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Política

Universidad de Chile
rpolitic@uchile.cl
ISSN (Versión impresa): 0716-1077
CHILE

2004
RESEÑA DE "EL VOTO" DE OLIVIER IHL
Política, primavera, número 043
Universidad de Chile
Santiago, Chile
pp. 345-347

Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México


Sociología histórica de lo político, Yves Déloye

occidentales (particularmente en EE.UU.), una corriente que ha sido instaurada


sobre un diálogo renovado entre la historia y la sociología política.

El primer capítulo del libro Sociología histórica de lo político presenta las razones
del desarrollo tardío de este hibridismo disciplinario y las principales apuestas de
un proceso del conocimiento que apunta a realizar tanto una historia social de lo
político como una historia política de lo social.

Segundo:
-Exponer las principales experiencias derivadas de este método en los tres
campos de la ciencia política que más contribuyeron a su desarrollo reciente: la
sociología histórica del Estado (su génesis histórica, su desarrollo desigual de
una sociedad a otra, el proceso de estatismo que lo acompaña y transforma
profundamente las modalidades de obediencia al poder político), la sociología
histórica de la nación (el proceso de construcción de la nación, el mecanismo
de identificación nacional, el desarrollo de la ciudadanía) y la sociología históri-
ca de la civilización electoral (el desarrollo del sufragio político, la emergencia
del rol social y político del elector, el proceso de profesionalización de la activi-
dad de la representación política, el estudio del rito electoral y de sus efectos
pacificadores...). En resumidas cuentas, un conjunto de campos de estudios
que fundan claramente “la mano muerta del pasado” sobre el presente de nuestra
vida política, haciendo eco de la expresión utilizada por Karl Marx.

Para ilustrar estos diferentes temas, la obra congrega y presenta los trabajos de
alrededor de 200 autores: historiadores, sociólogos, cientistas políticos y
antropólogos franceses y extranjeros (particularmente estadounidenses debido a
la importancia del desarrollo de la sociología histórica en ese país desde hace
treinta años).

EL VOTO
OLIVIER IHL
Olivier Ihl es cientista político del Instituto de Estudios Políticos de Grenoble. Trabaja sobre las ciencias del
gobierno en tres campos: las políticas simbólicas (usos de los rituales, emblemas republicanos); el voto como
tecnología socio-histórica (fraudes y codificación electoral, modos de escrutinio); la ingeniería de las recompen-
sas y distinciones (honores y títulos, protocolo). Olivier.Ihl@iep.upmf-grenoble.fr

Al comienzo de esta pequeña obra surge una interrogante que, alejada de las
publicaciones esotéricas o de los coloquios para especialistas, apenas oímos:
¿Qué justifica recurrir a un procedimiento como la elección? Si esta interrogante
sorprende, es porque ya no se discute mucho sobre lo que instituye el recurso

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POLÍTICA Nº 43

del voto, ni en América Latina, ni en Europa, ni en Estados Unidos. Nos conten-


tamos en lo sucesivo con tomar acta de su necesidad, como si hubiese ahí un
dispositivo evidente. Sin lugar a dudas hay que ver en ello una forma de homena-
je, a la antigüedad de la práctica o a los títulos cívicos cuyo resplandor encandila.
¿No es acaso el voto sólo el medio de expresar “el asentimiento colectivo”, de
emitir “veredictos soberanos”, en una palabra, de asegurar “la alternancia políti-
ca”, ese firmamento de la democracia moderna? Basta con mirar a nuestro alre-
dedor. La superioridad del voto es proclamada por todas las cartas constituciona-
les. Mejor aún: es celebrada como un modelo universal de acceso al bien común.
Poca importancia tiene que la elección pueda aquí o allí avalar regímenes autori-
tarios. Poca importancia tiene que pueda servir para quebrantar vastos movimien-
tos populares. Incluso es de poca importancia que filósofos como Aristóteles,
Montesquieu o Rousseau hubieran percibido en ella el fundamento de un régimen
no democrático sino más bien aristocrático. Hoy en día, para nosotros, el voto es
símbolo de la participación del pueblo en el gobierno, lo que lo convierte con
ayuda de la fuerza del ritual, en el criterio o en la garantía de una organización
justa de los poderes, entiéndase una organización “libre” y “pluralista”.

Este libro está escrito para discutir esta certeza. ¿De dónde proviene el voto?
¿Cómo se impuso? Hay que reparar en lo siguiente: somos todos muy locuaces
cuando se trata de hablar de las votaciones: para disertar sobre los vencedores y
los vencidos las noches de los escrutinios. Para celebrar la “sabiduría” o el “des-
orden” inducido por cada nueva elección. Para comentar las cláusulas jurídicas
de la democracia electoral. En cambio, rara vez nos damos el trabajo de explicar
lo que abarca la institución electoral. De ahí estos temas que quise exponer en
este libro. Evidentemente no es para denunciar la democracia electoral, pero sí
para comprenderla.

Por ejemplo, ¿cómo el voto se impuso a otras formas de designación como la


herencia, la fuerza o el sorteo? ¿Qué tipos de competencias implica el acto de
votar? Un gesto simple aparentemente, pero que hubo que codificar, poner en
práctica y hasta aprender. ¿Por qué la elección en el marco de los Estados
parlamentarios adquirió la forma de una competencia entre partidos políticos? Y
luego, ¿cuáles son los instrumentos que, concretamente, pueden reglamentar
esta batalla por acceder al poder? ¿Qué es una elección honesta y regulada?
¿Qué relación existe entre el voto y la violencia? Y por fin, ¿en qué está el análi-
sis especializado de los comportamientos electorales? ¿Qué nos enseña la ciencia
de las elecciones que no siempre se llega a vislumbrar?

Responder estas interrogantes resulta esencial, porque al no disipar estos miste-


rios, existe el riesgo de caer en una beatería democrática. De convertirse, sin
darse cuenta, en fieles devotos del sufragio, creyentes que ofician su credo cívico
como otros juraban ayer: “¿El comunismo? Es la electricidad para los soviéti-
cos”. ¿Es esto un ejemplo de esa beatería?, creer que los dispositivos (como la

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El voto, Olivier Ihl

urna, la cabina electoral, la identificación del elector) exportados triunfantemente


hacia todas partes puedan “ser injertados” sin condiciones previas ni reacciones.
Lo hemos constatado: son los postulados del voto en sí los que este libro quiere
interrogar. Sea el principio de equivalencia de los sufragios (¿de dónde proviene la
idea de “una voz, un voto”?), sea la regla de la mayoría (¿por qué la mitad más
uno de los votos puede equivaler a un todo?), por fin sea el carácter secreto de la
votación (¿por qué esconderse para expresar su convicción?). Todos estos pos-
tulados revelan una cosa: que el voto no es un simple instrumento de medida de
las opiniones o de las relaciones de fuerza. Es un ritual político que la ciencia se
esfuerza por explicar.

Quisiera insistir en este punto: el voto tiene una historia. Sí, tiene una materiali-
dad. Funciones, usos, génesis. Es por eso que por otra parte su presencia no
deja de cambiar. Hoy sus emblemas son el voto de papel y la urna. Pero no
siempre fue así. Y tampoco lo será siempre. Pensar simplemente en el adveni-
miento de la cyberdemocracia, con sus pantallas digitales y sus sufragios elec-
trónicos. Es por ello que este libro no es concebido como un manual. No apunta
tanto a responder sino a ayudar a formular y reformular preguntas con el fin de
comprender por qué el voto puede ser a la vez idealizado e incomprensible, cele-
brado y desconocido.

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