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© Duererías, 2004
ISSN 1696-0734
EDITORIAL (pg. 5)
-José Manuel Gómez Pinto: Hacia una Crítica del Gusto: Apuntes
para una Estética de la actualidad. (pg. 197)
3
Sumario
OJOS DE LECHUZA
(GUÍA DE NOTAS, RESEÑAS Y COMENTARIOS)
HELICÓN
PARALELO 41:
4
EDITORIAL
5
ACTUALIDAD DE LA ESTÉTICA
Entrevista al Profesor José Luis Molinuevo Martínez de Bujo
Catedrático de Estética de
Universidad de Salamanca y Director
de la colección Metamorfosis en esta
Universidad, se doctoró en Filosofía
en la Universidad Complutense en
1974 y mantuvo estancias de
investigación en las Universidades de
Bonn y Heidelberg. Ha sido
Vicerrector de la Universidad de
Salamanca y Director del Centro de
Estudios Orteguianos, así como
Director de la Revista de Estudios
Orteguianos y miembro del Consejo
de Redacción de Revista de
Occidente.
8
ENTREVISTA AL PROFESOR J. L. MOLINUEVO
9
ENTREVISTA AL PROFESOR J. L. MOLINUEVO
10
ENTREVISTA AL PROFESOR J. L. MOLINUEVO
11
ENTREVISTA AL PROFESOR J. L. MOLINUEVO
12
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO
RODRÍGUEZ Y ORTEGA: UN CRUCE DE CAMINOS.
I. INTRODUCCIÓN
1
Para conocer la importancia de las tríadas en estos autores puede
consultarse mi artículo “El número tres, armonía triádica y salvación en
Ortega y Gasset, Fray Luis de León, San Juan dela Cruz y Claudio
Rodríguez”, Revista de Estudios Orteguianos, nº9, 2004 (En prensa).
LUIS RAMOS DE LA TORRE
3
Emilio Lledó, “Ortega: la vida y las palabras”, Revista de Occidente, nº
48-49, mayo 1985, Madrid, pp.66-67.
4
No se deben olvidar los análisis sobre la poesía que realiza Ortega a lo
largo de toda su obra y en diferentes artículos, tal y como nos recuerda José
Luis Cano en “Ortega y la poesía”, Cuadernos Hispanoamericanos: Revista
mensual de Cultura Hispánica, nº.403-404, Madrid, 1984, donde aparecen
referenciados, entre otros, artículos y trabajos de Ortega como «El poeta del
misterio» (1904), «Crítica bárbara» (1906), «Poesía nueva, poesía vieja»
(1906), «Los versos de Antonio Machado» (1912), «Ensayo de Estética a
manera de prólogo» (1914), «La deshumanización del arte» (1925), o
«Espíritu de la letra» (1927).
15
LUIS RAMOS DE LA TORRE
5
Pedro Cerezo Galán, Filosofía, Literatura, Mística en Actas del II Seminario
de Historia de la Filosofía, vol.I, Ediciones Universidad de Salamanca:
Salamanca, 1983, p. 37.
Mientras no se indique lo contrario la cursiva, que en citas o notas aparece
con letra normal, siempre es mía.
6
José Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote, Obras Completas, vol. I,
Madrid: Alianza Editorial, 1983.
16
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
7
José Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote, Madrid: Revista de
Occidente, 1958, p.1.
Nótese en esta cita la presencia fundamental de la tríada en Ortega.
17
LUIS RAMOS DE LA TORRE
8
Claudio Rodríguez, Desde mis poemas, Madrid: Ediciones Cátedra,1984.
[A partir de aquí todas las citas de sus poemas estarán referidas a esta
publicación, menos las que tengan que ver con su último libro publicado
Casi una leyenda (1991)].
9
Claudio Rodríguez, Desde mis poemas, ob. cit., p.16
10
Las citas de los poemas o textos intentaré acotarlas lo más posible, pero
allí donde sea necesario citaré textos o poemas enteros. A su vez, conviene
indicar que las palabras que aparecen en cursiva son las claves de los
paralelismos existentes entre ambos autores.
11
Claudio Rodríguez, Desde mis poemas, ob. cit., p.18.
18
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
“[...]Que eficacia
la del amor. Y llueve. Estoy pensando
que la lluvia no tiene sal de lágrimas.
Puede que sea ya un poco más digno.
Y es por el sol, por este viento, que alza
la vida, por el humo de los montes,
por la roca, en la noche aún más exacta,
por el lejano mar. Es por lo único
que purifica, por lo que nos salva.
Quisiera estar contigo no por verte
sino por ver lo mismo que tu, cada
cosa en la que respiras como en esta
lluvia de tanta sencillez, que lava.”
19
LUIS RAMOS DE LA TORRE
14
Sobre el tema de la infancia, su presencia y su estado de vigilancia
continua de la inocencia, puede consultarse mi artículo «Qué Claudio la está
velando», Revista Archipiélago, Monográfico dedicado a Claudio Rodríguez
(En prensa).
22
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
por una vuelta al origen y a las cosas, y del que su autor en Desde mis
poemas comenta:
23
LUIS RAMOS DE LA TORRE
15
No deja de ser curioso que el concepto de mano aparezca en Ortega al lado
de una de sus frases fundamentales, y que este término sea esencial y básico
también en la poética de Claudio Rodríguez. Para esto puede consultarse la
comunicación: Luis Ramos de la Torre, Visión antropológica de la mano y
los oficios en el pensamiento y la poética de Claudio Rodríguez, VI
Congreso Internacional de Antropología Filosófica de la S.H.A.F (Sociedad
Hispánica de Antropología Filosófica), Málaga, 2004.
24
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
25
LUIS RAMOS DE LA TORRE
16
Claudio Rodríguez, Casi una leyenda, Barcelona: Tusquets, 1991.
26
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
27
LUIS RAMOS DE LA TORRE
17
L. García Jambrina y L. Ramos de la Torre, Guía de lectura de Claudio
Rodríguez, ob. cit., p.22
18
Hay que mencionar aquí la importancia que el concepto aventura tiene
para nuestro poeta, pues además del gran número de veces que aparece a lo
largo de su obra, su último libro, que después de su muerte en 1999 quedó
inédito, llevaría el título de Aventura. Para conocer más sobre este tema
puede consultarse la Antología Poética, Claudio Rodríguez, de Ángel
Rupérez, Madrid: Espasa Calpe, (Colección Austral), 2004.
28
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
19
Claudio Rodríguez, Desde mis poemas, ob. cit., p.17.
20
José Antonio Marina, “Meditación sobre rumbos y mareas”, en El Cultural
de El Mundo, 8 de noviembre de 1998, p.3.
29
LUIS RAMOS DE LA TORRE
30
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
21
Miguel de Unamuno, El sentimiento trágico de la vida, Madrid: Espasa
Calpe, 1976, pp.269 y 255
22
José Ortega y Gasset, Epistolario completo Ortega-Unamuno, Edición de
Laureano Robles, Madrid: El Arquero, 1987, p.22.
31
LUIS RAMOS DE LA TORRE
32
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
23
Antonio Rodríguez Huéscar, Semblanza de Ortega, Barcelona:
Anthropos/Diputación de Ciudad Real, 1994, p.60
24
J. Ortega y Gasset, Obras completas, vol.I, Madrid: Alianza Editorial,
1983, pp.131-132
33
LUIS RAMOS DE LA TORRE
25
Pedro Cerezo Galán, La voluntad de aventura, Barcelona, Ariel, 1984,
p.27-28
26
Para el estudio de la génesis y desarrollo de la Fenomenología en nuestro
pensador pueden consultarse entre otros, además del trabajo indicado del
profesor Cerezo, los libros de Javier San Martín Sala, Fenomenología y
cultura en Ortega, Madrid: Técnos 1998, y el de Antonio Gutiérrez Pozo, La
aurora de la razón vital, Sevilla: Mileto Ediciones, 2003.
27
Pedro Cerezo Galán, La voluntad de aventura, ob.cit.,, p.28-29.
Obsérvese de nuevo la salida triádica que hacia la búsqueda de sentido se
plantea con la Fenomenología que tan bien expone el profesor Cerezo Galán.
34
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
28
Pedro Cerezo Galán, La voluntad de aventura, ob.cit.,p.31
35
LUIS RAMOS DE LA TORRE
para afirmar que no hay camino que transforme el yo que no pase por
lo inmediato, por las pequeñas cosas de cada día: Salvarlas es
salvarse, alcanzar el sentido de la experiencia inmediata.
Esto queda planteado, según dice el profesor Rodríguez
Huéscar, como una “tesis en acción”, un programa de acción que
como indica este discípulo de Ortega en su libro Semblanza de
Ortega :
29
Antonio Rodríguez Huéscar, ob.cit., p.36
30
Antonio Rodríguez Huéscar, ob.cit., p.36
36
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
31
Francisco Ribes, Poesía última, Madrid: Taurus, 1963, p.87-92
32
Jesús Hernández, El Correo de Zamora, Citado por Dionisio Cañas,
Claudio Rodríguez, Madrid: Júcar, 1987, p.91
33
Blanca Berasategui, “Claudio Rodríguez: El alma es una colmena”,
Madrid, ABC, 20 de marzo de 1977.
34
Dionisio Cañas, ob. cit., p.91-92
37
LUIS RAMOS DE LA TORRE
35
Mary Carmen de Celis, El paraíso abierto de Claudio Rodríguez,
entrevista en El Adelanto, Salamanca, 3 de Marzo de 1973. Recuérdese
como, desde la palabra fundadora, la cercanía de ambos autores con
Hölderlin o con lo que se indicaba en la cita primera que incluimos del
profesor Javier San Martín es fundamental.
36
Dionisio Cañas, ob. cit., p.93-94.
Aparece en esta cita de nuevo, aunque con otros términos, el concepto de
intersubjetividad incluido al principio de este artículo.
Sobre el sentido moral del canto en Rodríguez y sus contenidos éticos basados en la
infancia puede verse el artículo Luis Ramos de la Torre, “La infancia como valor en
la literatura de Claudio Rodríguez”, Primeras Noticias, Revista de Literatura
(Especial Literatura y valores)nº 201, Barcelona: Primeras Noticias, 2004, pp.61-69.
38
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
37
J. Ortega y Gasset, Historia como sistema, en Obras Completas, ob. cit.,
VI, p.40
38
Luis Jiménez Moreno, Práctica del saber en filósofos españoles, (Gracian,
Unamuno, Ortega...), Barcelona: Anthropos, 1991, p.212-213 (Cita de
Ortega)
39
Carlos Bousoño, Teoría de la expresión poética, Madrid: Gredos, 5ª
edición, 1971
39
LUIS RAMOS DE LA TORRE
40
Tulio H. Demicheli, Entrevista a Claudio Rodríguez, Madrid, ABC, 29 de
mayo de 1993
41
Dionisio Cañas, ob.cit.p.96
40
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
42
Carlos Bousoño, Poesía poscontemporánea, Barcelona, Júcar, 1984, p.138
43
Alicia Cid, “Un nuevo libro de Claudio Rodríguez.”, (Entrevista). Madrid,
Blanco y Negro, 14 de febrero de 1975, p.75
41
LUIS RAMOS DE LA TORRE
44
Claudio Rodríguez, Poesía como participación: Hacia Miguel Hernández
(Discurso de ingreso en la R.A.E.), Madrid, RAE, 1992 .
45
Jesús Hernández, Entrevista a Claudio Rodríguez, El Correo de Zamora,
16 de diciembre de 1988, p.9
42
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
46
Dejamos para otra ocasión y sólo recordamos de paso el estupendo trabajo
que sobre el templo y la contemplación en la poesía de Claudio, realizase
Dionisio Cañas en el estudio “La mirada auroral en la poesía de Claudio
Rodríguez” que aparece en su libro Poesía y percepción .
47
Claudio Rodríguez, Desde mis poemas, ob. cit., p.21
48
Andrés F. Rubio, Entrevista a Claudio R., Madrid, El País, 29 de mayo de
1993, p.35.
Es necesario recordar sobre esto la temática sobre lo matérico de su último
libro publicado en vida Casi una leyenda.
43
LUIS RAMOS DE LA TORRE
49
Claudio Rodríguez, Poesía como participación: Hacia Miguel Hernández,
ob.cit. p.19.
44
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
50
Claudio Rodríguez, Poesía como participación: Hacia Miguel Hernández,
ob.cit. p.26
51
Miguel García Posada, Pureza, Madrid, El País, 29 de mayo de 1993, p.35
.
Nótese también, como otro matiz más de cercanía entre ambos autores, la
importancia del concepto raigal en Claudio Rodríguez tan próximo al uso
continuo y necesario de la raíz y lo radical en nuestro pensador.
45
LUIS RAMOS DE LA TORRE
52
Claudio Rodríguez, Leopardi, Madrid, ABC, 13 de junio de 1987. Citado
por Dionisio Cañas, ob.cit., p.94
53
Claudio Rodríguez, Poesía como participación: Hacia Miguel Hernández,
ob.cit,.p.54.
Vuelve a observarse en esa nota diferencial que tiene la poesía de Claudio
Rodríguez apuntada aquí por Carlos Bousoño, la cercanía de ese concepto
con el de excentricidad de Ortega comentado por David García-Bacca en,
“Ortega y Gasset o el poder vitamínico de la filosofía” en Nueve grandes
filósofos contemporáneos y sus temas, Barcelona: Anthropos, 1990, (1ª. Ed.
1947).
46
POESÍA, PENSAMIENTO Y SALVACIÓN EN CLAUDIO RODRÍGUEZ Y ORTEGA
47
RIZÔMA MUSICAL
Universidade de Lisboa
«S’il y a quelqu’un qui doit tout à Bach, c’est bien Dieu»_ Cioran
Abertura
0_
1
NPS- 158 . Sobre todas as siglas e referências completas Vide Biblio. final
2
Cfr. IM-L’Idée musicale-155 : “l’idée, pour Schoenberg(…)crée un climat
sonore” (E.Andréani, “Dans l’idée musicale”-143-s.) . Sobre a música como
modalidade de pensamento Vide IM-passim .
CARLOS COUTO SEQUEIRA COSTA
3
Cfr. Os nossos Blue & Brown Notebooks/Estética e Filosofias
Comparadas, Fenda 2000, passim, e Conferências de Roma/1999 (a convite
de M.Perniola) sobre o dispositivo cognitivo- musical .
4
D.Charles, “La musique comme “metaphore absolue””, La fiction de la
postmodernité selon l’esprit de la musique, Puf 2001 .
5
Cfr.Biblio.final. Vide Carlo Migliaccio, Musica e Utopia. La filosofia della
musica di Ernst Bloch, Guerini e ass., Milano 1996 ; e Giovanni Piana,
Mondrian e la musica, Milano 1995 .
6
Cfr. Giovanni Piana, Filosofia della Musica, Guerini e ass., Milano 1991 .
Vide Dufrenne/L’Oeuvre musicale I-314s.
50
RIZOMA MUSICAL
1_
13
D.Charles, “La musique comme “metaphore absolue””, La fiction de la
postmodernité selon l’esprit de la musique, Puf 2001 .
14
Cfr.Infra Biblio. Final
15
Cfr.Infra Biblio.final .Vide Deleuze, “Boulez, Proust et le temps : occuper
sans compter”, in Éclats/Boulez, éds.CGPompidou 1986, pp.98-100.
16
Aurora 250. Vide Biblio. final Nietzsche/Oeuvres .
17
Aurora 142 e 172 .
18
Aurora 531 .
19
N-T –284 /La Naissance de la tragédie, idées-gallimard, 1976, p.284.
52
RIZOMA MUSICAL
20
Cfr.Pautrat/V-S –59-s. E 73-s.
21
Quignard-230, cfr.219, 226 e 239 (citando Simon Laks, Primo Levi e
Gabriel Fauré) .
22
Gioseffo Zarlino cit.p. Steiner/PR-28 .
23
cit.p. Steiner/H-63-64 .
24
Steiner/H-65, 81.
25
Jankélévitch/Bergson-41.
26
Adorno/M-29 , 70.
53
CARLOS COUTO SEQUEIRA COSTA
27
Id.Ib.
28
Adorno/M-33 .
29
Adorno/M-47.
30
M-90.
31
M-92.
32
M-211.
33
M-86.
34
M-109.
35
Debussy et le Mystère-11 ; Cfr. «Plotin dit que la musique sensible est
créé par une musique antérieure au sensible [Enn. V, 8, I]» - MI 18 874 -
;«La Musique dit en hiéroglyphes sonores ce que le logos, occulte ou non,
dit avec les mots» -MI 25 ;“La musique (...)nous rappelle que la raison n’a
pas pour fonction de représenter, mais d’actualiser la puissance(...)” / “[La
musique] est à la fois l’amour intellectuel d’un ordre et d’une mesure supra-
54
RIZOMA MUSICAL
2_
44
Debussy- 63-66: «L’impression d’immensité résulte chez Debussy non
seulement de ces sonorités “quasi corni”, mais encore de l’espacement des
parties: les pianissimo de Brouillards, de la Terrasse des audiences et de
L’Étude Pour les sonorités opposées, occupent toute l’étendue du clavier;
(…) limites extrêmes (…); (…) plages infinies de l’atmosphère (…)». E
conclui/ Debussy et le mystère-73 : «La poésie du mystère ontique n’est pas,
chez Debussy, une réflexion subjective à propos de ce mystère: la musique
parle directement, c’est-à-dire sans mediation symbolique, la langue des
oiseaux et des sources [tal como o Logos filosófico desejaria poder fazer
falar, de imediato, essoutra língua originária, fundante e fundamental]».
45
Jankélévitch/MI- 5
46
MI-25-s.
47
MI-7.
48
Fauré-270-s.
49
MI-5; cfr. MI-6 : «…Mais la dérisoire contradiction renaît, insoluble entre
les pouvoirs de la musique et l’ambiguïté de la musique! Le charme que la
musique exerce est-il une imposture, ou le principe d’une sagesse? Nous
aurons à rechercher si le mot de ces contradictions n’est pas précisément
dans l’operátion impalpable du charme et dans l’innocence d’un acte
poétique qui a le temps pour seule dimension». Cfr. MI-10 : «La musique
n’est pas seulement une ruse [uma má astúcia] captivante et captieuse pour
subjuguer sans violence, pour capturer en captivant, elle est encore une
56
RIZOMA MUSICAL
3_
por isso , conclui , que a música não tem por essência clínica a
histeria, e se confronta mais com uma esquizofrenia galopante”60. No
seu dimensionamento histérico ou melancólico, esquizofrénico ou
depressivo 61, a música não deixa de fascinar o campo semântico
deleuziano, o seu plano de imanência, como um diagrama, um ponto-
catástrofe, um caos latente, uma “dança de moléculas sonoras”62 .
Não existindo especificamente uma filosofia musical, melhor dito,
uma filosofia da música em Deleuze 63, existem no entanto
considerações e até mesmo algumas iluminações (ou obsessões ?)
sintomáticas relativamente à música, corroborando o desejo de se
debruçar autonomamente sobre a sua significância, do mesmo modo
que soube fazê-lo paradigmaticamente nos casos do cinema e da
pintura64.
Em Le Pli 65, já referido, na esteira de uma estética barroca
leibniziana, a essência da música é desvelada e compreendida como
“simultâneamente o amor intelectual de uma ordem e de uma medida
supra-sensíveis, e o prazer sensível que decorre de vibrações
corporais”66. Constituindo-se como uma arte combinatória e uma ars-
inveniendi (Serres lembra-nos que o De Arte leibniziano foi
encontrado no leito de morte de Bach 67), Leibniz define a música
como a alegria de um cálculo infinitesimal68 , Lingua e Mathesis
Universalis, universalmente legível e por todos compreensível 69.
60
Id.Ib.
61
cfr. Sarah Kofman, Mélancolie de l’art , Galilée 1985 e Didi-Huberman,
Invention de l’hysterie, Macula, 1982.
62
Deleuze/Verdi-25 .
63
Haveria que escrever, como atrás se referiu, à semelhança das suas
Logique du Sens e Logique de la Sensation, uma Lógica da Música .
64
LS cit. e L’Image-Mouvement e L’Image-Temps . Cfr.Biblio.
65
Pli- cit. ; Vide Couto S.C., O Problema Estético em Leibniz/ Paradigmas
& Barroco , Lisboa 1985 .
66
Pli-174 . Cfr.nota 31 Supra .
67
Serres/H III-passim.
68
Cfr.Bach- Silences-3 .
69
Leibniz/Dutens III-437 e Serres/L-111 : «Musica est exercitium
arithmeticae occultum nescientis se numerare animi», reflectia Leibniz
enquanto Schopenhauer acrecentava que «Musica est exercitium
metaphysices occultum nescientis se philosophari animi». Nele se
conjugam, tal como no monadologista, Mathesis e sensibilidade, «Schémas
58
RIZOMA MUSICAL
4_
sua obra, como outros blocos de infância (...). E existe essa utilização
do piano, esse movimento de desterritorialização que o ritornelo
transporta (...) sobre uma linha melódica [um cluster, ou um bloco
harmónico], através de um agenciamento polifónico original capaz de
produzir relações dinâmicas e afectivas de velocidade ou lentidão, de
retardamento ou de avanço, a partir de uma forma intrínseca simples
ou simplificada. Há o intermezzo, ou melhor dizendo só existem
intermezzi em Schumann, fazendo passar a música por entre [au
milieu], impedindo o plano sonoro de vacilar sob uma lei de
organização ou de desenvolvimento”74.
E não é certamente por acaso que o Schumann de Barthes é
referenciado por Deleuze, a propósito de Rasch e de Aimer
Schumann75 . Sublinhe-se que tanto Barthes como ulteriormente o
musicólogo e psicanalista Michel Schneider 76, este último em La
tombée du jour- Schumann, como que redescobrem o fenómeno-
Schumann e a potência exuberante do seu jogo (e pensamento)
musical, jogo de luto (um verdadeiro Trauerspiel, para utilizar o
termo benjaminiano) e teatro de máscaras, de cenas infantis, sonatas
dos espectros e lancinantes peças nocturnas como Nachtstücke ou os
dois Carnavais, experiência dos limites sem retorno nem opus
possível . Efectivamente, escreve Barthes , referindo-se ao “corpo
schumaniano”, citado por Deleuze: “ O intermezzo [é]consubstancial
a toda a obra.(...) O corpo schumaniano só conhece bifurcações : não
se constrói, antes diverge perpetuamente(...). O batimento [battement]
schumaniano é enlouquecido[affolé]”77 . Isto significa que a obra se
traduz ora na violência dos “estampidos” sonoros (o início da
Kreisleriana interpretada por Giseking), ora no “corpo pulsional” que
“explode: é um big-bang contínuo”, um corpo enraivecido78 . As
figuras do corpo não são mitemas musicais (a música é , para Barthes,
mais do que língua e espírito , é corpo e carne) : Barthes fala em
“somatemas” [somatèmes] , agenciamentos pulsionais das células
74
Dialogues-117-118.
75
Barthes/Cfr.Infra Biblio.final .
76
Cfr.Biblio.Final.
77
M-Plateaux 365.
78
Barthes-266-269 . Cfr. Richter e as Novelletten, Nat, Horowitz, as
Kinderzscenen, Rachmaninov e Cyffra interpretando o Carnaval, ou Kissin
os Estudos Sinfónicos.
60
RIZOMA MUSICAL
5_
79
Barthes-274-277.
80
Schneider-25, 29, 47, 176 .
81
Schneider-136 .
82
Vide Schneider-44 . Cfr. ainda Schneider-105, 139 : “Umnachtung, folie,
enténèbrement”, Stimmung e Stimme, a voz sem voz ou sob a voz, surda voz
ou sotto voce, que, em surdina, vai doendo e dilacerando até à loucura final
do compositor .
83
Barthes-259-s., 260-s.
61
CARLOS COUTO SEQUEIRA COSTA
84
Daniel Charles refere-se a Musiques Nomades, éd.s Kimé 1998. Como
referimos, o termo “rizôma musical” é adiantado por nós . Cfr.Supra.
85
Filosofemas de moda ___ ou modos de ser ? Cfr. o próprio
Deleuze/Abécédaire –S (Style) e T (Ténnis).
86
Cfr. Spinoza-164-s. e M-P 598 e 600 ;
87
M-P 58 : “(...)le plan de consistence ou le Corps sans Organes, c’est-à-dire
le corps non formé, non organise, non stratifié ou déstratifié, et tout ce qui
coulait sur un tel corps, particules submoléculaires et subatomiques,
intensités pures, singularités libres(…)” .
88
Dialogues 110-111 .
89
Sur la Musique I e II , 8 de Março e 3 de Maio de 1977. Vide Infra;
62
RIZOMA MUSICAL
90
Musique II – 5 . Cfr. Musique I – 11 : “[Aion é ] um tempo não pulsado,
por oposição ao tempo pulsado do desenvolvimento da forma e da formação
do sujeito. Um tempo flutuante, uma linha flutuante”.
91
Musique I-II, passim e Abécédaire/ O-Opera ;
92
MusiqueII- 5 .
93
M-P 433 : “Produire une ritournelle déterritorialisée(...), la lâcher dans le
Cosmos,c’est plus important que de faire un nouveau sytème. Ouvrir
l’agencement sur une force cosmique.(...)beaucoup de dangers surgissent :
les trous noirs , les fermetures, les paralysies du doigt et les hallucinations de
l’ouïe, la folie de Schumann, la force cosmique devenue mauvaise , une note
qui vous poursuit, un son qui vous transperce. Et pourtant l’une était déjà
dans l’autre, la force cosmique était dans le matériau, la grande ritournelle
dans les petites ritournelles, la grande manoeuvre dans la petite manoeuvre.
Seulement on n’est jamais sûr d’être assez fort, puisqu’on n’a pas de
système[será apenas isso ?], on n’a que des lignes et des mouvements.
Schumann” .
63
CARLOS COUTO SEQUEIRA COSTA
94
Cfr.QLPH- 192 .
95
Deleuze cit.p.Criton-516.
96
Deleuze/O-Opera , Abécédaire , cit . Cfr. Biblio. É preciso reconhecer que
Deleuze não é propriamente um “connaisseur” quer de musicologia quer de
história da música , donde a repetição dos exemplos .
97
Criton-517.
98
QLPH-45 .
99
QLPH-44 .
100
Dialogues-34
101
M-P 15 .
64
RIZOMA MUSICAL
Breve Conclusão
6_
102
Schneider/Gould-107, cit.Gould :” “Ce n’est pas avec les doigts, mais
avec le cerveau qu’on joue du piano” “; Schneider/Gould-176 : «La
musique, semble dire Gould [no seu angelismo] sur tous les tons, je ne sais
pas ce que c’est. La “moins substantielle des substances”, comme il la
nomme, la forme sans forme (non formata sed formans) (…)».
103
Cfr. Denis Laborde , De Jean-Sébastien Bach à Glenn Gould,
L’Harmattan, 1997, pp.83-84 (Sobre Gould) .
104
Pensamos quer na velocidade do pensamento gouldiano ao longo das três
versões das Variações Goldberg (uma delas ao vivo, em Salzburgo) , quer na
metafísica gouldiana ao longo das variações do pensar : cfr. Couto /O
Problema estético em Leibniz e Mondadori/”Leibniz’s Goldberg Variations”.
Vide Biblio.final .
105
D-Laborde (op.cit.) –83 .
106
PP-265. Cfr. Steiner/PR-193 [um outro ponto de vista ] : “A música e a
metafísica(...) foram virtualmente inseparáveis. É na e através da música que
acedemos mais imediatamente à presença dessa energia do ser, logica e
verbalmente inexprimível, mas plenamente sensível, que comunica aos
nossos sentidos e ao nosso pensamento o pouco que somos capazes de
65
CARLOS COUTO SEQUEIRA COSTA
7_
BIBLIOGRAFIA/SIGLAS
111
Quignard/TMM-97-100 .
67
CARLOS COUTO SEQUEIRA COSTA
68
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69
CARLOS COUTO SEQUEIRA COSTA
70
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71
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80
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juego.
La tercera gran categoría del juego es la que ocurre en los
deportes, en los que jugamos, bien organizados en equipos que
compiten entre sí, bien en solitario a ganar contra marcos concretos
¿En qué medida son estos juegos experimentación con lo posible?
Una cosa sí está clara; primero, que en el terreno del juego el
arte encuentra su acomodo cultural. Segundo, que según el tipo de
zona vital afectada se abren distintas categorías artísticas. Y tercero,
que estas distintas categorías artísticas son difíciles de unificar; pero
no menos difíciles de unificar que el propio juego, como categoría.
Pues cuando hablamos de un deporte, por ejemplo, ir en bici, y una
pieza de teatro o una novela ¿tienen algo en común para ambas ser
denominadas “juego”? Pero también podemos preguntar si las
diversas categorías de arte tienen algo en común. Una experiencia sí
merece la pena ser anotada: los críticos de artes plásticas apenas se
atreven con la crítica literaria. Más aún, en las “Historias del arte”, y
esto vale para todo el mundo, curiosamente no se estudia la literatura
como si ésta no fuera arte; ni la poesía, cuando ésta al menos en
alguna de sus facetas, por ejemplo, en el caso de poesías de Gustavo
Adolfo Bécquer, puede ser descripción de composiciones pictóricas
de su hermano. Pero también algo debe de haber profundamente
distinto que lleva a una separación práctica, no sólo entre los
creadores de las artes plásticas, en lo que no deberíamos encontrar
extrañeza alguna, porque las técnicas son cosas complejas, sino que
esa diferencia en los propios críticos, que pueden entender de pintura
y escultura y ser perfectamente inútiles incluso en música o en la
literatura, no deja de llamar la atención; pero lo más llamativo es esa
ausencia de las Bellas letras, de todo el mundo del arte literario en las
Historias del arte. Esa división pragmática es muy posible que no sea
un puro accidente histórico sino que se base en motivos sustanciales.
Incluso llama la atención el escaso interés que hay en considerar la
literatura como arte.
Por eso, antes de nada, deberíamos esforzarnos, primero, en
hacer una especie de mapa de los juegos como experimentación con
lo posible. Segundo, una especie de mapa de las artes desde lo
anterior, tratando de fijar alguna característica desde la cual podamos
determinar el campo del arte. En último lugar deberíamos ser capaces
de responder a la pregunta orteguiana de la “deshumanización del
81
JAVIER SAN MARTÍN
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JUEGO, ARTE Y CULTURA
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JAVIER SAN MARTÍN
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JUEGO, ARTE Y CULTURA
85
IMÁGENES ENVENENADAS.
CONSIDERACIONES PRAGMÁTICAS SOBRE LA IMPUREZA
VISUAL EN LAS PRÁCTICAS ARTÍSTICAS
1
Las tres últimas partes del presente artículo son una reelaboración de la
ponencia que presentamos, con idéntico título, en el I Congreso
Internacional de Estudios Visuales / 1st International Visual Studies
Conference, que fue organizado por la Asociación Amigos de ARCO y que
tuvo lugar en Madrid durante los días 15 y 16 de febrero de 2004. Una
versión ligeramente más amplia de la primera sección del artículo ha
aparecido publicada -con el título “Prácticas y Visualidad: Un comentario
sobre el surgimiento de los Estudios Visuales”- en Sincronía. Revista
FCO. JAVIER GIL Y CARMEN GONZÁLEZ
1. Prácticas y visualidad
Visto retrospectivamente, las jornadas de discusión
organizadas por Hal Foster en 1987 (y publicadas al año siguiente
bajo el título de Vision and Visuality) esbozaron atinadas intuiciones
en relación con el despegue inmediatamente posterior de los “Visual
(Cultural) Studies”. Foster señalaba en el prefacio del libro que el
grueso de las contribuciones participaron tanto en la idea de socializar
la visión, y de mostrar con ello su intervención en la producción de la
subjetividad e incluso de la intersubjetividad, cuanto en la idea
general de historizar la visión moderna, y de mostrar así sus prácticas
dominantes y sus resistencias críticas. “Para complicar las cosas -
concluía Forster-, en el simposio emergió una crítica de esta crítica
general y la demanda de una alternativa para buscar regímenes
visuales alternativos”2. Esta apreciación estaba del todo ajustada a lo
que ponían en perspectiva los artículos de Martin Jay, más ladeado
hacia la mentada historización, y de Norman Bryson, más proclive a
la contextualización y a la socialización de la (inter)subjetividad.
Por un lado, en «Scopic Regimes of Modernity», M. Jay
relativizaba convincentemente la extendida convicción de que el
“perspectivismo cartesiano” fue “el modelo visual dominante, e
incluso totalmente hegemónico, de la era moderna”, esto es, “el
régimen escópico moderno per se”3. Cuanto menos el arte de la
descripción de la pintura holandesa del siglo XVII y la locura de la
visión del arte barroco aparecían en el relato de M. Jay como
(sub)culturas visuales alternativas o regímenes escópicos
4
M. Jay se apoya tanto en Svetlana Alpers (The Art of Describing: Dutch
Art in the Seventeenth Century, University of Chicago Press, Chicago,
1983), que había estudiado el arte flamenco como una parte de la más amplia
cultura visual holandesa de la época, como en Christine Buci-Glucksmann
(La folie du voir: de l´ésthique baroque, Éditions Galilée, Paris, 1986), quien
hallaba en la visión barroca una ruptura aún más radical con el
perspectivismo y la alternativa más fecunda en la experimentación visual
postmoderna.
5
M. Jay, «Scopic Regimes of Modernity», en Hal Foster (ed.), Vision and
Visuality, p. 20.
6
M. Jay, «In the Empire of the Gaze: Foucault and the Denigration of Vision
in Twentieth-Century French Thought», en David Couzens Hoy (ed.),
Foucault: A Critical Reader, Blackwell, New York, 1986
7
M. Jay, Downcast Eyes: The Denigration of Vision in Twentieth-Century
French Thought, University of California Press, Berkeley, 1993. El primer
capítulo de este libro («The Noblest of the Senses: Vision from Platon to
Descartes») reelabora la conferencia de 1987 con arreglo a ese enfoque
expandido.
89
FCO. JAVIER GIL Y CARMEN GONZÁLEZ
8
«Returning the Gaze: The American Response to the French Critique of
Ocularcentrism», en Definitions of Visual Culture II. Modernist Utopias –
Postformalism and Pure Visuality, Musée d’art contemporain de Montréal,
Montréal, 1996, pp. 29-46. Ese artículo reaparece en M. Jay (ed.);
Refractions of Violence, Routledge, New York, 2003, pp. 133-148; y ahora,
traducido al castellano, en el nº1 de Estudios Visuales.
9
N. Bryson, «The Gaze in the Expanded Field», en Hal Foster (ed.), Vision
and Visuality, pp. 87-108; aquí, p. 87. El título (y el contenido) del artículo
contienen una intencionada cita implícita al célebre artículo de Rosalind
Krauss «Sculpture in the Expanded Field», October 13 (Spring 1979).
90
IMÁGENES ENVENENADAS...
10
N. Bryson, «The Gaze in the Expanded Field», op.cit., pp. 91-92.
11
N. Bryson, «The Gaze in the Expanded Field», en Hal Foster (ed.), Vision
and Visuality, pp. 107.
12
N. Bryson, M.A. Holly, Keith Moxey (eds.), Visual Culture. Images and
Interpretations, University Press of New England, Hanover and London,
1994, xv-xxix.
91
FCO. JAVIER GIL Y CARMEN GONZÁLEZ
13
W.J.T. Mitchell, Picture Theory. Essays on Verbal and Visual
Representation, Chicago University Press, Chicago, 1994; «What is Visual
Culture?», en Irving Lavin (ed.), Meaning in the Visual Arts: Essays in
Honor of Erwin Panofsky’s 100th Birthday, Princeton University Press,
1995; «Interdisciplinarity and Visual Culture», Art Bulletin 77, 4 (1995),
540-544.
14
«What Do Pictures Really Want?», October 77 (1996), pp. 71-82. Desde
otros parámetros teóricos, también Barbara M. Stafford proponía entonces
un manifiesto constructivista en favor de la emancipación de las imágenes,
en Good Looking. Essays on the Virtue of Images, The MIT Press,
Cambridge Mass. / London, 1996. James Elkins ha reivindicado con toda
razón los excelentes trabajos de Barbara M. Stattford, una autora que ha
quedado bastante relegada por parte de los principales promotores de los
Estudios Visuales; véase J. Elkins, «Nine modes of interdisciplinarity for
visual studies», Journal of Visual Culture 2 (2), 2003, pp. 235-236.
15
Brad Bucknell and Christine Wiesenthal, «Essays into the Imagetext: An
Interview with W.J.T. Mitchell», Mosaic 33/2 (June 2000), pp. 1-23; aquí
pp. 6-9.
92
IMÁGENES ENVENENADAS...
16
Las citas en Nicholas Mirzoeff, «What Is Visual Culture?», en N. Mirzoeff
(ed.), The Visual Culture Reader, Routdledge, London & New York, 1998,
p. 4; en An Introduction to Visual Culture, Routledge, London and New
York, 1999, p. 16; y en «Ghostwriting: Working Out Visual Culture», en
Michael Ann Holly and Keith Moxey (eds.); Art History, Aesthetics, Visual
Studies, Sterling and Francine Clark Art Institute, Williamstown, Mass./
Yale University Press, New Haven and London, 2002, pp. 189-90.
17
«Visual Culture Questionnaire», October 77 (1996), pp. 25-70.
93
FCO. JAVIER GIL Y CARMEN GONZÁLEZ
18
«Showing Seeing: A Critique of Visual Culture», en Michael Ann Holly
and Keith Moxey (eds.); Art History, Aesthetics, Visual Studies, Sterling and
Francine Clark Art Institute, Williamstown, Mass./ Yale University Press,
New Haven and London, 2002, pp. 231-50.
94
IMÁGENES ENVENENADAS...
3. Venenos de lo visual
Estas contribuciones han vuelto a poner de manifiesto las
tendencias ambivalentes de los Estudios Visuales y a generar
interesantes frentes de debate. Pero, dejando a un lado esas múltiples
implicaciones, tales autocríticas nos hacen más conscientes de que la
impureza de lo visual es uno de los elementos vertebradores de los
Estudios Visuales. En torno a esa turbiedad constitutiva convergen
19
Véase Mieke Bal, «Visual Essentialism and the Object of Visual Culture»,
Journal of Visual Culture 2 (1), 2003, 5-32; y «Responses to Mieke Bal’s
“Visual Essentialism and the Object of Visual Culture” (2003) », Journal of
Visual Culture, 2 (2), 2003, 229-268.
95
FCO. JAVIER GIL Y CARMEN GONZÁLEZ
22
La frase polemica es de Susan Buck-Morss, en su respuesta al
«Questionaire» de October (1996, p. 29).
23
Esta otra apreciación de Susan Buck-Morss (October 77 (1996), p. 29) es
la elegida y criticada por Mitchell en «Showing Seeing: A Critique of Visual
Culture», op.cit., pp. 236, 238, 240.
98
IMÁGENES ENVENENADAS...
24
Véase «An Interview with W.J.T. Mitchell», p. 3.
[http://humanities.uchicago.edu/faculty/mitchell/
Dikovitskaya_interviews_Mitchell.pdf]. En las pp. 15-18 de esa entrevista se
puede leer una exposición clara del argumento (inspirado, en otros, en
Nelson Goodman) sobre la vigencia (de los criterios) del arte.
99
FCO. JAVIER GIL Y CARMEN GONZÁLEZ
25
Que esta relativa ausencia resulta empobrecedora es algo que se advierte,
por ejemplo, tan pronto como nos dejamos engatusar por los rendimientos y
ardides pedagógicos del “mostrar el ver”, esos fascinantes ejercicios
escolares que Mitchell ha atesorado como fruto de una larga experiencia
laboral. Buena parte de la culpa de la fabulosa originalidad de esos casos
elementales, pero espontáneos e imaginativos, se debe a la tolerancia con la
que Mitchell introduce algunos temas claves de los Estudios Visuales no ya
desde la apreciación de las imágenes artísticas, sino también desde la
aplicación concreta de prácticas artísticas.
100
IMÁGENES ENVENENADAS...
101
FCO. JAVIER GIL Y CARMEN GONZÁLEZ
102
ESTÉTICA: APUNTES PARA UNA VISIÓN ICONOCLASTA
1
“Una hermosa apariencia es una callada recomendación” (Syro, 207).
ESTÉTICA: APUNTES PARA UNA VISIÓN ICONOCLASTA
II.-Valores de la estética:
1.-La estética, en tanto que "arte por el arte ", o gusto por la
forma, proporciona el disfrute del placer estético, del que se dice que
es un “placer puro y desinteresado”. Así un hombre o mujer jóvenes y
bellos, una forma bella pictórica, arquitectónica, escultórica, musical,
... nos proporcionan un placer estético. "El arte es lo que place
universal y desinteresadamente ", dice Kant. Pero, entonces,... el arte
tiene un valor: el de proporcionar placer, con lo que la estética se
transforma en "el placer por el placer". Y según nos ha enseñado
Epicuro, el placer es el móvil fundamental de la acción humana y, por
tanto, dotado de un poder fabuloso: ser la mejor forma de llegar a la
gente, de que nuestro mensaje penetre profundamente en los demás.
La estética queda así reducida a ser placer estético, placer puro y
desinteresado, pero placer en definitiva.
105
FCO. JAVIER HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
Pero además, como suele suceder con las “armas”, los demás
también pueden armarse, aprenderán a utilizar nuestras armas y
entraremos en una carrera armamentista sin fin en la que, a la postre,
como en todas las guerras, dedicamos nuestros mejores esfuerzos a
prepararnos para esta lucha que no tiene término en vez de vivir la
vida de acuerdo con los objetivos que nos hacen sentir bien o que
pretendíamos conseguir. Podríamos tomar como paradigmático los
trabajos, tiempo y sacrificios que las mujeres y hombres actuales
debemos rendir a la estética durante todos y cada uno de los días de
nuestra vida. Estas poderosísimas armas que nos iban a permitir
vencer y convencer en la dura lucha de la vida diaria terminan
convirtiéndonos en esclavos, pues no podemos descuidarnos ni
descansar un momento, so pena de quedarnos rezagados y derrotados
en esta lucha, que , al final, no tiene otra solución que la derrota a
manos del tiempo. “Formam populabitur aetas”4. “Forma bonum
fragile est”5. “Res est forma fugax”6. “Scias nec gratius quicquam
decore, nec brevius”7.
4
“El tiempo devastará la belleza”.
5
“La belleza es un bien frágil” (OVIDIO, Ars, 2, 112).
6
“Cosa fugaz es la belleza” (SÉNECA, Fedra, 773).
7
“Debes saber que no hay nada más agradable que la belleza, ni más breve”
(SUETONIO, Domiciano, 18, 2).
8
“El aprendizaje conveniente de las artes liberales suaviza las costumbres, y
no permite la barbarie” (OVIDIO, Pónticas, 2, 9, 47).
107
FCO. JAVIER HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
9
“Es función principal del arte crear y producir” ( CICERÓN, De natura
deorum, 2, 22, 57).
10
“El arte es querer captar lo que no puedes ver” (MARCIAL, Epigramas, 9,
56, 3).
108
ESTÉTICA: APUNTES PARA UNA VISIÓN ICONOCLASTA
11
“El arte es disimular el arte” (OVIDIO, Ars amandi, 2, 313).
109
FCO. JAVIER HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
12
“El arte resulta útil si está oculto” (OVIDIO, Ars, 2, 313).
13
“El arte se oculta en su propio arte” (OVIDIO, Met., 10, 252).
110
ESTÉTICA: APUNTES PARA UNA VISIÓN ICONOCLASTA
14
“La sabiduría gobierna la vida, las artes están a su servicio” (SÉNECA,
Epist., 85, 32).
15
PLATÓN, Banquete, 211,d.
111
FCO. JAVIER HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
112
ESTÉTICA: APUNTES PARA UNA VISIÓN ICONOCLASTA
una vida confortable y refinada. Esta estética, que quiere ser pura
belleza formal independientemente del contenido, se transforma en
metafísica, ha sobrepasado sus límites. La estética –en tanto que
forma bella- debe adornar un contenido bello, pues ¿Qué es la pura
forma?; es como aprender a razonar, pero sin contenidos, sin datos.
“Raram facit mixturam cum sapientia forma”16.
16
“Rara mezcla hacen la belleza con la sabiduría” (PETRONIO, 94, 1).
17
“De todas las grandes artes, lo mismo que de los árboles, nos agrada su
altura, no así sus troncos y raíces; pero sin estos no puede existir aquella”
(CICERÓN, Orator, 43, 147).
113
FCO. JAVIER HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
115
FCO. JAVIER HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
116
FILOSOFÍA Y LITERATURA: ALBERT CAMUS
RESUMEN:
Las relaciones entre filosofía y literatura no han sido siempre
de colaboración: autores como Platón defendieron las diferencias.
Actualmente, por el contrario, se las concibe como distintas formas
del sentido y hay multitud de autores de narrativa filosófica. Ambas,
por caminos distintos y con diferentes ingredientes, deben buscar la
verdad. Incontables ejemplos hay de ello, pero el más paradigmático
tal vez sea el de Albert Camus, dramaturgo, novelista, ensayista
brillante. En sus obras, en todos los géneros, encontramos un
compromiso por la verdad y a favor de la justicia y un rechazo del
dogma, la mentira y la explotación. Su prosa, toda ella, es axiología,
por lo que no es un nihilista: su palabra está al servicio de la libertad
y de la verdad.
2
Id., X, 595 a-b.
120
FILOSOFÍA Y LITERATURA: ALBERT CAMUS
3
CALVINO, Italo: Punto y aparte. Ensayos sobre literatura y sociedad, ed.
Bruguera, Barcelona, 1983, p. 94.
4
STERN, Alfred: “Filosofía y Literatura”, en Folia Humanística. Ciencias,
Artes, Letras, nº 61, Barcelona, Enero de 1968, p. 23.
5
Cit. por Alfred Stern, id., p. 23.
121
ENRIQUE CEJUDO BORREGA
para demostrar que Dios existe, los creyentes siguen prefiriendo las
maravillosas historias que se cuentan en la Biblia: el estilo narrativo
ha sido la vía de transmisión religiosa más eficaz.
Queremos decir -defender- con todo lo anterior que aun
siendo la literatura y la filosofía formas del sentido distintas, no es
tanta la distancia entre ellas ni hay, por supuesto, una fractura
infranqueable. Al contrario, existe un cuerpo de ingenieros del
lenguaje, algunos de los cuales ya se han nombrado, empeñados en
construir una tupida red de puentes entre las orillas que les permita
cómodos tránsitos. Bien es cierto que algunos autores de larga
trayectoria en el ensayo pierden su chispa cuando dan el salto al
género narrativo (Fernando Savater, por poner un ejemplo), pero con
frecuencia también ocurre que algunos poetas que se pasan a la
novela adquieren por el camino afectación o ramplonería. No
obstante, muy aventurado sería hacer de esto una ley.
Por lo que se refiere al género estrictamente ensayístico,
parece que desde la literatura llegan requisitos formales que hacen
que la filosofía vaya reclamando para sí la elegancia y la belleza,
incluso el suspense, antes patrimonio de la literatura, y va
desapareciendo la moda o costumbre que había hace unos años,
consistente en escribir mal, oscuramente (pseudohegelianamente),
bajo el pretexto de purezas de género que ocultaban incapacidades y
desembocaban en naderías ininteligibles. Ernesto Sabato ya nos
advirtió de dos peligros importantes: el de la tentación de lo
extendido y el de la confusión entre profundidad y oscuridad.
Respecto al primero sostenía que “no es que me repugne lo extenso:
me repugna lo extendido, que no es lo mismo”6. Y sobre el segundo
decía lo siguiente:
“Lo profundo es a menudo oscuro. Así, a causa de su
profundidad, son oscuros problemas como el de Dios, la cuarta
dimensión, el pecado, la esencia de la belleza. Por la misma causa
suelen ser oscuros Platón, Aristóteles, Einstein o Heidegger. Pero la
gente, con esa facultad que tiene de convertir un silogismo en un
paralogismo, invierte la proposición y sale creyendo que todo lo
oscuro es profundo”7.
6
SABATO, Ernesto: Hombres y engranajes. Heterodoxia, Alianza ed.,
Madrid, 1980, p. 125.
7
Id., p. 149.
122
FILOSOFÍA Y LITERATURA: ALBERT CAMUS
8
SABATO, Ernesto: Antes del fin, ed. Seix Barral, Barcelona, 1999. No sólo
por esto merece la pena leer este libro. Sabato es alguien que abandonó la
ciencia por el arte, y su peripecia vital casi parece una obsesión platónica:
buscar la verdad, buscar el bien, buscar la belleza. En él encontramos la
ciencia, la pintura, la literatura… y el informe sobre los desaparecidos
durante la dictadura militar, ese aldabonazo a la conciencia, la verdad sobre
lo que somos capaces de hacer.
9
Ahí van algunos ejemplos: José Antonio Marina ha hablado (El vuelo de la
inteligencia, ed. Plaza & Janés, Barcelona, 2002, pp. 87-91) de “la
fascinante belleza del lenguaje formal”. Y hace unos años, un premio Nobel
de paso por España fue entrevistado por el periódico El País y afirmó que
hay más belleza en la demostración de un teorema que en la sonrisa de la
Gioconda. Los que reniegan de la palabra “belleza” hablarán de elegancia
expositiva, economía demostrativa, etc. Es decir, la navaja de Ockham.
123
ENRIQUE CEJUDO BORREGA
124
FILOSOFÍA Y LITERATURA: ALBERT CAMUS
12
Cit. por SAVATER, Fernando: El mito nacionalista, Alianza ed., Madrid,
1996, p. 16.
13
No es cuestión de detenerse aquí en dichos desencuentros, y mucho menos
en sus aspectos más personales. Información detallada al respecto hay en los
dos siguientes textos biográficos (especialmente el primero de ellos):
LOTTMAN, Herbert: Albert Camus, ed. Taurus, Madrid, 1994, y TODD,
Olivier: Albert Camus. Una vida, ed. Tusquets, Barcelona, 1997.
14
SAVATER, Fernando: “Camus y los impostores”, en El País, 9.XII.2002,
p. 13.
126
FILOSOFÍA Y LITERATURA: ALBERT CAMUS
15
CAMUS, Albert: El mito de Sísifo, Alianza ed., Madrid, 1983, p. 15.
127
ENRIQUE CEJUDO BORREGA
16
Fragmento de una entrevista en Radio Argel, realizada por Emmanuel
Roblès en noviembre de 1947; recogido por el mismo autor en su libro:
Camus, hermano de sol, ed. Alfons el Magnànim-IVEI, Valencia, 1995, pp.
108-9.
17
CAMUS, Albert: El extranjero, Alianza ed., Madrid, 1977, p. 7.
18
Id., p.120.
128
FILOSOFÍA Y LITERATURA: ALBERT CAMUS
19
Extraído y traducido de Internet: www.alalettre.com/camus-etranger2.htm.
20
De los dos modos puede traducirse la palabra étranger, cuya elección, con
su semántica ambigua o bivalente, no perece casual.
21
CAMUS, Albert: La peste, ed. Seix Barral, Barcelona, 1983, p. 234.
129
ENRIQUE CEJUDO BORREGA
23
CAMUS, Albert: El mito de Sísifo, op. cit., pp. 161-2.
131
ENRIQUE CEJUDO BORREGA
24
Jean Grenier, su profesor de filosofía y luego amigo, escribió al respecto:
“Es importante conocer su infancia. El lenguaje fue para él una conquista: su
tío casi mudo, su madre que no hablaba, la abuela con un lenguaje básico…
Albert Camus quiso hablar por ellos. Las lecturas, los estudios, fueron para
él una revolución: tuvo hacia el lenguaje el respeto y el amor debidos a lo
sagrado” (extraído y traducido de Internet: www.alalettre.com/camus-
etranger2.htm).
132
FILOSOFÍA Y LITERATURA: ALBERT CAMUS
133
FENOMENOLOGÍA DEL OBJETO VIVIDO FRENTE AL
OLVIDO DEL OBJETO-PARA-EL-SUJETO POR PARTE DEL
“OBJETIVISMO” NATURALISTA
I
Unos y otros, los pensadores de nuestra tradición dejaron que
se les escapara el gran descubrimiento que tenían en sus manos
cuando intentaban explicar el conocimiento del objeto. Pensemos, por
ejemplo, en Descartes. La voluntad de radicalismo científico más
extremo lleva a Descartes a despertar la dimensión de la subjetividad
como una dimensión de trascendental importancia. Para este filósofo,
los objetos que nos rodean no existen para nosotros más que gracias a
los actos de conciencia en los que a cada uno se nos aparecen; los
objetos son lo que son en y por los actos de la conciencia del sujeto.
Como se sabe, los que nos movemos en la línea fenomenológica
Mª LUZ PINTOS PEÑARANDA
1
Cfr. La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental,
Barcelona, Crítica, 1991, § 16.
2
Cfr. Meditaciones cartesianas, Madrid, F.C.E., 1985, § 10, p. 67.
136
FENOMENOLOGÍA DEL OBJETO VIVIDO...
138
FENOMENOLOGÍA DEL OBJETO VIVIDO...
4
Aron Gurwitsch ha hecho un interesante y fino análisis fenomenológico en
el que conecta este “objetivismo” con la actual sociedad de mercado, en la
que sus integrantes somos movidos y manipulados en pro de intereses
políticos y economicistas. Para él, el “objetivismo” es fiel aliado de la
manipulación ideológica por parte de los que están en el poder; por ejemplo,
de la ejercida por el fenómeno del nazismo que se estaba sufriendo en ese
momento en que él compone este análisis. Cfr. Su ensayo “El nihilismo de
nuestro tiempo”, en Agora. Papeles de Filosofía vol. 22, nº 2 (2003) 157-
192. De su traducción me he encargado yo misma.
139
Mª LUZ PINTOS PEÑARANDA
140
FENOMENOLOGÍA DEL OBJETO VIVIDO...
II
Lo que hasta aquí hemos dicho en la parte I ha servido para
que, por un lado, podamos ahora apreciar, en lo que sigue, cuán
novedoso es el enfoque fenomenológico de la percepción del objeto.
No podemos aquí desarrollar la convergencia de las ciencias humanas
y bio-sociales de entre siglos XIX-XX, entre las que se encuentra la
nueva filosofía husserliana, pero por lo menos podemos dejar
mencionado que la fenomenología del objeto vivido está avalada
multidisciplinariamente, lo cual sirve para verla más fortalecida7.
5
La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental, p.
120, y cfr. pp. 115, 120, 209 y 212.
6
Cfr. “La crisis de la humanidad europea y la filosofía”, en La crisis de las
ciencias europeas y la fenomenología trascendental, p. 349.
7
Hasta donde yo alcanzo a conocer, la convergencia de estas ciencias y
saberes en su cambio de paradigmas, hasta hoy no había sido resaltada
suficientemente ni se había hecho mención de ella a la hora de situar
genéticamente la filosofía continental actual. He analizado esta
convergencia, con cierto detenimiento, en “La Fenomenología y las Ciencias
humanas y bio-sociales. Su convergencia en un importante momento de
cambio de paradigmas”, en Philosophicas (Valparaíso, Chile), en prensa.
141
Mª LUZ PINTOS PEÑARANDA
8
Debido a nuestra incompletitud “ontogenética”, los nacidos de mujer nos
vemos obligados a completarnos, hasta llegar a “adquirir” nuestro carácter
“humano” extrauterinamente, rodeados en el medio externo de congéneres.
Sin el cuidado de estos, el neonato no sólo tendría muy difícil sobrevivir
biológicamente, sino que no llegaría nunca a adquirir –por aprendizaje– sus
rasgos básicos como miembro integrante de la especie humana: la postura
erguida bípeda, el lenguaje simbólico, la transformación de la naturaleza
ayudándose de la destreza manual, y el razonamiento simbólico. Si bien para
decir esto nos basamos fundamentalmente en el biólogo Portmann, lo
hacemos bajo la convicción, fundada, de que la teoría portmanneana se halla
de algún modo ya implícita en la concepción husserliana de que la
subjetividad es, radicalmente, intersubjetividad.
142
FENOMENOLOGÍA DEL OBJETO VIVIDO...
143
Mª LUZ PINTOS PEÑARANDA
144
FENOMENOLOGÍA DEL OBJETO VIVIDO...
9
Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica
II, México, UNAM, 1997, p. 55.
10
Cfr. “Actitud científico natural y científico-espiritual. Naturalismo,
dualismo y psicología psicofísica”, en La crisis de las ciencias europeas y la
fenomenología trascendental, passim.
145
Mª LUZ PINTOS PEÑARANDA
11
Ibidem, p. 316. Y cfr. Ludwig Landgrebe, Fenomenología e historia,
Caracas, Monte Ávila, 1975, p. 157.
12
Cfr. E. Husserl Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía
fenomenológica, México/Buenos Aires, F.C.E., 19622, § 27.
146
FENOMENOLOGÍA DEL OBJETO VIVIDO...
(hábitos del sentir) y con sus acciones o con lo que quiere hacer
(hábitos de comportamiento). En Occidente, de acuerdo con lo que
creemos adecuado a las normas de etiqueta y elegancia, un atuendo
deportivo es “apropiado” para los momentos de ocio y de esfuerzo
físico, pero sería muy “inapropiado” llevar ese mismo conjunto de
objetos que componen ese atuendo a una boda. Se trata de los mismos
objetos, pero con un sentido u otro dependiendo no de sus
características “físicas”, sino de que esas mismas características son
“miradas” de muy diferentes maneras por los sujetos. La percepción
no consiste nunca en ver algo “psicofísicamente” (lo cual, por otra
parte, es totalmente imposible), sino en “mirarlo” el sujeto de un
modo u otro, cualificándolo, valorándolo. Por eso decimos que el
objeto es “vivido”, es envuelto por el sujeto en sentido vivido, del que
él no tiene que ser consciente en su encuentro con el objeto.
2. Los objetos percibidos están siempre situados
espacialmente conforme a la situación o “aquí” del cuerpo del sujeto
que realiza la percepción. Si sólo podemos hablar de “objeto” como
siendo percibido por un sujeto, el hecho es que, entonces, este sujeto,
en el mismo momento de percibir, ya está organizando espacialmente
el entorno en el que se halla, con todos los objetos que en él percibe.
A esto es a lo que en Fenomenología llamamos “espacializar”, dar
sentido espacial vivido, organizar espacialmente –de un modo vivido,
no premeditado ni consciente– el Umwelt, ¡crear espacio! Pero,
¿cómo es esto? Si yo estoy percibiendo un objeto, inevitablemente lo
percibo por y desde mi cuerpo. Ningún objeto puede ser percibido
“desde ninguna situación”, sino siempre “desde alguna situación”; y
la situación de que se trata es la corpóreo-perceptivo-práxica del
sujeto viviente concreto. Por eso un objeto está para mí (con respecto
a mi cuerpo, a lo que estoy percibiendo y al radio de acción mi
cuerpo) “aquí”, “ahí” o “allí”, es decir, tan cerca de mi cuerpo (aquí)
que lo estoy tocando, no tan cerca cuando únicamente puedo cogerlo
(ahí) si extiendo mi brazo o muevo un poco mi cuerpo, o fuera del
alcance de mi cuerpo y necesitando desplazarme para llegar hasta él
(allí). Nuestra lengua recoge esta organización espacial (vivida,
irrefleja) de los objetos-en-relación-al-sujeto-que-los-percibe en los
demostrativos “esto”, “eso”, “aquello”, los cuales denotan sin
ninguna duda la situación espacial de los objetos con respecto a
sujetos concretos. Y por supuesto que un mismo objeto puede estar
147
Mª LUZ PINTOS PEÑARANDA
“lejos” para mí pero “muy cerca” para la persona que está al otro lado
de la calle, pero lo que no puede suceder es que un objeto realmente
percibido no esté ni lejos ni cerca ni acá ni allá. Y lo mismo sucede
en relación a otras dimensiones espaciales, las cuales siempre son lo
que son porque hay sujetos vivientes que, con su corporalidad, crean
sentido espacial a su alrededor. Esta mesa sobre la que ahora estoy
escribiendo, la percibo visualmente “delante” y no “detrás” de mi
cuerpo, la percibo “más baja” que mi cuerpo (abajo) y no “más alta”
(arriba); y el sonido de la radio lo percibiendo como viniendo desde
mi derecha y no desde mi izquierda, desde mi parte posterior o desde
enfrente. Mi cuerpo es el “punto cero” con respecto al que están
situados, primariamente, todos los objetos con los que me encuentro
al percibirlos.
3. Esto que ocurre con los objetos con los que el sujeto se
halla en presencia actual y percibe por alguno de sus cinco sentidos,
ocurre también con los objetos imaginados, ya sea por medio del
recuerdo o de la fantasía. Tampoco ellos pueden darse des-situados
con respecto a “ningún” sujeto corpóreo y viviente. Si no hay sujeto,
literalmente no hay percepción y, por consiguiente, tampoco hay
objeto. Y si hay sujeto, el objeto percibido estará siendo percibido por
el sujeto desde alguna perspectiva concreta, intervenga el sentido
perceptivo que intervenga, y se dé este objeto en presencia actual, en
recuerdo, en imaginación o, incluso, en virtualidad tecnológica. Si yo
pienso en la Catedral de Santiago de Compostela porque me pongo a
recordar la visita que hice a esta ciudad hace un par de años, no
recuerdo este gran objeto “Catedral” sin estar para mí “ni lejos, ni
cerca, ni delante, ni detrás, ni arriba ni abajo, ni a mi izquierda ni a mi
derecha”. No; cuando viene su imagen a mi mente, la recuerdo
siempre situada con respecto a mí de algún modo concreto. Por
ejemplo, puedo estar viéndola, en mi recuerdo, muy alta, más alta que
mi cuerpo porque la imagen está tomada desde la plaza del Obradoiro
al píe de la fachada. La veo, entonces, en mi recuerdo, cuán grande y
alta era, “ahí” y “allí”, “ahí delante” (a tres metros de donde yo estoy
situada y la tengo a la vista) y “allí arriba” (cuando miro hacia lo
alto). Lo mismo ocurre si yo ideo un objeto nuevo por medio de mi
fantasía, por ejemplo, creándolo en la pantalla del ordenador. Cuando
“lo visualizo” en mi mente o en la pantalla, ya está siempre situado
con respecto a mí, el sujeto corporal percibiente.
148
FENOMENOLOGÍA DEL OBJETO VIVIDO...
149
Mª LUZ PINTOS PEÑARANDA
13
Esquisse de la phénoménologie constitutive, Paris, J. Vrin, 2002, pp. 215 y
247.
14
“Sur une racine perceptive de l’abstraction.” Actes du XIe Congrès
International de Philosophie, Vol. 2 (1953), 43-47.
150
FENOMENOLOGÍA DEL OBJETO VIVIDO...
15
Fenomenología de la percepción, Barcelona, Península, 1975, p. 110.
151
Mª LUZ PINTOS PEÑARANDA
16
Ibidem, pp. 92ss.
17
Cfr. § 27 de Ideas, y cfr. La crisis de las ciencias europeas y la
fenomenología trascendental, pp. 111s y 171.
18
De todos los fenomenólogos ha sido Aron Gurwitsch quien más se dedicó
al estudio de este fenómeno. Es muy conocido su libro de 1953 El campo de
la conciencia. Un análisis fenomenológico, Madrid, Alianza Editorial, 1979.
Pero realmente es tema que ocupa buena parte de su obra. Por ejemplo, cfr.
Esquisse de la phénoménologie constitutive, Cap. II, § 6 y Cap. III, § 7.
152
FENOMENOLOGÍA DEL OBJETO VIVIDO...
153
Mª LUZ PINTOS PEÑARANDA
interrelación práxica continua con todo lo que nos rodea y, por tanto,
en un mundo que es eminentemente práctico y en el desenvolvemos a
diario nuestro vivir personal.
Este es un descubrimiento de importancia extraordinaria.
Pensemos que siempre que en Filosofía se había hablado de “útiles”
siempre era en términos de que los humanos somos creadores de
útiles, es decir, de instrumentos (relacionados con la mano, el
cerebro, el lenguaje...) para adaptar la naturaleza a nuestras
necesidades, para solventar la inadaptación a la naturaleza de nuestro
cuerpo, etc. Pues bien, Husserl da un giro espectacular al concepto de
objeto “útil” (Zeug) al referirse a él en otro sentido bien distinto. Ya
no se trata de que “algunos” objetos sean empleados como “útiles”,
sino de que todos los objetos con los que nos encontramos son vistos
inmediatamente por el sujeto perceptivo con este carácter de
“objetos funcionales”:
“Este mundo está persistentemente para mí ‘ahí delante’, yo mismo
soy miembro de él, pero no está para mí ahí como un mero mundo de
cosas [de cosas materiales ante mi vista], sino, en la misma forma
inmediata, como...un mundo práctico [de cosas que sirven para esto o
para lo otro]...En forma inmediata hay cosas que son objetos de uso:
la ‘mesa’ con sus ‘libros’, el ‘vaso’, el ‘florero’, el ‘piano’, etc.
...Estos caracteres prácticos son inherentes constitutivamente a los
objetos que ‘están’ ‘ahí delante’ en cuanto tales, vuélvame o no a
ellos y a los objetos en general. Lo mismo vale, naturalmente, así
como para las meras cosas, también para los hombres y animales de
mi contorno. Son ellos mis ‘amigos’ o ‘enemigos’, mis ‘servidores’ o
‘jefes’, ‘extraños’ o ‘parientes’, etc.”19
19
Último párrafo del § 27 de Ideas. Es indudable que aquí se basó Martin
Heidegger no sólo para su definición de las dos “categorías” según él
esenciales a todo objeto (“Vorhandensein”, “ser ante los ojos” y
“Zuhandensein”, “ser a la mano”) sino para buena parte del desarrollo de Ser
y Tiempo ya que en él se intenta mostrar la red de relaciones de sentido que
forma la “mundanidad”. Cfr. § 15 de Ser y Tiempo. En toda esta obra no
hace sino desenvolver una idea central en la fenomenología del propio
Husserl.
154
FENOMENOLOGÍA DEL OBJETO VIVIDO...
20
Cfr. “Théme et attitude”, en Esquisse de la Phénoménologie constitutive,
p. 323. Este término, nos dice aquí, tiene el mismo sentido que el de Zeug
para Heidegger.
21
Cfr. Wolfgang Köhler Intelligenzprüfungen an Anthropoiden.
Abhandlungen der Preussischen Akademie der Wissenschaften, 1917.
22
Mondes animaux et monde humain, Pays-Bas, Gonthier, 1966 [1934], pp.
13 y 77.
155
Mª LUZ PINTOS PEÑARANDA
156
FENOMENOLOGÍA DEL OBJETO VIVIDO...
23
Aron Gurwitsch “Quelques aspects et quelques développements de la
Psychologie de la Forme”, Journal de Psychologie Normale et
Pathologique, vol. 33 (1936) p. 460 y cfr. 461.
24
Cfr. Esquisse de la phénoménologie constitutive, § 4.
25
Cfr. “Théme et attitude”, pp. 326s.
157
Mª LUZ PINTOS PEÑARANDA
26
Ideas II, p. 56.
158
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO:
SEMÁNTICA Y CRÍTICA
Exordio:
El cometido del presente artículo es presentar la Estética
como conocimiento a través de una escenificación de sus funciones:
por un lado, la actuación semántica, en la que la Estética hablará
sobretodo de sí misma elucubrando significados para los conceptos
nucleares de arte, obra de arte, belleza, metáfora, experiencia estética
y, por supuesto, Estética; por otro lado, la actuación crítica, en la que
la Estética se “pondrá a hablar” de las obras, de sus autores y de sus
espectadores.
El camino de la crítica (estética o de otra índole) es, por
naturaleza, inagotable e inacotable, ya que no se vislumbra
posibilidad para la palabra última. De ahí que la función crítica de la
Estética sólo acontezca de manera particular: en la crítica únicamente
pervive el ejemplo, el “caso”, la obra. En este punto, serán tres los
“casos” (Johannes Vermeer, Italo Calvino y Antonio Buero Vallejo) a
partir de los cuales componer la noción de “visibilidad” como
“mirada ontológica” del hombre.
Experiencia estética
El arte y la experiencia estética son dos bueyes que cuando
aran actúan como uno, pero cuando pacen son individuos
intransferibles; cada uno con su propia digestión, cada uno con su
propia hambre y saciedad.
La experiencia estética es un “topos” en el que ha caído el
lenguaje humano. Consiste en la capacidad humana para la
simbolización. El lenguaje simbólico tiene dos funciones eminentes:
comunicación y representación. En el caso de los símbolos estéticos
prevalece, como dice José Jiménez, la función representativa1, la cual
estará dotada de una semántica autónoma al tiempo que de una
determinación histórica y cultural, ya que todas las culturas parecen
presentar un carácter simbólico que posibilita tanto la perduración
como la comunicabilidad de las experiencias estéticas. La raíz
antropológica de la experiencia estética aparece, pues, claramente
fundamentada.
La experiencia estética, fundamentada antropológicamente en
la capacidad humana para la simbolización, se define verdaderamente
como acción creadora: a la manera de Nietzsche, la experiencia
estética es creación, fuerza... voluntad de poder. En último término
todo en el hombre (la moral, la ciencia, la libertad, la verdad… el
propio arte) se reduce a un proceso de creación. Pero con esto, la
experiencia estética se va a vincular al ámbito de la vivencia, lo cual
va a suponer: a) convertirla en intransferible, pues lo vivido es
siempre vivido por uno mismo, y b) reducirla a capacidad de
experimentación de la representación.
Lo único que podrá liberar del solipsismo a la creación como
criterio fundamentador de la experiencia estética es su acontecer
1
“mientras el simbolismo lingüístico persigue una finalidad básicamente
comunicativa, la finalidad de los símbolos estéticos es ante todo
representativa” (JIMÉNEZ, José: Imágenes del hombre. Fundamentos de
estética; ed. Tecnos, 1986, pg. 41)
161
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
Arte
El arte es aquella región de la acción cultural humana donde
la materialidad no agota el sentido; una obra de arte es siempre
mucho más de lo que es, porque el arte produce simbólicamente una
realidad nueva que supera a la realidad fáctica. El arte es, así, el modo
de producción metafórico de lo posible: cada obra de arte es una
metáfora no tanto de lo que es o fue como de lo que puede ser, ya que
el auténtico y puro devenir es la presencia ineludible del arte. En este
sentido, el arte es la resolución utópica de la facticidad antropológica
de la realidad (“el hombre hecho para crear”, que diría Bloch): el arte
está abocado a crear, a re-crear la realidad re-inventándola. El arte es,
por tanto, una acción, una forma de expresión social, cuya actividad
es esencialmente creadora.
Ahí, precisamente, reside la superioridad y necesidad del arte:
superioridad, al modo hegeliano3, en tanto que su tarea es “llevar a la
consciencia los supremos intereses del espíritu”4; necesidad, porque,
como hemos comentado, el hombre es “doble” y gracias al arte
reconoce su sí mismo auténtico:
“la necesidad universal del arte es la racional que tiene el
hombre de elevar a la consciencia espiritual el mundo interno y
externo como un objeto en el que él reconoce su propio sí mismo”5.
2
Hegel: Lecciones de Estética (trad. Cast. Ed. Akal, 1989, pg. 7)
3
Comenta Hegel que “muy lejos de ser mera apariencia, a los fenómenos
del arte ha de atribuírseles, frente a la realidad efectiva ordinaria, la
realidad superior y el ser-ahí más verdadero” (Hegel, 1989, pg. 12).
4
Hegel, 1989, pg. 15
5
Hegel, 1989, pg. 27
162
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
6
ORTEGA Y GASSET, José: Adán en el Paraíso (1910: O. C. Vol. I, pág.
483-487)
7
H. G. GADAMER: Verdad y método (trad. Cast. Ed. Sígueme, Salamanca,
pág. 24)
163
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
8
HEIDEGGER, Martín: “El origen de la obra de arte” (en Caminos de
bosque; trad. Cast. Ed. Alianza, Madrid, 1995, pág. 12)
9
“El arte está llamado a desvelar la verdad en forma de configuración
artística sensible” (Hegel, 1989, pg. 44)
164
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
realidad que lleva a cabo el arte está al servicio de una vida como
sobre-vida, como existencia superadora de lo fáctico) y “acogedora”
(el arte abre sentimentalmente nuestro modo de acceso a la realidad;
la obra de arte es un “acogimiento” de la realidad a través de los
sentimientos como perspectivas de acceso estético a nuestro ser en el
mundo) de la existencia. Únicamente como lectura a un tiempo
utópica, vital y acogedora, puede el arte elevarse sobre lo existente
desde lo existente10, es decir, puede nombrarse como actitud
transformadora de la realidad. Por otra parte, tal y como indica
Heidegger, la pregunta por el arte es una pregunta por el ser.
Hermenéuticamente: la obra de arte comunica un sentido.
Pero, ¿el sentido de qué?. El sentido de la vivencia, de la existencia
tramitada estéticamente, esto es, formalizada. La disposición del
sentido, la interpretación hermenéutica que lleva a cabo el arte
supone, en todo caso, una reflexión, un trabajo espiritual que
convierte a la obra en desafío, en aventura... en vivencia. El
ofrecimiento hermenéutico que de la realidad hace el arte exige un
movimiento triangular en el que participan el artista, el espectador y
la obra. El arte interpreta la realidad. Para ello tiende a formalizarla
absolutamente, es decir, comprender sus categorías bajo el ideal de la
forma. Precisamente la formalización-interpretación es el modo en
que el arte escribe la historia.
Metafóricamente: el sentido que hace expreso el arte se
construye como símbolo de lo real. En la obra de arte el símbolo
representa el sentido. Un símbolo que siempre se divisa futurizado, es
decir, proyectado hacia el porvenir; dicha proyección es del todo
metáfora, creación... nueva realidad. La obra de arte no es un resumen
de un significado; al contrario, la obra de arte es un explayarse en la
constitución significativa de la realidad. La obra de arte no refleja,
construye; la obra de arte no copia, re-crea; la obra de arte no deduce
ninguna clase de consecuencias -ni siquiera éticas: decía Oscar
Wilde que “ningún artista tiene inclinaciones éticas. En un artista,
una inclinación ética es un amaneramiento estilístico imperdonable”-
sino que más bien intuye las posibilidades en que lo real deviene. En
palabras del Profesor Maceiras Fafián: “creador es aquel que de
10
Dice Adorno que “el arte se trasciende hacia lo no existente desde lo
existente” (ADORNO, TH. W.: Teoría Estética, trad. Cast. Ed. Taurus,
1986, pg. 299)
165
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
11
MACEIRAS FAFIÁN, Manuel: Metamorfosis del lenguaje (ed. Síntesis,
2003)
12
BENJAMÍN, Walter: “La obra de arte en la época de su
reproductibilidad técnica” (en Discursos Interrumpidos, I, trad. Cast. Ed.
Taurus, Madrid, 1990)
166
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
13
ADORNO, Th. W.: Teoría estética (trad. Cast. Ed. Taurus, Madrid, 1986).
Adorno continuaba argumentando la tesis sobre la relación arte-sociedad
aduciendo que “las luchas de clases, las relaciones entre las clases quedan
impresas en la estructura de las obras de arte” (ibid. 304) y “las fuerzas de
producción en la obra de arte no son en sí mismas diferentes de las sociales,
167
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
169
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
Obra de arte
Inevitablemente, a la hora de hablar del arte se nos ha colado
la reflexión sobre la obra de arte; la obra de arte, como señala
Heidegger15, pone en obra la verdad: la obra de arte es el quicio del
arte. Éste se patentiza en la obra de arte, por lo que preguntar por el
arte, su esencia, es preguntar por el origen de la obra de arte. Por su
parte, el concepto de obra de arte es el resumen de un triángulo
hermenéutico formado por el artista (“el origen de la obra es el
artista”, dice Heidegger), la propia obra (“el origen de la obra es el
artista”) y el arte (“la obra y el artista son en sí mismos y
recíprocamente por medio de un tercero: el Arte”, sentencia
Heidegger).
Pero la obra de arte requiere de una serie de axiomas –al
modo de los postulados de la razón pura-práctica en Kant- para poner
en obra la verdad:
a) Libertad, porque la obra de arte es ante todo creación. El
arte es el mejor viajero de “la nave de los locos”, es el destacado
mensajero de la libertad. La libertad a la que nos referimos no
pertenece sólo al artista, sino también al espectador; como dice
Sartre, “el autor escribe para dirigirse a la libertad de los lectores y
requerir de estos que hagan existir su obra... Cuanto más
experimentamos nuestra libertad, más reconocemos la del otro,
cuanto más nos exige, más le exigimos”16. Así, la obra de arte se
convierte en una llamada a la libertad (del artista, del público…): la
15
HEIDEGGER, 1995, pg 12)
16
SARTRE, Jean-Paul: Escritos sobre literatura (trad. Cast. Ed. Alianza,
pág. 202).
170
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
Belleza
La reflexión filosófica sobre la belleza tiene lugar como
tramitación estética del conocimiento y la experiencia. Pero la
belleza, considerada como objeto de reflexión filosófica, no es sólo
trama de una teoría. Resulta imposible agotar la pluralidad de sus
manifestaciones, la multiplicidad de sus formas y representaciones.
Más bien, la belleza se encuentra en lo particular; tal y como decía
Arthur Schopenhauer: “La belleza es el reconocimiento de lo general
en lo particular”.
17
Sartre, ibid. Pg. 196
18
Heidegger, 1995, 36
171
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
19
Hegel, 1989, pg. 8
20
En no pocas ocasiones el marxismo ha sido incapaz de transmutar los
valores del mundo burgués, debido a que se conformaba con posicionarse
como la antítesis de los resultados de ese mundo sin analizar
concienzudamente las dimensiones filosóficas del mismo.
172
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
173
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
174
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
21
LYNCH, Enrique: Sobre la belleza (pg. 32)
175
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
22
“En primer lugar, quisiera advertir que no atribuyo a la Naturaleza la
belleza, la fealdad, el orden ni la confusión. Pues no puede decirse que las
cosas sean hermosas o feas, ordenadas o confusas a no ser con respecto a
nuestra imaginación”. (Carta XXXII, a Oldenburg).
176
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
23
“La belleza, del género que sea, nos proporciona un peculiar deleite o
satisfacción, y la fealdad produce dolor [...] No es, pues, maravilla alguna
que nuestra propia belleza sea objeto de orgullo y la fealdad objeto de
humildad[...] la belleza es un orden de construcción de partes que, o por
una constitución originaria de nuestra naturaleza o por hábito o por
capricho, es capaz de producir un placer o satisfacción en el alma. Este es
el carácter distintivo de la belleza, y constituye su diferencia con la fealdad,
cuya tendencia natural es producir dolor. Placer y dolor, por tanto, no son
sólo acompañantes necesarios de la belleza y la fealdad, sino que
constituyen su verdadera esencia” (David Hume: “De la belleza y la
fealdad”. En Tratado de la naturaleza humana, libro II, sección VIII)
24
“Lo agradable, lo bello, lo bueno, indican tres diferentes relaciones de las
representaciones con el sentimiento de placer y dolor, en relación con el
cual nosotros diferenciamos unos de otros a los objetos o los modos de
representación [...] Se llama agradable a lo que deleita; bello, a lo que
sencillamente complace; bueno, a lo que es estimado, aprobado, es decir,
aquí en lo que se ha puesto un valor objetivo. El agrado vale también para
los animales irracionales; la belleza solamente para los hombres, es decir,
seres animales, pero también racionales, aunque no sólo como tales (como
espíritus, por ejemplo), sino a la vez como animales; pero lo bueno vale
para todo ser razonable en general [...] Se puede decir que de todas esas
clases de satisfacción únicamente y sólo la del gusto por lo bello es una
complacencia desinteresada y libre; pues ningún interés, ni el de los
sentidos ni el de la razón, coacciona aquí para la aprobación. Por tanto,
podría decirse de la complacencia que, en los tres casos citados, se refiere
la inclinación o al favor o al respeto. Pues bien, el favor es la única
complacencia libre. Un objeto de la inclinación y uno que sea impuesto a
nuestro deseo por una ley de la razón, no nos dejan ninguna libertad para
hacer de él un objeto de placer para nosotros mismos. Todo interés
presupone menesterosidad o la produce, y como fundamento de la
177
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
Metáfora
La preocupación por la metáfora no es sólo una cuestión
propia de la Estética, sino que a su estudio concurren variadas
disciplinas: lingüística, literatura, filosofía del lenguaje y de la
ciencia25, psicología…
Pero, ¿por qué tanta preocupación? Porque el hombre
necesita conocer por analogías, nombrar por parecidos; en definitiva,
simbolizar. Y todo ese poder es ofrecido por la metáfora como
instrumento cognitivo capaz de ampliar el conocimiento del mundo.
La metáfora es, pues, vía de acceso al conocimiento de la
realidad y como tal vía actúa de mecanismo figurativo dedicado,
como advierte Aristóteles en su Poética26, al uso lingüístico de la
27
Eduardo de Bustos: La metáfora: ensayos transdisciplinares (FCE-UNED,
2000, pag. 14 y 15).
28
Eduardo de Bustos establece una representación gráfica de la metáfora del
ciberespacio aduciendo que donde dijimos autopista, decimos vías de
transmisión de información; donde llamamos espacio físico,
informáticamente decimos espacio virtual; a los vehículos tradicionales los
denominamos computadoras, la gasolina la cambiamos por electricidad y
los destinos por ubicaciones… los conductores ya no somos más que
usuarios, cibernautas, y el viaje es, en sí, una sesión.
179
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
Estética
Después de estos avatares arribamos, de nuevo, al origen, la
primera palabra de la serie: la Estética. Primero hemos dirimido el
contenido semántico de la Estética según los conceptos de
experiencia estética, arte, obra de arte, belleza, metáfora. Ahora la
29
MOLINUEVO, José Luis: Humanismo y nuevas tecnologías (ed. Alianza,
Madrid, 2004)
180
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
30
“Lo que viene a expresar Nietzsche es que la naturaleza de las cosas es
estética, de la misma manera que los filósofos antiguos afirmaban que la
naturaleza del mundo se reducía a un elemento, a varios elementos, a la
forma, etc. En nuestro caso, lo esencial de la realidad es su forma de hacer,
y ésta es de carácter estético o artístico” (en F. Nietzsche: Estética y teoría
de las artes; prólogo, selección y traducción de Agustín Izquierdo; ed.
Tecnos, 1999, pg. 9)
181
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
182
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
31
MOLINUEVO, José Luis: Estéticas del naufragio y de la resistencia (ed.
Alfons el Magnànim, Valencia, 2001, pg. 9)
32
AUMONT, Jacques: La estética hoy (trd. Cast. Ed. Cátedra, 1998, p.64)
183
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
185
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
186
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
187
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
34
CALVINO, Italo: “Desde lo opaco” (en El camino de San Giovanni;
trad. Cast. Ed. Tusquets, 1991, pág. 149)
188
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
35
CALVINO, Italo: “Desde lo opaco”; en El camino de San Giovanni.
(Trad. Cast. Ed. Tusquets, 1991, pág. 145-6)
189
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
190
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
36
CALVINO, Italo: “Visibilidad”; en Seis propuestas para el próximo
milenio; (trad. Cast. Ed. Círculo de lectores, 2001, pág. 100-101).
191
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
37
I. CALVINO, 2001, Pág. 91-92
38
Autor de obras tan significativas en la escena dramática española como
Historia de una Escalera, La Fundación y En la ardiente oscuridad, entre
otros títulos imprescindibles.
192
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
193
SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
III. Epítome:
Para terminar repetiré algunas de las tesis enunciadas en el
presente artículo y que forman su base argumental.
La Estética como conocimiento tiene dos campos de
actuación fundamentales:
a) Semántica, en la que la Estética debate sobre el significado
de sus propios mimbres, entre los cuales este artículo trata los
conceptos de experiencia estética, arte, obra de arte, belleza,
metáfora y, por supuesto, el de estética como tal.
b) Crítica, en la que la Estética actúa directamente sobre las
obras de arte, tomadas a modo de ejemplificaciones, modelos,
arquetipos.
194
LA ESTÉTICA COMO CONOCIMIENTO: SEMÁNTICA Y CRÍTICA
195
HACIA UNA CRÍTICA DEL GUSTO:
APUNTES PARA UNA ESTÉTICA DE LA ACTUALIDAD
1. Presentación
En una entrevista al periódico El País Gilles Deleuze,
hablando a propósito de los intelectuales, viajantes de la historia les
llama, dice lo siguiente: «personas como Umberto Eco me resultan
prodigiosas. Todo lo que se les pregunta lo saben. No hay más que
apretar el botón y sale algo, y además, lo curioso es que saben lo que
dicen. No los envidio. Aborrezco a los intelectuales»2. Si hacemos
hablar aquí a Gilles Deleuze es porque queremos que sus palabras se
tomen como el criterio que regula este texto. De hecho, no es nuestra
intención presentar el problema del gusto en todos sus modos, ni en
todas las modas que asumió a lo largo de la historia del pensamiento
Occidental. La estrategia de enfoque está pensada en cuatro grandes
núcleos temáticos que vertebran su estructura.
En primer lugar haremos una consideración general del gusto
en cuanto facultad humana. Posteriormente, nos acercaremos a la
relación que la estética, territorio en el cual se inserta el gusto en
cuanto criterio, mantiene con la filosofía, dominio en el cual se debe
1
«Of the Standard of Taste». In The Philosophical Works. Edited by Green,
Thomas Hill & Grose, Thomas Hodge. In 4 volumes (reprint of the new
edition London 1882). Darmstadt: Scientia Verlag Aalen, 1964, vol. III, pp.
266-284, p. 268.
2
Entrevista de Oswaldo Muñoz. El País. «Babelia», 22 de julio de 1995.
JOSÉ MANUEL GOMES PINTO
3
Dice Elio Franzini: «La cuestión sobre la normatividad del gusto pertenece,
en primer lugar, al mundo cultural inglés de la mitad del siglo [el dieciocho].
Particularmente notorio y significativo resulta el ensayo que David Hume
(1711-1776) dedica en 1757 a la norma del gusto, ensayo que, incluso al
margen de su escasa sistematicidad, se convierte en referencia obligada de
los debates de la época». En Fransini, Elio, La estética del siglo XVIII.
Madrid: Visor, 2000, p. 136.
198
HACIA UNA CRÍTICA DEL GUSTO...
4
Cfr., Burke, Edmund, Indagación filosófica sobre el origen de nuestras
ideas acerca de lo sublime y de lo bello. Madrid: Tecnos, 1997, p. 8. Hay
que resaltar el hecho de que el texto de Burke se publica el mismo año que el
texto de Hume, La norma del gusto.
5
Loc. cit., p. 266.
199
JOSÉ MANUEL GOMES PINTO
3. Estética y filosofía
Haremos dos apuntes históricos para situar el problema, para
después recurrir a Baumgarten y a sus definiciones de la estética en
cuanto disciplina filosófica. A partir de ahí podremos volver de nuevo
al tema del gusto.
En cuanto disciplina oficialmente reconocida en el ámbito de
la filosofía, la estética es bastante reciente. Solamente en el siglo
XVIII los estudios sobre estética (que en Francia se llamaban las
Belles Lettres y en Inglaterra Criticism) adquieren conciencia de ese
sector autónomo de reflexión, pensemos por ejemplo en Baumgarten,
Adison, Hume, Burke o Kant, aunque podríamos citar otros, como
Hutcheson, Hogarth, Blair, Jean Baptiste du Bos, Diderot, Seran de la
Tour, Cartaud de la Villote, etc. Un dato curioso es que hasta 1904,
en Alemania, no surge la primera revista especializada en problemas
estéticos titulada Zeitschrift für Äesthetik und allgemeine
Kunstwissenschaft («Revista de estética y teoría general del arte»), y
solo en 1921 aparece por primera vez como disciplina universitaria en
la Sorborne, asignatura creada por V. Basch.
Aunque reciente en cuanto disciplina autónoma, sus núcleos
temáticos de desarrollan a lo largo de toda la historia del pensamiento
Occidental. Su núcleo central de tematización lo podemos conformar
como una tarea interrogativa acerca de la belleza y del arte en sus
múltiples formas de relacionarse y en cuanto dice respecto a los
contenidos internos del conocimiento intuitivo. Es, por lo tanto,
también la estética un concepto demasiado amplio que exige el
recurso a otros afines como forma de poder determinarse. Pensamos,
200
HACIA UNA CRÍTICA DEL GUSTO...
7
Cassirer, Ernst, Filosofia de la Ilustración. México: FCE, 1943. El
subrayado en nuestro.
8
Op. cit., p. 134.
9
E. Franzini, op. cit., p. 28.
202
HACIA UNA CRÍTICA DEL GUSTO...
203
JOSÉ MANUEL GOMES PINTO
5. El juicio de gusto
Debemos ahora centrarnos en el juicio de gusto y en la norma
que se debe extraer de él, de tal forma que se pueda entender cómo
ese juicio determinado puede asumir la forma de norma o criterio
estético. Para tal y con la finalidad de obviar algunos problemas,
enumeremos algunas características del juicio de gusto para a partir
de ahí poder determinar lo que denominamos, la norma del gusto.
Todo el juicio de gusto, pues, es inmediato. Es decir, al no
pertenecer al dominio de las «cuestiones de hecho», el juicio de gusto
10
Loc. cit., p.
204
HACIA UNA CRÍTICA DEL GUSTO...
205
JOSÉ MANUEL GOMES PINTO
11
Op. cit., p. 10/13.
206
HACIA UNA CRÍTICA DEL GUSTO...
12
Yves Michaud, Critères esthétiques et jugement de goût. Nîmes:
Jacqueline Chambon, 1999, p. 108. (la traducción española: El juicio
estético. Barcelona: Idea Books, 2003).
13
Esto es muy claro en David Hume. En Kant, aunque estructuralmente el
problema sea el mismo, se parte del principio de los juicios sintéticos a
priori, lo que le permite extraer consecuencias totalmente distintas. Ese
apriorismo y la necesidad humana de una unidad conceptual trasversal a toda
la historia (una idea claramente de origen platónico), han contribuido a que
las tesis de Kant hayan sido tomadas por los historiadores del pensamiento
occidental como más acabadas, perfectas. Las vanguardias de los albores del
siglo XX han desmentido esta tesis, aunque Clement Greenberg
(especialmente en un texto de 1939 «Vanguardia y Kitsch) se haya afanado
por demostrar lo contrario. Yves Michaud ha percibido bien el problema, y
nos propone en su libro un acercamiento a la estética y a la teoría de las artes
desde el punto de vista del gusto y de sus modalidades. En este sentido es, a
nuestro juicio, un libro actual.
207
JOSÉ MANUEL GOMES PINTO
14
En este caso los juicios de gusto.
15
Loc. cit., p. 268.
16
La responsable por la efectivación del conocimiento.
17
El juzgar carece de la posibilidad de conocer las de relaciones objetivas. Y
solamente éstas pueden hacer patente la forma, el esquema para la finalidad
de la imaginación y por lo tanto de todo juicio en general.
208
HACIA UNA CRÍTICA DEL GUSTO...
7. Final
En un tiempo dónde falta la definición del arte y por
consiguiente faltan las definiciones de criterios que permitan
distinguir la obra de arte y el arte en cuanto tal, en un tiempo donde lo
que se ha dado en llamar posmodernidad nos ha dejado insertos en
una pluralidad de prácticas artísticas de mucha procedencia y de muy
variada expresión, en un tiempo donde, como afirma Yves Michaud,
el concepto de un arte sin definición ha devenido el punto central de
su definición19, cabe hacer la pregunta sobre la necesidad o
contingencia de revitalizar los problemas que conlleva el Gusto.
Creemos que, más que el arte del siglo XX, principalmente desde
Duchamp, son las posibilidades tecnológicas, en cuanto medios o
soportes para y del arte, las que están cada vez más reclamando una
nueva definición del gusto y consecuentemente una nueva teoría del
18
David Hume, loc. cit., p. 278/9.
19
Op. cit., p. 30
209
JOSÉ MANUEL GOMES PINTO
8. Bibliografía
ADDISON, Joseph, Los placeres de la imaginación y otros ensayos de
«The Spectator». Madrid: Visor, 1991.
BAUMGARTEN, Alexander Gottlieb, Estética. A lógica da arte e do
poema. Petrópolis: Vozes, 1993.BOZAL, Valeriano, El gusto. Madrid:
Visor, 1999.
BURKE, Edmund, Indagación filosófica sobre el origen de nuestras
ideas acerca de lo sublime y de lo bello. Madrid: Tecnos, 21997.
FERRY, Luc, Homo Aestheticus. L’invention du goût à l’âge
démocratique. Paris: Grasset, 1990.
FRANSINI, Elio, La estética del siglo XVIII. Madrid: Visor, 2000.
GREENBERG, Clement, Arte y cultura. Barcelona: Paidós, 2002.
HUME, David, «Of the Standard of Taste». In The Philosophical
Works. Edited by GREEN, Thomas Hill & GROSE, Thomas Hodge. In
4 volumes (reprint of the new edition London 1882). Darmstadt:
Scientia Verlag Aalen, 1964, vol. III, pp. 266-284.
20
Cfr., sobre el tema, Luc Ferry, Homo Aestheticus. L’invention du goût à
l’âge démocratique. Paris: Grasset, 1990, p. 14.
21
LA referencia se encuentra en Hamlet, III, 2, 86/7. La edición que hemos
que manejamos es la de G. R. Hibbard, publicada en la Oxford University
Press. Dice el original: «They are coming to the play. I must be idle. Get you
a place». La frase «I must be idle», también se puede traducir como:
«También yo debo representar».
210
HACIA UNA CRÍTICA DEL GUSTO...
211
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN [EL] SILENCIO
1
ORTEGA Y GASSET, José: Obras Completas (O.C.), Vol. XII,
Investigaciones Psicológicas, p. 430.
2
Por mencionar un primer dato, la sociedad española es en la actualidad la
segunda más ruidosa de todas las que componen la población mundial.
3
Las líneas que siguen quisieran averiguar si la realidad es percibida y
vivida de forma diferente con o sin el silencio; o, mejor dicho, -puesto que
estamos siempre en él- “desde” él o “contra” él. A modo de anticipo,
digamos que la realidad vivida, eludiendo nuestra experiencia de silencio,
tendría las siguientes características: lo latente de la realidad quedaría
reducido a lo patente, a la cosa crasa. Lo compresente sería, todo lo más, lo
que se da ahí sólo si cambio de perspectiva. El horizonte sería el resto, el
adorno, el escaparate, el fondo sin importancia que me pasa desapercibido.
Sin embargo, la realidad vivida desde el silencio en su estar realizándose
considera lo latente en su simultaneidad y reciprocidad intrínseca con lo
patente. De manera que la presencia no sólo sería lo que está ahí patente,
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
7
Lo apremiante es la fonética, y ésta, incluso solapada por ella misma. No
tiene por qué haber semántica ni sintaxis. No se pretende comunicación
alguna. Por mucho que aumentáramos los decibelios, se incrementaría el
ruido, el estruendo, pero no la comunicación. Aquí reconocemos igualmente
lo que Heidegger llamó “habladurías”, Cf. El Ser y el tiempo, Traducción de
José Gaos, F.C.E., Madrid, 1971, p. 188: «En semejante transmitir y repetir
lo que se habla[...] se constituyen las habladurías».
8
La fonética es sólo un recurso formal que mantiene el “abierto”, la función
fáctica que Jakobson atribuye al lenguaje. No tiene por qué haber semántica
ni sintaxis. Más que atender, retiene y/o detiene. Se “habla por hablar”,
palabras constreñidas a la más torpe reiteración de lo ya indicado.
9
Se dan todos los sentidos de la lengua, en su máxima calidad: semántica,
sintáctica, fonética, etc. Incluso en la ausencia total de sonidos, sin palabras,
puede darse la comunicación. El ejemplo más significativo es el de las
personas que aman entre las que hay una expresa intencionalidad
comunicativa en aquél (otro con un lo otro) o entre aquellos (un nosotros)
que intervienen. El ejemplo más visible es el que hayamos en los sordos,
pero es cierto que esta ausencia de sonidos no siempre garantiza una
intencionalidad comunicativa. La comunicación no verbal también puede
llegar a ser “ensordecedora”, mera palabrería.
215
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
10
Se trataría de dilucidar si, así como la palabra puede ser tanto habla como
decir, así el silencio pueda ser tanto mudez [¿mutismo?] como “lo
originante”. Esto nos lleva a preguntarnos qué sea el silencio como “lo
originante”, qué sea lo originante del silencio o cómo advertir el “original
silencio”. Cada uno de nosotros vivimos el hablar, el decir, la mudez, lo
originante y el resto de sus términos en una relación de proporciones más o
menos significativas. Ahora bien, lo que aquí es interesante resaltar no es
tanto en qué proporciones participa cada actuación sino cómo y en qué
sentido cada una de ellas presenta o muestra al “artífice” de las mismas. Esto
es, cada uno de estos aspectos no sólo aluden al contenido de lo [pro-
]nunciado o lo callado sino refieren a las incidencias que – en forma de
instancias o repercusiones- provocan en nosotros dichas palabras y/o
silencios ¿Por qué dijo o dije tal cosa?, ¿por qué callé tal otra?, ¿qué sentido
tenían mis palabras?, ¿cuál era el por qué de mis o sus silencios?, ¿por qué
pueden resultarnos tan desgarradores? ¿cómo y para qué surgió esa palabra o
ese silencio?
216
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
11
Cf. Glosas. De la crítica personal, en O.C., Vol. I, Artículos, p. 13.
Publicado en Vida Nueva, 1 de diciembre de 1912. Los corchetes son
nuestros.
12
Cf. O. C. Vol. XII, Aurora de la razón histórica, p. 327: «El estar en la
duda es un modo de estar en la creencia, es el estar... inquieto»
13
Cf. O. C. Vol. I, Meditaciones del Quijote, p. 319.
14
Sería conveniente preguntarnos si “esas cosas mudas” sufren mudez o
mutismo. Según la Real Academia Española, “mudez” sería la imposibilidad
física de hablar o el silencio deliberado y persistente. Mientras que el
“mutismo” sería el silencio voluntario o impuesto. Ambos vocablos
preceden del latín mudus, mudo. Quizás hemos de atribuir
217
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
20
Cf. O.C., Vol. VII, El hombre y la gente, p. 249.
21
Cf. Ibíd., p. 130: «Nuestra relación práctica o pragmática con las cosas, y
de éstas con nosotros, aun siendo corporal a la postre, no es material, sino
dinámica».
22
Cf. Ibíd. , p. 128.
23
Cf. Ibíd. , p. 259. Conocida es la distinción de Sausurre entre “langue” y
“parole”. Con el primer término se hace referencia al patrimonio social
(reglas del vocabulario, la lengua en tanto idioma) que está ahí antes que
propio individuo, y que éste adopta como útil. Correspondería al “habla” de
Ortega. El segundo término, “parole”, alude a ese algo que ha de poner el
sujeto al percibir y generar una comunicación. Correspondería al decir
orteguiano. El mismo Ortega menciona a dicho autor: «La lengua no está
nunca hecha sino que está siempre haciéndose y deshaciéndose, como todo
lo humano. La lingüística cree responder a esta estricta realidad no
219
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
26
Un caso extremo sería el del autista: ni habla ni permite apertura alguna.
Su patología le llega a una pérdida de contacto con el mundo exterior y con
la realidad, replegándose sobre sí mismo. Un sí mismo, a veces,
irreconocible.
27
En paralelo a la referencia que Ortega hace con la gente, podría sugerirse
que así como la gente es “Todos y Nadie”, Otro absoluto al que no puedo
referirme realmente; así la “nada” sería “la Cosa abstracta” con la que nunca
podría vincularme y quedar afectado. Dicho de otro modo, “de la nada,
nada” y “del vacío, - como ya veremos- la instancia”.
221
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
Silencio estático:
Pasividad destructiva, aniquiladora, conformista
Los silencios que se nos presentan bajo el signo de esta pasividad
destructiva podríamos mostrarlos como representativos de tres
situaciones: las múltiples interferencias, el cierre premeditado o lo
“ya dado por supuesto”. En todas ellas nos vemos ante la ausencia de
un posible receptor. Es más, si éste estuviere, sería ignorado. Pero
precisamente esto último conllevaría preguntarnos si el silencio del
presunto emisor otorgaría a éste la cualidad de tal.
Interferencias múltiples:
En efecto, en esta primera situación ni el receptor es relevante ni el
emisor llega a expresar pensamiento o sentimiento alguno. Más bien
nos hallamos ante una amalgama de interferencias múltiples, ante el
caos. Todo está invadido28.
«Nuestro contorno social, que está lleno de palabras [...]
contemplamos el enjambre incontable de ideas u opiniones
que en nuestro derredor salen incesantemente revolando del
decir de la gente»29.
Azorados en múltiples usos, “nada nos dice nada” ni genera
nada. Estamos ante la indiferencia del Otro o ante la apatía ante el
Otro, no hay un alguien que diga algo. Es lo que hay, monótona
reiteración y, con ello, deambulamos. El silencio nos sale al paso
como estruendo, como un cúmulo de tópicos insulsos, de lugares
comunes exentos de sentido que, Otros, todos y nadie en concreto,
han puesto en circulación:
«el decir de la gente, cuyas dos formas son la lengua misma
y los tópicos, que es lo que confusamente se llama “opinión
pública”[...]Para que una idea personal [...] llegue a ser
“opinión pública”, tiene antes que sufrir esa dramática
operación que consiste en haberse convertido en tópico y
28
Veremos que a diferencia del silencio destructivo, el constructivo se
caracteriza por una instancia al seguir siendo. Por ello, así como aquí
encontramos saturación, satisfacción; así, allí hallamos hueco, tendencia,
instancia a la salvación del “yo-circunstancia”.
29
Cf. O.C. Vol. VII, El hombre y la gente, p. 263. Notése que el “decir de la
gente” es sinónimo del “habla”. No es el decir del hombre, sino el decir de la
gente.
222
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
30
Cf. Ibíd., p 228.
31
Nótese como incluso estos términos han pasado al ostracismo, refieren a
una realidad que no quiere ser reconocida.
32
Cf., O.C., Vol. III, La deshumanización del arte e ideas sobre la novela,
p. 405. La negrita es nuestra. Nótese que Ortega dice “preferencia”, por
tanto, no hay exclusión del resto del mundo sino intensificación de aquello a
lo que se atiende.
33
Cf. O.C., Vol. VII, ¿Qué es filosofía?, p. 433-434.
223
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
34
Cf. O.C. Vol. VIII, Meditación de la criolla, p. 445.De manera que, no
sólo lo otro o el Otro, sino yo mismo quede exento.
35
Ortega alude en este sentido al cambio producido en el siglo XVII en el
que predomina el habla cortesana. En ella «en el hombre sociable el hablar
es una ocupación formal – habla por hablar», Cf. O.C. Vol. VII, El hombre y
la gente, p. 241. Así, «hablar es principalmente… usar de una lengua en
cuanto está hecha y nos es impuesta por el contorno social», Cf. Ibíd., p.
248.
36
Cf. O.C., Vol. IV, La rebelión de las masas, p. 210.
37
Cf. O.C., Vol. VII, El hombre y la gente, p. 264.
38
Sería pertinente mencionar la concepción que Ortega tiene del espacio y la
posibilidad propia del hombre de, en él, alternar, Cf. Ibíd., p. 147: «la
relación del unus – yo- con el alter – otro- se llama estupendamente en
nuestra lengua alternar». Enunciadas de “dentro” hacia “fuera” serían: el
entorno o dintorno, el contorno y el derredor. Zonas éstas que podemos
hacer corresponder en una instantánea con el yo en su ensimismamiento, el
yo constreñido a lo ya dado y el yo ejecutante en “el más allá latente ahora”,
Cf. Ibíd., p. 120. Adviértase que el “entorno” no refiere a lo que
habitualmente entendemos como “fuera de, lo exterior a”. Nótese asimismo
cómo Ortega recurre el uso pictórico del término dintorno como delineación-
afirmación de las partes de una figura contenidas en su contorno. El derredor
224
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
43
Cf. O.C., Vol. II, El Espectador. El silencio, gran brahmán, pp. 630-631.
44
Cf. O.C., Vol. VII, ¿Qué es filosofía? , pp. 410-411.
226
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
45
Cf. O.C., Vol. VIII, La idea de principio en Leibniz y la evolución de la
teoría deductiva, p. 392. Si fuéramos escrupulosos con la terminología
empleada por Ortega, aquí debíamos de sustituir el término “dice” por
“habla” ya que sí se podría estar diciendo aun cuando no se hablara.
46
Cf. O.C., Vol. VIII, Meditación del pueblo joven , p. 393. La negrita es
nuestra.
47
Mencionado por Foulquié en su Diccionario del Lenguaje Filosófico, p.
959.
48
Es significativo destacar aquí el interesante tratamiento que nuestro autor
hace del hueco, especialmente cuando lo refiere al sistema de posibilidades e
imposibilidades concretas que el hombre advierte en el progresivo
227
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
acercamiento al otro, Cf. O.C., Vol. VII, El hombre y la gente, pp. 184-185.
A diferencia del silencio destructivo donde se hacía alusión a lo lleno, aquí
la referencia es a aquello que permite la plenificación, la salvación. El
silencio como apertura.
49
Cf. O.C., Vol. II, El Espectador. El silencio, gran brahmán, p. 629. La
negrita es nuestra.
50
Cf. Ibíd., p. 631. El corchete y su contenido son nuestros.
228
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
51
Cf. O.C., Vol. VIII, Meditación del pueblo joven. Balada de los barrios
distantes, pp. 407-408.
52
Cf. O.C., Vol. VII, El hombre y la gente, p. 249.
229
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
53
Cf. O.C., Vol. VIII, Meditación del pueblo joven, p. 393: «Gracias a que
la circunstancia nos es conocida, el lenguaje deja de ser equívoco […] esta
es más elocuente que aquel, sin pretenderlo, sin vocabulario, sin gramática,
simplemente siendo, estando ahí». La cursiva es de Ortega; la negrita,
nuestra.
54
Cf. O.C., Vol. VII, El hombre y la gente, pp. 244-245.
55
Cf. O.C., Vol. VIII, Meditación de la criolla, p. 423. Ejemplo típico de
este silenciamiento es la respuesta “yo” a la pregunta “¿quién es?” efectuada
a través de un telefonillo. El interpelado puede relegar muchos detalles que
son conocidos por el interrogador al contestar aquel
56
De nuevo, estamos ante el choque, la transmisión, la posibilidad de
encontrarnos con los asuntos y, con ellos y desde ellos, ensimismarnos
dándole nuevo sentido a la realidad.
57
Esta sería una buena descripción de ese silencio destructivo al que se hizo
referencia. Nótese que nos encontramos con un “oyendo”, por tanto, se
afirma la existencia de sonido, el problema reside en que éste no es más que
ruido, caos.
230
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
58
Cf. pp. Ibíd., 412-413. Es curioso advertir las relaciones entre las pausas,
los huecos y los silencios. Es más, también de cada uno de ellos con la vida.
Nótese como nuestro autor se refiere a la vida como “la gran hilandera”.
59
Por tanto, requiere del sujeto que calla, esto es, pone en juego su voluntad
de decisión. Precisamente por esto, Ortega lo califica más abajo de “activo
silencio”.
60
Nótese como nuestro autor emplea este término y no el de “deshacerse” de
ellos. Esto es, no se rompe la ósmosis entre yo y circunstancias.
61
Cf. O.C., Vol. II, El Espectador. El silencio, gran brahmán, p. 626. Este
silencio ya no es el silencio incipiente del hueco como abertura en su modo
de llegar a decir sino que es el silencio maduro del estar diciendo.
62
Al referirse a la criolla, Ortega alude a verbos como “seguimos jadeantes
sus irreales pistas”, “quedamos encantados… y mudos. Más adelante
afirma: «las cosas para ser vistas y bien vistas reclaman una determinada
lejanía», Cf. O.C., Vol. VIII, Meditación del pueblo joven, p. 415.
63
Cf. Ibíd., p. 395: «nuestras existencias, íntegras, están inscritas
mutuamente en nosotros [...] dentro de él está mi vida como dentro de mí la
suya» ; Cf. O.C., Meditación de la criolla, p. 414: «abrirse sin más a ellas,
231
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
dejarlas ser: ser lo que las cosas son y así nutrirse y enriquecerse con su
efectiva sustancia».
64
Cf. O.C., Vol. VII, El hombre y la gente, pp. 255-259. El silencio puede
plasmarse en el gesto, en la expresión más genuina de cada cual.
65
Cf. Ibíd., p.258: «si se hubiera hecho la historia de la gesticulación
aparecería bien claro que el uso y el desuso y el abuso de los gestos
obedecen a las leyes generales del uso. En ellos vive cada sociedad con su
carácter más visible y cada pueblo siente un choc al percibir la
gesticulación peculiar del otro». La negrita es nuestra, la cursiva de Ortega.
En Meditación del pueblo joven encontramos también un ejemplo de este
tipo: «Los gestos que en Europa estábamos habituados a hacer, la conducta
que allí es la norma, suscitan aquí enojos, descontentos, irritaciones», Cf.
O.C., Vol. VIII, p. 403.
66
Cf. O.C., Vol. VIII, Meditación de la criolla, p. 423. También, O.C., Vol.
VII, El hombre y la gente, p. 256: «no pocos primitivos de África[que] son
incapaces de entender a un explorador o a un misionero que conozcan bien
232
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
70
Cf. Ibíd., p. 224. Al preguntar qué pasaría si no estuviéramos ante
individuos sino ante autómatas –gente- notaríamos que el uso de la lengua ya
no sería más que vigencia colectiva en la que ya no se podría llegar a decir,
sino que simplemente se hablaría en vano, contribuyendo con ello a fosilizar
la vida humana personal. Precisamente por ello, aún cuando uno tuviera
mucho que decir, aun cuando uno se erigiera con el sentido de lo que hace y
es, si no tuviese nadie a quién decírselo, correría el riesgo de convertirse en
un uso desusado.
71
Mientras que el científico lo que hacía era “gritar”, lo que hace el pensador
es “callar”. Calla -como queda dicho- para valorar, para rumiar cuanto la
vida le depara.
72
Cf. Ibíd., p. 230. Al igual que el pájaro aprovecha la resistencia negativa
del aire para volar ( Cf. Ibíd., p. 231) así también el hombre puede
aprovechar todos esos hechos que le reclaman para centrarse en aquello que
verdaderamente constituye su vivir. Los muchos choques que generan los
hechos le van marcando el ámbito de su más prístina actuación. Esto es, ante
la alteración, el hombre que así lo sea primará por convertir ésta en
ensimismamiento.
73
Cf. O.C., Vol. VII, El hombre y la gente, p. 111.
234
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
74
Cf. Ibíd., p. 250. La negrita es nuestra. Una cita igualmente decisiva la
encontramos en O.C., Vol. VIII, La idea de principio en Leibniz y la
evolución de la teoría deductiva, p. 396: «el auténtico hablar se compone
principalmente de silencios» La negrita es nuestra.
75
Cf. O.C., Vol. VIII, Velázquez, p. 493. La negrita es nuestra.
76
Cf. O.C., Vol. VII, El hombre y la gente, p. 247.
235
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
77
Cf. O.C., Vol. VII, Ibíd., p. 249.
78
Cf. O.C., Vol. II, El Espectador. El silencio, gran brahmán, pp. 625-626.
La negrita es nuestra. En este texto Ortega vincula lo indecible (que no se
puede decir) con lo inefable (que no se puede explicar con palabras, que el
hablar siempre será exiguo). La vida excede a nuestra descripción de la
misma, por lo que se hace indispensable nuestra disponibilidad ante ella,
nuestra disposición ante cada nuevo aparecer. El habla es siempre parca ante
la generosidad del decir. El instrumento se torna así claramente insuficiente,
la lengua es incapaz de llegar a plasmar radicalmente nuestro decir.
79
Cf. O.C., Vol. VII, El hombre y la gente, p. 249. La negrita es nuestra. La
vida excede a nuestra posible descripción. El habla siempre es parca ante la
generosidad del decir.
80
Cf. Ibíd., p. 254.
81
Cf. Ibíd., p. 255.
236
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
82
Cf. Ibíd., p. 245. Nótese que es la circunstancia la que ofrece sesgos de la
potencialidad decidora. Ahora bien, así como el habla es una operación que
comienza en dirección de fuera a dentro; el decir, eso que actualiza la
potencialidad decidora actúa de dentro hacia fuera. Por tanto, ha de haber un
dentro, ha de existir y estar viviéndose un alguien , Cf. Ibíd., p. 259.
83
Cf. O.C., Vol. IV, Goethe desde dentro, p. 477.
237
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
84
Cf. O.C., Vol. II, El Espectador, pp. 626-627. El poder contar es ya un
modo de transitar, historiar. ¿Es Ortega un “prestidigitador”? ¿un genio que
burlara cualquier muralla interpuesta ante el Otro? Como hombre noble y
buen nadador de naufragios, Ortega no puede quedar distraído en múltiples
detalles, lo que le interesa no es el Otro sino el otro en su singularísima
individualidad. Con aquel nunca podría establecer relaciones reales, con éste
sí. Es este viviente concreto el que mejor dice del hombre auténtico.
238
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
85
El silencio concebido como un ejercicio dinámico, Cf. O.C., Vol. VII,
¿Qué es filosofía?, p. 376: «el pensamiento es el verdadero, el único, auto-
móvil»; Además, Cf. O.C., Vol. VI, Historia como sistema, p. 35: «siendo el
ser de lo viviente un ser siempre distinto de sí mismo – en términos de la
escuela, un ser metafísicamente y no físicamente móvil-, tendrá que ser
pensado mediante conceptos que anulen su propia e inevitable identidad […]
el pensamiento […] es el gran altruista. Es capaz de pensar lo más opuesto al
pensar […] todos los conceptos que quieran pensar la auténtica realidad –
que es la vida- tienen que ser en este sentido “ocasionales”». Las negritas
son nuestras.
239
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
86
Cf., O.C., Vol. II, El Espectador. El silencio, gran brahmán, pp. 628-629.
La cursiva es de Ortega, la negrita nuestra. Adviértase que no sólo podría
tratarse de una compilación de hechos sino de una claridad mayor ante el
paradigma vital de éstos que estamos siendo. Recuérdese que nuestro autor
sostuvo siempre que «la claridad es la cortesía del filósofo», Cf. El hombre y
la gente, Conferencia dada en Valladolid el 20 de mayo de 1934, recogida
por Garagorri, Revista de Occidente en Alianza Editorial, 2001, p. 282.
87
Cf. O.C., Vol. VII, El hombre y la gente, p. 235: «el otro atributo del uso
es que nos sentimos coaccionados a ejercitarlo». Entre las amenazas está la
violencia física, psicológica, social, etc., Cf. pp. 214-215.
88
Cf. Ibíd., p. 209. La cursiva es de Ortega, la negrita nuestra.
89
Cf. O.C., Vol. VIII, Meditación del pueblo joven, p. 395.
90
Ibíd., p. 235.
91
Cf. O.C., Vol. IX, Goethe y los amigos del país, p. 611.
240
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
92
Cf. O.C., Vol. VIII, La idea de principio en Leibniz y la evolución de la
teoría deductiva, pp. 292-293.
93
Cf. Ibíd., pp. 273-275, nota a pie n. 2. Los puntos suspensivos que aquí
aparecen sin corchetes son de Ortega. La negrita nuestra.
94
Cf. Ibíd., p. 313.
95
Ibíd., pp. 314-316.
96
Ibíd., p. 321.
241
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
97
Cf. O.C., Vol. VIII, Meditación de la criolla, p. 442. Los corchetes y su
contenido son nuestros.
98
Cf. O.C., Vol. VIII, La reviviscencia de los cuadros pp. 491-493. La
negrita es nuestra. Nótese cómo esta cita podría leerse sustituyendo
“cuadro”/ “pintura” por “vida de cada cual”. Si quisiéramos descubrir al
individuo y dejarnos interpelar por él debíamos de hacer el ejercicio de
sacarlo de las indecisas regiones en las que suele dejarse al albur de lo
social, dejando que cada cual nos fuera contando su peculiar transitar.
242
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
99
Como se sabe, dicha conferencia puede considerarse la primera exposición
pública de lo que 23 años después se editará – aunque de manera inconclusa-
en El hombre y la gente.
100
Nótense los términos. Ortega se describe a sí mismo como alguien que
vive en el silencio. La frase no es “vivo en silencio” sino “en el silencio”.
Nos ofrece así la posibilidad de preguntarnos si el silencio fuera ese ámbito
vital en el que cree estar. Si hubiera suprimido el artículo podría pensarse
que estaba vaticinando lo que no tardaría en estallar.
101
Cf. «El hombre y la gente», Conferencia dada en Valladolid en el teatro
Pradera el 20 de mayo de 1934 y editada por GARAGORRI, Paulino en
Revista de Occidente en Alianza Editorial, Madrid, 20017, pp. 275-276. Este
texto no fue recogido en las Obras Completas de 1983, aunque sí incluyen
una alusión en la Nota Preliminar a nuestra obra, Cf. p. 72. La negrita es
nuestra. Nótese que sólo restaría unas semanas para que se produjese el
alzamiento nacional en Madrid. En dichas fechas, Ortega se encontraba
refugiado en la Residencia de Estudiantes de la misma ciudad, Cf.
ZAMORA BONILLA, Javier: Ortega y Gasset, pp. 410-414.
243
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
102
Aquí hallamos el silencio como recurso de prudencia.
103
El silencio es tratado aquí con el recurso a la metáfora del aire, del viento.
La metáfora es, para Ortega, el auténtico nombre de las cosas, Cf. O.C., Vol.
VIII, Creencia y verdad, en Idea de principio en Leibniz y la evolución de la
teoría deductiva, p. 292.
104
Cf. O.C., Vol. II, El Espectador. El silencio, gran brahmán, p. 627.
Encontramos una cuestión que también abordará Ortega en El hombre y la
gente, a saber, la peligrosidad ante lo otro y ante el otro.
244
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
105
Cf., Idem. La negrita es nuestra.
106
Cf. O.C., Vol. VIII, Meditación del pueblo joven, p. 389. Texto redactado
para una conferencia en La Plata, Argentina, en 1939. La negrita es nuestra.
107
Cf. O.C., Vol. VII, El hombre y la gente, p. 252.
108
Cf. Ibíd., p. 86: «lleva su sí mismo a lo otro[...] hace que lo otro –el
mundo- se vaya convirtiendo poco a poco en él mismo».
245
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
109
Cf. Ibíd., p. 395. La negrita es nuestra
110
Tras cuatro páginas correspondientes a la edición de 1983, Ortega parece
comenzar la conferencia con estas palabras: «Pensando así comprenderán
ustedes que el título de esta conferencia es un poco añagaza y superchería
bien intencionada. Es enunciar un tema que hoy vamos solo a abrir […] Y
esperaré. Esperaré a que me conozcan ustedes mejor para volver aquí y
reanudar el asunto y penetrar más hondo en él […] Y aquí tienen ustedes ya
la primera cuestión», Cf.. Ibíd., p. 396. Otro de los ejemplos más llamativos
de esta demora lo encontramos unas páginas más adelante al referirse al
intento por definir a la criolla. Adviértase que una vez más el silencio
aparece como pórtico de la expresión individualísima del hombre, de lo más
genuinamente humano en su estar aconteciendo, Cf. Ibíd., p. 397.
246
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
111
Cf. O. C., Vol. I, Meditaciones del Quijote, p. 322. La negrita es nuestra.
112
Cf. Ibíd., p. 312-313. 319.
113
Cf. O.C., Vol. XII, Lecciones de metafísica, p. 73: «somos nuestra vida
[…] Yo no me doy la vida a mí mismo, sino que me es dada, me encuentro
con ella al encontrarme conmigo mismo»
247
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
114
Cf. O.C., Vol. I, Meditaciones del Quijote, p. 336. Este es el principal
motivo por el que nuestro autor nos insta años más tarde a potenciar la vida
creadora, Cf. El Quijote en la escuela, cuya edición data de 1920
115
Cf., O.C., Vol. VIII, Meditación del pueblo joven, p. 441. La negrita es
nuestra.
116
La vida como acontecer interno. Nótese que no se dice “interior” sino
“interno”, Cf. O.C., Vol. IX, Mito del hombre allende la técnica, pp. 617-
618: «el hombre, la vida, son un acontecer interno y no otra cosa […] Por
eso, solo se puede hablar del hombre y de la vida si se habla desde dentro. Si
queremos hablar en serio del hombre, solo puede hacerse desde dentro,
desde el dentro propio, y, por tanto, solo se puede hablar de sí mismo […]
Así tenemos dos imágenes distintas del hombre: la imagen interna, que es la
verdadera por su origen, pero que se refiere al hombre propio, y la imagen
externa, que es la que nos formamos del otro hombre, como individuo o
como hombre en general. Si queremos construir una teoría sobre el hombre,
resulta extremadamente fructífero dejar que estas dos intuiciones o aspectos
choquen entre sí». La cursiva es de Ortega, la negrita nuestra
117
Cf. O. C., Vol. VI, A “Veinte años de caza mayor”, del conde de Yepes,
p. 465: «La vida es la realidad arcana por excelencia, no solo en el sentido
de que ignoramos su secreto, sino porque la vida es la única realidad que
tiene un verdadero “dentro”, una intus o intimidad [...] hacer externidad lo
que es pura interioridad […] esto es, precisamente la muerte» La cursiva es
de Ortega.
118
Por esto la filosofía orteguiana no es meramente deductiva sino que ha de
atender a las realidades derivadas de las continuas relaciones – y posibles
creaciones- entre el yo y sus circunstancias.
248
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
119
Ya en 1923, al hacer una glosa de las distintas vicisitudes por las que han
pasado las diversas civilizaciones, nuestro autor afirma: «La vida humana es
un proceso interno en que los hechos esenciales no caen desde fuera sobre el
sujeto – individuo o pueblo -, sino que salen de éste», Cf. O.C., Vol. III, El
tema de nuestro tiempo, p. 153.
120
Cf. Ibíd., p. 189.
121
Cf. O.C., Vol. V, En torno a Galileo, pp. 118-119.
122
Cf. O. C., Vol. XII, Unas lecciones de metafísica, p. 73.
249
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
123
Cf. O. C., Vol. V, Ensimismamiento y alteración, p. 339. En qué radica
tal pretensión humana. Ortega contesta: «todo lo que hace el hombre, lo hace
para ser feliz». También, Cf. O. C., Vol. VIII, La idea de principio en
Leibniz y la evolución de la teoría deductiva, p. 86.
124
Cf. Ibíd., p. 335. Esta misma idea de que el hombre va inventando las
posibilidades de su existencia la encontramos en O. C., Vol. VI, Historia
como sistema, pp. 34-35. El hombre es el creador de su programa vital, Cf.
O.C., Vol. IV, Epílogo para ingleses, p. 282.
125
Cf. O.C., Vol. IV, La rebelión de las masas, pp. 115-116; 183;
Asimismo, Cf. O.C., Vol. VIII, Prólogo para alemanes, pp. 19-20.
126
Cf. O.C., Vol. II, El Espectador. El silencio, gran brahmán, p. 625.
250
ELOCUENCIA DEL SILENCIO, EN (EL) SILENCIO
127
Ya en 1930 nos encontramos con los temas clave de El hombre y la
gente: la vida humana, el prójimo y nuestra propia vida. Lo destacable es
que en ambos trabajos el silencio está directamente mencionado al querer
abordar dichos temas, o mejor, dichas realidades.
128
Quizás podamos designar esto como silencio originario en tanto expresa
integralmente lo más genuino del sujeto al que se alude.
251
Mª CONCEPCIÓN DOMÍNGUEZ-ADAME
253
PARA UN ESTÉTICA DE LA SEDUCCIÓN COMO
INCERTIDUMBRE
Gabriel Celaya
1
Borges, J. Luis. “Historia de la Eternidad”. Alianza Editorial. Madrid 1989,
pag. 47.
256
PARA UNA ESTÉTICA DE LA SEDUCCIÓN COMO INCERTIDUMBRE
2
Baudrillard, J. “De la seducción”. Ed. CÁTEDRA. Madrid 1987, pag. 91.
257
MIGUEL ALEJO ALCÁNTARA
4
Para semejante estado inventó Pessoa el neologismo otrarse, hacerse otro,
como consecuencia de determinadas vivencias.
5
“El libro más ilustre sobre el amor en la civilización musulmana” en
palabras de Ortega y Gasset.
259
MIGUEL ALEJO ALCÁNTARA
6
Sábato, Ernesto. “ El Túnel”. Ed. CÁTEDRA, Madrid 1986, pag. 67.
7
En la misma línea, Félix de Azúa considera que “mantener la vida a toda
costa es algo propio de esclavos, los cuales tiene un Amo fuera de sí, cuyo
nombre es instinto y también conservación y también instinto de
conservación, pero cuyo verdadero nombre es VOLUNTAD DE
SUMISIÓN”. Azúa, Félix. “Diario de un idiota contado por él mismo”Ed.
ANAGRAMA, Barcelona 1986. Pag. 80.
260
PARA UNA ESTÉTICA DE LA SEDUCCIÓN COMO INCERTIDUMBRE
8
Azúa, ibid. 1986, pag. 81-82.
261
MIGUEL ALEJO ALCÁNTARA
9
Estaríamos hablando de un ejemplo de seducción fatal capaz de crear
estados de rabia, rabia y violencia, lamentablemente denigratorios para los
que los sufren y para quienes los provocan; ejemplos abundantes tenemos en
el mundo del arte.
10
Baudelaire, Charles. “Los paraísos artificiales” M.E. EDITORES. Madrid
1995, pags 64-65.
262
PARA UNA ESTÉTICA DE LA SEDUCCIÓN COMO INCERTIDUMBRE
cuales el placer debe ser fruto del esfuerzo, del trabajo bien hecho, de
la sensatez y la cordura que ofrecen sus beneficios al final de un lento
y largo proceso. Frente a ello, los osados aspiran a un golpe de suerte,
a una recompensa cegadora y por ello les espera el castigo reservado
a los que intentan modificar el orden de las cosas, como a Adán y Eva
la seducción de la serpiente les llevó a la expulsión del paraíso. Esta
seducción, como la del alcohol o las drogas, es ilusoria y por ello
artificial, pero en ello radica, precisamente, su atractivo. Como dice
Mark Twain Adán no deseó la manzana por la manzana misma, la
deseó porque estaba prohibida, El error fue no prohibir la serpiente,
entonces él se hubiera comido la serpiente.
263
MIGUEL ALEJO ALCÁNTARA
264
PARA UNA ESTÉTICA DE LA SEDUCCIÓN COMO INCERTIDUMBRE
11
Ortega y Gasset, José. “Estudios sobre el amor”. Ed. SALVAT. Navarra
1985, pag. 65.
265
MIGUEL ALEJO ALCÁNTARA
12
En el embobamiento, como en el gesto del bobo, dice Ortega, la boca va
entreabierta en universal sonrisa. No habiendo objeto externo ni interno en
que fijarse nuestra alma pierde precisión y disciplina. Nos sentimos
vaporosos. Es el estado de gracia común al enamorado y al místico.
Ortega y Gasset. “Estudios sobre el Amor” Ed. SALVAT. Navarra 1985,
pag. 69.
266
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1
El Profesor Molinuevo ya nos tiene acostumbrados a excelentes análisis de
obras pictóricas. Véase, por ejemplo, la lectura que hace del cuadro de
Gérault “La balsa de la Medusa”, en su libro Estéticas del naufragio y de la
resistencia (ed. Alfons el Magnànim, Valencia, 2001)
2
“En el tecnorromanticismo no se informa sino que más bien se vende algo
haciéndolo sensible, atractivo. El objetivo no es comunicar una verdad sino
hacer que algo nos guste. Ello se logra mediante la presentación de
imágenes de una totalidad que siempre trasciende el producto. Éste es uno
de los elementos más llamativos hoy: la apelación constante a lo esencial
para la venta de lo inesencial, ya se trate de la industria cultural o de la
industria a secas. Y así, por ejemplo, no se vende un whisky sino lágrimas de
los dioses” (Molinuevo, 2004, pg. 155).
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SEBASTIÁN SALGADO GONZÁLEZ
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EL HUMANISMO TECNOLÓGICO...
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REPUBLICANISMO Y NUEVA CIUDADANÍA EUROPEA
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“¿QUÉ FUTURO ME ESPERA?” CARMEN REGUILÓN LOZANO
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“DIÁLOGO ENTRE UN ÁNGEL Y SU AMADA” ANAÏS ERD
Anaïs Erd
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Desde aquí puedo ver cada uno de los lugares visitados y saber cuán
alejada me encuentro.
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298
ENTREVISTA A LA PROFESORA ADELA CORTINA
* Decía Sartre que la moral es como una obra de arte: creación. ¿Está
de acuerdo?
Sin duda. Capacidad de resistir y capacidad de crear son dos
lados fundamentales de la acción moral. Resistirse a dar por bueno el
fundamentalismo de los hechos, negarse a aceptar el dogma de que las
cosas siempre han sido así y no pueden ser de otra manera. Y, a la vez,
diseñar creativamente lo que debería de ser, aunque nunca haya sido del
todo, para que las personas puedan vivir vidas dignas de ser vividas.
Hacen falta muchos arrestos y mucha fantasía moral para seguir
manteniendo que las cosas deberían ser de otra manera.
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ENTREVISTA A LA PROFESORA ADELA CORTINA
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ENTREVISTA A LA PROFESORA ADELA CORTINA
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ENTREVISTA A LA PROFESORA ADELA CORTINA
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ENTREVISTA A LA PROFESORA ADELA CORTINA
* Lo peor que le puede pasar a una persona es que otras piensen por
ella. ¿Qué pueden hacer la moral, la ética y la estética,
respectivamente, para evitarlo?
Cualquier moral que haya accedido al nivel postconvencional
tiene que instar a las gentes a pasar del nivel convencional, que es en el
que está instalada la mayor parte de la sociedad, a ese otro nivel
superior, a no conformarse con los usos, a no dar por bueno lo que se
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ENTREVISTA A LA PROFESORA ADELA CORTINA
304
COLABORADORES EN ESTE NÚMERO
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CÁNDIDO RUÍZ GONZÁLEZ: Licenciado en Geografía e Historia por la
Universidad de Salamanca y en Sociología por la UNED. Actualmente está
finalizando su Tesis Doctoral sobre la Guerra Civil Española y la II República.
Conferenciante y Colaborador en Revistas de Historia. Tutor en la UNED y Profesor
de Historia en el I.E.S. “Maestro Haedo” de Zamora.
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“Duererías, Revista de Filosofía”
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