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más- que hemos inventado y desarrollado los humanos. No hay más que echar un
vistazo a la historia de la humanidad, y enseguida se comprueba la fuerza
transformadora que posee la ciencia. Sin el conocimiento que ésta nos ha
suministrado aún seguiríamos viviendo, más o menos, como hace milenios,
diferenciándonos acaso no demasiado de los primeros miembros de nuestra especie,
los Homo sapiens, cuando éstos comenzaron su camino hace aproximadamente 200.000
años. Lo que significa, por supuesto, que viviríamos menos y sufriríamos más,
mucho más. La ciencia y la tecnología pueden ser -y sin duda son- partícipes
destacados en algunos de los males que desde hace algún tiempo afligen o amenazan
a la humanidad (los casos de la polución medioambiental y el cambio climático) al
haber dado lugar a que se creasen los medios para que semejantes situaciones hayan
sido posibles, pero no debemos olvidar otras cosas. La primera, eso que acabamos
de señalar: que el conocimiento científico es el principal responsable de que
vivamos más y suframos menos. Pensemos, por ejemplo, en lo que significó la
introducción a lo largo del siglo XIX de la teoría microbiana de la enfermedad, y
de técnicas médicas como las de anestesia y asepsia. (...)
No hay que desdeñar, ¡en absoluto!, lo que han significado algunas novedades
sociopolíticas, incluyendo los derechos civiles o la racionalización en la
planificación de las ciudades, por poner dos ejemplos diferentes. Pero si
comparamos, por citar un caso, cómo era la vida en el siglo XVII, cuando Newton
compuso su maravilloso y seminal libro, Philosophiae Naturalis Principia
Mathematica (1687), y cómo en el siglo XX inmediatamente surgen las preguntas:
¿Por qué en el siglo XX -en el que, por supuesto, no había desaparecido (al igual
que hoy) la pobreza, la incultura y el desamparo- se vivía más y mejor, se podía
viajar a (y comunicarse con) otros lugares, antes accesibles únicamente (para
aquellos, no muchos, que sabían leery podían comprarlos) a través de libros de
viajes? (...) ¿Por la extensión de la democracia y de los derechos civiles?
¿Porque hubiese menos analfabetos? No, por supuesto que no. La razón de las
diferencias se encuentra únicamente en lo que cambió la ciencia, en lo que ésta
permitió hacer.
Se dirá -dirás acaso tú mismo, amigo lector- que se trata de unos saberes muy
difíciles, imposibles de dominar por todos aquellos que no han recibido la
formación necesaria, una formación, además, que requiere de muchos años de
estudios. Esto es cierto, por supuesto, pero no estamos hablando de esto, de que
todo el mundo -ni siquiera una parte significativa de la sociedad- posea tales
conocimientos y educación. De lo que estamos hablando es de que el conjunto de la
sociedad tenga una cierta cultura científica. Que una persona que se considere
educada no ignore de qué tratan, por ejemplo, la mecánica newtoniana, teorías como
la de la evolución de las especies, la del campo electromagnético, la relatividad
especial y la relatividad general, o la mecánica cuántica; que tenga algunas
nociones de cómo se forman al menos algunos compuestos químicos(enlace químico),
de como es posible que vuelen los aviones, sepa qué es el ADN y qué papel
desempeñan los procesos hereditarios (...) ¿Y qué decir de los grandes
científicos? No se es culto sólo sabiendo quiénes fueron (y algo de lo que
hicieron) Homero, Platón, Cervantes, Shakespeare, Miguel Ángel, Velázquez,
Beethoven, Mozart, Goethe o Van Gogh, sino no ignorando quiénes fueron Euclides,
Arquímedes, Copérnico, Galileo, Descartes, Newton, Darwin, Pasteur, Einstein,
Watson o Crick (...).