Vous êtes sur la page 1sur 4

Joaquín Maurín

EL PELIGRO FASCISTA

Discurso pronunciado el 16 de junio de 1936 ante las Cortes españolas. Joaquín Maurín,
secretario general del POUM, fue elegido diputado por Barcelona en la candidatura del
Front d'Esquerres.

E l señor Ventosa, en su intervención, se quejaba de que el Gobierno es beligerante


ante el problema del orden público. Discrepo completamente de lo manifestado por el
señor Ventosa. Yo tengo que hacer una crítica del Gobierno precisamente porque
después de haber afirmado hace aproximadamente un mes que él sería beligerante ante
el problema del fascismo, el Gobierno no es verdaderamente beligerante. El hecho de
que en esta Cámara puedan pronunciarse discursos de tipo fascista como el pronunciado
por el señor Calvo Sotelo hace unas semanas y esta misma tarde demuestra que el
Gobierno da, incluso en el propio Parlamento, toda clase de facilidades a las hordas
fascistas, a esas hordas a que antes en sentido negativo se refería el señor Calvo Sotelo.

Yo dije al señor Azaña el día 15 de abril en esta misma Cámara: en ese Gobierno -y en
el del señor Casares Quiroga, la cuestión está todavía más acentuada-, en ese Gobierno
hay dos contradicciones fundamentales. Y en política, cuando hay contradicciones
fundamentales, no se va a ninguna parte, o se va, inevitablemente, al fracaso. La
contradicción fundamental que se manifestaba en el Gobierno del señor Azaña, y que se
repite ahora en el del señor Casares Quiroga, es que en 1936, cuando existe en el país
una situación mucho más revolucionaria que en 1931-33, el Gobierno es menos de
izquierda, menos avanzado, menos revolucionario que el de entonces. La presencia de
tres ministros socialistas en el Gobierno presidido a la sazón por el señor Azaña tuvo en
aquella época la garantía de un sentido social progresivo que en manera alguna puede
tener, aunque posean sus hombres la mejor voluntad del mundo, el Gobierno actual,
formado exclusivamente por republicanos.

Y otra de las contradicciones que indicaba al señor Azaña, y que señalo ahora al señor
Casares Quiroga, es que siendo el triunfo del Frente Popular el 16 de febrero el del
movimiento de octubre, pues sin octubre no existiría el triunfo del 16 de febrero, los
hombres que simbolizan aquella gesta no se encuentran representados de una manera
directa en el Gobierno del Frente Popular que actualmente preside los destinos de
España.

Y bien, señores diputados, estas contradicciones no conducen, como he dicho, a


ninguna parte, o conducen, irremediablemente, al fracaso. Hace un mes
aproximadamente que este Gobierno se constituyó, encontrándose ahora ante una
ofensiva brutal por parte de la derecha, e indiscutiblemente con una situación caótica en
todo el país.

¿Por qué esta situación del Gobierno? ¿Es que voy a suponer ahora en el Gobierno del
señor Casares Quiroga una falta de buena voluntad para cumplir los compromisos del
Frente Popular? Yo no haré esta afirmación; pero el hecho evidente es que el Gobierno,
que lleva de hecho cuatro meses de vida -hoy hace cuatro meses que triunfaba el Frente
Popular en las elecciones-, este Gobierno durante un tercio de año, durante una sexta
parte, aproximadamente, de lo que es la vida normal de unas Cortes ordinarias, no ha
hecho, no ya la sexta parte, ni la décima, ni la centésima parte de lo que contiene el
programa del Frente Popular.

En el pacto del Frente Popular, firmado por los partidos republicanos de izquierda y
firmado también por el partido que yo represento, se hablaba, en primer término, como
cuestión capital, de la amnistía. Esta amnistía no ha sido concedida por el Parlamento.
Esas masas, no las hordas que trataba de denostar el representante del fascismo en esta
Cámara, señor Calvo Sotelo, sino esas masas que tienen una gran vibración política, las
masas que hicieron el movimiento de octubre, las masas que dieron el triunfo del 16 de
febrero al Frente Popular, estas masas, porque recelaban tal vez de las posibilidades del
Parlamento, arrancaban la amnistía antes de que el Parlamento se la diera. Y el
Parlamento no ha concedido todavía la amnistía prometida en el pacto del Frente
Popular.

Hay más. En el pacto del Frente Popular se habla de Ios represaliados. El Gobierno ha
obligado a que los represaliados sean admitidos por parte de las empresas de que fueron
despedidos; pero hay represaliados del Estado, hay hombres que tomaron parte activa en
el movimiento de octubre, personalidades cuyos nombres, si hubieran sido fusilados,
como querían los representantes de la derecha, hoy seguramente estarían inscritos en
mármol al lado de los de Galán y García Hernández -me refiero a los militares
sublevados, al comandante Farrás, a Bosch, a Luengo, a Condé, a Escofet-; y estos
hombres, representantes de octubre; estos hombres, funcionarios del Estado,
represaliados, todavía no han sido readmitidos. Se falta, por tanto, al pacto del Frente
Popular, se falta en la acción del Gobierno a las promesas del pacto del Frente Popular.

Hay más todavía, señores diputados: esta suspensión permanente de las garantías
constitucionales. Yo no sé, hombres representantes de los partidos de izquierda,
socialistas, camaradas del movimiento obrero, si os dais cuenta de la gravedad que
entraña por parte de un Gobierno del Frente Popular la suspensión permanente de las
garantías constitucionales. Con la suspensión de garantías constitucionales gobiernan
las derechas; pero la clase popular progresiva, un movimiento que tiene la garantía de
contar con el asentimiento casi unánime de las grandes capas populares, no necesita la
suspensión permanente de garantías constitucionales. Es a través de la Constitución, es
a través de la democracia, es a través de la libertad, como nosotros podemos combatir el
movimiento contrarrevolucionario. ¿Os dais cuenta, señores de la izquierda y señores
socialistas, de lo que representa una educación permanente del pueblo español viviendo
en régimen constante de suspensión de garantías? ¿No es ésta una educación negativa,
en el sentido de que puedan implantarse regímenes que vayan contra la libertad, que
dice asegurar la Constitución del año 1931? Los peligros de la democracia se vencen
con la democracia misma.
Aquí se habla de leyes represivas contra los jueces que dictan sentencias favorables al
fascismo. ¿Por qué no restaurar el Jurado, y un Jurado popular dictaminaría, no como
quieran los jueces reaccionarios, sino como es el sentido liberal de la población? ¿Por
qué no matar esos Tribunales de urgencia, engendro equivocado de la República, que
dan el poder de una manera omnímoda a los jueces contrarrevolucionarios? ¿Por qué no
establecéis la libertad de Prensa, que no atacará las ideas progresivas, sino que
determinará precisamente una gran corriente popular para ahogar todo lo que se oponga
a esta libertad del sentido progresivo de la Prensa? Y, en último término, señor
Presidente del Gobierno, si con la libertad de Prensa el Gobierno ve enemigos
declarados en la Prensa contrarrevolucionaria, ¿por qué no aplica una medida contra
uno, dos, tres o cuatro periódicos, y no adopta una medida general contra toda la Prensa,
incluso contra la Prensa de izquierda? Lo cierto es que hoy, para enterarnos de lo que
sucede en España, tenemos que leer la Prensa inglesa, la Prensa francesa, la extranjera
en general, y aquí estamos in albis. Así se va fomentando un ambiente de desconfianza,
de rumor, de descontento, de ansiedad, de inquietud, y esto es, precisamente, lo que
utilizan los hombres de la contrarrevolución, en el Parlamento, en su Prensa, en sus
reuniones clandestinas, para ir creando una atmósfera contraria a la situación actual.

No nos engañemos; entre el Parlamento actual y la situación real del país va cada día
profundizándose más un verdadero abismo. El Parlamento hoy no representa la
inquietud popular; este Parlamento representaría el anhelo que significaba el triunfo del
16 de febrero si hubiera hecho una tercera parte del pacto del Frente Popular; y ni la
tercera, ni la décima, ni la centésima parte ha sido llevada a cabo. íAh!, entonces, ¿qué
queréis que piensen centenares de rniles de campesinos, de obreros hambrientos, toda
esa gente vejada por la represión de octubre, todo ese gran movimiento popular que ha
ido a una acción porque ha aspirado a una mayor justicia, pero, también, a un mayor
bienestar económico y social? ¿Por qué el Gobierno, por qué vosotros, por qué nosotros
mayoría, por qué nosotros no hacemos, por ejemplo, una mínima parte de lo que ha
realizado el Gobierno de Blum a los cuatro días de posesionarse del Poder?

Hay en el país un movimiento de huelga, no de hordas, sino de masa civil, de masas


representantes de la verdadera esencia de la Nación.

Si vosotros veis este gran movimiento huelguístico, no lo atajaréis ni. con máuseres ni
con fusiles, ni con medidas represivas; ese movimiento huelguístico, que tiene una
razón de ser, lo apaciguaríais si tomaseis medidas, no de orden coactivo, éstas para las
derechas, sino medidas de índole económica para la clase trabajadora. La semana de
cuarenta horas, un salario mínimo, una garantía de que los obreros en paro forzoso
encontrarían trabajo, todo eso liquidaría el movimiento huelguístico que actualmente
existe planteado en España. Y si no hacéis esto, representantes de la mayoría, del
Gobierno, del Frente Popular, las huelgas crecerán, habrá mayor malestar y todo esto
hará que vaya intensificándose la ofensiva de la contrarrevolución, y llegará el
momento, como ocurrió en 1933, en que pueda haberse creado un divorcio, un abismo
infranqueable entre la voluntad de las masas y el Gobierno del Frente Popular. Yo no
deseo eso, y, porque no lo deseo, señalo el que, a mi entender, debiera ser el camino
político seguido por el Frente Popular, para salir de la contradicción actual.

Hay una situación prefascista en el país, es innegable; existe el fascismo; ataca el


fascismo; lanza bombas el fascismo; ametralla el fascismo; dispara las pistolas el
fascismo; habla desde los bancos de la contrarrevolución el fascismo; existe el fascismo,
Y toma en este momento en España las posiciones que adopta el fascismo cuando nace
en determinados países. El fascismo de Mussolini, primeramente, no era. un peligro
para Giollitti; no era un peligro para socialistas ni comunistas; eran hordas terroristas: el
fascismo asaltaba la gran campiña romana y hacía excursiones punitivas, pero no ponía
en peligro la seguridad del Estado liberal. El fascismo italiano, en sus comienzos, estaba
constituido por hordas terroristas que asaltaban los locales de los partidos socialistas y
comunistas, pero aún no era un movimiento que pusiera en peligro la seguridad del
Estado. El fascismo, a través del terrorismo, a través de la acción solapada y de la
colaboración que le presta la gran burguesía, se prepara para una nueva entrada de los
grandes bandoleros de la Historia, como los jefes de los movimientos fascistas italiano y
alemán, que parecía que se encontraban completamente descartados, y, sin embargo,
vimos más tarde que tomaban el Poder por mediación de golpes de Estado, favorecidos
por la gran burguesía. Y ésta es una situación en la que nosotros podemos encontrarnos
dentro de un año, de dos, o dentro de muy poco tiempo.

Para destruir el fascismo no bastan medidas coercitivas, sino que hay que aplicar
medidas políticas, y una medida política, principalmente, señores del Frente Popular, es
que el Gobierno responde a la constitución de este Frente, que no haya contradicción en
la constitución del Gobierno. Un Gobierno que respondiera actualmente a los deseos de
las masas populares y, por tanto, a la realidad, debería estar integrado, no solamente por
los partidos republicanos, sino por los partidos obreros, por los representantes del Frente
Popular que crean en la política de este Frente Popular.

Ese Gobierno, así formado, debería nacionalizar las tierras, los ferrocarriles, la gran
industria, las minas, la banca y adoptar medidas progresivas, como las que ha adoptado
en Francia Blum; ese Gobierno podría acabar con la amenaza fascista.

De otro modo, dentro de dos meses veremos cómo la contrarrevolución es más intensa,
y tal vez entonces sea ya tarde para contener los desmanes del fascismo, más peligroso
de lo que tal vez nosotros nos lo figuramos desde estos escaños.

El fascismo hoy es un peligro real en España, y hay que.acabar con él con medidas
represivas y con medidas políticas, como las que acabo de señalar.

Escrito: En 1936. Pronunciado el 16 de junio de 1936 ante las Cortes españolas.


Digitalización y fuente: Fundación Andreu Nin.
Esta edición: Marxists Internet Archive, noviembre de 2001.

Vous aimerez peut-être aussi