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COLEGIO DE COMPUTACIÓN

-IBC-
Cátedra: Ética

ÉTICA A NICÓMACO

MARIO AGUSTO
TOC PEREZ
6to
BACHILLER INDUSTRIAL Y
PERITO EN COMPUTACIÓN
PARAFRASIS DE LA ÉTICA A NICÓMACO
“El bien fue definido correctamente como aquello hacia lo cual tienden todas las cosas.”

Comentario:
Dice que el bien fue definido correctamente a lo cual tienden todas las cosas, pero esto no
significa que todas las cosas o seres humanos son de bien, porque en este mundo hay
demasiadas cosas malas.

¿Qué diferencia hay en los fines?


Algunos consisten en actividades y otros de ellos en acciones.

“La política parece ser la más autorizada y la más propia de todas las ciencias”

Comentario:
Para mi persona no la política no es la más autorizada ya que es cierto que esta ciencia es la
que vela por el bienestar de la ciudad y por consiguiente de los ciudadanos, pero no siempre
es así ya que en estos tiempos la política ya dejo de ser ciencia porque los políticos solo velan
por su bienestar.

“Una imprecisión tal exhiben también los bienes: muchos han perecido a causa de su riqueza,
y otros, por obra de su coraje”.

Comentario:
Muchos han muerto por sus bienes, porque o bien los adquieren de manera ilegal o sucia, o
bien los adquieren honestamente pero como hay personas envidiosas, los obligan a dárselos
pero estos no ceden y los asesinan.

“Sin embargo, en lo que concierne a la naturaleza de la felicidad, debemos decir que no rige
un acuerdo unánime: tanto la muchedumbre como los hombres cultivados suelen presentarla
con diversos aspectos”.

Comentario:
Esto me llama bastante la atención ya que para las personas cultivadas (personas de nivel
social alto) para ellas la felicidad esta en tener cosas materiales como dinero, bienes etc.
Mientras que para otras personas la felicidad esta en estar en paz con Dios, gozar de perfecta
salud, salir adelante etc.

“Dado que parecen existir varios fines y que algunos de ellos los pretendemos no por sí
mismos, sino en razón de procurarnos otros fines (sucede así con la riqueza, las flautas y en
general, con todos los instrumentos), es manifiesto que no todos estos fines son perfectos.”

Comentario:
La felicidad si es un bien perfecto y sano, ya que esta no la buscamos en algunas ocasiones
pero en otras si, la felicidad siempre llega en los mejores momentos o siempre está con
nosotros.
.

El Núcleo de la Ética
La cuestión central de la Ética, como gobierno de sí mismo, gira en torno a la cuestión de
la felicidad, en su doble carácter de bien privado (ética) y bien público (política). El medio
conducente por excelencia es la virtud, y el obstáculo por excelencia que traba su acceso es
la supremacía del vicio y de las pasiones.

La producción de la virtud es el resultado del ejercicio, de la acción; y de ahí que las dos
especies de virtud, la ética y la dianoética, es decir, la virtud moral y la virtud intelectual,
no se vinculan por una relación de causalidad, ya que una no determina la otra.

El sujeto del deseo propuesto por Aristóteles es un sujeto que retrocede frente al imperativo
deseante y establece así un sujeto de la ética, es decir, un sujeto que se gobierna a sí mismo.

El ideal de la felicidad es la concordancia del sujeto del deseo con el sujeto ético, en el marco
de una concordancia que sea la proporción entre la ética individual y la ética pública.

La Virtud como Ejercicio


La ética se centra, entonces, en la descripción de los comportamientos y en las
consecuencias morales que pueden deducirse de ellos. Y al no existir una ciencia de la ética,
no puede existir una ley escrita sobre sus preceptos.

El estudio sistemático de la virtud y de la felicidad no conduce a ella, la virtud moral es


ejercicio y no conocimiento; y sólo por medio del ejercicio es posible poseerla, porque,
dice Aristóteles, no se nos confiere por la naturaleza sino por la disposición.

El Eudemonismo
¿Cuál ha de ser el fin o bien supremo? Todo el mundo está de acuerdo: es la felicidad. Lo
que se quiere absolutamente por sí mismo y ya no se quiere por otra cosa, es impostergable y
no se subordina, es la felicidad. Los más ponen felicidad en algunas de estas tres cosas:
riquezas, honores (fama) y placeres, Aristóteles mostrará que éstos no son verdaderos
caminos a la felicidad. ¿Y cómo ha de hacerlo? Mostrando que tales cosas no pueden ser
buscadas o queridas por sí mismas, ya que precisamente son un instrumento, un medio.

En cuanto a los honores (el reconocimiento de los demás, que no es el amor ni la amistad,
sino algo más exterior y más público) no valen nada si no van unidos al mérito, a lo valioso.
Quien busca el reconocimiento ajeno por encima de todo, lo más fácil es que no tenga tiempo
para hacerse digno de él.

Para Aristóteles la felicidad tiene que ser el resultado del correcto desempeño de lo que es
propio.

La excelencia o perfección de la actividad propia de cada cosa se dice en griego arcaico,


areté. Cualquier cosas puede tener areté: la virtud de un bolígrafo es escribir bien, la de
un árbol es dar un buen fruto… Ahora bien, lo propio del hombre, ¿qué es? La razón,
la inteligencia, como se dice en su definición esencial: el animal racional. Así el hombre
será feliz si se determina con virtud, es decir, con excelencia, conforme con la razón.
La virtud ética más importante es la justicia, porque en ella el individuo busca no sólo el bien
propio, sino también el de los demás. El hombre más perfecto no es el que emplea su virtud
sólo en sí mismo, sino el que la emplea para otros. La justicia se concreta en la obediencia
a las leyes democráticas y en considerar a los ciudadanos libres como iguales. La virtud de la
justicia apunta a la política como ámbito necesario para la realización plena.

Sobre la Felicidad Toda Actividad Humana tiene un Fin


Tanto el arte como la investigación, y del mismo modo, la acción y toda búsqueda, son
concebidas siempre en dirección hacia algún bien. Por esta misma razón, el bien fue
definido correctamente como aquello hacia lo cual tienden todas las coas. Sin embargo,
pueden constatarse algunas diferencias entre los fines: algunos de ellos consisten en acciones;
otros, en cambio, consisten en actividades; y otros, en obras.

La Ética Forma Parte de la Política


Si al realizar nuestras acciones, existe un fin deseable por sí mismo, y así otro fines con
arreglo a éste, y si no todas las cosas se desean para beneficio de otras; es evidente que este fin
habrá de ser el bien; y este bien, el bien supremo.

De hecho, esta ciencia parece ser la más autorizada y la más propia de todas las ciencias: la
Política; porque ella ordena el tipo de ciencias que convienen a las ciudades y las que
deben aprender los ciudadanos, y hasta qué grado deben ser aprendidas.

A Ciencia Política No es una Ciencia Exacta


Cada hombre juzga bien las cosas que conoce, y en esto resulta ser un buen juez. El hombre
que ha sido bien educado en estas materias ha de juzgar correctamente en lo que
ha sido instruido y será también un buen juez en todos los asuntos. Por ello, el joven no
resulta apto para aplicarse a la lectura de la iencia política, dada su escasa experiencia en lo
que concierne a las acciones de la vida, porque las discusiones en materia política parten de
ellas y se refieren a ellas. Debido a la tendencia de os jóvenes de dejarse conducir por las
pasiones, su estudio será vano y no extraerá provecho alguno de su aplicación, puesto que el
fin que persigue la Política no es el conocimiento, sino la acción

Divergencias Acerca de la
Naturaleza de la Felicidad
Cabe preguntarse cuál ha de ser el bien que se propone alcanzar la Política y cuál ha de ser el
bien supremo que puede ser obtenido por medio de nuestras acciones.

Tanto el pueblo como los hombres cultivados acuerdan que se trata de la felicidad y, en virtud
de ese acuerdo, se identifica el vivir bien y el obrar bien con el hecho de ser feliz. Sin
embargo, en lo que concierne a la naturaleza de la felicidad, debemos decir que no rige un
acuerdo unánime: tanto la muchedumbre como los hombres cultivados suelen presentarla
con diversos aspectos. Unos sostienen que la felicidad reside en las cosas palpables y
manifiestas, como es el caso del placer, los honores o la fortuna; otros, en cambio,
sostienen otros pareceres.
Asimismo, a un mismo hombre le pueden parecer distintas cosas: la salud será la felicidad
para el enfermo; y la riqueza, la felicidad para el pobre; y para quienes su propia ignorancia
admiten, la felicidad residirá en poseer la capacidad de quienes proclaman grandes ideas y que
exceden en mucho a su compresión.

Principales Modos de Vida


Los que corresponden a la especie más vulgar suelen identificar el bien y la felicidad
con el placer, y ésta es la razón por lo que se entregan a una vida de licenciosa. Y en
efecto, tal como sostenemos, hay tres formas de vida: la que acabamos de mencionar, la
vida política y, en tercer lugar, la vida contemplativa.

La generalidad de los hombres parece optar por una vida servil; sin embargo, sus
preferencias parecen encontrar algún fundamento respecto de esta especie de vida al tomar
por modelo la forma de vivir de muchos otros de posición elevada. En cambio, si
consideramos las formas de vida más prominentes, éstas nos muestran que los hombres
de refinamiento superior y los de disposición activa identifican la felicidad con los
honores, porque éste es, de algún modo, el fin al que aspira la vida política. Incluso,
aquellos hombres que aspiran a los honores sólo pretenden persuadirse a sí mismos de
merecerlos en razón de su virtud y solicitan la aprobación de los honores prudentes; y es
por éstos que pretenden hacerse honrar y, también, por quienes los conocen; y eso por su
virtud. Para estos hombres resulta evidente que la virtud es algo superior; y tal vez,
alguien podría suponer que es ella el fin de la vida política, aun más que los honores.

En tercer lugar, corresponde referirnos a la forma de vida contemplativa, pero ésta será
examinada más adelante.
Refutación de la Idea Platónica del Bien
El “bien-en-sí-mismo” y con el bien particular ambos son bienes, y por lo mismo, no difieren
entre sí. Del mismo modo, un bien no será mayor por el hecho de ser perpetuo, como una
blancura no será mayor si perdura en el tiempo más que aquélla que se desvanece en un día.

El Bien del Hombre es un Fin en Sí Mismo, Perfecto y


Suficiente
Sin embargo, el mejor de todos ellos parece ser algo perfecto. Si entonces existe un solo bien
perfecto, será ese bien el que buscamos; y si acaso existen varios de esa especie, entonces
habrá de ser el más perfecto de todos ellos.

Ahora bien, a aquel fin que se procura por sí mismo y no en razón de otros, lo llamamos
perfecto. De esta naturaleza parece ser la felicidad; porque la felicidad es elegida por ella
misma y nunca para beneficio de otra cosa.

Con el término autosuficiencia comprendemos aquello que por sí mismo vuelve deseable la
vida y que no requiere ser completado por nada, y sostenemos que tal cosa es la felicidad.
Por lo que hemos expuesto, el bien propio del hombre reside, entonces, en las acciones
del alma practicadas conforme con la virtud; y si estas virtudes son numerosas, entonces,
será en conformidad con la más elevada y perfecta que agregamos a lo largo de toda la vida.

La Felicidad es una Actividad, De Acuerdo con la


Virtud
Dividimos así los bienes en tres clases: los llamados bienes exteriores, los bienes del alma y
los bienes del cuerpo. Sostenemos que los bienes del alma son los más importantes y los
más elevados, ya que todas las acciones anímicas quedan referidas al alma. Asimismo, es
correcto identificar ciertas acciones y actividades con el fin, porque tales acciones
corresponden a los bienes del alma y no a la de los bienes exteriores. La felicidad consiste en
la virtud o en alguna clase de virtud, porque la actividad que se ejercita conforme con la virtud
es propia de la felicidad. La felicidad parece necesitar también de tal prosperidad y, por esta
razón, algunos identifican la felicidad con la buena suerte, mientras que otros la identifican
con la virtud.

La felicidad y la Buena Fortuna


La respuesta es evidente por nuestra definición, porque hemos dicho que la felicidad es
una actividad del alma con arreglo a la virtud. De los demás bienes, unos son necesarios
y otros son, por naturaleza, accesorios y útiles como instrumentos.

Entonces, la felicidad requiere una virtud perfecta y una vida entera, ya que muchas
mudanzas y azares de toda especie ocurren a lo largo de una vida, y puede ocurrir que el
más próspero sufra grandes infortunios en su vejez. La Felicidad y los Bienes Externos, La
Felicidad de los Muertos y la Buena O Mala Fortuna de los Descendentes

La buena o mala fortuna a los descendientes y amigos, que en nada afecta la situación de
los muertos, parece demasiado hostil y contraria a las opiniones de los hombres.

La Felicidad, Objetode Honor Y no de Alabanza


Elogiamos al justo y al hombre valiente: y en general, al bueno, y a la virtud por sus
acciones y sus obras; elogiamos al robusto y al ágil, y a cada uno de los demás por tener
cierta cualidad natural y servir para algo bueno y virtuoso.

Lo mismo corresponde decir de los bienes. Nadie elogia la felicidad del mismo modo que
se elogia lo justo, sino que es alabada como algo divino y excelso. Aunque se tratase de
un bien, se debía a que se encontraba por encima de las cosas dignas de elogio, del mismo
modo que Dios y el bien supremo, a cuya referencia el resto de las cosas resultan ser
juzgadas. Y el elogio es lo que más conviene a la virtud, porque, a causa de ella, los
hombres llevan a cabo las acciones más nobles y excelsas, siendo que los encomios
convienen más a las acciones del cuerpo, aunque también a las del alma.

El Alma, sus Partes y sus Virtudes


Puesto que la felicidad es un ejercicio del alma con arreglo a la virtud perfecta, debemos
ocuparnos de la virtud.
Parece también que el verdadero político se esfuerza en ocuparse, sobre todo, de la virtud, y
quiere hacer a los ciudadanos virtuosos y obedientes a las leyes.

Llamamos virtud humana no a la del cuerpo, sino a la del alma; y decimos que la felicidad es
un ejercicio del alma.

Cuando se trata del padre y de los amigos, empleamos la expresión “tener en cuenta”,
pero no en el sentido de las matemáticas. Que la parte irracional es, en cierto modo,
persuadida por la razón, lo indica también la advertencia y toda censura y exhortación. Y
si hay que decir que esta parte tiene razón, será la parte irracional la que habrá que dividir en
dos: una, primariamente y en sí misma; otra, capaz sólo de escuchar a la razón, como se
escucha a un padre,

También la virtud se divide de acuerdo con esta diferencia: decimos que unas son dianoéticas
y otras éticas. De este modo, cuando hablamos del carácter de un hombre, no decimos que
es sabio o inteligente, sino que es manso o moderado; y también elogiamos al sabio por su
modo de ser y llamamos virtudes a los modos de ser elogiables.

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