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Epístola del Apóstol Pablo a los Romanos

Un Callejón . . . con salida


Ro.3:21-31
090809
carlosrocha@marketingyportales.com

Un Callejón. . . con Salida


Romanos 3:21 - 31

Vs. 21 -Pero ahora,

Pablo dice: “Pero ahora”, anunciándonos que va a presentar algo que


es completamente opuesto a lo hasta aquí expuesto. Atrás ha
argumentado lo desolador de la condición humana, ha presentado en
Romanos 1:18 al 3:20 la horrible condición humana; ha mostrado
como la ira de Dios está sobre todo hombre por cuanto sin distinción
alguna, cada uno, rebeldemente se ha negado a reconocer el eterno
poder y deidad del Creador y por el contrario, envanecido en sus
razonamientos ha permanecido en horribles y tenebrosos pecados, por
lo cual Dios los entregó a inmundicia, a pasiones vergonzosas y a una
mente reprobada.

Es tal la rebeldía y pecado humanos que quienes lo practican, siendo


dignos de muerte, no solo lo practican sino que también se complacen
con quienes también lo practican.

Todos los hombres desde el nacimiento estamos dentro de ese triste


panorama, irónicamente señalamos los pecados de otros, siendo
nosotros mismos hipócritas practicantes de los mismos pecados que
altivamente señalamos, atesorando ira para el día de la ira, algunos
mayormente porque conociendo las Escrituras y predicando que no se
ha de hurtar, que no se ha de adulterar, que no se ha de idolatrar;
hurtamos, adulteramos, idolatramos.

El apóstol dice: no hay justo, ni aun uno. No hay quien busque a Dios.
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. No hay temor de
Dios delante de sus ojos.

“Pero ahora”, a partir de Romanos 3:21, va a mostrar las razones por


las que confiada y decididamente expresa: “¡¡ no me avergüenzo del
evangelio!!”; “el evangelio es poder de Dios para salvación”; “En el
evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe”; “El justo por la
fe vivirá”.

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Ahora presentará el medio provisto por Dios para tomar a algunos de


ese grupo de impíos pecadores y concederles salvación.

Atrás ha presentado la oscura injusticia de todo hombre, su absoluta


incapacidad de obedecer, cumplir y ser fiel a la ley moral que Dios
puso en el corazón de todo hombre, pero ahora las mismas Escrituras
también presentan la gloriosa y radiante justicia de Dios.

Como ejemplo trate de imaginar Génesis 1:2, la tierra estaba


desordenada y vacía y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo. . .
y . . . de repente se escuchó esa voz poderosa y soberana: Sea la luz,
y al instante fue la luz. Todo estaba oscuro “pero ahora”, tras la voz de
Dios todo fue iluminado.

Así es el contraste que Pablo está presentando, de un lado la oscura y


perdida condición humana, “Pero ahora” la gloriosa justicia de Dios.

En Ro.3:21 Pablo afirma dos verdades referentes a la justicia de Dios:


(1) Pero ahora, aparte de la ley se ha manifestado la justicia de Dios y
(2) La justicia de Dios fue testificada por la ley y los profetas.

El término “ahora” no significa que tan solo en este tiempo se ha


manifestado la justicia de Dios, al contrario, Pablo dice que la justicia
de Dios fue testificada por la ley y los profetas; desde el momento
mismo de la creación del hombre, Dios puso su ley moral en su
corazón y mas adelante la resumió en los diez mandamientos y
además, esa misma ley y los profetas señalaron a. . . profetizaron
acerca de Cristo; “Pero ahora” se ha hecho mas evidente, se ha
manifestado plenamente en Cristo, se ha cumplido lo anunciado por la
ley y los profetas, por eso dice en Juan que el Verbo se hizo carne y
habitó entre nosotros y siendo la luz verdadera vino a este mundo y
Hebreos dice además en Hb.1:1-3
Dios,
habiendo hablado muchas veces
y de muchas maneras
en otro tiempo a los padres
por los profetas,
en estos postreros días
nos ha hablado por el Hijo. . .

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el cual, siendo el resplandor de su gloria,


y la imagen misma de su sustancia. . .
habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados
por medio de sí mismo,
se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

Vs. 21 -Pero ahora,


aparte de la ley,
se ha manifestado la justicia de Dios.

El versículo dice que ahora aparte de la ley se ha manifestado la


justicia, lo que quiere decir que la ley también fue manifestada y que
así como lo justicia de Dios se manifestó con un propósito, la ley
también debió tener un propósito, ¿cuál fue?

Desde la creación del hombre se manifestó la ley moral, resumida en


los diez mandamientos, pero no como un medio de salvación, afirma
Calvino:

“Mas como quiera que nuestra naturaleza carnal y


corrompida lucha mortalmente con la Ley espiritual de Dios,
y no puede corregirse en absoluto con su disciplina, no
queda sino que la Ley, que fue dada para la salvación, caso
de encontrar sujetos bien dispuestos, se convierta en
ocasión de muerte y de pecado”1

La ley moral habría sido para salvación, si y solo si el hombre fuera


capaz de cumplirla, pero no es así.

Desde mucho antes de escribir la ley moral en las tablas en el monte


Sinaí, la ley ya estaba en el corazón del hombre con un muy bien
definido propósito. Dios la dio al mismísimo Adán y de ahí en adelante
a cada ser humano, pero cada uno sin excepción fue incapaz de
cumplirla.

Adán se rebeló contra Dios, en tan solo un momento deshonró a Dios


violando el primer mandamiento, pues comió de la manzana pensando

1
Juan Calvino; Institución de la Religión Cristiana; Volumen I; Ed. Felire; Pases Bajos; pag.252

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hacerse como Dios, se inclinó hacia sí mismo en un acto egoísta,


pretendiendo hacerse igual a Dios.

La ley moral estaba en el corazón de Caín, note las palabras de Dios


en Génesis 4:7: “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? Comenta el
profesor Howard F. Vos:

“Si Caín hacia el bien o lo recto, si su corazón era recto


ante Dios. . . el también sería aceptado”2

Pero bien pronto se hizo manifiesto el pecado de su corazón y su


incapacidad para cumplir la ley moral, Caín asesinó a su hermano con
tal conciencia de su maldad que para asesinarlo le invitó al campo y
tras el fraticidio pretendió negar el hecho a Jehová.

Génesis 4:15 nuevamente hace referencia a la ley moral, a no matar:


Y le respondió Jehová:
Ciertamente cualquiera que matare a Caín,
siete veces será castigado.
Entonces Jehová puso señal en Caín,
para que no lo matase cualquiera que le hallara.

Génesis 2:3 y Exodo 16:23 manifiestan la institución y voluntad de


Dios de que sea santificado el día de reposo:

Y bendijo Dios al día séptimo,


y lo santificó,
porque en él reposó
de toda la obra que había hecho en la creación.

Exodo 16:23
Y él les dijo:
Esto es lo que ha dicho Jehová:
Mañana es el santo día de reposo,
el reposo consagrado a Jehová;

2
Howard F. Voz; Comentario Bíblico Portavoz – Génesis; Ed. Portavoz; 1990; E.U,; pag.40. La
frase completa dice: “Si Caín hacia el bien o lo recto, si su corazón era recto ante Dios, y si ofrecía
la ofrenda adecuada, el también sería aceptado” pero siendo que quiero enfatizar en la ley moral y
NO en la ley ceremonial, he omitido la frase: “y si ofrecía la ofrenda adecuada”

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lo que habéis de cocer, cocedlo hoy.


y lo que habéis de cocinar, cocinadlo;
y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.

Pero igualmente se evidenció la incapacidad y rebeldía del hombre


para obedecer la ley moral: Exodo 16:27-28
Y aconteció
que algunos del pueblo
salieron en el séptimo día a recoger,
y no hallaron.
Y Jehová dijo a Moisés:
¿Hasta cuándo no querréis guardar
mis mandamientos y mis leyes?

Génesis 12:17-19 se refiere al séptimo mandamiento: No cometerás


adulterio y condena su violación:
Mas Jehová
hirió a Faraón y a su casa
con grandes plagas,
por causa de Sarai
mujer de Abram.
Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo:
¿Qué es esto que has hecho conmigo?
¿Por qué no me declaraste que era tu mujer?
¿Por qué dijiste:
Es mi hermana,
poniéndome en ocasión
de tomarla para mí por mujer?

¿Fue puesto en el corazón del hombre que no se ha de hurtar? Claro


que si, Génesis 31:30:
Y ya que te ibas,
porque tenías deseo de la casa de tu padre,
¿por qué me hurtaste mis dioses?

De la misma manera Dios puso en el corazón del hombre una ley que
le indicó que no debe codiciar, note como en Gn.6:2 se muestra que
los hijos de Dios, es decir, el pueblo escogido, llenaron su corazón de
codicia:

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viendo los hijos de Dios


que las hijas de los hombres eran hermosas,
tomaron para sí mujeres,
escogiendo entre todas.

La ley de que habla Pablo es la ley moral, la ley puesta desde la


creación en el corazón de cada hombre y dada en su esencia a Moisés
en el monte Sinaí y cuyo objetivo es mostrar al hombre su incapacidad
para cumplirla y ser salvo y que en consecuencia mire a la promesa, a
Jesucristo.

Pero el hombre en vez de mirar a Cristo decidió y asumió que podría


cumplirla, -a pesar de que las Escrituras ampliamente muestran que
no es así- y por lo tanto por méritos propios ser salvo, olvidando que
tras la caída de Adán, todos, por cuanto nacemos muertos en nuestros
delitos y pecados somos absolutamente incapaces de agradar a Dios.

Uno de los pasajes que muestra claramente que solo serán salvos
quienes guarden toda la ley es Ezequiel 18:5-9:

“Y el hombre que fuere justo,


e hiciere según el derecho y la justicia;
que no comiere sobre los montes,
ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel,
ni violare la mujer de su prójimo,
ni se llegare a la mujer menstruosa,
ni oprimiere a ninguno;
que al deudor devolviere su prenda,
que no cometiere robo,
y que diere de su pan al hambriento
y cubriere al desnudo con vestido,
que no prestare a interés ni tomare usura;
que de la maldad retrajere su mano,
e hiciere juicio verdadero entre hombre y hombre,
en mis ordenanzas caminare,
y guardare mis decretos para hacer rectamente,
éste es justo;
éste vivirá,
dice Jehová el Señor”.

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¿Alguno aquí que haya cumplido al 100 % este llamado de Dios? Y


Ez.20:11
Y les di mis estatutos,
y les hice conocer mis decretos,
por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá.

¿Alguno aquí que haya cumplido al 100 % los estatutos y decretos


dados por Dios?

Pero también muestran las Escrituras que nadie cumple la ley,


Nehemías 9:29
Les amonestaste a que se volviesen a tu ley;
mas ellos se llenaron de soberbia,
y no oyeron tus mandamientos,
sino que pecaron contra tus juicios,
los cuales
si el hombre hiciere,
en ellos vivirá;
se rebelaron,
endurecieron su cerviz,
y no escucharon.

¿Alguno aquí que no haya endurecido su cerviz contra Dios? ¿Alguno


aquí que no haya pecado contra los juicios de Dios?

Ez.20:13
Mas se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto;
no anduvieron en mis estatutos,
y desecharon mis decretos,
por los cuales el hombre que los cumpliere,
vivirá;
y mis días de reposo profanaron en gran manera;
dije, por tanto,
que derramaría sobre ellos mi ira
en el desierto para exterminarlos.

¿Alguno aquí que no haya profanado el día del Señor?

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A pesar de las evidencias, muchos mienten afirmando que cumplen


los diez mandamientos al menos exteriormente, de su boca salen
expresiones como: “Yo nunca he matado”, “Yo nunca he robado”
fundamentando su salvación en que son buenas personas pero que
equivocados están, porque admítalo o no, no hay ser humano –a
excepción del Señor Jesucristo- que pueda cumplir al 100% los diez
mandamientos.

Nuestro Señor Jesucristo mostró el profundo alcance de la ley moral y


de paso echó por tierra cualquier argumento que pretenda validar la
salvación mediante el buen comportamiento:

Mt.5:22
Pero yo os digo
que cualquiera que se enoje contra su hermano,
será culpable de juicio;
y cualquiera que diga: Necio, a su hermano,
será culpable ante el concilio;
y cualquiera que le diga: Fatuo,
quedará expuesto al infierno de fuego.

La expresión “hermano” usada por el evangelista señala a cualquier


hombre, a cualquier vecino.

¿Te has enojado contra cualquier hombre? Eres culpable de juicio.


¿Has tenido malas expresiones contra cualquier vecino? Estás
expuesto al infierno de fuego.

Mt.5:28
Pero yo os digo que
cualquiera que mira a una mujer para codiciarla,
ya adulteró con ella en su corazón.

¿Has mirado una sola vez a una mujer y las has codiciado? Eres un
adúltero.

¿Aplica este mandato a las mujeres? Claro que si, permítame leer al
Dr. Guillermo Hendriksen en su comentario a Mateo:

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“Es apenas necesario agregar que lo que se dice para el


hombre casado también aplica a la mujer casada. Siempre
es mala la infidelidad en el vínculo matrimonial.”3

Finalmente te presento otro argumento escritural que espero Dios use


para convencerte de que no tienes salida, no podrás jamás ser salvo:
Stg.2:10
Porque cualquiera que guardare toda la ley,
pero ofendiere en un punto,
se hace culpable de todos.

¿Te has esforzado por obedecer toda la ley de Dios, y has transgredido
uno solo de los mandamientos? Entonces eres culpable, toda la ley te
condena. La ley es una unidad, no puedes separarla, tomar un
mandamiento si, otro no, no hay mandamientos mas importantes que
otros, es tan grave hablar falso testimonio como matar, es tan grave
codiciar como adulterar.

Amigo . . . estás en un callejón SIN salida, perdón, la Biblia muestra


que estás en un callejón CON salida, con una sola salida, con la mejor
salida. Ese es el propósito de la ley moral, llevarte a la única salida, a
Cristo:
Ga.3:24
De manera
que la ley ha sido nuestro ayo,
para llevarnos a Cristo,
a fin de que fuésemos justificados por la fe.

La ley, lejos de ser un medio de salvación, ha sido nuestro maestro,


nuestro guía, eso es lo que indica el término griego “paidagogos”
traducido como “ayo”:

“En la figura que aquí se usa, el pedagogo es un hombre -


generalmente un esclavo- que debe custodiar a los hijos del
amo, llevándolos a la escuela y trayéndolos de vuelta,
vigilando su conducta durante el día. De manera que era el
acompañante o escolta, y a la vez también el que debía
3
Comentario sobre el Nuevo Testamento – El Evangelio Según San Mateo; Hendriksen Guillermo;
SLC; E.U.; 1986; pag. 316

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disciplinar al niño. La disciplina que ejercía muchas veces


era severa, de tal forma que aquellos que fueran colocados
bajo su vigilancia anhelarían el día en que serían librados
de él. Esta era exactamente la función de la ley. Su
carácter fue preparatorio y disciplinario, preparando los
corazones de aquellos que estaban bajo su tutelo para
aceptar ansiosamente el evangelio de la justificación por la
fe en Cristo”4

Esa es la realidad, tú, no eres capaz de cumplir la ley y cualquier


intento que hagas por justificarte delante de Dios mediante el
cumplimiento de la ley, lejos de justificarte te condenará a pasar la
eternidad en los infiernos, solo te queda una salida, la que menciona
Pablo tanto en Gálatas 3:24: ir a Cristo para que seas justificado por la
fe, como en Romanos: “aparte de la ley” –que te condena- “se ha
manifestado la justicia de Dios”

Estás en un callejón, eres incapaz de cumplir la ley, pero ese callejón


tiene una salida, una única salida, la mejor salida: ahora se ha
manifestado aquello que testificaron la misma ley y los profetas: la
justicia de Dios; Dios en su santidad no puede tolerar el pecado, ni
siquiera puede serle indiferente, no creas que cuando estés en su
presencia Dios no tendrá en cuenta cada uno de tus pecados, al
contrario debe en su justicia castigarlos severamente, pero al tiempo
desde antes de la fundación del mundo, Dios eligió a algunos para ser
salvos, desde antes que esos elegidos hubieran hecho cualquier obra
buena o mala Dios ya les había elegido para ser salvos, pero aún así
no puede dejar de aplicar justicia, de alguna manera has de
presentarte justo delante de Dios y tu no puedes hacerlo, así que Dios
mismo en su gracia proveyó el medio:
Ro.3:24-26
siendo justificados
gratuitamente por su gracia,
mediante la redención
que es en Cristo Jesús,
a quien Dios puso como propiciación

4
Comentario al Nuevo Testamento – Gálatas; Hendriksen William; Libros Desafio; E.U.; 1984;
pag. 156

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por medio de la fe en su sangre,


para manifestar su justicia,
a causa de haber pasado por alto,
en su paciencia,
los pecados pasados,
con la mira de manifestar en este tiempo su justicia,
a fin de que él sea el justo,
y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

¿Cuál es la salida? ¡¡ Jesucristo ¡! ¿Cómo es la salida? Vs.22 por medio


de la fe en Jesucristo; Vs.24 mediante la redención que es en Cristo
Jesús; Vs.25 por medio de la fe en su sangre. ¿Cuál es el resultado?
Salvación, sin mérito alguno de tu parte, sino tan solo por fe en la
salida, por fe en Jesucristo, Vs. 28 “el hombre es justificado por fe sin
las obras de la ley”. ¿Para quién es la salvación? Vs.22b . . . para
todos los que creen en él y Vs.30 tanto a los de la circuncisión, como a
los de la incircuncisión.

Ahora, le pregunto, al revisar su propia vida y encontrar que usted


rebeldemente se ha negado a reconocer el eterno poder y deidad del
Creador y que por el contrario, se ha envanecido en sus
razonamientos, ha permanecido en horribles y tenebrosos pecados y
que aunque no lo admita Dios le ha entregado a inmundicia, a
pasiones vergonzosas y a una mente reprobada, le produce alguna
inquietud, o puede vivir tranquilo con eso? ¿Ha considerado usted que
por su rebeldía y pecado delante de Dios es digno de muerte? ¿Qué
reflexión trae a su mente esta angustiante realidad?

Permítame mostrarle las preguntas que se plantearon otros hombres,


también malvados y pecadores, de otras épocas, ante la realidad del
pecado y de su incapacidad para presentarse justos delante de Dios:

David tras escuchar a Natán y tomar conciencia de su pecado expresó


en 2 Sam.12:13 “pequé contra Jehová”.

Isaías tras contemplar la majestuosa santidad de Dios admitió su


condición de pecador, Is.6:5
Entonces dije:
!!Ay de mí! que soy muerto;

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porque siendo hombre


inmundo de labios,
y habitando en medio de pueblo
que tiene labios inmundos,
han visto mis ojos al Rey,
Jehová de los ejércitos.

Pedro, aquel impulsivo pescador reconociendo su condición, de rodillas


ante Jesús, dijo en Lc.5:8:
Apártate de mi,
Señor,
que soy hombre pecador.

Saulo de Tarso tras serle revelada la deidad de Cristo y su condición


de pecador, temblando y temeroso dijo en Hc.9:5:

¿Quién eres Señor?

¿Preguntas y expresiones como las de los hombres que hemos


mencionado se parecen a sus propias preguntas y reflexiones? O . . .
¿le es indiferente? ¿No le preocupa su estado actual y le tiene sin
cuidado estar bajo la ira de Dios?

Si usted se plantea preguntas parecidas a las de estos hombres, para


usted hay esperanza:

Por medio de la fe en Jesucristo, mediante la redención que es en


Cristo Jesús, por medio de la fe en su sangre, usted puede ser
justificado por fe sin las obras de la ley. La justicia de Dios por medio
de la fe en Jesucristo alcanza a todos los que por la gracia de Dios
creen en él.

David acudió a la única salida, Salmo 51:1-4:

Ten piedad de mí, oh Dios,


conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades
borra mis rebeliones.
Lávame más y más de mi maldad,

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Y límpiame de mi pecado.
Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.

Isaías acudió a la única salida, Is.6:6-8

Y voló hacia mí uno de los serafines,


teniendo en su mano un carbón encendido,
tomado del altar con unas tenazas;
y tocando con él sobre mi boca, dijo:
He aquí que esto tocó tus labios,
y es quitada tu culpa,
y limpio tu pecado.
Después oí la voz del Señor, que decía:
¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?
Entonces respondí yo:
Heme aquí, envíame a mí.

Pedro acudió a la única salida, Jn.6:68-69:

Le respondió Simón Pedro:


Señor, ¿a quién iremos?
Tú tienes palabras de vida eterna.
Y nosotros hemos creído
y conocemos que tú eres el Cristo,
el Hijo del Dios viviente.

Saulo acudió a la única salida, Hc.9:6:

El, temblando y temeroso, dijo:


Señor, ¿qué quieres que yo haga?

¿Estás en un callejón? Tienes salida:


Jn.6:37

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Todo lo que el Padre me da,


vendrá a mí;
y al que a mí viene, no le echo fuera.

Queda una pregunta en el aire, ¿Cuál es la relación del creyente con la


ley moral?

¿Debe el creyente someterse a la ley moral


por gratitud o por obligación?

“Aunque los verdaderos creyentes no están bajo la ley como pacto de


obras para ser por ella justificados o condenados5, sin embargo esta es
de gran utilidad tanto para ellos como para otros, en que como regla
de vida les informa de la voluntad de Dios y de sus deberes, les dirige
y obliga a andar en conformidad con ella,6 les revela también la
pecaminosa contaminación de sus naturalezas, corazones y vidas; de
tal manera que, al examinarse a la luz de ella, puedan llegar a una
convicción mas profunda de su pecado, a sentir humillación por él y
odio contra él; junto con una visión mas clara de la necesidad que
tienen de Cristo, y de la perfección de su obediencia.7 También la ley
moral es útil para los regenerados a fin de restringir su corrupción, en
cuanto que prohíbe el pecado; y sus amenazas sirven para mostrar lo
que aun sus pecados merecen, y que aflicciones pueden esperar por
ellos en esta vida, aun cuando estén libres de la maldición y el puro
rigor de la ley8.

“Al hacer esto, la confesión afirma la verdad fundamental de que la


obligación a obedecer la ley es una parte inherente e inevitable de
toda la existencia humana. En otras palabras, la ley obliga a los
hombres para siempre, tanto si son justificados como no justificados,
simplemente porque, como criaturas, deben tal obediencia al
Creador”.

5
Hc.13:39; Ro.6:14; 8:1; 10:4; Ga.2:16;4:4-5.
6
Ro.7:12, 22, 25; Smo.119:4-6; 1Co.7:19
7
Ro.3:20; 7:7,9, 14, 24; 8:3; Sgo.1:23-25
8
Sgo.2:11; Smo.119:101, 104, 128.

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Parece ser que algunos decían que, si bien debemos hacer lo que dice
la ley en cuanto a su contenido o sustancia, no deberíamos hacerlo
porque lo dice la ley, sino simplemente por gratitud a Cristo. Se
pueden sentir varios problemas graves en ese sentir. Es antibíblico
(Stg.2:10, 11; Mt.5:17-19; Ro.3:31; 1Co.9:21). Esta es una forma
mas sutil del error de que las personas justificadas no están obligadas
a obedecer la ley, puesto que, en última instancia, no es la autoridad
de la ley lo que tienen en cuenta, sino solo su gratitud a Cristo. Su
efecto práctico es comunicar a la mente popular una idea reducida de
la majestad de la ley de Dios y de la necesidad seria y absoluta de
guardar le ley de Dios.9

9
Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689; Samuel E. Waldron; Ed. Evangelical Press;
República Dominicana; 1997; pags. 239, 246

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