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Para 11-A, 11-B y todos aquellos que


estuvieron alguna vez entre nosotros.

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CONTENIDO
4 Parte 1: 13 años en el Colegio 14 Hay Cosas… 20 Parte 4: 13 Años en el Colegio
Aquí se ve plasmado el comienzo del Un rápido vistazo a nuestro bachillerato Los últimos dos años de primaria.
recorrido escolar en el Juan Ramón. De bajo, a cargo de alguien que, a pesar de
Kinder a Primero, las experiencias inol- haberse ido, nunca nos dejó.
vidables. 22 Una Mirada
Lo que es “la primaria” en el Juan Ramón,
16 Parte 3: 13 Años en el Colegio escrito por una experta en el tema.
7 Lo que Parece y Significa Entrando al comedor en segundo de
Sobre nuestra muy especial fiesta del primaria y la legendaria “temporada de
fuego, una significativa ceremonia. piquis”. 24 Parte 5: 13 Años en el Colegio
De sexto a undécimo con todo lo que
implica.
10 Paloma Palomares 18 Ejercicio de Futurología en un
Cuento ganador del concurso “LetraXLe- Día Demasiado Lluvioso
tra” y hecho por uno de nuestros com- Una vista al significado del grado un-
pañeros de undécimo. décimo desde la perspectiva de uno de
nuestros profesores.

12 Parte 2: 13 Años en el Colegio


Concluye el recorrido hasta primero de
primaria, lleno de recuerdos y momen-
tos felices.

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13 AÑOS EN EL COLEGIO Parte 1
Alejandro Rosero

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s extraño, cada fin de año era tadora al marcar todo con mi nombre: Aunque siempre me vistieran y arre-
sólo uno más, ya que sabía que cada color, marcador, lonchera, incluso glaran para subirme al bus, por las tar-
en febrero del siguiente estaría mi ropa. Pero, en últimas, esto no servía des debían verme bajar como si acabara
comprando cuadernos, subiendo al bus de mucho ya que ella pretendía evitar lo de llegar de excursión. Siempre tenía las
con una bolsa más grande, y dos veces inevitable: que los terminara perdiendo. rodillas verdes o cafés, los zapatos llenos
más pesada que yo; llena de útiles, úti- Incluso yo estaba marcado, parecía una de arena, los cordones desamarrados,
les y más útiles, que no eran más que escarapela ambulante, con un papel col- la cara sucia y las manos manchadas de
colores en todas su presentaciones, cra- gado en el cuello. En este papel estaba pintura. Por supuesto, de vez en cuando
yolas, marcadores, pinturas acuarelas, escrito mi nombre, teléfono y ruta, pero no faltaba la pregunta de mi mamá “¿y
etc… Era una alegría para mi comprar- yo tampoco sabía leer. Sabía recitar mi dónde está el saco?” Yo sólo levantaba
los y una pesadilla para mis papás, que teléfono (gracias a mi mamá), el nom- los hombros −la misma expresión ha-
tenían que pagarlos. bre de mi profesora, y mostrar cuantos brán visto madres por generaciones− y
Sin embargo, después de la compra, años tenía con los dedos por si alguien cinco años después en una entrega de
mi mamá parecía olvidar el gasto esco- me preguntaba… claro con cara de “yo informes, aparecía un saco igualitico
lar y se convertía en una alegre etique- no fui”. entre un montón de prendas frente al
comedor.

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Lo que parece y significa
Paula Luna

E
n toda cultura y sociedad se lle- comunidad; está llena de recuerdos, sig- cho elemento logra despertar en noso-
van a cabo rituales que permiten nificados, sentimientos, acción de reen- tros; ha sido testigo y cómplice del de-
a los hombres reconocer y revivir cuentros y despedidas; es un ritual en el sarrollo y surgimiento del mismo en dis-
una parte de aquello que los hace ser que todos comparten juegos, comida y tintas culturas, enardecido y endiosado,
quienes son; estos rituales siempre han demás actividades, pero sobre todo es guía del sentir espiritual de quienes se
buscado reunir y convocar a un grupo un momento en el que nos reunimos acercaron a él con dudas y problemas,
de personas que tienen un sentimiento alrededor del gran fuego y tomados de y que, como respuesta, encontraron la
en común, sentimiento que los devuel- las manos, cantamos emocionados lle- paz mental y el bienestar espiritual, por-
ve a una vivencia particular y hace que nos de esperanzas hacia el futuro y nos- que abandonaron sus miedos y los deja-
su pensamiento trascienda y enfrente talgias del pasado, esta es una gran re- ron consumirse en el fuego ardiente.
el tiempo, un sentimiento que acuna, membranza a las excursiones escolares Es el fuego en nuestro gran ritual,
reúne, identifica y construye. propias de nuestro colegio. tanto en excursiones como en la fiesta
La fiesta del fuego podría considerar- A lo largo de la historia el hombre del fuego, el centro que nos convoca e
se como un gran ritual que nos convoca siempre se ha visto atraído hacia el fue- invita, pero que además guarda en su
una vez al año para celebrar juntos en go, por todas esas sensaciones que di- núcleo todos los momentos que se vi-
ven en el colegio, con los amigos, con
los profesores y en las salidas, para ha-
cerlos perdurar en el tiempo. Es porta-
dor de nuestros profundos secretos, de
nuestro paso en el tiempo, en el que se
ven cambiar “los vestidos de niños, para
convertirse en trajes de hombres”.
Y aunque ahora algunos tiendan a
olvidar fácilmente todo lo que significa
esta ceremonia, y aunque se pierda su
esencia entre el negocio, la compra, el
consumo y la venta, siempre se tendrá
la oportunidad de volver y rescatar del
fuego aquellos recuerdos y deseos que
guardamos, y emprender la búsqueda
de lo que somos, siempre seguros de
que allí está.

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PALOMA PALOMARES Sebastián Franco

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reo que todo empezó por mi que era ese trocito de pan, de su sucie- lado a otro, y al fin encontré. Lo agarré
nombre: Paloma Palomares. dad; solo me lo comí. Lo masqué rápida- con las manos y lo comí. Así lo hice unas
Pues hace poco me di cuenta mente con un movimiento repetido, lo dos veces más y ya me sentía satisfecha.
de la habilidad que tenía; no, más bien tragué y ya. Luego de haberlo tragado, Estaba alegre, pues no había tenido que
del don que tengo. Caminaba por la ca- me sentí rara, no por el sabor del pan, gastar plata en comida. Un poco pertur-
lle rumbo a mi casa, la familia me espe- sino más bien porque de pronto volví en bada por los acontecimientos, pero sin
raba, toda reunida, como muy pocas ve- sí, me di cuenta de lo que había hecho tristeza y más bien un poco contenta,
ces. Era una calle como la de cualquier y sacudí la cabeza. Luego sentí el sabor apuré el paso para llegar a casa para la
cuidad: la acera gris, basura por el sue- en mi boca, y para mi asombro no me cena (a pesar de que ya no tenía ham-
lo, los negocios abiertos, el ruido de los disgustó, aunque tampoco me gustó. bre) a tiempo.
carros, el humo negro de los buses y el Seguí caminando mientras pensaba en Ese pues, fue el día en el que me
hollín pegado en semáforos y puentes. lo sucedido. Todo estaba normal; no era di cuenta de que podía comer lo que
La gente caminaba, y de vez en cuando un sueño, pues la gente seguía cami- comen las palomas. Si, esas hermo-
se topaban con una paloma. No era una nando, los buses que pitaban, el olor a sas aves, tan desesperadas por comer
de esas plazas en las que las palomas comida que venden en la calle. Todo es- cuando tienen hambre y tan serenas en
se reúnen a que los hombres les den taba normal, excepto porque no dejaba los edificios, viéndolo todo, testigos de
de comer. Simplemente era un andén de pensar en el pan, en sus condiciones, todo. Son animales muy simpáticos las
ancho, en donde caminaban varias pa- su mugre y el daño que me haría, tal vez palomas de la ciudad. Son tan bonitas
lomas. Recordaba que desde chiquita una enfermedad de varios días. De pron- pero a la vez tan antipáticas; cuando al-
me gustaba corretear a estas simpáticas to me dio hambre, un ansia que ataca guien se les acerca, tantito salen a paso
aves, perseguirlas y observarlas duran- el estómago y que este le exige a uno ligero esquivándolo a uno. Y a pesar de
te largos ratos. Yo caminaba mientras comer inmediatamente, el hambre que que pueden ver todo lo que ocurre, son
pensaba en esto y sentía (hoy a mis 17 puede sentir un pobre que no ha comi- tan libres de esa carga, tan liberadas del
años de vida) una rara atracción por es- do en todo un día. Era como si ese trozo humo y de las palabras humanas, su piel
tos animales de la calle. Me sentía atraí- de pan me hubiera abierto el apetito, tan suave e impenetrable, su movimien-
da por esa vida. Observaba las palomas la boca del estómago esperando recibir to rápido de cabeza asintiendo, siempre
detenidamente, como se alimentaban algo. Divisé el puesto de comida, esta- asintiendo. Creo que si poseo el don de
de cualquier borona o resto de comida ba lejos; con ambas manos me agarré el comer cualquier cosa que halla por el
(harina) que se encontraban en frente. estómago adolorido, me incliné hacia el camino que camino, como lo hacen las
No podría explicar como sucedió y suelo y vi la sobra de alguna comida. Sin palomas de iglesia, de la plaza y de la
que me llevó a hacer lo que hice; sim- pensarlo me la llevé de nuevo a la boca, calle, tengo la obligación de hablar de
plemente fue algo mecánico, un impul- como lo había hecho antes y la masti- ellas y el derecho de hacerlo. Además
so. Caminando, vi un pedazo de pan y qué mecánicamente y tragué. Me sentí me apetece hacerlo, me gusta hablar de
sencillamente lo cogí y me lo llevé a la un poco mejor, pero decidí buscar más: ellas (aunque ellas no lo sepan) y de su
boca. En ese momento no pensé en lo di unos pasos volteando la cabeza de un buena suerte. Pues si, a partir de ese día,

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mi dieta cambió. Ya no me deleitan esos del estómago para luego sonreír agrade- mino por la calle, a veces no encuentro
manjares y postres por los que liberaba cidos por la comida. Caminábamos con nada de comer. En estos momentos apu-
una transparencia líquida de la boca. Ni preocupación y dolor en el estómago ro el paso, muevo la cabeza de un lado a
siquiera me preocupa, como nos pasa a buscando algún sitio en el que pudiéra- otro rápidamente esperando encontrar
muchas personas, de qué comer y que mos llenar nuestras bocas. Yo, en cam- algo. Si no encuentro nada, entro a una
no. ¡Que alegría! La nevera de mi casa bio, iba lo más de tranquila y sonriente, panadería y pido un pan de cien pesos
está dotada de variedad y ni siquiera como aquel que sabe algo que los demás que me puede durar hasta un mes.
me atrae, cuando antes esta variedad no. Iba pues, mirando al piso, buscando Sin embargo me he venido preocu-
se reducía a unas pocas arbejas; incluso que comer; no tardé mucho en inclinar- pando, pues últimamente me han pa-
ahora que lo pienso, ya no entro casi a la me y coger con la mano unos cuantos sado cosas curiosas. Un día, mientras
cocina, solo de vez en cuando esperan- trozos de pan y de torta y llevármelos a esperaba el bus, de pronto vi que tenía
do encontrar alguna migaja. Mi comida la boca. Creo que esa noche mis amigos los brazos levemente doblados hacia
y toda la gama de manjares de los que pensaron que lo que había hecho, lo ha- atrás, las muñecas coincidían con la ca-
me deleito, me los ofrece la calle, ahora cía por el hambre que tenía y porque no dera pero como recogidas hacia atrás
esta calle sucia es mi plato. No tengo la aguantaba más y no por otra razón. Yo si también, como representando a una
necesidad de usar cubiertos, ahora mis que disfruté de la fiesta. paloma. Me di cuenta por la mirada in-
manos lo son; incluso en ocasiones mi Bueno, la verdad es que el don tam- quisidora de varias personas. Otro día,
boca lo es, cuando a veces, de repente, bién me ha traído algunos inconvenien- de camino al colegio, me dolió un poco
me agacho hasta que mi boca queda a tes. El día que descubrí el don, ese día el cuello; pues sin que me diera cuenta,
la altura del suelo lista para coger el bo- que debía cenar con toda mi familia, por estaba moviendo la cabeza de adelan-
cado. Es todo un beneficio el que poseo. ejemplo, yo ya no tenía hambre, estaba te hacia atrás, mi mentón iba y venía,
Si, pues mis estructuras digestivas se satisfecha y llena. Pues bueno, cuando a medida que caminaba. En ocasiones
van adaptando como la de las palomas llegué a casa y dije que no quería comer, también me quedo largos ratos quieta,
supongo y por esa misma razón, gozo todos me miraron indignados, dicién- pasmada, mirando lo que ocurre a mi
del placer y la sencillez de andar por ahí dome que “cómo se me ocurría comer alrededor, moviendo únicamente la ca-
con hambre y coger cualquier pedazo de antes y sin la familia”, que “si es que no beza, como si todo fuera extraño pero
comida, tragarlo rápidamente y llenar el le gusta la comida de la casa y la com- tranquilo. Esto no es grave, pues he lle-
pequeño depósito de comida. pañía”, “si es que a la niña no le gusta lo gado a pensar que puedo vivir con esto.
No se a quién agradecerle, de pronto que hacemos en la casa”, y otras cosas Pero lo que en verdad me preocupa, mi
a mis padres por hacer quien sabe que que yo escuché con la cabeza agachada. sincera inquietud, generadora de largos
combinación en la información genéti- También se me han presentado otras di- ratos de reflexión, es, que un día, me
ca de la que me dotaron o por poner- ficultades, pues en casa debo fingir que llegó a perseguir una paloma. Yo no a
me ese nombre que tan bien me queda. como lo que los demás. Así, sirvo poca ella, sino ella a mí. Mientras huía la miré
Porque yo estoy muy feliz. Una vez que comida, apenas si como algo y lo demás y vi en su expresión y forma de acosar-
salí con unos amigos, creo que íbamos lo disfruta el perro y yo digo que “gra- me que no era simplemente un juego,
a una fiesta o algo similar, era tarde y cias” que “estaba muy rico”. Esto me una casualidad, sino más bien algo más
no habíamos comido nada. Lo grave era toca hacerlo con sigilo, precaución y no comprometedor, como de seducción…
que para disfrutar la noche, teníamos en cualquier momento. También me ha
que satisfacer el deseo de llenar el vacío pasado que cuando tengo hambre y ca-

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13 AÑOS EN EL COLEGIO Parte 2
Alejandro Rosero

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uando veo pasar a los niños pe- diferente con el “tubo-campana”. Creo −tierra que mi mamá recordaría al lavar
queños siento algo indescrip- que muchos sólo queríamos entrar a mis pantalones−.
tible: no sé si reírme o sentir clase para poder tocar el tubo-campana, En esa época decir “el parque rojo”
nostalgia al repetir en voz alta la palabra de hecho repetir la palabra me acuerda era cosa seria, porque todos teníamos
“trusa”. El sólo hecho de pensar en que de cómo sonaba: ¡tubo-campana! una zona. Si mal no recuerdo la mía no
me ponía esa cosa me da un corrienta- Cuando veo el globo de ahora, me pasaba del parque blanco, el que yo
zo, pero me acuerdo que saltaba y me doy cuenta que no se compara en nada veía tan grande como un potrero, se-
divertía como nadie. con el castillo blanco. Sí, ese que tumba- guro por mi tamaño. Pero eso no nos
Empezar clase en esa época era algo ron cuando yo estaba como en primero, impidió, tiempo después, gritar a todo
totalmente diferente. No como ahora ese que tenía un piso falso con tablas pulmón el mejor plan de la vida: darle la
con una campana que desprende un rojas, lo que lo hacía aún mejor ya que vuelta al colegio. En esa cerca que tum-
suspiro de “ah, ya son las dos”… todo era debajo de las tablas el piso era tierra baron estaba la cadena de árboles más
entretenida que conoceré; nos divertía-
mos como enanos pasando de árbol en
árbol sin tocar el piso, pasando frente a
las casetas, al “club de al lado”, a “el mó-
dulo”, y terminado en la esquina de la
cancha de fútbol. Tomaba casi un recreo
completo, y no sé por qué pero valía la
pena llegar con las manos sucias y las
mangas manchadas de resina.
Otra cosa que nos dieron los árboles
fue el tan famoso bosquecito, del cual
sólo quedan buenos recuerdos. En fotos
se ve tan frondoso y en vivo ese ver-
de era aún mejor, porque jugábamos a
la casa y, por supuesto, a la guerra de
cocotes; por la que llegó la primera ad-
vertencia de cualquier profesora: “¡Oye!
No corras con palos”.

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HAY COSAS... Edgar Díaz
Egresado oficial del Juan Ramón Jiménez.

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ay cosas… que realmente son Yo no sabía, imaginé y supe, me equivo- nosotros mismos. Crecimos como una
difíciles de saber, palpar, to- qué, pero lo intenté”. Quizás de tanto familia que se fue confabulando poco a
car, sentir… o simplemente imaginar logramos deducir que si a una poco para que “el gnomo” sonara 4 ve-
entender. persona que vive en Colombia se le dice ces en un mismo año.
Si tú llegas a un colegio y el primer colombiano, una persona que vive en el Celebramos 40 años de otros que
día te dicen “Zambrano” como si fueras polo norte, (por obvias razones)…¡¡¡se pasaron y guardamos en una urna de
un viejo amigo cuando nunca has esta- le dice polaco!!! barro nuestros sueños y anhelos con
do en ese lugar, la cosa se torna rara. Algunos “tópicos” acompañan este un mechón de pelo que nos recuerda la
Luego, hay alguien que dice que los viaje fantástico, y cuando quisimos salir gran amistad que tenemos.
delfines son peces, gritas a los 4 vientos a la intemperie para conocer el campo, Esta es solo una pequeña parte de
“yo quiero ganar”, y la “amófera” co- soltamos la risa al decir “¿sabe qué se tantas vivencias, de tantas experiencias,
mienza a desvanecerse con un “fóforo” nos olvidó? la carpa”. del pedacito de vida que dejamos en
que invade el ambiente. Y como si se tra- De ese modo aprendimos a conocer- esta institución, y de lo mucho que nos
tara de un cuento de niños, las palabras nos y a conocer el mundo y sus alrede- preparó para seguir nuestro camino.
que resuenan en el aire, te susurran en dores, y nos enseñaron que los persona- Ya han pasado varios y años, y hay
el oído “¿no sabe?, ¿no?, pues imagine. jes más importantes de la historia somos cosas que… realmente sigo sin enten-
der, pero en el Juan Ramón Jiménez
crecimos como amigos y familia, y para
este camino que ya acaba, un beso y un
abrazo no son suficientes para expresar
todo el cariño y el afecto que siento por
ustedes. Gracias a todos por tantas son-
risas, abrazos, consuelos, regaños, por
tanto amor… solo me resta decirles,
¡mucha suerte en el camino que empie-
za! ¡Sexitos para todos!
¡Salut Compañeros! ¡La función ha
Terminado!

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13 AÑOS EN EL COLEGIO Parte 3
Alejandro Rosero

E
n segundo empezamos a al- mer, sobre todo si eran verduras. Antes olvidar, tampoco creo que haya que de-
morzar en el comedor. Antes de poder ir al comedor, nos preparamos cirlo, es más sencillo recordar esta fra-
de ir nos lavábamos las manos durante tres años, poniendo los mante- se: “Good morning boys and girls, how
en fila, frente a la pileta, había alguien les, trayendo el jugo en esos recipientes are you today?”, estoy seguro que todos
encargado de la toalla, y otro encargado rojos, y la comida en los de plástico, era saben cómo terminan esas palabras, e
del jabón. Dentro del comedor todavía bastante acogedor, y no había que hacer incluso algunos todavía se levantan en
teníamos que mostrar el plato antes de fila en el comedor, ahora que lo pienso, las noches gritando “¡IMELDA!”. Ella fue
llevarlo, pero ya no era a la profesora, era de lo mejor. Actualmente las cosas nuestra primera profesora de inglés, y
ahora se lo mostrábamos al encargado son muy distintas para los chiquitos; los aunque no duró mucho con nosotros,
de la mesa. Esta primera ilusión de Poder cubiertos ya están puestos con servilleta dejó una huella imposible de borrar.
era aprovechada infamemente por algu- por debajo, es un servicio personaliza- Inolvidable la forma en que decía “Mr.”
nos pero era sufrida por muchos otros, do, casi VIP del cual disfrutan los niños. acompañado del apellido del alumno
que tenían que esperar casi todo un re- En tercero tuvimos contacto con una con una entonación única o como nos
creo para que todos terminaran de co- persona cuyo nombre no será fácil de enseñó que debíamos decir para poder
ir al baño “mei ai gou tu de…” en fin,
Imelda.
En esta época, había ciertas palabras
que hacían feliz a un niño (y no eran
dulces o juguetes) y que varias veces
grité con una manada de compañeros
mientras corría lejos del salón: “¡hoy
entramos a las dos!”. Ahh, ¿cuántos mo-
mentos felices me hicieron pasar las re-
uniones de profesoras de primaria? No
lo sé, pero seguro fueron muchos.
La primaria también revela toda una
“mafia infantil”: las piquis; al menos eso
me hizo pensar mi mamá cuando le dije
que me había bajado una pota y pensó
que se la había robado a alguien. Es in-
evitable que las generaciones pasadas
cambien los términos pero hablen de lo
mismo, por ejemplo mi papá me decía

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que las piquis en realidad se llamaban to empezó a hablar en letra pegada y cogerlas, porque se las había bajado.
canicas, y que él era un duro para jugar sólo me quedaba verle sus ojos abiertos Dado el caso que no fueran piquis
hueco… yo trataba de ignorarlo pero por y mirar el canguro lleno que tenía en el sino una superpota, podía acudir a la
fin lo entiendo, ya me estoy oxidando. piso mientras yo simulaba entenderlo y primera ley de este mundo: “me la pone,
Recuerdo que hace un año pasé por la escucharlo. yo le había dicho que me la pusiera” y
zona de piquis (al frente de los salones Ese mismo canguro genera un sonido si no lo había dicho lo iba a negar hasta
de tercero y cuarto) y me estrellé con que se reconoce a kilómetros cuando el la muerte. Finalmente la ponían, pero
la dura realidad; no me dejaron tirarle que lo tiene está corriendo, vistiendo si uno no la podía recuperar rápido, se
a nada, sólo me decían que yo era muy unas botas pantaneras de caucho y una resignaba. En el caso de que uno hubie-
puntero y sólo porque yo era grande. Al- sudadera de lana. Ese niño podía gritar ra sido precavido y hubiera dicho que
gunos al menos me alcanzaron a cantar “¡despelúchese!” con toda la euforia a se la pusieran a los pasos que quisiera
la tabla: “se las aguanta si le salta, sin flor de piel mientras recogía las piquis y en el terreno que quisiera, iniciaba el
tiro de bebé, sin rebotis, todo para mi que le tiraban y trataba de ignorar lo trámite legal más largo que haya vivido
nada para usted, con rompereglas, sin que le decían: que ese terreno era muy en mi vida. Recuerdo que duré quince
mano negra...” y casi lo alcanza a decir perro, que lo cambiara, o que si se po- días, cada recreo, cada minuto libre, ba-
todo pero se quedó sin aire. Además la día tirar con tejo o con gladiado. Pero jándome la misma pota, y viendo como
mitad no la hubiera podido entender si en cierto momento su semblante podía la recuperaba ese niño que no cedía y
no hubiera sido por mi experiencia (yo cambiar cuando escuchaba el “tac”, y el seguía diciendo que se la pusiera. Ya ra-
también repetí esas palabras de peque- sonido imponente de los pasos cada vez llaba con lo ilógico el no ceder a perder-
ño, y por años) ya que en cierto momen- más grandes de alguien corriendo a re- la, pero igual no cedía. A la mitad de la
semana la pota ya estaba desportillada
y con mas rayones que mi cuaderno de
recocha. Al final de la segunda semana
de la pota no quedaba mucho, sólo mi
terquedad, que terminó venciendo la
del otro niño que me dejó ese pedazo
de cristal que se me perdió una semana
después.
Sólo hay algo sobre las piquis que
nunca he podido entender, ni he cono-
cido a alguien que lo entienda. Supon-
go que está fuera de las capacidades de
cualquier mortal saber cómo y en qué
momento empieza la moda de las piquis
y por qué termina tan rápido como em-
pieza, sin ningún motivo aparente.

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EJERCICIO DE FUTUROLOGÍA EN UN DÍA DEMASIADO LLUVIOSO
Juan Carlos Rodríguez

N
o quiero resistirme a la colegio, sumergidos en la paradoja de u otro año el que hicimos una cosa o
tentación de comenzar con vivir un año como todos los demás, pero la otra. En cambio quienes se gradúan
un lugar común. Estoy en mi al mismo tiempo distinto a todos los este año, quienes terminan un ciclo tan
casa y mientras escribo esto llueve de demás. Y no es que los otros estemos fundamental para la construcción de
manera atronadora. La lluvia golpea con atrapados ya en un círculo infinito de una biografía propia, no podrán evitar
fuerza en la ventana, casi como si fuera tediosas repeticiones, ojalá que no. asociar en su memoria lo vivido entre
a romperla. Y claro, esta es la situación Es, simplemente, que al no estar a el sol de enero y esta lluvia insufrible
típica para ponerse evocador. ¿Recordar punto de emprender una transición con el mítico último año de colegio.
qué? De pronto que en enero esta lluvia semejante, no tenemos un coro de Amores y desamores, aburrimientos y
no existía en la imaginación de nadie. De atormentadores detrás de nosotros momentos de euforia, algunas canciones
hecho, cuando comenzamos este año repitiéndonos: “este es el último año, y libros (admito que en este caso estoy
el sol era insoportable. De haber sido tienes que aprovecharlo, este es el pensando con el deseo), peleas y
posible habría ido a clase en bermudas, último año...” Y entonces la conciencia reconciliaciones, el inevitable drama
camisa hawaiana y sandalias, pero un temporal se nos adormece a ratos y asociado a la elección de una carrera,
sentido muy bogotano de la dignidad un día nos despertamos a comienzos todo esto tal vez termine siendo más
me lo impedía. No el clima, que estaba de noviembre sin saber a qué horas nítido en el recuerdo que otras cosas a
apenas para ir así. terminamos tullidos del frío y soñando las que en el presente les reconocemos
Ahora los salones huelen a perro con las vacaciones. Adormecidos como mayor importancia.
mojado, a veces la lluvia retumba estábamos, quizá sumemos estos días Y supongo que está bien así. ¿Cómo
contra las tejas y no deja oír nada y a la masa de la experiencia y pasado el saber qué experiencias resaltarán más
el frío en ocasiones no deja ni pensar. tiempo nos cueste recordar si fue este con el paso de los años antes de que
Pero, ¿qué tiene que ver el clima con el los mismos años pasen? Ya volverá el
grado undécimo? La verdad, de pronto sol el próximo enero y las lluvias en
nada. Simplemente pienso que los dos septiembre, hasta que el calentamiento
extremos que he mencionado vienen a global termine de desconfigurar el
ser una suerte de paréntesis, de eventos clima. Para entonces mucho de lo
delimitadores de un año, gracias a las vivido en este espacio ya estará atrás y
peculiaridades del clima tropical. Son, lentamente lo que habrá de quedar en
en el fondo, testimonio de un tiempo cada uno irá echando sus ramas con el
que pasó rápido. impredecible ritmo de la vida. Pero esto
Quizá ese breve tiempo tenga un es futurología, especulación acerca de lo
significado especialmente importante que aún no llega. Por ahora, sólo queda
para quienes están terminando el abrigarse un poco y decir adiós.

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13 AÑOS EN EL COLEGIO Parte 4
Alejandro Rosero

Y
a en cuarto y quinto yo era dos, Gladis con sus tizas (en Diego K), y cuaderno de comunicaciones.
grande, o al menos eso me ha- Azucena que nunca pronunció el “uno” Tocando el tema de los cuadernos,
cían creer cuando me decían (pero no se podía negar el efecto de su debo decir que en esa época no eran
que yo ya usaba pupitre, y no la mesa “dooos tres” sobre nosotros). También como ahora. Recuerdo que siempre
que era para niños pequeños. A esta eran excepción Luz y Esperanza que, con veía a los grandes pasar por el comedor
altura del paseo no era un secreto que nuestro curso, ambas hicieron honor a con un periódico bajo el brazo (que en
el primer requisito para cualquier pro- sus nombres. realidad eran caricaturas de quino o el
fesora del Juan Ramón era llamarse En ese año también tuvimos nuestras fantasma) que forraba un cuaderno del-
Marta (o Martha). Cuando uno vuelve últimas clases de origami, al menos las gado y verde claro. Bastante diferente al
a primaria y pregunta por alguna “Mar- últimas con Gonzalito, que nos enseñó que ahora usamos, de color azul, con un
ta”, la respuesta más común es: ¿Cuál?, a hacer cisnes, ranas, flores, cajas y mil mapa de Colombia y una tabla periódica
respuesta que no llega hasta después cosas más. Su oficina estaba en el come- en la que no hay que confiar; porque si
de un lapso de silencio en el que el in- dor (oficina que también se llamaba en- no fuera por Gloria, hubiera vivido en-
terrogado intenta adivinar de quien fermería o coordinación de rutas) y en gañado pensando que el oro es un “no
exactamente están hablando. Claro que ella siempre estaba ese señor cordial, metal”.
no todos se llaman así, siempre estará con manos que hacían magia al tocar el
la excepción de Carmenza con sus hela- papel y al firmar algún permiso en un

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UNA MIRADA
Claudia Gamba Bonilla

L
os primeros años de vida en un siendo misterioso el momento en que el entorno también está cambiando.
colegio como el Juan Ramón universo de las letras surge y se devela No es época fácil, hay que desplegar
están marcados por un entorno en primer grado. por parte de padres y maestros grandes
que cobija y propone, sin que seamos La primaria se convierte entonces artilugios para que la pasión y las
conscientes de ello, una relación con en un lugar donde se descorre un velo, preguntas que generan el conocimiento
nosotros y los otros desde la estética. aparece un nuevo universo lleno de no se duerman . Las energías están en
Pasar por el preescolar es llegar al primer preguntas que despiertan asombro, la otro lado, el colegio busca entonces
espacio social y empezar a conocer el sorpresa, las ganas de comprenderlo y ofrecer caminos para que cada quien
mundo sensible que nos rodea y que de conocerlo. Todo se ve como un juego, encuentre el vínculo afectivo con su
surge desde la intimidad. aprender de civilizaciones lejanas es tan propio recorrido por el conocer. ¿ Cómo
En una sociedad que propone atractivo como preguntarse sobre lo vivo, crecer y cambiar y al mismo tiempo
la instrucción desde edades muy sea esto un bicho o un biografiado. conservar los caminos recorridos?
tempranas, los niños y las niñas del Juan Es un tiempo en que el quehacer Y de pronto, así como la magia con
Ramón construyen y recrean el mundo grupal invita a aproximarse al la que apareció la escritura, los jóvenes
que viven. Los símbolos aparecen como conocimiento en compañía, no como vuelven a mirarse y a mirarnos. Es un
los elementos a través de los cuales se individuos aislados sino como una buen reencuentro, de mano nuevamente
construyen los significados, y la vida de comunidad pensante. De la mano de de sus maestros, no de todos, pero
todos se estructura muchas veces desde las maestras se va desarrollando la siempre de alguno, se renuevan las
allí. ¿ Quién no conoce a Clavileño? importancia del Otro, la necesidad de relaciones y los afectos. Surgen nuevas
¿ Qué representó en nuestras vidas? construir con el que piensa distinto. Es preguntas, la mirada crítica se hace más
¿ Es solo un caballo de madera? respetar a través de una cotidianidad aguda y a la vez más benévola.
Desde estos espacios afectivos se que los pone como actores y dueños de Y se van, tan llenos de preguntas como
inician los estudiantes (aún con sus sus propias vidas. se hayan dejado tocar, y volverán un día
códigos personales) en su labor de Al pasar de los años, cuando va a recorrer sus pasos con el sentimiento
escritores y lectores. ¡ Qué distinto ese terminando la primaria, los jóvenes van claro y ya no tan vivo de todo lo que
escribir desde lo que nos significa ! Es la cambiando: ya no requieren del adulto aconteció.
fuerza interna la que conduce y motiva como los años anteriores. Pareciera Educar es enseñar a vivir y vivir es un
el pensamiento, el descubrimiento. entonces que esa necesidad de forjar una acto complejo.
Y un día, después de jugar, pintar identidad individual hiciera desaparecer
y cantar, sin que nadie se de cuenta, a esos otros que los han acompañado.
aparecen los códigos universales de ¿ Quién cambia, el río o yo? Para cada
la escritura y la lectura. Para todos Yo cambia el río. Tal vez sin darse cuenta
- padres y maestros incluidos- sigue que la mirada que se hace sobre el

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13 AÑOS EN EL COLEGIO Parte 5
Alejandro Rosero

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n dos años más dejaría lo que Pero todo este bachillerato que vivi- Gloria, que escucha hasta un mal pen-
marcó mi infancia, las regletas mos se ve reflejado en el periodo pre- samiento.
y los conteos, para pasar por el icfes y post-icfes. Se siente la presión en Lo que siempre cambiará son los
filtro del colegio, encabezado por Marti- el ambiente, el pensar en el puntaje y tiempos y las generaciones que vienen
ca y Héctor. ¿Quién puede olvidar los re- el intentar dormir bien el día anterior; con ellos. Recuerdo que cuando yo era
gaños de Martica? Que eran muy pocos pero durante el examen recordé cada niño veía a los grandes con pelo hasta
pero de los que uno salía pensando “soy momento en el que aprendí cosas dis- la cintura, hablado medio alternativo y
lo peor”. Incluso hubo momentos en tintas a lo largo de todo el bachillera- jugando fuchi, por lo que siempre pensé
que me tome en serio lo de “monstruos to, y hasta me acordé de cosas que no en crecer y jugar fuchi, lo cual no pasó,
peludos”. Tampoco olvidaremos las re- entendí y que en ese momento hubie- pero los veía con admiración y respeto,
uniones que hacía en recreo casi todos ran servido, pero que nunca pensé que cuando me decían “Hey amigo, ¿me al-
los días y que cuando llegué a octavo fueran importantes. Me acordé de los canzas el balón?”… sentía un vacío de
empecé a extrañar, en los recreos sólo mapas de Chucho en el tablero, de los felicidad en el estómago y me moría de
hacía tareas. Fue en sexto que me curé dibujos de la célula hechos por Susana, la emoción; pero ahora todo es diferen-
de la tos, creo que es porque ya no había de los reinos que vimos con Ela. Y de te: si digo “Hey amigo”, me miran como
tablero de tiza, ni nadie que sacudiera muchas otras cosas que no salen en el “¿A este man qué?” y, si algo, me tiran el
los borradores por horas frente al salón. icfes pero que sirven para toda la vida… balón o fácilmente me pueden ignorar.
Creo que el número de estudiantes con como saber que el vino da guayabo por Se puede ver también este cambio con
asma ha disminuido en el colegio des- la alta cantidad de glucosa que tiene, y los Pokemon que antes eran 150 y has-
de que pusieron tableros acrílicos desde que si le pego con un palo a alguien no ta tenían pokerap; ahora no, su número
tercero y no desde sexto. es culpa mía sino que es culpa del palo, es irracional igual que la trama del pro-
Al pasar a séptimo los pupitres ya y al que no me crea que hable con Edith, grama que perdió su magia, como las
eran individuales, había más profeso- que ella le puede demostrar con ecua- juventudes. Juventudes que nunca dis-
res, más cuadernos, más tareas, hasta ciones y todo. frutarán otra vez de ese tan nombrado
se podía decir que medio empezamos Nunca cambiarán muchas cosas del árbol copa, en el que me subí más ve-
el bachillerato, aunque no se sepa exac- colegio, pero hay muchas otra que sí lo ces de las que sabía contar, y alrededor
tamente cuándo pasó eso; supongo que hacen y lo harán. Una de las cosas que del cual surgieron tantas leyendas como
en once, cuando ya sentimos la cercanía permanecerá es la primera pauta de cla- partidos de fútbol en la montañita, que
a la universidad. En once hasta pode- se que copiamos en el cuaderno de his- estaba complementando esa grandiosa
mos hablar como si fuéramos “univer- toria con Leopoldo, o la cartelera que silueta de árbol al lado de la portería,
sitarios”, teniendo autoridad para usar sólo Edith puede ver y en la que está el refugio de Quintín desde que tengo
palabras como “hueco” o “clase de sie- claramente escrito que no se permite memoria.
te” o ¿cómo va el promedio? decir “no sé”, o el oído supernatural de

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FIN. Agradecemos profundamente a María Teresa Devia que nunca nos abandonó,
a todos nuestros compañeros y ex compañeros así como a nuestros profesores que Grupo de Diseño de Undécimo, 2007
nos dieron miles de fotos y miles de palabras de ayuda.

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