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“Siendo antiindividualista, el sistema de vida fascista pone de relieve la importancia del

Estado y reconoce al individuo sólo en la medida en que sus intereses coinciden con los del
Estado. Se opone al liberalismo clásico que surgió como reacción al absolutismo y agotó su
función histórica cuando el Estado se convirtió en la expresión de la conciencia y la
voluntad del pueblo. El liberalismo negó al Estado en nombre del individuo; el fascismo
reafirma los derechos del Estado como la expresión de la verdadera esencia de lo
individual. La concepción fascista del Estado lo abarca todo; fuera de él no pueden existir,
y menos aún valer, valores humanos y espirituales. Entendido de esta manera, el fascismo
es totalitarismo, y el Estado fascista, como síntesis y unidad que incluye todos los valores,
interpreta, desarrolla y otorga poder adicional a la vida entera de un pueblo (...).
El fascismo, en suma, no es sólo un legislador y fundador de instituciones, sino un
educador y un promotor de la vida espiritual. No intenta meramente remodelar las formas
de vida, sino también su contenido, su carácter y su fe. Para lograr ese propósito impone la
disciplina y hace uso de su autoridad, impregnando la mente y rigiendo con imperio
indiscutible (...).”

Benito Mussolini. La doctrina del fascismo, 1932.


"El mariscal Badoglio telegrafía: "Hoy, 5 de mayo, a las 16 horas, a la cabeza de las tropas
victoriosas, he entrado en Addis-Abeba".
En el transcurso de treinta siglos de su historia, Italia ha vivido muchas horas memorables,
pero la de hoy es ciertamente una de las más solemnes. Yo anuncio al pueblo italiano y al
mundo que la guerra ha terminado. Anuncio al pueblo italiano y al mundo que la paz ha
sido restablecida.
No sin emoción y sin orgullo, y después de siete meses de terribles hostilidades, pronuncio
esta gran palabra, pero es estrictamente necesario que añada que se trata de nuestra paz, de
la paz romana, que se expresa por esta simple, irrevocable, y definitiva proposición: Etiopia
es italiana.
Italiana de hecho, porque ha sido ocupada por nuestros ejércitos victoriosos; italiana de
derecho, porque, por el poder de Roma, es la civilización la que triunfa sobre la barbarie, es
la justicia la que triunfa sobre la arbitrariedad y la crueldad, es la redención de los débiles la
que triunfa sobre la esclavitud milenaria. En los pueblos etíopes, la paz es ya un hecho
consumado. Las numerosas razas del antiguo imperio del León de Judá se muestran
claramente que quieren vivir y trabajar tranquilamente a la sombra de la bandera tricolor de
Italia (...).
En la concentración del 2 de octubre, prometí solemnemente que haría todo lo posible para
evitar que el conflicto etíope no se transformase en una guerra europea. He mantenido este
compromiso, dado que estoy aún más convencido que nunca que perturbar la paz europea
significa provocar el derrumbamiento de Europa. Pero debo añadir inmediatamente que
nosotros estamos prestos a defender nuestra brillante victoria con la misma intrépida e
inquebrantable decisión con la que nosotros la hemos ganado (...).
Italia tiene, al fin, su imperio. Imperio fascista, porque lleva las insignias indestructibles de
la voluntad y del poder del Lictor Romano, porque tal es el objetivo hacia el cual estaban
dirigidas durante catorce años las energías poderosas y disciplinadas de las jóvenes
generaciones italianas. Imperio de paz, porque Italia quiere la paz para ella y para todos
(...). "
Discurso de Mussolini del 5 mayo de 1936.

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