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Violencia doméstica

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La violencia doméstica engloba toda aquella forma de violencia ejercida en el
ámbito doméstico.

La violencia doméstica, violencia familiar o violencia intrafamiliar comprende


todos aquellos actos violentos, desde el empleo de la fuerza física hasta el
matonaje, acoso o la intimidación, que se producen en el seno de un hogar y
que perpetra al menos un miembro de la familia contra otro u otros.1

Terminología
La violencia doméstica es aquella que tiene lugar en el ámbito familiar, no solo
entre las cuatro paredes de una casa. El término "familiar" habrá de entenderse
también en sentido amplio. Normalmente se considera que la violencia
doméstica se da entre adultos de una edad similar o de descendientes a
ascendientes. La violencia hacia los niños suele denominarse abuso de
menores. Este tipo de violencia (doméstica) puede ser ejercida por una persona
hacia su cónyuge o hijos, por un hijo hacia sus progenitores o entre hermanos
(fenómeno asociado generalmente a las adicciones). Puede denominarse así
también a la existente en parejas homosexuales (entre dos hombres o entre dos
mujeres), etc.

Los términos "violencia familiar" o "violencia intrafamiliar", con una importante


presencia en Sudamérica, se vienen utilizando desde 1988 y 1993
respectivamente debido a lo común que resulta la aparición de esta violencia
en el ámbito familiar; además de que las leyes que penan la violencia contra la
mujer suelen considerar como requisito que ésta sea esposa o mantenga con el
sujeto activo una relación de análoga afectividad.

Sin embargo, en ocasiones este concepto se confunde con otros del campo
semántico. El concepto ha sido denominado de forma extensiva como violencia
de género desde 1993. La expresión violencia de género es la traducción del
inglés gender-based violence o gender violence, expresión difundida a raíz del
Congreso sobre la Mujer celebrado en Pekín en 1995 bajo los auspicios de la
ONU. En el inglés se documenta desde antiguo un uso traslaticio de gender
como sinónimo de sex,2 sin duda nacido del empeño puritano en evitar este
vocablo. Con el auge de los estudios feministas, en los años sesenta del siglo XX
se comenzó a utilizar en el mundo anglosajón el término gender con el sentido
de "sexo de un ser humano" desde el punto de vista específico de las
diferencias sociales y culturales, en oposición a las biológicas, existentes entre
hombres y mujeres.3 Sin embargo, en español las palabras tienen género (y no
sexo), mientras que los seres vivos tienen sexo (y no género). En español no
existe tradición de uso de la palabra género como sinónimo de sexo. Así pues,
mientras que con la voz sexo se designa una categoría meramente orgánica,
biológica, con el término género se ha venido aludiendo a una categoría
sociocultural que implica diferencias o desigualdades de índole social,
económica, política, laboral, etc. En esa línea se habla de estudios de género,
discriminación de género, violencia de género, etc. Y sobre esa base se ha
llegado a veces a extender el uso del término género hasta su equivalencia con
sexo.

Por otro lado violencia de pareja, utilizado a partir de 2001, es un concepto


que mantiene exclusividad en el ámbito marital

Igualmente el término violencia sobre la mujer también se ha llegado a utilizar.


Sin embargo, el término de violencia doméstica engloba al resto de posibles
habitantes del hogar y no sólo a la mujer como sujeto pasivo respecto del
marido como sujeto activo, aunque tendría precisamente la ventaja de aludir,
entre otras cosas, a los trastornos y consecuencias que esa violencia causa no
sólo en la persona de la mujer sino del hogar en su conjunto. Sin embargo, en
la mayoría de las legislaciones no se precisa que ambos compartan domicilio. Es
por ello que la Real Academia de la Lengua recomienda el uso de violencia
doméstica o por razón de sexo, utilizando el final "o por razón de sexo" para
englobar aquella violencia que no pertenezca al ámbito doméstico que se
realice sobre, o contra, la mujer.5 Sin embargo esa terminación está
englobando a toda aquella violencia que se realiza por discriminación por razón
de sexo por lo que jurídicamente es incorrecta. Por un lado se está abarcando
toda aquella violencia ejercida por discriminación, cuando el requisito
indispensable para aplicar el marco penal de la violencia contra la mujer se
corresponde con que la mujer sea esposa o análoga y exista violencia, no con
que la violencia sea fruto de una discriminación (que es una agravante
tradicional en el Derecho penal comparado de los Estados de Derecho). De esta
forma, por un lado se está extralimitando el ámbito de aplicación al considerar
toda la violencia doméstica o toda la violencia por razón de sexo, ya que se
trata únicamente de la que desarrolla el hombre sobre la mujer, y por otro se
está limitando el ámbito de aplicación o bien a aquella violencia que aparezca
exclusivamente en el ámbito del hogar o bien a aquella que se realice por
motivos de discriminación, cuando las leyes suelen recoger la violencia marital
también cuando no existe convivencia en común y cuando no se realiza
necesariamente por motivos de discriminación.

Para referirse a este tipo de violencia doméstica se han utilizado también


términos como violencia sexista, violencia machista o violencia hembrista,
generalmente por grupos y asociaciones feministas. Sin embargo, estas
acepciones tratan una violencia debida a razones de discriminación por razón
de sexo, algo que no es necesario para considerar que existe violencia en el
ámbito del hogar.
Violencia
No siempre se ejerce por el más fuerte física o económicamente dentro de la
familia, siendo con frecuencia razones puramente psicológicas (véase síndrome
de Estocolmo) las que impiden a la víctima defenderse. Habitualmente este
tipo de violencia no se produce de forma aislada, sino que sigue un patrón
constante en el tiempo. Los principales sujetos pasivos son las mujeres, niños y
personas dependientes. Lo que todas las formas de violencia familiar tienen en
común es que constituyen un abuso de poder y de confianza. Pero dada la
complejidad y variedad del fenómeno, es muy difícil conocer sus dimensiones
globales.

Cabe añadir que la Dogmática considera de forma unánime que el término


violencia se refiere tanto a violencia física como psicológica, considerándose
igualmente tanto las lesiones físicas como las psicológicas.

La violencia familiar sobre la mujer no siempre procede de la pareja. El


síndrome de la abuela esclava es una forma de maltrato frecuente en el siglo
XXI, descrito sobre todo en países que afecta a mujeres adultas con gran carga
familiar, voluntariamente aceptada durante muchos años, pero que al avanzar
la edad se torna excesiva. Si la mujer no expresa claramente su agotamiento (o
lo oculta), y sus hijos no lo aprecian y le ponen remedio, la sobrecarga
inadecuada provoca o agrava diversas enfermedades comunes: hipertensión
arterial, diabetes, cefaleas, depresión, ansiedad y artritis. Estas
manifestaciones no curan adecuadamente si no se reduce apropiadamente la
sobrecarga excesiva. Ocasionalmente puede provocar suicidios, activos o
pasivos6

Obtenido de:
Violencia Familiar – Wikipedia – La Enciclopedia Libre
http://es.wikipedia.org/wiki/Violencia_dom%C3%A9stica
(Consultado el dia Miercoles 9 de Septiembre del 2009 a las 3:14 P.M)

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