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en la nada
Ledo Ivo
Ciudad
Ciudad
7
7
8
Reposar en la nada
A. Artaud
1991
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lluvia
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qué agazapada sordidez brincó de pronto y te apañó,
te desguanzó, te volvió hilacho;
en qué esquina barriobajo te tantearon y te fuiste
pinche inútil, a cortejar sombras a sembrar barcos;
qué puta soledad, te repetías, y no alcanzaban el amor
ni el olvido para espantarte el filo del recuerdo;
cuánta desgracia, cuánta chinga queda, cuánta usura,
y esta lluvia esta noche que tiene la pericia
del cuchillo que te corta el alma despacito
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Durango
13
Legión
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Tengo la memoria atravesada por una punta de alfiler,
un arponcito,
un finísimo dolor hecho de metal y carne
[descompuesta,
una quemadura sin origen,
que sólo muestra
el orificio de salida,
la sangre seca.
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la sombra encubre amargos cuerpos solos,
protege las cicatrices de los vientres,
la tristeza de las nalgas,
la sombra traza elaborados tatuajes,
parduscas ensoñaciones que humean entre labios
y silencios torvos;
la sombra respira y se sumerge: atrapa senos,
lame vergas, pudre párpados
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1
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1993
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Canciones
de nostalgia
Miriam Moscona
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de amorosa memoria
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de la inutilidad
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de la muerte
estoy vivo:
distingo la calidez de esta mañana en que el otoño
descifra señales que la muerte se empeña en dejar
[entre las cosas,
adivino el rumor que va cubriendo la ciudad
y la aromática perseverancia de la flor que agoniza
[entre la mierda;
oculto mi fragilidad: mi vocación de pájaro no
[concede certezas,
mis alas suelen quebrarse con el humo; he padecido
[también
la voracidad de la serpiente;
estoy vivo:
ésta es mi voz silenciada en la penumbra,
ésta es la mirada con que distraigo el deseo perdido,
éste es el cuerpo con que me someto al mundo
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de infancia
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de cumpleaños
para Liz
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Propiedad del deseo
Efraín Huerta
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el deseo: esa mueca insalubre que condensa su
[cansancio,
máscara arrojada en la primera caída,
botín que la rapiña rescata de entre los muertos;
el deseo ensoñación almibarada, huesos secos,
mirada que conversa con el laberinto y su criatura,
fantasma que me acaricia mientras duermo
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Fábula del cazador
David Huerta
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la evidencia:
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la sombra:
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la contradicción:
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la condena:
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la prueba:
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El amor devastador
Jaime Sabines
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la vida en rosa
C. Cavafis
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la casa en la que vivo
Robert Lowell
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he tocado tu ausencia, el hueco de la carne,
he palpado tu rigurosa inexistencia,
esfinge
que el tiempo creó con los materiales
del rencor y la deseperanza;
he visto cómo la oscuridad se adueña de las calles,
mientras mi cuerpo deambula entre viejas estaciones
de trenes en las que sólo sobrevive la ceniza;
he poseído la desazón del guerrero que se sabe
destinado a la derrota, el tedio de la bestia
encerrada en una jaula;
he atravesado el fuego que nutre la traición,
he presenciado la eficaz ejecución de mi deseo,
he negociado con la textura de la niebla;
asumo ahora este paisaje, esta pérdida
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toda la noche he dado vueltas sobre mí mismo,
palpé mis huesos, escarbé en mi sangre,
falsifiqué mi rabia asignándole una sombría
[semejanza con la nada;
beluario mi corazón abrumaba amorosas bestias,
reliquias de un pasado que nunca me correspondió;
entendí: esta minúscula oquedad captura mi vida,
es la temporada del lance, de la finta que el actor
[prepara en su vigilia,
expiación en la que la náusea amortigua el ansia del
[veneno;
asilo, sin embargo, en que la memoria resguarda su
[última ironía;
toda la noche me invadió la mueca desconsolada del
[acróbata,
la domesticada sabiduría del condenado a muerte
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tal vez al escribirte lo que deseo es convocarte: ver
cómo apareces, cómo adivinas el silencio de mi cuer-
po, y cómo te conduces ante esos signos que el tiempo
se ha encargado de dejar en todos los rincones de esta
casa; tal vez lo que intento es tan sólo comprobar tu
azoro ante los objetos que alguna parte de tu memo-
ria reconocerá como tuyos; tal vez ese gesto sirva para
celebrar tu última pérdida: la despedida que ambos
imaginamos siempre, la pequeña parodia que siempre
deseamos representar.
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“sólo por esta boca mía
que conoció tu vientre en la noche del mundo”
David Huerta
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octubre
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podría, como siempre, volver sobre mis pasos,
[encender
las luces de mi casa, quitar el polvo de los muebles;
confirmar, ante el espejo, el temblor de la llama
que arde entre los dedos;
podría descifrar la cartografía del desencanto,
comparecer ante los silenciosos testigos de mi tedio,
apresurar los preparativos del festín que compartirás
con los fantasmas;
podríamos conversar ante los restos del fuego,
recuperar las imágenes del reino que fundamos;
saber que has vuelto y que no hay nada sagrado en el
[regreso
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caigo en este espanto movedizo que me hace
[patalear: ahogado nuevo
que boquea y abraza el aire gris del infortunio;
yo te quise y es esta memoria en la que hilvano mis
[pequeños horrores,
acaricio mientras mi ojo triste, mi puñetazo de
[sombra mal habida, mi mala vida;
sé que extraño tu dulce alma de puta, tu fervor de
[perra moribunda,
ahora que deslizo este vidrio entre la lengua, veo
[brotar entre mi sangre
la flor amarga de la desolación
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mujeres como tangos
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El amor devastador
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II
para Diana
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III
conozco el infierno:
la desmesura de una memoria que suele arder sin
[descanso,
los movimientos precisos que conducen al vacío;
conozco las visiones que conforman la orfandad del
[solitario,
la pasión que no culmina con la muerte, sino que
[vuelve y cabalga poderosa entre los rumbos del
[corazón,
conozco la tortura y la obscenidad con que sabe
[revestir sus actos,
la insinuación con que el crimen nos aproxima a la
[verdad y su violencia;
conozco los presagios, las crines del deshaucio, la
[invalidez del condenado,
el infierno del desamor.
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Restos del naufragio
para Diana
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De amorosa presencia
Letras para Camila
II
Un escorpioncito, una escorpioncita
verano luminoso que reconoce esta nostalgia;
el pasado y una forma de inocencia
que parece cada vez más lejana;
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caminamos; tú dijiste que dejara de cantar
esas canciones absurdas de piratas.
III
Tal vez lo que perdí tiene que ver con ese tiempo:
largas escaramuzas de humo y cristales rotos por
[manos temblorosas;
el presente es aún más turbio, la soledad menos cruel;
el amor no ha muerto.
57
De amor
para Diana
58
la bienamada
59
en este tiempo nada ha
cambiado, las cosas siguen
para A.V.
60
Tuareg
para Lhía
3
he seguido el cauce que la noche sueña
cuando la luna siega el trigo de los campos,
he desertado de las rojísimas frondas
del verano, de sus muchachas y sus pájaros,
sus ebrios pasmados por la luz y el amargo
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andamiaje del viento que soportan;
he vuelto, distingo mi orfandad,
las huellas de la catástrofe, las ruinas sobre las que
[mi locura arde
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Contenido
Ciudad
Ciudad 6
Reposar en la nada
1991 10
lluvia 11
Durango 13
Legión 14
1993 19
Cancionesde nostalgia
de amorosa memoria 22
de la inutilidad 23
de la muerte 24
de infancia 25
de cumpleaños 26
De amorosa presencia
Letras para Camila 56
De amor 58
la bienamada 59
en este tiempo nada ha cambiado,
las cosas siguen 60
Tuareg 61
La edición para internet de
Reposar en la nada de Miguel Ángel Galván
se terminó en la Ciudad de México
en julio de 2009.
En su composición se usaron
tipos de la familia Candida BT.