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Diario innitesimal
es inmortal solo el entendimiento sobrevive, no la imaginacin ni la memoria, ligadas al cuerpo y destinadas a morir con l. Pero la individualidad humana no muere porque reside en el intelecto (nica parte del alma no ligada al cuerpo). La intelectiva facultad que opera los conceptos, con la que se hace por ende la ciencia, es comn a todos. Luego el alma sobrevivira integrndose a un intelecto comn universal, el intelecto agente, pero perdiendo su identidad. Esta tesis, comn en el Indostn, no puede admitirla la Iglesia. Toms zanj la cuestin con el expediente de dudosa legitimidad de la doble verdad (que no podemos exponer aqu). Fue el Aquinate alto y corpulento, de hablar pausado. Habitualmente distrado: Mira, un buey volando, le dijo otro monje, l mir hacia arriba y todos se rieron. Aquino fue amado por su invariable cortesa, espritu de servicio y buen temperamento. Trabaj incesantemente, no solo en las miles de pginas de sus escritos, sino enseando y predicando. Fue muy escrupuloso en la observacin de sus deberes religiosos. Los ltimos aos del maestro fueron empleados en escribir su obra maestra, la Suma teolgica, una especie de catedral de palabras, enorme, luminosa, inabarcable. La teologa, observ mi maestro Gaos, tiende a producir obras muy voluminosas, no dijo por qu y nadie se atrevi a preguntar (se precisaba una valenta considerable para interrumpir al maestro). La Suma qued inconclusa: pocos meses antes de morir, mientras deca misa, el santo fue favorecido con una visin en comparacin a la cual toda su labor teolgica era paja y ya no tuvo corazn para seguir escribiendo. Es fcil entender por qu lo abrum de esa forma la visin: no se mueve ni la hoja de un rbol sin la participacin del Seor. Luego se puede suponer la complejidad maravillosa, innita y a la vez precisa, que Toms vislumbr en su experiencia mstica. El santo muri cuando se diriga al Concilio de Len, el 7 de marzo de 1274. Sneca, prdigo y afortunado aforista, formula esta estoica defensa del orgullo: Ninguna cosa se compra ms cara que la que se compra con splicas. Esta observacin no la le en ningn tratado del romano, admirablemente traducido, por cierto, por su paisano, Gallegos Rocafull, mi maestro, de Crdoba como l. Crdoba, en Snecas fecunda, dice el verso de Lope. Digo pues que no hall el aforismo en Sneca, sino en el Tratado de la oracin de la Suma teolgica del Aquinate. Santo Toms fue un grande y perspicaz pensador moral. 6