerse, tomando inter- valos suficientemente alejados en la sucesién, menor que cualquier ntimero positive especificado. Para comenzar, confinese x a un intervalo cerrado I,'= [a:, bi], esto es, a, 0, puesto que de otra manera x hubiera sido un punto de subdivisién en algtin paso anterior, Se sigue que Ina €s el intervalo [x, x + 1/10"**] 0 bien el intervalo [x — 1/10*+3, x]. En cl primer caso x sera el punto extremo izquierdo de todos los intervalos Pposteriores In.2, Insa, ..., y en el segundo caso, el punto extremo derecho. Esto nos Ileva entonces a la representacién decimal x = ey + O.ciee~* ¢9000 © bien a la representacién x = cq O.cyes"** (en — 1) 99999 De aqui que el ‘nico caso en el cual puede surgir una ambigiiedad es para un ndmero racional x que pucda ser escrito como una fraccién que tiene una potencia de diez para su denominador. Podemos atin eliminar esta am- bigiiedad excluyendo representaciones decimales en las cuales todos los digitos a partir de cierto punto son nueves. En la representacién decimal de nimeros reales el papel especial desem- pefiado por el néimero diez es puramente incidental. La tinica razén evi- dente para el extenso uso del sistema decimal es la facilidad de contar por Sec. 1.1 El continuo de ntimeros 35 decenas con nuestros dedos (digitos). Todo entero » mayor que uno puede servir igualmente bien. Podrian utilizarse p subdivisiones iguales en cada paso. Un niimero real x seria entonces representado en la forma = cy + O.crests***, donde co es un entero, y ahora cz, ¢z,... tienen uno de los valores 0, 1, 2, ...,p — 1, Esta representacién caracteriza nuevamente a x por un encaje de intervalos, a saber 1 eottat: z z > 1 SedSateat+aeto one ae Si x es positivo 0 cero, el entero cy es también positive o cero, y el propio €o tiene un desarrollo finito de la forma Co = do + pd, + pd, +--+ + phdy, donde do, ds, ..., dy toman uno de los valores 0, 1,..., p — 1. La repre- sentacién completa de x “en la base p” toma la forma = dydy.z*** dydo.Cx626a" Si x es negativo podemos utilizar este tipo de representacién para — x. 101.01 ++ 1. 0 1 10 uw 100 101 Popp Figura 1.4 La fraccién 2% en el sistema binario. Bases distintas a la de 10 han sido utilizadas extensamente en la ac- tualidad. Siguiendo la direccién de los antiguos babilonios, los astrénomos durante muchos siglos represcntaron sistematicamente los ntimeros como fracciones “sexagesimales”, con p = 60 como la base. Representacién binaria. El sistema “binario” con la base p = 2 tiene un especial interés tedrico y es til en el disefio légico de maquinas calcula- doras electrénicas. En el sistema binario los digitos tienen solamente dos valores posibles, el cero y el uno. El nimero *%, por ejemplo, seria escrito 101.01, de acuerdo con la férmula 21 i 1 . SSR Lt ROFL 1+ 5-0F—-1 — (ver Fig. 14). 4 2° Céleulo con mimeros reales. Aunque la definicin de nimeros reales y sus representaciones decimal infinita, binaria, etc., son naturales, puede no parecer obvio el que uno pueda operar con el continuo de niimeros exac- tamente como con ntimeros racionales, efectuando las operaciones racionales 36 Introduccion Cap. 1 y reteniendo las leyes de a aritmética, tales como las leyes asociativa, con- mutativa y distributiva. La demostracién es simple aunque algo tediosa. En lugar de dificultar el camino hacia la esencia viva del anilisis conside- rando la cuestién aqui, aceptaremos temporalmente la posibilidad de célculo aritmético ordinario con los néimeros reales, Una comprensin més profun- da de la estructura Iégica subyacente al concepto de miimero ser alcanzada cuando se descubra la idea de limite y sus implicaciones. (Ver el Suple- mento a este capitulo, p. 112.) d. Definicién de vecindad 0 entorno No sélo las operaciones racionales, sino también relaciones de orden o desigualdades para niimeros reales obedecen las mismas reglas que los mi- meros racionales. Pares de nimeros reales a y b con a 0 y b > 0, entonces a+b >0y ab > 0. Més atin, contamos con el hecho de que la desigual- dad a > b es equivalente con @ — b > 0. Consecuentemente, dos desigualda- des a> y c>d pueden ser sumadas para dar la desigualdad a+ c > b +d, puesto que (atc) —(b6+d) =(a—b) + (¢—d) es positivo por ser la suma de dos ntimeros positivos. (Restar las desigualda- des para obtener a— ¢ > 6 — d no es legitimo. ¢Por qué?) Una desigual- dad puede ser multiplicada por un nimero positive; esto es, sia>b y ¢ > 0, entonces ac > bc. Para la demostracién, observamos que ac — be = (a—b)c es positivo puesto que es el producto de ntimeros positivos. Si ¢ es negativo, podemos concluir de a> b que ac < be. Ms generalmente, se sigue de a>b>Oyc>d>0 que ac > bd. Es obvio geométricamente que la desigualdad es transitiva; esto es, si a>by b>, entonces a>. La transitividad? se sigue también inme- diatamente a paytir de Ja positividad de la suma (a—b) + (b—c) =a-c. Las reglas anteriores también se cumplen si se reemplaza el signo > por > en todas partes. Sean a y b nuimeros positives y obsérvese que a — b= (a+b)(a—b). Puesto que a + b es positive, concluimos que a* > 6? es consecuencia de tener a> b. Por tanto, una desigualdad entre nimeros positives puede ser “elevada al cuadrado”. Andlogamente, a > b? siempre que a > b > 0. De la ecuacién 1 atb (@ — b?), valida para todos a y b positivos, se sigue que la reciproca también es cierta; esto es, para a y b positivos, a? > b? implica a > b. Aplicando este resultado a los ntimeros a = x, b = \/y, para numeros positivos arbitrarios x, 9, * (N. del T.) El conjunto de los mimeros positivos, con las operaciones + y -, constituye un anilio, que es un subanillo de los reales. Para estos conceptos véase cualquier libro de introduccién al Algebra moderna, 1 La transitividad justifica el uso de la formula compuesta “a 23 éstos dan lugar a confusiones y engaiios, 38 Introduccién Cap. 1 encontramos? que \/x > \/y cuando x > y. Mas generalmente, Vx > V/y siempre que x > y > 0. De aqui que es legitimo tomar raiz cuadrada de ambos miembros de una desigualdad entre mimeros reales no negativos. Supéngase que a y b son positivos y n es un entero positivo. En la fac- torizacié6n a" — b= (a — b) (a! + ab +--+ bm) el segundo factor es positivo, Por ello a* — 6" tiene el mismo signo que a — b; si a” > b*, entonces a> b y si a* < b*, entonces a 0 y —x para x <0. Puede decirse también que |x| es el mayor de los ntimeros x y —x cuando x no es cero y es igual a ambos cuando x es cero. La desigualdad |x| —a, vemos que la desigualdad |x| 0_denota aquel nimero no negativo cuyo cuadrado es z. Con esta convencién |c] = Ve? para todo real ¢ puesto que [cl 0 y [el? = c2. De esto se obtiene la importante identidad |ayl ~ [x= ly] puesto que lay]? = (xy)® = x%9® = ([a] - yl)? Sec. 11 El continuo de ntmeros 39 que o igual a la suma de las distancias via un tercer punto y; (esto corresponde también al hecho de que en cualquier triéngulo la suma de dos de sus lados excede al tercero). Una demostracién formal de la desigualdad del triéngulo es facil de dar. Distinguimos los casos a + b > 0 y a+b <0. Enel primer caso la desigualdad establece que @ + b < aj + |b|; pero esto se obtiene trivial mente mediante la suma de las desigualdades a < |a| y b < |b]. En el se~ gundo caso la desigualdad del tridngulo se reduce a —(a + b) < |a| + (bl, la cual se obtiene nuevamente mediante la suma de —a < |a|, —b < |b}. Obtenemos inmediatamente una desigualdad andloga para tres canti- dades: Jat b +c] <|al + |b] + lel; pues, aplicando la desigualdad del tridngulo dos veces, resulta lat b+el=|(a+b) +e] <|a tb] + lel < [al + |b] + |e}. De la misma manera se obtiene la desigualdad més general lax + ag to + atl < Jaa] + Jaa] +++ + fal Ocasionalmente se requieren estimaciones para |a + b| por debajo. Ob- servamos que lal = |(a + 6) + (—b)|< [a + 5] + |b] = [a + 4] + |b, y por lo tanto, que la desigualdad la + b| > aj — (b| se satisface. La desigualdad de Cauchy-Schwarz Algunas de las desigualdades mds importantes utilizan el hecho obvio de que el cuadrado de un mimero real nunca es negative y que, consecuente- mente, una suma de cuadrados tampoco puede ser negativa. Uno de los resultados mas frecuentemente utilizados, obtenido de esta manera, es la desigualdad de Cauchy-Schwarz: (aiby + aby +++ + Gaba)? < (ax? + ag? + + ay?) (by? + Bae Hoo by?) Haciendo A=altal to +a, B= ayby + abs + C= be + bt tb la desigualdad se transforma en AC > B*. Para probarla observamos que para todo ¢ real es O-< (a: + ths)? + (az + tbe)? H2-° + (an + tp)? nbn; 40 Introduccién Cap. 1 puesto que el miembro derecho es una suma de cuadrados, Desariollando cada cuadrado y ordenando segtin las potencias de ¢, se encuentra que O0. Podemos suponer que C> 0, pues, ciertamente, B= AC = 0 cuando C = 0. Substituyendo entonces para ¢ el valor especial t= —B/C [que corresponde al minimo de la expresién cuadratica By B a+ rp4 crm c(r+4)+(4-2)], encontramos que Figura 1.6 Medias geométrica y aritmética de x ¢ y. En el caso especial x = 2 podemos escoger a=V%x a@=Vy b=Vy vs donde x ¢ y son nimeros positivos. La desigualdad adquicre entonces la forma (2Vxy)? < (x +y)®, 0 bien Esta desigualdad establece que la media geométrica \/xy de dos nimeros positivos, x, y, no excede nunca su media aritmética (x + y)/2. La media geométrica de dos nimeros, x, y, puede ser interpretada como Ia longitud de la altura en un triangulo recténgulo, cuya proyeccién sobre la hipotenusa la divide cn segmentos de longitud x e y respectivamente. Esta desigualdad Sec. 1.2 El concepto de funcidn 4. establece entonces que en un tridngulo rectingulo la altura no excede la mitad de la hipotenusa (ver Fig. 1.6)? 1.2 El concepto de funcién Desde el comienzo de las matematicas modernas en el siglc xvm el con- cepto de funcidn ha estado en el centro mismo del pensamiento matemitico. (Leibnitz parece haber sido el primero en utilizar la palabra “funcidn”.) Aunque Ia idea de las relaciones funcionales es significativa mucho mas alla del dominio matemitico, enfocaremos naturalmente nuestra atencién sobre funciones en el sentido matcmitico, esto es, sobre la conexién entre cantidades matemiticas por relaciones matematicas o prescripciones u “ope- raciones”. Una gran parte de las matemiticas y las ciencias naturales es dominada por relaciones funcionales, pues aparecen en todo el Analisis, la Geometria, la Mecdnica y otros campos. Por ejemplo, la presién en un gas ideal cs una funcién de la densidad y de la temperatura; la posicién de una molécula mévil es una funcién del tiempo; el volumen y la super- ficie de un cilindro son funciones de su radio y de su altura. Siempre que los valores de ciertas cantidades, a, 6, c,..., estén determinados por los de ciertas otras, x, 9, z,..., decimos que a, b, c,... dependen de x, z,..., 0 bien que son funciones de x, y, z,.... Ejemplos de relaciones fun- cionales estin dados mediante expresiones formales tales como las siguientes: a) La formula A = a? define A como funcién de a. Para a > 0, puede interpretarse A como el 4rea de un cuadrado de lado a. b) La formula yevl define y como funcién de x para todo x tal que —1 < «<1. Para x >0 esta funcién expresa el lado y de un tridngulo rectingulo con hipotenusa 1, en téminos del otro lado x. c) Las ecuaciones x to y=-e asignan valores a x y a y para cada t, y definen por ello a x y a y como funciones de #. Si se interpretan x ¢ y como las coordenadas rectangulares de un punto P cn cl plano, y ¢ como el tiempo, entonces nuestras ecuaciones describen la localizacin de P en el tiempo ft; en otras palabras, describen el movimiento del punto P. d) Las ecuaciones x y a +y¥ x+y _,,2 El lector interesado encontraré mas material en An Introduction to Inequa- lities, por E. F, Beckenbach y R. Bellman, Random House, 1961, y en Geometric Inequalities, por N. Kazarinoff, Random House, 1961. 42 Introduceién Cap. 1 definen @ y b como funciones de x ¢ y para x* -+ * £0. Interpretando las parejas de valores (x,y) y (a,b) como coordenadas rectangulares de dos puntos, vemos que las ecuaciones asignan a cada punto (x,y) [con excep- cién del origen (0,0)] una “imagen” (a,b). El lector puede verificar f4cil- mente que la imagen (a,b) se encuentra siempre en el mismo rayo desde el origen que el “original” 0 “antecedente” (x,y) y tiene la distancia rect- proca desde cl origen. Se habla de representar 0 “mapear” (x,y) sobre (a,b) por medio de las ecuaciones que expresan a y b en términos de xe y. En los ejemplos anteriores la ley funcional es expresada por férmulas cillas que determinan ciertas cantidades en términos de otras. Las can- tidades que aparecen en los miembros izquierdos, “las variables dependien- tes”, son expresadas en términos de las “variables independicntes”, en el miembro derecho. La ley matemitica que asigna valores Ginicos de las varia- bles dependientes a valores dados de las variables independientes se lama una Juncién. Esta no es afectada por los nombres x, y, etc., dados a estas variables. En el ejemplo c) se ticne una variable independiente ¢ y dos variables dependientes x, y, mientras que en el ejemplo d) hay dos varia- bles independientes, x e y y dos variables dependientes, a y b. La dependencia de y con respecto de x, por una relacién funcional, es indicada frecuentemente por la expresién breve: “y es funcién de x”.? a. Funcién-Grafica Dominio y rango de una funcién Las variables independientes usualmente se interpretan geométricamente como coordenadas de un punto en una o més dimensiones. En cl ejem- plo b) éste seria un punto en cl eje x; en el cjemplo d), un punto en el plano x, y. En ocasiones, las variables independientes son libres de tomar toclos los valores, como en los ejemplos a) y c). Sin embargo, a menudo existe alguna restriccién, inherente, o bien impuesta, y las funciones no estin definidas para todos los valorcs. El conjunto de valores o los puntos para los cuales una funcién esta definida constituye el “dominio” de la fun- cién. En el ejemplo a) el dominio es todo el eje a; en el b), el intervalo —1 0; la funcién y = x°, __.._1% x — Dominio Figura 1.10 Dominio y rango de una funcién en representacién gréfica, en el ‘intervalo” infinito ~ oo 0) denotard siempre el miimero no negativo cuyo cua- bolo Vx (paras drado es x. Si una curva es la grifica de una funcién, ésta es intersectada por cualquier paralela al eje y en a lo més un punto, puesto que a cada punto x en el intervalo de definicién le corresponde justamente un valor de y. EI circulo unitario representado por las dos funciones T= VIqe 6 ya-V ¢s intersectado por tales paralelas al eje y en mas de un punto. Las por- ciones de una curva correspondientes a diferentes ramas uniformes son co- nectadas en ocasiones una con otra, de manera que la curva completa es una sola figura que puede ser dibujada con un trazo de la pluma; por ejemplo, cl circulo (ver Fig. 1.12). Por otra parte, estas porciones pueden ser separadas completamente, como para la hipérbola (ver Fig. 1.13). Ejemplos. Consideremos algunos ejemplos adicionales sobre la repre- sentacién griifica de funciones. * (N, del T.) Esta es Ja Hamada “funcién de Dirichlet”, 50 Introduccion Cap. 1 y y NL A =i] 0 T 7 * 0 * Figura 1.12. Figura 1.13. a) yes proporcional a x, y = ax. La grdfica (ver Fig. 1.14) es una linea recta que pasa por el origen del sistema coordenado. b) yes una “funcién lineal” de x, y= ax tb. Figura 1.14 Funciones lineales. Sec. 1.2 El concepto de funcién 51 La grafica es una linea recta que pasa por el punto x = 0, y = 5; Ja cual, si a=£0, pasa también por el punto x= —b/a, y= 0; y si a=0 es una recta horizontal. ¢) 9 es inversamente proporcional a x: xin y= En particular, para a = 1 es ez il} ae de modo que y=1 paax=1, y=2 para x=4, y=4 para x=2 La grafica (ver Fig. 1.15) es una hipérbola rectangular, una curva simétrica con respecto a las bisectrices de los Angulos entre los ejes coor- denados. Esta funcién obviamente no esté definida para el valor x = 0, puesto que la divisién por cero no tiene significado. En la vecindad del punto ex- cepcional x = 0 la funcién tiene valores arbitrariamente grandes, tanto positi- vos como negativos; este es el ejemplo més simple de una discontinuidad infinita, un concepto que se discutird posteriormente (ver p. 59). Figura 1.15 Discontinuidad infinita. 52 Introduccién Cap. 1 0 Figura 1.16 Pardbola. d) yes el cuadrado de x: bs Como es bien sabido, esta funcién es representada por una parabola (ver Fig. 1.16). Analogamente, la funcién y = x° esti representada por Ia asi llamada parabola ctibica (ver Fig. 1.17). Figura 117 Pardbola cdbica. Sec. 1.2 El concepto de funcién 53 Funciones monétonas Una funcién que para todos los valores de x en un intervalo tiene el mismo valor y = a se denomina funcién constante, o simplemente constante; esta representada graficamente por una linea recta horizontal. Una funcién y = f(x) para la cual un incremento en el valor de x resulta siempre en un incremento en el valor de y, esto es, para la cual f(x) < f(x) siempre que x x3. Frecuentemente cs itil considcrar la representacién geométrica de una desigualdad. Por ejemplo, la desigualdad y > x? esta representada por el dominio sobre la parabola y = x? (Fig. 1.19). El interior del circulo unitario con centro en el origen (Fig. 1.20) se expresa por la desigualdad sty cl Frecuentemente, diversas desigualdades describen regiones mds compli- cadas cuyas fronteras consisten de diferentes secciones. Asi, el “primer” cuadrante del circulo unitario se describe por el sistema de desigualdades simultaneas: +P <1 x>0, yO. (Ver Fig. 1.21.) Figura 1.20 Grafica de x? + 9? <1. Sec. 1.2 El concepto de funcién 55 Figura 1.21 Gréfica de x2 + 9? <1, x >0, »>0. d. Continuidad Explicaciones intuitiva y precisa Las funciones y graficas que se acaban de considerar exhiben una pro- piedad de gran importancia en el célculo, a saber, la continuidad. Intui- tivamente, la continuidad significa que un pequefio cambio en la variable independiente x implica solo un pequefio cambio en la variable dependiente y = f(x) y excluye saltos en el valor de y; asi, la grafica consiste de un solo pedazo de curva. En contraste, una grifica y= f(x) que consiste de pedazos de curva separados por un vacio en una abscisa xo exhibe alli una discontinuidad de salto. Por ejemplo, la funcién* f(x) = sgn x, definida por f(x) = +1 para x>0, por f(x) = —1 para x <0 y f(0) =0 tiene una “discontinuidad de salto”? en xy = 0 (ver Fig. 1.22). La idea de la continuidad esté implicita en el uso diario de las matemé- ticas elementales, Siempre que una funcién y= f(x) esté descripta por tablas, tales como las logaritmicas 0 trigonométricas, el valor y puede ser registrado solamente para un conjunto “discreto” de valores de la variable independiente x; por ejemplo, a intervalos de 1/1000 o bien 1/100,000. Sin embargo, valores no registrados de la funcién pueden necesitarse para x intermedios. Entonces, tcitamente se supone que un valor no registrado f(x0) es aproximadamente el mismo que el de f(x) para una x vecina que aparece en la tabla, y que f(xo) puede ser aproximado precisamente como 1 Se pronuncia “‘signum” o bien “signo” de x. 2 ‘Técnicamente, la palabra “salto” se refiere solamente a la clase particular de discontinuidad en la’cual Ia funcién aproxima desde la derecha e izquierda valores que no coinciden simulténeamente con f(x»). Una discontinuidad “infinita” es exhi- bida por la funcién y = 1/x para x #0 y y= 0 para x = 0. Adin otros tipos de discontinuidades se discutiran posteriormente. 56 Introduccién Cap. 1 ee Figura 1.22. La funcién f(x) == sgn x se quicre si sélo los valores de x en la tabla se espacian suficientemente cerca uno con otro. La continuidad de la funcién {(x) para un valor xo significa justamen- te que f(x) difiere arbitrariamente poco del valor (xo) cuando x esta suficientemente cerca de xy. Las expresiones “difiere arbitrariamente poco” y “suficientemente cerca” son un tanto vagas y deben ser explicadas precisa- mente en términos cuantitativos. Prescribase cualquier “margen de precisién” o “tolerancia”, esto es, cualquier némero real positivo « (por pequefio que sea). Para la continuidad de f en x» se requicre que la diferencia entre f(x) y f(x») permanezca den- tro de este margen, esto es, que |f(x) — f(xo)| e para todo x distinto de cero, sin importar cudn préximo esté x de cero. La funcién sgn x ilustra el tipo mas simple de discontinuidad en un punto é, conocida como discontinuidad de salto, en la cual f(x) se aproxima a valores limite desde la derecha ¢ izquierda, conforme x se aproxima a valores limite £, que difieren, ya sea el uno del otro o bien del valor de / en el punto é.* La grdfica en x = & tiene entonces un vacio. Otras curvas con discontinuidades de salto estén bosquejadas en la Fig. 1.25 ay b; la definicién de estas funciones debera resultar evidente de las figuras.* En discontinuidades de este género existen tanto los limites por la dere- cha como por la izquierda. Volvamos ahora a discontinuidades en las cuales éste no es el caso. Las mas importantes de éstas son las discontinuidades infinitas o infinidades. Estas son discontinuidades andlogas a las exhibidas 1 La definicién precisa de limite se daré en la Seccién 1.7; para los comentarios descriptivos que se hacen aqui, una idea intuitiva es suficiente. 2” En todos estos ejemplos de discontinuidades de salto, los limites de la fun- cién por la derecha y por la izquierda en el punto de discontinuidad poseen valores diferentes. El ejemplo trivial de la funcién f(x) definida por Hx) =0 para x0, f(x) =1 para x=0 ilustra una discontinuidad de salto en la cual los limites desde ambos lados son iguales entre si pero difieren del valor de f en el punto mismo ¢ de discontinuidad. Se tiene entonces una singularidad eliminable. Aqui f puede hacerse continua cam- biando solamente el valor de f en ¢ de modo que coincida con los limites desde am- bos lados. 60 Introduccién Cap. 1 x y ° ° a x 0 0 () (0) Figura 1.25, por las funciones 1/x y 1/x* en cl punto x = 0; conforme x->0, el valor absoluto |f(x)| de la funcién crece mas alla de toda cota. La funcién 1/x crece numéricamente mis all4 de toda cota a través de valores positivos y negativos respectivamente, conforme x se aproxima al origen desde la iz~ quierda y desde la derecha. Por otra parte, la funcién 1/x? tiene para x = 0 una discontinuidad infinita en la cual el valor de la funcién crece Figura 1.26 Grafica de funcién con discontinuidad infinita. See. 1.2 El conceplo de funcién 61 mAs all de cualquier cota positiva conforme x se aproxima al origen desde ambos lados (ver Fig. 1.26 y Fig. 1.27). La funcién 1/(x — 1) mostrada en la Fig. 1.27 posee discontinuidades infinitas tanto en x = 1 cocmo en x=oL Un ejemplo de otro tipo de discontinuidad en el cual no existe ningén limite desde la derecha o desde la izquierda es la funcién par “lineal por pedazos”, y = f(x), ilustrada en la Fig. 1.28, la cual esta definida para todos los valores de x distintos de cero como sigue. Esta funcién toma alter- nativamente los valores +1 y —1 para los valores —x de la forma -£1/2*, Figura 1.27 Funcién con discontinuidades infinitas. donde n es cualquier entero: f(-+1/2") 1)". En todo. intervalo 1/2"#8 0, existan cantidades § > 0 (Ilamadas médulos de continuidad) tales que |f(x) — f(x0)| < © para todos los valores de x en el dominio de f para los cuales |x — xl < 8. Un médulo de continuidad proporciona in- formacién sobre la sensibilidad de f a los cambios en x. Un médulo de continuidad 8 nunca es tinico; puede ser siempre reemplazado (para las mismas x) y e) por cualquier cantidad positiva menor 8’, puesto que x — xo] <8" implica |x ~ xo] <8 y por ello |f(x) — f(xo)| eo puede utilizarse el mismo médulo de continuidad que para e = eo. Andlogamente, debemos tomar en cuenta solamente los puntos x en el dominio de f situados en una vecindad arbitraria de x»; digamos, aquellos puntos con |x ~ xo < 80, pues- to que puede siempre reemplazarse cualquier médulo de continuidad 8 por uno menor que no exceda a 89. La continuidad de f en xo es una propiedad local, es decir, una propiedad que depende solamente de los valores de f en alguna vecindad de x» arbitrariamente pequefia. Como se ha visto, la funcién f puede ser continua para algun xo y dis- continua para otros x. Una funcién se denomina continua en un intervalo si es continua en cada punto del intervalo. Para cada xo del intervalo se tiene entonces un médulo de continuidad 8 = 8(e) el cual puede esperarse que varie con x», reflejando las diferentes proporciones segiin las cuales y varia al variar x cerca de puntos xp diferentes. Se dice que f cs uniformemente continua en un intervalo si puede en- contrarse un médulo uniforme de continuidad 8 = 8(e) para ese intervalo, esto es, uno que no dependa del punto particular xo del intervalo. Por lo tanto, f(x) es uniformemente continua en un intervalo* si para cada e positivo existe un numero positivo 8 tal que |f(x) — f(xo)| 0. Puesto que todo tal valor x» puede scr incluido en algdn intervalo a 0, y hay que considerar x = 0. Aqui el cociente incremental se torna arbitrariamente grande para x suficientemente pequefios, y, por lo tanto, no puede ser acotado por una constante fija L. De aqui que no sea posible elegir 5(e) proporcional a e; pero existen otros médulos de continuidad no lineales para esta funcién, por ejemplo 5(e) = e2. La funcién Vx pertenece a la clase general de funciones llamadas Hélder”,*# que satisfacen una “condicién de Halder” Wfl%_) — flxy)| SZ ley — xy)" ‘continuas de para todos x,, x, de un intervalo, donde L y a@ son constantes fijas, estando el “exponente de Hilder” a restringido a valores 0 Oy de la funcién inversa g(x) = Vx para x > 0 (ver Fig. 1.34). 1.3 Las funciones elementales a. Funciones racionales Pasemos ahora a un breve repaso de las conocidas funciones elementales. Los tipos més simples de funcién se construyen mediante aplicacién repe- tida de las operaciones elementales, adicién y multiplicacién. Si se aplican estas operaciones a una variable independiente x y a un conjunto de mi- meros reales as, ..., dy se obtienen los polinomios y= ag + ax to + ayn, Los polinomios son las funciones més simples del andlisis y, en cierto sentido, las basicas. Cocientes de tales polinomios, de la forma a + ax +++ + yx” bo + yx i + bx? Figura 1.35. Potencias de +. 72 Introduccién Cap. 1 son las funciones racionales generales; éstas estan definidas en todos los puntos donde el denominador es distinto de cero. El polinomio mas simple, la funcidn lineal y=axtb, se representa grdficamente por una linea recta. Toda funcién cuadrdtica +bxte se representa por una pardbola. Las graficas de polinomios de tercer grado y= ax y = ax* + bx? Fox td, se llaman a veces “parabolas de tercer orden”; etc. Las grificas de Ja funcién y =.x" para exponentes n = I, 2, 3, 4 estan dadas en la Fig. 1.35. Para valores pares de n Ia funcién y = x® satisface la ecuacién {(—x) = f(x), y es por ello una funcién par; mientras que para valores impares de n la funcién satisface la condicién {(—x) = f(x), y es por lo tanto impar. El ejemplo ms simple de funcién racional que no es un polinomio es la funcién y = 1/x mencionada en la p. 51; su grdfica es una hipérbola equilatera. Otro cjemplo es Ia funcién y = 1/x? (ver Fig. 1.26, p. 60). b. Funciones algebraicas De inmediato nos vemos obligados a salir del conjunto de funciones ra- cionales debido al problema de formar sus inversas. El ejemplo tipico es la funcién Wx, Ia inversa de x", Se ve facilmente que la funcién y = x" para x > 0 es monétona creciente y continua. Tiene por cllo una inversa univaluada, que se denota por el simbolo x = Vy, o bien, intercambiando las letras utilizadas para las variables dependientes e independientes, ya We Por definicién, esta raiz es siempre no negativa. Para valores impares de n la funcién x" es monétona para todos los valores de x, incluyendo valores negativos. Consecucntemente, para valores impares de n la definicién de xn, Ww puede extenderse de manera Unica a todos los valores de x; y en este caso Wx es negativa para valores negativos de x. Con mayor generalidad, puede considerarse la funcién WR(x), donde R(x) es una funcién racional. Otras funciones de tipo semejante se forman aplicando las operaciones racionales a una o mis de estas funciones especiales, Asi, por ejemplo, pueden formarse las funciones Sec. 1.3 Las funciones elementales 73 xt Ver Wx Estas funciones son casos especiales de funciones algebraicas. (El concepto general de una funcién algebraica se definird en el Volumen II.) y c. Funciones trigonométricas Las funciones racionales y las funciones algebraicas se definen directa- mente por medio de las operaciones elementales de cAlculo, pero la geometria es la fuente de la cual obtenemos primero ejemplos de otras funciones, las asi Iamadas funciones trascendentes.? De éstas, se consideraran aqui las funciones trascendentes elementales, a saber, las funciones trigonométricas, la funcién exponencial y la funcién logaritmo. Figura 1.36 Las funciones trigonométricas. En investigaciones analiticas los 4ngulos no se miden en grados, minutos y segundos, sino en radianes. El Angulo que se desea medir se coloca con su vértice en el centro de un circulo de radio 1 y el tamafio del Angulo se mide por la longitud del arco de circunferencia que es cortada por el Angulo.? Por lo tanto, un Angulo de 180° es el mismo que un Angulo de z 1 La palabra “trascendente” no significa nada particularmente profundo 0 mis- terioso; sugiere simplemente que la definicién de estas funciones trasciende las ope- raciones elementales de calculos, “quod algebrae vires transcendit”. 2 La medida en radiantes de un Angulo puede scr definida también como el do- ble del drea del sector correspondiente sobre el circulo de radio uno, 74 Introduccion Cap. 1 radianes (tiene medida 7, en radiances). Un Angulo de 90° tiene medida, en radianes, 7/2; un Angulo de 45° tiene a 7/4 como su medida en radia- nes; un dngulo de 360° tiene medida, en radianes, 2m. Reciprocamente, un ngulo de I radidn expresado en grados es 180° . . 5 . —-, © bien, aproximadamente, 57° 17" 45”. En lo sucesivo, siempre que se hable de un dngulo x, se entenderd un Angulo cuya medida en radianes es x. Recordemos brevemente cl significado de las funciones trigonométricas sen x, cos x, tan x, cot x.t Estas estin representadas en la Fig. 1.36, en Ia cual el Angulo x se mide a partir del segmento OC (de longitud 1), con- Figura 1.37. siderando positives a los dngulos en la direccién contraria a la de las manecillas del reloj. Las funciones cos x y sen x son las coordenadas rectan- gulares del punto A. Las grificas de la funcién sen x, cosx, tan x, cot x estan dadas cn las Figs. 1.37 y 1.38. Mis adelante (ver p. 237) cstaremos en condiciones de recmplazar las definiciones gcométricas por las analiticas correspondientes. d, La funcién exponencial y el loga mo Ademis de las funciones trigonométricas, la funcién exponencial con base positiva a, y= y su inversa, el logaritmo de base a, x = logay, se incluyen también entre las funciones trascendentes elementales. En ma- tematicas clementales es costumbre pasar por alto ciertas dificultades in- En ocasiones también es conveniente introducir Jas funciones sec x = I/cos x, cosec.x = 1/sen x. a Sec. 1.3 Las funciones elementales herentes en su definicién, y se pospondré también aqui la discusién detallada de éstas hasta que dispongamos de mejores métodos (ver seccién 2.5 p. 167). Se puede, sin embargo, indicar aqui al menos un caniino “elemental” para definir estas funciones. Si x = p/q es un mimero racional (donde p y q son enteros positives), entonces —suponiendo positive el niimero a— se define a? como \/a? = a?/t, donde Ia raiz, de acuerdo a la convencién, ha de ser tomada positiva, Puesto que los valores racionales de x son densos en todas partes, es natural extender esta funcién a’ a una funcién continua definida también para valores irracionales de x, dandole a a, cuando x es irracional, valores que son continuos con los valores ya definidos cuando Figura 1.38, * es irracional. Esto define una funcién continua y= a*, la “funcién ex- ponencial”, Ia cual para todos los valores racionales de x dan el valor de a encontrado antes. Por cl momento, podemos presuponer que esta exten- sién es realmente posible y puede ser Ievada a cabo de una sola manera; pero deberd tenerse en mente que ain debemos demostrar que esto es cierto? La funcién = loga y 1 Esto se hace en la p. 174. 76 — Introduccién Cap. 1 puede ser entonces definida para y > 0 como Ia inversa de la funcién exponencial: x = logs y es aquel niimero para el cual y = a% €. Funciones compuestas, productos simbélicos, funciones inversas Frecuentemente se forman nuevas funciones no sélo combinando funcio- nes conocidas mediante operaciones racionales sino por el proceso més ge- neral y bisico de formar funciones de funciones o funciones compuestas. Sea u = (x) una funcién cuyo dominio esta en el intervalo a < x $(a), se seguiria del teorema del valor intermedio que existe un g en el intervale [a,c] para el cual ¢(£) = ¢(d). Este ¢ seria diferente de d, y la transfurmacién no podria ser biunivoca. Si, por otra parte, @(d) < (a) = a, se seguiria que g(a) cs un punto intermedio entre ¢(d) y #(6); habria entonces un ¢ intermedi entre d y 6 para el cual $() ~ g(a), y esto contradice la naturalcza biunivoea de Ia transformacién, Una propiedad importante de las funciones compuestas, casi evidente, es que g($(x)) = {(x) es continua (donde esté definida) si g y lo son. Asi, para un ¢ positivo dado se tiene Iie) = flo) = Ie($(x)) — e(o(%))i 1 que no sea un némero primo es divisible por de dos enteros positivos, mientras que los niimeros primos son divisibles solamente por cllos mismos y por 1. Es claro que puede considerarse el mé ' Se pronuncia “a-sub-n”. 80 Introduccién Cap. I niimero T'(n) de divisores de n como una funcién de n. Para los primeros néimeros esti dado por la tabla: n=123 456789 10 11 12 T(n)=122324243 4 2 6 4. Una sucesién de gran importancia en la Teoria de Nimeros es x(n), el namero de primos menores que cl némero n. Su investigacién detallada cs uno de los problemas més fascinantes. El resultado principal es: “El niimero x(n) esta dado asintéticamente,' para valores grandes de n, por la funcién n/log n”. Aqui, por log n sc entiende el logaritmo de “base natural” e, que se define posteriormente (pag. 100). 1.5 Induccién matematica Se inserta aqui una discusién de un tipo muy importante de razonamien- to que esti difundido en la mayor parte del pensamiento matemitico. El hecho de que toda la sucesién de nimeros naturales sea generada partiendo con el mimero 1 y pasando de n a n +1, da lugar al funda- mental “principio de induceién matemitica”. En las ciencias naturales se obtiene mediante “induccién empirica” de un gran némero de muestras una ley que se espera se cumpla generalmente. El grado de certidumbre de la Iey depende entonces del mimero de veces que una muestra o un “evento” haya sido observado y asi confirmada la Icy. Este tipo de induc- cién puede scr abrumadoramente convincente, atin cuando no Ileve con- sigo la certidumbre logica de una demostracién matematica. La induccién matemdtica es utilizada para cstablecer con certidumbre logica la exactitud de un teorema para una sucesin infinita de casos. De- nétese por A un aserto que se reficre a un nimero natural arbitrario n. Por ejemplo, la propiedad A puede ser “La suma de los angulos interiores en un poligono simple de n + 2 lados es n veces 180°, 0 sea, nz, Para demostrar una propiedad de este tipo no es suficiente probarla para los primeros 10 0 los primeros 100, 0 atin los primeros 1,000 valores de n. En lugar de eso debe aplicarse un método matematico que se explica pri- mero para este ejemplo. Para n = 1 el poligono se reduce a un tridngulo, para el cual cs sabido que la suma de los Angulos es de 180°. Para un cuadrdngulo, correspondiente a n = 2, trazamos una diagonal dividiendo el cuadrdngulo en dos tridngulos. Esto muestra que la suma de los Angulos del cuadréngulo es igual a la suma combinada de los angulos de los dos tridingulos, esto es, 180° + 180° = 2+ 180°. Procediendo al ejemplo de un pentagono, éste puede dividirse en un cuadrangulo y un triéngulo mediante 1 Esto es, el cociente del nimero 7(n) por el nimero n/log n difiere arbitra- riamente poco de uno, bastande sélo con que n sea suficientemente grande. Sec. 15 Induccién matemdtica 81 el trazo de una diagonal adecuada, Esto da para la suma de los Angulos del pentagono el valor 2: 180° + 1: 180° = 3 180°. Puede continuarse de esta manera y probarse el teorema general sucesivamente para n = 4, 5, etcétera. La exactitud de la propiedad A para cualquier n se sigue de su exactitud para el n precedente; de esta manera se establece su validez ge- neral para todo n. Formulacién general Lo que es esencial en la demostracién de la propiedad A del ejemplo es que A se ha probado sucesivamente para los casos especiales Ai, As, Ay, .... La posibilidad de hacer esto depende de dos factores: (1) se ha de dar una demostracién general mostrando que el aserto Ay. es correcto siempre que A, sea correcto; y (2) el aserto A, debe ser probado. Que estas condiciones son suficientes para probar la exactitud de todo aserto A1, Az, As, ..., constituye el principio de induccién matemdtica. En lo que sigue se acepta la validez de este principio como un hecho bisico de légica. EI principio puede ser formulado en una forma abstracta mds general. “Sea S cualquier conjunto que consista de niimeros naturales, que tenga las siguientes dos propiedades: (1) siempre que $ contenga un néimero fr, entonces contendré también al nimero r+ 1; y (2) S contiene al niimero 1. Entonces es cierto que $ es el conjunto de todos los nimeros naturales.” La formulacién previa del principio de induccién matemética se obtiene facilmente si se toma como § el conjunto de los niimeros naturales para los cuales la aseveracién A es correcta. El principio se aplica a menudo sin hacer mencién especifica del mismo; o bien, su uso s¢ indica solamente mediante la expresién “‘etc.”, Esto sucede a menudo, par- ticularmente en mateméticas elementales. Sin embargo, en situaciones més compli- cadas es preferible apelar explicitamente al principio. Ejemplos. Como ilustracién se dan dos aplicaciones. Primero se prucba una formula para la suma de los n primeros cuadra- dos, Se encuentra para n pequefios (digamos n <5) que la siguiente formu- la denotada por Ap, se cumple: De eae pe ne AED On tN) Se conjetura que esta formula cs correcta para todo n. Para demostrarlo, sc supone que 7 es cualquier nimero para el cual la formula A, es correcta, esto es, que r(r+1)(2r +1), 3 PEE B+ bet sumando (r+ 1)? a ambos miembros se obtiene _ 1 Este resultado fue utilizado por el matematico griego Arquimedes en su tra- bajo sobre espirales. 82 Introduccién Cap. 1 BER bbe dee yes TNE + (r+ 1) (7 + 1) (7 + 2)[2(r Esto, sin embargo, es precisamente la propicdad A,,; obtenida substituyendo + +1 por nen Ay. Por lo tanto, la veracidad de A, implica la de Aru. Para completar la demostracién de Aq para n general se requiere verificar solamente la exactitud de A,, esto es, de _ 152-3 a Puesto que csto es obviamente correcto, la formula A, queda establecida para todo ndmero natural n. El lector debera probar mediante un argumento andlogo que pay Como ilustracién adicional del principio de induccién se prueba Petter tn EL TEOREMA DEL BINOMIO. El aserto A, del teorema estd representado por la formula (at brant Marty MOTD guage n(n — 1)(n = 2) =1)(n— 2) Bd + a 5 Teg e+ 23 j@oipnO Es costumbre escribir esta f6rmula en la forma in n\ nip a (")qrtht ao ") ” 1 ("qn bt b (a + b) (")a + ("Jo b+ (")a tot (? donde el coeficiente binomial G ) esté definido por sm k+N_ (") = H(n = 1(n — 2 kin — k)! Sec. 1.5 Induccién matemdtica 83 (Si se define 0! = 1, la formula general para ( A) se aplica también a los casos k= 0 y k= 7.) Si Aq se cumple para un cierto n, se encuentra, multiplicando ambos miembros por (a+ b), que +m =@+0)| ("ar + (Marto +--+ ("or] = (cle) 1) elle vova[ le) llr Che Ahora bien, [ni fon (+ (44) nN m= kED , aon k EDD =H - kt (k+ 1)! _ n(n — D(n— 2+ (9 — +1) n—k ~ kt (+554) = Ga Dal D 9 kED _ (n+) ~ (k+ D! kal Puesto que (") = ("t ‘) =ly a) = (" ; ) = 1, se tiene (a+ by = (" a ‘Jane + (" a ‘jaro + (" Bs a + 0 1 n+) e (1E one, b b +("t at que es la férmula Ap,: Puesto que también para n = 1 la formula vale; es decir, wore (les (ener resulta que el Teorema del Binomio se cumple para todos los mimeros na- turales n. 84 Introduccién Cap. 1 1.6 El limite de una sucesién El concepto fundamental sobre el cual descansa la esencia toda del andlisis matematico es el de limite de una sucesién infinita ay. A menudo un nimero a se describe por medio de una sucesién infinita a de aproxi maciones; esto es, el valor a esté dado por el valor a, con cualquier grado de precisién deseado si el indice n se clige suficientemente grande. Se han encontrado ya tales representaciones de niimeros a como “limites” de suce- siones en su representacién como fracciones decimales infinitas; los ntimeros reales aparecen entonces como limites, para n crecientes, de las sucesiones de fracciones decimales ordinarias con n digitos. En la seccién 1.7 se dara una discusién precisa gencral del concepto de limite; por el momento se ilustrara la idea de limite mediante algunos ejemplos significativos. Las sucesiones @,, a2, ... pueden ser convenientemente representadas por una sucesién de “bloques”, correspondiendo el elemento a, al rectangulo en el plano xy acotado por las rectas x =n — 1, x =n, y= an, y = 0, que tiene por drea* el mimero [ay]; 0 bien, equivalentemente, por la grAfica de una funcién constante por pedazos, a(x), de una variable continua x con discontinuidades de salto en los puntos x = n. Considérese la sucesi6n 11 1 bpp oa (Ver Fig. 1.41.) Ningtin nimero de esta sucesin es cero; pero, conforme el niimero n crece, @q se aproxima al cero. Ademés, si se toma cualquier 3 4 5 1 Figura 1.41 La sucesién a, intervalo centrado en el origen, no importa cuan pequefio, entonces a par- tir de un indice definido hacia adelante todos los nimeros a, se encontra- ran en ese intervalo. Esta situacién se expresa diciendo que “sin crece los + Pudo haberse escogido igualmente el rectangulo acotado por las rectas x x=ndl,y=as, ¥=0 para representar ay. Sec. 1.6 El limite de una sucesién 85 niimeros ay tienden a cero”, o que “poseen el limite cero”, o bien que “la sucesion ay, as, as... converge a cero”. Si los mtimeros son representados como puntos en una linea, esto sig- nifica que los puntos 1/n se apifian cada vez més cerca del punto cero conforme n crece. La situacién es semejante para la sucesién (ep n (Ver Fig. 1.42.) También aqui, los mimeros a, tienden a cero cuando n crece. La tnica diferencia es que los ntimeros a, son a veces mayores y a veces menores que el limite cero; como se dice, la sucesién oscila en tor- no al limite. —1)m Figura 1.42 La sucesién a, La convergencia de la sucesién a cero usualmente es expresada simbé- licamente por la ecuacion lim én © bien, ocasionalmente, por la notacién abreviada a, > 0. i 1 be dam = 5 omer = 5 En los ejemplos anteriores el valor absoluto de la diferencia entre am y el limite se tornaba progresivamente menor conforme n crecia. Esto no es necesariamente siempre el caso, como se muestra en la sucesién 11 La BP Gms od, pe she Ne 86 Introduccién Cap. 1 (ver Fig. 1.43) dada para valores pares n = 2m por an = dam = 1/m; y para valores impares n = 2m —1 por dy = dom-1 = 1/2m. Esta sucesion tiene también el limite cero; pues todo intervalo en torno al origen, por pequefio que sea, contiene a todos los niimeros a, desde un cierto valor Figura 1.43. La sucesién aay, = 2 Gomer = ga de n hacia adelante; pero no es cierto que todo niimero a, esté situado mas cerca del limite cero que cl numero precedente. n atPo 2am Escribiendo a, = 1 — 1/(n + 1), se ve que al crecer n el néimero ay se aproxima al nimero 1, en el sentido de que para todo intervalo definido en torno del punto 1 todos los néimeros ax sucesores a cierto ay deberdn en- contrarse en ese intervalo. Se escribe lim ay La sucesién n—1 an = mFn¥1 se comporta de una manera scmejante. Esta sucesién tiende también a un limite al crecer n; de hecho, al limite uno: lima = 1. Esto se ve mds facilmente si se escribe ee n+2 1 rea FT lar; y se requiere mostrar solamente que los mimeros rq tienden a cero confor- me n crece. Para todos los valores de n mayores que 2 se tiene n +2 < 2n y n-+n+1>n° Por lo tanto, para el residuo 7» se tiene Sec. 1.6 El limite de una sucesién 87 2 0 2), 2 n de donde se ve que rq tiende a cero cuando n crece. Esta discusién da al mismo tiempo una estimacién del m4ximo valor segiin el cual el némero a, (para n> 2) puede diferir del limite uno; esta diferencia no puede exceder a 2/n. Este ejemplo ilustra cl hecho de que para valores grandes de n los tér- minos con los mayores exponentes en el numerador y denominador de la fraccién para a, predominan y determinan el limite. dan = Wp Sea p cualquier n&mero positivo fijo. Considérese la sucesién a, az, a, -++ 5 ny... , donde an = Wh. Se afirma que lim a, = lim Wp = Se probard esto utilizando un lema que también ser util para otros propésitos. Lema, Sih es un niimero positivo y n un entero positivo, entonces (1) (LtA)">1 +h, Esta desigualdad es una consecuencia trivial del teorema del binomio (ver p. 82), de acuerdo con el cual -1 (DEA ath OD pe gg as, si se observa que todos los términos en el desarrollo de (1 -+ h)* son no negativos, El mismo argumento conduce a la desigualdad més fuerte n(n — 1) (1+ AY" > 1+ nh ae, Volviendo a la sucesién, se distinguird entre los casos p >1 y p <1 (si p = 1, entonces Wp es igual a 1 para todo n, y el aserto es ciertamente verdadero). Si p > 1, entonces 1p es también mayor que 1; hagase Wp = 1+ ha, donde hy es una cantidad positiva dependiente de n; y por la desigualdad (1) se tiene p= (Lt hn)® > 1+ hg, implicando 88. Introduccién Cap. 1 Cuando n crece el ntimero hy deberé tender a cero, lo que prucba que ay converge al limite uno, como se afirmé. Al mismo tiempo se dispone de un medio para estimar cudn cerca estd a, del limite uno, puesto que la diferencia hy entre a, y uno no es mayor que (p — 1)/n. Si p <1, entonces 1/p > 1, y W1/p converge al limite uno. Sin em- bargo, ve=—— Wi/p Como el reciproco de una cantidad que tiende a uno, el propio Wp tien- de a uno. ea, =a" Considérese la sucesién ay sién de enteros positivos. Primero, sea a un mimero positivo menor que uno. Hagase entonces a= 1/(1 +h), donde h es positive, y la desigualdad (1) da , donde @ es fijo y n recorre la suce- Puesto que fi, y consecuentemente 1/h, depende solamente de a y no cambia cuando n crece, se ve que a* tiende a cero conforme n crece: Tim a® = (O 1, hagase a= 1+ h, donde h es positivo, y se veri de inme- diato, de la desigualdad, que cuando n crece «® no tiende hacia algin limite definido sino que crece mis allé de toda cota. Se dice que a” tiende 4 infinito cuando n crece indefinidamente, o bien que a” se torna infinito; en simbolos, lima” = 00 (a> 1). asl Se insiste explicitamente en que el simbolo co no denota un ntimero y que no puede calcularse con él de acucrdo a las reglas usuales; asertos que afirmen que una cantidad cs 0 se vuelve infinita jams tendran el misino sentido que una asevcracién que involucre cantidades definidas finitas. A pesar de esto, tales modos de expresién y el empleo del simbolo co son extremadamente convenientes, como a menudo se vera en las siguientes paginas. El limite de una sucesién 389 1, el valor a* no tiende hacia limite alguno, pero cuando n crece y recorre la sucesién de enteros positives a” toma los valores +1 y ~1 alternativamente. Andlogamente, si a << —~1 el valor a” crece numé camente mis alli de toda cota, pero el signo es alternativamente positivo y negative. f Ilustracién geométrica de los limites a" y Wp Si consideramos las grdficas de las funciones y = x" y y = 2" = Wx por razones de conveniencia, nos restringimos a valores no negativos y Figura 1.44 x" conforme n crece. de x, los limites anteriores estén ilustrados en las Figs, 1.44 y 1.45, res- pectivamente. Se observa que cn el intervalo de 0 a 1 las curvas y = x se acercan més y mas al eje x cuando n crece, mientras que fuera del in- tervalo se elevan cada vez con mayor pendiente y se aproximan a una 90 Introduccion Cap. 1 Iinea paralela al eje y. Todas las curvas pasan por el punto con coordena- das x = 1, y =1 y por el origen. Las graficas de las funciones y = x" = + Wx, se acercan cada vez més a la linea paralela al eje x y a una distancia 1 por encima de éste; y aqui también todas Jas curvas deberén pasar por el origen y el punto (1,1). De aqui que en cl limite Jas curvas aproximan la Iinca quebrada que consiste de la parte del eje y entre los puntos y = 0 ¢ y= 1 y de la paralcla al eje x, y = 1. Ademas, es evidente que las dos figuras se encuen- tran muy relacionadas. como podria esperarse del hecho de que las funciones y = Wx son las funciones inversas de las n-ésimas potencias, de lo cual se infiere de que para cada n la grifica de y = x” es transformada en la de Wx mediante una reflexién con respecto de la recta y = x. y Figura 1.45. x1/" conforme n crece. g. La serie geométrica Un ejemplo de un limite muy conocido cn las matematicas elementales €s proporcionado por la serie geométrica: Sec. 16 El limite de una sucesién 91 L+qtgto +g =Sn; El numero q sc denomina la razén comtin o cociente de la serie. El valor de esta suma puede, como es bien sabido, expresarse en la forma 1— qr Sn q siempre que q + 1; y pucde obtenerse esta expresién multiplicando la suma Sq, por q y restando la ecuacién asi obtenida de la ecuacién original, o bien puede verificarse la formula por divisin. {Qué sucede a Ja suma S, cuando n crece indefinidamente? La respucs- ta es la siguiente: La sucesién de sumas S,, tiene un limite definido S$ si q est4 situado entre —1 y +1, excluyendo estos valores extremos, y $= lms, =——. ne l—q Para verificar esta propiedad se escribe S, como (1 — q")/(1—q) = 1/ (1—q) —q*/(1—q). Se ha probado ya que siempre que |g| <1 la cantidad g” tiende a cero si n crece; de aqui que, bajo esta suposicién, q"/(1 — q) tiende también a cero y S, tiende al limite 1/(1 — q) cuando n crece. El paso al limite, lim (1 + q + q?++--- + q™? presa usualmente diciendo que cuando |g| <1 la suma de Ia serie geomé- trica infinita es la expresién 1/(1 — q). Las sumas S, de la serie geométrica finita también se denominan sumas parciales de la serie geométrica infinita 1 + q + q? +... (Debe hacerse una distincién entre la sucesién de ntimeros q® y las sumas parciales de la = 1/(1~4q), se ex serie gcométrica.) El hecho de que las sumas parciales S, de la serie geométrica tiendan al limite $= 1/(1 — q) conforme n crece se expresa también diciendo que la serie geométrica infinita 1+ q+ q?+... converge a la suma S= 1/(1 = q) cuando |q| <1. De paso, deber4 notarse que si g es racional, por ejemplo, q = 4, 0 bien q = 4, entonces la suma de la serie geométrica infinita tiene un valor racional (en Jos casos mencionados los valores son 2 y %, respectivamente) Esta observacién esta detrés del hecho bien conocido de que las fracciones decimales peribdicas representan siempre ntimeros racionales.t La demos- tracién general de esta propiedad resultaré evidente del ejemplo del nd- mero x = 0.343434 - >>, que puede ser evaluado escribiendo 1 Véase Courant y Robbins, What Is Mathematics?, p. 66. 92 Introduccién Cap. 1 34 34 | 34 = 08 t jot * foe T 34 1,1 =—(14+—4+—-+4+: iol! * jot * Got F 34h * {001 — 1/100 99° he a= Wn Mostraremos que la sucesién de mimeros V2 a= tiende a 1 cuando n crece: a=1, lim Wn = Puesto que a, excede el valor 1, hacemos ay = 1+ ha, con ht, positivo. Entonces (ver p. 87) m= (ay)" = (1+ hy)" | _ Stl + OD pe AY ye, Se sigue para n > 1 que y de aqui que Se tiene ahora El miembro derecho de esta desigualdad obviamente tiende a uno, y por lo tanto también aq. i a= Vn Fl ~ Vn En este ejemplo los aq son diferencias de dos términos, cada uno de Jos cuales crece més alli de toda cota. Intentando pasar al limite separa- damente con cada uno de los dos términos, se obtiene la expresién simbélica sin significado oo — 00. En tal caso la existencia de un limite, y lo que pucda ser su valor, depende totalmente del caso especial. Se afirma que en este ejemplo es Sec. 1.7 Discusién del concepto de limite 93 lim (Vn #1 — Yn) = Para la demostracién se requiere escribir solamente la expresién en la forma _—__. — (vn F1— yn)(vaFt i+ vn) vnFl+yn y ver de inmediato que tiende a cero conforme n crece. ” >1 ”, para qm Para a Formalmente, cl limite de los a, cs del tipo indeterminado co/ oo en- contrado ya cn el ejemplo c. Se afirma que en este ejemplo la sucesién de mimeros a, = n/a” tiende al limite cero. Para la demostracién hagase a= 1+ h, donde h>0, y hagase uso nuevamente de la desigualdad —1 (tay >it mn pe ps 3 De aqui que para 1 > 1 a = (a The Puesto que aq cs positive y cl miembro derecho de esta desigualdad tiende a cero, aq deberd tender también a cero. (+ hy" 1.7 Discusién del concepto de limite a. Defi icién de convergencia y divergencia De Ios ejemplos discutidos en la seccién 1.6 puede abstraerse el siguiente concepto general de limite: Supéngase que para una dada sucesién infinita de puntos ay, as, as, -.., existe un nimero finito I tal que todo intervalo abierto, por pequeiio que sea, definido en torno del punto 1, contiene todos los puntos an excepto, a lo mds, un nimero finito. El niimero 1 se denomina entonces limite de la sucesion a3, a2... ; 0 bien se dice que la sucesién ay, az... es conver- gente y converge a 1. En simbolos lim ay = |. La siguiente definicién de limite cs cquivalente: A todo niimero positivo ©, por pequeiio que sea, podemos asignarle un entero N=N(e) suficientemente grande tal que a partir del indice N en adelante {esto es, para n > N(e)] se tiene siempre |an ~ Il b valen, entonces para todo ntimero positive « podemos asegurar ambas desigualdades lJa-al N(e). Si se escribe ab — anbn = b(a ~ an) + an(b — bn) y se recuerda que existe una cota positiva M independiente de n tal que lan] by para todo n, entonces a > b. Sin embargo, de ningtin modo hay que esperar que a sca siempre mayor que b, como lo muestran las sucesiones a, = 1/n, by = 1/2n, para las cuales a = b = 0. Pruebas intrinsecas de convergencia. Sucesiones monétonas En todos los ejemplos dados cl limite de la sucesién considerada era un nimero conocido De hecho, para aplicar la definicién anterior de limite de una sucesién debe conocerse el limite antes de que pueda veri- ficarse la convergencia. $i del concepto de limite de una sucesién no se obtuvicra otra cosa mas que el reconocimiento de que algunos nimeros conocidos pueden ser aproximados por ciertas succsiones de otros name- ros conocidos, se hubiera ganado muy poco con cllo. La ventaja del con- cepto de limite en anilisis radica esencialmente en el hecho de que proble- mas importantes tienen a menudo soluciones numéricas que posiblemente de otra forma no podrian ser conocidas 0 expresables directamente, pero que pucden ser descritas como limites. Mucho del analisis superior consiste de una sucesién de ejemplos de este hecho que se har més claro progre- sivamente en los siguientes capitulos. La representacién de los ntimeros irra- cionales como limites de ntimeros racionales puede ser interpretada como cl primero y tipico ejemplo. Toda sucesién convergente de ntimeros conocidos a;, az, ... define un niimero J, su limite. Sin embargo, la tinica prueba de convergencia que surge de la definicisn de convergencia consiste en estimar las diferencias lan — |, y esto cs aplicable solamente si el niimero J es ya conocido. Es esencial disponer de critcrios “intrinsecos” para la convergencia que no requieran de un conocimiento @ priori del valor del limite sino que invo- lucren solamente los términos de la propia sucesién..La més simple de tales pruebas o criterios se aplica a una clase especial de sucesiones, las succsiones monétonas, e incluye muchos de los ejemplos importantes. Sec. 1.7 Discusién del concepto de limite 97 Limites de sucesiones monétonas Una sucesin a1, a, ... se denomina monétonamente creciente si cada término ay es mayor o no menor que el precedente; esto es, Gy > nr Andlogamente, la sucesién es mondtonamente decreciente si an < dn-1 para todo n. Una sucesién mondtona es aquélla que es monétonamente creciente o bien monétonamente decreciente. Con esta definicién se tiene el principio basico: Una sucesin que es tanto monétona como acotada converge* Este principio es sugerido convincentemente, mas no probado, por la intuicién; est4 intimamente relacionado con las propiedades de los nimeros reales, y es de hecho equivalente al axioma de continuidad para los ni- meros reales. El axioma (ver seccién 16) de que toda sucesién encaje de intervalos contiene un punto, se ve facilmente como consecuencia de la convergencia de sucesiones acotadas monétonas. Asi, sea [a:, b:], (a2, bs], ... una sucesién de intervalos en encaje. Por la definicién de encaje se tiene a Sa, SS ay < bn Sdn SS Obviamente, la sucesién a:, @2,... es monétonamente creciente. También es acotada puesto que a: < aq < by para todo n. De aqui que 1 = lima, exista. Ademés, para todo m y para todo ntimero n > m se tiene Om Sdn S bm Por lo tanto también am < lim an = 1< bye De aqui que todos los intervalos del encaje anidado contengan uno y el mismo punto J. (El que no tengan otro punto en comin se sigue de la propiedad adicional lim (by — dn) = de los encajes de intervalos.) Criterio de Cauchy para la convergencia Una sucesién convergente es automaticamente acotada, pero no tiene por qué ser monétona (ver ejemplo b, p. 85). Por lo tanto, al tratar con sucesiones generales es deseable disponer de una prueba para la conver- 1 La hipétesis sobre la acotacién es esencial puesto que ninguna sucesién no acotada puede converger. Obsérvese que una sucesién monétona creciente a1, a... est siempre “acotada desde abajo”: a > a; para todo n. A fin de probar que una sucesién monétona creciente converge, és suficiente entonces encontrar un nimero M tal que a < M para todo n. 98 Introduccién Cap. 1 gencia que sea también aplicable a sucesiones no monétonas. Esta nece- sidad se satisface mediante una simple condicién, la prueba o criterio de convergencia de Cauchy. Este criterio caracteriza a las sucesiones de ni- meres reales que ticnen un limite; y lo mds importante es que no requiere un conocimiento a priori del valor del limite: Una condicién necesaria y suficiente para la convergencia de una sucesién ay, a2,... es que los ele- mentos aq de la sucesibn con un indice n suficientemente grande difieran arbitrariamente poco unos de otros. Formulado de manera precisa: Una sucesién aq cs convergente si para todo © > 0 existe un ndmero natural N= N(e) tal que |an ~ am| N y m > N. Geométri- camente, la condicién de Cauchy establece que una sucesion converge si existen intervalos arbitrariamente pequefios fuera de los cuales se encuen- tran solamente un numero finito de puntos de la sucesién. La cxactitud del criterio de Cauchy para la convergencia ser demostrada y discutido su significado en cl suplemento. d. Series infinitas y el simbolo de sumatoria Una sucesién cs simplemente un arreglo ordenado infinito de ntimeros ay, ax... Una serie infinita a, + a, + ay + requiere que los términos sean sumados en el orden en el cual aparecen. Para llegar a un significado preciso de la suma de una serie infinita se considera la n-ésima suma parcial, esto es, la suma de los primeros n tér- minos de la serie ay baste tan Las sumas parciales s, para n difcrentes forman una sucesin na, Sy = at Sa = @, + a, + as, y asi sucesivamente. La suma s de la serie infinita est4 definida entonces como 5 =lims,, siempre que cl limite exista, En ese caso la serie infinita se denomina con- vergente. Si la sucesién 5, diverge, la serie infinita se denomina divergente. Por ejemplo, la sucesién 1, g, 9%, g°,... da lugar a la serie geométrica infinita Ltqtgtgt+ cuyas sumas parciales son maltqt gto tg. Sec. 1.7 Discusién del concepto de limite 99 Para |q| <1 la sucesién s, converge hacia el limite 1 I-97 el cual representa entonces la suma de la serie infinita, Para [qj > 1 las sumas parciales s, no poseen limite y la serie diverge (ver pp. 90-91). Es costumbre utilizar para a, + a; +--+ aq el simbolo Sa wet que indica que la suma de los ay ha de tomarse con k recorriendo los en- teros k= 1 a k =n. Por ejemplo, a i 1 ,t,1,1 3B py es el Simbolo para y+ apt gy tap > mientras que * 3S ab% cs el simbolo para a'b? + a%t + a’b® +--+ atb™, had Mas generalmente, Sax significa la suma de todo a obtenido dando a kom k los valores m, m + 1, m+ 2,...,n. Por tanto si ica kt En estos ejemplos se ha utilizado la letra k para el indice de sumato- ria. Por supuesto, la suma es independiente de la letra que denota este indice. Por lo tanto El simbolo se utiliza para denotar la suma de toda la serie infinita, Andlogamente, Sa, seria el simbolo para la suma de la serie infinita @ + a, + a2+..., feo cuya n-ésima suma parcial es sq = dy + ay + de t°°* + dyn. Muchos de los resultados anteriores pueden ser escritos més concisa- mente en esta notacién sumatoria. La formula de la p. 81 para Ja suma de los primeros n cuadrados se convierte en * n(n +1)(2n+1) a 5 100 Introduccién Cap. 1 La férmula para la suma de la serie geométrica es 3a ara |q| <1. Zea yay pata lal Finalmente, el teorema binomial est4 expresado por nah (7) gig (a+ b)"= 3 (7) aror Puesto que una serie infinita es simplemente el limite de una sucesién sn, la convergencia puede ser decidida sobre la base de los criterios de convergencia para sucesiones. Por ejemplo, la convergencia de la serie rye a 11-17" ada 8 Sl4 gag al tye

mse tiene =1t <3. 1 1 Gti * m+! Sn = Sint 1 1 1 Sa nil tot @aeameat ] <5,4— [1+ 14 +] (m +1)! m+10 (m+? 1 1 11 = S, + ———— = S, +=. "toe 1 mim! m+ Por tanto, para n > m Sn < Sn Sm +2, mm! Si se hace crecer n més allé de toda cota mientras a m se le mantiene fijo, se encuentra también que Sn 2, puesto que e, situado entre 2 y 3, no puede ser un entero. Comparando ¢ con la suma parcial Sq, se tendria Si se multiplican aqui los dos miembros por m! se encuentra que m! Sq n 1 1 T.>41 (1-4) oe pitits(t—)toct Si ahora se mantiene n fijo y se deja crecer m mis alla de toda cota, se obtiene en el miembro izquierdo el ntimero T y en el derecho la expresién Sys de modo que T’ > Sq. Por lo tanto T > S, > Tp para todo valor de n. Se hace ahora crecer n, de modo que T, tiende a T; y de la doble des- igualdad se sigue que T = lim S, = e. Esta era la propiedad por demostrar. Posteriormente (scccién 2.6, p. 171) este ntimero e se obtendré ain nuevamente desde otro punto de vista. f. El mimero = como limite Un proceso limite que en esencia se remonta a la antigiiedad clasica (Arquimedes) es aquél mediante cl cual se define el mimero 7. Geométri- camente = significa el Arca de un circulo de radio uno. Se considera como cosa obvia que esta Area puede ser expresida por un niimero (racional 0 irracional) denotado por 7. Sin embargo, esta definicién no es de gran ayu- da para nosotros si se desea calcular el ntimero con toda precisién. En- tonces no se tiene més alternativa que la de representar el néimero por medio de un proceso limite, a saber, como el limite de una sucesién de niimeros conocidos y facilmente calculados. Arquimedes utilizé ya este pro- ceso en su método de exhauccién, el cual consiste en aproximar el circulo por medio de poligonos regulares con un ntimero creciente de lados que se ajustan a él cada vez mis. Si fm denota el 4rea de un m-Agono (poli- gono de m lados) regular inscrito en el circulo, el area del 2m-Agono ins- crito est’ dado por la formula [probada por geometria elemental o bien por la expresién f, = (n/2) sen (2x/n) (ver Fig. 1.46)] 2-21 — (n/m)? Déjese recorrer ahora a m, no la sucesién de todos los enteros positivos, sino por la sucesién de potencias de 2, esto es, m = 2%; en otras palabras, se forman aquellos poligonos regulares cuyos vértices se obtienen mediante 104 Introduccion Cap. 1 biseccién repetida de la circunferencia. Es claro de la interpretacién geo- métrica que los f. forman una sucesién creciente y acotada, que por lo tanto tiene un limite que es el Area del circulo: a= lim fy. Esta representacién de + como limite sirve en realidad como base para cAlculos numéricos; asi, partiendo con el valor f, = 2 pueden calcularse en orden los términos de Ja sucesi6n que tienden a 7. Una estimacién de la preci- sién con la cual cualquier término f,* re- presenta a 7 puede obtenerse construyendo las rectas que tocan al circulo y son pa- ralelas a los lados del 2"-4gono inscrito. Estas rectas forman un poligono circuns- crito, andlogo al 2*-4gono inscrito, que tiene dimensiones mayores en la razén 1:cos (/2"). Por lo tanto, el area Fz" del poligono circunscrito puede encontrarse a partir de la razén dada por fr _[o. ZY Figura 1.46. Fe = (008 oa Puesto que el 4rea del poligono circunscrito es mayor que la del circulo, se tiene fe © para algiin x arbitrariamente cercano a £; también existiria entonces una sucesién x, convergente a £ para la cual |f(x,) — | >} pero entonces lim f(x,) no podria ser igual ay. La continuidad de la funcién f(x) en el punto § implica entonces: lim f(x,) f(g), para toda sucesin x, en cl dominio de f que converge a §. Mas general- mente, para una funcién continua en el intervalo Ja relacién lim f(x,) = (lim x,) la para cualquier sucesién en el dominio de f que converge a un punto del lo. Se ve que para una funcién continua el simbolo de limite puede ser intercambiado (0 bien, como se dice, “conmuta”) con los simbolos para la funcién. Limites de sumas, productos y cocientes de funciones se determinan por las mismas reglas que para las sucesiones (ver p. 94): Si lim f(x) = 9 mt y lim g(w) = € existen, entonces a lim (f() + glx)) linn (f() g(8)) = nfs ete or y para £4 0 tambié tim (2) 9 im A = 2 2g B(x) € Las demostraciones son las mismas que para sucesiones. (Las reglas se seguirian también de aquéllas para sucesiones, escribiendo limites de fun- ciones como limites de sucesiones.) Consecuentemente, cuando pertenece al dominio de f y g, la suma, producto y cociente de dos funciones f(x) y g(x) que son continuas en un punto £ son también continuas (donde para los cocientes se debe suponer que g(é) #0). Los casos en que £ no pertenece al dominio de f resultaran ser de par ticular importancia para el cdlculo diferencial. Como un primer ejemplo, considérese la relacién lim ~_= we XE ne, donde n es un entero positive. Por supuesto, f(x) = (x" — &*)/(x — £) es una funcién definida solamente para x. Pero para x= é la identidad algebraica EE AM HED ff ge, Sec. 18 El concepto de limite para una variable continua 107 es valida como consecuencia de la férmula sumatoria para la serie geomé- trica. Para encontrar el limite se requiere solamente hacer tender x a & y evaluar el limite del lado derecho por las reglas para limites de sumas y cocientes. Menos obvia es la formula sen x jim con (donde, por supuesto, el Angulo x es medido en “radianes”, como se expli- cé en las pp. 73-74). Aqui también, el cociente (sen.x)/x esti definide solamente para x £0. tan x Figura 1.47. Pero si se define (senx)/x=1 para x =0, el cociente se completa como una funcién que es continua también en x = 0. Para la demostracién de la férmula limite se apela aqui a un argumento geométrico. De la Fig. 1.47 se encuentra, comparando las arcas de los triéngulos OAB y OAC y el sector OAB? del circulo unitario, que, si 0 < x < 7/2, es teens < 4x COS x" Por Io tanto, el cociente (sen x) /x esta situado entre los niimeros 1 y cos x. Se sabe que cos x tiende a 1 cuando x0, y de esto se sigue que cl co- ciente (sen x)/x puede sélo diferir arbitrariamente poco de 1 si x esté 1 Por supuesto, el Angulo x pudo haberse definido en primer término como el doble del 4rea del sector OAB. 108 Introduccién Cap. 1 suficientemente cerca de 0. Esto es exactamente Jo que se entiende por la ecuacién que habia que demostrar. Del resultado acabado de probar se sigue que tanx sen x 1 lim = lim 24 tim —— = 1, zo X zug X gy0 COSE y también 1 = cosx Jim ~ zo Esto iiltimo se sigue de la férmula, valida para 0 < |x| < 7/2, 1—cosx (1 —cosx)(1-+cosx) 1 —cos® x 1 + cosx) x(1 ¥ cos x) x sen x 1 — «sen x, x 1+ cosx Para x ->0 el primer factor en el lado derecho tiende a 1, el segundo a 4, y el tercero a 0, como se establecié antes. Dividiendo la misma f6rmula por x, se obtiene 1 — cos x ez} 1 % 2 1+ cosa’ de la cual surge zo X 2 Limites para x—> oo. Finalmente se hace notar que igualmente es po- sible considerar procesos limite en los cuales la variable continua x crece mis alld de toda cota. Por ejemplo, es claro el significado de la ecuacin Lax = lim = pol ija ett lim — Bm X Significa que Ja funcién en la izquierda difiere arbitrariamente poco de uno, bastando slo con que x sea suficientemente grande. Las reglas para formar limites de este tipo para sumas, productos y cocientes son las mis- mas que antes. * Existe un resultado adicional cl cual es frecuentemente util en el cdlcu- lo de limites, y es la regla para obtener el limite de una funcién compuesta. La funcién compuesta f(g(z)) est definida para aquellos valores de z para los cuales x = g(z) esta situado en el dominio de f(x). La funcién g(z) puede ser una funcién de una variable continua o bien una variable entera, pero f(x) debe ser una funcién de una variable continua. Sec. 1.8 El concepto de limite para una variable continua 109 Si lim g(z) = del dominio de f, y si lim f(x) = 9, entonces lim f(g(z)) = 9. Como un . eve et corolario, se observa que una funcién continua de’una funcién continua es asimismo continua (como se mencioné ya en la p. 78). El resultado es obvio del hecho de que f(x) puede hacerse arbitraria- mente cercano a 7 tomando x suficientemente cercano a é, y para hacer x = g(z) suficientemente cercano a £ bastaré solamente con tomar z su- ficientemente cercano a . Con algunas ligeras modificaciones se aplican los mismos argumentos que valen en el caso en que cualquiera de las varia~ bles puede crecer més alla de toda cota. donde é esta situado dentro de un intervalo abierto a. Algunas observaciones sobre las funciones clementales Hasta aqui tacitamente se ha supuesto que las funciones elementales son continuas. La demostracién de este hecho es muy simple. En primer lugar, la funcién f(x) =x es continua; por ello, 4 =x: x es continua, como producto de dos funciones continuas, y toda potencia de x es, de la misma manera, continua. Por lo tanto, todo polinomio es continuo, por ser la suma de funciones continuas. Toda funcién racional, como cociente de funciones continuas, es andlogamente continua en todo intervalo en el cual el deno- minador no se hace cero. La funcién x* es continua y monétona para x > 0. Por Io tanto, la n-ésima raiz, que es Ia funcién inversa de la n-ésima potencia, es continua. De este hecho es facil concluir que la n-ésima raiz de una funcién racional es continua (excepto donde el denominador se hace cero). La continuidad de las funciones trigonométricas puede ser probada aho- ra, utilizando los conceptos ya desarrollados. Sin embargo, la discusién se omite aqui puesto que en el capitulo 2 (p. 188) se vera que la continuidad de todas estas funciones se sigue facilmente como consecuencia de su dife- renciabilidad. Se harén solamente algunos comentarios en torno a la definicién y continuidad de la funcién exponencial a*, de la funcién potencia general, x*, y del logaritmo. Se supone, como en la seccién 1.3 (p. 74), que a es un nmimero positive, digamos, mayor que uno, y r= f/q es un nimero racional positivo (siendo p y q enteros) ; entonces a” = a?/4 es el numero positive cuya q-ésima potencia es a?, Si a es cual- quier niimero irracional y ry, 12) «+. fyy + 8 una sucesién de néimeros racionales que se aproximan a a, se alirma que lima’» existe; y este limite se denomina en- tonces a*, mn Para probar la existencia de este limite por medio del criterio de Cauchy se requiere mostrar solamente que Ja" — at=| es arbitrariamente pequefio siempre que ny m sean suficientemente grandes. Se supone, por ejemplo, que 1, > tm» © bien que r, — fm = 8, donde § > 0. Entonces, ats — arn atm (a? — 1). 110 Introduccién Cap. I Puesto que los rp convergen a a, éstos son acotados y también lo son los a’; por lo tanto, es suficiente mostrar que "jah 1 ¢s arbitrariamente pequefio cuando los valores de n y m son suficientemente grandes. Sin cinbargo, ciertamente el nimero racional 8 puede hacerse tan pequefio como se desee siempre que los valores de n y m sean suficientemente grandes. Por lo tanto, si | ¢s un entero positive arbitrariamente grande, 8 < 1/l si n y m son sufi- cientemente grandes. Ahora las relaciones 8 <1/l y a> 1 dan? 1a I la potencia a es mayor que 1 si m/n es positivo. Pues a = (a) es el producto de m factores todos mayo- res que I y asi es mayor que uno.

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