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TEORIA LITERARIA – SEMINARIO DE LECTURA


DR. GUILLERMO MARIACA CLASE DEL 28 JULIO-UMSA

EL LUGAR DE LA TEORÍA (I)

¿Qué lugar tiene la teoría? No en el diseño curricular de la carrera, sino el lugar de la teoría
en el estudio de la literatura (1), de la ficción (2) y de la teoría latinoamericana, que es nuestro
objeto de estudio (sobretodo 3).
Esta conferencia se podría dar desde dos perspectivas distintas: el lugar de la teoría en
general, de la teoría dentro de la ficción como parte de la ficción, y ésta afirmación ya es
complicada. La teoría forma parte de ese objeto llamado ficción, de ese objeto epistemológico
llamado ficción. Esa es una manera de entrar al asunto específico de el lugar de la teoría.
El otro, la otra entrada, más bien, es: dado que en esta carrera trabajamos literatura
latinoamericana o ficción latinoamericana –si somos algo generosos- no literatura en general
sino como contexto, como cuestión complementaria; entonces quizá sea más interesante,
más inmediato, más pertinente hablar de teoría dentro del lugar de la teoría dentro de la
ficción en América Latina.
Esa teoría, del lugar de la teoría en la ficción, la pueden revisar en otros textos, sobretodo en
otros textos introductorios de teoría, desde los inicios pero que todavía se los sigue utilizando
en las universidades como los manuales de Wellek, manuales de Todorov, etc. En ellos -en
una lectura comparativa- en la introducción a esos distintos manuales, se pueden mirar y
revisar el lugar que en esos manuales se le asigna a la teoría.
También pueden revisar el lugar de la teoría en otros textos que ya no son manuales
generalistas, sino textos específicos de alguna perspectiva que otra. Eso es más sencillo, que
se haga de esa manera.
Esto otro, sin embargo, es más inusual. No sólo porque hay poquísimo trabajo sobre el lugar
de la teoría en nuestro objeto de estudio, sino porque desde el supuesto de que la teoría
forma parte de la ficción ya es aún más inusual. Entonces se hará eso: el lugar que la teoría
ocupa en la ficción de latinoamérica.
Esta es una conferencia y tiene ese formato, no es un esquema de clase ni mapa de
conceptual, es una conferencia académica. Por tanto supone un conocimiento de varios
conceptos teóricos desarrollados en América Latina, varios que no se podría demandar de
uds. por el momento. La materia en que se lleva esto, creo que en cuarto año, no creo que se
hable de estos conceptos. En la conferencia hay un momento en que habla de estos
conceptos. En vez de mencionarlos de una manera más o menos abstracta, más o menos
comparativa, me voy a extender algo más en esos conceptos. No para que los conozcan o
manejen, sino para que tengan el contexto teórico o de historiografía teórica de una parte de
los conceptos. Como es una conferencia que forma parte de otra más grande para un evento
medio importante, entonces me he preocupado porque esta cosa tenga un estilo.
Es conferencia sobre teoría latinoamericana a partir de un diálogo con un concepto de Jaime
Sáenz que es el “saco del aparapita”. Entonces entenderé la toería en América Latina como
“saco del aparapita” y aquí hay varias citas del tal “saco del aparapita”. Entonces cada una de
las afirmaciones teóricas son resultado de un diálogo con un parrafito del tal “saco del
aparapita” y voy a leer esos extractos, esas citas. Sin embargo, no voy a hacer lo que voy a
hacer después en la conferencia, leer de corrido. Me voy a detener en cada uno de los
párrafos teóricos.
Cita: Yo quisiera que mis ojos viesen lo que yo veo, es ella. Es la ciudad quien se asimila
volviéndose verdadera por la irrupción del indio, del un indio que se volvió aparapita. La
ciudad se vuelve verdadera porque en la ciudad irrumpe el indio.
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Cita: El indio, al irrumpir en la ciudad no se queda indio, se transforma, o muta a aparapita.


La conferencia dice: Hoy quisiera que estos conceptos nos destiñan, que la teoría
latinoamericana –el indio- conviertan auténtica a la ficción latinoamericana. A una ficción
porque la teoría se volvió latinoamericana. Aquí indio es sinónimo de teoría, y literatura
latinoamericana o ficción latinoamericana es sinónimo de ciudad. Ambas -en américa latina-
al entrar en contacto teoría y ficción se vuelven otra cosa, se transforman mutuamente. La
literatura se transforma en literatura latinoamericana, no china. En literatura con identidad
regional y la teoría, que era indio, se vuelve aparapita. Deja de tener el rol que la teoría tiene
en Europa o en Estados Unidos. Tienen otro rol. Metafóricamente vuelve verdadera a nuestra
literatura. Como juicio teórico convierten en latinoamericana a nuestra literatura.
Aquí, por lo tanto, hay un otro supuesto: la literatura o la ficción, por el momento son
sinónimos (más o menos), no es una en América Latina sino varias. Y una de las literaturas
que hay en América Latina es una que es la literatura latinoamericana. Hay otras que no son
latinoamericanas. Hay otras que son ....
Lo que me interesa en este caso es que el lugar de la teoría, en América Latina, es un lugar
de interpelación. Esa teoría, la práctica, el uso, la generación de teoría en América Latina es
una práctica -llamémosla así- instrumental. La teoría en América Latina no es puramente
teórica, no es un ejercicio abstracto. Es instrumental, es necesaria. Porque sin la teoría la
literatura latinoamericana seguiría siendo literatura sobretodo.
Por la teoría hay una literatura en América Latina, sobretodo como literatura latinoamericana.
O sea, una literatura con identidad regional. El punto de partida es complicado porque tiene
varios supuestos; la teoría en America Latina es una teoría instrumental. La literatura en
América Latina es “las literaturas”. Hay varias y una de las cuales es literatura
latinoamericana.
La relación entre la teoría y la literatura en América Latina es, siguiendo la jerga saenziana,
una relación de autenticación. La teoría es lo que convierte en latinoamericana a la literatura,
y no vice-versa.
Cita1: El hombre orgulloso, desorbitado, fanático, solitario y anárquico me causa envidia; y es
el aparapita, obedeciendo ciegamente a sus impulsos, fascinado por el fuego y por el humo,
fascinado por la sangre, fascinado por los muladares. Empujado por el aliento de la libertad el
aparapita siempre encuentra aquello que busca. Hace excursiones nocturnas a los muladares
y allí encuentra maravillas. No se trata de mera retórica; en los muladares hay maravillas.
Según consta a quienes conocen los muladares como me consta a mí, que los conozco. Y los
hay por montones para el aparapita. Puede que sean unos trapos, los trapos le sirven para
remendar su ropa; tarea que ejecuta él mismo en el muladar. Puede ser un trozo de espejo,
puede ser un alambre, puede ser un zapato o simplemente una suela. Todo le sirve, él ya
sabrá para qué. Puede ser una lata, quizá algún botón, papeles, en una bolsa de nylon negro
embute los papeles, escoge basura para hacer fuego y en medio de la humareda y las
chispas encuentra talismanes. Es más supersticioso que Satanás. Encuentra un clavo, una
muñeca, un guante, unas botellas, se ve que están rotas pero de algo sirve. No puede haber
persona con mayor sentido del humor. Él no se ríe sino que se pone serio mientras que
alguien se encarga de reírse de él; o sea él mismo, auien lo hace para darse cuenta de que
ríe de nada.
Los muladares de la literatura latinoamericana nos han provisto de urgencias
castellanizadoras y necesidades alfabéticas. La escritura ha sido el instrumento de su
complicidad. Con ellas y por ellas nuestra literatura ha sido incorporada de manera
subordinada a la tendencia globalizadora de las corrientes europeas y norteamericana. Pero
nuestra ficción teórica ha contribuido la transgresión de las normas canónicas y de la propia
fetichización de la escritura. Han incluido crónicas coloniales y testimonios contemporáneos

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Corresponde a la novela del boliviano Jaime Saenz Felipe Delgado.
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escritos a partir de lógicas y prácticas orales dentro de las normas más conservadoras de la
escritura oficialmente canónica. Por otra parte, la propia construcción de la literatura
latinoamericana ha sido realizada desde una perspectiva regional que tercamente defendía
su diferencia respecto a la literatura metropolitana. Las encrucijadas de nuestros ensayos
teóricos entonces, se han ido resolviendo, haciendo de la crisis un modo cotidiano de
reflexión. Las estrategias se han ido formulando a partir no de modelos teóricos sino de
escritura sobria y lecturas de novelas, poemas que eran asumidos como mundos en conflicto.
Entonces, desarrollo.
Hay en la literatura latinoamericana –no en las otras- hay muladares. Esos muladares, a
primer oído, no podrían asociarlos con la literatura menor, no. Esto no es literatura “menor”.
No es una literatura en lenguas marginales y europeas. La literatura latinoamericana no es
“menor” o “marginal”. No. La literatura latinoamericana es una literatura que conflictúa la
escritura con la oralidad. Por eso es latinoamericana, porque eso podemos hacerlo acá.
Porque acá la oralidad es un modo de producción cultural todavía vigente.
Y es literatura latinoamericana aquélla que desde los muladares de la oralidad -con esos
“clavo, muñeca, guante”- con esos trapos, desde los muladares de la oralidad, interviene en
la centralidad de la escritura, y la convierte en escritura oral. O más bien, en escritura
oralizada. Y al hacerlo -esa literatura con una escritura oralizada- se convierte en la teoría, ¿y
quién hace eso? La teoría. Porque la teoría lee como literatura latinoamericana a cosas que
en Europa y en Estados Unidos no podrían ser considerados literatura. Por ejemplo: Las
crónicas de indias, Si me permiten hablar. Para nosotros es literatura también. Guamán
Poma de Ayala es literatura. Claro, ya no estrictamente literatura sino ficción. Entonces quien
latinoamericaniza esa ficción, esa construcción de mundos posibles, esa construcción de
lenguaje es la teoría. Eso le da ese nombre ahora, no es un “bautizo” este nombre. Es un
trabajo de autentificación, es “yo te oralizo”. Escritura oralizada. Al oralizarte te estoy dando
identidad latinoamericana.
Al mismo tiempo, sin embargo, esa escritura ha trabajado ella solita en tanto escritura. Ya no
con la ayuda de la lectura, sino la escritura solita ha incorporado estos recursos de
oralización para no ser absorbida por la literatura global, o central o del norte. Ha utilizado
esos recursos para regionalizarse. Por consiguiente tercera injerencia: la teoría en América
Latina ha conflictuado la escritura oralizándola. La escritura ficcional en América Latina se ha
cuestionado oralizándose. Ahora bien, estos dos modos de producción cultural que forman
parte de la humanidad, de la historia cultural de la humanidad, son dos modos: el modo oral y
el modo escrito. Lo que ha hecho la ficción latinoamericana es: integrarlos. No absorbiendo la
oralidd dentro de la escritura, no mestizándola, no blanqueándola sino alimentándose de
oralidad. Es una escritura oralizada, ya no es, por tanto, escritura.
Es una cosa nueva, es un modo nuevo de producción cultural. Es un modo anfibio de
producción cultural que vive tanto en el mundo de la escritura, como en el mundo de la
oralidad. Y absorbiendo ambos mundos –indígena y moderno- produce un otro mundo, y ese
otro mundo es al que estoy llamando literatura latinoamericana o ficción latinoamericana.

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